Declaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicada por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Ta-Cullen por ayudarme a acomodar las ideas.

Espero que cada una de ustedes se encuentren bien junto con sus familias, y que el leer les ayude a quitar lo que está sucediendo unos minutos de su mente.


6.- Miedo

— ¿Cuándo llegaste? — Preguntó Bella entusiasmada. — A Evan le dará mucho gusto verte.

— Jacob. — Saludó Edward con seriedad.

— Cullen. — Fue el frío saludo. — Le tengo un regalo a mi monstruo y también hay algunas cosas de la que quiero hablar contigo… en privado.

Edward frunció el ceño, estaba echándolo y sinceramente no tenía nada más que seguir haciendo ahí. Le pidió despedirse de Evan y Bella lo condujo a la habitación, se despidió y le prometió que se verían pronto. Bella se mantuvo en el umbral de la puerta y les dio tiempo, luego lo acompañó a la salida sin esperar que el ascensor llegara y regresó junto a Jake que se había servido un vaso de coñac.

— ¿Y bien? — Preguntó al verla regresar. — ¿Ahora eres amiga de ese cretino?

— Ese cretino es el padre de Evan y tuvimos un encuentro desafortunado el día de ayer. — Le quitó el vaso de las manos y le dio un sorbo. — No me complace del todo tenerlo cerca de Evan, pero no quiero verme inmersa en un escándalo por la custodia y que todo lo que he hecho por proteger a mi hijo se desmorone. Sabe las condiciones y ya tengo un equipo de abogados cubriendo todos los flancos, estoy preparada.

Jacob asintió sin estar muy convencido, al llegar y verlos en la misma habitación aunque apartados uno del otro había una vibra magnética que ocasionaría problemas.

— ¿De qué querías hablar?

— Necesito un consejo. Tengo la oportunidad de hacerme socio mayoritario en una aerolínea, pero requiero asesoramiento de sí es algo que nos convenga en realidad, queremos introducirnos en un nuevo mercado. — Anunció tecleando en su móvil. — Te envié los documentos al correo. ¿Puedes revisarlos y darme tu opinión?

— Lo haré, pero ¿no quieres ir con Evan antes de que se duerma?, mañana tiene escuela.

Jacob pasó un rato con Evan al que consideraba su sobrino, él decía que era el consentido, pero solo porque era el único. Sam estaba a nada de convertirse en padre, pero esa bebé no remplazaría el amor que Jake sentía por Evan. Luego de que el pequeño se durmiera, pasaron un buen rato hablando y riendo como solían hacerlo cada vez que se encontraban y al final Jacob se marchó pero con la promesa de comer al día siguiente que llegaba Leah a la ciudad.

Al día siguiente durante la cena con sus padres, Edward no pudo evitar decirles que ya sabía que ellos ya conocían a Evan, ambos se tensaron y fue Carlisle quien tomando la mano de Esme le pidió entender que no fue su intención engañarlo, solo estaban dejando que fuera Bella quien se lo dijera ya que era a la única que le correspondía. Edward solo asintió comprendiendo, no podía rebatir ante aquello. Ahora conocía a su hijo y eso era lo único que le importaba.

Durante la semana Edward acudió casi todos los días a pasar unas horas con Evan, un par de ellos se tuvo que retirar antes de lo esperado por tener llamado en el hospital del que ya era jefe del departamento de cardiología. Pero a pesar de que aún era poco tiempo, ya conocía detalles básicos de sus gustos como: su color, galletas y libro favorito, igual que las verduras que no le gustaban y el nombre de algunos de sus amigos en el preescolar.

A pesar de todo Bella estaba haciendo un grandioso trabajo como madre, Evan era un niño feliz y lo reflejaba en su espíritu inquieto, la seguridad que tenía y sobre todo que sabía que su mamá siempre estaba para él. Un día llegó y encontró a Bella con Evan en el despacho, ella estaba vigilándolo mientras terminaba los deberes y explicándole como hacerlos de forma correcta dejando en segundo plano su trabajo, con eso quedaba claro cuál era su prioridad.

Para el viernes Bella tenía todo listo para dar la estocada final a los Abernathy, se reunirían el lunes a primera hora, por primera vez estaba impaciente de encontrarse con Demetri, y arrebatarle todo como él lo hizo con ella. Sabía que así aceptaran el trato ofrecido o lo rechazaran su final estaba escrito y por eso decidió que podía comenzar la celebración junto a Evan, le debía un paseo.

Evan fue realmente feliz de saber que iba a pasear y sobre todo por tener a su mamá para él. Fueron al parque donde Evan jugó un rato con algunos niños, luego lo hizo con Bella que corría divertida siendo perseguida por Evan. Comieron algodones de azúcar, hot dog y pretzel, este último no le gustó nada y se lo dio a Bella que lo terminó.

Al regresar a casa vieron una película e intentaron llamar a Edward pero no tuvieron éxito, después respondió una mujer que se presentó como una enfermera y les dejó saber que Edward estaba en una cirugía por lo que los llamaría cuando terminara.

Fue cerca de medianoche que el llanto de Evan la hizo despertar, se había quedado dormida leyendo un informe. Descalza fue hasta su habitación encontrándolo inclinado al borde de la cama y al llegar arrugo la nariz al notar que había vomitado. Se le revolvió el estómago, pero ya había pasado por situaciones similares con anterioridad por lo que trató de centrarse en su hijo al que regresó a la cama y le limpió la boca con la sábana, una que al final de cuentas iban a lavar.

— Me duele, mami. — Dijo entre sollozos tocándose la barriguita.

El color pálido en su rostro no le gustó nada y al tocarlo notó que estaba muy caliente. No lo dudó iba a llamar a Ángela cuando ella apareció, le pidió el termómetro solo para comprobar que era demasiado alta. Con rapidez le cambió la camiseta manchada por una limpia mientras le indicaba a Ángela que se cambiara de prisa y llamara al conserje para que tuvieran su auto en cuanto bajaran. Con Evan en brazos, cubierto por una manta y llevando una toalla por si volvía a vomitar, fue a su habitación por unos zapatos para luego salir rumbo al hospital.

Le tomó unos diez minutos que se le hicieron eternos ante los sollozos de Evan que se revolvía en los brazos de Ángela mientras trataba de mantener un paño húmedo en su frente, que para ese momento ya era tibio por el calor desprendido por el niño.

Al llegar vio varias ambulancias por lo que buscó donde estacionarse, a esa hora no le fue difícil, con Evan en brazos fue a la ventanilla de registro pidiendo un médico que lo revisara.

La enfermera le pidió esperar sin apartar la vista de lo que hacía hasta escuchar a Bella alzar la voz.

— ¡Míreme al menos! — Exclamó irritada.

La enfermera levantó el rostro molesta pero al ver el semblante pálido de Evan, que para ese momento ya no estaba sollozando, lo que tenía más histérica a Bella.

— Acompáñeme, solo usted. — Le indicó a Bella al ver que Ángela se movía.

La llevó al interior de la sala de urgencias donde Bella horrorizada cubrió el rostro de su hijo al ver las camillas llenas y sujetos con heridas abiertas y sangrantes lo que la mareó hasta sentir que era tomada del brazo e ingresada a una habitación aparte.

— Déjelo en la camilla, ya viene un médico a revisarlo. — Le dijo saliendo y cerrando la puerta tras ella.

— ¿Cariño? — Lo llamó Bella acariciando su rostro sintiendo que la temperatura había aumentado, un gesto de dolor y un gemido bajo le indicaban que la estaba escuchando. — Te pondrás bien. — Esto último se lo repetía más para ella que para Evan.

— Buenas noches, soy el Dr. Rossi. — Se presentó lavándose las manos y tomando unos guantes para acercarse a revisar a Evan. — ¿Cuándo empezó con molestias?

— Se despertó llorando y había vomitado. — Informó Bella nerviosa. — Lo llevé a la cama como todos los días y no estaba mal.

Vio que descubría el abdomen de Evan y empezaba a hacer algunas palpaciones al llegar a la parte inferior derecha Evan lanzó un grito de dolor y lloró fuertemente pidiendo a su madre.

— Parece que se trata del apéndice. — Le informó el médico. — Lo llevaremos a unos estudios de imagen para comprobar, sí es así, de ahí será a cirugía.

Aquello le cayó como un balde de agua fría a Bella, Evan era tan pequeño y ya estaban hablando de una cirugía.

— ¿No hay otra solución?

— Lamentablemente no. — El médico revisó el expediente. — Veo que su seguro es de cobertura completa por lo que podremos hacer una cirugía laparoscópica que es menos invasiva y de más rápida recuperación. — Le apretó el brazo a Bella con suavidad para tratar de tranquilizarla. — Esto es el pan de cada día, está en las mejores manos y se pondrá bien. Vamos a los estudios.

Luego de menos de quince minutos tenían los resultados y el diagnóstico era el correcto, apendicitis. Dejaron que Bella estuviera con Evan mientras lo preparaban para llevarlo a quirófano, le hablaba suavemente y le cantó para calmar sus sollozos cuando le pincharon el bracito para colocar la intravenosa. El cirujano llegó al aislado de urgencias donde aún permanecían para presentarse e informar a Bella de cómo sería el procedimiento tratando de que ella se tranquilizara.

Lo tuvo que dejar, una enfermera mayor y de rostro severo resultó ser muy dulce, le prometió cuidar de Evan.

— Regrese a la sala de urgencias, algunas de mis compañeras la llevará a la habitación donde estará Evan en cuanto salga y donde le estarán dando información. — Le dio un apretón en el brazo y se fue junto con Evan.

Bella no tuvo más opción que regresar a la sala de espera de urgencias donde estaba una muy nerviosa Ángela, se levantó como un resorte al verla regresar sola con la manta en brazos.

— Apendicitis. — Dijo Bella nerviosa. — Lo llevaron a cirugía.

Antes de poder sentarse la llamaron para terminar de llenar las formas, la enfermera que la llamó era otra a la que la recibió, esta era bastante seca y parecía estar molesta, vio como en general era su trato hacia todos los familiares y pacientes que llegaban a solicitar el servicio por lo que no lo tomó personal.

— Vaya. — Soltó por lo bajo al leer la información proporcionada por Bella.

Lo dejó pasar y fue junto a Ángela que ya la esperaba con un café. Era de la máquina expendedora y la sorpresa fue encontrar un café aceptable. Bella miró su reloj notando que ya pasaba de la una de la mañana y que su móvil no estaba cerca. Maldijo por lo bajo, debía de haberlo soltado cuando se ponía los zapatos.

El tiempo seguía transcurriendo, al cumplirse el tiempo estimado de la cirugía Bella se acercó a la ventanilla para solicitar información pero le dijeron no tener nada aún. Pidió saber si ya le había sido asignada la habitación que recordaba le habían comentado y también recibió una negativa, se dio media vuelta y regresó a su silla.

Otra media hora más y volvió a acercarse obteniendo la misma negativa y pidiéndole esperar a que ellas le avisaran.

— El que se acerque cada cinco minutos no facilita las cosas. Cuando seamos notificadas le informaremos. — Le espetó la enfermera con molestia.

— ¿Hannah? — Preguntó Bella al ver su gafete.

— Enfermera Wilson. — La corrigió apretando los labios.

— Lo siento, enfermera Wilson, ¿es madre? — Insistió Bella tratando de mantener la calma, que estaba a nada de perder. — Me indicaron que alguien vendría para llevarme a la habitación a donde llevarían a mi hijo, y me estarían informando, pero sigo aquí sin que me digan absolutamente nada.

— Ya le dije que no tenemos información de su hijo, y por si no se ha dado cuenta hay una sala llena de gente esperando información y no entorpeciendo nuestro trabajo.

Aquello hizo realmente enfadar a Bella, pero no iba a armar un escándalo ahí, se dio media vuelta, antes de apartarse escuchó como la enfermera se mofaba.

— ¿Puedes creerlo, exigente la mujer? — Dijo con arrogancia. — Cree que por tener un seguro alto y vestir elegante va a venir a tener un trato mejor que todos los demás. Es la tercera esta noche.

Ángela al notar que Bella apretaba los labios y los puños, fue hasta ella y le impidió hacer lo que estuviera pensando.

— ¿Estoy siendo irracional o exigente? — Le preguntó a Angie que negó y le pidió calma. — Necesito llamar a Edward, pero dejé mi maldito teléfono.

—Tengo su número. — Le dijo Ángela desbloqueando su teléfono y buscado el contacto. — Me lo dio en caso de necesitarse. — Se lo entregó a Bella que solo tuvo que presionar el botón de llamado.

Casi cuando creía que no iba a responder una voz ronca y somnolienta le respondió.

— ¿Está todo bien, Ángela?

— Soy yo. — Dijo Bella levantándose y alejándose de Ángela.

— ¿Dónde estás? — Preguntó alarmado al escuchar una ambulancia de fondo.

— ¿Estás de guardia?

— ¡Diablos, Bella! ¿Qué está pasando? — Insistió alarmado y saliendo de la cama. — Estoy en mi casa.

— Es Evan. — Dijo finalmente conteniendo un sollozo, que no pasó desapercibido por Edward y lo alteró. — Lo traje a urgencias, cuadro de apendicitis y lo llevaron a cirugía hace ya más de dos horas y no me dan información.

— Voy para allá. — Fue lo único que dijo antes de colgar.

Bella no pudo evitar llevarse la mano al pecho sintiendo un ligero alivio al saber que Edward podría hacer algo para sacarla del miedo en que estaba sumida por no tener noticias de su hijo.

Edward llegó en jeans y sudadera, y el cabello alborotado, al ver a Ángela fue hasta ella que le hizo una seña a Bella sentada frente a ella. Se levantó y soltó el aire al ver a Edward.

— ¿Por qué no me llamaste antes?

— No lo creí necesario. — Se mordió el labio inferior y bajó la mirada al sentir la forma en que la veía Edward. — Es solo que ya no aguanto más sin saber que está pasando, ¿si algo ocurrió y no me lo quieren decir? Y luego está esa engreída enfermera Wilson que se cree no sé qué. — Le señaló a Hannah, Edward la vio riendo con otras tres. — Annie Hopkins fue la enfermera que me prometió estar con Evan y me dijo antes de irse que me avisarían cual sería la habitación que le asignarían para estar ahí y me mantendrían informada, pero no lo han hecho, me acerqué a pedir informes y aparte de ser antipática fue una perra.

Edward levantó las cejas ante aquello, no recordaba lo intensa que podía ser Bella cuando las emociones la sobrepasaban, la tomó de ambos brazos.

— ¿Qué te dijo?

— No me lo dijo de frente, pero a otra le dijo en tono de burla que estaba siendo exigente y solo por tener un maldito seguro de cobertura amplia e ir bien vestida no iba a obtener un mejor trato que todos los demás en la sala. ¡No pedía eso! — Exclamó Bella irritada y al borde de las lágrimas. — Solo pedía información de Evan, por eso decidí llamarte, tú puedes hacer algo ¿cierto?

Por impulso Edward la atrajo hacia sí y le besó el tope de la cabeza.

— Vamos. — La tomó de la mano y la jaló hacia el mostrador. Las enfermeras sonrieron abiertamente al verlo llegar, aunque aguantaron nada bien su expresión de disgusto al ver con quien iba. — ¿Cuál es el reporte de Evan Swan?

— Buenas noches, doctor Cullen. ¿Qué no debería estar en su casa descansado luego de esa fenomenal cirugía de la que todos hablan?

— Debería, pero tuve que salir de ella para venir y obtener información. — Le apretó la mano a Bella y negó ligeramente dándole a entender que no tomara sus palabras tan literales. — El reporte, Hannah.

Antes de centrar su atención en la maquina delante de ella le lanzó una mirada envenenada a Bella que no se inmutó.

— No hay ninguna nota del cirujano por lo que aún debe de estar en el procedimiento. Es el doctor Donovan quien la realizaría. — Le informó. — La habitación asignada es la suite 3 del área de pediatría.

Aquella nueva información hizo a Bella entrecerrar los ojos.

— Espero que solo se trate de una confusión y no tenga ninguna de ustedes nada que ver en este suceso. — Empezó Edward con voz fría y la mirada encendida. — Este comportamiento será reportado por lo inapropiado que ha sido, no solo se dejan en mal ustedes sino que afectan la imagen de este hospital.

— Tiene que haber alguna explicación — intervino la jefe de urgencias que acaba de llegar y había sido puesta al tanto. — Además, Edward, necesitarías estar de servicio para…

— No será una queja como médico. — Aclaró sabiendo las políticas del hospital. — Evan es mi hijo y la omisión de información ha creado más angustia de la necesaria por problemas de otra índole que vienen a descargar con personas que nada tienen que ver.

Aquella revelación hizo a Hannah maldecir internamente y no poder levantar la mirada.

— Con algo así no solo la cabeza de Hannah está en juego, sabes que es tu responsabilidad, Astrid, y hasta tú saldrías perjudicada. — Le recordó Edward con calma viendo a su colega urgencióloga asentir y mirar a Hannah con severidad.

Edward volvió a coger la mano de Bella y le indicó que irían a la habitación de Evan, con una seña llamó a Ángela que los acompañó, y los tres subieron en el ascensor hasta el séptimo piso y de ahí fueron a la suite. La jefa de enfermeras se acercó a ellos.

— Estuvimos llamándola a su móvil pero nadie respondía, en urgencias dijeron que no estaba ahí. — Dijo la enfermera un tanto molesta. — Quería contactarla para avisarle que la cirugía de Evan se retrasó, con el accidente múltiple que tiene lleno urgencias no habían los suficientes anestesiólogos disponibles que están en otras cirugías mayores. — Observó a ambos notando la mirada severa de Edward. — Recuerde que la mayoría están en Denver en un seminario, se llamó para pedir apoyo a otros hospitales y fue así como obtuvimos uno para Evan. — Miró su reloj. — Ya debe de estar por salir de la cirugía. — Por cierto, dr. Cullen, ¿qué hace acá?

— Hola, Sally, Evan es mi hijo, ¿hace cuánto que llamaste a urgencias para avisar esto? — La cuestionó Edward.

— Hace un poco más de una hora. — Respondió extrañada. — ¿Qué está sucediendo?

— Isabella estuvo en urgencias todo este tiempo, Hannah decidió, por alguna estúpida razón, mantenerla apartada de la información.

— ¡Por Dios! — Exclamó horrorizada, comprendiendo la magnitud del problema.

Edward vio a Bella que mantenía el rostro como piedra no podía detectar que pasaba por su cabeza y no la culpaba si en ese momento sentía tendencias asesinas.

— Trataré de obtener información de Evan directo de los quirófanos y luego me dirás como quieres proceder contra Hannah. — Solo la vio fruncir los labios.

— En este preciso momento lo que me importa es que Evan esté bien, y claro que quiero que esa enfermera reciba su castigo porque parece estar enojada con el mundo.

— Volveré. — Se despidió Edward saliendo de la habitación dejando a Bella con Ángela.

Él se fue acompañado de la enfermera Sally a quien le contó lo sucedido y eso la alarmó aún más, porque ella sabía que era un comportamiento fuera de ética no solo para el hospital si no para la profesión misma. Antes de ir a quirófanos fue a los casilleros para colocarse un uniforme limpio y luego revisó la pizarra para entrar en el quirófano indicado.

— Colton. — Saludó Edward detrás del cubre bocas y manteniéndose a distancia para no ser un distractor, pero donde podía ver el rostro de su hijo.

— ¿Qué demonios haces aquí, Cullen? Yo estaría en mi casa descansando luego de tu maratónica jornada, remplazo de válvula y luego un trasplante de corazón. — Silbó. — ¿Tienes energía y quieres unirte? — Le señaló el lugar del cirujano residente que estaba frente a él ayudándolo.

— No sería ético. — Confesó y entendió porque un médico no podía tratar a un familiar, una complicación en ese momento y no podría tomar una decisión racional ya que sus emociones lo gobernarían.

Vio a Colton trabajar ágilmente cortando y suturando para finalmente extraer con cuidado el apéndice que dejó en un recipiente. Cuando supo que podía apartar la vista de la pantalla miró a Edward y enarcó una ceja.

— ¿Es tu hijo, cierto? — Preguntó viendo el rostro del niño dormido sobre la plancha. Varios pares de ojos de los que estaban ahí se fueron a Edward.

— Lo es. — Dijo sin poder ocultar el orgullo. — ¿Qué tan grave era?

— Aún no era un estado avanzado, pero es pequeño y el dolor era demasiado para él. — Le informó regresando la atención al residente que había extraído los instrumentos. — Dra. Anderson, usted encárguese de las suturas exteriores, puede que solo se necesite un punto por incisión. — Se giró a Edward. — Massimo fue su maestro, así que sabe cómo conseguir que no quede marca. — Le indico a Edward nombrando al cirujano plástico más respetado del país. — Evan es una copia tuya, en cuanto lo vi supe que ese rostro lo conocía, Annie —Señaló a la enfermera que estaba como instrumentista — dijo que apostaba a que era tu hijo.

Edward sonrió abiertamente. Esperó hasta que la dra. Anderson anunció haber terminado. Dejó que se llevaran a Evan a recuperación y fue a lavarse junto a su colega con quien habló de las cirugías de ese día, escuchó las indicaciones y agradeció cuando le permitió quedarse en la sala de recuperación junto a Evan hasta que despertara.

Fue Edward quien llamó a la habitación de Bella y le anunció que Evan estaba bien, solo esperaban que reaccionara de la anestesia para llevarlo a la habitación. Tardó cerca de media hora en abrir sus ojos y vio el miedo al encontrarse en un lugar desconocido.

— Hola, pequeño. — Lo saludó Edward revolviéndole el cabello con cariño. — ¿Cómo te sientes?

— ¿Y mami? — Preguntó buscándola con la mirada.

— Ella está esperándote en tu habitación. ¿Recuerdas lo qué pasó? — Lo vio fruncir el ceño. — Te dolía la pancita, y tuvieron que operarte. Así que vas a tener que hacer caso a mami y a mí. ¿Está bien?

— Me duele un poquito y tengo sueño. — Dijo bostezando.

Edward sonrió revolviendo más el cabello de Evan, él dándole una explicación que no le importaba. Estuvo ahí mientras lo revisaban y era cambiado a una camilla para ser llevado a su habitación. Al llegar iba dormitando y solo abrió los ojos momentáneamente con una sonrisa al ver a Bella que lo abrazó con sumo cuidado y lo besó prometiéndole permanecer ahí junto a él.

Bella mantuvo su manita entre las suyas hasta que se durmió, al levantar el rostro se encontró a Edward apoyado en la pared con la vista fija en ambos y solo pudo agradecer en voz baja a lo que él sonrió con un guiño.

De nuevo comprobaba que todo era más fácil teniéndolo cerca y eso la confundía y molestaba.


Lamento la demora, casi para publicar hubo una observación que nos obligó a mi beta y a mí a mover el orden de algunos capítulos ya que alterarían ciertas situaciones en un futuro.

Bienvenidas a las nuevas y es grandioso seguir leyendo a las que lo vienen siguiendo desde la primera publicación.

Gracias por seguir leyendo y por todos los comentarios que han dejado. Creo que esta vez no me falto nadie de responder, solo las que no tienen cuenta me es complicado, pero sus comentarios son muy importantes. Jacqueline Girón, en el rr que me dejaste sé que pusiste tu correo pero al ponerlo sin espacios fue omitido.

Nos leemos en el siguiente.

TitiC