Bala II
Habían pasado unas horas desde el incidente con Roberta.
Después de observar durante una hora como Revy y la criada Rosarita, alias Roberta/alias perra loca, Rock se cansó de ver como se partían la cara una a la otra, ya que no parecían tener intención alguna de parar, y se fue a dormir.
Él despertó horas más tarde y se dirigió hacia las ruinas de Yellow Flag. Pero se encontró con el bar completamente intacto, como si el tiroteo y explosión nunca hubieran pasado.
"Llegas tarde, te lo descontare de tu paga Ricardo." .-Dijo Bao al verlo.
Rock estaba aliviado de verlo ileso, pero también sorprendido. "¿Cómo diablos hiciste para reconstruir tu bar tan rápido?"
"Bah, he perdido la cuenta de cuantas veces unos idiotas han destruido mi precioso bar. La cosa es, aquí es el único lugar donde Yakuzas, mafiosos rusos, la triada de los chinos y cualquier loco hijo de perra viene a beber una cerveza bien fría o pagarse una puta de arriba.". -Respondió Bao. "...Aunque también es el único bar de esta jodida ciudad que es destruido por lo menos dos veces a la semana."
"Me estás diciendo que tus clientes pagan todas las reparaciones?"
"Así es."
"Por qué? Quiero decir, no es el único bar de la ciudad."
"Como que por qué? Lo hacen por mí, idiota. Ahora cierra el pico y vuelve al trabajo.". -Respondió Bao, subiendo por unas escaleras hacia el piso de arriba. Fue una buena decisión contratar a un empleado. "Sherry~, prepara mi bata favorita ¿quieres? papi necesita algo de cariño."
"En seguida jefe~"
Rock simplemente decidió ignorar los misterios turbios que envolvían a Bao y se puso a trabajar. Si él tenía suerte, la tranquilidad de su vida no sería sacudida de nuevo. Por supuesto, Rock ignoraba que, desde aquel fatídico día en el que fue secuestrado, su suerte se había vuelto mala y cada vez empeoraba más.
Rock arrugo su rostro con disgusto, como si hubiera olido un poco de mierda. "Te ves terrible."
"Tú tampoco eres un paisaje para la vista. Por cierto, si me vuelves a tocar, te arranco las manos y te las meto por el culo."
"Fue por una situación de vida o muerte, preferiría no tocarte ni con un palo. De hecho, moriría feliz si no pudiera verte resto de mi vida."
"Si, pues anda y vete a la mierda. A mí tampoco me caes bien idiota, tienes suerte de que no esté con ganas o te mataría aquí mismo."
"¿...Segura que deberías estar aquí y no en un hospital?". -Dijo Rock con una leve pizca de preocupación. Él no la conocía muy bien, pero si lo suficiente como para saber que una Revy sin ganas de matar no era normal.
Revy había aparecido por el bar, pero ella estaba hecha un desastre. Su rostro estaba repleto de moretones, tenía heridas y una nariz posiblemente rota. Su rostro también estaba un poco inflamado. "No me gustan los hospitales, y tengo otro asunto más importante que hacer."
"Aparte de asustar a la gente con tu rostro horrible?"
"Muy gracioso. He venido por mis armas idiota, y también quiero el dinero."
Rock alzo una ceja. "Entiendo lo de tus armas, aquí las tengo.". -Dijo para luego colocar las pistolas gemelas sobre la barra. Revy rápidamente las recogió, se sentía desnuda sin ellas. "¿Pero de que dinero me hablas?"
"No te hagas el tonto, Dutch me conto todo sobre la apuesta que tú, él y Sis hicieron sobre mí y aquella bastarda."
"Sis?"
"Balalaika. Ahora deja de hacerte el imbécil y dame mi maldito dinero." .-Exigió Revy.
Dutch le había informado sobre esa pequeña apuesta, más bien, se había quejado de que perdió dinero por su culpa al no haberle ganado a la criada. Pero Revy no estaba avergonzada por un empate, aquella bastarda era realmente fuerte. En cualquier caso, cuando se enteró de que Rock fue el ganador, salió inmediatamente a buscarlo.
Ella de ninguna manera permitiría que alguien más se llenara los bolsillos por uno de sus negocios sin que le dieran una parte a ella. Especialmente si se trataba de una pelea.
"Ah, te refieres a ese espectáculo lamentable que hiciste anoche. No tengo ningún dinero, yo me fui mientras todavía peleabas con Roberta, así que no se quien gano. Los que se quedaron allí fueron Benny, Dutch y la señorita Balalaika."
"Esa perra...". -Revy gruño por lo bajo. "Dutch me dijo que le pago a ella. Y también dijo que ella hablo sobre darte el dinero más tarde."
Rock se encogió de hombros. No estaba especialmente molesto, ya que la apuesta fue más por temor en ser asesinado por Balalaika si no participaba. De hecho, Rock esperaba que algún gigantón ruso viniera a reclamar el dinero de la apuesta, o tal vez Dutch. Pero si el gano, y Balalaika no quería pagarle, realmente no le importaba.
Revy chasqueo sus dedos frente a él un par de veces. "Deja de soñar despierto pendejo. ¿No lo entiendes? Sis nos fastidio nuestro dinero, tenemos que ir a reclamárselo."
"Nuestro? ¿No se suponía que era solo tuyo? Y si piensas que la señorita Balalaika va a entregarte el dinero simplemente porque tú se lo pidas, eres más tonta de lo que pensaba. Si ella quiere ese dinero, entonces lo mejor es decir 'si' y olvidar el asunto". -Replico Rock. "Pero estoy seguro de que ya sabes eso. O tal vez los golpes de Roberta te hicieron más estúpida y no lo recuerdas, no lo sé."
Revy estaba genuinamente sorprendida por la facilidad con la que él se atrevía a insultarla, y por como entendía mas o menos como funcionaban las cosas con Balalaika. Ella comparo al hombre miedoso que no paraba de lloriquear cuando lo secuestraron y al hombre que llevaba viviendo solamente una semana en Roanapur.
"...Parece que has cambiado un poco." .-Pensó Revy en voz alta.
"Te lo dije, soy más duro de lo que crees."
"Hmp. Tal vez. ". -Admitió ella. "En cualquier caso, tu y yo somos los dueños legítimos de ese dinero. Tu por apostar y poner el dinero, yo por poner mi cuerpo y reventarme a golpes con esa criada pedófila y cachonda."
"...De verdad crees que Roberta es...?
"Tal vez si o tal vez no. ¿Acaso importa? La cosa es, puede que Balalaika no le haga caso a un don nadie fracasado como tú, pero yo soy distinta. Tengo reputación forjada con sangre y balas aquí, así que ella me escuchara."
"Entonces ve tu sola. No quiero meterme en líos con esos mafiosos rusos."
"Tch, así no funciona. Tu hiciste la apuesta, el negocio es tuyo. No puedo simplemente ir y exigirle el dinero en tu nombre sin que tu estés presente para confirmarlo todo."
Rock sonrió. "No que yo era un don nadie fracasado?"
"No te creas la gran cosa, solo eres útil en este caso. Así que deja de perder el tempo y vamos por nuestro dinero.". -Revy sonrió. No era una buena sonrisa, teniendo en cuenta el estado de su rostro. "Como soy tan buena persona, te daré la mitad. $4.000 billetes fáciles, en vez de tener que partirte el culo trabajando aquí para conseguirlos con la miseria que te paga Bao."
Rock lo pensó por un momento. "Está bien maldita sea, me convenciste."
"Maravilloso. Ahora vamos, tenemos que hacerle una visita a Sis en el Hotel Moscú."
La Triada de China, junto con su supremo líder, Chang, había llegado al Hotel Moscú. Las tropas de Balalaika, liderados por su Kapitana fueron a recibirlos. Después de que ambas partes llegaran a un acuerdo en no portar armas, Chang y un pequeño grupo se dirigieron hacia la oficina de Balalaika.
La tensión en el aire era casi asfixiante. Una persona normal ya hubiera huido rápidamente o desmayado si permanecía mucho tiempo allí.
Balalaika, sentada detrás de su escritorio con sus dedos entrelazados, y custodiada por media docena de rusos gigantescos, fue la primera en hablar. "A qué se debe esta espantosa visita?"
"¿Que? ¿Directo al punto?" .-Dijo Chang.
"Acaso esperabas algo más?"
"Si, una taza de té o al menos un vaso de agua maldición. ¿Tienes idea de lo complicado que es para mí venir desde China hasta Tailandia y de ahí venir hasta esta puñetera isla?"
"...Lo siento."
"No quiero disculpas, quiero una taza de té o un vaso con agua.". -Insistió Chang, para luego voltearse hacia sus subordinados. "Cho, Xian Ye, que quieren ustedes?"
"Una taza de té estaría bien.". -Contesto Cho. "Pero que no le pongan azúcar, usen miel."
"Oh, yo quiero jugo de naranja." .-Dijo Xian Ye.
Chang asintió y se volteó nuevamente hacia Balalaika. "Entonces serán dos tazas de té, una endulzada con miel, y un jugo de naranja."
"No tenemos jugo de naranja." .-Respondió el Sargento Boris, uno de los guardaespaldas de Balalaika.
"¿Como que no tienen?"
"Somos rusos, amigo. Bebemos Vodka con jugo de naranja como desayuno. Así que no hay."
"Pero yo quiero jugo de naranja." .-Insistió Xian Ye.
"Te conseguiremos el jodido jugo." .-Dijo Balalaika, que ya comenzaba a irritarse.
"Pero debe ser hecho con naranjas recién exprimidas."
"Me ocupare de que así sea.". -Balalaika hizo un gesto a Boris para que se acercara para susurrarle al oído. "Выполняй его приказы и мочись в его гребаный сок, пока делаешь это. (Cumple con su pedido, y de paso, mea en su maldito jugo.)"
"Si, Kapitana." .-Dijo Boris para luego salir de la oficina.
"Mientras tanto...". -Dijo Balalaika. "Qué demonios haces aquí Chang? Finalmente decidiste rendirte y darme el control de la ciudad?"
"No exactamente. Tengo dos pequeños problemas en mis manos y esperaba que tu pudieras solucionarlos."
Balalaika alzo una ceja. Ella podía contar con los dedos de una mano las veces en las que Chang le había pedido un favor, y aun así le sobrarían dedos. "Qué clase de problemas exactamente?"
Chang ajusto sus gafas oscuras. "Veras, un antiguo amigo mío murió hace poco, y él tenía en su poder a dos asesinos realmente buenos y obedientes. Pero como ahora no hay nadie quien los controle, temo que se vuelvan locos y empiecen a matar a diestra y siniestra."
"Y me pides que me ocupe de ellos."
"Así es. No que los mates, ya sabes, sino que los tengas vigilados, les des comida, refugio y muy de vez en cuando que los dejes matar para que no se aburran."
Balalaika cerro sus ojos para meditar un momento. El pedido de Chang era extremadamente extraño. Si estos asesinos eran tan buenos y peligrosos, ¿por qué él se los estaba ofreciendo?
"No lo entiendo. ¿Qué ganas tú con esto? ¿Porque tu no...?"
"Por qué no los uso para matarte?" Chang se rio. "Pensé que eras más lista, pero te explicare, porque me encanta el sonido de mi voz. Incluso si yo los usara para eso, y si llegaban a completar su tarea, las consecuencias serían desastrosas. Me guste o no, contigo aquí, actualmente hay estabilidad en la isla y los negocios van bien. Si de repente hay un hueco en el poder, la basura Latinoamericana, esos brutos Colombianos y Mexicanos fanáticos en cortar gente en pedacitos que hay por aquí, comenzarían una guerra para ocupar ese puesto, y yo tendría que intervenir para volver a estabilizarlo todo, pero eso llamaría demasiado la atención."
"Y en estos momentos estas muy vigilado."
"Es que soy irresistible."
En ese momento, el Sargento Boris ingreso a la oficina. "Tengo sus pedidos."
Chang lo miro fijamente por un momento, y luego a la bandeja que sostenía en sus manos. Había dos pequeñas tazas humeantes de té y un vaso grande de jugo de naranja.
"Y las cucharas?" .-Dijo Chang.
"Que?"
"Las cucharas. Esas pequeñas cosas de metal que se usa para beber sopa, café o té. ¿En dónde están?"
"Yo... yo pensé que ustedes tomaban el té sin cucharas."
"Por qué?"
Boris se encogió de hombros, incomodo. "No lo sé hombre. Solo pensé que lo hacían, eso es todo."
"Ah, pero miren lo que tenemos aquí...un pensador. ¿Y cómo diablos PIENSAS que podemos tomar nuestros te sin cucharas, eh?"
"L-Lo siento, iré a traérselas enseguida."
"Si hombre, has eso."
Boris rápidamente salió de la oficina, un poco asustado. Por un momento se había olvidado que estaba tratando con el líder de la Triada, y que era igual de peligroso que su kapitana.
"En cualquier caso...". -Dijo Chang, regresando su atención a Balalaika. "Tampoco es como si pudiera tener a esos asesinos bajo mi control, ya que como señalaste, estoy bajo demasiada vigilancia en estos momentos. Mis... aliados tomarían eso como una provocación y tendría que lidiar con una guerra interna a gran escala. Obviamente, tampoco puedo entregarlos a otro amigo cercano, porque sería lo mismo que los tenga yo."
Balalaika asintió.
"Además". -Agrego Chang. "Así puedo librarme de ellos. Ya estoy viejo como para encargarme de cuidar niños, son un dolor en el culo."
"Niños?"
Por segunda vez, Boris ingreso con la pequeña bandeja en sus manos. Las dos tazas de té, el vaso con jugo de naranja y dos cucharas. "Aquí tiene su pedido, señor Chang."
Chang sonrió. "Excelente. Pero hay un pequeño problema."
"Un problema?"
"Así es. ¿Dónde están las sillas? ¿O acaso pretendes que beba mi te mientras estoy parado?"
Boris miro a Balalaika para pedir ayuda, pero ella se encogió de hombros. "Yo..."
"O tal vez PIENSAS que sería mejor que nos sentáramos en el piso?"
"No, ¡No es así! Mis disculpas, señor Chang." .-Se apresuró a decir Boris.
"No quiero tus disculpas. Quiero unas sillas para poder sentarme a beber mi te."
"Las traeré de inmediato!"
"Estoy seguro de que lo harás.". -Respondió Chang, viendo como el sargento rápidamente desaparecía de la oficina. "¿Pero que está mal con tus hombres?
"Solo están un poco nerviosos.". -Contesto Balalaika. "Ahora, dime a que te refieres con niños."
"Pues eso; niños. Son dos gemelos de unos diez años más o menos, se llaman Hansel y Gretel. Su adorable apariencia es solo una fachada, esos dos son unos monstruos capaces de asesinar organizaciones enteras de las formas más brutales y eficientes que pueda haber. Honestamente, me dan un poco de miedo."
Balalaika lo miro sorprendida. No tanto por la información sobre los niños soldados/asesinos, ya que, durante su carrera militar, Balalaika había visto muchos casos similares e incluso peores. Ella estaba sorprendida de que Chang admitiera tener miedo.
"Alguien como tu puede sentir miedo?".-Pensó ella en voz alta.
"Por supuesto, no soy una máquina. Y lamentablemente, tampoco soy inmortal. Pero creo que tu podrás manejarlos, tus hombres te siguen tanto por lealtad como por miedo. A mí me siguen porque soy guapo."
"Y tienes mucho dinero." .-Señalo Cho con una sonrisa.
"Así es. Pero esos pequeños demonios no están interesados en el dinero.". -Dijo Xian Ye. "Solo les interesa matar."
Chang asintió. "Así que, como ves, mis principales métodos de liderazgo no funcionan en ellos. Por eso te pido este pequeño favor y que te encargues de ellos. Sería una lástima tener que desperdiciar tantas vidas para poder matar a esos dos engendros, porque ellos no se van a dejar matar fácilmente."
Ahora Balalaika podía entender un poco más el razonamiento de Chang. Al tener ella a esos asesinos, ella conseguía más poder y evitaría que alguien más contratara a esos niños para eliminarla. Al mismo tiempo, Chang evitaba una ruptura en sus filas, y que alguien usara esos asesinos en su contra.
A excepción de la propia Balalaika.
Si esos asesinos eran tan mortíferos como Chang los describió, él se estaba arriesgando mucho basándose puramente en que ella también prefería está "guerra fría" que ambos tenían, al ser las mayores potencias en la isla, en vez de otro enfrentamiento directo.
La idea de usar a los niños era muy tentadora, pero Chang tenía razón. Dejar un hueco en el poder de Roanapur solo conduciría al desastre. Al menos hasta que ella encontrara una manera de evitar la posible guerra entre pandillas, y llenar ese vacío lo más pronto posible, obviamente, para su beneficio.
Pero eso eran planes para el futuro.
"De acuerdo. ". -Dijo Balalaika después de pensarlo un poco. "Te haré este favor y me encargare de esos niños."
"Ah, sabía que encontrarías un poco de bondad en tu frio y negro corazón, cara quemada."
"Pero no prometo nada. Y si ellos se salen de mi control, o pienso que son una amenaza para mí y mis hombres, los eliminaré sin dudarlo. Esa son mis condiciones."
"Me parece bien. Supongo que eso resuelve todo, una vez que yo y mis chicos bebamos esa ansiada taza de té y jugo de naranja, te traeré a los niños."
La puerta de la oficina se abrió, y Boris ingreso por tercera vez, solo que ahora acompañados por dos hombres más que cargaban unas sillas.
"Ah, gracias.". -Dijo Chang, tomando asiento. Sus subordinados lo imitaron. "Pero..."
'Oh no, por favor.'. -Pensó Boris. 'Otra vez no.'
"Que pasa con la mesa?"
"La mesa, señor?"
"Así es. Esa cosa de madera que se usa para apoyar platos de comida o tazas de té. ¿En dónde está?"
Boris nuevamente pidió auxilio. Pero su kapitana se negó a verlo, ya que ella prefería admirar su escritorio. Sus camaradas parecían no verlo.
"Yo..."
"Acaso debo apoyar esta taza de té caliente en mi regazo, ensuciar mis costosos pantalones y quemar mis piernas?"
"No, de ninguna manera, señor Chang."
"Entonces será mejor que me traigas una mesa, ¿no te parece?". -Boris asintió en silencio y se retiró. "Es hombre es imbécil o solo está jugando conmigo?"
"Como dije, mis hombres solo están un poco nerviosos."
"Nerviosos o no, la cortesía tiene que ser un protocolo que se deba poder cumplir sin que uno tenga que estar pidiéndolo todo.". -Se quejó Chang. "Me hace parecer un tirano o un dictador, pero es solo culpa de tu hombre debido a su propia torpeza. Tal vez así aprenda a comportarse mejor la próxima vez."
Balalaika asintió al estar de acuerdo, pero también sintió un poco de pena por Boris, que se había convertido en el objetivo de las bromas crueles de Chang.
Boris entro en la oficina, por cuarta vez, su rostro estaba en blanco. Él traía consigo una pequeña mesa de madera plegable en una mano, y la bandeja con los pedidos de Chang en la otra. "Aquí está la mesa, señor Chang.". -Dijo Boris.
Su voz era inexpresiva y su mirada era distante. Las críticas y demandas de Chang lo habían roto.
"Excelente, creo que eso es todo.". -Dijo Chang para luego tomar una cuchara de su te. Entonces, él sonrió y miro al sargento. "Este te esta frio."
"..."
"A mí me gusta el té caliente. Ya que eres un pensador … ¿Por qué PIENSAS que mi te esta tan frio?"
"...Porque tardé demasiado tiempo en traerle las cucharas, las sillas y la mesa."
"Eso es correcto. ¿Así que, que debes hacer ahora?"
"Calentar su te, señor." .-Dijo Boris, llevándose la bandeja.
"Me alegra que nos entendamos.". -Chang espero a que el sargento se marchara y luego negó con la cabeza. "Es imbécil, confirmamos."
El bar de Bao no era lo único que fue reparado en tiempo record. Hace apenas unas horas, el auto de Benny estaba hecho un desastre, pero ahora estaba como nuevo. Incluso tenia pintura nueva.
Revy era la que conducía, con destino al Hotel Moscú, mientras Rock iba en el asiento del acompañante y miraba distraídamente por la ventana.
En una calle había pilas de basura tirada por todos lados, en otra, unos ebrios peleaban en medio de la calle mientras una multitud los alentaba a seguir. Una calle más adelante, había un cadáver tirado contra la pared de un edificio, con un agujero sospechoso en la frente, pero nadie parecía prestarle atención.
"Esta ciudad es una mierda." .-Dijo Rock.
"Te diste cuenta de eso un poco tarde.". -Respondió Revy. "Y no has visto a la ciudad en su peor momento. Hubo un tempo en que las pandillas estaban en guerra contra la policía, o contra otras pandillas. Las calles estaban teñidas de rojo, había muertos y balas por todos lados.". -Revy recordó aquella época, vivir en la isla era difícil hasta para ella. "Aun así, aunque se hayan calmado un poco las cosas, este no es lugar para los forasteros como tú."
"Y crees que debería irme."
"Dah. Por su puesto, idiota. Tú has tenido mucha suerte, pero algún día esa suerte se acabara... entonces Roanapur te masticara y te escupirá."
"Es una lástima. No tengo buen sabor."
"Luego no digas que no te lo advertí."
"Aprecio la advertencia, pero aun planeo quedarme." .-Dijo Rock mientras encendía un cigarrillo.
"Por qué? entiendo esa mierda de querer empezar de nuevo, ¿pero no crees que es mejor hacerlo en tu país?
"Nah, y tengo tres razones. En primer lugar, por el sushi.". -Revy lo miro con su ceño fruncido." ¡En serio! El sushi de aquí es un manjar de los dioses. En Japón el sushi no sabe a nada, y este crudo, no tiene queso crema y no hay pollo frito.". -Rock negó con la cabeza. "Me duele en el alma decir esto, pero Japón no sabe nada sobre el sushi."
"Tienes un punto allí."
"En segundo lugar... este es difícil de explicar. Supongamos que Dutch te traiciona e intenta matar, y casi lo consigue, por unos cuantos miles de dólares."
"Esa una buena razón para matar."
"Tal vez para ti. Para mi es una pendejada, quiero decir, llevas años trabajando con Dutch, haces todo lo posible para no causar problemas y él te paga todo tu esfuerzo, lealtad y años de servicio con una puñalada por la espalda. O con un helicóptero con mercenarios con ganas de llenarte de agujeros en mi caso."
Revy no dijo nada.
"En cualquier caso, Dutch no pudo matarte y de todas formas consigue el dinero. Entonces, el viene y te dice 'Lo que paso, pasó. Sigamos adelante. Venga, tenemos trabajo que hacer nena'. ¿Qué harías tú en ese caso? ¿Aceptarías y volverías a ser su perrita faldera... o harías lo mismo que yo y lo mandarías a la mierda?"
"Lo mandaría a la mierda.". -Respondió Revy al instante, rechinando sus dientes. Pensar en ese escenario la hizo enfurecer. "Y luego lo mataría, o le arruinaría tanto la vida para que tenga ganas de suicidarse. Sea Dutch, Sis o el jodido Chang."
"Quien es Chang?"
"Un jefe de la Triada. Es un tipo genial, pero un poco extraño para alguien de su posición."
" Ya veo.". -Rock no estaba sorprendido, era de esperarse que ella conociera a esa clase de personas. Él tiró los restos de su cigarrillo por la ventana. "Mi punto es, aquel día en el que mi antiguo jefe intento matarme, me di cuenta de lo idiota que fui, cuantos años de mi vida he desperdiciado siendo un lameculos de los demás. Y me canse de esa mierda. Aquí soy libre, y lo hago todo a mi manera. No volveré que a Japón después de experimentar tanta libertad, no por ahora al menos. Esa es mi segunda razón para seguir aquí."
"...incluso si te cuesta la vida."
"Incluso si me cuesta la vida.". -Asintió Rock. "Entiendes de que hablo?"
"Algo así, supongo que puedo entender eso.". -Dijo Revy, estando de acuerdo a regañadientes. "Entonces? ¿Cuál es la tercera razón?"
"Nos sentimos curiosos, eh?"
Revy se encogió de hombros. No había otra cosa que hacer aparte de conducir, y el silencio era realmente incómodo. Ella no soportaba el silencio. "Solo escúpelo ya."
"Bueno, básicamente es porque me apetece. Porque puedo y porque quiero. ¿Te parece una buena razón?"
Muy a su pesar, Revy sonrió. "Vete a la mierda.". -Unos minutos más tarde, ella detuvo el auto, habían llegado al Hotel Moscú. "Venga, vamos por nuestro dinero."
Lo primero que vieron al llegar, era que el Hotel Moscú estaba inusualmente agitado. Y no solo por la cantidad de personas extra que había en el lugar, los rostros serios de los soldados de Balalaika eran aún más serios de lo normal.
Había una sensación extraña en el aire, y Revy se dio cuenta en seguida.
"Sientes eso, Rock?"
"Que cosa?"
Ella lo miro. Él no se había daba cuenta, pero inconscientemente su cuerpo se puso tenso. Ese era su instinto que le advertía que era mejor alejarse de allí. "El olor a sangre."
