TOC, TOC... se puede?

Ains, chicas, la verdad es que no sé por dónde empezar, pero bueno, allá vamos.

Soy plenamente consciente de que han pasado años, muchos años, desde que actualicé. Tanto está, como los otros fics que tenía en proceso.

La vida, por desgracia, da muchas vueltas. Y la vida hizo que tuviera que dedicarme al 100% a otras cosas. Cuando la vida te pone obstáculos y, sobre todo, si esos obstáculos están relacionados con lo que más quieres en el mundo... pues eso.

Pero bueno, ahora que todo está bien, vamos a retomar que pasa con los chicos rockeros. ¿Sabéis una cosa?; tengo mucho cariño a este Edward y a esta Bella, y me daba mucha pena no haber podido darles su final. Creo que se lo merecen; se quedaron muchas cosas en el tintero que seguro os hubiera gustado leer.

Me imagino que habrá gente que siga leyendo, otra no... pero bueno, no pasa absolutamente nada. A las que vais a retomar la historia, muy re bienvenidas; a las que os sumáis a partir de ahora, espero que la disfrutéis.

Nos leemos abajo ;)

Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo sólo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia.

Excepto Forks, lugares y localizaciones reales.

Canción del capítulo: "Roulette" de Bon Jovi.

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Capítulo 29: ¿Para toda la vida?

Finalizado el concierto en el Friends Arena, el grupo se dirigió de nuevo al hotel; durante el trayecto de vuelta, Edward, Bella y Jake, que iban en el mismo coche, debatieron acerca de cómo abordar a Sam, y que al menos, hablara con ellos.

-Será un milagro si no sigue borracho perdido- musitó hastiado su primo, pasándose las manos por la cara.

-Vete a saber- respondió Edward, jugando con uno de los tirabuzones de su calabacita, cómodamente apoyada en su hombro -aunque conociéndolo, te puedes hacer una idea...- dejó la frase inconclusa y rodando los ojos.

-No puedo creerlo, y jamás me hubiera imaginado algo así por parte de Emily... ¿en qué diablos está pensando? -resopló el guitarrista.

-No podemos juzgar sin saber, Jake- ahora la que habló fue Bella -puede que haya conocido a esa persona después de separarse. O quizá, simplemente sea un buen amigo.

-Pero la actitud que reflejaban esas fotos...- negó Edward con la cabeza -y la sonrisa de Emily... dan el pego total de una pareja- Bella asintió levemente, sabía que su novio tenía mucha razón.

Los tres siguieron comentando el tema, hasta que el coche paró en una de las puertas traseras del hotel. Nada más poner un pie en la sala que conectaba con las habitaciones de la banda, Emmett y Jasper se acercaron a ellos.

-¿Y Nessie? preguntó Bella, escaneando la sala con la mirada.

-Está hablando con Alice- respondió Jasper, haciendo alusión a su esposa -yo también he hablado con ella. La noticia de Emily y su acompañante es la comidilla de toda la prensa rosa en casa.

-Fabuloso exclamó irritado Jake -ya está el circo montado.

-Está muy sorprendida, obviamente- explicó Jasper -ha intentado ponerse en contacto con Emily, para hablar con ella, pero no responde ni a las llamadas ni a los mensajes.

-Rosie está alucinada- tomó la palabra el batería -acabo de hablar con ella también. Le he preguntado si sabía algo -Edward asintió; aunque Bella no tenía ese tipo de confianza con Emily, Rosalie sí -me ha dicho que desde que Emily regresó a casa desde Buenos Aires, no ha sabido nada de ella- contó al resto.

-Alice está llamando a los pocos periodistas de confianza que conocemos- siguió hablando Jasper -Bella lo miró sin entender, esperando una explicación, pero fue su propio novio el que le sacó de dudas.

-Alice está intentando averiguar si los fotógrafos que hicieron esas fotos los pillaron de casualidad por la calle, o si alguien dio un chivatazo- le aclaró el cobrizo, rodeando suavemente su cintura con el brazo.

-Puede haberse ido cualquiera de la lengua, previo cobro- todos se giraron al escuchar la voz de Nessie, que se acercó a ellos -algún trabajador de los salones de belleza, alguna amiga- enumeró, cruzándose de brazos -alguien del equipo que los viera por casualidad, entre viaje y viaje, por ejemplo.

Bella hizo recuento mental, entendiendo al momento lo que decía su compañera. Después del periplo sudamericano de la gira, habían pasado más de dos semanas, en casa. Las grabaciones, los premios Grammy...

-No sería descabellado- le dio la razón el cantante -Seth, Paul, Embry... -empezó a enumerar -Bill y los chicos de seguridad; casi todos viven en Los Ángeles; aunque me sorprendería que hubiese sido alguno de ellos; llevan años trabajando y viajando con nosotros, y nunca ha ocurrido nada.

-Leah...- dejó la frase inconclusa Jasper, evitando poner una mueca de asco.

-Si hubiera sido esa zorra, por fin tendríamos un motivo para mandarla a su casa de una patada -siseó Edward -pero no seremos tan afortunados.

-Creo que me espera una ajetreada semana de investigación, cuando regresemos a casa- musitó pensativa la publicista -os veo mañana chicos, descansad- se despidió, para después dirigirse a su habitación.

Bella dio las gracias mentalmente porque las cuestiones relacionadas con la prensa fueran tarea exclusiva de Alice y Reneesme, y que su trabajo estuviera enfocado en la parte administrativa y contable.

-Yo también me retiro- dijo Jasper, ahogando un bostezo, no sin antes girarse hacia Jake y Edward- deberíais ir a ver cómo está Sam.

-Cierto- le dio la razón Emmett -vosotros sois sus amigos de toda la vida; si aparecemos todos en manada, nos va a mandar a paseo.

-Será lo mejor; te espero allí- le dijo Jake al cantante, para después dirigirse al resto -hasta mañana chicos, Bells.

-Ahora voy- contestó el cobrizo.

Una vez la pareja se quedó sola, el suspiro de la castaña hizo que su novio fijara la vista en ella.

-¿En qué esta tu mente, calabacita?- le preguntó de manera suave, a la vez que su otro brazo también rodeaba su cintura, y a la vez mirándola con una pequeña sonrisa. Bella apoyó la cabeza en su pecho, meditando cómo formular la pregunta -dispara- le instó, dejando un pequeño beso en el tope de su cabeza.

-Se nota que todavía soy novata en este asunto de la prensa- musitó hastiada, cosa que hizo al cantante sonreír -¿por qué Alice y Nessie van a investigar?; quiero decir, Emily es libre, por así decirlo.

-Y lo es, ella puede hacer lo que quiera, y por supuesto, rehacer su vida- le dio la razón Edward -lo que nuestra publicista jefe no quiere es que, por ejemplo, Sam se vea envuelto en una batalla campal con Emily, y su imagen se vea perjudicada; o incluso, que empiece a largar acerca de nosotros- le explicó -sabes que a ninguno nos hace gracia el tema paparazzi- hizo una pequeña pausa -y luego está Aro. De momento sigue siendo nuestro jefe- siguió, aludiendo a la complicada negociación que iban a mantener con Twilight Records los próximos meses -ya sabes que no le gustan un pelo los escándalos y los cotilleos, aunque solo sea por la parte que le puede tocar a su negocio, más que por nosotros- Bella asintió, recordando sus comienzos con el grupo.

-¿Puedo hacerte otra pregunta?

-Claro que sí, cariño- la animó el cantante.

-Cuándo Tanya y tú os divorciasteis... ella y tú estabais constantemente en las revistas de cotilleos -Edward asintió en silencio -¿Aro te echó la bronca?; ¿Y Alice, también controlaba a Tanya?

-La pequeña duende me controlaba a mi- corrigió el cantante -para que no entrara mucho al trapo; sabes que suelo tener muy poca paciencia, y pierdo los estribos- la mueca de su calabacita, dándole la razón, le hizo sonreír -pero admito que Aro me llamó un par de veces, nada contento con el asunto -rememoró, con una pequeña mueca. Los ojos marrones de su novia le miraban atentamente, mientras hablaba -pero en este tema, tengo que admitir que Tanya se comportó. No se metió con el grupo, ni nada por el estilo. Y te puedo asegurar que ella sabe muchas cosas, sobre todo de nuestros comienzos; ya te conté que tuvimos nuestra época rebelde- aludió a su primera cita, y la conversación que tuvieron, paseando por el muelle de Santa Mónica -a ella siempre le importó poco o nada mi trabajo, y el resto del grupo, por así decirlo; y aunque envidió el inesperado éxito que tuvimos, jamás mencionó ni cuestionó el trabajo de Slave Heart, ni a los chicos. No sé si me he explicado bien... - dejó la frase inconclusa.

-Creo que entiendo tu punto- habló su calabacita, después de un interminable minuto de silencio -para Emily, todo el tema de la separación está en Leah, las giras, los ensayos... Eso se llama resentimiento- hizo una pequeña pausa, pero el cobrizo siguió por ella.

-Exacto- le dio la razón -y Alice no es su publicista; pero sí es la mía, y la de Sam y el resto- concluyó -y meterte en un lío así, en medio de una gira y de la promoción que se nos viene encima, no es bueno; cuando lleguemos a casa, veremos de primera mano cómo está el tema.

Bella afirmó con la cabeza, sin salir un segundo de su abrazo. Después del concierto de Helsinki, ciudad a la que partían mañana al mediodía, sus próximas paradas antes de regresar a casa eran Rotterdam, Holanda, y la ciudad suiza de Basilea. Volvían la última semana de febrero, y la gira no se retomaba hasta la segunda semana de abril. Entre todo ese espacio de tiempo estaba la promoción del recopilatorio, con los seis temas inéditos, y las vacaciones de primavera la tercera semana de marzo. Sonrió levemente, recordando en su mente "Bed of roses", su canción, que junto con "Lie to me", eran los dos primeros temas inéditos que verían la luz.

No podía esperar a que la canción se hiciera pública, y que la pudiera cantar en un concierto. Y contaba los días para ese viaje en familia, junto a la pequeña Amy y Baxter, a Forks. Tenía muchas ganas de ver a sus padres, y de que Edward los conociera; y lo más importante, descansar y disfrutar con él y la niña, sin viajes ni trabajo de por medio.

-Por cierto- la voz de su novio hizo que volviera a la tierra -¿y mi beso por haber hecho bien los deberes?- le cuestionó cual niño bueno, poniendo una mueca entre angelical y algo maléfica, lo que hizo que Bella le mirara con un ceja arqueada, pero a su vez disimulando la sonrisa -¿qué te ha parecido el concierto?

-Pues... no sé, no sé- se hizo la desinteresada, pero a la vez rodeando su cuello con sus brazos y jugando con uno de sus pendientes, como siempre solía hacer -ya ganaste el premio en Tokio, aunque te agradezco que me cantaras de nuevo "I'll be there for you"- le dijo, aunque ahora esbozó una suave sonrisa -así que gracias; sé que es una canción que te cuesta mucho cantar en directo. Y siempre que la escucho, me emociono.

-No se merecen, cariño- respondió el cantante, ya sin sombra alguna de broma en su voz -cuando pueda cantarte "Bed of roses" espero otro premio- la volvió a picar. La castaña no pudo evitar la carcajada, para luego morderse el labio inferior -aunque hay una cosa que no te he preguntado, acerca de eso.

-Tu dirás.

-¿"Bed os roses" va a pasar a ser tu canción favorita?- era algo que Edward llevaba preguntándose desde ese día, en el estudio de grabación, pero no había surgido el momento para sacar el tema. Su calabacita sopesó unos segundos su respuesta, antes de contestarle.

-No; quiero decir... - hizo una pequeña pausa, siempre con la mirada de su novio puesta en ella –"I'll be there for you" es muy especial para mí. Nos trajo de vuelta a ambos -Edward asintió, complacido -me hace recordar las miles de veces que Riley y yo la escuchamos juntos, en mis años de adolescencia... la letra siempre me pone la piel de gallina- le confesó; el cobrizo besó su frente, a la mención de su hermano. Era increíble como ahora, Bella podía mencionar a Riley, y hablarle de él con menos dolor que antes -así que "I'll be there for you" siempre será mi canción favorita... pero "Bed of roses" será mi canción... nuestra canción- le aclaró -es la canción con la que me dijiste todo -agachó su mirada, ligeramente avergonzada por lo que acababa de decirle, pero Edward la tomó por la barbilla, haciendo que me mirara de nuevo.

-Y seguiré diciéndote todos los días lo que significas para mí- le dijo, recitando uno de los versos. Bella sonrió, emocionada como siempre que le soltaba esas cosas, sin darse cuenta de lo inconscientemente romántico que era su chico con ella.

-Así que sí... creo que te mereces un premio- sin darle tiempo a Edward a reaccionar, se puso de puntillas, atrapando los labios de su novio y regalándole un beso, que a Edward por unos segundos le pilló desprevenido.

Llevó sus manos hacia arriba, enmarcando con ellas el rostro de su novia, profundizando el beso y disfrutando, cómo siempre pasaba cuando se besaban. Cuando notó que Bella jadeaba, deshizo suavemente el beso, y juntó su frente con la de ella. Esbozó una de sus sonrisas torcidas, antes de dirigirse a ella de nuevo.

-Nuevo reto... ganar el premio por cantar nuestra canción, eso es pan comido- la picó, con un deje de chulería en su voz.

-Divo insoportable- musitó ella, con una pequeña mueca de resignación.

-Te gusto así... calabacita- le guiñó un ojo, antes de explotar ambos en unas suaves carcajadas.

-Voy a ver a Jake y a Sam, te veo en un rato- el cobrizo beso tiernamente sus labios, antes de soltarla.

-Buena suerte- respondió Bella, antes de girarse y encaminarse hacia la habitación que ambos compartían.

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Al llegar a la habitación de Sam, tocó suavemente a la puerta. Al final la charla con su calabacita se había alargado unos minutos, y no sabía si Jake seguía allí o se había retirado. Pero un ligero murmullo le sacó de dudas. El guitarrista abrió la puerta, haciéndole un gesto con la cabeza, indicándole que pasara adentro.

-¿Cómo está?- preguntó el cantante, mirando hacia el interior de la habitación, buscando a Sam con la mirada.

-Hecho una caca- suspiró Jake, negando con la cabeza -al menos, está sobrio para poder hablar.

-Menos mal- respiró aliviado Edward -¿te ha contado algo?

-Lleva todo el día intentando hablar con Emily, pero nada- le puso al corriente de la situación -para la parte interesante, te estaba esperando -Edward negó con la cabeza, rodando ligeramente los ojos -está en la terraza, no hace más que encender un cigarrillo tras otro.

-Vamos entonces- le palmeó el hombro el cobrizo.

Atravesaron la habitación, y el cantante se fijó en la cama totalmente desecha, y varias latas de coca cola y tazas de café esparcidas por las mesillas. Abrochándose la chaqueta hasta casi la barbilla, salió a su encuentro. Estaban en Estocolmo, y en febrero... solo le faltaba pilar un resfriado, o una infección de garganta. Allí se encontró a su amigo, abrigado y mirando hacia la nada, sentado en una silla y sosteniendo su cabeza con una mano, mientras que en la otra un cigarrillo bailaba entre sus dedos.

-Sammy- le llamó el cobrizo, dándole un ligero apretón en el hombro, a la vez que Jake tomaba asiento a su lado. El bajista giró la cara, enfocando a su amigo, que a su vez también se sentó, sacando el paquete de tabaco.

-¿También vienes a darme un sermón, para que no saque conclusiones precipitadas?- musitó entre dientes.

-Pues sí, resulta que sí- contestó Edward, para después dar una calada al cigarro que se había encendido -Sam, antes de hacer o decir nada, habla con ella.

-¿Para qué?- exclamó con desgana -creo que las fotos lo dejan bastante claro- para toda la vida... Patrañas- Recitó Burlón.

-Escúchame- tomó ahora el turno su primo -aunque tú te empeñes en una separación temporal, de momento- hizo una pequeña pausa, midiendo sus palabras -creo que Emily no quiere eso- el bajista lo miró, sin emoción alguna reflejándose en su rostro -me duele decirlo, pero creo que, aunque al principio perdonó todo lo que pasó con Leah, e intentó seguir hacia delante, no pudo superarlo.

-Todos lo veíamos- prosiguió el cantante, a la vez que expulsaba el humo por la nariz.

-Me esforcé, puse todo de mi parte para dejar atrás mi error, y poder seguir adelante- respondió el bajista, aplastando su cigarrillo en el cenicero.

-Pero a veces se necesita un nuevo comienzo, no seguir hacia delante. Creo que son dos cosas muy distintas- musitó pensativo Jake.

-Exacto- le dio la razón Edward, apagando también su cigarro -¿te has planteado que Emily, con el paso del tiempo, y más después de lo que pasó... se haya dado cuenta de que quiere unas cosas que tú no quieres?- hizo una pequeña pausa, midiendo con cuidado las palabras -por ejemplo, el tema de los hijos.

-Se lo dejé bien claro cuando empezamos a salir. Me gustan los niños, pero no, no me veo como padre.

-Creo que ella esperaba que, con el paso del tiempo, cambiaras de opinión- respondió su primo, encogiéndose levemente de hombros -francamente, todos lo esperábamos. Y ocurre en muchas parejas.

-Y añado- siguió el cobrizo -que es totalmente respetable que alguien no quiera ser padre. Creo que es una de las decisiones más personales que hay, por los motivos que sean. Pero si estás con una persona, debes compartir esa decisión, si no, mal asunto.

-O sea... ¿Qué toda la culpa es mía, no?- respondió el bajista, de forma algo brusca.

-No quiero decir eso- chasqueó la lengua su amigo; se empezaba a poner a la defensiva, y eso no era bueno -lo que intento decir, es que, puede que ella sintiera que si ella sacrificaba su sueño de ser madre, y si tú no hubieras acostado con Leah, ella podría hacer ser feliz, siguiendo vuestra vida juntos.

-Pero eso terminó de minar sus esperanzas- siguió Jake, captando a la perfección a donde quería llegar Edward -al final, creo todo ha sido un cúmulo de decisiones y circunstancias.

Sam meditaba en silencio todo lo que su primo y mejor amigo le estaban haciendo ver. Sabía que el fondo, tenían mucha razón. Emily y él llevaban más de dieciséis años juntos; empezó a salir con ella el último año de instituto. Ella vivió todo el proceso de la banda, desde sus comienzos en el garaje de su primo, el fulgurante ascenso a la fama... pero era muy complicado hacerse a la idea de que ya no iba a esperarle en casa, cuando volviera de los viajes.

-¿Tanya quería hijos?- la pregunta fue directa hacia Edward -todos sabemos que Amy os pilló de sorpresa, y que era algo que tú sí querías.

-En ese momento no estábamos buscando un bebé, lo admito- respondió con franqueza -pero sí, era algo que ambos queríamos, yo más que Tanya- aclaró, y esbozando una sonrisa mientras se acordaba de su pequeña -os he contado muchas veces que siempre he querido darle un hermano o hermana. Pero ahí Tanya se plantó. Y francamente, nuestro matrimonio nunca fue del todo bien- se pasó una mano por su pelo, atusándolo- esa época fue muy buena, lo admito; pero al poco de nacer la niña, la cosa de torció del todo- les recordó.

-Lo vivimos en primera persona- asintió Jake, rememorando en su mente aquellos años -es increíble cómo pasa el tiempo- suspiró.

-Muy rápido- le dio la razón Edward -por eso va este sermón, Sam- se dirigió de nuevo al bajista -Tanya quería hijos, aunque luego no se desarrollara del todo su lado maternal. Ya sabéis que lo primero para ella es su carrera. Yo los quería... -su amigo le cortó.

-Pero yo, no- se dijo Sam para sí mismo -y ella es una de las cosas que más desea en el mundo -meneó la cabeza -y encima voy yo, y le hago eso... he sido un egoísta y un cretino.

-Y creo que es lógico que ella no pueda perdonar una infidelidad- añadió su primo -creo que pocas parejas pueden hacerlo.

-Muy pocas- le dio la razón Edward, para después dirigirse de nuevo a Sam -te lo he dicho muchas veces- hizo una pausa -cuando buscas en otra persona algo que tu pareja no te da, malo.

-Comprendo- musitó el bajista, fumando de nuevo -pero no puedo evitar que esas imágenes me hayan dolido- afirmó -¿quién demonios es este tío?; ¿desde cuándo le conoce?

-No saques conclusiones precipitadas- le advirtió Jake -cuando volvamos a casa, habla con ella.

-Pero sentaos los dos, y hablar lo más civilizadamente posible- añadió Edward.

-Me imagino que la noticia está en boca de todos- siseó frustrado.

-Hay revuelo en casa con la prensa- le confirmó Jake -no te voy a mentir. Jasper y Nessie han hablado con Alice.

-Comprendo- asintió, frotándose la cara -creo que necesito estar solo, y descansar- les pidió a su primo y amigo.

Ambos se despidieron del bajista, dejándole en la terraza, sumido en sus pensamientos. Jake y Edward también se despidieron, encaminándose cada uno hacia su habitación, y preguntándose cada uno en su cabeza cómo iba a terminar todo este asunto.

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Desperezándose lentamente, y sin poder evitar que un leve bostezo saliera de sus labios, Edward abrió ligeramente los ojos. El sol se colaba tímidamente por la cortina; buscando su móvil en la mesilla, vio que apenas eran las ocho y media de la mañana. Hoy era una de las pocas veces que no tenían ni una dichosa entrevista, ni tenían prisa por ir a ensayar. Hasta las tres de la tarde, que cogerían un corto vuelo rumbo a Helsinki, tenían todo el tiempo del mundo.

Dejando el teléfono de nuevo en su sitio, su vista se posó en el cuerpo desnudo que se presionaba suavemente contra él, aunque le sorprendió encontrar a su novia con los ojos abiertos.

-Buenos días- susurró la castaña.

-Buenos días, cariño- contestó el cantante de vuelta, dejando un pequeño beso en sus labios -pensaba que todavía estabas dormida.

-Llevo un rato despierta- le explicó, jugando con el fino vello de su pecho -ayer se os hizo tarde- aludió a la conversación con Sam. Edward asintió con un movimiento ligero de cabeza; cuando regresó a la suite, su calabacita estaba completamente dormida, con la luz encendida y las gafas y el libro encima de la cama.

-Pero eso no evitó que te despertara de nuevo- sonrió su novio de manera angelical, acordándose de la increíble noche que pasaron -nos debíamos la celebración de los premios- le recordó, arqueando una ceja.

-Pervertido- río suavemente, sacándole la lengua de forma graciosa -pero sí, nos debíamos la celebración, hay que admitirlo.

-Nunca tengo bastante de ti- susurró en su oreja de manera sugerente, dejando un pequeño beso.

Bella buscó sus labios, para dejar un profundo beso, que hizo que el cantante, poco a poco, se posicionara encima suyo, atrapándola con su cuerpo. Sus manos volaron rápidamente hacia su nuca y su cuello, acercándolo más a ella, si era posible. Sus manos, siempre heladas, jugueteaban con sus pendientes y se sentían muy bien contra su piel, y ese pequeño gesto bastaba para que cierta parte de su anatomía despertara e hiciera de las suyas.

Bella ahogó el jadeo, notando como el miembro de su novio se rozaba contra su centro, mandando escalofríos de placer que recorrían todo su cuerpo... pero el sonido de un teléfono hizo que, de repente, se interrumpieran tan placenteras actividades.

-¿Qué demonios?- masculló el cantante entre dientes -sea quien sea, le voy a mandar a paseo- Bella ahogó la carcajada, pero dejó ir a su novio, que rápidamente se enderezó y cogió el dichoso aparato.

-Es Amy- reconoció el número de teléfono fijo de su exmujer, precedido por unos cuantos prefijos internacionales -qué raro- arrugó el ceño -en Los Ángeles deben ser...

-Las once y media de la noche- respondió la castaña por él, incorporándose y apoyándose de nuevo en su pecho -nueve horas menos.

-¿Qué hace despierta a estas horas?

-Allí es la noche del viernes al sábado- volvió a sacarle de dudas Bella.

-Cierto- le dio la razón -con tanto viaje y cambio de horario, no sé en qué día vivimos- suspiró, deslizando la tecla verde, para responder -hola, cariño.

-¡Papá!- la risueña voz de su hija se coló en sus oídos, haciendo que esbozara una pequeña sonrisa -¿no te he despertado, verdad?- Bella también sonrió, ya que Edward había puesto el altavoz.

-No, hija; Bella y yo ya estábamos despiertos- miró a su calabacita, arqueando levemente sus cejas, cosa por la que se ganó un ligero manotazo en el hombro.

-Hola cielo- fue el saludo de la castaña -¿cómo estás?

-Muy bien; os echo de menos- contestó la niña, perdiendo un poco el alborozo inicial -tengo ganas de que volváis; ¿qué haremos el fin de semana?- preguntó la pequeña. El concierto de Basilea era el miércoles, por lo que a partir del viernes, la niña estaría con su padre mínimo dos semanas, ya que Tanya tenía rodaje en Nueva York -¿Te quedarás en casa con nosotros, verdad?

Edward miró a su calabacita atentamente; tenía pocas esperanzas de que Bella se quedara las dos semanas con él y Amy. Pero después de la última bronca que tuvieron, acerca del tema, no la iba a presionar más.

-Los fines de semana seguro- le sacó de dudas Edward -entre semana, ya veremos- Bella a iba a matizar esa última frase, pero la voz de la niña hizo que siguiera callada.

-Tenemos muchas cosas que hacer cuando volváis- siguió relatando la niña -Bella, necesito que me ayudes a elegir un libro para la lectura del trimestre- se dirigió ahora a la castaña -también hay que hacer un trabajo de ciencias; y también quiero ir un día a la playa, y a cenar una hamburguesa al Local de Bob.

-Me lo apunto en la agenda- contestó Bella, con una pequeña sonrisa.

-¿Mamá no te ayuda?- ahora el que habló fue Edward. No lo comentaba nunca con su chica, pero mucho se temía que Amy casi nunca le pedía ayuda a su exmujer.

-Siempre dice que está muy ocupada con los guiones- Bella arrugó el ceño, escuchando el matiz de desánimo en el tono de la niña -y cuando dice que me va a ayudar, al final siempre se pone a hacer otra cosa- miró al cantante, que rodaba con ojos y negaba con la cabeza, resoplando.

-No te preocupes, hemos tomado nota de todo- respondió Bella, intentando aligerar el ambiente.

-Aparte de eso, ¿no te ocurre nada más?- preguntó ahora su padre.

-Solo os echo de menos- musitó la pequeña, con tono triste -y quiero estar con vosotros- la pareja intercambió una mirada; algo no iba bien. No era normal esa conversación, usualmente, la niña era muy alegre -además, últimamente estoy muy cansada.

-Seguro que estás pillando un catarro- le quitó importancia el cobrizo. Amy era un torbellino de energía, y a excepción de cuando tenía mucho sueño o estaba incubando algo, no solía quejarse -por cierto, mamá sabe que me estás llamando, ¿no?

-Claro- respondió la niña -aunque si me compraras un móvil, podría llamaros sin tener que pedir permiso a mamá- la castaña ahogó la risotada, mientras que Edward se ponía rígido y serio -Beth Silverman tiene móvil, y Laura Gills también, pero no lo llevan al cole, y...- empezó a nombrar a compañeras de su clase, pero su padre la cortó.

-Cariño, tienes nueve años, y de momento, no necesitas teléfono móvil- fue su respuesta, mirando con seriedad y una ceja arqueada al teléfono, que ahora era sostenido por Bella.

-Pero papá- se quejó.

-Cielo, creo que papá tiene razón- intercedió la castaña -no es por el tema de las llamadas; sino el acceso a internet, las redes sociales; eres muy pequeña para todo eso- miró a Edward, que asintió serio. No iba a permitir que, de momento, su hija accediera a ese mundo, y más cuando él mismo y el grupo estaban pululando contantemente por la red; y eso sin contar el acceso a ciertas páginas, por mucho control parental que le instalara. Bastante tenía con la clase de informática del colegio; aunque sabía que los ordenadores estaban debidamente bloqueados, no se fiaba del todo.

Por suerte para el cantante, la charla acerca del teléfono no pasó a mayores. Unos minutos después se despidieron de Amy, ya que pudieron distinguir un sonoro bostezo. Edward le prometió que volverían a hablar al día siguiente, cuando ya estuvieran en Helsinki. Nada más colgar, la pareja permaneció un minuto en silencio, hasta que Bella tomó la palabra.

-Tienes razón- recordó la conversación que mantuvieron el día anterior -está rara.

-Ya te lo dije- contestó éste de vuelta -¿qué le puede ocurrir?- rodeó con su brazo los hombros de su novia, que seguía cómodamente apoyada en él.

-No tengo ni idea- confesó, suspirando en voz baja -y ponernos a teorizar no tiene sentido; lo mejor es que le saquemos el tema de forma sutil, pero en persona.

-Será lo mejor; va a pasar quince días con nosotros- Bella afirmó con una pequeña sonrisa -es decir, conmigo y...- la castaña no le dejó terminar, poniendo un dedo en sus labios, haciendo que callara.

-Con nosotros- le corrigió, haciendo que una sonrisa sincera apareciera en su cara -somos un equipo- le recordó.

-Eso quiere decir...- la animó su novio a continuar, expectante.

-Desde el jueves hasta el domingo, las dos semanas que la niña va estar contigo, estaré con vosotros en tu casa esos cuatro días, de ambas semanas- en su fuero interno, Edward bailaba de lo feliz que estaba -y si todo va bien... hablaremos del tema cuando pasen las vacaciones de primavera- la reacción de su chico no fue otra que besarla, hasta dejarla casi sin aliento.

-Calabacita, no quiero cuestionar tu decisión, pero... ¿y ese cambio de mentalidad?- la discusión del tema todavía rondaba la cabeza de Edward.

-Me ha dado mucha pena oír como nos echa de menos- le confesó Bella, mordiéndose el labio inferior -y todo lo que me dijiste con nuestra canción, la dedicatoria de los premios...- enumeró, emocionada -así que creo que también te mereces que yo también te demuestre algo por mi parte- su madre y Ángela no dejaban de repetirle una y otra vez que no fuera tan terca.

-Y que dejes de ser tan cabezota- la picó el cobrizo con cariño, para después volver a ponerse serio -gracias Bella, no sabes lo que significa para mí.

-Somos un equipo- volvió a repetirle, pero Edward negó con la cabeza, cosa que le hizo fruncir el ceño.

-Sois mi familia- corrigió, para después besarla, y volver a tumbarla en la cama.

Bella correspondió gustosa a ese beso, abandonándose ambos en un mundo de susurros y caricias de nuevo.

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-Hace un frío del demonio- musitó Reneesme, abrigada más que un esquimal y con sus dientes castañeando a cada minuto.

-Hay que decirle a Alice que, para la próxima gira, tenemos que venir a estos sitios en verano- le dio la razón Jake, que rara vez llevaba chaqueta en un concierto, y ya con la guitarra colgada al cuello -no hemos llegado a los cero grados en todo el día.

-Por una vez, has dicho algo con sentido, morenito- Jake bufó al oír el ya acostumbrado apodo con el que solía dirigirse a él.

Al lado de ellos, Bella no pudo evitar que una carcajada se le escapase. Estaban ya en el Estadio Olímpico de Helsinki, a pocos minutos de empezar el concierto. Habían llegado el día anterior, a media tarde, y tan solo disfrutaron de un ínfimo paseo por los alrededores del hotel esa misma mañana, después de la rueda de prensa. Entre el escaso tiempo del que disponían, y el hecho de que, a las cinco de la tarde ya hubiera anochecido, hizo que apenas pudieran disfrutar de la ciudad.

-Que frío- los tres se giraron al escuchar la voz de Emmett, que, para sorpresa de la castaña, iba también abrigado. Aunque el escenario fuera un infierno, todavía no se habían topado con temperaturas tan extremas en lo que llevaban de gira. Junto a él también se había acercado Edward, con los audífonos perfectamente colocados, y con una gruesa chaqueta de cuero.

-¿Cómo va Sam?- preguntó el cantante de manera general, atrayendo a su calabacita en un abrazo, y pegando su espalda a su pecho.

-No sé qué decirte- se encogió de hombros su primo -serio y cabizbajo, y con un humor de perros; al menos, parece que no ha bebido.

-Mejor- exclamó el batería, girando una de sus baquetas con sus manos -¿Aro ha dicho algo acerca del concierto de Estocolmo?- la pregunta iba dirigida a Nessie y Bella.

-Parece que se tragó la excusa que le dio Alice sobre la indigestión- explicó la castaña al resto.

-No es algo que ocurra con frecuencia, así que no ha discutido nada- confirmó Nessie.

-¿Creéis que está bien para tocar?- preguntó ahora Bella, de forma general.

-Voy a averiguarlo- suspiró Jake, agarrando el puente de su nariz con los dedos -y ya me quedo en posición- ahora se dirigió a Edward y Emmett, asintiendo ambos.

-Suerte- exclamaron las chicas a coro. Bella y él chocaron sus manos de forma graciosa, como era ya costumbre. Nessie se disculpó, dejando a la pareja y al batería solos.

-Yo también me voy a mi trono- aludió el batería, ya que las luces empezaban a bajar -animó- le palmeó el hombro a Edward -chica Rock- levantó su mano, haciendo que Bella la chocara, al igual que con Jake, y se alejó, dejando a la pareja en su acostumbrado momento de intimidad, antes del concierto.

Edward la soltó de su agarre, para después conducirla a su particular escondrijo, detrás de los enormes amplificadores.

-¿Nervioso?- interrogó ésta con una pequeña sonrisa.

-Preocupado- admitió el cantante, tomando suavemente sus manos y entrelazando sus dedos; Bella le miró con comprensión. Sam era uno de sus mejores amigos; por lo que le había contado Edward cuando se reconciliaron, el bajista le había abierto mucho los ojos acerca del tema de su relación con ella, y sabía que su novio le estaba muy agradecido por eso -en el camerino he intentado hablar con él, pero con todo el jaleo de los pases VIP, no he podido.

-Cierto- le dio la razón su calabacita -en el fondo, tengo ganas de que los conciertos de Rotterdam y Basilea pasen cuanto antes, y llegar a casa -creo que allí estaréis más tranquilos.

-Yo también- le dio la razón el cantante -¿me darás mi beso de buena suerte?- cambió ahora de tema, acercándola a él y juntado su frente con la de ella. Su tono de voz, entre angelical y divertido, hizo que su chica suspirara cómicamente.

-Beso de buena suerte, beso por hacer bien los deberes... tsk, tsk, tsk...- meneó la cabeza, negando divertida -pides demasiado- le picó de vuelta.

-Me encanta seguir coquetear contigo, aunque ya estemos juntos- Bella rio suavemente. Iba a responderle, pero las luces se apagaron, y el griterío ya empezaba a ser considerable.

-Ven aquí- le hizo un gesto con el dedo; cuando estuvo muy cerca de su boca, dejo un beso en sus labios, para deleite de su chico -buena suerte, te quiero- le susurró.

El cantante sonrió, besándola de nuevo, antes de soltarla y de encaminarse al borde del escenario. Las notas iniciales de "Living on a prayer" ya resonaban en el Estadio, así que Bella se posicionó, junto con su compañera, en su ya habitual asiento, que no era otro que uno de los amplificadores, en una esquina y que apenas estaba a la vista del público.

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El concierto seguía sin incidentes; cuando llegaron al tema que siempre cambiaban, costumbre adquirida desde que Edward se empeñara en dar con su canción favorita; Bella abrió la boca, sorprendida por la elección, y poniéndose a cantar de inmediato.

"Aposté al negro,

salió rojo.

Los crímenes de la pasión

gobiernan mi cabeza..."

Bella estaba encantada, "Roulette" era una canción de su primer álbum, rock en estado puro, y hacía años que no la escuchaba. A su lado Nessie meneaba la cabeza, siguiendo con atención la letra.

"Te necesito,

tú lo quieres a él,

vestida para matar.

Vivimos en el pecado..."

Edward se encontraba muy a gusto, cantando y, como siempre, mirando de reojo a su calabacita. No había letra que no supiera. Sonrió para sus adentros, girando de nuevo su vista hacia el público... pero un sonido nada agradable se coló por los audífonos.

Moviendo de nuevo su cabeza, le preguntó a Jake con la mirada, pero su compañero no le hizo ni caso, así que dedujo que éste no había oído nada. Prosiguió la canción, pero de nuevo, en el estribillo, un acorde desafinado e incorrecto, y que ahora sí se había escuchado a través del amplificador, resonó en todo el estadio.

Mirando de nuevo al guitarrista, Jake tenía el ceño fruncido, y ahora sí que le miraba con cara de interrogante, aunque seguía tocando, disimulando lo mejor que podía.

-¿Qué ha sido eso?- chilló con todas sus fuerzas Emmett, para hacerse oír, aunque fuera de micro. Edward dio unos pasos, cantando y acercándose al guitarrista.

-Es el bajo- musitó Jake entre dientes; Edward afirmó levemente con la cabeza, ya que también lo había distinguido. Y de nuevo, otro acorde desafinado...

-Genial- siseó Edward, en un mínimo segundo de pausa de la canción. En ese momento enfocó a su chica, que se dio cuenta de que algo no iba bien. Negó sutilmente con la cabeza, y sin dejar de cantar, ya que tenía que disimular, se paseó hacia el otro lado de escenario, acercándose a sus otros compañeros.

Jasper seguía tocando, aunque tenía un rictus tenso en su cara. Con un movimiento de ojos le señaló a Sam, que tenía el ceño fruncido. Pero otro acorde, esta vez fuera de tiempo, hizo que el cantante tuviera que dejar de cantar unos segundos, para poder volver a coger el ritmo. Nessie y Bella miraban de un lado para otro, incrédulas y preocupadas por la situación. Seth y el resto del equipo empezaban a moverse de un lado para otro, inquietos.

-Creo que no estaba en condiciones de tocar- musitó la pelirroja, negando con la cabeza.

Acabando a duras penas la canción, el público aplaudió a los chicos, como era costumbre. Edward tomó la palabra, dando las gracias y dejándoles con Jasper y Emmett, que iniciaron las notas de una melodía. Jake, Sam y el propio Edward se retiraron un momento hacia la parte trasera, fuera del ojo público.

-¿Te encuentras bien?- interrogó su primo a Sam, que negaba con la cabeza.

-No puedo hacerlo...- susurraba frustrado -no puedo...

-¿Cómo que no puedes hacerlo?- Jake abrió los ojos mientras le interrogaba, patidifuso, a la vez que posaba la guitarra en un soporte.

-Sammy...- llamó su atención Edward -no pasa nada, ha sido un fallo; no es la primera vez que nos pasa, y... - El bajista le miró.

-¡Pero un acorde!- chilló cabreado -¡no cinco o seis! -ese tono, sumado a los nervios por la situación, hizo que la vena del cuello del cantante empezara a hincharse. Bella, que se había acercado preocupada junto con Nessie, tomó su brazo, temiéndose la reacción de su novio.

-¡No te lo he echado en cara!- le devolvió, a gritos -menos mal que estabas en condiciones de salir...- dejó la frase inconclusa. Emmett, sin dejar de tocar, miraba hacia atrás con frecuencia, alertado por los gritos, y el ceño fruncido, Aunque él y Jasper seguían tocando, algo podía escuchar, ya que estaba muy cerca de ellos.

-¡No te lo estamos reprochando!- las chicas se giraron boquiabiertas, ya que el grito de Jake fue considerable. Casi nunca levantaba el tono de voz, y ambas se asustaron; la situación se estaba poniendo muy tensa -¡estamos muy preocupados por ti!

-¡Disculpen, sus majestades... pero no tengo un buen día!- el tono ya no era nada amable por parte de los tres integrantes, y las chicas empezaban a ponerse muy nerviosas.

-¡Es evidente!- el grito de Edward, junto a ese tono seco y altivo que Bella reconocía tan bien, salió a flote de nuevo -¡pero resulta que, fíjate tú, estamos en medio de un concierto!

-¡Me importa un comino!- Jasper y Emmett también se acercaron. Llevaban cinco minutos tocando, y ya no podían alargarlo más. Fue el pianista de la banda el que se tuvo que dirigir al público, pidiendo disculpas y unos minutos de pausa, aludiendo a problemas técnicos. -¡pero cuando tu querida novia te dejó, no había quien te aguantara!- los ojos de Edward emanaban furia. Iba a encararse con él, pero su primo se interpuso entre ellos dos.

-¡Pero salió a hacer su trabajo!- su primo se adelantó y le encaró, ya que si contestaba Edward a esa mención tan personal, la cosa de iba a ir de madre del todo -y si no estabas bien, haberlo dicho antes- le reclamó, furioso. No se dio cuenta de que Nessie le había agarrado por el brazo, instando a calmarse.

-Paul podría haberte sustituido de nuevo, y no hubiera pasado nada- le dijo Jasper, con los brazos en jarras, y los audífonos colgando por sus hombros.

-Exacto- habló ahora el batería, perplejo por el lío que se había montado -todos te entendemos y te apoyamos, Sam... - hizo una pequeña pausa -pero esto es nuestro trabajo. El concierto lleva parado casi quince minutos... Aro va a hacernos picadillo.

-¡Me importa un rábano Aro, su concierto y su discográfica... no puedo hacerlo!- la respuesta a gritos de Sam los dejó patidifusos. Dejando el bajo de manera nada cuidadosa en el suelo, se giró hacia sus compañeros -me voy.

Quitándose los audífonos y estrellándolos contra el suelo, salió de allí con paso apresurado, bajando las escaleras laterales de acceso al escenario, y pidiendo un coche. La banda, las chicas, el equipo... todo el mundo se quedó mudo de la impresión, sin apenas reaccionar.

-¿Y ahora, qué?- interrogó de manera general el batería, con los brazos cruzados, y mirando a sus compañeros, con los rostros blancos como la cal.

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Gracias a todas las chicas que seguís en este maravilloso mundo que es Fanfiction; a las que retomáis la historia, a las que os sumáis a ella, a las que leen, a las que habéis opinado y las que opináis ahora...

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Un beso enorme, y nos vemos en el siguiente!