Emmett pov
Habíamos pasado un par de días maravillosos. Disfrutándonos el uno al otro. De nuestra intimidad y de nuestros cuerpos. Podría vivir para amar a esta mujer eternamente. Sonreí interiormente y miré hacia el lado para admirarla una vez más. Dormía plácidamente. Acaricie su pelo. La pobre por fin había conseguido descansar .Y es que mi pobre Rose había pasado una mala noche, con mareos y vómitos. Me levanté con cuidado al ver que tenía una llamada perdida de Sam. ¿Tendría noticias del fallo de la compañía? Es cierto que Rose se había encargado de todo pero la fiscalía no estaba muy de acuerdo siendo ella mi esposa, por lo que Sam había cogido el caso de cara al ojo publico mientras que Rose estaba al tanto de todo en las sombras. Mi chica era increíble. Tomé unos joggers y salí al jardín para llamar a mi amigo y asegurarme si tenía alguna novedad. Alfie me siguió y se quedó jugando en el césped.
-Hola Sam, ¿Hay noticias?
Él dio un largo suspiro.-Tengo información muy sensible.
-¿Malas noticias?
-Ajá.-Hizo una pausa.-Royce está muerto.
-¡¿Bromeas?!-Bufé.-Esas son excelentes noticias.-Sonreí.-Por tu tono pensé que me contarías una tragedia.
-Emmett...-Intervino mi amigo.-Fue asesinado.-Me explicó.-Mientras estaba en prisión, recibió 30 puñaladas.
-Eso era lo mínimo que se merecía.-Mascullé sin importar sonar tan insensible pero la verdad era que su muerte me dejaba más tranquilo. Ya no molestaría más a mi Rose.
-Bueno Emmett.-Sam tosió algo incómodo.-Un asesinato nunca es una buena noticia.-dijo directamente.
-Pero…-fui a interrumpir.-Siento sonar frío.-me disculpé.-Pero entiende que sin ese sujeto en el mapa Rose estará mucho más segura.-expliqué.
-Lo sé, lo sé.-dijo restándole importancia.- Pero esto podría influir en el fallo. La fiscalía puede pedir que se investigue el suceso y parar la investigación.
-¿Tú crees?-pregunté fastidiado.-¿Es eso posible?
-Espero que no sea necesario. Aunque...
-¡¿Hay más?!-Pregunté alterado porque Sam me estaba poniendo nervioso.
-Hay rumores sobre Carlisle.
-¿El planeó asesinar al otro malnacido? -Rodé los ojos-La verdad no me sorprende. Él mató a su hijo.-Le recordé.
-Sí, tenía 30 años por eso Royce recibió ese número de puñaladas.
Bufé.-Mi tío terminó utilizando sus "conexiones" finalmente.-Recalqué haciendo alusión a la mafia.
-¿No tienes miedo que ahora se metan contigo?-Me preguntó preocupado mi amigo.
-No.-dije seguro.-Por eso he contratado a un gran equipo de seguridad.-expliqué.-Desde lo de la boda… me prometí que no iba a permitir que a Rose le pasase nada malo si yo podía evitarlo.-dije seguro pasando una de mis manos por mi cara.
-No estoy hablando de Rosalie, amigo.-dijo cortante.-Por supuesto que debe estar protegida pero… tú eres el principal obstáculo para que Carlisle no consiga lo que quiere… Ya no me sorprendería nada de él.
-Estamos bien, Sam.-sonreí. Se me hacía tierna su preocupación.-Ya viste.-me di de hombros mirando a mi alrededor.-La casa está blindada y no nos movemos sin vigilancia.-hice una pausa mirando las cámaras de la entrada.-Todo irá bien. Solo tenemos que esperar el maldito fallo de una vez…-dije exasperado.
De repente vi que Rose había salido tras de mi. Le sonreí al verla apoyada en el marco de la puerta. Andaba con unos leggins y una camiseta de pijama lencera que marcaba a la perfección la curvatura de sus pechos. Me miró somnolienta preguntándome con la mirada si era importante. Yo le sonreí.
-Te mantendré informado.-Aseguró y así que colgué y caminé hacia donde estaba ella.
La envolví en mis brazos.
-¿Cómo amaneciste, nena?-Dejé un beso en su frente.
-Mejor. ¿Ha ocurrido algo?-Preguntó con cautela.
-¿Segura que estás mejor?-Acaricié su rostro. A mí no me lo parecía. Estaba más pálida de lo usual.
Ella cerró los ojos y suspiró cansada.-Estoy bien, no insistas.-Pidió con un puchero.
-De acuerdo-Jugué con su cabello.
-Emm, ¿Qué ha sucedido?-Preguntó otra vez.
-Sam estaba dándome novedades del caso. Aún nada importante.
Ella entrecerró los ojos.-Si no fuese importante no estarían hablando tan temprano.
Yo sonreí y me agaché para besarla. Ella se hizo para atrás.-Está bien. No me cuentes.-Se soltó de mi agarre.- Puedo enterarme por mi cuenta. Se metió de nuevo a la casa y fue a la cocina.
Yo suspiré. No quería decirle nada sobre lo de Royce pero tampoco quería que se enfadara por no compartirle información. De repente salió con una taza de té en las manos.
Así que la seguí.-Nena, no te enfades, ¿Si?
Ella simplemente me ignoró y siguió caminando hasta la terraza. Me distraje un momento apreciando su belleza.
Ella volvió a verme alzando una ceja y yo suspiré rindiéndome.
-Está bien, voy a contarte.-Me senté frente a ella.
-Te escucho.-Le dio un sorbo a su bebida.
-Es sobre Royce.-Dije incómodo y vi como ella se sobresaltó al escuchar su nombre.
Tomé su delicada mano para transmitir tranquilidad.
-Está muerto.-Ella abrió los ojos como platos.
-¡¿Qué?! ¡¿Co... Cómo?-Preguntó asustada.-¿Qué... Qué dices?
-Fue asesinado. 30 puñaladas.-Solté de golpe y me mordí la lengua al darme cuenta que era demasiada información. Rose me miró horrorizada y de la impresión se le cayó la taza, haciendo que se quebrara, derramando el té sobre el piso.
-¡Rose!-me asusté al ver los pedazos de la taza en el suelo. Se había hecho añicos mientras ella seguía impasible en su posición.-Nena.-la tomé del brazo y nos senté en el sofá. De repente, uno de nuestros empleados del servicio llegó corriendo al piso para recoger el desastre.
-Disculpa.-llamé a una de las chicas que miraba la escena desde lejos. Ella me miró y se acercó.-¿Le traerías una nueva, por favor?-señalé la taza que estaba siendo recogida y ella asintió rápido antes de irse.
-¿Lo dices enserio?-Rose me miró. Su expresión era de terror.-Lo han asesinado.-No fue una pregunta. Solo asentí.
-¿Qué ocurre?-pase mi brazo por encima de sus hombros y la acerqué a mi pecho para besar su cabeza. Realmente se veía afectada.-Todo va a estar bien Rose.-susurre en su oído.-No tienes nada que temer, mi vida.
Apareció de nuevo la chica con otra taza de té, dejándola sobre la mesa y se marchó. Quedándonos solos de nuevo.
-¿Carlisle?-Preguntó de repente volviéndome a ver.
Simplemente asentí.-Más bien esos amigos que tiene. Él está en otra prisión.
Se mordió el labio y lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
-Shh, nena.-La arrullé entre mis brazos.-No llores. Por fin nos hemos librado de ese malnacido.
Ella negó con la cabeza.-Royce está muerto.-Susurró aún llorando-No puedo creerlo.
-No te sientas mal por él, nena. Se lo merecía.-Recalqué.
-Esto es demasiado Emm.-dijo de nuevo negando con su cabeza. Realmente le había afectado. No sabía si sentía pena por ese malnacido o si simplemente estaba asustada porque no sabía lo lejos que esto podía llegar.
-Nena…-suspiré arrullándola de nuevo contra mi pecho. Ella miró hacia arriba para encontrarse con mi mirada y sonrió acariciándome la cara. Yo sonreí y besé la palma de su mano.-Todo va a estar bien ¿si?-tomé la taza de té y se la ofrecí.-Anda bebe, te hará bien para ese estómago tuyo.-sonreí. Y es que aún andaba algo revuelta.
Ella dio un pequeño sorbo antes de mirarme de nuevo.-¿Crees que ha sido solo por vengar la muerte de su hijo?-preguntó haciendo una pausa.-¿O tiene otras intenciones con esto? ¿Sam te ha dicho algo más?
-Ya no te preocupes por eso, nena.-Besé su cabello.-Está claro que fue por lo de su hijo. Y no, eso es todo lo que contó Sam.
Ella me vio aún asustada queriendo indagar más pero no la dejé que siguiera con eso.
-Mejor, dime ¿Cómo sigues de tu panza?-Le cambié el tema.
Ella rodó los ojos y se separó de mí.-Otra vez con lo mismo.
-Rose.-Tomé su mano acercándola, haciendo que aterrizará en el sofá junto a mi de nuevo.
-¡Emmett!-Chilló-¡No hagas eso!-Se quejó pegándome en el pecho-Luego por tu culpa me dan mareos.
Rose andaba toda irritable.
Yo puse un puchero.-Es que si sigues malita no podremos navegar.-Suspiré.-Lástima... Con este clima tan agradable.-Chasquee. La verdad era que quería que desconectara por la noticia que acabábamos de recibir por parte de Sam. Y ese paseo en el yate podría ayudar.
La indecisión se veía reflejada en su rostro.
-Si no quieres no pasa nada nena.-sonreí acariciando su cara y colocando un mechón de pelo tras su oreja.
-Si quiero Emm.-puso un puchero tomando mis manos.-Es solo que…
-No quieres ponerte peor.-sonreí.-Lo sé.-la miré con devoción y dejé un beso en el dorso de su mano. Cerca de su alianza. Era mi mujer. Y cada día me sentía mas afortunado por eso.-Aunque me prometiste que si seguías malita llamaríamos a un médico y… aún no has mejorado.-me di de hombros divertido.
-No te prometí nada.-frunció el ceño cruzando sus brazos sobre su estómago.-Y además.-puntuó.-Estoy mejor. Solo necesito algo más de tiempo.
De nuevo se sentó en uno de los sillones de la estancia.-¿Cómo van tus negocios?-preguntó rápidamente para cambiar de tema.
-Estábamos por cerrar un acuerdo con Abu Dhabi pero... Quieren que lo hagamos personalmente en los Emiratos.-Rodé los ojos.
Ella alzó una ceja.-Aún no puedes salir.
-Lo sé.-Bufé.-Por eso el proceso se ha detenido.
-Bueno, no queda mucho para la resolución.-Se encogió de hombros.-Y no van a encontrarte nada ilícito.-Volvió a verme.-Solo es cuestión de tiempo que te levanten la sanción.
-En ese caso, me gustaría que me acompañaras, nena.
-¿Ah sí?-Me miró coqueta.-¿Por placer o por negocios?-Preguntó seductoramente.
-Ambas.-le sonreí coqueto acercándome a sus labios para besarla. Ella me recibió gustosa colocándose encima mío. Sonreí contra sus labios.
-¿Si?-preguntó divertida pasando sus manos por mis brazos y mi pecho.
-Mmmmmju.-asentí.-Siempre me gusta que me acompañes, eres una mujer tan inteligente y caliente nena.-dije mirándola admirado. Ella estaba encantada. Coloqué mis manos en su trasero y lo apreté con devoción.
-A ti tampoco se te da mal.-dijo divertida, yo alcé las cejas sorprendido.-No me malinterpretes.-se corrigió.-Es solo que has mejorado mucho, Emm. Te estás convirtiendo en un gran hombre de negocios.-susurró en mi oído poniéndome terriblemente caliente.-Y.-hizo una pausa.-Déjame decirte que eso es muy caliente, querido.
En respuesta fui a besar su cuello y a jugar con sus pechos.
-Emm.-Ronroneó.
-¿Hmmm?-continué con lo que estaba haciendo.
-Quiero que me folles.-Susurró en mi oreja poniéndome como una piedra.
-¿Aquí?-Pregunté aturdido.
Ella se mordió el labio y asintió.
Así que la tumbé sobre el sofá y me coloqué sobre ella. Rose se revolvía encantada bajo mi cuerpo mientras acariciaba mi espalda con desesperación bajando por mi trasero. Dios… no iba a aguantar mucho si esta mujer seguía así. Estaba muy cachonda y yo, encantado de complacerla.
-Nena…-suspiré mientras nos separábamos para tomar aire. Ella me miró confundida.-Te amo.-dije finalmente para disipar sus dudas.
Normalmente hubiera sido ella la que se hubiera negado en rotundo a follar en la terraza, pero en esta ocasión parecía darle igual. Cuando me introduje en ella, Rose soltó un suspiro que ahogó en mi hombro. ¡Dios! Esto me estaba poniendo terriblemente caliente. Estábamos follando. Ahí. En la terraza de nuestra mansión de Miami. Alguien podría escucharnos. Pero no podía importarnos menos. Seguí embistiéndola cada vez más rápido mientras la escuchaba gemir mi nombre tras experimentar un delicioso orgasmo.
-Voy a…-dije antes de correrme tras ella. ¡Dios! ¡Qué sensación tan placentera! Me encantaba la Rose recatada pero, madre mía, la Rose rebelde era una completa fantasía.
-Te amo, Rose.-Dejé un último beso en sus labios antes de hacerme a un lado.
-Eso fue...-Sonrió ella...-Maravilloso.-Me besó una vez más. Nos quedamos un rato abrazados mientras disfrutábamos de la increíble vista. Las olas chocaban unas con otras. Y la brisa marina era deliciosa.
En eso escuchamos un suave golpe en la puerta.
Ahí Rose pareció recordar que no estábamos solos. Yo reí al ver como ella se abrazaba a la sábana. Ella me vio mal y yo dejé un beso en su cabeza, estrechándola de nuevo contra mi cuerpo.
-¿Qué sucede?-Pregunté no muy dispuesto a levantarme y separarme de mi Rose.
-Sr. Cullen, es la señora Cullen.-Volví a ver a Rose y ella se encogió de hombros.-Es su madre, señor-Explicó una mujer del servicio desde el otro lado de la puerta. Se escuchaba nerviosa.
-¡Me comunicaré con ella más tarde!-Rodé los ojos. Tenía días de no hablar con ella pero la verdad es que la estaba pasando a gusto con mi mujer aquí, lejos de todo y todos.
-Pero señor...
-¡Esto es una tontería, yo puedo ver a mi hijo cuando yo quiera!-Esto debía ser una broma. Seguramente estaba alucinando. No podía estar ella aquí, ¿O si?
-¡¿Pero qué demonios...?!-Me enfadé al escuchar que de repente se abrió la puerta de golpe.
-¡¿Qué son esos modales jovencito?!-Y mi peor pesadilla se hizo realidad. Ella no conocía los limites-¡¿No piensas darle la bienvenida a tu madre?!
-¡¿Mamá?! ¿Por qué...? ¿Qué estás haciendo aquí?
-¡¿Esme?!-Chilló asustada Rose sin dar crédito de lo que estaba viendo.
La mujer del servicio simplemente salió huyendo de ahí al sentir toda la incomodidad que había generado la repentina llegada de mi progenitora. Había roto por completo nuestra privacidad.
Rose pov
¡Increíble! ¡Simplemente increíble! ¡De verdad que la madre de Emmett no conocía límites! Después de su aparición comenzó a increparle a Emmett por que no se había comunicado con él. Mientras él trataba de calmarla, sin éxito ninguno, debo decir, yo cogí la sábana destapando a Emmett por completo para meterme dentro de la casa e ir a la habitación.
-¡Rose!-Emmett se quejó molesto. Si no estuviéramos en la situación actual, con el numerito de su madre, me habría reído. No escuche nada más. Me fui a mi habitación a darme una ducha y a encerrarme durante un rato. Tal vez así Emmett conseguía convencer a su madre, o al menos, calmarla.
Mientras me disponía a arreglar mi cabello, me entraron unas ganas horribles de vomitar. No me quedó más remedio que sacar lo que había en mi estómago. Momentos después me sentí más aliviada. Gracias al cielo, Emmett aún se encontraba entretenido discutiendo con su madre y no lo tenía encima insistiendo en que tenía que ver al médico. Me lavé la boca y volví a verme al espejo. Dios. Estaba muy pálida. No quería pensar en la causa de todo el malestar repentino que sentía.
Y no. No era la terrible noticia sobre Royce. Era algo más y temía confirmarlo. Tenía miedo que mi sospecha resultara ser verdadera. No estaba preparada.
En eso, escuché que tocaban la puerta.
-Nena...-Era Emmett.-Mamá quiere que desayunemos.-Yo rodé los ojos.
-No tengo hambre, Emm.-dije desde donde me encontraba girando un poco la cabeza para mirar a la puerta donde mi marido me esperaba detrás.
Y es que era verdad. Mi estómago estaba hecho un lío. Estaba muy revuelto y, el solo hecho de pensar en comer, me daba escalofríos.
-Nena…-Emmett suspiró al otro lado de la puerta.-Tiene que comer algo. Trata con algo suave.-hizo una pausa.-¿No te apetece un pan con pavo y aguacate? Eso te encanta.-dijo divertido. Lo sentí apoyarse al otro lado. La verdad que algo de razón si tenía. No podía pasarme toda la vida sin meterme nada en el estómago. Aunque tal vez podría comprar algo de suero en la farmacia. Porque si mis sospechas se cumplían, esto iba para largo.
-Está bien.-dije sin más abriendo la puerta para salir.
-¿Cómo estás, nena?-Tomó mi rostro entre sus manos.
-Fatal, Emmett.-Volví a verlo hacia arriba.-¡Tu madre por poco nos encuentra en el acto! -Me deshice de su agarre y fui a buscar que ponerme. Me decidí por un vestido fresco.
Emmett me volvió a ver apenado.-Lo siento, nena. No debió pasar eso.-Se rascó la nuca y se encogió de hombros.-Pero ya sabes como es ella...-Trató de excusarla y yo lo interrumpí.
-¡Por Dios, Emmett! Somos una pareja casada que está tratando de hacer su vida. ¡No puede entrometerse siempre!
-Sí, nena tienes razón.-Respondió con la cabeza gacha.
-Imagínate cuando tengamos hijos.-Rodé los ojos.-No parará de intervenir en cómo los criamos. Estoy segura.
-Nena.-la mirada de Emmett cambió y comenzó a brillar de la emoción.
-¡Es inaceptable, Emmett!-sentencié. Quería dejárselo claro. Él ya había dejado el tema atrás. Otra cosa rondaba su cabeza. Esa cosa que yo tenía que aclarar conmigo misma. Suspiré interiormente.
-Nena.-repitió de nuevo.-¿Has dicho "cuando tengamos hijos"?-su mirada brilló con ilusión y a mi se me encogió el corazón.-Acaso quieres…
-El caso es que no voy a permitir que aceptes ese tipo de actitudes de tu madre, Emmett.-dije de nuevo. No había respondido a su pregunta. Y seguramente, él no iba a dejarlo pasar.
-No me has contestado.-sonrió y esos hoyuelos me derritieron por dentro.
-¿Me has preguntado algo?-dije divertida haciéndome la sueca. El rio tomando mis manos y dejando un beso en el dorso de ambas.
-Si…-dijo intentando retomarlo.-Te preguntaba si quieres intentar tener una familia juntos.-sonrió colocando su mano en mi vientre. Yo me removí algo nerviosa.
-Emmett...-Tomé su mano.-Eso será inevitable tarde o temprano. -Él iba a decir algo más pero yo me adelanté.-Bajemos antes de que tu madre decida subir a nuestra habitación.-Rodé los ojos.
Él sonrió y bajó en busca de mis labios para dejar un dulce beso.-De acuerdo.-Me ofreció su brazo y juntos llegamos al comedor.
Esme nos estaba esperando sonriendo.
-¿Cómo estás Esme?-La saludé con amabilidad pese a su comportamiento anterior.
-Estoy muy feliz de verlos.-Su sonrisa se ensanchó.
El desayuno empezó tranquilo, intenté disimular un poco mi falta de apetito pero al parecer no lo conseguí. Por supuesto, eso no pasaría desapercibido por mi suegra. De vez en cuando sentía su penetrante mirada sobre mí.
-Rosalie, tengo algo que confesarte.-Dijo de repente mientras cogía mi mano, tomándome completamente por sorpresa.
-¿Qué ocurre?-Pregunté con cautela, Emmett nos veía atentamente.
-Hace unos días tuve un sueño extraño.-Yo alcé las cejas. Sin saber hacia donde iba todo este asunto.-Y pues, luego de consultarlo con mi guía espiritual...
-Mamá...-La interrumpió Emmett.-¿Otra vez estás viendo a esos charlatanes?
-¡Emmett, hijo no me interrumpas!-Lo regañó.
-Mamá.-Gruñó molesto.-¿Cuántas veces te he dicho que solo buscan estafarte?
Esme ignoró a su hijo y continuó:-Estás embarazada.-Afirmó y yo me atraganté con el zumo de naranja que estaba tomando.
-¡Mamá!-Emmett la miró molesto.-¿Por qué crees en esas cosas?-dijo incrédulo.-Estoy seguro de que si te dicen que la Tierra es plana les creerías.-bufó y su mirada se dirigió a mi.-¿Estás bien?-Solo asentí dejando el vaso en la mesa y tomando una servilleta para limpiarme mientras respiraba para tratar de tranquilizarme. ¡¿Acaso mi suegra era una especie de bruja?! Y lo peor. En el buen sentido de la palabra. Y si… ¿tenía razón?
-Nena…-Emmett captó de nuevo mi atención. Yo lo miré.-Te fuiste.-me sonrió de manera tierna.-¿Todo bien?-Yo asentí.
-¿Ves?-insistió Esme feliz.-Está distraída, tiene poco apetito, anda mareada y tiene vómitos.-anotó todos mis síntomas. Yo palidecí interiormente esperando que Emmett no se pusiera en plan intenso.-¡Seré abuela!-aplaudió.
-No, Esme.-Aclaré mi garganta.-Te equivocas.-Contesté nerviosa.
-Mira Rosalie, puedo apostar lo que sea a que pronto me darás un nieto.-Sonrió con seguridad.
-Mamá, ¿podrías dejarnos solos, por favor?
-Claro. -Se levantó de su silla feliz repitiendo que sería abuela.
-¿Acaso mi madre tiene razón? ¿Estás esperando un hijo mío?
-Emmett, tú mismo has dicho que tu madre tiene creencias bastantes cuestionables.-Dije tranquila.
-Rose.-Tomó mi mano.-Por favor, necesito saber si eso es cierto.
-Emmett, no me presiones.-Pedí.-Bastante tengo con soportar a tu madre. No te pongas tú también en plan intenso. Te lo ruego.
-No me gusta que me ocultes cosas y lo sabes.-Dijo serio.-Mira que la última vez, en el hospital, las cosas no salieron bien...-Recordó con impotencia, haciéndome tragar.
-Emmett.-le miré seria, manteniendo su mirada. Azul contra azul. Alguien podría haber hecho una absurda metáfora con el mar y la profundidad de nuestras miradas. Pero yo no estaba de humor. Suspiré y agarré sus manos.-Lo sé, sé todo lo que pasó en el hospital. Lo viví ¿recuerdas?-el asintió quedito esperando mi respuesta.
-Pero…-Emmett iba a insistir. De verdad que sus 34 años no parecían reales. Ahora era un niño inquieto y nervioso expectante por conocer mi respuesta.
-Shhh.-yo coloqué mi dedo sobre sus labios y él aprovecho para dejar un beso en él haciéndome sonreír tontamente.-Quiero que te quedes tranquilo ¿si?-espere a que asintiera. Después, continué.-Si tuviera alguna sospecha, lo sabrías.-Mentira. Las tenía, claro que las tenía. Pero quería resolverlo y confirmarlo por mi misma antes. No era tan malo eso ¿no?
Suspiró rindiéndose.-Ok. Confío en ti.-Acarició mi rostro en tanto se inclinaba para besarme.
Sin más regresamos a comer. Esme seguía viéndome con ese brillo de felicidad en su mirada, haciéndome sentir incómoda.
Luego del desayuno decidí evitar a mi suegra en la medida de lo posible.
Me fui al jardín a plantar algunas flores que Emmett había comprado para mí. Sabía que era uno de mis pasatiempos favoritos. Así que le agradecía mucho ese detalle.
Alfie me acompañó y se quedó echado en la sombra.
De repente Esme se unió a lo que estaba haciendo.
-No tienes que tener miedo, Rosalie.-Me pasó una maceta nueva.
-¿Miedo? No sé a qué te refieres.
-Es normal que te sientas así al principio, pero Emmett y yo te apoyaremos mucho.-Puso su mano sobre mi hombro-Es maravilloso ser madre.
-Tanto Emmett como tú me lo dicen a menudo.-Ella sonrió divertida.
-Además, a tus padres les hará mucha ilusión.
-Eso es algo que ellos dicen a menudo.-repetí la misma frase. Esme sonrió de nuevo divertida mientras aplanaba la tierra con las manos.
-Te lo dicen porque ser abuelos es una gran alegría.-sonrió de nuevo mirándome.-Muchas de mis amigas ya tienen nietos.-se dio de hombros cuando la miré extrañada.-Y veo lo felices que son con ellos.
De un momento a otro, Emmett apareció por la estancia. Acababa de hacer deporte, andaba sin camiseta dejando su torso completamente a la vista. Este hombre era un completo espectáculo. Y yo estaba muy cachonda últimamente. ¿Sería eso otro síntoma también? Sacudí mi cabeza y seguí con mis plantas hasta que escuché que Emmett se había tirado a la piscina. Decidí subir mi mirada de nuevo para verlo. Después de una jornada intensa de deporte solía darse un chapuzón en la piscina para descargar y refrescarse.
-Además…-Esme continuó con la conversación mientras me miraba viendo a su hijo embobada.-A Emmett lo harías muy feliz. Siempre ha soñado con tener una familia.-dijo sonriendo orgullosa y yo la volví a ver mientras alzaba una ceja.-Ay Rosalie, es que mi hijo ahora ya no es el mismo de antes. -Agregó.
-¿Y cómo era?-Quería conocer la opinión de su madre sobre la alocada vida de mi marido.
Se aclaró la garganta antes de contestar:-No tengo qué entrar en detalles sobre su vida antes de conocerte.
-Ya veo.-Alcé las cejas.
-Supongo que eso ya lo han hablado y no me corresponde a mí hacerlo.-
-Seguro.-Terminé de acomodar las plantas.-Un día tuve la desdicha de conocer a una de sus antiguas amantes, ¿sabes?-Ella me volvió a ver escandalizada.
-¡¿Cómo?!
-Pero no te preocupes, él también ha conocido gente de mi pasado.-le resté importancia encogiéndome de hombros.
-¡¿Lo dices enserio?!-dijo realmente sorprendida. Mi suegra era muy cómica con estos temas. Era muy tradicional por lo que había conversaciones que la incomodaban.
-Aja.-sonreí divertida.-Ambos hemos conocidos personas de nuestro pasado.-me di de hombros.-Y está todo bien. Ambos somos adultos y hemos tenido un pasado.
-Algo me dice que mi hijo lo lleva peor que tú eso que cuentas.-sonrió mientras se acomodaba mejor en el césped.
-Emmett es bastante intenso en general.-dije sin más dándome de hombros.
-Rosalie.-sonrió divertida.-Sé como es mi hijo. Nunca le ha gustado compartir nada.-aclaró pasándome otra maceta.
-¿Siempre ha sido así?
-Es que salió igual a su papá.-Dijo con algo de nostalgia.
-¿Ah sí?-Yo no recordaba cómo era él. Apenas tenía una vaga imagen cuando nuestras familias vacacionaban juntas.
-Sí, tenía un carácter fuerte pero me terminé acostumbrando.-Le restó importancia y yo me sentí un poco mal por mi suegra.-Y tú también lo harás.-Aseguró.
-Oh eso no será necesario.
-¡¿Cómo?!-Preguntó de nuevo escandalizada.-No puedes rendirte tan rápido.
-No me estoy rindiendo. De hecho, yo fui la que insistí con lo de la terapia.
-¡¿Terapia?!-Chilló escandalizada.-¡¿Por qué?! ¡Mi hijo no necesita eso!-Ahora estaba indignada.-¡Yo lo he criado bien!-Exclamó molesta.
-No estoy diciendo lo contrario, Esme.-dije calmada.-Emmett tiene ciertas actitudes que debe pulir un poco.-hice un gesto con la mano para restarle importancia.
-Pero…-ella se veía realmente preocupada.
-No tiene nada que ver contigo.-O tal vez si. Pero para que no le diera un ataque decidí dejarlo estar.
-¿Entonces?-dijo algo molesta.
-Son ciertas cosas a las que yo no voy "a acostumbrarme"-dije sutilmente. Utilizando la misma expresión que ella había usado.
-¿De qué habláis?-Emmett apareció sonriendo mientras se secaba. Le dio un beso a su madre en la mejilla y luego se acercó cariñoso dejando un beso en el tope de mi cabeza.
-¡¿Qué es eso de que vas a terapia, Emmett Cullen?!-dijo su madre molesta.
Emmett abrió los ojos como platos y volvió a verme. No sabía que el tema de la salud mental era algo muy bochornoso para los Cullen. Yo me quité los guantes y decidí dejarles su espacio de madre e hijo.
-¡¿Vas a quejarte con una persona sobre la crianza que te dio tu madre?!-¡Por Dios Esme era muy dramática! Hacía que todo girará en torno a ella.
-Mamá es sobre Rose.
No pude evitar regresar.-¿Disculpa?-Volví a verlo cruzándome de brazos. -¿Te quejas sobre mí en tus sesiones a solas?
-No quise decir eso. O sea acepté lo de la terapia por ti.
Yo entrecerré los ojos sin creerle.-Bueno da igual.-Bufó.-Tú te quejabas de mi conducta todo el tiempo, ¿o ya se te olvidó?-¡Increíble! ¿Ahora el ofendido era él?
-¿O sea que van juntos a eso?-Mi suegra aún seguía sin procesarlo ni mucho menos aceptarlo.
-Fuimos.-Respondí.
-Rosalie, ¿Y por qué mandas solo a Emmett a eso?
-Mamá...-Intentó detener esa tonta discusión que estaba por desencadenarse.
-A lo mejor mi hijo no sea el del problema sino tú.-Soltó venenosamente
-¿Yo?-Pregunté incrédula al escuchar esa acusación en mi contra.
Ella asintió-Claro, al fin y al cabo, tú eres la que consume esas sustancias raras con tus amigas.
-¿En serio? ¿Vas a sacarme eso? ¡No tiene nada que ver!
-Mi hijo no hace esas cosas. Ni cuando estaba más joven.
-¡Ya basta, mamá!-Dijo molesto Emmett.
-¿Quieres saber por qué tú hijo está yendo a terapia?
-Rose...-Advirtió Emmett pero poco me importo porque mi suegra me estaba tachando ahora de drogadicta y todo por un miserable porro que había compartido con las chicas en la terraza aquella vez.
-Porque tú lo estás obligando.-Frunció el ceño ella.
Yo suspiré.-A ver... Emmett tiene un carácter bastante impulsivo y algunas veces suele malinterpretar las cosas cuando me relaciono con otros hombres.
Esme volvió a ver a su hijo quién lucía un poco incómodo con todo esto.
-A lo mejor tú le das motivos para que se sienta así.-Lo defendió.
-Y aquí es donde insinúas que soy una mujerzuela.-Exclamé sintiendo indignación y sin más me di media vuelta para marcharme de ahí.
¡Suficiente! Ya habíamos tenido esta discusión antes cuando dejé solo a Emmett luego de que le diesen el alta del hospital mientras me reunía con un cliente. No iba a pasar por eso de nuevo.
Emmett pov
Rose se levantó indignada y se fue entrando al interior de la casa. Yo bufé y miré a mi madre algo molesto.
-¿Qué?-dijo molesta mirándome mientras alzaba una ceja.
-Mamá…-suspiré sentándome junto a ella.-No puedes juzgar a Rose a cada rato que tienes oportunidad.-dije simplemente.
-¡Lo que me faltaba escuchar!-dijo indignada.-Yo lo único que estoy haciendo es protegerte e interceder por ti ante tu esposa.-dijo molesta.-¡Y tú encima te quejas! ¡Hijo de verdad que no te entiendo!
-Mamá.-suspiré tomando su mano con cariño.-Yo entiendo que tú te preocupes, yo te lo agradezco.-sonreí.-Pero hay cosas que tenemos que solucionar Rose y yo.-ella iba a responder.-Solos.-sentencié y mi madre bufó molesta.
-Yo sólo quiero lo mejor para ti, Emmett.-suspiró.-Y no creo que lo mejor sea que tú mujer te mande a terapia porque "no soporta ciertas de tus actitudes"-bufó indignada tomando un sorbo de su café.-¡Ella tiene que amarte tal y como eres!
-Mamá...-Yo rodé los ojos.-Rose me ama y yo la amo a ella mucho. Y pues aquí como me ves, he mejorado en algunas cosas.-Sonreí orgulloso.
-Lo único que le reconozco es que te haya hecho entrar en razón para que estés al frente de la compañía. Eso y lo de la universidad, que honestamente nunca me lo imaginé.-Volvió a verme.-Siempre le huiste a los estudios.
Yo reí.-Sí, he sido un flojo la mayor parte de mi vida pero no puedo quedarme así para siempre. Más aún si estoy casado con una mujer como ella. Tengo que estar a la altura, ¿no crees?-Sonreí.
-¿Te hace sentir inferior?-Preguntó indignada.
Yo sonreí divertido-No, no es eso.-Suspiré.-Es solo que, ella me inspira a ser un mejor hombre.-Ella se quedó sin decir nada.-Bueno, creo que debes disculparte con la mujer de mi vida.-Dije mientras me ponía de pie. -No quiero más tensión entre ambas.-Dejé sola a mi madre y me dirigí hacia el interior de la casa.
Antes de ir a buscar a Rose, fui a la cocina a tomar algo de agua y, ¿por qué no? A comer algo. Acababa de hacer unas duras sesiones de ejercicio y mi estómago rugía desesperado. Tomé un poco de pan y me hice un sándwich con varias cosas que encontré en la nevera. Le di un bocado y bebí agua. Suspiré mentalmente. Eso estaba mejor.
Tomé el sándwich y fui a buscar a mi mujer. Seguro andaría recolocando su energía positiva. Sonríe. ¡No me extrañaba! ¡Santa paciencia tenía mi mujer con mi santa madre! Pensé rodando los ojos.
Finalmente la encontré en la terraza de la habitación de matrimonio practicando algo de yoga.
-¡Emmett!-se giró para mirarme con una expresión chistosa y la mano en su corazón.-¡Dios que susto!
-Perdona.-reí y coloqué mis brazos en alto.-No quería molestarte…-expliqué aguantando la risa. Ella me miró molesta.-Oye, he conseguido que mi mamá se disculpe ¿si? Su actitud no ha estado bien.
-¿Eso lo dices tú o ella?-dijo escéptica mirándome mientras se estiraba en su esterilla.
-Nena...
-Es que Emmett, ella me ataca de repente por cualquier cosa.
-Lo sé y está muy mal de su parte.-Asentí-Pero yo odio estar en medio de las dos.
-No tienes que escoger bandos, Emmett.-Dijo seria.-Sabes muy bien qué es correcto y qué no.
-Por favor, nena.-
-Está bien. Aceptaré las falsas disculpas de mi suegra una vez más.-Rodó los ojos.-Lo hago por ti y por mi salud mental por supuesto.
Yo sonreí.-Ok nena.
-Y...-Cerró los ojos mientras inhalaba y exhalaba profundamente -¿Cuánto tiempo piensa hacernos compañía mi adorada suegra?
Yo me rasqué la nuca.-No lo sé.-Aunque yo esperaba que se marchara pronto y nos dejara solos.
-Pues mejor que le preguntes cuanto antes.-dijo molesta mirándome mientras terminaba sus estiramientos.
-¿Te he dicho ya lo linda que te ves?-dije con mi mejor sonrisa.
-No me cambies de tema, Emmett.-respondió molesta.-No voy a soportar mas actitudes así por parte de tu madre.-dijo después. Era una afirmación. No dejaba lugar a dudas. Yo suspiré interiormente. Tendría que hablar con mi mamá más tarde y tratar de controlar sus actitudes de mamá pollo.
-Lo sé.-asentí a sus palabras.-¿Tú cómo estás?-sonrei acercándome a ella mientras me sentaba en su esterilla y la acercaba a mi cuerpo.-Parece que ese estómago tuyo ha retenido lo poco que has tomado en el desayuno.-dije acariciando su tripa. Ella pareció incómoda con ese gesto. Me resultó raro pero lo dejé pasar.
-¿Ves?-Sonrió colocando su mano sobre la mía mientras la apartaba con delicadeza.-Te dije que no era necesario llamar al médico por esto.
Pasé uno de mis brazos sobre sus hombros y dejé un beso en su mejilla-Entonces, ¿Qué dices sobre ese paseo en el yate? ¿Crees que no vas a marearte?-Pregunté divertido.
Ella rodó los ojos y se acomodó en mi pecho.-Me parece perfecto, siempre y cuando tu madre no nos acompañe.-Sentenció haciéndome reír.
-Hecho, nena.-Busqué sus labios y nos unimos en un dulce beso.-¿Por qué no recoges las cosas que necesites y lo preparas mientras yo le aviso a mi mamá?-dije divertido. Estaba seguro de que a Esme no le haría ninguna gracia no poder acompañarnos.
Me levanté para irme pero Rose apretó más su mano. Yo la miré extrañado.
-¿Ocurre algo nena?-pregunté con cuidado. Rose andaba bastante rara, seguro era por el malestar en su estómago.
-No.-negó rápidamente y soltó mi mano.-Todo está perfecto.-sonrió. Yo no me quedé muy convencido.-Emmett, estoy bien.-sonrió de nuevo.-Ve, anda y si tu mamá se queja, dile que quede con alguna de sus amigas snob para chismorrear.-dijo molesta haciéndome soltar una carcajada.
Sin más baje hacia la estancia en busca de mi progenitora.
-¡Mamá! ¡Mamá!
-¿Qué sucede hijo?-Preguntó mientras pausaba su programa y se quitaba las gafas para volver a verme.
-Estaba pensando que sería buena idea si invitaras a tus amigas para que se pongan al día.
-¿No te molestaría?
-Para nada. Hace mucho que no vienes a Miami.
Ella sonrió y cogió su teléfono.-Tienes razón, hace tiempo que no veo a Betty y a las chicas.-Se levantó del sofá y se dirigió a la terraza para llamar a sus amigas. Se veía entusiasmada.
-Emmett, querido estoy lista.-Apareció Rose abrazándome desde atrás.
Mi madre lo escuchó y reculó para mirarnos.-¿Os vais?-dijo algo desilusionada.
-Sí.-contesté yo acercando a Rose a mi cuerpo y dejando un beso en el tope de su cabeza.-Iremos a dar un paseo en el yate.-sonreí.-Aunque creo que le debes una disculpa a mi mujer.-apunté y ella me vio mal.
-Tienes razón.-hizo un gesto para restarle importancia.-Discúlpame Rose.-dijo automáticamente mirando a mi rubia que la miraba algo incómoda.-No ha estado bien lo que te he dicho. Emmett y tú debéis resolver vuestros problemas juntos.-dijo finalmente.
-Acepto tus disculpas Esme.-sonrió como pudo, cosa que me hizo sonreír interiormente.
-Y…-ese fui yo.-¿Cuánto tiempo vas a quedarte mamá?
-¡¿Ya quieres echarme?!-dijo indignada.
-No es eso Esme.-Rose me miró mal.-Emmett lo preguntaba porque en unos días volveremos a NY.-explicó tranquila.-Yo tengo trabajo y en cuanto salga el fallo del juicio tenemos que planear un viaje a Abu Dhabi para cerrar el acuerdo con los árabes.-sonrió.-¿No es así querido?
-Claro. Por eso te estaba preguntando, madre.-Sonreí apretando mi agarre en la cintura de Rose.-No es porque nos incomode tu presencia. Sabes que puedes quedarte el tiempo que desees. Ésta es también tu casa.
Ella sonrió.-En ese caso, voy a regresarme con ustedes a NY.
Rose volvió a verme con cara de querer asesinarme.-Así que tome su mano y salimos de ahí.-Diviertanse.-Escuché a mi madre despedirse.
-¡Genial!-Exclamó con sarcasmo Rose mientras se soltaba de mi mano.-¡Ahora la tendremos encima nuestro todo el tiempo!
Me encogí de hombros.-Podemos quedarnos en el yate.-Guiñé. Ella me miró mal y bufó molesta haciéndome reír.-¡Vamos nena!-sonreí mientras la acercaba a mi cuerpo.-Alegra esa cara ¿si? En el yate tenemos toda la intimidad del mundo.-alcé las cejas divertido logrando mi objetivo: sacarle una sonrisa.
-Eres idiota.-dijo divertida negando con la cabeza mientras agarraba mi brazo.
-Reconoce que te encanto.-le dije guiñando un ojo. Ella rio de nuevo.
-¡Para ya!-se quejó riendo.-Solo quiero tumbarme y que los rayos del sol me ayuden a tener un buen bronceado. Estoy demasiado blanca.-dijo con cara dramática.
-Nena.-sonreí.-Eres británica.-dije como algo obvio.
-¿Y?-me miró molesta.
-Pues que tú bronceado es bronceado nórdico.-dije divertido para pincharla.
-Para empezar.-dijo molesta.-Mis rasgos si son nórdicos pero eso no quiere decir que mi bronceado lo sea.-señaló sus muslos.-¿Ves? Bien doraditos.-dijo molesta.
-Claro.-reí acercándome a ella y dándole un apretón a su trasero.-A mi me encanta.-dije juguetón haciéndola suspirar de nuevo. Y tras eso nos fuimos al yate a disfrutar de unas horas de relax, solos.
Rose pov
Nuestras vacaciones continuaron por un par de días más en Miami. Hasta que tuvimos que regresar a NY.
Había disfrutado mucho al lado de Emmett pese a la molesta llegada de mi suegra.
En fin, ahora que habíamos regresado necesitaba ir al médico para descartar las dudas o peor aún confirmarlas. Y esto último me aterraba mucho.
Decidí hablar con Leah. Quería que ella me acompañara de todas formas así no sería tan sospechoso que yo fuese repentinamente a la clínica. Sobretodo con estos dos seguratas que me seguían a todas partes.
-¿Quieres que me haga una eco yo también?-dijo divertida tratando de destensar el ambiente.-Sabes que la doctora es muy simpática y así puedes ver cómo ha crecido tu sobrinita.-dijo divertida y yo la miré. Leah estaba convencida de que estaba embarazada de una nena.
-Está bien.-dije algo nerviosa. Así destensaría un poco el ambiente.-Aunque si el bebé que llevas en tu interior es un nene.-apunté.-No te desilusiones.-chasqueé la lengua.
-Solo hay mujeres fuertes en mi vida.-dijo divertida.-Esta bebé, será otra de ellas. La educare para que sea tan genial e independiente como sus tías y su mamá.-sonrió orgullosa mientras sobaba su vientre.-Aunque si es un nene, será todo un caballerito.-sonrió y yo reí con ella. Leah era toda una activista feminista. Seguro que todos esos valores se los inculcaría a sus pequeños.
-¿Rosalie Hale?- La doctora me llamó para que pasase a consulta. Tomé la mano de Leah y la miré aterrada. Ella me sonrió para tranquilizarme.
Me saludó amablemente y le expliqué el motivo de mi consulta.
-¿Y no te has realizado ninguna prueba casera?-Preguntó acomodándose las gafas.
Yo negué.-No, no confió en esas cosas.-Y en parte era eso verdad pero también influía el hecho que en estas mini vacaciones no me había despegado de Emmett
Leah intervino.-Ni yo pero mírame aquí.-Se acarició el vientre haciéndonos reír.
-En ese caso, te tomaremos unos exámenes y vamos a descubrirlo hoy mismo. -Sonrió. Antes de continuar me miró de nuevo.-¿Has venido en ayunas?-dijo tranquilamente.
-Sí.-asentí.-No he comido nada porque suponía que me harías una analítica para confirmar lo que sea que pase ahí adentro.-dije algo nerviosa. Ella sonrió.
-Perfecto.-se sentó en la mesa y comenzó a escribir un par de volantes. Cuando terminó me los dio.-Pasa a la planta baja, allí te harán los análisis pertinentes y luego podrás ir a desayunar mientras los revisan. En cuanto esté todo te llamaré y veremos si estás o no embarazada.-dijo de forma muy profesional.
-Está bien.-dije algo asustada.
-Todo va a ir bien.-sonrió Leah acompañándome.-Saldremos de dudas en un santiamén.-dijo tranquila mientras me acompañaba a realizarme las pruebas.
Tras eso, fuimos directas a desayunar a la cafetería de abajo de la clínica. Necesitaba azúcar para todas estas emociones. Trataba de no mirar el teléfono cada dos segundos por si llegaba la llamada de mi doctora. Pero fallaba inútilmente en el intento.
-¿Emmett sabe algo?-dijo Leah mientras tomaba un poco de croissant.
-¿Crees que si Emmett supiera de esto habría venido sin él?-dije incrédula tomando algo de zumo.
-Ahí tienes un punto.-asintió tomando una servilleta para limpiarse.-Estaría aquí contigo todo emocionado.
-Lo sé... Por eso no he querido decirle nada.
-Hasta que lo confirmes antes.-apuntó y yo asentí.
-Sí, quiero digerirlo primero por mi cuenta.
Leah rio.-Imagínate a las dos siendo madres al mismo tiempo. ¿Quién lo hubiese imaginado?-Volvió a reír.
-Leah no estás ayudando.
-¿Ya le contaste a Bella?
Volví a negar.-Por el momento solo tú lo sabes.
-Me siento privilegiada con esta información.-Guiñó.
-No hagas que me arrepienta.
Hizo un ademán.-Mis labios están sellados. No tienes por qué preocuparte.-Tomó mi mano.
De repente mi teléfono sonó. Rápidamente vi la pantalla, era Emmett. Grité interiormente.
-¿Es él?-Yo asentí.-¿Vas a contestarle? Yo no sabía que hacer así que mi amiga se adelantó.
-¡Hola Emmett! ¿Cómo estás?-Lo puso en altavoz
-¿Leah? ¿Rose está contigo?
-Ajá.-Respondió.-Estamos desayunando.
-Emmett, querido. ¿Qué sucede?
-Es que desperté y no estabas en casa.-Me lo imaginaba poniendo un puchero.
-Ah sí, es que había quedado con Leah para acompañarla a su cita.
-¿Y Sam?
-Sam está fuera de la ciudad.-Respondió mi amiga.-Por eso le pedí a Rose que me acompañara.
-Ah.-No parecía muy convencido.
-Emmett, querido. Tengo que colgar ya casi es el turno de Leah.
-Está bien amor, nos vemos pronto. Leah espero que todo marche bien.-Nos despedimos y sin más colgó.
-Awwwwww.-Leah me miró divertida al terminar la llamada.-Mira que ya te echa de menos.-dijo divertida.
-O simplemente se ha agobiado porque no me ha visto al despertarse.-dijo dándome de hombros. Mi amiga me miraba divertida.
-Una mezcla de las dos.-dijo finalmente aguantándose la carcajada.-Oye.-dijo tomando agua.-Y…
-Disculpa.-me estaba entrando una llamada.-Es de la clínica.-dije tomando el teléfono para descolgar.
-¿Si?-contesté agobiada.
-"¿Es usted Rosalie Hale?"-respondí que si nerviosa.-"Sus resultados ya están en la consulta de la doctora. Puede pasarse cuando quiera".
-Perfecto. Gracias.-decidí tomar mi cartera para pagar el desayuno antes de levantarme corriendo para ir a recoger los resultados.
-¡Señora!-el camarero gritó.
-¡Quédese el cambio!-grité restándole importancia.
-Dios Rose.-Leah rio alcanzándome.-Creo que es el desayuno más caro que han pagado aquí.-dijo divertida. Le había dejado un billete de 100$, tampoco era para tanto.
-Oh venga.-le resté importancia.-Vamos.-la alenté.-Ya están los resultados.-dije nerviosa tomando su mano para entrar de nuevo en la clínica.
La doctora nos estaba esperando en su consultorio. Tomamos asiento y yo estaba realmente ansiosa.
-Hemos confirmado que las sospechas son ciertas.
-¡¿Cómo?!-Exclamé asombrada.
-Felicidades, Rosalie. Estás embarazada.-Sonrió la doctora y a mi casi me daba algo.
-¡Seremos mamás!-Chilló emocionada mi amiga mientras me abrazaba y yo no me recuperaba del shock.
-Nnno... Nnno puede ser.-Susurraba anonadada tratando de asimilar la información.
-Ay doc, hágale una eco así la convence de una vez por todas.
-¡Leah!
-¿Qué? ¿Acaso no quieres escuchar los latidos de tu nene?
La doctora nos veía divertida.
-¿Está segura doctora?-Balbuceo aún sin creérmelo.-¿De verdad estoy embarazada?
-Por supuesto.-Respondió con mucha calma.
-Ay Dios mío.-suspire de nuevo parpadeando muy rápido durante muchas veces. Debía estar viéndome patética, pero de verdad que aunque fuera lo más obvio del mundo no podía créeme que estuviera embarazada.-Emmett se va a morir.-fue el primer pensamiento que se me vino a la cabeza mientras me recuperaba del shock.
-Oh créeme que tu marido va a ser el más emocionado con todo esto.-dijo mi amiga sonriendo. Hizo un inciso para mirar a la doctora.-Si por él fuera, tendría un equipo de fútbol.-dijo riendo.
-¿Se puede saber cuando ha pasado?-dije algo nerviosa.
-¿El qué? ¿La concepción?-dijo la doctora divertida. Yo asentí avergonzada.
-Bueno… no con exactitud. Pero si podemos hacer una eco para ver si podemos averiguar de cuántas semanas estás y ver el percentil de peso de tu bebé.-explicó pacientemente.-Eso nos daría algunos datos y esclarecerá las posibles dudas que te puedan surgir.
-Pues hagámoslo.-dije dándome de hombros.
-¡Si!-Leah gritó emocionada.-¡Voy a ser la primera en ver a ese bebé!
Inevitablemente tanto a la doctora como a mi se nos escapó una carcajada. Mi amiga estaba toda emocionada con la situación. Tal vez ser mamá no sería tan malo después de todo ¿no?
Había salido del consultorio aún sin poder asimilarlo. ¡Seis semanas! Según los cálculos de la doctora eso era lo que llevaba de vida mi bebé.
Leah venía sosteniéndome del brazo.
-¿Estás bien?-Yo asentí y recuperé la compostura al ver a los guardias cerca.
-Tengo que regresar a la oficina.-Respondí.-¿Quieres que te acerque a un sitio?
-No, he quedado con Seth.-Sonrió.
-De acuerdo. Gracias Leah por acompañarme.
Guiñó-Para eso están las amigas.-Y luego me abrazó.-Debes de contarle la buena noticia a Emmett.-Susurró en mi oreja y yo asentí.
Sin más nos despedimos.
También le dejé un mensaje a Bella. Quería desahogarme con ella. Y en cuanto a Emmett... Tenía que pensar cómo decírselo.
Tras eso me devolví a la oficina. Le di un par de indicaciones a "M&M" como a Emmett le gustaba llamarlos, era chistoso. Revisé un par de papales y casos importantes. No sé en qué momento ya era la hora de comer.
Tenía que pasarme por Cullen&Co para revisar las cláusulas de Abu Dhabi y la ampliación de las Vegas.
-Mark.-lo llamé por el interfono de mi despacho.
-¿Qué ocurre Rose?-entró sonriendo.
-Quería felicitarte por tu trabajo.-sonreí. La verdad es que había mejorado mucho y me ayudaba mucho en llevar al día mi trabajo. Más ahora que llevaba meses compaginando mi trabajo en el despacho con ser la jefa del departamento legal de Cullen&Co.
-Gracias.-sonrió.-Aprendo mucho contigo.-dijo de nuevo.-¿Te llamo un taxi para ir a la compañía y te traigo una ensalada de esas con manzana para comer?-se ofreció encantado. Yo sonreí asintiendo.
Luego de comer me dirigí a la empresa. Mientras estaba en mi despacho, Emmett no tardó en aparecer.
-Hola nena. ¿Cómo estás?-Se acercó y dejó un corto beso en mis labios.-¿Cómo ha ido la cita con Leah?-Acarició mi rostro.
Yo sonreí.-Todo ha ido bien. Leah está emocionada porque tendrá una niña.
-¡¿En serio?!-Preguntó emocionado Emmett.-No sabes como envidio a Sam en estos momentos.-Se sentó frente a mi.
Quizás era la ocasión perfecta para contarle sobre nuestro bebé.-Emmett...-me volvió a ver y yo me mordí el labio al tener su mirada penetrante sobre mí.
-¿Qué ocurre nena?-Preguntó mientras tomaba mi mano.
Yo tragué. Dios. Ni siquiera podía decirlo en voz alta. Seguía sin creermelo por completo.
En eso mi teléfono sonó y lo revisé rápido. Era sobre el fallo.
-¿Qué pasa nena?-preguntó de nuevo. Yo sonreí interiormente.
-Es sobre el fallo.-le miré sonriendo.
-¿Y?-me miró visiblemente preocupado.
-¡Hemos ganado!-chillé feliz. Emmett no se aguantó más y me tomó en brazos para alzarme en un abrazo de oso. Yo reí feliz con él.
-Cuidado.-dije con cautela.-Vas a hacer que me maree con tanta vuelta.
-Te mareas mucho últimamente.-dijo mirándome pensativo. Yo cambié rápido de tema para que no adelantase mi conversación con él sobre nuestro futuro hijo o hija. ¡Dios! En mi cabeza aún sonaba surrealista.
-Ya no tienes restricciones para viajar, querido.-sonreí.-Deberíamos organizar ese viaje a Abu Dhabi ¿no crees?
-¡Claro! ¡Si!-dijo feliz.-¡Tienes razón!-se acercó y me dio otro beso. Antes de salir por la puerta me miró y miró la carpeta de papeleo que tenía en sus manos.-Sobre esto…
-Lo reviso y lo firmo.-sonreí divertida.-Lo sé, Emm.-dije divertida. Era curioso verlo tan nervioso.
-Le diré a Angela que les envíe un mail para concertar las fechas del viaje.-suspiró.-¡Qué ganas de cerrar ese contrato!
Recobré la compostura y decidí ponerme a terminar mis pendientes. Por la noche le daría la noticia a Emmett.
De repente Bella apareció en mi oficina.
-Rose, ¿Qué sucedió?-Cerró puerta y se acomodó en uno de los sofás.- ¿Qué era eso urgente que querías contarme?
Yo suspiré antes de soltar la bomba.-Serás tía.-Dije en voz baja.
Ella bufó.-Eso ya lo sé.-Rodó los ojos.- Leah no para de hablar sobre la nena que lleva en su vientre.
-No Bella...
-Esperaaaaa.-Parpadeó varias veces. Al parecer había captado mi mensaje.-¿Acaso...?-Me señaló y yo asentí mordiéndome el labio.
-¡Santa mierda!-Chilló llevándose las manos a la boca.
-¿El grandulón ya lo sabe?-Preguntó.
-Por el momento no. Así que tampoco se te ocurra contarle nada a Edward.-Le advertí.
-Descuida, por mi no se enterará nadie.-Aseguró.
-¿Cómo te sientes?
-Abrumada.-Confesé.
Ella fue abrazarme.-Cuentas conmigo, siempre.
-Lo sé Bella, gracias.-Sonreí.
-¿Cuándo planeas decírselo?
-Está noche, aunque también está lo del viaje de Dubai...
-Espera, ¿Emmett ya puede viajar?
Yo sonreí.-Ajá. ¡Ganamos la demanda!
-¡Genial!-Volvió a abrazarme Bella.-¡Tú tuviste mucho que ver en eso! Me siento orgullosa.
En eso, Emmett apareció en mi oficina otra vez.
-¿Bella?
-¡Hey grandulón!-Lo saludó mi amiga.-Felicidades.-Yo grité interiormente.
-¿Por qué?-Preguntó confundido.
Yo volví a verla asustada. No se atrevería...
-Por lo de la demanda. Así podrás viajar con Rose para lo del marquesado.
Yo suspiré aliviada. Aunque había olvidado por completo ese tema.
Emmett sonrió con ganas.-Gracias, por fin podré recorrer el mundo con mi Rose.-Me guiñó.-Solo nosotros 2.
Bella rio.-Claro.
-Nena, venía a decirte que nos vamos mañana a Abu Dhabi.
-¡¿Qué?!-Pregunté sorprendida.-¿Tan pronto?
El asintió.-Correcto. Este negocio ha estado parado mucho tiempo. Necesitamos cerrarlo pronto. Los árabes nos están esperando.
-Aún tenemos que organizar...
-Descuida. Ángela se está encargado de todo.
Todo esto estaba siendo muy repentino.
-¿Estás seguro?-dije de repente. Emmett me miró confundido.
-Nena.-suspiró.-Es prioritario cerrar este negocio.-explicó.-Sabes que después de la multa que hemos tenido que pagar por el juicio necesitamos obtener mayor liquidez.
-Lo sé, lo sé.-dije nerviosa.
-¿Nena estás bien?-Emmett me vio preocupado.
-Ssssi.-dije organizando mi escritorio traté de sonreír.-Solo necesito ponerlo todo en orden para salir mañana.-¿Tú puedes quedarte con el perrito?-pregunté a Bella.
-Descuida, Alfie puede quedarse con sus tíos favoritos.-Respondió divertida.
-¡Bien!-Sonrió.-Gracias Bella.-Luego se acercó a mí.-Te veo luego nena.-Dejó un beso en mi frente y se marchó mientras contestaba una llamada.
-Parece que ahora sí el grandulón se ha convertido en todo un hombre de negocios.
Lo miré orgullosa mientras suspiraba.-No sabes lo que me pone verlo así.-Me mordí el labio.
-Tranquila hormonas locas.-Exclamó Bella asqueada haciéndome reír y volver a la realidad.
-Bueno, tengo que hablar con Mark de nuevo.
-Yo entonces me voy.-dijo sonriendo Bella.-Pasare después a recoger a Alfie.-dijo.-¿O prefieres dejármelo tú, mami?-dijo de forma divertida.
-¡Bella!-le chisté.-Shhhhhhhh.-me puse nerviosa.
-¡¿Qué?! Si eres la mamá de Alfie ¿no?-se dio de hombros divertida.-No estoy diciendo nada malo, paranoica.
-Es que no quiero que Emmett se entere antes de que se lo diga yo misma.-dije susurrando.-Ya sabes como es.-dije dándome de hombros.
-Ajá.-Bella rodó los ojos.-Todo un intenso.
Emmett pov
Estaba realmente feliz porque las cosas finalmente estaban marchando muy bien. Había sido absuelto y podía viajar tranquilamente con Rose adónde quisiéramos. Además, estábamos por cerrar un acuerdo muy importante.
De hecho estaba utilizando por primera vez mi nuevo jet privado.
Rose estaba dormida a mi lado. La pobre parecía exhausta mientras que yo me sentía bastante inquieto y lleno de adrenalina. No había podido pegar el ojo durante todo el viaje. De hecho me había pasado conectado a los videojuegos durante todo este tiempo.
-¿No piensas apagar eso y dormir un poco?-Preguntó en un susurro.
-Estoy algo nervioso nena.-apagué la consola para dejarla en una de las mesitas auxiliares junto a mi y me recosté en el asiento. Miré de nuevo a Rose y tomé su mano para dejar un beso en ella haciéndola sonreír somnolienta.
-Es un vuelo muy largo, Emm.-dijo de nuevo en un susurro.-Agradecerás poder dormir un poco. Créeme.-hizo una pausa.-Cuando lleguemos tenemos muchas cosas que hacer.
-Lo sé, lo sé.-suspiré.-Es sólo que…
-Es mucha responsabilidad.-apuntó ella. Yo la miré incrédula.-No hay que ser Einstein para saber que eso es lo que te tiene así, querido.-dijo sonriendo.
-¿A donde vas?-dije al ver que se levantaba a tomar algo de su bolso.
-¿Por qué no te tomas una de estas?-me enseñó su bote de pastillas para dormir.-No pongas esa cara, escéptico. No es como si te vayan a dejar fuera de combate.-miró el reloj.-Aún quedan casi 7 horas de viaje. Te vendrá bien para llegar a Abu Dhabi con las ideas claras.-dijo ofreciéndome dos cápsulas con un vaso de agua.
Lo acepté a regañadientes. No acostumbraba a tomar pastillas para dormir pero la ocasión lo ameritaba.
-Ahora si, descansa querido.-Dejó un beso en mi mejilla antes de volver a acomodarse.
-¿Sabes, cómo eliminaría toda esta tensión?-Pregunté coqueto.-Con un buen polvo.
-¡Emmett!-Se quejó ella.
-¡¿Qué?!-Exclamé sin entender.-Solo quiero algo de sexo, ¿Acaso está mal que te lo pida?
-No.-Contestó dudosa.-Pero estoy cansada y hace un momento estaba durmiendo.
Yo sonreí con ganas.-Oh eso no nos detuvo antes.-Pasé una de mis manos debajo la sábana sobre uno de sus muslos acariciándola.
-Ya para...-Pidió mientras hacía a un lado mi mano.
-¡Está bien!-Me rendí y bostecé.-Pero cuando aterricemos no podrás escapar de mí.-Aseguré dejando un beso en su cuello haciendo que ella se removiera nerviosa.
La verdad es que esas pastillas me hicieron efecto porque ni sentí cuando me quedé dormido.
-Emmett.-escuché la voz de Rose a lo lejos.-Querido, vamos a aterrizar.-sentí su mano acariciando suavemente mi cara.
-Mmmmmmmjjm.-solté mientras me estiraba en el asiento.
-Buenos días, Señor Cullen.-Rose andaba recostada en mi pecho. Abrí los ojos y no pude evitar sonreír al verla. Era una completa diosa. Y era solo mía.
-Buenos días mi ángel.-respondí somnoliento buscando sus labios. Ella me dio un besito.
-Ya.-dijo divertida.-Incorpórate ¿si?-dijo mientras ella se acomodaba.-Ya vamos a aterrizar.
-¿Recuerdas si habían venido a esperarnos al aeropuerto?
-Han enviado un coche.-Rose dijo dándose de hombros.-Pero prepárate por si te los encuentras nada más bajar del avión.
-No me van a dejar ni ver el hotel que ha financiado mi compañía antes.-bufé molesto. Solo quería un momento con mi Rose para asentarme en el país y ni eso me iban a permitir estos sujetos.
En efecto, una limusina nos estaba esperando. El chofer nos saludó amablemente y nos ayudó con el equipaje.
-Bienvenidos a Abu Dhabi. Señor Cullen y señora Cullen.-Nos saludó otro sujeto.-Mi nombre es Hakim. El señor Ahmed me ha encomendado que nuestros huéspedes disfruten de su estadía en la ciudad. De hecho, podríamos empezar por un pequeño tour...
-Oye Hakim.-Lo interrumpí.-¿Podrías decirle al chófer que nos lleve al hotel?
El sujeto nos vio nervioso así que Rose intervino.
-Oh Emmett, querido.-Tomó mi mano.-Deja que nos muestre un poco la ciudad antes.
Yo volví a ver a Rose.-¿Eso quieres?
-Sí.-Asintió.-De hecho, no pasaremos mucho tiempo aquí y me gustaría aprovechar estos días.
Yo suspiré y me rendí. Aceptando ese estupido tour.
Durante casi 2 horas estuvimos recorriendo la ciudad. Hakim nos mostró los mejores lugares, Rose parecía encantada. La verdad es que la ciudad era una villa de lujo. Aunque aún me sorprendía ver las diferencias culturales con occidente.
Por último nos llevo a un rooftop espectacular a tomarnos unos cócteles.
Me fijé en que Rose se había puesto algo nerviosa con eso. Ella no tenía miedo a las alturas. Raro.
-¡Vaya!-sonrió mi mujer.-Esto es maravilloso, Hakim.-le sonrió al guía que nuestro socio había puesto a nuestra disposición. El asintió embobado, a mi, sorprendentemente me pareció chistoso. Seguro que no había visto una mujer como Rose nunca.
-¿Solo andas bebiendo eso nena?-pregunté curioso viendo su vaso de zumo.-Me extraña que no hayas bebido vino.
-Después de un vuelo tan largo, tengo el estómago algo revuelto.-explicó tratando de evitar mi mirada después de hacer una foto con su móvil. Estaba anocheciendo y las vistas eran espectaculares.
Me parecía muy extraño que Rose aún siguiera con ese su malestar. De hecho se acababa de levantar al baño. Decidí dejarlo estar. No quería ser insistente con el tema.
De repente se unió mi nuevo socio. La verdad es que se veía un poco más joven que yo en persona.
-¡Emmett!-Me saludó sonriente mientras me tendía la mano.
-Ahmed.-Le di un firme apretón.
-Finalmente nos conocemos en persona. ¿Qué te ha parecido la ciudad?
-Es maravillosa, mi mujer y yo estamos encantados con lo que nos ha mostrado Hakim.
-Aún queda mucho por descubrir.-Aseguró.
-Ya lo creo.-Sonreí con amabilidad.-Oh ahí viene mi mujer.
-¡Rose!-Su sonrisa se ensanchó en cuanto la vió. Yo fruncí el ceño.
-¡¿Ahmed?!-Ella estaba perpleja. ¿Cómo demonios es que se conocían estos dos?
-¡Vaya! ¡Estás igual a como te recuerdo!-Expresó maravillado.
Rose se ruborizó y yo me empezaba a molestar.
-¿Acaso ya se conocían?-Pregunté intentando disimular mi molestia.
-¡Por supuesto!-Respondió entusiasmado.-Nos conocimos un verano en Ibiza.
Empezaba a sentir el ambiente un poco tenso. Sin embargo, Rose rápidamente recobró la compostura.
-Sí, andaba de vacaciones con Bella.-Volvió a verme intentando excusarse.
Algo me decía que seguramente habían tenido una aventura. Solamente de imaginarmelo ya me estaba comenzando a fastidiar la velada. Rose pareció notar mi molestia porque me dio un suave apretón en la mano.
Decidí guardarme todo para cuando estuviésemos solos.
-Bueno y…-Ahmed habló maravillado mirando a mi mujer. Suspiré interiormente tratando de no montar un espectáculo. Pero ¿Cómo era posible que esta mujer tuviera un amante en cada parte del mundo? Luego se molestaba porque supuestamente yo había sido un mujeriego.-¿Qué ha sido de tu vida hasta ahora? Por lo que veo.-hizo una pausa.-No ha ido nada mal.-sonrió encantado.
-Aquí donde la ves.-yo salí en defensa de Rose.-Se graduó con honores en Harvard y es una de las abogadas más prestigiosas en NY.-expliqué.-Además de que es la jefa de nuestro departamento legal.
-¡Vaya!-silbó maravillado.-No me extraña. Siempre fuiste extremadamente inteligente.
-Gracias.-dijo Rose visiblemente abrumada.
-Bueno.-traté de sonreír.-¿Por que no tratamos el tema que nos ha reunido aquí? ¿Qué es lo que era tan importante como para no querer tratarlo por vídeo conferencia?-pregunté mirándolo tranquilamente.
-Oh.-Al fin había apartado la mirada de mi Rose y volvió a verme.-A parte de que conozcan el proyecto, también quiero hacerles una nueva propuesta de inversión... -Hizo una pausa.-Pero no hablemos de negocios hoy, eso podemos dejarlo para mañana.
Empezamos a charlar sobre otras cosas y yo solo estaba deseando que por fin terminara este encuentro.
Por suerte no alargamos mucho esta "reunión". Nos despedimos y nos marchamos al hotel. Durante el camino permanecimos en silencio.
Tampoco dijimos nada mientras íbamos en el ascensor. Cuando llegamos a nuestra suite ya no pude más con todo lo que estaba rondando en mi cabeza.
-¿Puedes explicarme cómo es eso que ya conocías a ese hombre?-Pregunté mientras me quitaba la ropa para ir a dormir.
-Ya te enteraste que nos conocimos en Ibiza.-Ella se encogió de hombros.-No sé que más explicaciones quieres.-Se hizo la desentendida mientras también se preparaba para dormir.
-¡Vamos, Rosalie!-La tomé del brazo para que dejara de evitarme.- ¡No me creas tan tonto! ¿Por qué no admites que te acostaste también con ese talibán terrorista?-Exclamé molesto.
-¡Cálmate quieres!-Se soltó de mi agarre.-¡Eso ha sido racista!
-¿Sabes que es lo que me da más rabia?-Resoplé.-Que de los dos el que tiene fama de "mujeriego" soy yo. Mientras que tú... ¡Dios!-Pasé una mano sobre mi cabeza.-¡Tienes una amante en cada rincón del planeta, mujer!
-A ver Emmett.-Ahora ella lucía enfadada.-Tanto tú como yo tenemos un pasado. Acéptalo de una vez.
-¿O sea que lo estás admitiendo?-Exclamé sorprendido.-Rosalie entiende que esto no está ayudándome en nada.
-¡Me he casado contigo, Emmett!-Tomó mis manos para hacerme entrar en razón ante el ataque de rabia que estaba a punto de darme.-¿Entiendes?-Acarició mi rostro con una de sus manos.-Y yo te amo, solo a ti.-Enganchó sus brazos en mi cuello y se estiró en busca de mis labios.-Y eso es lo único que importa.-Susurró antes de besarme. Yo la correspondí desesperado. Llevaba todo el día queriendo hacerla mía.
-Te amo nena.-le dije mientras deslizaba los tirantes de su camisón lentamente y dejaba un beso en cada uno de sus hombros para ir a devorar su cuello. Rose suspiró.
-Emmett…-sonreí. Era uno de sus puntos débiles.
-Lo sé.-nos tumbé en la cama y adoré cada parte de su cuerpo. Bajé por su estómago y me detuve para comerme esa parte de su anatomía que me volvía loco. Quería disfrutar del momento y que ella también lo hiciera.
-Dios…-suspiró, levanté la vista un poco para verla. Sus manos apretadas en la colcha, mientras mordía sus labios con desesperación.-¡No pares!-chilló molesta y levantó su pie derecho con desesperación para darme en la cabeza. Cosa que me hizo reír.
Continué complaciéndola hasta que se corrió. Tras eso me introduje en ella con cuidado. Dios… está era la mejor puta sensación del universo. Podría estar así toda la vida. Rose andaba muy cachonda. Movía su cadera con desesperación buscando correrse de nuevo. Sonreí dejando un beso en sus pechos y jugando con ellos.
Cuando terminamos, me quedé un par de segundos más dentro de ella.-Te amo Emm.-sonrió Rose acariciando mi espalda y mi pelo.
-Yo también te amo, preciosa.-dije dejando un beso en su frente antes de salirme de ella y recostarme a su lado.
Me quedé observándola embobado. Su belleza y encanto no pasaban desapercibidos. Siempre destacaba y llamaba la atención de todos. Especialmente de los hombres. Y eso era algo que nunca podría controlar. De hecho para vivir en paz con ella y conmigo mismo tendría que acostumbrarme a lidiar con eso.
Quizás esa reacción que tuve a causa de los celos había sido algo exagerada. Por más rabia que me diera el pasado amoroso de mi Rose no lo podía cambiar. No me quedaba otra opción más que aceptarlo.
Lo único importante ahora es que ella estaba conmigo. Rose me pertenecía. Y esa era la única verdad.
-¿En qué piensas?-Se acomodo en mi pecho.
Tracé círculos perezosamente sobre su delicada espalda. Suspiré.-Te debo una disculpa por el arrebato que tuve.
Ella volvió a verme incrédula.-Hablo en serio.-Admití.-Entiendo que no está bien que me enfade por cosas que hiciste antes de estar juntos.
Ella no dijo nada, simplemente dejó un beso en mi pecho. Así que continúe hablando.-Ahora me perteneces, nena.
Ella iba a decir algo pero se mordió el labio nerviosa. Retractándose de lo que iba a decir.-Eres solo mía, nena.-La apreté contra mi pecho y dejé un beso en su cabeza.
-¿Sabes que más es tuyo?-Preguntó en un murmullo y yo busqué su mirada.-El bebé que llevo en mi vientre.-Confesó de golpe.
Tras escuchar su confesión me quedé de piedra. ¿Había escuchado bien? ¡¿Mi Rose?! ¡¿Un bebé?! ¡¿Ella?! ¡¿Embarazada de mi?! Parpadeé unas cuantas veces y respiré para mirarla de nuevo. "El bebé que llevo en mi vientre". Esas habían sido sus palabras exactas.
-Nena…-dije en un susurro levantándome con delicadeza para mirarla bien.-Eso…eso ¿es cierto?-pregunté de nuevo. Metí mi mano bajo la sábana para acariciar su vientre. Ella asintió con una pequeña sonrisa.
-Dios…-susurré alucinado.-¿Cuánto tiempo…?
-6 semanas.-dijo dándose de hombros.
-¿Y no me has dicho nada hasta ahora?-pregunté incrédulo.
-Emmett.-habló con tranquilidad.-Es muy pequeño aún…-se levantó para sacar algo de su bolso y entregármelo. Lo tomé con cuidado. Era una ecografía.-¿Ves? Casi no se ve nada.-Y tenía razón. Solo se veía una especie de bolsa con forma de óvalo muy pequeñita. Eso tan diminuto era nuestro bebé.-Además, quería confirmarlo yo misma antes de decírtelo.-se explicó.-Sé la ilusión que te hace ser padre.-hizo una pausa.-No quería que te llevaras una desilusión.
-¿Por eso andabas con Leah aquella vez?-Pregunté y ella asintió.-Yo sonreí como un idiota.-Tus mareos y tu estómago revuelto era por eso.-Apunté.-Además, no te he visto beber vino tampoco.-Yo reí.-Parece que mi mamá acertó esta vez.-Alcé las cejas divertido.
-Tu madre a veces me da miedo.-Confesó haciéndome reír de nuevo.
-Oh nena.-La acomodé en mi regazo.-Me has hecho el hombre más feliz del mundo entero.-Acaricié con delicadeza su rostro antes de besarla.-Te amo Rose y ahora más que nunca estoy aquí para mimarte y consentirte.-Tomó su mano y dejé un beso en su alianza. -Seré el mejor papá para nuestro bebé te lo prometo.
Hellouuuuuuuuuuu ¿Cómo estáis? Volvemos con nuevo capítulo de esta historia. Este paaaaaaaar, vaaaaan a tener un bebé ajajajaj ¿os lo esperábais? ¡Emm porfin va a cumplir su sueño de tener una familia con Rose! jajajaja. Parece que nos ha dado por embarazar a todos jajaja pero no es el caso. Keep reading please! Esperamos vuestros comentarios ya que queremos terminarla para poder continuar el resto y, tal vez, empezar con nuevas ideas. Gracias a mi coescritora fav, tu sabes quien eres XD
