Operación G.U.E.R.O
GUerrero del sector V recuerda
Episodios del pasado en especial el corto
Romance infantil vivido con compañera de
Operaciones.
Personajes propiedad de Warburton.
Este capítulo está muy enfocado en Cuatro, como su nombre lo indica, si bien el mini Sector V tiene una breve participación, es más enfocado en Wally ya que era el último chico en regresar y ha tenido mucho drama en los últimos capítulos.
−Eso puede esperar a mañana, ahora mismo necesitas que te revisen, estar en un espacio controlado…− le dijo agachándose junto a él e intentando ponerlo de pie, aunque sin éxito, no tenía la fuerza para levantar el peso de Wally.
−No pienso esperar más− se puso de pie tan rápido que no mantuvo el equilibrio y de no ser por la chica se hubiera caído cual largo era, en su lugar resbaló poco a poco hasta el suelo, donde se sentó con la chica mirándolo aterrada− tienes razón, Cuatro es un idiota y Wally no es para nada mejor y ahora que intento poner en orden ambas conciencias− se llevó la mano a la cabeza− carajo ¿de verdad pudiste golpearme sintiéndote así? Yo siento que mi cuerpo no me obedece…
−Wally, vamos a la Base, de verdad, mañana hablaremos, pero ahora es peligroso…
−No, quiero decírtelo ahorita que aún… aún me siento igual de valiente que cuando te lo dije la primera vez, aunque sé que para ti han pasado años para mí sólo han sido horas. Yo sé que no cumplí la promesa que te hice y que mi versión adolescente es… un idiota por decir lo menos, incluso ahora no sé decirte qué pasó, te juro que Sarah no me gustaba, solo intentaba ponerte celosa pero jamás me gustó para que fuera mi novia, ya de adolescentes… no sé, las hormonas, te juro que no era nada serio, no era… no era ni siquiera tan serio como Wally y tu jugaban a las misiones…
−Deja de hablar como si fueran dos personas diferentes…
−Lo siento, de verdad es muy confuso todo esto aún.
−Entonces vamos a la base Wally, no deberías estar afuera, me acuerdo muy bien cómo se siente acabar de salir de esa máquina.
−Tuviste razón al decirme traidor, yo te prometí que no estaría con nadie− su rostro se mostraba afligido− pero… no lo pude cumplir, aunque en una cosa si tuve razón, la tonta máquina de borrado no logró hacer que mis sentimientos por ti se desvanecieran solo…
−Se durmieron− le dijo ella rindiéndose en convencerlo de volver− lo sé, pero tuve que ver cómo la besabas− recordó de nuevo ese instante− tú no me viste ese día, pero yo vi cuando se hicieron novios, los vi juntos muchas veces− de nuevo había comenzado a llorar− y yo recordaba todo, recordaba que te daban asco las niñas, que nunca estarías así de tonto por alguien, que… esperaste hasta el último minuto para sincerarte conmigo y con ella… pareció tan fácil… tan natural ¿por qué con ella? Tu sabías todo lo que Sarah me hacía, volvió mi vida un infierno una vez que Cinco se fue…
−Te juro que no lo sé- le dijo intentando poner ciertos recuerdos en orden mientras seguía sintiendo que la cabeza se le partía en dos− de niño solo le seguía el juego para hacerte enojar, nunca hubo nada en serio, incluso de adolescentes fue… fue algo tan banal en mi vida que no la recordé hasta que regresó, y sé que eso tampoco está bien, pero así me siento− se llevó las manos a cabeza intentando aminorar el dolor− te juro Kuki que si tuviera una respuesta para lo que ocurrió te lo diría…
−Ya no importa Wally, solo vamos a casa, Uno y los demás deben estar preocupados.
−¡No Tres! Ayer no me dejaste… lo dejaste… nos dejaste terminar, yo siempre soñé con que fueras mi novia, tanto Cuatro como Wally… yo me prometí que si un día estábamos juntos me convertiría en el mejor novio del mundo, prometí hacer lo que fuera por verte sonreír, que fueras feliz… y lo primero que hago es lastimarte, con Sarah, con Rose− ella le puso mala cara.
−No tenemos que hablar de esto ahora, en serio…
−Si no lo hago ahora no tendré de nuevo el valor, ahora mismo Cuatro y Wally quieren hacerlo, por favor, hablemos− le dijo intentando tomarla de la mano mientras intentaba enfocar su vista, se sentía horrible, pero debía hablarlo o explotaría.
−De acuerdo− rodó los ojos− pero después nos iremos a la base sin ninguna excusa− suspiró, había sido un error haber ido al parque donde se supondría se encontrarían sus yo adolescentes, o quizás, en el fondo, ella esperaba que él la encontrara allí, como debió haber sido, como lo soñó tantas veces.
−Lo lamento todo Kooks, en serio, todo, incluso haber esperado hasta el último momento para poder decírtelo, pero de verdad me gustas como nadie, tanto a Cuatro como a Wally. Mi yo adolescente siente cosas por ti desde antes de que hablaran, pero no sabía cómo acercarse, iba a verte a las prácticas de karate y trataba, ya sabes, que lo notaras.
−Siempre supe que estabas allí− le dijo rindiéndose− aunque no tuviera mis recuerdos me gustabas, la máquina no tiene el poder de borrar los sentimientos, cuando comenzamos a hablar, sin recordar que ya nos conocíamos fue como… como…
−Como si siempre nos hubiéramos conocido, era tan fácil hablar contigo que fue sencillo aceptar lo que nos dijo Uno, lo que ocurría y luego, todo se complicó ¡maldita sea Kuki! esperé toda mi vida para estar contigo y cuando al fin lo logré… mi yo adolescente arruinó todo, una y otra vez. Me daba demasiado miedo que me rechazaras y nunca pensé que podrías decirme que sí− ella le sonrió cálidamente.
−Tú también me gustas Wally, siempre me has parecido el chico más lindo del mundo.
−No soy lindo, soy guapo− le dijo con una sonrisa cómplice− pero continúa.
−Sé que no era algo que pudieras controlar− dudó unos momentos− bueno, ahora lo sé, pero en ese momento yo… me rompiste el corazón completamente, pensé que… me esperarías de verdad− se limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas− y además verte con ella, a quien siempre elegías para hacerme enojar… me convencí a mí misma que las cosas que decías en broma para molestarme… ya sabes, eran reales. Que pensabas que yo sólo era una niña tonta y soñadora y que alguien como yo… bueno no era suficiente para…
−¡Ey! Ni siquiera lo pienses, tú eres todo lo que yo siempre soñé− la tomó de la mano, la cual notó terriblemente fría y la obligó a mirarlo a los ojos, recién notaba que la chica no dejaba de temblar, la noche refrescaba y Tres apenas y traía una delgada playera− siempre has sido la niña más bonita que he visto y no sólo por cómo te ves, sino por cómo eres− estaba muy sonrojado y sentía un nudo en el estómago, pero sabiendo que ella sentía lo mismo, lo menos que podía era ser sincero, al menos con ella− sí, es raro y a veces molesto tu fanatismo por los changos arcoíris, pero no serías tú si no hicieras esas cosas infantiles, y honestamente no me molesta, es algo que aprendí a aceptar y hasta a querer.
−¿De verdad Güero?− él asintió mientras se quitaba la chaqueta naranja que llevaba y se la daba a la chica, quien hacía lo posible por dejar de temblar debido al frío y todas las emociones que luchaban por salir al mismo tiempo; ella intentó rechazarla pero él insistió y se la pasó por los hombros.
−Kooks te conozco mejor que nadie en este mundo, o al menos lo hacía, aunque ahora mismo mi cerebro sea un caos sé que eres muchas cosas más que la amante de simios arcoíris: eres muy buena en los videojuegos, una atleta nata y lo más importante; eres mi mejor amiga, pese a todos mis defectos siempre terminabas dándome una sonrisa al final del día, aun cuando no lo merecía. Jamás te preocupó que te vieran con el niño busca pleitos, siempre metiste al fuego las manos por mí, incluso de adolescente jamás has dejado que te importe la reputación que Wally se ha hecho− en un arrebato de valor tomó las manos de la asiática entre las suyas intentando calentarlas, ahora recordaba muy bien cuánto odiaba el frío la chica− pase lo que pase con nosotros quiero que nunca olvides que para mí siempre has sido la niña más bonita que he conocido, eres increíble aunque te gusten las cosas bobas y ahora seas una porrista.
−Bueno Cuatro, entre todas las cosas bobas que me gustan… estás tu− él le dedicó una sonrisa− y sin importar cuantas veces me borren la memoria, al final siempre sigo y seguiré sintiendo lo mismo por ti.
−Kuki, sé que soy un idiota y no merezco una oportunidad más, pero ¿podríamos… pensar en un futuro donde no seamos solo compañeros de misión? Ya sabes… salir… como Dos y Cinco lo hacen.
−¿Podríamos ir despacio? Yo… quiero estar contigo, pero aún me duele todo lo que pasó… pese a que intento no culparte por lo de Sarah… lo de Rose… no fue bonito.
−No la besé yo, te juro que la empujé en cuanto me di cuenta de lo que pasaba…
−Te creo Cuatro, lamento haberme puesto tan furiosa que no te dejé hablar pero… pero… necesito un poco de tiempo para sentirme de nuevo segura, yo… en realidad nunca he tenido un novio y… no sé, estoy un poco confundida, en la escuela han ocurrido muchas cosas y hay demasiados rumores a nuestro alrededor… quisiera tener un tiempo para pensar las cosas.
−Claro Kooks, el tiempo que necesites, mis sentimientos no van a cambiar por esperar un poco, quiero hacer las cosas bien por una vez en mi vida−Kuki le sonrió.
−Gracias por entenderlo Güero y yo… creo que… podemos hacer una pequeña excepción.
−¿Excepción? No entiendo...− la japonesa sonrió y acortó la distancia que había entre sus rostros besándolo con las ganas contenidas, él le respondió sin dudarlo, sentía que la cabeza se le partía en dos, pero estaba feliz, en ese momento era el chico más afortunado del mundo.
Uno, Dos y Cinco miraban todo escondidos entre algunos árboles, habían seguido a Cuatro en cuanto lo vieron dejar la base, sabían que él iría en busca de Tres y no tenían ganas de impedirlo, sólo lo persiguieron a una distancia prudente para asegurarse que no se golpeara ni sembrara más dudas entre los adolescentes.
Memo González Junior se había quitado los lentes y se secaba las lágrimas que escurrían ya sin ningún reparo, Abby había ocultado sus ojos debajo de la gorra que llevaba, pero se limpiaba también algunas lágrimas que escurrían por sus mejillas. Uno gemía como perrito mientras se limpiaba la cara con la manga de la chaqueta.
−Bueno, al menos esta vez no nos lo perdimos− dijo el líder sonriendo para sí mientras Dos se sonaba fuertemente la nariz.
−Seguimos siendo la mejor pareja del sector− dijo Dos− pero me alegra saber que esos dos al fin se sinceraron.
−También Cinco está feliz por esos dos, nene.
En ese momento los tres escucharon un golpe seco y luego el grito de Tres, Cuatro se había desmayado por fin, los tres agentes corrieron a auxiliar a sus amigos, al parecer el rubio se había extralimitado.
El Sector V había recibido órdenes directas y ultrasecretas por parte de 587. Se encontraban en medio de la nada con ropa que picaba esperando su transporte. Ochenta y tres y treinta y cuatro usaban vestidos de colores claros y zapatos negros, Sonia usaba sus colitas trenzadas y Mushi se había hecho dos coletas altas, a su lado estaban Joey y Lee con camisas de manta blanca, pantalones gruesos color café y 84 se había quitado su característico gorro, el cual dejaba al descubierto su cabello negro que le tapaba los ojos por momentos.
−¿Recuérdenme por qué tenemos que usar esta ropa que pica?− preguntó 43 rascándose el pecho.
−Para pasar desapercibidos− dijo Sonia por lo bajo− se supone que debemos vernos como ellos para no levantar sospechas innecesarias.
−Para ti es muy fácil− le dijo Mushi a Joey− me gustan los vestidos, pero no que me lleguen a los tobillos− mencionó con hastío− además hace calor, tengo hambre y yo quería ver a Cuatro regresar, no estar en medio de la nada con olor a popo de vaca.
−¡Silencio niños! Algo se acerca− gritó su líder y los demás giraron la cabeza y vieron a un chico que venía en una carreta tirada por un caballo pardo que les hacía señas con las manos.
Junto a ellos se detuvo una carreta y bajó un chico de piel bronceada y cabello castaño oscuro peinado hacia atrás, usaba una camisa de franela de cuadros blancos y azules, a su lado venía una niña con un vestido azul cielo, una cesta con fruta, trenzas rubias y cara de circunstancias.
−Bienvenidos a estos lares Sector V, yo soy número Jeremiah y ella es mi segunda al mando, número Esther− la niña les dedicó una tímida sonrisa.
−Soy 84, ella es 83, mi segunda al mando, un gusto.
−Bien, por favor suban a la carreta, iremos a la base y allí podremos hablar con más calma. Siento que no tengamos la tecnología a la que están acostumbrados, fue una gran sorpresa cuando el Líder supremo se comunicó con nosotros y nos dijo que vendrían− agregó Jeremiah− el resto del equipo está esperando, se emocionaron mucho.
El sector V se apresuró a subir a la carreta, donde número Esther sacó mermelada fresca y pan, comenzó a alimentar a los niños, quienes le agradecieron, morían de hambre.
−Pensé que eran cinco elementos− agregó la niña cuando entraron al pueblo.
−T llegará cuando estemos en la base, les traemos regalos que por obvias razones están prohibidos en su comunidad− contestó Lee de forma distraída mientras se giraba a ver las casas y a las personas trabajando en sus jardines y locales, no es que fuera particularmente adicto a la tecnología, no de la forma en que T o 34 lo eran; sin embargo, no podía imaginarse sr un chico del barrio en un lugar donde el invento más novedoso era la rueda.
Cuando llegaron a casa de Jeremiah éste los invitó a pasar, al parecer su padre había salido a entregar unos pedidos y su madre estaba alimentando al ganado, así que tuvieron el camino libre hasta el ático, donde entraron a la Base, allí estaba el resto del sector esperándolos.
−Les presento a Uri y Aaron, el resto de nuestro sector, niños, este es el sector V.
−¿Eres la única niña de tu sector?− preguntó Sonia− ¿no te aburres?
−Temo que las niñas amish no están muy interesadas en formar parte de KND, están más preocupadas por aprender a cocinar y bordar− suspiró− no todas, claro está, pero sí la gran mayoría.
Lee sacó de su bolsillo su reloj.
−T, ya estamos en la base, te mandaré las coordenadas, ven lo más pronto que puedas− dijo 84 con su comunicador.
−¿Eso qué es?− preguntó Uri algo huraño.
−Es un comunicador interno del equipo, nos sirve para estar siempre en contacto y mandar coordenadas, ya sabes, dónde nos ubicamos− dejó que los niños observaran el reloj más de cerca.
−¿T es el hermano de número Dos?− preguntó Aaron.
−Sí, la Base lunar envió un cargamento para ustedes y la única manera de hacérselos llegar sin que sus adolescentes sintieran profanada su comunidad fue esconderlo.
−¿Cómo lo escondieron?− preguntó Jeremiah con duda, pero entonces pudieron sentir una vibración en el suelo y de pronto una máquina con forma de topo y enormes garras entró en la habitación.
Los niños amish veían con asombro la máquina que ahora estaba en el recinto y de la cual salió expulsado número T saludando con alegría.
Mushi y Joey se apresuraron a ayudar a su amigo a bajar el cargamento que consistía en tecnología enviada por 587 como regalo para ese sector.
−¿Eso es…?
−Está padre ¿no?− T miró a 83 y 84 bajar un pequeño computador con un diseño sencillo pero con un software tan potente que lograría conectar ese rincón olvidado de Dios con la Luna.
−¿De verdad es para nosotros?− Esther parecía a punto de llorar.
−Así es− 84 dio un paso al frente mientras el resto de su equipo comenzaba a conectar la computadora− 587 cree que no pueden seguir en el olvido, entiende sus tradiciones, pero son parte de KND y si sus sospechas son ciertas… podrían estar en peligro también.
−¿En peligro?− preguntó Aaron obligándose a apartar la vista de cómo armaban el computador central.
−Mi hermano cree que número Vivianita podría… presentarse por aquí y 587 lo ha tomado como una posibilidad− dijo T mientras sacaba sus desarmadores de bolsillo.
−¿Mi hermana? Ella no puede poner un pie en la comunidad, fue expulsada si lo hace…
−Tu hermana es una genio loca y creemos que tiene acceso a inventos y tecnología de alto calibre, si de verdad quiere venir aquí un par de adultos tontos no lo van a evitar, por eso nos mandaron a instalar una computadora y a traerles armas, no las cosas que hacen con madera y clavos, si bien son ingeniosas, probablemente esa chica tenga armas aun más avanzadas que un ninjadolescente común- explicó 34.
-Cuando dices armas− intervino Uri− ¿te refieres a las que usan en los comics?
−Algo parecido, yo les mostraré como armarlas y me encomendaron la misión de enseñarles cómo disparar, 43 les mostrará un poco de defensa personal y T cómo usar una computadora, necesitamos que esté preparados- aseveró 34.
−Mi hermana no nos haría daño− intervino Jeremiah− escuchen sé que se dicen muchas cosas sobre ella, pero…
−La negación es el primer paso, es normal− le dijo Sonia− pero déjame contarte una historia mientras los demás terminan de descargar los regalos de la Base lunar, esta historia es sobre Cinco y su hermana, la malvada Cree a quien alguna vez llamaron Número 11.- los niños se sentaron a su alrededor mientras el resto del Sector V se apresuraba a armar lo que habían traído como encargo.
Tenían menos de 24 horas para enseñarles a protegerse por si mismos y estar preparados, porque si Dos tenía razón, y generalmente la tenía, pronto iban a escuchar hablar de Vivianita y no estaban dispuestos a perder más elementos de KND.
Ese domingo muy temprano apareció el pequeño Sector V en la Base del árbol, llegaron con la ropa sucia y con M.O.S.C.A casi deshecha, la habían dejado escondida demasiado cerca del pueblo y los lugareños, pensando que era un demonio había intentado destruirla antes de que el piloto automático la hiciera escapar. A pesar de del cansancio, los niños habían corrido al cuarto de número Cuatro, donde el rubio dormía entre Uno y Dos, quienes se habían quedado a dormir con él para asegurarse que estuviera bien después del susto de la noche anterior, no lo dejarían volver a salir hasta asegurarse que estaba mejor.
Los niños entraron sobresaltando a los tres adolescentes.
−¿Quieren callarse? Intento dormir, es domingo− les dijo Cuatro tallándose los ojos. La noche anterior había despertado en su cama con todo su sector mirándolo muy preocupado y le habían prohibido abandonar la habitación hasta nuevo aviso, a todos les había dado un susto de muerte, y aunque Kuki se veía aterrada, logró compartir una sonrisa con él que le había calentado el corazón.
−¿Ya recuerda?− preguntó Sonia− Cuatro ¿te acuerdas…?
−Sí rubia, me acuerdo de ti− se talló los ojos mientras Dos se ponía los lentes para ver bien qué pasaba.
−H-hermano
−¿Qué hay 43?− le sonrió con orgullo− veo que te has convertido en un agente bastante productivo.
−Wally tonto, te he salvado tantas veces el trasero− el niño corrió a abrazarlo mientras él fingía molestarse.
−Oye no me abraces niño, me vas a llenar de tus mocos.
−¡Cuatro idiota!− le gritó Mushi− hiciste llorar a mi hermanita y… y… −la niña se abalanzó también sobre él, seguida por T, 83 y 84, quienes habían comenzado a llorar apenas verlo. En ese momento entraron Tres, abrazando a Bee, y Cinco aun en pijama y medio adormiladas, el ruido y la alerta de la base las habían sacado de la cama.
−Cuida esa boca conmigo niñita− le riñó Wally divertido− oigan cálmense, aun me duele la cabeza.
−Bueno− intervino Uno bostezando− ya que estamos todos ¿les parece si celebramos? Anoche ya no pudimos comer pastel ni nada de lo que compramos ¿te sientes mejor Cuatro? Pero qué bárbaro, mira que un día me vas a matar de un susto.
−Aún me siento mareado− dijo Wally sacando la cabeza entre todos los niños− pero creo que ya puedo comer algo sin vomitarlo.
−Bien, vamos a celebrar por tu regreso y por la victoria adelantada de Tres, que seguro hoy hará una participación perfecta en su competencia− Kuki le sonrió desde donde los miraba.
−Iré a calentar la pizza− dijo Cinco− ¿me ayudas Dos? − este asintió aun medio adormilado.
−Veo que el mini Sector V te tiene en alta estima a Wally− dijo Uno conmovido por los niños que no dejaban de llorar y abrazar al rubio.
−Es normal Uno, Cuatro les enseñó muchas cosas y nos sacó vivos de más misiones de las que puedo recordar, ya te conté que ningún otro sector quería mezclarse con nosotros así que− suspiró− solo nos teníamos nosotros, el sector V contra el mundo− sonrió Tres conmovida y limpiándose las lágrimas.
−Tienes muchas historias que contarme número Cuatro.
−Claro, pero yo también quiero escuchar historias del espacio− le dijo el rubio aun en medio de los niños, que no parecían dispuestos a separarse− y claro, primero las tengo que recordar porque aún siento que mi cabeza no logra ir al ritmo de mi memoria.
−¿Pueden vigilarlo un rato? Tres, ayúdame a poner la mesa, sacaremos la vajilla fina, es decir la de Pokemon, gracias− dijo el inglés mientras ella asentía.
−Cuiden a Bee un rato− les dijo la asiática poniéndoles su simio arcoíris en los brazos a su hermana para seguir a su líder.
−¿Ya hablaron?− preguntó Mushi mirando a Cuatro que seguía con la vista a Kuki saliendo de su habitación.
−Ser entrometida es un defecto muy malo niña− le dijo Cuatro despeinándola− Y bien 84 ¿quieres ponerme al tanto de lo que ocurre en el sector? Debes ser muy bueno si Tres te dejó a cargo− el niño sonrió mientras se sonrojaba.
−Bueno… creo que hago lo que puedo, Joey me ayuda bastante, verás nuestra Líder Tres salvó a toda la organización, déjame contarte cómo pateó traseros adolescentes.
Cuatro sonrió, recordaba vagamente que Wally había escuchado esa historia, pero no se negaría la oportunidad de escucharla nuevamente, menos narrada por su equipo, quienes ya se habían sentado a su alrededor e interrumpían a su líder para agregar otros detalles que recordaban.
A la una en punto Kuki se había marchado con Mushi y Joey hacia su casa, donde se cambiaria y saldría con toda su familia rumbo a la competencia de porristas, Cinco la alcanzaría en el gimnasio de la escuela a las tres, por lo cual había pasado un rato más en la pequeña celebración por el regreso de Cuatro, aunque el rubio había tenido que irse a dormir después de que Dos le diera un par de aspirinas ya que le seguía doliendo la cabeza, el resto del sector había acordado quedarse con él en la base para tenerlo vigilado aunque le habían pedido a Abby hacer una video llamada cuando fuera el turno del equipo de su escuela, no querían perderse a Kuki.
Cuatro se levantó aún con jaqueca casi a las tres de la tarde, sentía menos presión que la tarde anterior, pero estaba lejos de sentirse completamente bien, había tenido sueños muy extraños donde ambas memorias se mezclaban, había recordado brevemente el día en que se había hecho novio de Sarah para dar paso a Rose besándolo, más le valía a esa chica andarse con cuidado, porque ahora también sabía bien la historia de Tres donde la había lastimado y tenía presente el video donde la chica lucía bastante herida, además de los relatos de Mushi de las lágrimas de la mayor de los Kiut al ser atendida por el sector médico e inyectada con todo tipo de vacunas por haber sido mordida por una traidora.
Apenas entró al cuarto de entretenimiento se encontró con Sonia, Lee, Tommy, Memo y Uno jugando Monopoly mientras picaban papas y palomitas de forma distraída, si acaso levantaron la mirada al escucharlo entrar.
−¿Te sientes mejor Güero?− le preguntó Dos mientras tiraba los dados y pasaba por la salida, recibiendo algunos billetes por parte de Sonia.
−Ahora mismo no creo poder sentirme bien otra vez en mi vida, tuve sueños raros− se talló los ojos.
−Mientras más duermas, más rápido se acoplarán tus recuerdos, es la manera más sencilla de poner en orden todo− le dijo Dos.
−Lo tendré en cuenta− se giró echando en falta a Kuki−Oigan ¿dónde está mi hermano?− dijo avergonzado de expresar que había notado la ausencia de su amiga, no era normal para él mostrar cariño hacia Tres frente al resto del sector, y ahora mismo aún se le hacía fantástico poderlos ver a todos reunidos como para saber cómo les contaría que él y su mejor amiga… bueno quizás estaban a punto de dar el gran paso, otra vez.
−Se fue con la familia Kiut para ver a Tres competir− le dijo Lee distraídamente.
−¡Cierto! es su competencia ¿qué estamos esperando?− les dijo el rubio− tenemos que ir a apoyarla.
−Cuatro, soy el primero en apoyar a mi equipo en sus cosas deportivas, pero ahora mismo tú no debes salir, nos quedamos aquí para cuidarte, descuida, Cinco nos hará una transmisión en vivo cuando sea el turno de…
−¡No me voy a meter en problemas!−espetó− solo iremos a ver una competencia de la escuela, iremos todos, yo no quiero… digo ella querría vernos a todos allí ¿o no?
−No sé Wally, Cinco se va a enojar si ve que te dejamos salir− dijo Dos con un repentino escalofrío.
−Cinco ya no es la líder, si Uno da la orden tenemos que obedecerlo ¿verdad Uno?
−Le digo, me dice… ay no sé Cuatro, sé que quieres apoyar a Tres tanto como nosotros, pero ayer te pusiste mal por esforzarte de más…
−No haré nada, les juro que solo me sentaré a gritar la porra de la escuela−dijo en tono suplicante.
−Temo que de seguro nos encontraremos a Evan− intervino Dos− y ahora mismo no eres demasiado estable…
−Ese idiota me debe un par de... pero no me acercaré a él− se contuvo al ver la mirada de sus amigos− lo prometo, me sentaré en medio de ustedes dos, incluso pueden ir los niños para echarme un ojo, se sientan con Mushi y desde allí me tienen en la mira, si las cosas se ponen feas 34 tiene bastante precisión a distancia como para neutralizarme con algún arma.
−Bueno− empezó Sonia− todos queremos ver a Kuki− todos asintieron− y si de verdad promete no moverse de su lugar…
−No sé, es tomar mucho riesgo ¿no crees?− intervino T.
−Pero a este sector le encanta el riesgo ¿verdad Uno?− le rogó el australiano a su líder− te prometo que no me meteré en problemas, no iré solo ni al baño si eso quieren.
−Justo en el baño ya tuvimos una agente que se salió de control− miró de reojo a Dos.
−James me fue a provocar, yo sólo me defendí− se excusó.
−Ni siquiera iré al baño− prometió Wally− vamos, seguro a Tres le animará vernos a todos allí, se ha esforzado mucho− Uno lo pensó unos segundos,
−Ay está bien, pero hablo en serio cuando digo que no te puedes separar de nosotros.
−¡Eso!− festejó el rubio− digo… es que creo que eso animará a Kuki, ya saben, ella me fue a ver al juego de americano y…
−Ay si Cuatro− Dos rodó los ojos− todos vimos ayer que se daban sus besos, ya no lo niegues.
−¿Q-qué dices? Eso era… yo… ¡me debe dinero!
−No quisiera interrumpir− intervino 84− pero si vamos a ir es mejor que lo hagamos ahora o nos perderemos su número.
−Pediré un Uber− dijo Uno sacando su celular.
−Necesitamos un auto para el sector− se quejó Dos− eso de depender de los adultos o de tu papá…
−Vamos en la M.O.S.C.A si es que aún arranca, para no llegar todos juntos− agregó T mientras sus compañeros de sector lo seguían.
Kuki estaba en las gradas con el resto de las porristas, aún no les tocaba pasar con su tabla rítmica, miró sobre su hombro y vio a Cinco sentada junto a Kendra, ambas la saludaron y la animaron con el pulgar; gradas más atrás estaban sentados sus padres junto a Mushi, Joey y el resto del sector V recién llegado, la asiática suspiró le habría gustado que el resto de su sector estuviera allí para animarla, pero entendía que Cuatro no podía quedarse solo y se obligó a mirar al frente, acababan de dar los resultados de uno de los equipos y estaban limpiando un poco la duela ya que habían utilizado confeti como parte de su rutina.
−Tomaremos un descanso de 10 minutos mientras se limpia la duela− anunció una voz por los megáfonos− les pedimos guardar la compostura.
Kendra llevaba su cabello entretejido con hilos de color azul celeste, una playera tipo tank sin mangas amarillo con azul y un short de licra, sus tenis combinaban a la perfección con su cabello que llevaba peinado en dos coletas.
−Abby, nena, recuérdame ¿qué rayos hago en mi día libre viendo una competencia de porristas en lugar de estar con Dago en la tienda de comics?
−Dándole apoyo moral a Kuki− le dijo en voz baja.
−Aja− se cruzó de brazos− Dios sabe que Kuki me cae muy bien pese a todo, pero venirla a ver en una competencia de porristas adolescentes… no sé… es más tu estilo que el mío.
−Me estás acompañando porque eres una buena amiga y no podías dejarme pasar por esto sola, el resto del sector está ocupado y creo que Kuki se merece que la animemos; además también es tu escuela, deberías involucrarte en el estado de ánimo escolar.
−Lo que tu digas− rodó los ojos− pero me debes una, chica, ya es bastante malo tener que soportar a esas presumidas durante la semana coqueteándole a Dago, me enferman,
−¿No estarás celosa?
−No, Dago es mi mejor amigo desde preescolar, simplemente sé que él odia ese tipo de chicas igual que yo, no me puedes culpar por simplemente querer lo mejor para él.
−Claro, yo también pasé por la negación− le dijo con una risita recibiendo un codazo de la chica.
−No es nada así, ya te dije que es mi amigo.
Kuki se puso de pie para estirarse un poco y caminó hacia el frente de las gradas para asomarse hacia abajo, estaba muy nerviosa pero también se moría de ganas de hacer la rutina que había practicado tanto tiempo, aunque le habría gustado que todos sus amigos estuvieran allí para animarla.
Uno, Dos y Cuatro iban bajando las gradas en ese momento ante la mirada de Cinco que no sabía muy bien cómo tomar el verlos aparecerse allí.
−¿Todo bien?− le preguntó a Memo con un corto beso en los labios mientras se hacía un lado para que algunos adolescentes fueran a comprar más palomitas antes de que el descanso terminara.
−S-sí… bien… − logró balbucear Dos antes de ver como el rubio comenzaba a bajar por las gradas, había visto a Kuki de espaldas. Uno comenzó a bajar tras él a una distancia prudente.
Jena y Rose le cerraron el paso al rubio cuando lo vieron acercarse.
−Hola Wally− dijo Jena haciéndole ojitos− pensé que no vendrías, el tenerte entre el público me hará echarle aún más ganas.
−Wally viene a verme a mí, evidentemente ¿verdad? − le dijo Rose− ya todos saben que él y yo compartimos un momento…
−¿Quieren callarse?− les espetó el rubio teniendo jaqueca nuevamente− no se crean la gran cosa, por supuesto que no vine a verlas a ustedes− Kuki se había girado al escuchar la voz de Cuatro y lo veía atónita mientras intercambiaba fugazmente una mirada con Uno, que estaba cerca y se encogía de hombros− vine a apoyar a Kooks− se acercó a la pelinegra que se veía entre feliz y sorprendida ante la mirada de furia que le dedicaban las otras porristas.
−W-wally no creí que fueras a venir.
−No me voy a perder tu competencia, descuida, no haré nada, solo me sentaré a ver cómo les ganas a todos los demás equipos− se quitó entonces la chamarra del equipo que llevaba y se la puso en los hombros a la chica, quien se sonrojó al notar de qué se trataba− ten, esto es tuyo Kooks− le sonrió galantemente.
−Gracias Güero, pero…
−Quiero que la tengas, no importa si no la usas… sólo… tenla, sé que no la necesitas, pero mucha suerte, estaremos animándote− dio media vuelta con las manos en los bolsillos y les dedicó una mirada de ira a Rose y Jena, tenía un asunto pendiente con esa chica, pero ya tendría tiempo para cobrárselo, no tenía idea con quién se había metido.
Se sentó a un lado de Dos, que ya estaba sentado junto a Cinco comiendo nachos y Uno se sentó del otro lado.
−Creo que están locos por traerlo− les dijo la morena mientras Kendra asentía− pero creo que Kuki está más feliz. Si quieres invitar a Dago, aún está a tiempo de venir− le dijo Abby con intención mientras Kendra ponía los ojos en blanco.
Los megáfonos comenzaron a anunciar que al fin llegaría el turno del equipo local por lo que las chicas fueron llamadas a la duela, todas unieron sus pompones al centro y lanzaron un grito para darse ánimos a sí mismas antes de ir a tomar sus posiciones. El equipo de porristas realizó una rutina con la canción Hollaback girl de Gwen Stefani, con vueltas de carro, pirámides donde Kuki fue lanzada varias veces al aire ante los aterrados ojos de sus padres para terminar con un Split por parte de todas las integrantes y los aplausos de gran parte del público.
Treinta minutos después el grupo de porristas levantaba el trofeo del tercer lugar, aunque su rutina había sido buena, no habían logrado el puntaje suficiente para un primer lugar; sin embargo, Kuki se sentía muy feliz y en cuanto le pusieron su medalla y pudo correr a las gradas, fue donde sus amigos, ya portando la chamarra de Wally, allí estaban sus padres y los amigos de Mushi, quienes intentaban no parecer demasiado interesados o felices.
−Felicidades nena, lo hiciste muy bien− le dijo Cinco.
−Te luciste Kuki− intervino Uno− me enorgulleces.
−Cielo iremos a cenar, puedes invitar a tus amigos− le dijo su madre− también a tu novio− la chica se sonrojó al escuchar a su madre, Wally hizo lo mismo, era la primera vez que estaban ante una situación parecida al menos con las memorias de antaño.
−Y-yo… él…− intentó hablar.
−L-le agradezco señora Kiut− empezó Wally con la mirada en el suelo− pero no me siento muy bien, vine a ver a Kuki en su competencia, pero necesito regresar a casa a descansar.
−¿Seguro Wally?− empezó el padre de Kuki− que no te de pena hijo.
−S-si yo… de verdad− se rascó la nuca terriblemente apenado− no me siento muy bien y creo que es mejor regresar a mi cama, pero ustedes diviértanse.
−De acuerdo− la madre de Kuki le puso una mano en el hombro− pero ven a cenar con nosotros un día de estos, sabes que eres bienvenido en casa, últimamente no te hemos visto mucho por allá ¿está todo bien?
−Sí, es usted muy amable, muchas gracias.
−Bien ¿y ustedes vienen?− preguntó el papá de Kuki.
−A mí me encantará acompañar a Kuki ¿vienes Kendra?− preguntó Abby con una sonrisa inocente− o tienes planes con…
−Me encantaría ir− le calló Kendra inmediatamente− pero tengo tarea que hacer en casa, aun así, gracias por la invitación.
−Yo tengo algunas cosas que hacer señores Kiut− empezó Memo− será para la próxima, pero muchas gracias por invitarme.
−Le digo me dice, también tengo algunas cosas que hacer y les prometí a mis papás que cenaría con ellos, pero Abby va en nuestra representación− sonrió.
−Si a Kuki no le importa, nosotros si iremos− dijo Sonia tomada de la mano de Mushi, ambas sonreían con inocencia.
−Yo no voy− dijo Joey− prefiero ir a casa con mi hermano.
−No es necesario Joey, diviértete− le dijo Wally, pero él negó con la cabeza.
−Está bien hermano, por hoy no tengo problema en pasar tiempo de calidad, como dice mamá, vamos a casa.
−Bueno, vamos a la camioneta− dijo la madre de Kuki− si quieres puedes despedirte de Wally tesoro, nos adelantaremos al estacionamiento para darles algo de espacio.
−¿D-despedirme?
−Si Kuki, despídete bien− le dijo Abby al pasar a su lado y guiñándole el ojo.
−Yo voy a pedir un taxi− dijo Dos− los veo afuera. Les doy espacio unos minutos, Kuki por favor evita que le pegue a alguien, te lo encargo− le susurró a la asiática.
Los adolescentes se encaminaron a la salida con la parejita quedándose detrás sin saber muy bien cómo reaccionar.
−Tus papás no saben que…− inició Wally sin atreverse a apartar la mirada del piso− ya sabes tu y Wally…− ella negó tímidamente.
−Supongo que intuían que algo me pasaba, pero mi mamá no es mucho de hablar conmigo sobre cómo me siento, y yo… no quise hacer un escándalo, tampoco sabía cómo abordar el tema, pensé que en algún momento se darían cuenta por ya no verte o porque yo… ya no hablara tanto de ti.
−M-me alegra que no les hayas dicho nada… yo… no sé si soy capaz de tener esa conversación de nuevo con tus padres− Kuki sonrió− menos si ellos creen que yo… fui un idiota.
−Vamos despacio Güero, no te precipites.
−Lo sé− le dijo él− es solo que tus papás siempre han sido de mis personas favoritas, jamás se han molestado de que te juntes con alguien como yo, siempre me sentí bienvenido en tu casa y… no me gustaría sentirme como que les fallé.
−No hay nada malo contigo Wally, deja de hablar de ti como si fueras una especie de demonio, sólo eras un niño travieso que se volvió un adolescente impetuoso.
−Díselo a mis padres, a ver ellos qué opinan.
Ambos siguieron caminando despacio al notar que ya algunos adolescentes los miraban, no querían llamar demasiado la atención, así que se dirigieron al estacionamiento en silencio y simplemente disfrutando del ambiente de paz que no tenían hace mucho.
-¡Oye, Kuki!− la asiática se paró en seco y cerró los ojos convenciéndose de que no podía ser cierto, no en ese momento donde Cuatro era tan vulnerable e impredecible− ¡Te estoy hablando Kuki!− Evan llegó corriendo hacia la pelinegra pero se vio flaqueado por Wally, quien le mandó la mirada más amenazadora que era capaz mientras cerraba las manos en puño, la imagen del cuello de Kuki con moretones volvió a aparecer y sólo tenía ganas de golpearlo hasta borrarle la estúpida sonrisa que tenía− No estoy hablando contigo Wally, no quiero problemas.
-¿Acaso crees que me importa lo que tú quieras?− le susurró en un tono amenazante− ¿en serio creíste que te saldrías con la tuya?− dio un paso al frente pero enseguida Kuki se interpuso entre ambos y lo tomó de la mano, haciendo que se relajara poco a poco.
−¿Qué quieres Evan?− dijo con tono cansino− de verdad no es un buen momento, mis padres están…
−Calma, sólo quería felicitarte, creo que lo hiciste muy bien, destacas mucho en el grupo.
−Gracias Evan− intentó componer una sonrisa mientras sentía aún cómo Cuatro luchaba por controlarse− adiós− se dio media vuelta para alejarse arrastrando a su amigo, pero el chico intentó tomarla por el hombro para frenarla; sin embargo, el Güero Torres fue más rápido y de un manotazo le apartó la mano al tiempo que lo empujaba y ponía a Tres detrás de él.
−Güero, tranquilízate− le susurró ella al oído al ver a Evan hacer hasta lo imposible para no caer de espaldas− no lo arruines…
−¿Sucede algo?− Cinco apareció entonces de la mano de Dos, haciendo notar que los padres de Kuki también estaban cerca− pensé que llevábamos prisa, no sé tú Kuki, pero yo muero de hambre− miró detenidamente a Cuatro y luego a Evan− ¿otra vez molestando a mi amiga Evan?− dio unos pasos hacia él soltando a su novio− ¿necesitas que vuelva a tener una plática contigo?
−¿Todo bien cariño?− le gritó su madre desde el auto, junto al cual Uno los veía intrigado mientras Joey se distraía con su celular− ¿él también es tu amigo? Si quieres invítalo…
−¡No es mi amigo!− gritó Kuki antes de que Evan pudiera decir algo− es compañero del equipo de Wally.
−¿Tu madre?− dijo el chico− quizás debería presentarme apropiadamente− dijo dando dos pasos.
−Da un paso más y te rompo una pierna, adolescente− le dijo Wally intentando con todas sus fuerzas controlarse.
−¿Adolescente?− le espetó Evan con una sonrisa− ¿no te has visto en un espejo? El que no tengas barba aún y seas tan bajito no significa que puedas pasar por un chaval.
−Vámonos Wally, no vale la pena− le dijo Tres jalándolo.
−¿Qué pasa Güero? ¿Vas a dejar que ella te diga qué hacer?
−No soy tan idiota Evan− le miró malhumorado− no pienso agarrarme a golpes contigo frente a los padres de Kuki, eso es todo− se dio la vuelta mientras pasaba el brazo por los hombros de la asiática y caminaba hacia el carro, donde le abrió la puerta a ella y a Abby y se quedó mirando el carro hasta que se perdió de vista, casi enseguida apareció el taxi que había pedido número Uno.
Esa noche cuando Wallabee Torres cayó en los brazos de Morfeo comenzó a soñar casi al instante, vio pasar varias memorias de su yo adolescente, peleas, castigos, exámenes, entrenamientos, pero también revivió varias misiones donde él había sido el líder y entonces llegó nuevamente al día de su borrado de memoria y cómo había salido tambaleante de la máquina de borrado de memoria, sintiendo una profunda soledad sin saber el por qué.
Los siguientes meses Wallabee Torres continuó sintiéndose solo y confundido, sus padres pensaban que era cosa de la edad y no le dieron demasiada importancia, él por su parte había comenzado a llenar ese vacío en peleas callejeras o escolares, donde ya se había ganado un nombre como bravucón. Lo único que parecía tranquilizarlo era ir al parque y ver a los niños jugar, aunque no lo admitiría nunca se sentía a salvo entre ellos, a la par que se sentía alguien externo como si fuera algo a lo que jamás podría volver. Además, si tenía suerte, podía toparse con la niña asiática que lo seguía.
En un principio había creído que era algún tipo de coincidencia verla siempre en el parque y encontrársela en el Arcade, el cine, la heladería, el centro comercial y hasta cerca de su casa, pero ya no estaba tan seguro. En más de una ocasión había intentado hablar con ella, pero ésta al verse descubierta había corrido, vaya que era veloz, sin darle oportunidad de alcanzarla.
No es que la niña no fuera buena espiándolo, sin duda era mejor que todas las adolescentes que fingían encontrarse con él por accidente para entablar una charla, era más bien una sensación que él tenía, como si pudiera sentirla u olerla, como si todo su cuerpo le gritara que ella estaba cerca, observándolo.
Él pensaba que quizás era un sexto sentido o la "Fuerza" lo que le avisaba de su presencia y debía admitir que sabiendo que ella estaba por allí, aunque no siempre lograra verle, le hacía sentirse menos solo. Cuando la sentía cerca, bajaba la velocidad esperando con ansias que ella le alcanzara, le hablara o incluso se le declarara si era el caso, como lo habían hecho ya un par de chicas; se decía una y otra vez que sería amable y para nada grosero, ardía en ganas de que eso ocurriera, quería escuchar su voz, como si eso le trajera recuerdos imposibles de rememorar.
Aunque no siempre podía verla a detalle, ya tenía memorizado su rostro, una linda cara oriental, piel de porcelana y ojos almendrados, cabello negro y largo que siempre se movía cuando salía corriendo, dejando en el aire un olor que le fascinaba. Era una niña alta, media palma más que él y solo gracias a que en los últimos meses "había dado el estirón", como solía decirle su mamá. La niña en cuestión se caracterizaba por usar una sudadera verde o ropa holgada, lo cual se le hacía muy atractivo ya que podía imaginar libremente las nacientes curvas que seguramente se desarrollaban debajo.
En realidad, ya no era una niña en toda la extensión de la palabra, podía adivinar que tenían casi la misma edad, así que estaba volviéndose adolescente y esa idea lo ponía feliz y triste de alguna forma; feliz porque entonces quizás la vería pronto en la escuela; triste porque eso significaba algo malo para él, aunque no entendiera qué.
Y estaba en lo correcto, Kuki Kiut se estaba haciendo mayor. Su carácter, antes distraído y soñador, se había vuelto un poco más responsable desde que todo el equipo dependía de ella para salir con vida de las misiones. Aún se la pasaba en la luna de vez en vez, pero intentaba que cuando se dejaba arrastrar por los ríos de caramelo del Valle arcoíris, estuviera a salvo y en su habitación, o al menos no en una nave con un ala en llamas.
Wally siempre estaba en el parque cuando se sentía así de solo y melancólico, por más que no le encontrara una explicación era el primero en acompañar a su hermano al parque sin que su madre lo obligara o simplemente ir a sentarse en una de las bancas con los auriculares puestos y escuchando rock a todo volumen; pensaba que algún día entendería qué era lo que esperaba, o quizás a quien.
Odiaba sentirse un soñador y miles de veces había intentado alejarse de ese lugar; sin embargo, sus pies siempre lo llevaban allí, hasta el punto en que había dejado de poner resistencia y simplemente llegaba y se sentaba, esperando que la chica asiática apareciera o que algo ocurriera para explicarle el por qué sentía que debía estar en ese lugar, esperando.
Muchas veces mientras veía a los niños jugando algo en su interior se movía, las risas y gritos lo hacían rememorar algo que no lograba llegar a su mente, pero que su cuerpo reconocía. Verlos correr y fingir que eran una pandilla llamada Chicos del barrio lo hacían emocionarse hasta el punto en que deseó en varios momentos jugar con ellos, pero nunca se atrevió a pedirlo.
Wally abrió los ojos con lágrimas en ellos, ya entendía por qué se había sentido así tanto tiempo y también sabía a quién esperaba en ese parque, era a ella, estaba esperando a Kuki Kiut sin saberlo; y también desconociéndolo se había topado con ella en varias ocasiones, porque ella también quería verlo, mantenerlo a salvo hasta donde podía, así como ellos habían hecho con Mauricio hacía muchos años, por fin comprendía muchas cosas y era genial, se sentía libre al fin.
−¿Por qué lloras?− le dijo Joey moviéndose junto a él y tallándose los ojos− ¿te sientes mal?
−N-no… bueno un poco mareado, pero hacía mucho que no me sentía tan bien− se limpió las lágrimas.
−¿Soñaste algo feo?− él negó con la cabeza.
−No, al contrario, y no estoy llorando, solo me dio un poco de comezón los ojos.
−Claro, lo que digas− le dijo el menor estirándose− ¿bajamos a desayunar?
−Sí, me apetecen unos perros calientes− se levantó− veamos si Uno y Dos ya están despiertos.
Wally se tomó un par de días lejos de la escuela; sin embargo, para el día jueves se había obligado a ir únicamente porque extrañaba a Kuki, quien no había ido a la Base del árbol en los últimos días. Durante clases no había tenido la oportunidad de estar a solas con ella, sólo habían coincidido en el receso y sus amigos no dejaban de mirarlo esperando que explotara o algo.
−¿Problemas en el paraíso?− preguntó Dos al ver a Wally esperándolo después de su entrenamiento de atletismo, el rubio tomaba una soda mientras el castaño se dejaba caer, exhausto, a su lado− ¿o a qué debo el honor de tu visita?
−Supuse que les gustaría mantenerme vigilado, ya sabes, para asegurarse que no mande a Evan al hospital, decidí ponerles las cosas sencillas, aquí me puedes tener observado.
−No es mi hobby mantenerte a salvo ni evitar que dañes a los demás, es trabajo de Uno, ahora yo soy solo el piloto, ya no soy tu líder− el rubio sonrió mientras se aseguraba que no había nadie o bastante cerca como para escucharlo.
−Uno se fue a recoger a Rachel y me dijo que buscara a Cinco para que me vigilara, pero sinceramente prefiero ver tus prácticas que las de ella, oye gordo aun no entiendo muy bien cómo dejó en paz a Lizzy y ahora va a todas partes con Rachel− se llevó una mano a la sien− creo que aún tengo mucha confusión en varias cosas.
−Ya sabes que Uno nunca nos habla de sus romances ¿entonces ya se fue? Supongo que ahora regresarás a la Casa del árbol con Abby y conmigo− dijo contrariado.
−¿Te estorbo gordo?
−Ya no estoy gordo, madura Güero, no lo decía por eso sino porque Abby y yo tenemos entradas para una exposición de dinosaurios que estará en el Museo de Historia natural, fueron limitados ya que hablará un arqueólogo cuyos libros le gustan a ella, no sé si con tanta premura logremos conseguirte una entrada.
−No te preocupes, en realidad estaba haciendo tiempo en lo que Kuki sale de su recursamiento, quiero hablar con ella.
−¿No la irás a presionar verdad? Ya he hablado de eso contigo.
−No es nada de eso, solo quiero pasar un poco de tiempo con ella, eso es todo.
−Eres muy malo mintiendo.
−Hablo en serio, mi versión adolescente se mantuvo alejado y le dio su espacio, pero ahora…digamos que yo aún no entiendo muy bien todo lo que ha ocurrido y odio que me haya estado evitando, es decir… bueno tu ya sabes… de lo que siento y… − el chico se mordió la lengua antes de echarlo a perder.
−Lo entiendo Güero, no me burlaré de ti por algo así, escucha reconozco que de niño no fui muy amable al molestarte con eso, pero justo ahora no quiero hacer nada que pueda distanciarlos más de lo que ustedes mismos ya han logrado.
−¿Tienes algún consejo que en verdad sirva? Ya sabes, llevas más tiempo en este mundo adolescente y creo que conoces mejor al Wally en el que me convertí que yo mismo.
−Ya te lo dije, sé sincero, creo que a estas alturas no tienes ya muchas opciones, si continúas tratándola como lo hacías de niño, hermano, vas a terminar perdiéndola.
−Eso si no la perdí ya, Wally no hizo precisamente cosas inteligentes, pero acepto que yo tampoco hice las cosas bien, en ese momento tenían lógica Dos, pero ahora… en realidad fue una idiotez.
−Kuki es tu mejor amiga, crecimos con ella y sabes que sin importar qué hagas nunca te ha odiado, siempre terina perdonándote.
−Eso tampoco está bien, de verdad quiero parar de hacer esas cosas, pero no sé como, siempre las cosas entre nosotros se terminan complicando.
−Sé sincero Wally, ya no eres un niño, ninguno lo somos y para bien o para mal nos dimos cuenta que nada es eterno, tú querías decirle tus sentimientos en el video ¿no? no pudiste hacerlo y la vida te dio una segunda oportunidad.− Wally suspiró mientras veía el cielo.
−Si y no gordo, supongo que Cinco ya lo sabe así que es justo que tú también.
−¿Saber qué?
−Si le dije a Kuki lo que sentía… en el último momento antes de que e borraran la memoria.
−¿Qué? ¿Estás hablando en serio? Wally… te juro que me alegra que te hayas atrevido, pero en serio… ¿lo hiciste cuando ya no había tiempo? Como un grito de ayuda desesperado, la última opción… no creo que haya sido demasiado romántico.
−Ya sé, fue patético, no he dejado de pensarlo en estos días y hasta Wally siendo un adolescente creo que lo hizo mejor que yo.
−Amigo, me asusta que aún hables de ti en tercera persona.
−Si bueno, mi cabeza aún es un lio− echó la cabeza hacia atrás− el punto aquí es que Kuki se merece algo mejor, pero al mismo tiempo, no quiero verla con nadie más, ni con El chico, ni Evan, con nadie ¿qué puedo hacer?
−¿Y si intentas ser la mejor versión que puedes de ti mismo?
−¿A qué te refieres?
−Bueno, es obvio que a ella le gustas, con todo y que no seas el agente más listo− le puso mala cara− y creo que tu versión adolescente entendió eso, intentó ser mejor por ella, entraba a clases, hacía tarea, dejó de tontear con las chicas, ya sabes, las cosas que Cuatro no hizo cuando éramos niños, no dejó de ser tú, sólo se contuvo para no terminar en algún otro internado o suspendido de la escuela− el Güero Torres lo pensó detenidamente con todo su ser, Dos siempre hablaba mucho y le ponía las cosas difíciles, pero esta vez, y con parte de sus memorias ya fusionadas, creía entender a lo que se refería.
−¿Crees que a Kuki le guste más Wally de lo que solía gustarle cuando éramos niños?
−Güero, son la misma persona.
−Ya sabes a qué me refiero, fueron tres años de no tener memorias, de ser alguien que no sabía que todos nosotros éramos amigos o que pertenecíamos a KND y si ella conoció a ese Wally y le gustó más que… bueno, ya sabes, que el viejo Cuatro, es que tú lo sabes mejor que nadie Dos, sin tus memorias no eras más que un perdedor al que todos molestaban, hasta Cinco, digo no es como que seas popular ahora, pero sabes defenderte y sales con Abby.
−Bueno Wally, entiendo tu punto, pero allí mismo tienes la respuesta, era un perdedor cuando no estaba con ustedes, cuando no sabía que ser inteligente y armar cosas podía resultarle atractivo a alguien o que para las personas correctas no era algo malo, sino grandioso, Kuki siempre ha sabido quien eres, y conoció tu parte adolescente que sigue siendo tú pero sin que supieras que luchábamos contra adultos y que la niña que te gusta fue tu mejor amiga, tu yo adolescente no tenía idea que Kuki lo quería tanto que siempre le perdonaba sus estupideces y por lo mismo, al no tener esa seguridad, intentaba no hacerlo ¿lo comprendes? A pesar de que las circunstancias hacían que se distanciaran, lo cierto es que Wally si intentó con todas sus fuerzas ser merecedor de los sentimientos de Kuki porque no la daba por sentado en su vida, creo que puedes aprender de eso, deja de llevar esa relación a sus límites, Kuki se va a cansar, no es que tu versión niño le guste menos, pero de alguna manera seguramente se sentía bien de que tu yo adolescente la recogiera de clases, la protegiera, la hiciera reír, ya sabes, cosas que en general hacías también antes pero que cuando te sentías demasiado vulnerable terminabas con alguna acción o comentario desagradable− Wallabee Torres se quedó pensativo unos minutos y suspiró.
−Lo entiendo, gracias Dos.
−Para eso son los amigos Cuatro, quiero ver felices a mis dos amigos de la infancia ¿quieres ir a la cafetería a picar algo mientras Kuki sale de clase?− miró el reloj− el entrenamiento de Cinco tampoco ha terminado.
−Sí, suena a un buen plan.
Número Cuatro esperó a que Kuki llegara a su casillero después de su recursamiento de física antes de acercarse con las manos en los bolsillos y mirando el suelo.
−Hola Kuki− le dijo el chico.
−Hola Wally, pensé que ya te habrías ido.
−No, yo… estaba con Memo ¿ya te vas?
−Sí ¿necesitas algo?
−Yo… q-quería saber si te apetece ir por una malteada o algo… ya sabes− Kuki le sonrió.
−Sí, de hecho, me apetece una malteada ¿pero te sientes bien? Me dijo Migue que habías tenido jaquecas, yo me sentía muy mareada pero no recuerdo tantas jaquecas ¿seguro que todo bien? No deberías esforzarte de más.
−Ya me siento bien, yo…
−¡Wally!− Sarah apareció por el pasillo− ¿quieres ir a ver una película? Oh, hola Kuki− le dijo con una fingida sonrisa.
−Hola Sarah− la chica se apresuró a meter sus cosas en su mochila− creo que yo mejor me voy, nos vemos Güero.
−Espera− la tomó de la mano− vamos por la malteada. Lo siento Sarah, tengo cosas que hacer y ya te lo dije, cambia de champú.− Kuki lo miró sorprendida, pero no se atrevió a decir nada y se dejó llevar por el rubio.
Los adolescentes llegaron a la cafetería donde Wally solía llevar al sector para festejar sus misiones exitosas, la pelinegra no pudo evitar sonreír con nostalgia, las veces que había vuelto a ese lugar habían sido dolorosas, pero en ese momento estaba de nuevo con su mejor amigo, algo que por mucho tiempo creyó imposible.
Kuki se sentó en la mesa que solían ocupar y comenzó a mirar a su alrededor, las cosas habían cambiado un poco, pero seguía sintiéndose tan acogedor como antaño.
Una mujer se acercó a tomarles la orden, Kuki pidió una malteada de vainilla y una crepa de jamón con queso, Wally pidió una hamburguesa y una malteada, la mujer se alejó rápidamente.
−No has ido a la Casa del árbol− inició el rubio mordiéndose la lengua para no decir algo que empeorara su situación, ya se sentía demasiado agradecido porque Kuki volviera a hablar con él y la conversación con su amigo le había hecho entender un par de cosas.
−No yo… quise pasar un rato con mi familia y… pensé que estarías mejor sin mí, también… tenía que pensar las cosas, esto… está pasando muy rápido y… no sé Wally, quería darte la oportunidad de que estuvieras mejor con tus memorias.
-Estoy mejor− afirmó el rubio− a veces aun llegan cosas nuevas, pero creo que en general ya tengo todo lo importante y aunque no es mi estilo… yo quería… pedirte una disculpa.
−¿Por qué? Si es por lo de Sarah yo…
−No, no sólo es eso, es que… recordé mis últimos meses antes de cumplir 13 años y cómo te traté, y… Kooks− se alborotó el cabello− de verdad lamento mi yo puberto, dijo muchas cosas que no sentía y… no estuvieron nada bien.
−¿Qué cosas?− dijo Kuki mientras la mesera ponía sus malteadas en la mesa.
−¿En serio me harás repetirlas?− le dijo probando su malteada.
−Dijiste muchas cosas Güero, no sé de cuales te arrepientes y cuales eran ciertas− también le dio un largo sorbo a su malteada.
−No creo que seas tonta y mucho menos te odio ¿ok?− suspiró− lo lamento, ni siquiera sé por qué lo dije, jamás podría odiarte y te conozco super bien, no eres ninguna tonta, eres la chica más inteligente y genial que conozco− Kuki suspiró.
−Me acuerdo que eso me dolió mucho, sobre todo porque lo decías frente a Sarah, no dejabas de decirlo y que una niña tonta e infantil jamás iba a poder gustarte− le dijo recordando varias escenas que hubiera preferido olvidar− tampoco tenías por qué ser tan cruel.
−Lo sé y no tengo excusa, pero de verdad nada de eso era cierto, no podría odiarte jamás y tampoco creo que seas tonta o infantil, a veces eres… eras algo pesada con tu obsesión con esos changos, pero sin eso no serías tu.
−¿Y entonces por qué lo dijiste?− el australiano sacó el aire y le dio un largo trago a su malteada mientras la mesera les traía la crepa y la hamburguesa.
−Me gustaría tener una mejor respuesta, pero no la tengo. Mira Kuki esto… no es fácil de decir, pero estoy cansado de este juego y sé muy bien que ya nos hemos complicado demasiado las cosas, me prometí que si tenía una segunda oportunidad haría de todo para que saliera bien− ella lo miró algo confusa− y debo admitir que mi yo adolescente es un poco más sabio que mi yo de 13 años, así que, lo diré, lo dije porque soy un idiota y no sé, pensé que dándote celos y haciéndote enojar conseguiría que no te dieras cuenta que… me… ahm… ok lo he dicho ya, así que… que me gustas− ocultó la mirada entre su cabello rubio.
−No te entiendo− le dijo Kuki− o sea… me tratabas mal ¿a propósito? Eso no es nada lindo.
−No tiene sentido, es como… ahm ¿te has peleado con tus padres y has dicho algo que en realidad no sientes? − ella asintió. −Algo así fue, estaba enojado conmigo por no tener el suficiente valor para saber si yo… si tenía una oportunidad.
−¿De verdad ese era tu plan? ¿ponerme celosa con cuanta niña pudieras y diciéndome esas cosas? ¡¿Qué rayos pasaba por tu cabeza?!− le dijo intentando modular su voz para no llamar demasiado la atención.
−Evidentemente no era un buen plan− le dijo incómodo− mira, sé que no era el agente más listo, pero que no se te olvide que tú también te la pasabas saliendo con El chico, además de esos niños que a veces venían de intercambio a la escuela, los de los sectores de Sudamérica ¿cuál era el nombre del de risos? ¿Osmar?
−¿De qué hablas Güero? Solo estaba siendo amable, estaban en una escuela y un país extranjero, intentaba que no se sintieran tan solos.
−Ay claro ¿y por eso llegabas tarde a las misiones? Por estar con tus amiguitos…
−Bueno, tu faltaste a muchas misiones por estar en citas con niñas mayores o pasando el rato con Sarah y jamás te dije nada, tu eras el líder y tenías un compromiso con KND.
−No me cambies el tema, yo era tu líder y tu mi segunda al mando, eras mi apoyo para poder sacar adelante el sector y muchas veces tuve que delegar tus responsabilidades a 83 y 84 porque tú no te aparecías por ningún lado por estar dando una vuelta en el avión del Ace o comiendo Uvas con Osmar o ¿cuál era el otro? Ah sí, Fabritzio− rodó los ojos− ¿no fue él quien sugirió jugar a la botella en aquella fiesta de cumpleaños?
−¿Y te recuerdo que te tocó besar a Hanna y sólo no lo hiciste porque tuvimos un llamado de la Base lunar?
−Tu ibas a besar a Fabritzio primero de no haber sido porque…porque… ya ni me acuerdo por qué…
−No lo hice porque no quise− le dijo furiosa− porque yo sí sabía cuándo detenerme y por más que quería darte celos sabía que…que había cosas que sólo quería hacer contigo− dijo por fin con un ligero rubor en sus mejillas.
Ambos se miraron con malhumor al recordar cosas en las que no habían pensado en mucho tiempo, de pronto volvían a estar molestos con el otro y consigo mismos ¿de qué servía echarse la culpa uno a otro si al final parecía una competencia de quién de los dos hacía enojar más al otro?
−De acuerdo, es un empate− dijo Wally después de comer la mitad de su hamburguesa en silencio− a ninguno de los dos le funcionó darle celos al otro y es evidente que lo que sea que queríamos lograr con eso aún hoy no ha servido de nada ¿y si declaramos un empate en quien fue más idiota?− estiró su mano mientras Kuki lo miraba con los labios apretados, aun no muy decidida de querer dejar las cosas en paz, pero al final terminó por estrechar la de Cuatro, a quien seguía mirando con molestia− Lamento haber intentado ponerte celosa en lugar de tener el valor para decirte que me gustabas y bueno… también lamento que eso te haya hecho creer que no me gustabas o que las cosas que decía para molestar eran reales.
−Yo también lamento haberte dejado a cargo del equipo muchas veces− le dijo un poco cohibida− pensaba que si te ponía celoso tú… me dirías lo que siempre había querido oír, que yo… te gustaba− se sonrojó y esquivó su mirada, aún no podía acostumbrarse a que eso fuera verdad.
−Fui un cobarde y prometí ya no serlo, aunque no es nada fácil− le dijo echando la cabeza hacia atrás− pero estoy cansado de este estira y afloja, no funciona para nada ver quién se pone más celoso del otro, sólo… solo perdemos el tiempo y creo que de ese ya perdimos mucho− Kuki asintió− y sabes, tú también podrías haberme dicho que sentías algo por mí.
−Siempre te ponías a la defensiva cuando alguien decía algo sobre nosotros ¿cómo iba a atreverme a decirte algo? Pensaba que dirías cosas para lastimarme…
−Y a mí me daba demasiado miedo que me rechazaras, siempre creí que no podrías verme como algo más que un chico problemático y… no me gustaba sentirme así de vulnerable, pensando que cualquier cosa que dijeras podría llevarme al cielo o hundirme en el infierno.
−Los dos somos unos tontitos, evidentemente− terminaron de comer en silencio, lanzándosemiradas y compartiendo algunas sonrisas al darse cuenta lo tontos que habían sido.
−Creo que es momento de dejar de darnos celos mutuamente ¿no crees? Y al final del día, sí saliste con Ace, te lo recuerdo…
−Y tu con Sarah…
−Bueno, ya estamos a mano, nuestras versiones adolescentes no dejaron de molestarse mutuamente al parecer− Kuki sonrió con tristeza.
−Ya no quiero hacer eso Güero, estoy cansada de sentirme así de triste e insuficiente…
−¡No digas eso!− la tomó de las manos pero enseguida la soltó al sentir el rubor subirse a su rostro− lo siento no quería… Kuki escúchame bien por favor, porque aunque ya lo dije una vez aun creo que no me salen las palabras y si lo hago, solo es porque intento convencerme de que aún tengo una oportunidad contigo− tomó aire− eres la niña más bonita que conozco, y no lo digo sólo por tu físico, sí, eres hermosa, pero yo conozco a la Tres real, a la niña que eras y a la adolescente en que te convertiste, y me gustas Kuki Kiut, me gustas mucho, a mí y a todas mis versiones y estoy cansado de este juego, de pelear, darnos celos, ser víctimas de malentendidos e incluso de fingir que nos besamos por una misión en lugar de hacerlo cada vez que te tengo cerca. Sé que te causé mucho dolor, pero si de algo sirve, estoy dispuesto a pasar el resto de mi vida intentando compensarte por ser un idiota−le dijo intentando no salir corriendo por la vergüenza que sentía de estar diciendo aquello, pero se lo debía, a ella, a él, a su yo de 13 años que en aquel video lucía tan consternado y que ahora recordaba lo horrible de esa carga y pensar que todo estaba dicho.
−Me gustas Wally, siempre ha sido así, pero ahora no estoy dispuesta a soportar tus tonterías, antes era una niña y pensaba que un día cambiarías, ahora ya no voy a esperarte ni permitir que te comportes mal conmigo.
−Lo sé, y estoy de acuerdo, no voy a presionarte, pero tampoco me voy a dar por vencido y menos con Evan rondándote.
−Evan es un idiota…
−Lo sé, y que ni crea que se me ha olvidado las marcas de tu cuello, ese infeliz…
−Wally ¿podemos dejar eso? Enojarnos por todo sólo por sentirnos inseguros, me gusta hablar contigo y que seas sincero, pero no que me hagas escenitas.
−Entendido, pero tampoco estoy dispuesto a soportar que te pongas en peligro por confiar en todos los chicos, es momento en que tú también te des cuenta que eres muy linda y muchos quieren salir contigo y sólo mis puños y el miedo que me tienen lo han evitado.
−Tú tienes a medio equipo de porristas tras de ti− le dijo dispuesta a pelear nuevamente.
−Y yo solo quiero salir con una porrista− le dijo intentando ocultar una sonrisa al darse cuenta que estaban de nuevo a punto de pelear− una niña infantil que tiene una maleta de los Simios arcoíris y su mochila repleta de pines de esos changos.
−Ya salías con ella, pero parece que la capitana Rose…
−Ni me la menciones que ahora sé muy bien lo que te hizo cuando trató de acabar con KND, recuerdo tu video y las vendas, si me la vuelvo a encontrar se me va a olvidar que soy un caballero y le voy a enseñar que…
−Wally ¿quieres salir conmigo? − le dijo nerviosa, la verdad no quería seguir hablando de Rose.
−¿Qué? Pensé que querías tomarte un tiempo.
−Bueno… creo que ya hemos salido por bastante tiempo y no hemos formalizado…
−¿De qué hablas? Para mi has sido mi novia desde que me dijiste que sí cuando teníamos 13 años, solo pensaba darte un poco de espacio para volverte a conquistar con mis encantos− Kuki le sonrió− pero si eso es lo que quiere número Tres, yo no tengo inconveniente en ser compañeros de misión.
−¿Esta vez en serio? Podemos intentar salir sin matarnos y… ¿tomarnos la mano en público? − el asintió ganándose una gran sonrisa de ella. −Creo que tenemos que intentar conocernos como novios de a deveras, después de todo, solo duramos como 5 minutos y…
−Y fueron los cinco minutos más felices de mi vida ¿quieres ir a algún otro lado? No tengo ganas de volver a la casa del árbol aún− Kuki asintió. −Ay no, conozco esa mirada…
−Vamos, hoy hay una exposición de los Simios arcoíris en la plaza, se supone que van a estar regalando mercancía alusiva, hay que ir.
−Me niego.
−Pero acabas de decir que querías salir conmigo, es lo que los novios hacen.
−Estás loca, acabo de regresar con mis memorias y el último lugar donde me pararía sería en un evento de los changos torpes− miró la cara de desilusión de Kuki y se mordió la lengua recordando los consejos de número Dos, así que se obligó a contar hasta diez y suspiró− no pongas esa cara, de acuerdo, vamos.
−¿En serio?
−Sí, pero solo lo hago porque en serio quiero pasar el día contigo, no te acostumbres a agarrarme de buenas− se puso de pie junto a Kuki para pagar en caja e ir al museo, una vez afuera y con las manos en los bolsillos, caminando a su lado se atrevió a hacer una pregunta que le venía rondando en la cabeza desde hace un rato− oye Kooks− ella se giró aun con algo de rubor en el rostro pero más feliz que en mucho tiempo− ¿por qué el simio que te regalé se llama Bee?
−¿De verdad no lo sabes?
−Es abeja en inglés− ella volvió a sonreír.
−Bee no es su nombre tontito, es un diminutivo. Le digo Bee porque en realidad se llama Wallabee− el chico se paró en seco completamente rojo mientras ella daba unos pasos más antes de notar que él ya no la seguía− ¿te sientes bien Güero? ¿Quieres volver a casa?
−No… creo que… no puede ser posible.
−¿Qué?− le dijo preocupada.
−Creo que me acabas de robar el corazón, de nuevo− ella sonrió un poco sonrojada mientras continuaba caminando.
−Eres un tontito Güero− el solo atinó a sonreír y alcanzarla, la tomó de la mano y sin atreverse a mirarse, continuaron caminando hacia su destino.
Transmisión interrumpida
