Bala XXVIII


Balalaika estaba sentada en un banco de un parque desconocido. Bueno, Rock le había comentado el nombre, pero a ella no le interesó en lo más mínimo.

Ella estaba disfrutando de un nuevo y excelente día. Sus hombres en estos momentos se encontraban realizando rondas de vigilancias sobre los objetivos seleccionados, bastaba con una simple orden suya para que sus hombres los ejecutaran.

Todo estaba marchando bien, tanto que le estaba resultando aburrido. Los Yakuzas no estaban preparados en lo absoluto para una guerra. Parecía que este trabajo terminaría más rápido de lo previsto, por lo que Balalaika simplemente se estaba tomando su tiempo en hacer las cosas.

Además, ella también estaba dejando que sus hombres jugaran durante un poco más de tiempo. Aunque ellos le eran totalmente leales, la naturaleza feroz y violenta de sus soldados a veces se salía un poco de control si ella no les daba algo, o alguien en este caso, para liberar sus deseos de derramar sangre cada cierto tiempo.

Pero la verdadera razón de su buen humor se debía a la pequeña, pero satisfactoria, llamada que ella recibió la noche anterior por parte de la joven vendedora de armas; Koko Hekmatyar.

Durante su conversación con la joven vendedora de armas, Balalaika le informó a Koko que ella podría encontrar a Chang en su oficina, ya que él, al estar administrando temporalmente su territorio para mantener el equilibrio de poder entre las demás pandillas de la ciudad, además de ocuparse de otros asuntos molestos, se estaría quedando en el Hotel Moscú para más comodidad.

Así que Chang estaría demasiado ocupado y distraído con todo eso como para notar la llegada de Koko y su escuadrón de ex militares. Era el momento perfecto para un rápido y mortal ataque sorpresa.

Si Koko no era una estúpida, ella sacaría buen provecho de esa oportunidad de oro.

"Segura que eso fue lo correcto?". -Preguntó Rock.

"A que te refieres?". -Dijo Balalaika, disfrutando del frio. A pesar de que no estaba nevando, la temperatura sí era bastante baja, pero ella no lo encontraba incomodo. Al contrario, la hacía sentir como en casa.

"El señor Chang está haciendo su parte para que Roanapur no se descontrole… más de lo normal, debido a tu ausencia. Pero tú y esa chica están básicamente conspirando para matarlo. ¿Eso te parece correcto?"

Como muchos de sus hombres, Rock había sentido una buena dosis de miedo al verla sonreír alegremente sin su usual crueldad o malicia. Pero a él también le picó la curiosidad, por lo que se animó a preguntarle a que se debía su buen humor. Lo cual la sorprendió un poco, ya que nadie se atrevía a acercársele cuando ella estaba de buen humor.

…Puede que su pequeña tendencia a ser más violenta que de costumbre cuando estaba feliz tuviera algo que ver con eso.

Sin embargo, después de escuchar su pequeña explicación, Rock pasó de estar asustado y curioso, a estar preocupado por lo que podría pasar en el choque entre el gánster chino y la vendedora de armas.

"¿Qué conspiración? Yo solo le comenté casualmente a una conocida mía donde poder encontrar a Chang, ya que, sorpresa, ella también es una vieja amiga suya y quiere hacerle una pequeña visita."

Rock puso sus ojos en blanco. "Es increíble la manera en la que tuerces las cosas."

"Tampoco es para tanto, ¿sabes? Aunque yo no le hubiera dicho nada a esa mocosa, ella tarde o temprano hubiera dado con Chang.". -Balalaika lo miró con seriedad. "Pero dejando de lado mi conspiración…"

"Ah, así que al final lo admites."

Ella ignoró la interrupción. "Esto no es una cuestión moral, sobre qué es lo es correcto, sino de oportunidad. De estar tú en mi lugar, ¿dejarías pasar una oportunidad tan buena para deshacerte de un enemigo que se interpone en tu camino?"

Aunque, de hecho, él ya había pasado por esa situación no solo una vez, sino dos veces. Durante la crisis con el helicóptero de aquellos mercenarios que contrató su anterior jefe para recuperar ese disco… y el incidente con los italianos que ocurrió en el club de Rowan.

La primera vez, Rock no había mostrado dudas en matar para garantizar su supervivencia, en cambio, la segunda vez fue solo para cumplir sus objetivos. Estos dos aspectos de una personalidad era algo que a Balalaika le gustaba y veía útil en una persona.

Por eso ella no presionó por una respuesta, simplemente esperó a que él llegase a su propia conclusión.

"No…". -Dijo Rock finalmente, mirando hacia el suelo, con una expresión difícil de descifrar. "De estar yo en tu lugar, también hubiera aprovechado la oportunidad."

"Excelente, siguen con esa manera de pensar y vas a llegar muy lejos en este mundo de mierda, Japonski.". -Balalaika se levantó del banco, sacudiéndose el polvo de su ropa. "De todas formas, lo que ocurra entre Chang y Koko Hematyar no tiene nada que ver con nosotros. Que esos idiotas se maten entre ellos."


Aunque Koko había viajado a Roanapur varias veces en el pasado, era la primera vez que se aventuraba más allá del muelle, donde usualmente ella y Balalaika hacían sus transacciones, y se adentraba en aquella ciudad de mala fama.

Pero ella y su escuadrón de guardaespaldas no estaban allí para hacer turismo, estaban allí por asuntos personales.

Dada la naturaleza de las actividades de Koko, ella dependía de su reputación para importar y exportar armas a los rincones del mundo. Ser humillada por un grupo de mercenarios dañó esa reputación, e indirectamente también la de la compañía HCLI, por lo que Koko de alguna manera debía reparar ese daño.

Y la manera más rápida y efectiva de hacerlo, era matar a los responsables de lo que ocurrió en Taiwán, transmitiendo claramente que con los Hekmatyar no se jode.

Por supuesto, la propia Koko era la principal responsable al haberse encaprichado tanto en joderle aún más la vida a ese tipo que intentó pagarle con droga en vez de dinero. Pero afortunadamente, Floyd Hekmatyar no tenía intenciones de matar a su hija …probablemente.

El magnate solo se limitó a castigar a Koko apartándola de la compañía y sus operaciones diarias de manera temporal, además de limitarle los recursos, hasta que se resolviera ese asunto.

Por este motivo, ella y su escuadrón se dirigían hacia el Hotel Moscú, al menos a una de sus tantas sedes alrededor del mundo, para encontrar y matar al señor Chang; uno de los responsables del desastre que ocurrió en Taiwán. En cuanto a los otros responsables, los mercenarios de la compañía Lagoon, ellos no se encontraban en la ciudad en estos momentos.

Pero eso no importaba, Koko ahora tenía tiempo libre en su agenda, por lo que podría esperarlos pacientemente.

"¿Mencioné que esto me parece una mala idea?". -Comentó Lehm.

De todos sus guardaespaldas, solo él se mostró un poco incomodo con esta misión en particular. Pero ella podía entenderlo perfectamente, después de todo, Chang no solo era uno de los jefes criminales de Roanapur, también era el jefe de una Triada. Él seguramente tendría una buena cantidad de guardaespaldas/esbirros protegiéndolo.

"Así es, unas tres veces durante el viaje.". -Respondió Koko.

"Vaya, me pregunto por qué."

"¿Hay algún problema?"

"¿Aparte de la posibilidad de que todo salga mal y nos maten a todos?". -Lehm resopló. "Nop, ningún problema en lo absoluto."

Sus otros dos guardaespaldas, Valmet y Lutz, soltaron una pequeña risa. Ugo, el conductor designado del escuadrón, se limitó a quedarse en silencio con su vista en el camino, pero sonriendo de lado.

El sarcasmo acido de Lehm era sólo su bravuconería habitual que iba de la mano con una misión, exagerado por la emoción de la caza. Este era un comportamiento que casi todos sus guardaespaldas exhibían, y Koko estaba acostumbrada a eso. Pero, aun así, ella no pudo evitar morder el anzuelo.

"Escucha, Lehm, no creo que un simple mafioso vaya a causarnos problemas, así que deja de preocuparte."

"No puedo, me pagas para preocuparme."

"Te pago para que mates gente."

"Bueno, sí, la mayor parte del tiempo.". -Dijo Lehm, encogiéndose de hombros. "Pero recuerdo que una señorita dijo esas mismas palabras antes, 'no vamos a tener problemas', y terminó con su precioso barco en el fondo del océano.".

De nuevo, sus compañeros se rieron. Koko chasqueó su lengua. "Si quieres salirte, entonces está bien, puedes quedarte con Ugo mientras nos encargamos de Chang."

"Bah, no es que quiera echarme para atrás, Koko, simplemente digo que esto no me gusta.". -Lehm sonrió. "Y prefiero quedarme para que todo salga según lo previsto."

"Todo mundo sabe que los planes salen bien únicamente en las películas y en las series de televisión.". -Señaló Valmet. "Además, lo que acabas de decir es una bandera de muerte. Si algo sale mal, será culpa tuya."

Lutz, quien hasta entonces estaba mirando las calles de la ciudad por la ventanilla del auto, la miró. "No estás ayudando."

"No tenía intención de hacerlo, solo señalaba un punto."

"Pues entonces no lo hagas!". -Replicó Lutz.

Koko permaneció en silencio durante un momento, apenas escuchando como sus guardaespaldas discutían sobre quien tendría la culpa de qué, para luego asentir, satisfecha con la declaración de Lehm. Ella confiaba mucho en su guardaespaldas más antiguo, y le daba seguridad saber que él estaría junto a ella. "Gracias, sabía que podía contar contigo."

"Para eso también me pagas. Y si algo sale mal, que de ninguna manera será culpa mía…". -Lehm le dio un codazo juguetón a Valmet, quien le devolvió el golpe, solo que más fuerte. "Sacaré tu trasero de aquí sin importar cuanto llores, grites y patalees."

Koko hizo un puchero. "…Yo no lloraría."

En ese momento, Ugo sonrió y decidió romper su silencio, "¿Así que solo vas a gritar y patalear? De acuerdo."

Koko procedió a pegarle unos puñetazos en uno de sus brazos, mientras los demás se burlaban de ella.


Una vez llegados a su destino, Koko, Lehm, Valmet y Lutz se bajaron del vehículo y dirigieron al interior del Hotel Moscú.

Afortunadamente para ellos, no hubo la necesidad de realizar una masacre para llegar a su objetivo, ya que la mafiosa rusa se tomó la gran molestia de ordenarles a sus hombres que aún estaban en su base en Roanapur, que les dieran libre acceso a Koko y su escuadrón.

El edificio estaba totalmente en silencio, y no había ni una sola alma a la vista. Ni rusos de Balalaika, ni chinos de Chang. Pero como medida de precaución, el grupo tomó las escaleras para llegar hasta el nivel superior del edificio, ya que Koko no estaba dispuesta a encerrarse en el espacio cerrado de un ascensor durante medio minuto o más.

Aunque las puertas de la oficina estaban cerradas, ellos pudieron divisar a su objetivo en el interior del lugar mediante el hueco de la cerradura.

Chang estaba sentado detrás de un escritorio, con sus pies descansando sobre el escritorio y con las manos detrás de la cabeza. Koko no sabía si él estaba o no dormido, porque él tenía puestas esas gafas oscuras.

"Abran esa puerta.". -Ordenó Koko, en voz baja.

Lehm y Lutz se pararon a ambos lados de la puerta, mientras que Valmet se arrodillo entre los dos, colocando una delgada hoja de su cuchillo en la grieta entre las dos mitades de la puerta, comenzando a trabajar en la apertura.

Lo normal hubiera sido hacer estallar la puerta, abrirla patadas, o romper la cerradura con un disparo...para luego abrir la puerta a patadas, uno de los métodos favoritos del escuadrón de Koko, pero ella había optado por la entrada más dramática posible.

Porque Koko quería ver la cara de estúpido que pondría ese chino al ver un grupo armado hasta los dientes irrumpiendo en la oficina repentinamente.

"Necesito una solución explosiva.". -Comentó Valmet, también en voz baja. "No me gusta la apertura silenciosa de las cosas."

"Wiley dijo lo mismo, y por eso no lo deje venir con nosotros. No creo que a Bals le guste que estemos haciendo mucho alboroto en su casa."

Lehm la miró, alzando una ceja. "Ella te dio permiso para entrar a matar a un jefe mafioso en sus instalaciones, creo que eso califica como mucho alboroto."

"Sí, pero la idea es solo disparar un poco, no hacer volar la jodida base por los aires junto con todo el distrito.". -Koko tuvo un escalofrió al imaginarse ese escenario. "Ya sabes cómo se pone Wiley con los explosivos; 'A' para abundante."

"¿Cuál sería el problema con eso? Roanapur es un basurero, una calle hecha pedazos no la empeorará.". -Insistió Valmet. "De hecho, creo que mejorará la imagen de la ciudad en general, ya sabes, como un punto turístico."

"No queremos público admirando nuestro trabajo.". -Dijo esta vez Lutz.

Valmet resopló. "Creo que ya llamamos la atención lo suficiente durante el camino."

Eso era cierto. Durante la pequeña exploración en búsqueda de los mercenarios de la compañía Lagoon, el grupo atrajo todo tipo de miradas, desde peatones hasta drogadictos y ladrones que deambulaban por la calle y en los callejones.

Un carterista intentó asaltarlos, solo para que Valmet rápidamente lo redujera, rompiendo su mano en el proceso. Cuando ellos pasaron por una serie de contenedores de basura, el grupo vio a unas personas recostadas allí. Inconscientes o muertos, ellos no lo sabían.

Fiel a su reputación, Roanapur no era una ciudad tranquila.

"Lo que sea, solo cállate y limítate a abrir esa puta puerta.". -Replicó Lutz.

Casi como si estuviera esperando esa orden, el cuchillo de Valmet finalmente se metió en la ranura, deslizándose silenciosamente a lo largo de la barra. Ahora las puertas estaban abiertas. Valmet se puso de pie levantando la mano para hacer una cuenta atrás en silencio: cuatro, tres, dos…

Lehm le hizo una seña a su jefa, indicándole que se pegara a la pared para cubrirse, solo por si acaso. '¿Pero no era que íbamos a entrar de manera silenciosa y dramática?'. -Pensó ella, antes de que su cerebro finalmente entendiera lo que estaba a punto de pasar.

A juzgar por como sus otros dos guardaespaldas abrieron mucho sus ojos, ellos también se habían dado cuenta.

Uno…

"Espe-!"

Pero ninguno de los tres pudo detener a Valmet a tiempo, y ella procedió a abrir las puertas de la oficina… de una patada, arrojando unos pequeños trozos de madera por la fuerza del violento impacto.

"Oh, diablos.". -Dijo ella, paralizado en la postura que había tomado para dar la patada, manteniendo uno de sus pies en el aire. "No debí haber hecho eso, ¿cierto?"

Koko la miró, inexpresiva. "No."

"Oops."

Aunque el efecto no fue el deseado, Koko tuvo que admitir que la patada fue una entrada dramática a su manera. Lamentablemente, el señor Chang ni siquiera se había sobresaltado por el estruendo, simplemente miró a los tres intrusos con su ceño fruncido.

Luego de unos momentos de tenso silencio, Chang fue el primero en hablar, señalándolos con su dedo. "No pienso pagar por la reparación de esa puerta."


La mujer del parche había hecho pedazos las puertas de la oficina, que no eran precisamente delgadas, con una sola patada. Además, ella portaba una ametralladora ligera. Al igual que la mujer, los dos hombres que la acompañaban también cargaban con ametralladoras ligeras y parecían tener una buena condición física.

'Ninguno de ellos parecen ser unos simples matones contratados.'

Después de darle un vistazo a los que aparentemente eran unos guardaespaldas, Chang miró fijamente a la chica que estaba a la izquierda de ellos y asomaba su cabeza. Tenía apenas alrededor de trece o catorce años y le devolvía la mirada sin temor alguno, de hecho, era desafiante.

Chang dejo de prestarle atención e intentó levantarse, solo para ser apuntado por los tres guardaespaldas. "No, no te molestes.". -Dijo uno de ellos, el más alto y viejo. "Tu quédate quietecito ahí."

"¿Pero qué clase de anfitrión seria si me quedo sentado y mis invitados de pie?"

"Uno vivo.". -Replicó el hombre, para después sonreír, enseñando sus dientes. "Aunque no por mucho."

Chang nuevamente se relajó en su asiento. "El negocio sí que está creciendo.". -Dijo él. "Ahora una adolescente comanda a un grupo de matones. ¿Qué sigue después, niños psicópatas expertos en causar desastres...?". -Chang parpadeó. "Oh, esperen, ya los hay."

"¿De qué diablos estás hablando?"

"Si tienes suerte, nunca lo averiguaras.". -Replicó Chang.

La chica finalmente ingresó en su oficina, posicionándose justo enfrente de sus guardaespaldas, y se aclaró la garganta. "Soy Koko Hek-".

"Ahórrame tu monologo/soliloquio, mocosa, se quién eres y para que estás aquí, así que no hay necesidad de presentaciones.". -Interrumpió Chang, con un gesto brusco de su mano. "Honestamente, sí que tardaron bastante en entrar. ¿Por qué diablos se ponen a discutir frente a la oficina de alguien a quien se supone intentan matar?"

Ella pareció molesta por la interrupción, pero su curiosidad fue mayor y terminó alzando una ceja. "Estas diciendo que escuchaste todo eso?"

"Escuché y vi todo.". -Chang señaló una de las paredes de la oficina.

Cuando el trio de intrusos se voltearon a ver, se toparon con que había una larga hilera de pantallas que recorría la longitud de la pared como un jurado de ojos acusadores. Las pantallas estaban dedicadas a la vigilancia, mostrando diferentes áreas del edificio; entrada, vestíbulo, comedor, etc.

Por supuesto, el pasillo por el que se llegaba a la oficina de Balalaika también tenía cámaras.

"¿Qué diablos…?"

Chang sonrió. "Lo sé, cara quemada tiene un terrible nivel de paranoia… o un pasatiempo de lo más peculiar."

Gracias a las cámaras que estaban instaladas por todo el lugar, él había sido testigo de cómo los pocos hombres de Balalaika que aún quedaban en la base comenzaron a retirarse poco a poco, dejando el edificio abandonado. Esto picó la curiosidad de Chang, preguntándose qué diablos había pasado.

Momentos más tarde, la joven y maliciosa vendedora de armas había aparecido en el edificio.

Y eso significaba que, los soldados de Balalaika habían optado por no enfrentarse a ella, la propia Balalaika les había dado la orden de dejar pasar a la mocosa y su guardaespaldas… o que todos esos soldados rusos habían salido a almorzar al mismo tiempo.

La segunda y tercera opción le parecían igual de probables, pero Chang pudo oír como uno de los guardaespaldas de la mocosa confirmaba la segunda opción.

A pesar de que él le estaba haciendo un favor, Balalaika no dudó en usar a esa mocosa para intentar matarlo. Ella era una perra bastarda y traicionera, pero Chang no podía culparla, porque él hubiera hecho mismo.

Aun así, él se cobraría venganza de alguna manera.

Él también se había entusiasmado un poco con la llegada del grupo, porque quería comprobar si el botón que Balalaika tenía en su escritorio en verdad detenía el ascensor, pero se llevó una decepción al ver que ellos eligieron las escaleras. Pero no importaba, tarde o temprano, él conseguiría a alguien para poder jugar esa broma pesada.

En cualquier caso, Chang no lamentaba su decisión de no haber traído unos cuantos de sus guardaespaldas al Hotel Moscú. Ellos solo le estorbarían, ya que él bastaba y sobraba para defenderse.

Y Chang no quería una pelea en primer lugar.

"Entonces.". -Dijo él finalmente, rompiendo el silencio. La chica Hekmatyar y sus guardaespaldas se voltearon a verlo otra vez. "¿Por qué no nos olvidamos de esto, señorita Hekmatyar?"

"¿Eh?"

"No me respondas 'eh', tú quieres matarme, ¿cierto? Pues lo siento, pero no tengo ganas de morir por un capricho tuyo. Pero, por otro lado, no creo que a Floyd Hekmatyar le haga gracia que mate a su pequeña y revoltosa hija, por lo que no deseo asesinarte, niña. Entonces, ¿por qué no mejor olvidamos todo y fingimos que esto no pasó?"

Koko se quedó congelada en el sitio; ella estaba totalmente en blanco. Probablemente nada estaba pasando como ella se lo había imaginado, y mucho menos se le habría ocurrido que él le saldría con una oferta para resolver este asunto pacíficamente.

Sin embargo, ella rechazó la oferta con un resoplido que estaba a medio camino de la molestia y la incredulidad. "Fingir-que-no-pasó. ¿Es en serio? Después de todos los problemas que me causaste, ¿crees que voy a aceptar eso?"

"Yo no te he hecho nada."

Ella dio un paso al frente. "Hundiste mi jodido barco!"

"No, fueron unos mercenarios quienes lo hicieron."

"Mercenarios que tu contrataste!". -Ella volvió a acercarse, y uno de sus guardaespaldas, la mujer del parche, rompió la formación y fue a detener a su jefa.

Él se encogió de hombros y se preparó para lo que vendría a continuación. "Tal vez, pero no los contraté para hundir tu barco, eso fue cosa de ellos, no mía. En cualquier caso, te lo volveré a preguntar; ¿Fingimos que esto no pasó?".

La respuesta de Koko fue chasquear sus dedos y luego señalarlo. Los otros dos guardaespaldas levantaron sus armas y se acercaron un poco más, abriéndose hacia los costados, ya que Koko y la mujer del parche estaba en medio del rango de fuego.

Justo lo que Chang esperaba.

Él soltó un suspiro resignado. Inmediatamente después, Chang usó ambas piernas para empujar el escritorio con fuerza hacia ellos. La mujer del parche reaccionó con velocidad, ella agarró a su jefa y la apartó del camino de un salto. Los otros dos guardaespaldas también tuvieron que apartarse del camino para no ser golpeados por el escritorio.

Chang aprovechó ese impulso y distracción para saltar de su asiento, sacando sus dos pistolas Beretta y comenzando a disparar mientras aún estaba en el aire.

Sus disparos impactaron con éxito uno de los guardaespaldas, el joven rubio, derribándolo. El otro, el hombre alto y viejo, inmediatamente devolvió el fuego, pero Chang ya había aterrizado en el suelo y comenzó a moverse rápidamente por el estrecho espacio de la oficina para esquivar las balas.

En un acto deliberadamente genial y muy imprudente, Chang dio un pequeño salto y usó ese impulso para correr por las paredes de la oficina mientras disparaba, obligando al viejo guardaespaldas a apartarse del camino. Cosa que Chang aprovechó para poder salir por las puertas de la oficina, pasando por encima del grupo.

Sin detenerse, Chango corrió por el largo pasillo a toda velocidad, ignorando como las balas de las ametralladoras le pasaban zumbando furiosamente, hasta llegar al ascensor que estaba al final del pasillo. Después de entrar al ascensor, Chang se refugió contra la pared y sacó de su bolsillo… una granada.

Él sonrió al ver la expresión de incredulidad de los guardaespaldas, que dejaron de disparar brevemente ante la sorpresa, y luego arrojó la granada.

Lo último que vio Chang antes de que las puertas del ascensor se cerraran, fue una deslumbrante explosión de fuego y una nube de humo negro, que derrumbó el techo y las paredes del pasillo.

Chang acomodó su ropa, notando cómo estaba manchada de sangre, resultado de un disparo que le alcanzó en el hombro derecho, y otro en el antebrazo izquierdo. Él ni siquiera se había dado cuenta, la adrenalina del momento le había hecho ignorar el dolor. "Pero que incivilizados."


El ataque inicial fue un desastre, pero no resultó en el peor escenario que Lehm había imaginado. Ningún miembro del escuadrón de Koko había muerto.

'Pudo haber sido peor, mucho peor.'. -Pensó Lehm, después de comprobar que, afortunadamente, el blindaje del chaleco táctico había sido efectivo y evitó que las bala 9mm dejaran a Lutz como un colador sangriento. Benditos sean los chalecos antibalas. "¿Cómo te sientes, chico?"

"Como una mierda.". -Dijo el rubio. Lehm lo había sentado en el suelo y con su espalda recostada sobre el escritorio derrumbado para poder examinarlo. Lutz estaba bien, solo tenía cuatro feos moretones en el pecho y abdomen. "Muy adolorido."

"Bien, el dolor es bueno, significa que vivirás."

"O que moriré más tarde.". -Replicó Lutz, sonriendo.

Bueno, eso también era cierto, pero como era bueno que el mocoso tuviera ánimos para bromear un poco, Lehm no quiso decir nada sobre esa posibilidad siniestra. "Entonces deja de lloriquear y ven a ayudarnos a despejar la zona, o te mandaré a buscar a los demás."

"¿Cómo? Estamos como en un quinto o sexto piso y la única entrada y salida está bloqueada."

"Yo veo una linda ventana por allí, si te arrojo por ella, podrías llamar a Ugo a gritos mientras caes al vacío."

Koko, arrodillada junto a Lutz y observando las balas que quedaron incrustadas en el chaleco táctico, lo miró. "Déjalo descansar un poco más, ¿de acuerdo? Acaban de dispararle."

Lehm se sintió tentado en replicarle que ese gánster chino les había disparado a todos, pero como el ánimo de su jefa estaba por los suelos, mucho más seria de lo normal, él decidió callarse.

"No pasa nada". -Dijo Lutz, restándole importancia con un gesto de su mano. "Estoy bien, puedo ayudar."

Koko lo miró inexpresivamente, luego, estiró uno de sus dedos y pinchó uno de sus moretones. Lutz soltó un chillido para nada varonil, un hombre no debería gritar con una voz tan aguda, y se retorció de dolor. "Sí, y una mierda de eso de 'estoy bien'. Ahora queda quieto o se te caerán las tripas."

Koko estaba preocupada por las heridas de Lutz, además de sentirse culpable, pero más que nada, ella estaba cabreada. La forma en la que apretaba el chaleco táctico con fuerza lo demostraba. Pero el enfado de su jefa pronto se le pasaría, es más, ella lo utilizaría como combustible para su búsqueda de venganza.

Así que Lehm se limitó a irse en silencio para ayudar a Valmet, quien se dedicaba a apartar los escombros para hacer más o menos un espacio por el cual poder pasar. Al comenzar a trabajar en el camino de salida, su compañera se detuvo y lo miró. "¿Que?"

"Te lo dije.". -Dijo ella. "Bandera de muerte."

"Oh, venga. ¿Quién hubiera imaginado que ese tipo seria, no lo sé, una especie de Jackie Chan 2.0? Además, ¿Qué clase de loco desquiciado lleva una granada en el bolsillo?"


Sin que ellos dos lo supieran, a más de 4.000 kilómetros de distancia, un niño rumano estornudó.

"Salud, querido hermano."

"Gracias."


"Tú lo haces.". -Contestó Valmet, inexpresiva.

"Bueno, sí, pero yo soy un ex militar altamente entrenado y capacitado, por supuesto que tengo una granada en mi bolsillo.". -Dijo Lehm, efectivamente, sacando una granada de su bolsillo. Luego, con mucho cuidado, él la volvió a guardar. "Pero, hasta donde sé, ese hombre es solo un jefe de una Triada, no un militar al que le falta un tornillo."

"Lo que sea. El punto es, abriste la boca y pasó algo malo.". -Valmet reanudó su tarea de retirar los escombros. "La próxima vez, por favor, no vengas con nosotros, o simplemente mantén tu boca cerrada."

Lehm resopló y también reanudó su tarea. "Oh, vamos, después de esto, no creo que algo peor pueda pasar."

"Ahí va de nuevo esa bandera de muerte. ¿Qué parte de 'mantén-tu-boca-cerrada' no entendiste?"

"Pero- "

"¡Cállate, hombre!"


El trabajo estaba hecho, y Dutch quería descansar por unos cuantos días luego del intenso trabajo de recuperar la pintura en el fondo del océano. Con el pequeño extra de haberle pateado el trasero a un barco repleto de nazi, matando a una buena cantidad de ellos en el proceso.

Luego de haber atracado el Black Lagoon en el muelle de Roanapur, él y sus dos empleados se dirigieron a su oficina para sacar las cuentas de los gastos y repartir el dinero obtenido. Además del cuadro, Revy se había tomado la molestia de conseguir unas cuantas medallas y demás chucherías que encontró en los cadáveres del submarino nazi, así que también pudieron venderlos por un buen precio.

Sin embargo, cuando llegaron a la oficina, Dutch notó que la puerta estaba abierta, cuando él la había cerrado con llave antes de irse. Él inmediatamente sacó un arma, un calibre 44, y le hizo un gesto a Revy para que ella hiciera lo mismo.

Ellos eran muy conocidos en la ciudad, por lo que normalmente nadie se atrevería a intentar robarles o matarlos, pero la posibilidad siempre estaba ahí.

Dutch abrió la puerta de una patada, luego, él y Revy ingresaron con sus armas listas para disparar. "¿Qué pasa, está de moda entrar a patadas o qué?"

Pero se encontraron con Chang, sentado cómodamente detrás del escritorio de la oficina. Revy bajó sus armas con un gruñido. "Carajo, jefe, casi te disparamos."

"No te preocupes, estoy acostumbrado.". -Él los apuntó con su dedo. "Que les pasó a ustedes dos?"

Dutch también bajó su arma. Chang probablemente se refería al ojo morado de Revy, y su propio labio roto, producto de una pequeña pelea que él y ella tuvieron antes de ir a matar a los nazis, sobre quien tenía la culpa de hacer que esos nazis aparecieran repentinamente…

Aunque ambos terminaron culpando a Benny por no prestar atención al radar. Naturalmente, Revy también lo golpeó y Dutch fingió no notarlo.

En cualquier caso, Dutch se encogió de hombros para descartar la pregunta, para no iniciar otra pelea con su empleada, y porque él notó unas sospechosas manchas rojas en el atuendo del jefe Chang, pero no parecía ser nada grave. Además, había otro asunto más importante.

"Me vas a decir por qué te metiste en mi oficina sin avisar?"

"Eso también parece estar de moda últimamente, así que quise intentarlo.". -Chang sonrió, como si encontrara divertida toda la situación. "Verás, es una larga historia, pero para resumirlo todo, un grupo de personajes secundarios innecesarios ha venido a Roanapur para matarme.". -Dutch y Revy intercambiaron miradas, confundidos. Chang suspiró. "¿Recuerdan a la mocosa del buque carguero?"

Dutch frunció el ceño. "¿Cuál mocosa?"

"La de Taiwán, a la que, por cierto, ustedes hicieron explotar su barco."

"Oh, ohh, esa pequeña perra.". -Dijo Revy, aparentemente al recordarla. "¿Ella de verdad está aquí?"

Chang asintió. "Sí, al parecer, Balalaika la envió a matarme. O al menos le dijo a la mocosa dónde podría encontrarme."

"¿Por qué?"

"Porque ella es una perra, bastarda, traicionera y psicópata?"

Revy parpadeó y luego se encogió de hombros. "Oh, sí, eso describe bastante bien a Sis…"

Dutch decidió intervenir en la conversación, a pesar de que todo el asunto estaba disparando sus alarmas de que era una mala idea hacerlo. "Entonces, ¿estás diciendo que quieres nuestra ayuda para deshacerte de esa mocosa, a la que no conozco, y parece ser lo suficientemente peligrosa como para hacerte sangrar?"

Chang asintió. "No fue ella, fueron sus guardaespaldas, los cuales parecían unos militares, pero sí, eso es lo que quiero. ¿Me ayudaran?"

"¡Diablos, no!". -Se negó Dutch rotundamente, haciendo una X con sus manos frente a su rostro. "Lo siento, jefe Chang, pero acabamos de volver de un trabajo un poco complicado y queremos descansar."

"Pero-! "

"Queremos descansar.". -Repitió Dutch, más lentamente y con firmeza, como si él estuviera hablando con un niño. "Por qué no llamas a Shenhua? La he visto en acción con sus cuchillos y es una máquina de matar que da miedo."

Chang chasqueó su lengua. "Oh, lo hice, pero ella está trabajando en Hong Kong en estos momentos y tardará varios días en llegar a Roanapur. No puedo esperar pacientemente su llegada con una mocosa y una panda de militares con ganas de asesinarme."

"Oh, ¿así que somos tu segunda opción?". -Revy negó con la cabeza con desaprobación. "Eso está mal, jefe."

"De hecho, ustedes son mi octava opción en mi lista.". -Chang suspiró, exasperado. "¿De que me sirve tener a un montón de asesinos de elite si ninguno de ellos esta disponible cuando los necesito? Estoy pensando seriamente en despedir a unos cuantos."

"Lo que sea, lo siento, pero no hay manera de que la compañía Lagoon se involucre en esto.". -Declaró Dutch.

Solo para que Revy diera un paso al frente, apartándolo de su camino con un brusco empujón. "Habla por ti mismo, perra, yo me apunto a esa mierda."

Dutch la miró, frunciendo el ceño. ¿Pero es que ella no se daba cuenta que pelear con un enemigo desconocido, con un nivel de peligrosidad alto, y fuerzas desconocidas era algo completamente estúpido e imprudente? De acuerdo, él sabía que Revy no conocía la palabra 'imprudente', pero, aun así, ella debía darse cuenta de que era algo estúpido.

"Hablas en serio?"

Revy sonrió con entusiasmo y crujió sus nudillos "Diablos, sí. No hay manera de que me quede estancada sin nada que hacer, cuando tengo la oportunidad de enfrentarme a enemigos interesantes. Esta será una buena tormenta de mierda."

Dutch negó con la cabeza, pero sabía que no habría manera de convencerla de lo contrario, así que él no se molestó en intentarlo. "De acuerdo, entonces haz lo que quieras, pero no pienso arriesgar mi trasero innecesariamente y dudo que Benny-boy quiera participar. Estás sola en esto, Rev'."

"Lo sé, no esperaba otra cosa de ti, Dutch. Y en cuanto a Benny, es un inútil, no lo necesito."

Chang aplaudió un par de veces con alegría. "Maravilloso! ¡Sabía que podía contar con tu ayuda, Two Hands!"

Ella lo miró, inexpresiva. "No será gratis. Si quieres que mate a alguien, me tendrás que pagar."

"¡Maldita sea, también sabía que dirías eso!". -Replicó Chang, con una sonrisa forzada. "Pero no importa, deshazte de esa mocosa que juega a ser una gánster y te pagaré bien. Ah, pero te recomiendo que tengas cuidado, sus guardaespaldas parecen buenos. Aunque creo que maté a uno de ellos, no tengo idea si hay más."

"Bah, da igual, puedo encargarme de quien sea.". -Dijo Revy, para después ladear su cabeza como si recordara algo. "Umm… ¿pero te molesta pagar un poco más si invito a alguien a la cacería?"

"Alguien intenta matarme, Two Hands, no pienso morir por ser un jodido tacaño.". -Contestó Chang.

"De acuerdo, entonces conozco a una perra que querrá entrar."