DISCLAIMER: Sólo los personajes pertenecen a la maravillosa escritora Stephanie Meyer; la trama de la historia, los lugares y algunos personajes son de mi propiedad.

Beteado por mi amiga Emotica GW, que me acompañara en esta aventura. Mil gracias guapa.

Hola a todas/os:

Aquí os dejo el duodécimo capítulo. Espero y os guste.

El link de las canciones lo tenéis en mi perfil

La canciones del capítulo:

The Way You Me Fell — Michael Jackson.

Earned — The Weeknd.

Let´s Get Loud — Jennifer Lopez.


Sensación de Vidas Universitarias.

Capítulo 12 Fiesta de La Barbacoa I

James Pov:

En estos momentos me siento enormemente dichoso. Mi peque es fantástica, ha conseguido que mi amada Victoria acceda a tener una cita conmigo y aquí estoy, con su número de teléfono en una mano y con mi móvil en la otra, completamente nervioso y asustado. Tanto tiempo esperando este momento y ahora no sé cómo actuar, miles de preguntas llegan a mi mente. ¿Y si me rechaza? ¿Y si no le gusto? Soy patético, me siento aterrado, así que frustrado decido bajar a la cocina por una cerveza para tranquilizarme y darme ánimos, para poder realizar la llamada que cambiara mi vida.

Justo cuando estoy saliendo de la cocina con la cerveza en la mano para regresar a mi habitación, me encuentro con Jacob, que me mira divertido.

¿Cómo estamos, nerviosillos? Me pregunto porqué será, —sonríe malicioso—. Ten cuidado con la lata, que como te descuides te vas a regar cierta zona erógena que prefiero no mencionar, ―se burla el muy desgraciado. Me habría encantado ver lo aterrado que estuvo cuando se le declaró a Nessie, seguro que ahí no se reía.

Serás cabrón, en vez de ayudarme solo lo empeoras, ―gruño, dirigiéndome a las escaleras para regresar a mi cuarto mientras escucho cómo se ríe el maldito.

De nuevo en mi habitación, bebo un par de tragos de cerveza antes de tomar el móvil, que a causa de mis nervios se me resbala de las manos aterrizando en el suelo. Después recogerlo, lo dejo sobre la mesa tan bruscamente que más que un teléfono parece una brasa ardiendo, lo observo durante bastante tiempo como si al mirarlo fuera a resolver todos los secretos del universo.

Vuelvo a cogerlo y comienzo a marcar el número de Victoria, pero el maldito pánico retorna una vez más, y al escuchar el segundo tono de llamada, cuelgo. Frustrado por ser tan cobarde, tiro el móvil sobre la mesa y empiezo a recorrer la habitación como un loco desquiciado, pero la vibración del teléfono me sobresalta, dejándome estático en el lugar. Avanzo rápidamente hacia donde se encuentra el maldito aparato, lo agarro y contesto con más miedo que vergüenza sin mirar siquiera quién llama.

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ―Escuchar su voz es una gran sorpresa y mis nervios, que ya de por si están destrozados, se instalan de nuevo en mi estómago, impidiéndome articular palabra alguna―. He recibido una llamada de este número. ―La sensual voz de mi diosa me trae de vuelta, dándome el valor suficiente para contestar.

Hola, Victoria, soy James, ―saludo inquieto, espero que no lo note―. Perdona por colgar tan pronto, pero al fijarme en la hora pensé que podrías estar dormida, ―me excuso por haber sido tan tonto, deseando que se crea mi absurda mentira.

Tranquilo, no me has despertado, estaba viendo la televisión ―explica dándome a entender que no se encuentra molesta.― ¿A qué se debía tu llamada? ―pregunta y mis nervios se vuelven apoderar de mí, imposibilitándome el hablar―. No quiero que pienses que me incomoda tu llamada, todo lo contrario, solo es curiosidad ―se apresura a decir, calmándome al instante y dándome el valor suficiente para dejar de ser un maldito cobarde.

Quería saber… ¿Te gustaría acompañarme mañana a la barbacoa? ― pregunto lo más tranquilo que puedo intentando ocultar mi nerviosismo.

¿Me estás proponiendo una cita? ―me responde con una pregunta. Esta mujer quiere volverme loco, menos mal que no puede ver lo histérico que estoy.

Exacto, para mí sería un inmenso placer poder disfrutar de tu compañía mañana y el resto de mi vida ―contesto y al percatarme de la ultima frase dicha, me golpeo mentalmente por ser tan bocazas, mi intención en ningún momento era presionarla ni asustarla.

¿Disculpa? Repíteme eso último que has dicho ―me contesta con un deje de perplejidad en su voz, o al menos eso me parece. Lo dicho, esta mujer me llevará a la locura.

Esto... pues...yo… ―Uf, en menudo lío me he metido. Yo y mi maldita bocota que no puede mantenerse callada ni un segundo―. Bueno...verás...yo he dicho que me gustaría disfrutar de tu compañía ―repito lo más deprisa que puedo.

¿Perdón? No te he entendido nada ―manifiesta divertida. Sí, definitivamente pretende volverme loco, si no lo estoy ya.

Digo...que...me encantaría disfrutar de tu compañía―hablo, esta vez sin titubear o al menos esa es mi intención.

Vale. ¿A qué hora pasas a buscarme? Porque supongo que tendrás pensado pasar a recogerme ―inquiere con su maravillosa voz que hace estragos en mí.

Ni lo dudes ―digo rápidamente, creo que nota la ansiedad que tengo, pues una sutil risita se escucha al otro lado de la linea―. Paso por ti a las once y media. ¿Te parece bien? ―comento emocionado por estar mañana con mi diosa.

De acuerdo ―afirma con tono meloso o al menos eso me parece―. Hasta esa hora entonces, ―se despide y cuelga sin darme tiempo a decirle ni adiós.

Tiro el teléfono encima de la mesa y me tumbo en la cama, poniendo la almohada en mi cara para amortiguar mi grito de alegría. Bueno, James, cálmate, me digo a mí mismo, lo peor ya ha pasado y ella ha aceptado. Saltando de felicidad, me levanto de la cama y tomo el móvil de nuevo, mi peque debe ser la primera en saberlo.

En cuanto suena el primer tono, contesta de inmediato. Vaya, parecía como si estuviera de guardia, esperando mi llamada.

James, dime, ¿cómo fue? ―pregunta alegre, pero muerta de curiosidad, no puedo evitar reírme de su entusiasmo.

Mejor que bien, peque, ―río, porque sé que se va a molestar por no ser especifico―. Ahora sólo necesito que me asesores sobre qué ropa ponerme ― imploro. Los consejos de mi mejor amiga siempre son estupendos y los resultados, espectaculares.

No, no te pienso aconsejar hasta que no me cuentes absolutamente todo lo que habéis hablado y ni si quiera pienses en guardarte ningún detalle. Entonces, y solo entonces, te recomendaré que ropa has de llevar ―dice indignada, pero al mismo tiempo divertida, y ante dicha amenaza tan dramática, me pongo a relatarle todo tal como había ocurrido, y como me he imaginado, no puede evitar reírse en el momento que cuento la parte donde mis nervios estaban a flor de piel.

Ya me hubiera gustado ver tu cara al contestar el teléfono y descubrir que era ella quien llamaba, ―ríe a más no poder.Qué pena no haber estado allí con una cámara para grabarte y después publicarlo en YouTube, ―bromea la muy bruja para luego romper ambos en carcajadas.

Te estoy pidiendo ayuda y contándote cosas que jamás le diría a nadie y tú no paras de cachondearte ―digo entre ofendido y divertido, pero todavía con mis nervios apunto de explosionar.

Tranquilo, chiquitín, en un minuto estaré ahí, tenemos que revisar tu armario ―asevera cariñosa. Es imposible no adorar a mi peque, esa es la razón de que nunca pueda negarla algo.

Eso sí que no, señorita, no voy a permitir que andes tú sola por ahí a estas horas de la noche, —escucho un gruñido de su parte—. No me perdonaría que te pase algo y creo que Edward tampoco, —sonrío al imaginármela con el ceño fruncido—. Así que ahora mismo voy a buscarte. Coge la ropa que necesites para mañana, esta noche te quedas aquí conmigo ―sentencio con voz seria, dando a entender que no permito replica ninguna. No voy a consentir que le ocurra algo a mi peque.

Está bien, papá, como tú digas. Aquí te espero, no tardes ―dice con voz de niña pequeña que ha sido regañada antes de colgar, dando por finalizada la llamada. Otra que me deja con la palabra en la boca.

¿Pero qué les pasa a las mujeres hoy?

Me levanto de la cama para salir a buscarla, pero cuando voy a coger las llaves de la habitación, observo a mi alrededor y el cuarto parece una leonera. Lizzie ya ha estado muchas veces en mi dormitorio, pero tengo que recoger un poco sino quiero que se encuentre con una cochiquera en vez de una habitación. Una vez está todo más o menos ordenado, salgo rumbo a su encuentro.

Camino con paso decidido y rápido para así desfogar un poco los nervios que todavía mantengo. Vamos, que si de mí depende ya habría echado a correr, pero no era plan llegar todo sudado a buscar a mi mejor amiga.

Cuando llego al edificio donde se halla el apartamento de las chicas, Lizzie ya me está esperando junto con Edward, que se encuentra acompañándola para que no aguarde sola.

Hola, ¿qué tal amigo? ―Ríe, palmeándome la espalda.Mi querida brujita ya me ha contado que has recibido una llamada de Victoria y… habéis quedado mañana ―comenta con pitorreo y burla en la voz. Un momento. ¿El guasón del grupo no era yo? ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cuándo intercambiamos los papeles? ―. Cuídamela bien, que si no, te mato, aprendiz de casanova ―me dice intentando sonar amenazante, dado que el tono de su voz es divertido, además, la sonrisa que surca en su rostro le delata.

Vale, vale, no te pongas así. Tenía entendido que Emmett era el tonto y el chistoso del grupo era yo. ¿Cuándo cambiamos los roles? ―declaro intentando sonar ofendido, cruzándome de brazos―. Y sobre lo de cuidarla, no tienes ni que decirlo, la defendería contra todo, es mi pequeña ―aseguro con ternura, despeinando el cabello de mi peque, que no tarda en quejarse haciendo un lindo puchero.

No, es guasa, James —declara Edward reprimiendo su sonrisa―. Pásatelo bien, te dejo en buenas manos, sé buena. Te quiero ―dice a su hermana mientras besa su frente a modo de despedida, y esta le susurra un "también te quiero", besando su mejilla. Da gusto ver el amor que se profesan.

Hasta mañana, Edward, que pases buena noche, ―me despido, pasando mi brazo por los hombros de Lizzie para dar comienzo a nuestro recorrido―. Por cierto, Edward, deja dormir un poquito a Bella, que luego tiene unas ojeras... ―digo en voz alta entre risas mientras nos vamos a toda prisa. No puedo marcharme sin hacer alguna de mis bromas. A lo lejos oímos maldecir a Edward.

El resto del trayecto es de lo más ameno, ya que no paramos de reír por las tonterías que decimos.

Nada más entrar a la casa, escuchamos risas en el salón y a Emmett protestando. Pobrecillo, a veces me da pena, pero siendo sincero no se puede negar que él mismo se lo busca, ya que en cuanto puede se burla de todos, además de que algunas veces sus comentarios y bromas son molestos, no obstante, no hay nada que podamos hacer con su forma de ser. Es nuestro niño pequeño y travieso al cual adoramos.

Una vez se percatan de nuestra presencia, un silencio se instaura en la estancia ante la sorpresa de ver a mi peque aquí. En cuanto salen de su asombro, rápidamente se levantan a saludarla, entusiasmados.

¿Qué paso, Lizzie? ¿Fuiste expulsada de tu apartamento? ¿O es que no soportabas los gritos de tu hermano y Bella? ―Bromea Emmett y todos rodamos los ojos ante sus tontas preguntas. Este chico es un caso perdido.

En absoluto. Pero si tienes envidia de ellos, te dejo las llaves para que vayas a escuchar y se te quite el mono, ―se burla mi peque y todos reímos al ver a Emmett con la boca abierta como un pez, sin saber que responder.

Te dejó mudo, ―ríe Kevin―. Bien hecho, Lizzie ―le felicita sin parar de reír.

Emmett, cierra la boca o se te va a llenar de moscas ―exclama con cachondeo Laurent.

Eres nuestra heroína, conseguiste silenciar al oso ¡Por fin un poco de tranquilidad! ―comenta chistoso Thomas y de nuevo las risotadas colman la sala al observar que Emmett sigue aturdido e inmóvil en su lugar, sin pronunciar palabra.

Eres mala. Has puesto imágenes no aptas para menores en mi cabeza, ahora no podré dormir bien y será tu culpa ―clama perturbado moviendo la cabeza hacia ambos lados, como si de esa forma pudiera librarse de sus escabrosos pensamientos.

Sé de un par de buenos remedios para sacar esas imágenes de tu cabeza, una ducha bien fría... o... ya sabes… trabajos manuales ―contesta Jacob, que para gracioso tampoco le gana nadie, y menos cuando se trata de molestar a su hermano, consiguiendo que todos riamos de nuevo.

Lizzie, me acabo de dar cuenta de algo de suma importancia, —la mira fijamente—. Tu rostro angelical es solo un buen disfraz que esconde tu verdadera identidad, —la señala con el dedo—. Eres una pequeña y malvada diablilla ―asegura Emmett, como si acabara de descifrar la mayor de las incógnitas de la humanidad.

Cómo puedes decir tantas estupideces. Mi peque es un ángel y no tiene la culpa de que tengas una mente sucia ―añado saliendo en defensa de mi mejor amiga. No obstante, todos sabemos que Emmett tiene algo de razón, ya que Lizzie a veces se las trae, menudo carácter se gasta.

Me siento traicionado y dolido por todos vosotros, siempre me dais la espalda cuando se trata de Lizzie y Nessie, y estoy seguro que ahora también pasará con mi hermanita Bella. Menudos amigos y hermanos de fraternidad tengo —dice Emmett pretendiendo que su voz suene afligida, al mismo tiempo que simula limpiarse una lágrima imaginaria. Es todo un personaje.

No seas melodramático, que no te pega en absoluto. Aparte no nos da ninguna lástima ―comenta con tranquilidad Jasper, ignorando por completo el comportamiento infantil de su primo, el cual suelta un bufido y estallamos en carcajadas otra vez.

Luego de unos minutos, por fin conseguimos parar de reír y nos enfrascamos en una animada conversación hasta que comienza la película "El mito de Bourne" que nos gusta mucho. No vamos ni por la mitad de la película cuando Lizzie se queda profundamente dormida en mis brazos. Como puedo la tumbo en el sofá, dejando que su cabeza repose en mis piernas y empiezo a acariciar con inmensa ternura su cabello mientras sigo viendo la película.

Menos mal que Thomas sabe que la quiero como una hermana, sino me habría asesinado aquí mismo. Al rato me percato de la mirada de Thomas sobre mi peque, la cual transmite todo el amor que le profesa, lo que me hace preguntarme cuándo se va a decidir por fin a declararle sus sentimientos. Espero que una vez que se atreva no se lleve un mal rato, pues de sobra sabe que Justin ocupa gran parte del corazón, sino es todo, de mi pequeña.

Una vez termina la película, me levanto del sillón cogiendo a Lizzie con suma delicadeza entre mis brazos y la subo a la habitación de Edward bajo la atenta y escrutadora mirada de Thomas, mirada que no pasa inadvertida por los demás.

Ya estando en el dormitorio, no me queda de otra que despertarla para que se ponga el pijama y he de reconocer que es divertido verla actuar en el estado zombi en el que se halla a causa del sueño. Decido bajar a mi habitación a cambiarme mientras Lizzie termina, apenas tardo unos minutos cuando regreso al cuarto de Edward y observo que Lizzie ya está metida en la cama y profundamente dormida, así que opto por besar su frente, arroparla y desearle buenas noches para luego apagar la luz y salir de la habitación en dirección a la mía, donde decido hacer lo mismo y segundos más tarde el sueño me vence.

Me despierto al día siguiente por culpa de unos extraños ruidos provenientes del mismo interior de mi habitación. A mi pesar, abro los ojos para encontrar casi toda mi ropa deportiva esparcida por los muebles y a Lizzie observándola detenidamente para comenzar a preparar distintos atuendos, hasta que al fin se decide por el que más le gusta.

Buenos días, peque, veo que ya elegiste mi ropa para hoy, ―sonrío medio adormilado―. ¿Qué tal dormiste? ―pregunto bastante animado por el día de hoy.

Hola, chiquitín. Dormí genial, como un bebé. Y por lo que tardaste en despertar, supongo que tú de maravilla. Y seguro que soñaste con Vicky por la cara de tonto que tienes ―responde contenta, me llena de dicha verla así de entusiasmada.

¡Qué graciosa! Acabas de quedarte sin desayuno ―declaro divertido por mi estúpida amenaza y mi peque me saca la lengua―. Muy madura —grito desde la puerta del baño ante su gesto infantil.

Deja de organizar mi armario, ―río, nunca cambiará―, mejor bajemos a desayunar antes de que se levanten los otros, sino tendremos que cocinar para todos ―aseguro agarrando su cintura y echándomela al hombro como si fuera un saco de patatas, saliendo por fin de mi cuarto.

¡Hey, bájame! Si tenías hambre solo debías decirlo ―chilla entre risas, moviendo sus piernas en el aire.

Nada más llegar a la cocina, la deposito en el suelo, beso su frente y me dirijo al frigorífico, donde saco lo necesario para que podamos preparar nuestro desayuno, que está listo minutos después.

Peque, ¿te ocurre algo? ―pregunto mientras almorzamos, ya que desde ayer la observo más seria y pensativa de lo habitual.

No es nada, es que... ―Suspira sin saber cómo seguir con lo que la perturba.

Es que… ¿qué? Vamos, peque, sabes que puedes contarme lo que sea ―aseguro, necesito saber qué le preocupa para poder ayudarla.

Bueno... Verás, estoy hecha un puñetero lío, por un lado no entiendo la forma de actuar de Thomas, me tiene bastante confundida y por otro... no puedo dejar de pensar en Justin, —una sonrisa se forma en su rostro al nombrar a este último—. Estos días que hemos pasado juntos han sido increíbles. Hemos recuperado la fantástica conexión que teníamos antes, aparte de lo bien que se ha portado conmigo, —suspira—. Necesito tenerle a mi lado, me ha hace sentir segura y disfruto mucho de su compañía. Resumiendo… lo sigo amando, pero estoy confundida, no sé qué hacer. Si arriesgarme o... ―me explica avergonzada, brindándome una sonrisa, la cual respondo.

Creo que primero debes aclarar tus sentimientos y lo mejor es que hables con Justin cara a cara, de esa forma disipareis todas vuestras dudas, ―aconsejo a mi pequeña acariciando su mano, está en una encrucijada y la entiendo a la perfección.

¿Crees que querrá? ―pregunta asustada y la atraigo hacia mí, sentándola en mi regazo.

Obvio que querrá, es lo que ambos necesitáis, ―sonrío abrazándola fuerte y, al ver que no dice nada, me animo a seguir―. Creo que Justin y tú os debéis otra oportunidad, pues la forma en la que terminasteis no fue de lo más sana porque todavía os amabais y lo seguís haciendo, —acaricio su cabello—. Y si la forma de actuar de Thomas te tiene confundida, la razón son los sentimientos que siente hacia ti. Mira, Thomas tuvo su oportunidad cuando aún Justin no había aparecido y la despreció, por muy buen amigo mío que sea y aunque me duela, tu felicidad es lo más importante y está por encima de todo, —una tímida sonrisa surca sus labios—. Igualmente te digo que la forma de comportarse de Justin no es propia de alguien que ya no sienta nada por ti ―añado acariciando su espalda. Sé que Thomas sufrirá, pero salió durante casi un año con Irina sin pensar ni recordar el amor que siente por mi peque, así que ahora debe aceptar la decisión que tome ella y para su desgracia siempre será Justin.

Me encanta hablar contigo, siempre dices algo que calma mis preocupaciones y me incita a ser más valiente para poder enfrentar los problemas, —me sonríe cálidamente—. Intentaré hablar con Justin. Lo cierto es que necesito saber qué es lo que siente por mí. Te quiero, chiquitín ―declara segura de sí misma, acurrucándose en mi pecho, y no me queda de otra que abrazarla.

Lo sé, ―río―. Me alegra haber contribuido y hacer que te sientas mejor, ―beso su frente―. No olvides nunca que siempre estaré contigo. Eres la hermanita que nunca tuve. Te quiero, pequeña —digo feliz al ver que se encuentra mejor; proseguimos con nuestro desayuno, aunque ahora ambos sentados en el mismo taburete, mejor dicho ella en mi regazo.

Mientras continuamos con nuestro almuerzo charlando sobre donde llevaré a Victoria antes de ir a la barbacoa, escuchamos cómo los chicos van bajando poco a poco y entrando medio adormilados. Cuando Thomas se adentra en la cocina, se nos queda mirando con la misma expresión que tenía ayer en la noche, casi puedo decir que es envidia o quizás anhelo de poder estar con Lizzie tal y como estoy yo. Todos nos miramos entre sí, dándonos cuenta de la situación, bueno todos no, Lizzie sigue en la inopia disfrutando de su desayuno, o al menos eso se creen los demás, pues conozco lo suficiente a mi mejor amiga para saber que está perdida en sus pensamientos.

Eh, no os comáis todo, dejad algo para los demás, ―se queja Emmett, que acaba de entrar.

Emmett —llama mi peque con sorna―, si tuviéramos que comer todo lo que hay en la nevera entonces seríamos tú y créeme, no me apetece transformarme en oso grandote y bromista ―replica dejando al aludido de nuevo con la boca abierta.

¡Caray, hermano! Me entran ganas de vestirme de cartero y echarte una carta ―dice Jacob, el otro graciosillo del grupo que ya lleva unos minutos muy callado.

Dejaos de chácharas y a desayunar deprisa todo el mundo, mientras James y yo nos duchamos, que hay que ir a terminar con los arreglos de la barbacoa ―ordena mi peque y todos asienten como buenos chicos. Los dejamos almorzando tranquilamente y subimos cada uno a su habitación.

Aprovecho para ventilar el cuarto, hacer la cama y recoger el poco desorden que hay antes de que Lizzie venga para ayudarme con la ropa. Cuando mi peque regresa a mi cuarto, está preciosa.

Su cabello está recogido en una coleta alta y viste un hermoso conjunto compuesto por unos piratas negros y lilas sueltos que se cierran en las rodillas con una camiseta de los mismos colores, ceñida al cuerpo, sin mangas, que se abrocha en el cuello, dejando parte de su espalda al aire junto con unas deportivas de color lila.

¡Wow, estás magnífica! Vas a tener a todo el sector masculino del campus detrás de ti como locos, ―halago, levantando las cejas―. Nos tendrás todo el día espantando moscardones, ―sonrío divertido y al ver cómo frunce el ceño me echo a reír.

No digas tantas tonterías y vete a la ducha de una vez, ―gruñe—. Aquí tienes la ropa que te he elegido y la complementas con las deportivas negras ―me dice, entregándome la ropa y las zapatillas.

Ya voy, dame un segundo que coja unos bóxer y los calcetines, ―sonrío―, o pretendes que vaya sin ropa interior, ―bromeo, saliendo corriendo al baño antes de que me golpee.

Una vez duchado y vestido con el conjunto que Lizzie me ha preparado, un pantalón hasta los tobillos negro con rayas azules en los laterales acompañado de una camiseta negra y azul sin mangas. He de reconocer que estoy muy guapo, seguro que a Victoria le gusta.

Al salir, me llevo una agradable sorpresa, Lizzie me ha ordenado el armario de tal modo que es fácil saber dónde se encuentra cada prenda y asombrosamente aún queda espacio libre.

Gracias por colocarlo, era un enorme desastre, ―agradezco mientras me acerco y deposito un beso en su cabello.

¡Estás buenísimo! Vicky se va a quedar muerta cuando te vea, ―elogia una vez nos separamos.

Eres la mejor ―exclamo feliz, cogiéndola de la cintura y dando vueltas con ella en el aire mientras reímos como niños.

Después de nuestro ataque de infantilismo, agarramos nuestras chaquetas y vamos al salón donde esperamos a los demás, que no deberían tardar en bajar.

Cinco minutos más tarde, estamos todos listos menos Emmett, que no sabe qué ponerse para impresionar a Marta. Nunca me imaginé ver a al oso en esta actitud, Lizzie sube desesperada para ayudarle o nunca nos marcharíamos, menos mal que vamos con tiempo de sobra, no quiero llegar tarde a recoger a Victoria.

No pasa mucho tiempo cuando escuchamos cómo Emmett y mi peque bajan discutiendo por la escalera.

Emmett, estás bien con ese chándal, no puedes ir vestido formal, te recuerdo que es una barbacoa, donde habrá distintas competiciones deportivas y juegos, ―chilla histérica Lizzie al darse cuenta que es imposible razonar con él.

¿Qué tal me queda la camiseta? ¿Se me marcan bien los músculos? ¿Impresionaré a Marta? —nos interroga Emmett una vez entra en la sala y al observar lo furiosa que se encuentra Lizzie, anuncio que es hora de marcharnos antes de que mi peque se lance a decapitar al oso.

Cuando llegamos a la zona comercial y de ocio del campus, Lizzie y yo nos despedimos de nuestros amigos, que se sorprenden por no ir juntos al apartamento de las chicas, ya que hemos quedado allí para tomar un tentempié y luego irnos todos al lugar donde se hará el evento. Claro, ellos no tienen idea de mi cita y de momento prefiero que siga de ese modo. Antes de que puedan volver a preguntar, mi peque me salva de responder con la excusa de que nos han encargado hacer unas compras de última hora, pero que no se preocupen, que en uno rato nos uniremos a ellos en el apartamento, saciando su repentina curiosidad.

Me salvaste del interrogatorio, te debo una, ―agradezco una vez nos alejamos, pasando mi brazo por sus hombros, mientras nos dirigimos a la floristería.

No me debes nada, haría cualquier cosa por ver feliz a mi chiquitín ―responde sonriendo, dándome una cariñosa palmadita en mi mejilla.

Una vez en la floristería, nos decidimos por un hermoso ramo compuesto por margaritas y rosas amarillas que según mi peque le encantarán a Victoria.

Tranquilo, todo va a salir genial, verás como de hoy no pasa que sean novios. Confía en mí. Sería tonta si deja escapar aun chico tan maravilloso, ―me anima, calmando los nervios que volvieron a aparecer.

No sé qué haría sin ti, siempre consigues tranquilizarme, ―aseguro con una gran sonrisa.

Solo tendrás que contarme todo con detalle, sabes que soy muy curiosa, ―ríe―. Ahora márchate si no quieres llegar tarde, ―se despide, besando mi mejilla.

Serás la primera en saber cómo salió todo. Te quiero, peque ―digo mientras la abrazo y beso su frente para luego cada uno retomar su camino.

Edward Pov:

Me encuentro con Bella en mi habitación recogiendo ropa para poder pasar la noche juntos, es increíble la necesidad que tengo de estar a su lado, estos días en casa de mis padres fueron horribles sin la presencia de mi novia, pero lo primordial en ese momento era mi brujita y aunque muchas veces me pidió que me marchara porque se encontraba bien, me negué, quería permanecer a su lado por si en algún momento volvía a derrumbarse, lo cual no sucedió, sino todo lo contrario. Su ánimo cada vez era mejor, la conversación con la psicóloga fue fundamental, además del apoyo incondicional de nuestros padres y el mío, pero también influenció y bastante las visitas de Justin, siempre estaré en deuda con él por cuidar y hacer sonreír de nuevo a mi brujita.

Todavía me acuerdo del temor que sentí cuando volvimos al campus porque pensaba que la haría retroceder debido a los recuerdos, pero como siempre sucedía con mi hermanita, me sorprendió con su actitud fuerte y decidida, ya que ese mismo día se abrió con nuestros amigos, contándoles parte de la historia, desde ese día todo mejoró.

Amor, ¿en qué piensas? Estás muy callado ―pregunta mi Bella, mirándome tiernamente.

En Lizzie y lo ocurrido este tiempo atrás ―contesto mirándola con amor para luego besar sus labios, a los que me he hecho adicto.

Lizzie está mejor que nunca, ha vuelto a ser la chica alegre, simpática y divertida que conocí ―afirma alegre. Se nota el gran aprecio que siente por mi brujita.

Estoy deseando estar de nuevo con mi Bella, desde afuera puede parecer que me he olvidado de ella, dejándola aun lado para ocuparme de mi brujita, pero nada más lejos de la realidad. He echado de menos a mi amor cada segundo que hemos estado separados, sin embargo, vivimos con bastante gente a nuestro alrededor, amigos, familia, y si ellos precisan de nuestra ayuda debemos brindársela.

Vámonos, necesito estar a solas contigo, ―ronroneo en su oído antes de morderlo y escuchar un dulce gemido de sus labios, me separo para terminar de agarrar mis cosas, sino será imposible que salgamos de mi dormitorio.

Te amo, date prisa que nos espera una gran noche ―musita cerca de mis labios, antes de darme una palmada en culo y separarse riendo.

Eres una pequeña picarona. Te amo, mi vida ―digo cogiendo mi mochila y tomándola de la cintura cuando cierro la puerta de mi habitación.

Una vez nos despedimos de todos y estamos a punto de salir por la puerta, escuchamos cantar a James a todo pulmón y no podemos evitar preguntar qué sucede.

Victoria, me dio su teléfono y aceptó una cita ―chilla desapareciendo por las escaleras sin darnos tiempo a decir nada más.

Vaya, al fin parece que todo se encarrila ―comento optimista mientras salimos de la casa abrazados por la cintura, no pretendo separarme de mi novia ni un milímetro.

El camino hacia su apartamento transcurre entre risas, bromas, proposiciones indecentes y miradas que anticipan la noche que nos espera. Nada más entrar en el salón, nos encontramos con Nessie y Lizzie sentadas en el sofá, apunto de ver una película.

Hola, ―saludo dándole un beso a mi brujita en la frenteNessie, ¿cómo te va? ―pregunto besando su mejilla con cariño.

Bien. ¿Os apuntáis a ver una peli? ―nos pregunta Nessie mientras a mi brujita le suena el teléfono, el cual contesta de inmediato.

¿Cómo la ves? ¿Crees que está bien? ―le pregunto a Nessie mientras mi hermana habla por teléfono.

Mucho mejor, no te preocupes tanto. Es más, creo que la presencia de Justin le hace mucho bien ―me responde con sinceridad; sé de sobra lo mal que lo había pasado al ver a su hermanita del alma sufrir.

Opino igual, no sé cómo quedarán esos dos, si solo serán amigos o retomarán su relación. Solo sé que le debo mucho a Justin por traerla de vuelta ―afirmo sentándome en el sillón y arrastrando a Bella conmigo, afianzándola en mi regazo.

¿Os quedaréis a ver la película? ―pregunta de nuevo Nessie para disimular, pues Lizzie ya ha terminado su conversación.

Era James, me ha pedido que vaya para asesorarle sobre qué ponerse en su cita de mañana con Vicky. Al fin lo consiguió, ―ríe dando saltitos junto con Nessie por la sala, ambas están felices por James, que lleva enamorado de Victoria desde hace dos años―. No dormiré aquí, viene a buscarme y me quedaré con él. Voy a preparar mis cosas, ―nos avisa divertida mientras corre por las escaleras para ir a su habitación.

Bella, amor, ¿te importaría quedarte con Nessie mientras la acompaño? Es solo hasta la puerta pero... ―Asiente, besando mis labios sin dejarme terminar.

No hay problema, hermano sobreprotector, puedo esperar unos minutos más ―me susurra con voz provocativa antes de volver a besarme―. Pero no tardes ―murmura en mi oído de manera sensual antes de dar un pequeño mordisco en el lóbulo, haciendo que me muerda los labios, evitando soltar un gemido.

¡Hey, dejad eso ya que estamos presentes! ―chilla Nessie interrumpiendo nuestro momento íntimo.

¿Estás lista? ―le pregunto a mi hermana, que asiente. Bien, pues vamos ―declaro, ganándome un gruñido junto con una fulminante mirada de Lizzie, que ignoro por completo.

Pues nada, que no me queda de otra que dejar que venga conmigo, hasta mañana, chicas, ―se despide de Bella con un beso en la mejilla para después acercarse a Nessie con una sonrisa.Ness, hermanita, yo que tú vería si hay tapones para los oídos o sino busca en mi cuarto, creo que tengo algunos.¡Porque menuda nochecita te espera con estos dos! ―Se burla, besando su mejilla antes de ir hacia la puerta, donde la espero.

Uff, ni con tapones me va a bastar, a este paso vamos a tener que insonorizar las habitaciones, ―bromea para luego saltar en carcajadas junto con mi brujita, quien se dirige a la salida conmigo detrás rodando los ojos, observo a mi novia unos instantes y está completamente sonrojada.

Mientras esperamos a James, que no tarda en llegar, charlamos sobre cómo va mi relación con Bella y lo feliz que me ve. En cuanto mi amigo llega, no puedo aguantar las ganas de gastarle una broma, la cual el muy cabrón se encarga de devolverme, mientras se marcha con mi brujita sin darme tiempo a réplica, ya que cuando quiero soltar un par de maldiciones, ya están bastante alejados, aunque estoy seguro de que me escucharon.

Regreso al apartamento lo más deprisa que mis piernas me permiten, lo reconozco, estoy excesivamente impaciente por estar con mi Bella, necesito tenerla entre mis brazos, marcar todo su cuerpo con mis besos y caricias para luego hacerla mía de todas las maneras posibles durante toda la noche.

Bella te espera arriba ―me avisa Nessie cuando me abre la puerta―, me ha dicho que no te retrases, ―sonríe picara.¿Tan desesperados nos vemos? Asiento y salgo corriendo hacia su habitación, escuchando las risas de mi amiga a mi espalda.

Cuando llego, su dormitorio parece vacío, pero me llega un fuerte olor a flores que brotan del cuarto de baño. Con mis pantalones el doble de estrechos a causa de mis pensamientos, me encamino hacia allí y al entrar me quedo paralizado ante la más perfecta, maravillosa y erótica imagen, tanto que mis pantalones y bóxer están a punto de explotar. Mi Bella se encuentra completamente desnuda, metida en la bañera con sales marinas que desprenden el olor a fresias y jazmín que siempre percibo en su cuerpo.

¿Piensas quedarte ahí parado o me ayudarás a enjabonarme? ―pregunta traviesa, señalando sus senos y su centro.

Prepárate, pécora, te voy a follar tan duro que no podrás moverte en días ―hablo con voz ronca y sucio, estoy demasiado excitado. Me desnudo velozmente y en un rápido movimiento me meto en la bañera, me urge estar dentro de ella y no pienso ser para nada delicado.

¿Te has vuelto loco? ―pregunta mirándome con deseo, haciéndose la inocente mientras se acaricia los pechos.

Sí, me tienes completamente loco, ―sonrío maliciosamente―, y ahora mismo vas a recibir tu castigo por provocarme de esta forma, pero voy a darte la oportunidad de enmendar tu error haciendo todo lo que te pida ―demando acariciando sus muslos, subiendo lentamente hasta su centro, sin rozarlo en ningún momento, consiguiendo llevarla a la locura.

¡No te me acerques! ¡No me toques! ―gruñe juguetona e impaciente, cerrando los ojos al sentir mis manos cerca de su intimidad, moviendo sus caderas para que la toque de una vez.

Jovencita, debe asimilar y comprender quién da las ordenes aquí ―advierto próximo a sus labios, mirándola directamente a sus ojos que brillan con lujuria.

No pienso obedecer sus órdenes ―asevera con voz llena de deseo, intentando besar mis labios.

Señorita, no sabía que era tan grosera e insolente, tendré que enseñarle a ser educada y respetuosa, ―beso su cuello―. Por esa razón, la follaré hasta que me pida clemencia ―le aviso con tono serio, para que sepa que no le daré tregua alguna. Levanto su mentón y, sin poder aguantar más, la acorralo con mis brazos contra la pared de la bañera. Tomando su mentón de forma brusca, pego mis labios a los suyos.

¿Me deseas, muñeca? ―pregunto provocador sobre sus labios, nuestras respiraciones son entrecortadas a causa de nuestros besos.

Más de lo que imaginas ―contesta sofocada, mirándome con los ojos oscurecidos por la lujuria y una sexy sonrisa. La voy a follar duro, muy duro.

Nena, solo conoces mi lado caballeroso, ―me mira confundida, pero con una pícara sonrisa. ¿Estás preparada para conocer mi lado oscuro? —le pregunto con una perversa sonrisa.

¿A qué te refieres con tu lado oscuro? ―musita tan bajo que apenas es audible, sin dejar su tono sensual.

Para que entiendas, muñeca, ―susurro en su oído, erizando su piel―, mi lado romántico y noble siempre te ha admirado, respetado y protegido, pero mi lado sombrío siempre ha deseado follarte tan fuerte que sólo pienses en mí ―explico en su oído mientras masajeo y aprieto fuertemente sus pechos, escuchándola jadear.

No...no...ahh...no...puedo...uhm...creer...lo... ―Jadea, sumida en el placer.

¿Qué no crees, nena? Continuamente estás mordiendo tu apetitoso labio, provocándome todo el tiempo, sin contar cómo me tientas con tus peligrosas curvas acentuadas tan deliciosamente por tu ropa. Y qué decir de tus adorables sonrojos y tus inocentes miradas. Uff, nena, no sabes las ganas que tengo de pervertirte ―digo con ferocidad, pellizcando sus pezones.

No era mi intención...ahhh...no lo hice...mmm...adrede... ―La callo con un rudo beso, no quiero excusas.

Ese es el problema, muñeca, que no lo haces deliberadamente, por eso muero por follarte hasta que pierdas la conciencia, ―lamo su cuello, puedo notar lo excitada y caliente que está por mis palabras, su piel está ardiendo―. Es hora de la acción, no quiero más interrupciones ―ordeno, subiendo mis labios a su rostro.

Comienzo a acariciar con mi lengua su labio inferior, luego mordisqueo suavemente para terminar mordiéndolo intensamente tan profundo que la hago sangrar, puedo saborear con mi lengua la sangre, es tan exquisita que no dudo en succionar y chupar la sangre que sale, haciéndonos gemir de placer a ambos.

Edward ―Jadea llena de excitación, me separo de ella y la miro de manera penetrante por lo que me parecen horas, aunque seguro fueron apenas unos segundos.

Cuéntame, ¿cuál es tu más obsceno secreto, muñeca? ―pregunto besándola suavemente. Estos cambios bruscos me vuelven loco, pero quiero oírla suplicar.

Masturbarme pensando en ti, Edward, anhelarte, desearte como una lunática, ―confiesa sonrojada y una sonrisa salvaje se instala en mis labios. Llevo mis manos hacia sus pechos, acariciándolos delicadamente, consiguiendo que sus pezones se endurezcan al momento.

Ostia, Bella, eres hermosa ―afirmo, admirando su cuerpo empapado por el agua al mismo tiempo que toco las aureolas de sus pezones, excitándolos más de lo que están.

Me observa detenidamente y se me forma una ladina sonrisa al contemplar lo sonrojada que está, parece una fresita, es adorable. Levanta su mano izquierda, rozando sumisamente mi mejilla, dando comienzo a un juego dominante sin retorno, así que sin previo aviso llevo mi mano a su nuca, atrayéndola hacía mí y uniendo nuestros labios en un beso feroz. De manera inesperada, corto el beso y separo nuestros rostros, deslizando mi mano de su nuca hasta su cuello donde presiono fuerte y firmemente, pero sin dañarla mientras que con mi otra mano agarro uno de sus pezones entre mis dedos y lo retuerzo bruscamente.

Uh...ah... ―Chilla por las sensaciones que recibe.

Te gusta demasiado, muñeca, tu excitación me lo demuestra, ―lamo su cuello―. Dime, ¿lo disfrutas? ―pregunto con voz oscura, volviendo a torcer sus pezones.

Mierda sí, sí, estoy malditamente excitada ―Chilla llena de placer, buscando el roce de nuestros cuerpos.

Te complace la forma brusca en que retuerzo tus pezones y presiono tu cuello ―aseguro con voz ronca, estoy seguro de que se va a correr si sigo hablando, sus gemidos y la manera de curvarse en la bañera la delatan―. Muñeca, dime, ¿qué deseas? ―Sonrío sobre su cuello antes de morderlo.

Fóllame ya, fóllame de una maldita vez, Edward, ―suplica con voz ahogada, totalmente perdida en su regocijo, llevo a su intimidad mi mano izquierda que se encuentra en sus pezones, la mano que aprisiona su cuello no pienso quitarla.

La ostia, nena, estás rezumando y demasiado caliente,―acaricio sus labios íntimos―. Voy a usar mis dedos, pero antes tienes que prometerme algo ―murmuro jugando con mis dedos en sus labios, pero sin entrar en su cavidad.

Lo que desees Edward... todo lo que quieras... ―implora rogándome con la mirada.

Dime qué eres mía, que sólo me perteneces a mí, que nadie más tocará ni disfrutará de tu cuerpo porque tu único dueño y amo soy yo, hazlo y obtendrás lo que deseas, muñeca ―le ordeno mostrando mi lado posesivo, pero no puedo imaginar a nadie que no sea yo disfrutando de su cuerpo.

Solo tuya, Edward, tú eres mi dueño, el único, sólo tú ―confirma entre lloriqueos.

Esa es mi mujer ―digo gozoso metiendo dos dedos en su vagina, sacándolos y metiéndolos rápidamente sin dejar de presionar su cuello.

Estamos disfrutando de las sensaciones más increíbles en la vida, nunca he pensado en tener sexo de esta manera, pero Bella consigue sacar el monstruo que hay en mi interior.

Mmm...ahhh...uhm, ―ronronea mi Bella mientras muevo mis dedos en círculos, sin tardar mucho localizo su punto G, lo compruebo al notar cómo mi novia se tensa y un grito de placer abandona sus apetecibles labios, una sonrisa de satisfacción se forma en mi rostro y sin perder la conexión de nuestras miradas susurro en su oído, "lo encontré".Sigo moviendo mis dedos sobre ese punto, llevándola a la locura, mis movimientos son concisos, en cuanto noto que su orgasmo va a llegar, bajo la intensidad de mis movimientos, dejándola al límite.

Edward... Dios... ahh... por favor... uhm.. .ya no... puedo... más, ―suplica jadeante por correrse.

Ya casi, nena, aguanta un poco más, muñeca ―digo disfrutando de la sensaciones de mi cuerpo al ver su rostro distorsionado a causa de placer.

Apresuro mis movimientos, palpando más intensamente su punto de placer al mismo tiempo que pellizco su clítoris, en seguida noto cómo sus paredes se contraen alrededor de mis dedos, así que presiono un poco más su cuello para acelerar su orgasmo, quiero que sea una sensación indescriptible para mi novia.

Maldición, nena. No puedo ni quiero parar, amo tu coño estrujando mis dedos. Córrete, muñeca, vente para mí, córrete ahora, Bella, ―gruño me encuentro completamente excitado y necesito ver el rostro de mi novia al alcanzar su liberación que no tarda en llegar al escuchar mis palabras.

Ed... Edward... ahh... Edward, ―chilla enloquecida cuando explota, llenándome los dedos con sus abundantes flujos y solo entonces libero la presión de su cuello.

Poco a poco, va abriendo sus hermosos ojos que me observaban con un brillo arrebatador, no puedo dejar de mirarla completamente desquiciado y lleno de lujuria al ver sus labios entreabiertos y respirando irregular.

Joder ―Jadeo, no pienso darle tregua así que tomo sus piernas temblorosas, colocándolas en mis hombros, y empiezo a repartir besos húmedos hasta llegar al interior de sus mulos donde lamo todos sus jugos, chupando con fuerza su clítoris al mismo tiempo que con mi dedo acaricio la entrada de su culo.

Mierda... ¡Edward! ―grita cuando un segundo orgasmo la golpea de sorpresa, no paro hasta que me trago todos sus flujos y la dejo completamente limpia, bajo sus piernas dejando que se deslicen a lo largo de la bañera.

Joder, Bella, tu sabores delicioso, incluso mejor que tu sangre, podría pasarme todo el día devorando tu coño y nunca me cansaría ―aseguro y la beso apasionadamente, haciendo que pruebe su excitación en mis labios.

Por todos los cielos, Masen, eres un puto Dios del sexo ―dice sin ningún pudor y una risa ronca se desprende de mis labios.

Aún no has visto nada, muñeca, si has disfrutado tanto con lo que hicieron mis dedos, imagínate lo que mi polla te va a hacer sentir ―hablo sucio y al parecer le encanta, ya que la muy maldita no para de morderse el labio inferior sabiendo lo loco que me vuelve.

¿Cuándo piensas demostrármelo? ―pregunta con voz lujuriosa.

Bella, no juegues con fuego si no quieres quemarte. Si te has salvado de que no comenzara a follarte, como bien mereces por no parar de provocarme, es porque no he parado de soñar con esos carnosos, húmedos y dulces labios alrededor de mi polla, dándome una buena mamada, y en este instante vas a cumplir mi sueño. Que te quede claro, muñeca, vas a tragártelo todo, quiero mi semilla en tu cuerpo de todas las maneras posibles ―le advierto lascivamente, mordiendo su cuello mientras me incorporo de la bañera con ella entre mis brazos, y sin perder tiempo la llevo a la habitación donde la aviento con delicadeza a la cama y seguido me lanzo como un león a su presa, nuestros labios se unen para besarnos como locos, profunda y apasionadamente, sin romper el beso, la giro para que quede encima de mí.

Nena, es hora de que tus labios chupen mi polla ya ―exijo una vez separo nuestros labios, y mi chica como buena sumisa se prepara para comenzar con mi mandato. Solo de pensar en sus labios, mi polla se pone dura como roca.

Mi Bella empieza a pasar sus manos por mi pecho, dejando pequeñas caricias al mismo tiempo me deleita con húmedos besos por mi piel, haciendo el recorrido hasta llegar a mi duro miembro. Pasa su dedo por la punta hinchada de mi polla, haciendo que líquido preseminal comience a salir, vuelve a pasar su dedo, llevándose semen con él, y se lo lleva a los labios, lo lame y saborea, la muy zorra quiere verme completamente desquiciado, pero el que manda aquí soy yo.

Puta madre, ―maldigo entre dientes mientras Bella sigue acariciando mi miembro de arriba abajo toda su longitud, apretándolo ligeramente―. Déjate de juegos y chúpamela ya. Sabes que te mueres por hacerlo, nena, ―gruño dándole media sonrisa, me incorporo, pegando mi espalda al cabecero y enciendo la lámpara de la mesita―, no pienso perderme el espectáculo, ―afirmo con una sonrisa maliciosa, acariciando su cabello con ternura, ya que se ha puesto roja como un tomate. Se sienta a ahorcajadas y cuando nuestros sexos se rozan, ambos gemimos ante el contacto―. No, Bella, chúpamela primero, después te follo hasta desfallecer, ―jadeo levantado mis caderas, rozando de nuevo nuestros sexos.

Me toma de la cara y me besa profundamente, nuestras lenguas chocan y luchan deliciosamente, poniéndonos a mil. Comienza a besar mi cuello, dejando un reguero de húmedos besos al mismo tiempo que lo mordisquea, bajando a mi pecho, el cual araña mientras lame los cuadritos de mis abdominales. Toma mi miembro con sus manos, acariciándolo mientras que con sus labios lame toda su longitud de arriba abajo, da una última lamida antes de besar mi punta. Mis gemidos cada vez son ruidosos, me estaba matando.

Chúpala ―exijo con voz dura y me obedece, metiéndosela de golpe en su linda boca, haciéndome estremecer sin parar de gemir, estoy tan excitado que comienzo a mover mis caderas, embistiendo salvajemente en su boca, no pienso cerrar mis ojos, ver cómo me mama me está volviendo loco, es un imagen sumamente erótica.

Puta madre, no sabes lo bien que se ven tus labios en mi polla, tus inocentes ojos sin dejar de mirarme. Mierda, nena, deja de provocarme con esa mirada o te juro que la vas a pagar, ―gruño llevando mis manos a su cabeza, marcándole un ritmo más rápido mientras succiona y mueve su lengua en espiral al mismo tiempo que acaricia y aprieta mis testículos, dándome un placer indescriptible.

Oh... joder. Mierda. Ohhh... joder, joder, joder ―grito como loco notando el palpitar de mi polla en su boca que, con una ultima succión, me hace correrme duramente, soltando todo mi semen en su boca, y se lo traga rápidamente, aunque un poco se desborda por el costado de su labio, casi haciéndome perder la cordura. Mi muñeca no levanta su cabeza hasta que limpia por completo mi miembro, noto mi respiración pesada y al observar a mi niña, entrecierro mis ojos de manera maliciosa, viendo cómo me mira de forma inocente después de darme la mejor mamada de mi vida.

Ven aquí, muñequita provocadora, te voy a dar duro ―musito con tono peligroso.

Se abalanza sobre mis labios, besándome con toda la necesidad que tiene, respondo a sus besos de manera demandante, demostrando que esta noche domino yo .Comenzamos a rodar por la cama, sin dejar de besarnos intensamente, llevo mis manos a sus pechos, apretándolos fuertemente mientras mordisqueo su cuello, sus labios, todo lo que tengo al alcance. Nos hago girar de nuevo, dejando a mi nena encima de mí hasta tenerla sentada ahorcajadas, rozando nuestros sexos.

Quiero metértela ya ―exijo ansioso, atrayéndola más a mí.

Se apoya en mis hombros, dejando caer su cuerpo sobre el mío, abriendo sus piernas para facilitar la penetración; sin querer retrasar más, entro de una sola estocada en ella y tomo sus caderas, obligándola a moverse lateral y horizontalmente contra mí.

Ahhh. Eso es, nena. Sigue montándome… así, ―gimo con fuerza mientras Bella apoya su cabeza en mi hombro, llevo mis manos a su trasero, apretando y masajeando sus nalgas rudamente.

Oh, sí... Nena, te mueves delicioso, sigue así, ―jadeo.― ¡Joder! Adoro como me siento dentro de ti ―hablo entre jadeos, llevando un dedo a la abertura de su culo, el cual poco a poco voy introduciendo mientras escucho como sus gemidos aumentan, noto cómo sus paredes se cierran alrededor de mi miembro hasta que explota en otro orgasmo, bañando toda mi polla con sus jugos.

¡Maldición, muñeca! ¡Qué rico te corres! Adoro sentir tus jugos calientes mojando mi polla, es mejor de lo que imaginé en mis fantasías, me vuelves loco ―murmuro entre dientes y con un rápido movimiento sin salir de su cuerpo, nos giro, quedando encima de ella.

Agarro sus manos y las pongo por encima de su cabeza, sujetándolas con una mano mientras que con la otra pellizco su clítoris, al mismo tiempo que saco mi miembro de su interior y con mi punta rozo sus pliegues, consiguiendo desesperarla por volver a tenerme dentro, pero quiero escuchar cómo suplica que la penetre de nuevo.

Edward... Ed... por... favor... ―ruega con sus ojos cerrados.

Mírame ―ordeno―. Necesito escucharlo de tus labios, ―sonrío maliciosamente, perdiendo la cordura.

Fóllame de una maldita vez, necesito sentirte, estar llena de ti ―ruega, suelto sus manos, tomo su pierna poniéndola en mi hombro y la penetro profundamente, recargando mi frente sobre la suya, conectando nuestras miradas mientras la embisto duramente.

Mierda, nena, me enloquece sentir cómo me envuelves ―digo apretando los dientes.

No… pares… Rápido... más fuerte... más rápido... Dame duro... muy duro ―grita enloquecida.

Quiero joderte así todos los malditos días, muñeca ―digo lamiendo y chupando su cuello.

Sí... Ahhh... sí, todos los putos días, joder, me estás matando ―chilla haciendo que pierda el juicio y que mis embestidas sean brutales.

Córrete, Bella, córrete ahora, nena, hazlo por mí, deseo sentir cómo te corres apretando mi polla, vamos ―pido jadeante y mi muñequita ante mis palabras llega a un nuevo orgasmo.

Mierda, sí ―grito como un demente al dar una última estocada que hace que me corra brutalmente, llenándola con mi semilla y dejándome caer encima de su cuerpo.

Eso fue... fantástico ―musita Bella con voz ahogada.

Lo sé, amor ―añado besando sus labios tiernamente, saliendo de su interior y deslizándome a su lado, llevándola conmigo y descansando su cabeza en mi pecho mientras acaricio dulcemente su espalda, nos quedamos en un cómodo silencio donde solo se escucha el sonido de nuestras respiraciones.

Amor, adoro tu lado oscuro, ―sonríe traviesa, tocando mi pecho sensualmente― ¿Crees que podamos repetir? ―pregunta la picarona, regalándome pequeños besos a lo largo de mi pecho, logrando que mi amigo esté más que listo de nuevo.

Nena, me fascina estar dentro de ti. Prepárate, voy a follarte duro y sin parar toda la noche, tanto que mañana serás incapaz de cerrar tus piernas, ―le amenazo colocándome encima de ella, abriendo sus piernas y entrando en su cuerpo de una sola estocada, haciéndonos gemir de placer.

Masen... ahhh... Eres mío... uhmmm. Mi Dios del sexo, ―jadea posesiva, río y comienzo a besarla apasionadamente mientras la embisto con fuerza.

Pasamos toda lo noche haciendo todas las extrañas posturas que se nos ocurrían, sin parar de amarnos hasta que la luz del amanecer se hace presente.

Me despierta la maldita alarma del móvil, al fijarme en la hora me doy cuenta de que solo he dormido un par de horas, me quedo observando un rato a mi preciosa novia que duerme plácidamente sobre mi pecho. Parece un hermoso ángel. Quién diría que mi maravilloso ángel es capaz de transformarse en el diablillo libidinoso que había descubierto anoche. Con suma delicadeza, me separo de mi Bella lo más silenciosamente que puedo, me incorporo para ir a la ducha donde espero conseguir espabilarme, pero al levantarme por completo de la cama noto todo mi cuerpo tenso, estoy realmente cansando, sin embargo, me siento sumamente feliz, ha sido la noche más increíble de mi vida.

Una vez salgo de la ducha, me siento mucho mejor, el agua casi fría me despertó de inmediato además de relajar todos mis músculos, ahora ya estoy en perfectas condiciones. Luego de secarme el cuerpo, me anudo la toalla en mi cadera para salir del baño, donde me maravillo ante la imagen que se halla ante mis ojos.

Mi Bella está acostada de lado con la sabana descansando en su cintura, dejando sus pechos al aire, miles de ideas obscenas pasan por mi cabeza haciendo que mi polla se endurezca, poco a poco me voy acercando a la cama hasta sentarme a su lado para poder despertarla de una forma muy especial.

Empiezo rozando sutilmente su mejilla, llegando a sus labios donde la beso dulcemente, sigo el trayecto de mis caricias por su mandíbula, su cuello, hasta llegar a sus pechos, donde me entretengo acariciándolos con ternura mientras beso las aureolas de sus pezones. Deslizo mi mano derecha hacia sus piernas, acariciándolas suavemente sin dejar de chupar sus pezones, llevo mi otra mano hacia el interior de sus muslos, rozándolos de manera delicada logrando que automáticamente sus piernas se abran, dándome completo acceso a su intimidad, arrastro la mano que acaricia sus piernas a los pliegues de sus labios, regalándole entusiastas caricias, originando que un escalofrió recorra su cuerpo, haciéndome saber que se encuentra despierta. Subo mi mirada para admirar su rostro donde sus preciosos ojos permanecen cerrados, dejo de besar sus pezones para reanudar mi camino, dejando un reguero de ardientes besos por su cintura, vientre, cadera, hasta llegar a su centro, el cual comienzo a lamer y chupar, al mismo tiempo que introduzco dos dedos en su interior, moviéndolos con rapidez, ganándome el maravilloso sonido de sus gemidos, llevo la mano que acaricia sus piernas a sus caderas para sujetarla fuertemente, impidiéndola realizar ningún movimiento, uno de los dedos que no está en su interior lo dirijo a su clítoris y empiezo a pellizcarlo mientras sigo bombeando en su interior, al mismo tiempo que mis labios no paran de penetrar en su vagina, chupando, lamiendo y succionando.

Oh...sí...Ohhh...sííí... Sí...más... ―dice entre jadeos, intentando empujar sus caderas hacia mí.

Mmm... Bella, eres preciosa, ―afirmo, separándome lo necesario para mirar sus hermosos ojos que brillan de deseo y regreso de nuevo a mi trabajo.

Oh... Dios... Edward… Ahhh... ¡Por favor... Edward! ―grita, completamente fuera de sí al notar cómo mordisqueo su clítoris.

Por favor qué, Bella. ¿Qué quieres, nena? Debes decírmelo ―digo con voz ronca contra su clítoris mientras mis dedos siguen embistiéndola sin compasión.

Yo...necesito... Por...favor... Yo...quiero... Ahhh... ―chilla cosas sin sentido entre jadeos.

¿Quieres qué haga que te corras? ¿Deseas venirte en mi boca? ―pregunto, levantando la mirada con mis ojos llenos de lujuria.

Sí... Oh, Dios... Sí... Por...favor ―pide con un hilo de voz, perdida en las sensaciones que recibe de mis dedos y lengua, llevando sus manos a mi cabello, empujándome contra su intimidad. Comienzo a lamer ferozmente, dejando aun lado ser delicado; presiono con fuerza sobre su clítoris, moviendo mi lengua bruscamente sobre él mientras mis dedos con rudeza no paran de bombear en su interior .Siento que está próxima a correrse al apreciar cómo sus paredes se contraen alrededor de mis dedos, además de retirar sus manos de mi cabeza para agarrar con fuerza las sabanas.

Edwaaard ―grita desquiciada cuando su orgasmo explota, inundando mis dedos, no paro de succionar hasta que no limpio la última gota de sus jugos.

Bella, mi Bella ―susurro, incorporándome hasta llegar a su rostro, inclinándome sobre sus labios.

¿Ed…Edward? ―pregunta desorientada, abriendo sus hermoso ojos que brillan con intensidad. No respondo, solo la beso apasionadamente, dándole aprobar su delicioso sabor. Voy bajando la intensidad hasta terminar dándonos tiernos y castos besitos.

Buenos días, muñequita, ―sonrío dulcemente―. Hora de levantarse, por mucho que me guste tenerte en la cama, los demás estarán a punto de llegar para desayunar ―digo sin emoción, no quiero separarme de ella.

Muy a mi pesar, me incorporo de la cama ofreciéndole mi mano para levantarse, la cual acepta y de un impulso la alzo, dejando su cuerpo desnudo frente a mí y sin poder ni querer evitarlo, recorro su cuerpo con una intensa mirada, haciendo que un adorable sonrojo se instale en sus mejillas.

Me encanta tu sonrojo, eres preciosa, Bella, ―acaricio su mejilla y beso castamente sus labios―. Venga, amor, a la ducha ―digo suavemente, volviendo a besar sus labios y separándome para buscar mi ropa.

Al girarme con la ropa en mis manos, observo a mi novia completamente desnuda buscando su ropa interior y no puedo contenerme de darle una pequeña nalgada al ver su hermoso trasero, pega un pequeño brinco acompañado de un sorprendido grito, se voltea y le sonrío traviesamente.

Lo siento, fue inevitable, adoro tu culito respingón ―explico divertido, viendo cómo el color de sus mejillas aumenta y estallo en risas.

¡Cállate, Edward! ―refunfuña como niña chiquita lanzándome un cojín, eso hace que ría aún más, me saca la lengua e ingresa con su ropa al baño.

Entre risas, me arreglo con unos largos pantalones deportivos negros con franjas rojas y una camiseta ceñida sin mangas de color negra y roja en los hombros acompañadas de mis inseparables Nike negras y rojas; mientras intento acomodar mi cabello, cosa imposible ya que es indomable, sale mi novia que luce preciosa con su cabello recogido en una trenza y vestida con un conjunto azul con pantalones largos ceñidos a sus maravillosas curvas, junto con una camiseta ceñida de tirantes con escote en v y sus deportivas blancas. Una vez hacemos la cama y ordenamos su cuarto, bajamos a la cocina donde encontramos a Nessie completamente arreglada, preparando café, tortitas, tostadas y zumo para un batallón.

Buenos días, Nessie, ―saludo besando su mejilla, recibiendo una gran sonrisa de su parte.

Hola, Nessie, te levantaste con energía, ―sonríe mi novia―, seguro que dormiste genial ―dice sentándose en uno de los taburetes de la cocina.

Buenos días, chicos, ―nos sonríe picara―, por fin aparecéis. Pensé que tendría que llamar a los bomberos para que apagaran el fuego, porque vaya nochecita... ―comenta divertida Nessie mientras sigue cocinando y, al percatarse de nuestras caras sorprendidas por sus palabras, estalla en carcajadas.

¿Necesitas que te ayudemos en algo? ―pregunto algo avergonzado, intentando dejar el tema atrás para que Bella no se ponga más roja de lo que ya está.

Claro, podéis ir poniendo la mesa, ―ríe―. Pero mantened las manos quietas si queremos que esté todo listo para cuando lleguen los demás ―añade chistosa, sacando las últimas tortitas de la sartén.

Aisss, qué graciosilla está la niña. Anda, Bella, vamos a colocar la mesa, así no tenemos que seguir escuchando sus comentarios ―digo aparentando estar ofendido, pero las risas de mi amiga me lo impiden.

Entre comentarios sobre la Barbacoa, mi novia y yo terminamos de poner la mesa, colocando los últimos platos de comida, suena el timbre que anuncia la llegada de nuestros amigos, quienes traen croassants, churros y algunas cosas más que ponen en la mesa antes de sentarnos para comenzar a comer, ya que aún falta gente por llegar.

Tengo hambre, empecemos ya, ―protesta Emmett que siempre tiene apetito.

Relájate, oso, que no hace ni una hora que comiste algo en casa ―dice con calma Jasper al ver la impaciencia de su primo.

Joder, Emmett. Pobre de la mujer que esté contigo, la compadezco, se va a pasar todo el día en la cocina porque eres un negado a la hora de cocinar ―comenta Alec, haciéndonos reír a todos menos a nuestro oso, que no para de quejarse.

No seas pesado, glotón, tenemos que esperar hasta que estemos todos, ―regaña Kate dándole una colleja a Emmett.

Mientras esperamos a Marta, Elena, Diego, Stephan, Bree y mi brujita conversamos sobre lo que haremos en la Barbacoa, además de explicarle a mi novia lo que pasará a lo largo del día. Nos hallamos tan enfrascados en la charla que no nos percatamos de que Lizzie ha llegado con los demás.

Hola a todos, ya estamos aquí ―anuncia sonriente mi brujita mientras toma asiento.

Desayunamos todos en medio de una amena conversación repleta de bromas y risas, un momento de lo más entretenido. Una vez recogemos y limpiamos todo, partimos hacia la zona deportiva donde se encuentran unos grandes jardines con inmensas explanadas, que es el lugar habilitado para la Barbacoa de bienvenida y las actividades que se realizarán a lo largo del día y parte de la noche.

Cuando llegamos, cada uno se marcha con sus compañeros de fraternidad para ultimar los detalles faltantes, ya que la gran mayoría lo preparamos el día anterior junto con el comité de eventos de la universidad.

Una hora y media más tarde, todo está organizado, los chicos contratados para preparar la carne en la barbacoa han llegado junto con los camareros que servirán las bebidas tras las barras que hemos montado por distintos lugares, la comida para picotear ya está distribuida cerca de las mesas, el escenario ya tiene el equipo de sonido junto con la pantalla de proyección montado, y las actividades ya se encuentran listas, solo faltan las inscripciones, que de eso se encargan los del comité.

En el momento en que nos reunimos todos de nuevo, elegimos las actividades en las que participaremos y sin demora nos inscribimos antes de que comience a llegar la gente.

Wow, ha quedado todo espectacular ―comenta sorprendida mi novia, observando a su alrededor.

Ya verás lo que nos vamos a divertir ―afirma dando saltitos Jane mientras todos la miramos divertidos.

Relájate, pequeño saltamontes, que todavía no ha comenzado ―dice Alec, sujetando sus hombros.

Sois unos aguafiestas, me dan exactamente igual vuestros comentarios, nada me quitará el entusiasmo ―sentencia emocionada, sacándonos la lengua para luego reunirse con Kate, Magguie y Nessie, las cuales empiezan a brincar y a dar vueltas como niñas chiquitas.

Todos nos quedamos mirándolas divertidos mientras ellas no paran de dar vueltas y más vueltas, seguido de pequeños saltitos, finalizando con un chistoso baile que termina en un abrazo grupal.

Después de tan maravilloso show, nos sentamos todos en el césped en círculo y entre risas nos adentramos en una amena charla en la que todos participamos, hasta que un rato más tarde me fijo que mi hermana ya no se encuentra con nosotros y comienzo a buscarla con la mirada. ¿Dónde carajos se ha metido mi brujita?

¿Qué te sucede, Edward? ¿A quién buscas? ―me pregunta intrigada Nessie, haciendo que la atención de todos recaiga sobre mí.

Estás ausente. ¿Qué ocurre amor? ―agrega mi novia, acariciando tiernamente mi mejilla.

No encuentro a Lizzie por ningún lado, hace un minuto la vi aquí y al momento desapareció. Es desesperante. ¿Dónde se habrá metido? ―Me quejo molesto y todos empiezan a burlarse de mí. Sí, era un hermano demasiado protector.

Veis como Lizzie es una bruja, aparece y desaparece sin darnos cuenta, ―bromea Jacob, recibiendo una colleja de Nessie por meterse con su amiga.

Mirad, Lizzie está al lado del escenario ―nos dice Diego, que tiene a Bree entre sus brazos.

Todos giramos nuestras cabezas en dicha dirección para ver a mi hermana conversando animadamente con James y Victoria, los cuales están cogidos de la mano y muy juntos.

No me lo puedo creer, el sueño de James se hizo realidad ―afirma sonriente Laurent.

Me alegro mucho, hacen una increíble pareja ―aseguro feliz mientras observo a mi amigo.

Lo cierto es que ya era hora, ha estado dos años intentándolo. Menos mal que no le salieron canas debido a la espera ―agrega jovial Thomas y todos volvemos a reír.

Por eso estaba tan nervioso está mañana cuando les preguntamos porqué no venían con nosotros —comenta Jasper sonriendo con picardia, pero lo miramos sin entender, entonces Kevin nos explica lo ocurrido y estallamos en carcajadas de nuevo.

Debemos admitir que la excusa que nos dio Lizzie fue buena, aunque le creímos al instante y no sospechamos nada ―alega Thomas divertido.

Hacen una hermosa pareja ―proclama mi Bella, acurrucándose entre mis brazos.

¿Victoria es la líder de las Beta? ―pregunta con interés Marta.

Sí, y Kate es la segunda al mando, señala Jane¿Por qué la pregunta? ―cuestiona curiosa.

Es que eché la solicitud para pertenecer a esa fraternidad ―comenta tímida Marta, sorprendiendo a Kate y a Jane que no se lo esperaban.

Eso es genial, te aseguro que conseguirás entrar. Dentro de poco seremos hermanas ―garantiza alegre Kate, levantándose y abrazando a Marta, rápidamente Jane se une al abrazo y todos nos reímos ante tal efusividad.

Bree, cielo, ¿echaste solicitud para alguna fraternidad? ―pregunta cariñoso Diego besando su mejilla, y todos soltamos un "Awww", consiguiendo que se sonrojen.

Wow, nunca creí ver a Diego ruborizado ―se burla Emmett, consiguiendo que nuestro amigo lo fulmine con la mirada.

Sí, solicité un puesto en la fraternidad Gamma, es con la que me siento más a gusto, sin ofender al resto ―dice un poco cohibida Bree.

Hiciste una gran elección, eso nos demuestra que eres una gran chica ―exclama contenta Maggie, aplaudiendo, mientras que Bree la mira confundida debido a que no entiende su entusiasmo.

Maggie, si no le explicas a qué se debe tu emoción, va a pensar que estás loca, cariño, ―bromea Kevin y todos reímos.

Cielo, lo que ocurre es que Maggie y Elena pertenecen a Gamma, de ahí su efusividad ―le aclara cariñoso Diego a su novia.

Y ahora sabiendo que te interesa unirte a nosotras, hablaremos con mi hermana para que te integre a la hermandad, ―promete Elena sonriéndole a Bree, quien asiente agradecida.

Tienes la plaza asegurada y más teniendo a la vicepresidenta intercediendo a tu favor, ―asegura Stephan mirando con ternura a Elena, que enrojece. Bree, conmovida, sonríe, dándole las gracias a Elena, quien le guiña el ojo mientras dice "Bienvenida".

La conversación sigue sobre las fraternidades, donde le explicamos a Bree cómo funcionan, además de informarle a cuál pertenecemos cada uno y cómo son las pruebas de acceso para los que quieren entrar. Emmett, como siempre, empieza con sus bromas, asustando a la novia de Diego al contarle algunas de las pruebas que él ha pensado, no obstante, la tranquilizamos al aclararle que no debe hacerle caso, ya que siempre gasta ese tipo de inocentadas cuando alguien nuevo se une al grupo, y que poco a poco se irá dando cuenta de que es un niño chico atrapado en el cuerpo de un hombre.

No sé en qué momento la música comenzó a sonar, dando inicio a la fiesta de la Barbacoa, pero estamos tan a gusto hablando que ni cuenta nos damos de que mi brujita, junto con James y Victoria, se encuentran a nuestro lado hasta que Nessie pega un grito de felicidad, mientras se levanta y corre para abrazar a James y a Victoria.

Felicidades, chicos. ¡Por fin sois novios! ―Sonríe― Cuídalo, Vicky, te llevas a un gran chico, ―advierte emocionada Nessie y todos nos incorporamos para felicitar a la nueva pareja.

Estoy feliz por ti, amigo, ―le sonrío a James, palmeando su hombro―. Gracias, Victoria, por aceptarle y hacerle inmensamente feliz ―asevero con entusiasmo, dándole un pequeño abrazo.

Hacéis una hermosa pareja. Me alegro mucho por vosotros ―dice sonriente mi Bella, abrazándoles a ambos.

Después de que todos felicitan a James y Victoria por su noviazgo, Emmett, junto con el resto de los chicos, comienzan con las burlas hacia James, intentando avergonzarlo frente a su novia.

Basta ya, chicos, nada de lo que digan conseguirá enojar a James ―defiende mi hermana a su chiquitín.

Estoy con Lizzie, nada hará que borre la sonrisa de estúpido que tiene, ―se burla Laurent y todos reímos, incluyendo la nueva pareja.

Esto se merece una celebración, debemos salir a festejarlo ―asegura divertido Thomas, a lo que todos asentimos.

Sin perder tiempo, comenzamos a planear sobre qué día será bueno para quedar, ya que el lunes empiezan las clases, está la reunión de fraternidades, también tenemos que comenzar con las pruebas de acceso para elegir a los nuevos miembros, además, el viernes es el desfile y la fiesta de la Hoguera, donde se presentan a los equipos deportivos de la universidad, y debemos estar presentes, para finalizar, el domingo es el primer partido de la temporada del equipo de fútbol americano de nuestra universidad y todos iremos al campo a animar a Justin, así que no nos queda de otra que posponerlo para más adelante, cuando no estemos tan ocupados.

Vicky, te necesito, ―chilla su amiga Katherine desde el escenario―, ah y trae a Lizzie contigo. ¡Ya! ―Golpea impaciente la zapatilla contra el suelo, Victoria nos sonríe con disculpa antes de tomar a Lizzie de la mano e irse corriendo hacia donde se encuentra su amiga, dejándonos a todos perplejos.

Elena, ¿qué demonios le sucede a tu hermana? ―pregunta intrigado Stephan al igual que todos.

No tengo la menor idea, pero seguro algo trama ―responde Elena mirando en dirección a su hermana, quien nos sonríe graciosa, aumentando nuestra curiosidad.

Mirad la cantidad de gente que ha venido este año ―exclama Kim, mirando su alrededor.

Creo que deberíamos ir a coger nuestra comida y bebida antes de que lleguen más personas, ―sugiere preocupado Emmett.

Oso, relájate, hay comida de sobra para todos ―dice aguantado la risa Kevin.

Hermano, deberías comer menos, estás poniéndote gordo ―comenta burlona Bella, observándolo de arriba abajo.

Tienes razón, enana. Mira, tiene el culo más gordo ―añade Jacob, siguiendo la broma.

Sin mencionar la cara de pan que se le está poniendo, fijaos en lo redondita y rellenita que está ―agrega Jasper con voz seria. Emmett nos mira asustado, esperando que negásemos lo que han dicho sus hermanos, al notar nuestro silencio, sale corriendo en dirección a los baños y todos estallamos en carcajadas.

Eres fantástica, Bella, nunca me imaginé ver al oso asustado ―dice Jared entusiasmado y las risas continúan.

¡Que sepas, Edward, que tienes una novia perversa y malvada! ―exclama Emmett, acercándose a nosotros―. Menuda mierda de hermanos tengo, sois unos malditos envidiosos, ―gruñe fulminándonos con la mirada, ya que todos seguimos riéndonos sin parar.

Vamos, oso, reconoce que ha estado genial la broma ―dice entre risas Alec.

Marta, dime la verdad, ¿me ves gordo? ―pregunta preocupado Emmett.

Ahora estás bien, pero si sigues comiendo mucho vas a ponerte fofo ―contesta aparentando estar seria mientras aprieta sus labios para no dejar salir su risa.

Aggg, odio cuando os ponéis todos en mi contra en plan gracioso, ―gruñe―. Voy a por las parrilladas, preparad el lugar para comer ―nos avisa enfurruñado, marchándose hacia la fila donde entregan la carne a la brasa.

Garret, Alec, Stephan, id con Emmett, él solo no puede con las cinco parrilladas ―ordena Kate para luego seguir distribuyendo el trabajo, de ir a por las bebidas se encargan James, Jacob, Jasper, Thomas y Laurent, mientras que Nessie, Maggie, Kim fueron mandadas con los termos para coger el café, por otro lado, Elena, Jane, Bella y Bree se ocupan de preparar todo para que podamos comer, y Kevin, Jared, Diego, Kate y yo vamos a por los distintos aperitivos que se encuentran repartidos en las mesas.

Una vez está todo preparado, no tarda en aparecer mi brujita, pero eso no quita el pequeño berrinche de Emmett por la espera. Tanto el almuerzo como la sobremesa resulta de lo más entretenida, haciendo que el tiempo se nos pase volando tanto que ni nos damos cuenta del discurso hasta que finaliza, así que nos levantamos y nos ponemos en marcha para participar en las actividades a las que nos hemos inscrito.

Los primeros en participar son Jasper y Jared en la competencia de nudos marineros, en la cual Jasper resulta el ganador y Jared queda en tercer puesto.

Después, viene la carrera de sacos en parejas, en la que nos inscribimos Kevin y Maggie, Jacob y Nessie, y Bella y yo, durante toda la carrera escucho los gritos de ánimo de nuestros amigos. Siendo sincero, no sé quienes son los ganadores, sólo sé que nosotros quedamos en sexto lugar, ya que nos caímos varias veces y las risas nos impidieron levantarnos rápidamente.

Luego, llega el turno del limbo, en el que concursan Elena, Kim, Jane, Marta y mi brujita, es de lo más divertido ver cómo se doblan para pasar por debajo de la barra, todos felicitamos a Kim que es la vencedora.

Seguidamente llega el campeonato de ping-pong en parejas, en el que competimos todos los chicos quedando emparejados de la siguiente manera, Stephan y Jared, Diego y Justin, Garret y Jacob, James y Laurent, Alec y Emmett, Jasper y Kevin, y Thomas y yo, que somos los campeones al terminar derribando a Emmett y Alec en la final.

A continuación, viene la carrera de caballos, que se trata de llevar a la chica en tu espalda mientras esquivas varios obstáculos, llevando tus ojos tapados y guiándote por las directrices de tu pareja; en esta participamos todos y las parejas resultan ser Nessie y Jacob, Jane y Alec, Maggie y Kevin, Kate y Garret, James y Victoria, Marta y Emmett, Elena y Stephan, Diego y Bree, Kim y Jared, Thomas y mi brujita, y Bella y yo, aunque para sorpresa de todos se nos unen unos risueños Irina y Laurent, pero lo que nos deja en shock, ya que ninguno se lo espera, es que Jasper junto con Alice concursen. Nunca me he imaginado pasármelo tan bien .Una vez me desprendo de la venda, me entero de que Diego y Bree han ganado la dichosa prueba; después de felicitarlos, vamos a por unas bebidas para reponer fuerzas antes de la clase colectiva a la que nos ha inscrito Kate. Como todavía falta un buen rato, decidimos ir a echar un vistazo a las demás competiciones.

¿Te estás divirtiendo? ―le pregunto a mi novia, abrazándola por detrás.

Sí, está siendo genial, nunca me había reído tanto como hoy ―contesta alegre, recargando su cuerpo en mi pecho.

Te amo, preciosa ―susurro en su oído antes de besar y morder el lóbulo de su oreja.

Yo también te amo ―musita girando su cabeza, quedando su rostro cerca del mío y uniendo nuestros labios en un dulce beso, somos interrumpidos por los gritos de Nessie y Lizzie animando como locas a Justin, que está concursando en la competición de tiro con arco.

¡Joder, es buenísimo! ―exclama con admiración Jacob, haciendo que todos miremos.

Voy a pedirle que me enseñe. Siempre me gusto el tiro con arco ―añade Stephan.

Sí, será mejor que te instruya, ya que la última vez que lo intentaste mandaste la flecha a tomar por culo, ―se burla Diego y todos estallamos en carcajadas, incluso el aludido.

Sin dejar de reír, miro sonriente y feliz a mi grupo de amigos, a mi Bella y a Lizzie. Después de los malos momentos pasados, es sumamente gratificante poder compartir estos maravillosos momentos con todos ellos.


Comunicaros que en el grupo de facebook "EL jardín de los hechizos de Maya" podéis encontrar los álbumes de los fics, así como adelantos, encuestas y muchas cosas más de mis historias. El link lo tenéis en mi perfil, Os esperamos.

El Link del trailer tan maravilloso realizado por mi amiga Teresa lo tenéis en mi perfil.

Este capítulo va dedicado a todas/os mis nuevas/os y antiguos lectores os dedico este capítulo y os doy las gracias por vuestro apoyo a está historia, estaré esperando vuestros comentarios que hacen superarme en cada nuevo capítulo.

A mis lectoras silenciosas gracias por estar ahí.

Gracias a mis lectoras por tomaros el tiempo de dejar vuestros reviews que me llenan de ilusión y me dan fuerza para continuar.

Muchísimas gracias a todos los que me habéis añadido a favoritos y alertas, también a mis lectoras anónimas gracias por estar ahí.

Espero sus comentarios y sugerencias de todo corazón.

Muchos besitos y mordisquitos de Edward para todos mis lectores.