Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de LyricalKris, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from LyricalKris, I'm just translating with the permission of the author.
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Epílogo
1 año y algunos meses después
Edward se sentó frente a Bella en la limusina. Si no lo hubiera hecho, no habría podido quitarle las manos de encima.
―Estás deslumbrante esta noche ―dijo con voz suave y adorable―. ¿Lo sabías?
Bella, que había estado mirando por la ventana con una expresión soñadora en su rostro, giró la cabeza para mirarlo. Ella sonrió, una sonrisa llena de dientes.
―Lo siento. Sé lo que sientes por Hollywood y lo surrealista de todo esto, pero todavía no puedo creer que esta noche sea real. Es todo tan...
―¿Mágico? ―Él sonrió―. Lo es. Ese era el problema para mí, pero ahora que estoy lejos de todo eso en mi vida real, puedo apreciar un poco de magia.
Con un movimiento fluido, se acercó a ella, incapaz de resistir el impulso de tocarla. Al igual que en la primera fiesta de Navidad, ella resplandecía, pero este vestido no era el corto y divertido que usó para ese entonces. No, este era un vestido que abrazaba la línea de su cuerpo hasta su cintura, donde se ensanchaba suavemente. Comenzaba de color azul real y descendía en cascada por la escala de colores hasta terminar en el tono más suave de azul bebé. Estaba tachonado aquí y allá con algún tipo de piedra delicada que brillaba mientras ella se movía. Y el busto...
Bueno, no podía pensar en el busto si quería cumplir con el resto de lo que tenía planeado esta noche.
En cambio, mantuvo sus ojos en los de ella mientras le tomaba la nuca y jugaba con un mechón de cabello.
―¿Recuerdas lo que te dije en esa primera fiesta de Navidad en tu trabajo?
Ella ladeó la cabeza, su expresión era suave.
―Recuerdo muchas cosas que me dijiste.
Un escalofrío lo recorrió ante los recuerdos. Ella tenía razón, por supuesto. Tantas verdades fueron reveladas esa noche. Tantas cosas fueron susurradas al oído mientras sus manos la exploraban por primera vez.
Pasó la punta de su dedo por el arco de su cuello, jugando con la delicada joya que colgaba de la cadena de su collar.
―Tenerte en mi brazo fue bueno para mi imagen.
Ella sonrió, pero sus mejillas se sonrojaron maravillosamente.
―¿No crees que fue la segunda nominación al Oscar?
Él chasqueó la lengua.
―A nadie le importa la categoría de Mejor Editor. ¿Pero yo caminando ahí junto a ti? ―Sacudió la cabeza―. ¿Tienes idea de cuánta gente te estaba mirando, tratando de ubicarte como una prometedora actriz o modelo?
Su sonrojo se hizo más intenso, pero también su sonrisa.
―Amigo, ¿has visto tu cara? Todos están llorando porque insistes en ser el nerd de la industria cinematográfica.
―Míranos. Las decepciones de la industria cinematográfica.
―Ja, sí. El nerd atractivo dos veces nominado al Oscar es una gran decepción.
―Bueno, para cualquiera que no entienda cómo pude dejarlo todo para trabajar en los estudios de Vancouver.
―Ese es un buen punto. ―Ella apoyó una mano sobre su pecho mientras se inclinaba―. Voto por que te acostumbres a ser una decepción, porque no voy a renunciar a ti ahora.
Puso su mano sobre la de ella, frotándola de arriba abajo, sintiendo la forma de sus dedos mientras miraba sus ojos llenos de adoración.
Y mirándola, viendo lo mismo que él sentía reflejado en sus ojos, cualquier nerviosismo que sentía se desvaneció. Él se inclinó y tomó sus labios en el más suave de los besos. Ella inclinó la cabeza y suspiró cálidamente contra su piel. Se demoró, totalmente incapaz de alejarse una vez que la probó. La besó de nuevo, lento y dulce, saboreándola.
Parecía imposible que hubiera conocido a esta mujer desde hacía relativamente poco tiempo. A menudo parecía como si ella fuera parte de él, grabada en la estructura de su ser y esencial para su continua existencia.
Tal vez solo había pasado poco más de un año, pero lograron avanzar mucho en ese tiempo.
El tiempo que pasó concluyendo su vida en Los Ángeles les dio algo de espacio para pensar. Ella necesitó tiempo para lamentar verdaderamente la pérdida de la vida que había planeado con Jacob. Él necesitaba tiempo para aceptar realmente el impacto que tendría en su carrera mudarse a Seattle y trabajar en los estudios de Vancouver. Sin duda, era una pérdida de prestigio, pero seguiría haciendo lo que amaba con los pies firmemente plantados en la realidad.
Cuando él se mudó, se tomaron su relación con calma. Conocieron a los amigos y familiares del otro. Se dieron espacio el uno al otro. Fue solo recientemente que finalmente cedieron a su deseo mutuo de pasar todos los días juntos. Bella le pidió que se mudaran juntos tres segundos antes de la medianoche de la víspera de Año Nuevo, y él respondió que sí mientras la cuenta regresiva sonaba fuerte a su alrededor.
Ahora era marzo. Edward perdió su segundo Oscar y, sin embargo, ahí estaba, en la cima del mundo.
La limusina se detuvo y Edward suspiró, apoyando su frente contra la de ella y respirando su aroma.
De alguna manera, cuando el conductor abrió la puerta, pudo alejarse de ella. Mientras se dirigían al gran hotel, él entrelazó sus dedos, acercándola lo más que pudo a él y al mismo tiempo permitiéndoles a ambos moverse con facilidad. Él podía ver escrito en el rostro de ella que iba a tener mucha suerte cuando estuvieran al fin detrás de la puerta cerrada de su suite. Sintió que su polla se agitaba ante el pensamiento y tuvo que respirar por la nariz, recordándose a sí mismo que ella probablemente se distraería mucho tan pronto como entraran.
Bella, sin embargo, era una mujer que no tenía miedo de tomar lo que quería. Mientras se acercaban a la puerta, ella se giró, tomándolo por ambos lados de la chaqueta del traje y acercándolo hacia ella mientras se apoyaba contra la puerta. Ella se puso de puntillas y tomó sus labios en un beso apasionado que atravesó cada nervio. Cualquier idea que tuviera de tomar el control de la situación desapareció cuando ella aflojó su agarre sobre su chaqueta solo para pasar sus dedos a lo largo de su cuerpo, por encima y por debajo de su camisa de vestir. El toque provocador lo volvió loco. Él gruñó en su boca, profundizando su beso.
Una mano desapareció de su excitante misión solo para reaparecer en el bolsillo de su pantalón, tan cerca de donde más deseaba su toque. Pero no, Bella metió los dedos en su bolsillo el tiempo suficiente para sacar la llave de la habitación que estaba allí. Ella rompió el beso y se giró en su abrazo.
Mientras ella abría la puerta, él le apartó el pelo de un hombro y agachó la cabeza, fijando los labios en su cuello. Se emocionó ante el pequeño ruido que ella hizo mientras la mordisqueaba ligeramente y ponía sus manos en sus caderas, guiando su trasero hacia él.
Le tomó dos intentos mientras sofocaba un suave gemido, pero logró escanear la llave en la puerta, dejándolos entrar. Giró de nuevo y envolvió sus brazos alrededor de su cuello. Ella jaló. Él empujó, con las manos todavía en su cintura, guiándola, y entraron a la habitación conectados por la boca.
Antes de que pudiera decidir si la llevaba en brazos a la cama o simplemente la tomaba allí en el sofá, Bella se apartó.
―Qué es…
Edward parpadeó, sus pensamientos lentos y arremolinados mientras intentaba descubrir por qué diablos su hermosa novia se había alejado de sus brazos.
»Edward ―susurró, llevándose la mano a la boca mientras giraba en un lento círculo alrededor de la habitación.
Y entonces, cuando el aroma de cientos de flores impregnó sus sentidos, lo recordó.
El hotel le había enviado una foto de la decoración que él les solicitó y por la que había pagado generosamente, pero verlo en persona fue una experiencia completamente diferente.
Flores, en arreglos altos y elaborados, se alineaban en un camino a través de la sala de la suite hasta el dormitorio. La garganta de Edward se apretó. Los latidos de su corazón se aceleraron cuando los ojos muy abiertos de Bella se encontraron con los suyos.
»¿Qué es esto? ―preguntó ella en un suspiro.
Él sonrió, tranquilizándose de nuevo mientras la contemplaba. Estaba etérea con su vestido; que brillaba en la casi oscuridad, fluyendo a lo largo de la forma de su cuerpo como agua. Sus labios eran de color rojo rubí. Su cabello era una cascada de ondas oscuras que le caían por la espalda. Con el telón de fondo de las flores, ella era un sueño hecho realidad.
Tomando su mano, la empujó hacia adelante, señalando los distintos ramos. Margaritas, claveles, lirios. Deseo, admiración, enamoramiento. Violetas por la lealtad. Rosas rojas, blancas y rosadas: pasión, intención pura y amor.
Y en el centro de la cama, un ramo de heliotropos: flores diminutas y delicadas en tonos violeta, blanco y rosa unidas en su base mediante un anillo.
Sacó el anillo del ramo y se arrodilló ante ella.
―Mi amor y devoción por ti es eterno. Eso es lo que significan estas flores. Bella…
―Sí ―chilló ella―. Sí, sí... Ah. Quiero decir... ―Se tapó la cara con ambas manos, haciendo un ruido extraño antes de intentarlo de nuevo―. Lo siento. Quiero decir... tú primero.
Su sonrisa era tan amplia que le dolían las mejillas, pero se aclaró la garganta e intentó poner una expresión seria.
―No, necesitas pensar realmente en esto. ¿Sabes lo que significa si me dices que sí?
―Tengo una idea vaga. Amarte y cuidarte. En la riqueza y en la pobreza. En la salud y en la enfermedad. ―Sus ojos brillaron―. ¿Algo como eso?
El placer lo invadió ante la idea. El resto de sus vidas. No podía esperar a ver qué harían juntos.
Pero ese era el punto.
―Algo así ―estuvo de acuerdo―, pero también... Navidad a partir del primero de noviembre de cada año.
―Oh. ―Ella puso una expresión solemne―. Tendría que acostumbrarme a decorar el árbol incluso antes de que planeemos el Día de Acción de Gracias, ¿eh?
―Y probablemente será peor si decidimos tener hijos.
―Mmm.
Edward levantó el anillo: oro rosa, engastado en forma de flor con sus pétalos cubiertos de pequeños diamantes.
―Cásate conmigo, Bella. ―Él sonrió―. Me hará feliz todo el año.
―Oh, Dios ―gimió―, eso fue tan cursi.
―Todos mis consejos románticos los aprendo de películas navideñas, ¿recuerdas? Es otra cosa que tendrías que soportar.
Ella sonrió y se arrodilló junto a él. Ella besó su mano y luego sus labios dulcemente.
―Sí, me casaré contigo. Muy feliz y todo.
Deslizó el anillo en su dedo.
Y vivieron felices para siempre.
FIN.
Bueno, ahora sí marcamos completa la traducción, espero que les haya gustado tanto como a mí.
No olviden dejar su review en la historia original agradeciéndole a Kristina por autorizar la traducción, el enlace a la historia está en mi perfil.
Aquí les dejo una opción, recuerden que hay más en el grupo:
"Thank you so much for allowing Sarai the translation of your story, we enjoyed every single chapter, we love how Edward and Bella were able to find joy after a bad breakup. Happy Holidays from (su país de origen)".
