—Voy a llamar al Polar Tang, deberíamos encontrarnos con ellos pronto. —dijo Shachi después de ver a su capitán irse con la pelirroja navegante.

—¡Oh Shachi, tanto tiempo! Debes contarnos qué pasó en la isla, ¿Qué hacían Torao y tú ahí? —Usopp habló animado mientras se acercaba a él.

Mientras Shachi se comunicaba con los piratas de Heart y les contaba a los sombreros de paja lo que sucedió en la isla, junto con algunas intervenciones de Sanji y Luffy contando desde su punto de vista. Al interior del barco, especialmente en la enfermería, Nami estaba tensa, furiosa e incómoda.

No es que realmente le molestara Law, si fuera en otra situación tal vez no se sentiría así pero ahora que tenía esa maldita marca ardiendo en su cintura, su cabeza tenía un pensamiento detrás del otro.

«¿Y si él también tiene una marca? Pero él es unos años mayor, significa que lo tuvo primero y ya sabía que era yo. Pero... ¿Y si no tiene una marca? ¿Qué tal si con esto de las marcas puede saber lo que pienso?...»

Se encontraba tan hundida en el terror y en sus fugaces pensamientos, que comenzó a dolerle la cabeza. Soltó un gemido molesto mientras subía su mano derecha para sobarse la sien intentando aliviar un poco la tensión.

—¿Estás bien señorita Nami? —preguntó Law.

Nami levantó la mirada de su regazo para verlo sentado en la silla frente a él. Law no la miraba, se encontraba concentrado vendando su tobillo. A su lado, en la pequeña mesa pudo ver la bandeja con diferentes instrumentos quirúrgicos y pequeños trozos de gasa con sangre y desinfectantes junto a un tipo de pomada.

Se sonrojo levemente por vergüenza, se había dado cuenta que estaba tan perdida en su mente, que no se dió cuenta de cuando la sentó en la camilla y comenzó a tratarla.

Recordando su pregunta, respondió.

—Estoy bien, solo un leve dolor de cabeza.

—Te daré unos analgésicos. —dijo terminando de vendar su tobillo.

—Terminé. Debes cambiar tus vendas y aplicar la pomada cada seis horas. Por suerte no te fracturaste y solo fue un esguince. —levantó la mirada para verla unos segundos y nuevamente la bajo— No debes hacer movimientos bruscos ni caminar por lo menos por tres días, el señor Tanuki seguro hará que cumplas con ello.

Acomodó lentamente y de forma automática las vendas sobrantes en la bandeja con su mano izquierda sin soltar su tobillo con su mano derecha. Cuando coloco el último trozo de venda, Law se quedó observando la bandeja mientras inconscientemente rozaba suavemente su pulgar con su tobillo, a través del vendaje.

El hombre ensimismado, se dejó arrollar por sus caóticas emociones.

Debía hablar con ella, pero no podía. Era desconcertante el sentimiento extraño que lo rodeaba. Entonces, ¿Qué debía hacer? Por primera vez, no supo cómo actuar.

El silencio era una tortura y una bendición, al mismo tiempo. La tensión a cada nuevo segundo, se hundía más y más en ambos cuerpos. Nami con cada una de sus manos a sus costados, apretó con fuerza la orilla de la camilla. Se encontraba completamente abatida y confundida. Tenía un solo pensamiento claro, debía alejarse de él, aún no estaba lista para enfrentarlo.

—Ya puedes soltarme. —su voz tenía un tono apagado y neutro sin revelar ni un atisbo de sus emociones.

Law salió de sus difusos pensamientos, para luego mirarla y soltarla al mismo tiempo.

—¿Puedes pasarme las muletas? —pregunto.

El pelinegro en silencio, se levantó y sacó del armario las muletas para luego dárselas.

—Gracias, si eso es todo me voy.

Sin mirarlo en ningún momento, se levantó de la camilla y rápidamente, con la ayuda de las muletas, se dirigió a la salida.

Salió y cerró la puerta, sin mirar atrás.

Un silenció abrumador lo envolvió. Pudo escuchar como el sonido de sus pasos junto al sonido de las muletas se alejaban de la enfermería.

Law dió un suspiro agotado, se sentó nuevamente en la silla, se sacó su gorro de piel apoyándolo en la mesa y hundió sus manos en su cabello.

Estaba frustrado, el pensamiento de que ella sabía sobre la marca de alma gemela, lo estaba torturando.

«¿Qué debo hacer? ¿Decirle la verdad?»

«Sí, soy tu alma gemela, tengo tu nombre como marca. No, no entiendo lo que eso significa, pero creo que realmente quiero intentar resolverlo, porque algo en ti me grita que me acerque.» Law dió vueltas y vueltas en su cabeza a ese pensamiento en específico.

Estaba sumamente confundido, era la primera vez que realmente se daba permiso para ser honesto con sus propios deseos. Su estómago se convirtió en un remolino de ansiedad ante la idea de expresar en voz alta sus sentimientos.

Él no era idiota, él sabía que ella era estúpidamente hermosa y mucho más cuando sonreía tan radiante como el sol. Su olor a mandarinas era bastante embriagador incluso cuando a él no le gustaba lo cítrico. Recordó la sensación de sus manos en su piel, ella era tan suave y cálida que por un momento deseó volver a tocarla.

Olvidando dónde se encontraba, Law negó fuerte con la cabeza y golpeó con su mano izquierda la mesa. Porque a la mierda eso. A la mierda cualquiera de esos pensamientos.

No, él ya tomó una decisión. Él no le va a decir nada en absoluto. Él la dejará huir, correr, la dejará esconderse hasta que haya pasado el tiempo suficiente para que ni siquiera tengan que abordar el asunto. De todos modos, no les sirve de nada ser almas gemelas y al mismo tiempo leales a dos equipos separados. Eran futuros enemigos maldita sea.

Si el universo realmente quisiera que se reconocieran de frente, los habría convertido en compañeros de tripulación en lugar de estúpidos rivales.

O tal vez, precisamente por eso son aliados, —le susurro una voz suave.

Law respiró agitado y miró fijamente a nada en particular. Los aliados no son para siempre y él no sabe qué pasará una vez que la verdad sobre su marca salga a la luz. No vale la pena poner en peligro a su propia tripulación y sus futuros objetivos solo por ella.

Después de todo, ¿no es exactamente esa la razón por la que tantas personas optan por ocultar sus marcas? ¿No es por eso que casi todas las historias de almas gemelas son solo el final de una tragedia? ¿Por qué incluso algunos la tienen y otros no? ¿Qué significa tener una maldita marca si al final estás destinado a rodearte de muerte?

Cuando la voz vuelve a hablar, suena inquietantemente similar a la de Corazón.

—¿No te has reprimido lo suficiente, Law? No salvé tu maldito trasero para que te convirtieras en un cobarde.

Law chito con la lengua entre los dientes apretados para luego volver a suspirar frustrado.

La voz en su mente tenía razón. No tenía opción, aún que quisiera atrasarlo por más tiempo, él debía hablar con ella o apenas se alejará del barco, sus pocas horas de sueño lo abandonarían.

Escuchó a lo lejos un fuerte golpe en la cubierta del barco junto al retumbar de varios pasos y los fuertes gritos llorosos de «capitán» que tanto conocía.

Se levantó del asiento dando un suspiro de pesadez, tomó su sombrero, se lo acomodó en la cabeza y junto a su espada salió de la enfermería para encontrarse con su tripulación.


Buenas, este capítulo iba ser más largo pero decidí dividirlo en dos partes para no hacerlo tan extenso :) jaja

Gracias por leer~ :)