Conexiones.

Ha sido una experiencia intensa e inolvidable: una combinación feroz de habilidades marciales y magia que me ha llevado hasta mis límites físicos y mentales. Reconozco que aún tengo mucho camino por recorrer en cuanto a entrenamiento se refiere.

Observo a Beatrice desde lejos; sus ojos brillan con orgullo mezclado con preocupación oculta tras esa mirada tierna. Sé que ella siente alivio ante mi rendición para evitar cualquier daño innecesario.

Mientras caminamos hacia el centro del escenario para recibir nuestros merecidos aplausos, me prometo a mí mismo dedicar cada día venidero al perfeccionamiento de mis habilidades marciales y mágicas. Esta derrota no será más que un trampolín para alcanzar niveles aún mayores de excelencia en futuros enfrentamientos.

La multitud sigue aclamando a Julius, y no puedo evitar sentir una mezcla de admiración y gratitud hacia él. Ha sido un honor enfrentarlo en combate y conocer su enorme potencial.

Con la cabeza en alto y el corazón lleno de determinación, me deslizo entre los vítores ensordecedores del público, sabiendo que este día marcará un punto crucial en mi camino.

—Comprendo ese sentimiento, espero que tengamos la oportunidad de enfrentarnos nuevamente en el futuro —responde Julius con una sonrisa sincera.

Julius extiende su mano hacia mí, un gesto para sellar nuestra batalla y mostrar respeto mutuo.

No dudo en aceptar su mano extendida.

—Sí, la próxima vez seré aún más fuerte —afirmo con determinación mientras nuestros apretones de manos son acompañados por un aumento en las ovaciones del público.

Incluso algunos parecen haber olvidado el verdadero motivo detrás de nuestro combate amistoso.

De repente, una luz azulada irrumpe dentro de mi cuerpo, sanando mis heridas casi al instante. Siento cómo la vitalidad regresa gradualmente a cada fibra de mi ser. Intento expresar mi gratitud hacia Julius por este acto inesperado, pero antes de que pueda hacerlo, soy embestido por alguien pequeño y caigo al suelo.

Es Beatrice quien me abraza con fuerza desbordante. Correspondiendo a su abrazo protector, acaricio su cabeza delicadamente para calmarla. Sé que debe estar pensando que todo esto ocurrió debido a ella; quizás cree que no pudo controlarse durante el proceso de selección y eso provocó esta situación.

—No te preocupes, Betty —susurro tranquilizadoramente mientras ella utiliza sus habilidades curativas para sanar mis heridas bajo la mirada sorprendida de Julius—. Él y yo luchamos como amigos; es alguien muy fuerte y experimentado, así que realmente no causó tanto daño como parece.

La sorpresa se refleja claramente en los ojos de Julius mientras observa nuestra interacción.

—Incluso entre los espíritus, es raro ver una conexión tan profunda como la que tienes con ella —comenta Julius en tono reflexivo—. Debes tener una gran compatibilidad juntos.

La sorpresa y el asombro se entremezclan en sus palabras, revelando un aspecto desconocido hasta ahora para mí.

Mi propia compatibilidad con Beatrice es algo que nunca he considerado detenidamente; lo más importante para mí siempre ha sido asegurarme de su bienestar y protegerla a toda costa.

En este momento, mientras Beatrice continúa sanando mis heridas y me aferra con ternura, comprendo que nuestra relación trasciende los límites establecidos entre humano y espíritu.

Ella es parte de mi vida, mi familia.

Sonrío internamente al saber que no importa cuán poderoso sea mi oponente o qué obstáculos encuentre en mi camino; siempre tendré a Beatrice a mi lado, brindándome apoyo incondicional e inspiración constante para alcanzar nuevas alturas.

—Indudablemente, ya sea espíritu o no, para mí lo más importante es nuestra conexión —respondo con convicción, reflejando mi profundo entendimiento de la importancia de Beatrice en mi vida.

Julius suspira y sonríe, apreciando mis palabras y encontrando alegría en el hecho de que alguien comprenda su perspectiva.

—Es sorprendente descubrir que tengo algo en común con alguien que no sigue el camino del caballero. La vida ciertamente nos reserva muchas sorpresas —comenta Julius mientras reflexiona sobre nuestras similitudes inesperadas.

Puedo ver cómo Julius está cegado por su propio camino, limitándose a sí mismo al no reconocer otras formas de vivir ni otras formas de luchar. Su devoción hacia su propósito le impide ver todo lo que le rodea y rechaza cualquier otra posibilidad.

Mientras me levanto del suelo con Beatrice aún aferrada a mi brazo izquierdo, continúo compartiendo mis pensamientos:

—Concentrarse completamente en una meta puede cegarte ante muchas cosas importantes. A veces, para avanzar en tu propio camino, debes apartar la mirada del horizonte y observar a tu alrededor. Te darás cuenta de que hay numerosos caminos que te llevan al mismo objetivo final; solo tienes que elegir aquel que te haga más feliz sin llevar una existencia vacía.

Los ojos de Julius se abren ante mis palabras; parece sorprendido, pero luego adopta una expresión formal y respetuosa.

—Ha sido un honor luchar contigo. Como caballero imperial, quiero disculparme por el comportamiento mostrado por mis compañeros. No todos los caballeros comparten su actitud —afirma Julius, asumiendo la responsabilidad en nombre de sus colegas.

La gratitud me inunda al ver que Julius se disculpa sinceramente por las acciones de aquellos a quienes representa. Extiendo mi mano derecha hacia él, mostrando confianza y aceptación.

—El placer ha sido mío. Espero que podamos encontrarnos nuevamente en el futuro, tal vez bajo circunstancias más amigables —respondo mientras nuestros dedos se entrelazan en un apretón firme y respetuoso.

Julius toma mi mano con gratitud, aceptando mis palabras y el gesto de amistad.

Las personas como Julius suelen brillar en la superficie, pero esconden dentro de sí una profunda soledad al alejarse del resto. Caminar por un sendero solitario puede ser doloroso, creando un vacío que no se puede llenar solo con logros y reconocimientos.

Por eso busca desesperadamente cualquier emoción que pueda colmar ese vacío.

—Sí, amigo —responde Julius con sinceridad.

Espero que esto calme un poco a los nobles.

Ahora tengo que concentrarme en nuestro próximo objetivo: la aparición de la ballena. Tengo decisiones importantes por tomar; esta situación cambiará el rumbo de nuestra historia.

Dejar morir a Crusch o luchar junto a ella... Necesito reflexionarlo detenidamente.

Mientras acaricio suavemente la cabeza de Beatrice mientras caminamos, siento cómo me cura usando sus habilidades mágicas restantes para transferir maná hacia mí.

Cada vez me vuelvo más resistente al dolor gracias a sus cuidados constantes; supongo que algo bueno surge incluso en medio del caos.

Salimos del coliseo y observo atentamente a las personas que nos rodean: algunos nos miran con desprecio mientras otros parecen querer comunicarme algo importante.

Ahora que los nobles están aparentemente bajo control, es momento para dar el siguiente paso estratégico.

Si hubiera utilizado magias más peligrosas o voladoras podría haber causado aún más daño durante la pelea, pero en este momento mostrar todas mis cartas al enemigo sería peligroso.

Sin embargo, eso no significa que Julius también no se haya contenido durante el combate; sé que debo esforzarme por volverse más fuerte. El siguiente paso es entrenar arduamente y perfeccionar mis habilidades mágicas.

Puck posee la capacidad de alterar los hechizos a nivel molecular, creando fórmulas mágicas con efectos diferentes. Beatrice tiene un talento similar, aunque hasta ahora no le había prestado mucha atención debido a mi limitado conocimiento en química.

Es hora de expandir esos límites y explorar las posibilidades infinitas que se abren ante mí. La alquimia y la magia pueden fusionarse para crear resultados asombrosos si logro dominarlas correctamente.

Es tiempo de sumergirme en el estudio exhaustivo y dedicarme a desarrollar nuevos hechizos que me permitan enfrentar cualquier desafío con mayor eficacia.

Con determinación brillando en mis ojos, acelero el paso hacia lo desconocido mientras una brisa fría acaricia mi rostro. A partir de ahora, cada movimiento será estratégico y cada decisión estará guiada por la búsqueda incansable del poder necesario para proteger todo.

Si Teo estuviera aquí, tal vez sería un hechicero mucho más habilidoso.

Su ausencia se hace evidente en momentos como estos, donde la necesidad de su experiencia y conocimiento se vuelve palpable.

Emilia corre hacia mí con una expresión preocupada dibujada en su rostro. Esquivando a las personas que se interponen en su camino, se coloca frente a mí. Debe haber sido sorprendente verme involucrado en una pelea tan arriesgada, especialmente al enfrentarme a uno de los caballeros más poderosos en todo el reino.

—¡Marco! —exclama Emilia mientras me escudriña de pies a cabeza, buscando cualquier indicio de daño o lesiones. Mi atuendo negro no puede ocultar el rastro carmesí que adorna la manga izquierda debido a la herida causada por Julius.

Ya sanó, así que no hay problema alguno.

Una vez satisfecha al comprobar que estoy ileso, suspira aliviada. La presión sobre los hombros de Emilia debe ser abrumadora después de todo lo ocurrido; sin embargo, es reconfortante ver cómo se preocupa por mi bienestar.

—Tendrás que explicarme muchas cosas —me dice Emilia con cierta seriedad reflejada en sus ojos.

Parece haber algo importante pendiente entre nosotros; quizás ella mencionó algo por el comunicador durante mi combate.

—Lo mejor será cuando estemos solos —respondo cauteloso—, por ahora quiero ir hacia la capital para observar las reacciones del pueblo ante las elecciones.

Los rumores sobre lo ocurrido seguramente ya están comenzando a extenderse rápidamente. Además, también tengo asuntos pendientes con el gremio de herreros, pero eso puede esperar para otra ocasión.

No sé cuántos días faltan antes del ataque de la ballena. En la novela se mencionaban tres días, pero en mi caso no estoy seguro si seguirá el mismo patrón.

—Esa fue una batalla interesante —escucho una voz familiar entre las personas que nos rodean.

Es Crusch, radiante como siempre. Su cabello verde danza elegantemente con cada paso que da, demostrando una madurez y elegancia que es difícil encontrar en las otras candidatas.

Crusch me mira directamente a los ojos con una sonrisa satisfecha en sus labios, como si estuviera complacida con mi actuación durante el combate. Existe un vínculo entre nosotros dos; uno lleno de complicidad y entendimiento mutuo.

Aunque hay muchos desafíos por enfrentar y decisiones difíciles por tomar, sé que no estoy solo en esta lucha.

La determinación arde dentro de mí mientras avanzo hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades infinitas.

Me inclino ligeramente, procurando no incomodar a Beatrice que descansa en mis brazos.

—Es un placer verla, señorita Crusch. Su discurso fue realmente impresionante —le digo con cortesía mientras nos cruzamos miradas fugaces.

Aunque hemos mantenido conversaciones desde nuestro primer encuentro, debo ser cauteloso y mantener las apariencias.

Necesito obtener información sobre la ballena y eso implica ir sí o sí a la mansión Karsten. El problema es que en la novela el protagonista termina herido cuando visita ese lugar.

Sin embargo, considerando los contratos que he establecido hasta ahora, no debería ser tan difícil lograrlo.

—Pensé que vendrías, pero no esperaba presenciar tal espectáculo —comenta Crusch con una mezcla de curiosidad y sorpresa en su voz.

Nunca mencioné mis habilidades de combate durante nuestras conversaciones anteriores ni revelé detalles sobre mi contrato con Beatrice, por lo que es comprensible que ella desconociera estos aspectos.

Además, el hecho de sacar a la luz la existencia de los rifles también fue algo inesperado para ella al igual que mi victoria contra un arzobispo del culto.

—Había escuchado rumores sobre cómo unas personas detuvieron el avance del culto en los dominios Mathers, así que ya tenía mis sospechas —continúa Crusch revelando parte de su conocimiento previo—. No me sorprende saberlo... Lo que realmente desconozco es si saben cuál fue exactamente la razón detrás del ataque inicialmente planeado...

Las palabras de Crusch me sumergen en un mar de reflexiones.

¿Acaso ella ya sabía sobre la fuga de información que desencadenó el ataque?

¿Estaba al tanto desde el principio?

Si lo sabe y no hizo nada, entonces...

No, no puedo permitir que mis decisiones estén basadas en emociones. La vida o muerte de Crusch depende enteramente de lo que decida hacer. La ballena está protegida por una poderosa magia, por lo que creo que los cañones convencionales podrán ser suficientes para enfrentarla.

O al menos eso quiero creer.

—La señorita Emilia y yo luchamos juntos para derrotarlo —confieso finalmente, sin ocultar ningún detalle— Al final, utilicé artes espirituales para eliminar su alma completamente de este mundo.

No tiene sentido mentirle a Crusch; incluso sin la protección mágica de ella, habría revelado la verdad igualmente. Ella coloca su mano bajo su barbilla y parece estar inmersa en sus pensamientos. Emilia y yo intercambiamos miradas expectantes mientras esperamos a ver qué va a decirnos.

Crusch finalmente rompe el silencio con una propuesta intrigante:

—Me gustaría hablar con ambos, pero deberíamos hacerlo en privado. —Su mirada se pierde en el horizonte antes de añadir—. Les invito cordialmente a visitar mi mansión mañana por la tarde.

Enviaré una carroza para recogerlos si están dispuestos.

Emilia y yo nos volvemos a mirar y asentimos simultáneamente, aceptando su invitación sin dudarlo. Sin lugar a duda, Crusch nos solicitará ayuda para enfrentar a la ballena o tal vez intentará obtener más información de nosotros.

De todas formas, vine preparado para cualquier eventualidad.

—Será un placer visitar su mansión, señorita Crusch —responde Emilia con alegría mientras una sonrisa complacida se dibuja en el rostro de Crusch.

Con amabilidad y elegancia, ella se despide y los soldados comienzan a acercarse hacia nosotros.

—Fue una magnífica pelea, mi general —admite Lucas mientras me entrega mi rifle con reverencia.

—Siempre supe que el general era fuerte, pero ahora veo que está en un nivel completamente diferente —añade Lessed con una sonrisa llena de admiración mientras aprieta sus puños en gesto de reconocimiento.

Al observarlos, me doy cuenta de que no les importa mi derrota. Después de todo, el nombre Julius es conocido en todos los rincones y es evidente la fuerza que posee.

Emilia me toma del hombro con una expresión seria en su rostro, transmitiéndome la seriedad de la situación.

—Uno de los sabios desea hablar contigos —me informa sin rodeos.

Un escalofrío recorre mi espalda.

¿Podría ser sobre la noticia que recibí del arzobispo?

No, eso es algo que aún se debe verificar y no tiene cabida en este momento. Sin duda, hay algo más importante en juego.

En ese preciso instante, Roswaal hace su entrada triunfal junto a Ram por una de las entradas del castillo. Su sonrisa arrogante parece indicar un nivel extremo de complacencia consigo mismo.

Su atuendo de payaso solo logra arruinar cualquier ocasión con su mera presencia.

—Escuché que tuuuviste un pequeño enfrentamiento —comenta Roswaal extendiendo sus brazos como si estuviera sorprendido—. Lamentaaablemente, estaba ocupado y no pude presenciarlo personaaaalmente.

Ram se burla abiertamente mientras me mira con una sonrisa pícara, consciente seguramente de mi derrota ante Julius.

—¡Ja! Eres todo un fanfarrón. Supongo que esta señorita debería enseñarte unas cuantas lecciones —dice Ram mirándome fijamente antes de ofrecerme esa sonrisa maliciosa tan característica suya.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que entrenamos juntos bajo su tutela.

La verdad es que cuando se trata de magia, preferiría evitar repetir esa experiencia; explicarle a alguien algo que para ella es natural resultaría complicado y difícil.

Pero cuando se trata de entrenamiento físico, Ram es insuperable. La única vez que logré golpearla fue porque ya había entrenado con ella y comprendía un poco su estilo de combate.

Sin embargo, debido a las responsabilidades del pueblo, tuve que abandonar esos entrenamientos. Supongo que ha llegado el momento de retomarlos.

—Parece que estás ansiosa por entrenar conmigo —respondo con una sonrisa irónica—. Pero recuerda que tus ansias solo reflejan tus ganas de desquitarte por hacerme trabajar tanto

Ambos sabemos bien cuál es la verdadera motivación detrás de sus deseos de partirme la cara a golpes durante nuestras sesiones de entrenamiento.

Aunque lo hace de forma voluntaria, le dije que podía vivir a su antojo. Su obsesión o amor por Roswaal probablemente supera su deseo de descansar.

—Sí, entrenemos hasta agotarnos —responde Ram con una sonrisa maliciosa mientras golpea su puño contra la palma de la mano.

Ram lo dice en tono de broma, pero estoy seguro de que intentará darme una paliza durante nuestro entrenamiento. Mientras tanto, Roswaal se acerca a mí y me susurra al oído.

—Volveré a la mansión. La información que poseo debe ser verificada con los últimos hallazgos. Algo importante está ocurriendo en el castillo —dice con seriedad antes de levantarse y despedirse.

Emilia pregunta curiosa sobre el motivo repentino de su partida, pero él simplemente menciona asuntos pendientes en la mansión y se disculpa por tener que marcharse. Ram lo sigue rápidamente y ambos se alejan dejándome solo con mis pensamientos abrumadores.

Nunca confiaré plenamente en Roswaal; sin embargo, puedo percibir por las reacciones del sabio que no mintió respecto a la filtración de información. Confiar ciegamente en él es como entregar mi vida a un cocodrilo: nunca sabes cuándo atacará.

Las intenciones ocultas de Roswaal podrían llevarme por un camino peligroso e incierto. No sé qué hay escrito en sus planes maquiavélicos; no soy como el protagonista típico de una novela donde todo parece predecible y sencillo para ganarme la confianza de los demás.

Si llegara a formar una alianza con él...

No, eso es imposible.

Él no tiene reparos en matar a alguien, aunque lo haga sabiendo que puede darle el manto a otro Roswaal.

A el no le importan las vidas de un bucle perdido.

Recuerdo el "te quiero" de Beatrice, que penetra en mi como espadas clavándose en tu corazón.

—Igual que yo —susurro para mí mismo mientras Emilia me mira sorprendida por mis palabras.

—¿Igual que tú? —me pregunta con curiosidad en sus ojos.

—No me hagas caso, solo estaba divagando —digo mientras despierto de mis pensamientos.

Beatrice duerme plácidamente en mis brazos mientras esperamos la llegada del intermediario que nos llevará ante el sabio. Emilia observa a Beatrice con ternura y acaricia su cabeza de vez en cuando.

—Parece que le tienes mucho cariño a Beatrice —comento, contagiado por la dulzura del momento.

—¡Sí! Es tan adorable y tiene un corazón muy tierno —responde Emilia con una sonrisa.

Los soldados conversan entre ellos mientras nosotros esperamos en silencio, evitando mencionar lo ocurrido durante la selección. Deseo tener más privacidad para estar junto a Emilia, pero aquí debo mantener una actitud seria. Cuando estemos solos podremos hablar sin restricciones. Afortunadamente, ella comprende esto y tampoco ha tocado el tema.

—¿Qué crees que quiera Crusch? —pregunta Emilia acariciando suavemente a Beatrice.

Debe haber una razón importante para querer reunirse con nosotros ahora que las elecciones han comenzado oficialmente. Necesito hablar también con Anastasia, pero no puedo agitar las cosas demasiado pronto.

Ella maneja uno de los gremios comerciales más grandes; tarde o temprano entraremos en competencia tanto por el trono como por el monopolio comercial. Quiero saber qué es capaz de hacer.

La información que tengo sobre Anastasia no es suficiente; necesito verla cara a cara y juzgarla con mis propios ojos para conocer realmente qué tipo de persona es.

—Probablemente tenga algún motivo secreto o quizás sea un asunto de negocios —respondo reflexionando.

Si se trata de algo relacionado con el comercio, bastaría mi presencia. Solo quiero observar si Emilia es capaz de llegar a sus propias conclusiones sin influencias externas.

Ella parece estar sumida en sus pensamientos; ha estado cerca de las situaciones del pueblo tiempo y también ha compartido momentos conmigo mientras estudiamos cómo administrar junto a Roswaal.

Poco a poco, la experiencia va moldeándola y formándola como líder.

Gobernar no se trata solo de estudiar, también implica pensar, actuar y aprender de los errores para saber cómo enfrentarlos. En la novela, este aspecto parece olvidado, pero para lograr mis objetivos, Emilia debe crecer como nunca.

La madurez es un avance importante, pero sin habilidades y experiencia, no será suficiente en esta situación.

Cada uno tiene sus propios dilemas internos y conflictos por resolver. Sin embargo, siento que aún no he disfrutado plenamente de este mundo como debería. Aunque he tenido momentos relajantes aquí y allá, desearía tener más ratos de paz para mí mismo.

—Debe ser algo secreto ¿verdad? —me pregunta Emilia con una sonrisa expectante en su rostro inocente.

No puedo evitar soltar unas pequeñas risas ante su expresión ansiosa mientras trato de hacerlo lo más silencioso posible para no despertar a Beatrice. Emilia hace pucheros y me golpea delicadamente en el costado mostrando su disgusto por mi reacción.

Me alegra ver que a pesar de todo lo que ha pasado últimamente, Emilia sigue siendo ella misma.

En ese sentido, ella me supera ampliamente.

—Lo siento... Pero sí, estoy seguro de que será algo importante —respondo convencido.

Mis palabras hacen que Emilia ponga una mano sobre su pecho mientras me mira con una sonrisa llena de determinación en sus ojos fijos en los míos.

—Han ocurrido muchas cosas últimamente... Y créeme cuando te digo que ha sido muuuy abrumador —dice Emilia mientras toma mi mano libre, sin importarle la presencia de los demás—. Pero cuando estoy contigo, siento que puedo darlo todo. Sé que juntos podemos apoyarnos y seguir adelante.

Emilia hace una expresión en su rostro que no logro reconocer del todo, pero sus palabras me dejan sorprendido y conmovido al mismo tiempo.

En ese momento, Beatrice se mueve por primera vez desde que está durmiendo. Gira su cabeza hacia Emilia y la mira con pequeños pucheros en su rostro adorable. Beatrice baja un poco su cara y con ternura le pregunta:

—¿Y yo?

Emocionada, Emilia sonríe ampliamente y toma a Beatrice en sus brazos. La sorpresa invade el rostro de Beatrice ante este gesto inesperado, pero no puedo evitar quedarme atrapado en la hermosa sonrisa radiante de Emilia.

Es fascinante observar cómo alguien puede transformarse tan profundamente cuando supera por completo nuestras expectativas. No hay mejor sensación que presenciar el crecimiento de las personas a nuestro lado.

Miro a Emilia y Beatrice con una sonrisa, guardando este momento en mi memoria.

Emilia levanta a Beatrice en sus brazos y responde con una sonrisa:

—Estaremos juntos, los tres nos apoyaremos mutuamente y me aseguraré de hacer feliz a Betty. —Emilia arquea las cejas antes de agregar—. Cuando Puck regrese, los cuatro estaremos reunidos nuevamente.

Beatrice sonríe, pareciendo haber formado un vínculo especial con Emilia. Aunque Emilia no pueda verlo, puedo percibir algo detrás de esa sonrisa.

Siento que Beatrice me está ocultando algo.

—¡Sí! Cuando Pucky regrese, debemos contarle todo lo que hemos hecho supongo —exclama Beatrice emocionada.

Emilia abraza cariñosamente a Beatrice y esta corresponde su gesto afectuosamente. Incluso los soldados nos miran con admiración.

—La señorita Emilia es sin duda una persona excepcional —admite Bert.

Los soldados asienten en acuerdo ante su afirmación y yo no puedo evitar sumarme al coro de elogios para Emilia.

A pesar de todo, sigue siendo vulnerable ante la adulación.

De repente se escuchan ruidos metálicos provenientes del pasillo cercano, capturando la atención de todos presentes. Desde la entrada del castillo aparece Gildark; su imponente figura y aura mágica revelan su poderío físico.

Normalmente, no es necesario mantener tu energía mágica fluctuando constantemente, pero hay quienes lo hacen como parte de su entrenamiento para controlar y fortalecer su flujo de poder.

Gildark se acerca a nosotros con expresión seria, nunca he visto otra expresión en él. Aunque Roswaal afirmó que era una buena persona.

Bueno, tampoco estoy seguro de qué considera Roswaal como "buena persona". Después de todo, se enamoró de Echidna.

Gildark nos mira a Emilia y a mí antes de inclinarse en señal de respeto.

—Señorita Emilia, señor Marco, necesito que me acompañen —dice Gildark mientras observa detenidamente nuestros rostros. Sabe que Emilia ya ha sido advertida previamente sobre la situación.

El hecho de no mencionar quien nos solicita es solo una forma sutil de indicar que hay ojos y oídos alrededor.

Aunque me hago una idea.

Le indico a mis soldados que esperen en la carreta; esto no tomará mucho tiempo. Ellos asienten y se retiran obedientes.

Emilia carga a Beatrice en brazos mientras seguimos detrás del imponente Gildark. No sé nada sobre esgrima, pero puedo sentir la presencia abrumadora emanada por este hombre.

Incluso si quisiera enfrentarlo en combate cuerpo a cuerpo sería imposible derrotarlo... por ahora.

Por supuesto, la fuerza bruta no lo es todo; un disparo certero puede acabar con cualquiera sin importar cuán poderoso sea. Desconozco si esta persona tiene habilidades para desviar tales ataques, pero si es el líder de todos los caballeros es porque como mínimo es más fuerte que Julius.

Con las armas de fuego en su estado actual, probablemente no sería suficiente. Pero cuando logre mejorar la pólvora y las armas, podré crear balas más rápidas e imposibles de esquivar.

Avanzamos por los pasillos hasta llegar a uno menos iluminado. Gildark no ha pronunciado una sola palabra durante todo el trayecto; camina con paso pausado y calmado.

Con una voz profunda y seria, Gildark habla por primera vez:

—Escuché que en el pueblo del cual usted es alcalde reclutan a personas de cualquier raza y también buscan dar trabajo y techo a aquellos sin hogar.

Un silencio abrumador se apodera de nosotros mientras avanzamos; su pregunta me toma por completo desprevenido, e incluso Emilia parece consternada. Gildark gira la cabeza para observarnos, percibiendo nuestra sorpresa ante su interrogante.

—Tengo una organización llamada "La Hermandad" que se encarga de ayudar a las personas más necesitadas —responde con calma—. Sin embargo, resulta difícil brindar empleo y asistencia a todos los solicitantes.

Finalmente comprendo lo que está insinuando. Emilia mira fijamente a Gildark con ojos iluminados por la emoción mientras se acerca sigilosamente hacia él.

—¡Es maravilloso! ¡Una labor tan noble y hermosa! —exclama entusiasmada.

Gildark no responde ante las adulaciones de Emilia, pero ella continúa expresando su alegría por sus palabras.

No puedo evitar manifestar mi perplejidad frente al hecho de que alguien perteneciente a la nobleza muestre tanto interés por los menos privilegiados.

—Nuestras intenciones son precisas; sin embargo, estamos siendo selectivos en cuanto a quienes ingresan —explico, mientras Gildark asiente comprensivamente ante mis palabras—. Filtramos cuidadosamente según actitudes y comportamientos para asegurarnos de aceptar solo aquellos dignos de nuestra ayuda.

Gildark detiene abruptamente nuestros pasos y gira hacia mí, extendiendo su mano en señal de camaradería.

Es evidente que esta persona posee un corazón noble, a pesar de su personalidad severa e intimidante.

Yo sonrío y estrecho su mano con firmeza.

—Es un verdadero placer conversar con usted tanto como caballero como jefe de la Hermandad. —Lo miro confiado—. Me complace ver a alguien tan noble como usted ocupando una posición tan alta. Por lo tanto, quiero asegurarle que nuestra campamento siempre tendrá las puertas abiertas para cualquier necesidad o solicitud, ya sea bajo el título de caballero, jefe o Marcos Gildark; por supuesto, si mi señora está de acuerdo.

Emilia sonríe radiante mientras dirige su mirada llena de alegría hacia Gildark.

—Sus palabras refuerzan mis intenciones —expresa emocionada—. Es gratificante encontrar a alguien como usted liderando los caballeros.

Gildark nos observa fijamente con la misma expresión inmutable en sus rasgos faciales; parece estar suspendido en el tiempo. Sus músculos entrenados y poderosos le otorgan una imponente figura, mientras sus ojos permanecen vigilantes sin cesar.

En ese momento, Gildark se inclina profundamente ante nosotros mostrando gran respeto y arrepentimiento.

Emilia se sorprende por este gesto repentino e instintivamente toca el brazo del guerrero para que detenga esa muestra excesiva de reverencia.

—Existe diversidad en todos los ámbitos —comienza Emilia mientras endereza lentamente su cuerpo—. He aprendido que uno debe comprender y hacerse respetar. Mi objetivo es construir un mundo en el que todos sean valorados, donde los principios fundamentales se arraiguen en la sociedad sin importar raza, capacidad económica o habilidades individuales. Esto apenas está comenzando. Creo firmemente en el respeto mutuo, ya que cada persona posee el potencial para superarse a sí misma. Esta es la filosofía con la cual estamos forjando Irlam.

Las palabras de Emilia reverberan en mi mente mientras observo a Gildark asentir con admiración hacia él. En este hombre de apariencia imponente y fortaleza sobrehumana yace una visión audaz e inspiradora para transformar su pueblo y cambiar las vidas de aquellos menos privilegiados.

La nobleza del corazón no siempre se encuentra entre quienes ostentan títulos nobiliarios; puede surgir incluso desde las profundidades más inesperadas del alma humana.

Palabras perfectas para culminar, Gildark debió escuchar las noticas de Irlam sin embargo debe haber estado desconfiado de si las noticias eran ciertas.

En especial que no podía ir a investigar por ser la propiedad de alguien que esta con una candidata.

Gildark abre los ojos en sorpresa ante las palabras de Emilia, sus pupilas dilatándose como el reflejo del sol en un lago oscuro. Por primera vez, veo un pequeño cambio de expresión en su rostro imperturbable.

Extiende su mano con la elegancia de un caballero antiguo y Emilia corresponde al gesto con una gracia inigualable.

—Debido a mi cargo —dice Gildark con voz profunda y resonante—, debo mostrar neutralidad ante cualquier candidata. Sin embargo, le deseo el mayor de los éxitos en su noble objetivo como gobernante, señorita Emilia.

Sus palabras flotan en el aire como notas melódicas suspendidas por encima del abismo que separa sus posiciones políticas.

Aunque serio y reservado por naturaleza, Gildark revela una faceta más noble y benevolente de sí mismo. Ha dedicado gran parte de su vida a forjar una organización meramente comunitaria sin ánimo de lucro; un acto altruista que demuestra la grandeza oculta tras su fachada impenetrable.

Girándose hacia otra dirección con movimientos precisos pero fluidos, Gildark se detiene junto a una puerta grandiosa cuya madera parece haber sido tallada por manos divinas.

Una presión mágica palpita intensamente desde el otro lado; es evidente que está diseñada para evitar intrusiones no deseadas e indiscretas orejas curiosas.

Es entonces cuando Gildark abre la puerta majestuosa y entra en la habitación contigua, revelando finalmente quien era aquel sabio misterioso que nos citó: Miklotov McMahon.

Líder de los sabios y la primera persona en mostrar consideración con Emilia.