Capítulo 2
Definitivamente las cosas se habían arreglado entre ellos o eso parecía, ese día, definitivamente tenía algo especial.
O…
Eso parecía…
—¡SEISHU! — El grito desesperado de Akane y los murmullos de la gente era lo único que sonaba. —¡SEISHU!
—¡DETENTE! — La tomó de la cintura un chico de cabello teñido, la mitad de arriba de morado y la mitad de abajo de rubio.
—¡Suéltame! — Exigió Akane, pero era inútil no podía soltarse del agarre del mayor. La casa de los Inui estaba ardiendo en llamas. —¡IMAUSHI, SUÉLTAME, MI HERMANITO…! — Gritó entre llanto y desesperación.
Kokonoi estaba igual o más exaltado que Akane. —¡Los bomberos no llegarán a tiempo! — No se la pensó dos veces y se metió a la casa.
—¡ESPERA, HAJIME! — Le gritó Wakasa.
—¡MOCOSO! — Gritó un hombre musculoso, mismo que trató de detenerle, pero Kokonoi pudo evitar que el mayor le tomase.
El pasillo del hospital estaba lleno de gente, entre ellos, Shinichiro Sano, Wakasa Imaushi de 18 años, Keizo "Benkei" Arashi, de 17 años, Akane Inui de 14, Hajime Kokonoi de 9 y por supuesto, los padres de Akane, Hiroto y Linda Inui. Todos esperando respuesta.
—Hajime. — Se acercó Linda, la madre de Akane. —Lo que hiciste fue muy imprudente… — Dijo llorando y abrazando al pequeño. —Gracias a Dios estás bien… gracias por salvar a mi niño. — Kokonoi se quebró en ese momento, estaba preocupado por Seishu.
Akane por su lado, seguía sentada en una de las sillas del pasillo con la mirada perdida, sus lágrimas aún caían por sus mejillas.
Wakasa se acercó a ella. —Akane… — No sabía qué decirle, él era hijo único, no tenía ni idea de lo que era tener hermanos, así que no podía decirle "sé cómo te sientes". —Si te detuve… no fue porque no me importará Seishu… — Y era verdad, conocía al rubio desde hacía tres años, y aunque Wakasa no era fan de andar cuidando niños, lo cierto es que los hermanos de Shinichiro, los de Takeomi y Seishu eran de los pocos niños que le agradaban, no lo malinterpreten, no es que odiara a los niños, sólo, creció sólo, mamá trabajaba, no convivió con muchos niños así que… a diferencia de Shinichiro, no sabía cómo sobrellevar a pequeñas criaturas.
Akane le miró por un momento. —Yo sé… perdón. — Dijo bajando la mirada. —Lo siento… tu mejilla…
Wakasa se agachó quedando frente a ella. —No te preocupes por eso. — Dijo refiriéndose a que la chica le había metido tremenda bofetada segundos después de que Kokonoi saliera de su casa cargando a Seishu. —Entiendo que fue parte de la frustración, así que quédate tranquila por ello. — Llevó su mano derecha a la mejilla izquierda de Akane, para limpiar un poco las lágrimas de la chica, fue por mera inercia.
Shinichiro miró eso, y le dió un pequeño golpe a Benkei para que esté también notase el, según él, comportamiento inusual de su amigo, Benkei por otro lado entendió el tren de pensamiento de Shinichiro y le propinó tremendo manotazo en la nuca, haciendo que todos voltearan a verlos. —Traías un mosquito. — Justificó Benkei, era mentira, pero no era momento para tonterías y eso lo sabía Shinichiro, después de todo estaban esperando noticias de Seishu.
Los minutos iban pasando, los padres de Kokonoi habían llegado, por supuesto expresando apoyo a la familia Inui, y aunque no lo dijesen, también estaban aliviados de que su hijo estuviera bien, claro que el chico traía algunas quemaduras, sobre todo en su brazo derecho, nada grave, con los primeros auxilios que recibió antes de llegar al hospital tuvo para estar a salvó, claro que tendría algunas molestias, pero nada de cuidado, tampoco tendría cicatriz alguna, con Inui era donde había problemas, el chico salió inconsciente, parte de su camisa se había pegado en su escápula y flanco izquierdo, ambas partes de la espalda, lo primero que hicieron los paramédicos fue quitarle la camisa, cuidando no retirar de forma brusca la tela quemada que estaba en esas zonas o podrían lastimar más al chico, a partir de ahí, no supieron más, subieron a Inui a la ambulancia, Akane y Kokonoi llegaron ahí por medio de las dos motos de los tres chicos, ex miembros de Black Dragon, y los padres de Akane llegaron apenas les habían dicho del incendio y que sus hijos estaban en el hospital.
Y ahora estaban ahí, esperando noticias, lo poco que se oía en el pasillo eran los sollozos de los padres de los Inui, estaba claro decir que los sollozos de Akane también se oían y aunque más calmados, también los de Kokonoi, no era que Shinichiro, Benkei y Wakasa no estuviesen preocupados, pero alguien debía darles fortaleza, ¿verdad?
—Fue mi culpa. — Susurró Akane. —¡Debí haberle obligado a ir a la biblioteca! — Cubrió su rostro con sus manos, llorando de nuevo.
—Akane, esto no es culpa de nadie. — Habló Wakasa. —No había forma de saber que un incendio iba a darse, mucho menos que iba a ser hoy, no te culpes. — Todos los demás le dieron la razón, la madre de la chica se sentó a su lado, abrazando a su hija, Wakasa por su parte decidió darles espacio a las dos.
—Les agradezco el que hayan ido a ayudar a mis hijos. — Está vez era Hiroto, el padre de los Inui, quien les hablaba al trío de Black Dragon.
—Nosotros no hicimos nada realmente. — Comentó con pena Shinichiro.
Aquella mañana los tres salieron de la casa de los Inui, justo tenían 15 minutos para llegar a sus escuelas, no corrieron, pero si caminaron rápido.
—Seishu, ¿Terminaste todas tus tareas? — Preguntó Akane.
Inui empezó a hacer memoria. —Sí. — Respondió después de un rato.
Kokonoi, quien iba a la par de Inui miró la frente de este y empezó a reír. —Tienes marcado el golpe. — Dijo burlándose.
Inui entrecerró los ojos e hizo un leve puchero. —¡Tú también! — Dijo señalando la frente de su amigo, era verdad, ambos tenían la marca del golpe que se habían dado en la mañana.
La risa de Akane llamó la atención de ambos. —Ustedes no pueden estar sin gastarse una broma, ¿verdad? — Estaba feliz de ver a esos dos llevarse como siempre. —Si lo que sospechoso resulta ser… — Miró con cariño a los dos. —¡Seré la primera en apoyarte, Sei!
—¿Akane? — Llamó su hermano. —¿Pasa algo? — Una parte de él esperaba que la chica no dijese nada de la discusión del día anterior, pues no sabía aún cómo disculparse con ambos.
Akane negó con la cabeza. —Sólo pensaba… ¿Ya tienes idea de lo que harás para el festival? — Sonrió. —Quiero decir, ambos, ¿tú también vas a participar, Hajime? — Preguntó tratando de desvíar el tema.
—¿Eh? — Kokonoi se sonrojó. —B-bueno… a nuestro grupo le tocó lo musical, la tutora quiere que cantemos, pero no en grupo… a mi no se me da cantar… — Confesó, aunque lo cierto era que no cantaba mal, solo que se ponía nervioso y termina trabándose. —Inupi es otra cosa, canta bastante bien. — Pensó mirando por un segundo a Seishu.
—¿Has oído a Seishu cantar? — Cuestionó Akane, era como si le hubiera leído la mente, cosa que hizo sonrojar a Kokonoi.
—¡Cállate! — Gritó Inui sonrojado, pues siempre se la pasaba su hermana elogiandole cuando le oía cantar.
Akane rió de nuevo. —¡Pero si cantas muy bonito, ya quisiera yo cantar así! — No estaba mintiendo, si bien no cantaba mal, siempre sentía que le faltaba algo, interpretación, sentimiento, y eso era algo que le salía natural a su hermano, aunque no lo pareciera. —¡Ah! — Dijo sonriendo con auténtica emoción. —¡¿Y si cantan juntos?! — El rostro de Inui se puso rojo tómate y Kokonoi no se quedó atrás. —Recuerdo que…
—¡Estábamos en el preescolar! — Soltó Inui esperando que Akane no siguiese hablando de ello.
—¡Pero cantaron bonito, y se veían adorables! — Dijo juntando sus manos y llevándolas a su mejilla sonriendo al recordar a ese par.
Ambos niños comenzaron a caminar más rápido, cuando Akane se ponía así de emotiva terminaba convenciendolos, si bien, jamás les había hecho hacer algo que realmente no quisieran, lo cierto es que si seguían con el tema, terminarían accediendo a la petición de ella.
—¡Eh, no me dejen! — Chilló la chica riendo y acelerando el paso.
—¡Ni hablar, ya sé cómo te las gastas! — Respondió Inui, mientras trataba de contener la risa, por alguna razón, su vergüenza le provocaba la risa, no le molestaba, sólo era raro.
—¡Oh, vamos, sólo una canción! — Dijo sin tratar de ocultar que si quería hacerlos acceder. —¡No es como que quiera verlos disfrazados de conejitos de nuevo, pero sería lindo~! — Añadió recordando que en preescolar los chicos, junto a todo su grupo se disfrazaron de conejitos y cantaron, fue una experiencia linda e incluso tenían vídeo de ello.
—¡Akane! — Ahora era Kokonoi el que refunfuñaba, pero al igual que Inui, reía.
La chica se rió y siguió diciéndo que los quería oír cantar. Entre si los alcanzaba o no, les convencía o no, los chicos llegaron a la primaria.
—¡Ay! — Soltó Akane. —Ya se salvaron… por ahora. — Dijo burlona. —Pero nos hemos de ver después~.
Inui hizo un mohín. —Ya quisieras… — Su hermana rió y se despidió de ellos. —Ten cuidado. — Le gritó antes de que su hermana se alejara de la puerta de la primaria. Kokonoi por su parte también se despidió de Akane, aunque sólo fue moviendo su manita.
Una vez que Akane se perdió de la vista de ambos niños, estos caminaron en dirección al edificio principal.
—Inupi. — Llamó Kokonoi. —Dejando de lado que Akane quiere que cantemos juntos o no… lo cierto es que aunque no queramos participar, debemos dé. — Explicó, al final de cuentas la profesora a cargo del grupo les había dicho que a ellos les tocaba representaciones musicales, ya sea tocar instrumento o cantar. —Si no decidimos que vamos hacer, ella nos podrá algo… no hay escapatoria. — Añadió recordando que eso era lo que les había comentado la profesora.
Inui sólo hizo un mohín. —Dice eso… pero en verdad quiere darle el gusto a Akane… — Nuevamente aquel sentimiento pesado se acomodaba en su corazón.
—¡Vamos, Inupi! — Llamó tratando de hacer "entrar en razón" a su amigo. —Si la profesora elige… sabes que será capaz de hacernos cantar alguna canción de preescolar. — Tenían 9 años, bueno, Inui ya tenía los 10, si bien no era la edad de la madurez, la idea de cantar algo como "Pin Pon", no era agradable.
Inui se mantuvo en silencio en el camino a su aula. —Si la idea de hacer algo juntos hubiese salido de ti… — Sin ser consciente de ello, sacudió con fuerza la cabeza. —¡YA DEJA DE PENSAR ASÍ, SEISHU! — Se reprendió mentalmente.
—¿Inupi? — Kokonoi miró la acción de su amigo. —En serio, no lo digo por lo que dijo Akane… — Lo último que quería era tener otra pelea con su amigo. Inui volteó a verlo apenas había terminado de decir lo anterior. —Inu…pi… — Kokonoi quedó sorprendido al ver aquel gesto bastante infantil en Inui, sus mejillas estaban levemente infladas, también estaban adornadas de un suave rosa, sus ojos se veían igual que en la mañana que fue a despertarlo, brillosos, y sus labios estaban levemente apretados, hasta parecía que tenía piquito de pato. —¿Qué… le pasa? — Por un momento, el pelinegro detuvo su respiración.
Uno de los profesores les alcanzó. —A sus aulas niños, las clases van a empezar. — Pasó por enmedio de ellos, haciendo que ambos se fueran a su aula, dejando el tema de lado.
Kokonoi por su parte sintió su corazón acelerarse por un momento. —¿Qué fue eso? — Dijo respirando lo más profundo que pudo.
Inui por su parte de nuevo experimentaba ese malestar en el pecho. —¿Qué significa? ¿Por qué me siento así? — Dejó su mochila en su lugar y tomó asiento antes de que el delegado de la clase diese las indicaciones del día.
Las clases fueron como siempre, los niños entregaron sus tareas, tomaron los alimentos, Kokonoi como siempre comía junto a Inui, pero no sé atrevió a decir nada del festival, por alguna razón, sentía que hacer eso podría desencadenar una pelea o… una situación difícil de descifrar cómo en la mañana.
En otro lado, para ser más precisos, en la secundaria de Akane, la chica llevaba su día sin muchas discrepancias, claro que en lugar de comer junto a sus amigas, había decidido comer rápido e ir a la biblioteca de su escuela para buscar información con respecto a su sospecha.
—Primero lo primero… — Tenía que identificar bien el comportamiento de su hermano. —Sei dice que son "tonterías", pero… otras veces si me cuenta, y si no es a mi es a mamá, pero ni a ella le ha dicho algo por lo visto, así que aquí sólo hay una posibilidad… — Entró a la biblioteca. —Las atenciones de Hajime a últimas fechas ha hecho que se peleen… así que de ahí salen tres posibilidades… — Caminaba entre los estantes, debía estar en la parte de "Consultas". —La primera, que Sei esté celoso de "perder" a su amigo… lo cual no me hace sentido porque Hajime es como un hermanito para mí… — Buscaba entre los libros alguno que pudiese ayudarle. —La segunda, que a Sei… le guste Hajime… y no sólo del sentido amistoso… lo cual… me hace más sentido. — Tomó un libro. —La tercera, que Sei esté celoso porque alguien le quite mi atención… lo cual podría creer… de no ser porque él y yo nos contamos casi todo… — Abrió el libro, y sin ser consciente, habló en un susurro. —Pero… si a Sei le empezará a gustar alguien… creo que sería lógico que no quisiera decírmelo…
—¡Así que es por eso que hoy no has compartido comida con nosotras! — Dijo burlona Yumi, una de sus amigas.
Akane dió un saltó, soltando el libro y tapándose la boca. —¡Espero no haber hablado de más! — Ahora le preocupaba que lo que creyó haber pensado antes, lo hubiese dicho.
Yumi rió. —¿Crees que Seishu está enamorado? — Preguntó agachándose para levantar el libro que había tirado la rubia antes. —Supongo que es normal, ya tiene 10 años, ¿verdad? — Akane asintió. —Bueno… es normal que esté empezando a experimentar ese sentimiento. — Comentó Yumi, poniendo el libro en su lugar. —Para nadie es fácil hablar de su primer amor, y para los hombres es peor aún, se les tiene muy clavada la idea de que "los hombres no hablan de sentimentalismos". — Dijo aquella última frase imitando a su padre. —Si Seishu está pasando por ello, le tomará tiempo asimilarlo. — Tomó a Akane de los hombros. —Aquí no encontrarás nada de ello, las bibliotecas escolares tienen libros de las materias, más no de algo como el enamoramiento en niños, te tocará ir a la biblioteca pública. — Akane bajó la mirada. —¿Qué tan mal está el chaparro? — Preguntó la chica.
Akane soltó un suspiro. —La primera vez que me enamoré… se lo conté a mamá, ese sentimiento fue lindo, pero cuando fui rechazada de forma indirecta dolió mucho… lo pude sobrellevar porque mamá me apoyó, pero… si Sei está pasando por eso… y… si sus sentimientos no llegan a ser correspondidos o incluso si decide nunca decirlo… puede que lo pase mal. — Akane miró a su amiga. —No quiero que Sei pase por eso sólo, que sienta que no puede hablar de ello con nadie. — Confesó su preocupación. —Quiero que confíe en mí, no sólo por ser su hermana, sino porque quiero que me vea como su persona de seguridad, no me alarmaría tanto si tuviera la certeza que lo ha hablado con mamá o con papá, pero es obvio que no. — Y si su sospecha, la segunda, era cierta, era obvio que el chico no diría nada a sus padres, entonces sería más duro para él.
Yumi sonrió. —De verdad que adoras a tu hermanito… bien, como dije, en la biblioteca pública podrás encontrar mejor información, te recomiendo el libro "Enamoramiento infantil", te dice las señales a notar, cómo ayudarles a manejar esas emociones y demás cosas. — Le dió unas palmaditas en los hombros a Akane. —Creeme ese libro me ha ayudado con mi hermana Megumi.
—¿Con Gumi? — Preguntó Akane. Yumi tenía dos hermanas menores, Akira, que tenía dos años menos que ella y Megumi, que técnicamente era de la edad de Kokonoi, bueno un año menos. —¿Gumi está pasando por eso? — Su curiosidad era auténtica, Megumi era muy tímida, siempre que iba con Yumi parecía estar oculta detrás de esta.
Yumi asintió. —Está enamorada de un niño de su clase… Hanemiya… creo se apellida. — Dijo haciendo memoria. —Akira se burló y ya no habló del tema con ella, pero yo busque como ayudarla, no ha conquistar al chico, al final del día, siguen siendo niños, pero quería que no quedara con la idea de que sentir algo especial por alguien era malo o motivo de vergüenza, así que ese libro me ayudó, parece que ese sentimiento va para largo, pero al final del día, solo puedo estar con ella, oírla y validar sus emociones. — Tomó a Akane del brazo y salieron de la biblioteca. —Tú deberías hacer lo mismo con Seishu.
El timbre sonó, dando por concluidas las clases.
—¡Por fin! — Chilló Inui recostandose en su pupitre.
Kokonoi entrecerró los ojos al ver aquello. —Te la pasaste dormitando todo el día. — Inui fingió no oírle. —Anda, hora de irnos, o ¿ya te nació el amor por la escuela? — Se burló.
—¡Ni loco! — Respondió Inui levantándose y tomando sus cosas para irse.
Ambos niños iban camino a casa, Kokonoi soltó un suspiro, Inui sabía que quizás fuese por lo del festival, pero prefirió hacerse el loco. —¡Inupi! — Gritó Kokonoi riéndose al ver que su amigo estaba haciéndose pato.
—¡Ya sé! — Miró a su amigo. —Sé que participar es voluntariamente de a fuerzas, pero no se me ocurre nada. — Era verdad y a la vez mentira. —Tú tampoco te querías acordar de eso hasta que Akane lo mencionó. — Comentó con algo de molestia.
A Kokonoi le resbaló una gota de sudor por la nuca. —De verdad te molesta que te roben la atención de tu hermana, ¿eh? — Un pequeño tic se hizo presente en la comisura de sus labios, pero retomó el tema. —No es que no quisiera acordarme, es que cantar se me da pésimo y los instrumentos… no se me ocurre nada para tocar con el piano. — Era cierto, pese a que los instrumentos básicos eran las flautas y las guitarras, a Kokonoi se le había facilitado más el piano.
Inui se detuvo y Kokonoi le imitó. —No es que cantes pésimo, es que te concentras más en la reacción de quienes te oyen que en lo que estás cantando, por eso te pones nervioso y empezas a desafinar e incluso trabarte. — Lo había estado viendo todas las clases de música, desde preescolar, Kokonoi tenía el mal hábito de mirar las reacciones de la gente en lugar de sentir y concentrarse en la música, cosa que mientras tocaba un instrumento no hacía.
Kokonoi sintió las mejillas calientes. —Tú…
Inui sonrió. —Hemos estado juntos desde preescolar, ¿recuerdas? Te he visto y oído tararear y cantar para ti mismo varias veces. — Aceptó. —Si puedes cantar claro estando concentrado, entonces no veo porque tú necesidad de cuidar el entorno cuando lo haces en voz alta.
—Tú… ¿de verdad me has oído? — Se sentía extraño, era una mezcla entre felicidad y vergüenza. Además, no podía decirle algo como "está mal espiar a las personas", por dos motivos, uno, en ningún momento Inui le dijo que le había espiado, el segundo, era él quien seguía a Inui a escondidas y le oía cantar.
Kokonoi iba hablar de nuevo, pero una voz familiar les interrumpió. —¡Hajime! ¡Seishu! — Saludó Akane a la distancia.
Cuando ambos niños miraron hacia atrás, vieron a la rubia en compañía de una de las amigas de ella, una chica de cabello platinado largo atado en una coleta alta. —¡HOLA~~~! — Saludó la amiga de Akane a ambos, aunque sólo reconocía a Inui.
—Yumi, Akane. — Inui reconoció a la amiga de su hermana.
Ambas chicas se acercaron a los niños. —Bueno, Akane, le prometí a Megumi que iríamos al centro comercial. ¿Quieren ir? — Invitó a su amiga, y a los dos chicos.
—No, gracias. — Respondieron al unísono los niños.
Akane por su parte también se negó. —Quiero ir a la biblioteca.
—Ya veo, bueno, nos vemos mañana. — Dijo dando vuelta en la calle contigua. —¡Nos vemos Akane~, me saludas a tu mami Sei~, hasta luego amiguito de Sei~! — Se despidió de los tres.
Akane sonrió mientras veía divertida como Yumi parecía burlarse de alguna manera de los chicos. —Bueno, ¿van a casa? — Los tres comenzaron a caminar. Ella llevaba su bolso detrás, mirando con atención el comportamiento de los niños.
—Akane, déjame llevar tu bolso por ti. — Ofreció amablemente Kokonoi.
Inui por su parte miró feo a su amigo, y eso no pasó desapercibido por Akane. —No hace falta, Hajime eres muy amable, pero deberías tener cuidado. — Dijo pasando entre los niños, quedando a unos pasos frente a ellos y volteando para verlos. —Si sigues siendo tan amable con otros, cuando tengas novia… — Al decir aquella palabra notó que su hermano apretó un poco las manos. —Sei… — Continúo con su frase. —Podría ponerse celosa. — Las mejillas de Kokonoi se tiñeron de rosa. —Y aunque no lo quisieras, le harías sentir mal. — Aunque parecía que miraba a Kokonoi, realmente estaba cuidando las acciones de Inui.
Los tres siguieron su camino, hasta llegar a una intersección. —¿Quieren ir a la biblioteca? — Lanzó la invitación. —Quizás, mientras estemos ahí y medio investigo un poco, pueda ver mejor las acciones de ambos. — Su plan de acción era sencillo, lo difícil sería evitar preguntas si los chiquillos se daban cuenta del libro que estaba leyendo.
Kokonoi no apartaba la mirada de Akane. —Es igual que ayer, y que antier… y que siempre… — Pensó Inui mirando de reojo a Kokonoi. —Quizás… Koko se ya se decidió a decirle lo que siente… no quiero estar ahí. — Bajó la mirada por un momento y después miró en dirección a su hogar. —Yo paso, me voy a casa. — Respondió el menor.
—Yo si te acompaño, Akane. — Respondió Kokonoi. —Quizás… hoy pueda…
Inui se separó un poco de los otros dos. —¡Adiós!
—Nos vemos mañana, Inupi. — Se despidió moviendo su manita.
—Sei… — Akane quiso detener a su hermano, pero la expresión de este era difícil de descifrar, decidió no decir nada y dejar al chico marcharse.
Ambos estaban en la biblioteca, Kokonoi no preguntó sobre lo que Akane quería leer, y por su parte tomó un libro de música.
—¿Um? — Akane miró el libro. —Hajime, lo del festival…
—Inupi y yo decidimos hacer algo juntos, él cantará y yo tocaré el piano, aún no decidimos qué canción, pero eso ya lo hablaremos mañana. — Mintió nervioso, había olvidado por un momento que la chica estaba dispuesta a convencerlos de hacer algo.
—¿En serio? — Preguntó entusiasmada. —¡Qué bien! por cierto… — Kokonoi volteó a verla. —Hajime, este libro lo leímos hace poco en la secundaria, creo que podría gustarte. —Dijo dándole el libro "Narciso y Goldmundo". —Quizás sea algo pesado de asimilar, pero… me gustaría saber tu opinión de él. — Comentó esperando que el chico no se lo tomase a mal una vez que llegase a entender la novela. — Akane por su parte miró el libro que Yumi le había recomendado, además de otro. —Bien, hora de leer…
Cómo es propio de las bibliotecas el sonido era nulo, algunos lápices golpeando las mesas al ser usados para escribir, el suave sonido de las hojas de los libros al ser pasadas, lo típico, aquel ambiente tranquilo le permitió a Akane leer mejor.
(Michinota: Todo lo que este 《dentro de este tipo de corchetes 》es sacado de internet, no se si haya libro con información de este tipo, y obviamente en esos años tampoco creo que existieran, pero esto es un fanfic y está información me parece útil)
《¿Por qué se enamoran los niños?
Esto tiene que ver con que van conociendo sus primeras emociones. Están aprendiendo a organizar las experiencias ligadas a los sentimientos y comienzan a registrar una forma de reaccionar al amor y a la cercanía física.
Si tu hijo dice que se enamoró, ¡no te asustes! Como papá o mamá debes sentir orgullo de que en casa ha recibido el cariño suficiente para que sienta confianza de buscar otras figuras de amor. Sus funciones para enamorarse en la primera infancia están listas y eso se debe mucho a que vive en un entorno amoroso y en armonía.》
—No dudo que Sei y yo estemos en un ambiente lleno de cariño y armonía, pero… ¿Por qué aún no ha dicho nada Sei? ¿Me estaré equivocando? — Siguió leyendo.
《¿Cómo viven los niños el amor?
Los niños que se sienten enamorados suelen dibujar corazones, escribir notas amorosas y cualquier otra cosa que les provoque pensar en esa persona que los atrae.》
—No recuerdo ver qué Sei haga eso… pero… tiene tiempo… que Sei parece no dejar de ver a Hajime cuando esté está mirando a otro lado. — Eso era un detalle que ella había notado desde hacía ya unos dos meses.
《Ellos viven estas experiencias con mucha seriedad e intensidad; incluso pueden sufrir ante un rechazo amoroso. Por eso, como adulto, evita a toda costa la risa o burla, esto solo provocará que deje de contarte lo que le pasa por vergüenza o coraje.》
—Y por eso quiero que Sei me tenga confianza.
《En esta etapa el enamoramiento es muy inocente, lleno de ternura y fascinación por el otro. Poco tiene que ver con lo que serán los primeros amores en la adolescencia, cuando las hormonas hagan surgir las pulsiones sexuales y se manifiesten otro tipo de anhelos y fantasías.》
—¡Exacto, aún están chiquitos para pensar en esas cosas!
《Los niños pueden sentir atracción por alguien conocido o por quien no se conoce, como, por ejemplo, un actor o actriz de cine o de la televisión.
Es muy importante no darle un significado adulto al enamoramiento que se experimenta en la niñez. Aunque niñas y niños tienden a imitar a los adultos, dan significados distintos a estas experiencias amorosas. A veces estos primeros amores solo son un juego simbólico en el que los pequeños se entrenan en eso de formar pareja. En otros casos, los pequeños usan las palabras "novio" o "novia" solo para afianzar la relación que tienen con alguien con quien se sienten muy a gusto.
No todos los niños exteriorizan de la misma forma este tipo de vivencias y sentimientos. Algunos muestran su enamoramiento diciéndolo o acercándose para jugar y compartir experiencias; mientras que otros no lo manifiestan y lo viven con más vergüenza.》
—Recuerdo que yo buscaba pasar tiempo con Takeru… — Siguió leyendo hasta que encontró un párrafo que llamó demasiado su atención.
《Una situación frente a la cual los papás deben estar atentos es cuando sus pequeños o incluso adolescentes sienten atracción por alguien de su mismo sexo, ya que es muy probable que intenten esconder esa sensación por no conformar el modelo estereotipado y tradicional de pareja, lo que puede representar mucha frustración.》
La mirada de Akane se volvió triste. —Eso es lo que me preocupa, que Sei sufra… — Miró de reojo a Kokonoi, el chico estaba realmente entretenido en su lectura. —Si Hajime… y Sei… si ellos dos… ¡No quiero que sufran! — Regreso la mirada al libro.
《¿Qué deben hacer los papás y cuidadores?
Los padres pueden saber si su hijo está enamorado porque presenta un comportamiento parecido al que puede tener un adulto: habla constantemente de esa persona, se siente inquieto cuando está con ella, quiere verle y todo ese tipo de cosas.》
Los ojos de Akane recuperaron su brillo. —Sei a veces trata de que Hajime no le pierda el hilo de la conversación… también habla… — Y en ese momento recordó lo que le había dicho su hermano el día anterior. —"¡NO HACE OTRA COSA QUE NO SEA HABLAR DE TI Y TU HACES LO MISMO! ¡TODOS LOS DÍAS EN LA ESCUELA ES: "AKANE ESTO, AKANE EL OTRO" Y TÚ TODAS LAS TARDES SALES CON: "HAJIME ES AMABLE", "HAJIME ES UN NIÑO LINDO", SON EL UNO PARA EL OTRO, ¿BIEN?! ¡SÓLO DEJEN DE HACERME SENTIR ASÍ!" — En ese momento, todo le hizo sentido. —A Hajime… ¿le gustó yo? — Nuevamente una de las frases de su hermano resonó en su cabeza. —"TÚ TODAS LAS TARDES SALES CON: "HAJIME ES AMABLE", "HAJIME ES UN NIÑO LINDO"". — La chica pareció abrir un poco más sus ojos. —Sin querer le he dado a entender que yo veo de otra forma a Hajime… ¡Pero no es así! — Y la última frase que le resonó le hizo pasar saliva. —"SÓLO DEJEN DE HACERME SENTIR ASÍ!" — Trató de no perder la calma. —Sei… lo que quiso decir es que está celoso… no es a mí a quien cela, es a Hajime… porque… — Miró de reojo a Kokonoi, el niño seguía entretenido en la lectura que ella le había recomendado, e inmediatamente recordó las tres ocasiones en las que notó que Seishu miraba detenidamente a Kokonoi cuando estaban en su casa haciendo tarea, aquel inocente sonrojo que el pequeño rubio trató de ocultar con uno de sus libros cuando Kokonoi alzó la mirada.—A Sei… le gusta Hajime… entonces… por eso Sei no me ha contado nada… es un niño, al que le gusta otro niño, ante el mundo "no es normal", por eso se lo calla. — Sintió su corazón romperse. —Quiero ayudarle… pero resulta que soy parte de la causa de su dolor… — Empezó a sentir los ojos escocerle. —De verdad quiero ayudar a Sei a sobrellevar ese sentimiento, pero en esta situación… ¿qué debo hacer? — No podía culpar a su hermano de estar celoso, pero eso no evitaba que le doliera. Era demasiada información para analizar, tanto la leída como el entender el significado de las palabras y acciones de su hermano, poco a poco se recostó sobre el libro. —Cerraré un poco los ojos, sólo para asimilar un poco todo… — Lo que era solo un minuto para asimilar, terminó siendo una siesta.
Kokonoi ya había avanzado bastante el libro que le dió Akane, extrañamente en lugar de visualizar a los personajes del libro, tenía escenas mentales de él e Inui, y en un principio no tuvo problema con ello, hasta cierto punto, le había gracia que aquellos personajes se les parecieran tanto, pero llegó un punto en el que las cosas subieron tres rayitas, cosa que le empezó a provocar sonrojos. —Bien dijo que lo leyeron en la secundaria… esto ya es un poco para mayores. — La cosa también radicaba en que no dejaba de verse reflejado en uno de los personajes, a él mismo y a Inui. Sacudió la cabeza un poco tratando de no llamar la atención , cerró el libro y tomó uno de los que había tomando él antes, justo cuando había estado entretenido viendo a Akane tomar algunos libros de los estantes, tan embobado estaba que no notó el menso que tomó uno que hablaba sobre la adolescencia, y más precisamente sobre los besos. Lo abrió en una página cualquiera y trató de despejar su mente.
《Hay diferentes tipos de besos y cada uno de ellos está marcado por el momento y la intensidad. Cada beso es diferente y cada persona tiene sus preferencias, está claro, no obstante,se aconseja que para un primer beso vayas siempre poco a poco.
Acércate a tu pareja de forma lenta y cariñosa para asegurarte de que el deseo sea recíproco. Una vez estés seguro de que lo es, empieza con picos suaves. También puedes darle pequeños besos alrededor de la boca, un gesto que le excitará y le tranquilizará.》
Las mejillas de Kokonoi se tornaron más rojas, cerró el libro de forma calmada, no quería llamar la atención en ese momento. —Esto es cosa de adolescentes, casi adultos… ¡¿En qué diablos estaba pensando al tomar este libro?! — Y fue ahí donde tuvo la pequeña epifanía, no estaba pensando. Volteó a ver a Akane, esperando que ella no le hubiese visto, para su sorpresa la chica estaba dormida. —¿Es en serio? ¿Y encima usa los libros como almohada? — Tuvo un tic en la ceja izquierda. —Dejarán de ser hermanos. — Susurró. —Ahora que lo pienso, se parece muchísimo a Inupi… ella es tan bonita… — Su rostro, sus cejas, e incluso las rubias y tupidas pestañas, eran tan similares. —Estará bien si… — Ver a Akane dormida le hizo sentir que quizás podría intentar darle un beso, no era malo, ¿verdad?
Se levantó lentamente de su silla, quedando parado de lado de la chica, respiró hondo y comenzó acercarse lentamente a Akane, conforme se iba acercando más al rostro y más precisamente a los labios de la chica, él iba cerrando sus ojos. Estaba a unos centímetros, sólo un poco más… —No deberías hacer eso.
La voz de Akane le hizo pegar el brinco de su vida, haciéndole sentarse de una. —¡Perdón! — No tenía cara para verla, se mantuvo tieso mirando al estante de libros frente a él.
—Los besos no son algo que deba darse a la ligera, solo debes besar a la persona que te guste, a quien ames. — Akane miró al niño.
—S-sí, lo siento… — Se disculpó nuevamente. —P-pero… Akane… tu me gustas… y mucho. — Confesó.
Akane no le quitó la mirada de encima. —Soy mayor que tú, y no es solo por un año, lo sabes, ¿verdad?
Kokonoi tragó saliva. —Lo sé, pero… eso dará lo mismo cuando seamos grandes.
—Hajime… — No podía darle alas, pero tampoco podía ser cruel o delatar el secreto de su hermano, aunque este aún no le haya dicho nada. —El libro que estaba leyendo… es precisamente sobre enamoramiento en niños… — Confesó levantándose, sin apartar la mirada del chico. —No voy a decirte que está mal lo que sientes, desarrollar sentimientos por otra persona no es malo, y tampoco es algo de lo cual avergonzarse. — Kokonoi miró de reojo a la chica, notando que está le estaba mirando. —Pero no puedes afirmar algo a largo plazo, ni yo puedo hacerlo, seguimos creciendo y al igual que nosotros cambiamos, nuestros sentimientos lo hacen. — Explicó tratando de no ser cruel con él.
—P-pero… lo digo en serio… me gustas. — Repitió Kokonoi.
—No digo que no te crea, digo que no es bueno que jures algo a largo plazo, no mientras aún estás creciendo, eso sería muy cruel para ti mismo. — Explicó mirando el libro que antes estaba leyendo. —Dejemos que el tiempo y nuestro crecimiento hagan su trabajo, ¿si? — Lo había rechazado, pero de forma sutil, no le dijo "no" de forma rotunda, pero tampoco le había dicho que si, literal fue un "dejemos las cosas fluir", y en esa frase también iba el mensaje para ella, pero no respecto a Kokonoi.
Kokonoi volteó a verla. —Dijiste… que ese libro habla de enamoramiento en niños, ¿verdad? — Akane asintió. —¿Por qué… decidiste leer eso? — Preguntó. —¿Acaso fui muy obvio? — Esperaba no quedar como tonto.
Akane respondió. —Yo… — ¿Cómo decía que lo hacía por su hermano? —Bueno, tenía tres años menos que Seishu cuando tuve mi primer amor… terminó mal. — Dijo riendo un poco. —En ese entonces, se lo conté a mamá… — Miró el libro que tenía frente a ella. —Seishu ya tiene 10 años, pero… creo… que…
Kokonoi pareció entender el tren de pensamiento de la chica. —¿Crees que Inupi está enamorado de alguien? — Aquello le generó una sensación de malestar, curiosidad, una especie de… ¿celos? —¿Hay alguien así en la vida de Inupi? ¿Quién? ¿Por qué no me ha dicho nada? ¿Es de la escuela? — Mil preguntas, cero respuestas.
Akane asintió. —No tengo muchas pruebas… quiero que Seishu sea quien me lo cuente, pero… creo que soy a quien menos se lo va a querer contar. — Confesó preocupada.
—Inupi no me ha comentado nada al respecto, y tampoco he visto que tenga interés en alguien en la escuela. — Comentó sin malicia. —No sé de dónde más… ¿Quizás esa tienda de motos? No, lo dudo, ahí solo van chicos, no recuerdo haber visto alguna chica… bueno, si, pero no creo que sea alguna de ellas…
Akane miró al chico. —¿Tienda de motos? — Repitió. —¿Te refieres a "S.S Motors"? — Kokonoi asintió. —¿Van chicas ahí? — Nuevamente el niño asintió. —Entonces… Imaushi tiene… — Y sin que se la esperara Kokonoi, la chica se dió un golpe en las mejillas con sus manos. —¡CONCÉNTRATE AKANE, LA PRIORIDAD ES EL CORAZÓN DE SEISHU!
—¡¿Akane?! — Aquella acción le tomó por sorpresa. —D-de verdad que los dos son… tienden sus formas de volver a la realidad. — Una gotita le resbaló por la nuca. —¿Cómo conoces esa tienda de motos? — Él había ido en varias ocasiones con Inui, pero no recordaba que el chico le mencionase que había ido con su hermana.
Akane respiro hondo. —Bueno, una vez le seguí, había agarrado el hábito de llegar tarde a casa, y me preocupé, no le dije anda a mamá, me di a la tarea de cuidarle y terminé yendo a esa tienda, el dueño es bastante amable, para ser solo 4 años mayor que yo. — Comentó. —De hecho, pese a que se reúnen varios tipos con mala cara, realmente son bastante amables. — Era verdad, la tienda de Shinichiro era concurrida por pandilleros de distintos barrios, pero por muy peligrosos que fuesen en su territorio, en S.S Motors, eran bastante civilizados.
La conversación rápidamente giró en torno a el gusto que tenía Inui por las motos, el como ese gusto lo tenía desde pequeño, e incluso Akane obtuvo información sobre su hermano por parte de Kokonoi, pues este le había acompañado en varias ocasiones a aquella tienda.
—¿En serio? Seishu es bastante despistado en casa. — Soltó Akane.
Kokonoi rió. —En la escuela también, pero ese día supo darle indicaciones a un tipo, que definitivamente nos llevaba 12 años de diferencia, para que esté pudiese arreglar su moto antes que Shinichiro llegase. — Comentó asombrado, si se lo hubieran contado, no lo hubiese creído, pero resultaba y resaltaba que él lo había visto.
Poco a poco la tarde les vino encima, y ya había caído la noche, ambos se marcharon de la biblioteca, Kokonoi seguía platicando con Akane sobre los conocimientos sobre motos que había adquirido Inui en sus vistas a S.S Motors, así como algunas cosas que hacía en la escuela.
Iban llegando a la misma intersección dónde en la tarde se habían separado de Inui, cuando Akane se detuvo. —Hajime… — El menor se detuvo y miró a la chica. —¿Podrías no decirle a Seishu que estoy preocupada por la posibilidad de su primer amor? — Kokonoi asintió.
Iban a comenzar a caminar de nuevo, cuando una fuerte explosión les hizo agacharse por mera inercia.
—¡¿Qué fue eso?! — Preguntó Kokonoi levantándose y viendo una gran columna de humo alzarse en el cielo. —Esa dirección… ¡INUPI! — Gritó corriéndo hacía la casa de su amigo.
Akane sintió lo sangre congelarsele. —¡Por favor que no sea lo que pienso! — Antes de perder la calma por completo sacó su celular. —Por favor, que esté con ellos… — Un timbre, dos timbres… —¡Por favor! — No quería perder los estribos, pero sus pasos se habían acelerado sin darse cuenta.
En S.S Motors, o mejor dicho, fuera de, estaban cuatro chicos, todos ex-miembros de Black Dragon, el ex-lider, Shinichiro Sano un joven de cabello negro ojos negros, tes clara, Takeomi Akashi, el ex-vice-comandante, un joven de ojos marrones y en cuyo rostro destaca una cicatriz vertical en el lado derecho, que iba desde su frente hasta la altura de sus labios, cabello medianamente largo teñido con algunas mechas amarillas, Wakasa Imaushi ex-capitán de la unidad especial de ataque y ex-comandante de Kōdō Rengō, cuyos ojos violetas y largas pestañas llamaban la atención, su expresión predominante era de flojera total, su cabello estaba claramente teñido de la mitad arriba de morado y la mitad de abajo de rubio, y Keizo "Benkei" Arashi, ex-capitán de la unidad de guardia y ex-comandante de Ragnarok, un chico de gran tamaño, y hablamos de estatura, no se vayan a emocionar, piel bronceada, cabello negro y ojos azul celeste. La tienda ya estaba por cerrar cuando el teléfono empezó a sonar.
No era el negocio de Wakasa, pero era él quien había entrado por su chaqueta, cuando oyó el teléfono y lo atendió. —S.S Motors, ¿Qué necesita?
—¡¿Seishu está con ustedes?! — La voz en el otro lado se oía quebrada.
—¿Akane? — Wakasa reconoció la voz.
—¡¿Seishu está con ustedes?! — Repitió sin haber esperado respuesta alguna.
—No, Seishu no vino hoy a la tienda. — Wakasa respondió.
—¡SEISHU!
Wakasa abrió sus ojos. —¡¿Akane?! ¡¿Akane qué pasa?! ¡¿Qué le pasó a Seishu?! — Sólo se oyó el teléfono caer. —¡Mierda! — Colgó el teléfono y salió de la tienda, con prisa.
—¿Waka? — Le llamó Shinichiro al ver el semblante de su amigo. —¿Qué pasa?
—¡No lo sé, Akane llamó preguntando por Seishu, pero tiró el teléfono! — Estaba exaltado y eso era inusual en él.
—¡¿Le pasó algo a Seishu?! — Preguntó Benkei.
—¡No lo sé, carajo! — Respondió Wakasa, subiendo a su moto.
Shinichiro tomó las llaves de la suya. —¡Takeomi, te encargo del cierre de la tienda! — El mencionado asintió. —¡Benkei, sube! — El hombre corpulento no hizo preguntas y subió a la moto de Shinichiro.
Sin esperar nada más, los tres jóvenes se fueron en las motos de Wakasa y Shinichiro, con dirección a la casa de los Inui.
—¡¿Qué mierda pasó?! — Aceleró Wakasa esperando que el rubio no estuviera en peligro.
La explosión no tenía mucho de haberse suscitado, pero la casa estaba envuelta en llamas, la planta baja era la que menos llamas tenía.
—¡SEISHU! — Gritó Akane llegando hasta enfrente de su casa.
—¡INUPI! — Gritaba Kokonoi una y otra vez.
—¡Akane, estás a salvo! — Gritó una de las vecinas de los Inui, mientras la gente se aconglomeraba.
Akane miró a la mujer. —¡Mi hermano! ¡¿Vio salir a mi hermano?! — Preguntó desesperada, pero la negativa de la mujer le alteró.
—¡¿Vieron salir a un niño de mi edad?! — Preguntó Kokonoi a los demás adultos, pero la respuesta era la misma que había recibido Akane. —¡Demonios! — El menor miró a todos lados.
El motor de unas motos hizo que la gente se apartarán, dejando que ambas motos se detuvieran a una distancia prudente.
—Pero… ¿Qué diablos? — Shinichiro miró la casa de Inui arder en llamas.
—¡LLAMEN A LOS BOMBEROS, CARAJO! — Gritó Benkei, haciendo que más de uno de los chismosos hiciera algo útil y llamase.
—¡SEISHU! — El grito desesperado de Akane y los murmullos de la gente era lo único que sonaba. —¡SEISHU! — Corrió directo a su casa, no le importaba nada más que sacar a su hermanito.
—¡DETENTE! — La tomó de la cintura Wakasa, el chico entendía que ella quería salvar a Inui, pero en ese momento estaba alterada, entrar en ese estado sería mortal, para ambos hermanos.
—¡Suéltame! — Exigió Akane, pero era inútil no podía soltarse del agarre del mayor. La casa de los Inui era un mar de llamas. —¡IMAUSHI, SUÉLTAME, MI HERMANITO…! — Gritó entre llanto y desesperación.
Kokonoi estaba igual o más exaltado que Akane. —¡Los bomberos no llegarán a tiempo! — No se la pensó dos veces y se metió a la casa.
—¡ESPERA, HAJIME! — Le gritó Wakasa.
—¡MOCOSO! — Gritó Benkei, tratando de detener al niño, pero este se le escapó y entró.
—¡ESPERA! — El gritó de Shinichiro tampoco detuvo al menor.
—¡SEISHU! ¡HAJIME! — Gritó Akane mientras forcejeaba para soltarse del agarre de Wakasa.
—Demonios, ¿de dónde saca tanta fuerza? — Wakasa era fuerte, no por nada era conocido como "El leopardo blanco", su fuerza física rivalizaba con la de Benkei, pero en esos momentos parecía que la chica se soltaría en cualquier momento. —Si ejerzo más fuerza, voy a lastimarla. — Tenía que encontrar una manera de retenerla, pero sin lastimarla.
—¡SUÉLTAME! — Akane se seguía retorciendo, pero el agarre de Wakasa era firme, aunque habían momentos en que parecía aflojarse. —Tengo que safarme de él… ¡Seishu y Hajime me necesitan, debo sacarlos! — Lloraba, gritaba, pataleaba, incluso llegó a darle más de un golpe a Wakasa, pero no podía soltarse, era tanta su desesperación que sin intención alguna, le hizo algunos arañazos en los brazos al mayor.
Dentro de la casa la cosa no era muy alentadora, Kokonoi se cubrió la boca y la nariz con el pañuelo que siempre llevaba, ese que más de una ocasión uso para limpiarle las heridas a Inui cuando esté se metía en peleas.
—¡INUPI! — Gritó esperando que su amigo respondiera. —Todo el día se la paso dormitando, seguro está en su habitación. — Pensó dirigiéndose a las escaleras. —¡INUPI! — Caminó con cuidado, las escaleras también estaban en llamas pero parecían estar menos afectadas que lo demás. —Por favor que esté en su cuarto, y que no le haya pasado nada. — Subió rápidamente, tanto así que no notó cuando un trozo de madera en llamas cayó del techo y le golpeó en el brazo derecho. —¡Diablos! — Espetó sacudiendo su brazo. —Debo darme prisa. — Terminó de subir las escaleras y caminó por el pasillo que justo esa mañana había recorrido, llegado a la habitación de Inui. —¡INUPI! — Gritó tumbando la puerta de una patada. —¡INUPI! — Llamó aliviado al ver a su amigo, pero ese alivio pasó a ser preocupación al ver al rubio tirado boca abajo al lado de la puerta que había tumbado. —¡Seishu! — Llamó por su nombre se pila al rubio, pero este estaba inconsciente, tenía un golpe en la frente, estaba sangrando aún, no era mucha sangre pero la lesión estaba, además que su cuarto estaba más lleno de humo que cualquier otra parte de la casa que él había visto. —Esto es malo, si inhaló demasiado humo estará en problemas, debo sacarlo ya. — Tomó la colcha de la cama de Inui, está parecía no haber sido alcanzada por el fuego. —¡Inupi, por favor resiste! — Suplicó levantando a su amigo, notando que este parecía estar abrazando algo con mucha fuerza, pero el humo le imposibilitaba ver qué era aquello a lo que tanto se aferraba el rubio, colocó la colcha encima del rubio, pasó el brazo derecho de Inui sobre su hombro, dejando así que lo que sea que Inui estuviese sujetando, incluso inconsciente, se mantuviese en su brazo izquierdo, subió al rubio a su espalda. —¡Por favor, resiste! — Se puso de pie, llevando a cuestas a Inui, saliendo de la habitación de este, caminó por dónde había pasado antes, pero un trozo del techo cayó. —¡AAAHHH! — Gritó Kokonoi al sentir el trozo de madera caer a escasos centímetros detrás de él e Inui. —¡Mierda!
Shinichiro también entró a la casa, pero él había tomado una toalla mojada que le habían entregado algunos vecinos que decidieron hacer algo más que estar viendo.
—¡AAAHHH! — El gritó de Kokonoi llamó la atención de Shinichiro.
—¡HAJIME! ¡SEISHU! — Gritó esperando obtener respuesta. —¡¿EN DÓNDE ESTÁN?! — Guardó silencio, mientras caminaba hacia el pasillo que daba a las escaleras.
—¡¿SANO?! — Kokonoi le había oído.
—¡¿EN DÓNDE ESTÁN?!
—¡ESTOY CAMINANDO… HACÍA LAS ESCALERAS! — Respondió tosiendo, el humo estaba haciéndose más denso.
Shinichiro camino hasta las escaleras, subió por ellas pero para su sorpresa, justo a la mitad, estás se quedaron sin escalones, el fuego de abajo había consumido algunos de ellos. Juro en ese momento visualizó a Kokonoi acercarse, el niño se horrorizó al ver que su única vía de escape estaba jodida.
—¡Hajime! — Le llamó Shinichiro. —Escúchame bien. — Se recargó en la pared, apoyando su pie derecho sobre lo que restaba de uno de los escalones, aquel pedacito de madera no se veía débil, incluso el chico ejerció algo de fuerza para cerciorarse de que no se fuese a caer. —Bien, si lo hacemos rápido, podremos librarla. —¿Está Seishu contigo? — Por el humo no podía visualizar mucho.
—¡Si, está inconsciente, tiene una lesión! — Respondió empezando a sentirse nervioso.
—¡Ok, haremos esto, baja hasta acá, trata de que Seishu esté lo más afianzado a ti!
Kokonoi le interrumpió. —¡La escalera está incompleta, no hay forma que pueda cruzarla!
—¡Por eso estoy aquí! — Respondió seguro de sus palabras. —¡Confía en mí, Hajime, sujeta lo mejor que puedas a Seishu, cuando estés a un escalón de dónde se quemaron los demás, dame la mano que tengas libre, confía en mí! — Kokonoi bajo uno, dos, tres, cuatro… un crujido le hizo temer bajar un quinto escalón. —¡No te detengas! — Shinichiro también había oído el crujido, sería malo que siguieran ahí más tiempo.
Kokonoi trago duro, se inclinó un poco más para asegurarse de que Inui no se le resbalara, agarró con fuerza la pierna izquierda de este. —¡Dios, no nos abandones! — Miró a Shinichiro.
—¡A la cuenta de tres, ¿Ok?! — Aviso el mayor, Kokonoi asintió. —¡Bien! ¡A la una…! — El menor se acercó más. —¡A las dos..! — Kokonoi extendió su brazo derecho. —¡Tres! — Shinichiro se inclinó hacia adelante en un movimiento rápido, tomando el brazo derecho de Kokonoi y jalandolo con sigo a la vez que sujetaba a Inui con su otro brazo, afianzando el agarre de Kokonoi sobre el rubio, aprovechó el impulso de Kokonoi y dió un cuarto de vuelta, poniendo a ambos niños seguros de su lado de la escalera, y por su puesto retirando su pie del pedazo de escalón que le había servido de apoyo. —¡¿Están bien?!
Kokonoi tosió antes de responder. —Inupi parece seguir inconsciente.
Shinichiro chasqueó con la lengua. —Hay que salir para revisarlo… Ok, vamos, rápido esto no es estable. — Colocó a Kokonoi frente a él, dejando a Inui entre el pelinegro y él, cubriendo a ambos niños con la toalla que llevaba encima, guiando al chico para bajar por lo que restaba de la escalera y caminar directo a la salida, todo iba bien hasta que una parte del marco de la puesta se vino abajo, bloqueando el camino. —¡PUTA MADRE! — Gritó con frustración el mayor, inmediatamente se reprendió por usar ese vocabulario delante de un niño. —¡Tú no vayas a decir eso! — Sentenció al menor.
Fuera de la casa, la gente solo entorpecía el trabajo de protección civil, los bomberos y de todo aquel que SÍ pretendiera ayudar. Wakasa seguía forcejeando con Akane, Benkei retenía a los más de un imbéciles que solo estaban ahí para tomar fotos y sacar la nota amarilla.
¡CRAG!
Un fuerte ruido llamó la atención de todos.
—¡SEISHU! ¡HAJIME! — Volvió a gritar Akane, estaba empezando a quedarse afónica.
Benkei mando a volar de un manotazo a los tarados amarillistas y corrió hacia la casa.
—¡PUTA MADRE! — Reconoció la voz de Shinichiro.
—¡SHINICHIRO! — Llamó para asegurarse de que había oído bien al otro.
—¡BENKEI, LA SALIDA SE NOS HA BLOQUEADO…!
No le dejó terminar la frase cuando la voz de Benkei llamó la atención de todos. —¡LES ABRIRÉ CAMINO, SÓLO QUÍTENSE DE EN FRENTE UN MOMENTO! — Ni siquiera dió oportunidad a qué Shinichiro y Kokonoi entendiesen lo que dijo cuando… ¡ZAZ! De una patada mando a volar el pedazo en llamas que estaba tapando la salida. —¡RÁPIDO Salgan, LA ENTRADA DE OXÍGENO HARÁ QUE ESTO SE PONGA PEOR! — Benkei se quitó del frente, dejando que Shinichiro y Kokonoi salieran, los tres, cuatro si contamos al inconsciente, se alejaron quedando a media calle, cuando iba nueva explosión se suscitó de nuevo. —¡ABAJO! — Tiró a Shinichiro y a Kokonoi, cuidado no lastimar a Inui, los demás presentes por inercia también se tiraron al suelo, cabe aclarar que Wakasa también se tiró al suelo, protegiendo a Akane.
Apenas pasó un momento de ello, Akane y Wakasa se levantaron, la chica miró a Kokonoi con su hermano. Wakasa por su parte soltó a la chica por fin. —Están a sal… ¡PAF! — La mano de la chica se impactó de lleno en su mejilla derecha, lo único que alcanzó a ver fue el rostro lleno de lágrimas de la chica.
Akane se levantó y corrió hacia los otros, tropezando a unos pasos de ellos, cosa que le dió igual una vez que a gatas llegó hasta su hermano y el amigo de este. —¡SEISHU! ¡HAJIME… GRACIAS A DIOS! — Soltó tomando en tres sus manos las mejillas de ambos niños, aunque su hermano seguía inconsciente.
—¡Rápido, necesitamos paramédicos! — Gritó Shinichiro.
Inmediatamente llegaron algunos para revisarlos, sobre todo a los niños, notando que en el brazo derecho había una quemadura, le dieron los primeros auxilios, aquella quemadura no era ni de primer grado, claro que le dejaría una marca roja, pero está desaparecería en algunos días, el tratamiento fue ahí mismo.
Otro paramédico se enfocó en revisar al rubio, solo hasta que este empezó a revisar al niño, fue que todos notaron que aquello que el niño abrazaba con fuerza con su brazo izquierdo eran dos peluches, una nutria comuna conchita color tornasol y un pingüino con un corazón dorado entre sus aletitas. Los ojos de Akane se aguaron más, no eran los objetos como tal, sino el valor sentimental de estos.
—¡Rápido, tiene la tela adherida a la espalda, posiblemente sea una quemadura de tercer grado! — Anunció el paramédico, pidiendo a la ambulancia que acababa de llegar que trajese la camilla. —¡Hay que trasladarlo inmediatamente al hospital, no solo por la quemadura, también el haber estado expuesto al humo es peligroso! — Los paramédicos actuaron rápido, subieron al chico a la camilla y está la subieron a la ambulancia, el par de peluches quedaron en el suelo, hasta que Akane los tomó en brazos, aferrándose a ellos y llorando. —¡Necesitamos que alguien nos acompañe junto al niño!
Akane quiso ir, pero fue detenida por el paramédico que atendió a Kokonoi. —Sólo adultos.
Shinichiro se levantó. —¡Iré yo! — El paramédico iba a ponerse pesado, pero el chico no le dió oportunidad. —¡No soy nada de él, nada sanguíneo, pero le conozco desde sus 6 años, me se el número del trabajo de sus padres, no hay motivo para hacer más largo su traslado! — El paramédico no dijo nada y dejó que el chico se subiera a la ambulancia. —¡Benkei, llévate mi moto, los vemos allá! — Las llaves las había dejado en la misma, así que no hubo motivo que le detuviera más.
La ambulancia arrancó, Kokonoi y Akane por inercia trataron de correr detrás de esta. —¡Suban! — Gritaron al unísono Wakasa y Benkei. Kokonoi subió a la moto de Shinichiro, Akane a la de Wakasa, eso sí, sin dejar los peluches de su hermano.
—Akane. — Llamó Wakasa. —Sé que estás nerviosa, pero necesito que te sujetes con firmeza. — La chica asintió, acomodó los peluches entre ella y Wakasa y se sujetó con fuerza a la cintura de este, una vez que Wakasa se aseguró que la chica estaba bien agarrada, dió marcha detrás de Benkei y de la ambulancia.
El tic, tac, del reloj de pared del pasillo sólo hacía que se hundiera más el corazón se los ahí presentes. El pingüino y la nutria de peluche descansaban en una de las sillas del pasillo, no se habían quemado, estaba sucios, pero no quemados, ambos animalitos de felpa parecían estar también esperando noticias de su dueño, era como si ellos también estuvieran rezando por el bienestar de su niño.
