Rose pov
-Bueno ya estás de nuevo en tu hogar dulce hogar.-Dijo Bella divertida mientras se estacionaba frente al edificio.
Yo suspiré pesadamente.-Gracias.-La abracé -La pasé muy bien anoche.
Ella rió.-Lo sé.-En eso unos golpes se oyeron en el vidrio. Ambas nos sobresaltamos. Era Emmett.
Al instante Bella se separó de mí.-Bájate antes de que esa bestia arruine mi parabrisas.-Bufó molesta. Rodé los ojos.
-¿Qué es lo que te pasa?-dije molesta.
-¿No puedo echar de menos a mi prometida o que?-replicó
-No, si eso significa no darme espacio, tengo vida Emmett. Si te aburres busca algo que hacer.-le dije de mala gana.
-Estaba preocupado por ti. Mira la hora que es.-Señaló su reloj. Eran las 10 de la mañana. Puse los ojos.-Estaba a punto de ir a buscarte.-Dijo enfadado enseñándome las llaves de su auto.
-Bueno ya, deja el teatro.-Dijo Bella ya fuera del auto, recostada en la puerta de su mini cooper encendiendo un cigarrillo.-Te regreso a tu prometida sana y salva. No hagas tanto escándalo.-Dejó salir todo el humo.
-Disculpa pero eso es entre ella y yo.-Emmett la vio mal.
-¿Tienes algún problema conmigo o que?-Dijo retándolo. Bella ya se había enfadado.
-Ok ok.-Intervine yo.-Ya no discutan. Emmett vete, en seguida te alcanzo.
Él intercaló una mirada enfadada entre ella y yo.-Dime ¿al menos ya desayunaste?-Me preguntó entre dientes.
Bella se adelantó a contestar.-Ya está hecho grandullón. Y esta vez si comió todo y no se atragantó.-Dijo divertida.
Emmett iba a replicar pero en eso Bella intervino otra vez:
-Bueno, yo me voy. Hasta pronto rubia.-Botó su cigarrillo y se subió al auto.-Y controla a tu bestia, por favor.-Gritó antes de arrancar su auto. Vimos como se fue.
-¿Cómo se atreve?-Exclamó ofendido.-¿Bestia?
-Tú solito te lo buscaste.-Rodé los ojos.
-Oye, y ¿eso que traes puesto?-Señaló mi ropa.-No recuerdo que te hayas ido vestida así.-Sonrió coqueto. Ok, esto confirmaba que mi prometido era un bipolar. Vaya cambios de humor. Bufé. Simplemente llevaba una camiseta que dejaba mi abdomen al aire, con unos shorts una chaqueta de cuero, unos tenis y unas gafas de sol.
-Eres increíble.-dije molesta subiendo hacia la casa.
-¿Eso es un cumplido?-dijo divertido andando tras de mí.
-No.-dije.-Me parece increíble que hace 5 segundos estuvieras enfadado y ahora ya no.
-Es que te tengo una sorpresa arriba.-continuó.-Además, no estoy enfadado contigo, solo preocupado.-Lo miré alzando una ceja.-Oye mi mamá me ha llamado y quiere que vayamos a comer con ella.-dijo cauteloso.-¿Te parece?
-No lo sé Emmett.-suspiré.
-Mi mamá te adora, Rose.-dijo abriendo la puerta.-Por cierto...¿Cómo fue la obra?-dijo curioso.
-Estuvo increíble, mi amiga se lució.-sonreí subiendo las escaleras. Cuando llegue a la habitación me paré, sin dar crédito a lo que estaba viendo.-¿Emmett? ¿Por qué hay una barra de pole dance aquí?-dije sorprendida quitándome las gafas.
-Es para ti mi amor.-Me haló hacia él. Yo me separé y lo vi confundida.
-¿Para mí? ¿Qué te hace pensar que necesito uno de estos?-Pregunté quitándome la chaqueta.
Él simplemente sonrió y se sentó en el borde de la cama. Halándome en el proceso, haciendo que me sentara en sus piernas.
-En realidad...-Apartó el cabello de mi cara.-Es un regalo para ambos.-Me acarició y comenzó a besar mi cuello mientras metía una de sus grandes manos bajo mi camiseta cuando se dio cuenta que no traía sostén, gruñó y tiró de uno de mis pezones.
Me hizo jadear.-Emm.-Le pegué en la mano y él rió.
-Entonces, ¿qué dices muñeca?-Su cara estaba a milímetros de la mía. Sus ojos penetrantes ojos me veían con ese brillo peculiar. Podía sentir su aliento. Yo entreabrí los labios y me acerqué a él. Emmett no lo dudó y me besó. Cielos, sus labios sabían tan bien. Me dejé llevar. Nos estuvimos besando durante un largo rato.
-Eso ¿es un si?-Preguntó coqueto, haciendo que se le marcara esa sonrisa de hoyuelos que ya me estaba empezando a encantar.
-Ajá, iremos a comer con tu mamá.-dije divertida al levantarme de sus piernas. El bufó.
-Nena...no solo me refería eso, también está el tema del tubo.
-¿Qué te hace pensar que puedo usar uno de esos?-dije curiosa.
-Pues... tal vez, Edward, bueno lo vi en el instagram de Bella.-dijo y se levantó.-Qué por cierto ¿Por qué aún no aceptaste mi solicitud?
-¿La has enviado?-dije sorprendida y saqué mi teléfono.-¿Por qué andabais cotilleando?
-Hmmm.-Se rascó la nuca.-Quería ver fotos tuyas.-Se encogió de hombros.
Yo entre cerré los ojos. Seguramente no solo era por eso.-Listo ya te acepté.
-¿Esta eres tú?-dijo mirándome embobado.
-Eso creo.-dije divertida acercándome a ver, era una foto mía en la playa hace unas cuantas vacaciones. Tirada en la playa con un bañador, sugerente.
-Oh nena, tenemos que ir a la playa pronto.-Sonrió pasando un brazo en mi cintura.-¿Adónde te gustaría ir?-Preguntó coqueto.-Tal vez a las Islas Turcas y Caicos o...
-Fui ahí con Bella el verano pasado.-Contesté y él frunció el ceño.-Podemos ir a cualquier lugar de la costa del Pacífico, nunca he estado en esa zona.
-¿Te gusta más conocer o el relax?-preguntó tomando mi barbilla.
-Ambas, soy muy aventurera, pero a la vez también me gusta relajarme.-sonreí.-¿Se te dan bien las fotos?-dije divertida pasando mis manos por su pecho y abdomen.
-¿Por qué?-Me vió hacia abajo mientras me agarraba de la cintura.
-Mi futuro marido necesita ser un buen fotógrafo.-Enredé mis brazos en su cuello.
-Te gusta posar, ¿eh?-Dijo coqueto.-¿Por qué no fuiste modelo?-Preguntó curioso.-Nena, la pinta la tienes.-Sonrió de lado.-Eres hermosa, sexy...-reí.
-Supongo que mi vocación por la abogacía era mayor.-reí.-Estoy satisfecha con ser una "it girl" de instagram.-reí.-Por eso necesito que sepas apretar bien el objetivo nene.-me estiré a besarlo, él se agachó y fue a mi encuentro. Me lo devolvió muy pasional.-Emm.-Lo separé.-Iré a darme una ducha. Para comer con tu mamá.- Solté su mano y empecé a caminar hacia el baño cuando sentí un fuerte tirón del brazo haciendo que regresara a él.
-¡Emmmmett-Chillé sorprendida cuando en un rápido movimiento me levantó del piso. Me tenía agarrada del trasero.
-Te acompañaré.-Sonrió satisfecho mientras me llevaba en brazos. Enredé mis piernas en su cintura. Y me besó, poco a poco empezamos a deshacernos de la ropa y nos metimos a la ducha.
-Si no recuerdo mal...no me has preguntados si quería compartir la ducha...¿o si?-reí mientras acariciaba su pelo.
-Creí que querías que lo hiciera, amor mío.-reí y le besé de nuevo. Sosteniéndome de sus fuertes hombros. De un momento a otro se introdujo dentro de mí de una sola estocada que me hizo chillar.
-¡Oh Emmett!-Grité y comenzó a empujar apoyando mi espalda contra los azulejos mientras el agua corría sobre nosotros.
Seguía cargándome mientras entraba y salía con fuertes estocadas haciéndome rebotar contra su pecho. Seguía viéndome fijamente mientras me follaba sin piedad, yo me encontraba perdida ante esa deliciosa fricción que se formaba ante la unión de nuestros cuerpos.
Fui en busca de sus labios otra vez y él me besó con fiereza mientras seguía penetrándome cada vez más duro y fuerte.
-¡Ah!-gemí, cuando pasó de mis labios a mi cuello y sucesivamente a mis pechos.-¡Emmett!
-¡Eso es nena! Grita mi nombre.-dijo tras besar mi hombro. La sensación del agua cayendo sobre nosotros y de Emmett entrando y saliendo de mi cada vez más rápido me estaba volviendo loca. Pasaron un par de minutos y me corrí, desplomándome sobre el enorme y fuerte hombre que me tenía en brazos y que seguía moviéndose hasta que él también se corrió con violencia, apoyándome contra la pared. Nos quedamos así un largo rato mientras nos recuperábamos.
-Oh Rose, nena eso fue increíble.-Dijo antes de darme un beso y dejarme en el suelo otra vez.
Las piernas me temblaban por lo que perdí un poco el equilibrio pero el me sostuvo.-Hey nena, ¿Estás bien?-Me vio hacia abajo preocupado, yo me abracé a él.
-Creo que ha sido algo de vértigo.-dije sin apartarme de él. Me daba miedo caerme.
-Está bien, ven aquí, hermosa.-me tomó en brazos.-Eso es, shhhh no vas a caerte, linda. Ya está.-sonrió cuando me dejó sentada en el suelo de la bañera, aún me estaba sosteniendo por el brazo.
-Es curioso verte así.-dije sonriendo, alzando mi brazo para acariciar su cara. Él alzó sus cejas.-Cómo todo un novio protector.-reí.
Él sonrió coqueto.-Contigo puedo ser ambos.-Yo alcé una ceja.-Un amante apasionado.-Guiñó.-Y un novio protector y cariñoso.-Besó mi frente. Yo cerré los ojos. Y cogió mi mentón y me dio un besito.
-Me sigue pareciendo, extraño.-Sonreí porque normalmente él era un hombre rudo y tosco.-Pero puedo acostumbrarme.
-¿Ahora si es un cumplido?-dijo divertido. Dios, esos hoyuelos. Solo asentí.-¿Ya estás bien?-asentí de nuevo.-Bien, dejaré que te bañes tranquila.
-No espera.-se giró.-¿Me enjabonas?-sonreí.
-Claro.-Emmett esta vez fue tierno y delicado conmigo. Incluso me dio un masaje sin intentar nada sexual. Cosa que no era normal en él o bueno quizá yo tenía un mal concepto de él. En fin, disfrute esa faceta de él.
De repente sonó el teléfono, Emmett se levantó y se secó las manos.
-Yo voy.-me dio un beso, que disfruté.-Seguro es mi mamá preguntando cuando llegaremos.-dijo sonriendo.
Termine de bañarme y me coloqué un albornoz para salir a elegir la ropa.
Más tarde llegó Emmett, nos vestimos y salimos rumbo a casa de Esme, que nos recibió encantada.
-¡Bienvenidos!-Exclamó emocionada dándonos abrazos y besos. Lucía feliz de vernos juntos.
-Mírate hijo estás radiante.-Dijo admirando a su hijo que traía una sonrisa adorable en la cara.-Y tú Rosalie siempre encantadora y bella.
-Gracias Esme.-Sonreí. Emmett volvió a tomar mi mano.
-Y ¿Cuénteme? ¿Cómo van las cosas entre ustedes? ¿Ya se conocen mejor?
Emmett suspiró antes de contestar.
-Pues bajo mi punto de vista.-me miró sonriendo.-Todo va bien...¿No amor?-Yo me sonrojé. Aún no me acostumbraba a que fuera tan intenso en público, solo asentí sonriendo.
-Nos estamos conociendo aún.-dije.-Pero la primera impresión ha sido buena.-apreté su mano.
Unió sus palmas y exclamó emocionada.-¿Osea que tenemos boda?
Simplemente sonreí y Emm contestó.-Si de mi dependiera ya la hubiera secuestrado y llevado a Las Vegas conmigo.-Rió viendome con esa mirada pícara que tenía.-Desde el primer minuto que la vi.-De nuevo esa mirada intensa. Me ruboricé y aparté la mirada, recordando lo de "Rachel".
-¡Hijo!-Exclamó escandalizada Esme.-¡¿Que clase de cosas estás diciendo?!-Chilló.
-Es esta mujer má.-me abrazó por detrás.-Échale la culpa a ella.-me culpó y antes de irse a la cocina besó mi cabeza y me dio una suave nalgada.
-¡Emmett!-me quejé molesta. Esme rió
-¿Tienes hambre, Rose?-Emmett la miró indignado.-A ti no te pregunto, ya se la respuesta.
-Sí.-sonreí, tenía bastante hambre la verdad.
-¡Genial! ¡Así también podrás probar el postre! He hecho tarta de manzana.
Nos sentamos en la mesa y Esme sirvió los platos, comencé a comer, estaba muy bueno, pero no sabía si podría con todo así que miré a Emmett con disimulo.
Él entendió. Así que tomó un trozo grande de carne de mi plato.
-¡Emmett!-Lo reprendió Esme.-Deja de hurgar el plato de Rose, ¡por Dios!-Lo reprendió.-Pareces un niño.
Yo me mordí la lengua para no reír pero decidí defenderlo al ver a mi grandulón como un nene regañado.
-Descuida Esme es que estoy guardando espacio para el postre. Me encanta la tarta.
-Bueno, solo espero que cuando estés embarazada no haga lo mismo. Por el bien del bebé.-Sonrió ilusionada.
Me atraganté un poco.
-Mamá...-Advirtió Emmett mientras me pasaba algo de beber.
-¿Estás bien?-preguntó Esme preocupada, asentí.
-No te preocupes, Esme.-dije.-Es sólo que ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza y bueno, la maternidad aún no entra en mis planes.
-¿No te gustaría ser madre?-dijo escandalizada.
-Mamá no es eso.-Emmett fue a mi rescate.-Rose está muy ocupada con el trabajo ahora y además está la boda, no creo que sea tiempo de pensar en bebés.-Tomó mi mano y la besó. Esme miró mi mano.
-Oye...¿El anillo?-preguntó de repente.-¿Emmett aún no le has dado una sortija?
-Madre, relájate.-La calmó Emmett.-Aún no me he encargado de eso.
-¿Y que esperas?-Dios, Esme se estaba poniendo desesperante. Suspiré. -No ves, ¿Qué es algo serio? Toda la gente debe saber que ella está contigo. Sobretodo los hombres.
-Tienes razón mamá.-Dijo serio. Vaya ideas que su madre le metía.-Nena, ¿Cómo te gustaría la sortija? ¿Diamantes, piedras preciosas, oro blanco...?-Sentía que la cabeza me daba vueltas. Ambos eran desesperantes, me estaban abrumando.-Pide lo que quieras y será tuyo. Fue lo último que escuché antes de que todo se volviera oscuro, ni siquiera sabía si me había caído de la silla o Emmett me había sujetado.
Emmett pvo
-¡Rose! ¡Nena, despierta!-de un momento a otro Rose se había desmayado, supongo que se había agobiado de más. La tomé en brazos y la lleve a uno de los sofás de la sala.-¿Se pondrá bien?-le pregunté preocupado.
-Awwwww, mira mi hombre.-sonrió.-Solo llevas un día y medio y Rose ya te ha calado ehh.-dijo.-¿Quieres que llamemos a un médico?
-¿Será necesario?
-¿Y si está embarazada?
-¡Mamá!-Me quejé y en eso mi bello ángel abrió sus hermosos ojos.
-¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?-Preguntó desorientada.
Yo besé su frente.-Mi amor, te desmayaste.-Acaricié la suave piel de su rostro.-¿Cómo te sientes, cielo?-Pregunté preocupado.
-Bien.-trató de sonreír y le salió una mueca.-Algo desorientada pero bien, no sé qué me pasó. Lo siento.
-Está bien, amor.-aparté el cabello de su cara.-Lo importante es que estés bien.
-Cielo, ¿Quieres agua?-preguntó mamá. Rose asintió y ella se fue dejándonos solos.
-Nena, ¿Qué fue lo que te pasó? ¿Te duele la cabeza? ¿Te sientes mal? Dime.-Dije acariciándola.
-No lo sé. -Cerró los ojos.-Esta situación me abruma y me siento muy presionada. No tienes idea.-Suspiró.
-Está bien.-sonreí besando su frente.-Le diré a mamá que no sea tan pesada.-rió.-Seremos un matrimonio ¿no? Y los matrimonios toman las decisiones juntos, no hay terceras personas.
-Técnicamente la idea del matrimonio no fue nuestra.-dijo divertida tomando mi mano y jugando con ella.
-¿Sigues creyendo que es mala idea?-Pregunté ahora que se había sentado.
-Emmett seamos honestos.-Tomó mi mano y la puso en su regazo.-No llevamos ni una semana juntos.
-Nena, pero la hemos pasado bien. No puedes negarlo.-Sonreí de lado y le guiñé. Ella rió y puso su cabeza en mi hombro. Yo la rodeé con mi brazo.
-No estoy negando que el sexo contigo ha sido increíble.-Dijo por lo bajo en respuesta acaricié su muslo y le di un apretón.-Pero no quiero que nuestro matrimonio se base solo en eso.
-Y no lo hará.-sonreí.-Puedo demostrártelo, yo también quiero conocerte Rose, quiero saber que es lo que te apasiona y que es lo que detestas, si prefieres la playa o la montaña o si cantas en la ducha, quiero saberlo todo de ti.
-Y...¿si luego de eso no funciona?-preguntó, mirándome. Juraría que estaba asustada.
-No lo hará.-prometí.-Pondré de mi parte, podemos ir al cine, a cenar a lo que tú quieras.
-Podríamos probar algo...-Dijo un poco insegura.
-Oh nena. Me encanta probar cosas nuevas.-Sonreí coqueto.
Se lo pensó un poco.-No tendremos sexo esta semana.-Dijo ahora segura.
-¿Qué es esto?-Alcé las cejas asustado.-¿Un castigo? ¿Qué hice mal?-Pregunté nervioso.
-No idiota.-dijo riendo, tras pegarme en el brazo.-Es una manera de conocernos más.
-Pero aún no nos conocemos del todo de manera sexual.-dije tratando de acariciar su cuerpo, ella tomó mi mano.
-¿Lo tomas o lo dejas?-dijo desafiante.
Esta mujer me estaba retando.-Lo tomó.-Apreté su mano.
-Bien.-Sonrió ella.
-Así como te tomaré a ti en una semana.-Sonreí acercándome a su oreja.-Ese día no dejaré que salgas de la cama, preciosa.-Sentencié y sentí a Rose estremecerse un poco.
Me empujó.-Mientras tanto contrólate, Emm.
Suspiré.-Bienvenido celibato.-Dije irónico y ella rió. En eso apareció mi mamá. Se había tardado mucho y ella personalmente fue por el agua en vez de enviar a alguien del servicio. Seguramente se había quedado escuchando.
-Ten, linda.-le sonrió.
-Gracias, Esme.-sonrió Rose después de beber algo de agua.-Me encantaría estar más tiempo aquí pero no me encuentro bien, me duele algo la cabeza.
-No se diga más, amor, te llevo a casa ¿Si?-Rose asintió.
-Abrígate ¿si? En la calle hace frío, y tal vez estés incubando algo.-dijo mamá mientras la ayudaba. Estuve a punto de alzarla en brazos, pero Rose se negó diciendo que quería caminar.
Cuando llego a casa se quitó los zapatos y se tumbó directamente en el sofá.
-¿Te encuentras mal, nena?-pregunté sentándome junto a ella.
Ella cerró los ojos y puso su antebrazo en la cara.-Me duele la cabeza y la garganta.-Suspiró.
Yo me acerqué y toqué su frente.
-Nena, estás caliente.-Dije preocupado.
-¿Ah?-Preguntó confundida.
-Creo que tienes fiebre. Llamaré a un doctor.-Saqué mi teléfono de la chaqueta.
-Emmett.-me llamó.-No hace falta enserio. Mañana seguro me encontraré mejor, necesito descansar.
-Rose, te has desmayado y tienes fiebre, voy a llamar a un médico.-sentencié, ella suspiró. Tras hacer la llamada y asegurarme que algún médico llegaría en un par de minutos, ayude a Rose a cambiarse y ponerse el pijama, luego de eso la lleve a la cama.
-Me temo, Señorita Hale... que esto es el inicio de una gripe.-dijo el doctor después de haberla examinado.
-¿Enserio?-dijo desilusionada.-No puedo enfermarme ahora, tengo un tribunal en 4 días.-suspiró, juré haberla visto aguantarse las lágrimas.
-Tampoco es tan grave.-La alentó.-Puede mejorarse pronto si guarda reposo por un par de días y toma los medicamentos.
-No se preocupe, doctor.-Sonreí.-Yo me encargo de eso.-Aseguré.
El médico se fue y Rose estaba con un adorable puchero tirada en la cama, mirando su laptop que estaba en el escritorio.
-Sé lo que estás pensando.-Entrecerré los ojos.
-¿Me la pasas?-pidió con un puchero al que no pude resistirme.
-Está bien.-Suspiré.-Pero no abuses, ¿eh? No quiero que te desmayes otra vez, nena.-Le pasé su laptop y comenzó a usarla.
-Si, no te preocupes. Necesito enviar unos documentos y mañana me reportaré enferma.-Dijo viendo la pantalla.
-Buena chica.-Sonreí y acaricié su bello rostro.-¿Qué quieres cenar?
-Hmm. La verdad es que no tengo hambre.-Confesó haciendo un mohín.
-Tienes que comer algo, Preciosa.-dije sentándome a su lado.-No puedes no tener nada en él estómago.
-Me siento bien ahora.-repitió.
-Eres una testaruda mujer.-dije sonriendo y besando el tope de su cabeza.-Iré a ver qué puedo hacer.
-Emmett.-me llamó.-No quemes la cocina.-rodé los ojos y bajé a ver qué podía hacer. Decidí llamar a mi mamá para que me dijera cómo hacer una sopa para Rose.
-¿Emmett? ¿Qué pasa?-preguntó ella a través de la pantalla.
-Mamá... ¿Podrías darme los pasos para preparar un caldo?
Ella me vio curiosa.-¿En serio, vas a cocinar?-Preguntó atónita.
-Si.-Me encogí de hombros.-Yo creo que no se me da tan mal.
-Mi amor.-Sonrió maternalmente.-Si quieres yo puedo hacerlo y llevártelo.-Sugirió.
-¿Lo harías?-le dije esperanzado, quería impresionar a Rose, pero podía hacerlo con el caldo de mamá o ¿no?
-Claro mi amor.-sonrió.-En un segundo te lo llevo ¿está bien?-asentí sonriendo, y subí de nuevo las escaleras a ver cómo estaba Rose, sonreí, se había quedado dormida con la laptop en su regazo. Traté de quitársela pero justo en ese momento se despertó y me miró enfadada.
-No he acabado aún.-dijo frunciendo el ceño.
-Rose... Estabas dormida.-Contesté cauteloso.-Necesitas descansar.-Me senté a su lado y acaricié su cabeza.
-No uses ese tono conmigo.-Dijo molesta y apartó mi mano.-Además... ¿No deberías estar en la cocina?
Yo suspiré y me levanté de la cama. Salí de la habitación y esperé sentado en el sofá hasta que mamá llegara. Tardó casi media hora.
-Hola cielo.-dijo entrando por la puerta.-Aquí te traigo el caldo.-sonrió.-Es para Rose ¿verdad?-asentí.-¿Cómo se encuentra?
-Llame a un doctor, dice que es una gripe.-expliqué, cogiendo un plato para echar el caldo.
-Vaya...-dijo mamá disgustada.-Dile que se mejore.
-Claro mamá y oye muchas gracias.
-De nada cielo.-sonrió.-Tienes bistec ahí también.-guiñó un ojo y se fue. Subí a llevárselo a Rose.
-Sabe muy bien.-Comentó Rose luego de probarla.-¿Tú la hiciste?-Preguntó curiosa.
-Pues...-Me encogí de hombros y sonreí.-Te dije que me encargaría, ¿no?
Ella rió.-Dile a mi suegra que estaba deliciosa.-Sonrió divertida.-Y eso que a mi no me gustan las sopas o los caldos.-Hizo un mohín.
-¿En serio? Quiero decir, ¿cómo supiste que la hizo mi mamá?
-Apartaste la mirada.-Rió.-Además escuché la voz de tu madre.-Yo puse los ojos. Era cierto, mamá era un poco escandalosa.-Emmett.-me llamó.-No pasa nada porque no la hicieras tú, tampoco me lo esperaba. Si quieres ser un buen prometido, vas a tener que ayudarme a no perder horas de trabajo.
-¿Ah?-pregunté.
-Pues eso.-sonrió.-Mañana te daré una copia de las llaves de mi despacho para que vayas cada vez que lo necesite.
-Vas a usarme de esclavo.-anoté y ella asintió divertida.
A la mañana siguiente, Rose seguía con fiebre y para colmo era la mujer más testaruda que había tenido el placer o el tedio de conocer. Me había convencido de ir a su oficina porque necesitaba unos documentos. Suspiré, así que aquí me hartaba en mi coche de camino a su bufete de abogados.
El tráfico era una mierda. Tardé un más de una hora para llegar a un lugar que estaba bastante cerca de donde vivía. En fin, Rose me había indicado que si tenía problemas, Mark, su asistente me ayudaría.
Y aquí estaba en el ascensor, subí hasta el piso donde se encontraba la oficina de Rose.
-Buenos días. Soy Emmett Cullen.-Saludé a la recepcionista que se encontraba en ese piso.-¿Podrías indicarme cuál es la oficina de Rosalie Hale, por favor?-Sonreí mostrando mis encantos.
La chica parpadeó nerviosa y tartamudeo un poco cuando contestó.-¿Tenía cita ahora?-Preguntó insegura.-Porque parece que no tiene ninguna cita agendada para ahora.-Dijo preocupada viendo la pantalla.-La señorita Hale está incapacitada y no vendrá toda la semana.
-Eso ya lo sé.-Dije como algo obvio.-Necesito saber cuál es por favor.-Dije exasperado.-Soy su prometido y ella me envió a recoger unos papeles que se encuentran en su oficina.-Ya me estaba hartando.
La chica se puso más nerviosa y fue ahí que apareció un chico moreno, alto y musculoso.
-Deja Jessica, yo me encargo.-Le dijo a la chica, luego se dirigió a mí.-Hola.-Me saludó.-Tú debes ser Emmett Cullen. Eres tal y cómo Rose describió-Sonrió dándome un apretón de manos.-Soy Mark Samuels, él asistente de Rose.-Yo fruncí el ceño.-Ven, acompáñame.-Hizo un gesto para que lo siguiera. Me condujo por el pasillo hasta una de las oficinas más espaciosas y con una excelente vista.
-Bueno, aquí es.-Me señaló y yo saqué la llave que mi rubia me había dado.
-Bien, cualquier cosa que se te ofrezca estoy a tus ordenes.-¿Sería así de atento con Rose también? Me enfadé un poco.
-Gracias.-Dije entre dientes, el tipo sonrió y yo entré a buscar los dichosos papeles.
Me costó horrores encontrarlo, tanto, que decidí llamar a Rose.
-¿Emmett?-dijo tosiendo al otro lado de la línea.
-Nena, estoy en tu oficina, y no tengo ni idea de qué papeles son los que tengo que coger.-suspiré pasando nervioso las manos por mi cabello.
-Emmett, no es tan difícil.-respondió.-Tiene que estar encima del escritorio, en una carpeta, azul sino recuerdo mal...-suspiró.-Pone, caso y un número no tiene pérdida.
-Aquí está, dije después de rebuscar, lo encontré.-dije sonriendo. Ella rió, pero le dio otro ataque de tos.-Oye...¿tu asistente es gay?-pregunté cauteloso.
-No, no lo es. ¿Por qué me preguntas eso?
-Nena es que no me gusta la idea...-Contesté entre dientes recordando lo que ella me había dicho... Que tenía debilidad por los negros. Bufé.-Es un hombre negro...-Dije como algo obvio.-Muy amable y...
-¿Acaso eres racista?-Replicó molesta.-Me decepcionas, Emmett Cullen.-Cortó la comunicación.
Yo bufé y agarré la carpeta. Salí de la oficina y ni siquiera volví a ver al tipo y a nadie. Conduje de nuevo a casa.
Cuando llegué al apartamento, me di cuenta que mi rubia no estaba sola. Sino con su querida amiga Bella. Bufé y puse los ojos. Dejando la carpeta sobre un mueble, haciendo que ambas volvieran a verme.
-¿Qué?-pregunté confundido al ver la cara ofuscada de Rose.
-¿A que ha venido el comentario de "es un hombre negro"?-dijo molesta.-Eso ha sido racista, Emmett.-sentenció.
-No lo dije en ese sentido Rose.-miré a Bella algo incómodo, ella me guiñó y bufé.-Tu misma me dijiste que te gustaban.-repliqué.
-¿Estás preguntando si me he acostado con él? ¡Emmett! Es mi asistente.-dijo molesta.
-Aunque el grandullón tiene razón en eso, Rose.-rió Bella.-Casi todos tus novios han sido morenos. Excepto Royce y claro... Ahora Emmett.
-¿Ves? ¡Tengo un punto!-Señalé.-Gracias Bella.-Al menos de algo servía que estuviera ahí.
Rose volvió a ver molesta a su amiga y ella se encogió de hombros:-Vamos, vas a casarte con él, debe saber algunas cosas.
-No estás ayudando.-La fulminó con la mirada.-Y además, ¿eso que importancia tiene? Estoy contigo ahora, ¿no?
-Si pero...
-Bueno, ya. Pásame la carpeta y deja de hurgar en mi pasado que yo no lo hago con el tuyo.-Dijo enfadada.
-Puedes preguntármelo si quieres.-me acerqué coqueto a ella con la carpeta, Bella comenzó a reír.
-No me interesa.-dijo Rose altiva, estaba caliente hasta enferma.
-Nada más lejos de la realidad.-apuntó Bella. Rose la miró mal.
Me senté junto a mi rubia y la atraje hacia a mí, para besar su cuello.
-¡Emmett!-chilló.-Déjame, al final voy a pegarte la gripe.
-Vale la pena arriesgarse.-Sonreí sin dejar lo que estaba haciendo.
-¡Ya!-Me apartó.-Además recuerda que nosotros teníamos un trato.-Se cruzó de brazos y me vio enfadada.
Yo suspiré pesadamente.-Está bien.-Bella rió divertida ante la escena.
-Creo que es mejor que me vaya.-Se levantó.-Ya se están poniendo traviesos.
-No, no te vayas.-Hizo un puchero mi rubia.
-Tengo que ir a trabajar. Ya sabes, esta semana inauguro mi galería- sonrió.-
-¿En serio?-Preguntó con una sonrisa.
-Si, es el viernes. Así que obviamente estás invitada. Así que recupérate pronto.-Fue abrazarla.
-Lo haré.-Y sin más se fue... Ignorándome pero dejándolos solos. Al fin.
-¿Qué te pasa?-dije mirando a Rose sonriendo, me encantaba verla así toda ofuscada, era chistoso.
-Nada.-bufó mirando sus papeles.
-Nena.-reí besando el tope de su cabeza.-¿Te ayudo?
-¿Quieres?-se giró mirándome con ojitos brillosos. Ahí supe que sería mi muerte. Empezó a contarme su caso y comenzó a dolerme la cabeza.
-Nena no entiendo nada.-Confesé estresado.
Ella suspiró.-Bueno, me ayudarías mucho si te encargas del almuerzo, la cena. Cosas básicas como esas.-Hizo un gesto despectivo.
Yo fruncí el ceño pero accedí. Ayudaría en lo que pudiera mientras ella seguía con su pila de papeles y su laptop.
Holiiii, nuevo cap ¿qué os ha parecido? ¡Os leemos en los comentarios!
