Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.
Bueno, estamos de regreso mi beta y yo listas para para terminar esta historia. De verdad sin la ayuda de Andrea esto no sería posible. También a Lalis.
CAPITULO 25
— ¿Está de parto? — Preguntó recordando que aún le quedaban al menos tres semanas.
— Comenzó con vómito, y dolor en el cuerpo. ¡Apártate idiota! — Gritó Emmett a un auto que se le atravesó.
— Su doctora es Vanessa Grint, ¿no? — Preguntó Edward levantándose, al recibir un sí le indicó: — Llamaré para que te estén esperando y vayan poniendo a su doctora al tanto. Nos vemos allá, y Emmett… Todo estará bien, hermano.
Antes de que pudiera decir algo Bella ya estaba levantada e iba rumbo al armario.
— Será mejor que nos demos prisa, le avisaré a Ángela para que esté atenta de Evan.
No tardaron mucho en llegar al hospital encontrando a Emmett en la sala de espera muy angustiado, pero su semblante fue de alivio al ver a su hermano llegar.
— ¿Te han dicho algo?
— Solo que le realizarían unos estudios al parecer es alguna intoxicación por algo que comió. La bebé está bien.
— Iré a ver que puedo averiguar. — Lo tranquilizó Edward apretándole el hombro y entrando al área de urgencias.
Bella se quedó junto a Emmett que en ese momento se notaba asustado. Le tomó la mano y sonrió al sentir un apretoncito, sin decir una palabra lo estaba apoyando, tratando de confortarlo, era tan raro ver a Emmett en aquel estado.
— Estaba aterrado, Rose lucía bastante mal, ella aseguraba que no era para tanto, pero luego de que vomitara por tercera vez, subí a mis chicas al auto aun con las protestas de Rose, solo pude salir hacia acá y llamar a Edward. Siento sacarlos de la cama.
— No te disculpes. Es lógico sentirse aterrado, es Rose y tu bebé.
— ¿No interrumpí algo? — Preguntó tratando de no demostrar su vulnerabilidad.
— No sería la primera vez. — Le respondió Bella rodando los ojos siguiéndole el juego, enredó un brazo por su codo y apoyó la cabeza en su gran hombro. — Todo estará bien.
— Gracias por estar aquí conmigo, Belly. — Le agradeció con dulzura. Por alguna extraña razón se sentía muy cercano a ella, le daba paz.
— Siempre que lo necesites. Sabes que me importas, grandulón.
Edward salió al cabo de un rato y le indicó que Rose ya había sido trasladada a una habitación donde lo esperaba. Emmett prácticamente corrió para llegar y encontrarla con una intravenosa, tenía varios aparatos conectados emitiendo sonidos. La besó en la frente haciéndola abrir los ojos.
— Siento asustarte, parece que el pollo no estaba tan bien como creía — Dijo con una mueca.
— ¿Está bien? — Preguntó dejando una mano sobre la de Rose que estaba sobre su vientre.
— Está bien, la están monitorizando para asegurase que todo marche como debe. Su fecha está próxima y no quieren correr riesgos de algo prematuro. — Informó Edward pasando un brazo por los hombros de Bella, ambos se mantenían cerca de la puerta.
Se mantuvieron ahí por un rato hasta estar seguros de que estarían bien, al llegar los padres de Rose se marcharon, ya no los necesitaban. Volvieron a casa cuando estaba amaneciendo. Durante el trayecto Edward le agradeció acompañarlo.
— No somos amigas, pero no puedo evitar preocuparme. Emmett se ha ganado mi afecto y sabía que no la pasaría bien, aparenta ser un oso grizzli por fuera, pero en el fondo es un tierno osito de peluche. — Dijo con una sonrisa. — No le digas que pienso eso de él y mucho menos que te lo dije.
— Puedes usar un poco de persuasión para convencerme de no repetir esas palabras — Le dijo con un guiño haciéndola reír.
— Puede que lo haga. — Le dijo inclinándose hacia él colocando su mano sobre su muslo muy cerca de su entrepierna y le besó en el cuello por debajo del lóbulo haciéndolo estremecer.
— ¡Vas a causarnos un accidente, Bella! — Le riñó, aunque le encantaba que lo tomara por sorpresa.
— Me gusta saber que aun te altero de esa manera.
— Nunca has dejado de hacerlo y creo que nunca lo harás.
Al llegar a casa se encontraron a Evan en su cama metido entre las mantas viendo una de sus caricaturas favoritas con Max junto a él. Se recostaron un rato a su lado y le platicaron que tanto su tía Rose como la bebé estaban bien pero que iban a estar al parecer, todo el día en el hospital, y tal vez por la tarde lo llevarían a visitarla. Se dieron una ducha y alistaron para marcharse. Esa mañana Evan tenía una cita en el parque con algunos de sus compañeros, Ángela lo llevaría y estaría acompañada de un par de guardaespaldas. Se aseguraron de que desayunara bien y los acompañaron hasta el parque, al ver que se encontraba con sus amigos se fueron a la subasta.
Los llevaron a una mesa donde ya estaba Charlie con Sue y otra pareja hablando de los artículos de la subasta. Sue no dejaba de hablar de lo que conocía de un cuadro de Piccaso. Bella hojeó el libro con los artículos y vio un par de cuadros y un collar que le gustaron y por lo que decidió que pujaría.
— Esos pendientes de perla fueron diseñados para una reina asiática y los usó el día de su coronación. — Dijo Sue señalando los pendientes en una de las hojas que Bella veía. — La señora Matthews dijo que pujaría por ellos. — Le señaló a la mujer que estaba en su mesa. — Son hermosos ¿no te parece?
— Son realmente hermosos, los rubíes son un raro ejemplar de sangre de paloma. — Dijo leyendo la descripción, conocía un poco por su amistad con algunos joyeros. — Creo que igual pujaré por ellos.
Sue tuvo que ocultar su sorpresa, pero no hizo ningún comentario. Lo cierto es que ella estaba familiarizada a hablar con gente con bastante dinero, no todos eran agradables, pero intentaba ser educada y tratarlos de la misma manera sin distención. Al salir con Charlie y entrar en aquel selecto circulo aún la intimidaba un poco, pero había personas que eran realmente agradables, lo único con lo que no se acostumbraba era ver como se podían gastar sumas exorbitantes por artículos que además debían de pagar para asegurar por el valor. Charlie le había pedido que si ella deseaba algo solo tenía que hacer una oferta y él se lo daría, aunque era tentador no era algo que en realidad haría no estaba acostumbrada a recibir regalos tan caros, la compañía y los paseos le eran suficientes.
— ¿Me acompañas a ver las cosas? — Le pidió Bella a Sue señalando el área donde estaban todos los artículos de la subasta, se les permitía observarlos y así decidir.
Luego del brunch fueron conducidos a un salón de la casa acondicionado para la puja, Bella siempre le gustaba las filas casi al final, le permitía ver a casi todos. Junto a ella quedó Sue que estaba alegre. La subasta comenzó con una gargantilla de diamantes que pronto llegó a los 5 millones, y fue su valor final.
Las pinturas se dio batalla en algunas, Bella tuvo que enfrentarse a Charlie e incluso en una a Edward lo que le causó un poco de gracia y terminó cediendo ya que solo eran ellos y al final de cuentas ese cuadro estaría en la casa. El collar que ella quería se lo ganaron, ante la última oferta de 6 millones no dio más, el valor del collar no era tan elevado.
El turno de los pendientes llegó, comenzando con 1 millón, había varias interesadas por lo que pronto se elevó.
— 2 millones. — Levantó la paleta Mónica, una de las amigas de Renee, y le lanzó una mirada sobre el hombro a Bella que estaba varias filas atrás, en ese punto solo eran ellas dos y sabía que era algo más personal.
Sin decir una palabra solo levantó su paleta y con sus dedos indicó que la subía a 4 millones, estaba duplicando la suma.
— Son 4 millones, ¿quién ofrece 4 millones 300 mil? — Preguntó mirando a la otra interesada que estuvo por levantar la paleta, pero su esposo la detuvo y con eso Bella supo que eran suyos. Se dio la cuenta de la última oportunidad, pero nada cambió y ella los consiguió, no pudo contener una sonrisa de suficiencia cuando Mónica la volteo a ver.
Los siguientes artículos no fueron de su interés, hasta otras pinturas y joyas. Bella se hizo de una gargantilla con diamantes amarillos que iban a juego con su anillo.
Al terminar la subasta, fueron a hacer el pago de sus compras y dejar indicaciones de a donde se enviarían los artículos más grandes, por su parte las joyas eran revisadas, certificadas y entregadas. Bella llevaba dos estuches de terciopelo en sus manos cuando se reunió con Edward y su padre. Salieron todos juntos a esperar sus autos.
— Gracias por la invitación, realmente lo pasé muy bien. — Agradeció Sue.
— Sabía que lo harías, la mayoría de estas personas son agradables. — Confesó. Vio que llegaba el auto de Charlie. Sue le dio un beso en la mejilla y subió. Charlie solo se despidió con un movimiento de mano.
Antes de que se fueran Bella se acercó a la ventanilla de Sue y la tocó llamando su atención, la bajó y abrió mucho los ojos al ver a Bella extenderle la cajita más pequeña de terciopelo.
— ¿Creíste que los caramelos de ayer eran todo tu regalo? — Le preguntó divertida. — Sé que te enamoraste de ellos y sin duda se verán magníficos en ti.
— Esto es demasiado tú…
— Los compré para ti. — Confesó Bella encogiéndose de hombros, la realidad de llevarlos a la subasta era darle un buen regalo a Sue, ella le había hablado de las veces que iba, pero como en ninguna de ellas salía con algo, ya que no podía permitírselo. — Esto es un regalo de mi familia. — Se las ingenió para poder darle un beso en la mejilla y se alejó del auto dejando a una atónita Sue que con miedo abrió la cajita encontrado los pendientes que le habían gustado.
— ¿Por qué no me dijiste que los querías? ¿Olvidaste que podías pujar por cualquier cosa que desearas?
— No estoy contigo por el dinero. — Le recordó. — Yo solo se los señalé a Bella cuando miraba esa página en el libro, dijo que los compararía, pero no esperaba esto. ¡Es demasiado para mí! ¿Dónde podré usarlos? No puedo usar estos en el hospital. — Dijo con una sonrisa nerviosa.
— Si ese es el problema, el viernes tendremos una cita, tú solo arréglate y usa los pendientes, del lugar me encargo yo. — Prometió Charlie con decisión besándole una de las manos.
En el auto Edward aún no se decidía a decir algo al respecto, el gesto le indicaba que Sue era bien recibida y se alegraba, tenía varios años conociéndola y siempre la respetó. Se esforzaba siempre en dar lo mejor de sí y trataba de mantenerse actualizada, por eso era una de las mejores enfermeras en el quirófano y por la que todos se llegaban a pelear para mantenerla en sus equipos.
— Hasta acá puedo escuchar los engranes chirriar en tu cabeza. — Se burló Bella. — Quería darle algo lindo y que realmente quisiera. No necesitó decirme lo mucho que le gustaron, al llevarla a verlos y notar como se iluminaban sus ojos supe que ella los cuidaría.
— Fue un gran gesto.
— En este poco tiempo Sue ha sido una gran ayuda, me ha dado consejos muy buenos para seguir guiando a Evan. — Se acomodó el cabello. — Sue se ha comportado más como una madre que Renee. Realmente la aprecio.
Edward solo estiró su mano y tomó una de las de Bella que mantenía en su regazo, sabía que aún le dolía hablar de su madre. La forma en que se esforzaba por no cometer los mismos errores y lastimar a Evan de la manera que la lastimaron a ella, reflejaba lo mucho que se empeñaba en no repetir patrones y ser mejor.
La tarde la pasaron con Evan que pidió hamburguesas para comer y luego fueron por un helado para al final acudir al hospital, pero ya no llegaron al enterarse de que Rose había sido dada de alta solo unos momentos antes. Fueron a visitarlos a su casa, no llegaron con las manos vacías, Bella les llevó comida que sabía Emmett agradecería, y también ayudaría a que Rose no se preocupara por ese detalle.
Tras asegurarse de que todo estaba bien y dejarles en claro que podían llamar a la hora que fuera de necesitarlo los dejaron descansar.
Ya en casa Evan les habló de todo lo que hizo durante la mañana, como estuvieron en el parque, el helado que les compró una de las mamás de sus amigos, pero lo que más les había gustado era haber comido hamburguesas con ellos. Tras bañarlo dejaron que se quedara en su cama junto a ellos. Bella le leía un cuento dejando que él viera los dibujos, mientras Edward respondía correos desde su móvil y disfrutaba de la historia, la suave voz de Bella conseguía arrullar a Evan y pronto él también estuvo bostezando.
Bella notó como Evan estaba cediendo al sueño y tuvo que contener una carcajada al ver a Edward dormido. Terminó el capítulo y para ese momento Evan estaba profundo. Lo llevó a su habitación con cuidado de no despertarlo, lo besó en la frente y dejó encendida la luz junto a su mesita de noche, acomodó a Max en su cama, aunque bien sabía que apenas salir se acomodaría a los pies de Evan.
Al regresar a la cama, le quitó el móvil de las manos a Edward junto con los anteojos que usaba de vez en cuando para la vista cansada. Fue al baño y regresó para meterse bajo las mantas y se acurrucó junto a Edward.
…
Al día siguiente la rutina volvió, Bella apresuró a Evan que estaba desayunando con calma y tras terminar lo acompañó a lavarse los dientes y de ahí salieron rumbo a la escuela. Lo dejó en la puerta y besó en la frente antes de verlo desaparecer corriendo. Le encantaba ver que le gustara la escuela.
Hojeó el periódico sobre su escritorio, como siempre, aunque esta vez se detuvo en una sección donde señalaban que Phil había contraído matrimonio con Renee en una boda privada en la ciudad de Toronto. Su madre no perdía el tiempo.
Se dispuso a trabajar y dejar de pensar en cosas que en realidad no tenían demasiada importancia, Edward la llamó al mediodía lo que no era habitual.
— ¿Está todo bien?
— Sí, solo quería saber ¿si tu propuesta de usar al equipo de relaciones públicas de Diamond seguía en pie? — Preguntó dubitativo.
— Claro, le diré a Esteban que se ponga en contacto contigo. ¿A qué se debe el cambio de opinión?
— Me llamaron nuevamente, esperan una respuesta de mi parte, pero no he tenido tiempo de valorar la situación… — Confesó. — Carlisle dice que debería de analizarlo detenidamente, pero no tengo tiempo.
— No quisiera hacerlo, bueno en realidad sí lo quiero decir: te lo dije. — soltó con una risita. — Creo que te llamará en unos minutos. ¿Hablamos en casa? Voy a subir a una reunión. — Se despidió colgando cuando él lo hizo, se levantó de su silla y salió de la oficina encontrándose a Megan que la esperaba para subir juntas. Mientras el ascensor llegaba le envió un mensaje a Esteban que dijo llamaría a Edward de inmediato y pondría al equipo a su disposición.
En el ascensor aprovechando que iban a solas no pudo evitar tomar su mano para mirar su anillo.
— Wow. — Exclamó. — Edward si tiene buen gusto, es precioso.
— Lo ayudó Evan.
— Lo vi desde la mañana, pero no habíamos tenido un momento para hablar. — Se detuvo al escuchar la campanilla que avisaba acababan de llegar a su piso. Ambas salieron y dejaron la conversación para después.
Edward no iba a poder pasar por Evan como regularmente lo hacía por lo que Bella fue por él. El pequeño salió corriendo y se detuvo al verla a ella ahí y frunció ligeramente el ceño.
— ¿Dónde está papá?
— También me da gusto verte, cariño. — Se burló Bella tratando de no demostrar que el recibimiento le extrañó.
— Te quiero, mami, es solo que papá es el que suele venir y a veces nos detenemos por helado. — Dijo tomándola de la mano.
Bella sabía eso porque de camino a casa estaba un lugar del que Edward le encantaba un helado de menta con chocolate.
— Puede que nos detengamos y le llevemos uno a papá para que lo coma de postre.
— ¿Has probado el de plátano con chocolate y nuez? — Preguntó animado
— No en ese lugar.
Subieron al auto mientras continuaban hablando de los sabores de helado, descubrió que había probado una gran variedad y eso la sorprendió ya que con ella solo comía de unos cuantos sabores.
Se detuvieron para comprar el helado, Bella dejó que Evan le asesorara que sabor probar. En su silla para auto Evan iba comiendo su helado mirando por la ventana, momento que Bella aprovechó para leer algunos correos y al encontrar uno de su amigo diseñador la hizo enarcar una ceja, era demasiado formal y solo le recordaba tener que ir a probarse un vestido para la cena de gala que daría el hospital. Eran solo unas líneas donde le pedía reunirse con él en su taller de la ciudad en los próximos días. Solo respondió acudiría esa misma tarde, envió un mensaje a Megan para que la acompañara, aprovecharía ese momento para hablar con ella.
Edward no llegó a comer, había decidido reunirse con Esteban para dejarse aconsejar sobre las propuestas del documental y un par de entrevistas para revistas de medicina que no le había comentado a Bella.
— Me alegro de que decidieras llamar y dejar que me haga cargo de esto. — Dijo Esteban dándole un sorbo a su bebida. — Revisé los documentos que me enviaste y son oportunidades muy buenas y redituables, te estarán pagando por hacerte publicidad lo que ya es una ganancia.
— El dinero no me importa demasiado.
— Nunca está de más, pero tengo algunas opciones. Primero: podemos negociar y reducir el precio; segundo: donar la ganancia extra a alguna asociación o tercero, la que más me agrada, crear una fundación. — Lo meditó. — He estudiado tu trabajo y he notado que al igual que Isabella, eres altruista, sé que realizas cirugías de forma gratuita para una fundación, y creo que es tiempo de crear la tuya, puedes destinar las ganancias a la creación y ayudar a esa población vulnerable.
Edward se enderezó en su silla y le gustó la propuesta, amaba la medicina por el hecho de poder ayudar a las personas, sabía que su especialidad era vital y había muchas personas deseando llegar a él, pero no contaban con los recursos suficientes.
— Estás convirtiéndote en uno de los pesos pesados en la medicina. Eres un referente al hablar de cardiología y cirugías cardiotorácicas. Tienes una oportunidad de llegar a más personas. — Se aclaró la garganta. — Un colega trabaja con el Dr. Green, ese oncólogo de Seattle que creó una clínica con ayuda de diversas fundaciones que apoyan a pacientes con una aseguranza básica o que no cuentan con una para acceder a los tratamientos necesarios por ser costosos. Podemos aspirar a algo similar, darte a conocer hará que más ojos se giren hacia tu trabajo y apoyen la causa.
— Me gusta la idea, una de las cosas que más me importan es poder ayudar, es cierto que apoyo con cirugías pro-bono, pero lo hago porque la gente me importa y no solo por publicidad para ganar más pacientes, como sé que algunos piensan.
— Cuando la gente comienza a hablar de ti es que estás haciendo las cosas bien. Algunos hablan por envidia, pero tu trabajo no deja espacio a dudas de que haces las cosas bien. El secreto es la buena publicidad y si dejas que mi equipo te ayude, me aseguraré de que la gente te perciba justo de la manera que eres.
…
Al llegar a casa Edward iba entusiasmado, todo lo que había hablado con Esteban le hacía creer que podía hacer cosas grandes. Había quedado de ir esa tarde al parque con Evan y Max al que tenían en un curso de adiestramiento. Iban a esperar hasta la noche para poder hablar de las decisiones tomadas sobre el futuro.
Bella aprovechó que Edward estaría con Evan para ir a su cita. Al llegar al estudio entró saludando a las asistentes y las modistas que le ayudaban. Llegó al salón donde estaba su amigo inclinado frente a un maniquí terminando de acomodar unos pliegues de un vestido palo de rosa.
— No sé cómo lo hace, pero sus vestidos de cada temporada son mejores. — Susurró Megan admirando su trabajo, le encantaba acompañar a Bella por que le daba la oportunidad de ver algunos diseños antes de que salieran a pasarela, incluso bocetos.
— Gracias, me esfuerzo para superarme cada temporada. — Le respondió Zahuir con diversión dejando en claro que la había escuchado. — Denme unos minutos y estaré con ustedes.
Ambas recorrieron el taller y se detuvieron en algunas telas que eran trabajadas por sus ayudantes colocando las piedras de forma manual en patrones específicos.
— El vestido para la gala del hospital está listo para que te lo pruebes, si no hay que hacer ningún cambio le daré el terminado y se enviará a preparar para ser entregado. — Le dijo a Bella dirigiéndola a otro salón donde estaba su vestido rojo brillante en un maniquí, era de manga larga transparente, el escote era profundo enmarcaba la cintura, era corte sirena, la tela estaba llena de pedrería de un rojo un poco más oscuro.
Bella entró al probador y con cuidado se lo puso, aquel vestido como todos los anteriores eran hechos a medida se ajustaba a su cuerpo como un guante enmarcando curvas que no era consiente que ahí estaban, se miró en el espejo y le gustó. Al salir Megan levantó ambos pulgares y Zahuir frunció levemente el ceño y se acercó a ella con una de sus ayudantes.
— Hay que ajustar un poco de este lado. — Le indicó a su ayudante que colocó un alfiler. — Solo eso y estará listo. Igual dentro de dos días necesitaré que regreses para verificar y poderme ir tranquilo a casa. Vamos a mi oficina, hay algo que quiero mostrarte. — Le dijo señalando el pasillo. Dio un par de indicaciones y las llevó a su oficina al otro extremo. — Veo que los rumores son ciertos y me alegro de que así lo sea. — Le dijo señalando su mano donde estaba su anillo.
— No es como que se pueda disimular ese diamante. — Se burló Megan, el anillo no era gigante, pero si más grande de lo que Bella solía usar, además no se podía ocultar con facilidad.
— Déjame verlo. — Pidió. Bella extendió su mano con una gran sonrisa. — Tiene buen gusto.
— Aún no hemos hablado de fecha ni nada, pero de lo que si estoy segura es que me gustaría usar alguno de tus diseños. — Pidió Bella sonriendo ampliamente al ver a su amigo con los ojos brillantes.
— Me alegro de que lo pidieras. — Dijo soltando su mano y dirigiéndose a uno de los cajones de su escritorio, sacó uno de sus cuadernos y lo dejó sobre el escritorio.
Ambas se acercaron y vieron un boceto de un vestido de novia.
— Es algo que estaba preparando para mi siguiente colección, pero en cuanto supe que te comprometiste hice algunos cambios y sin duda creo que es el vestido perfecto para ti. — Le mostró. — Sé que no te gusta el corte princesa, aunque sé que te verías maravillosa, así que realicé este: es un vestido corte sirena, la falda es sobrepuesta e iría con una cintilla siguiendo el mismo patrón del vestido para que no se note que son dos piezas y así dar volumen, las mangas caídas nos ayudarán a resaltar tus hombros y cuello, tienes una clavícula preciosa.
Bella no poda dejar de mirar el dibujo y siguiendo cada detalle que le iba mencionando, pudo imaginarse usándolo, sin poder contenerse lo abrazó.
— Eres maravilloso. Me estás dando dos vestidos en uno. — Dijo muy contenta. — Uno puede ser para ceremonia y dejar el corte sirena para la recepción.
— Tienes que usar velo. — Dijo Megan señalando el accesorio que no estaba en el boceto.
— ¡Por supuesto! — Exclamó como remarcando que era lo obvio. — Será un velo largo y ¿quieres usar tiara? yo me inclino por peineta. Este vestido llevará tu nombre.
Bella no pudo contener su alegría, hacia más real su nuevo compromiso y le entusiasmaba de verdad, iba a tener que hablar con Edward para empezar a ver fechas y así comunicarle a Zahuir cuanto tiempo tenía para realizar su vestido.
Al llegar a casa no podía contener su alegría, se encontró a Edward con Evan en el salón de juegos armando un rompecabezas. Estuvo con ellos un buen rato hasta que la hora de cenar llegó, escuchó atenta todo lo que le contaban que Max hizo en su clase y soltó una carcajada al escuchar que podrían expulsarlo si no conseguían que comenzara a hacer las cosas como se lo pedían. Bella le acarició detrás de las orejas, ese perro tenía temperamento y solía salirse con la suya.
Bella se encargó de arropar a Evan, le leyó un cuento hasta que se durmió, lo besó en la frente, acarició a Max y salió de la habitación haciendo el menor ruido posible. Al llegar a la habitación Edward ya estaba en la cama sentado apoyado en la cabecera con la laptop sobre sus piernas trabajando, solo llevaba un pantalón de pijama.
— ¿Y qué tal tu reunión con Esteban? — Le preguntó entrando al armario para cambiarse y colocarse un pijama de seda que le encantaba. Salió descalza hacia el baño para lavarse el rostro.
Edward dejó de lado lo que estaba haciendo y la siguió sentándose al borde de la bañera desde donde podía verla seguir su rutina.
— Fue esclarecedora, tiene una idea bastante buena que ni siquiera había pensado.
— ¿Sobre?
— Le dije que el dinero que se me ofrecía por el documental en realidad no me importa, es mucho. Por lo que sugirió donarlo o usarlo para crear una fundación. Hay un oncólogo en Seattle que tiene una clínica para ayudar a personas que no pueden costear los tratamientos, el cobro que se hace es mínimo y podría hacer algo parecido para enfermedades cardiacas. — Dijo sin poder ocultar su entusiasmo. — Eso me permitiría ayudar a más personas que creen no tener esperanza por no contar con un seguro adecuado o el dinero para tratar sus enfermedades.
— Eso es excelente, Diamond estaría dispuesta a hacer un donativo. — Le dijo con guiño.
— No te lo cuento para obtener un donativo. — Aclaró frunciendo el ceño.
— Lo sé. Realmente estás haciendo cosas buenas para generar un cambio y eso me hace admirarte más. Quiero que tengas presente que si lo requieres tendrás mi apoyo. — Lo besó en los labios y dejó sus manos sobre sus hombros, Edward dejó las suyas en la cadera de Bella y las fue subiendo por sus costados lentamente disfrutando la suavidad de la tela, rozó sus pechos notando como casi de inmediato sus pezones se endurecían, llegó a los tirantes e introdujo unos dedos debajo y los deslizó suavemente por los hombros permitiendo que resbalaran por sus brazos, Bella contuvo un gemido al sentir la tela deslizarse por su pecho hasta caer al suelo quedando desnuda de la cintura hacia arriba, se encontró con la mirada de Edward que estaba encendida.
Le encantaba observarla reconocía cada rincón de su cuerpo, algunos lunares en los costados de su cuerpo otro más pequeño cerca de su seno derecho, sin poder evitarlo llevó una de sus manos y lo tocó con uno de sus dedos moviéndolo con extrema lentitud hasta rozarle la aréola y finalmente tocar el pezón duro que la hizo saltar. Bella contuvo el aliento sin poder dejar de mirarlo, notó como se acercaba a ella y cerró los ojos con fuerza dejando caer la cabeza hacia atrás cuando los labios de Edward se cerraron en torno a uno de los pezones, solo pudo apretar sus hombros y dejar que un gemido se escapara de sus labios.
Con manos hábiles le deslizó el short del pijama con la ropa interior dejándola desnuda, se apartó para poder observarla, sus miradas se encontraron de nuevo y la de ambos estaba encendida. Edward se puso de pie y la tomó en sus brazos, ella le envolvió la cintura con las piernas y lo besó con urgencia. Sentía un tirón en la entrepierna, en lugar de ir directo a la cama la llevó hacia la puerta donde la apoyó para poder colocar el pestillo evitando alguna interrupción.
La besó en esa posición por unos segundos, gemía contra su boca ante el roce de Bella en la parte que la anhelaba. Al final la llevó a la cama donde la dejó caer haciéndola rebotar y reír. Se quitó el pantalón que le estorbaba y quedó desnudo frente a ella que apoyada en sus codos lo recorrió con la mirada haciéndolo endurecer más cuando se mordió el labio inferior. Ella abrió sus piernas y él aceptó la invitación, se acomodó sobre ella sin entrar solo la rozó consiguiendo que gimiera más alto, le besó el cuello y ella se recostó en la cama, Edward entrelazó sus manos con las de ella y las llevó sobre sus cabezas. La besó en los labios con ímpetu y cuando menos lo esperaba comenzó a penetrarla con suavidad, no quería hacerle daño, el calor que desprendía y la forma en como lo acogía lo hizo cortar el beso, gimió muy alto cuando Bella movió la cadera haciendo que quedaran unidos.
Sin dejar de mirarse comenzó a embestir notando lo mucho que lo estaba disfrutando, le mordió el lóbulo de la oreja con suavidad sin soltar sus manos que luchaban por liberarse, pero no iba a hacérselo tan sencillo. Aceleró el ritmo y silencio sus gemidos con sus labios, al sentir que estaba por llegar le soltó las manos que de inmediato fueron a su espalda y le encajó los dedos, su espalda se arqueó y su interior se contrajo apretándolo, consiguiendo que también se liberara.
La vio abrir los ojos con una gran sonrisa en los labios, la besó nuevamente.
— Te amo. — Le susurró contra sus labios.
— Te amo. — Le repitió acunando su rostro.
Se quedaron en esa posición por un momento y finalmente lo sintió salir, se dejó caer junto a ella aun recuperando el aliento, Bella se acurrucó a su lado. Le encantaba como conocía su cuerpo y sabía que puntos tocar, besar, acariciar para acelerarle el pulso, como la llevaba a lo más alto.
— Lo siento, me deje llevar.
— No lo sientas, fue grandioso, estar contigo siempre lo es. — Le confesó apoyándose en su pecho para poder verlo mejor, Edward le acarició la espalda con uno de sus dedos. Su mirada encendida y el rubor de sus mejillas le encantaba y más al saber que era quien lo provocaba.
— ¿Y vas a contarme qué te tiene tan contenta?
— Ya tengo mi vestido de novia. — Le dijo notando como sus dedos se detenían y la miraba con sorpresa. — Zuhair me mostró el boceto de un vestido que tenía para su nueva colección, pero al que le hizo unos cambios pensando que me gustaría y de verdad lo hizo, así que solo necesitamos una fecha.
— No puedo esperar para verte caminar en el altar. — Confesó, era algo que ansiaba desde hace mucho y al final lo iban a conseguir. — ¿Tienes alguna fecha en mente?
— Me gustaría que fuera en otoño. — Admitió, no quería que hiciera demasiado frio y mucho menos tanto calor que la hiciera sudar. — No quiero una recepción gigante, algo más privado con la gente que nos importa.
— En eso estoy de acuerdo. Eso nos da un par de meses, mañana revisaré mi agenda.
— Podemos hacerlo el próximo año.
— ¡Por supuesto que no! — Exclamó Edward con firmeza. — Quiero llevarte al altar antes de que te arrepientas. — Bromeó inclinándose hasta besarla.
— En realidad me alegra que pienses eso porque yo tampoco deseo esperar mucho más. Si por mi fuera te diría que lo hiciéramos mañana mismo, pero Evan está entusiasmado y me encantaría compartir ese momento especial con él.
…
Apenas habían llegado de Chicago la noche anterior, fue agradable la escapada, aunque Edward estaba en conferencias por las mañanas, ella aprovechó eso para pasearse por el hotel y asegurarse de que los cambios que se estaban realizando en algunas áreas fueran de acuerdo con lo planeado, manteniendo el estándar de calidad.
El restaurante del hotel apostó por un nuevo chef, se cambió el concepto que estaba teniendo gran aceptación. Las reservas se vieron incrementadas, los críticos tenían buenas reseñas. Era un éxito. Bella y Edward compartieron una cena en una mesa que estaba acondicionada en un espacio pequeño desde donde se podía ver la cocina en funcionamiento por las paredes de cristal.
Aun cansada acudía esa noche de sábado a la cena que el hospital estaba ofreciendo para otorgar reconocimientos a los médicos especialistas más destacados de la costa este. Bella sabía que Edward recibiría uno, lo que no la sorprendía. Esa noche no los acompañaron Emmett y Rose, estaban aún en reposo por indicaciones médicas, el nacimiento podía ocurrir en cualquier momento.
Ver a Tanya acudiendo del brazo de un tipo varios años mayor que ella con el que se había hecho pública una relación era algo, hasta cierto punto, esperado, esta vez ni siquiera los miró y eso para Edward fue agradable. La sorpresa fue encontrarse a Renee que llegó del brazo de Phil, su nuevo esposo. Hasta ese momento Bella conoció al hombre en persona. Rogó porque se mantuviera en la mesa que le asignaron lejos de la de ellos, pero como la mayoría de las veces, sus peticiones no eran escuchadas y al poco rato la tuvo detrás de ella.
— Vaya coincidencia. — Fue el saludo.
— La sorpresa es que tú estés aquí ¿Desde cuándo estás metida en el rollo médico? — Le cuestionó Bella sin contener su voz dura.
— Sigues usando el tono equivocado conmigo. — Le espetó conteniendo su molestia. — Veo que los cotilleos son ciertos, es difícil conseguir algo que valga la pena. — Lo dijo mirando a Sue con altivez.
Ante eso Sue cerró los ojos y trató de aparentar que no entendía la indirecta dándole un sorbito a su copa sin siquiera mirar a la mujer de pie a su espalda. Bella y Charlie se pusieron de pie haciendo a Renee dar un paso hacia atrás, esperaba una reacción de su exesposo, mas no de su hija y eso la molestó aún más, nunca vio que hiciera algo así por ella.
— Ten cuidado en lo que dices y como te diriges a Sue. — Le gruñó Charlie con voz muy ronca, era un tono que jamás había usado con ella.
— ¿Y si no? — Lo provocó, con la ira bullendo en su interior.
Bella le tocó el brazo a su padre para intentar tranquilizarlo, sabía que Renee solo quería provocarlos y si no se andaban con cuidado lo iba a conseguir.
— Veo que nada ha cambiado, ¿tu vida es tan patética que necesitas herir para continuar sintiéndote superior? — Le cuestionó con tono muy suave y frio. — No vas a arruinar esta noche. Evítame tener que pedir que te saquen de aquí de forma muy publica, que sin duda te pondrá en los titulares y dudo mucho que sea la publicidad que quieras.
— No eres la organizadora para tomarte esas atribuciones. Yo…
— Pero si alguien relevante en esta ciudad con quien la gente quiere congraciarse, tú en cambio, eres alguien que ha pasado a segundo plano. ¿A quién crees que elegirán?
— Será mejor que regreses a tu mesa y ahí permanezcas. — Le indicó Charlie. Renee no tuvo más alternativa de hacerlo ya que comenzaba a levantar miradas y solo sonrió antes de dar media vuelta, como si la charla hubiera sido agradable.
— Lamento eso. — Se disculpó Charlie con Sue cogiéndole la mano.
— No permitas que sus comentarios malintencionados te afecten. Ella está equivocada, eres una mujer maravillosa. — Le dijo Bella consiguiendo que el corazón de Sue de estrujara. Solo pudo tomar sus manos y sonrió, temía que si hablaba su voz se quebraría y terminaría llorando, lo que resultaría embarazoso.
La música se detuvo y en el escenario ya estaba un hombre de unos 80 años al que Bella no conocía, pero al parecer era algún medico de renombre porque vio como muchos lo miraban con admiración. Se presentó como Arthur Sing, Edward le susurró que era un renombrado médico internista que se había estado dedicando los últimos 30 años de carrera a la investigación ayudando en diferentes áreas. Con voz grave y haciendo pausas para tomar aire fue hablando de la razón que había llevado al comité a elegir a cada uno de los médicos para ser reconocidos, habló de las diferentes áreas, al llegar a cardiología, Bella le apretó la mano, no tardó casi nada en comenzar a hablar de su trabajo, la técnica patentada, reconociendo que, del grupo, Edward era el médico más joven y al que sin duda no debían de perder de vista por el enfoque que tenía.
Cuando terminó de hablar de todos, fue el turno de Carlisle que agradeció la asistencia y procedió a llamar los premiados para entregar el reconocimiento permitiendo dar algunas palabras de agradecimiento, luego posaban para una foto que iría para una columna del periódico y revistas de medicina.
Al llegar el turno de Edward se levantó y besó la frente de Bella antes de dirigirse hasta donde estaba su padre que no podía ocultar el orgullo que sentía. Tomó el micrófono, se aclaró la garganta.
— No tengo palabras para agradecer que me hayan otorgado este reconocimiento, fue un trabajo de años que rindió su fruto, pero no solo me pertenece a mí, sino también a varios de mis colegas que me brindaron su ayuda, a mi mentor, el Dr. Kovac, a mis padres por apoyarme, a mis hermanos por las palabras de aliento y, por último, pero no menos importante, a mi esposa por su confianza y motivación, ella me enseñó que para conseguir el éxito hay que tener dedicación y trabajar muy duro. — Dijo lo último mirando a Bella que le sonrió y le guiñó un ojo.
Al regresar a la mesa se sentó dejando la estatuilla sobre la mesa, pasó un brazo por detrás de la silla de Bella y la besó. Al separase notaron que todos estaban muy silenciosos y los miraban confundidos.
— ¿Esposa? — Preguntó Alice por lo bajo, la misma pregunta que todos los demás se estaban haciendo. — ¿Es una broma?
— Creí que tu asechadora ya no te daba problemas. — Le dijo Jasper señalando con la cabeza a la mesa donde estaba Tanya y por quien creía había soltado eso.
— Se ha mantenido lejos de nuestras vidas. — Apuntó Edward pegando más a Bella a su cuerpo. — Y no, no es una broma.
— ¿Se casaron? — Preguntaron Esme y Sue al mismo tiempo sin dar crédito.
…
Cumpliendo con lo prometido, un nuevo capítulo y sé que les gustó.
Muchas gracias por sus mensajes. Sigo lamentando no poder responderles a cada una como me gustaría, pero quiero que sepan que leo cada uno de los comentarios que dejan.
Nos leemos la próxima semana.
TitiC
