DISCLAIMER: Sólo los personajes pertenecen a la maravillosa escritora Stephanie Meyer; la trama de la historia, los lugares y algunos personajes son de mi propiedad.

"Todas mis historias están registradas en SafeCreative. Tenedlo en cuenta al momento de adaptar, copiar, o publicar cualquiera de ellas sin pedir mi autorización"

Beteado por mi amiga Emotica GW, que me acompañara en esta aventura. Mil gracias guapa.

Hola a todas/os:

Aquí os dejo un nuevo capítulo. Espero y os guste.

El link de la Soundtrack lo tenéis en mi perfil

Las canciones del capítulo:

I Wan You To Want Me — Letters To Cleo

Is This Love — Whitesnake


Sensación de Vidas Universitarias.

Capítulo 18 Todo por ti

Justin Pov:

Te traigo a tu chica, amigo —le digo a Thomas sonriente una vez que llegamos a la mesa.

Gracias, pensé que tendría que ir por ella —me responde, rodeándola con su brazo.

Gracias por todo, Justin —me dice Gianna apenada.

Denada, amiga —declaro extendiendo mi mano y ella la estrecha con gusto.

Siento un cálido y familiar cuerpecito rodearme. —Eres el mejor, nene —musita mi niña, acercándose a mi oído—. Muero por besarte —susurra haciéndome estremecer.

Todo por ti, amor —susurro en su oído para luego besar su frente y, como es costumbre, ella me besa en la barbilla.

Definitivamente me hicieron falta las palomitas. El espectáculo estuvo súper —asegura Emmett, chocando su puño con el mío.

Y lo mejor de todo, gratis, en vivo y a todo color. Ese derechazo fue de repetición, amigo —alaba Laurent, haciendo mímica como si lanzase el puñetazo.

Se fijaron en las caras de todos, las barbies parecía que iban a explotar mientras los chicos aparentaban querer saltar encima de Justin —relata Jake con ojos brillantes—. Estaba apunto de ir ayudarte, —ríe abrazando a Nessie.

Lo más gracioso de todo fue cuando se acercaron los del equipo, perdieron el color y creí que se desmayarían —dice Alec entre risas.

Me siento en mi lugar de nuevo, colocando a mi niña en mi regazo donde rápidamente se acomoda, recostando su cabeza en el hueco entre mi cuello y mi hombro.

A mí lo que más me ha gustado es que en ningún momento les gritaste, sino que te mantuviste en calma y arrasaste con todos, —me felicita Bella.

Gracias, es lo menos que podía hacer, tenía que dejar las cosas claras por si se les ocurría regar el rumor de que podía haber algo entre Rosalie y yo —aseguro, moviendo mi cuerpo como si tuviera escalofríos y logrando que todos se rían.

Eres mi ídolo, amigo, —sonríe Edward con malicia—, mira que voltear todas sus palabras de modo que ellas salieran insultadas. Gracias por defender a mi brujita y a las chicas, —me guiña el ojo en signo de camaradería.

Nada que agradecer, sabes lo que significa para mí y es lo menos que podía hacer, —confirmo acariciando el cabello de mi niña.

Justin, lo que sucedió es digno de ver en repetición, sobre todo las caras de las chicas cuando volviste las palabras que decían en su contra, —afirma James, alabándome.

Yo sé de uno que en su móvil tiene guardado todo, desde el principio hasta el final, —asevera sonriendo Diego al mismo tiempo que mece su móvil frente a nosotros.

¡A qué estás esperando! ¡Quiero verlo otra vez! —exclama entusiasmada Nessie mientras aplaude.

Ahora sí podrá haber palomitas —asevera Emmett, brincando como un niño.

Lo siento, señores, pero, para poder disfrutar de está producción de tan alta calidad y con un actor de gran categoría, deberán primero abonar su ticket, —nos avisa sonriente Diego antes de guardarse rápidamente el teléfono en el bolsillo.

Dinos de una maldita vez qué es lo que quieres para que podamos verlo de nuevo —exige Kevin mirándolo con el ceño fruncido.

Primero, he de hablar con mi socia, —sonríe mirando a Lizzie—, para decidir cuál es la oferta que más nos conviene —declara Diego encogiéndose de hombros.

Tenéis hasta mañana a la hora del almuerzo para entregarnos vuestras propuestas —añade mi niña, chocando manos con Diego.

Con lo mucho que os queremos, qué perversos sois con nosotros, —protesta Emmett poniendo un puchero al mismo tiempo que recuesta su cabeza en el hombro de Martha.

Aww, el osito está mimoso, —se burla Jared.

Tranquilo, hermano oso, que hoy tendrás a tu perrito, —le recuerda Jacob, logrando que rompamos en carcajadas.

¡Cielos! —exclama Bella de golpe, recostándose sobre el pecho de Edward— ¿Era hoy que íbamos a ir por el perro? —Todos asentimos—. Mierda, pues no creo poder ir, los profesores nos han puesto muchos deberes, parece que no quieren perder el tiempo. Chicos, lo siento, pero me es imposible ir a ayudaros con la mudanza y menos ir a comprar el perro, —nos sonríe con disculpa.

A nosotras también —dice Nessie señalando a Kate y luego a ella—. Ni que lleváramos dos semanas de clases. Está noche me tendré que quedar hasta las tantas, —suspira enojada.

Amor, si quieres puedo ir ayudarte, así terminamos pronto y luego vamos a ayudar con la mudanza, —sonríe Ed, poniendo un dedo en los labios de Bella para impedirle hablar—. Antes de que empieces a protestar pensando en la tarea que yo tendré que hacer, te informo que lo único que hemos hecho ha sido repasar lo del año pasado y ver el temario nuevo. Seguro que en las próximas dos clases será lo mismo, y una de ellas me toca con Justin, —mi niña lo mira sorprendida—. Este año compartimos tres clases —explica Edward, depositando un beso en el cuello de Bella.

¿Cómo es que tienen clases juntos? —me pregunta curiosa mi niña.

Porque hay tres asignaturas que son obligatorias para ambas carreras —le aclaro antes de besar sus cabellos.

Menuda suerte, Bella, tienes ayuda —dice Nessie, poniendo un puchero que derrite a Jake.

Cariño, no te preocupes que te echaré una mano y así terminaremos rápido —asevera Jake, consiguiendo que Nessie sonría y bese sus labios dulcemente.

Chicos, me queda bastante por recoger, mejor quedemos a una hora en concreto y así pueden realizar tranquilamente sus actividades —sugiero, no quiero que dejen de lado sus obligaciones.

Tengo una idea, —suelta de pronto Edward. — ¿Qué les parece que quedemos a las cinco en el apartamento de Justin? —Propone y los chicos de la fraternidad asienten en acuerdo.

Nosotros no tenemos nada de tarea, nos hemos dedicado a conocer a los profesores y ha comentar lo que será el temario de este año. Si quieres, puedo ir a ayudarte a embalar, —se ofrece mi niña—, Más tarde, me será imposible echarles una mano, tengo cita con Arizona, mi psicóloga, —sonríe dando un trago al café que compró mientras yo estuve hablando con Jasper y compañía.

Entonces quedamos a las cinco en el apartamento de Justin y de allí nos vamos al psicólogo —declara mi amigo, siempre preocupado y cuidando a su hermanita.

Vampirito, esta vez no será necesario. Arizona me ha pedido tener una sesión a solas —le dice mi niña con tristeza en los ojos y la abrazo más fuerte.

¿Y si necesitas que esté a tu lado cuando salgas? —inquiere Edward preocupado.

Relájate, vampirito, te prometo que, si no me siento bien, no conduciré y te haré una llamada para que me vengas a buscar —le contesta sonriendo dulcemente.

Puedes telefonearme a mí también, amor, no importa la hora que sea, siempre estaré para ti —le susurro al oído para luego besar su cabeza.

Peque, cuenta con nosotros para lo que necesites, —se apresura a hablar James que quiere a mi niña como si fuera su propia hermana.

Tranquilos, chicos, estaré bien. No tenéis nada de que preocuparos —dice brindándonos una preciosa sonrisa y besa mi mejilla antes de incorporarse para darle un beso y un abrazo a su hermano, dando por zanjado el asunto.

El almuerzo continua con conversaciones de todo tipo donde las risas y bromas no faltan. Quedando diez minutos para que termine nuestra hora y media de receso, tomo la mano de mi niña y nos despedimos del resto antes de acompañarla a clase, ya que Diego no acudirá por el compromiso que tiene.

A las cinco donde Justin —grita Edward sobre el barullo de la cafetería.

Sííí —chillamos a coro antes de retomar cada uno su rumbo.

Durante el camino hacia su siguiente clase, mi niña no deja de lanzarme miradas cómplices a las cuales respondo sonriendo abiertamente. Me siento tan dichoso que mi mente vaga a la noche anterior y a esta mañana. Tan sumergido estoy en mis pensamientos que no me entero de nada hasta que siento un fuerte tirón de mi mano y un empujón que pega mi espalda a la pared...¿dentro del cuarto de limpieza?

Antes de poder preguntar qué sucede, los brazos de mi niña están rodeando mi cuello y su boca se posa sobre la mía, sorprendiéndome, pero rápidamente respondo su beso con la misma intensidad mientras mis brazos rodean su pequeña cintura, pegándola lo más posible a mí. Nuestras bocas danzan con una sincronía única, el sabor de su lengua en la mía es de los más embriagador y delicioso; sus manos se meten por el cuello de mi camisa, tocando mi piel, y mis manos se introducen bajo su camiseta, tocando su tersa y suave piel.

El beso comienza a volverse más demandante, más voraz, haciéndome desear quedarme así para siempre, pero por desgracia la necesidad de respirar se hace indispensable y nos obliga a separarnos lo necesario para seguir disfrutando de sus dulces, suaves, y pequeños besos. No puedo evitar morder su labio inferior antes de besarla apasionadamente de nuevo.

Me siento en las nubes, hace tanto tiempo que no me siento tan vivo, tan feliz... Al separarnos, suelta una risita nerviosa.

¿Qué ocurre, amor?—digo abrazándola y mi niña esconde su rostro en mi pecho

Nunca me creí capaz de hacer algo así —susurra, haciéndome sentir las vibraciones de su cuerpo al reírse.

Me encantó que lo hicieras. Desde que te vi entrar en la cafetería, he deseado hacerlo, —beso su cabello—. Gracias por cumplir mi deseo —digo levantando su rostro para besar sus cálidos y carnosos labios.

Estaba deseando besarte, no podía ni quería aguantar más tiempo, —suspira—. Te amo, nunca dejé de hacerlo, —confiesa acariciando mi cabello.

También te amo, mi niña, eres mi vida ahora y siempre —digo acariciando su mejilla y besando su frente.

Es hora de ir a clase—declara mi niña mirándome con picardía.

Creo que sí, —secundo con pesar mientras me asomo para comprobar que no haya nadie por los pasillos, no quiero que mi niña pase vergüenza—. Bien, podemos salir sin problemas —digo sonriendo antes de besarla de nuevo, y luego de volver a comprobar que el pasillo sigue vacío, tomo la mano de mi niña y salimos abrazados riendo rumbo a su clase.

Al llegar a su clase, nos encontramos con la puerta cerrada, Lizzie da unos tímidos toques y la áspera voz del profesor responde con un adelante.

No son horas de llegar, señorita Masen —manifiesta enojado el profesor una vez que mi niña hace acto de presencia.

Lo siento, profesor, no volverá a suceder —contesta mi niña con un lindo puchero, haciéndola verse tan irresistible que hasta el profesor cae bajo su hechizo.

Está bien, señorita Masen, pero que sea la última vez. Tome asiento y que uno de sus compañeros la ponga al tanto por donde vamos —le ordena el profesor, disimuladamente Lizzie se gira y me da un guiño, que respondo rápidamente antes de atravesar el campus, corriendo velozmente, para llegar a mi clase.

Gracias a que corro bastante rápido consigo llegar a tiempo, lo malo es que me encuentro bastante fatigado. En cuanto entro al salón, lo primero que veo es a Edward mirándome con una sonrisa burlona.

Mierda, no recordaba que esta clase la compartía con él. Me señala la silla vacía a su lado. Pff, seguro me va a interrogar.

¿Qué sucedió, amigo? ¿Por qué llegas tarde? —me pregunta con doble intención una vez que me siento a su lado.

Al venir, me encontré con el entrador que me retuvo durante varios minutos, así que no me quedó de otra que echar a correr para poder llegar a tiempo —digo intentando parecer indiferente para que se crea mi patética excusa.

Ah, pues debiste chocar con algo, o alguien, ya que traes los labios hinchados —me dice enarcando una ceja.

No tengo idea de qué hablas, será a causa de la carrera que me he metido —declaro mientras finjo que busco algo en la mochila.

No te preocupes, hermano, vuestro secreto está a salvo conmigo —asevera divertido, guiñándome el ojo de manera cómplice.

No sé de qué hablas —respondo encogiéndome de hombros.

En ese momento, el profesor se gira llamando nuestra atención sobre lo escrito en la pizarra. Uff, de la que me he salvado. El resto de la clase se pasa volando, nos despedimos con un, "luego nos vemos", y sonrisas burlonas por su parte antes de poner rumbo a mi siguiente clase. Pero, antes de llegar, soy interceptado en el pasillo por uno de mis compañeros, el cual me informa que el profesor no ha venido por lo que tenemos una hora y media libre, así que aprovecho para ir a mi apartamento y comenzar a embalar.

Una hora y cuarto más tarde, tengo más de la mitad de mis pertinencias distribuidas en varias cajas y casi toda la ropa guardada en varias maletas, pero ya no puedo seguir porque tengo que pasar a buscar a mi niña y eso es lo primordial.

Cinco minutos más tarde, me encuentro estacionando el coche justo enfrente de su facultad, no necesito entrar a buscarla, ya que mi niña llega antes a mi encuentro, abrazándome firmemente.

Te eché mucho de menos —susurra inhalando fuerte mi aroma.

También te extrañé, amor, no te imaginas cuánto —murmuro besando su cabello.

Vamos por mi auto, por favor, lo necesito para ir con Arizona —dice separándose un poco para unir nuestras miradas.

Claro, mi niña, sube —contesto girándome para que se suba a mi espalda, ella sin dudarlo trepa de un salto y caminamos así hasta el coche escuchando su risa que es un canto celestial para mis oídos. La dejo apoyada sobre el capó del auto mientras abro las puertas.

Nene, pero si no te gusta que nadie se recuesta en él —me recuerda sonriendo confundida.

Solo puedes hacerlo tú, amor, de hecho, debo hacerte una foto en él —le digo con un guiño tomando su mano para ayudarla a subir.

Como tiene el tirante del cinturón puesto, aprovecho para besar sus labios rápidamente mientras abrocho el seguro.

¿Lista? —pregunto sonriendo una vez que entro al coche y me pongo el cinturón.

Contigo, siempre —me responde haciendo latir mi corazón desenfrenadamente mientras arranco el auto para dirigirnos al apartamento.

No tardamos nada en llegar y los chicos ya están allí, lo saludamos y mi niña sube rápidamente las escaleras.

Mucha prisa, brujita —chilla riendo Edward cuando la ve correr hacia su cuarto.

Demasiada, recuerda que tenemos que embalar bastante antes de las cinco —le grita de vuelta desde su cuarto.

A esa hora es tu cita, ¿verdad? —pregunta gritando de nuevo Edward, y todos reímos por la charla que están teniendo a gritos.

A las cinco y media. En cuanto lleguen, me voy —contesta mi niña bajando las escaleras con ropa más cómoda y una mochila.

Se muda Justin o tú —comenta pícaro Jacob, quien se gana una colleja de Bella.

El que se muda es Justin, sin embargo, no iré a la cita con mi psicóloga con estas mallas y esta vieja camiseta, estoy llevando ropa para cambiarme —le explica como si fuera un niño.

¿Y porqué no te vas lista desde aquí? —inquiere consiguiendo que todos le diésemos una mirada como diciendo, ¿Eres tonto? Te lo acaba de explicar.

En serio, Jake, no te juntes más con Emmett que ya se te está pegando la tontería —declara Edward, logrando que rompamos en carcajadas.

Cariño, verás —le aclara Nessie como si estuviera hablando con un bebé—, si se lleva la ropa para su cita puesta, se le ensuciará toda al mover las cajas y guardar las cosas, por eso la ropa que lleva ahora es más vieja y cómoda para trabajar, —le sonríe acariciando su cabello.

Ah, vale, ya entendí —afirma sonriendo al mismo tiempo que asiente con la cabeza.

Chicas, os llamo nada más salir para que estéis listas cuando llegue a recogeros —les dice mi niña abrazándolas—. Adiós, lobito, —le sonríe a Jake—. Te quiero, vampirito —agrega antes de tirarles un beso volado y salir por la puerta.

Hasta luego, chicos, —me despido en general para luego seguir a mi Lizzie hasta su coche y caballerosamente le abro la puerta. Una vez está dentro, cierro su puerta y me dirijo hasta mi auto antes de ponernos rumbo a mi edificio.

Cuando llegamos a mi apartamento, mi niña se queda asombrada al ver la cantidad de cajas que hay apiladas con la mayoría de mis cosas.

¿Tenías prisa? —pregunta con una traviesa sonrisa pegándose a mí.

Sí, por estar contigo —digo abrazándola.

Creo que deberíamos embalar —dice con los ojos brillantes como un niño que planea una travesura.

Y lo haremos... —acerco mis labios a los suyos— ...después —susurro antes de estampar mis labios sobre los suyos en un beso de lo más apasionado.

Su boca se abre, dándome acceso, y en el momento en que nuestras lenguas se encuentran, una lucha comienza, no de dominación, más bien desgustación. Su sabor es embriagador, único y amo sentirlo. Sus labios son mi más grande adicción, podría estar pegado a ellos siempre.

¿Esto es lo que haremos? —Inquiere picara, apretándose más a mí.

Todo el tiempo que tú quieras —respondo sonriente apenas nos separamos unos segundos antes de volver a su boca, esta vez besándola sin tregua alguna.

Nuestras lenguas exploran cada rincón de nuestras bocas sin dejar de saborear y acariciar un solo recoveco de ella, cada caricia, cada beso, cada toque, logran que nuestros cuerpos vuelvan a sentir esas maravillosas sensaciones dormidas, pero no olvidadas.

Justin, nene... No pares... Por favor... —consigue hablar entre besos.

No te imaginas todo lo que te he extrañado y no tienes idea de cuánto te necesito, —confieso contra la piel de su cuello mientras lo beso.

Sus brazos van a mi cuello, del que se cuelga sin distanciarnos un milímetro. La alzo en brazos, sujetándola por su magnifico trasero y sus piernas se enredan en mi cintura, haciéndonos sentir el placentero roce de nuestros sexos, con ella en brazos comienzo andar, acariciando con una mano toda su espalda y con la otra posada aún en su trasero

Ni bien la siento en el posabrazos del sofá, me sitúo entre sus piernas, besando y mordiendo su cuello dulcemente. Sus labios regresan en busca de los míos, su sabor y cercanía me hacen arder de pasión por ella, deseo amarla, poseerla, no he estado con nadie desde que terminamos y no sentí nunca la necesidad de estarlo, pero con mi niña aquí, su olor, su calor, su sabor, me hacen perder la cordura.

Sus manos siguen entrelazadas en mi cuello, acariciando y dando pequeños y suaves tirones de cabello, haciéndome estremecer por completo. Mis manos acarician la piel de su cintura tibia y suave.

Si muriera en este momento, sería feliz por tener de nuevo a mi niña entre mis brazos. De pronto, separa sus labios de los míos.

¡No! —exclama conectando nuestras miradas y rápidamente retiro mis manos de su piel, sin embargo, vuelve a tomar mis manos para colocarlas de nuevo en su cintura, logrando que la mire confundido—. No pienses en eso, —enarco una ceja sin comprender—. Casi puedo leer tu mente pensando "puedo morir feliz", te conozco demasiado bien, nene, y esto es solo el principio —musita pegándose más y creando una maravillosa fricción entre nuestros sexos, haciéndome soltar un gemido.

Mi niña me va a matar.

Amor, no podría morirme cuando tengo tanto que vivir contigo —susurro, besando la parte sensible de su cuello y recibiendo un delicioso gemido de su boca.

Oh... Nene... Oh... —dice echando su cuello hacia atrás para darme mejor acceso.

Te amo tanto, mi niña —susurro en su oído antes de morder el lóbulo de su oreja.

Quiero sentirte, amor —murmura acariciando mi pecho hasta llegar a los botones de mi camisa, desabrochándolos rápidamente para quitármela. Luego baja lentamente sus manos por mi pecho, volviendo a subir hasta mi cuello para atraerme con necesidad a su rostro y unir nuestros labios en un profundo y apasionado beso.

Necesito sentir tu piel, amor —susurro en su cuello, notando cómo se estremece.

Mis manos acarician codiciosamente sus costados hasta llegar al borde de su camiseta, haciéndola desaparecer al mismo tiempo que mis labios atrapan los suyos, devorándonos mutuamente. Las manos de mi niña bajan, palpando cada parte de mi pecho, deteniéndose a dar pequeñas caricias justo debajo de mi vientre y logrando que mis jadeos se escuchen por toda la habitación.

Ahh... Mi niña... Me... vas... a matar... haciendo eso —murmuro en su oído, mordiendo el lóbulo de su oreja—. Sabes que me fascina, —jadeo.

Me encanta poderte hacer todo lo que te enciende —susurra mordiendo mi labio y tirando de él de manera sensual, consiguiendo que mi miembro crezca más si es posible.

Mis manos rápidas acarician toda su piel hasta llegar a su sujetador, del que se deshacen en un segundo, rozo sus pechos suavemente, logrando que sus pezones se endurezcan con el toque de mis dedos. En un movimiento involuntario, la espalda de mi niña se arquea, obligándome a tumbarla en el sofá e invitándome a su cuerpo, lo cual aprovecho sin dudar para recorrerlo con mis besos.

Mi niña no para de gemir, enreda sus dedos en mi cabello, dándole pequeños tirones al mismo tiempo que empuja mi cabeza contra sus pechos, que no los dejo ni un segundo. Al derecho lo estoy torturando con mi boca, dándole pequeñas lamidas al rededor de su pezón para luego chuparlo con ganas, dejando que mi lengua juegue, mientras que el izquierdo no deja de recibir suaves caricias y pequeños tirones en su pezón.

Just-tin... Ahhh... Por favor... —me suplica, pero quiero saborearla lentamente. Hemos estado mucho tiempo separados y pretendo hacerla disfrutar al máximo.

¿Por favor qué, mi niña? —pregunto mordiendo su otro pezón, tirando delicadamente de él, para luego levantar mi vista y deleitarme con la belleza de mi mujer—. Eres preciosa, amor, —atrapo sus labios en un apasionado beso donde nuestras lenguas danzan al unísono, disfrutando de cada rincón de nuestras bocas.

Con pequeños besos, me voy separando de sus labios para depositar tiernos besos por sus mejillas, bajando a su barbilla y sigo hasta su cuello, donde me entretengo regalándole pequeños mordiscos y besos para después retomar mi camino de besos por sus hombros, clavícula, sus preciosos y redondos pechos, los cuales lamo, chupo, y acaricio, notando cómo mi niña se retuerce de placer.

De su boca, salen incoherencias y deliciosos gemidos, que son música celestial para mis oídos. Sigo con mi recorrido, bajando lentamente, besando y mordiendo cada trozo de su cálida y suave piel hasta llegar al borde de su pantalón, del cual mis manos se deshacen rápidamente, dejándola solo con una diminuta tanga color lavanda que me pide a gritos que la arranque. Mi niña gime y respira con dificultad mientras sus manos se dedican a recorrer mi espalda con suavidad, haciendo que levante mi mirada para observar a mi hermosa mujer que me regala una traviesa y excitada sonrisa.

Sé lo que quieres, —afirma coqueta, mirándome con ojos perversos.

¿Y qué es? —pregunto pasando mis dedos por el borde de su tanga.

¡Arráncalo! —exclama excitada al notar las yemas de mis dedos acariciando su intimidad por encima de la tanga.

No hace falta que lo repita, llevo mis dientes al lugar exacto y, de un tirón, está fuera de su cuerpo.

Mi Lizzie, eres preciosa —murmuro antes de atacar sus labios con un beso ansioso y pasional. Su lengua y la mía inician una lucha enzarzada, de la cual salgo vencedor, mientras mis manos tocan y rozan cada parte de su piel, haciéndola vibrar con mis caricias.

En el momento en que nuestras bocas se separan, comienzo el recorrido hacia mi destino final, bajando lentamente por su cuello con un reguero de besos, muerdo delicadamente el hueso de su clavícula, ganándome un maravilloso gemido. Sigo mi camino hacia sus magníficos, redondos y rosados pechos que tanto amo, devorándolos con mi boca y acariciándolos con mis manos. Continúo descendiendo por su terso vientre, el cual beso con adoración ― "algún día", pienso para mí, imaginándolo redondeado. Se verá más que hermosa cuando llegue el momento.

No me detengo a pensar porque mi meta está cerca, puedo olerla, casi puedo sentir su sabor. Sigo bajando más y más sin dejar de besar su piel, separo sus piernas y veo el brillo de su excitación, paso mi nariz recorriéndolo y sintiendo el calor que emana. Mis labios dan pequeños besos, consiguiendo que mi niña gima cada vez más alto, y entre gemidos suelte un lloriqueo de desesperación, de inmediato mi lengua alcanza ese botón rosado e hinchado, ganándome un grito de placer por su parte.

Mi lengua no para de lamer, hacer círculos y chupar, y puedo notar cómo mi niña se humedece cada vez más, así que con mi lengua comienzo hacer pequeños círculos. Sus manos se colocan en mi cabello, dándome pequeños tirones y empujándome contra ella. Introduzco un dedo en su interior, moviéndolo sincronizadamente con mi lengua, y no tardo en agregar otro dedo, escuchando los gemidos de mi niña y viendo cómo su cuerpo se retuerce de placer. No le doy ninguna tregua, mis dedos entran y salen de ella al mismo tiempo que mi lengua no cesa sus movimientos, cuando noto que está a punto de venirse, disminuyo el ritmo y un gruñido se escapa de su labios.

Por favor... Nene... Por favor, —suplica casi sin aliento.

Dime, amor —susurro sobre su intimidad y la vibración de mi voz la hace retorcerse.

Más, amor... Más... —implora moviendo sus caderas y empujando mi cabeza contra su intimidad. Accedo a su pedido, aumentando el ritmo e introduciendo un tercer dedo haciendo movimientos circulares.

Siento cómo su cuerpo se convulsiona hasta explotar en un delicioso orgasmo, saboreo y limpio todos sus fluidos para luego incorporarme y contemplar su rostro. Es una imagen tan hermosa que ni el mejor pintor sería capaz de plasmar, sus ojos cerrados, una maravillosa sonrisa en sus labios, su sedoso cabello revuelto, su piel sudorosa y rosada...

¿Qué haces, amor? —susurra extasiada y con una hermosa sonrisa.

Disfruto contemplado a la mujer más maravillosa, preciosa y fascinante del firmamento —musito acariciando su mejilla.

Ahora es mi turno de deleitarme con el hombre más maravilloso del mundo —dice con una sonrisa, levantándose de un salto y lanzándose a mis brazos.

Sabes que soy todo tuyo, amor, y puedes hacer conmigo lo que desees —susurro besando dulcemente sus labios.

¿En serio? —pregunta sonriente con voz pícara.

Completamente, amor —digo besando de nuevo sus deliciosos labios.

Mi niña me empuja sobre mi espalda, dejándome semi recostado en el sofá, y con una traviesa sonrisa, sube gateando por mi cuerpo hasta ponerse ahorcajadas sobre mí y junta nuestros desnudos torsos, haciéndome estremecer.

Sus pequeñas manos acarician suavemente mi pecho subiendo y bajando por mi estomago hasta el borde de mis jeans para subir de nuevo lentamente, tocando mis abdominales al mismo tiempo que su boca devora pausadamente mi cuello y logrando hacerme gemir fuertemente.

Amo el sabor de tu piel. No tienes idea de cuánto deseaba poder recorrer tu cuerpo con mis besos —susurra sensual antes de morder el lóbulo de mi oreja para luego descender con sus besos por mi cuello mientras sus manos no paran de recorrer mi pecho con sus caricias.

Amor... Por favor... —suplico. Lame mis labios antes de adentrarse con pasión en mi boca para que nuestras lenguas dancen al unísono, degustando cada rincón.

Despacio, nene, quiero saborearte entero —susurra besando mi mandíbula y bajando hasta mi cuello, donde me da unos pequeños mordiscos, volviéndome más loco de lo que ya lo estoy. Sigue su recorrido de besos por mi pecho, entreteniéndose en mis pezones, lamiéndolos, mientras sus manos no dejan de acariciar todo mi torso.

Mi niña... Me estás... Ahh... —intento hablar, pero mi voz se atora en mi garganta, haciéndome gemir intensamente, cuando con un movimiento sus manos están dentro de mis pantalones, acariciando mi miembro.

Dime, nene, —sonríe sobre mis labios sin dejar de acariciar mi miembro con sus delicadas manos—. Este es mi destino, amor, pero quiero disfrutar de todo esto —musita acariciando con su otra mano mi abdomen, pecho, cuello y labios—, antes de llegar al postre, —sonríe.

Mierda, solo con sus palabras va a provocar que me venga.

Comienza su tortuoso recorrido, bajando lentamente, y sus pequeñas manos y su lengua dejan mil y una sensaciones en mi piel, poniéndola de gallina. Su boca está en mi abdomen mientras que sus manos desabotonan mis jeans. Levanto mis caderas para que saque mis pantalones, que gracias al cielo los saca junto con mis bóxer. Mi miembro salta feliz al verse liberado, mi niña se lame sensualmente sus labios al observar la gota de líquido preseminal que denota mi nivel de excitación.

¡Mierda, es una imagen tan erótica!

Se arrodilla entre mis piernas, mi respiración se acelera de anticipación y, sin dejar de mirarnos a los ojos, desciende poco a poco hasta que sus suaves manos acarician mi miembro de arriba abajo, con movimientos suaves y constantes, llevándome a la locura.

Cielos, nene, no recordaba que fueras tan enorme —dice antes de besar la punta de mi pene. No puedo responder, su boca y sus caricias me tienen perdido.

En un momento, introduce mi miembro en su boca, empezando a succionarlo de arriba abajo y de abajo arriba al mismo tiempo que aprieta mis testículos sin darme tregua, hace que pierda el control y agarre su cabello. Mientras mi niña me sigue devorando, estoy derritiéndome de placer y apunto de estallar en un orgasmo arrebatador, la imagen ante mí es tan erótica que no hay palabras para describir todas las emociones que recorren mi cuerpo.

Amor... —susurro sin aliento—. Princesa... Me vuelves loco. No creo que... —Succiona fuerte, interrumpiéndome, y con eso rebasa mi límite, lo que se demuestra cuando exploto en mil pedazos y me corro en su boca mientras grito su nombre. Mi niña limpia todo con su lengua sin perderse ni una gota, luego, sube hasta mis labios, fundiéndonos en dulce y tierno beso lleno de amor. Al separarnos, ambos sonreímos satisfechos y mi niña recuesta su cabeza en mi pecho.

Te amo —susurro cuando encuentro mi voz y acaricio su espalda desnuda.

También te amo, amor, —deja un beso en mi pecho—. Creo que debemos empezar a llenar algunas cajas, —sugiere sonriente mi niña.

Tienes toda la razón, pero no quiero —contesto, agachándome para unir nuestros labios en un beso que tengo toda la intención de quesea puro, pero la proximidad y la desnudez de nuestros cuerpos lo convierten en uno pasional y demandante, tanto que sus manos como las mías comienzan su tan conocido y amado recorrido.

Estoy apunto de girarnos, cuando el sonido de un teléfono nos hace pegar un salto y caemos del sofá, quedando yo abajo y con un fuerte golpe en el trasero como resultado. Ambos reímos a carcajadas y como puedo extiendo la mano, tomando el teléfono.

Diga —respondo agitado a causa de las risas.

¡Hijo! —exclama mi madre al otro lado de la línea.

Eh...Hola, mamá —titubeo, es la persona que menos espero.

¿Qué pasa, corazón? ¿Estás bien? pregunta mi madre y una sonrisa se forma en mi rostro. ¡Ja! Si supiera que estoy más que bien.

Si, mamá, solo que estamos recogiendo mis cosas para poder mudarme —contesto sabiendo que está enterada, pues esta mañana se lo he comentado cuando hablamos con mi padre, quien por cierto me ha dejado algo intrigado sobre el asunto del apartamento y el casero. Espero tener noticias pronto.

Oh, cariño, no quiero entretenerte. Solo quería saber qué tal te fue en tu primer día —me dice con ternura.

Amo a mi madre, es la persona más buena y dulce que conozco, seguida muy de cerca por Elizabeth.

Perfecto, mamá. Este año comparto tres clases con Edward —le cuento risueño mientras sigo acariciando la espalda de mi niña.

Me alegro, corazón. ¿Has visto a Lizzie? —pregunta con interés. Desde que conoció a mi niña, la amó como una hija.

Sí, mamá, está aquí, ayudándome a embalar —respondo sonriente.

Qué alegría, corazón, salúdala de mi parte. Bueno, te dejo para que termines, dales recuerdos a los chicos. Besitos, hijo, te quiero, —se despide con un deje de tristeza, sé que me echa mucho de menos, más ahora que mi hermano, Danny, se ha marchado a vivir con su novia.

También te quiero, mamá, saluda a papá y cuidaros mucho, besos —digo a modo de despedida, colgando el teléfono, y mi niña rompe en risas.

¿Ayudándote a embalar? —inquiere sonriendo picaramente.

Sí, eso es lo que viniste hacer, ¿no? —contesto acorralándola sobre la alfombra, pero de nuevo un tono de música, esta vez su móvil, nos interrumpe.

Lo siento, amor. Me encanta estar contigo, pero acaba de sonar la alarma, debo arreglarme para acudir a mi cita con Arizona —dice mi niña apagando la alarma de su móvil. Siempre tan previsora.

Mmm... Así que tenías planeado seducirme —inquiero travieso, pasando mi nariz a lo largo de su cuello y mandíbula hasta llegar a su oído.

Mmm, —ronronea—, siendo sincera, tenía planificado robarte muchos besos, —gime bajito cuando muerdo el lóbulo de su oreja.

Me encanta esa idea, aunque... lo que hemos hecho ha sido mucho mejor —digo riendo y me abraza fuertemente.

Me ha fascinado, te extrañaba tanto. ¡Qué idiota fui al separarme de ti! —susurra con un deje de tristeza y dolor en su voz.

Amor, hay que dejar el pasado atrás —aseguro dulcemente, uniendo nuestras miradas—. Por favor, mi niña, te prometo que más tarde hablaremos del asunto porque ahora debes asistir a tu cita, —acaricio tiernamente su mejilla—. Te amo y me amas. Eso es lo que verdaderamente importa, el resto es insignificante, —mi preciosa chica me regala una sonrisa antes de rozar nuestros labios.

Te amo, pero por desgracia el tiempo corre y me tengo que arreglar —me contesta, dando un salto y mostrándome su glorioso cuerpo desnudo.

Vamos al dormitorio —digo cargándola por sorpresa y corriendo hacia al cuarto.

¡Justin! —grita alargando mi nombre entre risas y golpeando mi espalda.

Nada más llegar, la bajo y deposito en sus labios un rápido beso, acallando su replica.

Amor, me encanta que grites mi nombre, pero en una situación diferente —afirmo ganándome su risa y una nalgada.

Nada de eso, amor, tenemos que ducharnos, —mi mente se llena de deliciosas imágenes de nosotros en la ducha—. Sé lo que estás pensando, amor, y no hay tiempo —asevera divertida—, por ahora, —sonríe coqueta.

Solo pienso en las ventajas, amor, recuerda que debemos contribuir al cuidado de nuestro mundo, —le guiño el ojo, cogiéndola en brazos de nuevo y llevándola al baño—. No quiero llevar en mi conciencia el desperdicio de algo tan importante como el agua —digo sonriendo mientras la deposito en el suelo.

Amo tu conciencia social —contesta mi princesa abriendo el agua para regularla—, más si es muy beneficioso para mí, —sonríe.

¿Me dejarás enjabonarte la espalda? —le pregunto con un puchero.

¿Solo la espalda, amor? —me responde traviesa con otra pregunta.

Toda tú es mejor para mí —respondo metiéndonos en la bañera.

Entonces será reciproco, —me avisa sonriente, acariciando mi pecho—. Debemos ser rápidos. —Mierda, ese tono de voz va a ser mi muerte.

Amor, —la reprendo.

¿Qué ocurre, nene? —Sonríe—. Lo único que he dicho es que tenemos que ser rápidos, no puedo llegar tarde —contraataca mirándome seductora.

Andando, señorita, que el tiempo corre —digo feliz al verla bromear y reír alegre de nuevo.

Tomo el gel de baño y lo froto entre mis manos para comenzar el glorioso recorrido de su cuerpo por su cuello, hombros, brazos y espalda, tomo un par de respiraciones profundas antes de llegar a sus pechos, donde me entretengo enjabonándolos lentamente, disfrutando del momento. Bajo por su vientre, caderas, piernas y sus delicados pies. Pongo más gel en mis manos para limpiar a conciencia mi paraíso, lo hago despacio y tortuosamente, escuchando cómo se acelera la respiración de mi niña, la giro y enjabono ese trasero tan tentador que... —"respira, Justin", me reprendo mentalmente. Tomo el champú y lavo con delicadeza su sedoso cabello, después cojo la ducha y quito todo el jabón de su cuerpo, disfrutando de tan magnifica vista.

Es mi turno —afirma acomodándose el cabello en un moño.

Todo tuyo, amor —le digo sonriente.

Sin dejar de sonreírme, toma el gel de baño y lo frota en sus manos, haciendo que mi cuerpo tiemble de anticipación. Mi niña empieza por mi espalda, con el tacto de sus suaves manos en mi piel donde hace movimientos circulares desde mis omóplatos, bajando por mi espalda, hasta llegar a mi trasero y le da un apretón, antes de seguir por mis piernas hasta mis pies.

Gírate, amor —dice de cuclillas, quedando su rostro frente a mi pene ―respira, Justin, piensa en algo para detener el despertar de nuestro amigo—. Hay una buena vista desde aquí, —sonríe con picardía antes de sorprenderme al depositar un beso en la punta, mi niña me va a matar.

Amor, no hagas eso, —la recrimino con voz ronca.

Lo siento, se me antojó, —se disculpa con carita de niña buena.

Me vuelves loco, mi niña —asevero con una sonrisa, sus manos están lavando mis muslos.

Mientras solo sea de placer —dice sonriente, llenándome de dicha al verla tan feliz.

Te amo, mi vida —declaro mirándola con amor infinito.

También te amo, nene —responde antes de ponerse de pie y continuar con su labor.

Casi sufro una crisis cuando pasa el gel por mi miembro. ¡Dios! Sus manos ahí se sienten increíbles… Tomo unas cuantas respiraciones profundas, cerrando mis ojos, y cuando abro los ojos, me doy cuenta de que ya ha terminado—. Salgamos, nene, sino te vas a enfriar —dice mi niña tendiéndome una toalla. Es inteligente, sabe que si me roza una vez más, la hago mía aquí y ahora.

Seco mi cabello, mi cuerpo y me anudo la toalla en mis caderas. Mi niña se coloca mi albornoz, le queda enorme, pero me encanta vérselo puesto. Salgo al dormitorio y rápidamente voy al armario donde guardo una caja que contiene cosas de mi niña que se quedaron aquí cuando terminamos, cremas, algo de maquillaje, un cepillo de dientes sin estrenar, su colonia, un secador, junto con sus peines y algunas cosas más, poniéndola encima de la cama.

Todavía tengo esto, espero y te sirva —le digo con cierta vergüenza.

Gracias, amor, eres maravilloso —responde dándome un beso en los labios.

Regreso al armario, de donde saco unas bermudas azules oscuras y una camiseta de color blanco, tomo unos bóxer y calcetines del cajón y me visto rápidamente, no quiero que mi niña se sienta incomoda por si a los chicos les da por llegar antes de tiempo.

Te espero afuera, amor —digo abrazándola por la espalda y besando su cuello antes de marcharme al salón.

Lo primero que hago es poner el CD Physical Graffiti de Led Zeppelin, después, recojo nuestras ropas que están esparcidas por el suelo y las echo al cesto de la ropa sucia. Decido dejar la puerta de la entrada un poco entornada para que los chicos no tengan que perder tiempo en llamar y vuelvo al trabajo de seguir guardando mis pertenencias en cajas.

A los pocos minutos, sale mi niña completamente arreglada y hermosa. Su cabello esta suelto, lleva unos jeans azules oscuros con una camiseta ceñida al cuerpo de color verde oscuro y de manga larga hasta el codo, junto con sus inseparables deportivas azules. Corre en mi dirección y se lanza a mis brazos que la atrapan más que gustosos, haciéndonos girar.

Extrañare el apartamento, tengo muy buenos recuerdos —afirma con un deje de nostalgia.

Bueno, aún podemos disfrutar de él lo que resta del mes, ya que lo tengo pagado —murmuro cerca de sus labios.

Me gusta, así podremos rememorar los buenos momentos —dice, besando mis labios rápidamente.

Lo único que no estará será el sofá, ya que me lo pienso llevar. No solo porque fue nuestra primera compra juntos, sino por los buenos recuerdos que tengo —susurro rozando sus labios.

Y por mí, podemos sumar más —musita mi niña abrazándome y nos hago girar al ritmo de la música, está sonando una hermosa balada a la cual le sigue una de las canciones más movidas de Led Zepellin y, como niños, nos ponemos a dar saltos por el salón sin parar de reír, por lo que no nos enteramos de que han abierto la puerta.

¿Qué diablos están haciendo? —pregunta Emmett en tono acusador, sobresaltándonos.


Comunicaros que en el grupo de facebook "EL jardín de los hechizos de Maya" podéis encontrar los álbumes de los fics, así como adelantos, encuestas y muchas cosas más de mis historias. El link lo tenéis en mi perfil, Os esperamos.

Si queréis disfrutar de clases sobre fútbol americano ahora que se va acercando el partido, nuestra coach, os lo explica encantada en el grupo de Facebook.

El Link del trailer tan maravilloso realizado por mi amiga Teresa lo tenéis en mi perfil.

Este capítulo va dedicado a todas/os mis nuevas/os y antiguos lectores, y os doy las gracias por vuestro apoyo a está historia. Estaré esperando vuestros comentarios que hacen superarme en cada nuevo capítulo.

A mis lectoras silenciosas gracias por estar ahí.

Gracias a mis lectoras por tomaros el tiempo de dejar vuestros reviews que me llenan de ilusión y me dan fuerza para continuar.

Muchísimas gracias a todos los que me habéis añadido a favoritos y alertas, también a mis lectoras anónimas gracias por estar ahí.

Dar las gracias a:

Aliena Cullen, Emmaly Swallen , Pauly Mp, Tecupi, Pili, Jde HSos, Kjmima, patymdn, jackie. rys, Car cullen Stewart Pattinson, Adriana Molina, kaja0507, jupy, rosy,canal.10, flaca paz, Adriu, Alixa Cullen, saraipineda44, cavedano13, Cary, Esmeralda C, Isa Labra Cullen, Paz, Liduvina, Isabella Swallen, caresgar26, cry, piligm, Lyra, Laury D, CelyJoe, AngieSCullen, Chiki Garcia, Sambita 74, ClaudiaHernandez, BreezeCullenSwan, Danny VasquezP, Vero Grey Cullen, ShirlyM. Cullen

Si me faltó alguien por dar las gracias, por favor, mandarme un inbox, y los Guest poner un nombre para poder agradeceros.

Espero sus comentarios y sugerencias de todo corazón.

Muchos besitos y mordisquitos de Edward para todos mis lectores.