Son los albores del 42° Milenio.

Durante diez mil años el Imperio de la Humanidad ha resistido las fuerzas del Xeno, Hereje y las Abominaciones demoníacas. Pero eso cambió cuando Cadía, el mundo más importante para el Imperio después de Terra, cayó y con él, el Ojo del Terror dividió a la galaxia en dos por la Cicatriz Maledictum.

Una era de oscuridad se cernía sobre la galaxia, pero no todo estaba perdido para la humanidad. El Primarca de la 13° Legión, Señor de Ultramar y Regente del Imperio:Roboute Guilliman, resucitó luego de Diez mil años con ayuda del Archimagos Belisarius Cawl y la Profetisa Yvraine del Dios de la muerte Ynead, lograron traerlo de vuelta de su largo letargo de cien siglos para comandar una vez más al Imperio en su hora más oscura.

Comenzando así la Era Indomitus.

Desde Terra, lanzó la Cruzada Indomitus con los Marines Espaciales Primaris a la cabeza, una nueva casta de guerreros que nació por obra del Archimagos Cawl bajo orden del mismo Regente post herejía de Horus. Dando así a una larga campaña para recuperar el Imperio de las garras de sus enemigos.

Pero las fuerzas del Caos no eran la única amenaza que el Imperio y el recién despertado Primarca debían soportar. Los Orkos se unían bajo el Profeta de sus Dioses en el mayor ,¡WAAAGH!, jamás visto hasta el momento. Los Tiránidos llegaban con su Flota Enjambre Hydra azotando a la galaxia y los Necrones lentamente despertaban de su largo sueño de sesenta millones de años bajo el mando de su Rey Silente.

Aunque aún la esperanza brillaba. El Señor de Caliban, Primarca de los Ángeles Oscuros: Lion El'Jonson había despertado de su sueño en las profundidades de la Roca, la Fortaleza-Monasterio del Capítulo de los Ángeles Oscuros por cien siglos y trayendo consigo la esperanza al Imperio Nihilus.

Abaddon, el Heredero de Horus y Señor de la Guerra del Caos, dirigió su 14° Cruzada Negra hacia el Imperio Sanctum con las Arcas del Augurio construidas por Vasthorr, el aspirante a Quinto Dios del Caos con una Arma de los Antiguos para conseguirlo.

Los Eldar, divididos desde la Caída de su Imperio, se unieron por intención de Yvraine que buscaba eliminar a Slaanesh de una vez por todas. Buscando las cinco espada bruja y sabiendo que el Imperio era la mejor esperanza para que su raza pudiera sobrevivir.

Guilliman, consciente del peligro que el Caos y las amenazas que los Xenos representaban para la supervivencia del Imperio, reformó las Legiones de antaño de la Gran Cruzada justamente cuando las cosas comenzaron a cambiar para el Imperio en todo su conjunto.

Leman Russ, Rogal Dorn, Vulkan, Corvus Corax y Jhagatai Khan habían regresado luego de diez mil años de ausencia. Con 7 Primarcas Leales reunidos, la esperanza parecía florecer para la Humanidad a medida que la retoma del Imperio Nihilus se hacía cada vez más posible con el aseguramiento del Imperio Sanctum.

Entonces sucedió lo impensable. El ascenso del 5to Dios del Caos, Vasthorr.

A pesar de los mejores esfuerzos de la Inquisición y de los Caballeros Grises junto a la ayuda de la 1ra y 9va Legiones recién reformadas, el Demonio logró ascender al quinto puesto del panteón ruinoso.

Un Caos Unificado comandado por Abaddon marchó hacia Terra para acabar con lo que había iniciado hacía mucho tiempo atrás: la muerte del Anatema.


Sistema Sol, Sagrada Terra, M42 Año 456.

Guerra.

Infierno.

Apocalipsis.

Esa era la única forma de expresar cómo está la superficie del mundo natal de la humanidad en estos momentos. Los Titanes Emperador disparaban sus armas contra los Titanes Caóticos. Los muros del Palacio Imperial estaban bajo el ataque de las fuerzas Traidoras de la Legión Negra, y sumándole a la batalla los engendros de las huestes demoníacas.

Los Death Korps de Krieg, los regimientos de Valhalla, exploradores de Catachan y muchos más regimientos del Astra Militarum lucharon en la Puerta de la Eternidad, como fue la lucha hacia diez mil años en el Asedio de Terra por las fuerzas dirigidas por el Architraidor Horus Lupercal.

Adeptas Sororitas lucharon en los muros contra las fuerzas demoníacas, cultistas pero sobre todo los Marines Traidores de las Legiones Traidoras que venían en la Legión Negra.

Disparos de Bolter, plasma, láser, entre otros armamentos hacían rugir en el aire contaminado del Mundo Trono. Las fuerzas del Caos Unido hacían retroceder a los Imperiales reunidos en defensa del Palacio Imperial.

Por cada uno de los caóticos que caía dos o más lo reemplazaron. Eso lo sabía muy bien Roboute Guilliman que dirigía la defensa en contra de los enemigos de la humanidad con la espada del Emperador en su mano ardiendo con la furia de su padre al sentir a sus enemigos en Terra.

A su lado estaba Lion El'Jonson con el escudo del Emperador y la espada del León, matando a cuanto enemigo herético se le cruzara en su camino.

El resto de sus hermanos estaban dispersos por la Puerta de la Eternidad pero se mantenían cerca, luchando con sus hijos a su lado como lo fue hace cien siglos atrás.

Leman Russ blandía su espada en contra de los Hijos de Horus que encontraba a su paso. Jhagatai Khan elimina a todo Guardia de la Muerte con fría furia en sus ojos, dejando cuerpos en el suelo a su paso.

Vulkan blandió su martillo, aplastando a todo hereje y traidor que sus ojos encontraron en su visión. Mientras que Corvux asesinaba desde las sombras a todo aquel enemigo con sus garras de poder. Y el estoico Pretoriano de Terra masacraba con su espada a los Guerreros de Hierro y Legionarios Alfa que encontraba.

Cada Astarte seguía el ejemplo de su padre genético. Solo la 9° y la 10° Legiones estaban sin Primarcas, pero no por eso dejaban de luchar en nombre de la humanidad matando a todo enemigo que adorasen al Caos.

Los Custodes, los guardaespaldas y protectores del Emperador, eran dirigidos por el legendario Constantin Valdor que regresó de la Disformidad para defender a su Maestro una vez más. A su mando, los Diez Mil defendieron el Palacio Imperial codo a codo con los Primarcas, los hijos del Emperador.

Eliminaban a montones de enemigos antes que uno solo cayese por sus terribles heridas de las armas demoníacas. Pero llevando a muchos con ellos a la tumba por cada uno de los gigantes dorados que caía en batalla.

"No sobrepasaran a este ritmo hermano" dijo Lion a su hermano Guilliman mientras mataba a uno de los Devoradores de Mundos de Khorne.

"Lo se" fue la única respuesta de Roboute a su hermano mientras mataba a un demonio de Nurgle permanentemente por la espada del Emperador.

Miro arriba a los cielos oscuros de Terra que eran iluminados por las explosiones de la batalla que se libraba con destellos de relámpagos de un dios de la antigua Terra. El Battlefleet Solar luchaba en contra de la Legión Negra del Saqueado

Fácilmente había millones de naves de guerra luchando en órbita y miles de millones muertos en este asalto a Terra por los vástagos del Caos por tercera vez en la historia del Imperio.

Por lo que el Lord Comandante reflexiono en su interior qué esperanza había para cesar este asalto de sus enemigos al corazón mismo de la humanidad.

En otra parte del campo de batalla… Yvraine eliminó a uno de los Mil Hijos de Magnus, sus poderes de Ynead le permitían evitar que resurja de nuevo en el futuro.

Los Eldar luchaban al lado de los defensores imperiales, sabiendo que si Terra caía y el Emperador moría. Toda esperanza de detener definitivamente a los Cinco se perdería para siempre. Así que las flotas y ejércitos de cada mundo Astronave de los Asuryani. Los Arlequines y los Exoditas se congregaron en el Mundo Trono de Terra para la defensa del Anatema… y también de una forma de poder devolverlo a la vida nuevamente.

…Eldrad se le acercó a la profetisa del Dios de la Muerte Eldar y le habló:" Los Guardias del Emperador la han recibido. Ella está en camino a la Sala del Trono. Pronto, el resurgir del mayor enemigo los Cinco estará entre los humanos".

Yvraine solo asintio, sacar a Ella de las manos de aquella podredumbre no había sido fácil y muchos Eldar habían muerto pero era la única esperanza para traer devuelta al Emperador de la Humanidad de su estado de semi-muerte y que la balanza de esta Guerra Eterna se volviera hacia ellos.

Solo esperaba que fuera rápido antes que las defensas cayeran ante las hordas infinitas del Caos

++ Interior del Palacio Imperial, Salon del Trono ++

En el interior de la Sala del Trono, el Emperador yacía sentado en el Trono Dorado como lo ha hecho los últimos diez milenios desde que su Hijo Horus lo dejó en este estado al final de su rebelión contra su gobierno.

Quinientos Custodes protegían la Sala, firmes como centinelas silenciosos del Maestro de la Humanidad mientras continuaba su labor eterna de proteger a su raza de los males del Inmaterium tenía para ofrecer a la joven raza.

Las puertas fueron abiertas desde fuera, entrando dos invitados inesperados pero que el Emperador sabía de antemano que vendrían. El primero era uno de los Primarcas, Alpharius Omegon de la 20° Legión con la Lanza Pálida en su mano mirando a su Padre cadáver. La segunda era un Eldar de hermoso pelo blanco como las nieve y ojos azul cielo más puros que jamás el Emperador haya visto, era Isha, Diosa de la Vida de los Eldar y su boleto de vuelta a la vida.

"Espero que puedas traerlo de vuelta" escupió Omegon de su boca mientras Isha solo avanzó hacia el Trono Dorado.

Los Custodes mantuvieron fijas sus miradas hacia la Diosa Aeldari, Constantin había ordenado que pasara pero no significa que dejarán a su maestro sin ninguna protección en cuyo caso la Aeldari tuviera otras ideas en mente hacía con el Emperador.

Isha no los cuestiono, después de todo estaba ante el mismo Emperador de la Humanidad y la mayor esperanza para la galaxia de un Orden para vencer al Caos que por tanto tiempo ha permanecido en el poder en la Disformidad.

Llegando luego de un largo trayecto de escaleras, estuvo frente a frente con el cadáver del Emperador. En sus ojos había una profunda tristeza de ver a este Hombre, al Perpetuo y Dios-Emperador de la Humanidad creía fielmente por quintillón de personas por toda la galaxia.

"Renace una vez más Emperador del Hombre" susurro Isha en voz baja.

Lento pero seguro, agarró el cráneo y se inclinó para besar los huesos sagrados.

Lentamente el cuerpo esquelético fue restaurado. ¡La carne se deslizó a través de los huesos antiguos, los tendones y la musculatura formada sobre las suturas y los agujeros lucían nervios y vasos sanguíneos! Luego, cuando se formó el rostro humano, la piel se estiró de la nada y se extendió uniformemente por la cabeza y por todo el cuerpo.

El cabello brotó de las raíces y fluyó sobre el cuero cabelludo, los párpados se estiraron sobre las cuencas abiertas, solo para levantarse y revelar los ojos más amables de un cachorro marrón.

"¡Padre!" grito Omegon al ver a su Padre restaurado frente a sus ojos.

"¡Emperador!" fue el grito de los Custodes presentes en la Sala del Trono.

El Emperador miró con una mirada de agradecimiento a la Diosa Aeldari y este se levantó del Trono Dorado por primera vez en Diez Mil años. Un aura dorada lo rodeó y sus ojos brillaron con el poder de la fe de incontables humanos hacia su persona. Ahora poseía el poder de un Dios.

"Escuchad parásitos del Inmaterium porque he regresado, ¡e iré por vosotros, eso lo prometo!" la voz del Emperador resonó por toda Terra y más allá. Haciendo saber que el Anatema ha regresado a la vida.

…..

Afuera del Palacio Imperial, la Legión de los Condenados apareció por miles y comenzó a masacrar a los enemigos de la humanidad que asediaban el Mundo Trono. Y la aparición de los campeones del Emperador en el campo de batalla.

Sanguinis y Ferrus Manus revivieron por obra del poder del Emperador, pero no fueron los únicos. Sigismund regreso de la muerte con la bendición de su Emperador para comandar una vez mas a los Templarios Negros encontra de los enemigos de la humanidad.

Rogal Dorn miró con una sonrisa a su hijo más favorecido, sus ojos transmitían una alegría de su corazón al verlo caminar por los vídeos una vez más. Noto a Sanguinius frente a los Ángeles Sangrientos y el Lord Comandante Dante se arrodillo frente a su Primarca, habiéndose quitado su casco y llorando lágrimas de felicidad ante la resurreción del Gran Ángel de Baal por obra de la Voluntad del Maestro de la Humanidad.

Ferrus Manus se reunió con su Legión, quienes solo pudieron arrodillarse al ver a su padre genético una vez caminando entre los vivos con un aura llameante a su alrededor. El poder del Emperador le recorría sus venas y lo había fortalecido.

Guilliman soltó una sola lágrima traicionera al ver a su hermano angelical una vez más vivo. Se la limpio rápidamente y miro como las tornas de la batalla comenzaron a cambiar a favor de los Imperiales.

Ciaphas Cain miro genuinamente sorprendido desde el asiento de su quimera como la Legión de los condenados arrasaba con lluvias de Bolter a los Marines del Caos así como a los demonios. En particular noto a Kaldor Draigo, el Supremo Maestre de los Caballeros Grises luchando junto a sus hermanos a lo lejos.

"¡Por la Voluntad del Emperador! Estamos ganando" dijo en voz alta, creyendo que la batalla estaría perdida pero una voz lo interrumpió.

"Yo decido si perdemos o no Comisario Caín" dijo una voz detrás de Ciaphas.

Irguiéndose por instinto y voluntad, Caín se volteó y miró conmocionado como el mismo Emperador estaba con un contingente de Custodes a su alrededor y sus hijos se aproximaban hacia ellos dos. Solo para que la mano levantada del Emperador los detuviera, tenía algunas cosas que decir con el Héroe del Imperio que había vivido más allá gracias a los tratamientos rejuvenecedores recuperados de una STC en el Ultima Segmentum.

"Mi Emperador", Caín se arrodilló al estar frente del mismo Emperador.

"Levantado Ciaphas Cain", ordenó el Perpetuo a uno de sus más fieles servidores.

Obedeciendo, el comisario se puso firme mientras el resto del 597° Regimiento de Valhalla se quedaba viendo, incluso Jenit Sulla no dijo una sola palabra ante la presencia del mismo Dios Emperador.

"¿Cómo puedo servirle a mi Emperador?" pregunto con respeto el Comisario.

"Habéis servido con valentía y distinción a la humanidad Ciaphas Cain. Aun con su actitud de evitar la muerte muchas veces en la batalla. Pero su ejemplo a los soldados y las personas del Imperio es algo que debe ser reconocido. Por lo que lo nombro como mi representante entre la Guardia Imperial y los Astartes y Primaris".

Caín se quedó sin palabras. Esto era un privilegio que el mismo Emperador quisiera que fuera su enlace directo por lo que solo pudo decir unas palabras." Sería un honor servirle mi Emperador".

"Aún no termino Comisario. El 597° de Valhalla servirá como la principal fuerza para repeler a las fuerzas del Caos en la próxima Cruzada bajo el mando directo de mi hijo y nuevo Señor de la Guerra, Lion El'Jonson".

Con ese decreto la General Sulla solo pudo agradecer al Emperador por tal honor, pero este solo lo desestimó. Mirando al cielo mientras que la batalla en órbita seguía su curso con el Imperio ganando cada vez más terreno por la llegada de refuerzos de toda la galaxia a defender el mundo capital.

Su poder repelia a las hordas de demonios en polvo nada más, sus esencias destruidas por completo sin posibilidad alguna de resucitar en el futuro. Miró a sus hijos detrás de él, había cometido muchos errores como padre, ya no más. Desde ahora se aseguraría de ser quien necesitaba que fuera en primer lugar. Un Emperador para los mortales, y un Padre para sus hijos semidioses.

Habría que purgar a la mala hierba de todo el Imperio, dejando solo a la gente leal y servicial. Por eso se lo dejaría a Russ, era especialista en eso. Las otras tareas requerían de las manos de sus hijos, cada uno con su talento para que fueron creados en primer lugar: Solo que esta vez, él estaba allí con ellos en cada paso como el padre que sería ahora para ellos.

"Mi gente, hemos repelido al enemigo. Pero no hemos terminado aún. La Guerra está lejos de terminar, los Xenos amenazan al Imperio, y a la humanidad. Por esto, una nueva Cruzada será hecha, pero esta vez para conseguir la verdadera paz que tanto hemos anhelado por milenios. Eso os puedo prometer como vuestro Emperador y vuestro Dios. La hora de la Humanidad ha llegado".

Las multitudes por toda Terra estallaron en euforia al sentir la verdad detrás de las palabras del Emperador. La Venganza en contra de lo disforme estaba por llegar muy pronto con su Emperador guiandolos una vez más como lo fue durante la Gran Cruzada en el milenio 30.

Miró a sus hijos que se le acercaron y se arrodillaron jurando lealtad. Pudieron ver en sus ojos a un hombre muy diferente del que era en antaño. Un nuevo amanecer había llegado para la galaxia.

Isha miraba desde las cercanías el histórico momento. La esperanza para la humanidad y los Eldar por extensión estaba más presente que nunca, podía sentir en todo el planeta como tanto humano como eldar se unían repeliendo a los engendros de la disformidad.

Sonrió al pensar que su raza podría renacer una vez más como lo fue en antaño, aprendiendo de los errores del pasado. Como primer paso, ayudaría a sanar Terra a su antigua gloria para luego pasar a Marte si el Emperador así lo desease en verdad.

En su interior sabía que la nueva era llegaba a la galaxia.

….

Desde su trono en Prospero, Magnus el Rojo sintió como su Padre había renacido por completo. Su Señor Tzeentch planeaba en consecuencia este nuevo evento no previsto para el futuro.

Su único ojo se posó en Terra, las fuerzas de la Legión Negra se retiran por la llegada abrumadora de refuerzos imperiales a la Sagrada Terra. Miro como Abaddon se enojaba por no poder atravesar las defensas del Palacio y poder matar al Emperador definitivamente como su Padre casi lo logró antes. Sonrió con satisfacción por el malestar del Señor de la Guerra, si alguien debía matar a su Padre era él o uno de sus hermanos, no un simple Astarte.

"El juego solo continua Padre, Veamos quien prevalece al final" dijo Magnus mientras se enfoca en llamar a Ahriman y al resto de su Legión. Era hora de seguir con el siguiente paso de esta larga guerra eterna entre el Imperio y el Caos.

Para ver quién sería el vencedor al final de este Gran Juego.