Emmett pov
Estaba realmente preocupado por todo lo que estaba sucediendo. Habían rumores sobre un nuevo virus que se estaba propagando en todo el mundo. Incluso Edward y Bella tenían problemas para salir de Italia por todas las restricciones que estaban poniendo. ¿Y qué decir de Rose? Ella no la estaba pasando nada bien y yo tampoco sin ella. Hablaba con ella a diario, su abuela estaba conectada a un aparato que le daba oxígeno y los médicos no les daban muchas esperanzas de que saliera adelante. Todo esto me abrumaba, por el simple hecho de que no podía hacer nada para solucionarlo.
De un momento a otro sentí mi teléfono vibrar. Lo miré. Era mi Rose.
-Hola nena ¿Cómo estás?-contesté emocionado de escucharla.
-Hola Emm.-sonrió algo triste.-Todo esto es demasiado, ojalá estuvieras aquí conmigo.-dijo emocionada. "Ay mi vida" pensé suspirando.-Creo que voy a volverme a NY.-explicó de repente.
-¿Y eso?-pregunté sin saber mucho a qué se debía esa decisión.
-A mi abuela no le queda mucho.-explicó triste.-Puede que no pase de esta noche, y tengo un mal presentimiento ¿Has oído hablar de ese virus?-preguntó de repente estaba asustada.
-Sí.-Suspiré.-Lo mencionan a diario en las noticias.
-Me da miedo quedar varada aquí así como Bella y Edward. Además quiero estar contigo.-Se le cortó la voz.-Ha pasado mucho y tiempo y yo...
-Nena, tranquila ¿Si? Yo también te echo mucho de menos.
-Por eso he pensado que lo mejor es que vuelva a casa.-suspiró dándose de hombros. Se veía derrotada.
-¿No tienes que comenzar con las tareas del marquesado cuando…? Ya sabes…-dije algo incómodo.
-Puedo hacerlo en remoto.-se dio de hombros.-Mi abue me lo lleva enseñando desde pequeña. Solo que no esperaba que fuera a ser tan rápido.
-Oh nena quisiera poder abrazarte en este momento.-confesé. Odiaba verla tan triste y no poder hacer nada para evitarlo o hacer que se sintiera mejor.
Ella asintió y se limpió un par de lágrimas que recorrían su rostro.-Y bien... ¿Cuéntame cómo vas con la universidad?-Cambió de tema.
-Bien.-Le resté importancia aunque la verdad era que tenía problemas con un par de asignaturas. Sin embargo, no quería que ella se preocupase por algo que podía solucionar por mi cuenta.
-¿Cómo vas con esas asignaturas del último año en las que decidiste matricularte?-preguntó curiosa. ¡Mierda! Maldije mentalmente. Esas eran las que me estaban dando problema. Decidí omitirle algo de información.
-Bien.-sonreí con mi mejor sonrisa de hoyuelos. Ella me miró algo incrédula.-He estado tomando apuntes y algún compañero me ha echado una mano. ¿Tranquila si? Está todo bien.
-Bueno, eso espero.-dijo divertida.-Tengo que irme nene.-sonrió triste.-Cogeré el primer vuelo de mañana.
-De acuerdo. Estaré ahí cuando aterrices Rose.-sonreí. Por fin estaría con ella.
Tras eso me fui a atender un par de reuniones que tenía pendientes y a cerrar algunos asuntos de la compañía. Mañana quería estar con Rose, hacía ya dos malditos meses que no estábamos juntos. Me moría por abrazarla. Después fui a tomar una cerveza con Sam. Habíamos quedado para hablar con Edward. Ya que tanto él como Bella seguían atrapados en Italia.
-Entonces, Leah decidió comprarlo.-Sam estaba quejándose sobre la remodelación que Leah había iniciado en su apartamento. Con Rose no tuve ningún problema. Ella había decidido meter plantas y adornos en mi apartamento pero no pude negarme porque me gustaba verla feliz.
-Si eso la hace feliz no debería de importarte.-Me encogí de hombros.
-¿Vas a decirme que tú nunca discutiste con Rose por esto?
-Discutimos por cosas más importantes no por algo así.-dije sonriendo divertido.
-Oh si.-dijo irónico.-Ilumíname, sabiondo.-dijo dándole un trago a su bebida. Yo no pude evitar reír.
-No digo eso.-me di de hombros.-Simplemente que a mi no me importó que Rose quisiera remodelar cosas en el apartamento. Al fin y al cabo de eso se trata el compartir un hogar con alguien.
-Es que yo estoy encantado con que Leah viva conmigo, viejo, lo sabes.-bufó frutado.-¡Pero esa lámpara es demasiado excéntrica!
Yo me encogí de hombros.-¿Qué esperabas? Estás saliendo con una artista, hermano.-Dije como algo obvio.
-Si yo sé...-Suspiró.- Pero si vieras esa lámpara me parece demasiado con esos difusores de aceite. Me pone nervioso que cambie de color.
Yo reí. Mi amigo era un caso. Siempre había sido fanático de lo minimalista y ahora estaba sufriendo por detalles tan simples.
-Eso y las velas aromáticas y el palo santo para limpiar las malas energías.-Dijo irónico lo cual me hizo reír.-Dice que lo necesita para conectarse con ella misma.
-Rose también medita y esas cosas.-le dije divertido. Es cierto que mi mujer no era de tener todas esas cosas que Sam mencionaba que Leah necesitaba pero si se tomaba sus momentos de encontrarse con ella misma haciendo yoga, pilates o simplemente estiramientos.
-No es igual.-bufó molesto.-Sabes que soy un hombre racional.-se dio de hombros.-No creo en lo que no puedo corroborar o ver.-explicó sin más y yo asentí divertido.-Y bueno, que ahora mi novia me diga que me rocíe con un incienso o que hagamos cambio de muebles cada año para equilibrar las energías de la casa no es algo que creo pueda llevar con mucha filosofía.-se dio de hombros desahogándose.
-¿Discutiste con ella sobre eso?-pregunté preocupado. Tal vez esta era su primera gran discusión.
-Solo un poco. Al final ella se molestó y me dijo que era un escéptico.
Yo sonreí.-Te acostumbrarás, hermano. Con el tiempo.-Alcé las cejas.
En eso mi teléfono sonó era Edward.
-¡Hola chicos!-Nos saludó.-¿Cómo están?
-Aquí hablando sobre limpiar las energías.-Dije divertido y Sam me vio mal.
-¿También están en eso?-Preguntó sorprendido Edward alzando las cejas.-Justo hace un momento Bella estaba leyéndome mi carta astral.
Sam rodó los ojos antes de llevarse las manos a la cara. Yo estallé en una carcajada. Al parecer Rose era la única normal de este trío.
-¿Qué pasa?-preguntó divertido y algo desconcertado.-Sam, viejo ¡si hasta te pusiste pálido! ¿Viste un fantasma?-rio haciendo que mi amigo rodara los ojos.
-Es que Sam&Leah andan limando asperezas en el tema de las energías místicas.-expliqué sonriendo.
-¡Ay hermano!-rio Ed.-Abre tu mente. Seguro que descubres cosas de ti que nunca hubieras conocido si no le das la oportunidad.-rio.
-¿Desde cuándo estás en eso, viejo?
Él se encogió de hombros.-No es que esté en "eso". Simplemente me da curiosidad y me gusta experimentar cosas con Bella.-Sonrió como un idiota.
-¿Por qué no puedes ser como Eddie, Sam? Harías más feliz a Leah.-Guiñé.
-Yo no soy un hippie como Edward.-Frunció el ceño.-Soy un hombre muy racional que únicamente cree en la ciencia y no en los astros.-Bufó.
Edward rio.-Si yo soy el hippie y tú eres el "ser racional", ¿Qué es Emmett?
Ambos se me quedaron viendo intentando descifrar a qué categoría pertenecía. Yo sonreí.-Obviamente soy el más guapo del grupo.-Guiñé.
Sam rodó los ojos y Edward bufó.-Tú eres el primate que solo piensa en sexo.
Sam estalló en una carcajada y yo fruncí el ceño. Edward también comenzó a reírse de su chistecito. Le di un zape al único idiota que tenía cerca.
-¡Oye!-Se quejó.
-A propósito, ¿Cómo has hecho todo este tiempo sin la marquesa?-Intervino Edward cuando por fin había dejado de reírse.
Sam me miró divertido mientras tomaba de su bebida. Me miraba tratando de descifrarme con la mirada.
-Pues ya sabes.-dije sin más dándome de hombros.-Un hombre tiene sus recursos.-expliqué tratando de que me entendieran. ¡Había sido demasiado tiempo por el amor de Dios! Y yo había echado mucho de menos a mi mujer. Era algo obvio. Y sin bien ella había contribuido a aliviar esa desesperación, no siempre había sido suficiente.
-¡Venga, Emm!-me animó Edward.-Tú nunca has sido de guardarte las cosas.-alzó las cejas divertido.-¡Cuéntanos que travesuras hicieron estando en la distancia!
-Son unos chismosos.-dije molesto. Pero finalmente decidí decirlo para que me dejaran en paz.-Tal vez pague más teléfono este mes pero no me importa.-dije.-Mereció la pena sin duda.-alcé las cejas divertido.
-Eso es excitante, viejo.
-¿Y no recurriste a nada más?-Preguntó Sam.-Ya sabes entretenimiento para adultos.
-También hubo algo de eso obviamente.-Me encogí de hombros.-Aunque funcionaba más algún vídeo o fotografía de Rose.
-¿Y algo de compañía o trato personalizado?
Alcé una ceja.-¿De verdad crees que le sería infiel a Rose? Así como tú y Kate.
Sam se quedó con la boca abierta.-¿Te acostaste con ella sin Bella?
-¡¿Qué tú qué?!-Se escuchó la voz de Bella.
-¡Mierda!-Se quejó Edward antes de desconectarse.
-No debiste exponerlo así.-volvió a verme Sam.
Yo me encogí de hombros y le resté importancia.-A él le encanta molestarme. Se lo merece.
Seguimos tomándonos un par de tragos mientras seguíamos hablando. La verdad es que era sorprendente ver cómo mis amigos estaban alucinados con mi cambio de actitud. No era para tanto.
-Y, ¿Cómo vas con la terapia?-preguntó Sam de repente.
-Pues muy bien.-dije sin más.-Estoy conociéndome cada vez más. Y aprendiendo a autocontrolarme. Sé que tal vez tenga un problema de nervios.-me di de hombros.
-¡Vaya viejo! Me siento muy orgulloso de que digas eso.-sonrió palmeando mi espalda.
Yo simplemente sonreí.
-Y... ¿No te costó dejar que Rose se fuera con su guardaespaldas?
Yo bufé.-Fue idea mía en realidad.
-¿En serio?
Yo asentí.-No sabes lo difícil que ha sido pero su seguridad es más importante.
-¿Desconfías de él?
-¿Tú cómo te sentirías en mi lugar?-Preguntó de vuelta y Sam se quedó pensando unos segundos.
-No lo sé.-dijo pensativo.-Supongo que no deberías desconfiar de ella, Rose te quiere viejo, no se iría con uno de tus matones.-dijo finalmente dejándome más tranquilo.
-Ya viejo pero…¿tú sabes la cantidad de historias de affair que hay de guardaespaldas y señora de la casa? ¡Te sorprenderías!-dije con los ojos abiertos como platos. Mi amigo no pude evitar reírse. Yo le miré mal ¡Eso realmente pasaba! No me lo estaba inventando yo.
-Deja las paranoias Emm.-dijo cuando consiguió calmarse.-Mañana estará de vuelta ¿no?-preguntó, yo asentí emocionado como un niño en navidad.-Pues disfruta de ese tiempo, recupéralo y elimina de tu mente suposiciones ridículas que no sirven de nada.
-De acuerdo.-Asentí. -Además ahora aprovecharé para comer toda la comida chatarra que pueda. De todas formas es mi último día comiendo así.-Me encogí de hombros.
-¿Rose te regaña?-Preguntó divertido.
-No pero me reprocha que lo haga.-Rodé los ojos. -Mira amo a mi mujer pero no lo que cocina.
Sam rio.-¿Tan mal cocina? Aunque tú no deberías de quejarte porque no sabes hacerlo y ni siquiera lo intentas.
-No es eso. Es que sus platillos tienen más verduras que carne. Ya sabes, quinoa, soya, arúgula, y esas cosas. Además del pescado y mariscos-Puse mala cara. -Hasta sus snacks son aburridos, ¿Sabes? Nueces y almendras.-Bufé. -Lo único que reconozco que me gusta son los arándanos.-Sam rio.
-Leah no es tan así.-dijo sonriendo y yo le miré mal.-Oye que a ti Rose no te hace sufrir con lo de las energías y esas cosas.-rodó los ojos. Está vez el que rio fui yo.-Pero es que ella se cuida a lo largo de la semana. Ya sabes, nada de refrescos ni dulces. Pero en el fin de semana siempre se permite un homenaje.-dijo divertido.-Y la verdad, no sabes cuanto disfruto esos momentos.
-Eres un tipo suertudo.-dije molesto.-Creo que nunca he visto a Rose comerse una cheeseburger.-bufé.
-Y no creo que lo hagas.-Rio.-Aunque eso puede cambiar cuando esté embarazada.
-¿Tú crees?
-Por supuesto. Los antojos de las mujeres embarazadas no tienen límites.-Sonrió recordando algo y yo no pude evitar imaginar cómo sería esa etapa con mi Rose. Sería toda una aventura juntos.
-Bueno viejo.-dijo Sam sonriendo.-Tengo que volver al trabajo. Le prometí a Leah que esta noche saldríamos a cenar sin interrupciones de clientes ansiosos y tengo que arreglar algunas cosas.
-¿Cómo asegurarte de apagar el móvil?-dije divertido. Yo mismo había visto como mi amigo había tenido que irse en numerosas ocasiones debido a las inoportunas llamadas de sus clientes.
-Debería tomarte la palabra.-me respondió suplicante.-Sabes como es esto.-asentí dándole la razón.-A veces no hay horas para trabajar.-dijo dándose de hombros, algo triste.-Y me he prometido que no dejaré que eso afecte a mi relación con Leah.
-Veo que lo tienes interiorizado amigo.-le dije sorprendido. Él asintió.
-Sé que Emily me engañó con otro tipo.-suspiró.-Pero también sé que mi frenético ritmo de trabajo hizo que se lanzara a sus brazos. Ni ella es tan mala ni yo tan bueno.-explicó.-Y no quiero cometer ese error con Leah también. Con ella nunca me lo perdonaría.
-No creo que lo cometas dos veces.-Lo animé.
-Deséame suerte.-Nos despedimos.
Sin duda Sam y Rose tenían eso en común. Los dos eran unos adictos al trabajo. Mi mujer no lo había descuidado todo este tiempo, pese a que estaba agobiada por lo de su abuela siempre estuvo dándole seguimiento a los asuntos que dejó pendientes. Suspiré y le di el último trago a mi bebida. No sé cómo la detendría cuando lleve a mi hijo en su vientre. Ese ritmo tan agitado no le haría bien ni a ella ni al bebé. Intentaría convencerla para que únicamente se quede con uno. Obviamente le propondría que se quedara en mi compañía y renunciara al bufete. No necesitaba estar lidiando con clientes cretinos todo el tiempo.
Sentí mi teléfono vibrar. Vi la pantalla y me di cuenta que era mi madre. Sin pensarlo, desvíe la llamada. Habíamos discutido la última vez que hablamos. Según ella había sido bastante ingenuo al asignarle un acompañante a mi mujer mientras estaban al otro lado del océano todo este tiempo. Solo de pensarlo me daba rabia. Sí el imbécil de Josh había puesto sus asquerosas manos sobre mi mujer... Juro que lo pagaría muy caro.
Rose pvo
Por fin había conseguido un vuelo para mañana a primera hora de la mañana. Había sido una completa odisea. Todo esto del dichoso virus estaba haciendo que fuera una completa locura salir del país. Incluso había tenido que hablar con un par de contactos para hacerme el camino más fácil. Suspiré terminando de guardar todo en mis maletas. Mañana por fin vería a Emmett.
-Cielo.-mi madre llamó a la puerta y se acercó para sentarse junto a mi cama.-¿Cómo estás?
-Bueno.-me di de hombros.-Ya sabes.-dije algo desanimada.-Tengo ganas de ver a Emmett pero me pone triste dejaros aquí con todo lo de la abuela.-dije mirándola mientras me sentaba junto a ella y apoyaba mi cabeza en su hombro.
Ella me acarició.-Ya estuvieron mucho tiempo separados.
Tu padre y yo nos quedaremos aquí, no debes preocuparte.
Realmente fue muy duro para mí tomar esta decisión.-Quiero que me informes cualquier cosa que pase, por favor mamá.-Pedí triste.-Y cuídate mucho con papá. No quiero perderlos a ustedes también.
Ella me abrazó.-Tú también, cielo. Solo te tenemos a ti.
-Esto realmente da mucho miedo.-dije pensando en voz alto.
-Ni que lo digas.-suspiró mamá tomando mis manos.-Oye cielo, deberías llevar guantes y mascarilla para el avión.-sugirió y yo la miré extrañada.-Papá ha estado hablando con algunos amigos suyos que trabajan para farmacéuticas y le han dicho que es eficaz para evitar el contagio. No se quiere alzar la voz para no crear pánico pero ya ha empezado a salir en las noticias.-me colocó un mechón de pelo tras la oreja.
-Pero aún no se tiene mucha información del virus. Y Emmett no me ha dicho nada sobre eso.-dije algo contrariada.
Mi mamá rodó los ojos.-Ya sabes cómo son los americanos. Siempre son tan confiados. Nunca le dan importancia a las cosas hasta que ya se ha desatado el caos.
En eso tenía razón. Era increíble que con un gobernante tan nefasto seguían siendo una potencia mundial.
-Está bien.-Suspiré.-Usaré mascarilla.
-Y alcohol para desinfectarte.
Esto era un poco exagerado pero lo mejor era hacer todo para evitar contagiarme. No quería morir tan rápido.
Tras esa conversación con mamá termine de guardar todas mis cosas. Josh ya lo tenía todo, había venido a avisarme hacía un rato. Agradecía que me había dado mi espacio. Parecía haber comprendido que en esta mansión había una buena seguridad.
Me preparé para bajar a cenar con mis padres. Realmente me daba pena, no sabía cómo iba a estar la situación en unos meses y tenía la incertidumbre de no saber cuándo volvería a abrazarlos.
Le mandé un mensaje a Emmett:"Hola Emm. Tengo ganas de verte mañana! ¿Cómo está todo por ahí?"
Al instante Emmett estaba haciéndome una videollamada.
-¡Hola nena! Yo también muero por verte.-Puso un puchero.-Aquí está todo normal, no hay restricciones de nada por el momento. ¿Lograste conseguir el vuelo?
Yo asentí.-Fue un poco difícil pero ya está todo listo.
-¿Sabes? He estado pensando que lo mejor será comprarnos un jet privado.
-Emmett...
-Rose, nena si esto del virus es tan letal como dicen. Lo mejor será que nos aislemos del resto, ¿No crees?
-Emmett no puedes salir del país.-Le recordé.-Además, pronto las fronteras de muchos países van a cerrarse.
-Aún así, podemos irnos a otra ciudad si las cosas llegan a complicarse en NY.
-¿Y qué hay de los problemas financieros de la compañía? El juicio contra tu tío nos está dejando pérdidas muy importantes.
-Oh vamos.-Se quejó.-He empezado a invertir en otros rubros también.-Aseguró.-No tienes de qué preocuparte, nena. Lo tengo todo bajo control, créeme.
Era extraño ver a este Emmett tan seguro de sí mismo en cuanto a temas financieros y de negocios. Sin duda la universidad tenía que ver mucho en eso. Me sentía orgullosa.
-Tendré que creerte.-dije divertida. La verdad es que estaba tranquila porque había podido revisar las cuentas de la compañía y no estaban tan en rojo como yo lo había creído. Eran las ventajas que tenía estar al mando del departamento judicial.
-Sabes algo ¿verdad?-dijo divertido mirándome con curiosidad.
-Tengo acceso a las cuentas, lo sabes.-aclaré con diversión.-Bueno nene, tengo que dejarte.
-¿Tan pronto?-Se quejó.
-Mis padres me están esperando para cenar.
-De acuerdo. Salúdalos de mi parte. Te amo, nena.
-Y yo a ti, querido.
Sonreí algo triste. Aunque evite pensar en eso y rápidamente despejé mi mente pensando que por fin lo vería en un par de horas.
-Ya estoy aquí.-saludé a mis padres sonriendo mientras me sentaba en mi lugar.-Estaba hablando con Emmett.-expliqué.
-¿Si?-preguntó papá.-Y ¿Cómo está mi yerno?-dijo sonriente. Mi papá adoraba a Emmett. Estaba claro que estaba muy satisfecho con el hombre que había elegido como mi marido.
-Está bien.-sonreí recordando la conversación con él.-Centrado en la compañía y en la universidad.-tomé un poco de agua.-De momento dice que todo está "bien" por ahí. No hay prácticamente restricciones al parecer.-me di de hombros.
-Americanos. Se lo toman todo a la ligera.-Frunció los labios mamá y papá le dio un ligero apretón mientras sonreía.
Sin más cenamos mientras charlábamos sobre otras cosas que no fueran tan trágicas. Durante este tiempo había convivido mucho con mi familia, cosa que no hacía desde que estaba en la secundaria. Lo de la abuela sin duda nos había unido bastante.
-¿Oye como está Bella?-sonrió mamá.-Hace mucho que no la vemos.-dijo con cariño.
-¿No está saliendo con un amigo de Emmett?-preguntó papá divertido.
-¡Oh por dios!-dije divertida.-Sois unos chismosos.-reí.-Si, Bella anda con uno de los amigos de Emmett y parece que van enserio.-dije al fin.-¿Contentos?-rodé los ojos y ellos rieron.
-Sí.-dijo mamá.-Me alegro de que esté bien.-yo sonreí como respuesta. Mis padres le tenían mucho cariño a Bella. Nos quedamos hablando un rato más hasta que se hizo el silencio mientras cada uno estaba centrado en su comida. De repente papá hablo.
-Vamos a echarte de menos en casa hija.-dijo papá de repente.-Hacía mucho tiempo que no te quedabas con nosotros.-sonrió recordando algo.
-Yo también los extrañaré. ¿Saben? Deberíamos organizar algún viaje juntos para Navidad.
-¿Crees que a Emmett no le importaría?
-Desde luego que no.-Sonreí. De todas formas siempre acababa cediendo a lo que yo quería.
-Me encantaría.-Sonrió mamá.-Aunque con esto del virus quien sabe cómo estaremos para esa fecha -Dijo preocupada.
-Oh Lily no te alteres tan pronto. Si no podemos en Navidad lo haremos luego.-Tomó su mano.
-Eso espero.-dijo esperanzada sonriendo con tristeza.-Que podamos hacerlo y estemos todos bien.
-Yo también lo espero querida.-dijo papá tomando su mano. Yo sonreí algo triste. Toda esta situación me superaba por momentos.
Después de cenar subí a mi habitación y decidí descansar. Mañana con el vuelo y con el reencuentro con Emmett, iba a ser un día muy emotivo. Y las emociones me daban mucho sueño.
A la mañana siguiente desperté cuando sonó mi despertador. No sabía cómo sentirme. Por una parte me daba pena irme de aquí sin ver qué mi abuela mejorara y dejar a mi madre angustiada. Pero por otra, me emocionaba volver a ver a Emmett. Era una sensación agridulce.
Me despedí de todos con besos, abrazos y un par de lágrimas. Josh me seguía en silencio. Guardó nuestro equipaje y nos marchamos al aeropuerto.
La imagen que tenía ante mi me impactó muchísimo. Había personas con mascarilla, al igual que yo la llevaba por petición de mi madre, otros tenían guantes y había personas que iban hasta con batas de plástico encima de su ropa. Era completamente surrealista. Parecía que estaba en una película de ciencia ficción.
-Josh.-lo llamé y él me miró con atención.-¿Podrías llevar las maletas al check in? Necesito ir al baño un momento.-me excuse y me miró sin confiar demasiado.-Estaré bien.-suspiré.-La puerta está justo ahí.
Entre en los baños para refrescarme un poco y despejarme. Tras eso pasé por uno de los kioskos que estaban cerca y compré un par de revistas y dulces. Los iba a necesitar para la ansiedad que me estaba provocando todo esto.
Durante el vuelo todo iba bien. Las revistas me habían distraído un poco y las gomitas también hasta que escuché a alguien tosiendo unos asientos atrás. Al instante me alarmé y volví a colocarme la mascarilla.
Decidí mejor cerrar los ojos y descansar un poco.
Paso un tiempo hasta que sentí que Josh me llamaba a lo lejos. Era irónico porque justo se encontraba a mi lado y yo aún me encontraba profundamente dormida. De un momento a otro escuchaba su voz más cerca mientras me daba unos golpecitos en el hombro.
-Rosalie.-me llamó de nuevo. Abrí los ojos y lo vi algo divertido. ¡Cielos que este hombre tenía sentimientos!-Ya estamos aterrizando.
Asentí nerviosa, estaba comenzando a sentirme realmente ansiosa por ver a Emmett y abrazarlo.
Sin embargo, toda mi emoción se esfumó cuando llegamos a migración. Estaba teniendo problemas para entrar a territorio estadounidense. El sistema indicaba que había excedido mi tiempo de permanencia en el país. Esto era absurdo.
-Debe haber un error. Estoy casada con un americano, ya soy residente de este país.
-Tu pasaporte no es suficiente para demostrarlo, linda. Necesito ver tu green card.
Y justo ahí estaba revolviendo todo lo que llevaba en mi bolso. ¿Dónde demonios había dejado la maldita tarjeta?
-¡Maldición!-susurré molesta mientras seguía revolviendo cosas en mi bolso. ¿En qué momento se había hecho tan grande? No podía localizar la dichosa tarjeta.-De verdad que debe de haber un error.-le volví a decir al agente que estaba impidiéndome el paso.
-¿No tiene su tarjeta?-alzó una ceja irónico. Estaba claro que no me creía.
-No la localizo, debe de habérseme caído en otro de los controles.-bufé agobiada.-De verdad que si busca en el registro tienen que salirle mis datos.-dije suplicante. Estaba cansada, lo último que necesitaba era esto.
-No hay green card, no entras.-dijo sin más. ¡Dios! A veces odiaba todos los protocolos de Estados Unidos. Eran realmente frustrantes.
-¿Qué está sucediendo aquí?-Emmett apareció en escena muy molesto.-Hola mi amor.-Suavizó su expresión en tanto me rodeaba con su brazo pegándome a él y dejaba un beso en mi cabeza.-Bienvenida a casa.-Susurró en mi oreja.-¿Y bien?-Volvió a ver el agente una vez más molesto.-¿Qué es lo qué ocurre?
El agente le explicó lo que pasaba.
-Oh eso no importa.-Dijo mientras buscaba algo en su lugar.-Puedo demostrarle que es cierto que ella es mi mujer. Aquí está el acta de matrimonio y los otros documentos que presentamos para solicitar su residencia.-Se lo mostró.-Incluso hay fotos sobre nuestra boda.
-¿En serio andas esos documentos en tu teléfono?-Le pregunté en un susurro.
Estaba anonadada, de verdad, que Emmett era una completa sorpresa. A saber que hacía con esos documentos en su teléfono. ¡Si hasta le había enseñado fotos de nuestra boda al agente!
Después de que por fin pudiera pasar gracias a Emmett y a su intensidad le pregunté de nuevo mientras cogíamos las maletas.
-¿Cómo es que tienes esos documentos en tu teléfono?-dije otra vez.
-No me mires así.-dijo divertido.-No quería preocuparte pero un colega me dijo que estaban poniéndose quisquillosos con la entrada al país.-rodó los ojos.-Bueno, y tú al parecer has perdido el carné.
-No sé dónde lo dejé.-Me mordí el labio.-Con tantos controles...
-Descuida, ya lo resolveremos.-Aseguró.-Lo importante es que ya estás aquí conmigo.-Sonrió en tanto pasaba uno de sus pesados brazos sobre mis hombros y dejaba otro beso en mi cabeza. Josh nos seguía en silencio con el equipaje.
-Bueno ahora que ya estamos lejos de toda esa gente ahora sí ya puedes quitarte eso, así puedo ver tu hermosa cara.-Dijo coqueto.
Y en efecto no me había quitado la mascarilla en absoluto. Además moría por besar a Emmett otra vez.
Miré hacia todos lados para ver si había alguien cerca. Dios mío, estaba empezando a volverme una paranoica.
-¿Te da miedo quitártela, nena?-dijo Emmett divertido.
-¡Oye!-le miré molesta.-No me mires así.-me bajé la mascarilla con cuidado para acercarme a darle un beso. Dios. No pude evitar suspirar contra sus labios. Había pasado demasiado tiempo. Cuando nos separamos le miré seriamente.-¡Lo que no entiendo es por qué tú no traes una mascarilla! ¿No has visto lo que está ocurriendo?
-Oh nena cuando sea necesario la usaré, ¿Si?-Yo lo vi mal.-Es que se ve incómoda.
-Emmett, tú también deberías protegerte.
Él rodó los ojos.-Aquí nadie lo está usando. Vamos a casa.-Volvió a inclinarse para darme un largo beso antes de subir al auto.
El camino a casa fue extraño. No podía evitar mirar todo el tiempo por la ventana. ¿Tanto tiempo llevaba fuera? Todo se me hacía demasiado extraño. Suspiré y sacudí mi cabeza ligeramente de un lado hacia otro. Tratando de sacar esos pensamientos de mi cabeza. Miré a Emmett que andaba conduciendo y por primera vez en mucho tiempo sonreí. Por fin estábamos juntos. Le había echado tanto de menos. Estiré mi mano para colocarla encima de la suya que estaba en el cambio de marcha. Él instintivamente sonrió y colocó su mano encima de la mía, cambiando la posición, hacia que la mía quedara debajo para poder maniobrar sin problema. Emmett podía ser un intenso muchas veces, pero Dios, me hacía sentir cosas que nunca nadie me había hecho sentir jamás.
-Te he echado mucho de menos.-dije mordiéndome el labio nerviosa. Estábamos solos en el coche. Josh estaba en otro detrás nuestra con Garret que había venido a acompañar a Emmett.
-Yo también nena.-sonrió mirándome por un par de segundos.-No te haces una idea de cuánto.-eso instintivamente me hizo sonreír.
-¿Cómo ha ido todo por aquí en mi ausencia?-pregunté curiosa de repente.
-Todo ha sido rutinario y aburrido. Ya sabes.-Se dio de hombros.-Solo trabajo y estudio.-Puso los ojos.-Algunas veces he tenido problemas para dormir.
-¿No probaste la infusión que te recomendé ?
-Oh nena, sabes que no soy mucho de tés y esas cosas.
-Ahora puedo prepararte uno si quieres.
-No será necesario. Ya estoy más tranquilo contigo aquí.-Besó el dorso de mi mano y yo sonreí.
-Y, ¿Regaste mis plantas durante mi ausencia?
Él sonrió con ganas.-¡Claro, nena!-Aseguró.
-Sabes que no todas se riegan a diario, por ejemplo las orquídeas cada 10 días, las suculentas una vez por semana, las sansevieria cada dos semanas.
-Lo sé nena.-Sonrió divertido.-Puedes estar tranquila que no he asesinado a ninguna de tus plantas.
Yo sonreí. No sabía si creer todo lo que decía. Tenía que reconocer que me encantaban las flores y tal vez me había pasado un poco colocando varias en el apartamento de Emmett. Aunque a él no pareció importarle en absoluto. De hecho se había implicado ahora que yo no había podido cuidar de ellas.
Continuamos nuestro camino en silencio. Emmett bajó las maletas del coche, con ayuda de Garret y nos dirigimos hacia nuestra casa. Realmente lo echaba de menos y tenía curiosidad de ver cómo lo había mantenido Emmett. Él no se caracterizaba por ser un desastre pero tampoco era nada maniático. Así que me daba curiosidad ver cómo estaba el apartamento.
Lo que vi nada más entrar en la sala me pareció muy tierno. Todas las macetas tenían un post it escrito en ellas. Se podía leer su cuidado y cada cuánto tiempo debían ser cuidadas.
Me acerqué a Emmett y lo abracé.-Eres un amor. No puedo creer que lo hayas hecho.-Volví a verlo hacia arriba, él sonrió.
-Sé lo importante que son para ti.-Acarició mi rostro.-Además, hacerlo me recordaba a ti.
Yo me estiré y enredé mis brazos en su cuello para dejar un beso en sus labios qué él se encargó de profundizar al instante.
-Ya sabes lo que pienso.-Sonreí cuando nos separamos.-Las flores y las plantas le dan vida al hogar.
-¿Sabes qué otra cosa le da vida al hogar?-Sonrió de lado y yo alcé una ceja. Seguramente insinuaría que necesitábamos una mascota.
-Los hijos, nena.-Guiñó.
-¡Ugh!-Me quejé intentando soltarme de su agarre pero él no lo permitió.-Pensé que dirías un perro o un gato.
Él instintivamente comenzó a reír. Yo le miré extraño, normalmente me hubiera mirado de mala manera por mi reacción ante los hijos. Era demasiado pesadote con ese tema. Pero todo lo contrario, estaba riéndose a carcajadas.
-¿Qué?-pregunté ofuscada.-¿Qué pasa?
-¿De verdad quieres que tengamos un animal, nena?-dijo divertido mientras se calmaba.
-No lo sé.-me di de hombros.-¿No es el siguiente paso después de las plantas y antes del bebé?-dije irónica.
-Bueno.-chasqueó pensativo.-En eso tienes un punto.-De repente se quedó pensando por unos segundo y me miró emocionado.-¡Tengamos una mascota!
-¿En serio?-dije algo desconfiada.-¿Crees que podremos hacerlo Emm? Los animales necesitan mucho cariño y no pueden estar solos durante mucho tiempo. Y nuestras vidas no se prestan mucho a eso que digamos…-dije mordiéndome el labio algo indecisa.
-Oh nena. Una mascota es algo menos complicado que un hijo. Y algún día seremos padres.-Me guiñó.-Con la mascota cogeríamos algo de práctica, ¿No crees?
-¡Ugh! ¡Eres imposible!-Puse los ojos y me crucé de brazos.
-¿Eso es un sí?-Alzó las cejas.
-Déjame pensarlo.-Él sonrió.-Iré a darme un baño.-Ahora me veía coqueto.-Sola.-Aclaré y él puso un puchero.
-Está bien. Me encargaré de la cena mientras tanto.-Me dio una nalgada mientras me alejaba de él. Yo suspiré. Lo único que me faltaba es que mi marido se pusiera intenso con el mismo tema de nuevo.
Emmett pov
Después de que Rose se fuera a darse un baño yo me quedé encargándome de la cena. La verdad es que estos dos meses sin ella habían dado para mucho y hasta me había apuntado a unas clases de cocina online para saber algunos conceptos básicos. Algún día sería padre y si me quedaba solo con mi hijo tendrías que saber cocinarle algo ¿no? En fin, sacudí mi cabeza y comencé a realizar un rica cena para celebrar que mi mujer por fin estaba en casa.
Cocinaría algo no tan complicado y que se me diera bien. Risotto era la solución.
Cuando ya estaba prácticamente todo listo Rose se asomó a la cocina venía ya con su pijama y sus pantuflas. Estaba adorable.
-¿Tú estás cocinando solo?-Preguntó sorprendida.
Yo sonreí.-Claro, nena.
-¿De qué me perdí?
-Tomé un curso de cocina en línea.-Le resté importancia.
-¿En serio?-Yo asentí divertido. Ella parecía no dar crédito de lo que estaba viendo.
-¿Y qué has preparado?-Sé acercó más a mí.
-Tendrás que verlo por ti misma.-dije divertido mientras la rodeaba por la cintura. Ella sonrió pasando sus brazos tras mi cuello yo aproveché para darle un besito.
-¡Emm!-Rose se removió divertida en mis brazos. Incluso se había sonrojado, era adorable.
-Nena sólo confía en mi.-dije divertido.-Estoy seguro de que va a encantarte.-me quedé en silencio un par de segundos.-O eso espero.-me di de hombros confuso haciéndola reír.
Rose fue a sacar los platos mientras yo me preparaba para servir.
-Huele bien.
-Le puse muchas especies y queso parmesano.
-Muero por probarlo.-Sonrió.
Tras servirle esperé ansioso por su reacción.
-¿Y bien?
Se limpió con la servilleta antes de contestar.-Mis felicitaciones, chef Cullen. Está delicioso.
Yo sonreí aliviado ya podía comer tranquilo.
-No sabes lo feliz que me pone eso.-sonreí satisfecho mientras la miraba feliz. Me sentía muy contento simplemente viendo a Rose conmigo sentada comiendo la comida que había hecho encantada. Sentí una sensación muy cálida. De hogar.
-¿Aprendiste a hacer más cosas?-preguntó con curiosidad.
-Ya te dije que tomé cursos online.-me di de hombros.-He aprendido varías recetas, pero tendrás que esperar para probarlas, señorita impaciente.-reí al ver que ponía un puchero.
Seguimos charlando durante la cena. Luego le pedí a Ángela que buscara algún refugio de animales donde pudiéramos adoptar algún perro o gato. En lo personal me gustaban más los perros y esperaba que Rose no se decidiera por un gato.
Después de limpiar la cocina regresé a la sala donde estaba mi mujer descansando en un sofá.-Nena, tengo algo que mostrarte.-Me senté a su lado.
-¿De qué se trata?-Preguntó curiosa mientras se acurrucaba en mi pecho.
Yo sonreí y la rodeé con uno de mis brazos en tanto le mostraba mi teléfono con el sitio que Ángela me había enviado hace un momento.
-¿Eso que es Emm?-preguntó divertida. Yo la miré como algo obvio.-No veo bien, Emmett.-dijo molesta.-Lo tienes muy alto.-puso un puchero.-No todos medimos casi dos metros ¿sabes?-rodó los ojos.
Eso me hizo reír. La besé en la frente y bajé el teléfono para que ella pudiera verlo.
-¡Oh!-dijo sorprendida.-¿Realmente ibas enserio con eso?-me miró y yo asentí.
-Siempre que tú estés de acuerdo claro está.-dije firme acariciando su cara con cariño.
-Ya sabes lo que pienso, Emm.-dijo dudando. Por lo que veía en sus ojos, no le parecía mala idea tener una mascota. Solo tenía miedo de no dedicarle el tiempo que se merecía.
-Si estamos muy ocupados podemos dejarlo en una guardería o algo así... O si quieres también podemos contratar a un cuidador de perros.-Me encogí de hombros.-Así nuestra mascota estará siempre atendida aunque no esté con nosotros.
-¿Lo mismo será cuando tengamos un bebé?
Yo sonreí ella ya estaba pensando en nuestros hijos.-Cuando llegue el momento tú decidirás si quieres una niñera o enfermera para que nos ayude a cuidarlos. Incluso podemos contratar a un chef para que se haga cargo de su comida saludable.-Rose rio.
-Eso es un poco exagerado, ¿Sabes? Yo me crie rodeada de gente que se encargaba de cada cosa. Y cuando crecí y me hice "independiente" me costó mucho adaptarme a la 'vida normal' y hacer las cosas por mi cuenta.-Se dio de hombros.-No quiero que pase eso de nuevo. Además, entre más empleados tienes, menos privacidad hay.
-En mi caso, mamá solo tenía una ama de llaves. Ella prácticamente se encargaba de todo con la supervisión de mamá.
-¿Hablas enserio?-dijo sorprendida. Yo asentí divertido.-A ver si tiene sentido.-dijo de repente y yo alcé una ceja con curiosidad.-Osea tu mamá es capaz de cocinar bien y hacer las tareas de la casa.-se dio de hombros explicándose.-Entiendo que sólo quisiera a una persona.-apuntó.
-¿Tú mamá no es así?-dije divertido.
-Oh.-Rose se aguantó la risa.-Con mi mamá tiene que ser suficiente que no queme la cocina o inunde el lugar poniendo una colada.-dijo sin más y yo no pude evitar reírme.
No pensaba que la madre de mi mujer fuera tan torpe con las cosas del hogar.
-Por eso te digo que fue muy difícil para mi cuando me independicé. Solo podía preguntar muy de vez en cuando a la mujer que siempre estuvo conmigo desde pequeña.-sonrió con nostalgia.-Carmen.-me miró.
-Bueno mi vida, será como tú quieras.-Besé su frente.
Ella sonrió y seguimos viendo mascotas.-¡Oh mira ese!-Dijo emocionada señalando al bichón maltés color blanco.
-¿Te gusta ese?-Alcé una ceja. Para mí gusto era demasiado afeminado ese perro.
-Está lindo.
-¿Qué te parece este bulldog francés?-Intenté persuadirla. Si quería un perro enano era mejor el qué yo había escogido. Tenía un porte más rudo pero no dejaba de ser adorable.
-A ti te gusta más ese.-Dedujo alzando una ceja.-¿Por qué?
-No lo sé.-me di de hombros.-Es adorable.-Rose alzó una ceja confundida. Desde luego a ella no le gustaba.
-Pero también rudo ¿no?-alzó la ceja divertida. ¡Por el amor de Dios! ¿Cómo podía ser estar mujer tan inteligente? Tal vez ya me conocía muy bien. Me di de hombros tratando de buscar una respuesta razonable. Pero lo más probable era que se molestara por ello.
-Oh nena es que no me imagino paseando a ese perro por la calle, ¿Me entiendes?
-¿Estás diciendo que no es lo suficientemente macho para ti?-Se cruzó de brazos.
-Olvida lo que he dicho.-Rodé los ojos. Lo menos que quería era discutir con ella.
En eso la foto de mi mamá apareció en pantalla. Era una videollamada entrante. Yo bufé y la desvié.
-¿Por qué no le contestaste?
-No quiero hablar con ella, además estoy contigo decidiendo algo importante.
-Tu madre es mucho más importante que un cachorrito. Deberías llamarle.-Yo me mostraba reacio.-¿O tuvieron una discusión?
Justo iba a responder cuando mi mamá ahora decidió llamarle a mi mujer.-No le contestes.-Pedí.
-¿Estás loco? ¿Quieres que se enfade conmigo también?
Yo la miré suplicante. Pero poco me duró ya que sabía que mi mujer iba a acabar haciendo lo que le diera la gana. Suspiré frustrado. Rose no sabía el por qué de mi enfado con mamá y, la verdad, no tenía por qué.
De un momento a otro vi como Rose descolgó la llamada y se levantaba del sofá para ir a hablar con mi madre. Yo bufé frustrado. Solo esperaba que no se pusiera en plan pesada. Era horrible así.
Unos minutos más tarde regresó de nuevo conmigo, aún estaban hablando. Yo rodé los ojos. Sabía que esto era inevitable cuando no dejó que me levantara al apoyar su cabeza sobre mi hombro.
-¡Ay hijo ahí estás! -Sonrió encantada.-Por fin te dejas ver.
-Oh madre no empieces por favor.-Dije molesto apartando el teléfono de mi cara.
-¡Emmett!-Se quejó Rose ante mi conducta pero aún seguía enfadado y no estaba de humor para soportar a mi madre.
-Oh déjalo Rosalie, Emmett siempre ha sido muy temperamental.-Le restó importancia.-Me alegra verlos juntos otra vez. El pobre de mi hijo ha pasado mucho tiempo solo sin ti.-Suspiró.-Al menos tú has tenido compañía contigo siempre.
-Sí, fue bueno reunirme con mi familia de nuevo.
-Sin duda. Aunque también pudiste convivir mejor con tu acompañante.
-¿Con Josh? ¿A qué viene eso?
-Madre...-Advertí.-Basta.
-¿Ya lo tratas por su nombre de pila?-Exclamó escandalizada.-¡Oh Dios mío!
Inmediatamente le quité el móvil y corté la llamada. No necesitaba escuchar esto de nuevo.
-¡¿Emmett pero qué?!
-Perdona pero mi madre a veces exagera y se pone insoportable.-Ella me veía con algo de incredulidad. -Mejor vamos a dormir, ¿Si?-Dejé un beso en su frente antes de pararme y ofrecerle mi mano.
Ella me miró desconfiada. No sabía que estaba pensado. Tenía su mirada fija en mí mientras fruncía el ceño y se mordía el labio mientras sopesaba en su mente que sería lo que diría después.
-Vamos nena.-insistí de nuevo.-Vamos a la cama ¿quieres?
-Emmett.-No iba a dejarlo pasar. Y desgraciadamente yo lo sabía.-¿Qué quería decir tu mamá con eso?
-¿Con qué?-dije haciéndome el desentendido.-Ya es tarde nena, no se lo tomes en cuenta.
-¿No estará pensando que tuve una aventura con él, cierto?
Yo abrí los ojos como platos.-¿Qué dices? ¡Por supuesto que no!-Fruncí el ceño.
-Y ahora si le digo que estoy embarazada pensará que no es tuyo-Dijo molesta.-Perdóname Emmett, pero tu madre a veces es muy odiosa conmigo.
No me importó eso último.-¿Estás... estás... lo estás?-Tartamudeé.
-¿Qué? ¡No, claro que no!
-Pero acabas de decir...-Dije con desilusión.
-Era un ejemplo, Emmett.-Rodó los ojos y subió hasta nuestra habitación.
Yo suspiré y fui tras ella. Vi como se metía en el baño y se lavaba la cara con sus tónicos y botes de rutina facial. Yo tomé mi cepillo de dientes y me senté junto a ella en silencio mientras me lavaba los dientes. Era fascinante observarla. Para mí desde luego lo era.
-Mamá a veces se pasa contigo.-dije sin más. Ella se giró y me miró sorprendida. Yo asentí tomando sus manos y dejando un beso en ellas.
-Lo hace.-dijo rodando los ojos molesta.-No entiendo por qué a veces soy su nuera adorada y otras me trata como si fuera una libertina.-bufó molesta metiéndose en la cama.
Yo me pegué a ella.-Ya no pienses en eso, nena.-Besé su hombro y la acaricié.-Por fin te tengo de vuelta, aquí conmigo.-Susurré en su oído en tanto pasaba mis manos dentro de su négligé que se había puesto para dormir en tanto la besaba.
Ella se giró y correspondió mis besos así que metí mi mano dentro de sus bragas.
-Emm-Me llamó mientras agarraba mi mano deteniéndome.
-¿Qué sucede, nena?
-Estoy cansada.-volvió a verme mordiéndose el labio.
Yo alcé una ceja.-¿Esto tiene que ver con las insinuaciones de mi madre?-Pregunté molesto.
-¿Acaso tú también piensas igual?-Contraatacó.
Yo me coloqué sobre ella.-¿Por qué no quieres estar conmigo?-Pregunté enfadado.- ¡Maldición!-Me quejé.- Llevamos más de dos meses separados sin follar y ahora que estamos juntos de nuevo no quieres.-Bufé.-Y encima tienes que usar ese atuendo que me pone jodidamente caliente.
Ella bufó molesta mientras apoyaba sus manos en mi pecho y rodaba los ojos. Sí, de esa manera tan altanera que lejos de molestarme me ponía tremendamente caliente.
-No me puse esto para ponerte caliente.-aclaró.-A ti te parecería caliente si me pongo una bolsa de basura, querido.-continuó.
-¿Entonces?-pregunté de nuevo alzando una ceja.
-Estoy cansada.-explicó sin más.-¿Es tan complicado de entender? He hecho un viaje larguísimo y lo último que quiero ahora es discutir.-sus manos bajaron de mi nuca a mi abdomen deliberadamente.
-Es que yo no quiero discutir-Suspiré.-Solo quiero follar.-Puse un puchero.
-Eres peor que un niño pequeño.-Se quejó intentando hacerme a un lado.-Quítate de encima.-Dijo suplicante.-Por favor, ¿Si?
-Dios, nena. No hagas eso.-Pedí echándome de nuevo a la cama.
-¿El qué?-Preguntó confundida.
-Suplicar.
-¡Ugh! ¡Eres imposible!-Se quejó acomodándose bajo la sábana.- Al parecer todo lo que hago y digo lo tomas con un sentido sexual.
-He estado en abstinencia por dos meses, Rosalie.-Le recordé llevándome las manos a la cara.
-¡Ya, buenas noches Emmett!-Apagó la luz.
-Como quieras, pero mañana no saldrás de la cama, querida.-Me hice a un lado e intenté conciliar un poco el sueño.
Rose pov
Emmett se había puesto todo pesadote pero la verdad era que no estaba de humor para el sexo en estos momentos. Solo quería dormir tranquila en mi casa. ¿Era mucho pedir? Al parecer sí para mi esposo. Suspiré acomodándome de nuevo en la cama. Habían sido unos meses bastante caóticos, había echado mucho de menos a Emmett y la situación con mi abuela no había mejorado. Desgraciadamente, los médicos habían dicho que solo quedaba esperar o que ocurriera un milagro. Eso me ponía muy triste. Suspiré de nuevo y volví a acomodarme. Sentí a Emmett moverse toda la noche, estaba realmente inquieto. Llego un momento que hasta sentí que se levantó para irse a la planta baja, tal vez se pondría la televisión. Miré de reojo el reloj: eran las 2 de la mañana. En ese momento el sueño me atrapó y me quedé dormida profundamente.
A la mañana siguiente me despertaron las caricias insistentes de Emmett bajo las sábanas. ¿En qué momento me había quitado las bragas?
-Buenos días, nena.-Escuché a lo lejos su voz. Medio abrí los ojos pero no lo vi. Hasta que lo sentí allá abajo.
No pude evitar gemir al sentirlo pasar su lengua habilidosamente en mi centro. Yo suspiré y decidí relajarme. Se sentía deliciosamente bien.
Cuando estaba a punto de correrme él se detuvo. Yo fruncí el ceño decidida a protestar pero no me dio tiempo.
-¡Oh mierda!-Chillé abriendo los ojos por fin al sentir a Emmett atravesándome por completo. El muy maldito estaba sobre mí sonriendo de lado complacido en tanto yo intentaba acomodarme a su tamaño.
-¡Dios, Emmett!-Chillé acalorada.-¡Espera!-Exclamé deteniéndolo antes de que siguiera saliendo y entrando salvajemente de mi centro.
-¿Estás bien?-Preguntó con algo de preocupación.
Yo me mordí el labio y asentí. Pasé mis manos en su nuca.-No seas tan rudo, ¿si?-Pedí.
En respuesta él fue a besarme lento y profundo cambiando poco a poco el ritmo de sus arremetidas.
Ah. Eso estaba mucho mejor. La verdad es que no iba a mentir. Había echado mucho de menos a Emmett. Sentir su cuerpo encima del mío tan grande y fuerte era toda una experiencia que era imposible olvidar. Mientras él seguía concentrado en lo suyo, yo acariciaba sus brazos y su fuerte espalda. Suspiré. Era todo un espectáculo. De un momento a otro levantó su cabeza y me devoró la boca con impaciencia yo contesté mordiendo sus labios. Emmett podía ser un rudo la mayoría del tiempo, pero conocía mis debilidades y sabía cómo hacer que me fuera con un solo movimiento.
-Emmett.-lo llamé. Él alzó su mirada para mirarme fijamente. Preocupación y excitación era lo que podía ver en él.
-Te he echado mucho de menos.-sonreí mientras acariciaba su rostro. Él besó la palma de mi mano con ternura.
Continuamos amándonos por un largo rato.
-Me encanta tenerte conmigo acá, nena.-Me apretó contra su pecho.-Te amo, Rose.-Volvió a verme.
Yo sonreí y fui a buscar sus labios.-Yo también, Emm.- Compartimos otro beso.
-¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?
Yo asentí.
-Bien espérame aquí.-Sonrió dejando un beso en mi cabeza.-No tardo, ¿Ok?-Yo asentí. Ví como se puso unos shorts deportivos y salió de la habitación.
Yo suspiré y me estiré en la cama desperezándome un poco. Había echado de menos mi cama también. Sonreí yo sola mientras me estiraba y me colocaba en el lado de Emmett respirando su cálido olor. No era consciente de lo que me relajaba. Me hacía sentir en casa. Algo que nunca me había pasado en otra relación.
Decidí quedarme tranquilamente en la cama un rato más. Estaba tan relajada… no quería volver a la realidad del trabajo y la rutina. Al menos por hoy.
Había perdido la noción del tiempo porque de repente sentí la puerta de casa abrirse de nuevo. Era Emmett.
-¿Nena?-me llamó desde abajo. Pero no tenía fuerzas para contestarle. Escuché ruido de bolsas y de platos en la cocina. Tras llamarme de nuevo y no recibir respuesta subió divertido a buscarme.
Sentí que el colchón se movió. Emmett se había acostado a mi lado.-Vamos, nena. No seas perezosa y levántate.-Besó mi hombro.
Yo rezongué hundiendo más mi cabeza en la almohada.-Tienes que comer, nena.-Insistió.-No puedes estar con el estómago vacío a estas horas.
Yo me giré.-¿Qué planes tienes para ahora?
-Tenemos.-Me corrigió con una sonrisa torcida.-Lo sabrás en cuanto comas.
Yo suspiré y fui a coger mi bata ante la mirada atenta de Emmett.-Parece que hablabas en serio con no dejarme salir de la cama.-Señalé la comida que estaba a un lado servida en bandeja.
Sonrió de manera seductora.-Me sigue pareciendo una idea muy tentadora.-Alzó una ceja-Teniendo en cuenta que aún no he tenido suficiente de ti.-Acarició mi rostro.
Yo me sonrojé violentamente y aparté mi mirada de él, alejándome de su contacto. Emmett rio divertido.
-¿Y bien qué has traído?-Cambié de tema alejando su envolvente atención hacia mí por un momento.
-Un poco de todo.-sonrió divertido acomodándose junto a mi.-Tienes zumo de fruta, una macedonia y algunas tostadas por ahí.-sonrió divertido dejando un beso en mi mejilla.
-También has traído para ti imagino.-dije sorprendida viendo el enorme desayuno que había frente a mi. Pancakes, croissant, café y varias cosas más.
-Obvio.-dijo divertido cogiendo varios de los dulces que había en la bandeja.
-Dios Emmett.-dije asqueada.-Eres realmente desagradable. Nadie va a quitarte la comida ¿de acuerdo?
-¿No quieres un poco?-dijo alzando las cejas y acercándome un croissant.
-Lo probaré si insistes.-Le di una pequeña mordida antes la expectante mirada de Emmett.
-Tiene demasiado tocino para mí gusto.-Tomé un poco de jugo de naranja para que me bajara el bocado.
-Oh vamos nena, no entiendo tu aversión hacia el tocino o el cerdo en general.
-Y yo no entiendo por qué lo comes demasiado. No es saludable Emmett.
Él rodó los ojos.-¡Oh por favor! Soy un hombre joven y sano. No soy un anciano que padece de la presión arterial y esas cosas.
-Según los médicos debes de empezar a cuidarte más después de los 30, querido.-Tomé una de sus manos.
Él frunció el ceño.-Hago ejercicio como una bestia y lo sabes. Quemó muchas calorías a diario.
-El ejercicio es importante pero la dieta también lo es.-Me encogí de hombros.
-¿Enserio Rose?-dijo quejándose como todo un niño grande. Eso fue chistoso. Emmett podía ser todo un hombre rudo y salvaje pero en muchas ocasiones se compartaba como un crío.-¿Quieres que me ponga a dieta?-dijo asombrado. Tomó mi mano y la colocó en su duro abdomen. No pude evitar sonrojarme de manera violenta causando una sonrisa de su parte.-Esto nena, no se sostiene a base de plantas y una dieta hipocalórica.-me guiñó de manera sugerente.-Y lo sabes.
-Emmett esa no es la cuestión.-traté de explicarme pero su cercanía me ponía malditamente nerviosa.-No es que debas llevar una dieta baja en calorías sino que evites el colesterol que puede provocar comer tanto tocino.-suspiré sin poder evitarlo.
-Me encanta que te preocupes por mí, nena.-Sonrió divertido.-Pero una de las cosas que más amo y disfruto de la vida aparte de ti, es comer-Se dio de hombros.
-¿Estás comparándome con la comida?-Pregunté confundida y un poco indignada.
Él rio.-Por supuesto que no, nena.-Aunque...-Alzó una ceja.-No puedes negar que un momento atrás te devoré por completo.-sonrió como todo un ganador.
-Emmett...
-Y lo volveré a hacer luego.-Guiñó.
-¡Ya enfríate!-Aparté su mano de mi muslo. Él rio y dejó un beso en mi mejilla.
-Me encanta ver cómo te sonrojas.-Apuntó divertido.
Yo aclaré mi garganta.-Entonces... ¿Qué haremos después de comer?
-Es una sorpresa.-dijo divertido sonriendo cual niño pequeño. Yo bufé aunque interiormente no pude evitar sonreír. La ilusión de Emmett se me contagiaba por momentos.
-¡Venga ya Emmett!-dije molesta.-¿Qué haremos?-pregunté de nuevo.
-Te lo digo si me das un beso.-dijo poniendo un puchero y acercando su cara a la mía. Yo lo miré haciéndome la ofuscada mientras tomaba su cara entre mis manos y la estrujaba para darle un sonoro beso.
-Nena, así no.-Se quejó y yo reí antes de darle un beso que lo dejó suspirando.
-Iremos al parque.
-¿Al parque? ¿Por qué?-Luego até cabos y recordé nuestra conversación con nosotros.-Está decidido que tendremos una mascota.
-¿No te gusta la idea?
-Si no escoges tú solo el perrito está bien.-dije sin más. No iba a permitir que decidiera él solo. También iba a ser mi perrito al fin y al cabo. Y por tanto, tenía el mismo derecho a elegir cuál quería llevarme a casa.
-Está bien…-suspiró derrotado.-Pero por favor, que sea un perro que no me avergüence.-suplicó haciendo que yo le mirase mal.
Seguimos comiendo tranquilamente mientras Emmett me hacía reír con sus ocurrencias. Dios. Cómo lo había echado de menos.
-Entonces, nena.-Estábamos en la cama de nuevo luego de sucumbir a sus encantos una vez más.-Iremos a adoptar a nuestra mascota.-Me apretó contra su pecho.
-¿Me dejarás salir de aquí?-Alcé las cejas.
-Todo sea por el perrito que nos necesita.-Puso un puchero.
-Está bien.-Suspiré y él me besó. Ambos nos fuimos a poner algo de ropa.
Me fui a mi vestidor buscando ropa cómoda. Elegí unos vaqueros con una camiseta básica y unas converse. Quería estar cómoda. Al fin y al cabo íbamos a estar eligiendo a nuestro futuro nuevo miembro de la familia. En realidad me hacía mucha ilusión. Bajé a la sala y vi que Emmett también se había vestido cómodo.
-Estás muy guapo.-dije divertida mientras le abrazaba por la espalda y acariciaba su espalda bajo la camiseta. Él sonrió y tomó mis manos mientras se giraba para besar mi cabeza.
-Tú estás hermosa.-sonrió.-Te luce ese peinado.-simplemente me había recogido el pelo en una coleta pero claro, para Emmett yo estaría guapa con una bolsa de basura.-Y esos vaqueros.-Tomó mi mano haciendo que girara.-Deberías usarlos más a menudo.-Yo alcé una ceja.-Tu trasero se resalta muy bien en ellos.-Me acarició en tanto se inclinaba buscando mis labios para besarme.
-Entonces... ¿Y qué hay de mi otra ropa? ¿No te gusta?
Asintió y sonrió coqueto.-Sabes, que todos tus vestidos y ropa elegante me vuelven loco, nena.-Posó sus manos en mi cintura.-Es solo que no es usual verte vestida tan relajada.
-Vamos al parque, Emmett. No puedo ir con mi ropa y tacones de diseñador por ahí. Además, vamos a un refugio a recoger a nuestro cachorrito.
Él sonrió.-Tienes razón. Aunque los leggins te quedan increíbles también.-Señaló.
Yo rodé los ojos y él rio.
-Venga déjate de tonterías y date prisa.-le dije rápidamente para amenizar el ambiente.-Ahí fuera hay un perrito que nos necesita.
Él me miró y puso su mano de forma solemne en su corazón. Cosa que inevitablemente me hizo reír. Emmett podía ser todo un payaso.-Tus palabras son música para mis oídos, linda.-me guiñó y tomó mi mano para salir del apartamento.
-Oye espera.-dije sin más señalando las mascarillas.-Se te olvida algo.-dije. Emmett me miró sin entenderme del todo. Yo rodé los ojos y se la puse en la mano.
-¿Y esto para qué?-Preguntó confundido.
-Emmett, el virus...-Dije simplemente.
Ahora él rodó los ojos.-Oh Rose, nena. ¿En serio?-Preguntó incrédulo.-¿Me harás usar eso?
-Mira, Emmett yo no quiero enfermarme y morir por tu culpa. Así que sé responsable, por favor.-Dije acomodándome la mascarilla.
Él suspiró pesadamente pero finalmente se la puso a regañadientes.-Oh mierda.-Se quejó.-Se ha roto.
-Descuida, tengo más aquí.-Removí las cosas en mi bolso.-Y ten más cuidado que lo que está pasando es realmente serio.-Le entregué una nueva.
-Nena…-suspiró.-¿De verdad vas a ponerte en plan histérica?-rodó los ojos y yo le miré mal.-Oye perdona.-levantó las manos en señal de rendición.-Pero Rose ya te dije que aquí nadie las usa.
-Emmett.-suspiré molesta.-Esto es realmente serio. Ya ha pasado de ser el virus chino.-dije irónica.-Se está expandiendo por todo el mundo.-apunté nerviosa.-Deberías tomártelo enserio.
-Esto me sofoca.-Se quejó como todo un niño grande yo simplemente suspiré y me armé de paciencia.
Sin más salimos de ahí.-¿También quieres que les ordene a ellos que usen mascarillas?-Hizo referencia a sus matones.
-Deberías.-Fruncí el ceño. Están con nosotros en todos lados.-Rodé los ojos. Ya estaba cansada de cargar con su sombra.-Además, no creo que les importe.-Me encogí de hombros.- Al menos Josh no se resistió.
Emmett alzó una ceja.-Así que Josh.-Noté desdén cuando pronunció su nombre-Resultó ser un perro muy obediente.-Dijo irónico.
-Emmett no seas así.-Le reclamé.-Él es un buen tipo.
-Bueno, no importa. Él ya no trabaja para ti.
-¡¿También lo despediste?! ¡¿Por qué?!-Las puertas del ascensor se abrieron momento que él aprovechó para tomar mi mano y sacarnos de ahí. Dando por terminada la conversación. ¡Ugh!
-¡Emmett!-me solté molesta de su agarre. Él me miraba sin comprender y también pude ver algunos fisgones que reían por lo bajo en la entrada del edificio.-No vamos a hablar de esto aquí.-dije mirando de reojo a la gente. ¿No tenían otra cosa que hacer? ¿Enserio?
-Está bien.-suspiró molesto mientras se dirigía conmigo hacia el auto.
-Podemos ir andando si quieres.-dije simplemente.
-Prefiero aparcar cerca.-dijo sin más.
-Eres horrible.-reí interiormente.-Te matas en el gimnasio y eres un vago, Cullen.
-Lo hago también para quitarme esto.-Contestó cuando estábamos dentro del auto.-Tranquila, nena que aquí dentro no anda el virus.-Se acercó a mí mientras me quitaba la mascarilla.-Así está mejor.-Guiñó antes de besarme.
Cuando nos separamos decidí continuar con la conversación que teníamos pendiente.-Entonces... ¿Vas a decirme por qué despediste a Josh?-Me crucé de brazos.
Él rodó los ojos y arrancó el auto.-En serio, ¿Quieres hablar sobre eso ahora? Además, ¿Por qué te importa tanto?-Preguntó molesto.
-Porque todo esto me huele a una de tus actuaciones impulsivas por celos, Cullen.-dije molesta mirándole. Odiaba profundamente esa parte de él. Pero sabía que ese comportamiento se debía a su estúpida inseguridad. ¿Cuándo iba a entender este fornido y tonto hombre que me tenía completamente loca?
-Ya vas a empezar…-bufó y puso un puchero como todo un niño grande.
-Es importante que soluciones eso Emmett.-dije sin más.-No te hace bien.-hice una pausa.-Y desde luego a mi tampoco.
-Oh vamos, Rosalie.-Suspiró.-¿Cómo te sentirías tú en mi lugar?
-¿Qué quieres decir?-Alcé una ceja.
-Supongamos que me marcho por un largo tiempo y me voy con ah...-Se quedó pensando por unos segundos.-Con mi secretaria y te dejo aquí sola y...
Yo lo interrumpí.-¿Tú crees que estaría sola?-Alcé una ceja, provocándolo.
Él apretó el volante.-¡Maldición, mujer! Déjame terminar.-Se quejó molesto.
-Ok continúa.
Él suspiró.-Mientras yo estoy lejos en otro país con otra mujer. ¿Acaso no te pondrías celosa tú?
-¿Piensas que me pondría celosa de alguien cómo Ángela?-Pregunté aguantándome la risa.-Por favor, Emmett.-Reí-No seas absurdo.
-¿Y qué tal si Ángela luciera como Scarlett Johansson o Megan Fox?
-¿Y qué? Yo soy Rosalie Hale, lo mejor que te ha pasado, nene-Le di unas palmaditas en el muslo.-Además, tú jamás serías capaz de alejarte de mí por tanto tiempo.-Rodé los ojos.-No estarías tranquilo. Siempre buscas como acapararme para ti solo.
-¿Y eso es malo?-Frunció el ceño.-Solo quiero compartir tiempo con mi mujer.
-A ver, Emmett.-Lo corté.-Te estás desviando de todo el asunto. Me parece realmente injusto que lo hayas despedido. Él no se lo merece después de todo tú le ordenaste que vaya conmigo. Él únicamente hizo su trabajo. No es como si yo haya decidido fugarme con él de vacaciones.-Exclamé irónica.
-Sí ese fuese el caso... Él ya estaría muerto, querida.-Contestó con falsa amabilidad.
Yo lo volví a ver asustada. No estaría hablando en serio... ¿O si?-Oh vamos, no me veas así.-Me miró aprovechando el semáforo.-Solo estaba bromeando.
-Seguro.-dije sin créelo mucho y seguía mirando por la ventana.
-Nena.-repitió serio de nuevo.-No soy esa clase de persona.-dijo serio mirando al frente.-No te creas que voy contratando matones por ahí para que hagan ese tipo de cosas. Esas aberraciones son más del tipo Carlisle.-se dio de hombros.
-Hablando de eso…-dije nerviosa.-He oído que lo han metido en un módulo de alta seguridad. ¿Tú sabías algo?
-Sí.-contestó seco.-No te lo dije porque no tiene importancia.-se dio de hombros.
-Entonces... ¿Por cuánto tiempo más requeriremos de la seguridad?-Pregunté.-De todas formas, Carlisle no saldrá en mucho tiempo.
-Carlisle no está solo y lo sabes. Así que continuaremos con esto por tiempo indefinido.
Suspiré. Al parecer así sería siempre mi vida de ahora en adelante.
-Bueno, llegamos.-Emmett ya se había estacionado.
Nuevamente le insistí con lo de las mascarillas a lo que él puso mala cara pero me obedeció.
-Gracias.-dije finalmente el asintió. Obviamente para él todo esto era una exageración. Pero a mí no podía darme más igual. Se trataba de nuestra salud, por Dios.
Andamos un par de minutos hasta que llegamos a una perrera. Emmett había insistido en que adoptáramos y a mi no podía causarme más ternura esa parte de él. Me parecía sexy que estuviera concienciado en darle una vida y una nueva oportunidad a un cachorrito. Antes de entrar tomó mi mano y me miró emocionado. Yo sonreí y apreté su mano.
Habían muchos cachorritos en el lugar.-¡Oh mira ese!-Exclamó emocionado señalando un bulldog.-Creo que ese podría ser nuestro.
-Emmett acordamos que sería uno que nos gustara a ambos.-Le recordé.
-¡Pero míralo!-Insistió.-¿No te parece adorable?
-Prefiero ver otros.-dije algo indecisa.-¿No te parece?
-Está bien.-dijo sin más.-Veremos más cachorritos.
-Gracias.-dije emocionada. Continuamos caminando, pude ver muchos perritos. Algunos más jóvenes que otros. Uno en especial llamó mi atención.
-¡Ay Emmett! ¡Mira este!-señalé una pequeña bolita blanca.
-¿Te gusta esa bola de pelos enana?-Alzó una ceja confundido.
-¡Emmett, no seas grosero!-Él rodó los ojos.-¿No lo ves adorable?
-Al parecer tú y yo tenemos conceptos muy distintos de "adorables" con respecto a los perros.
-¿No te gusta?-Pregunté algo desilusionada y escuché como Emmett suspiró. Seguramente acabaría cediendo otra vez por mí. Sonreí interiormente.-Es un cachorrito hermoso Emm.-puse un puchero viendo al pequeño bebé aunque por la mascarilla, él no podía notarlo-Además, no será así de pequeño siempre.-sonreí.-Crecerá un poco más.-me di de hombros.
-Si…-bufó.-No pesará más de 6 kilos Rose.-dijo.-Es un perro enano.
-El otro que dijiste tampoco se convertirá en Gozzila.-dije sarcástica.
El rio.-Pero el otro tiene más porte de perro fuerte en cambio ese siempre parecerá un peluche.
-¿En serio? ¿Vamos a discutir por la apariencia de los cachorros también?-Alcé una ceja.
En eso se acercó uno de los encargados del refugio a ofrecernos su ayuda.
-Hola.-sonrió amablemente el chico. Tendría unos veintipocos.-No he podido evitar ver que están indecisos en su decisión de adoptar a uno de estos pequeños.-señaló a ambos cachorritos.-¿Por qué no les cuento cosas sobre ellos que les ayuden a decidir?-preguntó, Emmett y yo nos miramos y asentimos.
El muchacho comenzó a contarnos curiosidades de ambos perritos. Era realmente tierno ver como se preocupaban tanto por ellos.
-Aun así.-dijo divertido.-También pueden llevarse los dos.-dijo sin más dándose de hombros. Yo miré a Emmett desconcertada.
Él en cambio me veía con emoción, sabía que bajo su mascarilla había una enorme sonrisa.-¡Oh nena, él tiene razón! ¡Podemos tener a ambos!
-¡Emmett, no!-Le dije preocupada.-No sabemos si podremos con uno.
Él rodó los ojos.-Nena, no te estoy pidiendo hijos, solo un par de cachorros.
-¿Y tú crees que no merecen el mismo cuidado?
-Oh si tienes razón.-me agarró de la cintura acercándome a él.-En ese caso, también probaremos con un bebé y veremos cómo nos va.
-Emmett...-Coloqué mis manos sobre las suyas.
-Aunque ambos sabemos que ser hijos únicos apesta.-Concluyó.
-En eso tienes un punto.-dije algo incómoda. En realidad tenía razón. Hasta que no supe de la existencia de Jasper había vivido siendo hija única. Y la verdad, me había sentido muy sola. Y tenía claro que si algún día fuera madre me gustaría tener más de un hijo.-Pero Emmett, sé por donde vas y no, no tendremos dos perros y un bebé. ¿Quieres que me vuelva loca?-dije haciendo aspavientos. El rio atrayéndome hacia su cuerpo mientras dejaba un beso en mi cabeza.
-Pero nena…
-No Emmett.-dije firme.-Nos llevaremos un perrito. No podemos llevarnos dos.
-Está bien.-Se rindió.-Nos llevaremos al peluche que quiere ella.-Le indicó al tipo que nos estaba atendiendo.-Así puedo hacerte dos bebés mientras tanto, nena.-Guiñó coqueto.
-¡Emmett!-Me quejé y pude notar como el muchacho estaba aguantándose la risa ante los comentarios inapropiados de mi marido.
-¿Qué?-Se hizo el desentendido y yo rodé los ojos.
Por fin nos dejó solos mientras estaba haciendo los trámites de adopción del cachorro.
-No puedes andar ventilado estos temas como si nada por ahí.-Me quejé.-Es inapropiado.
-De acuerdo, Su Majestad.-Dijo divertido y yo negué con la cabeza mientras rodaba los ojos, haciéndolo reír.-Entonces, ¿Estás contenta por el peluche que adoptamos?
Mi expresión cambió por completo en cuestión de segundos. Estaba completamente encantada con el perrito tan tierno que estábamos a punto de adoptar. Era un completo peluche. Me hacía mucha ilusión llevárnoslo a casa.
-No te haces una idea de la ilusión que me hace.-sonreí como una niña pequeña.
-Aunque no haya sido una decisión que haya tenido mi aprobación completa…-dijo pensativo.-Estoy contento de que hayamos dado este paso juntos, mi amor.-dijo divertido.
Sin más nos entregaron el cachorrito que felizmente llevaba en brazos.
-Míralo, Emm. ¡Es precioso!-Dije encantada viéndolo.
-¿Y cómo vamos a llamarlo? ¿Peluche?-Preguntó con ese tono bromista.
-No, tengo que pensarlo.
-Tenemos que pensarlo.-Me corrigió.-Quiero que al menos en esto si me tomes en cuenta, nena.-Se quejó.
-De acuerdo. Pero nada de nombres de comida.-Le advertí.
El se rascó la cabeza.-Ya me descartaste al menos 3 nombres.
-¿No me digas?-dije irónica mirándolo. Emmett solo me miró como un corderito sabía que bajo su mascarilla había un puchero. Trataba de convencerme. Yo rodé los ojos.
-Nena no seas así.-pidió.-Tampoco me gustaría que nuestro perrito tuviera un nombre de los clásicos del cine.-se cruzó de brazos.-Tiene que ser algo que nos guste a los dos.-yo le miré aguantándome la risa.-De acuerdo.-reí.-Tienes razón.
En ese instante el perrito ladró feliz haciéndonos reír. Terminamos de rellenar el papeleo y por fin pudimos llevárnoslo.
-Ahora iremos a dar un paseo al parque con este pequeñín.-Dijo tomando mi mano.
Caminamos un par de cuadras más hasta que por fin llegamos al parque. Por suerte, en la zona donde nos encontramos estaba bastante solo. Asi que decidí quitarme la mascarilla.
-Por fin nos liberamos de estas cosas.-Exclamó Emmett.-Ven, vamos enano. ¡A jugar!-Le ordenó al cachorrito que se veía todo abrumado.-¡Vamos, corre tras la pelota!-Lo animó.
-Emmett, es un cachorrito, deja que se acostumbre primero al mundo exterior.
Él suspiró impaciente.-¿Y tú qué haces?-Preguntó curioso acercándose a mi e intentando ver mi pantalla del teléfono.
-Estoy comprando cosas para el bebé.-Le mostré. Obviamente necesitaría una cama, sábanas y muchos juguetes para entretenerse.
-Nena ¿no crees que todo eso es demasiado?-preguntó confundido.-Yo he tenido perros y no tenían tantas cosas.-se rascó la cabeza.-Además con eso vas a malcriarlo.-apuntó.
-Oh vamos, Emmett.-dije divertida.-No seas exagerado. Es nuestro bebé.-puse un pucherito.-Además, mira que camita más adorable.-le enseñé una de terciopelo burdeos. Era perfecta para… ¡Aún no le habíamos puesto nombre!
-Emmett.-le miré decidida después de dar clic para comprar todo online y que lo trajeran a casa.-Este perrito necesita un nombre.
Él suspiró.-Como has descartado mis primeras opciones... ¿Qué tal, Audi o Bentley?
-¿Cómo tus autos?-Alcé una ceja.
-¡Si o mejor Porsche!-Exclamó entusiasmado.-Porque Ferrari o Lamborghini le queda enorme.-Rodó los ojos.
-Si te pones en ese plan... ¿Qué tal Coco, Dior o Gucci?
-¿Tus diseñadores favoritos?-Frunció el ceño.
Yo me encogí de hombros.-Tú empezaste con lo de tus autos.
-No me convence ninguno.
-¿Qué tal Alfie, Cédric, Rory o Winston?
-¿No quieres ponerle Shakespeare o Harry Potter?-Preguntó en tono de broma.
-¿Qué?
-Oh vamos, nena es que son demasiado británicos.-Se quejó y yo lo vi mal.
Pasamos discutiendo lo del nombre sin ponernos de acuerdo por un largo rato hasta que una llamada de teléfono nos interrumpió. Emmett me mostró la pantalla. Era mi suegra.
-¿Qué quieres madre?-Contestó de mala gana.
-Esos modales, jovencito.-Se quejó Esme.-¿Acaso no tienes tiempo para tu madre?
-Si pero estoy ocupado con Rose. De hecho, estamos discutiendo algo muy importante.
-¡No me digas que van a divorciarse!-Chilló alterada.-¡Oh hijo! ¡No permitas que eso suceda!
-¡¿Qué?!-Exclamó sorprendido y molesto mi marido.-¡¿De qué estás hablando?!
Su madre se escuchaba realmente ofuscada y al borde del colapso al otro lado de la línea, así que decidí intervenir.
-Esme tranquilízate, sé que te hará ilusión conocer al nuevo miembro de la familia.-Sonreí acariciando al pequeño cachorrito que descansaba en mi regazo.
-De hecho, aún no decidimos que nombre le pondremos al enano.
Ahora chilló emocionada.-¡Seré abuela!
Emmett rio.-Sí podría decirse que sí.
-¡Espera, Rosalie! ¿Cuándo sucedió esto? ¿Antes de tu viaje a Londres o...? Todo este tiempo no sabía nada me lo habías estado ocultando.
-Oh mamá si recién lo adoptamos.-Intervino Emmett divertido.
-¡¿Cómo?! ¡¿A... A... Adoptaron?!-Tartamudeó.-¡¿Por qué?! ¡¿Acaso no pueden procrear por su cuenta?!
-¡Oh Dios, Esme!-Chillé alterada.-Hemos adoptado un cachorro no un bebé.
-¡¿Por qué no me lo aclararon desde un principio?! Hacen que esta pobre señora viva una montaña de emociones en solo segundos.-Se quejó.
Emmett rio.-Oh vamos, mamá. Ésta será nuestra práctica antes de pasar a crear nuestra propia descendencia.-Me guiñó.-Porque cuando eso suceda, nos mudaremos a las afueras de la ciudad.
-¿Qué?-Lo volví a ver sorprendida.-¿Por qué?
-Ya sabes.-Se encogió de hombros.-Los niños necesitarán un lugar mucho más grande para crecer y divertirse.
-No es como si fuéramos a tener 10 hijos, Emmett.
-Aún sea uno, dos o tres hijos, construiré un verdadero palacio digno de ustedes.-Tomó mi mano. Ya lo verás, nena.-Su seguridad y determinación en esto me hacía creerle. La intensidad de Emmett era arrolladora, sin límites, así como los detalles y muestras de afecto que me dejaban encantada y sin aliento. Ésta no sería la excepción.
Holaaaa, antes de nada: ¡Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo para tod s los que leen esta historia! Ya no le queda mucho a este fic, y poco a poco vamos a ir terminándolo. Tal vez el siguiente capítulo es el final? Asi que me gustaría leer vuestros comentarios y teorías de como va a terminar la historia. Sabéis que son la gran motivación para seguir, el hecho de saber que hay personas esperando para ver como sigue. Un abrazo a todos y nos vemos en el siguiente. Gracias por leer y perdón por la tardanza! :)
