Capitulo 04
La Vie en Rose
Hikari estaba cumpliendo un gran sueño: estudiaría en el extranjero. Su hermano había hecho arreglos para que ella completara su educación en Francia. Estudiaría en una buena escuela en París y viviría en un pequeño apartamento cercano. Todo fue maravilloso. A pesar de que al principio tuvo algunas dificultades para adaptarse al idioma y a la cultura, poco a poco se fue acostumbrando.
En su primer año, conoció a varias personas y terminó haciendo buenos amigos. Pero uno de ellos fue especial. Takeru Takaishi. También era japonés. Él la había ayudado con innumerables cosas, desde las más básicas como no dejarlos solos cuando pasaba un momento difícil. Le había mostrado cómo era la vida en Francia, la había ayudado con su pronunciación, le había hecho compañía los fines de semana.
Ella y Takeru se volvieron cercanos. Y era imposible no enamorarse del rubio de ojos azules. Takeru era una persona alegre, optimista, atenta, cuidadosa y carismática. Su mayor sorpresa: él también se había enamorado de ella. Luego se convirtieron en enamorados.
Hikari había conocido a la familia de Takeru. Su madre, Natsuko, y su hermano mayor, Yamato. Sus padres se habían separado cuando eran niños. Había ido a Francia con su madre mientras su hermano se había quedado en Japón con su padre. Sin embargo, unos años más tarde, tras la muerte de su padre, Yamato se fue a Francia. Takeru dijo que su relación con su hermano era genial, los dos eran amigos y compañeros, pero, al principio, la relación de su madre con su hermano era distante. Conforme pasó el tiempo, los dos se hicieron más cercanos y los tres vivieron a la perfección.
Yamato era una persona introvertida. Pero Hikari descubrió con el tiempo que era una persona extremadamente confiable. Los consideraba como su propia familia. Fue la madre de Takeru quien hizo la invitación. Ya llevaba dos años viviendo en París y Natsuko le preguntó si le gustaría vivir con ellos. Explicó que le preocupaba que la niña estuviera sola e insistió hasta que la niña aceptó. Hikari ya había pasado varios fines de semana en la casa de la familia e incluso tenía su propia habitación. Tenía miedo de contárselo a su hermano, por lo que decidió mantener este cambio en secreto. No estaba mintiendo, solo omitiendo.
Podría decir que estaba feliz. Viviendo en un cuento de hadas. Hasta que el final de su último año estaba llegando a su fin. Aparte de esa llamada telefónica. Aparte de ese orden. Fue allí donde todo su mundo dio un vuelco. Había perdido todo el equilibrio. Había perdido toda su felicidad.
