DISCLAIMER: Sólo los personajes pertenecen a la maravillosa escritora Stephanie Meyer; la trama de la historia, los lugares y algunos personajes son de mi propiedad.
"Todas mis historias están registradas en SafeCreative. Tenedlo en cuenta al momento de adaptar, copiar, o publicar cualquiera de ellas sin pedir mi autorización"
Beteado por mi amiga Emotica GW, que me acompañara en esta aventura. Mil gracias guapa.
Hola a todas/os:
Aquí os dejo el undécimo capítulo. Espero y os guste.
El link de las canciones lo tenéis en mi perfil
La canciones del capítulo:
Bring me to life — Evanescence.
Please Remember — Leann Rimes
Sensación de Vidas Universitarias.
Capítulo 11 Pasado, Revelaciones y Decisiones
Lizzie Pov:
Cuando por fin conseguimos separar a mi vampirito y a Bella subimos a nuestro apartamento, tengo unas ganas inmensas de darme una ducha y tirarme en el sofá a ver la televisión, pero mis planes se van a la basura al abrir la puerta y encontrarnos un sobre en el suelo con mi nombre. Lo tomo extrañada, puesto que no tiene ningún remitente, así que me decido a abrirlo para enterarme de que contiene, y nada más leer las primeras frases, mi cuerpo comienza a temblar por los recuerdos de esa maldita noche. Una vez termino de leer la dichosa nota, estoy paralizada por el miedo que siento, no me entero de que me hablan hasta que Nessie me golpea, consiguiendo que se me resbale el papel de las manos.
—Lizzie, ¿qué te ocurre? Estás muy pálida y temblando —me pregunta preocupada Nessie, no puedo mirarlas porque noto cómo pequeñas lágrimas quieren escapar de mis ojos. Salgo corriendo hacia mi habitación, necesito estar sola para poder derrumbarme, que es lo que hago nada más traspasar y cerrar la puerta de mi cuarto, donde me apoyo, deslizándome hasta quedar en el suelo, temblando y llorando por el pánico que recorre mi cuerpo al recordar lo escrito en ese papel:
"Mi querida Elizabeth, más pronto de lo que te imaginas retomaremos lo que no pudimos concluir esa noche".
―Lizzie, ábrenos, por favor. Cuéntanos qué pasa, ―me ruega Nessie.
―Háblanos, dinos algo, estamos muy preocupadas ―me pide Bella.
Me es imposible contestar, ninguna palabra sale de mi boca, por mucho que quiero mi cuerpo no responde, estoy como en trance y después de mucho tiempo mi mente vuela a aquella fatídica noche donde casi me violan y, por más que trato de reconocer la maldita voz del hombre que me atacó, no consigo acordarme, solamente recuerdo sus asquerosas manos recorriendo mi cuerpo al igual que sus horrorosos besos en mi piel. No dejo de preguntarme una y otra vez, ¿por qué a mí?, pero no hallo respuesta alguna.
No sé cuánto tiempo ha pasado y tampoco me interesa, solo noto mi cuerpo agarrotado, dolorido y entumecido. No recuerdo de qué manera he llegado hasta la cama, donde me he acurrucado, aunque en el estado zombi en el que me encuentro no es de extrañar. De mis ojos no paran de salir lágrimas, cada vez son más abundantes y el dolor en mi pecho aumenta a cada momento. En ningún momento consigo que el miedo abandone mi cuerpo que no para de temblar, las horribles imagines de lo ocurrido reviven en mi mente una y otra vez, como si todo estuviera pasando de nuevo, haciéndome imposible volver a la realidad.
Cómo me voy a dar una oportunidad de ser feliz con alguien cuando me siento tan sucia y humillada. Nadie querrá nunca a una chica que no pueda abrirse cien por ciento a una relación, es por esa razón que puse fin a mi noviazgo con Justin, no es justo para él, es un chico maravilloso.
Y ahora que creía poder darme una nueva oportunidad de ser feliz a causa de los sentimientos que Justin sigue despertando en mi corazón, va y regresa el pasado a mi vida, demostrándome lo equivocada que estoy al pensar que lo había superado y puedo ser feliz de nuevo. No sé cuándo ni en qué momento el agotamiento hace mella en mí, pero me dejo caer en profundo sueño.
Edward Pov:
Salgo corriendo despavorido al apartamento de mi brujita, no sin tomar antes el juego de llaves que tengo guardado en uno de mis cajones en caso de emergencias, aquel que mi querida Lizzie no tiene ni la más mínima idea de que poseo, pero me es inevitable, tengo la necesidad de protegerla por encima de todas las cosas, sobre todo después de lo que había sucedido unos cuantos meses atrás.
Mientras corro, pienso cómo la vida pude ser tan cruel con mi hermana, una chica alegre, optimista, risueña, buena, dulce y fuerte, capaz de sobreponerse al más vil de los ataques. Y ahora me pregunto porqué diablos ese asqueroso monstruo ha regresado a su vida para destrozarla, después de todo lo que ha luchado para reconstruirla.
Cuando al fin llego, abro la puerta y como un bólido paso por el lado de Nessie y Bella sin detenerme a saludar, espero que ellas me entiendan.
Cuando subo las escaleras, un grito desgarrador me recibe.
―¡No! ¡No, por favor! ¡No, déjame! ―chilla suplicante.
Con los nervios destrozados, tomo las llaves esperando que sea la primera que elijo la de la habitación de mi Lizzie.
―¡Maldición! ―mascullo al no ser la llave.
Una, dos y, bingo, a la tercera va la vencida. Abro la puerta y apenas mis ojos contemplan esa triste imagen, el aire se atasca en mi garganta. Ahí está mi adorada hermanita tirada en la cama como una indefensa niña pequeña, sus delgados bracitos abrazan sus piernas, se encuentra más pálida de lo normal, tiene sus parpados hinchados de tanto llorar y por su dulce rostro de ángel atraviesa la más profunda de las amarguras. Observándola en ese estado, me prometo en ese mismo instante que no descansaré hasta encontrar al maldito desgraciado junto con sus sucios amigos, que han destruido las ilusiones de mi dulce brujita en mil pedazos.
Al ver cómo empieza a moverse agitadamente en la cama, me acerco rápidamente para tumbarme a su lado y rodearla entre mis brazos. Percatándome de que su inquietud no para, decido tararearle la melodía que mamá nos compuso cuando éramos pequeños, consiguiendo que su cuerpo se relaje, aunque no por completo, ya que en algunos momentos su cuerpo da pequeñas sacudidas.
Es horrible ver a mi Lizzie en ese estado, todo por culpa de ese asqueroso bastardo, al que haré pagar de la peor manera por todo el sufrimiento causado, por mucho que me cueste lo voy a buscar hasta por debajo de las piedras, pero lo encontraré y esta vez no permitiré que se me escape.
Unos pequeños golpes en la puerta me sobresaltan, ya que estoy sumergido en mis pensamientos.
―Edward, ¿podemos pasar? ―pregunta angustiada Nessie.
―Adelante, pasad. Solo no hagáis ruido, está dormida ―afirmo en voz baja.
―Sólo queremos saber cómo se encuentra, nos dio un buen susto ―asevera mi novia mirando con ternura a mi hermanita.
―Está más tranquila, ya no está tan inquieta ―contesto besando la frente de mi brujita.
―¿Qué le ocurre? ¿Por qué se puso así? ―me pregunta ansiosa Nessie, acariciando la mejilla de Lizzie.
―Este no es el mejor momento, pero prometo contaros más tarde ―respondo triste y ambas asienten.
―Hace diez minutos llamó James, quería saber cómo se encontraba. Todos están bastante preocupados ―susurra mi Bella, mirándome dulcemente.
―En cuanto se calme por completo bajo y los llamo ―comento sin dejar de contemplar a mi hermana.
―Nos vamos, no queremos despertarla. Estamos en el salón por si nos necesitas ―habla bajito Nessie, acariciando suavemente el cabello de Lizzie para después desaparecer con mi Bella de la habitación.
Una vez las escucho bajando las escaleras, abrazo más fuerte a mi hermanita al notar de nuevo su inquietud, beso repetidas veces su cabello y su frente hasta que percibo cómo se relaja de nuevo.
No paro de pensar en cómo explicarles a las chicas lo que le sucedió a mi brujita, sé que va a ser bastante difícil de asumir para Nessie, ya que desde que se conocieron de pequeñas conectaron de inmediato creando un gran lazo de amor de hermanas, a tal grado que cuando una sufre la otra padece su dolor, y sé que lo pasara fatal, pero merece saber la verdad.
Estoy seguro de que, para mi brujita, será bueno contar con el amor de su mejor amiga para salir adelante, además ahora también puede contar con Bella, que se ha convertido en una gran amiga, y más adelante cuando esté preparada para que el resto de los amigos se entere, todos le brindarán su ayuda y apoyo incondicional, puesto que todos la quieren mucho por ser una buena amiga.
Una hora más tarde, se encuentra completamente tranquila, así que decido que es un buen momento para charlar con las chicas. Me separo lentamente, cuidando que no se despierte y salgo lo más silenciosamente posible del dormitorio, dejando la puerta entornada para poder escucharla por si regresan las malditas pesadillas.
Nada más bajar las escaleras que dan al salón, me acerco a las chicas que están viendo la televisión.
―Voy a la cocina a por algo de beber y llamar a los chicos ―les aviso, sonriendo dulcemente.
―Enseguida te acompañamos ―me asegura mi novia, acariciando mi mano.
En cuanto entro a la cocina, voy a la nevera donde cojo un refresco de limón, lo abro tomando un buen trago y saco mi teléfono para marcar a James.
―Ed, por fin llamas. ¿Cómo está mi peque? ―me pregunta nervioso.
―En este momento duerme tranquila ―suspiro―, pero la manera en la que la encontré al llegar fue horrible, ―rememoro, intentando detener el llanto que amenaza con salir.
―Hermano, cuéntamelo todo, necesitas desahogarte, ―me sugiere y le relato absolutamente todo para luego soltarme a llorar como un niño pequeño.
―Lo siento, no quería derrumbarme, ―me disculpo entre sollozos.
―Necesitas sacarlo todo, no te disculpes, para eso estamos los amigos, así que llora, te urge hacerlo ―declara, y sin poder y ni querer contenerme más, exploto de nuevo en llanto, desahogándome con mi amigo.
―Gracias, lo necesitaba en verdad. Está noche me quedaré a dormir con mi hermana ―asevero más calmado.
―Me alegro, cualquier cosa que pase o necesites, nos llamas, da igual la hora que sea. ¿Entendido? ―ordena James, acepto despidiéndome antes de colgar la llamada.
Al levantar la mirada, luego de secar mis lágrimas, me encuentro con las caras asustadas de Nessie y Bella, que me observan preocupadas al ver el estado en el que me hallo.
―Amor, ¿qué ocurre? ―me pregunta Bella abrazándome.
―Ed, sé que algo malo le sucede a Lizzie, por eso has estado llorando.¡Dime de una maldita vez qué le ocurre! ―me exige Nessie con su mirada llena de dolor .Me separo de mi novia y me acerco a Nessie para abrazarla fuertemente.
―Es mejor que nos sentemos, me resulta muy doloroso y difícil hablar de ello ―les aconsejo, sentándome en la mesa donde no tardan en acompañarme sentándose una cada lado dejándome en medio y, sin dilatar más el asunto, les cuento toda la historia desde el principio hasta lo ocurrido esta noche.
―¡No, eso no puede ser!¡Dime que es mentira! ―Suplica llorando Nessie.
―Desgraciadamente es verdad, pequeña ―declaro triste al ver el rostro de Nessie lleno de dolor y sus ojitos llenos de lágrimas, cojo su mano con delicadeza y la siento en mi regazo, acunándola. Sabía que esto pasaría. Me destroza ver a Nessie sufriendo, ya que la quiero como una hermana.
―Nessie, sé que es muy duro, pero tenemos que ser fuertes para animarla y ayudarla a salir adelante ―dice mi Bella con voz aguda por aguantar el llanto, acariciando la espalda y el cabello de nuestra amiga.
―Bella tiene razón, no podemos hundirnos, debemos ser fuertes por Lizzie ―afirmo, con mi mano obligo a Nessie a que levante su mirada y asienta con una pequeña sonrisa.
Una vez más calmados, estamos charlando sobre lo ocurrido hace unos seis meses y de cómo había superado el ataque, pero ahora nos preocupa que después de tanto tiempo no sabemos de qué manera y a qué grado afectará a mi Lizzie.
Seguimos conversando y pensando en qué manera será la mejor para animarla cuando de repente escuchamos unos siniestros gritos provenientes del cuarto de mi brujita.
―Mierda, las pesadillas reaparecieron, ―maldigo furioso, corriendo a la habitación seguido por Nessie y mi novia.
Nada más traspasar la puerta, contemplo a mi hermanita temblar mientras chilla,"déjame, no me toques", para luego suplicar llorando, "por favor, suéltame, no me hagas daño". Me acerco, pero al abrazarla, se pone a golpearme mientras grita,"no, suéltame, no me toques, no". La acuno entre mis brazos.
—Despierta, es una pesadilla, estoy aquí, mi brujita. Tranquila, no permitiré que nadie te haga daño —le susurro en su oído haciendo que se despierte y abra sus llorosos ojitos, aferrándose fuertemente a mí.
―No me dejes, va a volver, tengo miedo, ―me suplica entre sollozos, escondiendo su cabeza en mi pecho.
―No voy a marcharme a ningún lado sin ti, ―le aseguro, atrayéndola más a mí.
―Volverá por mí, volverá por mí, ―repite una y otra vez, aumentando su estado de nerviosismo, el cual me es imposible controlar; su respiración se vuelve entrecortada, llegando a hiperventilar descontroladamente para luego desmayarse en mis brazos.
―Lizzie, pequeña, despierta ―sollozo zarandeándola.
―No responde. ¿Qué hacemos? ―me pregunta nerviosa Nessie.
―Traed una gasa mojada en alcohol, rápido ―digo desesperado, al mismo tiempo que Bella sale corriendo para traerlo.
―Ten, lo he rociado bastante ―me dice, dándome la gasa bañada en alcohol.
―Vamos, Lizzie, reacciona, por favor ―suplico, pero no reacciona y eso me asusta.
―¡Mierda, Lizzie, despierta!¡No puedes hacernos esto! ―Solloza Nessie, sujetando la gasa debajo de su nariz mientras yo tomo su pulso, el cual es bastante bajo.
―Bella, llama urgentemente a una ambulancia ―ordeno alterado por el estado de mi brujita.
―Ya vienen hacia aquí ―nos dice mi novia nada más finalizar la llamada.
Efectivamente, no pasan ni dos minutos cuando llegan. Les informo todo lo que ocurrió y que su pulso es muy débil, la atienden con la mayor brevedad antes de llevarla hasta la ambulancia.
―Nessie, coged las llaves del coche de Lizzie e id al Hospital General. Nos vemos allí ―les digo antes de subir en la ambulancia, donde ya está mi hermanita.
Durante lo que dura el trayecto, no suelto su mano mientras no paro de hablarle, diciéndole que estoy a su lado, que nada va a pasar y que todo va a salir bien.
En cuanto llegamos, la meten por las puertas de emergencia, donde no me dejan pasar por mucho que suplico, asegurando que soy estudiante de medicina y que había estado realizando prácticas en el hospital, así que resignado, me marcho a la sala de espera, donde no tardo en llamar a James.
―Edward. ¿Qué pasa? ―me pregunta nada más contestar.
―Lizzie está en el hospital, ―suelto entre sollozos.
―Respira, dime en qué hospital están ―dice intentando no alarmarse más de lo que ya se encuentra.
―En el Hospital General, tomad mi coche, Thomas tiene un juego de llaves, por favor, no tardéis ―le explico bastante nervioso.
―Vamos saliendo, no tardamos. Tranquilo, enseguida nos vemos ―me responde intentando calmarme.
―Aquí os espero ―digo dando por terminada la llamada mientras veo cómo Nessie y Bella entran por la puerta, buscándome. Me acerco a ellas y antes de que me pregunten, les comunico que no sé nada y que los chicos vienen hacia el hospital.
No pasan más de diez minutos cuando Thomas, James, Emmett, Jacob y Kevin se reúnen con nosotros en la sala de espera.
―Ed, ¿qué le pasó a Lizzie? ―me pregunta alterado Thomas, que al percatarse de mi estado me abraza fuerte, dándome la fuerza que necesito para contarles lo que ha pasado.
Luego de narrarles lo acontecido, sus rostros denotan rabia, ira y preocupación. Jake tiene abrazada a Nessie, quien no puede parar de llorar. Emmett acompaña a mi novia, que ha estado y está a mi lado todo el tiempo dando ánimos, mientras que Kevin, James y Thomas intentan calmarme al ver que nadie sale a darnos noticias.
―Juró que mataré a ese maldito con mis propias manos cuando lo encuentre ―declara colérico James.
―Cuenta con nuestra ayuda ―contesta rabioso Kevin.
―¿Dónde están Jasper y Laurent? ―pregunto, intentando cambiar el tema de conversación.
―Llegarán en seguida, como no entrábamos en el coche, tuvieron que llamar un taxi ―me responde Thomas.
―Gracias por estar aquí, chicos, de verdad os necesitaba ―aseguro triste y nervioso por no saber nada de mi brujita.
―Estamos aquí porque somos tus amigos y queremos mucho a Lizzie ―declara Laurent llegando junto a Jasper a nuestro lado.
―¿Por qué nunca nos lo contaron? ―pregunta Thomas.
―Mi peque no quería que nadie lo supiera. Nos hizo prometer no decir nada ―le contesta James.
―¡Es una maldita terca! ―Bufa―. Siempre preocupándose por los demás menos por ella, me va a escuchar ―murmura enfadada Nessie, quien conoce perfectamente a mi hermanita.
―Relájate, hermanita, ―sonríe―, va a estar bien y entonces podrás echarle la bronca,―le anima Thomas, acariciando su espalda.
―Más le vale recuperarse pronto, tenemos una charla pendiente las tres ―dice mi novia mientras es abrazada por su hermano Emmett.
Necesito despejarme, así que les aviso que saldré un rato, James me acompaña con la excusa, aunque cierta, de que necesita fumarse un cigarro para relajar los nervios.
—Tranquilízate, Lizzie va a ponerse bien, te necesita fuerte a su lado ―me asegura James, palmeando mi espalda.
—Lo sé, pero no sé cómo calmarme. Tenías que haberla visto, estaba muerta de miedo, temblando y fui incapaz de tranquilizarla ―le aclaro, llorando de nuevo, sintiéndome culpable por no poder ayudarla.
―Hey, has hecho lo que has podido y más. El único culpable es el maldito bastardo al que vamos a dar caza ―me asegura James pasando su brazo por mis hombros.
―Edward, el doctor pregunta por ti ―nos avisa Thomas, sobresaltándonos.
―Vamos, es hora de saber de mi peque ―asevera James antes de girarse para entrar de nuevo.
Respiro varias veces, intentando calmar mis nervios antes de hablar con el doctor. Noto que Thomas está a mi lado, me pasa un brazo por los hombros, mostrándome su apoyo como ha hecho desde que nos conocimos muchos años atrás y nos adentramos en el hospital, dirigiéndonos a la sala de espera donde nos espera el médico junto con el resto de mis amigos y novia.
―Buenas noches,doctor, soy el hermano de Elizabeth, Edward Masen, ―me presento.
―Encantando, soy el doctor Patrick Shepherd y traigo buenas noticias. Su hermana sufrió un fuerte ataque de ansiedad, el cual la llevó a perder el conocimiento durante un largo periodo de tiempo, pero ahora está consciente y estable, la mantendremos está noche en observación ―nos informa, dejándome un poco más tranquilo.
―¿Cuándo podré verla? ―pregunto ansioso.
―En unos minutos la subirán a una habitación y podrán estar con ella .Me gustaría hablar con usted en privado, me acompaña por favor. ―Asiento con la cabeza para seguirlo, no sin antes avisar a los demás para que me esperen.
―Señor Masen, necesito realizarle algunas preguntas sobre su hermana. El ataque de ansiedad que sufrió fue bastante severo, no obstante, gracias a la rapidez de sus actos, no pasó a mayores. Sé que puede ser incómodo responder, pero es por el bien de la salud de la paciente, ―suspira antes proseguir. ― ¿La señorita Masen ha tenido anteriormente algún ataque de este tipo? ―pregunta con interés.
―Nunca, ni siquiera cuando ha estado sumamente nerviosa ―respondo completamente seguro, ya que entre nosotros no tenemos secretos.
―Por lo que he leído en el historial clínico, hace casi un año su hermana sufrió un aborto. Estaba embarazada de once semanas, ¿estaba usted al corriente? ―me interroga de nuevo.
―Sí, estaba enterado, fui yo quien la trajo al hospital. Ella no sabía del embarazo ―le contesto mientras recuerdo que por culpa de ese monstruo mi Lizzie perdió a su hijo.
Nunca nadie más lo supo, ya que no había nada que se pudiera hacer y mi hermana no quería que Justin sufriera, así que ambos lloramos la pérdida de mi sobrino.
―¿Pudo ser ese el origen del ataque sufrido esta noche? Es importante saberlo para poder prevenir un próximo ataque, si reaparece de nuevo ―me explica el doctor Shepherd.
―Tiene algo que ver, aunque no exactamente, —suspiro, me cuesta horrores hablar de este tema—. Lo que pasó es que hace unos seis meses, intentaron abusar de mi hermana y fue esa noche cuando la traje al hospital, ya que se puso muy nerviosa y tenía dolores, que nos enteramos del embarazo y el aborto que sufrió, —paso mis manos por mi cabello en un intento por calmar mis nervios—. Luego de que consiguió recuperarse física y emocionalmente, hoy su pasado regresó. Recibió una nota, donde el mal nacido que intentó abusar de ella le comunicaba que pronto se encontrarían para finalizar la noche interrumpida yeso hizo que se pusiera sumamente nerviosa, —tomo una gran bocanada de aire antes de proseguir—. Sus amigas me llamaron y fui corriendo, pero al llegar la encontré dormida y temblando, sin embargo, conseguí tranquilizarla hasta que se quedó dormida. No obstante, unas horas más tarde, regresaron las pesadillas y no pude calmarla. Fue entonces cuando comenzó a respirar entrecortadamente para luego hiperventilar y perder el conocimiento. Al ver que no reaccionaba con el olor del alcohol, tomé su pulso dándome cuenta de lo débil que era, por lo tanto llamé a la ambulancia y el resto ya lo sabe, ―narro notando mis ojos vidriosos por querer retener mis lágrimas.
―Lo lamento, pero era importante saber qué fue lo que ocasionó el ataque .Le daré unos tranquilizantes suaves para cuando se ponga muy alterada, porque otro ataque como el de hoy podría ocasionar un foco epiléptico —me explica con voz calmada y seria—. Hablaré con la doctora Arizona Robbins, la psicóloga, para que vaya a conversar con su hermana. Creo que llevar terapia le vendrá bien. Sería bueno que sus padres estén informados, solo si ustedes están de acuerdo, ―me da una tranquilizadora sonrisa.
―Me parece buena idea lo de la psicóloga, es necesario que saque todos sus miedos. Con respecto a mis padres, prefiero hablarlo primero con mi hermana ―le digo algo más calmado.
―Es una buena idea, conversen y espero tomen la decisión correcta. Puede quedarse a pasar la noche con la paciente, ―añade con una sonrisa tranquilizadora.
―Gracias por todo, doctor Shepherd, ―me despido, estrechando las manos para salir del despacho e ir a reunirme con los demás.
Nada más entrar a la sala de espera, me abruman con preguntas sobre la conversación que he mantenido con el doctor, en cuanto me dejan hablar, les explico lo que hemos conversado, sin incluir obviamente lo del embarazo y el posterior aborto .Eso esa algo que mi hermana debe decidir si contar o no. Además creo que si alguien merece saberlo primero es… Justin.
Luego de darles toda la información, se van relajando al saber que Lizzie está mejor y mañana le darán el alta, y que en el momento que la suban a planta, ubicándola en una habitación, nos llamarán para verla unos minutos, ya que solo dejan quedarse a una persona y ese seré yo.
No pasan ni cinco minutos cuando una enfermera nos avisa que podemos subir a verla, informándonos que se encuentra en la segunda planta, en el cuarto 211, e inmediatamente salimos corriendo como locos hacia los ascensores.
Una vez estamos en la segunda planta, enseguida hallamos la habitación.
—Chicos, es mejor que entre solo primero para no abrumarla —aconsejo, no quiero que mi brujita se vuelva alterar o a sentir mal —. Os prometo que no tardaréis en entrar. —Todos acceden sin problema, sentándose en las sillas situadas en el pasillo y, sin pensar más, me adentro en la habitación, encontrándome a mi hermanita tumbada en la cama con una vía por donde se filtran los calmantes.
Tiene mucho mejor aspecto, su rostro ha recuperado color y aunque está medio adormilada, me regala una hermosa sonrisa al verme, la cual correspondo llegando a su lado, y nos fundimos en un fuerte abrazo.
―Siento mucho haberte asustado y más encima acabar en el hospital ―susurra avergonzada, aún con su cabeza escondida en mi pecho.
―Shh. Todo pasó. No le des más vueltas al asunto, estás bien y eso es lo único que importa ―le digo besando su cabecita.
―No sé qué haría sin ti a mi lado ―me dice aferrándose más fuerte a mí.
―Siempre estaré contigo. Te quiero, mi brujita, ―garantizo, separándonos lo necesario para unir nuestras miradas.
―¿Hablaste con el doctor? ―me pregunta tímida, bajando su mirada.
―Sí, pero más tarde hablaremos, ―sonrío―. Nessie y Bella están afuera con los chicos y están deseando verte ―le digo mientras acaricio su mejilla.
―¿Saben todo lo que paso? ―me pregunta triste y entiendo a qué se refiere.
―No, solo saben que intentaron abusar de ti y lo de la nota que recibiste esta noche ―aclaro y suspira aliviada.
―Voy a contárselo a Justin y a nuestros padres, merecen saberlo, —dice totalmente convencida—. Necesito que estés conmigo para infundirme la fuerza necesaria, ―sonríe tristemente.
―No pensaba dejarte pasar ese mal trago sola. Siempre juntos, ¿recuerdas? ―añado sonriente por su decisión.
―Ve a decirles que puedan entrar, sino acabaran tirando la puerta abajo ―asevera con una pequeña sonrisa. Revuelvo juguetón su cabello antes de salir a llamar a nuestros amigos, que se adentran rápidamente y no tardan en abrazar a Lizzie, quien los recibe gustosa.
―Chicos, siento haberos alarmado, espero me perdonéis ―dice azorada mi brujita, tapando su cara con las manos.
―Basta de disculpas, solo no vuelvas a ocultarnos nada. Sabes que me duele verte sufrir y no saber la razón para poder ayudarte. Te quiero mucho, hermanita ―declara una llorosa Nessie mientras la abraza.
―Prometo no volver a esconderos nada ―asegura, mirándonos sonriente.
―Nada de secretos entre nosotras ―demanda Bella mientras señala a mi hermana, Nessie y a ella en último lugar para culminar abrazándose las tres.
―¡Hey! Nosotros también queremos un abrazo, ―gimotea Emmett, haciéndonos reír.
―Estáis tardando en uniros ―dice divertida Nessie y acto seguido nos fundimos en un abrazo grupal, que es interrumpido por la enfermera avisando que es hora de marcharse, uno a uno se van despidiendo para luego ir desapareciendo por la puerta.
―Peque, cuídate, mañana vendré a verte, cuentas conmigo para todo. Te quiero mucho, ―se despide James, besando su frente.
Me fijo que Thomas todavía no se ha despedido y me acerco hasta la puerta para brindarle algo de intimidad, pues sé de los sentimientos que tiene hacia mi hermana.
―Joder, Lizzie, menudo susto, creí perderte y no podría vivir sin ti. No olvides que te quiero, enana ―habla dulcemente Thomas, acariciando su mejilla y depositando un tierno beso en ella antes de marcharse por la puerta, dejando a mi brujita sorprendida por su forma de actuar.
En cuanto nos miramos, me sonríe con la sorpresa aún marcada en su rostro, prefiero dejar para más adelante la charla sobre lo que creo siente Thomas por ella, pero sé de sobra que aún no es el momento, más cuando el corazón de Lizzie tiene dueño. Además, mi brujita todavía no se encuentra preparada para iniciar de nuevo una relación, primero debe dejar todos sus miedos atrás para poder cerrar esa nefasta etapa de su vida.
―Vampirito, ven a dormir conmigo, me siento segura a tu lado y el sofá es demasiado incómodo ―me pide, poniendo un dulce puchero al que es imposible negarse.
―Hazme sitio para que pueda acostarme ―le ordeno sonriente mientras me quito las zapatillas para tumbarme, no tarda en abrazarme, apoyando su cabeza en mi pecho, la rodeo entre mis brazos como cuando éramos pequeños y estábamos temerosos por algo.
Al encontrarse tan exhausta enseguida se duerme, mientras la contemplo, no dejo de pensar que mañana será un día bastante difícil, mis padres y Justin sabrán la verdad, pero antes vendrá la psicóloga para conversar con ella sobre todo lo ocurrido desde hace unos seis largos meses. Sé que va a ser muy doloroso, pero merece ser feliz y estas terapias son por su bien, además, estaré a su lado como se lo prometí, no pienso dejar que mi Lizzie pase este mal trago sola y, con este último pensamiento, soy vencido por el cansancio hasta quedarme profundamente dormido.
Me despierto con los rayos del sol que entran por las rendijas de la persiana, observo que mi hermana sigue durmiendo plácidamente entre mis brazos, muy despacio y con sumo cuidado me separo para levantarme sin despertarla, entro en el baño y me adecento todo lo que puedo; al salir del cuarto de baño, me encuentro con la enfermera que trae el desayuno para ambos, le agradezco por el detalle de que pensaran en mí; antes de marchase, mi brujita comienza a despertarse, poco a poco va abriendo sus hermosos ojos, acostumbrándose a la luz del día, después me busca con la mirada y me sonríe dulcemente antes de incorporarse.
―Buenos días, vampirito, ―me saluda, besando mi mejilla cuando me siento a su lado en la cama.
―Buenos días, brujita. ¿Cómo dormiste? ―le pregunto tiernamente, acariciando su cabello.
―Bien porque estabas conmigo ―contesta un poco adormilada, apoyándose en mi hombro.
―Vamos a desayunar ―digo mientras acerco nuestras bandejas.
La comida pasa entre anécdotas sobre nuestra niñez, aparcando el dichoso tema hasta la llegada de nuestros padres y Justin, a los que avisaré más tarde, no quiero causarle más sufrimiento.
En el momento en que se marcha al baño a ducharse y vestirse con la ropa que le trajeron ayer mi novia y Nessie, aprovecho para realizar ambas llamadas.
―Residencia Masen, dígame ―responde mamá al teléfono.
―Hola, mamá ―la saludo lo más tranquilo que puedo.
―Hijo, ¿cómo estás? ―me pregunta con alegría.
―Mamá, ¿papá está contigo? Necesito hablar con los dos de algo importante ―inquiero nervioso, no sé cómo darles la noticia.
―Sí, está a mí lado, espera que te pongo en altavoz. Hijo, estás muy raro ―habla intranquila por mis palabras.
―Hijo, te escuchamos. ¿Qué ocurre? ―me pregunta papá nervioso.
―Me urge que vengáis al Hospital General, Lizzie fue ingresada ayer por un ataque de ansiedad, ―suelto de golpe, aparentando estar calmado.
―Mi nenita, mi pequeña. ¿Qué pasó? ¿Está bien? ―me interroga papá angustiado y escucho de fondo los sollozos de mamá.
―Tranquilos, está bien, hoy le dan el alta. Pero necesitamos que vengan, hay algo que deben saber, ―suspiro―. ¿Pueden estar aquí en un hora? ―les pido, intentando transmitirles algo de tranquilidad a través de mis palabras.
―Por supuesto, nos vemos allí en un rato. Te queremos, hijo ―me responde papá, que se encuentra mejor que mamá.
―Mamá, papá, nuestra brujita está perfectamente, así que relajaos. Os quiero, nos vemos en un rato, ―me despido dejándolos mas calmados, no quiero que se alteren.
Seguidamente le marco a Justin, en cuanto le aviso de lo ocurrido y de que es necesaria su presencia, se preocupa bastante, pero al asegurarle que Lizzie está bien, se relaja y me garantiza que no tarda en llegar.
Al rato, sale mi hermana del baño y charlamos de trivialidades hasta que el doctor Shepherd aparece por la puerta acompañado de una mujer rubia bastante guapa, que nos sonríe dulcemente, supongo que es la psicóloga.
―Buenos días, chicos, ―sonríe.― ¿Cómo amaneció mi paciente favorita? ―pregunta animado el doctor Shepherd.
―Estupendamente, gracias ―contesta Lizzie sonrojada.
―Me alegro. Disculpad mi falta de consideración por no hacer antes las presentaciones, —sonríe de nuevo, pero esta vez con disculpa a su compañera—. Ella es mi colega, la doctora Arizona Robbins, nuestra psicóloga, y ellos son los hermanos Masen. Edward, —me señala—, y nuestra linda paciente, Elizabeth —nos presenta muy educadamente.
―Ahora vamos a chequear que todo esté correcto para darte el alta― dice mientras realiza las típicas pruebas de reflejos y orientación.
―Todo está en orden, te irás hoy a casa. Acuérdate de tomar Orfidal, un tranquilizante, dos veces al día, una pastilla al levantarte y otra al acostarte, durante una semana, una vez acabes con el tratamiento, si te sientes en algún momento muy alterada no dudes en tomarte media pastilla, no quiero tenerte de vuelta —le explica sonriente mientras la señala con el dedo—. Solamente queremos que vuelvas para saludarnos y decirnos que estás de maravilla, ―ríe―. Ahora me marcho dejándoos en buena compañía con la doctora Arizona. Vendré a verte antes de que te marches a casa .Hasta luego, chicos ―se despide el doctor Shepherd.
―Antes que nada, solo llámenme Arizona, no me gustan los formalismos ―nos dice, regalándonos una cálida sonrisa.
―De acuerdo, con la condición de que me llames Lizzie en vez de Elizabeth ―contesta divertida, me alegra el corazón verla sonreír de nuevo.
―Acepto, ―ríe―. ¿Quieres hablar a solas o prefieres que estemos los tres? ―cuestiona seria Arizona.
―Prefiero que estemos los tres, me siento más cómoda ―responde mi hermana, cogiendo mi mano.
―Me parece bien. ¿Has decidido contárselo a tus padres? ―vuelve a preguntar la doctora.
―Sí, es lo mejor, también voy a hablar con Justin, era mi novio cuando me enteré de mi embarazo, el cual no se pudo llevar acabo. Llegarán en un rato ―explica nerviosa, acaricio su mano proporcionándole todo mi apoyo.
En ningún momento participo de la conversación que mantienen. Enseguida me percato del bien que esta charla le está haciendo a mi brujita, cada vez estoy más seguro de que la terapia es lo mejor para superar el maldito trauma. Nunca llegué a imaginar lo mal que se encontraba y la baja autoestima que tiene desde el ataque, pensar que no merece ser feliz ya que se siente sucia…Pero va a luchar para salir adelante y dejar atrás ese episodio de su vida. No me doy cuenta de lo rápido que pasa la hora hasta que Arizona da por finalizada la sesión, para ser el primer día es suficiente y ha ido mucho mejor de lo que creía en un principio, en el tiempo que han estado hablando, mi hermanita no ha parado de llorar, aunque su estado de animo es bueno.
―Lizzie, ¿qué tal te sientes? ―indaga Arizona, entregándole un vaso de agua.
―Bien, me encuentro mucho mejor. Me hizo bien hablar ―dice sonriente, apoyándose en mí y automáticamente mis brazos la rodean.
―Me alegro. Comenzaremos la terapia con dos visitas a la semana, nuestra primera cita será el lunes a las cinco y media de la tarde ―le comunica Arizona.
―Sin problema, ahí estaré, ―sonríe― ¿Edward puede venir conmigo? ―pregunta nerviosa mi brujita.
―Claro, es bueno para ti, ―suspira―. Debo ir a ver a otro paciente, nos vemos antes de irte, te traeré los papeles con las citas coordinadas que serán los Lunes y Miércoles a las cinco y media de la tarde, —nos sonríe mientras se levanta de la silla—. Ahora, debes relajarte para hablar con tus padres y Justin, no te alteres por favor. Hasta luego, chicos ―nos explica antes de despedirse cariñosamente de nosotros.
Nada más irse la psicóloga, hablamos sobre cómo se ha sentido durante la sesión hasta que mis padres hacen acto de presencia en la habitación, abrazándonos fuertemente como si algo nos hubiera pasado mientras nos echan una buena reprimenda por no haberles avisado antes, nos perdonan cuando les explicamos que ha sido de madrugada y que por esa razón les hemos llamado esta mañana a primera hora.
No pasan ni diez minutos cuando Justin, con rostro preocupado, entra en la habitación. Nada más ver a Lizzie, corre a abrazarla fuertemente y deposita varios besos en su cabello y frente mientras le pregunta si se encuentra bien. Se nota lo mucho que ambos se quieren.
Lizzie pov:
—Papá, mamá, Edward…os ruego por favor que salgáis un momento, hay algo importante que quiero y debo hablar con Justin, luego os contaré a vosotros, pero Justin debe saberlo primero, por favor —les pido con una sonrisa e intento parecer calmada para que se vayan tranquilos.
—Por supuesto, hija, aquí afuera estaremos esperando, no tengáis prisa, hablad tranquilos —asegura mi padre, dándole un apretón en los hombros a Justin, siempre le ha parecido un gran chico y perfecto para mí, mientras que mi madre y mi hermano nos sonríen dulcemente antes de salir de la habitación, seguidos de mi padre, que cierra la puerta silenciosamente.
En cuanto nos quedamos solos en la habitación, me preparo para tener con Justin la conversación más importante de nuestras vidas o al menos una de ellas. Lo que tengo que contarle es muy duro y probablemente salga por la puerta para no volver jamás y no querer verme nunca más, pero debo hacerlo y lo haré. Cierro los ojos y respiro profundamente para poder sacar todo el dolor. Se acabaron las mentiras, los secretos, hoy va a ser el primer día de mi nueva vida.
—Justin, —empiezo a hablar al tiempo que él se sienta en la cama a mi lado, tomándome la mano y dándome ánimos para seguir, intuyendo que va a ser una conversación importante—. Lo primero que quiero es pedirte perdón por no habértelo contado antes, pero me sentía completamente perdida, y es la razón por la que puse fin a nuestra relación. No quería dejarte, te amaba, pero era seguro que si no lo hubiese hecho, al final lo habrías hecho tú, te mereces algo mejor que yo, —sus hermosos ojos me miran expectantes mientras sus manos acarician con ternura las mías, logrando apaciguar mis nervios.
—Iba caminando sola hacia casa cuando alguien me cogió por detrás de la cintura, por un instante pensé que eras tú, o Edward, o alguno de los chicos, pero enseguida me percaté de mi error. Forcejeé con él todo lo que pude, luché con todas mis fuerzas, pero fue inútil, él era más fuerte que yo. Por cada uno de mis empujones, él me daba dos golpes más, y de repente me vi tumbada en el suelo, indefensa; gritaba con todas mis fuerzas, pidiendo ayuda, pero el desgraciado me tapaba la mano con la boca para que me callara. En un momento dado, pude morderle la mano y aproveché su reacción para seguir gritando con más fuerza. No te puedo decir de dónde salieron porque no lo recuerdo, pero de repente escuché las voces de James y Edward maldiciendo al individuo e intentando retenerlo. Edward estaba como loco, pero de nada les sirvió. Escapó, el muy maldito consiguió escapar gracias a la ayuda de sus amigos en el instante en que un tremendo alarido salió de mi boca. Dolía, Justin, no te puedes imaginar el dolor tan grande que sentía, que me partía en dos, y seguido comencé a sentirme muy débil, debajo de mi cuerpo se estaba formando un pequeño charco de sangre. James y mi hermano se asustaron tanto que se olvidaron de seguir al desgraciado y a sus compinches, la prioridad era yo. Me llevaron al hospital y a allí…allí…
No puedo articular palabra, me siento de nuevo rota y desgarrada por dentro, cierro los ojos brevemente mientras respiro profundamente intentando calmarme, abro los ojos al sentir una delicada y dulce caricia en mi mejilla, Justin me dirige una mirada llena de ternura y…¿amor?, lo que me da la fuerza necesaria para seguir—. En el hospital me dieron la peor noticia de toda mi vida. Debido a los golpes recibidos, había perdido al bebé. Nuestro bebé, Justin. Me enteré en aquel momento. Y ese monstruo mato a nuestro bebé. Me sentí sucia, desolada, una mala persona, no había sido capaz de cuidar al fruto de nuestro amor, —conforme voy hablando, noto cómo Justin me aprieta la mano en un gesto cariñoso de amor. La expresión en sus ojos es indescifrable, pero de ellos caen gruesas lágrimas—. Por eso te dejé ir, no merecía estar a tu lado, ni a un hombre como tú. —Cuando termino de hablar, Justin no me ha soltado de su abrazo, y me besa el cabello y la cara.
Ambos lloramos abrazados mientras echamos juntos todo el dolor que sentimos.
―Pudimos haber sido padres y por culpa de ese bastardo no pasó ―clama con voz dolida ―. Lizzie, cómo me hubiera gustado saberlo para estar a tu lado y entender la razón de nuestra ruptura, —acaricia dulcemente mi mejilla—. Siempre creí que hice algo mal. Tendría que haber estado contigo. Encontraremos a ese monstruo y pagará por todo el daño que ha hecho, lo prometo ―declara con tristeza mientras me abraza y escondo mi rostro en su cuello.
—¿No te importa que por mi culpa nuestro…? —No puedo terminar la frase, pues uno de sus dedos se ha posado en mis labios.
—Tú no tuviste la culpa de nada, ¿me oyes? De .Nada. Estoy aquí contigo, Lizzie, —besa mis manos—. Siempre estaré aquí. Siempre. Para ti —me susurra y me besa en la frente con suma dulzura para luego fundirnos en un abrazo lleno de amor.
Unos pequeños toques en la puerta nos recuerdan que mis padres y mi hermano se encuentran afuera en el pasillo, esperando para entrar. Justin se levanta y va hacia la puerta, la abre y con una triste sonrisa les invita a pasar, Edward palmea amistosamente su espalda en signo de apoyo.
Edward pov:
―Ahora que estáis los tres aquí, hay algo importante que debo contaros, papás, os pido que no me interrumpáis hasta que termine, por favor ―advierte nerviosa mi Lizzie.
―De acuerdo, esperaremos hasta el final de tu relato ―asegura mamá y mi papá asiente con la cabeza.
Y sin pensarlo más, les cuenta todo lo ocurrido desde el principio, solo llora en el momento que relata sobre el aborto, pero luego se recompone y sigue explicando, hasta la charla que ha mantenido con la psicóloga momentos antes, en ningún momento del relato suelta mi mano ni se separa de Justin, todo lo contrario, se aferra más a él. Una vez finaliza, sube su mirada del suelo y la enfoca primero en nuestros padres y seguidamente en Justin, se puede apreciar el dolor en sus rostros y sus ojos vidriosos, intentando aguantar las lágrimas que pujan por salir.
Nadie habla, los minutos parecen más largos y tortuosos hasta que por fin mis padres rompen el incómodo silencio.
―Mi nenita, debió ser muy duro para ti, si nos hubieras contado, te habríamos ayudado y no habrías tenido que pasarlo sola ―asegura angustiada mamá, regalándonos una cálida sonrisa.
―Pequeña, saldremos adelante todos juntos y esto será solo un mal sueño, nada más ―asevera papá, acariciando el cabello de mi brujita, la cual sigue abrazada a Justin desde que ha llegado.
―Me alegro que tuvieras a Edward a tu lado. Él te cuidó y animó para que siguieras con tu vida, dándote su apoyo, y ahora también estamos nosotros ―agrega Justin sin dejar de abrazarla.
Una vez zanjado el tema, conversamos de trivialidades consiguiendo que mi brujita sonría e incluso se ría. Se nota lo relajada que se encuentra después de haberles dicho la verdad, es como si se hubiera quitado un gran peso de los hombros. Pasa un buen rato hasta que aparecen los doctores para darle las instrucciones pertinentes, entregarle los horarios con las sesiones de terapia y el alta médica y seguido despedirse amistosamente de nosotros.
Una vez salimos del hospital, es medio día y papá nos invita a comer en "Mi Piace", el restaurante italiano favorito de mi brujita, la cual no tarda en saltar de emoción, colgándose del cuello de nuestro padre mientras deposita besos en sus mejillas, diciéndole que es el mejor, haciendo que nos riamos ante tanta efusividad.
Después de una agradable comida, nos marchamos a casa de nuestros padres, donde pasaremos dos días con ellos, de ese modo Lizzie se desconectará de todo lo que no le hace falta. Ya al finalizar la tarde, Justin se marcha y aprovecho para llamar a los chicos para informarles que nos encontramos con nuestros padres, que en dos días volveremos al campus y que mi brujita se encuentra en perfectas condiciones, dejándoles tranquilos.
Dos días más tarde, regresamos con fuerzas renovadas gracias a los consejos y mimos de nuestros padres. En el momento que abrimos la puerta del apartamento de las chicas, nos encontramos con la sorpresa de que todos nuestros amigos están ahí para darnos la bienvenida; luego de saludarnos y hacernos un interrogatorio, charlamos animadamente, me fijo que mi hermana se levanta pensativa hacia la cocina y la sigo para saber lo que ocurre.
―¡Hey! ¿Qué sucede? ―pregunto, abrazándola por la cintura.
―Estaba pensando en que voy a contarles lo sucedido a todos ―responde aún meditando.
―¿Todo? ¿Estás segura? ―interrogo ansioso, no quiero que se precipite.
―No todo, solo lo fundamental ―me contesta sonriente, acariciando mi mejilla.
―Si eso te hace sentir mejor, cuenta conmigo ―digo alegre por su decisión, une nuestras manos y volvemos al salón con los demás.
En cuanto todos se enteran de lo que sucedió, primero nos recriminan por no contarles nada, aunque comprenden la postura de Lizzie, y tal como me imagino, le brindan todo su apoyo y ayuda. Una vez cerrado el tema, pedimos unas pizzas para hacer una tarde-noche de películas y juegos. Mientras llegan las pizzas, preparamos la mesa y llevamos los refrescos junto con aceitunas y pepinillos para Emmett, es un caprichoso.
La noche es de los más divertida, primero vemos dos películas de humor "Esto es Guerra" e "Infiltrados en Clase", después jugamos en parejas al Twister, Las películas y Tabú, no paramos de reír. Cuando nos queremos dar cuenta, son las dos de la madrugada, así que nos marchamos a dormir; como hace tiempo que no paso tiempo a solas con mi hermosa novia, me quedo a pasar la noche con ella, donde nos amamos hasta el amanecer. Nos hemos extrañado muchísimo, cada día amo más a Bella, es una maravillosa persona.
Los días pasan, volviendo de nuevo a la normalidad. Me hace feliz ver sonreír, bromear y reír nuevamente a mi brujita, desde que ha compartido parte de su secreto con nuestros amigos se la ve más relajada y animada, aunque a veces las pesadillas regresan, pero eso lo trabajaremos con Arizona en las sesiones.
Hoy es viernes y nos hemos reunido todo el grupo de amigos en uno de los bares más conocidos del campus, "Sepi´s", para hablar sobre la barbacoa de mañana, es una tradición anual de la universidad para dar la bienvenida al nuevo curso y a los nuevos estudiantes. Además, hoy conoceremos a Bree, la novia de Diego desde hace dos días, las chicas están deseando verla. Pobrecita, no sabe dónde se mete.
Busco a mi hermana con la mirada y no la encuentro por ningún lado, lo que me tiene preocupado. Sí, me he vuelto mucho más protector con ella desde su estancia en el hospital.
―¿Sabéis donde está Lizzie? ―pregunto intrigado.
―Se ha encontrado con Victoria y se han quedado charlando ―me responde Elena, sonriendo con malicia y mirando a James.
―Sí, tenían que hablar de algo de suma importancia ―añade divertida Kim, quien también mira a nuestro amigo.
―No debe tardar en llegar ―agrega Jane, sonriéndole cómplice a las chicas. Algo están tramando, me da que tiene que ver con James, aunque él no tenga ni la menor idea.
―¿No estaréis haciendo de cupido? ―le susurro en el oído a Bella, que está sentada en mi regazo.
―No conseguirás que diga nada. Mis labios están sellados ―contesta sonriendo y antes de que pueda objetar algo, besa mis labios, haciéndome callar.
Estoy en mi burbuja, besando a mi novia, cuando un carraspeo, seguido de un grito de Emmett diciendo que nos busquemos una habitación y las risas de nuestros amigos nos hacen separarnos, no obstante, siguen con sus comentarios sobre lo empalagosos que somos.
Una vez pedimos algunos snacks, charlamos sobre la próxima reunión de las fraternidades que se realizará el jueves a las siete de la tarde, donde debatiremos sobre el dinero correspondiente a cada hermandad, cuándo serán las pruebas de acceso, las fiestas temáticas que debemos preparar y otros temas pertinentes.
No pasan ni quince minutos cuando mi brujita aparece acompañada de un sonriente Diego, que viene agarrado de la cintura de una chica que imaginamos es Bree.
Una vez se acercan, Diego hace las presentaciones antes de sentarse. Bree es una chica tímida, pero muy agradable, todos le damos la bienvenida al grupo, ya que nos alegra ver a nuestro amigo feliz. Después de que los tres pidan sus bebidas y se las traigan, comenzamos a hablar sobre las actividades que habrá en la barbacoa y en cuáles participaremos. Media hora más tarde, por fin nos ponemos de acuerdo en las actividades en las que participaremos, las cuales resultan ser karaoke, gincanas, limbo y alguna más que ahora no recuerdo. Por supuesto, Emmett se apunta al concurso de pulsos.
―¿Sabéis quién va a dar la clase de zumba? ―pregunta traviesa Nessie, todos negamos, aunque me percato de la mirada fulminante de mi brujita a su amiga del alma.
―Da igual quién lo haga, vamos a participar todos ―ordena Kate, sonriéndonos de manera amenazante y logrando que aceptemos.
―¿Os apetece otra ronda? ―pregunta Kevin, señalando las bebidas vacías sobre la mesa.
―Eso sería genial, hace demasiado calor ―contesta Lizzie apoyada sobre el hombro de Thomas, quien acaricia cariñosamente el cabello de mi brujita.
Me gusta ver lo unidos que son de nuevo, solo espero que Thomas le diga algún día lo que siente, pues se nota lo mucho que mi amigo, mejor dicho hermano, la ama. Otra historia es Lizzie, que tiene su corazón ocupado, y ahora mismo no creo que quiera algún tipo de relación.
Con nuestras nuevas bebidas servidas, seguimos con nuestra amena charla, la cual deriva en conocer más a Bree. No pasa mucho tiempo para que Emmett comience con sus comentarios bromistas avergonzando a Diego, pero rápidamente las chicas salen en ayuda de su amigo, haciendo que sea Emmett el avergonzado.
Al fijarnos que ya ha oscurecido y es hora de cenar, decidimos pedir algo de picotear, ya que nos hallamos muy a gusto conversando en la terraza del bar y hace una noche esplendida.
―Entonces, quedamos a las once para desayunar todos juntos en el apartamento de estas tres locas, ―ríe Maggie señalando a mi novia, Nessie y a mi hermana.
―Perfecto, nos encontramos allí ―sentencia divertido Jared.
―Nos parece bien, pero traeréis el desayuno ―les avisa mi novia, acurrucándose en mi pecho.
Luego de ponernos de acuerdo, nos despedimos y me fijo que mi brujita le entrega a James un papel, quien sonríe al leerlo y luego la abraza, chillando que es la mejor y que la quiere muchísimo.
Bella me pide que me quede con ella, así que me acompaña a la fraternidad a por ropa; mientras recojo lo que me llevaré, escucho cantar a James. Bajamos al salón, donde se encuentran los chicos charlando, y aprovechamos para preguntarle a nuestro amigo el porqué de su alegría.
―Victoria me dio su teléfono y aceptó una cita ―chilla, desapareciendo por las escaleras.
Comunicaros que en el grupo de facebook "EL jardín de los hechizos de Maya" podéis encontrar los álbumes de los fics, así como adelantos, encuestas y muchas cosas más de mis historias. El link lo tenéis en mi perfil, Os esperamos.
El Link del trailer tan maravilloso realizado por mi amiga Teresa lo tenéis en mi perfil.
Este capítulo va dedicado a todas/os mis nuevas/os y antiguos lectores os dedico este capítulo y os doy las gracias por vuestro apoyo a está historia, estaré esperando vuestros comentarios que hacen superarme en cada nuevo capítulo.
A mis lectoras silenciosas gracias por estar ahí.
Gracias a mis lectoras por tomaros el tiempo de dejar vuestros reviews que me llenan de ilusión y me dan fuerza para continuar.
Muchísimas gracias a todos los que me habéis añadido a favoritos y alertas, también a mis lectoras anónimas gracias por estar ahí.
Espero sus comentarios y sugerencias de todo corazón.
Muchos besitos y mordisquitos de Edward para todos mis lectores.
