Alicia estaba acabando con sus asuntos, nunca pensó que tendría tanto qué realizar debido al ataque de Kuroinu a la ciudad, para su suerte toda la gente colaboró a que vuelva el ritmo natural y ahora no había ni un solo rastro de peligro, eso la alivió.
- Menos mal… - Soltó un suspiro. – Si mi padre siguiera vivo podría haber hecho algo distinto… pero yo, como princesa del escudo tengo este trabajo. – En ese momento se abrió la puerta.
- Nee-sama. – Prim entró, la rubia se sintió feliz de ver a su prima.
- ¿Ya terminaste tus asuntos?
- Sí, Osamu-san me ayudó y terminé rápido. – Respondió la pelirrosa. – Es muy amable.
- Eso es bueno. – Alicia se sentía feliz por ella. – Veo que tienes una buena opinión de él.
- Sí, a pesar de la situación en la que estamos, siento que él podrá salvar las otras ciudades.
- Eso esperemos… por ahora ya contactamos con Celestine-sama y estoy segura de que ella está realizando los arreglos para frenar el ataque de Vault y sus hombres en las demás capitales, por ahora debemos ocuparnos de reconstruir Feoh.
- Sí nee-sama. – Prim salió, desde que llegó Osamu han ocurrido muchas cosas que parecían imposibles pero él se encargó de hacerlas realidad, Alicia realmente creía que es una especie de héroe que llegó de repente.
- Muy bien… terminemos con esto. – Siguió en su trabajo. En otro sitio, Osamu estaba caminando solo, luego de haber escuchado la historia de Olga, entendía que ella tenía razones válidas para su odio pero dirigirlas hacia Celestine quien, seguramente no tuvo nada qué ver, era triste, porque ella deseaba reanudar la amistad que alguna vez tuvieron y en el relato sonaba como alguien alegre, quería recuperar esa sonrisa en ella.
- Dejemos eso en segundo plano, por ahora hay que enfocarse en el problema principal que tenemos. – Decidió regresar al castillo con las demás, seguramente cuando se acaben todas las reconstrucciones, podrían moverse a la siguiente ciudad.
- Bienvenido de vuelta. – Saludó Anna con una sonrisa. - ¿Qué tal las cosas afuera?
- Todo bien, espero no sea molestia quedarnos un poco más.
- ¿Molestia? Para nada si nos dan postres muy deliciosos. – Respondió Grace, sacando una risa a la alta elfa.
- En serio te gustan mucho Grace-chan. – Eso avergonzó a la elfa pelinegra, sus mejillas se pusieron rojas.
- ¿Qué tiene de malo? Aprecio la buena comida.
Osamu se acercó a Chloe la cual seguía con la guardia alta, esta mantuvo una mano en su cuchilla por si acaso.
- ¿Qué quieres de mí humano?
- ¿No ha vuelto Olga?
- No, si le sucede algo, lo pagarán.
- No será así, Alicia aseguró que no harían nada. – Respondió Osamu. – Solo que esperen un poco más antes de partir, por si acaso te sientes atrapada.
- Hmph, esto es mejor que una celda al menos. – Fue todo lo que dijo, la semielfa no sentía ganas de salir viendo a todos esos humanos que le darían asco, Osamu podría estar tranquilo de que ella no haga nada, la puerta se abrió, entrando Olga. – Olga-sama.
- Estoy de regreso. – Chloe se acercó a su ama.
- ¿No te hicieron nada esos sucios humanos?
- Como si pudieran. – Se agitó el cabello. – Simplemente tuve una charla con Osamu y quise tomar algo de aire fresco. – Ella fue a sentarse en aquel momento, no sin antes ver de reojo al rubio, este no expresó nada.
- ¿Algún estimado de hasta cuando podamos seguir viajando? – Preguntó Anna.
- Necesitaría preguntárselo a Alicia, pero observando el ritmo de reconstrucción de la ciudad, no debería pasar de esta semana seguro.
- Eso es bueno, espero todo salga bien. – Sonrió ella, Osamu fue a la entrada.
- Veré si puedo hablar con ella, vuelvo luego. – Se despidió de las chicas, recorriendo los pasillos, vio unos sirvientes los cuales saludó, pero igual escuchó de reojo algunos comentarios.
- ¿No es ese hombre que va con esas elfas oscuras?
- Así es, como es que las mantiene libres, debería colocarles un collar.
- Es cierto, son peligrosas y salvajes, unas verdaderas perras. – Simplemente decidió ignorar tales comentarios, no entendían para nada lo que Olga y Chloe han pasado, esperaría que sus acciones hablaran por ellas. Así caminó hasta llegar a la oficina de la princesa rubia, tocó antes de entrar.
- Adelante. – Así se adentró. – Osamu ¿Qué deseas?
- Simplemente saber el tiempo restante antes de irnos, después de todo tenemos que salvar las demás ciudades.
- Eso es cierto. – Respondió, en ese momento vio al rubio. – Escucha Osamu… tenía esto pensado pero, apenas acabemos con la reconstrucción, quiero viajar contigo para ayudar. – Eso lo sorprendió.
- ¿Estás segura? Debes tener mucho de lo cual encargarte aquí.
- Eso se lo puedo dejar a los oficiales que fueron leales a mi padre, después de haber acabado con Beardsley, hicimos una purga y mis caballeras descubrieron a más nobles confabulados con los planes de Kuroinu, muchos de ellos eran partidarios tradicionalistas que compartían el viejo régimen de la esclavitud, al final los encarcelamos a todos y están a la espera de ser ejecutados.
- Se habían escondido bien por lo parecido. – Comentó Osamu, Alicia asintió de forma triste.
- Muchos de ellos eran grandes amigos de mi padre… el antiguo rey de Feoh y confiaba en ellos así como fue con Beardsley… duele, pensar que gente de confianza planeaba algo como esto desde hace años, es simplemente horripilante… por eso deseo hacer algo para evitar que un desastre igual ocurra en las demás capitales y tomé mi decisión, iré contigo para pelear como la guerrera que soy.
- … Eso es bueno. – Osamu sonrió, acariciando el cabello de Alicia lo cual la sorprendió.
- ¿E-Eh?
- Eres una chica muy valiente y madura para tu edad, a pesar de que pasaste por cosas muy duras, no bajas la cabeza, pero igual de vez en cuando deberías dejarlo salir todo, comportarte como una chica normal no te haría nada de daño.
- E-Eso… por favor, no sigas. – Estaba totalmente roja, Osamu empezó a reír. - ¿Qué es gracioso?
- Tu rostro decidido es genial pero verte más relajada y apenada es muy lindo. – Alicia ahora estaba que no se aguantaba la vergüenza, casi que parecía expulsar humo de la cabeza.
- ¡Y-Ya basta! – Apartó su mano rápidamente, carraspeando su garganta. – Sí solo viniste a fastidiarme es mejor que me dejes sola, aún tengo trabajo qué realizar.
- Muy bien, entonces no te sigo molestando, nos vemos luego Alicia. – Osamu se despidió de ella, saliendo de la oficina, la princesa se quedó sola, dejándose caer sobre su silla, soltando un suspiro.
- En serio… no es justo que digas esas cosas, soy una guerrera antes que una mujer, pero él… - Tenía las mejillas rojas, Alicia no lo sabía pero su percepción sobre ciertos sentimientos cambiaría muy pronto.
Prim estaba ayudando a la reconstrucción como siempre ha estado haciendo hasta el momento, cabe decir que ella se sale un poco de lo que puedes llamar una princesa común, esta no teme en ensuciarse las manos para ayudar y es realmente amable con todos, cuando uno piensa en la nobleza, puede decir que son gente pedante que jamás miraría a un plebeyo al rostro, pero ella era totalmente diferente y eso le hacía ganarse el cariño de la gente.
- Gracias por el apoyo princesa Prim. – Sonrió una de las monjas del monasterio. – Se preocupa por los niños que hemos cuidado y ha estado trayendo comida cuando la ciudad se encuentra en necesidad.
- No es nada. – Sonrió esta. – Todos merecen tener algo de lo cual comer y sé que los pequeños tienen más necesidades.
- No somos merecedores de su bondad. – La pelirrosa se limitó a soltar una risa, en aquel momento la rodearon los niños.
- Prim-sama, juegue con nosotros.
- Tomemos té.
- Jeje, ahora estoy ocupada, después. – Les prometió. Ella entonces salió, justo en ese momento vio llegar a Osamu. – Osamu-san.
- Prim ¿sigues trabajando?
- Sí. – Respondió esta. – Me encontraba llevando comida a la iglesia para los niños.
- Eso es realmente amable, buena chica. – Acarició su cabello, avergonzándola.
- Buuu~ Osamu-san, no me trates como una niña.
- Es inevitable, si tuviera una hermana pequeña, seguro sería como tú.
- ¿Hermana pequeña? Pero ya soy toda una mujer. – Hizo un puchero.
- Claro. – Osamu siguió revolviendo su cabello. - ¿Ya terminaste? Podríamos ir a comer algo.
- Jeje, me gustaría. – Prim aceptó la propuesta del rubio. Los dos caminaron juntos por la ciudad, siempre recibiendo saludos la pelirrosa pero igual Osamu comenzó a hacerse una reputación y al ser conocido como un héroe, también lo saludaban, eso traía alegría a Prim, ya entonces se acercaron a un puesto para comer, los dos pidieron platos y al recibirlos, fueron a sentarse.
- La carne de cordero es buena y en brochetas es mejor. – Señaló ella, comiendo con gusto. - ¿Has comido cordero antes Osamu-san?
- No que yo pueda decir, en ocasiones siento lástima que no existan hamburguesas o pizza.
- ¿Hamburguesas? ¿Pizza? – Ella ladeó su cabeza.
- Comidas de donde provengo, si tuviera la oportunidad, me gustaría hacerla para que prueben, no digo que la comida de Eostia sea mala, pero hay que aprovechar a comer de todo.
- Ya me causaste curiosidad Osamu-san, podría pedir a los cocineros del palacio que te dejen intentarlo. – Respondió ella.
- En otra ocasión, tenemos asuntos más importantes ahora, pero prometo que lo haré para todas… ahora caigo, según tengo conocimientos ¿los elfos pueden comer carne?
- Sobre eso… tengo entendido que es verdad que viven unidos a la naturaleza, así que podrían considerar que comer carne es un tabú, pero realmente no lo prohíben, Celestine-sama ha permitido que se pueda comer de todo, sin distinciones.
- Eso es bueno, porque igual pienso hacer para Olga y Chloe. – Respondió él, en ese momento Prim bajó la mirada, quería saber algo respecto a esa situación, aunque le costaba hablarlo, era el momento para preguntarlo.
- … Esto… ¡Osamu-san!
- ¿Sí? – Respondió mientras tenía un pedazo de cordero en la boca.
- Bueno… no es nada malo lo que quiero preguntar, es solo que… ¿será posible que después de todo, podamos hacer la paz con los elfos oscuros? – Preguntó ella, Osamu miró al cielo.
- Ciertamente sería algo bueno, cuando hablamos con Celestine ella realmente hablaba con sinceridad, pero luego hablé con Olga y me explicó lo que pasó entre ambas, ella carga un odio profundo.
- Entonces… aunque lo de Kuroinu pase, nuevamente seguiremos en guerra… - Prim se puso triste, no le gustaba ver gente sufriendo, era alguien muy pura, Osamu sonrió.
- Para eso estoy aquí, no solo detendremos a esos malvados, también haré lo posible para que Olga cambie de opinión.
- ¿En serio? – Ella levantó la mirada con asombro.
- Por supuesto, ella no es malvada como la gente piensa, solo está dolida y nunca tuvo a alguien que la escuchara y apoyara en esos momentos, quiero ser esa persona para ella y que pueda abrir la coraza de su corazón, en realidad, tengo algo planeado cuando ya veamos a Celestine, así que espero me apoyes en ese momento.
- C-Claro, haré lo posible. – Prim veía esperanza e iba a depositarla en Osamu, él realmente era alguien capaz de cambiar el rumbo de la situación. Una vez terminaron de comer, se separaron, Prim tenía cosas qué hacer, justo en ese momento un par de ojos la observaron y esa figura se alejó.
Olga no tenía mucho por donde moverse, a pesar de que tenían un enemigo en común, ella seguía siendo vista como una amenaza y aquello limitaba bastante su movimiento más allá de la sala donde estaban, incluso las sirvientas del palacio dudaban dos o tres veces antes de entrar, temiendo por sus vidas, y ella no podía culparlas, una guerra que ha existido por miles de años es algo imposible de borrar y, luego de haber hablado con Osamu, esperaba que él entendiera que no importa cuanto lo intente, ella seguirá odiando a los humanos y demás razas por lo acontecido.
- ¿Quiere más Olga-sama? – Preguntó su fiel sirvienta.
- Así estoy bien Chloe, no es necesario. – Respondió. Ella simplemente esperaba al momento en el que pudieran irse, si tuviera una forma de poder teletransportarse lo haría con gusto, pero su magia sigue sellada y su único método de defensa es el arma que obtuvo de Osamu… el rubio seguía siendo alguien indispensable para ella, así que seguiría a su lado, al menos hasta que el momento sea adecuado.
- Estoy de regreso. – Justo el tiempo fue perfecto cuando Osamu regresó.
- Ey Osamu-san ¿alguna noticia de cuando nos iremos? – Preguntó Anna.
- La reconstrucción está por terminar, una vez esté todo listo, ya Alicia nos acompañará a la siguiente ciudad.
- Así que esa princesa quiere luchar. – Olga sonrió de lado. – La pequeña no quiere quedarse detrás.
- Espero puedan esperar un poco más, no será demasiada molestia.
- Estamos bien aquí. – Respondió Grace que estaba recostada en el sillón. – Mientras nos den alimento, no tendremos problemas.
- Creo que es mejor ya irse. – Señaló Chloe. – No soporto más el estar rodeada de asquerosos humanos que podrían hacernos daño.
- Se los pido, según los cálculos de Alicia, serán solo unos tres días. – Comentó Osamu, Chloe no tuvo de otra que soltar un bufido y voltear la mirada.
- Solo porque afuera sigue sin ser seguro para Olga-sama.
- Bien. – El rubio sonrió. La espera seguía siendo algo larga pero tendría sus frutos, entiende que Alicia tiene el deber de asegurarse que la ciudad se encuentre en optimas condiciones antes de irse, en aquel momento la propia princesa rubia entró.
- Osamu-san ¿no viste a Prim?
- ¿Sí la vi? Comimos algo antes de despedirme de ella ¿por qué?
- He enviado soldados para que le den un mensaje, pero me dicen que no la encuentran por ningún lado… eso me preocupa. – Osamu entonces se puso serio.
- ¿Tienes alguna idea?
- No… pero sí le pasa algo, yo… - Apretó su puño con fuerza.
- Ayudaré a buscarla. – Respondió, volteando a ver a las demás. - ¿Alguien más?
- ¿Qué me importa esa niña? No es algo que me concierne. – Respondió Olga, causando que Alicia frunciera el ceño.
- ¡Maldita! – Ella estaba a punto de sacar su espada, pero Osamu la detuvo. - ¿Qué haces?
- Si Olga no ayuda en esta ocasión, es su decisión ¿alguien más? – Se dirigió a las demás, es obvio que Chloe seguiría a Olga así que estaba descartada, en ese momento Anna se levantó.
- Yo quisiera ayudar, si abarcamos más espacio ¿Qué dices Grace-chan?
- Yo estoy bien aquí, tanta comida me hizo entrar sueño así que voy a dormir.
- Muy bien Grace-chan, descansa. – La elfa rubia se ofreció, Alicia se calmó en ese momento.
- Muy bien, busquemos en todo rincón posible donde pueda encontrarse Prim… hay que encontrarla y ojalá no le haya pasado nada, vamos. – Los otros dos salieron de la sala, quedando solo las elfas oscuras, Olga cruzó su pierna.
- Tomó una buena decisión Olga-sama, es mejor que entre humanos se maten ¿no lo cree?
- Que hagan lo que quieran. – Fue todo lo que dijo antes de voltearse, Olga no tiene nada que deberle a los humanos, aunque sea Osamu, ella solo vive para cumplir su venganza. – (Es lo mejor, no merecen misericordia de mi parte, pero si algo le pasa a Osamu-san… ahí si intervendré, ese humano es demasiado valioso para mí… si logro conquistarlo de alguna manera, sería un valioso sirviente para mí cruzada contra Eostia…)
Prim comenzó a abrir los ojos, no tenía idea de que fue lo que había sucedido, ella había estado haciendo su trabajo supervisando la ciudad hasta hace poco.
- Hmmm… - Ella intentó moverse pero no podía, al despabilar se dio cuenta de su estado actual, estaba atada en una silla y amordazada para no gritar o hacer algún ruido, el sitio donde se encontraba le era desconocido, oscuro y no parecía haber algo que ella pudiera reconocer. – Hmmm, hmmm.
No había duda alguna, alguien debió de haberla noqueado y secuestrado, pero no recuerda nada, es como si su mente estuviera borrosa por todo lo ocurrido, a pesar de todo ella sabía que estaba en peligro y se culpaba por eso, por ser débil.
- (Que puedo hacer, al separarme de Osamu-kun tuviera que ocurrirme esto… Alicia-neesama, por favor, ayúdame.) – En ese momento la puerta se abrió, Prim podría conocer finalmente a su captor y entonces pensar qué haría, en ese momento llevaba un plato.
- Hola princesa Prim ¿Cómo estás? Es cierto… no puedes hablar jejeje. – Reconoció esa voz, sus pupilas se dilataron al saber de quien se trataba y esas pisadas… eran de pata dura, la figura llena de grasa, las orejas y piel grasosa. – Debe ser una posición incómoda.
- (¿Conti-san? ¿Por qué?) – Prim quería hablar pero no podía, el cerdo tenía una sonrisa segura.
- Seguro debes estar preguntándote el por qué de todo esto, la razón de secuestrarte, debes estar realmente confundida por lo ocurrido, entonces hagamos una pequeña recapitulación ¿recuerdas lo que hiciste antes?
Prim buscó recordar, se despidió de Osamu, entonces continuó supervisando la reconstrucción de la ciudad, en ese momento Ponti le llamó por algún asunto posible respecto a la reposición de víveres, así fue que la llevó a un sitio alejado para hablar en paz, y entonces ahí ocurrió.
- No lo esperabas ¿cierto? Que mi querido hermano Ponti tuviera esa poción para dormir, eres realmente una estúpida por haber caído en una trampa tan obvia. – Prim solo pudo bajar la mirada, frustrada por lo ocurrido. – Descuida princesa, no te vamos a hacer daño, nuestro señor Vault-sama te quiere en una sola pieza, después de todo eres una princesa y lo que es más, tu juventud te vuelve hermosa, él se encargará de convertirte en toda una mujer, pero por mientras, nada dice que nosotros no podamos hacer algo… - Conti tomó un cuchillo en ese momento y lo acercó peligrosamente a la pelirrosa, la cual temía por su integridad en aquel momento. – Lo cierto es que tanto Ponti como yo te hemos tenido en nuestra mira por mucho tiempo, como una jovencita tan hermosa como tú no ha sido aprovechada por algún hombre, todo debido a la puta de tu prima que no deja de sobreprotegerte, realmente no tienes idea de cuantos hombres desearían llevarte a la cama, puede decirse que tuvimos suerte, Vault-sama nos ofreció la posibilidad de ser los primeros en probar tu cuerpo, una vez cumpla su misión de convertir a Eostia en un reino del sexo, tu estarás suplicando por nuestros penes en cada ocasión, por ahora, es mejor si te estreno.
En aquel momento él arrastró el cuchillo hacia la ropa de Prim, más en específico al sujetador y de un solo corte, rompió el hilo, dejando que cayera, Conti miró con ilusión aquella zona de la chica, Prim solo pudo estar avergonzada pero igual asustada.
- Jeje, tan joven y tienes unas tetas tan grandes que realmente me dan ganas de apretarlas. – Llevó una de sus manos a uno de los pechos de ella, comenzando a apretarlo.
- ¡Hmmmm!
- ¿Qué sucede princesa Prim? ¿No te gusta como lo estoy haciendo? Pensé que a las mujeres les gusta que les aprieten muy duro sus tetas, eso fue lo que decían las esclavas con las que me he acostado, pero tu eres especial, me aseguraré de darte una primera vez tan especial que mi miembro se adecuará a tu cuerpo…
Continuó manoseando a la pelirrosa que no podía hacer, el miedo y la vergüenza la invadían y no quería que su primera vez fuera con un sucio cerdo.
- Muy bien princesa, no hagamos esto más largo, es momento de que pruebes la bendición que es el placer y la lujuria. – Prim estaba totalmente paralizada y no había nadie que pudiera ayudarla.
- (No quiero esto, no lo quiero, por favor, que alguien me ayude, Alicia-neesama… quien sea… ¡Osamu-kun!)
*TOC TOC*
- ¿Oh? ¿Quién diablos está tocando? Le dije a Ponti que no tocara, no es nuestra señal. – Totalmente molesto, Conti tuvo que ir a ver de quien se trataba. – Espere aquí princesa, no tardaré mucho.
El cerdo fue a la entrada, saliendo de esa habitación oscura, caminó hasta llegar a la puerta y abrirla.
- Hola. – Era Osamu quien saludó, el cerdo puso mala cara pero no debía hacerlo evidente, no podía descubrir que tenía a la princesa encerrada en ese sitio.
- Esto… señor ¿necesita algo de mí?
- ¿No está tu hermano? Ya sabes, el hermano paté.
- ¿Qué es mortadela? – Estaba molesto pero no lo hizo evidente. – Entonces… que está buscando.
- Solo quería preguntar si no has visto a Prim, por lo visto ha desaparecido.
- ¿Oh? Eso no es algo de lo que esté informado, si llego a encontrar algo, le diré.
- Oh, muchas gracias por todo hermano Jamón.
- Es Mortadela, jeje… - Cerró la puerta, ya en ese momento Conti soltó un suspiro. – Menos mal ese idiota se ha ido, si hubiera descubierto algo sería un desastre. – Ya que estaba por volver a donde estaba Prim, nuevamente tocaron la puerta. – Maldita sea, que quiere ahora. – Fue a abrirla nuevamente. – Distinguido señor ¿Qué quiere ahora?
- No es nada, solo quería saber si tienes agua, lo cierto es que llevo horas buscando y me hizo entrar sed, seguro no hay problema conque entre a buscarlo.
- ¡No! – Le interrumpió de repente con un grito, eso le haría ver sospechoso así que se calmó. – Quiero decir, no es necesario, yo iré a buscarle un vaso.
- Eres muy amable, pero igual quiero ir al baño.
- Puedes hacerlo en un rincón.
- Es del dos. – Conti comenzó a perder cada vez más la paciencia.
- Muy bien, solo sigue adelante a la izquierda y no te desvíes. – Le señaló, Osamu lo agradeció mientras entraba, ahora el cerdo estaba preocupado. – (Maldita sea, este idiota entró y hay una posibilidad grande de que descubra que la princesa está aquí, debo entretenerlo para que no la encuentre.)
Osamu fue velozmente al baño para entrar y hacer sus necesidades, algo que no le tomó demasiado tiempo, ya salió luego de lavarse las manos.
- Es bueno saber que aquí tienen un lavabo y sistema de agua, aunque algo antiguo… ahora debería ir con el cerdo y no molestarlo más. – Caminó por los pasillos, ciertamente esa casa era algo grande, debería pertenecerles. – Ha de ser porque son comerciantes, esos hermanos pastel pimiento sí que deben tener dinero.
- Es mortadela. – Conti apareció con una sonrisa forzada, sosteniendo un vaso con agua. – Aquí tiene lo que pidió.
- Oh, gracias, eres muy amable. – Comenzó a beber, terminando. – Lo necesitaba, aprecio la hospitalidad, eres un buen cerdo.
- Gracias, ahora si no tienes algún otro asunto, quisiera pedirle amablemente que se vaya. – Le acompañó a la puerta, una vez se despidió, finalmente Conti logró librarse de él. - Al final se largó… ahora no hagamos esto más duradero, vamos a divertirnos desflorando a la princesa. – Soltó una risa malvada. El cerdo fue nuevamente a la habitación donde la tenía presa. – Princesa, estoy aquí nuevamente para divertirnos… - Al entrar esperaba verla, pero se llevó la sorpresa, no estaba, sus ojos se dilataron. - ¿Qué mierda? ¿Dónde está? No me digan que…
La puerta se abrió en aquel momento atrás de él, Osamu apareciendo apuntando con su arma hacia este.
- ¿A poco no sabías que no tenía idea de lo que ocurría aquí? – Preguntó Osamu con seriedad, Conti empezó a gruñir.
- ¡Maldito! ¿Dónde demonios te llevaste a la princesa?
- No me preguntes, solamente hice de distracción mientras Anna entró y se la llevó, lejos de tus sucias pezuñas. – Conti estaba realmente molesto.
- ¡Hijo de puta, no me quitarás la oportunidad de poder violar a la princesa Prim, hace tiempo que deseo que ella suplique mi nombre en placer! Por eso el mago Kin nos preparó algo especial… ¡Ponti!
- Jeje, aquí estoy hermano. – Osamu quedó sorprendido cuando vio llegar al otro hermano cerdo en aquel momento y sostenía algo que parecía ser un frasco el cual arrojó al suelo, Osamu buscó cubrirse. – Lo hicimos.
- ¿Qué es esto? – Osamu buscó moverse pero no podía, de repente quedó paralizado. - ¿Qué rayos?
- Todo un éxito hermano. – Ponti sonrió con malicia mientras el otro cerdo se fue acercando.
- Ya que debes estar confundido, te lo explicaré, esa poción tiene una propiedad paralizante, así que cualquiera que esté en el rango de esa neblina no podrá moverse, justo para alguien como tú que se ha encargado de frustrar los planes de Kuroinu.
- Tsk, no es algo que pudiera saber…. ¡Ugh! – En ese momento Ponti golpeó a Osamu en el estómago, sacándole el aire.
- Vault-sama estará muy complacido al saber que nos hemos encargado de una de sus mayores molestias, una vez le avisemos de tu muerte, él podrá seguir con sus planes de convertir a Eostia en un paraíso para los hombres, empezando con las putas de las princesas, ellas estarán complaciendo a muchos hombres cada día y no podrás hacer nada porque estarás muerto. – Los dos cerdos comenzaron a reír, Osamu no podía hacer nada debido a la parálisis y eso le frustraba. – Muy bien, entonces Ponti, que dices ¿empezamos?
- Sí, es momento de darle una muerte dolorosa a este humano…
Anna aprovechó para rescatar a Prim en el momento que Osamu sirvió de distracción, al verla amarrada, usó su magia para cortar la cuerda con velocidad y entonces la tomó, usando una sabana para cubrir su desnudez, la llevó cargada.
- Descuide princesa, pronto volveremos con su prima.
- Espera… ¿Y Osamu-san? – Preguntó.
- Estará bien, no es precisamente alguien débil y contra esos cerdos no deberá tener problema alguno. – Aseguró la elfa, a pesar de todo, Prim seguía preocupada.
- (Si conozco bien a los Mortadela como creo que son… deben tener algún tipo de trampa por si se encuentran en peligro y siendo que ahora debieron descubrir que ya no estoy ahí, Osamu-san es quien sufrirá…) Lo siento Anna-san, pero no puedo quedarme sin hacer nada.
- ¿Eh? ¿Qué hace? – Se bajó del agarre de la elfa rubia y empezó a correr de regreso a la mansión de estos, Anna no pudo hacer nada para detenerla, simplemente gruñendo por debajo. - ¿Qué les pasa a estas? Ahora tengo más trabajo. – Tuvo que ir de regreso.
Prim corrió con todo lo que tenía aunque sus zapatillas le molestaran, en ese momento se maldijo por tener que llevar tacones todo el tiempo, pero la preocupación por el rubio era primero, si su mal presentimiento resultaba ser correcto, este se encontraba en peligro y necesitaba hacer algo.
- Osamu-san… debo salvarlo, así como me salvó a mí…
- ¡Espere princesa! – Anna logró alcanzarla. – Demonios, no pensé que fueras rápida.
- Lo siento, pero no puedo perder el tiempo, Osamu-san podría estar en peligro.
- ¿Qué le asegura que es así?
- Lo sé, porque esos cerdos nunca harían algo a menos que tengan una carta de triunfo… lo sé porque he tratado con ellos durante un tiempo y conozco sus tácticas al comerciar.
- Entiendo que esté preocupada, debió pasarlo fatal con esos asquerosos cerdos, pero no tiene por qué regresar, si tanto le preocupa el bienestar de Osamu-san, yo podría ocuparme.
- Agradezco todo Anna-san… pero no puedo estar tranquila sin hacer nada, por eso me disculpo de antemano por ser muy terca. – Prim no iba a ceder por nada del mundo, puede que eso lo haya aprendido de Alicia que igual se comportaba de la misma manera, la alta elfa soltó un suspiro.
- Parece que no puedo ir en contra de una princesa… bien, regresemos. – Eso alegró a la pelirrosa.
- Bien, volvamos lo más rápido que se pueda.
- Claro. – Anna sujetó una vez más a Prim y comenzó a correr para volver rápidamente, Prim observaba al frente con seriedad.
- (Osamu-san, voy a rescatarte.)
En la mansión, Osamu seguía paralizado debido a la poción que había lanzado uno de los cerdos, y sin poder usar su arma, estaba a la merced de estos.
- Jeje, muy bien estúpido humano, esto es lo que te mereces por meterte en los planes de Vault-sama, ahora Ponti, puedes matarlo.
- Jeje, esperaba por este momento. – Sujetó el cuchillo que tenía en mano. – Vas a pagar por haber errado nuestro apellido adrede, ahora… ¡Muere! – El cerdo se propuso totalmente a acabar con la vida del rubio. - ¡Voy a cortarte ese cuello! – Osamu se sentía totalmente inútil y no había nada que pudiera hacer, entonces…
*CRACK*
- ¿Eh? – De repente la ventana se rompió y un proyectil voló, desarmando a Ponti, el cuchillo salió volando.
- ¿Qué mierda pasa? – Preguntó Conti, en ese momento Anna saltó de la ventana y generó una esfera de viento. – Maldita elfa puta.
- ¿Qué intentaban hacer, sucios cerdos? – La rubia se veía muy enfadada en ese momento, Conti solo pudo gruñir.
- ¡Osamu-san! – Prim llegó en ese momento, ayudando a Osamu a levantarse.
- Prim… ¿por qué estás aquí?
- Lo siento… pero sentía que algo malo iba a pasar, es bueno que estuviera en lo correcto. – Lo ayudó a levantarse. - ¿Qué le pasó?
- Ese cerdo tenía una especie de poción que me paralizó, lo lamento pero poco puedo hacer ahora.
- Descuide, le ayudaré a que salgamos de aquí y… ¡Kyah! – De repente la pelirrosa fue sujetada por Ponti, colocando el cuchillo peligrosamente cerca de su cuello.
- Alto ahí elfa, o la princesa morirá. – Amenazó este, Anna vio con terror como Prim fue aprisionada, este apretó los dientes con fuerza.
- Malditos cerdos, juegan sucio. – Conti soltó una risa segura.
- Solo nos podemos de lado ganador y esto lo vale si podemos tener a todas las mujeres que queramos para acostarnos con ellas, así que se una mujer obediente.
- … Maldita sea. – Anna disipó la esfera de viento, Conti aprovechó para tomar una soga y amarrar las manos de la rubia, claro no sin que antes este admirara el cuerpo de ella.
- Una alta elfa tan sexy como tu pronto estará llamando porque te meta todo mi miembro hasta que pidas más. – Expresó, Anna no podía sentir nada más que asco. – Pero antes, es momento de encargarse de esa molestia.
- Así es, has sido una piedra en el zapato para Vault-sama y Kuroinu y no podemos permitirlo más, seguro cuando le demos las noticias de tu muerte, nos recompensará dejándonos a estas dos perras.
- No… no quiero eso… - Prim se sentía angustiada en aquel momento, pensaba que podía hacer algo pero solo fue para ser capturada de nuevo, empeoró las cosas para Osamu. – (Por qué debo de ser así… si pudiera ser tan fuerte como Alicia-neesama… si tuviera su fuerza y valentía…) – Empezó a llorar.
- No llores Prim. – Escuchó la voz de Osamu, miró a ver al rubio en el suelo, a pesar de su situación este sonreía. – Aprecio que vinieras a rescatarme, todo estará bien, podrás salir de esta.
- No… no digas eso, es como si supieras que vas a morir…
- No es verdad, saldremos de esta… ¡Argh! – Conti pateó a Osamu en el rostro en ese momento.
- No digas idioteces, antes de matarte, me divertiré lastimándote hasta no poder más. – El cerdo empezó a patear y pisotear al rubio, todo mientras las dos chicas veían todo, escuchar los gemidos de dolor de Osamu era horrible, Anna simplemente cerraba los ojos pero el escucharlo la hacía enfadarse y Prim solo se sentía miserable al verlo, no paraba de llorar.
- ¡Por favor, detente, no le hagas daño! – Empezó a suplicar, los dos cerdos reían complacidos ante las suplicas de la pelirrosa, todo mientras Conti seguía haciéndole daño.
- ¡Esto es lo que les pasa a los detractores del imperio del sexo, no les espera nada más que la humillación y la muerte! – Exclamó Conti, Prim estaba triste pero igual iracunda, quería hacer algo.
- Prim… - Osamu extendió su mano hacia la pelirrosa, lleno de moretones e incluso sangrando de la boca. – Yo…
"Desplegando nueva arma"
- Osamu-san… ¡Voy a salvarte! – De repente un brillo surgió de la nada, sorprendiendo a los dos cerdos.
- ¡Que está pasando! – El brillo fue suficiente para que Ponti soltara a Prim, en ese momento algo se materializó cerca de la pelirrosa y aterrizó en sus manos.
- ¿Qué es esto? – Ella veía que era una especie de arma parecida a las que llevaba el rubio, era pequeña y la sentía algo pesada. – Yo… acaso es una bendición de la diosa que ha respondido a mis plegarias… voy a usarlo.
- Maldito brillo, pero solo fue un truco, ahora yo…
*BANG*
De repente un disparo surgió, sorprendiendo a Conti, en ese momento vio a Prim que apuntó al frente.
- Tu… ¡No le hagas más daño a Osamu-san! – Empezó a disparar, aunque debido al retroceso y su inexperiencia, no lograba darle, pero si fue más que suficiente para asustar a Conti que empezó a correr para cubrirse.
- ¡Ponti, la princesa obtuvo un arma de repente, hay que resguardarnos!
- ¡S-Sí! – Los dos cerdos fueron a cubrirse en ese momento, Prim aprovechó para llegar y desatar a Anna.
- ¿Estás bien?
- Sí… debo decirlo princesa, eso de antes fue valiente de tu parte. – La felicitó, aquellas palabras alegraron a la pelirrosa.
- Gracias… por ahora, ayuda a Osamu-san, yo quiero encargarme de esto.
- Muy bien. – La rubia fue a auxiliarlo, mientras tanto Prim miró al frente, observó donde se escondieron esos cerdos, estaba muy molesta, jamás pensó que alguien tan pura y tranquila como ella llegaría a tal punto, siempre fue alguien pacifista pero ahora… quería venganza.
Los Mortadela tenían que huir, aunque su plan inicial fue el capturar a Prim, ahora mismo ella era muy peligrosa.
- Tenemos que salir de la ciudad y regresar con Vault-sama, hay que informarle de esto.
- Claro hermano. – Los dos tomaron todo lo que pudieron para preparar un carruaje y huir, en ese momento escucharon un disparo que los puso nerviosos. - ¡Rápido!
- Sí. – Ya se habían preparado, solo necesitaban subir al carruaje y marcharse a toda velocidad, en el momento que se subieron, Conti golpeó las riendas del caballo para que se fuera rápidamente, pero entonces, algo pasó, este cayó al suelo. - ¡Que pasó!
- El caballo… ¡Está muerto! – Expresó Ponti con miedo, en ese momento la vieron, ahí estaba Prim, con una mirada perdida.
- Ustedes… no van a escapar de aquí… - Las palabras de la pelirrosa estremecieron del miedo a los dos.
- ¡E-Espere princesa Prim, lo de antes fue porque Vault-sama nos obligó a hacerlo!
- Es verdad, nosotros somos sus fieles mercaderes ¿no? – Querían buscar la piedad de la pelirrosa, esta no dijo nada, entonces… - ¡Aaaah!
Un agujero se formó en la pierna izquierda de Ponti, comenzando a sangrar y este gritando de dolor.
- ¿En serio creyeron que iba a perdonarlos después de todo lo que hicieron? Ustedes fueron responsables de que cientos de soldados murieran, mujeres fueran violadas, familias rotas y más que eso… lastimaron a Osamu-san… es imperdonable… todo eso es imperdonable.
- ¡Se lo suplicamos princesa, déjennos vivir! – No había caso, ella nuevamente disparó ahora a Conti en su hombro.
- Que gracioso… debieron pensarlo antes de siquiera aliarse con él, ahora no hay vuelta atrás. – Apuntó a la frente de Ponti. – Lo único que les espera es pudrirse en el infierno.
- ¡Espere princesa, No…!
*BANG*
Disparó, Ponti cayó muerto al suelo para el terror de su hermano, solo veía el rostro de este lleno de sangre.
- ¡Princesa, yo no soy como mi hermano, prometo jurarle lealtad eterna, seré un cerdo de bien ahora!
- …No.
*BANG*
Conti cayó muerto igual, Prim solo vio los cadáveres de los dos cerdos, ella apuntó y siguió disparando a estos después de muertos, no dejaba de disparar, haciendo más agujeros y salpicando más sangre. En ese momento salió Anna junto a Osamu que apenas se mantenía despierto.
- Prim… - Veía con tristeza a la pelirrosa que no dejaba de disparar a los cadáveres. – Ya basta… aunque hayan sido malvados… no es correcto despreciar a unos cadáveres de esa forma…
- Osamu-san… - Volteó a ver al rubio, su vestido una vez rosado, ahora estaba pintado de rojo, sus mejillas igual tenían partes de salpicadura. – Yo… lo hice… por primera vez en mi vida… he matado… debería sentirse satisfactorio pero…
- No lo es, matar nunca es bueno, aunque sea por las razones correctas.
- Osamu-san… - Prim no aguantó más, echándose a llorar, todas las emociones que tenía guardadas las liberó en aquel momento, el rubio no quería que ella se viera involucrada, pero no todo funciona como debería de ser, al final el cansancio le ganó y acabó por desmayarse.
- Hmmm… - Comenzó a abrir los ojos poco a poco, Osamu sintió su cuerpo adolorido. – Al final acabé desmayado ¿eh?
- Hmmm… - Escuchó una voz aparte, alcanzó a levantar las cabeza, Prim estaba al lado de este, durmiendo mientras se apoyaba en el torso de este. – Osamu-san…
- … Jeje, parece que estaba preocupada. – En ese momento la puerta se abrió, entrando Alicia.
- Osamu-san, ya despertó.
- Sí… al final pudimos rescatarla, pero…
- Descuide, Anna-san me contó todo. – La rubia miró a su prima con una sonrisa suave, acariciando su cabello. – Yo me había jurado que siempre iba a proteger a Prim de todo peligro, nunca dejaría que se metiera en un camino lleno de sangre y tristeza, es una buena chica, tan amable y risueña, por eso me prometí a mí misma que nunca la haría vivir algo así… pero terminé fracasando… nuevamente.
- No te culpes. – Respondió Osamu. – En esta situación era algo inevitable, mientras esta disputa sin sentido continúe, nunca habrá verdadera paz.
- Es cierto… Vault y sus hombres necesitan ser erradicados por el bien del reino… no lo dije antes pero Osamu-san… gracias por rescatar a Prim.
- No es nada. – Este sonrió, en ese momento la pelirrosa empezó a despertar.
- ¿Oh? ¿Osamu-san?
- Buen día Prim. – Respondió, en ese momento la pelirrosa empezó a soltar lagrimas nuevamente, abrazando al rubio.
- ¡Osamu-san, me alegra que estés bien, wuaaah! – No paraba de llorar, el rubio simplemente se dejó abrazar. Una vez ella se calmó, dejó que este se sentara en la cama. – Es cierto… de repente apareció un arma al igual que la suya.
- Déjame verla. – Le pidió para observarla mejor. – Ya veo… es una Colt M1911, una pistola semiautomática de la vieja escuela pero confiable… y veo que tiene incorporado un silenciador, no es ruidosa y sirve para atacar a discreción, parece que fue pensada para ti.
- Ya veo… Osamu-san, apenas estoy aprendiendo y puede que esto vaya en contra de los deseos de Alicia-neesama, pero por favor… quiero pelear a tu lado.
- ¿Prim? ¿Qué estás diciendo? – Alicia la vio con asombro. – No se supone que debas de pelear, es peligroso.
- Neesama… yo ya maté a gente, probé lo que es arrebatar una vida por primera vez, sé que siempre me has protegido y lo aprecio… pero no es el momento, yo igual soy una princesa del escudo, quiero ser valiente y protegerme a mí misma como las demás, así que por favor… quiero ir en su viaje y ayudar a salvar Eostia. – Su rostro mostraba la fuerte convicción de sus palabras, Alicia observaba que ella ya no era la princesa débil que una vez fue… se había fortalecido.
- Prim… eres fuerte, pensé que quizás podrías haberte roto, pero… me alegra haberme equivocado.
- Entonces neesama…
- Sí, puedes venir. – Eso alegró a Prim la cual sonrió y abrazó a su prima.
- Gracias, y Osamu-san. – Miró al rubio. – Espero me enseñes a manejar mejor esta arma.
- Claro, las ayudaré en todo lo posible a mejorar, ustedes dos se han vuelto muy importantes para mí después de todo. – Esas palabras hicieron que ambas se sonrojaran.
- ¿Q-Que estás diciendo de repente? – Alicia cubrió su rostro de la vergüenza, Prim miró a suelo.
- Buuu~ Osamu-san, no es justo. – El rubio empezó a reír, al menos ya estaban a salvo. Justamente afuera y escuchando a escondidas estaba Chloe, por ordenes de su reina fue a supervisar el estado de Osamu al saber que llegó herido, estaba bien así que no había nada de lo cual preocuparse, pero igual le molestaba.
- (No sé lo que Olga-sama le ve a ese humano, al menos le diré que está vivo, pero es raro… ahora incluso esa princesa tiene un arma, si sigue así, puede que las demás también consigan alguna y eso sería un problema para nuestro plan de venganza contra los humanos… debo hacer algo, yo igual… debo de conseguir un arma de ese humano…)
Buenas, aquí traemos un nuevo cap ¿que opinan? Prim tuvo bastante foco y le di un desarrollo para lo que está por llegar, presenciar como tal todo ese sufrimiento de cerca, la angustia y despertar su ira acabó por cambiarla a la fuerza, aunque no quiere decir que deje de ser esa chica tierna que es, ya igual posee un arma perfecta para ella, de ese modo ya ahora peleará con el resto, por ahora eso es todo, pronto estarán por partir a la siguiente ciudad, ahí estoy pensando si ir por Maia o por Kaguya que son las siguientes en la línea de tiempo, eso lo dejaremos para el siguiente cap, por ahora eso es todo, nos vemos en el próximo cap. Saludos.
