Rose pov
Estaba realmente enfadada. Esa "terapia" había sido completament A. Esa mujer no era nada profesional. Me había insultado únicamente por el pasado que tenía con el idiota de mi marido que hasta el momento no había dicho ninguna palabra. Sin embargo, pude notar alivio desde el momento que nos marchamos de esa maldita clínica. Iba a matar a Bella por esto. Tomé mi teléfono y decidí marcarle pero no me contestaba así que le dejé un mensaje haciéndole saber todo mi enfado.
-¿Qué haces?-Y ahí estaba el controlador de mi marido queriendo enterarse de todo.
-Voy a matar a Bella.
Emmett rio. Todo esto le hacía gracia.
-Y tú no estés tan contento que contigo también estoy enfadada.-Ahí se le borró su estúpida sonrisa de hoyuelos.
-¡¿Conmigo?!-Alzó las cejas exageradamente.-¡¿Por qué?! ¡Hice todo lo que me pediste!
-¿Por qué estás gritándome?-Me quejé.
-Perdón, nena. Pero esto me altera.-Yo lo ví enfadada.-Quiero decir, vine puntual a la cita y aún cuando no quería quedarme, lo hice... Por ti.
-Eres un cretino.-Bufé viendo hacia la ventana.
-¿Disculpa?
-Para que ella me odie tanto quién sabe qué cosas le hiciste a la pobre mujer.
-¡Oh por favor!-Emmett bufó molesto.-¿No eras tú la que decía que no importaba el pasado de el otro?-dijo con ironía.
-No sigas por ahí Emmett…-susurré enfadada.
-Oh porque parece que justo hoy decidiste romper esos principios.-dijo divertido mirando fijamente a la carretera.
-Ugggg.-chillé molesta mientras abría mi bolso con desesperación buscando un cigarrillo.
-No vas a fumar en mi coche.-dijo Emmett amenazante.
-Tú fuiste el que me alteró.-expliqué.-Además, las ventanas están abiertas y te prometo que lo perfumaré más tarde. Ni siquiera vas a notarlo, querido.
-Está bien.-accedió.-¿No quieres que te cuente qué sucedió con Sharon?-preguntó algo tímido.
-No Emmett, de verdad no me interesa. Únicamente me da coraje que me traten así por tu culpa.
-Lo siento, nena. Pero igual voy a contarte para que no haya secretos entre nosotros.-Yo rodé los ojos no estaba para sus inventos.
-Tuve una aventura con ella hace un par de años.-Suspiró.- Teníamos encuentros esporádicos sin compromisos pero ella terminó enamorándose de mí.-Se dió de hombros.
Él me vio de reojo esperando mi reacción.
-No vas a decirme nada.
¿Qué podía decirle? Yo también había hecho lo mismo en el pasado. No iba a juzgarlo por sus deslices.
-¿Quién soy yo para juzgarte?
-Mi mujer.-Dijo como algo obvio.
-Emmett ya déjalo, ¿Si?
-O no quieres decirme nada porque tú seguramente ya pasaste por eso también-Bufó.
-¿Ves? Eso es lo que detesto de ti.-Dije molesta apagando el cigarrillo.-Me cuentas algo de tu pasado y quieres que yo haga lo mismo. Es como una forma de manipularme.
-Es que tú no me cuentas nada.-Se quejó.
-¿Para qué? Si tú luego por todo te enfadas.-dije molesta mientras gesticulaba. Emmett era realmente capaz de ponerme de los nervios.
-Esa es tu excusa para no contarme nada.-dijo molesto.-Como Emmett se enfada por todo… mejor no le decimos nada.-dijo poniendo voz de pito tratando de imitar una voz femenina.
-Eso ha sido machista.-le dije molesta.
-¡Dios Rose!-se quejó.-Al parecer el 80% de cosas que hago o digo lo son.-rodó los ojos.
-¡Eres insoportable!-chille molesta.-Abre el coche.-dije mientras estábamos llegado a casa.
-¿Qué dices?-dijo mirándome con los ojos muy abiertos.-¿Te has vuelto loca?-suspiró y meneó su cabeza lado a lado tomando mi mano.-Nena, no podemos estar así todo el tiempo ¿de acuerdo?-yo lo miré de reojo desconfiada. ¿A qué venía eso ahora?
No quería seguir escuchándolo así que aproveche que había detenido el auto y me bajé dando un portazo. Me importaba una mierda montar una escena ante los matones de Emmett que nos seguían en el auto de atrás pero de verdad ya estaba harta.
Por supuesto Emmett no tardó en alcanzarme.-Oye, ¿Qué estás haciendo?-Me tomó del brazo con brusquedad acercándome a él.
-¡Suéltame !-Chillé.-Ni se te ocurra usar tu fuerza bruta conmigo de nuevo.-Lo apunté con el dedo índice.
-Entonces, escúchame.-Me soltó así que aproveché para dar media vuelta y seguir caminando en dirección contraria.
-¡Emmett!-Grité cuando mis pies dejaron de pisar el suelo y me encontraba cargada sobre sus hombros.-¡¿Estás loco?! Bájame. Estamos dando todo un espectáculo aquí en la calle.
-Tú solita lo quisiste así.-Contraatacó.-Te bajaste de mi auto justo cuando tenía algo muy importante que decirte.-Entró como si nada hacia nuestro edificio.
Y ahí estaba Emmett saludando otra vez al portero que estaba disimulando las ganas de reírse al ver que nuevamente se repetía el numerito de la otra vez.
-Sin duda somos el hazme reír de este edificio.-Bufé.-Ya bájame-pedí.
-De alguna forma tengo que controlar tus rabietas.-Dijo divertido mientras me dejaba en el suelo justo cuando íbamos en el ascensor y yo ya no podía "huir" a ningún lado.
Yo me crucé de brazos.-¿Ah sí? ¿Y yo cómo controlo las tuyas?-Rodé los ojos. Era imposible lidiar con un cavernícola gigante cómo él.
-Mira nena, pido una tregua, ¿Si?-Tomó mi mano.-De hecho creo que aceptarás lo que voy a proponerte.- Lo ví desconfiada.-Podemos retomar esto de la terapia con el Dr. Lindelöf. Estuve investigando y creo que él no va a defraudarnos.
Yo lo vi extraño.-¿En serio quieres volver a intentarlo?
Él asintió y acarició mi cara.-Sí. Me he dado cuenta lo mucho que significa esto para ti y te apoyaré.-Se inclinó y dejó un beso en mi frente.-Además, no quiero perderte, nena.
Yo suspiré derrotada mientras le miraba durante un par de segundos. Justo en ese momento llegamos a nuestro piso y se abrió la puerta. Momento que aproveché para alejarme un poco de su envolvente compañía. Necesitaba ganar algo de tiempo para asimilar lo que acababa de decir. Al parecer era verdad que estaba decidido a apostar de lleno por nosotros.
-¿No vas a decir nada?-Emmett iba detrás mío pisándome los talones. Saqué mis llaves del bolso y abrí la puerta de nuestro apartamento.
-Solo dame un momento.-dije tranquila mientras dejaba mi bolso en el recibidor y me quitaba la chaqueta y los tacones. Sentada en el sillón, respiré profundamente y me masajeé los gemelos. Vi que Emmett se acercó y tomó mi lugar para seguir ayudándome a descargar la tensión. Le sonreí agradecida. Cuando me sentí más relajada decidí terminar con ese silencio incómodo que se había formado.
-Está bien, Emmett.-Suspiré.-Acepto tu propuesta.
Él sonrió triunfante.-¡Genial! Agendaré nuestra cita.-Se puso de pie y fue a realizar la llamada.
Era extraño verlo entusiasmado con el tema cuando antes había mostrado una completa aversión. Seguramente se seguía sintiendo culpable por como había ido todo y esta era su manera de remediarlo.
-¡Listo, nena!-Apareció nuevamente en la estancia desplomándose a mi lado en el sofá.-Quedó para el lunes a las 4:00 pm.-Dejó un ligero apretón en uno de mis muslos.
-Ok.
-¿Sigues enfadada conmigo?-Preguntó inseguro mientras volvía a verme.
Yo lo miré algo avergonzada. Realmente Emmett estaba cediendo de nuevo a mis deseos. No lo podía negar. Sí, era un terco y un cavernícola la mayoría del tiempo pero siempre acababa consintiéndome en todo lo que le pedía.
-No, Emmett.-sonreí mirando hacia el suelo.
-¿Segura?-él se acercó de manera tímida. Aún me sorprendía que un hombre como él fuera tan inseguro la mayor parte del tiempo.
-Siempre acabas consintiéndome.-expliqué con un puchero. Él sonreía divertido ante mi confesión. De un solo movimiento me sentó en su regazo.
-¿Acaso tengo otra opción?-Alzó una ceja divertido.-Nena, para nadie es un secreto que no pueda resistirme a tus encantos.-Acarició con una de sus manos mi rostro y se me quedó viendo con un mirada soñadora.- Yo te amo, Rose.-Se acercó poco a poco a mis labios. Así que no esperé más y fui a su encuentro y unos unimos en un beso lento y largo en el que disfrutábamos él uno del otro.
Cuando nos separamos a coger algo de aire, él volvió a tomar mi cara entre sus manos para continuar besándonos, solo que estaba vez fue un beso urgente, arrebatador.
Cuando pensé que las cosas subirían más de tono, Emmett sorprendentemente se detuvo, dejándome toda acalorada y alborotada.
-¿Por qué te detienes?-Chillé en protesta.
-Primero vamos a cenar.
¿Comida? ¿En serio? ¿Emmett justo en este momento estaba pensando en comida?
Yo lo vi incrédula mientras me cruzaba de brazos.
-Oh nena, lo hago por tu bien.
-¿Por mi bien?-Pregunté confundida.-Si yo no tengo hambre.
-Por más que me muera por hacerlo, no voy a follarte salvajemente en el sofá mientras tienes el estómago vacío.-Explicó.- Necesito que comas algo antes.-Dijo serio.-Porque después no voy a soltarte.-Guiñó haciendo que me pusiera caliente y nerviosa al mismo tiempo.-Así que anda, ve a ponerte cómoda mientras pido algo de comida.-Ordenó en tanto me ponía de pie y me daba una nalgada.
Yo cada día alucinaba más con este hombre. Me reí pensándolo. Quería que comiera y me alimentara bien porque mi hombre calenturiento iba a querer tenerme solo para él durante toda la noche. Rodé los ojos. ¿A quién iba a engañar? ¡Si yo solo deseaba que lo hiciera!
Sin pensar mucho en qué ponerme. Solo cogí el pijama que tenía más a mano, fui al baño para desmaquillarme y refrescar un poco mi piel.
Cuando bajé a la sala en busca de mi marido no pude evitar sonreír embobada con la situación. Lo había decorado todo con velas. Haciéndolo ver muy íntimo y romántico.
-Esto es una pequeña disculpa por haber sido un idiota últimamente.-dijo Emmett acercándose a mi antes de que yo pudiera soltar palabra.
Yo simplemente lo abracé. Él podía ser odioso pero también un lindo conmigo.
-Veo que te agrada.-Rio apretándome contra su pecho y dejando un beso en mi cabeza.
-Te luciste otra vez, Cullen.-Alcé una ceja y sonreí.
Él acarició mi cara-Todo sea por ver esa hermosa sonrisa y esos preciosos ojos llenos de amor hacia mí.-Sonrió de lado como todo un galán.
-Ugh eres un cursi.-Dije divertida. Él simplemente rio y se inclinó para besarme.
-Reconoce que en realidad te encanta que lo sea nena.-dijo divertido mientras acariciaba mi cuerpo y apoyaba sus manos en mi cadera. Antes de que dijera nada volvió a besarme. Yo coloqué mis manos tras su cuello para poder profundizar más el beso.
-Nena…-él suspiró derrotado.-De verdad que no…
-Oh venga Emm.-le puse un puchero.-Reconoce que tú también te mueres de ganas.
-Lo hago nena de verdad.-suspiró nervioso.-Pero hemos dicho que.-Justo en ese momento sonó el timbre anunciando que la cena ya había llegado.
Emmett me dejó ahí y fue a recibir al delivery. Luego de un momento regresó a la estancia con las bolsas de comida. Eran de distintos restaurantes.
-Sushi para ti.-Me pasó una.-Y unas costillas para mí.-Sonrió.
-Qué considerado. Aunque pensé que comeríamos lo mismo.
-Oh nena ni a ti te gusta el cerdo ni a mí el pescado.-Hizo un mohín.-Pero si quieres puedo mandar a Garrett por pizza, no creo que le moleste ir de nuevo.
-No es igual.-dije simplemente con algo de desilusión.
-Oye Rose.-me miró confundido.-¿Qué ocurre?
-Nada.-negué rápido con la cabeza mientras sostenía mi comida. Estaba comenzando a volverme una paranoica porque lo que tenía en mi cabeza no tenía ningún sentido.
-Rose…-Emmett suspiró.-Hemos dicho que nos abriríamos más ¿no?-se acercó a mi y me quito el sushi de la manos con delicadeza dejándolo en la mesa de la sala. Me tomó las manos y dejó un beso en ellas.
-Es que…-suspiré.-¿Siempre será así? ¿Comeremos cosas distintas? ¿Cada uno verá una película o una serie? ¿Solo por qué?-dije frustrada.-¿Por qué somos muy distintos?- y ahí lo solté. Eso era lo que me daba miedo. Que fuéramos tan diferentes que al final nos distanciásemos y el amor no fuera suficiente.
Él me vio sorprendido.-¿En serio, piensas así?
Yo asentí.
-Nena, nunca imaginé que te importaría eso. Quiero decir, valoras mucho lo del espacio personal y me lo recuerdas casi siempre. Así que no tiene nada de malo que tú veas tus programas favoritos y yo mis deportes.
Yo me quedé callada. Tal vez había entrado en colapso. Y Emmett tenía razón. Tal vez eso no tenía mucha importancia. Pero desgraciadamente yo había visto como varios matrimonios se distanciaban y se alejaban poco a poco, comenzando por pasar menos tiempo juntos.
-Nena eso no va a pasar.-sonrió con cariño acercándose para darme un tierno abrazo.-Sabes que me encanta pasar tiempo contigo.-alzó las cejas divertido haciendo que rodara los ojos.
-No quiero que nuestro matrimonio esté basado en sexo. Ya te lo he dicho.
-Y no es así, nena.-Se apuró a contestar.-Somos más que eso y lo sabes.
Tal vez yo estaba exagerando todo. Emmett me había demostrado que me amaba muchas veces. Aunque su forma de amar a veces era muy peculiar. Me mordí el labio mientras lo miraba e intercalaba mi mirada de sus ojos a nuestras manos entrelazadas.
-Te quiero Emmett.-dije sin más.-Más de lo que te puedas siquiera imaginar. Y de verdad.-suspiré y apreté los ojos.-Quiero que funcione. Lo necesito.
-Lo hará.-dijo con firmeza.-Te lo prometo.
Tras eso se acercó a mi me besó con firmeza, yo le correspondí sin dudarlo. Necesitaba sentirlo y refugiarme en esos grandes músculos que me hacían sentirme segura. Suspiró y miró a la mesa de la sala. La comida comenzaba a enfriarse, pero eso ya no importaba.
Emmett pov
Finalmente habíamos arreglado las cosas entre nosotros, al menos por ahora. Y yo no podía estar más feliz por eso, sobretodo porque Rose me había dicho y demostrado lo mucho que me quería. Y la idea de que no funcionara lo nuestro le aterraba tanto como a mí el hecho de perderla.
Sin embargo, yo no iba a permitir que algo así pasara. Intentaría de frenar un poco esa impulsividad o las actitudes de "macho" que ella tanto odiaba de mí.
Me desperté temprano ya que antes de ir a la compañía había quedado a desayunar con los chicos. Edward estaba a punto de irse a Venecia con Bella y no lo veríamos en unas semanas. Ese par se lo pasaría de lo lindo. Bufé. ¡Qué ganas tenía de terminar con el maldito pleito y poder recorrer el mundo con mi Rose! Hablando de mi chica. Sonreí. Ella aún estaba en la cama. Decidí dejarle el desayuno preparado con una nota y tras darle un beso me dirigí hacia la cafetería donde había quedado con los chicos.
-¡Oye viejo!-Edward fue el primero en verme y se acercó para saludarme.-¿Cómo andas? ¿Como os fue con la amiga de Bella?-dijo divertido. Yo puse los ojos llamando a la curiosidad de mi otro amigo Sam. Que miraba la escena interesado.
-Fue fatal.-Confesé.-Resulta que la dichosa psicóloga era Sharon.
-¿Sharon? ¿La chica que quería casarse contigo?-Se aguantó la risa Edward.-¿Esto es en serio?-Yo asentí.
-¡Oh no puede ser!-Rio Sam.-Apuesto a qué a Rose no le hizo nada de gracia que una de tus aventuras los asesorara.
Yo bufé.-¡Qué va! A ella no pareció importarle eso al principio estaba tan necia con lo de la terapia que no me hizo caso que nos fuéramos.
-Y entonces, ¿Cómo acabo todo?
-Pues fue un desastre.-dije como algo obvio.-Pero no por Rose.-dije aclarándome rápidamente.-Sino porque Sharon no paró de tratar de meterse en nuestra relación.-bufé
-¡Cuenta, cuenta!-dijo Edward. Era un completo chismoso.
-Ya te digo.-me di de hombros.-Se pasó toda la consulta intentando sonsacar a Rose. Ya saben, sobre si ella quería hijos y yo no…¡Incluso sobre nuestra intimidad!-dije riéndome con sorpresa.
Sam volvió a verme confundido.-Y... ¿no se supone que eso hacen los consejeros matrimoniales?
Yo rodé los ojos.-Ella lo hacía por morbo nada más. No porque estuviera realmente interesada en ayudarnos.
Edward estaba riéndose.-¡Menuda sorpresa que debió llevarse al ver en su consultorio al maldito mujeriego con su flamante esposa!
-Ni que lo digas.-Bebí de mi café.-Incluso llegó a amenazarme antes de que llegara Rose.
Sam rio.-Y tú al borde del colapso.
Yo alcé una ceja.-¿Y qué hay de ti? ¿No te pusiste jodidamente nervioso cuando Leah y Emily se conocieron?
-¡Espera!-Intervino Edward.-Ya iremos por esa historia. Primero quiero escuchar que más pasó en la terapia. ¿Se pelearon las chicas por ti, galán?-Volvió a verme.
Yo suspiré.-A Rose se le acabó la paciencia porque no estábamos yendo a ningún lado así que decidió abandonar la sesión, no sin antes cuestionar la profesionalidad de Sharon, a lo que por supuesto ella se indignó y explotó. Terminó insultando a mi mujer.
-¿Y la marquesa no le dijo nada?-Preguntó Edward divertido.
Yo me rasqué la nuca asintiendo.-De hecho, va a demandarla.
Tanto Sam como Edward estaban carcajeándose.
-¡No me lo puedo creer!-Edward estaba alucinando con toda la historia.-Rose de verdad tiene carácter ¿eh grandullón?-alzó las cejas divertido.
-¿Qué fue lo que le dijo para que reaccionara así?-preguntó Sam con curiosidad mientras tomaba algo de pan y lo untaba con mantequilla.
-Oh, se metió con su capacidad y su intelecto.-dije sin más.-Literalmente le dijo que una rubia descerebrada no iba a decirle cómo hacer su trabajo; que volviera a la pasarela de la que había salido y se comiera un bocadillo que estaba demasiado delgada.-tras eso los chicos me miraron alucinando y después de unos segundos de silencio comenzaron a reírse de nuevo.
-Con razón lo de la demanda.
-¡Vaya show!-Comentó Sam.-Se dejó llevar por su apariencia sin saber que es una de las abogadas más duras en la corte.
Eso lo sabía. Mi mujer era más que una cara bonita y un cuerpo de infarto pero Sharon creyó que solo era eso.
-Ahora que ya conté mi parte, es tu turno Sam.-Volví a verlo. Mi amigo me miró divertido.
-Si que eres chismoso viejo.-dijo tomando un vaso de agua. Yo rodé los ojos. ¡Vaya concepto que tienen estos de mi!-¡Está bien!-alzó las manos.-Os lo voy a contar. La verdad es que Leah estuvo encantadora.-sonrió recordando algo.-Y bueno, Emily trató de ser amable con ella.-se dio de hombros.
-¿Peeeeero?-dijo Edward.-Seguro que hay un pero.-alzó las cejas divertido.
-Estoy de acuerdo.-dije yo cruzándome de brazos.-Hay un pero.-sentencié.
-No lo sé... Fue extraño. Estuvieron bastante educadas y cordiales.
-¿Y qué esperabas?-Preguntó divertido Edward.-¿Qué se agarraran del pelo?
-Estaba preparado para todo, la verdad.
-Al menos ya saliste de eso y no fue nada mal por lo que cuentas.-Lo animé. Él se dio de hombros.
-Sí, supongo que si.-dijo sin más.-Aunque ya les digo que fue extraño. Hubo varios comentarios que a mí no me parecieron de los más adecuados… Pero Leah&Emily no parecieron ni siquiera inmutarse.
Nosotros los miramos divertido esperando a que dijera algo. Él frunció el ceño y suspiró.-Por ejemplo, Emily le dijo a Leah que no le parecía bien que su hijo pasara tanto tiempo con una persona que trabaja en Broadway.-se dio de hombros.-Según ella son ambientes no aptos para menores.-dijo sin más.
-Ni que Leah fuera bailarina exótica.-dijo Ed divertido.
-Pero eso no fue todo.-explicó.-Pensé que Leah explotaría con eso, pero solo sonrió amablemente y le compartió su opinión de una forma extremadamente educada.-se dio de hombros.
-Parece que estar con Rose le ha ayudado a ser más diplomática.-Sonreí.
-Puede ser.-Se rascó la cabeza Sam.-Es que aún no me lo creo que no haya soltado ningún insulto.
Edward y yo reímos.-¿Te sorprende que se haya comportado como una persona madura?
-Además, luego de ese encuentro hablamos sobre otros temas, qué igual a mí me dejaron intrigado.
-¿Sobre qué?
-Leah me preguntó si había considerado volver a casarme.
Tanto Edward como yo nos quedamos alucinados. No podía creerlo. De verdad que no pensaba que Leah estuviera interesada en el matrimonio o en sentar la cabeza. Intercalé mi mirada de uno a otro y la centré en Sam.
-¿Enserio?-dije alucinando.-¿Y qué le respondiste?-pregunté con curiosidad.
-La verdad que me quedé tan sorprendido como vosotros.-se dio de hombros.-Le pregunté de vuelta.-suspiró.-No me lo esperaba. Seguro que quede como un idiota.
-Si a Leah de verdad le interesa conocer más sobre el tema, no se quedará con la duda.-Aseguró Edward con una sonrisa torcida.-Te preguntará más adelante, ya verás.
-La cuestión es que sí me gustaría volver a casarme y más si es con Leah. Quiero decir, ella fue mi primera chica, incluso era mi mejor amiga antes de que nos volviéramos novios.-Confesó todo embobado.-Con ella pasé tantas cosas y estar junto a ella de nuevo, me hace hace, no sé...-Suspiró.
Yo reí.-Te ilusiona, Sam. Mira cómo te brillan los ojos.-Señalé.
-¡Emm tiene razón viejo!-dijo Edward riendo divertido.-Solo mira que cara tienes.-continuó riendo.
-¡Oh venga!-Sam se había sonrojado.-¿No te has vista la cara de idiota cada vez que Bella te dirige la mirada?-dijo molestando al cobrizo, este se sonrojó también mientras se cubría la cara avergonzado. Eso me hizo reír. A mi no me molestaba que la gente supiera que yo estaba loco por Rose pero eran divertidas las reacciones de mis amigos.
-Y ¿por qué crees que te lo preguntó?-pregunté con curiosidad.
Él se encogió de hombros.-No lo sé. Quizás solo fue por el momento que acababa de pasar.
-O tal vez se proyecta eso contigo.-Le guiñé.
-¿Qué cosas dices?-Preguntó sorprendido.-Mejor cambiemos de tema que no quiero hacerme ilusiones. O sea recién nos hemos mudado juntos.
-Pero las cosas van muy bien entre vosotros ¿no?-preguntó Edward divertido.
-Sí pero…-Sam iba a contestar pero yo le corté.
-Acabáis de mudaros juntos si.-dije haciéndole pensar.-Pero tú mismo lo has dicho.-le guiñé.-Lleváis mucho recorrido de antes. Todo eso debería servir.
-Sí obviamente.-dijo mi amigo.-Pero todo tiene que volver a empezar de nuevo.-suspiró.-Además, ni yo soy el mismo muchacho de 18 años ni Leah es la misma obviamente. Nuestras aspiraciones y nuestras vidas han cambiado. Y ahora tenemos que aprender a formar parte de la vida del otro.
Sam ya no habló más del tema y desde ese momento estuvo más pensativo en cambio Edward estaba realmente entusiasmado por el viaje que tendría con Bella a Venecia. No había parado de hablar sobre las cosas que harían allá juntos.
-Sí que vais a hacer planes allí.-dijo Sam divertido.-Disfrútalo mucho amigo.-sonrió con cariño. Edward sonrió agradecido.
-¿Qué te pasa a ti Emmett?-preguntó Edward de repente pensativo.-Te quedaste callado de repente.
-No lo sé.-dije dándome de hombros.
En realidad si lo sabía. Mis amigos andaban súper ilusionados con sus relaciones y yo me alegraba muchísimo por eso. De verdad. Pero no podía evitar pensar que tal vez mi relación con Rose pasaba por un bache.
-¿En qué estás pensando?
-¿Problemas en el paraíso?-Alzó una ceja Edward.
-Algo así.-Confesé.-Nuestra relación no está pasando por un buen momento.
-Es normal. Hay días buenos y malos. Lo importante es que busquen una solución juntos.-Intervino Sam.
-Eso creo.-me di de hombros.-Al menos Rose me ha confesado el miedo que le da que esto no funcione.
-¿Ves?-Edward intervino.-Ella te quiere Emmet. Te lo ha dicho.-sonrió.-No tienes de qué preocuparte.
-Ajá.-sonrió Sam como señal de apoyo.-Solo tienes que poner un poco más de tu parte en escuchar qué necesita de ti y todo irá bien, viejo.-dijo dándome palmadas en la espalda.
Los chicos tenían razón, debía de estar más atento a las cosas que no hacía bien. De todas formas la dichosa terapia con el nuevo psicólogo tendría que servir de algo, ¿No?
Me despedí de los chicos y regresé a la compañía. Antes de pasar a mi despacho, eché un breve vistazo a la oficina de Rose. Y ahí estaba mi chica. Al parecer iba llegando. Estaba atendiendo su móvil mientras dejaba su bolso y su abrigo por ahí. Me quedé observándola por un momento aún sin creerme que trabajaba conmigo.
Iba a irme pero me quedé mirándola un rato más. Era malditamente preciosa, tenía su melena suelta pero al sentarse para comenzar a trabajar tomó un lápiz y con una destreza impresionante se recogió el cabello. Esta mujer no paraba de sorprenderme. Era curioso como no se había percatado de mi presencia aún. Finalmente sonreí y me volví a mi despacho.
-Señor Cullen.-Ángela me sonrió a la entrada. Yo le devolví la sonrisa con amabilidad.-Le ha llamado el señor Heston, le gustaría hablar con usted sobre algunos temas del contrato antes de su llegada aquí mañana.-asentí suspirando interiormente. Probablemente no estaría contento con alguna cláusula. Para esa conversación necesitaba a la mejor. Y esa era mi mujer.-Ángela, ¿podrías pedirle a Rosalie que venga en cuanto pueda? Ella es la encargada de los términos legales del contrato.
Rose pov
Estaba concentrada revisando unos documentos cuando recibí una llamada de mi asistente porque Isabella Swan quería verme. Yo rodé los ojos. Aún estaba enfadada con ella pero no tenía más remedio que dejarla pasar porque pronto se iría por unas semanas a Europa, no podía estar enfadada con ella para siempre.
Ella silbó por lo bajo.-¡Vaya pedazo de oficina que tienes aquí también!
-¿Qué quieres?-Me crucé de brazos cuando ella entró a mi despacho.
-Oh vamos, Rose no puedes estar enfadada conmigo para siempre.-Se quejó.-Lo siento, ¿Si? No sabía que el grandulón había tenido algo que ver con Sharon. Y que ella te atacara por esto. Te juro que no sabía que estaba loca.-Dijo arrepentida.
-Obviamente no ibas a saberlo.-dije molesta.-Sino ni siquiera hubieras puesto la posibilidad encima de la mesa.-rodé los ojos mientras ordenaba algunos documentos. ¿Había dicho que cuando me ponía nerviosa me gustaba ordenar cosas?
-¿Ves?-dijo sonriendo esperanzada.-Obviamente no sabía nada.-dijo sentándose cómodamente en uno de los sofás de mi despacho.
-Sírvete tú misma.-dije divertida al ver que había abierto la mini nevera.-Estás en tu casa.-rodé lo ojos al verla tan cómoda.
-No lo he dudado ni un momento, rubia.-me guiñó el ojo haciéndome reír.-Entonces…¿ya no estás enfadada?-preguntó mirándome con un puchero. Yo suspiré.
-Ayer sí que lo estaba. Pero ahora...
-Ya te está pasando.-Dijo aliviada.-Aunque igual traía un plan b por si no aceptabas mis disculpas.
Yo la vi confundida.-¿En serio?
-Sí.-Asintió.-Sabes que no me quería ir a Venecia sin haber hecho las paces antes con mi mejor amiga.-Se puso de pie y se dirigió a la puerta.-Oye tú, hombre gigante puedes traerlo ahora.-Momentos después apareció Josh con un enorme cuadro.
-Oh Bella, no debiste...-Dije emocionada al ver una pintura hecha por mi amiga, que desde que la había visto me había encantado.
-Ahora puedes decorar tu oficina o tu casa con ella.-Sonrió y Josh se regresó dejándonos solas de nuevo.
-¡Oh Bella me encanta!-Sonreí y la abracé.
-Y a mí me encanta que estemos bien otra vez.-Respondió de vuelta.
En eso su teléfono comenzó a sonar.-Oh maldición.-Puso los ojos al ver la pantalla y me la enseñó. Era Sharon.-Ha estado llamándome insistentemente.
-Contéstale.-Y Bella la puso en altavoz.
-¡Ay Bella! ¡Por fin contestas!-se escuchó una voz realmente chillona. Ni siquiera me había dado cuenta el día de la consulta.
-¡No tengo nada que hablar contigo, Sharon!-dijo mi amiga molesta.
-Pero…-la psicóloga estaba confundida.-¿Por qué?
-¿Perdona?-mi amiga no daba crédito.-Creo que deberías empezar a auto tratarte querida.-dijo sin más.-¡Sabias a quien ibas a tratar y aún así no me dijiste nada!-dijo Bella molesta.
-¡No sabía que era ESE Emmett!-respondió.
-¿Qué otro Emmett Cullen conoces?-Preguntó irónica Bella.
-Ok ok ok.-Dijo alterada.-La verdad es que quería volver a verlo y conocer quién había sido capaz de amarrar a ese infeliz.
-¿Ah sí?-Preguntó Bella intentando asimilar su punto de vista.-¿Y que sacaste de eso?
-¡Un grave golpe a mi autoestima nada más!-Chilló.-No culpo al bastardo de Emmett, si la mujer es una maldita diosa. ¡Dios! Hasta yo me sentí atraída por ella.
-¡Sharon!-Dijo escandalizada Bella y se echó a reír. Yo simplemente rodé los ojos.
-Bueno Bella, necesito tu ayuda.
-¿Qué? ¿Quieres ligar con Rosalie?-Preguntó divertida y yo puse los ojos. ¿En serio esto le parecía gracioso?
-No seas ridícula Bella.-Dijo avergonzada.-Lo que quiero es que me ayudes a convencerla a qué no vaya a demandarme.
-¿Y qué fue lo que le hiciste?-Preguntó Bella siguiéndole el juego.
-Pensé que era solo una Barbie y traté de intimidarla.-Admitió.
-Fallo tuyo que la subestimaste.-dijo divertida Bella.-Si hubieras realizado una buena investigación sabrías que Rose es una excelente abogada. Con títulos cum laude en las universidades más prestigiosas, de la talla de Harvard. Y ahora, una de las más duras en la corte de NY.-dijo sin más haciendo un repaso de mi currículum.
-¡¿En serio?!-dijo sorprendida. Obvio no se lo esperaba, como la mayoría. Solamente bufé. Se dejaban llevar por la apariencia y no eran capaces de ver nada más.-¡Nunca me lo hubiera imaginado! Si es súper joven.-dijo muy sorprendida. Yo rodé los ojos mirando a Bella.-Y…¿qué hace con Emmett?-preguntó cuando volvió a hablar.
-Yo tampoco lo entiendo.-Dijo divertida riendo y yo entrecerré los ojos y la ví mal. Ella simplemente se encogió de hombros.-Se conocían desde pequeños y se terminaron enamorando al reencontrarse.
-Hay algo que no me cuadra.-Suspiró-Si esta Rosalie es tan inteligente como dices, ¿Por qué está casada con un imbécil como Emmett? Si ese hombre es un patán, egoísta y mujeriego. O espera, ¿Es por el dinero? Aunque ella se veía con mucha clase y estilo.
-Pues este Emmett solo tiene ojos para Rose. Si supieras lo pesadote que se pone.-Bufó Bella.-Quiere estar encima de ella todo el tiempo.-Rodó los ojos.-Y con lo otro, estás muy equivocada.-Chasqueó.-No necesita el dinero de Emmett, tiene sus propios ingresos gracias a su exitosa carrera. Además, de la fortuna y los títulos que le heredará su abuela.
-¡Bella!-Gesticulé sin alzar la voz.
Ella silenció la llamada un momento.
-¿Qué?-Se hizo la desentendida.
-No es necesario que menciones eso sobre mi vida.-Me quejé.-No es de su incumbencia.
-¿Tú crees que no va a stalkearte luego?-Alzó una ceja.-Mejor le adelanto todo de una vez, así evito que me esté llamando para preguntarme sobre cada cosa que encuentre sobre ti.-Rodó los ojos y regresó a la llamada.
-¡¿Es enserio?!-dijo alucinando.-¡Oh Dios mío no puedo creerlo!-dijo. De repente se hizo el silencio.
-¿Sharon?-Bella la llamó.-¿Te dio un ataque?-preguntó divertida.
-Shhhh.-la mandó callar.-Dame un momento por favor.-se escuchó lo que parecían teclas de un ordenador. Sí, me estaba buscando. Rodé los ojos.-¡¿Es marquesa?!-dijo chillando.-¡¿Eso aún existe?! ¡Por dios! ¡Con mucha más razón tienes que ayudarme a qué no me demande!-Chilló alterada.
-Ok, ok tranquila ya veré qué puedo hacer.-respondió Bella.
-O podrías organizar algo para que nos reunamos y yo pueda disculparme con ella.-Bella alzó las cejas esperando mi reacción.
Yo simplemente negué. No iba a reunirme con esa loca de nuevo. Suficiente con una vez.
-Pues verás Sharon.-Bella trató de disuadirme con la mirada y yo volví a negar. No iba a dejar que me convenciera.-Resulta que voy a estar fuera unas cuantas semanas. Me voy a Europa.-explicó.
-¿Tienes que estar tú presente?-preguntó algo desconfiada.
-¿Tú crees que ella querrá hablar contigo después de cómo la trataste?
-Por eso necesito que tú suavices el camino.
-Déjame ver qué puedo hacer.-Accedió Bella y yo rodé los ojos. Ella simplemente se encogió de hombros. Finalmente se despidieron y colgó.
Bella guardó su teléfono en su bolsillo y se giró para mirarme con curiosidad.-¿De verdad vas a demandarla?
Yo la miré seria.-¿La verdad?-le pregunté. Ella asintió.-No, la verdad.-le resté importancia.-No iba a perder el tiempo con algo tan fácil.-dije dándome de hombros haciendo que mi amiga soltara una carcajada.
En eso llamaron a la puerta. Era Ángela, la asistente de Emmett.
-Señora Cullen el señor Cullen quiere verla en cuanto pueda.
-¿Es urgente?-Ella asintió.
-Iré enseguida.-Ella asintió y se marchó.
Bella chasqueó la lengua.-Parece que el jefe quiere su polvo mañanero.
-¡Bella!-Me quejé. Ella simplemente puso cara de asco.
-No te preocupes, ya me voy.-Se puso de pie.- Deséame suerte.
Yo me acerqué y la abracé.-Disfruta tu viaje, Bells. Espero que todo vaya de maravilla.
-Eso espero.-me dijo mirándome algo nerviosa.
-¿Estás nerviosa por la nominación o por irte con Edward a Europa?-dije divertida.
-Ambas cosas no voy a mentirte.-reconoció buscando su teléfono.
-Todo va a ir bien.-le sonreí dándole un apretón en los hombros.-¡Ay Bells! ¡Me hace muy feliz verte tan ilusionada con alguien!
-¡Para!-dijo molesta ruborizándose.-Deberías ir a buscar al bebé jefazo.-dijo con sarcasmo.-Ya va estar impaciente esperándote.-le miré molesta entrecerrando los ojos.
Luego de despedirnos me dirigí a la oficina de Emmett.-Hola querido, ¿Qué ha ocurrido?
Él se acercó a mí y dejó un dulce beso en mis labios en tanto sus manos comenzaban a recorrerme. Corté el beso separándome un poco de él-¡Emmett! No me has hablado sólo por esto, ¿O si?
-¿Te molestaría?-Preguntó coqueto y yo me crucé de brazos.
-Emmett ya hemos hablado esto.-bufé molesta.-Trabajamos juntos pero lo que pasó la última vez no puede volver a ocurrir. ¿De acuerdo? Soy tu esposa y trabajo aquí pero no voy a acostarme contigo en la compañía de nuevo.-dije tajante mientras miraba disimuladamente hacia la puerta donde había varios chismosos muy atentos a lo que hacía en el despacho de mi marido.
-Está bien.-bufó molesto.-Pero no te enfades ¿si?-explicó instándome a que me sentara.-De verdad te llamé por algo urgente.
-¿Qué pasa?-pregunté con curiosidad y para qué negarlo con algo de inquietud.
-Es Heston.-explicó.-Llegará mañana pero aún así hay una cláusula del contrato con la que no está de acuerdo. Por eso necesitaba a la encargada del departamento legal.-sonrió guiñándome coqueto.
Y sin más comencé a revisar los documentos.
-Creo que mi equipo puede encargarse con la gente de Heston. Podemos persuadirlo. No te preocupes.
-¿Segura?
-Claro. Y si no siempre podemos negociarlo durante la cena.
Él alzó una ceja.-¿Utilizarás tus encantos?
Yo me encogí de hombros.-Soy una persona encantadora.
-No me cabe duda de ello nena.-dijo divertido.-¿Me avisarás con lo que sea?-preguntó.
-Ajá.-sonreí.-No te preocupes, te mantendré al tanto de todo lo que pase. ¿Ya está todo?-pregunté. La verdad es que aún tenía que hacer varias cosas. Emmett me miró con curiosidad.-Tengo una reunión.-Expliqué dándome de hombros.
-¿Con M&M?-preguntó Emmett divertido. No pude evitar mi risa.
-Ya sabes que todos los días hago una videoconferencia para revisar cosas con ellos.-dije simplemente.
Él también se puso de pie y se acercó a mí.-Está bien, nena.-Dejó un beso en mi cabeza en tanto posaba sus manos en mi cintura y las bajaba hacia mi trasero, dejando un apretón.-Nos veremos luego.-Me dió una suave nalgada.
-¡Emmett, ya!-Él sonrió coqueto y yo me di media vuelta.
-Oye, Rose nena.-Tomó mi mano haciendo que me girara.-¿Quieres almorzar conmigo, ahora?
-Mmmm.-me hice la difícil un poco pero el puchero que estaba poniendo Emmett me lo hacía muy complicado.-Claro.-sonreí.-No veo por qué no.-dije mirándole divertida.
-Está bien nena.-sonrió contento.-Haré una reserva en el restaurante de aquí cerca.-yo asentí mostrándole mi acuerdo. De un momento a otro sentí mi móvil vibrar. Le eche un vistazo. Era Leah que quería contarme sobre la quedada con Sam y su ex.
-Hola Leah.-La saludé.
-Hola, ¿Estás ocupada?
-Voy a una reunión pero cuéntame, ¿Qué sucede?
-Oh seré breve entonces. Es sobre cuando conocí a "esa".-Me la imaginé rodando los ojos. Sonreí sin poder evitarlo.
-¡Cuéntame!-la insté a hablar. La verdad es que tenía mucha curiosidad de saber que había pasado entre ellas durante esa charla.
-Pues te cuento encantada.-dijo divertida.-Es una siesa la verdad.-bufó.-¿Te puedes creer que dijo que no le parecía adecuado que yo fuese artista?-dijo sorprendida.
-Es toda una conservadora.-Apunté.
-Cuando le conviene.-Soltó.-Mira que a mí pobre Sam le puso los cuernos.
-Bueno, solo está algo recelosa por esta situación. Por eso su comentario.
-Es evidente que está celosa. O sea su ex marido está saliendo con la jodidamente caliente Leah Clearwater.
Yo no pude evitar reír por el comentario. Ósea mi amiga era genial. Solo ella era capaz de decirlo de esa manera.
-Eso no lo dudes, querida.-dije divertida.
-Pero eso no fue todo.-siguió contándome.-Empezó a hacerme una investigación sobre mi vida privada y sobre los planes que teníamos Sam y yo.-explicó indignada.-¿Te lo puedes creer? ¡No es de su incumbencia! Estoy segura de que a mi Sam no le interesan los planes que tenga ella con su gigoló.-dijo con desdén.
Yo reí.-¿Y Sam cómo lo llevó todo?
-Estuvo tan tranquilo que no parecía notar la tensión entre ambas.-Bufó.
-¿Y cómo es su relación con ella?
-Ella finge que se lleva de maravilla con Sam pero a diferencia de él, yo si noté cierta incomodidad cuando se saludaron.
-¿En qué sentido?-pregunté con curiosidad.
-El caso es que se nota mucho que hay tensión entre ellos.-dijo.-Obviamente de la mala, no de la que Sam y yo tenemos.-de nuevo me la imaginé rodando los ojos y sonreí divertida.
-Ajá entiendo.-reí.-Es normal. Aunque Sam ya no sienta nada por su ex es lógico que no se sienta cómodo por lo que le hizo.-me di de hombros.
-Sí, bueno oye, ¿Estás disponible para el almuerzo?
-De hecho, ya quedé con Emmett.
-Ugh. Tiene razón Bella.-Bufó.-Le gusta acapararte para él solo.
-No es tan así...-Intenté justificarme aunque en el fondo sabía que tenía razón.
-Trabajas con él y vives con él. ¿No te estresa estar mucho tiempo conviviendo con Emmett?
Yo suspiré.-Estamos intentando solucionar nuestros problemas, no podía simplemente rechazarlo y volver a discutir de nuevo. Ya fue suficiente con lo de la última vez.
-¿Lo de la tal psicóloga?
-Ajá.
-Es una completa víbora. Bella me contó un poco. En fin, ¿Puedes hacerme un hueco ahora por la tarde? Así llego a tu oficina y nos tomamos un café mientras charlamos un poco.
-Ahhhhhh.-lo pensé un poco.-Déjame que revise mi agenda un segundo.-dije mientras ponía el teléfono en altavoz y lo dejaba en la mesa.
-¡¿Enserio rubia?!-dijo indignada.-Era ironía.
-Soy una mujer ocupada ya lo sabes.-dije divertida dándome de hombros y volviendo a tomar mi teléfono.
-Tanto como para hacerle un hueco en tu agenda a una de tus mejores amigas.-dijo irónica riendo.
-No me mates por eso.-dije riendo.-Si quieres podemos ir a Starbucks.-dije divertida.
Emmett pov
Ya era hora de almorzar así que fui a la oficina de mi Rose. Pasé saludando a su asistente.
-Qué bonito arreglo.-Señalé las flores que reposaban en su escritorio.
-Oh sí, gracias. Son de la señora Cullen.-Yo alcé una ceja.
-¿Quién se las envía?
-No lo sé.-Respondió la chica nerviosa.-Se las iba a dar cuando su reunión terminara.
-Déjalo. Yo me encargo.-Las tomé de su escritorio y fui a su oficina a exigir explicaciones sobre esto.
Ella sonrió cuando me vió entrar con flores y todo. Yo fruncí el ceño.
-Oh Emmett son hermosas. No debiste molestarte.
Yo la miré desconcertado. ¡Esto tenía que ser una broma!
-¿Qué pasa?-preguntó extrañada frunciendo el ceño.-¿Ocurre algo?-dijo mientras tomaba las flores y las acercaba para poder olerlas.
-Pues que no son mías.-dije molesto señalando el arreglo.
-¿Cómo dices?-preguntó sorprendida.
-Lo que escuchas.-me di de hombros.-Yo no te las he enviado.-bufé.-¿No hay ninguna nota ahí?-dije acercándome para rebuscar entre el arreglo.
-Entonces, ¿Quién las envía?
-Yo también me pregunto lo mismo.-Dije enfadado.
-Oye, yo no tengo la culpa de esto.
-¿No estarás ocultándome algo?-La vi entrecerrando los ojos.-No sé un "admirador secreto" talvez-Dije irónico.
-No seas absurdo. Paso más tiempo del que debería contigo.
-O sea que estar conmigo es un castigo.-Le reclamé dolido por la forma en el que ella me lo había dicho.
Ella suspiró cansada y estrelló en mi pecho lo que parecía una carta que segundos atrás había encontrado ella entre las flores.
Parpadeé un par de veces antes de leer la nota. Esto no podía ser verdad. Volví mi mirada hacia mi esposa que me miraba expectante mientras volvía a mirar detenidamente la nota.
-¿Emmett?-preguntó cautelosa.-¿Ocurre algo?-dijo unos segundos más tarde al ver que yo no respondía.
-Vaya, vaya.-dije divertido.-Parece que asustaste a Sharon de verdad.-sonreí con diversión tomando la nota para dársela. Ella me la arrebató de la mano con impaciencia.
-¿Esto es enserio?-dijo incrédula.-Oh Dios mío.-bufó.-De verdad ha caído tan bajo.-rodó los ojos. Yo la miré sonriendo con diversión.
-Bueno.-reí.-Amenazaste con demandarla.-me di de hombros.-Eso afectaría a su prestigio.
-¿Sabías que no iba a hacerlo no?-dijo sin más.
-Es que sonaste tan convincente.-Alcé una ceja.
-No iba a perder mi tiempo en algo tan fácil.-Rodó los ojos y yo la abracé riendo y dejé un beso en su cabeza.
Ella se removió incómoda y volvió a verme cruzándose de brazos.-¿Qué?-Pregunté confundido.
-Veo que ya se te pasó el enfado.
-Nena...
-En serio, ¿Piensas que tengo por ahí un amorío secreto?
-Oh vamos, nena.
-Ni siquiera tengo tiempo para relajarme con todo el trabajo que hay... Mucho menos tendré un amante escondido por ahí contigo detrás mío todo el tiempo. Es imposible, ¿No crees?-Dijo en tono irónico.
-¿Te molesta estar conmigo mucho tiempo?
-Lo que me molesta es que saques suposiciones tontas y no confíes en mí, Emmett.
-Lo siento, ¿Si?-La acerqué hacia mí.
-Bueno ya deja de hacer todo un show por esto.-Volvió a ver hacia la puerta y noté varios curiosos cruzándose por ahí. Yo sonreí divertido por supuesto que aprovecharía este momento para demostrarle mi amor y cariño a mi perfecta aunque a veces caprichosa mujer.
-Eres hermosa y te amo.-le dije sonriendo divertido mientras la acercaba a mi de la cadera y dejaba un beso en sus exquisitos labios.
-¡Emm!-exclamó mi chica divertida mientras colocaba las palmas de sus manos en mi pecho y se sonrojaba de manera violenta. Era jodidamente adorable.
-¿Te da vergüenza que tu marido te demuestre su amor?-dije divertido alzando las cejas.
-Lo que me da vergüenza es que no sepa cuándo medir sus actos.-rodó los ojos haciéndose la que estaba molesta. Pero yo sabía que estaba encantada.
-A propósito.-señalé con la mirada el arreglo floral.-¿Qué harás con eso?
-Se quedarán en recepción.-Se encogió de hombros.
-Bueno, ¿Ya estás lista para comer?
-Claro.-Sonrió y se soltó de mi agarre.-Voy por mi abrigo y nos vamos.
Tomé su mano y salimos de su oficina. Tras eso fuimos a comer a uno de los restaurantes más cercanos a la compañía. Rose había quedado más tarde con Leah así que no podía irse muy lejos.
La comida fue realmente agradable. Pudimos hablar tranquilamente y sentí como poco a poco nuestros problemas iban solucionándose.
De un momento a otro mi teléfono sonó. Era un mail.-¿Qué ocurre?-preguntó mi mujer curiosa. Eché un ojo rápido. Era un correo de Heston.-Heston.-dije sin más.
-¿Llegan mañana?-preguntó. Yo asentí. ¡Rayos! ¿En qué momento la semana había pasado tan rápido?
Rose pov
Luego de almorzar con Emmett tuve una reunión con un cliente y después de eso había quedado con Leah en Starbucks. Por supuesto, los Garrett y Josh venían conmigo pero se me habían quedado un par de mesas alejadas a nosotras para darnos privacidad aunque obviamente pendiente del entorno.
Me parecía absurdo que algo raro pasará en algún lugar como este. En fin, era necesario porque anteriormente habían intentado matarme incluso en mi propia boda. Deseché esos pensamientos al instante no quería ponerme a llorar aquí.
Leah no tardó en aparecer.-¡Hola rubia!-me guiñó divertida acercándose para darme un abrazo, yo se lo devolví encantada.-¿Cómo estás?
-Pues muy bien.-sonreí.-Ha sido una mañana agobiante pero ya estoy algo más libre.-rei.-¿Pedimos?
-¿No les puedes decir a tus matones que vayan a por los cafés?-dijo poniendo un puchero y yo alce las cejas sorprendidas.-¡Oh venga! Seguro que se aburren de estar ahí parados y así nos aseguramos de que no nos quiten la mesa.-dijo dándose de hombros divertida.
-Garrett.-Lo llamé e inmediatamente llegó a mi lado.
-¿Se le ofrece algo?
-¿Te gustaría tomar un café con Josh?
-Claro.-Sonrió.
-¿Te importaría traernos el nuestro?
-No, no hay problema.
Así que tanto Leah como yo le dijimos lo que queríamos tomar.
-¿Ves que no era tan difícil?-Dijo sonriente Leah.
-Eres increíble.-dije rodando los ojos.-Se supone que están aquí para protegerme no para traerme el café.-dije removiéndome incómoda.
-¿Qué ocurre?-dijo sorprendida.-No es como si nunca hubieras tenido gente que hace eso. De hecho.-hizo una pausa.-Has tenido gente para todo en tu casa, rubia.-guiñó divertida.-Hasta que te mudaste no sabías cómo poner una lavadora.-dijo riendo divertida.
-Oh, ¡cállate! ¿Quieres?-dije sonrojándome. Me avergonzaba esa etapa de mi vida. Me sentía incómoda cuando iba a alguna casa que no fuera la mía. Ya que no sabía cómo actuar.
Finalmente llegó Garrett con nuestra orden. Cuando estábamos charlando tranquilamente noté que Josh estaba bloqueando el acceso a una mujer. ¿Pero qué...?
Leah notó que me había quedado callada de repente y desvío la mirada.
-¡Debe ser una broma!-Dijo divertida antes de echarse una carcajada al identificar que se trataba de la tal Sharon.
-Oh por dios.-dije suspirando molesta. La verdad es que también estaba incrédula. Y ¿esa mujer era terapeuta? Rodé los ojos.
-¿Es ella?-preguntó Leah sin parar de reír. Yo asentí disimuladamente.-¡Qué horror! Ósea el karma se la está devolviendo.
-Shhhh.-la mandé callar.-Déjenla pasar.-le dije a Garret rodando los ojos con indiferencia. El le hizo un gesto a Josh que directamente se apartó de su camino provocando que la loca mujer viniera hacia a mí con incredulidad.
-¡Wow! ¡¿Tienes guardaespaldas?!-Dijo alucinada.-Tiene sentido, eres de la realeza.-Dijo para sí misma pero yo la había escuchado.
-Eso es por su marido.-Se adelantó Leah.
-¡¿Emmett te ha puesto seguridad?!-Preguntó con sorpresa.
-¿Qué quieres, Sharon?-Pregunté ya a punto de perder la paciencia.
-Quería pedirte disculpas.-dijo simplemente.-¿Te llegó el arreglo?-preguntó incómoda.
-Tranquila.-dije sin más.-No voy a demandarte si eso es lo que quieres saber.-ella suspiró aliviada y Leah se aguantó la risa.
-Gracias.-dijo respirando más tranquila. Era divertido ver cómo hacía unos momentos me había tachado por una rubia vacía y ahora tenía miedo de que llevara a cabo mis amenazas. Sonreí interiormente.-De verdad gracias.-Repitió.
-Y por favor deja de aparecerte en mi camino o el de Emmett, ¿De acuerdo?
-Lo que tú digas.-Respondió.-Con permiso.-Se retiró dejándonos solas. Y ahí Leah volvió a reír.
-Eso fue divertido.
-E incómodo.-Hice un mohín.
-¿Tú crees que te siguió? ¿O fue una casualidad?
-Viniendo de esa loca no me sorprendería.-Rodé los ojos.
-De verdad que controversia.-dijo mi amiga sonriendo con diversión.-Se supone que esa mujer es terapeuta de parejas y no ha dado muy buen ejemplo que digamos.-se dio de hombros.
-Tienes razón.-dije sin más.-Venga cuéntame con detalles como fue todo.-la insté con energía. Mi amiga sonrió y ahí comenzó a contármelo todo con lujo de detalles. Pero una parte llamó especialmente mi atención.
-¿En serio le dijiste que si se veía casándose de nuevo?-dije sorprendida con los ojos como platos.
Ella me vio avergonzada mordiéndose el labio y asintiendo.-¿Por qué?
Se encogió de hombros.-No lo sé. Supongo que no pude evitar imaginarme cómo sería Sam de esposo.
-¿Tú quieres casarte?
-Cuando era adolescente pues me lo imaginaba con Sam... Pero ahora no lo sé. No lo sé.
-Osea que…¿es el único hombre con el que te lo has imaginado si quiera?-dije emocionada. Mis amigas no dejaban de sorprenderme. Ella asintió.-¿Puede ser que estes viendo cómo es sentar la cabeza?
-¿Qué dices?-dijo sorprendida.
-Pues eso.-dije sin más.-Estás viviendo con él, de vez en cuando cuidas de su hijo.-expliqué.-Vives en familia.-dije para que entendiera.
-Oh mierda.-Se quejó y se llevó una mano a la cara.-¡Me estoy haciendo vieja!
Yo reí y ella me vio mal.
-No seas tan dramática. El hecho de que asimiles mejor el tema significa que estás madurando, querida. No que estés vieja.
-Oh Dios mío.-dijo incrédula. Aunque hizo una pausa de varios segundos y luego sonrió.-Debo de admitir que soy una madrastra súper genial.-dijo haciendo un gesto de victoria no pude evitar reír con eso.
-Y…¿no te planteas tener bebés súper geniales, querida?-dije divertida mientras tomaba un sorbo de mi café.
-¡Oh venga!-dijo rodando los ojos.-Sam ya tiene un nene.-apuntó.-Y ya está bastante grande, no creo que a Sam le apetezca volver a la época de los pañales.-se dio de hombros.
-Si tú lo quieres deberías de hablarlo con Sam.
Ella se cruzó de brazos.-¿Y qué hay de ti?
-No estamos hablando sobre mí, querida.-Sonreí divertida.
-¿Hasta cuándo lo harás esperar?-preguntó esperando una respuesta mientras tomaba un trago de su café.
-No lo sé.-me di de hombros.-Supongo que antes tendremos que solucionar un poco nuestras diferencias.-apunté y mi amiga sonrió incrédula.-¡Oh venga que no he dicho nada!-repliqué antes de que dijera nada.
-¡Acabas de confirmar que vas a darle polluelos al grandullón!-sus ojos estaban como platos.
-Es probable que algún día lo haga.-Me encogí de hombros restándole importancia.
-¿Y tú quieres?
-Sí pero no este año o el siguiente.-Expliqué.-Lo haré cuando me sienta lista.
-¡Vaya! Sí que lo tienes claro.
-Ajá.-dije segura. Osea claro que quería ser madre algún día. Pero no iba a tener un bebé con un hombre con el que ni siquiera llevaba un año. Eso sería demasiado para cualquiera. Y no es que no quisiera a Emmett. Para nada. El grandullón conformaba ya una parte muy importante de mi vida. Pero quería asegurarme de ello antes de traer una nueva vida al mundo. Nunca me perdonaría que mi hijo o hija se sintiera desgraciado.
-Y…¿Quién será la siguiente?-dijo divertida.
-Pues teniendo en cuenta que Bella no nos dará nuevas sorpresas…-dije divertida.-En ti queda el recado, querida.-le guiñé.
-Espero que seas tú la afortunada.-Entrecerró los ojos y me dirigió una sonrisa falsa, lo que me hizo reír.
-Ya lo veremos.
-Sería lo más justo, ¿No crees?
-¿Por qué?
-Llevas más tiempo con Emmett, además yo ya tengo una especie de hijo.
-Eso no tiene nada que ver.-le rebatí.-Si nos ponemos en esas tú y Sam os conocéis desde hace una vida.-dije pero continué antes de que me cortara.-Ya sé que me vas a decir. Lo sé, y tienes razón. Pero no os va a costar mucho adaptaros.-apunté.-Y lo de Sam Jr.-me quedé pensativa.-Llegarás a quererlo mucho y puede que como a tu propio hijo pero al fin y al cabo no lo has llevado en tu vientre y no vas a vivir cosas con él que si harías con tu propio bebé.-expliqué.
-Qué inspirador.-Dijo con sarcasmo.-Hablas como toda una experta.
Yo rodé los ojos.-Oh vamos Leah. Lo descubriremos con el tiempo.
Ella bufó no muy convencida.
Holaaaaa! Perdonad la ausencia, ay las vacaciones de verano XD Pero ya llegó el nuevo cap! Esperamos de todo corazón que disfruten muchísimo leyendo y, por supuesto, que os divirtáis :)
Muchísimas gracias a nuestras súper lectoras que nos animan con sus comentarios cada vez que hay nuevo capitulo de esta loca historia! Nos animan a seguir escribiendo! Y un saludo a todas las nuevas que cada vez se van incorporando, nos hace tremenda ilusión! Un beso muy muy fuerte!
Seguid dejando review! No sois conscientes de lo que nos divertimos leyendo sus conjeturas, ideas o pensamientos cada vez! Un abrazo a Tecupi, Nelita, Maribel, Jupy y Francisca!
