Declaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicada por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Ta-Cullen por ayudarme a acomodar las ideas.

En esta ocasión quiero dar un agradecimiento especial a las maravillosas chicas del grupo "The Wolrd of AlePattz" por su valiosa ayuda. Así como a Érica Castelo y Alexandra Marroqui por permitirme aprovechar su espacio.

No me olvido de ti mi querida Lalis, gracias por esa brillante idea que mejoró esa escena.

Espero que cada una de ustedes se encuentren bien junto con sus familias, esto seguirá por un buen rato, por favor sigan las indicaciones y manténganse protegidas.


14.- Revelaciones

Cuando menos lo esperaban el día de acción de gracias llegó, todos se reunieron en la casa de los Cullen, esta vez también estaban los Hale que habían tomado la decisión de viajar. Bella vio enternecida como padre e hijo llevaban un suéter del mismo color y pantalones casi similares, eran como dos gotas de agua, los genes no habían estado para nada de su parte.

No pudo evitar pensar en su padre, los rumores de la relación extramarital de su madre seguían acrecentándose y dado que no tenía una relación cercana con su padre no se atrevió a preguntar y solo fingía que nada estaba sucediendo, lo que era claro es que él no estaba en su mejor momento anímicamente, se le veía cansado, los años parecían haberle caído encima. Apartándolo de su mente se dispuso a disfrutar de la fiesta.

Antes de la cena, Emmett demando la atención de todos, él se autoproclamó como el encargado de dar las gracias.

— Este año sin duda hay demasiadas cosas por las que agradecer… se come hasta que termine de hablar. — Se interrumpió mirando a Evan que estaba comiendo un croissant, él niño no le importó y como retándolo le dio una mordida. Emmett solo negó sonriendo abiertamente. — Como decía, este año tenemos mucho por dar gracias, una de las principales cosas es tener a ese revoltoso en nuestras vidas y tenerte de vuelta a ti también, Belly. — Le guiñó un ojo. —De nueva cuenta estamos la familia completa, además se oficializó la entrada a la familia de Jasper que se había tardado en poner un anillo en el dedo de mi hermana.

La pareja sonrió.

— También tengo que anunciar que he sido ascendido a abogado Senior en la firma. — levantó su copa. — Pero eso no es lo más importante, agradezco porque luego de un montón de años Rose ha permanecido en mi vida y aunque nuestros planes eran en diferente orden, vamos a ser papás.

Aquella noticia los llenó de felicidad a todos, fue ahí cuando Bella comprendió porque Rose en las últimas semanas estaba un poco rara. Al ver como Rose era rodeada de su madre y Esme que se ofrecían a darle consejos para esa nueva etapa Bella sintió mucha nostalgia comparando como ella era rodeada de afecto, se abrazó y casi al instante Edward la envolvió en sus brazos dejando que ella apoyara su cabeza en su pecho, Bella cerró los ojos al sentir los labios de Edward en su cabeza.

— Todo está bien. — Le dijo acariciando su mejilla con una mano y una sonrisa cálida, tomó una de sus manos y se la llevó a los labios.

Un carraspeo los hizo quedarse quietos, Bella maldijo por lo bajo. Se habían olvidado por completo en donde se encontraban. Al girar el rostro vieron a todos en la habitación mirándolos expectantes. La pareja intercambió una mirada, no es como si tuvieran mucha alternativa.

— También nosotros tenemos una noticia, hemos decidido darnos una nueva oportunidad. — Anunció Edward pegando más a Bella a su cuerpo.

— No lo arruines de nuevo, chico. — Le pidió Emmett con seriedad. Y se puso entre la pareja abrazando a Bella. — Tenerte de vuelta en la familia es genial, Belly. No imaginas la falta que nos hiciste. — La besó en la frente para ir junto a Rose.

Esme demando que todos regresaran a sus lugares, la cena se estaba enfriando. Todos comieron gustosos y la plática giró en torno a los planes de Alice y Jasper para su boda, así como de los planes de Rose y Emmett para la llegada del bebé y su próxima boda, una que aún no decidían si sería antes o después del nacimiento del bebé. Charles Hale no parecía para nada enfadado por la noticia de su próximo nieto, al contrario estaba encantado con la idea de esa llegada. Les mostró todo su apoyo, aunque sí tuvo una charla en privado con Emmett que lo dejó tranquilo.

Fue en el momento del postre que Edward notó como Evan miraba a Rose con el ceño ligeramente fruncido como cuando estaba pensando en algo para lo que no encontraba una solución.

— ¿Qué sucede, enano? — Le preguntó por lo bajo empujándolo suavemente por el hombro.

Evan levantó el rostro hacia su padre.

— ¿De dónde vienen los bebés? — Soltó, y de esa forma Edward descubrió que le inquietaba y maldijo por haberlo preguntado.

Bella, que estaba a su lado al escuchar aquella pregunta, se ahogó con su agua y empezó a toser, alcanzó a llevarse la servilleta a los labios evitando escupir el agua que tenía en la boca ante la curiosidad de Evan. El silencio se apoderó de la habitación, Edward sentía la mirada de todos sobre él. Había escuchado en las conversaciones con colegas cuando sus hijos hicieron la pregunta y lo escalofriante que era, él solo se había reído divertido, pero estando del otro lado comprendió porque era tan aterrador. Levanto él rostro viendo a Emmett muy atento esperando su respuesta y lo maldijo por dentro, esto le estaba dando a su hermano material para burlarse por años.

— Bueno… Bella, podrías…

— No quiero interferir, fue una pregunta directa para ti. — Dijo con alivio de que no le tocara a ella, pero en el fondo estaba pensando que era lo correcto de decir, no estaba preparada para aquello.

— Tía Leah y tía Rose tendrán un bebé y yo no sé de donde vienen. — Le dijo a Edward que nervioso se llevó la mano a la nuca.

— Sí, Eddie. Cuéntanos de donde vienen los bebés. — Le picó Emmett.

— ¿No sabes? — Inquirió Evan un tanto decepcionado. Edward asintió y con una seña le pidió esperar, en lo que ponía sus ideas bajo control.

Al irse relajando recordó las respuestas de los colegas de los que se habían reído, y aseguraban que lo mejor era apegarse lo más que se pudiera a la realidad, dejar la fantasía de lado.

— Bueno… hay un papi y una mami que se quieren y se abrazan. — Comenzó notando como Evan se giraba hacia él dejando su bracito apoyado en la mesa y su cabeza apoyada en su mano muy atento. — Papi le da una semilla a mami y de esa forma crece en su pancita por nueve meses. La pancita de mami es un lugar calientito donde está seguro hasta estar listo.

Edward miró a Evan que parecía meditar lo que le acababa de decir y muy en el fondo rogaba porque fuera suficiente, ¿pero cuándo sus suplicas eran escuchadas?

— ¿Puedo verla? — Pidió esperanzado. Ante aquello Emmett soltó una carcajada y se inclinó hacia adelante mirando a Edward con burla.

— ¿Vas a mostrárnosla, Eddie? — Preguntó con asombro y después no pudo ocultar una enorme sonrisa por ver a su hermano en aquel aprieto. Amaba a Evan un poco más, ese niño era una joya.

Edward le lanzó una mirada asesina, se estaba pasando.

— ¿En serio, Emmett? — Le preguntó Bella rodando los ojos. — ¿No la viste cuando se la diste a Rose? Mira que hay que ser distraído. — Contraatacó Bella. Pasándole un brazo sobre los hombros a Evan, ganándose su atención. — Eso no es posible, cariño, solo papi y mami pueden verla.

Evan arrugo la nariz y volvió a ver a Edward.

— ¿Tú tienes esa semilla? Tú abrazas mucho a mi mami. — Se giró nuevamente hacia Bella — ¿Voy a tener un hermanito? — Ante aquello Bella no sabía dónde esconderse. Sintió la sangre subírsele a la cabeza y a todos contener las risas por el aprieto en que estaban metidos.

— No, enano. — Negó Edward revolviéndole el cabello con ternura recuperando la atención de su hijo. — No le he dado la semillita a mami porque por ahora solo te queremos a ti.

Evan suspiró y volvió la atención a su postre.

— Yo quiero un hermanito, ¿Santa me lo podrá traer?, se lo pediré junto con mi perrito. — Dijo con sencillez, haciendo a sus padres relajarse. — Así tendré ambos para navidad sin esperar todos esos meses a que salga de la pancita de mami.

Edward intercambió una mirada con Bella que lo felicitó, de la misma forma que lo hicieron sus padres. Su mirada se endureció al ver a Emmett, era claro que no se arrepentía, al contrario parecía disfrutar la encrucijada en que Evan lo metió con una simple pregunta curiosa. Emmett se encogió de hombros y dio un sorbo a su bebida con la sonrisa bailando en su rostro.

Sin saber muy bien como había conseguido salir victorioso de aquella pregunta y aunque aún era demasiado pronto, era algo que esperaba sucediera en un futuro y esa vez tener la oportunidad de vivir todo proceso junto a Bella.

Tras el descanso de día de acción de gracias, las cosas comenzaron a tener un aumento de movimiento. Y tuvo que centrar su atención en Charlie, comenzaba a mostrar su disgusto ante las cuentas asignadas y había intentado obtener una de otro socio por lo que Bella tuvo que hablar con él. Aquella fue una acalorada discusión donde Bella no olvidó de recordarle su lugar, el de un empleado más. Así que como las últimas veces, Charlie no tuvo más remedio que doblar las manos pues sabía todo lo que estaba en juego. Las siguientes semanas Bella acudió a algunas de las reuniones de Charlie haciéndolo sentir en carne propia por lo que ella había pasado. En dos ocasiones ella intervino cambiando el rumbo de la proyección de Charlie obligándolo a comenzar de nuevo, pero no podía discutir porque el giro sugerido por Bella daba un mejor resultado en menos tiempo.

Aquel día Bella estaba trabajando cuando le avisaron que Charlie se dirigía hacia su oficina, aquella noticia no le alegró para nada, seguro iba a reclamar por haberle quitado una cuenta que era de las que le generaba un ingreso mayor, pero se lo había buscado al pretender cancelar a los clientes por segunda ocasión consecutiva, alegando un problema personal, así que Maxwell tomó la decisión de dejársela a otro socio que la conocía casi tan bien como Charlie. Cuando Bella se enteró no puso ninguna objeción, era lo que ella hubiera hecho. No sabía con certeza que es lo que ocurrió en realidad, pero los rumores de Renee y un romance con un empresario canadiense cada vez tomaban más fuerza. Lo que era una realidad es que Charlie estaba pasando muchas más horas en la oficina y su vida social se vio muy disminuida, el semblante pálido, la pérdida de peso lo atribuía a las largas jornadas de trabajo a las que ya no estaba tan familiarizado, así como al estrés.

Le avisó a Megan que lo dejara pasar en cuanto llegara, ella estaba preparada para cualquier discusión, para lo que no estaba lista fue para ver a Charlie con un aspecto demacrado, lucia enfermo, la pérdida de peso era visible. Hizo un esfuerzo por aparentar que no le importaba.

— No teníamos una cita programada. ¿Por qué estás aquí?

— Es algo personal.

— Entonces no es mi asunto. — Replicó Bella con frialdad. — Ve a la oficina de Recursos Humanos, si ellos creen que me concierne me lo harán saber.

Charlie vio la silla delante del escritorio de Bella y optó por una que estaba cerca de la puerta, recordaba que ella siempre le pedía mantener su distancia, no la culpaba después de lo sucedido justo en esa oficina.

— Me he ganado a pulso tu desprecio y luego de lo que hice aquella última vez que estuve aquí. — Se encogió de hombros. — Lo lamento, sobrepasé todos los límites. He hecho muchas cosas mal en esta vida mintiéndome que no tenía otra opción y descuidé lo más importante.

Aquel repentino arrepentimiento la desconcertó.

— El poder es el peor consejero. — La miró fijamente y aquello hizo a Bella enarcar una ceja, lo sintió demasiado personal. — Siempre tuviste la razón al decir que perdí la perspectiva, olvidé por completo que es lo que me motivó en un inicio para entrar a este negocio, me volví adicto al control y siempre tener más y más cuando era demasiado en realidad.

— Creo que si necesitas hablar, lo deberías de hacer con un profesional. — Sentenció en extremo confundida. — No puedo solucionar tus conflictos existenciales, tengo trabajo que terminar para poder ir a comer con mi hijo. Yo tengo muy claras mis prioridades.

Charlie se levantó, aquel trato lo tenía bien merecido, dejó la mano en el pomo de puerta y sin girarse murmuró.

— ¿Qué te hizo falta? ¿En qué fallé?

Charlie se giró y vio a Bella a los ojos por un momento, ella frunció los labios y se levantó alisando las arrugas de su falda, rodeó el escritorio y se apoyó en el manteniendo sus brazos cruzados sobre su pecho. Aquellas preguntas no las esperaba y mucho menos que en verdad esperara una respuesta de su parte. Solo tomó aire antes de comenzar.

— Me faltó lo más importante, tenerlos a ustedes. — Confesó. — Te centraste tanto en llegar a la cima que te olvidaste de mí, me apartaron como si no valiera nada y ¡era su hija!

— Tenías todo lo que deseabas, incluso cosas con las que algunos solo se atrevían a soñar. — Metió las manos en los bolsillos de su pantalón. — Si te enviamos a Suiza fue porque era uno de los mejores internados del mundo, la educación…

— A la mierda la maldita educación de élite, en ese momento lo que necesitaba era a mis padres, no ser relegada en otra parte del mundo. — Increpó sin poder contener levantar la voz. — Me separaron del único amigo que tenía, solo para abandonarme.

— Era lo mejor. — Dijo dando un par de pasos y luego regresando manteniendo la distancia. — Tu madre me convenció de todas las oportunidades que te traería en la vida, y no te abandonamos, yo estaba trabajando para asegurar tu futuro, pero tu madre hablaba contigo y eras tú la que pedía quedarse en el internado por tus otras actividades. — Confesó. Al ver el rostro incrédulo de Bella supo que eso no era verdad.

— No culpes a Renee ahora que no está para defenderse. — Le pidió aunque no era por defender a su madre. — Pero eso dista mucho de la realidad.

Bella cerró los ojos tratando de tranquilizarse, le estaba costando demasiado no levantar la voz y escuchar todo la sarta de mentiras, pero era su oportunidad para acabar con eso y dejar bien en claro su lugar.

— ¿También ella te obligó a que decidieras el rumbo de mi vida? — Se enderezó mirándolo con escepticismo y frialdad. — Ni siquiera preguntaste que era lo que yo quería, cuando regresé a esta ciudad mi destino ya estaba decidido. Inscrita en la facultad de finanzas siguiendo tus pasos.

— Eso es lo que querías.

— ¡Cuándo tenía 12 años! — Exclamó levantando los brazos a la altura del rostro, abriendo y cerrando las manos. — ¿Sabes cuál fue mi más grande error? Dejé de luchar, era tanta mi desesperación por un poco de afecto que no me importó que pisotearan mi dignidad, que arruinaran mi vida… — Suspiró moviéndose de un lado al otro. — Me llevaron al límite, tan ciegos estaban viviendo en una burbuja rodeados de gente igual de falsa que ustedes que no se daban cuenta de lo que pasaba frente a sus ojos.

— Nunca dijiste nada.

— ¿Me diste oportunidad? — Contraatacó. — Apenas llegar no dejabas de anunciar a todos tus amigos y conocidos que iba a seguir tus pasos, el orgullo y el finalmente ser notada de nuevo me impidió hacerlo, solo quería tu atención. Me equivoqué, pensando que al hacerlo dejaría de ser un cero a la izquierda, ¿pero que fue lo que ocurrió? En mi segundo año me introdujiste a la empresa, me diste un puesto alto es cierto, pero no hiciste nada cuando los empleados me ponían zancadillas, hablaban a mis espaldas y trataban de boicotearme. Maxwell fue quien me ayudó, no tú, fue un socio quien vio lo que sucedía y me enseñó a tomar mi lugar, fue mi guía.

— Este negocio no es para débiles, tenías que aprender a lidiar con los problemas.

— Lo hice. — Admitió llevando una mano al cuello y tocando la cadena hasta llegar al relicario donde estaba una foto de Evan. — Pronto aprendí que para tener tu aprobación debía de ser un asco de persona, darle valor a la gente por sus posesiones, las amistades no eran sinceras solo acuerdos comerciales, Además, fui aprendiendo que nada iba a cambiar por lo que empecé a representar mi papel como miembro de la familia perfecta, esa imagen que se encargaron de crear y que no era más que una mentira. La acepté porque era lo único que tenía y estaba atada a ustedes por esa estúpida cláusula para acceder a mi fideicomiso.

— El dinero siempre ha sido un aliciente.

— Solo una recompensa, medité renunciar a él, pero luego me di cuenta que ese dinero era lo que necesitaba para tener mi libertad financiera. — Admitió mirando a su padre a los ojos, el dolor estaba ahí y eso hirió a Charlie que apartó la mirada. — Sin importar cuanto me esforzara tú nunca lo reconociste, menospreciabas mi esfuerzo me humillabas delante de los empleados. — Sonrió con dolor al recordar. — Sabes, cuando intentaba darte alguna propuesta la desechabas antes de escucharla, lo gracioso es que varias de ellas se llevaron a cabo cuando eran presentadas por Maxwell. Con eso quedó claro que era buena, solo no valorada.

Bella abrió una botella de agua que tenía sobre el escritorio y le dio un sorbo. Luego prosiguió.

— Por otro lado, Renee aprovechaba cada instante para señalar que no poseía un cuerpo esbelto, que no era bonita, y que la gente estaba junto a mí solo por mi apellido. — Suspiró negando con la cabeza. — Y simplemente me di por vencida, reconocí que nada iba a cambiar por lo que seguir ya no era una alternativa. Mi último año de facultad era mi último año en realidad, tenía un plan, iba a quitarme del camino al mismo tiempo que les arrebataba lo único que les importaba.

Aquello no tenía sentido alguno para Charlie y la vio sonreír.

— Mi amistad con Abernathy y todo ese grupo no fue porque entendiera que eran las amistades que me convenían, como Renee lo repetía cada instante. — Jugó con la botella entre sus manos. — Me hice cercana a ellos al comprender que me ayudarían a cumplir mi cometido. — Humedeció sus labios y lo vio a los ojos. — La única forma de conseguir mi libertad era terminar con mi patética vida, lo haría de una forma que levantara tal escándalo que no pudieran taparlo y su farsa quedara al descubierto.

El rostro de Charlie palideció y tuvo que sentarse ante aquella revelación.

— La anorexia y bulimia fueron parte de mi vida, las drogas me ayudaban a poder aguantar y el alcohol mi mejor aliado. — Le confesó encogiéndose de hombros. — El final estaba escrito, así que disfruté lo que me quedaba. Y aun cuando todas las señales estaban ahí, tú las ignoraste como me ignorabas a mí.

— Eres una chica mucho más lista para recurrir a esas estupideces, lo dices porque quieres lastimarme. — Lo dijo más para sí, Bella que enarcó una ceja y negó con la cabeza.

— Largas noches de fiesta llenas de alcohol, drogas y sexo. Tu perfecta hija no lo era tanto. — Dijo con ironía. — Abernathy, Denali, Newton, Stanley y demás tampoco eran inocentes, aprovechábamos que ninguno de ustedes prestaba atención, ¿sabes la cantidad de veces que llegue a casa colocada y hablé contigo? La adrenalina lo era todo en ese momento, no tenía nada que perder porque al final todo iba a terminar y solo se adelantaría el momento. — Se encogió de hombros. — El que esté viva no fue gracias a ti, ni mucho menos a Renee, la razón por la que sigo aquí es por Edward y su familia, esa que menospreciaron, fueron los que permanecieron a mi lado, me obligaron ir a terapia y no se apartaron de mi durante mi recuperación. Me provoqué una sobredosis, pero Edward me encontró y me llevó al hospital, salvó mi vida en más de una forma, me hizo creer en mí y el valor que realmente tengo.

— Y luego te abandonó con un niño. — Le recordó con voz acerada, no como burla, era algo que en realidad le molestaba, porque con eso él había demostrado que no estaba equivocado en decir que no era el hombre adecuado para su hija.

— Las razones a nuestra separación es algo de lo que no hablaré contigo y no tienes ningún derecho a hablar de mi hijo. Evan nunca podrá ser llamado un error. Fue lo mejor que me ha pasado y la razón para ser una mejor versión.

Charlie sentía sobre sus hombros una carga mucho más pesada que la que tenía antes de llegar a hablar con ella. Iba preparado para gritos y escuchar cosas desagradables, pero se encontró descubriendo que no conocía a su hija en lo absoluto. Todo lo que decía haber pasado y él no se dio cuenta, fueron otras personas las que la ayudaron, las que estuvieron para ella.

— Fui y sigo siendo un horrible padre. — Dijo finalmente con la mirada ensombrecida. — Solo quería lo mejor para ti, eras mi sucesora y tenías que ser impenetrable. Tu talento era latente y no vi en ti solo una formidable sucesora, eras una amenaza. Si te dejaba seguir creciendo no podría detenerte y mi tiempo habría terminado, pero yo no estaba listo para retirarme.

— Tu maldito ego fue lo que casi termina conmigo. — Siseó. — Ahora que soy madre no entiendo cómo pudiste hacerlo, yo solo busco lo mejor para mi hijo, espero cosas grandes para él y no me importaría que fuera mucho mejor que yo.

Charlie ya no pudo más y se acercó a Bella, pero ella retrocedió y con los labios apretados negó con la cabeza manteniendo la mirada encendida.

— Eres el hombre que me dio la vida, pero nada más. — Dijo con los dientes apretados. — Durante muchos años no dejé de culparte por todo el dolor que me causaste, pero estando en terapia comprendí que culparte solo era una forma sencilla de evadir mi responsabilidad. Era adulta, yo tomé la decisión de permanecer y no luchar por lo que realmente quería, de aguantar una y otra vez sus desprecios, unirme a su juego, sonriendo cuando ansiaba gritar, el dañarme… — Suspiró. — Tu arrepentimiento llega muy tarde y tus disculpas ya no me importan, ya no necesito más tu aprobación y tu afecto. Finalmente tengo una vida que no vas a arruinar y lo sé porque no estarás en ella.

El intercomunicador sonó y ambos saltaron, Bella pulso el botón escuchando la voz de Megan para preguntar si avisaba a Sean, su chofer, que se acercara a la entrada para ir a casa.

— Lo veo en diez minutos en la entrada, solo tomó mis cosas. — Anunció Bella y mirando a su padre le señaló la puerta indicando que era hora de marcharse.

— Bella…

— Isabella. — Rectificó. — Esta conversación no se volverá a repetir, si necesitas hablar de tus problemas personales hazlo con un profesional. Lo único de mi incumbencia es todo lo concerniente a la empresa no lo que suceda contigo. Así que no olvides esto y evita hacerme perder el tiempo.

Charlie estaba en shock por tremenda revelación que acababa de recibir, y supo tenía que salir de ahí. Megan lo vio salir aflojando el nudo de la corbata y más pálido de como entró. Esperó hasta que desapareció en el ascensor y entró en la oficina de Bella que miraba por la ventana y mantenía un botellín de agua en una mano a un costado.

— ¿Está todo bien?

— Lo estará. — Dio un último sorbo y dejó el botellín casi vacío sobre el escritorio, tomó sus cosas y salió, no sin antes pedir que solo le llamaran si se trataba de una urgencia.

Necesitaba la tarde para recomponerse, Evan le ayudaría a lograrlo y por la noche lo hablaría con Edward.

Esa noche Edward se disculpó por no llegar a cenar con ellos, había tenido que supervisar un par de cirugías largas y cuando se preparaba a desear buenas noches a su hijo fue llamado nuevamente por una urgencia. Bella mantuvo a Evan en sus brazos aquella noche hasta que él se durmió, su hijo lo era todo para ella y estaba convencida a no repetir los errores de sus padres, se estaba esforzando por ser la mejor madre posible. Lo besó, lo arropó y se fue a su habitación.

Estaba desmaquillándose cuando su móvil sonó, al ver que se trataba de Edward respondió ansiosa, lo cierto es que no tenerlo esa noche le afectó porque esperaba poder hablar con él.

— Justo con quien deseaba hablar.

— Cariño, necesito que vengas al hospital ahora.

— ¿Estás bien? — Preguntó alarmada. — ¿Edward?

— Es tú padre. Charlie sufrió un infarto.


Gracias por seguir leyendo, agregando la historia entre sus favoritas, alertas y por todos los comentarios que han dejado. Y sobre todo por su paciencia.

Bienvenidas a las nuevas y es grandioso seguir leyendo a las que lo vienen siguiendo desde la primera publicación.

Nos leemos en el siguiente, muy pronto.

TitiC