Bala XVII
Había pasado un buen tiempo desde la última vez que Revy recorrió el Hotel Moscú. La última vez, todo estaba hecho un desastre, pero ahora el hotel estaba como nuevo.
Ella estaba feliz por eso, ya que significaba que Balalaika nuevamente entraría en acción y comenzaría sus negocios, lo que generaría un montón de trabajos para la compañía Lagoon y cualquier otro criminal de la ciudad. Ella miró de reojo a Rock, preguntándose si él estaría feliz o triste por eso. Sin embargo, la expresión de su rostro era un poco difícil de descifrar.
No era miedo, porque ella ya había visto varias veces su expresión cuando él estaba asustado. Esta era diferente. ¿Él estaba molesto, preocupado, ansioso? Ella estuvo a punto de preguntarle qué diablos le pasaba, pero Rock se dio cuenta de su mirada y se volteó a verla.
"Descuida, estoy bien.". -Dijo él.
"No dije nada."
"Lo sé, pero tu expresión claramente dice 'que-diablos-le-pasa-a-este-idiota'. No estoy preocupado ni nada de eso. En realidad, estoy resignado, porque probablemente esto termine convirtiéndose en un problema aún mayor, independientemente de lo que haga."
"¿Así que por eso tienes esa mirada de mierda en tu cara?". -Preguntó Revy, un poco molesta de que él haya adivinado sus pensamientos. "Pareces un prisionero que se dirige a la silla eléctrica."
Él parpadeó. "Eso es bastante especifico, ¿tan miserable me veo?"
"Sí, así que es mejor vayas cambiando esa cara o tendré que golpearte."
"La idea de levantarle el animo a alguien es ser amable, no agresiva.". -Respondió Rock, sonriendo. "Pero tus métodos son efectivos. Gracias, Revy."
Revy regresó su mirada hacia el frente. "…Lo que sea."
"Y no es necesario que me acompañes hasta este punto si no quieres hacerlo, puedo arreglármelas con la señorita Balalaika yo solo."
"Realmente dudo eso. Tú te preocupas por esos mocosos, pero tú eres el verdadero peligro aquí, ya que tienes la sorprendente habilidad de soltar pendejadas de repente. Así que mejor te acompañaré para asegurarme de que no digas nada estúpido que pueda hacer cabrear a Sis."
"Oh, vamos, tampoco es para tanto. Y no hay necesidad de estar celosa, mis pendejadas son solo para ti."
Revy resopló divertida. ¿Acaso eso era un intento de coqueteo? Que atroz. "Vete a la mierda, Rock."
Ambos se detuvieron, habían llegado a la oficina de Balalaika. Ella escuchó como Rock respiraba hondo durante un momento antes de abrir las puertas.
Como siempre que realizaba una reunión en su oficina, Balalaika estaba sentada detrás de su escritorio.
"Llegas tarde.". -Dijo Balalaika al verlos entrar. "Otros diez minutos más, y hubiera enviado un batallón a buscarlos... ¿en dónde están Boris y los gemelos?"
"Hansel y Gretel están con el sargento, él los está vigilando… ya sabes, para que ellos no hagan explotar ningún baño." -Respondió Rock.
Balalaika lo miró inexpresivamente. "Ya veo."
"Lo siento, Sis, es mi culpa que hayamos llegado tarde.". -Dijo Revy. Si ella tenía suerte, Balalaika dejaría pasar que ella no fue invitada a la oficina para la pequeña reunión. "Hace tiempo que no vengo de visita y me olvidé del camino por un momento.".
"… ¿Y tú que carajos haces aquí, Two Hands?"
Por supuesto, la suerte nunca fue un punto fuerte en Revy. "Yo estaba cuando Sarge llegó al bar buscando al pendejo de Rock, y vine porque me dio curiosidad saber en qué diablos se metió ahora. ¿Tienes un problema con eso?"
"Por supuesto que sí, tengo un jodido problema con eso. Solicité los servicios de Rock, no el tuyo.". -Balalaika hizo un gesto despectivo con su mano. "Te llamaré cuando te necesite, ahora lárgate de mi oficina."
"Pues que pena, no pienso irme. Ahora deja de ser una maricona y habla de una vez. ¿Qué diablos quieres con Rock?". -Revy se cruzó de brazos, desafiante. Ella sabía que estaba siendo malditamente terca, y estúpida, al provocar de esa manera a Balalaika...
"¿Y a ti que mierda te importa?". -Pero Balalaika tampoco ayudaba, ella no sabía cómo terminar una discusión una vez que empezaba. "¿Eres su niñera, su perra?"
"Yo no soy la perra de nadie, perra."
"Pues esto se trata de un negocio privado, perra.". -Balalaika comenzó a rechinar sus dientes. "Ultima advertencia, lárgate de mí jodida oficina."
"Así no llegaremos a ningún lado.". -Intervino Rock, dando un paso al frente. "No hay necesidad de que Revy se vaya, porque de todas formas, lo que yo escuche aquí se lo contaré."
Ahora la atención y la dura mirada de Balalaika se centró en él. "Esa no es una actitud muy profesional, Rock, no me gusta que vayas por ahí contándole mis negocios privados a todo el mundo, ¿tengo que cortarte unos cuantos dedos para asegurarme de que no hagas eso?"
"No se lo iba a decir a todo el mundo, solo a Revy.". -Replicó Rock, encogiéndose de hombros. "Además, sabes que cualquier secreto u información importante que tengas esta más seguro con ella que conmigo."
Revy contuvo una sonrisa, él no se había intimidado ni un poco. Ese bastardo se había endurecido un poco después del pequeño trabajo en Taiwán, mantener la calma al recibir una amenaza directa de Balalaika no era poca cosa,
Ella decidió aprovechar la oportunidad que le dio Rock. "El idiota está en lo correcto, Sis. Puede que yo sea una bocona, pero no soy una maldita soplona."
Parecía que Balalaika iba a decir algo más, y su rostro mostraba que ella claramente no estaba contenta. Pero afortunadamente, ella se contuvo. Balalaika soltó un suspiro, y puso dos dedos en su sien, como si le doliera. "De acuerdo, maldita sea.". -Aceptó Balalaika de mala gana. "Que Two Hands se quede, pero le cortaré la lengua si esto sale de mi oficina sin mi permiso, y lo mismo aplica para ti Rock."
Rock asintió al igual que Revy.
Revy estaba un poco conmovida por el apoyo de Rock, así que ella le dio un ligero codazo como un silencioso agradecimiento por su apoyo. Él simplemente le mostró un pulgar hacia arriba. "Sarge nos contó mas o menos de que se trata esta mierda.". -Dijo Revy, regresando su atención a Balalaika. "Realmente hay amantes del pescado crudo buscando problemas?"
"Oye, no empieces con eso.". -Le advirtió Rock.
"Lo siento hombre, es que ese es un término pegajoso."
"No lo sé exactamente.". -Balalaika llevó su mano hacia un cajón y lo abrió. Ella dejó sobre el escritorio unas cuatro fotografías, junto con un par de casetes. "Estos tipos llegaron hoy a Roanapur y no sé quién diablos son, por eso necesito que Rock traduzca unas grabaciones que tengo de ellos hablando por teléfono. Si no se trata de nada grave, ahí terminará su trabajo."
"Eso es una mierda, esperaba algo mucho más serio e interesante.". -Se quejó Revy.
"Como he dicho, aún no sabemos exactamente quienes son estos Japonskis, mis agentes están investigándolos en estos momentos."
Rock se había acercado hasta el escritorio para recoger los casetes, y aprovechó para mirar con curiosidad las fotografías. Entonces, él tomo una. Al verla más de cerca, él soltó una pequeña exclamación. "Ohh...creo que conozco a este hombre."
Balalaika alzo una ceja. "De verdad?"
"Bueno, no estoy del todo seguro. Creo haber visto su rostro en una noticia que pasaba por la televisión, pero fue hace tiempo, cuando yo todavía vivía en Japón.". -Explicó Rock, frunciendo el ceño en un esfuerzo por recordar. "Creo que él se llama Bando… um, ¿Ukita Bando?, ¡No! Tsugio Bando."
"¿…Estas seguro de eso?"
"Sí, ahora recuerdo bien, esa noticia era sobre Ryuzo Washimine, un importante líder Yakuza. Él fue asesinado y por eso su rostro apareció en las noticias junto con información sobre él y alguno de sus subordinados.". -Rock dio unos golpecitos con su dedo a la fotografía. "De ahí es que este hombre se me hace conocido, él pertenece a ese grupo Yakuza."
La oficina quedó en completo silencio, por un largo momento. Rock miró a Revy, con su ceja alzada, preguntándole silenciosamente que carajos pasaba. Ella simplemente se encogió de hombros, como una respuesta también silenciosa. "Um, Sis…?"
"Un jodido asalariado japonés acaba de hacer casi todo el trabajo de mis agentes?". -Preguntó Balalaika de repente. "Que se supone que son expertos en vigilar e investigar gente?"
"…Sí?". -Dijo Revy, no muy segura de que responder.
"Y él lo hizo solo recordado una vieja noticia que pasó en la televisión?"
"Así es…". -Revy se rascó la cabeza. "¿No es eso acaso malditamente conveniente?"
"Sí, eso parece.". -Balalaika sonrió. Rock y Revy retrocedieron un paso, sorprendidos. Balalaika nunca sonreía, a menos de que ella lo haga con burla o malicia. Esa sonrisa amable en su rostro era jodidamente aterradora. "Me aseguraré que mis hombres cumplan correctamente con su trabajo, antes de que ellos me sigan dejando en ridículo."
"Entonces, ¿Qué hago ahora?". -Dijo Rock, para aligerar el aterrador ambiente.
"Encárgate de traducir las grabaciones. Puedes hacerlo aquí, en tu casa o donde te sientas más cómodo.". -Respondió Balalaika, sin dejar de sonreír con sus ojos cerrados. "Solo asegúrate de llamarme ni bien termines."
"…Eso haré."
"Bien, eso es todo por el momento, puedes retirarte."
Rock asintió y le hizo una seña a Revy para que ella lo siguiera. Pero antes de salir de la oficina, él se detuvo y se volteó a ver a Balalaika. "No seas muy dura con ellos, por favor.". -Dijo Rock, interviniendo a favor de los pobres hombres de ella.
"No prometo nada."
Dutch regresaba del mercado cargando unas cuantas bolsas de plástico. Él vio el auto de Benny estacionado cerca, así que eso significaba que Revy había vuelto.
Después de recibir su jugosa paga de Chang, él decidió tomarse unos días de descanso para relajarse un poco y poder disfrutar de su dinero. Sus dos socios no tuvieron problema alguno con eso. Pero a diferencia de Revy y Benny, quienes gastaban su parte de la paga en sus vicios y tonterías, él había decidido invertir su dinero en algo más productivo…
Y qué diablos, él también quería lucirse un poco.
Así que, usando uno de sus contactos en la ciudad, Dutch se compró todo un jodido piso en un departamento cerca del centro de la ciudad e instaló su propia oficina allí. No era tan grande ni elegante como las oficinas de Chang o Balalaika, pero era decente. Serviría mejor para los futuros negocios de la compañía Lagoon.
Y a diferencia de lo que pensaba Revy, la oficina era más profesional que aquel viejo deposito en el muelle.
"Un hombre calvo a la vista.". -Dijo una voz conocida, haciendo que Dutch se paralizara.
"Un hombre calvo negro.". -Corrigió otra voz igual de conocida.
Dutch levantó lentamente la mirada, y se encontró con los gemelos, de pie sobre el techo de su nueva oficina. Los dos estaban armados. Él los miró inexpresivamente, mientras que ellos dos le regresaron la mirada, usando su mejor cara de 'somos-unos-niños-inocentes', cosa que disparó todas las alarmas de Dutch.
"No quiero entrar por la puerta…". -Dijo Dutch lentamente. "Y que el jodido baño de mi oficina explote."
"No entiendo por qué todas las personas que conocemos insisten en creer que haremos explotar su baño.". -Se quejó el niño. "Quiero decir, lo de la granada en el retrete pasó solo una vez. Y nosotros hacemos más que explotar cosas; acuchillamos a las personas, las despellejamos, las cortamos en pedacitos..."
"Y después te preguntas por que te llaman psicópata?". -Dijo la niña.
Hansel se encogió de hombros. "Yo no le veo el problema de expresar mi saludable deseo de matar y torturar."
"Y por eso, querido hermano, eres el psicópata."
"¿Qué diablos hacen aquí?". -Preguntó Dutch. Aunque si ellos dos estaban aquí, eso significaba que Rock andaba muy cerca, probablemente en su oficina.
"Vigilando.". -Respondió Gretel. "Tu, Anego y el cuatro ojos no aprenden, ¿cierto? Siguen tienen un severo problema con la seguridad."
Hansel asintió al estar de acuerdo con su hermana. "De hecho, nosotros pudimos matarte al menos seis veces en lo que tardaste en darte cuenta de que estábamos aquí.". -El niño lo señaló acusadoramente. "Deberías considerar instalar una alarma y colocar cámaras o algo así, no sabes qué clase de loco de mierda puede estar al acecho."
"¿Uno como tú?". -Replicó Dutch.
"Exactamente."
"Y también intentar cubrir tu cabeza.". -Agregó Gretel. "La luz que se refleja del sol se ve desde el otro lado de la ciudad."
"Lo que sea, solo no se metan en problemas mientras están aquí.". -Dijo Dutch, reanudando su marcha. Él no tenía intención de seguir soportando insultos sobre su cabeza.
Los niños simplemente le respondieron con un 'Sip' y continuaron su vigilancia sobre cualquier persona que sea sospechoso. Aunque eso también incluía a Dutch, ya que ellos no le quitaban sus ojos de encima. Dutch reprimió un escalofrió y aceleró un poco su paso hasta llegar a la oficina. Al entrar, más apresurado de lo que le gustaría, él cerró la puerta con llave.
Y lo primero que vio, fue a Rock sentado en una silla con unos auriculares puestos, escuchando algo en una radio, mientras de vez en cuando escribía en una pequeña libreta que tenía en su mano. Revy estaba parada detrás de él, inspeccionando con curiosidad lo que él escribía. Ambos levantaron la mirada al verlo entrar.
"Ah, hola Dutch.". -Dijo Rock, sacándose los auriculares. "¿Fuiste de compras?"
"Algo así. Es bueno ver que sigues con vida amigo.". -Respondió Dutch, dejando sus bolsas en un sillón. "Me encontré a tus niños aterradores allá afuera."
"Lo siento por eso, ellos insistieron en vigilar."
"Descuida, ya me acostumbré.". -Dutch hizo un gesto con su mano para señalar a la radio y a la libreta. "¿Es algo de lo que debo preocuparme?"
"Eso depende.". -Dijo esta vez Revy. "¿Una guerra de pandillas entre el Hotel Moscú y unos Yakuzas es lo suficientemente preocupante para ti?"
"Aun no hay nada que indique que esto se convertirá en una jodida guerra de pandillas.". -Intervino Rock, dándole un ligero golpe en el brazo a ella." Hasta ahora, estos tipos solo están hablando con sus compañeros que se quedaron en Japón, sobre lo horrible y calurosa que es esta ciudad...y lo genial que es el club de striptease de un tal Rowan."
"Rock, para este punto ya deberías saber que esto terminará en una jodida guerra de pandillas.". -Replicó Revy, para luego encogerse de hombros. "Ya sabes, el típico caso de 'lo que puede salir mal, saldrá mal'. Solo acéptalo, baby."
"Estas esperando a que eventualmente todo llegue a eso, ¿cierto?"
"Oh, sí. Y no intentes mentirme, sé que tú también esperas eso, maldito maniático."
Dutch observaba el intercambio inexpresivamente. Él no tenía idea de cómo Rock era capaz de meterse en una situación problemática tras otra. "¿...En qué diablos se metieron ustedes dos ahora?"
"Oye, yo no hice nada.". -Se quejó ella. "Simplemente fui a emborracharme al bar de Bao, y por alguna razón terminé enredándome en toda esta mierda."
"Nadie dice que tengas que acompañarme en esto.". -Sugirió Rock. "Quiero decir, ya me has ayudado bastante al dejarme trabajar tranquilo aquí, los niños y yo podemos encargarnos del resto."
"¿Y perderme toda la diversión? Ni hablar.". -Replicó Revy. "Prefiero involucrarme en esta tormenta de mierda, antes que estar sin hacer nada todo el jodido día."
"Dice eso, pero ambos sabemos que es porque tú me extrañarías si no estoy cerca de ti."
"…Tal vez."
Dutch alzó una ceja con curiosidad.
Revy se había vuelto un poco más amistosa con Rock desde el trabajo en Taiwán. Eso era raro, y aún más raro que ella admitiera que extrañaría a Rock en caso de que él no estuviera cerca, aunque eso fuera en broma. Dutch no podía recordar la última vez que ella se había vuelto amiga de alguien. Pero él lo dejaría pasar, no le veía nada de malo mientras eso no le causara problemas a él ni a sus negocios.
Además, Revy era una adulta, y él ya estaba demasiado viejo para actuar como una jodida niñera.
"Solo déjenme fuera de esta mierda."
"Oh, venga Dutch, no hay necesidad de preocuparse por esto.". -Se quejó Revy. "¿Qué es lo peor que podría pasar? Quiero decir, ellos son solo unos simples Yakuzas, no puedo imaginarme a esos amantes del pescado crudo siendo un verdadero peligro."
La reunión con uno de los pocos grupos Yakuzas en Roanapur, apenas si se podían llamar grupo, ya que solo eran unos nueve miembros, había sido tensa y un poco acalorada.
Ginji y Chaka esperaban a que su jefe saliera de la oficina donde se había dado la reunión. Bando había solicitado un momento de privacidad, el otro jefe Yakuza había aceptado. Ginji sabía que ese era el último intento por parte del jefe Bando para convencer a este grupo de aceptar la oferta de reclutamiento, pero él también sabia eso estaba destinado al fracaso.
Esos hombres eran parias de la sociedad en Japón, así que habían llegado a esta ciudad del crimen y formaron una propia. Ellos no estarían dispuestos a dejar todo aquí y regresar nuevamente a Japón para obedecer normas y órdenes.
Ginji lo entendía perfectamente, porque hubo un tiempo en el que él también fue un hombre así. Pero eso había sido hace mucho tiempo atrás, en una época mucho más oscura y turbulenta, hasta que se encontró con su Maestro. Él le había dado un nuevo propósito y razón para vivir.
Pero ahora su Maestro estaba muerto, y la única razón por la que Ginji permanecía en el grupo Washimine, era Yukio.
Ella odiaba la idea de formar parte del sindicato del crimen que eran los Yakuzas, su padre respetó esa decisión, al igual que Bando y Ginji. Por esa razón Bando se había convertido en líder desde la muerte de Ryuzo, pero si Bando moría, entonces ella pasaría a ser la nueva líder por derecho y obligación.
Y para asegurarse de que eso no ocurriera, él decidió quedarse con los Washimine. Ahora, la razón para vivir de Ginji, era mantener la felicidad de Yukio.
Las puertas de la oficina se abrieron, y Bando salió solo. Los miembros del otro grupo Yakuza que también esperaban afuera, unos tres de ellos, los que fueron seleccionados como guardaespaldas, ingresaron nuevamente a la oficina.
"¿Qué tal fue todo, jefe?". -Preguntó Chaka, recostado contra una pared y fumando un cigarrillo, completamente relajado.
"Desafortunadamente, mal.". -Respondió Bando, soltando un cansado suspiro. "No hubo manera de convencer a estos tipos, y ahora nos quieren fuera de esta jodida ciudad."
"No me sorprende, el rostro del 'señor personalidad' aquí presente debió haberlos aterrado.". -Dijo Chaka, señalando a Ginji, aunque él lo ignoró. "Entonces, ¿Qué hacemos? ¿Juntamos nuestras cosas y nos vamos directamente a casa?"
"Me temo que no. Estos tipos no nos servirán de nada, excepto para ser un dolor de huevos durante toda nuestra estadía aquí.". -Respondió Bando, sacando un cigarrillo. "Tendremos que eliminarlos para que no causen problemas."
Chaka sonrió. "Esperaba que dijeras eso."
"Por supuesto que lo esperabas, maldito asesino psicópata."
"Yo prefiero que me llamen un 'trabajador entusiasta'.
"Me da igual como quieras que te llamen. Ginji, limpia la oficina. Chaka, tú y yo nos encargaremos de los demás."
"Oiga, jefe.". -Dijo Ginji, llamando la atención de los dos hombres. "Ya te advertí que todo esto saldría mal, fue un error haber venido a Roanapur."
"Ten un poco de fe, hombre. Este solo fue uno de los tantos grupos que hay por aquí.". -Respondió Bando, ofreciendo una sonrisa de disculpa. "Entiendo cómo te sientes, pero créeme que estoy haciendo lo que creo que es mejor para el grupo Washimine."
"Lo mejor para el grupo, seria estar en Japón defendiendo nuestros territorios." -Replicó Ginji con severidad. "No buscando la ayuda en este nido de ratas. Ryuzo-sama nunca se habría rebajado a mendigar por la ayuda de una basura Gaijin. Él estaría espantado por tu decisión."
La sonrisa de Bando se borró, y miró a su subordinado con dureza durante un largo instante. Luego él se dio la vuelta, comenzando a caminar hacia la salida de la guarida mientras sacaba un arma. "Ya tienes tus ordenes, Ginji."
Bando estaba cabreado. Ginji lo notó por la manera en cómo él apretaba con fuerza el arma en su mano, y por como caminaba rígidamente. Sin embargo, en vez de enfrentarlo y darle un argumento convincente, una buena razón de por qué ellos deberían seguir allí a pesar de que todo pintaba a que lograrían nada, Bando prefirió huir.
Decepcionante. "…Como tú digas, jefe."
Chaka siguió felizmente a su jefe, e imitándolo al sacar su propia arma, dejando a Ginji solo frente a las puertas de la oficina. Eran cuatro personas las que había tras esa puerta, el jefe Yakuza enemigo y tres guardaespaldas armados. No importaba, tres guardias o treinta, el resultado seguiría siendo el mismo.
Ginji abrió un poco su pesada gabardina y sacó su espada de su funda. Entonces, concentrado su fuerza en una de sus piernas, lanzó una patada.
La puerta se rompió hacia adentro.
Ginji examinó el cuarto apenas entró por la puerta. El jefe de ese grupo estaba sentado en una silla detrás de un escritorio, contra la pared del fondo. Dos guardaespaldas buscaban las pistolas que tenían enganchadas en sus cinturas. El tercer guardaespaldas ya tenía la suya en su mano, y él disparó sin dudar.
Ginji giró su espada y la inclinó ligeramente. Detener una bala era sencillo, redirigirla era un poco más difícil, aunque no tanto como cortar una bala en pleno vuelo. El proyectil chocó contra la hoja de la espada y rebotó hacia el guardaespaldas más cercano, la bala impactó directamente sobre su pecho.
Una segunda bala se dirigió contra Ginji, y con otro giro rápido de su espada, él se lo devolvió al que lo disparaba. El hombre cayó de espaldas al suelo, él había recibido el disparo justo en medio de su rostro. Ginji cargó contra el ultimo guardaespaldas, que ya había medio sacado su pistola, esquivando fácilmente el disparo del asustado hombre al saltar hacia un costado.
Con un barrido de su espada, Ginji le cortó la cabeza al hombre a la altura de los hombros.
La pelea había terminado tan rápido que el jefe Yakuza no había tenido tiempo de siquiera levantarse de su asiento, o sacar su arma. Él se encogió en su silla, alzando inútilmente sus manos para apartar el peligro. Ginji chasqueó su lengua con disgusto y bajó su espada con fuerza.
La espada atravesó una de las manos del hombre y siguió por su garganta hasta clavarse en la pared.
El olor a sangre inundo rápidamente la oficina. De fondo, Ginji pudo oír los gritos, las detonaciones de armas y las carcajadas de Chaka. Él no podía entender como ese hombre disfrutaba acabar con enemigos tan patéticos. Para él no había nada emocionante en esto, solo aburrimiento y frustración. Ginji guardó su espada y se dirigió hacia su jefe.
Si ellos no podían lograr su objetivo de reclutar a los Yakuzas de la ciudad, al menos Ginji esperaba poder encontrar a alguien en Roanapur que valiera la pena matar.
