¡Hola! Disfrutad esta parte, por favor.

VOY A VOLVER;
a hacerte llorar

O2

"Not shy of a spark
The knife twists at the thought
That I should fall short of the mark"

Buttercup no se quedó al día siguiente que tuvieron esa charla, de hecho, al igual como lo hizo él con ella, cuando despertó, Butch notó que la chica no estaba a su lado, tampoco su maleta y solo dejó una mísera nota en una boleta de supermercado.

Me vuelvo a Townsville. Surgió algo. Te hablo luego. Te amo.

Claramente, Butch no sentía que ese "te amo" fuese realmente sincero. Es que él sabía que la conversación que tuvieron anoche fue, en realidad, una pelea que pudo haberle dado fin a la relación, pero si ella dejó esa nota y le dijo aquellas últimas palabras, significaba que, al menos, tenía pensado seguir con él y eso le bastaba.

Pensó, entonces, que podía hacer lo que quisiese, sin que eso afectase su relación. De alguna manera, sintió un considerable regocijo al respecto. Así que esa misma noche llamaría a la chica que conoció en el bar hace un par de semanas, la vocalista de otra banda. Tenía la autorización de su novia, qué importaba el resto.

Sin embargo, no todo fue felicidad para Butch, y la ilusión de poder cogerse a cualquier chica que quisiese, se derrumbaría por algo peor: el abuso de las drogas.

Cada noche, al terminar un show, los tres hermanos celebraban su éxito, no había descanso, su justificación es que merecían probar todos los placeres que se les fueron negados con anterioridad, sin considerar el riesgo que este traería para ellos. Antes del show, una línea, después del show, otra, al llegar a la mesa para celebrar, otra, y así, en promedio, se consumían cinco líneas. El punto al que estaban llegando era insano, pero nadie podía frenarlos, porque toda la gente que les rodeaba, estaban en las mismas. La droga no solo atrae a uno, sino que se lleva consigo a un grupo entero; al final, la miseria es compartida.

Una noche, después de casi mes y medio de la corta visita de Buttercup, decidieron llevar la fiesta hasta su departamento. Desde que instalaron un aislante de sonido, sus vecinos ya no podían quejarse sobre sus fiestas, risotadas y exceso de "escandalosa" vida sexual; vivían en una residencia departamental con adultos mayores, en su mayoría, por supuesto que estarían pendiente de todo lo que hacían los únicos tres jóvenes que allí residían.

—Butch —le llamó Brick—, es que sigo sin creerlo, colega, ¿de verdad Buttercup aceptó que te cogieras a cualquier chica que vieras por aquí?

—¿Por qué habría de mentir con eso? —presumió Butch—. A diferencia de ustedes, mi novia acepta mi estilo de vida, y está dispuesta a apoyarme con eso. Lastimosamente ustedes no corren con la misma suerte, ni siquiera tienen novia. Yo tengo, y ella me ama incondicionalmente.

—Vale —habló Boomer limpiando la comisura de sus labios luego de beber un sorbo de cerveza—, pero ¿y tú? ¿Tú amas incondicionalmente a Buttercup?

La puerta se abrió y la figura de una menuda chica rubia apareció en el lugar. Sus penetrantes ojos azules se posaron en Butch, quien, debe admitir, sintió como si ella le estuviese clavando un pequeño puñal en la mano, ya que soltó de inmediato la lata de cerveza que pensaba beberse de un solo sorbo.

—Me gustaría escuchar la respuesta a esa pregunta —dijo Bubbles—. Butch, ¿tú amas incondicionalmente a mi hermana?

Bubbles, su cuñada, y la mejor amiga de Boomer, estaba ahí, en la puerta, de brazos cruzados, esperando por una ansiada respuesta. Intentó buscar apoyo en sus hermanos, pero fue en vano, porque ellos también querían escuchar lo que él tenía que decir. No sabía por qué se sentía tan acorralado, cuando en realidad él nunca tuvo ninguna duda de sus sentimientos por su novia. ¿Por qué estaba asustado? No, no era eso, no era miedo lo que sentía... él estaba inseguro, porque, hasta ahora, no se lo había planteado.

—Sí —dijo, finalmente—, claro.

Todos seguían en silencio, de fondo solo se escuchaba la música que ambientaba su pequeña fiesta, no obstante, todo pareció estar sumido en una tensión palpable y que tenía un particular sabor a cerveza barata.

—¿Por qué no suenas convencido? —dijo Bubbles entrecerrando un poco sus ojos.

—¿Por qué es que estás aquí? —intentó defenderse Butch, y luego miró a su hermano—. Boomer, ¿por qué no le has pedido la llave de vuelta?

—Tú bien sabes que alguien cercano debe tener la llave de nuestro hogar en caso de que nos pase algo —se defendió Boomer antes de ponerse de pie y saludar a su amiga.

Pero Bubbles no estaba de ánimos para repartir abrazos y saludos, ella se notaba completamente desconfiada de Butch, y este se daba cuenta de que algo sabía la chica que él no. ¿Lo peor? Ella no había terminado de hablar.

—Vale —dice—, tú la amas incondicionalmente, de acuerdo, pero ¿por qué siempre es ella la que tiene que ceder ante tu estúpida propuesta?

—No puede ser —suspiró Butch—, ¿qué tiene que ver eso? La relación es entre ambos, digo, si dejamos que sea abierta, significa que ella también puede acostarse con quien quiera…

—¿Te estás escuchando? —cuestionó Bubbles—. ¿De verdad crees que, mi hermana, quien aceptó tener una relación contigo, va a estar dispuesta a estar con otras personas solo porque tú lo haces?

—No veo el problema.

Butch se encogió de hombros y bebió de su cerveza, mientras que Bubbles parecía estar dejándose poseer por la ira.

—¿Por qué es que no puedes hacer lo mínimo y respetar a aquella mujer que te está esperando y lo único que quiere es verte feliz?

—Precisamente porque quiere verme feliz es que aceptó mi propuesta —dijo Butch molesto y se puso de pie para poder hablar cara a cara con Bubbles—. Como no entiendes, y no quieres mirar más allá de tu absurda y conservadora perspectiva, es que no puedes concretar una relación seria con mi hermano.

El sonido de una fuerte bofetada se hizo oír dentro de aquel departamento. La mano de Bubbles quedó marcada en la rojiza mejilla de Butch, pero, en lugar de recriminarla o reclamarle por haberle abofeteado, Butch se rio.

—No sé de qué te ríes —dijo Brick—. Esa bofetada te la mereces por altanero. Joder, ¡tienes que aprender a hablar con las mujeres!

Bubbles sale del departamento, Boomer la sigue y Brick se queda parado en la puerta, mientras que Butch se sobaba la cara, pero sin dejar de reír. El efecto de las sustancias había hecho que el dolor se transformara en un simple cosquilleo, pero uno bastante agradable.

Brick lo observaba, pero él también estaba lo suficientemente drogado como para terminar uniéndose a esa risa y compartir ese comportamiento con su hermano. No podía evitarlo, toda la situación parecía desencajar con el ambiente que estaban compartiendo, y esa cachetada tuvo la intención de atraerlo a la realidad.

Al cabo de un rato, cuando volvió a ser consciente de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, estaba sentado en el piso de su balcón, fumando un cigarrillo, pensando en que él todavía podía estar disfrutando de un par de líneas más, pero Brick dormía plácido en el sofá, Boomer no había vuelto y él no disfrutaba drogándose solo, por ahora.

Le daba y le daba caladas al cigarrillo, miraba el humo y, de pronto, su cabeza comenzó a dar vueltas, por lo que tuvo que cerrar sus ojos para poder calmarse. Se quejó, esa sensación no le gustaba del todo, si molestaba, no podía ser algo agradable. Ese era el efecto luego de consumir dichas sustancias, y lo peor, es que él estaba de acuerdo con el riesgo que tomaba al hacerlas parte de su cuerpo.

Butch.

Abrió los ojos estrepitosamente y miró hacia el interior de su departamento. No había nadie más que Brick, y este estaba durmiendo. Lo había escuchado, la voz de Buttercup, era ella, ella le había hablado.

¿Has pensado en lo que quieres hacer cuando salgamos de la escuela?

Lo entendió, estaba recordando, sin poder tener control sobre eso, su mente le estaba reviviendo ciertas conversaciones que tuvo, en un pasado, con Buttercup.

Lo que sea que decidas hacer, sabes bien que te voy a apoyar, ¿verdad?

Sintió una presión en su pecho.

Yo solo quiero tu felicidad, que le encuentres un sentido a lo que decidas hacer, y, por supuesto, que me dejes formar parte de ese camino.

Si bien estaba mareado, sabía que esa presión en el pecho era real. Algo le dolía, y lo estaba relacionando con esas palabras que Buttercup le dedicó mucho tiempo atrás.

¿Tienes una presentación hoy? ¿Puedo ir a verte?

Tragó saliva, intentó ponerse de pie, pero no pudo, el cuerpo no le estaba respondiendo adecuadamente en ese momento. Intentó regular su respiración, pero hasta sus latidos estaban acelerando un poco el ritmo. Estaba haciendo demasiada fuerza y su cuerpo no le respondía como quería.

¡Adivina!

Miró hacia arriba y vio frente a él la silueta de una joven Buttercup de diecisiete años, aun en uniforme escolar, con el cabello un poco más largo que la altura de sus hombros, con solo sus pestañas maquilladas… era una imagen que él, precisamente, no olvidaría nunca, después de todo, fue en esa época en la que se dio cuenta de lo muy enamorado que estaba de esa chica.

¡Me aceptaron en la UT! ¡Entré a medicina!

¿Qué fue lo que él le había respondido a ella? No se acordaba con exactitud de sus palabras, pero tal parece que sí recordaba la expresión en el rostro de su novia: parecía feliz, pero, de algún modo, se veía algo decepcionada.

Entiendo —dijo ella—, tienes una tocata. Bueno, no importa, pero prométeme que celebrarás conmigo cuando termine con éxito mi primer semestre.

Sintió que algo se perdió él de esa conversación. ¿Acaso ella le había invitado a un tipo de celebración? Posiblemente así fuese, pero no lo recuerda, y, claro, qué se va acordar el gilipollas si le declinó la invitación por una tocata. Butch le dio una última calada a su cigarrillo, exhaló el humo e intentó tocar la silueta de Buttercup. Se esfumó con ese último aliento cargado de nicotina.

Dejó la colilla en el suelo y la apagó con la suela de su zapatilla. Tambaleándose en el intento, se afirmó en el barandal del balcón para ponerse de pie y caminar dentro del departamento. Los ronquidos de Brick no eran una molestia para su concentración, es más, le mantenían lúcido mientras buscaba el insufrible aparato perdido.

Lo encontró en la mesa, arrinconado por las latas de cerveza. Le entró algo de sueño, pero todavía quedaba una lata llena. Mañana no tendría que levantarse temprano, ¿qué importaba si se tomaba una cerveza más? Solo tendría una vida y los veintitantos por un corto período de tiempo.

Qué patética excusa para poder seguir bebiendo, como si no estuviera lo bastante ebrio ni drogado en ese momento.

Desbloqueó la pantalla de su móvil mientras que con la otra mano abrió la lata de cerveza. Un gran sorbo de aquella bebida que ya estaba perdiendo su fría temperatura ideal y decidió marcarle a su novia.

A ver, una, dos, tres, cuatro, cinco…, diez llamadas y ninguna fue atendida. ¿Qué pasaba? ¿Por qué ella no atendía? Ah…, ¿qué hora es? Se fijó en la pantalla, un cuarto para las cuatro, estaban bien entrados en la madrugada, Buttercup debía estar dormida.

Si eso era así, pensó que, mejor, le enviaba un mensaje. Entonces recordó que no había chequeado Instagram, esa era la forma en la que se ponía al día con las cosas que hacía su novia, así él se hacía presente en su vida. Vería si ella hubo publicado algo, y luego, se iría a dormir. Buttercup sí había publicado unas historias, que él no tardó en ver.

Estudio, café, descanso, comida, tragos… ¿tres? ¿Tres copas en una mesa? Luego vio un vídeo, en donde se veía a su preciosa novia moviendo su cabeza al ritmo de la música de ambiente; en la siguiente, se veía Blossom, su cuñada, probando un trago enorme de color azul y mucho, mucho hielo. Buttercup decía "fondo, fondo", mientras que una familiar voz masculina apoyó a la chica diciendo "luego el tequila".

¿Con quién estaban? ¿El novio de Blossom? ¿Blossom tenía novio? La respuesta llegó con la siguiente fotografía. A contraluz, en los asientos traseros del auto, la silueta de Buttercup y de otro hombre aparecía con la descripción: "gracias, no sé qué haría sin ti". Adjuntó el perfil, y se trataba de Mitch, el amigo de Buttercup que llevaba años interesado en ella.

Butch se enfureció tanto que lanzó la lata de cerveza contra la pared de la cocina. Brick ni se inmutó, él siguió durmiendo, y la verdad es que a Butch no le importó si lo despertaba o no, él estaba pendiente de su novia.

Dios, estaba indignado, no podía creer el descaro de Buttercup. Está bien, él se ha liado con varias chicas este tiempo, tal vez su novia estaba haciendo lo mismo con Mitch, pero ¿por qué lo sube a sus redes sociales? ¿Por qué presumiría que está en su compañía?

—Maldita descarada… ¿cómo no pone límites?

Por primera vez, Butch se fue a dormir con una inquietud y molestia en su pecho. No hizo nada más que culpar a Buttercup, hasta que cayó profundamente dormido.

"No me intimida ni una chispa,
el cuchillo se retuerce ante la idea
de no cumplir con las expectativas"

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perlapuccabf: Me alegra leer tus comentarios, me hacen sonreír como no tienes idea, tía. Muchas gracias.

MisguidedGhost08: Estamos en la misma vereda, jajaja. Muchas gracias.

Apreciaré cualquier muestra de afecto. Gracias por leer, espero no tardar tanto con las próximas actualizaciones.

¡Hasta la próxima!