Rose pvo
Me quedé trabajando hasta tarde. Ni siquiera recordaba en qué momento me había dormido. Desperté con un ligero dolor de cabeza. Tal vez en eso había influido mi gripe y mis pocas horas de sueño acumuladas.
-Buenos días, Rose.-sonreí cuando escuché la voz de Emmett. Aún tenía los ojos cerrados.-¿Has dormido bien?-asentí.
-¿Me has hecho el desayuno?-dije divertida cuando vi un jugo de naranja y dos tostadas con mantequilla.
Emmett sonrió haciendo que se le marcaran esos hermosos hoyuelos.-Ajá.-Asintió divertido y se acercó a mí, dándome un beso en la frente.-Estoy consintiendo a mi prometida.
Ahí la sonrisa que tenía en el rostro se esfumó.
-¿Qué ocurre?-Preguntó preocupado.
Yo me encogí de hombros, restándole importancia.
-No sé tú pero...-continué con cautela.-No me hace ilusión casarme tan pronto.
Él frunció levemente el ceño.- Pero eso ya está decidido por nuestros padres.-Respondió confundido.
-Lo sé... Pero, ¿Qué opinas de aplazar la boda por un año?-Me mordí el labio esperando su respuesta.
Se quedó perplejo. Lo supe por su mirada fija en mí sin decir nada.-¿Emmett?
-Me parece mucho tiempo, Rose.-dijo suspirando mientras se sentaba en la cama junto a mi. Yo bufé molesta.-No te enfades ¿si?-dijo tomando mi mano.-Es simplemente que no sé si podré tomar la herencia de mi padre si pasa un año antes de casarme.
-Eres increíble...-suspiré enfadada levantándome de la cama y tomando mi bata para meterme en el baño de un portazo.
-Rose...-Escuché a Emmett suspirar.-Vamos, escúchame.
-¡Tú también me tratas como una simple mercancía igual que mi padre!-Chillé enfadada desde el otro lado.
-No, nena. Eso no es cierto.-Golpeó suavemente la puerta.-Lo que pasa es que es lo único que me queda, no terminé mis estudios ya sabes. No tengo una carrera exitosa ni nada como tú.-Reprochó.
Emmett tenía razón era un fracasado pero ese no era mi problema ¿o si?-Pues reanuda tus estudios que para eso nunca es tarde.
-Oh venga, Rose.-suspiró y lo sentí sentarse junto a la puerta del baño.-¿De verdad crees que pasados los 30 me voy a poner a estudiar una carrera?
-No es mi culpa que seas un vago.-bufé molesta.
-¿Sabes?-dijo molesto.-Está bien, quédate ahí. ¡Eres sumamente egoísta y se nota que tu vida ha sido siempre un cuento de hadas!
Ahí me levanté molesta y salí para enfrentarme a él.-No tienes ni idea sobre mi vida, Emmett.
-¿Ah no? Dime que me equivoco.
-Pues parece que eres tú el que la ha tenido muy fácil. Ni has tenido que esforzarte en los estudios. Total. Ya tenías una empresa millonaria para heredar.-bufé.-Aunque yo no sé en qué pensaba tu padre. Yo no le dejaría mi patrimonio a alguien que ni siquiera va a saber manejarlo.
El semblante de Emmett cambió radicalmente. Ya no estaba enfadado sino que lucía consternado incluso tragó y se alejó unos cuantos pasos de mí.
-Wow. Eres muy cruel.-Dijo con un nudo en la garganta.-En verdad esta vez has sido muy cruel.-Repitió.-Mi padre falleció hace un par de semanas...-Hizo una mueca.
-Emmett...-Al parecer le había destrozado el corazón. Me empezaba a sentir un poco culpable... Pero ¿Qué podía decirle?
Él levantó una mano.-Ya. Déjalo.-Salió de la habitación con la cabeza gacha. Me quedé sola y me senté en la cama. Mi intención no era lastimarlo sino que quería hacerle ver lo mal que me siento en esta situación. Quizás había ido un poco lejos pero no estaba mintiendo tampoco. Decidí ducharme y darle tiempo a solas, lo peor que podía hacer ahora era ir tras él. Solo empeoraría las cosas. Me coloqué un chándal para estar en casa y seguir trabajando un poco en el caso. Bajé a la sala y me lo encontré sentado en el sofá. Se encontraba en su mundo. Ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia, sostenía una foto en sus manos.
-¿Emmett?-dije bajito para no sobresaltarlo.-¿Puedo?-pregunté mirando el sofá. Él seguía sin mirarme centrado en la fotografía que sostenía. Me senté cuando no obtuve respuesta por un par de segundos.-¿Era tu padre?
-Rosalie.-bufó molesto.-No lo hagas, de verdad.-le miré interrogante.-No te importa, te sientes culpable y quieres hacer la buena acción del día.
No supe que decir. Así que me levanté.
-¿Sabes qué es lo que más detesto?-La voz de Emmett hizo que me quedara parada frente a él.-Que tienes razón. Es lo que más me ha dolido de tu comentario.-Alzó los ojos.-Mi padre se quejaba de eso todo el tiempo pero jamás quise escucharlo y mírame ahora.-Bufó dejando foto en la mesita de la sala de estar.-Tengo que casarme con una mujer que me odia.-Dijo irónico.
-No te odio, Emmett.-Me senté frente a él y crucé mis piernas.-Simplemente no estoy de acuerdo con este matrimonio forzado.-Me crucé de brazos.-Y seguramente tú tampoco lo estás.
-Tú me gustas.-Dijo encogiéndose de hombros.-Aunque tengas un carácter del demonio.
-¿Ves? Nos llevamos fatal.-Dije como algo obvio.
-No siempre.-Contestó rascándose la nuca.
Yo puse los ojos.-El punto es que acepto casarme contigo en el plazo que ha estipulado tu padre-Una sonrisa estaba a punto de dibujarse en su rostro.-Pero tengo una condición...-Alcé una ceja.
-¿Y esa cuál sería?-Preguntó entrecerrando los ojos desconfiado.
-No tendremos hijos y nos divorciaremos unos cuantos meses después de que hayas recibido tu herencia, claro está.-Dije viéndome las uñas.
-¿Estás loca?-dijo directamente.-Por Dios Rosalie.-suspiró agitado.-Estás diciendo literalmente que vivamos en una mentira.
-En realidad ya lo estamos haciendo ¿qué diferencia habría?-me di de hombros.-No nos hubiéramos conocido si no es por este lío.
-En eso te equivocas, Rachel.-dijo divertido.
-Oh venga, Emmett.-suspiré nerviosa.-Eso no cuenta. Ni siquiera sabías que era yo.
-No importa. No te lo he contado nunca, pero estuve a punto de romper nuestro compromiso para casarme con la tal "Rachel"-sonrió avergonzado bajando la cabeza.
¡Wow alto ahí! ¿Acaso Emmett estaba hablando en serio? Si es así... ¡Dios! ¡Qué tipo más intenso!
Yo aclaré mi garganta tratando de disimular el estado de shock en el que me encontraba. No podía estar hablando en serio.
-Y créeme que lo digo en serio.-Volvió a verme sonriendo. ¿Acaso también podía leer mi mente?-No sé que me has hecho, Rosalie pero de verdad me encantas.-Suspiró y se acercó a tomar mi mano.
Gracias al cielo mi teléfono sonó y me sacó de este letargo en el que me encontraba fui a buscarlo, dejando solo a Emmett en la sala.
-¿Ho... Ho... Hola?
Bella rió al otro lado de la línea.-¿Qué te pasa que estás tartamudeando?-Yo fruncí el ceño. No era divertido.
-¿Qué es lo quieres?-Dijo molesta.
-Uy amaneciste de malas, rubia.-Rodé los ojos.-Te llamaba para recordarte la inauguración de mi galería.
-Ah ya si eso.-dije rápido.-Claro que lo recordaba Bells ¿Enserio creías que lo había olvidado?
-Bueno.-dijo divertida.-Andas con muchas cosas en la cabeza últimamente. No estaba de más recordártelo.
-Ya, tienes razón.-suspiré.-Lo siento.
-Oye, está bien.-rió mi amiga por la otra línea.-¿Vendrá tu prometido? Imagino que papá Hale está deseando que hagáis vuestra aparición en público.
-No me lo recuerdes.-bufé molesta.-Pero sí, vendrá. Y oye, me encuentro mejor. Gracias por preocuparte amiga.-dije irónica. Ella rió y nos despedimos. Volví a la sala.-¿No serás un psicópata?-pregunté de repente mientras bebía agua.
Él me vio ofendido.-Por supuesto que no. Solo soy un hombres que no teme expresar sus sentimientos.-Sonrió despreocupado después.
-Lo que digas.-Puse los ojos.
-Bueno, vio el reloj que traía puesto.-Se me hace tarde.
-¿Vas a salir?-Pregunté.
-Ajá.-Sonrió.-¿Quieres que te traiga algo, nena?-Preguntó mientras subía las escaleras. Yo negué.
Minutos más tarde Emmett venía vestido de forma más casual y elegante, enfundado en un traje gris.
-¿Adónde vas?-Pregunté curiosa.
-A trabajar.-Dijo como algo obvio y yo no daba crédito de lo que acaba de escuchar.
-¿En serio?-dije anonadada. La verdad es que se veía muy sexy.
-Rose.-dijo divertido.-me ofendes ¡Qué poca fe, mujer!
-No te molestes.-dije rápidamente.-Solo me sorprendiste. Te luce el traje.-sonreí coqueta y me acerqué a él para colocarle la corbata.
-Rose...-suspiró nervioso.
-¿Qué? Solo estaba ayudándote.-sonreí.-Qué tengas un buen día, nene.-guiñé.
Emmett pov
Me dirigí a la compañía la verdad es que no acostumbraba hacer este tipo de cosas pero ¡demonios! De verdad quería que Rose cambiará su opinión sobre mi. Y siguiendo el consejo que me dió mi madre, estaba tratando de proyectar una imagen más seria para demostrarle que no era un simple vago como ella lo suponía.
-¿Emmett Cullen?-Me saludó uno de los socios de papá el Sr. Campbell.-¿Qué te trae por aquí, muchacho?
-Sr. Campbell mucho gusto.-Sonreí amable.-Vine a ver cómo marchan las cosas.
-Oh claro que sí. Acompáñame.-Pidió y a medida que íbamos recorriendo las instalaciones sentí muchas miradas curiosas sobre mí. Ok. Era consiente que para todo el mundo era una sorpresa que el fiestero y vago de Emmett Cullen se estuviera convirtiendo en un hombre responsable. Resultaba frustrante la poca fe que toda la gente tenía en mí.
-Bueno Emmett.-habló llamando mi atención.-Como sabes Cullen & Co es una empresa que desarrolla su actividad en la construcción tanto de obras públicas como privadas. Estamos a la cabeza en Estados Unidos y bueno no nos va nada mal en la expansión internacional.-sonrió guiñándome divertido. Llegamos a la gran sala de juntas la cual tenía unas maravillosas vistas del centro de Nueva York. Recordaba varias veces de niño que me encantaba jugar a que sobrevolaba la ciudad. Incluso ahora, siendo un hombre adulto, me seguían sorprendiendo las vistas. Andamos un par de metros más hasta llegar a la puerta que más me imponía.
-Bueno, muchacho.-Campbell me miró.-Tu despacho.-sonrió.-Tu padre siempre hablaba de lo feliz que sería viéndote ocupar su lugar.
-Lo sé.-le sonreí de vuelta. Él entendió y me dejó a solas. Suspiré hondo y me senté en el sillón. ¿A quién quería engañar? Nunca sería como él.
-¿Señor Cullen? Perdone que le interrumpa.-una chica morena y con gafas apareció en mi despacho de repente.-Disculpe, me avisaron de que estaría aquí y necesito que me firme un par de documentos.-dijo acelerada dejando los papeles en mi mesa.-Soy Ángela, por cierto. Lo siento, qué modales.-dijo nerviosa.
-Descuida Ángela.-Contesté divertido.-A ver esos papeles-Comencé a leerlos pero Ángela una vez más me interrumpió.
-Disculpe señor Cullen.-Levanté la vista de los papeles y me concentré en ella.-¿Estará presente en la reunión de la junta?-Yo alcé una ceja.-Es que es miércoles.-Se encogió de hombros.
-Ah sí.-Respondí en tanto volvía mi vista hacia los papeles.-Dime a qué hora es.
-Empieza en 10 minutos.-Respondió agarrando los papeles que había firmado.
Perfecto. Sonreí. Ahora me presentaría ante los colegas de mi padre, y que ahora estaban trabajando para mí. Sería divertido.
-Cuéntame un poco sobre que puntos se defenderán en esta ocasión.
Al instante Ángela me puso al corriente. La verdad es que estaba muy agradecido con que supiera muy bien como iba lo relacionado a la empresa. Así ya estaba en sintonía y no haría el ridículo. En eso me topé con mi suegro en el pasillo, Ángela se disculpó y nos dejó solos.
-Qué agradable sorpresa, Emmett.-Sonrió y me dio un apretón de manos que terminó en un abrazo.-¿Todo bien en casa?-Preguntó divertido.
-Todo va viento en popa, Señor Hale.-dije divertido.-Su hija definitivamente es un hueso duro de roer, pero aunque me la esté poniendo difícil nos estamos conociendo.-sonreí.
-Ay hijo.-rió.-Mi hija definitivamente lleva la sangre Hale en sus venas. Es una testaruda. ¡Pero no me digas señor, muchacho! Seremos familia en poco tiempo.
-Está bien.-dije riendo.-¿Me acompaña a la sala de juntas?
-Detrás de ti muchacho.-pero antes de entrar en la sala me paró.-Me gustaría darte algo después de la junta, Emmett. Es importante para la familia y me gustaría que lo tuvieras.
-Por supuesto, señor...Stefan.-me autocorregí ganándome unas palmaditas en la espalda. Y ahí nos encaminamos a la sala de juntas donde todos me miraban anonadados esperando mis palabras.
Me sentía un poco nervioso pero no iba a demostrarlo. -Buenos días señores. Antes de iniciar quiero dar un par de anuncios.-Hablé tranquilamente.-A partir de ahora estaré a cargo de la empresa.-Al instante ví a varios asombrados y escuché a otros murmurar.-El señor Hale será quien me guíe en este proceso. Por lo tanto, es quien queda al frente durante este proceso, además tomará las decisiones cuando yo no esté presente.
-Pero Emmett...-Fruncí el ceño.-Nuestras decisiones en la junta se someten a votación.-Dijo uno de los socios a quien no reconocí.
-Bueno, él tendrá la última palabra, entonces. Confío en su experiencia, así como lo hizo mi padre.
Tras la reunión, que debo decir no fue nada mal me encaminé con mi suegro a su despacho.
-No te entretendré mucho, hijo.-dijo instándome a que me sentara .-Es solo que bueno, vas a casarte con mi pequeña y tu mamá me contó que aún no lo habíais hecho oficial.
-Verás Stefan...-traté de explicarle.
-No te molestes, Emmett.-me cortó.-Son cosas tuyas y de mi Rosalie. Solo quería darte esto.-sacó una cajita de su chaqueta.-Es una reliquia de la familia Hale. Era de la bisabuela de Rosalie, Elisabeth Hale.-sonrió con nostalgia.-Y bueno, me gustaría que se lo dieras para vuestro compromiso.
-Vaya, es realmente fascinante.-el anillo era de oro blanco y en el centro reinaba un diamante talla princesa con algunos zafiros a su alrededor.
Ya que no tenía mucho que hacer en la empresa, me regresé a casa a ver cómo seguía Rose.
Cuando entré al apartamento que compartíamos al instante sentí olor a comida haciendo que mi apetito se despertara. Olía delicioso. Rápidamente fui a la cocina, Rose estaba cocinando.
-Hmmm. Huele delicioso.-Me acerqué a ella.-¿Qué estás preparando?-Dije tratando de meter uno de mis dedos en la mezcla.
Ella me pegó en la mano para que no tocará nada.
-Estoy preparando lasaña casera ¿Y tú por qué regresas tan temprano?-Preguntó alzando una ceja.-Creí que estarías trabajando.
-Y he estado trabajando.-dije quitándome la americana y dejándola en la silla. Ella volvió a mirarme desconfiada.-He tenido que revisar un par de documentos y me he presentado en la junta, Rose.-dije exasperado.-Habla con mi secretaria si quieres.
-No hace falta, Emmett.-rió divertida.-Te creo. Estás muy guapo ¿sabes? Pero por qué mejor no te quitas esto.-se acercó a mi y me desanudó la corbata y volvió a lo suyo. ¿Estaba tratando de jugar conmigo? No iba a ganar.
-Rose.-Ella me miró.-Me encontré con tu padre en la empresa.
-Ah.-contestó fastidiada.-¿Y dijo algo importante?
Busqué entre mis bolsillos la cajita. Cuando la encontré la abrí frente a ella. Al verlo le brillaron los ojos emocionada.-¿Acaso es...?
Yo asentí.-Ajá era de tu bisabuela.
-¡Es hermosa!-Al fin notaba emociones positivas por parte de ella. Así que se la coloqué en su dedo anular. Ella estaba encantada con la sortija.
-Oye nena.-dije tratando de no sonar molesto.-¿Estás emocionada por la boda o por la sortija?
-Ay Emm.-dijo divertida.-Es que... solo míralo, es increíble.
-Nena, si te lo pones estarás anunciando la boda.-dije riendo atrayéndola a mi y dándole un beso en la mejilla.
Ella se encogió de hombros alejándose de mí.-Tenemos un trato, ¿lo olvidas?
Yo fruncí el ceño.-No recuerdo haber aceptado. Al contrario, estaba en desacuerdo que viviéramos una mentira.
Ella iba a replicar. Pero la detuve.-Déjame terminar.
-Y entonces...¿Cuál es tu propuesta?-Preguntó de mala gana.
-Gracias por tomar en cuenta mi opinión, nena.-Dije irónico.-De verdad que quiero que nos conozcamos enserio, Rose.
-Otra vez con eso...-suspiró molesta mientras encendía el horno y metía la lasaña.
-Rose.-me senté en una de las sillas de la cocina y la miré fijamente.-De verdad me gustas, y pondré todo de mi parte para que todo salga bien. Pero para que funcione también necesito que pongas de tu parte.
-¡Que no Emmett!-dijo molesta encarándome.
-¿Pero por qué eres tan tenaz? No lo comprendo, Rose. Que tiene de malo ser mi esposa.-dije algo triste. No comprendía su aversión a mi persona.
-No lo tomes personal, Emmett.-Se cruzó de brazos.-Pero es que no quiero ser la esposa trofeo de nadie, ¿Me entiendes? Me siento usada tanto como por mi padre como por ti.-Suspiró cansada.-Me ven como un medio para conseguir un fin.-Se dio la vuelta para seguir picando fruta.
-Es cierto que solo casándome contigo puedo obtener mi herencia pero créeme cuando te digo que también me gustas.-La abracé por detrás dándole un beso en el hombro.-No serás mi esposa trofeo o lo que tú dices... Seguirás siendo la mujer independiente que eres, desde luego. No me meteré en tus cosas.-Suspiré.-Solo te estoy pidiendo una oportunidad, que me hagas un hueco en tu vida. Eso es todo.
-Emmett...-Suspiró ella, girándose.-Acabo de salir de una relación de años, no puedo lanzarme a otra de lleno. Por eso te pido que mantengamos esto como un acuerdo con ciertos beneficios, obviamente.-Dijo ella.
-¿Qué quieres decir?-Pregunté confundido.-¿Aún no superas a tu ex?
-No es eso.-suspiró.-Solo quiero tiempo y espacio para mí sola. Si vamos a casarnos no quiero sentirme más presionada de lo que ya estoy.
-Está bien.-suspiré.-Acepto los beneficios.-guiñé.-Acepto darte un tiempo. Y acepto que pases tiempo contigo misma. Pero... entiende que no quiero vivir como si fuéramos compañeros de piso con derechos, Rose.-me quejé.
-No solo somos compañeros, Emm.-sonrió dándome una fresa que gustosamente mordí.-También somos amigos ¿no? Y si quieres podemos conocernos como tal.-guiñó.-Lo tomas o lo dejas.
-Lo tomo.-dije suspirando y tomando su mano con delicadeza. Tras eso dejé un beso ahí y la noté nerviosa,cosa que me hizo sonreír interiormente.
Rose Pov
Ok. Emmett lograba ponerme muy nerviosa porque cuando creía que actuaría de cierta forma me sorprendía y hacía totalmente lo contrario. Era extraño estar dialogando con él. Parecía incluso más civilizado que hace unos días atrás, lo cual honestamente me abrumaba un poco, porque no podía medir sus reacciones. Siempre salía con algo diferente.
-Oye...-Me solté de su agarre.-Bella me ha invitado, bueno nos ha invitado a la inauguración de su galería. Así que espero que me acompañes.-Pedí y me mordí el labio esperando su respuesta.
-Rose...-dijo simplemente.
-¿Qué?-dije molesta.-¿Qué hay de malo? ¿No querías que te diera espacio en mi vida? Pues apoyar a mis amigas forma parte de mi vida.-bufé.
-No es eso Rose. Claro que quiero ir.-dijo mirándome preocupado.-Pero no sé...A Bella no le caigo bien.-dijo. Se veía adorable.
-Bueno tú tampoco la has tratado muy bien.-Recordé como Emmett había sido pesado con ella desde el principio.-Puedes tomar esto como una oportunidad para mejorar la relación entre ambos. Porque como sabes ella es una parte muy importante de mi vida.
Emmett suspiró.-Está bien. Seré más amable con ella y haremos las pases si eso es lo que quieres.-Dijo no muy convencido.
-Puedes invitar a tus amigos si eso te hace sentir más cómodo.-Dije encogiéndome de hombros.
-Oh.-sonrió.-Edward estará encantado con eso.-yo le miré divertida.
-¿Edward es el de cabellos cobrizos?-Emmett asintió.-Dijiste que se dedicaba a algo relacionado con el arte ¿no?
-Ajá.-respondió.-Sobretodo música, pero sí. Y bueno es un gran fan de tu amiga ya te lo dijo.-reí. Si esa escena había sido de lo más adorable y a Bella le había parecido graciosa.
-Qué pena que a Bella no le gusten los hombres.-dijo Emmett de repente.-Edward tiene un crush con ella.
-¿Quién te ha dicho que no le gustan?-dije divertida.-Se puede ser bisexual, Emm.-sonreí.
-Ya.-dijo.-A mi me gustan las mujeres 100%
-Nadie es hetero 100%.-dije divertida probándolo.
-¿Tú no lo eres?-alzó las cejas curioso y no pude evitar reírme.
Simplemente me encogí de hombros viéndolo coqueta. Y di media vuelta dejando a Emmett totalmente confundido en la cocina. Era divertido jugar con él.
-¿Rose?-Me llamó preocupado tomando mi brazo con suavidad haciendo que me girara.-No seas así. No me dejes con la duda.
-Lo descubrirás tú solo, guapo.-Me estiré y dejé un beso en su mejilla.
-Oh Dios si me dejas por una mujer juro que me volveré loco.-resopló para sí pero logré escucharlo.
Yo reí por lo bajo y regresé a la cocina. El horno había indicado que la lasaña estaba lista.
-Oye.-lo llame.-¿Vas a cenar o se te ha quitado el hambre?-dije divertida.
-Eso nunca, nena.-dijo con una mirada que me atravesó por completo.-Emmett Cullen siempre tiene hambre. Además, quería probarlo desde que llegué.
-Eres toda una chef Rosalie Hale.-yo reí ante su cumplido. Tras cenar yo me puse a repasar sobre el caso que mañana defendería en la corte. Estaba nerviosa pero segura de que todo saldría bien. Emmett parecía que se había tomado enserio la discusión que habíamos tenido. Estaba bastante centrado en la empresa cosa que me gustaba. Sin ningún intento de nada, cosa que no pasé por alto nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente sonó mi alarma. La apagué y me pareció extraño que Emmett no estuviera en la cama o en el baño. Así que decidí prepararme. Por suerte ya me encontraba mejor y me sentía positiva.
Al bajar las escaleras me encontré con Emmett para mí sorpresa parecía que también iba a salir. Iba vestido con otro de sus trajes. Estaba muy guapo.
-Buenos días Rose.-dijo con esa maldita sonrisa de hoyuelos.
-Buenos días Emmett.-sonreí.-¿Has desayunado ya?-dije mientras abría la nevera.
-Sí.-sonrió.-Te he dejado café.-dijo señalando la cafetera.
-Ah.-sonreí.-Gracias, la verdad que no voy con mucho tiempo así que me has quitado trabajo.
-¿Tienes hoy la defensa?-asentí.-Mucha suerte nena, aunque no la necesitas.-dijo cogiendo sus cosas. Cuando pasó tras de mí para llegar a la puerta me tomó de la cintura y me dio un beso en la mejilla y sin más se fue dejándome totalmente confundida en la imponente cocina.
En fin tomé rápidamente mi café y salí a la corte. Mi cliente ya estaba ahí y mientras lo saludaba me pareció ver al amigo de Emmett.
-¿Rose?-Me llamó y me excusé con mi cliente.-¡Vaya sorpresa!-Dijo recorriéndome con la mirada sorprendido en tanto se acercaba a darme un abrazo. Yo me quedé estática. Me separé incómoda. Dios que a caso todos los americanos tenían que ser tan expresivos.-¿No te acuerdas de mí? Soy Sam.-Dijo con una sonrisa.
-Sí, te recuerdo.-Contesté.-¿Cómo estás?
-Muy bien y ¿tú?-Preguntó curioso.-¿Cómo lo llevas con el grandullón?
-Pues la verdad es que cada día nos llevamos mejor.-sonreí.-Oye, debería irme ya.-me disculpé.-Fue un gusto Sam.
-Igualmente, Rose.-sonrió.-Suerte.-dijo divertido.
-No la necesito.-reí.-Pero gracias e igualmente.
Emmett pov
Me encontraba en mi despacho la verdad es que estaba aburrido no tenía mucho que hacer. Estaba considerando muy seriamente comprarme una consola de videojuegos para tenerlo en la oficina y matar el aburrimiento en momentos como este. Sí, una switch probablemente sería la indicada.
Mi teléfono comenzó a sonar distrayéndome por un segundo. Dejé de apreciar las impresionantes vistas para atender la llamada. Tal vez era Rose aunque lo dudaba. Ella rara vez me llamaba.
Antes de responder vi la pantalla-¿Qué pasó Sam?
-¡No vas a creerlo!-Sonaba sorprendido pero a la vez muy cabreado.
-¿Qué es lo que pasa?-dije molesto.-Déjate de intrigas, Sam.
-¿Qué que pasa? ¡Que la despampanante de tu novia me ha hecho pedazos en la corte en menos de una hora!-dijo asombrado.-¿Sabes que hay juicios que duran mañanas enteras? A ella solo le ha bastado una hora para acabar.
-¡Vaya! Parece que nunca dejará de sorprenderme.-dije alucinado. ¡Qué sexy tenía que ser verla en acción!-Y...¿cómo te hizo el jaque mate?-pregunté divertido.
-Oh, me hizo quedar en ridículo por falta de pruebas sólidas ante el jurado.-bufó molesto.
Yo no pude evitar reírme.-Ay, hermano.
-¡No es gracioso, maldita sea!-volvió a quejarse.
-Ya, lo siento Sam.-Dije divertido mientras hacía mi compra en línea.
-En fin...-Suspiró.-Esto no va a quedarse así.-sentenció.-La próxima vez voy a destrozarla.
-Suerte con eso.-Contesté divertido. Él resopló y colgó.
-Sr. Cullen.-Apareció Ángela.
-¿Si?
-Solo quería confirmar la fecha de inauguración del nuevo hotel en Bacalar.-sonrió.
-Oh.-Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Convencería a Rosalie que me acompañara. Era una buena excusa para estar juntos por un fin de semana en un ambiente más romántico.-Tienes razón.-Revisé mi calendario.
-Genial.-sonrió.-Oh, y ¿tiene pensado continuar con la gala benéfica que su padre organizaba todos los años?
-Pues...la verdad Ángela, no había pensado en eso.-Tal vez Rose pudiera ayudarme.
-Oh, no se preocupe es para navidad.-sonrió.-Aún queda tiempo. Hágamelo saber en cuanto lo sepa ¿si?
-Gracias Ángela.-sonreí amablemente y ella salió del despacho.
De repente mi teléfono volvió a sonar. Esta vez si era Rose.
-¿Emmett?
-Hola linda.-reí al notar él entusiasmo en su voz.
-¿Te apetece comer fuera? He ganado el caso y estoy demasiado feliz como para meterme en casa.
Sonreí.-¡Claro que sí!-Contesté entusiasmado.
Sin proponérmelo ya teníamos planes para esta noche. Aprovecharía esta oportunidad, ya que Rose estaba de buen humor, la invitaría a pasar el fin de semana a México. Solo esperaba que no me rechazara.
Buenas! Nuevo cap, espero que os guste :) Gracias por los reviews, se agradecen. Un saludo.
