¡Hola! ¡He vuelto! Lamento haber tardado tanto, pero no os podéis imaginar todo lo que pasó en mi vida, jajaja. En serio, no os imagináis, de todos modos, no es algo de lo que sea bueno hablar.

Vale, en esta ocasión traigo un especial de mi banda favorita, espero que podáis disfrutar de esta historia, la cual cuenta con cuatro capítulo, además de prólogo y epílogo (seis partes en total).

¡Disfrutad!

Basado en "505" de Arctirc Monkeys.

Dedicado especialmente a MisguidedGhost08. Feliz cumpleaños, tía.

VOY A VOLVER
a verte llorar

OO

"Stop and wait a sec
When you look at me like that
My darling, what did you expect?"

—Nunca más bebo después de un show.

Esas fueron las palabras de Butch para anunciar su llegada al departamento que compartía con su adorada novia.

Buttercup, en tanto, yacía dormida profundamente sobre aquel colchón con sábanas blancas y edredón de color rosa pálido. Butch se acurrucó a su lado, luego de deshacerse de su ropa, claro, y quedar solamente en ropa interior. Tenía calor, pero sabía que era por el alcohol que hubo consumido hace un rato, puesto que el cuerpo de la chica estaba frío, por ende, el único acalorado era él.

Tomó las mantas y volvió a cubrir el cuerpo de su novia, quien se movió acomodándose contra el pecho del chico. Parecía que sí estaba pasando frío. Butch se preguntó por qué no se tapó, sin embargo, a él también le pasaba que se quedaba totalmente destapado en las noches de invierno y su cuerpo no reaccionaba a cubrirse nuevamente. Debía ser por el cansancio, y Buttercup sí que estaba agotada.

Todo el sueño que traía, por el efecto soporífico del alcohol, pareció esfumarse cuando vio aquella alianza, ese pequeño anillo plateado, en el dedo de Buttercup. Fue un regalo que le hizo hace un par de semanas. Con cuidado, al menos eso creyó él, tomó la delicada mano de su novia con la intención de besarla, pero aquel movimiento terminó por despertarla.

—¿Butch?

—Perdona —le dijo él—, no pensé que importunaría tu sueño.

—¿Qué hora es?

—Las tres.

Mintió, eran las cuatro, pero si le decía la verdad, ella le reclamaría por qué llega tan tarde. Quería evitarse dicho "drama", porque, si bien él la amaba, había veces en las que consideraba que, en realidad, ella era una molestia.

Buttercup asintió lentamente y se volteó hacia su lado para estar frente a frente. Butch intentó contener su respiración para que ella no notase su olor a alcohol, mas fue en vano, porque ella arrugó la nariz.

—Se te ha pasado la mano de nuevo —le dijo—. ¿No que ya no te apetecía pasar las noches bebiendo vino?

—No era vino, era ron. Deberías aprender a diferenciar el aroma del alcohol —bromeó, pero ella no parecía tener intención alguna de sonreír ante tal deprimente broma.

Si bien Butch se dio cuenta de que ella intentaba conciliar nuevamente el sueño, sintió el latido de su corazón relajarse, como si se estuviera fusionando con el suyo, pero creyó que sería una buena idea poder expresarle a su novia el pensamiento que venía rondando por su cabeza desde la presentación de esa noche.

—Tuve un buen show —dijo—. Pronto podré cumplir mi sueño de vivir de la música, y así, hacer todos tus sueños realidad, Buttercup.

—¿Mis sueños? —murmura ella medio dormida—. Mi sueño es poder titularme y poder vivir en una casa de color blanco, lo sabes muy bien.

—Sí, lo sé, amor. Y yo seré quién haga tus sueños en realidad, así no tendrás que hacer nada.

Buttercup guardó silencio. Ella estaba en la universidad, Butch había botado su carrera por seguir sus anhelos de convertirse en músico. La dedicación que él le ha puesto a cumplir su sueño se hizo evidente cuando le manifestó que "él no estaba hecho para vivir según las reglas de la sociedad, él nació para ser un artista".

Butch comenzó a besar a su novia, y ella se dejó llevar. Las caricias y los besos eran algo que ella extrañaba con demasía, sobre todo porque, por un momento, pensó que él se había olvidado por completamente de la relación que mantenían ambos. Pero no era así, y él se lo demostró con un armonioso vaivén de caderas y suaves besos en el cuello.

Por supuesto, Buttercup no se imaginó que, al despertar, su novio no estaría a su lado. La peste a alcohol se hubo disipado, la ropa de Butch no estaba por ninguna parte, mas una mísera nota reposaba en la pequeña mesa del comedor. Un mensaje escrito a la rápida con una pésima caligrafía hizo que, lo que prometía ser una cálida y buena mañana, se convirtiera en un torrencial tal y como estaba pronosticado para ese mismo día.

Parto de gira como telonero de una banda. Perdona por irme así, es que no tuve tiempo de contarte, pero es una oportunidad que no podía rechazar. Perdóname, tengo que cumplir mi sueño para poder hacer realidad el tuyo.

Te amo.

Atte, tu amorcito, Butch.

—"¿Amorcito?" —dijo Buttercup estrechando dicha nota entre sus manos—. Qué hijo de puta.

No importaron las veces en que le mandó mensajes ni cuántas llamadas realizó, Butch simplemente no respondió a ninguno. Buttercup estuvo angustiada todo el día, dicha incertidumbre no la dejaba concentrarse durante el día, incluso si no tenía muchas cosas por hacer. ¡Ni siquiera fue capaz de cocinar porque no tenía apetito!

Luego de toda una velada de angustia, a las tres de la mañana, recibió una respuesta de su novio.

"Confía en mí, amor."

Qué va, no le quedaba nada más por hacer.

Una vez que revisó dicho mensaje, se puso de pie. Con la intención de tomar una ducha, fue hasta su baño y vio que, en la perilla, seguía colgada la campera de su novio. Esa marrón de cuero que se había negado a llevarse porque "era su forma de informarle a los visitantes que ella tenía novio".

Presionó dicha campera contra su pecho y dejó caer un par de lágrimas. Es considerablemente difícil mantener una relación cuando, era evidente, que no congeniaban al cien por ciento. Sin embargo, ella igual quería intentar.

"Detente y aguarda un segundo
Oh, cuando me miras así,
querida, ¿q
ué es lo que esperas?"