Bala XXIX


Lutz estaba muerto.

Él finalmente sucumbió a las heridas de los disparos y murió, con sus ojos abiertos y una expresión indiferente en su rostro. Valmet procedió a tapar su cuerpo con una sábana blanca. Luego, ella y sus compañeros, Lehm y Ugo, decidieron hacer un minuto de silencio para su pequeño pero honorable funeral.

Era un día triste para el escuadrón de Koko.

"Hey!". -Exclamó Lutz, levantándose rígidamente del sillón donde estaba acostado y apartando la sabana de su cuerpo de un manotazo. Él señaló acusadoramente a sus compañeros, que habían comenzado a reírse a carcajadas. "¡Eso no fue gracioso, imbéciles!"

Su grito solo hizo que ellos se rieran con más fuerza.

Desde un rincón de la habitación, con un teléfono en la mano y pegado a su oreja, Koko sonrió. A pesar de la difícil situación que atravesaban, era bueno que ellos estuvieran de humor para bromear. Eso la hacía sentir más tranquila y relajada.

Sin embargo, no todos sus guardaespaldas estaban cómodos con la idea de que ellos aun estuvieran en la ciudad.

Tojo y el resto de su escuadrón se había quedado en el nuevo y más discreto barco en el que llegaron a Roanapur, porque ella no quiso atraer la atención con un grupo tan grande, aunque al final eso no sirvió para nada, así que Koko procedió a realizar una llamada e informarle a Tojo todo lo ocurrido hasta el momento.

Luego del fallido ataque contra Chang, ella y su escuadrón regresaron al hotel de mala muerte donde se alojaban, que estaba ubicada en el distrito rojo. Si antes Roanapur les parecía horrible lugar donde vivir, esta parte de la ciudad era aún peor.

Pero era un buen lugar para permanecer ocultos, al menos eso era lo que pensaba Koko, ya que nadie era lo suficientemente loco y temerario como para meterse en un lugar así para buscar problemas…aparte de ellos, claro.

En cualquier caso, como era de esperarse, Tojo no estaba nada feliz después de oír el informe. "Regresen al barco."

"Denegado."

Luego de ese breve intercambio, Tojo suspiró con pesar. Probablemente él ya sabía que ella se negaría de inmediato, pero aun así no se rindió. "Escucha, Koko, el pequeño caos que hicieron en esa oficina no durará mucho. Pronto habrá un montón de mafiosos muy cabreados persiguiéndolos, si es que no los están cazando. Y no necesito un casino para apostar por eso."

"Soy consciente de que Chang enviará a alguien a perseguirnos. ". -Dijo Koko. "Pero sin tener idea de en qué dirección nos fuimos, estarán buscando a ciegas, Tojo. Las probabilidades de que nos encuentren de inmediato son absolutamente bajas."

"Posiblemente, pero no deberíamos asumir eso.". -Replicó Tojo. "En tu situación, un exceso de confianza podría resultar fácilmente letal… creo que Lutz es un claro ejemplo de eso."

Koko hizo una mueca. Aunque las heridas de Lutz ya habían sido tratadas, la cuales no eran de mucha gravedad, y el riesgo de muerte había desaparecido por completo, Koko se sentía responsable por lo que pasó. Las provocaciones de Chang le hicieron perder la cabeza, y como resultado, él casi mata a sus guardaespaldas.

Koko no era estúpida, sabía muy bien que ellos seguían vivos únicamente porque Chang se concentró más en huir que en pelear, ya que él había expresado su deseo de no matarla y por la desventaja en la que él se encontraba en esa oficina.

Pero eso ahora había cambiado, ellos ya habían declarado la guerra al intentar matarlo y Chang no se quedaría de brazos cruzados esperando la muerte. Además, él tenía todo el respaldo de su organización para darles caza y Roanapur era su territorio, ahora Chang era el que tenía una gran ventaja sobre ella y su escuadrón.

Tojo estaba en lo correcto, era el momento de bajar la marcha y retroceder.

Pero Koko continuó insistiendo simplemente para hacerlo rabiar. "Tal vez. Pero cuestionarnos a nosotros mismos puede hacer que nos maten igual de rápido. Entonces, ¿quieres que actúe como tú, un asustadizo, en lugar de…?"

"¿Asustadizo? ¿Quién dijo algo de estar asustado?". -Resopló Tojo, mordiendo el anzuelo. "Lo que estoy diciendo es que deberíamos ser prudentes, Koko. Hay un momento para las acciones audaces y un momento para la precaución y el razonamiento, y bajo estas circunstancias creo que se requiere precaución. Ya sabes, esa cosa que evita que hagas algo estúpido."

Hubo un silencio. Y luego ella suspiró suavemente. "Sí, lo sé, solo me estaba metiendo contigo. Entonces, ¿Qué sugieres que hagamos?"

"Bueno… ". -Tojo hizo una pausa, aparentemente considerando las tediosamente limitadas opciones de su jefa. "No te equivocas en que las probabilidades están a tu favor, al menos de momento. Sugiero que te mantengas oculta por unos cuantos días, nada de ataques repentinos, hasta que las aguas se calmen un poco. Tal vez Chang piense que te fuiste de la ciudad y podrías aprovechar esa oportunidad para- "

"-contraatacar cuando Chang tenga su guardia baja."

"-largarte de verdad."

"…."

"…."

"¡Se acabó!". -Exclamó Tojo, perdiendo la paciencia. "¡Tienes demasiada sed de sangre y violencia, jovencita! ¡Ya no hay más películas de Tarantino para ti, son una mala influencia!"

"¡No, espera, estás siendo irracional!". -Dijo Koko, derramando lagrimas al estilo anime. "¡Solo he visto Pulp Fiction cinco veces!"

"¿¡Cuantas veces pretendes ver la misma maldita película!?"


Luego de sellar el acuerdo con Chang para encargarse del problema por el que estaba pasando, Revy se dirigió a la iglesia Rip Off para hablar con Eda sobre negocios.

La posibilidad de matar alguien y obtener dinero eran dos cosas a las que a Eda le gustaban bastante, uno de los motivos por los que ellas dos se llevaban más o menos bien, por lo que Revy no podía pensar en alguien más ideal para este trabajo en particular.

Además, muy a su pesar, ella debía admitir que esa perra era buena usando armas y en peleas de puños.

Sin molestarse en llamar a la puerta, ella ingresó a la iglesia y se dirigió hacia la sala principal, donde normalmente Eda se dedicaba a holgazanear cuando no estaba atendiendo el negocio. Justo como lo esperaba, ella encontró a Eda allí, recostada en uno de los sillones mientras Rico se dedicaba abanicarla para calmar su calor.

Lo cual Revy pensó que era algo estúpido, teniendo en cuenta de que ella estaba vestida con un molesto y caliente traje de monja que la cubría de pies a cabeza.

Si tanto calor tenia, ella simplemente debía quitarse la ropa y quedarse en pelotas.

"Detecto pensamientos obscenos, y no vienen de Rico.". -Dijo Eda, girando su cabeza al verla entrar. "Oh, con razón, eres tú. La definición andante de un marimacho."

Esa idiota ya había comenzado con sus pendejadas. Pero Revy no iba a caer en su usual juego de hacerse cabrear y procedió a informarle con gran profesionalidad su propuesta de trabajo. "Oi, mueve el culo, perra perezosa, vamos a matar a una mocosa malcriada."

"¿Pero quién te crees que soy?"

"Una puta."

"Soy una hermana consagrada al cristianismo, no una jodida sicaria. ¡Desaparece de mi vista, pagana lujuriosa!". -Eda la señaló con su dedo. "¡Rico, date prisa y arrójale agua bendita a esta perra para espantarla!"

Tal vez debido al temor de una violenta represalia si no obedecía la orden absurda, Rico entró en pánico y soltó el abanico, el cual cayó sobre el rostro de Eda, buscando agua bendita casi con desesperación. Al encontrar una pequeña botella cargada de esta, el sacerdote la arrojó con fuerza en dirección hacia Revy.

Por supuesto, Rico también le tenía miedo a ella, por lo que deliberadamente falló en su ataque.

Solo para que la pequeña botella rompiera una de las ventanas de la iglesia y se perdiera en las calles de Roanapaur, todo bajo la mirada en blanco de Revy.

"¡Rico, imbécil, ¿Qué diablos haces?!". -Eda apartó el abanico de su rostro y agitó su puño de manera amenazante, asustando al pobre sacerdote. "Trae una escoba y limpia este desastre!"

El sacerdote soltó un suspiro cansado y rápidamente se retiró del lugar para obedecer la nueva orden. Revy lo observó marcharse, negando con su cabeza. "Él algún día se cansará de ti y te mandará a la mierda."

"Ya lo hizo una vez, pero le di una paliza y lo mandé a limpiar el retrete como castigo. Desde entonces, Rico se ha comportado más dócil y servicial, pero no ha vuelto a hablar a modo de protesta para una mejora laboral."

"¿Está funcionando?"

"Ni en lo más mínimo.". -Eda sonrió. "Pero es mejor así, me ahorro la molestia de oír su voz.". -Ella hizo un gesto con su mano, indicándole que tomara asiento. "Entonces, ¿Qué era lo que dijiste sobre matar a quién?"

Revy se acomodó en uno de los sillones de la sala. Luego, agarró la botella de vino sin pedir permiso y se sirvió un vaso, colocando unos cubitos de hielo, ignorando la queja que soltó Eda. "A una mocosa malcriada que llego a la ciudad hace poco."

"La niña psicópata que estaba contigo el otro día? Yo no me acercó a ella ni por todo el dinero del mundo."

"Nah, esa mocosa no, al menos no todavía, hablo de otra.". -Revy dio un largo trago a su bebida. No era fanática del vino, pero ella debía admitir que la vieja Yolanda tenía buen gusto. Tal vez esa era la razón por la cual Eda siempre estaba asaltado su colección de vinos. "La historia es larga, así que no te la contaré toda porque no tengo ganas. Pero la cosa es que esta mocosa tiene a unos guardaespaldas y busca problemas con el jefe Chang, él la quiere muerta y piensa pagar bien por ese trabajo, es ahí donde entramos nosotras."

Ella notó como la hermana se puso más seria de repente. "Oi, ¿me quieres meter en un trabajo envenenado, perra?"

La Iglesia de la Violencia era uno de las poquísimas zonas neutrales en Roanapur, ya que Yolanda prefería no ser leal a nadie y así maximizar sus ganancias al venderle armas, y a veces información, a las diferentes pandillas de la ciudad.

Esto también servía como escudo para no tener problemas y no involucrarse en medio de la lucha por el poder, por lo que Eda se mostró cautelosa ante la idea de trabajar directamente para alguien de una organización importante como lo era el jefe Chang, ya que eso podría poner en riesgo la neutralidad de la iglesia.

En pocas palabas, un 'trabajo envenenado'.

Pero Revy descartó su preocupación con un gesto de su mano. "Relaja tus tetas, no es un trabajo oficial o un favor para la Triada, es solo un simple encargo que cualquier mercenario puede hacer. Simplemente yo fui la primera en aceptar, vine por ti porque sé que eres una perra codiciosa y sedienta de sangre, igual que yo."

Eda permaneció en silencio durante un momento más, y finalmente dijo las palabras que Revy quería escuchar.

"¿Cuánto paga ese cabrón?". -Revy sacó una bola de papel arrugado que tenía en su bolsillo y se lo arrojó a la cara. Ella lo abrió y leyó el contenido, soltando un bajo silbido. "Maldición, hay muchos ceros aquí…. Me gusta."

"Entonces, ¿estás dentro?"

Eda sonrió y levantó su pulgar a modo de aprobación. "Diablos, sí. No ha habido mucho trabajo últimamente y estoy aburrida, me vendrá bien un poco de acción."

Revy le devolvió la sonrisa, eso era otra cosa que ambas tenían en común; la necesidad de acción. "Entonces mueve el culo y quítate ese horrible traje de monja, tenemos a una mocosa que matar."

"Que tiene que ver mi ropa de iglesia?"

"No pienso salir a la calle contigo vestida así, pareces una idiota.". -Replicó Revy. "Además, es casi seguro que ocurra una pelea y no quiero que me estorbes por no poder moverte bien con esa mierda que traes puesta. Así que deja de ser una maricona y quítate eso."

"No, lo que tú quieres es verme en pelotas."

"…Eso también."

Eda soltó una pequeña risa y, bajo la atenta mirada de Revy, comenzó a quitarse la ropa.


Koko y su escuadrón intentaban comer algo no identificable, el encargado del hotel lo había llamado 'almuerzo', ocasionalmente levantando un trozo de ello en un tenedor para inspeccionarlo entre todos con ceños preocupados y confundidos. Ninguno de ellos se esperaba un manjar, teniendo en cuenta en la clase de lugar que se refugiaban, pero esto era un nuevo nivel.

Lutz fue el más valiente, y ante la mirada temerosas de los demás, comió el primer bocado de un trozo de carne. "Oh, no está nada mal.". -Dijo él, comenzando a comer con entusiasmo.

'Al menos no murió de forma instantánea.'. -Pensó Koko, suspirando en una mezcla de alivio y resignación. 'Empecemos por lo menos complicado…'

En su situación actual no era el momento de ponerse quisquillosa, por lo que ella procedió a pinchar un huevo hervido con su tenedor, lo cual era lo único decente entre toda la comida de aspecto sospechoso.

Kyu.

"¿¡…¡?"

Sin embargo, ella se paralizó al escuchar un ruido extraño que hizo el huevo. Sus guardaespaldas también lo escucharon y se detuvieron, excepto Lutz, que seguía comiendo sin preocupaciones. Koko comenzó a inspeccionar su plato por todas partes, intentando desesperadamente encontrar la fuente del ruido.

Mientras tanto, Valmet decidió no correr riesgos y arrojó su huevo hervido en el plato de Lehm, quien soltó un grito indignado. Los dos empezaron a darse manotazos para ver quién tenía que quedarse con los huevos extraños, hasta que decidieron que lo mejor sería dárselos Ugo.

Pero este los rechazó al bloquear su plato con un trozo de pan, enviado los huevos hacia el otro extremo del cuarto, haciendo que se estrellaran contra la pared con un ruido sordo. "¡Oigan!". -Dijo Lutz, tratando de poner orden en el escuadrón. "¡Puede que la comida sea horrible, pero eso no es excusa para jugar con ella!"

La respuesta de sus compañeros fue colocar todas sus porciones en su plato.

"¡Deténganse, no puedo comer tanto!"

Ugo lo miró con preocupación, notando que él ya había comido la mitad de su huevo extraño. "No deberías comer eso."

"Esta delicioso, es un verdadero desperdició que ninguno de ustedes lo coma, montón de llorones."

Sin embargo, su provocación no funcionó y Koko se rindió con su plato, empujándolo al centro de la mesa. "Escuchen, sé que es imprudente, pero creo que lo mejor y más saludable seria buscar comida en otro lado. Simplemente no puedo con esta mierda."

Valmet la miró. "¿Acaso Tojo no te había dicho que lo mejor era esperar aquí?"

"Oh, eso hicimos. Llevamos aquí… ¿Cuánto, dos horas? Y nada ha pasado, nadie nos ha atacado.". -Koko le hizo un gesto a su segundo al mando que, a juzgar por como ya se había levantado de su asiento, estaba de acuerdo con ella en la idea de buscar otra comida. "Algo interesante que reportar?"

Lutz levantó su mano, su rostro estaba un poco más pálido de lo normal. "Me duele el estómago."

"…No me refería a eso, pero en verdad no debiste comer ese huevo."

Lehm puso su dedo detrás de la persiana y la apartó de la ventana mugrienta para revisar la calle. Luego de un momento, él soltó un gruñido a modo de risa. "Bueno, aparte de las dos putas que están peleándose en la calle de enfrente, no, no hay nada interesante ni peligroso que reportar."

Koko regresó la mirada hacia su única guardaespaldas femenina… si ignorabas su comportamiento marimacho. "Ves? No hay ninguna amenaza inmediata. No creo que una simple búsqueda de comida decente nos cause problemas."

Valmet la miró inexpresivamente por un largo instante. "¿Te das cuenta de que siempre que dices eso, pasa un problema? Ocurre lo mismo cuando Lehm abre la boca."

"Oye."

"Acéptalo, amigo. Tienes una terrible mala suerte, y estoy casi segura de que es porque tocaste esa muñeca rara aquella vez."

"…Es que era un poco linda, y pensé que sería un buen regalo para Chiquita."

"Seguro, una muñeca endiablada es un maravilloso regalo.". -Replicó Valmet, regresando su atención a su jefa. "De todas formas, me parece una mala idea y no deberíamos salir de aquí."

Koko repentinamente tuvo interés en revolver la comida sospechosa con su tenedor. "Mira, sé que he mordido más de lo que puedo masticar, pero esta vez es diferente, ¿está bien? Esta vez no pasara nada porque no buscaremos pelea con nadie, solo comida."

"Eh, no apartes la mirada, maldita mocosa.". -Valmet la señaló con su dedo y comenzó a actuar como una bravucona, haciendo que Koko se encogiera una poco en su asiento. "Mírame a la cara y dilo otra vez, di que 'no tendremos problemas' si salimos de este hotel, Princesa. ¡Venga, repite eso si te lo crees! ¡Hazlo, hazlo ahora mismo!"

Ugo se levantó de su asiento para apartar a Valmet, arrastrándola a un rincón del cuarto y comenzando a regañarla por intimidar a su jefa. Koko le dirigió una mirada agradecida y luego puso de pie, aclarando su garganta.

"Como sea, ¿todos a favor de buscar comida menos peligrosa?". -Ugo, Lehm y Valmet, esta última nada contenta, asintieron. Koko rápidamente notó que faltaba alguien. "¿Dónde está Lutz?"

"En el baño.". -Respondió Ugo, negando con la cabeza. "Le advertí que no se comiera ese huevo."


El lugar más fácil para desaparecer sin dejar rastro era una ciudad como Roanapur. Un fugitivo podía fusionarse en la masa de rostros anónimos, y cuanto más urbano fuera, más cambiante sería la población, por lo que nadie realmente conocía a sus vecinos. Era perfecto.

Pero Eda y Revy, gracias a su antigüedad y peligrosidad en la ciudad, no tardaron mucho tiempo en descubrir donde se estaban ocultado la mocosa y sus guardaespaldas.

"El distrito rojo, ¿eh?". -Dijo Eda, encendiendo un cigarrillo. Cediendo ante la insistencia de su compañera, y con ganas de darle un buen espectáculo, ella se había cambiado el atuendo de monja por uno mucho más cómodo. "La mocosa está desesperada, o es una bastarda muy lista. Cualquiera de esas dos opciones hace que una presa se complicada de atrapar."

El distrito rojo era una maraña de callejones sin salida, calles serpenteantes y estrechas que lo convertían en un laberinto de lo más lamentable. Borrachos tambaleándose en las calles, hombres espeluznantes y pervertidos, prostitutas maltratadas, obviamente adictas a las drogas duras, y proxenetas que no dudarían en dispararle a cualquiera que les pareciese extraño.

Un lugar difícil donde pelear, pero fácil por donde huir y ocultarse.

"Nah, solo hace que todo sea más divertido.". -Comentó Revy a su lado, sin preocuparse en lo más mínimo por todas esas dificultades. "Es mejor que esta información sea confiable, porque si vinimos hasta aquí por nada, te meteré tu traje de monja en el culo."

"¿Alguna vez te he fallado, perra?"

"Sí."

"De acuerdo, pregunta equivocada. ¿Alguna vez te he mentido?"

Revy se cruzó de brazos. "Muchas veces."

Eda desvió la mirada. "…De todos modos, la información la obtuve de Bao, si quieres meter algo en el culo de alguien, entonces méteselo a él."

La idea original de Revy consistía en ir buscando casa por casa, golpeando a cualquier idiota que pudiera ofrecer información que les sirviera para encontrar a su presa, pero Eda optó por un método más tranquilo y eficiente; ir con Bao.

Después de todo, Yellow Flag era el mejor lugar de la ciudad donde uno podía adquirir información.

Bao, por tan solo una modesta parte del pago que ofrecía Chang, aparte de la promesa de que ellas no llevaran problemas a su bar, les dio la información deseada. Incluso con todos sus conocimientos y contactos, Eda no era capaz de igualar la extensión y rapidez de la red de información con la que el dueño del bar se manejaba.

Si ese hombre no fuera tan imbécil, ella hubiera estado dispuesta a proponerle algunos tratos.

"Lo que sea, ¿Cuándo nos movemos?"

Eda miró en dirección hacia el hotel donde se escondían sus presas, que estaba justo enfrente, cruzando la calle. Un viejo edificio de tan solo dos pisos, que apenas calificaba como hotel. La única entrada y salida parecían ser unas puertas delanteras. Lo más divertido, y triste, que eso era lo mejor de la zona.

La chica que ellas buscaban al menos tenía tres guardaespaldas según la información de Revy, junto con una vaga descripción que dio Chang, pero Eda quería asegurase de que no hubiera sorpresas inesperadas, por lo que ellas llevaban un buen rato vigilando el hotel, en busca de un buen momento para lanzar una emboscada.

Pero la esperaba estaba comenzando a impacientar a Revy.

Eda no la culpaba, la vigilancia era mortalmente aburrida. Sentarse por aquí, sentarse por allá, entonces pasaba algo estúpido que dejaba al descubierto a la presa, o a los cazadores, y alteraba todo el plan. Después venia el pánico y bang; un tiroteo. Algo que Eda quería evitar de ser posible.

Lo último que necesitaban, era tener a toda una calle repleta de locos cocainómanos disparándoles a quemarropa.

"Tranquila, chica.". -Dijo Eda. "O te encerraré en una habitación con Fish y dejare que hable hasta que mueras.". -Ella sonrió al notar como su compañera se tensaba ante la mención del apodo de ese tipo. "Pero en serio, ¿Qué tan lejos llegaste con él? ¿Ya es tu hombre, o solo lo usas para aliviarte la picazón?"

Revy dejó escapar un gruñido de advertencia. "¿Y que si eso es así? No es asunto tuyo."

"Vamos, vamos, vamos, escúpelo, no seas tímida. ¿O es que creíste que no me iba a dar cuenta de tu pequeño ataque de celos el otro día en la iglesia?". -Ella le dio un par de codazos juguetones a Revy, sin poder evitar que su vena sádica se inflara un poco ante la rara oportunidad de verla avergonzada. "Entonces, ¿te tiraste a Rock sí o no?"

La expresión de su compañera se fue torciendo gradualmente, hasta que ella soltó un largo suspiro.

"No es como si solo fuera cosa mía, quiero decir, él me ha coqueteado un poco y antes de irse a Japón, mencionó que haríamos una buena pareja. ". -Dijo Revy, finalmente soltando su lengua y hablando con rapidez debido al nerviosismo. "¿Qué demonios significa eso? ¿Debería tomármelo como una confesión indirecta, porque él es muy tímido para decírmelo de frente? Pero, por otro lado, Rock es así, él suelta ese tipo de pendejadas, así que no sé si debo tomármelo en serio o no. Porque si hago el primer movimiento, y resulta que el idiota solo estaba jugando conmigo, entonces las cosas se van a poner raras entre nosotros y tendré que darle una paliza de muerte."

"Whoa, whoa, whoa! ¡Espera un poco, esto está pasando demasiado rápido para mí!". -Exclamó Eda, con sus ojos bien abiertos. La idea era solo distraer y molestar un poco a Revy, ella no se esperaba que una revelación surgiera de la nada. "¿¡En qué momento pasó todo eso!?"

"Hace unos días atrás."

"¡No, eso no! Bueno, en realidad sí, pero lo que quiero decir es, ¿desde cuándo tú y él andan liados?"

Revy soltó otro gruñido desde el fondo de su garganta, era obvio que no le gustaba hablar de esas cosas. Sin embargo, ella de todas formas respondió, tal vez porque solo quería sacarse eso de la cabeza. "No lo sé… supongo que Rock me llamó la atención cuando él adoptó a esos mocosos después de que ellos hicieran un desastre en el la base de Balalaika."

"Hicieran un desastre…"

"Sí, ellos se pusieron a disparar a todo el mundo y ha hacer volar granadas para todos lados.". -Revy negó con la cabeza, pero sonriendo con diversión. "Debiste verlo, ellos destruyeron una buena parte del hotel de Balalaika. Ella estaba muy cabreada."

"Eso no es el mejor de los inicios.". -Murmuró Eda, un poco decepcionada por el contexto descabellado del primer flechazo que tuvo Revy. Pero, por otro lado, ella ya se esperaba algo así. Después de todo, el romance y Revy no se mezclaban nada bien.

En cuanto a los detalles de la destrucción del Hotel Moscú a manos de los gemelos, Eda simplemente decidió ignorarlos para evitar empeorar su propia salud mental. El pequeño alboroto que ellos habían causado con Rico el otro día en la iglesia era mas que suficiente, y aterrador, para ella.

"Y después empecé a tomar más interés en Rock durante un trabajo para el jefe Chang en Taiwán, en donde casi nos matan, porque asaltamos una prisión de máxima seguridad para sacar a uno de sus hombres que fue un idiota y se dejó capturar."

'Aguarda un segundo, ¿qué es eso de asaltar una prisión?'. -Pensó Eda, frunciendo el ceño. '¿Fueron ellos los que hicieron ese desastre?... ¡Aguarda un maldito segundo! ¿¡Eso debería contar como una cita para ellos!?'

"Entonces…". -Continuó Revy. "Unos días después de que regresamos a Roanapur, me di cuenta de que Rock me gustaba, lo cual fue momentos antes de ir a pelear con un grandote que desviaba mis balas con su jodida espada en un club de strippers."

"¡Detente, todo lo que dices está mal!". -Estalló Eda, finalmente perdiendo la paciencia. Eda comenzó a pegarle unas palmadas en su cabeza. "¿¡Qué demonios es eso!? ¡En vez de un arco romántico cliché, más bien suena como una serie de eventos aleatorios, o el argumento de una película de acción de serie B!"

Revy comenzó a devolverle los golpes. "¡Dejando de lado lo de la prisión, yo no tenía pensado involucrarme en ninguna de esas otras mierdas, ¿de acuerdo!? ¡De alguna manera fui arrastrada a cada una de ellas!"

"¿¡Por qué todo lo que haces de alguna manera termina en sangre, violencia y muerte!?"

"¡Porque soy una chica de acción, no una jodida colegiala de quince años!"

"Y otra cosa más importante, no me digas esa mierda de 'me di cuenta'. ¡Quiero detalles de tu enamoramiento por Rock, perra, detalles!"

"Rock no me trata como una asesina de sangre fría y es bueno conmigo, me hace reír y tiene un buen culo. ¿¡Que más detalles quieres, perra!?"

"¡Eso no es suficiente, cuéntame de tus sentimientos, dudas e inseguridades!". -Eda la sujetó del cuello de su camiseta y comenzó a sacudirla. "¡Dame mi arco romántico!"

Revy puso sus manos en el rostro de Eda, intentando apartarla. "¡Suéltame, imbécil!"

Sin embargo, su pelea absurda fue interrumpida cuando Revy repentinamente dejó de intentar apartarla. Luego de pegarle un último manotazo en la cara, ella señaló en dirección al hotel. Al voltearse a ver, Eda vio que un pequeño grupo de gente salía desde el interior del edificio, tres adultos y una adolescente, y se dirigían hacia un auto estacionado.

Ella no reconoció a ninguno de ellos, sin embargo, la chica-adolescente le pareció extrañamente familiar. Pero rápidamente lo dejó pasar, lo importante era que ahora su presa había salido de su guarida y tenían una buena oportunidad para lanzar una emboscada.

"¡Ahí está, esa es la pequeña perra que casi mata al señor Chang!". -Dijo Revy acusadoramente.

Por supuesto, su compañera no sabía absolutamente nada de la discreción, o le importaba una mierda. Cualquiera de las dos opciones era igual de validas. Su voz fue demasiado fuerte y aquel grupo se paralizó durante unos instantes, luego, ellos se voltearon lentamente a verlas con expresiones nerviosas en sus caras.

"Err, ignórenla, amigos!". -Dijo Eda, con una sonrisa forzada. "Ella se equivocó de gente!"

"No, reconozco a la pequeña perra, es ella.". -Insistió Revy, sin darse cuenta del tenso ambiente.

A Eda se le marcó una vena en su frente debido a estupidez de su compañera y nuevamente comenzó a sacudirla. "¿¡Quieres que te de una cachetada!?"

"¿¡Y a ti qué diablos te pasa ahora!?"

"¡No vayas por ahí gritando y señalando a nuestras presas, idiota! ¿¡Qué eres, una jodida novata!?"

Antes de poder continuar con su nueva y absurda pelea, el auto de sus presas arrancó y salió disparado a toda velocidad, dejando atrás una pequeña nube de polvo y a las dos mujeres con una expresión estúpida en sus caras. "Oi, Two Hands."

"¿Sí?"

Eda señaló al vehículo, que se alejaba cada vez más. "Se están escapando."

Luego de un momento, Revy asintió. "Sí."

"¡Pues no te quedes ahí parada y vamos tras ellos, imbécil!". -Rugió Eda, para luego salir disparada hacia donde ellas habían dejado el auto estacionado, el cual era el de Benny si ella no recordaba mal.

Revy chasqueó su lengua y rápidamente la siguió.

La mocosa se escapaba a toda prisa y llevaban una buena ventaja, el tiempo era precioso y cada segundo contaba, por lo que Eda decidió dar un salto, deslizándose hábilmente por el capo del auto para ahorrar tiempo.

"Gyahhh!"

Pero ella calculó mal el impulso y terminó pasando de largo, cayendo de espalda al suelo. En cambio, Revy se subió al vehículo como una persona normal, quedando en el lado del pasajero. Luego, ella asomó su cabeza por la ventanilla con su ceño fruncido. "¿¡Qué diablos haces!?"

"¡Intenté hacer algo genial, ya sabes, como en las series de televisión!". -Eda se levantó mientras se agarraba el trasero, adolorida. Su ropa ahora estaba manchada de tierra. "¡Los Dukes de Hazzard son una gran mentira!"

Revy comenzó a dar golpes en la bocina para apurarla. "Deja de perder el tiempo y sube al maldito auto!"


"¡Lo sabía, tenía el presentimiento de que esto pasaría!". -Exclamó Valmet, señalando acusadoramente con su dedo a Koko, quien intentaba desesperadamente de ignorarla. Algo difícil, teniendo en cuenta que iba juntas en el asiento trasero del auto.

"¡Está bien, está bien, lo admito, fue una mala idea!". -Dijo Koko, levantando ambas manos en señal de calma. "¿¡Pero no te parece que esto en realidad es culpa de Lehm!?"

Su segundo al mando, quien iba en el asiento de pasajero, se volteó a verla, indignado. "¿¡Mi culpa!?"

"¡Si, tu dijiste 'No hay nada interesante ni peligroso que reportar'! ¡Creo que esto califica como algo peligroso!"

"¡Pero si ellas solo parecían ser solo dos putas peleando, no es mi culpa que esas jodidas sicarias se vistan de manera tan ardiente!"

"¡Te acusaré con Chiquita de que te encendiste por dos tipas desconocidas!"

"¡Aguarda un segundo, Chiquita no tiene nada que ver con esto!"

Valmet nuevamente se unió a la discusión. "Da igual si son sicarias o unas putas!". -Dijo ella. "¡El punto es que nos quieren matar, así que cállate y arrójales una granada, sé que tienes una en el bolsillo!"

"¡No puedo, la dejé en el hotel!". -Respondió Lehm.

"¿¡Por qué!?"

"¡Porque se supone que saldríamos a buscar comida, no una pelea!"

Mientras ellos discutían, Ugo dio un volantazo para doblar en una curva. Aunque las calles no estaban repletas de personas, eran estrechas y los pocos vehículos estacionados dificultaban un poco la conducción. Tampoco conocía la ciudad, así que simplemente se limitaba a volver sobre sus pasos.

Al levantar la vista hacia el espejo retrovisor, vio que no había nadie detrás de ellos.

"Parece que las perdimos.". -Dijo Ugo. Inmediatamente después, un auto salió desde el interior de una calle, con una mujer colgada desde la ventanilla con dos pistolas en sus manos…la cual comenzó a dispararles. Aunque Ugo movió el auto a tiempo, las balas arrancaron uno de los espejos retrovisores. "O tal vez no."

"¿¡Ustedes no se cansan de levantar banderas de muerte!?". -Dijo Valmet.

"Oops."

"Ciérrales el paso.". -Ordenó Lehm, ahora más tranquilo, quitándose el cinturón de seguridad para luego levantar su ametralladora. Él estaba sonriendo, como si lo estuviera disfrutando. "Y necesito que mantengas el auto firme lo más que puedas por un momento."

"Creí que la idea era escapar.". -Replicó Ugo, sorprendido por lo que él estaba a punto de hacer.

"Todavía lo es, pero esta es una buena oportunidad para detenerlas."

"No tienes un tiro claro…"

"Yo soy un francotirador, tú un chofer. ¿Entiendes la diferencia?"

Ugo asintió, tensando su agarre sobre el volante, para después dar un brusco giro quedando justo enfrente del vehículo enemigo. Una lluvia de proyectiles impactó contra la parte trasera del auto, haciendo que Valmet se abalanzara sobre su jefa, tirándola sobre el asiento para evitar que ella recibiera un impacto de las balas.

Entonces, Lehm procedió a colgarse sobre la ventanilla y comenzó a devolver el fuego.

La otra conductora fue lo suficientemente inteligente para no quedarse quieta en el mismo sitio, ya que si lo hacía acabaría como un colador, y comenzó a mover su auto en zigzag para tratar de esquivar las balas. La otra mujer, la que les disparaba desde la ventanilla, casi cae del auto, pero logró agarrarse y rápidamente se refugió en el interior.

Lehm siguió disparándoles lo mejor que pudo, teniendo en cuenta el rápido movimiento e inestabilidad, llenando de agujeros el capo de auto enemigo y el vidrio parabrisas, logrando que sus perseguidoras perdieran el control de su auto y terminaran estrellándose contra unos contenedore de basura, desparramando desechos por todas partes.

Satisfecho con eso, Lehm ingresó nuevamente al auto y se acomodó en el asiento.

"Ahora es cuando nos sacas de esta, Ugo.". -Dijo él, para luego ladear su cabeza como si acabase de recodar algo. "Por cierto, ¿A dónde vamos?"

"Al centro de la ciudad.". -Respondió Ugo, dirigiéndose hacia una calle recta por donde habían llegado al hotel. "Mas espacio para maniobrar, y si hay tráfico nos servirá como protección."

"Entonces llévanos ahí, tal vez podamos detenernos para comprar algo que ayude a Lutz con su diarrea."


"¿¡Oi, que diablos haces!?". -Dijo Revy. "¡Por aquí no hay lugar para pasar!"

"¡Claro que sí!". -Respondió Eda, para gran temor de Revy, apartando la vista del camino durante un momento para mirarla. "Solo tengo que hacer lugar!".

Sus presas nuevamente tomaron la ventaja y se alejaban rápidamente.

Revy solo pudo maldecir su mala suerte, y al cabrón de la ametralladora, porque si ella no conseguía la recompensa por la cabeza de la mocosa, entonces debería descontar la reparación del auto Benny de la paga de su último trabajo, o él se pondría a lloriquear y ella tendría que callarlo a golpes.

Aunque eso no le parecía del todo malo.

Sin embargo, Eda no tenía la menor intención de rendirse en su cacería. Así que ella decidió entrar en una de los tantos mercados que había en la ciudad, y ahora la atravesaba a toda velocidad, sin preocuparse si se llevaba por delante a cualquier pobre diablo que no fuera los suficientemente rápido para apartarse del camino.

Varios puestos de venta, principalmente de ropa, fueron hechos pedazos por el auto, desatando una lluvia de gritos de ira e indignación, y chillidos de miedo, que fueron casi ahogados por el ruido del motor.

"¿¡Al menos sabes a donde diablos te diriges!?"

"¡Ellos fueron por el distrito Hamfon, esa calle es toda recto hasta llegar en una salida que los deja en el centro!". -Dijo Eda, sonriendo. "Este es un buen atajo que nos deja casi en esa salida, pero para eso tenemos que doblar hacia la izquierda en una esquina!"

"Y qué!?"

"Pues que ese será el momento perfecto para embestirlos!"

Entonces, ella bajó con fuerza su pie izquierdo y apretó el acelerador hasta que llegó al suelo. El auto de Benny hizo un movimiento brusco, con el motor bramando como una bestia enfurecida, y dio un salto hacia delante, que casi hace que Revy se golpeara la cabeza contra el tablero del auto.

"¡Estás loca, este auto no es aprueba de muerte!". -Exclamó Revy, colocándose el cinturón de seguridad. "Vas a matarnos!"

"¡El mundo estará mejor sin nosotras!". -Contestó Eda con una carcajada salvaje. "¡Así que arrepiéntete mientras puedas, pecadora de mierda, porque el infierno nos espera si la cago!"

La carrera salvaje había durado apenas dos minutos, y ya casi llegaban hacia su destino, dejando detrás un mercado parcialmente arrasado y un montón de gente asustada y cabreada.

Revy estaba considerando seriamente en golpear a Eda y quitarle el control del auto para detener la locura que ella estaba por hacer, pero en ese momento, el auto de sus presas apareció de la nada, cruzándose justo enfrente de ellas.

Pero en vez de embestirlo de frente como Revy pensó, Eda usó el freno de mano y giró bruscamente el volante hacia un costado, haciendo que el auto de Benny derrapara y comenzara a girar como un trompo.

Debido a esto, la parte trasera del auto de Benny impactó contra el de la mocosa y sus guardaespaldas, empujándolo hacia adelante y arrastrándolo hasta incrustarse contra un edificio, todo acompañado por una lluvia de chispas, trozos de metal y el chirrido de las ruedas al ser arrastradas por el suelo.

Al final, con ultimo chirrido desgarrador del metal, ambos vehículos se detuvieron.

Los oídos le pitaban. Podía saborear la sangre de su boca y sentirla en su cara… pero eso estaba bien, probablemente, ya que significaba que estaba lo suficientemente viva como para poder sentir algo.

Aturdida y con la cabeza aun dándole vueltas, Revy se sentó en silencio y respiró, solo respiró, y esperó a que su alocado ritmo cardíaco se calmara.

'Carajoestamos vivas!'. -Pensó ella, incrédula, dirigiéndole una mirada a Eda, quien tenía su cara contra el volante. Efectivamente, su amiga/enemigo/dolor-de-su-existencia también estaba viva, y soltando gemidos de dolor. 'Tal vez esta perra en verdad está protegida por Dios…que conveniente.'

Luego de un momento, Eda levantó su rostro del volante y le sonrió. Sus gafas de sol estaban torcidas, y un hilo de sangre le caía del costado de su boca y de su nariz. "Jejeje, dulce Señor, no puedo creer que eso haya salido bien."

Demasiado dolorida como para pensar siquiera en moverse, y ya que no corrían peligro de estallar en llamas, Revy cerró sus ojos y dejó descansar su cabeza sobre el abollado respaldo del asiento del pasajero, permitiéndose disfrutar un poco de la satisfactoria sensación que producía su cuerpo al sobrevivir a una experiencia cercana a la muerte.

"Que es lo que salió bien? Casi nos matas.". -Respondió ella. "Nunca más volveré a subirme a un auto contigo."

"Se que es difícil para alguien tan amargada como tú, pero piensa en positivo; tenemos a la mocosa. Y deja de lloriquear, no es la primera vez que estás al borde la muerte."

Bueno, eso era cierto. Aunque Revy preferiría morir a su manera, o no morir en lo absoluto, no en un jodido accidente de auto por culpa de una monja psicópata.

Entonces ella bajó la mirada hacia sus piernas al sentir algo caliente entre sus muslos. Ella pensó que era sangre, pero en su lugar, había otra mancha sospechosa en medio de sus pantalones. "Ah, mierda…No puedo creer que me haya meado."

"…Squirt."

"Es meada, meada, ¿¡De acuerdo!?"

Eda dejó caer nuevamente su cara sobre el volante. "Lo que sea, ve y verifica si la mocosa está muerta. Y si no lo está, termina el trabajo, yo ya hice mi parte."

Revy se movió un poco en su maltratado asiento. Hubo dolor, pero no crujieron los huesos ni se produjeron repentinos chorros de sangre. Lentamente, con cuidado, y maldiciendo por el reducido interior del vehículo, ella abrió la puerta de una patada, porque se había atascado.

Cuando ella se arrastró a fuera, tuvo que apoyarse un momento sobre el auto, ya que todavía estaba un poco aturdida.

Aunque el choque fue violento, ellas apenas terminaron con unos golpes leves. Pero ahora que la nube de polvo que se había disipado un poco, Revy vio que el auto de la mocosa acabó dado vuelta, con sus ruedas apuntando al techo. Ella negó con la cabeza, aun sin creer como ellas no se habían roto un hueso u algo peor.

Luego de un momento, al recuperarse lo suficiente como para caminar, ella se dirigió hacia el auto de su presa para terminar el trabajo de una buena vez. Sin embargo, Revy se detuvo al encontrar un poco familiar el interior del edificio. Parecía que era una especie de cafetería; Había mesas, sillas… pero también una barra y un estante repleto de licores.

Entonces, alguien asomó la cabeza detrás de la barra y ella finalmente entendió dónde estaba.

"Oh, chico…". -Revy no pudo evitar sonreír. "De todos los lugares de esta jodida ciudad, tuvimos que terminar aquí… pero que puntería."

"¡Maldita sea, Two Hands!". -Exclamó Bao.