—Este fic es una precuela de mi historia "El Sentir de un Uchiha" centrada en Sasuke, Sakura & Sarada. Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoría de Masashi Kishimoto, mas la narración, trama vinculante y pasado de los personajes (Fugaku, Mikoto, Itachi & Sasuke, entre otros) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronología de la historia :3 Les sugiero oír "Royalty" de Egzod, Maestro Chives & Neoni para Sarada, "Satisfya" de Karan Bhambhani para Boruto, "Scars" de IAMX para Sasuke, "Middle of the Night" de Elley Duhe para Sakura, "Awake & Alive" de Skillet para Naruto y "Lonely Night" de Fifth Harmony para Shikadai y Yodo.


La segunda etapa de los Exámenes Chunin habían comenzado bien, con Boruto venciendo sin demasiado esfuerzo a Yurui de la Aldea de la Nube, demostrando sus progresos bajo la tutela de Sasuke Uchiha y exhibiendo un gran manejo en el shuriken jutsu para no ser un Uchiha propiamente tal y que hizo sonreír a Sarada disimuladamente mientras observaba todo, reconociendo sus progresos, mas no estando este aún a su nivel, deseando suerte a Shikadai como todos cuando se anunció su combate con Yodo Sabaku de la Aldea de la Arena, la hija adoptiva del Kazekage. Desde el primer momento en la arena de combate, Yodo llamó la atención de Shikadai por su aspecto general; era de su misma edad, alta, de pie clara, ojos azules con marcas granate alrededor de los ojos, y cabello rubio oculto en su mayoría por la capucha de la chaqueta lavanda que cubría un traje de cuerpo completo color granate con un pequeño escote, y vendas alrededor de sus tobillos y su muslo derecho, con guantes negros cubriendo sus manos, audífonos en sus oídos y la banda de Sunagakure cubriendo su frente bajo un largo mechón de cabello que caía hacia el frente. Shikadai nunca había conocido a Yodo personalmente y no eran familia por sangre, sino que por política, y se sintió intrigado por ella desde el primer momento, viéndola evadir cada uno de sus ataques hasta decidir tomar la ofensiva, bajando la capucha de su chaqueta y rebelando su larga cabellera rubia que usó como ataque contra él, generando una pared de sonido que paralizó al Nara y lo inhabilitó temporalmente.

—¿Estás preocupado?— preguntó Yodo en tono burlón y con una sonrisa cínica. —Se aceleraron tus pulsaciones y respiras agitado— notó con la voz de una hipnótica sirena.

—¿Y eso qué?— desafió Shikadai tratando de no ponerse nervioso, pretendiendo arrojarle unos sellos explosivos

—Muy lento— regañó la rubia sin desvanecer su sonrisa presumida y agitando nuevamente.

El Nara debía reconocerlo, Yodo lo ponía muy nervioso y no solo por lo bella que era sino también por su agudo sentido del oído y por lo que había comprendido llevaba sus audífonos gran parte del tiempo, para no sentir tanto; lo abrumaba lo extremadamente segura que era, casi en perfecto control de las situaciones sin importar lo imprevistas que estas fueran, casi presuntuosa, pero no era la única lo suficientemente astuta al momento de agitar su cabello y levantar otra pared de sonido que provocó la detonación de los sellos explosivos, hiriendo en el proceso a Shikadai o eso pareció. Sonriendo ladinamente al anticipar la victoria, Yodo intentó ver a través de la nube de polvo que se había levantado junto con la explosión, mas no le fue posible y sin embargo ello no fue un problema, la victoria ya era suya…pero no estaba satisfecha o conforme por ello, ambos eran familia política y si bien no se habían visto, como hija adoptiva del Kazekage, Yodo había crecido escuchando de Shikadai, el sobrino consentido del Kazekage e hijo de su hermana mayor, quien era alabada como una princesa por Sunagakure. Yodo no conocía personalmente a su tía en ese punto, la había visto varias veces en sus primeros años, pero no actualmente y le decepcionaba que fuera madre de un chico tan débil, relativamente fácil de derrotar con una buena estrategia, y aunque fuera arrogante, así como presumida, Yodo había esperado mucho más de parte de Shikadai y aguardó por ello mientras se disipaba la nube de polvo, bajando la guardia.

—Esperaba más del sobrino del Kazekage, pero no me impresionas— juzgó Yodo con el pasar de los segundos. —Esta victoria es mía— y sí que había esperado más.

—Dos reglas ineludibles en combate; no dejes que el enemigo te distraiga— contestó Shikadai cuando el polvo comenzó a disiparse, revelando que estaba ejecutando la posición de manos del Jutsu de Posesión de Sombra, —y nunca se declara la victoria en tanto el oponente respire— agregó por lo que había aprendido de sus padres.

—Sacaste los sellos explosivos a propósito— comprendió la Sabaku, paralizada en su lugar por la extensión del jutsu del pelinegro.

—Era la única forma de ocultar el sonido de mis pasos— asintió el Nara acercándose hasta estar frente a ella y manteniendo el jutsu. —Dilo, no quiero usar la fuerza— advirtió kunai en mano y amenazando la yugular de la rubia, no queriendo herirla.

—Me rindo…— gruñó ella con un suspiro frustrado, reconociendo su error y arrogancia.

—¡El vencedor es Shikadai Nara!— declaró Rock Lee tan pronto como estuvo claro el resultado de la batalla.

Divertidísimo fue el momento en que Temari se levantó jubilosa de su asiento para celebrar el triunfo de su hijo sobre su aldea natal, así como Shikamaru y quien básicamente gritó de emoción en su lugar antes de darse cuenta de que con ello se había vuelto el centro de atención, de pie tras Naruto, carraspeando para aclararse la garganta y procediendo a disculparse por el exabrupto mientras se acomodaba el cuello de la camisa distraídamente. Suspirando resignada a la par que orgullosa de su hija, porque veía así a Yodo desde el primer día en que había decidido protegerla y darle el hogar que la pequeña no había tenido, Matsuri aplaudió como todos por la gran batalla que había tenido lugar, sonriendo a Yodo que alzó la mirada en su dirección y luego en la de su padre el Kazekage que inclinó ligeramente la cabeza en señal de reconocimiento así como contenida felicitación—ya la abrazaría y felicitaría plenamente cuando la ocasión lo permitiera—, lo que solo hizo crecer la sonrisa de Yodo y que hubo de contenerse para no demostrar lo emocionada que realmente estaba. Tras ser declarada su victoria, Shikadai no dudo en replegar su jutsu de Posesión de Sombra, no sintiéndose particularmente fuerte, triunfante o mejor por haber ganado, sí que su estrategia había sido buena y podía jactarse de ello, pero no quiso hacer nada de eso y en su lugar procedió a abandonar la arena de combate junto a Yodo salvo por escasos pasos de distancia entre sí, alejándose de la inquisitiva mirada del público, aun escuchando los aplausos por su combate.

—Yodo— llamó el Nara antes de que tomaran caminos separados. —Sin resentimientos entre rivales, y familia— declaró tendiéndole la mano en señal de amistad.

—Solo somos familia política— difirió la Sabaku sin perder su aire cínico. —No nos habíamos conocido, y debo admitir que superaste lo que esperaba, Shikadai— admitió al estrechar su mano contra la suya. —Eres lindo— agregó en voz baja.

Nada más decir eso y sintiéndose particularmente confiada por estar ambos a solas y sin que nadie los viera, aprovechando además la sorpresa impresa en el inocente rostro del Nara y que le resultó entre divertida y enternecedora en partes iguales, Yodo le haló ligeramente el brazo para acercarse y aproximó su rostro al suyo para depositar un beso en su mejilla derecha, mordiéndose el labio inferior para no reír en el proceso al soltarlo y darle la espalda, notando la mancha de su lápiz labial rosa pálido que quedó impresa en la mejilla del sorprendido pelinegro, eligiendo no voltear ni ver personalmente su reacción; de su madre Matsuri había aprendido a dejar ciertas cosas a la imaginación, aunque también a ser audaz con lo que quería. Decirse sorprendido sería un eufemismo para Shikadai, normalmente y como su padre antes que él, Shikadai consideraba automáticamente que todas las niñas de Konoha eran fastidiosas, irritantes y malgeniudas, ni siquiera buscaba entenderlas, su propia madre ya le infundía un miedo abrumador diariamente, pero en ese momento Shikadai no sintió ninguna de esas emociones sino un calor creciendo en su garganta y miles de mariposas revoloteando en su estómago, haciendo que observara a la nada como una liebre a la luz antes de reparar con varios segundos de retraso en que Yodo acababa de irse y que él seguía ahí en el umbral del pasillo como un bobo, negando en silencio para si antes de proceder a ingresar en el pasillo y de ahí hacia el área en que estaban sus demás compañeros.

No quería hacer el ridículo ante Yodo.


—Tres segundos, esperen y verán— declaró Sarada con asombrosa seguridad.

La Uchiha ya estaba sobradamente emocionada luego de ver el combate de Shikadai, por lo que cuando se anunció su combate no pudo estar más contenta, harta de quedarse quieta y anunciando de modo arrogante que podría vencer a su oponente en solo tres segundos, pero no era arrogancia o mera presunción sino certeza luego de tanto tiempo preparándose y entrenándose para ese momento, aunque sí que le hizo gracia interiormente dejar prácticamente sin habla tanto a Shikadai como a Boruto y que le desearon suerte, apenas y pudiendo creer lo que acababan de escuchar de ella. Al abandonar el pasillo y volverse el centro de atención en la arena de combate, Sarada supo mantenerse humilde y concentrarse en aquello por lo que estaba ahí, vencer y probarse a sí misma lo lejos que podía llegar, concentrando su atención en su oponente al momento de detenerse frente al señor Rock Lee que obraba de sensor en esa parte del examen; se trataba de una de los ninjas de la Aldea de la Nube que habían actuado de manera tan petulante con ella y Boruto desde su llegada a Konoha, lo que la hizo sonreír interiormente porque así no se sentiría tan culpable por humillarla delante de todos, y porque aparentemente el único fuerte de esa chica llamada Tarui eran las palabras. De su madre, Sarada había aprendido que no podía subestimar a un oponente sin haber visto todas sus habilidades; pero de su padre había aprendido que debía tomar la ofensiva y no dar tiempo a que el enemigo encontrara sus puntos débiles, y eso haría.

—El tercer combate será entre Sarada Uchiha de la Aldea de la Hoja contra Tarui de la Aldea de la Nube— declaró Rock Lee intercalando su mirada entre ambas jóvenes. —¡Comiencen!— consintió antes de hacerse completamente a un lado.

Perfectamente estoica e inmóvil hasta que el señor Rock Lee consintió que podía iniciarse el combate, Sarada calculó todos los posibles movimientos en su mente y sin necesidad de activar su Sharingan, habiendo aprovechado la presentación del sensor a la audiencia para juzgar a su oponente con ojos muy críticos, lo que le permitió decidir que era mejor para atacar, teniéndolo claro en ese punto; naturalmente ambas Kunichi se arrojaron una contra la otra, pero era difícil saber quién ganaría, mas Rock Lee se atrevió a apostar interiormente que la vencedora seria Sarada, lo sabía sin necesidad de volver la mirada hacia las gradas donde estaba el público y buscar a Sakura con la mirada, Sasuke tampoco necesitaba estar presente para que él supiera de antemano el tipo de Kunoichi que era Sarada, por lo que sabía que ella vencería, Uno, dos, tres, Sarada contó los segundos en su mente y midió muy bien cada movimiento al arrojarse contra Tarui, evadiendo el golpe que esta pretendía darle, confirmando su tiempo de respuesta y activando su Sharingan en una fracción de segundo antes de enfocar su chakra en su puño derecho y golpearla directamente en la cara, enviándola al otro lado de la arena, completamente inconsciente e incapaz de continuar con el combate a la par que con un gran cráter a su espalda debido a la fuerza y contundencia del golpe, un movimiento que había aprendido de su madre y con el que esbozó una sonrisa ladina muy bien disimulada mientras regresaba a su solemne posición con los brazos a cada lado de su cuerpo, sin inmutarse.

—¡La vencedora es Sarada Uchiha!— declaró Rock Lee, mas que satisfecho con el resultado.

—Por Kami…— suspiró Ino absolutamente impactada y cubriéndose distraídamente los labios ante lo rápido y brutal que habia sido el combate.

—¿Qué le enseñaron Sasuke y tú a esa niña?— cuestionó Temari volviendo la mirada hacia la Uchiha; la ninja de la Nube no habia tenido ninguna oportunidad.

—Lo suficiente— contesto Sakura únicamente y disimulando la sonrisa de orgullo que buscó adueñarse de sus labios mientras observaba a su hija.

Puede que sus amigas también tuvieran sus propios hijos y herederos de sus respectivos linajes—Shikadai en el caso de Temari e Inojin en el caso de Ino—, pero sus casos no se comparaban con el suyo, en el momento presente el clan Uchiha se encontraba tristemente diezmado, Sarada era solo una niña de doce años y el futuro era incierto, pero Sakura había crecido enseñándole—gracias a pergaminos rescatados de los días de gloria del clan y que lady Tsunade le había entregado en años previos—a Sarada que provenía de uno de los clanes más prestigiosos de Konoha, si es que no el más prestigioso, el clan de la guerra y por ende le había enseñado todo lo que se esperaba de ella como Uchiha, algo que Sarada entendía perfectamente debido a lo madura que era en relación a otros niños. Nunca había presionado a su hija a aprender algo que no quisiera, pero si le había enseñado a Sarada que tenía un legado que defender, le había dejado muy claro quién era desde pequeña y de donde venia, mas la pelirosa se permitió una sonrisa de arrogancia por el triunfo de su hija y que celebró como todos, no aplaudiendo efusivamente ni gritando de emoción sino que de manera contenida, mas aumentando su sonrisa cuando Sarada alzó la mirada en su dirección y para todo el público ejecutó una respetuosa reverencia antes de proceder a retirarse con su orgullo y dignidad aún más elevados, caminando con la frente en alto al cruzar la arena de combate, hacia el pasillo que daba con la zona en que estaban sus compañeros. Realmente era una Uchiha…


Los combates continuaron sucediendo uno tras otro y naturalmente todos pusieron especial atención en espera de la resolución de los mismos, mas también estudiando a quien debieran enfrentar en la próxima ronda de combates, agradeciendo o sonriendo cuando alguno de sus compañeros pudo pasar a la siguiente ronda como fue el caso de Mitsuki y quien ganó en su batalla, por lo que comenzó a barajarse la posibilidad de que compañeros de equipo se enfrentaran entre sí, aumentando la competitividad ya existente y ya que no habían tenido ocasión de medir fuerzas anteriormente. Otros equipos como el Ino-Shika-Cho tuvieron que afrontar por otro lado la derrota de Inojin contra Araya Sabaku de la Aldea de la Arena, y de Chou Chou contra Shinki Sabaku, el hijo del Kazekage, pero estos enfrentamientos fueron analizados minuciosamente por Sarada quien activó brevemente su Sharingan para memorizar y leer los movimientos de ambos Shinobi de la Arena, queriendo estar preparada para todo mientras se anunciaba que habían finalizado los preliminares. En la pequeña sala en que estaban reunidos todos los Shinobi de la Hoja y esperando a que se anunciara el primero de los combates, Sarada se apretó nerviosamente las manos, tensando y destensando sus articulaciones en el proceso, esforzándose para no suspirar demasiado fuerte para delatarse y parpadeando lentamente mientras esperaba, casi conteniendo el aliento en el momento en que el padre de Metal Lee apareció para anunciar el inicio de las semifinales:

—Termino la primera ronda: en el primer combate de las semifinales se enfrentarán Sarada Uchiha contra Araya Sabaku. El combate tendrá lugar luego de un receso de media hora— anunció Rock Lee y tras lo que el tiempo pasó como si de un parpadeo se tratara.

—Tienes que ganar, Sarada, debemos enfrentarnos en la final— recordó Boruto cuando la Uchiha se levantó y comenzó a destensar sus músculos.

—Sé que ganare— obvió Sarada con abrumadora seguridad, —tu trata de que no te hagan morder el polvo antes— difirió volviendo la mirada hacia el rubio con una sínica sonrisa. —Solo yo puedo derrotarte y quiero que todos lo vean— no consentiría otra cosa.

—Veremos quien morderá el polvo— sonrió el Uzumaki, correspondiendo a su desafío.

Entre ellos ya había existido una rivalidad al momento de salir de la academia; Sarada era la mejor Kunoichi de su generación, la más fuerte, inteligente, capaz y prometedora, mas indudablemente Boruto había estado a su nivel y representaba la misma promesa como hijo del Séptimo Hokage y la antes heredera del linaje Hyuga; esta rivalidad había continuado durante todo el tiempo que llevaban como compañeros de equipo y más ahora que formaban parte de los Exámenes Chunin, pero no solo por eso. Desde que su padre había comenzado a regresar más regularmente a la aldea—siendo esta la primera y más significativa oportunidad—, Sarada se había forzado en entrenar bajo su tutela y aprender todo lo que él tuviera a bien enseñarle y que no era poco, era algo adictivo de hacer de hecho…pero Boruto también estaba entrenando con su padre ahora, mas sus niveles de enseñanza eran muy distintos entre sí; Sarada estaba puliendo las técnicas que ya conocía y aprendiendo otras que su padre habia aprendido o manejado a su edad o siendo mayor, Boruto por otro lado estaba recibiendo una revisión completa de su conocimiento y puliendo este junto al manejo de los elementos de la naturaleza que podía usar en sus técnicas. El Uzumaki estaba por debajo de su nivel, así lo veía Sarada y no cambiaría de opinión en tanto este le demostrase lo contrario, pero el momento no era en el presente y en que la Uchiha notó por el rabillo del ojo como Rock Lee aparecía en la arena de combate; había llegado el momento de celebrar el primer combate.

—Es la señal— afirmó Sarada, disimulando el suspiro que dejo libre por la ansiedad. —¿Algo lindo que quieran decirme?— inquirió a sus compañeros de Equipo y amigos.

—No bajes la guardia con ese Araya, parece muy peligroso— advirtió Boruto, mas sabiendo que cautela e intelecto eran algo que la Uchiha tenia de sobra.

—Puede que seamos primos, pero sigue siendo un completo misterio para mí— respaldó Shikadai, no sabiendo que pensar de él.

—Ni siquiera se inmuta al sentir explosiones cerca— asintió Mitsuki sin desvanecer su inalterable sonrisa.

—¿Con quién creen que hablan?— cuestionó la Uchiha, haciendo alarde de su característica seguridad. —Seré Hokage un día, no puedo ni voy a perder— declaró tanto a ellos como a sí misma.

Su padre se lo había dicho durante cada oportunidad en que entrenaban; si quería ser Hokage, no solo debía ser fuerte y dejar atrás todo deje de emocionalidad, también debía esforzarse y perseverar mucho más que los demás, debía probar todo el tiempo que era capaz de aquello que veía como una meta de cara al futuro y no como un sueño, por lo que tras decir eso, Sarada regresó su mirada al frente y cruzó por el pasillo hacia la arena de combate, permitiéndose dejar libre un suspiró nervioso al encontrarse sola, apretando las manos a cada lado de su cuerpo y cerrando los ojos por una fracción de segundo antes de exponerse a la jubilosa multitud que aplaudió al verla y por lo que ella se mantuvo perfectamente estoica, centrando su mirada en su oponente y al cual acercó sus pasos hasta encontrarse a escasos pasos de distancia uno del otro. No tenía miedo, o por lo menos no lo sentía pese a que este ninja de la Arena, con el rostro cubierto por una máscara, hubiera vencido fácilmente a Inojin con quien ella se había enfrentado mano a mano entrenando; no, lo que Sarada tenía en ese momento era una gran ansiedad, quería pelear con ese sujeto llamado Araya, desestabilizarlo, golpearlo, enviarlo al suelo y dar todo de si hasta obtener la victoria, quería esforzarse, pensar y probar si lo que había grabado con su Sharingan le garantizaba la victoria o si por el contrario debía planear una nuestra estrategia, imaginando todos los escenarios posibles como su analítica madre le había enseñado, pero arrojándose de inmediato a atacar como su padre.

Iba a ganar, tenía que hacerlo.


El combate no fue en lo absoluto lo que Sarada habia esperado al momento de arrojar las primeras shuriken y que el Sabaku desvió con su espada, sin importar el ángulo ciego en que estas se lanzaran y que hizo que la Uchiha se mordiera distraídamente el labio inferior; hasta donde había aprendido, solo con el Sharingan se podía desviar tanto y tan rápidamente la shuriken y los kunai, sin tener más tiempo de entrenamiento de antemano y para desviar un ataque así se requería de una precisión incalculable, no podía hacerse tan bien y estando en movimiento como fue el caso de Araya que la persiguió por el campo de batalla, o por lo menos no sin inmutarse. Cuando Araya se arrojó directamente contra ella, Sarada bloqueó la hoja de su espada con un kunai, aprovechando la cercanía del uno hacia el otro para activar su Sharingan, buscando leer sus movimientos y equiparar lo que estuviera haciendo…No hay nada que este ocultando, no que pueda ver con mi Sharingan, y no es Taijutsu…¿Qué puede ser? El plan no resultó tan bien, Sarada sí que podía evadir cualquiera de sus ataques con abrumadora velocidad, alejándose del alcance de su espada con agiles volteretas, pero el Sabaku era también perfectamente capaz de evadir cualquiera de sus avances y sin siquiera mirar en su dirección, mas no importaba que hiciera Sarada, nada parecía lo suficientemente bueno, forzada a alejarse cuando el Sabaku extrajo de la funda en su espalda una especie de lanza, y ella no sabía si era un elogió a sus capacidades y esfuerzos, o si quería rematarla ya.

—No esperaba menos del Sharingan de los Uchiha— habló Araya finalmente, mas ella se esforzó por no demostrar su sorpresa ante esto.

—Así que puedes hablar— celebró Sarada con voz sínica. —Como no decías nada, pensé que eras mudo— comentó con el aire intencionalmente envolvente de una serpiente. —¿O me tienes miedo? No muerdo mucho— bromeó con una sonrisa maliciosa.

Como una respuesta y desafió al mismo tiempo, Araya unió su espada a la lanza que habia extraído de su espalda y que osciló entre sus manos antes de volver a arrojarse contra la Uchiha, que evadió sus ataques sin problema y buscó la ocasión para ejecutar un Genjutsu con su Sharingan, esperando que ello le diera tiempo de tomar desprevenido al Sabaku, y quien sin embargó continuó atacándola como si nada, desconcertándola enormemente y forzándola a evadir sus ataques, recibiendo un corte superficial en el hombro y que comenzó a sangrar. El Sharingan era un doujutsu muy poderoso, pero los ojos solo podían responder del modo esperado si al mismo tiempo el cuerpo también podía hacerlo, Sarada lo sabía, mas no pudo criticar su propia lentitud, tomando nota que habría de ser más dura con su entrenamiento para superar aquello. Su voz lo traiciona, pero sus movimientos son demasiado mecánicos, precisos en extremo, ni el Genjutsu del Sharingan puede afectarlo, todo en él es demasiado detallado, poco humano…Piensa, Sarada, piensa, no puedo perder, ¡No lo haré! Se repitió la Uchiha una y otra vez, buscando la respuesta en su mente, mas sin éxito y estando contra el tiempo; ¿Cómo es qué…? ¡Eso es! Enfocando su mirada en el Sabaku, Sarada notó lo que difusamente parecieron cuerdas de chakra, recordando entonces el excepcional manejo que los ninjas de Sunagakure tenían sobre las marionetas, y ello le dio la respuesta que precisaba para contestar, evadiendo un nuevo ataque de Araya y ya armando varias estrategias en su mente.

—Aún puedes moverte, a pesar de la herida, pero es inútil. Investigue a fondo a los Shinobi de la Hoja y sé en qué nivel estás— aconsejó Araya mientras atacaba a la Uchiha, que escuchó atentamente cada una de sus palabras. —Eres inteligente, así que ríndete ahora o te veras humillada— agregó logrando acertarle otro corte a la altura del muslo.

—¿Mi nivel?, ¿Humillada, yo?— refutó Sarada marcando las distancias y no inmutándose por sus heridas. —No tienes ni idea de quién soy, pero te lo voy a demostrar por las malas— advirtió ejecutando velozmente una posición de manos en concreto. —¡Estilo de Rayo: Esfera de Rayo!— era la mayor ventaja con que contaba.

Su padre le había dicho que no usara ese jutsu porque era nuevo y por ende aún debía perfeccionarse tanto su modo de uso como sus límites y los riesgos que podían estar involucrados, y Sarada normalmente no osaría contradecir a su padre y su experiencia como Shinobi, pero en ese momento era el único elemento sorpresa con que contaba, por lo que tras ejecutar la posición de manos y concentrando su chakra, la Uchiha logro que surgiera una gran esfera de energía eléctrica que salió disparada enfrente suyo hacia Araya y que, como ella esperaba, se hizo a un lado para evadir el ataque al instante, ataque que se dirigió hacia las gradas donde estaba el público o hacia el techo más bien. Heroico como él solo, aunque luego arrepintiéndose pues se volvió el centro de atención, lo que le aterraba, Metal Lee no dudo en desviar unos fragmentos del techo que amenazaron con caer sobre los espectadores, haciendo que estos aterrizaran sobre el suelo de la arena de combate y regresando tímidamente a su lugar, pero exponiendo en el proceso a alguien que se encontraba en lo alto del techo y que quedó en evidencia ante la caída de los fragmentos; era Araya, lo que la hizo sonreír orgullosa de sí misma, pues su teoría había probado ser correcta. Según las reglas de los Exámenes Chunin, el combate debería terminar ahí si uno de los dos contrincantes estaba fuera de la arena, pero Sarada decidió saltarse las reglas y continuar de todos modos, porque no iba a perder en ese momento, lo que quería era devolverle todos los ataques y verlo nervioso.

—Dijiste que habías estudiado a los ninjas de la Hoja; pues yo también estudie a los competidores de la Aldea de la Arena— espetó Sarada concentrando su mirada en el Sabaku. —Imaginé muchos posibles escenarios si peleaba contigo, pero no creí que fueras tan tímido como para ocultarte y hacer pelear a un títere— comentó con intencionado aire burlón, buscando hacerlo sentir incomodo.

—¿Cuándo te percataste?— preguntó Araya con voz temblorosa, terriblemente nervioso.

—Desde el principio— contestó la Uchiha de inmediato. —Los humanos, sea cual sea el contexto, reaccionan instintivamente a algo inesperado, por muy preparados que estén. Era demasiado extraño que no lo hicieras, y tus movimientos demasiado mecánicos para que mi Sharingan los analizara— explicó habiendo notado esto desde el principio. —Los ninjas de la Arena son conocidos por su manejo en títeres y marionetas, por lo que solo deduje lo más obvio— todo habían sido distintas estrategias y escenarios que había ido descartando poco a poco en el transcurso del combate. —Estás temblando, ¿Me tienes miedo?— notó burlona y manteniendo su sonrisa ladina. —Tranquilo, no muerdo…mucho— aseguró con aire entre sínico y presumido.

En respuesta, Araya manipulo los hilos de chakra para que su marioneta volviera a estar en pie y continuase por la batalla con Sarada por él, mas la Uchiha si bien se volvió hacia la marioneta, lo hizo teniendo sus propios planes, ejecutando una veloz posición de manos en el proceso y que no pasó desapercibida por su madre desde las gradas con los otros espectadores, sonriendo en el proceso al identificarla y confiando en todo momento en que su hija ganaría ese enfrentamiento; Estilo de Fuego, Justu Bola de Fuego, tras terminar de ejecutar la posición de manos y concentrando su chakra lo más posible para que el jutsu resultase mejor que nunca, Sarada se llevó la mano derecha a la altura de los labios que protegió del torrente de fuego que no tardó en abandonar su boca, formando una gran esfera de fuego en el centro de la arena de combate y barriendo en el proceso con la marioneta de Araya y que fue enviada básicamente al otro lado de la arena por la fuerza de la ataque y dimensión de la misma. Cuando su padre le había enseñado el jutsu Bola de Fuego, Sarada había estado impactada por el tamaño y alcance del ataque y más en relación con su primer intento, pero había sido cuestión de practicar todos los días y varias veces para aumentar el diámetro hasta el nivel actual, seguía sin ser como el de su padre, pero comenzaba a acercársele paso a paso, permitiéndose sonreír al momento en que vio la nube de polvo resultante del ataque disiparse y contemplando la marioneta del Sabaku completamente inhabilitada, quemada y destruida. Esa era su victoria…

—¡El combate ha terminado, la ganadora es Sarada Uchiha de la Aldea de la Hoja!— declaró Rock Lee, detonando los inmediatos vítores de todos los presentes.


—La final tendrá lugar el día de mañana y se compondrá de solo dos combates: Boruto Uzumaki contra Shikadai Nara, y Sarada Uchiha contra Shinki Sabaku— anunció Rock Lee al final de la jornada. —Asegúrense de participar en la mejor condición posible— agregó observando a los participantes que habrían de enfrentarse al día siguiente.

El día había sido muy largo, pero había merecido la pena y Sarada no podía considerar lo contrario con dos victorias en su haber, los aplausos del público no le habían importado tanto durante sus combates y en definitiva eso no cambio ahora como despedida antes de que ella y los demás Shinobi que habrían de enfrentarse en las finales procedieran abandonar el lugar casi al mismo tiempo que también lo hicieron los espectadores, permitiendo que la Uchiha se encontrase con su madre y se dirigieran juntas a casa. Por camaradería, Sarada les deseó una buena noche a Boruto—deseando enfrentarlo y vencerlo en las finales—y Shikadai, volviendo la mirada hacia Shinki Sabaku, el hijo del Kazekage y con quien únicamente intercambió una silenciosa mirada y viceversa antes de tomar caminos separados; su madre, comprensiva como siempre, ni siquiera tocó el tema de su batalla de mañana en el camino a casa, mas Sarada sí que se calló muchas de las preguntas que deseó hacerle, ella había sido una Genin de trece y había visto el combate de su padre contra el Kazekage en su momento, y Sarada ineludiblemente desearía saber más para imaginar que podría hacer Shinki, mas algo en su interior la hizo desear mantener el elemento sorpresa para aprender. Al llegar al apartamento, Sarada sonrió al encontrar a su padre esperando por ella, habiendo hecho la cena y permitiendo que ambas mujeres se tomaran las cosas con tranquilidad; la conversación no tardó en fluir y con ello una revelación que Sarada ni siquiera había esperado.

—¿Así que estabas observando todo, papá?— preguntó Sarada solo para estar segura, sentada sobre uno de los sofás de la sala mientras su madre curaba sus heridas.

—Nunca me han gustado las multitudes, y vi lo que necesitaba— asintió Sasuke de pie bajo el umbral de la cocina. —Lo que hiciste fue arriesgado, te dije que no usaras ese jutsu— regañó ligeramente, mas su sonrisa ladina demostraba que no estaba enojado.

—Lo sé, pero estaba en una situación desesperada y debía hacer algo que Araya no anticipara, y así fue— se justificó Sarada, moviendo su brazo cuando su madre hubo terminado. —Además, soy imprudente igual que mamá y tú— obvió con una sonrisa sínica cada vez más habitual en ella.

—Y arrogante al usar el Estilo de Fuego— increpó Sakura ahora, palmeándole el muslo a modo de reprimenda tras curar su otra herida. —Te gusta presumir al igual que a tu padre, y no te finjas ignorante al respecto, Sasuke— comparó levantándose de su lugar y dirigiéndose hacia la cocina.

Pasando junto a su esposo en su camino a la cocina e intercambiando una mirada con él, que apartó la mirada y negó en silencio, Sakura le indicó con un movimiento de su mano a padre e hija que la siguieran a la cocina y lo que no tardaron en hacer mientras ella procedía a servir la cena mientras aún estaba caliente, no queriendo que se desperdiciara ni mucho menos si Sasuke la había hecho; normalmente ella se encargaba de cocinar, no es que fuera su obligación, pero desde que se habían casado Sasuke había dicho que adoraba su cocina y ella siempre hacia todo por complacerlo, mas debía admitir que prefería que él cocinara si podía hacerlo. Ocupando su lugar a la mesa a la par que su hija, Sasuke observó largamente la espalda de Sakura, no solo a modo de respuesta por el reproche que ella le había hecho—y con razón, mas no iba a reconocerlo y menos ante su hija—sino también en una silente alusión de lo mucho que la había extrañado a lo largo del día en que habían estado separados y no viéndose luego del desayuno esa mañana, e interiormente se repetía una y otra vez que no podía tener suficiente de ella, a lo que Sakura correspondió encontrando su mirada con la suya al dejar el plato servido frente a él, mas apartando brevemente la mirada en presencia de Sarada. Ajena al intercambió de miradas entre sus padres, Sarada intentó contener el deseo de preguntar si su padre podría estar presente y ver su combate contra Shinki Sabaku al día siguiente.

—¿Sigues ocupado, papá?— preguntó Sarada, volviéndose el centro de atención de su padre. —Quisiera que me vieras pelear mañana— pidió parpadeando inocentemente.

—Desgraciadamente debo seguir al tanto de la decodificación del pergamino— contestó Sasuke, no pudiendo prometerle nada en concreto, —pero estaré ahí para verte, no lo dudes— haría todo lo posible por ver todo su combate contra el hijo de Gaara.

—¿No puedo saber más?— suspiró la pelinegra, habiendo tanto que desconocía y de lo que deseaba estar al tanto.

—Es delicado, Sarada, de otro modo te lo diríamos— recordó Sakura tras ocupar su lugar a la mesa. —Confía en que por ahora sabes lo que es necesario, como Genin— menospreció, sorprendiendo a su hija y que entonces entendió lo que quería decir. —Cuando crezcas y progreses, será mayor la información que se te confié— condicionó, teniendo el entero beneplácito de Sasuke y hablando por él. —Naciste en un clan dedicado a la guerra y ser Shinobi, y el peso siempre será ese, ni menos ni más— ellos quizás no se lo exigirían, pero el mundo en que vivían indudablemente sí.

—Entonces, espero salir victoriosa y ser promovida a Chunin— contestó Sarada sin dejar que ello mermara su voluntad en forma alguna.

—No te apresures, todo a tu tiempo— minimizó Sasuke, no queriendo que su hija se exigiera demasiado.

Era fácil para los jóvenes transgredir todos los límites establecidos y solamente buscando llegar lo más lejos y más pronto posible…si lo sabría él, por lo que de inmediato minimizó cualquier deseó de superación que su hija tuviera, para que este se encontrase dentro de lo normal, aunque sabía que estando Sakura cerca lo último que Sarada haría seria cometer alguno de los errores que él habia cometido siendo solo un año mayor y ello lo dejaba más tranquilo mientras Sakura alargaba una de sus manos por sobre la mesa para entrelazarla con la suya a modo de recordatorio. El resto de la cena pasó tranquilamente y con las conversaciones habituales y que giraron alrededor de los combates que habían tenido lugar ese día y los que sucederían al día siguiente, ante lo que Sasuke no dudo en advertir a Sarada que no se confiara con el hijo del Kazekage, y si él lo decía en base a su experiencia enfrentando al Sabaku en su momento, ella no planeaba cuestionarlo, por lo que asimiló sus consejos y se levantó de la mesa para dirigirse a su habitación y tomar un baño, dejando a sus padres a solas. La primera en levantarse de la mesa tras la partida de su hija fue Sakura, quien procedió a levantar la mesa e ignorando con una distraída sonrisa la mirada de Sasuke sobre ella, dándole la espalda con toda intención mientras dejaba los platos al interior del lavabo, pero sin abrir la llave ni hacer nada de lo que hacía normalmente en ese punto, esperando hasta que finalmente Sasuke se puso de pie a su encuentro tan pronto como escuchó que Sarada entraba en el baño.

El tiempo era escaso, que más desearían ambos que entregarse sin reservas a lo que llevaban deseando durante todo el día, pero ya podrían luego de que Sarada se fuera a dormir, mas momentáneamente necesitaban un desahogo, no podían esperar y ambos lo entendían; situándose de pie tras Sakura que se volvió hacia él en respuesta, Sasuke la tomó del mentón e inclinó su rostro sobre el suyo y devorando sus labios, deslizando su tacto para envolver su brazo a su alrededor mientras su lengua recorría el interior de su boca, con ella siempre tan receptiva y entregada a sus deseos, saboreándola con pasión mientras su mano continuaba descendiendo hasta llegar al cierre de los pantalones de ella, desabrochándolos y dejando que su esposa los hiciera resbalar por sus piernas junto a su ropa interior. En respuesta y en medio del beso, Sakura desabrochó los pantalones de Sasuke, sí que desearía desvestirlo también y tomarse las cosas con más calma…pero no era necesario, ninguno de los dos necesitaba de tontos juegos previos y ella fue la primera en recordárselo al romper el beso, volviéndose hacia el lavabo, de espaldas a él y aguardando a que él se bajase lo suficiente los pantalones, teniendo que cubrirse los labios con una mano un instante después y tan pronto como Sasuke penetró en su interior, llenando completamente y comenzando a moverse de inmediato, haciéndola estremecer; no importa todos los años que pasaran, siempre necesitaba acostumbrarse en los primeros instantes, no era doloroso, pero él era demasiado grande.

Cerrando los ojos un momento y respirando hondo, Sasuke apoyó su frente contra el hombro desnudo de Sakura, expuesto por su blusa quipao, Manteniendo su brazo firmemente envuelto alrededor de ella mientras se retiraba y volvía a embestir profundamente dentro de ella, saliendo y volviendo a entrar a un ritmo acompasado, pero también rápido y duro, apenas dándole tiempo a acostumbrarse y solo buscando tomar todo lo que tanto deseaba de ella y que no tenía fin, recibiendo los contenidos y melodiosos gemidos de su esposa como recompensa. No importaba todo el tiempo que pasara, no podía tener suficiente de su esposa, Sakura estaba completamente hecha para él, no dejaba de pensarlo cada vez que estaba juntos, todo en ella era endemoniadamente perfecto, desde la forma en que ella se sentía hasta la melodía precisa de sus gemidos entrelazados con su nombre y que lo llevaron a hacerla suya egoístamente, tomándola de la manera que él deseaba y relegándola a corresponderle, meciendo sus caderas hacia las suyas. No, no se trataba solo de su egoísta placer, jamás era así, los gemidos de Sakura y que se cubrió torpemente los labios era la prueba de que ella lo estaba disfrutando, sus músculos tensándose debajo suyo, sus caderas buscando las suyas y que solo lo hicieron acelerar el ritmo, siendo más duro con ella que antes, presionando sus labios contra su oído y susurrándole una y otra vez cuanto la deseaba, susurrando su nombre y diciéndole te amo solo una vez, no precisando de recordarle aquello que era obvio para ambos.

Fue una tarea muy difícil para Sakura cubrirse los labios a cada momento en que se sabía próxima a gemir en voz alta el nombre de Sasuke, que embistió más fuerte y más profundamente contra ella, acercándola al orgasmo momento a momento, haciéndola esforzarse por mantener los ojos abiertos cuando todo lo que deseaba era cerrarlos y entregarse a gemir su nombre si reservas; no podía tener suficiente tampoco, haberlo hecho esa mañana al despertar no bastaba y ella lo disfrutaba de la forma precisa en que Sasuke lo estaba haciendo, rápido, fuerte y duro, sintiéndose completamente llena por él, una sensación que no quería volver a olvidar. Siempre ocurría lo mismo, desde su noche de bodas, innumerables habían sido las ocasiones en que Sasuke se había disculpado en esos primeros días por no poder ser dulce o amable con ella, guiado siempre por un placer retorcido por hacerla alcanzar nuevas cumbres de éxtasis y eso en nada había cambiado, solo que ahora él no se disculpaba pues tenía claro que ella experimentaba el mismo placer que él, lo que solo los alentaba a llegar más lejos. Sintiendo el clímax cada vez más cerca ante el vaivén de sus caderas hacia las de Sakura y viceversa, Sasuke no buscó luchar contra ello, sino que embistió más profundamente contra el interior de su esposa que ahogó sus gemidos contra la palma de su mano, deslizando él su mano entre las piernas de ella en busca de aumentar su disfrute y lograr como siempre que ella fuera la primera en alcanzar el orgasmo, mientras él cerraba los ojos y gruñía contra su hombro.

Los gemidos de Sakura se intensificaron como respuesta mientras su mano libre apretaba fuertemente parte del material del lavabo enfrente suyo formando difusas grietas, lo habría roto si de ella hubiera dependido, pero el placer no la hacía olvidarse de la realidad mientras Sasuke embestía profundamente dentro de ella una última vez, llevándola al orgasmo al mismo tiempo en que él se derramaba en su interior, él gruñendo roncamente contra su hombro y envolviendo su brazo alrededor de su cuerpo, mientras que ella casi se mordió la palma de la mano para ahogar el grito entrelazado con su nombre que se vio tentada a soltar. Ambos se abrazaron fuertemente por un momento, recuperando el aliento y disfrutando de todos estos momentos de paz; el corazón de Sakura latía aceleradamente y el de Sasuke al mismo ritmo, ambos aferrándose el uno al otro e incapaz de soltarse en esos primeros segundos post coito hasta que el ruido de su hija abandonando el baño los forzó a romper su unión. El primer impulso de Sakura, volviendo a subirse los pantalones y ropa interior pese a aún estar temblando por el placer experimentado, volteando a ver a Sasuke...fue reír, cubriéndose distraídamente los labios, divertida con la sola idea de ambos a sus treinta años y aun amándose como hacia trece años durante su luna de miel, no midiendo riesgos y no teniendo suficiente el uno del otro, lo que también hizo sonreír ladinamente a Sasuke y quien envolvió su brazo alrededor de ella en un abrazo tras abrocharse los pantalones.

No, nada había cambiado entre ambos.


Había llegado a casa luego de abandonar la sede de los Exámenes Chunin, había comido lo que su madre había preparado tan atentamente para él y Himawari, había acompañado a su hermana a la cama y le había contado una historia, luego había deseado buenas noches a su madre y se había ido a dormir para prepararse para su enfrentamiento con Shikadai a la mañana siguiente, por lo que cuando llegó el momento de enfrentarlo en el día señalado, Boruto no dudo en arrojarse contra él, sorprendiendo al Nara al emplear el puño suave que ya había aprendido anteriormente entrenando con su madre, todo ello potenciado con una mayor velocidad debido al control de chakra que había comenzado a trabajar con el señor Sasuke. Logrando arrinconar a Shikadai con ello y ejecutando el jutsu clones de sombra para invocar a cuatro de estos, Boruto logró empujar a su amigo a rendirse, declarando así su victoria y que fue anunciada por Rock Lee para evidente jubilo de los espectadores, pero ello no importó a Boruto, quien procedió a retirarse hacia el pasillo para aguardar a que Sarada se enfrentase a Shinki y ganara para probar quien de los dos era más fuerte. Habiendo observado todo genuinamente impresionado, Naruto no pudo evitar levantarse de su lugar apenas finalizó el enfrentamiento de su hijo y retirándose en espera de poder alcanzarlo, un arrebato de emocionalidad que tomó por sorpresa a los Kages presentes y que tuvieron diversas reacciones al respecto; Darui se sorprendió, Kurotsuchi y Chōjūrō sonrieron, y Gaara permaneció estoico.

—¿Y eso?— preguntó el Raikage, muy sorprendido por la emocionalidad del Hokage.

—Parece que Naruto está tan orgulloso de su hijo que quiere felicitarlo personalmente— contestó la Tsuchikage gratamente impresionada. —Debe ser muy consentidor— Naruto siempre había sido muy emocional desde su juventud después de todo.

Siempre con una sonrisa, un ánimo amable y una energía que parecía incapaz de extinguirse, Naruto había robado el corazón de todos a su manera desde que lo habían conocido, era imposible no querer tenerlo como amigo o cuando menos como socio en caso de problemas como era para los actuales Kage y que lo habían conocido antes y durante la Cuarta Gran Guerra Shinobi…mas siendo el único de los Kages presentes que estaba casado como Naruto, Gaara dejo libre un suspiro para si pues solo él sabía lo difícil que era compaginar una vida normal con el ser Shinobi y padre para su aldea, él podía y se había comprometido a ello, ¿Pero y Naruto? Fue una suerte que Naruto no hubiera estado presente al momento de la conversación o se habría abochornado, recorriendo velozmente los pasillos de la planta inferior en busca de Boruto, conociendo un pasillo que conectaba aquel por el que su hijo transitaba, esperando poder hablar con él antes de que él estuviera lejos de su alcance; se sentía muy culpable, su hijo había aprendido, cambiado y progresado mucho en el mes transcurrido desde el regreso de Sasuke, el Uchiha realmente se había esforzado en pulir todo de él como Shinobi, dándole a su hijo una seriedad y compromiso por el mundo ninja que Naruto jamás hubiera esperado de él o creído que lograría, y se sentía culpable por pensar así a la par que negligente por no haberle dedicado tiempo. Fue una fortuna que al llegar al final del pasillo diese justamente con Boruto y que encontró silenciosamente su mirada con la suya.

—Boruto— reconoció Naruto y ante lo que su hijo únicamente le sostuvo la mirada. —Estoy orgulloso de ti, no sabía que habías logrado tanto en tan poco tiempo— celebró, faltándole las palabras apropiadas para demostrarle su emoción por su éxito.

—Quizás porque nunca estas en casa, porque el trabajo parece ser más importante— supuso Boruto condenatoriamente, no sabiendo si agradecer o no sus palabras.

—Boruto…— intentó dialogar el Hokage, comprendiendo que estuviera ofendido por el tiempo que él pasaba ausente de casa, mas era parte de su deber como Hokage.

—El señor Sasuke no tiene la obligación, y sin embargo encuentra tiempo con que ocuparse de mí, para enseñarme lo que es ser realmente un Shinobi— interrumpió el Uzumaki, cansado de su palabrería. —¿Por qué tu no?— cuestionó y ante lo que su padre pretendió hablar, pero él lo quería oírlo. —No conozco los motivos, pero él debe estar lejos de Sarada, mas cuando regresa es como si no se hubiera ido; Sarada está feliz, tía Sakura también, se siente como si fueran una verdadera familia…— su familia ya no se sentía así en absoluto y le dolía verlo cada día. —No me importa cómo me trates a mí, ya soy grande para preocuparme por esas cosas, pero no consentiré que trates así a mamá ni a Himawari— espetó finalmente, continuando con su camino y pasando junto a su padre.

—Boruto, espera— llamó Naruto, no queriendo que las cosas siguieran mal entre ambos.

—Tengo que ver el combate de Sarada, estoy ocupado— desestimó el rubio, no queriendo perder la poca paciencia de que disponía. —Sé que eso lo entiendes— agregó con ánimo entre sarcástico e hiriente.

No es que odiara a su padre ni nada parecido, de hecho en sus sesiones de entrenamiento el señor Sasuke intentaba hacerle entender que implicaba el rol de Hokage exactamente y porque, en teoría, su padre no podía estar con él todo el tiempo…mas si podía hacerlo en muchas otras circunstancia y aparentemente el gran Naruto Uzumaki evadía a su familia por deseo propio o siendo un obseso del trabajo, lo que Boruto no iba a tolerar, mas no por sí mismo, él ya se consideraba bastante mayor como para sufrir por ello y no necesitaba de la continua presencia de su padre; pero ello no se aplicaba a su hermanita Himawari o a su madre, quien no se merecía esos desplantes, y Boruto se negaba a ceder hasta notar algún cambio real por parte de su padre, y era decisión tomada. Quedándose solo en el pasillo, Naruto soltó un sonoro suspiro antes de regresar sobre sus pasos hacia donde lo esperaban los demás Kages, aun teniendo que presenciar el enfrentamiento de Sarada con Shinki Sabaku…realmente Sasuke había tenido razón, le faltaba valor para apreciar más a su familia y descuidar su trabajo, era como si se hubiera aferrado en demasía al sueño de su vida de ser Hokage y menospreciara lo que la vida le había dado a través de Hinata y sí que seguía amándola con todo su corazón, pero nuevamente no estaba al nivel de todo lo que la hermosa Hyuga hacia por él y realmente deseaba estarlo. Después de los Exámenes Chunin, se dijo Naruto en su camino, después de que estos finalizaran intentaría remediar y recuperar todo el tiempo perdido, era una promesa…


Lo primero en detonar fueron los vítores y gritos de emoción tan pronto como Rock Lee anunció el próximo combate que tendría lugar; entre Sarada Uchiha de la Aldea de la Hoja y Shinki Sabaku de Aldea de la Arena, era el combate más esperado por todos y fue evidente tan pronto como la heredera Uchiha apareció en la arena de combate y del otro extremo de la misma lo hizo el hijo del Kazekage, ambos observándose en silencio y sosteniéndose la mirada, intentando leer todo el uno del otro para cuando se les diera el beneplácito de comenzar a pelear…mas el momento no habría de llegar. La atención de todos, incluidos los participantes del combate, se dirigió al cielo y en concreto a dos figuras blancas que comenzaron a descender lentamente sobre el suelo y sin provocar siquiera una honda; los orbes perlas del Otsutsuki conocido como Momoshiki de inmediato analizaron a todos los presentes, uno por uno, sonriendo con interés al activar su Byakugan y notar el torrente de chakra que existía en todos ellos y lo que no debería ser posible de acuerdo con los originales planes de su clan, ¿Qué diablos había estado haciendo Kaguya antes de ser sellada para consentir que el valioso fruto del chakra estuviera en poder de seres tan insignificantes? Flanqueado por Kinshiki, quien se comportó estoicamente y como su guardián, Momoshiki enfocó su mirada en una especie de palco superior a la arena de combate en que había aterrizado y donde se encontraban cinco personas sentadas a lo largo, y entre ellos uno destacaba por su gran chakra.

—Vaya, nos esperábamos una bienvenida tan cálida— comentó Momoshiki tras tan prolongado silencio. —Hay demasiados seres inferiores estorbando— comentó volviendo la mirada hacia su guardián.

—¿Hacemos una limpieza primero?— supuso Kinshiki volviendo la mirada hacia su señor.

—Sera lo mejor— asintió el Otsutsuki, sonriendo complacido con la sola idea.

Alzando su mano derecha y que fue rodeada por lo que parecía ser un extraño y visible chakra color rojo, Kinshiki golpeó el suelo bajo suyo con fuerza y provocando una onda expansiva tan abrumadora que cruzó el aire, estremeciendo el estadio hasta sus cimientos, resquebrajando gran parte del suelo de la arena de combate, las paredes y por supuesto el enorme techo que cubría las gradas y a los espectadores del calor del sol o así había sido hasta ese momento. El material del techo se convirtió entonces en algo sumamente peligroso y dañino, resquebrajándose y amenazando con caer sobre los espectadores que gritaron de terror e intentaron cubrirse en vano; tranquila en todo momento ante esta amenaza y de la que se encontraba al tanto a diferencia de todos los presentes, Sakura cerró los ojos un momento al levantarse, concentró su chakra en su puño derecho y alzó este para generar una pared de aire que en respuesta destruyó brutalmente los enormes fragmentos que amenazaban con caer sobre los espectadores del Examen Chunin, convirtiendo los enormes fragmentos en pequeños fragmentos que fueron arrastrados por el aire con una potente corriente producida por el gran abanico de Temari y que aterrizó a su lado, espalda con espalda al igual que hizo Ino, ambas observándola por el rabillo del ojo y esperando ordenes de su parte. En circunstancias como esas, la palabra de Sakura valía tanto como las del mismo Hokage y era la única capaz de proteger a la aldea en tanto se respondiera a este abrupto ataque.

—¿Sakura?— preguntó la Yamanaka, observando a su amiga por el rabillo del ojo.

—La prioridad son los civiles, debemos evacuarlos a todos, y luego lleven a los heridos al hospital, rápido— contestó la Haruno mecánicamente y recibiendo un asentimiento de Ino, que no tardo en retirarse para cumplir con ello. —Temari, prevé cualquier accidente— instruyó por otro lado a la rubia, espalda con espalda con ella.

—Entendido— asintió la Sabaku, alejándose de un veloz e inmediato salto.

Puede que no estuviera al nivel de Sasuke o Naruto si de enfrentar a estos Otsutsuki se refería, pero Sakura estaba casi al mismo nivel que ellos como una de los tres Sannin de ser necesario pelear, mas por ahora prefería evitar ello y encargarse de los heridos así como de la evacuación junto a Ino y Temari, sabiendo contestar rápidamente a esto y dejando lo demás en manos de sus amigos, agradeciendo que pese a sus falencias Konoha fuese una entidad lo suficientemente preparada para que todos los Chunin, Jonin e incluso los Genin comenzasen a asistir a todos y evacuar el lugar, dejando el enfrentamiento y protección de la aldea al Séptimo Hokage. La protección del lugar y a los asistentes estuvo en manos no solo de los Genin, Chunin o Jonin, sino también en manos de los Kages y como fue el caso del Kazekage Gaara, quien empleó su manejo sobre la arena para evitar que los civiles salieran heridos ante el derrumbe de la estructura, siendo apoyado en dicha labor por su hijo Shinki y quien imitó su respuesta, desentendiéndose completamente de su enfrentamiento con la Uchiha, que se había suspendido indefinidamente, y a él se unieron su hermana Yodo, su tío Kankuro así como su primo Araya. Observando el proceso de evacuación que tenía lugar, Sarada indicó a los Genin de su generación que se acercaran, lo que estos no dudaron en hacer, partiendo por Boruto y Mitsuki quienes se situaron velozmente a su lado tanto para protegerla como en respuesta, pero ella no necesitaba ningún tipo de protección en ese momento, sino que apoyo.

—Chicos, ayudemos en sacar a todas las personas que podamos, no se entretengan— apremió la Uchiha y ante lo que todos asintieron y se dispersaron, todos menos uno. —Boruto, ¡Boruto!— llamó haciendo reaccionar al rubio, a quien vio temblar de los nervios. —Sé que estás asustado, yo también, pero no podemos quedarnos sin hacer nada— recordó situando sus manos sobre sus hombros y apremiándole el enfocarse en ayudar.

—Okey, separémonos— asintió el Uzumaki, ambos tomando caminos separados.

—Eres su hija— reconoció una tosca voz a la espalda de la Uchiha y que se volvió extrañada.

—¿Qué…?— Sarada apenas tuvo tiempo para voltearse y ver al Otsutsuki a punto de atacarla, antes de ser alejada de este por el agarre de alguien, que la cargó sobre su hombro. —¡Papá!— reconoció con un jadeó de sorpresa antes de que su padre aterrizara sobre una de las gradas.

—Atrévete a tocar a mi hija y te cortare aún más ese cuerno— amenazó Sasuke volviendo la mirada hacia el Otsutsuki, no tolerando que Sarada saliera herida.

—Haré que no vuelvas a abrir la boca— correspondió Kinshiki, recordándolo a la perfección.

Habia intentado ser lo más rápido posible para llegar al estadio en que se estaban celebrando los Exámenes Chunin, había estado ocupándose del descifrado del pergamino encontrado en el palacio Kaguya durante esa mañana antes de decidir a dirigirse al lugar para presenciar el combate de su hija contra Shinki Sabaku, sintiendo a medio camino el mismo chakra que al momento de encontrarse con los dos Otsutsuki conocidos como Momoshiki y Kinshiki, siendo lo más veloz posible en llegar al lugar y siendo esto justo después de que comenzase el ataque. No necesitaba preocuparse por Sakura y ni siquiera pensó en hacerlo, la localizó por el rabillo del ojo y vio en su elemento que era encargarse de proteger a los civiles y como no tardaron en hacer todos los demás Shinobi presentes, por lo que él no necesitaba ocuparse de eso, en su lugar podría haberse concentrado en enfrentar al enemigo que fue su deseo, pero ver como Kinshiki Otsutsuki se enfocaba en Sarada le fue inadmisible y lo forzó a intervenir. Puede que Sarada solo tuviera doce años y fuera una Genin, pero Sasuke ya había juzgado las habilidades de su hija y sabía que era muy capaz, mas no era por duda que Sasuke mantuvo su brazo alrededor de ella y corrió para alejarla de Kinshiki, gruñendo por lo bajo cuando el maldito los siguió, evidentemente queriendo cobrarle el cuerno que él le había cortado en su primer encuentro y que no podía resultarle más superfluo o estúpido, pero no iba a detenerse a intentar confrontarlo, arriesgando a Sarada, primero necesitaba ponerla a salvo.

Mas, necesitaba una oportunidad.


—¡Hinata!— gritó Naruto, sintiendo que se le detenía el corazón ante el ataque del Otsutsuki hacia su esposa.

Mientras todos se encargaban de la evacuación de los civiles, lo que lo dejaba enormemente tranquilo, Naruto descendió hacia la arena para enfrentar personalmente a quien parecía ser el líder de los Otsutsuki, concentrándose en atacar y volverse el objetivo, siendo prontamente apoyado en su empeño por Hinata a quien sintió situarse a su lado; normalmente Hinata elegía no pelear, pero en este caso se arrojó contra el Otsutsuki empleando el puño suave, teniendo su Byakugan activado y esperando golpear algún punto importante, mas Momoshiki únicamente sonrió antes de responder al ataque con un seco golpe en el estómago de la Hyuga, enviándola al otro lado de la arena y dejando un gran cráter tras de sí. No había atacado con el ánimo de matar, podría haberlo hecho, pero eligió paralizar temporalmente su torrente de chakra e incapacitarla temporalmente con ese golpe, que la hubo noqueado por completo…esa mujer tenía el Byakugan, y a diferencia de la gran mayoría de los presentes, su chakra tenía un tinte muy especial y diferente del de todos los demás, provenía del clan Otsutsuki, y Momoshiki no se atrevería a matar a un descendiente de su clan, aunque no estuviera de acuerdo con cómo se había llegado a eso. Paralizado al ver aquello, Naruto no dudo en correr al lado de su esposa, verificando que se encontrase bien, lo que lo dejo más tranquilo, pero igualmente culpable de no haber podido evitarlo; ocupado en ayudar a evacuar a los civiles, Boruto corrió velozmente junto a su madre, intercalando su mirada entre ella y su padre.

—¿Mamá está bien?— preguntó Boruto con voz temblorosa, viendo como su padre acariciaba distraídamente el cabello de su madre.

—Si, solo inconsciente— sosegó Naruto recuperando el aliento y volviéndose hacia el Otsutsuki, no pudiendo darle la espalda. —Boruto, debiste irte con tu hermana— regañó a su hijo al mismo tiempo en que el Uchiha y su hija aterrizaban a su lado.

—Ya es un poco tarde para eso— difirió Sasuke situándose a la diestra de Naruto. —Quédense atrás— instruyó a Sarada y que asintió antes de situarse tras él, junto a Boruto que convocó a un clon de sombras para protegerla de ser necesario.

—¿Son ellos?— mas bien afirmó el Hokage, volviendo brevemente la mirada por el rabillo del ojo hacia Hinata, inconsciente entre Boruto y Sarada.

—El pergamino no pudo ser traducido del todo, pero hablaba de su llegada y de otros Otsutsuki— asintió el Uchiha sin apartar la mirada de esos sujetos. —Su objetivo son los frutos del chakra— simplificó, suponiendo que el rubio querría saber que querían.

—El chakra de los Biju…— comprendió Naruto en un susurró bajo y concentrando igualmente su mirada en los Otsutsuki, no pudiendo bajar la guardia.

—Creo que las presentaciones sobran si saben tanto sobre nosotros— comentó Momoshiki intercalando su mirada entre ambos Shinobis, —pero nosotros tan poco de ustedes— en especial del Jinchuriki del Kyubi.

—No necesitan saber nada de este mundo— espetó Sasuke duramente, solo queriendo que se largaran y ya, mas evidentemente no sería por las buenas.

—¿Cuál es su objetivo aquí?— inquirió el Hokage, imaginando el motivo específico.

—De momento; tú, que tienes la mayor concentración de chakra— admitió el Otsutsuki, señalando al Jinchuriki y que maldijo su suerte interiormente, —y él por poseer el Rinnegan siendo solo un humano, lo que no es aceptable— agregó señalando a Sasuke y quien ni siquiera se inmuto por ello. —Nuestra misión es retomar el trabajo de Kayuga; recuperar los frutos del chakra y restaurar al dios Árbol— resumió con una sonrisa venenosa, mas que emocionado y ansioso con la idea.

—Primero Kaguya y ahora esto— masculló Naruto, apesadumbrado por ello, —¿Y que esperan lograr?— inquirió, nunca habiendo entendido del todo aquella ambición.

—Crear tan, un tipo de medicina que nos hará inmortales e invencibles, pero por supuesto que ustedes no lo entienden— reveló Momoshiki, minimizando a los humanos a quienes observó sin interés alguno. —Pobres y torpes humanos; a menos que perseveren eterna e inútilmente, no llegaran a ningún lado— y nada de lo que lograran sería suficiente nunca.

—¡El poder verdadero es algo que se tiene que ganar!— protestó el Hokage enérgicamente, para nada de acuerdo con aquella visión.

—Criaturas vulgares como ustedes jamás entenderán— desestimó el Otsutsuki con superioridad.

Como si quisiera demostrar lo contrario, Shikamaru apresó a ambos Otsutsuki con su jutsu de Posesión de Sombra, mas esto solo sirvió por unos efímeros segundos antes de que Momoshiki absorbiera el chakra con que había ejecutado el jutsu y este al mismo tiempo, para sorpresa del Nara; queriendo demostrarles a los insulsos humanos lo que era el poder verdadero, Momoshiki alzó su mano derecha al aire y en esta convocó una serie de jutsus de diferentes elementos, grandes esferas de energía con un poder que dejo sin aliento a Sarada y que se desplomó de rodillas a causa del miedo, lo que no pasó inadvertido para Boruto que le rodeó los hombros con sus brazos, habiendo aprendido de ella que no había que dejarse paralizar por el miedo y se lo recordó ahora al encontrar su mirada con la suya, logrando hacerla reaccionar. La intención del Otsutsuki y que arrojó aquel cumulo de poder hacia los humanos, era acabar con ellos, no contando sin embargo con la terquedad de Naruto y que invocó el Modo Sabio con el chakra de Kurama cubriéndolo a modo de escudo, así como a Sasuke, Boruto—quien se encontraba más que asombrado al atestiguar este desconocido poder de su padre— y Sarada, así como a Hinata a quien volvió a ver por encima del hombro, por ahora esa enorme cabeza de chakra del Nueve Colas habría de bastar, mas, anticipándose a su bobo amigo Hokage, Sasuke convocó parte del Susanoo para que este cubriera superficialmente el chakra del Kyubi, resistiendo exitosamente una serie de ataques por parte de los Otsutsuki.

—Si llegan a derrotarte, todo habrá acabado— justificó Sasuke sin necesidad de volver la mirada hacia su amigo rubio.

—Gracias, Sasuke— sonrió Naruto distraídamente. —Pero, debo pedirte algo; sácalos de aquí, por favor— encomendó, no pudiendo pelear temiendo por su esposa y su hijo.

—Entendido— asintió el Uchiha comprendiendo su decisión y volviéndose hacia los chicos a quienes bloqueó la visibilidad, inclinándose para cargar a Hinata.

—¡Señor Sasuke!— discutió Boruto, extrañado por este comportamiento de su parte.

—Papá…— se sorprendió Sarada, mas callando al comprender su cambio de decisión.

Era joven, impetuosa y con ideas propias, pero Sarada entendía la situación en que estaba y podía ser lo suficientemente pragmática para obrar en consecuencia, golpeando con medida fuerza a Boruto en la nuca para noquearlo y envolviendo sus brazos alrededor de su torso para cargarlo no sin poco esfuerzo ya que este era más pesado que ella, mas le hizo saber a su padre que estaba bien con un ligero asentimiento y recibiendo la misma respuesta de él, ambos aleándose del Séptimo Hokage y abandonando el estadio cuanto antes. Admirando en silencio la perspicacia y comprensión de su hija—lo que ineludiblemente le recordó a Sakura cuando tenía su edad—, así como su fuerza para cargar con el Uzumaki en la espalda, Sasuke intentó mantener el Susanoo activo y protegiendo a Naruto el mayor tiempo posible, no solo como método de protección sino también porque el rastro de su propio chakra luego le permitiría rastrearlo a él de ser preciso y consideraba que lo seria. Naruto era inmensamente capaz como Jinchuriki, sí que estaba fuera de condición en relación con él mismo por pasar tanto tiempo realizando trabajo administrativo como Hokage y no habiendo realizado misiones exigentes físicamente, en contraste con él que llevaba una vida activa e ininterrumpida como Shinobi desde los 12 años, pero Sasuke confió ciegamente y sin mirar atrás al abandonar el lugar, que Naruto resistiría, no era un debilucho o blandengue para morir, y quitarle el poder del Nueve Colas no sería fácil, con ello contaba para poder ir en su ayuda…


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Les informó que no actualizare la próxima semana por un muy necesario descanso, mas regresare con las actualizaciones: "A Través de las Estrellas" luego "El Origen del Clan Uchiha" y finalmente "El Rey de Konoha" :3 su agrado :3 las próximas actualizaciones serán "Avatar: Guerra de Bandos" , luego "Kóraka: El Desafío de Eros" y por último "Más Que Nada En El Mundo" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (por apoyarme y ser mi editora personal, no sé que seria de mi sin ella y por lo que le dedico esta historia como todas aquellas desde que somos amigas), a princesse Sarah 94 (agradeciendo que brindara su aprobación a esta historia y dedicándole esta historia por lo mismo), a Yashahime-uchiha32 (apreciando enormemente su aprobación, dedicándole esta historia y esperando poder estar a la altura), a Yi-Jie-san (dedicándole esta historia por su apreciación de mi trabajo) a mi querida amiga DULCECITO311 (agradeciendo sus maravillosos comentarios sobre mi trabajo, dedicándole esta historia y deseándole siempre lo mejor) así como a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos, bendiciones y hasta la próxima.

Contexto, Cambios & Enfrentamiento con los Otsutsuki: inicio el capítulo relatando el enfrentamiento de Shikadai contra Yodo de la aldea de la arena y que les había mencionado sería importante, quizás no dentro de la trama, pero si explicando que, si bien ambos son familia políticamente, no comparten lazos sanguíneos y por lo que Yodo no duda en manifestar su interés por Shikadai, quien es tomado desprevenido, pero le corresponde a su manera, no olvidando que ambos solo tienen doce años. En el caso de los enfrentamientos, trate de mantenerlos como mostró la película de Boruto, pero quitando completamente el tema de las herramientas científicas ninja, por lo que todos los logros y triunfos de Boruto—quien enfrenta a su padre con fundamentos y no actuando infantilmente—son genuinos y gracias al entrenamiento de Sasuke, lo mismo ocurre con Sarada quien brilla con luz propia hasta llegar a ser oponente de Shinki, el hijo del Kazekage, como Sasuke en su día se enfrentó a Garra, aunque este enfrentamiento no se concreta debido al ataque de los Otsutsuki, mas de igual modo Sarada brilla por su inteligencia, fuerza y habilidades de liderazgo, lo que no es menor. Luego, durante el enfrentamiento d ellos Otsutsuki representó lo que no se mostró en la película ni en el anime, que fue Hinata interviniendo para proteger a Naruto, por lo que desde el inicio del enfrentamiento de di un rol activo y reconocimiento por ser descendiente de Hamura Otsutsuki, pero el resto de los eventos se verán en el próximo capitulo.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), y una posible adaptación alternativa de "Crepúsculo" que he comenzado a desarrollar :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3