Lamento la tardanza, pero mi barrio me mantuvo desconectada por un tiempo. He vuelto, espero que disfrutéis de este capítulo.
VOY A VOLVER;
a hacerte llorar
O1
"I'd probably still adore you
With your hands around my neck
Or I did last time I checked"
Mantener una relación a distancia no era lo que más entusiasmaba a Buttercup, pero saber que, de alguna u otra manera, el chico seguía "a su lado", la ilusionaba con el hecho de que, sea como sea, podría seguir llamándolo "suyo". Iba a clases tranquila, sabía que después de un par de horas, ella recibiría algún mensaje de Butch contándole su día, o diciéndole cómo se encontraba ese día, si cansado, triste, aburrido o mareado por todo el consumo de alcohol.
Incluso si ella estaba ocupada con sus lecturas para rendir sus exámenes, dejaba todo de lado para leer alguna noticia de su novio, entusiasmada por la idea de verlo prontamente. Pero, ¿y qué pasaba si ese día no llegaba pronto? Ella quería saber si podría estar a su lado en menos tiempo del planeado, sin embargo, podría ser más difícil de lo que se pensaba, pues Butch no enviaba señales de querer volverá Townsville.
No es como si la carrera de músico de Butch no fuese exitosa, es solo que estaba teniendo el mismo éxito en Megaville que el que tuvo en Townsville, entonces, no entendía por qué quería seguir en una ciudad que les quedaba a siete horas de distancia, eso le había dicho Butch a Buttercup, lo cual ella comenzó a recordar mientras batía su café para que quedase espumoso, pero dejó la taza con fuerza sobre la mesa, y es que había algo que no cuadraba con lo que estaba recordando.
¿Siete horas? No es posible. ¿Megaville a siete horas de Townsville? Por supuesto, si tomas desvíos por las otras ciudades aledañas, bebes en todos los bares que encuentres y duermas un poco antes de seguir con el viaje. ¿Por qué es que ella también le creyó cuando él le dijo semejante barbaridad?
—¡Megaville está a dos horas! ¡Dos malditas horas!
¿Cómo pudo olvidar eso? ¿Cómo pudo creerle que, realmente, estaba a siete horas? ¿Habrá sido una excusa para mantenerla lejos? Es que no entendía por qué él le había dicho eso con tanto convencimiento, podría recordar esa conversación como si hubiera sido ayer, y no, eso había pasado ya hace tres putos meses.
"—¿A cuánto está Megaville? —preguntó ella a través de la línea.
—Siete horas, preciosa, ni más ni menos —le respondió él con un suspiro al final—. Y con lo que te molesta viajar tanto. Lo peor es que no hay aeropuertos, así que no puedes volar hasta acá.
—Demasiado tiempo de viaje —confirmó ella—, sí, no podría. Ahora entiendo por qué tampoco me has venido a ver.
—No me sale a costo, quiero ahorrar un poco más para poder comprarte los pasajes para que vengas.
—¿De verdad quieres que yo viaje?
—Sé que es sacrificado, preciosa, pero es lo que quiero.
—Butch…
—Ya sé que le tienes fobia a viajar, pero pensé que quizás podrías hacerlo, por mí.
Como si no hiciera suficientes cosas por ti, pensó ella.
—Creo que puedo hacer eso por ti —dijo ella luego de suspirar pesadamente.
—¡No es necesario! —se apresuró él—. Mira, tengo que colgar. Hablamos después. Un beso, te amo, adiós.
Y colgó."
Ahora que recordaba eso, tomó su móvil y revisó, en la aplicación de mapas, a cuánta distancia estaban ambas ciudades. Agradeció no tener esa taza en sus manos porque la hubiera quebrado del simple coraje. Dos putas horas, en auto. Tres horas en transporte interurbano. ¿Por qué mierda le dijo todo aquello? ¿Acaso no la quería cerca?
A pesar de haberle puesto azúcar a su café espumoso, Buttercup sabía que ese trago estaría demasiado amargo. Ni siquiera con el postre más dulce de la tienda podría calmar esas ansias de encontrar respuestas, ni la sensación de amargura a causa de lo hecho por el hombre que ella tanto amaba.
Lo que Buttercup ignoraba, es lo que ocurriría un par de semanas después, algo que cambiaría por siempre su relación.
.
.
Por correo, le llegó un pasaje de avión. Le pareció curioso que el destino fuese "Cityville", pero así era. Duración del viaje: 20 minutos. ¿Por qué volaría a un destino con tan poca diferencia horaria? No lo entendía, pero así era la idea principal de Butch, hacerla volar hasta Cityville y que después tomase un bus o un carro hasta Megaville. Ella no pensaba desperdiciar la oportunidad de reencontrarse con su novio y, por supuesto, verle tocando en un bar de reconocimiento en dicha ciudad.
Estaba emocionada, hacía tiempo que no le veía, y qué mejor, podría disfrutar de su show, verlo brillar. ¿Cómo reaccionará al verla? Esperaba que bien, después de todo, él le había enviado los pasajes.
Con algo de duda, mira dentro de su armario y saca la maleta negra en donde llevaría sus pertenencias. Si él había hecho aquello, es porque realmente anhelaba verla. No iba a desperdiciar la oportunidad. No, no, no.
Claramente, no pensó que cuando llegase, Butch le enviase a Boomer a por ella. No le disgustaba ver a su cuñado, es solo que le parecía extraño que fuese él a recibirla y no su novio. De todos modos, Boomer, como siempre y muy a su estilo, la recibió con los brazos abiertos y se ofreció a llevar su maleta.
—¿Cómo han resultado las cosas por aquí? —preguntó ella una vez estuvieron en camino a su destino dentro del fiat spider.
—Bastante bien, ¿no te lo ha dicho Butch? —respondió Boomer una vez cambió la marcha—. Nos hemos asentado en un apartamento. Finalmente tenemos una habitación para cada uno. Por supuesto, yo soy el que se queda en la pequeña, pero ¿sabes? Realmente no es molestia, de hecho, me es más cómodo, tengo menos espacio que limpiar —se rio—. Ya sabes que al obsesionado de la limpieza de Brick le gusta que todo esté en orden.
—No me digas que Butch tiene la más grande…
—Por supuesto que no, ese aprovechador tiene la otra pequeña. Vale, que es medio metro cuadrado más grande que la mía, pero no somos tan idiotas como para darle la habitación más grande a ese… papanatas.
Buttercup rio. La forma que tenían los hermanos de tratarse le parecía amigable y cálido. Los conocía desde hacía años, por supuesto que estaba familiarizada con ese tipo de humor que cargaban.
El viaje no duró más de veinte minutos. Si bien Buttercup tenía ganas de decirle a Boomer que, en un principio, Butch le dijo que eran siete horas de viaje, decidió que lo mejor sería no hacerlo. No quería armar un revuelo innecesario; no conocía las intenciones de su novio, así que lo mejor sería hablarlo con Butch primero antes de comentarlo con alguien más.
No tuvo tiempo de desempacar, pero sí de ver el piso y la habitación de su novio. Un completo desorden, pero al menos la cama estaba libre. Ya pensaría en ordenarla, de momento, solo tuvo tiempo para darse una ducha rápida y cambiarse de atuendo. Ni siquiera pudo maquillarse con tranquilidad, así que siguió el consejo de Boomer y lo haría en el auto. Él le aseguró que no conduciría tan rápido, ¿por qué no confiar en él?
—¿Gustas de una margarita? —preguntó Boomer una vez que llegaron al bar.
—Antes de eso, me gustaría ver a mi novio. ¿Será posible que me lleves con él?
Boomer torció una sonrisa y bajó la mirada. Buttercup se dio cuenta de que aquella pregunta le había incomodado, de alguna u otra manera. Sin embargo, no pensaba que fuese algo malo, de hecho, solo esperaba que la respuesta no fuese algo tan elaborado como lo que su mente estaba planeando. Pensó que, tal vez, su cuñado le estaba ocultando algo, pero…
—A menos que quieras ver el desastre que tenemos en el backstage…
—¿Backstage? ¡Mira! ¡Qué monada! —rio la chica—. No sabía que gozaban de esos espacios.
Boomer también rio. Buttercup entendió que su cuñado no quería que ella estuviese en un ambiente poco familiar, así que accedió a la margarita que le había ofrecido previamente.
Se quedó disfrutando de la bebida y de las patatas de cortesía por parte de la banda "Rowdyruff". La mesera, amigablemente, le dijo: "¿Tu novio toca en esa banda?", a lo al ver la afirmativa de Buttercup, pareció entusiasmada. "Qué envidia". No notó ninguna doble intención por parte de la chica, lo cual agradeció.
Se arregló el escote de su top negro, miró su reloj y esperó pacientemente a que el espectáculo, programado para las ocho de la noche, iniciara. Incluso si estaban treinta minutos pasados de la hora, no pareció importarle. Buttercup estaba dispuesta a esperar tres horas con tal de ver a su novio cumpliendo su sueño de ser artista.
Por fin, un hombre subió al escenario para anunciar el inicio.
—¡Rowdyruff!
Los aplausos no se hicieron esperar. Buttercup tampoco ocultó su emoción, de hecho, sacó su móvil, dispuesta a grabar el inicio del show. Quería que todo el mundo viera a la banda de su amado novio.
Boomer era el guitarrista y vocalista, mientras que Butch se encargaba del bajo y Brick de la batería. El pelirrojo fue quien dio el inicio de la música luego de golpetear tres veces sus baquetas entre sí. El ritmo del rock indie inundó el bar y todos parecían sumergidos en las notas musicales que tocaban.
Buttercup disfrutó de la música. Y si bien estuvo esperando a que su novio, el contacto visual no duró más de dos segundos, porque la atención de Butch estaba principalmente en los aplausos y felicitaciones del público.
Una vez que terminó el show, se puso de pie para poder acercarse con mayor entusiasmo a su novio, quien, esperaba, estuviese aguardando por ella para poder enfrascarse en un potente y acalorado abrazo.
No fue así, toda ilusión de estar a solas con Butch fue irrumpida al momento en que se dio cuenta de que su novio estaba rodeado de chicas que anhelaban una foto con él. Buttercup apretó sus labios, no iba a montar una absurda escena de celos, sin embargo, una parte de ella quería hacer notar su lugar como la novia de aquel bajista. Mas a aquella distancia ella pudo apreciar la sonrisa entusiasmada de su novio, la misma que ponía cuando ella accedía a tener citas con él, y, sobre todo, cuando por fin pudieron hacer oficial su relación. Una parte de ella no soportaría ser la razón por la que él rompiese con su entusiasmo.
Él la vio, y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Hacía cuánto que no lo veía? Tuvo el impulso de correr hasta sus brazos, y, cuando iba a dar un paso, él le enseñó la palma de su mano, hasta había dejado de sonreír. Buttercup no recordaba cuándo fue que él la miró de esa manera, desde que se conocieron Butch solía mantener una sonrisa en su rostro, ya sea de burla o sincera, pero nunca la había mirado así. Butch, con ese gesto y esa mirada, le estaba pidiendo que esperara.
Sin más, él se volvió a dirigir a su audiencia y les brindó las fotos correspondientes, los abrazos y hasta algunos videos. Buttercup bajó la mirada, tragó saliva, y volvió a su mesa. Quizás una ronda de algún otro trago podría ayudarla a pasar el rato.
Sí, el rato. Dos putas horas estuvo ahí sentada, con tres copas de daiquiri y el vaso de la margarita. No había estado del todo aburrida, luego de la banda de su novio había subido una banda de chicas, y, debía decirlo, sí que habían entusiasmado al público con el indie pop. No fue una estancia del todo aburrida.
Le mandó un mensaje a Butch preguntándole si le quedaba mucho, sin embargo, la respuesta que le dio simplemente la descolocó. Se puso de pie, pidió la cuenta y el número de algún taxi.
El maldito hijo de puta se había ido sin avisarle.
Butch – 10:34pm
"Nena estoy en el departamento"
"Pensé que ya estabas aquí"
Qué hijo de puta…
—¡Maldito hijo de puta! —exclamó la chica una vez estuvo afuera del bar.
Algunas de las personas que estaban ingresando el local se voltearon para mirarla. Estaba molesta y el alcohol no ayudaba mucho con su estado anímico ni físico. Estaba por perder el equilibrio, pero fue capaz de subirse al auto e indicarle la dirección.
Una vez llegó al departamento, tocó frenéticamente la puerta hasta que un Butch con el pecho descubierto la recibió. Tenía el cabello oscuro completamente desordenado, asimismo, sujetaba una lata de cerveza barata en su mano izquierda.
—¡Amor! —dijo—. Te estaba esperando. ¿Por qué te quedaste tanto tiempo en el bar?
—¿Y tus hermanos? —preguntó ella pasando por su lado, ignorando el beso y el abrazo que intentó darle su novio.
—No quisieron venirse. Decidieron que es mejor celebrar nuestro debut en otro bar. ¿Te lo estás imaginando? Debutamos en un bar, pero se van a gastar el dinero en otro.
—No es nada descabellado. Después de todo, no es divertido celebrar en el trabajo.
—¿Por qué estás molesta?
¿Y tienes el descaro de preguntar?, pensó.
Sin embargo, no tuvo tiempo de responder. Butch la agarró por la cintura y comenzó a besarla. Si bien, en un inicio, Buttercup puso resistencia, se dejó llevar por el toque de su novio, debido a que ella sí que lo extrañaba. Solo Dios sabía lo mucho que lo echaba de menos.
Luego de dejarse llevar por la lujuria producto de los sentimientos anhelantes y el alcohol, se recostaron en la cama del chico, en aquella pequeña habitación, se abrazaron por debajo de las sábanas y se sintieron uno con aquel calor compartido. Butch acariciaba la cabeza de Buttercup, jugueteaba con algunos de sus mechones de cabello y suspiraba para calmar la aceleración de su corazón producto de lo ocurrido con anterioridad.
—Te extrañé tanto, Buttercup —dijo él.
—Yo igual te extrañé.
El tono de voz de ella era más somnoliento, mientras que él parecía tener energía. Buttercup estaba sorprendida de que, considerando el lapsus, Butch siguiese con el pulso del corazón acelerado. ¿Le habría pasado algo? ¿Se encontraba realmente bien?
—¿Estás preocupado? —le preguntó girándose hacia él, sin romper el agarre de su novio.
—La verdad es que sí —admitió—. Necesito pedirte algo, pero estoy seguro de que te vas a molestar.
Estaban muy cerca el uno del otro, sus cuerpos desnudos estaban tocándose, compartiendo de los mismos, sin embargo, Buttercup de pronto sintió que estaba haciendo frío.
—¿Por qué aseguras eso? —preguntó—. ¿Qué tipo de cosa me quieres pedir?
—Amor, tú y yo estamos viviendo en diferentes ciudades…
No hizo más decir eso, y Butch logró que Buttercup se sentase en la cama, cubriendo su pecho con la sábana y mirándolo con absoluto nerviosismo.
—¿Qué sucede? —preguntó él.
—Sigue hablando —pidió ella.
—Vale. Pues como estamos viviendo en diferentes ciudades, la verdad es que yo, como hombre, tengo ciertas necesidades de las cuales hacerme cargo. Realmente, ¿crees que sería un problema en nuestra relación si la dejamos abierta mientras estemos viviendo en distintas ciudades? Como hombre, tengo ciertas necesidades.
Buttercup no creía lo que acababa de oír. Butch la miraba totalmente decidido, realmente quiso decir aquello, y no, ella no se lo tomó nada de bien. Se mantuvo en silencio unos minutos, pero al ver que Butch no cedía sintió que su corazón se estremeció. No podía creer que ella enunciaría las palabras que terminarían con toda la felicidad que le había provocado ese viaje.
—De acuerdo —respondió y se volvió a recostar, pero dándole la espalda.
—¿Estás segura? —preguntó un entusiasmado Butch.
—Sí.
Quiso abrazarla y así lo hizo, pero Buttercup no respondió a las intenciones de Butch para entrelazar sus dedos.
—Prometo que siempre volveré a ti —dijo Butch tratando, así, de tranquilizar a su novia—. Pero, por favor, entiende que es difícil para mí…
—Dije que está bien —interrumpió Buttercup con un evidente tono molesto—. Solo usa protección, ¿okay?
—No sé por qué te molestas —reprochó Butch—. No te cuesta nada entender mi posición. Tú estás lejos, no vives aquí conmigo. Si estuvieras aquí todo sería diferente, pero no, no es nuestro caso. Por favor, no te molestes. No necesito una novia que no me apoye en ciertas decisiones ni mi estilo de vida.
Butch también se dio vuelta y ambos quedaron dándose mutuamente la espalda. Buttercup, en cambio, se mantuvo callada, porque sentía que si le respondía de inmediato se notaría mucho que estaba por llorar. No iba a demostrarle a él que su voz estaba quebrada por su mal manejo de emociones. Ella sabía que su molestia estaba muy justificada, sin embargo, también sentía que, considerando los tiempos, podría estar siendo demasiado conservadora. Pero no estaba cómoda al cien por ciento, y no podía engañarse a sí misma. Por ello, pasado unos minutos, ella le dijo:
—No te preocupes por mí. Tú vive tu vida aquí en Megaville como se te dé la gana, sabes muy bien que voy a estar esperándote cuando vuelvas a Townsville. No voy a dejar mi vida en esa ciudad solo porque así tú lo quieras.
Se sentó nuevamente en la cama y lo miró, pero él seguía dándole la espalda. Con el corazón apretado y la garganta hirviendo en una cantidad exorbitante de insultos y descargo emocional, concluyó:
—De todas maneras, sabes en qué departamento estoy viviendo.
Probablemente te seguiría adorando
Con tus manos alrededor de mi cuello
O al menos así fue la última vez que me fijé.
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MisguidedGhost08: ¡Feliz cumpleaños! Espero que también te haya gustado esta parte. Muchas gracias por leer, tía.
perlapuccabf: ¡Muchas gracias por leer! Espero que este capítulo haya provocado más emociones en ti. Con respecto a las otras historias, simplemente no me gustaban, y no me sentía cómoda manteniendo historias que, en realidad, no sentía para nada como mías.
Reeckless Pretty: Muchas gracias por leer. Espero que en este capítulo tengas un poco más de contexto, si no, te aseguro que las dudas se resolverán a lo largo de la historia. Realmente aprecio tu apoyo.
