La letra cursiva es para señalar que están hablando otro idioma.

"Entre comillas es para pensamientos".

"Si está entre comillas y cursiva es Lyla hablando".

* es nota de autor. (Para aclarar cualquier pendejada que surja).

NOTA: No todos los capítulos tendrán parejas, algunos se centrarán en un único personaje con el respectivo tema.

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5 – Colmillos

Miguel O´hara (α) x Hobart Brown (β)

El líder de la sociedad araña no era un Spiderman muy convencional, empezando que su mutación es debido a un suero de una experimentación científica en vez de una mordida de araña, eran pocos los enterados de ese detalle. Miguel lo prefería de esa manera, pensaba que no todos lo tomarían muy bien si la información se esparcía.

Por supuesto los Spiderman por lo general tenían una curiosidad incontrolable, a su vez eran increíblemente ingenuos y despistados, esa descripción calzaba en general con los Peter Parker en todas sus variaciones.

Miguel trataba en lo posible de mantener su máscara activada, evitando llamar la atención, sus colmillos era algo que llamaban mucho la atención la primera vez que lo veían sin la máscara, es por eso que no sonreía a menudo y si lo hacía era una sonrisa suave, apenas una curvatura sarcástica en la mayoría de los casos. Igualmente evitaba comer en la cafetería cuando estaba llena de gente, se sentía incómodo de que se le quedaran viendo, siempre estaba el Spiderman que tenía demasiada curiosidad para su propia seguridad y la de todos los involucrados.

El arácnido rápidamente aprendió a pasar la mayor de su tiempo solo en su oficina, con la irritante pero reconfortante compañía de Lyla, y muy de vez en cuando Jess, de esa manera evitaba a los molestos curiosos.

De lo que no estaba al tanto Miguel era que sus colmillos llamaban la atención de una manera completamente diferente a la que él imaginaba. La verdad cruda y dura era que los colmillos de Miguel excitaban a más de uno, era de conocimiento popular - sobre todo en los universos regidos por las castas - que unos colmillos prominentes era signo de fuerza y virilidad en alfas.

No era un tema que circulara abiertamente por el cuartel, más bien era información clasificada y exclusiva para mayores de dieciocho años, había una apuesta vigente muy popular en el círculo de castas, quien lograra obtener una marca de los colmillos de Miguel sería el ganador. *

Al inicio fue una competencia reñida, pero conforme el tiempo pasaba y se daban cuenta de lo paranoico que era el mexicano, además de gruñón y poco sociable la emoción fue disminuyendo poco a poco.

Y aunque era una misión difícil no era imposible.

Hobart Brown, el autoproclamado Spider Punk, en particular pensaba que era una misión de lo más entretenida. Rondar a Miguel era como jugar con una granada, no sabías en qué momento iba a explotar, eso era lo emocionante. Irritarlo también era bastante divertido, el pobre cargaba mucho estrés encima por lo que es fácil hacerle enojar, las únicas veces que no estaba enojado o de mal humor era cuando hacía trabajo de laboratorio, eso parecía ser lo único que le hacía bajar la guardia porque su mente estaba al cien por ciento en su trabajo y sin sentido arácnido que le advirtiera del peligro Hobie hizo de su misión personal escabullirse tras Miguel para sorprenderlo cada vez que pudiera.

Siempre que podía entraba al laboratorio personal de Miguel, con mucho cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible. Llevaba varias semanas haciendo la misma rutina: entraba, sorprendía al mexicano por la espalda y luego se quedaba junto a él para platicar, haciendo que bajara la guardia. Con cada ocasión Hobie se acercaba más a Miguel, semanas atrás le sorprendió tocando su espalda, después fue en sus hombros, la semana pasada le tocó el costado haciéndole saltar por tocarle en un lugar vulnerable, Miguel tan solo le miró mal y luego siguió trabajando, eso para Hobie fue el indicador de que su jefe se sentía demasiado cómodo a su alrededor.

Esta vez, se acercó por detrás cubriéndole los ojos.

- Adivina quién es. – susurró contra su oído. Miguel no se asustó ni atacó sabiendo de quien se trataba.

- Sinceramente, Hobart… – suspiró el hombre bajando los tubos de ensayo en sus manos, pero sin soltarlos por completo. – A veces actúas como un niño. Tienes que madurar.

- ¿Madurar? – murmuró el joven punk riendo suavemente. – Puedo actuar como un adulto, si es lo que quieres…

Sin que Miguel se lo esperara, sintió su cabeza se halada suavemente hacia atrás, con los ojos aun cubiertos por manos de largos dedos llenos de anillos, lo siguiente que sintió fueron unos carnosos labios.

Por la sorpresa soltó los tubos de ensayo que se derramaron sobre la mesa, el delicado cristal se rompió contra el piso.

El contacto no duró mucho tiempo, Miguel se separó enseguida, viendo a Hobie con el ceño fruncido. – ¿Qué te pasa…?

Hobie no le permitió alejarse demasiado, presionando su delgado cuerpo contra el de Miguel, le hizo retroceder hasta que su cadera chocó contra la mesa, pasando su mano tras la cabeza de Miguel lo atrajo para un nuevo beso. El latino se resistió al principio, intentando apartar al joven, Hobie presionó con su cadera y con la otra mano aferró la cintura de su jefe.

- Para…

- Me pediste que actuara como un adulto. – le recordó Hobie, sus carnosos labios rozándole, el aro de metal calentándose entre sus labios. Sin darle oportunidad para quejarse de nuevo Hobie metió su lengua en la boca de Miguel haciendo que gimiera, el piercing en la lengua del joven arácdino le tomó por sorpresa.

Hobie recorrió con su lengua cada rincón de la dispuesta boca, el cielo de la boca, la sensible lengua y… los colmillos, la punta de su lengua pasó por los afilados caninos. En este punto Miguel estaba gimiendo y derritiéndose en el beso.

En algún momento dejó de luchar contra Hobie y tan solo se dejó llevar por el agradable beso, lento y explorativo. Un jadeo sorprendido escapó de Miguel cuando sintió su lengua ser mordida, el movimiento involuntario hizo que uno de sus colmillos rasgara el carnoso labio inferior del joven inglés, eso no impidió que le beso continuara con un nuevo nivel de desesperación.

Se separaron jadeantes, Hobie sentía su labio un poco estumido, se pasó la lengua por los labios sintiendo el sabor metálico de su propia sangre. Miguel con las mejillas arreboladas giró el rostro, limpiándose con el dorso de la mano los restos de sangre y saliva, manchando de rojo el conjunto blanco que solía usar en el laboratorio.

- Hermoso. – murmuró Hobie con una sonrisa ladina, satisfecho con el resultado de sus acciones.

Ante esa palabra Miguel finalmente reaccionó, con el ceño fruncido empujó a Hobie para que le devolviera su espacio personal.

- Deja de andar jugando. – regañó y se dio la vuelta para limpiar los reactivos que se le cayeron. – Fuera de aquí, por tu culpa tengo que empezar de nuevo.

- De acuerdo, avísame cuando estés de humor para más. Esquivando un tubo de ensayo que iba directo a su cabeza Hobie salió del laboratorio.

Una vez afuera Hobie se tocó el corte del labio. Se le pasó por la mente el divertido pensamiento de que todos los omegas explotarían de envidia si supieran que la marca en su labio fue hecha por los colmillos de Miguel, a él, un beta.

Casi en seguida se le coló la imagen del rostro de Miguel sonrojado, los ojos vidriosos perdidos de placer… no, este sería su secreto. Nadie tenía derecho de ver al líder de la Sociedad Arácnida de esa manera.

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Creo que era un demasiado obvio que el protagonista de este capítulo iba a ser el papucho O ´hara

* La apuesta más absurda de la vida pero aquí no estamos para ser muy cuerdos no? :P