Año II

Capítulo XV

Psicología de masas


—DIALOGO NORMAL—

(PENSAMIENTO)

—"PARSEL"—


La semana entera después del incidente con Lockhart había sido un verdadero infierno, si las personas antes lo veían con malos ojos por ser un hablante pársel, ahora le temían que en medio de algún enojo salieran lastimados por la magia de Harry.

—Pero miren quien tenemos acá, si es nuestro pequeño mago descontrolado. —dijo Fred pasándole un brazo por el hombro de Harry.

—Podríamos usar todo ese potencial para hacer unas cuantas bromas, ¿no, Fred? —dijo George repitiendo la misma acción que Fred pero desde el lado contrario.

—Chicos, no es gracioso. —respondió Harry molesto.

—Bueno, bueno, solo estamos bromeando. No queremos que Daphne se enoje con nosotros. —Dijo George excusándose mientras veía a la distancia a la mencionada.

—Buen día, chicos. —saludó Daphne viendo a los tres Gryffindor.

—Buen día —respondieron los gemelos al unisonó. Ambos soltaron a Harry y entraron en el gran comedor —. Ah, Harry cuidado con Wood, creo que está planeando algo. —dijo Fred mirándolo por un momento para después entrar.

—Buen día, Daph —saludó Harry con una sonrisa —. ¿Entramos? —Daphne solo asintió en respuesta.

Ambos entraron y en la mesa de Ravenclaw en la parte más alejada de todos estaba una curiosa chica de rubia cabellera, que estaba sacando un libro.

—Hola Luna. —dijo Harry mirándola.

—Oh, hola Harry, hola Daphne, linda mañana, ¿no? —respondió con una sonrisa en su usual tono soñador.

— ¿Estás desayunando sola? —preguntó Daphne mirándola.

—Sí, nadie quiere hacerlo conmigo. —respondió con un sinceridad aplastante.

— ¿Por qué? —preguntó Harry serio.

—Por todos en mi casa están infestados con Suutaf pero nadie me hace caso cuando se los digo y piensan que estoy loca. —respondió Luna nuevamente con sinceridad cortante.

Los murmullos alrededor de la mesa de Ravenclaw comenzaban a ser audibles y el apodo Lunática Lovegood comenzaba a fastidiarlos a ambos. Harry miró molesto a los compañeros de Luna, refunfuñó un momento, miró a Daphne que le asintió y volvió a mirar a su despistada compañera.

—Luna, ¿te gustaría desayunar con nosotros? —Luna abrió grande los ojos y los miró como si estuviera viendo a las personas más locas de la tierra. Pestañó un momento y antes de decir algo Harry volvió a hablar con más fuerte —. Te consideramos nuestra amiga, puedes venir a desayunar con nosotros cuando quieras. —Luna abrió ligeramente la boca y se le formo una sonrisa.

—Sí, sí quiero. —dijo con gran entusiasmo.

—Vamos, hay un lugar más tranquilo en la mesa de Gryffindor y no nos van a molestar ahí. —dijo comenzando a caminar junto con Daphne.

Todos en la mesa de Ravenclaw se quedaron mudos. Harry no era una persona accesible en su círculo de amistades, eso era algo que todo el mundo sabía.

Los tres caminaron en silencio con una alegre Luna siguiéndolos dando pequeño saltitos de forma infantil, Flitwick, al igual que McGonagall miraban con atención toda la escena, Harry Potter cuando quería dar a entender algo, lo hacía sin contenerse.

—Gaya. —dijo Harry sentándose. Daphne sonrió y Luna comenzó a ver hacia todas direcciones, desde el ventanal principal del gran comedor apareció una bola de fuego que surco todo el techo y exploto dejando ver a una gran ave, que con un hermoso canto se poso en la mesa donde los tres estudiantes se sentaban —. Hola preciosa. —Saludó Harry acariciando el cuello de la fénix, esta gimió feliz y se acerco más a Harry para poder frotar sus plumas contra la cara del joven mago.

Luna miro fascinada al ave como si nunca la hubiese visto, esta se acerco a ella y también repitió el afectuoso gesto con las rubias brujas.

...

El sol se asomaba por el horizonte era muy temprano, incluso para un madrugador Harry, pero había alguien que tenía otros planes en mente. Harry sintió como abrían el dosel de su cama, lo tomaban de los hombros y lo comenzaban a mover con algo de violencia. Harry se despertó rápidamente y puso su varita en el cuello de la persona que lo había despertado, Oliver Wood lo miro asombrado, trago profusamente y levanto rápidamente las manos cuando sintió la dura madera de la varita del buscador de quidditch.

—Perdón, capitán —dijo Harry sacando rápidamente la varita del cuello de Oliver —, solo actué por instinto. —volvió a hablar con una sonrisa forzada intentando disculparse.

—Es-es-está bien, Harry, no te preocupes, solo me sorprendió lo que paso. —dijo todavía algo asustado con una sonrisa forzosa.

— ¿Pasa algo, ni siquiera son las 6 de la mañana? —preguntó lanzando un tempus y ver la hora.

—Sí, entrenamiento de quidditch, vamos. —respondió saliendo de la cama de Harry con energías renovadas.

Harry miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez despierto, volvió a mirar al capitán.

—Oliver —volvió a hablar Harry dando un bostezo —, todavía esta amaneciendo, no se ve nada.

—Exacto —dijo con entusiasmo Wood —, ningún equipo empezó a entrenar todavía, vamos a ser los primeros, ahora rápido, arriba, agarra tu escoba, te espero abajo con los demás.

Harry se froto los ojos ligeramente, miro con envidia a sus compañeros que dormían tranquilamente, salió de la cama, todavía con el piyama agarro saco su escoba agrandándola y poniéndola en su hombro. Bajo las escaleras todavía con los ojos cerrados y cuando llego abajo, estaban todos listos y cambiados, los gemelos Weasley se veían molestos ante la interrupción de su sueño y miraban con miradas molestas a su capitán.

—Harry, te falta tu uniforme. —dijo Wood riéndose. Harry miro su ropa, bajo su escoba y la apoyó contra la pared y de un chasqueo de dedos y su ropa cambio.

—Harry, eso es genial, tienes que enseñarnos a hacer eso. —dijo Fred mirando impresionado la ropa de Harry. Harry asintió todavía somnoliento, Wood miro todos con una sonrisa.

— ¡Así me gusta! —dijo Wood con entusiasmo — Vamos todos al campo de quidditch.

Al llegar al retrato de la dama gorda, se escucharon unos pasos que descendían rápidamente de las escaleras, vio como Colin Creevey bajaba con su uniforme ya puesto y su cámara moviéndose de un lado para el otro mientras colgaba de su cuello.

—Harry, Harry, escuche que decían tu nombre desde las escaleras. Me firmarías otra fotografía.

—No, Colin, tengo entrenamiento de quidditch, y ya te dije que no me gusta nada esto. —respondió suavemente. Colin se había aprendido su horario de memoria y lo seguía a todas partes, a pesar de que Harry tenía una gran paciencia en parte por pedido de Daphne que le decía que solo lo admiraba y que para él era su héroe, su paciencia lentamente se estaba acabando.

Harry salió por el cuadro de la dama gorda. El resto de los jugadores ya se había ido rápidamente evitando al loco fan de Harry.

—Espera, Harry, nunca vi jugar al quidditch. —dijo casi en un grito mientras el también salía del agujero.

—Va a ser muy aburrido, Colin. —respondió Harry tranquilo mientras caminaba, tratándose de quitarse al emocionado chico, pero este no le hizo caso. Sus ojos brillaban de emoción.

—Eres el jugador más joven que tuvo Gryffindor en los últimos 100 años, ¿no es así, Harry? —preguntó emocionado mientras corría a su lado —. Tiene que ser genial, yo nunca volé en una escoba, ¿es fácil? ¿Esa es tu escoba? ¿Es la mejor que hay? —Harry estaba comenzando a irritarse, era como una pequeña sombra habladora que no lo dejaba nunca.— No sé cómo se juega al quidditch en realidad —reconoció entusiasmado —. ¿Hay cuatro pelotas, no? ¿Dos van volando por el campo tratando de derribar a los jugadores no?

—Sí, Colin. —respondió Harry resignado— Las dos pelotas que van por el aire tratando de derribar a los jugadores se llaman bludgers, los bateadores tienen el trabajo que estas no golpeen a ningún compañero, eso es lo que hacen los gemelos Weasley en el equipo de Gryffindor.

— ¿Y para qué sirven las otras dos pelotas? —preguntó tropezando porque iba mirando a Harry, este lo agarro rápidamente del brazo y lo miro.

—Cuidado, vista al frente —dijo Harry seriamente mientras Colin se ponía derecho mirando con completa devoción a joven jugador —, la más grande y bordo se llama quaffle. Los tres cazadores se encargan de pasársela intentando que el otro equipo no la agarre antes, la tienen que lanzar y meter en los tres postes grandes que hay a cada lado del campo.

— ¿Y la ultima?

—Es la snitch —respondió Harry —, es dorada, pequeña, rápida y muy difícil de ver. Es el objetivo de los buscadores agarrarla para poder dar por finalizado el partido. Cuando la agarran son ciento cincuenta puntos para el equipo.

—Eres el buscador de Gryffindor, ¿no? —preguntó Colin completamente entusiasmado.

—Sí —respondió Harry mientras dejaban el castillo y pisaban el blando y humedecido pasto. —, también está el guardián que se encarga de proteger los postes para que los cazadores no metan la quaffle. Eso es básicamente el Quidditch.

Pero Colin no paro en ningún momento de hacer preguntas mientras bajaban la ladera hasta llegar al campo de quidditch. Cuando Harry llego a los vestuarios, Colin casi en un grito dijo.

—Voy a buscar un buen lugar para ver.

El resto de los jugadores de Gryffindor ya estaban en los vestuarios, el único que realmente parecía despierto aparte de Wood era Harry, los hermanos Weasley tenían los ojos hinchados y bostezaban profusamente mientras seguían mirando con molestia al capitán. Junto a Alicia Spinnet, de cuarto año, que parecía estar quedándose dormida estaba Kati Bell y Angelina Johnson sentadas una al lado de la otra mientras bostezaban.

—Por fin Harry, ¿tu fan te retraso mucho? —preguntó divertido Wood.

—… —Harry no dijo nada y miro molesto a su capitán.

—Bueno, bueno… —Wood comenzó a hablar por lo siguiente 20 minutos de futuras tácticas y entrenamientos que iban a tener, Harry miraba con media atención a Wood el resto de su cerebro pensaba en lo que podría desayunar con Daphne y ahora también con Luna. Se dio cuenta que si se quedaba demasiado tiempo iba tener que avisarle de alguna forma.

—Bueno... —dijo Wood al final del discurso, sacando a Harry de su mar de pensamientos— ¿Quedo claro?, ¿Alguna pregunta?

—Sí, yo tengo una pregunta, Oliver —dijo George despertado de forma exaltada —, ¿Por qué no nos dijiste esto ayer, cuando estábamos despiertos? —Wood lo miro molesto.

—Escúchenme todos —hablo Wood casi en un grito que hizo despertar a todo el mundo —. Que hayamos ganado la copa el año pasado no significa que tenemos que dejarnos estar, somos el mejor equipo con mucha diferencia, no podemos permitir que nos ganen.

—Pero Oliver, podemos entrenar en cualquier momento, no es necesario levantarnos a las 5 de la mañana —se quejo Fred. —, el único que se levanta temprano para desayunar con su novia es Harry y hasta él tiene sueño.

—Daphne no es mi novia. —dijo Harry rápidamente con las mejillas coloradas.

—Sí, si lo que digas Harry, vamos a entrenar como nunca antes. Vamos salgan y vamos a practicar. —gritó Wood la ultima parte, para después agarrar su escoba y salir rápidamente. Todos se levantaron cansadamente y salieron al campo de juego.

...

Cuando todos salieron, todavía había rastros de niebla y el sol recién estaba saliendo. Harry bostezo, se monto en su escoba y de una patada salió volando. Colin sacaba fotos cada cierto tiempo mientras Harry volaba, entrenaron toda la mañana y cuando terminaron el cansancio era evidente en todos.

Cuando el entrenamiento termino, eran las ocho de la mañana, el sueño era visible y el cansancio estaba presente en la cara de Harry. Camino con su uniforme de quidditch todavía puesto, había llegado justo a tiempo para desayunar, afuera del comedor como todos los días estaba Daphne esperándolo y ahora también Luna.

—Buen día, Harry. —saludó Luna con una sonrisa.

—Hola, Luna.

—Buen día, Harry, ¿mañana difícil? —saludó también Daphne divertida y con una ceja levantada al ver la cara de su amigo.

—Buen día; si, al capitán del equipo se le paso por la cabeza levantarnos a las cinco de la mañana para entrenar y recién terminamos. —dijo bostezando, para después entrar, junto a sus compañeras. Ambos se sentaron en el mismo lugar que siempre y comenzaron a desayunar.

—Harry, ¿hoy vamos a estudiar juntos?

—Sí, Daph. —respondió con un bostezo. —, me faltan terminar los pergaminos de pociones y transformaciones. No creo que tardemos tanto.

— ¿Puedo estudiar con ustedes? —preguntó Luna mirándolos a ambos a los ojos mientras intercalaba entre uno y otro.

—Si, por supuesto, nos encantaría que estudiaras con nosotros. —respondió Daphne con una sonrisa sincera. Luna le respondió con un sonrisa.

...

La tarde se hizo presente y los tres se habían instalado en la biblioteca desde que había terminado el almuerzo, habían logrado terminar con todos los deberías que se habían propuesto. Daphne y Luna charlaban animadamente mientras Harry pensaba lo que se había enterado después del desayuno, Draco Malfoy era el nuevo buscador de Slytherin y su padre había comprado a todos los jugadores Nimbus 2001.

Cuando el horario de la cena comenzó se dirigieron al gran comedor, mientras caminaban Harry escucho algo, algo que no había escuchado hace tiempo. Una voz, una voz tétrica, seseante y que helaba la sangre.

— "Ven… Ven conmigo… Déjame desgarrarte… Déjame despedazarte… Déjame que te mate".

— ¿Alguna de ustedes dijo algo? —preguntó rápidamente Harry con nerviosismo.

—Eh, no, ninguna dijo nada, ¿no Luna? —dijo Daphne mientras Luna negaba con la cabeza ante la pregunta de su amiga.

— ¿No escucharon una voz?

—No, Harry, no escuchamos ninguna voz. —respondió esta vez Luna.

— ¿Qué fue lo que escuchaste? —preguntó Daphne.

—Una voz, era seseante, decía "Ven… Ven conmigo… Déjame desgarrarte… Déjame despedazarte… Déjame que te mate".

—Harry… acabas de hablar pársel.

Harry abrió los ojos bien grandes.

—Entonces la voz que escuche era de una serpiente.

—Seguramente alguna serpiente entro al castillo y debe esta cazando a algún ratón —dijo Luna con simpleza —. La habilidad para hablar pársel es una habilidad maravillosa, ¿La aprendiste?

—No, Luna, nací con ella, antes podía curar gente pero… —cuando Harry termino de contarle la historia Luna lo miraba maravillada, el se rio y prefirió dejar de pensar en lo que había pasado.

Cuando llegaron al comedor decidieron hacer algo que nunca habían hecho, se sentaron los tres al final de la mesa de Gryffindor cerca de un par de primer año y cenaron tranquilamente ante la asombrada, molesta e incrédula mirada de muchos alumnos y profesores, ese hecho era algo que no había pasado nunca.

Cuando Harry llego a la sala común después de la cena los ojos de todos se posaron en él.

— ¿No crees que te estás pasando, Potter? —dijo Ron Weasley mirándolo con los brazos cruzados.

Harry suspiro.

— ¿Y ahora que es lo que te molesta Weasley? —preguntó Harry mirándolo, ante la vista de todos.

—Lo que escuchaste, que es eso de invitar a cenar a una Slytherin y una Ravenclaw a la mesa de Gryffindor, ya suficiente las toleramos en los desayunos, ¿no crees que te estás pasando de la raya?, creo que deberías entender a quien le debes tu lealtad —respondió Weasley molesto.

— ¿Perdón? —dijo Harry molesto dando un paso hacia adelante y mirando fijamente al pelirrojo, después miro a todos los que los miraban —. Acaso esa lealtad que tanto profesas no la demuestro todos los días cuando gano puntos en clase, acaso no lo demostré ganando todos los partidos de quidditch el año pasado —Harry volvió a mirar a todos lo que estaban en la sala común que lo miraban con recelo, lanzo una risa sarcástica y continuo—. Son increíbles todos, creí que con el tiempo que paso algo había cambiado, pero no, siguen viendo al hablante pársel, al niño que vivió y después de lo que paso con Lockhart, aumento, su desconfianza aumento, todos se guían por lo mismo. —Harry no dijo nada mas, solo subió rápidamente a la habitación.

...

Octubre comenzó, las cosas en Gryffindor se habían puesto muy tensas entre Harry y sus demás compañeros, a excepción de Daphne, Luna, los gemelos Weasley, el equipo de Quidditch, ocasionalmente Neville, Colin y Ginny Weasley, en donde estos últimos dos, cada uno por su parte, prácticamente lo seguían, espiaban, e intentaban hablar en cada momento, el resto se habían dedicado a aislarlo completamente ignorándolo completamente y mirándolo con desconfianza y hasta a veces con desprecio.

Con la llegada de octubre, también llego un nuevo cumpleaños de McGonagall, nuevamente, ahora ayudados por Luna, Harry se enfrento a la tarea de elegir un nuevo regalo para su profesora y guardiana en asuntos mágicos.

Las cosas habían salido bastante bien, aunque Luna había insistido con regalarle un collar hecho de corchos de cerveza de mantequilla como el que ella tenía, la idea no fue descartada totalmente y el pensamiento de regalarle un collar era lo más prometedor que se les había ocurrido.

Así fue, durante el cumpleaños de la profesora, Harry apareció un collar de plata y una gran esmeralda en el centro.

El frio y la lluvia comenzó a hacer su aparición a mitad de octubre, sin embargo el esto no hizo que el entusiasmo de Wood desapareciera, desde que se había enterado que Draco Malfoy era el nuevo buscador y que todo el equipo tenían Nimbus 2001, él se había vuelto todavía más exigente que antes a pesar del mal clima.

Habían terminado una práctica de quidditch, la lluvia había hecho que terminase más temprano que de costumbre, Harry iba caminando por un desierto pasillo con las botas embarradas mientras iba sumido en sus propios pensamientos sobre todo lo que estaba pasando, cuando se encontró a alguien que parecía igual que preocupado que él.

—No cumplo con las características… un centímetro… si eso es… —murmuraba mientras miraba la lluvia caer por la ventana.

—Buenas tardes, Sir Nicolas. —dijo respetuosamente Harry mirando al fantasma de Gryffindor, Nick Casi Decapitado.

—Oh —respondió asustándose ante el saludo —. Buenas tardes para ti también, Joven Potter —Sir Nicolas llevaba un sombrero con plumas que emanaba mucha elegancia sobre su ondulado pelo y una túnica del siglo quince, que sin lugar que disimulaba el hecho que su cabeza estaba casi cercenada. La piel de los fantasmas era pálida y grisácea, asemejaba prácticamente al humo y permitía ver a través de estos —. Pareces preocupado Joven Potter. —dijo Nick plegando una carta transparente mientras hablaba.

—Igual que tú, mi fantasmal amigo. —respondió Harry de igual forma.

—Bah —dijo Nick con un elegante gesto de mano —, un asunto sin importancia… No es que yo, realmente quisiera pertenecer… aunque lo solicitara, pero por lo visto no cumplo con las características —a pesar de su prolijo tono, se notaba que estaba dolido por la respuesta que había recibido —, pero cualquiera pensaría que cuarenta y cinco hachazos con un hacha mal afilada serian suficientes para pertenecer al Club de Cazadores Sin Cabeza.

—Desde luego. —respondió Harry de forma cortes, ya que el fantasma esperaba que le diese la razón.

—Por supuesto, en ese momento nadie tenía el interés de que el corte fuera limpio y rápido, hubiese evitado mucho dolor. Sin embargo. —Nick saco la carta y comenzó a leer.

"Sólo nos es posible admitir cazadores cuya cabeza esté separada del correspondiente cuerpo. Comprenderá que, en caso contrario, a los miembros del club les resultaría imposible participar en actividades tales como los Juegos malabares de cabeza sobre el caballo o el Cabeza Polo. Lamentándolo profundamente, por tanto, es mi deber informarle de que usted no cumple con las características requeridas para pertenecer al club. Con mis mejores deseos,

Sir Patrick Delaney-Podmotre."

Nick Casi Decapitado indignado continúo.

— ¡Un centímetro de piel y tendón sostiene la cabeza, Joven Harry! La mayoría pensareis que estoy bastante decapitado, pero no, no es suficiente para Sir Bien Decapitado Delaney-Podmotre. —Nick respiro varias veces tratando de calmarse y continuo —, y bueno ¿a ti que te pasa?, ¿Puedo ayudar en algo?

—No, gracias por la preocupación, Sir Nicolas, pero a menos que podáis hacer que todos me dejen de ver como si fuera un monstruo, no en todo caso no me podéis ayudar. —un maullido estridente se escucho en la sala, la Señora Norris, la gata, gris y esquelética del celador Argus Filch, miraba con sus grandes ojos amarillos acusatoriamente a Harry.

—Sera mejor que te vayas, joven Harry —dijo Nick Casi Decapitado rápidamente —, Filch no se encuentra de muy buen humor. Tiene gripe y unos de tercer año, por accidente, pusieron perdido de cerebro de rana en el techo de la mazmorra 5; y estuvo toda la mañana limpiando, si os ve manchando el suelo de barro…

—Bien, muchas gracias por el aviso Sir Nicolas. —respondió Harry rápidamente mientras comenzaba a irse, pero no fue lo suficientemente rápido porque de la puerta entro rápidamente Filch que tenía una bufanda escocesa y su nariz completamente roja.

— ¡Suciedad! —gritó rápidamente mientras miraba con la mandíbula desencajada y los ojos bien abiertos el charco de agua sucia que salía de la túnica de quidditch de Harry —. Esto es el colmo Potter, ven conmigo ahora.

Harry con una sonrisa forzada y un gesto con la mano se despidió de Nick y siguió al celador mientras bajaba las escaleras, aumentando la suciedad que dejaba a su paso.

Harry nunca había estado en la oficina del conserje, siempre había tenido buen comportamiento y nunca había sido castigado, la cara de decepción de Minerva McGonagall no era algo que deseaba ver nunca, por eso siempre se había esforzado en cumplir las normas, y tener calificaciones de las cuales su guardiana en asuntos mágicos pudiera estar orgullosa.

La habitación del conserje era lúgubre y desprovista de ventanas que le daban un ambiente tétrico a todo el lugar que hacía que los alumnos tratasen de evitar a toda costa. A un costado había una especie de biblioteca en donde había muchas carpetas con nombres de los alumnos castigados, Fred y George tenían un estante para ellos solos.

Filch saco una pluma, un tintero y empezó a buscar un pergamino.

— ¿Dónde está el maldito formulario?… Aja —saco de su escritorio un papel, mojo la pluma y comenzó —. Nombre: Harry Potter. Delito:…

—Celador, solo fue un poco de barro, puedo limpiarlo con magia si gusta. —dijo rápidamente Harry.

— ¡NO!, la magia en los pasillos está prohibida, eso hay que limpiarlo a mano, para ti es solo un poco de barro, pero para mí es una hora de trabajo. Delito: Ensuciar el castillo. Castigo Propuesto:…

Filch miro con desagrado a Harry, sonrió maquiavélicamente, pero cuando estaba por bajar la pluma se escucho un ruido estruendoso arriba de la conserjería que hizo hasta temblar la lámpara de aceite que alumbraba la oficina.

— ¡PEEEVES! —gritó Filch tirando la pluma con ira —, esta vez te agarro. —Filch salió corriendo tras el poltergeist mientras que su gata corría a su lado. Olvidándose completamente de Harry.

Harry se sentó en una silla que había enfrente de la mesa en donde estaba el formulario a medio terminar. Cerró los ojos y se concentró, Filch estaba lejos, su núcleo mágico era muy pequeño y difícil de ver con todas las firmas mágicas que había en el castillo y en castillo en sí mismo.

Miro el escritorio con curiosidad y vio que entre todos los papeles había un sobre rojo con letras plateadas. Harry agarro el sobre y lo leyó.

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Harry sintió como Filch estaba por entrar y rápidamente dejo el sobre en el escritorio.

— ¡Ese armario evanescente era muy valioso! —decía con ligera satisfacción y alegría —, esta vez lo vamos a agarrar querida —Cuando vio a Harry, sus ojos volvieron a su estado normal de enojo —. Potter, lárgate de acá, tengo que escribir un informe sobre Peeves… rápido chau.

Harry con los ojos abiertos y sin decir nada salió rápidamente, saco su varita y limpio el barro que había tirado su túnica, rápidamente subió las escaleras, de un movimiento limpio las escaleras y siguió subiendo.

— ¡Joven Harry, joven Harry! ¿Funciono? —preguntó Nick emocionado saliendo de un aula, en donde se podía ver el armario destruido que parecía haber sido tirado desde bastante altura —. Convencí a Peeves para que tirara el armario justo encima de la conserjería —dijo Nick todavía con emoción en sus palabras —. Pensé que eso distraería a Filch.

—Así que fuiste tú —dijo Harry con una sonrisa —, no llego ni siquiera a ponerme un castigo. Muchas gracias, Sir Nicolas.

Ambos se fueron caminando hacia la torre de Gryffindor, Nick no dejaba de mirar la transparente carta.

— ¿Hay algo en lo que pueda ayudar para que entres al club? —preguntó Harry. Nick se detuvo en seco miro a Harry con una sonrisa.

—Sí, hay algo en lo que me puedes ayudar.

— ¿En qué puedo ayudar? —volvió a preguntar Harry.

—El 31 de octubre, festejo mi 500 años de mi muerte, es un evento muy importante y van a venir amigos de todas partes del país y sería un gran honor si me pudieras tú, y si gustan a tus amigas, acompañar en la fiesta y si pudieras comentar a Sir Patrick lo horrible y espantoso que soy, tal vez, podría entrar al club.

—Entiendo, por supuesto que voy a ir a vuestra celebración, Sir Nicolas.

—Oh, mi estimado muchacho..., ¡Harry Potter en mi cumpleaños de muerte!, sin lugar a duda un gran honor.

Nick le dio una gran sonrisa mientras continuaron caminando hacia la torre de Gryffindor.

...

— ¿Un cumpleaños de muerte? —preguntó Luna entusiasmada —. Seguro es un evento muy importante para un fantasma.

— ¿Tiene algo de especial? —pregunto Daphne dudosa.

—Un cumpleaños siempre es especial, yo nunca fui a ninguno, tampoco a uno de muerte. Seguro va a ser una fiesta muy especial y linda.

— ¿Van a querer ir? —preguntó Harry interrumpiendo la conversación mientras soltaba su pluma de sus deberes de pociones.

—Por supuesto. —respondió emocionada Luna con una sonrisa.

—Claro, prefiero no dejarte solo, no quiero que ningún trol nuevo te haga volar por los aires. —respondió divertida mientras que Harry la miraba con cara de póker ante el comentario de su amigo.

— ¿Troll? —preguntó Luna intrigada.

—Oh, ¿no te contamos la historia de porque nos llaman el dúo de Oro? —dijo Daphne divertida.

—No. ¿Cómo es?

—Bueno, todo comenzó…

Harry las miro a ambas con una sonrisa mientras que Daphne con expresiones, sonrisa y movimientos demostrativos con la varita le contaba la historia del Samhain pasado.

...

El 31 de octubre llego, Harry no estaba para nada disgustado con la fiesta, al menos iba a estar en un lugar donde no iba a estar todo el tiempo recibiendo miradas de todo tipo por quienes se hacían llamar compañeros.

Una emocionada Luna, una expectante Daphne y un tranquilo Harry caminaban con dirección a las mazmorras más amplias en donde a las siete en punto se iba a estar celebrando el cumpleaños de muerte.

Pasaron por la puerta del gran comedor en donde todo está fina y alegremente adornado en donde todos reían y sonreían mientras charlaban. Harry se detuvo un momento y miro dentro las filas de velas y los cubiertos, se mordió ligeramente el labio. Daphne lo vio, rápidamente lo agarro por el brazo y comenzó a caminar llevándolo a él también.

—No vale la pena Harry, no les des el lujo de que su idiotez te afecte. —dijo todavía con su brazo enganchado al suyo. A Harry se le colorearon las mejillas y le sonrió como respuesta. Luna miro toda la escena con una sonrisa.

—Son los Sutem, Harry, si ellos no se quieren dar cuenta no es tu problema, solo el suyo. —Harry no dijo nada, solo le respondió con una sonrisa también, ella sonrió y continuaron caminando.

Cuando llegaron todo estaba iluminado con velas negras que tenían llamas azules. A cada paso que daban la temperatura descendía mas, escucharon un estridente sonido como si alguien arañase una pizarra con mucha fuerza.

—Jóvenes amigos… les agradezco mucho que vinieran.

—Le agradecemos, Sir Nicolas, la invitación. —respondió Daphne rápidamente haciendo una reverencia. Harry la miro extrañado.

—Por favor pasen. —dijo rápidamente haciendo una reverencia.

— ¿Eso es alguna cosa de sangrepuras? —preguntó Harry extrañado.

—Se llama etiqueta, Harry, es algo muy importante para los sangrepuras, y más demostrar correctamente un saludo a un anfitrión, así que quiero que te comportes. —dijo seriamente.

—S-si… —respondió Harry temeroso.

—Parecen una pareja de casados. —comento Luna riéndose.

Ambos se sonrojaron, el frio que tenían lo habían perdido, ninguno respondió nada y en silencio comenzaron a caminar. Lo que vieron les pareció increíble, todo el lunar, aunque lúgubre, esta ricamente adornado, estaba lleno de personas transparentes color blanco perla. Que se movían por todo el salón, muchos bailando vals al son de una estruendosa y tétrica música. El techo estaba iluminado por un candelabro gigantesco con velas negras que daba un toque azulado a todo el lugar.

—Oh no, esta Myrtle la Llorona. Caminemos por otro lado. —dijo rápidamente Daphne.

— ¿Quién? —preguntó Harry.

—Es la fantasma de los baños de segundo piso, para mi es agradable. —respondió Luna con maravillada por todos lados.

—Pero para mí no, cada vez que se pone a llorar inunda los baños haciéndolos rebalsar. —comentó Daphne molesta.

Siguieron caminando hasta que vieron una mesa llena de comida, pero estaba toda podrida y emanaba mal olor. En el centro había un gran pastel que decía en letras negras.

"Sir Nicholas de Mimsy-Porpington, fallecido el 31 de octubre de 1492."

Continuaron caminando hasta que Peeves apareció delante suyo con una bandeja de alguna especie de comida, pero esta estaba podrida y mohosa así que no había forma de saber qué tipo era.

—Escuche lo que dijeron de la pobre Myrtle, no fueron muy amables. —dijo entrecerrando los ojos. Tomó aliento y grito.— ¡MYRTLE!

—No, Peeves, no hagas esto —dijo rápidamente Daphne. Una fantasma de una chica rechoncha con lentes gruesos y pelo lacio se acerco —. Oh, hola Myrtle. —saludó Daphne rápidamente.

— ¿Qué? —respondió rápidamente Myrtle.

—Bueno es que…

—Ahora mismo la señorita Greengrass, estaba hablando de ti. —Le dijo Peeves al oído. Daphne lo miro molesta.

—Te estabas burlando de mi ¿no? —dijo rápidamente Myrtle —, discúlpame por no ser linda como tú o tener a Harry Potter agarrado del brazo —Daphne y Harry rápidamente se soltaron mientras un rubor aparecía en sus mejillas quemándolos —. ¿Crees que no sé cómo me llaman a mis espaldas? Myrtle la llorona, Myrtle la gorda, Myrtle la fea.

—Se te olvido la granos —dijo Peeves con malicia.

Myrtle comenzó a llorar violentamente y se fue corriendo con Peeves detrás de ella burlándola.

—Por Merlín, ahora todo el segundo piso va a estar inundado. —se quejo Daphne

— ¿La están pasando bien? —preguntó Nick mientras se acercaba a ellos.

—Por supuesto, nunca me habían invitado a un cumpleaños. —respondió Luna con su habitual aire soñador mientras seguía viendo a todos lados.

—Vino bastante gente… voy avisarle a la orques… —pero un cuerno de caza los interrumpió e hizo que todos se quedaran en silencio —. Ya empezamos… —dijo Nick Casi Decapitado con tono funesto.

Un cuadrilla de jinetes sin cabeza apareció, todos menos el trio de estudiantes y Nick aplaudieron vivazmente.

—Nick —dijo un hombre rechoncho mientras bajaba de su caballo —, ¿Todavía te cuelga la cabeza? —todos los fantasmas comenzaron a reírse, Nick puso una cara de molestia —. ¿Pero qué es lo que tenemos acá, niños? —volvió a hablar acercándose al trio —. Si ustedes están acá entonces este no es un verdadero cumpleaños de muerte, ¿cuál es la gracia que ninguno de estos fantasmas no los asuste?, pero no se preocupen, ahora que estamos nosotros, el Club de Cazadores Sin Cabeza, van a saber lo que es el miedo. —dijo de forma tétrica. Los tres lanzaron su plan de acción en marcha.

—Ustedes no dan miedo —habló Harry de forma segura —son simples fantasmas comunes que fueron decapitados, hay muchos como ustedes.

— ¿Qué? —preguntó Sir Patrick consternado

—Claro, es mucho más común un fantasma completamente decapitado que uno casi decapitado. —comentó Luna en forma soñadora.

—Creo que su Club no es más que un montón de fantasmas comunes que no dan miedo. Sir Nicolas da verdadero miedo, él puede alardear de algo que no es común. —esta vez hablo Daphne con tono burlón mientras miraba a los jinetes.

—Noso-nosotros no... mmm Sir Nicolas —dijo mirándolo —, debido a lo que estos jóvenes dicen, creo que estaríamos dispuestos a hacer una excepción, esto es inadmisible, fantasmas que no dan miedo, alguien tan poco común como tú, creo que sería un miembro muy bueno… —Harry no quiso escuchar mas, guiño el ojo a Sir Nicolas que los veía con una gran sonrisa. Los tres se dieron vuelta y se salieron de la fiesta.

—Creo que deberíamos ir a comer pastel de chocolate. —comentó Luna alegremente mientras caminaba.

Y entonces Harry escucho.

— "Matar… Desgarrar… Despedazar…".

Harry trastabillo y se agarro rápidamente a la pared, todo el ambiente se sentía frio, abrió grande los ojos.

—Harry, ¿qué…? —preguntó Daphne mirándolo.

—La voz está hablando. —interrumpió Harry rápidamente.

— "…Deseo… Durante tanto tiempo".

—Shh, silencio.

— "Matar… es hora de matar"

La voz comenzó a alejarse. Miro al oscuro techo, en donde la voz comenzaba a difuminarse, rápidamente y con muchas sensaciones Harry comenzó a caminar. Daphne y Luna no dijeron nada solo lo siguieron, llegaron a la planta principal, era el lugar donde estaba el gran comedor. El piso estaba todo mojado, se veía como caía por las escaleras.

—Myrtle seguramente inundo nuevamente los baños y el agua llego hasta acá. —dijo Harry mirando el suelo mojado.

—Harry… —Daphne no pudo continuar en el medio de la intersección que tenían delante había una palabras pintadas.

LA CAMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA.

TEMAN, ENEMIGOS DEL HEREDERO.

Los tres se quedaron estáticos, Luna había perdido su habitual mirada soñadora y ahora estaba completamente concentrada en lo que había delante.

— ¿Esa no es la señora Norris? —preguntó casi como si fuera un leve suspiro.

Un ruido como si fuera un trueno se escucho en todo el pasillo, la fiesta había terminado, de cada extremo de los distintos corredores se escucharon los pasos de los estudiantes que se movían rápidamente.

La charla y el bullicio que había se silencio de un momento a otro, cuando vieron la gata colgada de la cola en una antorcha. Todos se quedaron viendo a Harry, Daphne y Luna.

Alguien desde atrás grito.

— ¡Teman enemigos del heredero! ¡Los próximos van a ser los sangresucia! —dijo Draco mientras avanzaba hasta la primera fila y veía con una sonrisa a la gata petrificada.

— ¡¿Qué es lo que pasa acá?! —gritó el celador— ¡Mi gata! ¡Potter! —volvió a gritar al ver a su gata, rápidamente lo agarro del cuello de la túnica de forma amenazantes.

—Argus, alto —se escuchó la voz de Dumbledore seguido por lo demás profesores, rápidamente paso por un costado de los tres estudiantes y descolgó a la Señora Norris. —. Argus, ven conmigo —dijo suavemente —. Ustedes tres también. —continuo mientras los señalaba con el dedo.

—Mi oficina —se adelanto Lockhart asustado —, es la más próxima, puede disponerla como desee.

—Gracias, Gilderoy.

Los ojos acusadores de todos se posaron sobre Harry mientras caminaba, sintió la mirada de todos los alumnos, lo miraban con miedo, el temor era visible, Harry vio que los prefectos tenían sus varitas preparadas ante cualquier movimiento raro que hubiera hecho, estaban dispuestos a atacarlo. El infierno se acaba de desatar para él.

El miedo es un sentimiento muy poderoso, hace que las personas hagan cosas irracionales, ahora todos tenían ese sentimiento apuntando hacia él y en menor medida en sus amigas. Las cosas se iban a poner mucho más difíciles de lo que ya estaban.

Sentía como la mirada de McGonagall estaba clavada en su espalda, no quería darse vuelta y verla a los ojos, tenía mucho miedo a la expresión que tuviera su guardiana, no podría soportar ver su mirada de decepción en él.