Declaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicada por primera vez, regresa mejorada.
Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Ta-Cullen por ayudarme a acomodar las ideas.
Espero que cada una de ustedes se encuentren bien junto con sus familias, y que el leer les ayude a quitar lo que está sucediendo unos minutos de su mente.
4.- Zugzwang
La luz que entraba por la ventana fue la que hizo a Bella abrir los ojos, se iba a estirar pero se detuvo al sentir un cuerpecito pegado al suyo. Al bajar la mirada una sonrisa se formó en su rostro, su hijo mantenía su manita cogiendo su pijama y con la otra mantenía su dinosaurio abrazado. Con cuidado se removió quedando frente a él, era impresionante el parecido que tenía con Edward, le acarició la mejilla con suavidad y se disculpó por las palabras dichas la noche anterior, donde aparentaba no importarle lo que hubiera sucedido con él. Cada día daba gracias por la elección correcta, Evan era su mundo y quien la mantenía más humana.
Evan se estiró perezosamente y abrió los ojos somnolientos sonriendo al ver a su madre observarlo.
— Hola, mami — la saludó acurrucándose.
— Hola, monstrito — lo besó en el tope de la cabeza. — Es hora de tomar un baño para salir a desayunar e ir al parque.
— No me quiero bañar — protestó arrugando su naricita.
Bella lo miró con ojos entrecerrados pero con una enorme sonrisa. Le hizo cosquillas hasta que él aceptó que se bañaría. Lo dejó viendo la televisión mientras ella llenaba la bañera e iba a la habitación de Evan por sus cosas, se encontró a Angie en el pasillo y le indicó que se preparara para salir, ese día almorzarían fuera.
Luego de más de una hora, salían del edificio rumbo a un restaurante cercano. Evan eligió en donde quería sentarse y con una sonrisa Bella notó como su pequeño solía hacer las mismas elecciones que ella, una mesa con vista al parque y donde podía observar a la gente.
Mientras esperaban Bella pidió el periódico del día y notó la portada del Times, "La heredera que creó un nuevo imperio" ahí estaba ella junto con sus colaboradores. La nota hablaba de la sorpresa de la noche anterior al conocer que la corporación Diamond era dirigida por Isabella Swan que luego de apartarse de la empresa familiar se sumió en un anonimato ganándose el mote de estrella fugaz, por desaparecer de los radares cuando se tenía augurado un éxito inminente. Pero ella había trabajado en silencio dejando que su potencial fuera el único importante y no se le siguiera encasillando en que su apellido era el que le daba ese impulso. Pues había demostrado que tenía brillo propio.
Dejó el periódico de lado, la conmoción causada era mayor de la esperada. Tenía que ser muy cuidadosa en todos sus movimientos y en lo primero que debía de centrar su atención, era en encontrar la forma de decirle la verdad a Edward dejando en claro que no iba a tener ningún derecho sobre su hijo, los medios no tardarían en descubrirlo y temía el momento en que su hijo fuera el centro de atención porque su libertad sería limitada y lo que más deseaba era que Evan pudiera crecer libremente.
Luego del desayuno fueron al parque. Lo dejaron jugar cerca de donde estaba con otro par de niños. Angie que estaba llena de curiosidad y no pudo evitar pedir que le contara lo sucedido, la escuchó atenta y contuvo la respiración ante el encuentro con Edward al que solo conocía por imágenes, pero sabía el daño que le provocó con sus duras palabras al desconfiar.
— Ahora solo debo de encontrar el momento para hablarle de Evan. — Bella suspiró abrazando sus piernas y viendo a su hijo correr riendo alegremente. — Mi hijo es lo más importante y no quiero compartirlo con él, pero merece conocer a su padre y no que me odie después por privarlo de esa oportunidad.
Angie le cogió la mano y le sonrió con calidez. Había estado con Bella por el suficiente tiempo para entender su miedo, lo mucho que se esforzaba por ser una buena madre tratando de no cometer los mismos errores de sus padres, pero siendo muy cuidadosa de no sobreproteger o hacer de su hijo un niño insoportable como muchos en igualdad de condiciones.
— Si eres quien da el primer paso tendrás todo a tu favor. — Le indicó Ángela. — Evan te ama.
Y como si lo hubiera invocado, el niño corrió a los brazos de su madre que lo recibió gustosa y lo besó sonoramente en la mejilla hasta hacerlo protestar.
— ¿Puedo tener un cachorrito? — Pidió con su mirada más tierna haciendo reír a Bella. Era un embaucador.
— No tenemos espacio, cariño, ellos son más felices en un jardín.
— Lo puedo traer al parque — dijo de inmediato.
— No en este momento, cariño, pero puede que cuando regresemos a Londres lo tengas. Ahí si tenemos un buen espacio. — Le prometió tocando la nariz, aunque no muy feliz asintió y regresó a jugar con sus nuevos amigos.
— Sabe cómo conseguir lo que quiere, una mirada dulce y nos tiene en sus manos. — Señaló Angie negando con la cabeza, a ella se la había aplicado ya un par de veces aunque no todas obtuvo lo que quería.
Luego de una mañana de juego en la que Bella se unió a él cuando los niños se marcharon, lo llevó a conocer sus lugares favoritos, y de ahí a comer la pizza prometida. Regresaron a casa antes de que comenzara a llover y eligieron una película, luego de terminar la primera, Evan tomó el rostro de Bella en sus manitas para que lo viera.
— Quiero pastel, ¿escuchas mi pancita? — Dijo haciendo unos curiosos gruñidos con su boca fingiendo eran sus tripitas.
— Solo porque tienes ya más de un mes sin comer uno. — Aceptó tocándole la punta de la nariz con un dedo. — Tendrás que quedarte porque iré andando a una pastelería cercana y puede llover.
Le prometió a Angie traerle una rebanada del mejor pastel de chocolate y se marchó. Una de sus pastelerías favoritas estaba a solo un par de manzanas, decidió caminar para no tener sentimientos de culpa por todo lo comido durante el día. Luego de varios años su problema con la comida no era completamente superado, aún tenía una vocecita que le increpaba de vez en cuando sus elecciones, pero ya no regía en su alimentación. Desde el nacimiento de Evan y la ayuda de su terapeuta, a la que acudió durante el embarazo para no hacer nada que pusiera en riesgo a su bebé, aprendió a aceptar los cambios de su cuerpo y dejar de ver la comida como un enemigo. Se esforzó para regresar a su peso a base de una buena alimentación y ejercicio, nada de tomar el camino fácil, ahora tenía a alguien que dependía de ella y no pensaba abandonarlo por algo que ella podía modificar.
Al llegar a la pastelería notó que se había convertido en cafetería, pero mantenía su estilo antiguo. Esperó en la fila su turno y al llegar hizo su pedido.
Al salir se disculpó al casi chocar con una mujer y su sonrisa se borró al ver de quien se trataba.
— Hola, Bella. — La saludó Esme con una sonrisa dubitativa, se apartó dejando la entrada libre.
— Esme. — Fue lo único que Bella pudo decir.
— Ha sido toda una coincidencia. — Continuó Esme desviando la mirada levemente.
— ¿En verdad lo ha sido? — Le cuestionó Bella enarcando una ceja. Al verla negar aguantó la respiración.
— Estábamos con Carlisle en la tienda de antigüedades cuando te vi entrar y debido a que ayer no pude conversar contigo, y Edward… ¿Crees que podríamos hablar? — Pidió notando a Bella dar un paso atrás.
— No es el momento.
— Hija, por favor. — Suplicó. Bella cerró los ojos con fuerza y regresó la vista al interior de la cafetería detectando una mesa libre en un rincón. Después de todo, Esme había hecho mucho por ella y no podía tratarla con la frialdad que a todos los demás, ella solo se quedó en silencio.
— Ahí hay una mesa vacía. — Le señaló y entraron de nuevo.
Bella se sentó dando la espalda a la puerta y dejó que Esme se sentara frente a ella. Una chica se acercó de inmediato y ambas pidieron un café americano.
— El preguntar cómo has estado es una trivialidad, se nota lo mucho que has madurado. — Parloteó Esme. — Me alegro tanto de verte de nuevo y saber que estás bien. Edward te buscó incansablemente sin éxito alguno. Desapareciste.
— Ya no me quedaba nada aquí y necesitaba alejarme. — Sentenció envolviendo la taza entre sus manos. — ¿Él sabe la verdad?
Esme asintió, al comprender la pregunta.
— ¿Por qué no te defendiste? ¿Por qué dejaste que una mentira los separara?
— ¿Defenderme? Él estaba convencido de mi engaño, aunque todo tenía explicación, lucía peor de lo que era en realidad y decidió creer en lo que Alice pensó ver en lugar de escucharme. — Suspiró y dio un sorbo a su café para serenarse. — Acepto mi parte de la culpa por ocultar lo que estaba haciendo, pero todo estaba tan bien entre nosotros que no quería una nueva discusión por causa de Demetri. — Sonrió con amargura. — Aunque él no tenía derecho a exhibirme, al final dejó en claro qué sin importar lo mucho que me esforzara y demostrara cambiar, él me seguía viendo de la misma forma que cuando me conoció.
— Se arrepintió de su actuar.
— ¿Eso fue antes o después de salir con Tanya, Amanda y esa chica latina? — Preguntó con desdén.
Esme se encogió de hombros, recordó las portadas en las que su hijo salió con diferentes mujeres, tratando de aparentar que el romper con Bella no le era relevante. Cuando todo aquel comportamiento era para que ella lo viera y herirla. Al parecer lo consiguió, pero él solo se encargó de romper la oportunidad de arreglar las cosas.
— Quisiera tener una explicación para ello, pero solo puedo decir que un hombre dolido es demasiado estúpido. Él lo fue. — Señaló. — Cuando supo lo que realmente había pasado fue muy tarde, intentó encontrarte, pero tú ya habías desaparecido.
— ¿Sabías que quiso reportarme como desaparecida para que las autoridades me localizaran? — Le preguntó y la vio negar, aquello era nuevo. — Se lo dijo a Megan para convencerla de revelar mi paradero, fue por eso que tuve que dar una entrevista y echar abajo ese plan. No estaba desaparecida solo alejándome de todo lo que me hacía daño.
Esme bebió de su café y se removió inquieta en la silla, no sabía cómo hacer la siguiente pregunta, pero con solo mirar a los ojos a Bella, esta se dio cuenta de lo que venía.
— Supimos que estabas embarazada cuando te fuiste. — Dijo finalmente en voz baja. — Edward ayer me habló de lo que le dijiste y me niego a creer que pudieras hacer algo así al bebé de ambos.
Bella suavizo la mirada.
—Lo primero que pensé fue en interrumpirlo, ¿de verdad deseaba tener a alguien cerca que me recordara a Edward en todo momento? — Negó con la cabeza. — Aunque quise hacerlo, no pude. — Confesó apartando la mano antes de que Esme se la cogiera.
— Soy abuela — Dijo con un nudo en la garganta y los ojos cristalinos. Se llevó una mano a la boca al verla asentir. — ¿Está en la ciudad?
— No estaría en otra parte, él está en donde yo esté. — Anunció dando otro sorbo a su café y dejando la taza por la mitad de lado. Su móvil comenzó a timbrar y al ver que era de casa supo que era Evan estaría impaciente por su pastel. Le pidió a Esme esperar y respondió.
— Hola, amor.
— Mami, pastel, mi barriguita hace grrrrrrr. — Bella solo sonrió.
— Dile a tu barriguita que ya voy, no tardo demasiado.
— Mami, te quiero.
— Espero que no tenga que ver el pastel.
— Noooo.
— No tardo, te quiero, amor. — Le mandó un beso y colgó.
— ¿Es un niño? — Preguntó Esme con un nudo en la garganta y se llevó una mano a la boca cuando Bella asintió. — Bella… tú me… me dejarías conocerlo. — Pidió, Bella desvió la mirada y se volvió al sentir la mano de Esme sobre la suya. — Por favor.
— Creo que sí. — Aceptó mordiendo su labio inferior — Pero con algunas condiciones.
— Las que quieras.
— Ni Edward ni nadie más debe de saber de su existencia. — Dijo tajante notado como ella abría los ojos, le estaba pidiendo que guardara un gran secreto y eso la ponía en una encrucijada, quería conocer a su nieto, pero no quería mentirle a Edward que ansiaba conocerlo también, aunque estaba con la incertidumbre de su existencia.
— Es lo que pido. — Continuó. — Necesito tiempo antes de que él lo sepa.
Esme lo meditó, ella acaba de confesar que iba a decírselo aunque no había un tiempo para ello. La decisión era muy difícil, podía negarse e ir a contárselo a Edward y conocerlo usando la fuerza, pero de inmediato apartó esa idea, Bella era madre e iba a proteger a su hijo a toda costa y con el poder que poseía podía hacer que ninguno de ellos se acercara. Por lo que suspiró tomando la decisión y rogando porque Edward la perdonara cuando se enterara.
— Si así lo quieres, acepto. — Dijo mirándola a los ojos. Bella la observó con detenimiento y notó que ella no la engañaba, vio pesadumbre por ocultar aquello a Edward y eso la hizo levantarse dejando un par de billetes sobre la mesa pagando los cafés. — Está esperando este pastel. — Le mostró la cajita.
Al salir Bella le indicó a Esme por donde debían de ir, pero se detuvo al ver a Carlisle salir de un auto negro aparcado. Bella suspiró y supo que irían ambos. La pareja intercambió unas miradas y al parecer eso fue suficiente. Carlisle insistió en conducir hasta su casa y sabiendo que era lo mejor, Bella subió en la parte trasera. Al llegar a la entrada del edificio le dijo al encargado de acomodar los autos, que lo dejara en uno de sus espacios y los guio dentro del edificio.
Ya en el ascensor Carlisle mantenía un brazo sobre los hombros de su esposa que veía los números ir pasando, cada vez más ansiosa.
— Bella, ¿puedo hacerte una pregunta? — Dijo Carlisle. Bella asintió con la cabeza. — ¿Cómo conseguiste desaparecer?, te buscamos y el investigador privado no pudo dar contigo, te mantenías en movimiento y siempre que llegaba a un lugar tú ya habías partido.
— Tuve ayuda, su investigador privado era bueno y me encontró, pero no iba a permitir que nadie me arrebatara la tranquilidad que tenía. — Admitió sin dejar de mirar los números cambiar en el tablero. — Hicimos un intercambio, yo no develaba algunos secretos que obtuve de él que lo meterían en problemas con las autoridades, si él se encargaba de mantener mi rastro oculto. Con un pago justo él borró toda evidencia y se encargó de mantenerlos lejos de mí.
El timbre anunció que habían llegado a su piso.
— Gracias por esto, Bella. — Agradeció Carlisle aún procesando la confesión.
— Esme sabe el precio. — Dijo saliendo y dirigiéndose a la única puerta e introdujo la llave abriendo y dejándolos entrar.
Los llevó hasta la sala y les pidió esperar, sabía que en ese momento Esme le hablaría a su esposo de lo prometido y no le quedaría más que aceptar, ya estaban ahí.
Al verla llegar Evan bajó del sillón y corrió para buscar su pedido y la miró confundido al ver que su pastel no estaba ahí.
— ¿Y mi pastel?
Bella se colocó en cuclillas, acomodándole su cabello rebelde.
— Está en la cocina, pero también hay unas personas que quieren conocerte. — Le anunció acodando su cabello y sacudiendo sus pantalones. Levantó la vista hacia Angie. — Podrías llevar el pastel de este enano con un vaso de leche a la sala y preparar un poco de café por si los invitados desean.
Ángela asintió y salió rumbo a la cocina. Bella llevó a su hijo de la mano. Al llegar, Esme y Carlisle se levantaron, Esme trató de ocultar un sollozo al conocer a su nieto notando que era una versión de Edward en miniatura, excepto el color de cabello que era igual al de Bella. Intercambio una mirada emocionada con Carlisle quien no pudo contener las emociones que lo invadían.
— ¿Quiénes son, mami? — Preguntó en voz baja.
Bella se colocó en cuclillas y le acarició la mejilla.
— Ellos son tus abuelitos. Esme y Carlisle. Son los papás de tu papi. — Le dijo señalando a ambos que se acercaron hasta ellos colocándose en cuclillas para quedar a su altura.
Evan abrió mucho sus ojos y un brillo se instaló en ellos. — ¿Los papás de mi papi? — Evan preguntó en un susurro. Bella asintió con una sonrisa, lo envolvió en sus brazos y lo giró para que viera a sus abuelos.
— Saluda. — Le susurró Bella.
— Hola, cariño, yo soy tu abuelita Esme. — Se le adelanto con una enorme sonrisa limpiando una de sus mejillas, Evan estaba emocionado y se removió de los brazos de su madre para acercarse a Esme y le acarició la mejilla.
— ¿Por qué lloras? ¿Estás triste?
— Lloro de felicidad, deseaba mucho conocerte. — Le dijo con emoción. — ¿Puedo abrazarte?
Evan miró a su madre y Bella lo alentó. Como respuesta Esme se encontró envuelta en unos pequeños brazos. Se levantó sin soltarlo y dejando que las lágrimas continuaran fluyendo, Evan se apartó y vio con curiosidad a Carlisle que no dejaba de sonreírle.
— Yo soy tu abuelito Carlisle y al igual que tu abuelita deseaba mucho conocerte.
— ¿No podían ir a Londres? — Preguntó con simpleza.
Bella vio a ambos sonreír y negar, eso la tranquilizó.
— Lo lamentamos mucho, pequeño, pero no nos era posible. — Se disculpó Carlisle revolviéndole el cabello, el mismo cabello rebelde de Edward. — Eres idéntico a tu papá cuando era pequeño.
Aquella información hizo a Evan abrir aún más sus ojos.
— ¿Papi está aquí? — Preguntó mirando a su mamá igual que Carlisle y Esme.
— Salió de la ciudad, pero cuando regrese lo conocerás. — Le dijo Bella con un guiño.
— ¿Te han dicho lo guapo que eres? — Le preguntó Carlisle para cambiar el rumbo.
— Mi mami. — Dijo sin pensarlo. — Mañana les diré en mi escuela que tengo abuelos. —Levantó ambos brazos.
Al entrar Ángela con una charola con el café, el pastel y la leche de Evan, que estaba en los brazos de Esme, pidió que lo bajara y fue hasta la mesa de centro donde estaba su comida. Bella hizo las presentaciones y dejó que Angie se marchara.
Bella se encargó de servir el café y como siempre, Evan se acercaba y arrugaba la nariz ante el olor, luego llevó su pastel junto a sus abuelos y se sentó junto a ellos.
— ¿A mi papi le gusta el pastel de chocolate? — Preguntó mirando a sus abuelos.
— Le gusta el pastel de chocolate, pero su favorito es el pay. — Le respondió Esme.
— A mí también me gusta el pay. — Afirmó. — Mami dice que es doctor y viaja mucho.
— Es uno de los mejores, yo también lo soy. — Le dijo Carlisle notando como eso parecía sorprenderlo.
— ¿Tienes un perrito? — Preguntó y frunció el ceño al obtener una negativa. — Mi mami no me deja tener uno. Aunque yo quisiera un dinosaurio como Rex. ¿Quieres conocer a Rex?
— Me encantaría. — Aceptó Esme ayudándolo a bajar y verlo salir corriendo.
Bella solo pudo gritar que fuera con cuidado, no tardo en regresar con su dinosaurio de peluche que les presentó. Ante aquella interacción con sus abuelos, se sintió culpable por mantenerlo alejado de su familia, la que evidentemente deseaba, pues llegaba a preguntar por qué sus compañeros tenían abuelos y él no. Conseguía distraerlo, pero sabía muy bien que conforme siguiera creciendo las respuestas absurdas dejarían de ser válidas.
Evan habló de forma incontrolable, haciendo preguntas y diciendo todo lo que le gustaba y lo que no. De la emoción no terminó su pastel y llevó a Carlisle para mostrarle sus juguetes y le ayudara a llevar algunos, le enseñó como se debía de construir una torre de legos y dejó a Rex al cuidado de Esme que lo mantenía en sus manos sin dejar de ver al niño concentrado tratando de armar una torre más grande que la de Carlisle. No tardó en contarles cuales eran sus dulces favoritos y que su mamá no le permitía comer tan seguido.
— Mami, dice que me dolerá la barriguita — hizo un mohín. — Pero yo puedo comer muchos chocolates y no me duele nada.
— Mami, es muy inteligente y solo te cuida. — La defendió Esme.
— Me da muchas verduras. — Se quejó arrugando la nariz haciendo a Esme reír abiertamente.
— Son buenas para que crezcas.
Evan rodo los ojos, al escuchar las mismas palabras que su madre. Bella al ver aquello lo llamó y lo miró con seriedad, el niño bajó la mirada sabiendo que lo habían descubierto. Evan llevó a Carlisle para que le ayudara a llevar sus autos y mostrarle lo veloces que eran.
— Has hecho un gran trabajo, es un niño encantador y muy educado. — Le dijo Esme con una sonrisa.
— Hago lo mejor que puedo. — Admitió Bella azorada y al mismo tiempo contenta por recibir aquel halago de Esme.
— ¿Cuánto conoce de su papá?
— Sabe cómo se llama y ha visto un par de fotos. — Le confesó Bella. — Me hubiera encantado que no conociera nada de él, pero sería demasiado egoísta de mi parte y podría solo alentarlo a alejarse de mí en un futuro.
— ¿Y tus padres?
Al ver a Bella removerse incómoda intuyó que no lo sabían y eso aunque no fue una sorpresa la intrigo. Había conseguido ocultar la existencia de Evan a todo el mundo.
— No pretendo que formen parte de la vida de mi hijo. — Señaló Bella. — Aunque sé que igual tengo que decírselos, no les daré la oportunidad para lastimarlo, siguen siendo los mismos de siempre.
— Gracias por permitirnos acercarnos a él. — Agradeció Esme entendiendo el regalo que Bella le estaba otorgando.
— A ti y a Carlisle no puedo odiarlos en realidad. — Confesó. — Son quienes me ayudaron cuando más lo necesitaba, a pesar de que no era consciente de ello, y cuando todo terminó aunque guardaron silencio fueron los que me dieron el beneficio de la duda.
Una llamada a Carlisle le indicó que debían de marcharse, tras despedirse y sabiendo que podían volver cuando quisieran, se fueron no sin antes prometer a Evan volver pronto. Bella junto con Evan los acompañaron a tomar el ascensor y esperaron hasta que las puertas se cerraron.
Bella le dio un baño a Evan y le leyó uno de sus libros favoritos hasta que se durmió, esa noche no fue trabajo sencillo, estaba inquieto por la visita y no paraba de hablar de sus abuelos. Luego cenó junto a Angie que no hizo ninguna pregunta, notaba como Bella aún estaba debatiéndose consigo misma si lo hecho no era un error. Pero dejó de darle vueltas al asunto y envió un correo a su abogado para programar una cita urgente, necesitaba tener protegidos todos los flancos.
…
A la mañana siguiente, Bella se levantó un poco más temprano para alistar a Evan que iba a su primer día de clases. El niño estaba ansioso y pedía mejor acompañarla a ella al trabajo y no ir a la escuela. Con paciencia y voz dulce, Bella lo tranquilizó recordándole como estaba nervioso en su primer día en su antigua escuela, pero lo bien que la pasó. Así que podía estar sucediendo lo mismo en ese momento.
Desayunaron algo sencillo en casa, y luego de lavarse los dientes salieron rumbo a la escuela en compañía de Angie. Lo acompañaron al salón de clases y vio como al cabo de un momento Evan ya estaba conversando con un niño y la maestra las despidió. Bella llevó a Angie a que se registrara como la otra persona que podía sacar a Evan de la escuela, de ahí se fueron a la empresa y tras bajar del auto este partió con Ángela rumbo a casa.
La mañana en la empresa era rutinaria, Bella revisaba que no se presentaran problemas estando al pendiente de la bolsa, sabiendo en que momento debía de invertir y cuando se tenía que ser más cautelosa. A las diez estaba en la sala de reuniones esperando al padre de Demetri que ya llegaba con retraso por un accidente y congestionamiento vial. Al llegar Bella lo notó demasiado relajado rememorando por unos cinco minutos lo que él recordaba de ella, pero Bella se mantuvo sonriendo cuando era necesario. Aunque bastaron solo unas palabras para que Marcus comprendiera que el conocerla no iba a cambiar el destino de su empresa. Al final Bella dio por terminada la reunión dejando que lo meditara, pero recordándole que sus días estaban contados y conforme el tiempo siguiera su curso la suma de la compra sería cada vez menor. No iba a conseguir nada mejor.
Luego de esa reunión Bella salió de la oficina por un té helado, necesitaba despejarse un poco, Charlie no tardaría casi nada en llegar y estaba segura que ahí sí sería una lucha de titanes.
Llegó con el tiempo adecuado, los demás miembros a los que ella había solicitado ya estaban en sus lugares sabiendo que solo serían meros espectadores, todos estaban curiosos de cómo se llevaría a cabo aquella reunión, solo Maxwell rogaba porque los temperamentos de ambos no estallaran.
El intercomunicador de la sala sonó y Bella respondió al reconocer la extensión de seguridad.
— Charlie Swan está en el ascensor.
— ¿Quienes vienen con él? — Preguntó.
— El mismo grupo de la vez pasada.
Bella se mantuvo junto a la ventana y miró a su grupo, Maxwell le sonrió y eso la relajó levemente. Al escuchar las campanillas del ascensor y posteriormente la puerta ser abierta ella se irguió y movió hasta quedar detrás de su silla manteniendo las manos sobre el respaldo fingiendo estar tranquila.
— Señores. — Fue el saludo indicando los lugares vacíos.
Charlie se mantuvo de pie unos segundos recorriendo la habitación tratando de no demostrar su estado real.
— ¿Así que eres la jefa de esta empresa? — Fue el saludo de Charlie dirigiéndose a la silla que le correspondía frente a la de su hija.
La vio encogerse de hombros con una sonrisa de suficiencia y luego rodear a silla para finalmente sentarse. Durante ese lapso de segundo no pudo evitar comprobar que había cambiado, su cuerpo no era tan delgado, su cabello estaba más corto, pero emanaba una seguridad que no recordaba hubiera tenido antes.
— Bella, podemos llegar a un acuerdo — había modulado el tono de su voz, quería engañarla, pero olvidaba que lo conocía
— Isabella — Remarcó. — Son negocios, iré directo al punto, quiero comprar más acciones, deseo un 20%, pero con un 10% obtengo el control que deseo.
— No venderé. — Sentenció Charlie con voz grave.
— ¿No crees que estás bastante hundido como para negarte? Estás llevando a tus clientes a la ruina, ¿en dónde estás dejando a tu gran empresa?
— Podemos llegar a un acuerdo, venderte lo que falta para quedar en igualdad de acciones, pero se firmará un acuerdo en el que yo mantendré el control de la empresa.
Bella enarcó una ceja al tiempo que la comisura derecha de sus labios se levantaba y al notar que hablaba en serio, negó con la cabeza.
— Creo que no he sido lo suficientemente clara. Quiero absorber Swan Industries, no me interesa mantenerla como una empresa paralela.
— Tú quieres aniquilar a Swan Industries ¿Así es cómo te manejas? Sacando a la competencia del mercado. — Golpeó la mesa y se levantó con la mirada encendida.
— Siéntate — ordenó con calma.
— ¿Qué? — Estalló Charlie y con una sonrisa cínica apoyó ambas manos sobre la mesa y mantuvo la mirada fija en su hija.
— Dije que te sentaras. — Repitió Bella sin intimidarse. — Tu comportamiento está tan fuera de lugar que da pena de verdad.
— Soy tu padre niña estúpida a mí no…
Bella golpeó la mesa y se levantó haciendo enmudecer a su padre y muchos pares de ojos se abrieron manteniéndose expectantes.
— Es hora de que pongas en práctica todo eso que me decías. Estos son negocios y el aspecto familiar no tiene cabida. — Le recordó. — No estás hablando con tu hija, si no con la mujer que está dándole una oportunidad a la empresa que estás por arruinar. Sugiero que reconsideres tu postura, no es como si tuvieras demasiadas opciones para continuar con la empresa a flote. No tienes ofertas, los bancos no están dispuestos a respaldarte y tendrás que pagar a tus clientes ¿Cuánto te queda después de eso? ¿Te alcanza para vivir de la misma forma que ahora?
Bella se sentó de nuevo y abrió la carpeta frente a ella, la giró y la deslizó hasta su padre. Charlie se aflojó el nudo de la corbata y se sentó de nuevo, jaló de la carpeta y revisó los papeles.
— Son las especificaciones de la fusión. Será el directivo a cargo de Diamond en Nueva York quien tomará la presidencia de Swan Industries mientras se encuentra a alguien capacitado, para asumir tu puesto. — Señaló a Maxwell. — No te dejaré fuera de la empresa, podrás continuar como un Ejecutivo Senior, con un sueldo de seis cifras anual, un horario, tres periodos vacacionales, seguro médico completo y si tienes buenos resultados podrás hacerte acreedor a un bono sustancial.
Charlie cada vez apretaba más los papeles en sus manos.
— ¿Un empleado más? — Cuestionó con dientes apretados. Justo ahí vio como así de fácil ella le estaba arrebatando el trabajo de una vida. — Yo construí la empresa desde cero, la misma empresa por la que te formaste en las mejores escuelas y por la que estás ahí ahora.
— Tomé experiencia. — Admitió. Comenzó a jugar con la pluma entre el dedo índice y medio. — Solo le estoy dando una segunda oportunidad a Swan Industries, sé cuántas personas dependen de ella, pero debido a un muy mal manejo esta ha ido en declive. No me arriesgaré a ser socia de una empresa que está destinada a hundirse manteniendo al mismo líder que ha perdido la perspectiva por la avaricia.
— ¿Y si no acepto?
Bella se encogió de hombros — Ofertaré mis acciones, aunque sé que no obtendré demasiado por ellas. Con esa acción el declive será evidente y perderás todo en cuestión de días.
— Es la empresa familiar. — Su voz se había transformado de la altanera a una cautelosa.
— Es tu empresa, no la mía. — Juntó los papeles que tenía cerca. Y volvió a mirar a su padre. — Estoy otorgándote una tabla de salvación, y como en cualquier negocio tengo mis especificaciones, si no las aceptas no hay trato y es momento de que sientas realmente el peso de tus malas elecciones.
— Te engañas pensando que eres benévola, que haces esto por "ayudar" pero lo único que deseas es hacerte del control de Swan Industries, la empresa en la que no pudiste permanecer.
Bella enarcó una ceja divertida.
— No iba a continuar en una empresa donde mi trabajo no era valorado y se me mantenía atada de manos. — Aclaró. — No olvides que yo renuncié y sin duda fue una de las mejores decisiones de mi vida, ¿Siegues creyendo que soy inútil y que tu apellido era lo que me daba éxito? — Negó con la cabeza. — Quedó claro que tu apellido no es la clave, tú solo creaste una empresa, mientras yo construí un imperio sin revelar mi identidad.
— Tuviste suerte. — Dijo encogiéndose de hombros, notando como su rostro se contraía para luego relajarse.
— La gente mediocre lo llama así, pero es constancia, disciplina, esfuerzo y largas jornadas de trabajo. — Se encogió de hombros y miró su reloj viendo un mensaje avisando de la siguiente cita.
— No perderé más mí tiempo, ya te dediqué 20 minutos, y es obvio que no llegaremos a ningún lado. Te daré una semana más para que tomes una decisión, si el martes no tengo una respuesta comenzaré a mover mis acciones y eso te va a hundir. — Sentenció levantándose, tomando sus cosas y dirigiéndose a la salida, antes de irse se giró. — Señores, que tengan un excelente día.
— Isabella — La llamó Charlie sintiendo la sangre helada, la determinación demostrada por su hija era una promesa y le asustaba, de verdad temía el desenlace.
— ¿Vas a firmar? — Charlie negó. — Has una nueva cita y con gusto te atenderé. Zugzwang, Charlie, zugzwang — Dijo finalmente saliendo, sabía su padre comprendería perfectamente el significado.
Charlie contuvo el aliento, aquella simple palabra definía su situación, él era un aficionado del ajedrez y cuando ella era pequeña le enseñó. Le sorprendía que aún recordara cosas, aquella palabra se la dijo incontables veces, era casi al final del juego e indicaba que estaba en desventaja, era su turno de hacer el siguiente movimiento, pero sin importar que decidiera iba a perder una pieza importante, en este caso él perdería su empresa.
La vio entrar en el ascensor y desaparecer. Bella apenas estuvo dentro de ese espacio agradeció estuviera vacío y suspiró.
Su padre había pasado de ser el cazador a una presa más, conforme los minutos avanzaban y se daba cuenta de la encrucijada en que estaba, su seguridad se fue mermando, intentó intimidarla como lo hacía hace años, pero ya no era la misma. Había aprendido a controlar sus emociones y reaccionar solo cuando era necesario, ella se aseguraba de mantener el control y era sencillo porque en verdad lo tenía, de haberlo querido estaría hundido, pero prefirió verlo agonizar arrebatándole lo único que tenía significado.
Al abrirse las puertas Megan la esperaba, por su rostro ansioso sabia quería saber cómo había ido la reunión.
— No firmó, pero sé que lo hará. — Afirmó. — Asegúrate de que si pide una nueva cita sea para la próxima semana. Quiero que la presión lo rompa.
…
Lamento la demora, por la situación actual en el trabajo me absorbió de mas que no me di cuenta que Andrea ya me había devuelto el capítulo para hacer correcciones.
Gracias por seguir leyendo y por todos los comentarios que han dejado.
Bienvenidas a las nuevas y es grandioso seguir leyendo a las que lo vienen siguiendo desde la primera publicación.
Nos leemos en el siguiente no se lo querrán perder.
TitiC
