Emmett pov
Esto del virus estaba convirtiéndose en una completa locura. Solo habían pasado unos meses y la situación se estaba convirtiendo en insostenible. Rose estaba muy asustada, ella seguía los protocolos a rajatabla y me obligaba a que yo también lo hiciera. Era desesperante. Pero obvio no quería morir. Por otro lado nuestro perrito se había adaptado bien a su nuevo hogar. Solo que no se separaba de mi mujer, era como si ella fuera la mamá del cachorro. De un momento a otro me senté en el sillón de la sala e hice zapping. Rose entró con una mirada desolada en la estancia. Algo me decía que esto tenía que ver con su abuela. Había aguantado mucho tiempo estable gracias a los cuidados de los médicos, pero solo estaban retrasando lo inevitable.
Sin decir ninguna palabra fue a sentarse a mi lado. Apagué el televisor y tomé una de sus manos. Ella negó mordiéndose el labio y se largó a llorar en tanto se refugiaba en mi pecho. La estreché entre mis brazos.
-Lo lamento mucho nena.-Exclamé preocupado al verla completamente desecha.
Ella no dijo nada. Continuó llorando desconsolada. No sé si ese tiempo duro minutos u horas pero no me importaba. Yo estaría para ella el tiempo que lo necesitase. La estreché contra mi pecho y la sostuve mientras le susurraba palabras de ánimo.
De un momento a otro se separó de mí y sorbió por la nariz. Mientras se sobaba los ojos. Su preciosa mirada estaba empañada por la tristeza.-Se ha ido Emmett.-fue lo único que dijo antes de que un puchero se apoderase de ella y volviera a llorar.
Estuvimos un largo rato así.
-¿Nena?-La llamé.-¿Quieres que te prepare un baño?- Ella simplemente asintió así que me fui a prepararselo.
Los días pasaron y las cosas parecían no mejorar. Rose estaba muy deprimida y llena de impotencia por no poder estar con su familia en el funeral de su abuela. Intenté animarla pero nada funcionaba, incluso sus amigas también pero con los mismos resultados.
Su solución se había centrado en obsesionarse en el trabajo. Aún más incluso. Trabajaba toda la mañana y volvía para, en silencio, darse un baño y meterse en la cama de nuevo. Estaba completamente devastada.
Estaba sentado en el sofá pensando cómo podía hacer para animarla y de un momento a otro el timbre de la casa sonó. Extrañado fui a la puerta y abrí encontrándome a las mejores amigas de Rose acompañadas de Ed y Sam.
-¿Qué hacen aquí?-pregunté extrañado.
-¿No vas a dejarnos pasar?-dijo Bella.
-¡Qué grosería hombre!-le siguió Leah. Mis amigos se aguantaban la risa tras ellas.-Venimos a intervenir a Rose.-dijo sin más.
-Lleva semanas sin salir. Únicamente va al trabajo y está muriendo en vida Emmett.-dijo Bella, en su mirada se veía un semblante preocupado.
Me hice a un lado y los dejé pasar.
-Esta en nuestra habitación con Alfie.-Indiqué. Como se había vuelto costumbre desde que el cachorro empezó a vivir con nosotros. Sin más ellas subieron a verla.
-¿Y tú cómo estás?-Me preguntó Sam cuando ya se habían acomodado en la sala.
Me encogí de hombros.
-Nada bien. Verla así me afecta.-Suspiré.-La perdida de su abuela le ha hecho daño a nuestra relación.-Reconocí cabizbajo.
Tanto Sam como Ed me dieron una mirada comprensiva.
-A tal punto que las cosas entre nosotros se han enfriado.
-¿Y han intentado hablarlo?
Yo bufé.-Rose apenas me dirige la palabra. La verdad es que esta siendo bastante incómodo a tal punto que hemos estado durmiendo separados.
-¿De verdad?-Preguntó incrédulo Edward.
-Sí, si quieres puedes echarle un vistazo a la habitación de huéspedes.-solté con ironía.
Y como el cotilla que era Edward fue a comprobarlo por su cuenta dejándonos solos a Sam y a mí.
-Me da la sensación que Rose en el fondo me odia.
-¿Por qué lo dices?-Preguntó Sam.
-Porque gracias a mí no pudo estar en Londres.
-No hables cosas sin sentido. Esto es culpa de la maldita pandemia.-Sostuvo molesto.-No tuya.
-Sí pero si no se se hubiese casado conmigo por ese contrato, no viviría aquí en NY, y sí Carlisle no hubiera hecho esas fechorías con mi difunto padre, yo no estaría confinado en este país esperando la sentencia del juicio y habría podido viajar con ella.
-Emmett, independientemente de lo de tu juicio. La pandemia sigue ahí, las restricciones para viajar a otros países se han mantenido, aunque Edward y Bella corrieron con mucha suerte al escapar de Italia.. No podrías haber hecho mucho tampoco.
-¡¿No lo entiendes?! Ella pudo quedarse allá pero se regresó por mí, Sam. Si yo hubiera estado con ella allá, lo habríamos afrontado junto a su familia.
-Lo veo y no lo creo.-Regresó Edward.-Las cosas si que tienen que estar mal entre ustedes para que tomen esas medidas tan radicales.
-Ya te lo he dicho.-bufé molesto.-Se pasa todo el tiempo encerrada en su habitación. De hecho, he visto algunas cajas de medicinas para ayudarla a dormir.-suspiré.-Me siento un inútil. ¡Ni siquiera sé cómo ayudar a mi mujer!-dije con desesperación mientras iba al mini bar y me servía un vaso con wishky.
-Emmett…-Sam me advirtió.-Creo que esa no es la solución.-señaló con la cabeza mi copa.
-¿Y cuál es, eh?-dije con agobio mientras daba un golpe con el vaso en la encimera.-¡Mi mujer me odia y soy un inútil porque ni siquiera puedo ser un apoyo para ella!
-Eso no es así.-la voz apagada de Rose sonó en la instancia haciéndonos reaccionar a todos. Incrédulo me di la vuelta para verla. Su mirada estaba triste, llevaba un pijama pero aún así podía ver cómo está situación había hecho que estuviera más delgada aún. Me preocupe de verdad. Rose necesitaba ayuda, estaba dejándose morir.
-Entonces, dime ¿Cómo puedo ayudarte?-Me acerqué a ella despacio.-¿Qué puedo hacer por ti?
-Primero, podrías dejar de beber tanto.-Lo cierto es que me había refugiado en la bebida últimamente. En eso y en el gimnasio dónde pasaba muchas horas a diario, llegando incluso a aumentar un par de kilos de puro músculo.-Segundo, acompáñame.-Pidió un poco temerosa. Sin más me dirigí en silencio tras ella hasta la terraza donde nos acomodamos en los asientos.
-No te odio, Emm.-Susurró en tanto su mirada estaba perdida en el horizonte.
-¿En serio?-Exclamé incrédulo.-Porque parece que si lo haces. Apenas y me miras y me diriges la palabra.-Le dije frustrado.-¿Cuándo volveremos a estar bien, nena?-Tomé su mano con delicadeza haciendo que se sobresaltara.
-Emmett...
-No puedo seguir viendo cómo te dejas morir, nena.
-Está siendo una situación muy complicada…-dijo de nuevo.
-Lo sé hermosa.-dije devastado.-Pero necesito estar para ti. Te has refugiado en ti misma.-apunté.-Incluso para eso eres tan independiente…
-Perdóname.-dijo de nuevo, vi cómo estaba jugando incómoda con sus manos.-Te quiero, pero no puedo… Esto es demasiado Emmett. No sé cómo hacerlo. A veces solo quisiera simplemente desconectar de todo.
-¿Qué te parece si nos vamos de la ciudad? Si cambiamos de aires tal vez...
En eso el cachorro apareció y se unió a nosotros subiéndose al regazo de Rose. Ella lo acarició.
-No puedes salir del país, Emmett.-me recordó.- Y también seguimos con lo del virus, hay muchas restricciones.
-Podemos ir cerca.-Insistí.-Además, aún no hemos utilizado nuestro jet privado.-Le recordé.
Ella se mordió el labio mientras lo pensaba por un momento.
-Estar en la playa nos haría bien.-La animé.-Piénsalo ¿si? Estaré aquí cuando te decidas. Solo tienes que decírmelo y organizaré todo.-dije sin más. No quería presionarla así que esperaría a que ella estuviera lista y organizaría todo lo necesario. Disfrutaríamos de nuestra propiedad en Miami un par de días o semanas. Todo lo que ella necesitara.
-Gracias.-dijo sin más. Yo me había levantado y estaba a punto de irme. Ella tomó mi mano antes de que saliera de la estancia para evitarlo.-Gracias Emmett. Por no mandarme a la mierda por mi actitud…-suspiró cabizbaja.
Me volví a sentar junto a ella.-¿Tú crees que me rendiría tan rápido, ahora que te tengo?-Alcé una ceja en tanto acariciaba su rostro.-En las buenas y en las malas, ¿Lo recuerdas?-Dejé un beso en su frente y luego me marché.
Al llegar a la sala pude notar cuatro pares de ojos curiosos y expectantes por lo que acaba de pasar.
-¿Y bien? ¿Lograron solucionar algo?-Edward fue el primero en hablar.
-Yo creo que primero deberías hacer que coma algo.-Esa fue Bella.-¿Sabes? De hecho iré a tu cocina a prepararle su postre favorito.-Soltó molesta y se me quedo viendo por un segundo en tanto pasaba a mi lado.-Mientras tú estás tan fuerte y vigoroso como un maldito toro, mi pobre Rose está más pálida y flaca de lo normal.-Dijo entre dientes desapareciendo.
Yo suspiré. Ella tenía razón, no había puesto de mi parte en obligarla a qué se alimentara mejor. La había descuidado en ese sentido también. Todo para evitar presionarla.
-Es cierto, grandulón. Te veo más robusto que la última vez.-Señaló Edward.
-He pasado más horas de las que debería en el gimnasio últimamente.-Reconocí.
-Yo sé muy bien a quien le vendría de maravilla un par de horas extra en el gimnasio también.-Se cruzó de brazos Leah viendo a mi amigo Sam.
-¿Leah, en serio?-Se quejó éste.
-Esto del confinamiento no se te ha dado bien, querido. Solo pasas sentado frente al ordenador o frente al televisor.
Tanto Edward como yo nos aguantamos la risa. La verdad es que no lo había notado pero la morena tenía razón. A Sam ya se le notaba la barriga.
Sin más Leah se marchó siguiendo a Bella dejándonos solos nuevamente. Sam lucía indignado por sus comentarios.
-¡Cambia esa cara hombre!-le dijo Ed divertido.-Tampoco se acaba el mundo. ¿No? Tu chica dice que no le pareces sexy.-dijo soltando una carcajada.
-¡No ha dicho eso!-dijo Sam molesto. Un segundo después me miró a mi.-No lo ha dicho ¿verdad?
Yo reí y le palmeé la espalda en señal de apoyo.-No, no lo ha dicho.-dije sin más.-Pero si quieres… Puedo ayudarte a entrenar más seguido. Puedes venirte a casa cuando quieras.
-Dijo que parecía un padre…-dijo bufando.-Osea soy padre, pero ella no lo dijo en el sentido que lo dice siempre ¿saben?-hizo una pausa.-¡Sino en plan viejo!-dijo estresado.
Tanto Edward como yo reímos ganándonos una mirada asesina por parte de Sam.
-Tomaré en cuenta tu propuesta.-Agregó.-Tarde o temprano dejaré que te conviertas en mi coach.
-Mucha suerte con eso, Sam.-Intervino Edward.-Una vez lo intenté y dios... Emmett es peor que un sargento haciendo sentir mal a su recluta.-Rodó los ojos.
-Oh vamos, tú fuiste un flojo.-le recordé.-Te quejabas peor que una nena.
-Perdón, mr. Músculos.-Bufó.-Soy un simple ser humano no una bestia echa para el gimnasio.-Se defendió y fue mi turno de rodar los ojos.
-Entonces Sam, ¿Te animas?
-Edward siempre ha sido el más débil de los tres pero igual déjame pensarlo.
-¡Genial!-dije divertido.-Nos lo pasaremos bien y tu mujer me lo agradecerá.-alcé las cejas sugestivamente y Ed hizo una mueca bastante obscena. Mi amigo no pudo evitar reír.
-Estáis enfermos.-dijo divertido.
-¡Dios eso huele delicioso!-dijo Edward de repente.
-Bella es toda una chef.-sonrió Sam.-Tienes suerte con eso amigo.-le guiñó.
-¡Oh venga! No será tan difícil.-dije yo algo molesto. Sin más nos acercamos a la cocina.
Bella para mí sorpresa había preparado una deliciosa tarta de zanahoria. No pude evitarlo y decidí probar un pedazo, ganándome un manotazo de su parte.
-Oye, que no es solo para ti, mastodonte.-Me vio mal.
-Es para la muñeca de ojos tristes que vive contigo.-Agregó Leah.
Momentos después, apareció Rose por fin había dejado el pijama. En su lugar se había puesto un crop sweater y unas leggins. Aunque sus increíbles curvas se mantenían, su perdida de peso era evidente, lo cual era alarmante.
-Huele delicioso, Bella. ¿Qué has preparado?-Se acercó.
-Tarta de zanahoria. Tu favorita.-Le sirvió una porción.-Anda, come.-La ánimo.-Si no el grandulón éste, te dejará sin nada.-Me señaló mientras rodaba los ojos. Ella sonrió y me miró con cariño. Tomó un tenedor y miró la porción de tarta mordiéndose el labio. Tomó un trozo y yo suspiré, mentalmente aliviado.
-¡Está increíble Bella!-dijo.-Pero no tengo mucha hambre.-explicó con una mirada culpable.-Además… el resto también deberíais comer.-dijo como una invitación.
-Tú come lo que te apetezca, preciosa.-le dijo Leah con cariño.-Bella siempre puede hacer más, ¿no es así?-la miró divertida.
-Está bien…-sonrió con ironía.-Solo no te quejes si te quedas sin municiones, grandullón.
Yo sonreí.-No te preocupes, Bella. Usa todo lo que necesites, de todas formas es probable que no pasemos aquí por un tiempo.
-Entonces, ¿Por qué insististe tanto con ser mi coach?-Me reclamó Sam.
-Oh vamos que eso no depende de mí.-Aclaré y todos volvieron a ver a Rose.
-Emmett me ha hecho una propuesta de viajar unos días a Miami.-Explicó.
-¡Esto suena excelente!-Exclamó Leah emocionada.-Además, te vendría muy bien.
-Estoy de acuerdo con Leah, Rose. El cambio de aires te vendría genial.
-Supongo que tienen razón.-Dijo un poco más animada y yo agradecido en silencio con sus amigas porque la habían convencido.
-Además, Sam. No te preocupes por tu entrenamiento podemos hacerlo virtualmente.
Edward rio.-Pensé que lo invitarías también a Miami.
-Aunque quisiera no podría, sabes que tengo a Sam jr aquí en la ciudad y además está lo de mi trabajo.-Ví como Leah hizo un puchero, seguramente le hacía ilusión unirse.
-Aún así puedes llevarnos a Bella y a mi.-Me guiñó.-Nuestras agendas no están ocupadas.
No me gustaba la idea. Se supone que esto también sería una "escapada romántica" para Rose y para mí no una aventura con los amigos.
-Edward, ¿Ésta es tu forma de llevarme a la luna...?-Al instante se calló Bella y se puso colorada.-Quiero decir a ver la luna llena.
Por supuesto todos lo notamos y no nos íbamos a quedar con la intriga. ¡¿Acaso ellos...?!
-¡¿Pero qué mierda?!-Chilló Leah.
En eso Rose se atragantó.-Oh nena.-Inmediatamente le serví un vaso de agua.
-¡¿Se casaron?! ¡¿Cuándo?!
-Ahora entiendo lo de tu tatuaje en el dedo anular.-Comentó Rose cuando se calmó. -¡Y Edward tambien lo tiene!-Señaló.
-Si que eres observadora, Rose.-Dijo asombrado Sam mientras yo le agarraba la mano a Edward para comprobarlo. Y ahí estaban unos números romanos.
-¡Auch! ¡Oye!-Se quejó.-¡Me vas a partir la mano ,idiota!-dijo molesto. Yo hice un gesto restándole importancia.
-¡No puedo creer que os casarais en secreto!-dijo la morena cogiendo otro trozo de tarta. Sam la miraba divertido. No era normal ver a Leah excediéndose con las calorías.
-Pienso lo mismo.-esa fue mi Rose. Se había quedado en shock y podía ver que incluso estaba algo molesta.-¿Cómo habéis podido hacerlo sin contarle nada a nadie? ¿Tus padres no lo saben, Isabella?
-¡Por favor!-dijo con un bufido.-Sabes que mis padres son la antítesis a las bodas, Rose. Además no fue planeado, solo surgió. Tampoco queríamos darle una importancia excesiva.-trató de explicarse.
-¿Leah?-Rose miró a su amiga.-¿Estás bien?
-Sí, te quedaste pálida.-le siguió Bella.-De verdad que no es para tanto.-dijo divertida.
-Iré al servicio un momento.-se excusó.-Perdonadme.-Ella salió corriendo del sitio y todos nos quedamos viendo a Sam extrañados. Él también se había quedado confundido.
-¿Qué le pasó?-Pregunté.
-Quizá siente que ha comido demasiado y ha decidido evacuar.-Rodó los ojos Bella.
-Iré con ella.-Dijo Sam preocupado.
-Volviendo a esto.-Rose señaló a Edward y a Bella.-Yo pensé que la fecha que ambos tienen tatuada hacía alusión a alguna fecha especial.-Se cruzó de brazos.-¡No que significará matrimonio!-Dijo alarmada.
-Oh vamos, rubia. No hagas de esto un escándalo.-Dijo incómoda Bella.
-Ya que no estuve ahí. ¡Quiero que me cuentes todo!-Exigió y yo los vi divertido.
-¡Oh vamos!-Insistí.-Después de todo tienes los cojones bien puestos, Eddie.-Sonreí.-Al hacerle tal proposición a una chica tan dura y ruda como Isabella.-Le guiñé.
Edward se sonrojó violentamente.-De hecho, no fue exactamente lo que sucedió.-Se tapó la cara avergonzado.
-¡Leah, apresúrate!-Mi Rose se levantó agitada y fue en busca de su amiga.-¡No tienes que perderte esto! ¡Nuestra Bella fue la que le propuso a Edward!-Chilló emocionada mientras iba en el pasillo.
Yo sonreí.-Gracias a ustedes y su numerito, mi Rose parece haber salido de su estado zombie.
-Entonces... ¿Vas a llevarnos a Miami?-Puso un puchero mi amigo.
-¡Edward!-Se quejó Bella.-No te aproveches…
-¡Oh venga esa casa es enorme!-guiñó divertido.-No sabréis que estamos ahí.-alzó las cejas divertido haciendo que Bella se sonrojara y yo no pudiera parar de reír.
-Parece que se tardan-dijo Edward tratando de cambiar de tema. De repente miró a Bella.-¿Crees que está bien?-dijo preocupado. El comentario de Bella minutos atrás no había sido muy normal, había que reconocerlo.
-¿Acaso Leah…?-pregunté susurrando. No quería que me escucharan desde el baño.
-Son unos chismosos.-dijo Bella.-Es algo que le pertence a ella, por mucho coraje que me dé no puedo decir nada.
-Sam no lo sabe.-dijo Ed.-Sino no te lo esconderías así.
Bella se dio de hombros.-Esta conversación no procede ahora mismo.-dijo mientras se daba la vuelta para coger algunas cosas más de la nevera. En eso llegó Rose, acompañaba a una Leah con mejor color. Sam venía tras de ellas, con un semblante preocupado.
-Estoy bien, ¿de acuerdo?-miró molesta a Bella. Sí, su carácter iba a salir a relucir. Y Bella no pretendía callarse.
-Bueno...-Intervino Rose antes de que empezaran a discutir.-En lo que estábamos, ¿Cómo fue que esto sucedió?
Bella rodó los ojos.-Pensamos que íbamos a morir, así que simplemente se lo propuse y Edward aceptó.
-¡Buuuuuu!-Exclamó Leah.-¡Queremos la versión larga!
-Edward.-Mi Rose volvió a verlo.-Tú eres más lindo y sensible que Bella, puedes contarnos, ¿Cómo fue?
Mi amigo lucía embobado y con una mirada soñadora. De verdad que estaba estúpido por Bella. Era chistoso verlo así.
-Pues fue justo cuando volvimos de Venecia.-sonrió como un estúpido y las chicas sonrieron embobadas.-Habíamos pasado tantas dificultades para salir de ahí que creo que Bella entró en estado de shock.-rio divertido, el resto lo seguimos.-Se me declaró en el mismo aeropuerto, aquí en NY. Obviamente le dije que si, y lo primero que hicimos fue coger un taxi que nos llevara al primer estudio de tatuajes para sellarlo.-terminó de contar encantado.
-Awwwwww.-Rose fue la primera en reaccionar.-¡Qué historia tan tierna! Ay Bella, ¿Cómo no me dijiste antes?-dijo con un puchero.
-Fíjate que nunca me hubiera esperado eso de ti, amiga.-dijo Leah divertida.-De verdad que eres más sensible de lo que vendes.-le guiñó.
-¿Y qué hay de ti?-Contraatacó Bella.-¿Tienes algo que contarnos?
-Estoy embarazada.-Soltó sin más.
Todos nos quedamos en shock y qué decir de Sam, estaba hasta pálido.
-¿Lo dices... Lo dices... Lo dices en serio?-Tartamudeó mi amigo.
-Oh por supuesto que no.-Sonrió la morena restándole importancia.-Solo estaba bromeando y quería ver cómo reaccionaban.
Rose puso un puchero.-Ya me había ilusionado con ser tía de nuevo.
Yo me acerqué a Rose.-Yo te puedo convertir en madre cuando tú quieras, nena. Solo tienes que pedírmelo.-Le dije coqueto.
-¡Emmett!-Exclamó escandalizada.
-¿Para eso quieres llevártela a Miami?-Intervino Bella.-¿Qué no estás viendo cómo está? Déjala recuperar unos kilos al menos antes de embarazarla.
-¡Bella!
-Entonces, ¿Si iremos a Miami?-Preguntó Edward divertido.
Ella asintió-Leah y Sam también pueden venir.-Los invitó de paso Rose pero gracias al cielo declinaron la oferta.
Rose pov
¡Todo esto era un show! Durante este tiempo que había estado ausente Bella y Edward se habían casado y había sido mi amiga la que había dado el paso. Típico de Bella lo de agobiarse por algo y tomar decisiones alocadas. Suspiré. Continué tomando de mi trozo de tarta mientras miraba de reojo a Leah. No me tragaba la broma de "No estoy embarazada, solo quería ver cómo iba a ser vuestra reacción". Estaba rara y yo iba a descubrirlo. Los chicos se habían ido a la sala a ver las noticias. Yo no podía con más cosas sobre el virus así que les pedí a las chicas que me acompañaran a mi habitación. Así podría sonsacar a Leah.
-¿Y bien?-pregunté de repente. Las tres nos habíamos acomodado en la gran cama que presidía la habitación. Yo estaba en el medio.-¿Vas a decirnos que fue esa confesión a medias?-dije mirando en dirección a la morena.
-¿Me prometen que no le contarán nada a los chismosos de sus hombres?-Intercaló una mirada entre ambas así que asentimos.
-Lo juramos pero ya ¡escúpelo!-Exigió Bella impaciente.
-Creo que estoy embarazada.-Se mordió el labio nerviosa.-Pero no sé cómo se lo tomará Sam.-Concluyó preocupada.
-¡Vaya!-exclamó Bella.-Entonces si era verdad.-dijo sorprendida. Leah asintió cabizbaja.
-¿Por qué no le has hablado de tus sospechas?-pregunté con delicadeza.
-Ni siquiera me lo he dicho a mi misma aún ¿sabéis?-suspiró derrotada.-Sam es estupendo. Es caballeroso, dedicado, tierno… y es un gran padre. Se le da muy bien todo eso y yo, pues soy un desastre. No creo que le apetezca la idea de tener un bebé conmigo.-dijo mordiéndose el labio.
-Él no te dejará sola en esto.-Tomé su mano.-Es obvio que te ama. Así que en mi opinión estoy segura que le hará ilusión tener un bebé contigo.
-¿Tu crees?
-¡Claro! No es lo mismo que ya tenga un hijo con otra mujer.-Agregó Bella.-Esto será toda una nueva aventura. Quiero decir, eres la jodida Leah Clearwater. Contigo nada es aburrido.-La animó haciéndola reír.
-¡Tienes razón! No sé porque hago tanto drama de esto, creo que se lo diré ahora mismo.-Se levantó decidida a lanzarle la bomba.
-¡Leah!-La detuve.-¿No crees que es demasiado precipitado?-Ella alzó una ceja.-Tú misma has dicho que aún no lo has comprobado.-Le recordé.
-Cierto, cierto.-Volvió en sí.-¿De casualidad tienes alguna prueba casera por ahí?-Me preguntó.
Yo fruncí el ceño.-¿Qué te hace pensar que yo tengo una de esas aquí?
Ella se encogió de hombros.-Como Emmett está de intenso todo el tiempo sobre ti con ese tema.-Chasqueó y Bella puso cara de asco.
-Tenemos semanas de no hacerlo.-Confesé avergonzada.
Leah me dio una mirada comprensiva.-De hecho no sé si lo han notado pero tampoco hemos estado durmiendo juntos.
-Es normal que la rutina se vea afectada cuando pasas por algo así de duro, lejos de tu familia.-Me animó.
-Y, ¿Cómo se lo ha tomado el grandulón?-Preguntó Bella con cautela.
-Emmett me ha tenido mucha paciencia pero también he notado que ha estado embriagándose más a menudo, lo cual me asusta.-dije en un susurro.
Bella alzó las cejas molesta.-¿No te habrá hecho algo no?-dijo entredientes.
-¡¿Qué dices?!-Esa fue Leah.-Bella, Emmett sería incapaz de hacerle algo a Rose y lo sabes.-la miró y después me miró a mi.-¿No es así?
-¡Claro!-yo asentí enérgicamente.-Emmett nunca me pondría la mano encima. Solo que…
-¿Te da miedo que eso influya en su autocontrol?-Bella dijo de nuevo sin tapujos ganándose una mala mirada de Leah.
Yo asentí.-La verdad sí, por eso he estado evitándole también.
-Ahora con este viaje, ya no podrás evitarlo tanto.-Apuntó Leah.
-Lo sé. Siempre que estamos pasando un mal rato, Emmett busca la manera de crear escenarios para que vuelva a sucumbir a sus encantos.
-Edward y yo estaremos contigo por si nos necesitas.-Dijo Bella y Leah rodó los ojos.
-¿No estás exagerando?-dijo Leah mirando a mi otra amiga.
-No exagero cuando te digo que Emmett es el prototipo perfecto de un jugador de football.-rodó los ojos Bella.-Se dejan llevar por sus impulsos.-dijo sin más.
-¡Eres horrible!-exclamó divertida.-Mira que te cae mal.
Yo escondí una sonrisa.-¿Por que no vamos a comprarte esa prueba?-miré divertida a Leah.
Ella suspiró.-Está bien.
-Iré por mi abrigo.
Sin más bajamos por las escaleras. Los chicos no estaban por ningún lado lo cual fue un alivio. Seguramente estaban en su "man cave" jugando billar o metidos en los videojuegos.
-Nena.-Escuché a Emmett venía saliendo de la cocina con unos nachos.-¿Dónde vas?
-Solo a dar una vuelta por aquí cerca con las chicas.-Respondí.
Él me vio sospechoso entrecerrado los ojos.-Ok.-Sacó su teléfono del bolsillo.-Vladimir las acompañará.
-Oye, grandulón. Solo vamos a la farmacia por tampones.-Soltó Bella molesta.-No hagas de esto un escándalo.
-Aún así...
-Está bien.-Contesté. Lo menos que quería era discutir con él.
-De acuerdo.-Se acercó a mi y bajó mi mascarilla para dejar un corto beso en mis labios y nos dejó marchar.
Bella rodó los ojos.-¿Por qué dejas que te controle?-bufó molesta.
-Solo no quiero que se ponga pesado.-dije dándome de hombros.-Entiendo que esté preocupado. Así que déjalo estar y vámonos.
-¿Lista?-Bella miró a nuestra amiga que se había quedado mirando a la puerta nerviosa. Ella asintió.
-Sí, tengo que asegurarme de lo que ocurre ahí dentro.-dijo divertida. Sin más salimos de ahí.
Fuimos a la farmacia más cercana a comprar el test para nuestra amiga.
-¡Oh ya no puedo con esto!-Chilló nerviosa en tanto cogía la cajita y la guardaba en su bolso.
-Ya que estamos afuera, podemos pasar a un restaurante y comer algo.-Sugirió Bella.
No me parecía una mala idea, así que volví a ver a Leah.-¿Qué dices?
-Esta bien. La verdad es que se me antojan unos tacos.-Puso un puchero haciéndonos sonreír. Eso era raro en Leah. Normalmente su impaciencia solía ganarle la batalla. Tal vez si estaba embarazada después de todo.
Entramos a un restaurante mexicano que estaba cerca del apartamento y nos sentamos en una de las mesas pensando en que tomaríamos.
Cuando ya teníamos claro que íbamos a pedir cada una llegó un camarero a atendernos. No tendría más de 18, era una ternurita. Parecía que no llevaba mucho tiempo trabajando ahí y se veía nervioso. Cuando nos tomó nota se fue y Leah comenzó nerviosa a rebuscar en su bolso.
-¿Qué te pasa?-dije curiosa. Bella también la miró.
-¡Voy a hacerme la maldita prueba!-dijo estresada.-¡Necesito salir de dudas, mierda!-chilló.
-Pero espera….-traté de frenarla.-¿Vas a hacerte un test de embarazo en el baño de un mexicano?-dije incrédula.
-¡Oh!-rio Bella.-De verdad que era enserio lo de que esto de tú siendo madre sería toda una aventura.-la señaló riendo.-Mira que todavía no ha empezado y ya estás haciendo locuras.
Y aquí estábamos en el baño esperando que Leah lo comprobara.
-La comida se enfriará.-Se quejó Bella.-¡Leah! ¡Sal ya! Solo eran 5 minutos y llevas casi media hora.
En eso mi teléfono comenzó a sonar.
-Lo único que faltaba.-Rodó los ojos Bella al ver la pantalla de mi teléfono. Era Emmett.
-Hola querido.
-Hola nena, ¿Todo bien?
-Sí. ¿Por qué lo preguntas?
-Porque te fuiste hace un rato y me dijiste que solo ibas a la farmacia...
Yo rodé los ojos.-Seguramente tu matón ya te informó que decidimos aprovechar y comer algo de paso.
-Es increíble. Conmigo no quisiste salir a cenar todo este tiempo y ahora te vas con tus amigas en la primera oportunidad.-Dijo decepcionado.
-Emmett...
-Olvídalo, ¿si?-Suspiró.-Que se diviertan.-Cortó la llamada.
Al parecer se había molestado por esto. ¡Ugh! En fin, ahora lo importante era apoyar a Leah, luego lidiaría con él.
-¿Todo bien ahí adentro, querida?-Llamé a Leah a través de la puerta.
Segundos más tarde abrió.-¡Carajo!-Dijo en shock mientras Bella y yo la veíamos expectantes.-¡Seré una jodida mamá!-Chilló aterrada mostrándonos los resultados de la prueba casera.
-Awww.-Chillé emocionada y la abracé.
Bella también se unió a nuestro abrazo. La verdad, la situación era bastante chistosa. Mi amiga acababa de enterarse que iba a ser mamá en el baño de un mexicano en plena pandemia del COVID y con sus dos mejores amigas. Reí interiormente. Esto se lo contaríamos a su hijo o hija cuando fuera mayor.
-¡No me lo puedo creer!-dijo completamente en shock.-Es que…¡Un hijo! ¡Por el amor de Dios!-exclamó. Definitivamente sería una aventura.
-Oye Leah.-Bella habló.-Me encanta la idea de ser tía de nuevo pero…¿podemos comer ya?-dijo con un puchero haciéndonos reír. Mis amigas eran un caso.
-¡Claro! Créeme si te digo que yo también me muero de hambre.-dijo la morena sonriendo mientras miraba la prueba con una sonrisa embobada. Sam se iba a morir cuando le contara. Me encantaría poder presenciar ese momento.
La que más había disfrutado de la comida había sido Leah sin duda, prácticamente había arrasado con todos los tacos.
-¡Vaya apetito que te cargabas, Leah!-Comentó Bella sorprendida.-Por poco y me dejas sin mi sopa de tortilla.
-¿Qué quieres?-La vio mal.-Ahora estoy comiendo por dos.-Se defendió.-Lo malo es que en esta mesa no hay alcohol.-Bufó.
-Lo hacemos por ti.-Le dije divertida.
-Lo sé.-Suspiró.-Es la primera vez que vengo a uno de estos sitios y me voy sin tomarme un tequilita.-Puso un puchero haciéndonos reír.
Seguimos charlando por un rato más hasta que pedimos la cuenta. No dudé en dejarle una buena propina al chico que nos había atendido.
-Que generosa, rubia.
-¿Acaso, no les pareció tierno el camarero que nos atendió?
-¿Ah?-dijo Leah confundida mirándome.-¿Te parece tierno y le dejas 100 dólares de propina? ¿Por qué no me los das a mi?-alzó las cejas divertida batiendo las pestañas enérgicamente hacia mi. Yo bufé y Bella río sin poder evitarlo.
-Oh venga. No es para tanto ¿si?-bufe restándole importancia.-Podría ser tu hermano.-dije mirando a Leah. Ella asintió divertida.
-Bueno.-Bella asintió.-Esperemos que no se entere Emmett o puede que este chico pase a mejor vida.-dijo rodando los ojos.
-¡Bella!-exclamé horrorizada.-¡¿Pero qué dices?!
-No subestimes los celos de tu hombre, rubia.-dijo sin más. Y tras eso volvimos a casa.
Los chicos estaban esperándonos en la estancia, Edward con una mirada curiosa, Sam con un semblante preocupado y Emmett lucía algo molesto.
-¿Nos trajeron algo de comida?-Ese fue Edward.
-Las tres andan sospechosas.-Apuntó Emmett.
Bella rodó los ojos.-¿Qué tiene de raro ir a cenar con tus amigas?
-Dijeron que solo iban a la farmacia.-Insistió Emmett.-¡Están ocultando algo!
-Ya, Emmett relájate. ¡¿Acaso tengo prohibido salir con mis amigas sin avisarte?!-Chillé indignada.
-No pero pudiste decírmelo.
-Oh cállate.
-Sabes que no me gusta que me mientas.
-Leah, ¿Estás bien?-Ese fue Sam preocupado acercándose a Leah.
El resto de ojos curiosos se tornaron en su dirección. Era curioso verla así. Ella que era tan lanzada e impertinente en ocasiones estaba completamente en silencio.
-¿Nena?-Sam insistió de nuevo. Ella suspiró mordiéndose el labio.
-Creo que deberíamos dejarles espacio.-dijo Bella divertida tirando de Edward que se quejaba molesto. Era todo un chismoso. Emmett no se quejó, simplemente se acercó a la cocina y cerró la puerta para poder escuchar bien. Yo rodé los ojos.
-Eres un chismoso.-susurré molesta.
-¡Shhhhhh!-chistaron los tres. En ese momento Edward abrió un poco la puerta para poder ver. Y ahora cada quien había asomado un poco la cabeza por la abertura. Yo rodé los ojos.
-Se lo está diciendo, se lo está diciendo.-Canturreó Bella.
-¡¿Decirle qué?!-Susurro Emmett impaciente.
-¡Se lo dijo!-Chilló Bella por lo bajo mientras se levantaba y de paso golpeaba a Edward y éste a Emmett con la cabeza. Yo no pude contener mi risa.
-¡No es gracioso!-Se quejó Emmett.
-¿Qué fue lo que le dijo?-Preguntó curioso Edward.
-Ya lo sabréis.-dijo Bella sonriendo con suficiencia. Emmett bufó molesto y se acercó a mi rimándome por la cintura.
-¿Nena?-susurró en mi oído.-¿Qué es lo que pasa?
Cuando estaba apunto de decírselo escuchamos un llanto en dirección a la sala. Bella y yo nos miramos alarmadas al reconocer a nuestra amiga. Estábamos desconcertadas, ¡¿Qué cojones pasaba?!
-¿Leah está embarazada?-dijo Edward boquiabierto.
-¡Vaya!-dijo Emmett sorprendido viendo en dirección a la sala. Leah estaba llorando desconsolada mientras Sam trataba de calmarla. Necesitaba saber qué había salido mal-Rose.-Me detuvo Emmett tomando mi brazo y yo volví a verlo.-Y tú... ¿Cuándo me permitirás poner un bebé en tu vientre?-Acarició mi rostro poniendo su mejor puchero.
-Emmett...
-Oh vamos, nena. Al menos déjame darte cariño esta noche.-Guiñó. Y ahí estaba su modo galán activado mientras sus manos se desplazaban más abajo de mi cintura.
-¡Emmett!-Chillé deteniéndolo.-Nuestros amigos nos necesitan.-Le recordé y él suspiró pesadamente y me dejó ir a regañadientes.
Sin más fui a la sala con Bella, Edward y Emmett venían detrás.
Todo era muy contradictorio. Se suponía que Sam era comprensivo, un buen hombre. ¿Entonces? ¿Por qué coño mi amiga estaba llorando?
-Oye preciosa.-Bella fue la primera en decirle algo. Mientras tanto ella seguía sumida en su llanto.
-No sé cómo calmarla.-dijo Sam estresado cuando Bella se llevó a Leah a la cocina a tomar un poco de agua.
-¡¿Qué le has dicho?!-dije mirándolo molesta.
-Nada.-dijo exasperado.-No me mires así.-apuntó.-No me ha dado tiempo. Nada más contarlo ha roto a llorar.-explicó nervioso.
Lo vi mal y salí de ahí en busca de mis amigas. Leah ya se veía más tranquila. Estaba jugando nerviosa con el vaso vacío.
-Leah.-Pasé un brazo sobre sus hombros.-¿Qué fue lo que pasó?
-No sé. Sam se quedó mudo, su silencio me asusta. No me dijo nada es obvio que no lo quiere.
-¿No habrás tenido un subidón de hormonas?-Preguntó Bella.-Además, tú siempre eres una dramática. Seguramente, ni dejaste hablar al pobre hombre.-Rodó los ojos.
Y yo volví a ver a Leah esperando que dijera algo.
-Tienes razón.-bufó agobiada.-Me daba tanto miedo que reconociera que no quería al bebé…-suspiró mordiéndose el labio.-Que ni siquiera dejé que hablara.
-Lo sabía.-dijo Bella divertida.-Lo dejaste preocupado al pobre ¿sabes?
-¡Ay no!-dijo asustada poniéndose las manos en la cara.
-¡Oh venga Bella!-la mire enfadada.-No le digas eso.
-Entonces, ¡¿Qué hago, qué hago?!
-Relájate y respira, ¿Si?-Le dije tomando sus manos. Dios, Leah parecía al borde del colapso. Sin embargo, poco a poco fue recobrando la compostura.
-Creo que iré por Samuel.-Dijo Bella pero eso no fue necesario porque Sam ya estaba entrando a la cocina.
-Leah, cariño. ¿Podemos hablar?-Se acercó a ella con cuidado. Ella lo miró avergonzada y yo no pude evitar sonreír por lo bajo. Eran adorables. Mi amiga simplemente asintió.
-¿Te ha comido la lengua el gato, Leah?-Emmett dijo divertido. Bella y yo lo miramos mal.
-Iremos a la sala un momento ¿de acuerdo?-dije mirando a los tres pares de ojos impacientados. Cerraron la puerta pero sé escuchaba todo.
-Esto es una intimidad ficticia rubia.-dije divertida.-Podremos saber qué pasa igualmente.-me di de hombros y me puse a ver. Sam tenía las manos de la morena entre las suyas.
-Te quiero Leah.-dijo suspirando.-Nunca he dejado de hacerlo y sé que esto no estaba planeado por nosotros.-sonrió.-Pero tal vez el destino se lo tuviera guardado bajo la manga.-le guiñó.-Todo va a ir bien. Estoy contigo ¿de acuerdo?
Era tan tierna la escena. Sam estaba tan seguro de sí mismo, tan tranquilo. Mientras que Leah se veía totalmente indefensa. Se habían cambiado los papeles estos dos.
Y sin más, Sam se inclinó un poco y fue a besar a Leah con ternura.
-Awww.-Me emocioné al verlos. No pude evitarlo y me acerqué a felicitarlos cuando se separaron. Bella, Edward y Emmett también fueron a abrazarlos.
-Chicos, es hora de regresar a casa.-Sam volvió a ver emocionado a mi amiga.-Leah tiene que descansar después de todas estas emociones y yo también.-Rió.-Que disfruten del viaje.
Emmett pov
La verdad es que la vida de nuestros amigos estaba dando un giro de 360 grados. ¡Bella y Edward se habían casado! ¡Demonios! Ni siquiera parecía algo que ellos fueran a hacer pero ahí estaban, casados. Por su puesto a su manera. Reí divertido. ¿Y qué decir de Sam? ¡Iba a ser padre por segunda vez! ¡Y con Leah! La historia de esos dos era digna de las películas románticas que le encantan a Rose.
-¿En que piensas?-preguntó Rose sonriendo.
Habían pasado unos días y ella ya estaba mucho mejor. Comía, estaba algo más feliz y estaba más cercana conmigo. Había pasado la parte más dura de su luto gracias a toda esta locura de nuestros amigos y yo se lo agradecía tantísimo. Había estado comunicándose con sus padres y Jasper y Alice habían traído a su pequeña a casa, así que Rose pudo disfrutar de su sobrina. En unos días nos íbamos a ir a Miami con Ed&Bella y ella ya estaba organizándolo todo.
-En que estás radiante, amor.-sonreí coqueto. Porque si, aún no me había dejado tocarla… sentía que nuestros amigos avanzaban en sus relaciones. Pero nosotros seguíamos igual.
Ella sonrió y volvió a verme con cariño momento que aproveché para inclinarme y besar su mejilla.
Sin embargo, ella me tomó del cuello y me besó de verdad. Hace mucho que no hacía eso. Tal vez ahora tenía algo más de suerte así que poco a poco fui bajando mis manos por su magnífico cuerpo y todo iba bien hasta que la peluza enana de Alfie empezó a ladrar y entrometerse entre nosotros haciendo que nos separáramos.
-¡Alfie, enano!-Me quejé por haber interrumpido el momento porque ahora Rose lo estaba cargando y mimando entre sus brazos.
-Awwwww.-sonrió enamorada.-Eres un pequeño celoso tú, Alfie.-acarició su cabecita mientras este le daba besos. Yo rodé los ojos. De verdad que el universo no quería que volviera a hacerle el amor a mi mujer. El perro miró en mi dirección y me dio un lametón en la mejilla. Rose no pudo contener su carcajada.
-Yo también te quiero, enano.-dije irónico haciendo que mi chica riera encantada.
-Papá te quiere mucho.-dijo dejándolo encima de un sillón, él dio varias vueltas y se quedó tumbado. Yo mire a Rose expectante, por supuesto que quería continuar en lo que estábamos. Pero no sabía si ella estaría receptiva de nuevo.
-Emmm.-Tomó mi mano.-¿Y si preparas palomitas y vemos una película?-Pidió y yo suspiré.
-Está bien.-Dejé un beso en su frente antes de marcharme resignado a la cocina. Por lo visto, mi racha seguiría igual de mala.
Cuando regresé ella ya había puesto la película. Era una de época. Sin duda, sería una velada larga y aburrida para mí. Pero no me quedaba otra opción que acompañarla.
-¿Emm?-Volvió a llamarme un momento después en tanto cogía unas palomitas del bowl.
-¿Sí?
Ella se mordió el labio.-¿Podría venir Jasper y su familia con nosotros?
Yo suspiré.-¿En serio? ¿Quieres que se nos unan ellos también?-Pregunté incrédulo.
-Ok lo tomaré como un no pero no te alteres.-Dejó de verme y dirigió su vista a la pantalla.
-¡Oh vamos nena!-Me quejé yo ahora tomando el mando y pausando la película para que me prestara atención.-No me malinterpretes pero este viaje en principio sería exclusivamente para nosotros dos. Lo de Edward y Bella...-Rodé los ojos y bufé.
-¿Te molesta que ellos nos acompañen?-Se cruzó de brazos.-Son nuestros amigos, Emm.
-No, no es eso.-Contesté de inmediato aunque en el fondo si que lo hacía.-A lo que me refiero, es que así no habrá privacidad y...
-¿Privacidad?-Exclamó irónica.-Dejamos de tener privacidad desde que tus gorilas nos siguen a todas partes, Emmett.
-Lo que quiero es disfrutar un encuentro íntimo contigo.-Exclamé frustrado.- ¡a solas!-Recalqué.
-Emmett...
-Dios... Todo este tiempo ¿Sabes lo difícil que ha sido para mí no poder tocarte ni acariciarte como yo quiero?-Dije impaciente. Ella no decía nada-¡Rose eres mi mujer, maldición!-Exclamé desesperado.-Dime, ¿Qué demonios tengo que hacer para que quieras follar conmigo otra vez? Porque al menos yo si muero por hacerlo.-Listo. Había sacado parte de mi frustración. Ahora esperaba ansioso su respuesta. Cruzando mentalmente los dedos para que por fin reaccionara.
Ella me miró fijamente. Se quedó callada durante unos segundos que se hicieron eternos. Yo no sabía que mierda pasaba por su cabeza. ¿Tal vez me había pasado con mi reacción? ¡Pero Dios! Es que de verdad que la echaba muchísimo de menos. Había estado demasiado tiempo sin nada de nada. ¡Solo quería estar con ella! Y mi mujer iba zombie por la vida, había decidido vivir su luto sola apartándome por completo.
-Emmett…-suspiró cansada mirándome.-Yo… no sé qué decir más que lo siento.-se dio de hombros.-Tal vez me he encerrado en mi misma pero también debes entenderme.-se acercó apoyando sus manos en mi pecho. Yo las tomé con cariño. Resignado dejé un beso en su frente. Luego ella se acomodó en mi pecho y seguimos viendo la película.
-¿Sigues enfadado?-Preguntó de repente.
Yo negué entonces ella volvió a verme.
-Si lo estás.-Señaló y yo rodé los ojos.
-¿Que quieres que te diga?
-La verdad.
-Estoy frustrado es todo.
Ella se mordió el labio y volvió a verme insegura.-Si quieres... No sé podríamos...
-¿Intentarlo?-Pregunté esperanzado.
-Iba a decir que bebiéramos algo de vino en la terraza, viendo las estrellas.
-Ok quieres que sea "romántico".
-Solo quiero disfrutar de tu compañía.
-Ok.-Se levantó del sofá dejándome solo mientras se dirigía a la terraza. Eso me había dejado aún más confundido. Entonces... ¿Tendríamos o no sexo? Decidí dejar ese dilema que rondaba en mi cabeza. Solo había una forma de averiguarlo. Así que rápidamente fui por las copas y la botella.
Estuve un rato tratando de entender que pasaba por su cabeza. Era uno de los muchos atractivos de Rose, su misticismo. Podías mirarla a los ojos y ver perfectamente lo que te estaba diciendo o podía ponerse un velo que ocultaba todos sus pensamientos. Tomé vino blanco, el favorito de mi mujer. Cogí las dos copas y salí a su encuentro. Era increíble como aun conseguía ponerme nervioso.
-Las estrellas están celosas ahora mismo.-dije en mi modo galán. Ella rio encantada y palmeó el asiento junto a ella. Había colocado un par de cojines y unas velas.-Las deslumbras con tu belleza, mi amor.-dije rellenando su copa mientras se lo susurraba en el oído.
Ella sonrió y dejé un beso muy cerca de sus labios.
Luego serví la mía y tomé su mano. Rose estaba contemplando el cielo mientras le daba pequeños sorbos a su copa. No podía dejar de observarla e intentar descifrar qué estaba tramando.
De repente ella se acomodó en mi pecho y la rodee con mi brazo.
-Te quiero, Emm.-Susurró Rose interrumpiendo el silencio que se había formado entre nosotros. Yo la miré encantado con su declaración, no dudé más y la besé con cariño.
-Eres preciosa.-le decía entre beso y beso. Suspirando.
Los besos iban tornándose cada vez más intensos. Suspiré colocando una mano en su cintura acercándola a mi. Me maldije interiormente. Ahora seguramente se alejaría de mí y se volvería a encerrar en si misma. Pero sorprendentemente eso no pasó. Colocó su mano sobre la mia agarrándola con fuerza y continuó profundizando los besos.
Yo no podía estar más feliz con eso. Era una buena señal. Así que decidí colocarme con cuidado poco a poco sobre ella. Sin embargo, fue ella quien tomó la iniciativa.
-Te quiero, Emm.-Repitió ahora mientras estaba sentada sobre mi regazo.
-¡Cielos, Rose!-Exclamé excitado cuando sentí que ella abrió la cremallera de mis pantalones.
-¿De verdad, quieres...?-Ella me besó de nuevo en respuesta.
-¿No es solo por el vino?-Quería asegurarme y no tener problemas luego.
-Oh Dios, Emmett.-Dijo impaciente.-No estoy borracha.-Se quejó indignada.-Estoy consciente de lo que quiero pero si tú no estás dispuesto.-Se levantó para marcharse.
No lo permitiría-¡No vas a huir ahora, nena!-Así que me puse de pie y la llevé en volandas hacia nuestra habitación. Ella rio divertida y se agarro a mi cuello.
-¡Emmett!-chilló encantada.-¡Gracias a Dios!-dijo como un suspiro.
-¿Qué has dicho?-dije incrédulo levantando una ceja.
-Nada.-dijo divertida.
-Rose…-insistí.-Venga… -Dejándola tumbada en la cama.
-¡Qué ya era hora de que te decidieras!-dijo.
Iba a decir algo pero ella me calló con un beso. Así que ahora impaciente empecé a quitarle la ropa mientras devoraba sus labios y recorría su increíble cuerpo con caricias cada vez más urgentes. Había pasado tanto tiempo ya que me estaba volviendo loco.
-Emm.-De repente cortó el beso.-¿Dónde hemos dejado a Alfie?
-No sé y no me importa.-Gruñí impaciente.
-¡Emmett!-Chilló molesta.-No podemos dejarlo en la terraza el pobre va a congelarse ahí afuera.-Me reprochó mientras intentaba quitarme de encima.
Pero yo no quería apartarme ni un milímetro de ella. Hasta que sentí estaban halando de mi pantalón y escuchamos unos ladridos. El enano se había colado en nuestra habitación.
Yo bufé molesto. De verdad que ese perro era una pesadilla. Parecía que solo quería separarme de Rose. Si quería ponerme celoso, lo conseguía. ¿Estaba loco por tener celos de un perro enano? Probablemente sí. ¡Pero demonios! Siempre se metía en medio de Rose y yo. Y en este momento no estaba para interrupciones.
-¡Alfie!-grité molesto sacudiendo mi pierna.-Ya está bien.-dije mirando hacia atrás fijamente. El cachorrito me miró cabizbajo y se sentó tranquilo junto a nosotros.
-¡Emmett!-dijo mi Rose molesta.-No le trates así, lo vas a traumatizar.
Yo suspiré fastidiado y me levanté y fui hacia donde el cachorro para llevarlo afuera de nuestra habitación. No iba a tolerar una nueva interrupción de su parte.
Apenas iba dando la vuelta para regresar donde mi Rose cuando el cachorro empezó a rascar la puerta y a aullar.
-Eres un grosero, Emmett. -Se quejó Rose levantándose de la cama y cogiendo una bata para ponérsela.
-¡¿Yo?! ¡¿Por qué?!-Chillé confundido.
-¿No ves que está llorando?-Dijo abriendo la puerta y cargando a la peluza que estaba hecha una bola afuera de nuestra habitación.
¡Esto tenía que ser una broma! ¡¿Mi mujer me estaba dejando aquí , así con todo y erección para consentir a un miserable perro?!
-¡Rose!-chillé quejándome como un niño pequeño. Sí, estaba siendo infantil. Pero no era justo que Rose no me prefiriera por encima del perro.
-¡¿Qué?!-dijo incrédula.-¿Y tú quieres ser padre?-dijo con los ojos abiertos como platos.
-¿Qué tiene que ver con eso?-dije molesto señalando al perro que me miraba cabizbajo.
-Pues que los niños interrumpen.-suspiró.-Y para tu molestia, lo hacen mucho querido.-dijo dándose la vuelta para ir a ponerle de comer a Alfie. Yo suspiré molesto tirándome en la cama. Ella no hablaría enserio ¿verdad? Yo sería un gran padre, estaba convencido de eso. Pero no podía compararme a un cachorro pesado con eso.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que ella regresó a la habitación. A todo esto el momento y la atmósfera se había esfumado. Ahora estaba indignado dolido por su insinuación que yo sería un mal padre.
-Emm.-Se acomodó a mi lado.-Ya dejé a Alfie en su camita. No volverá a interrumpirnos.-Dejó un beso en mi cuello.
Simplemente gruñí y me di la vuelta.
-¿Y ahora qué tienes?-Preguntó confundida mientras acariciaba mi espalda.
-Me lastimas, Rose.
-¿Qué...? ¿Por qué?
-No sé qué me molesta más... Tu preferencia por ese animal o el hecho que hayas insinuado que sería un pésimo padre.-Bufé sin volver a verla.
-¿Enserio?-dijo incrédula.-Querido tienes la autoestima por el suelo, de verdad.-dijo tajante. Yo la miré incrédulo con los ojos abiertos como platos. No podía creerme lo que estaba diciendo, de verdad que está mujer no paraba de sorprenderme.
-Eres increíble.-dije molesto.-Si querías arreglarlo, ese no era el camino.-suspiré molesto.
-Es que es verdad, Emmett.-suspiró molesta. ¿Ahora ella estaba molesta? ¡Demonios!
-¿Qué te pasa ahora?
-Nada.-dijo sin más.-Solo quiero tener un rato juntos ¿es tanto pedir?-suplicó con un puchero. Al ver que yo no decía nada simplemente se colocó sobre mí y desabrochó su bata, quedando completamente desnuda. Resistirme no era una opción y ella era consciente de eso. Sonrió complacida sabiendo que una vez más estaba sucumbiendo a sus encantos y que mi enfado ya era cosa del pasado. Al menos por ahora.
La besé con ganas y ella por supuesto me correspondió de la misma forma.
¡Hoooolaaaa! ¿Cómo están? Hace muuuuucho que no subía nada :/ lo siento! pero bueno, como dije la última vez... ya le queda muuuy poquito a esta historia, básicamente está lista y por un lado siento que necesito acabarla porque os lo debo... pero me da pena jahaah aún así, tenemos más para continuar escribiendo! Espero que les guste y espero sus comentarios! Un abrazooo :)
