Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.
LOVE SONG
Capítulo 18
Flashback.
¿Quién lo hubiera pensado? La chica, dulce y tierna, que parecía nunca hacer nada con malas intenciones, acababa de marcharse con el sexi guitarrista, mientras que mirando a su amiga le demostraba haber ganado.
En efecto, haber contemplado aquella escena, enfureció a Sara, pues además de ser testigo de cómo Rin había manipulado a Sesshomaru, también había comprobado sus sospechas. Existía algo entre Rin y Sesshomaru. Algo peligroso, algo que no era bueno. Algo que Sara, no podía permitir.
En realidad, no culpaba a Sesshomaru, al fin, era hombre y de alguna manera podía entender sus debilidades; no obstante con Rin, era diferente. La conocía hace años, por lo tanto, sabía que esa tierna castaña que todos amaban no era más que una mentirosa, pues, por más dulce que fuera, también era muy inteligente, por más sonriente que fuera, también era analítica y por más amable que pareciera, al mismo tiempo, era totalmente falsa.
Si, era su amiga, pero por esa misma razón, conocía el verdadero rostro de Rin (o eso creía) pues sabía que esa actitud de niña buena no era real, y no porque tuviera algo en contra de Rin, sino porque simplemente, nadie podía ser así. Y esa noche, lo había confirmado. Después de ver ese rostro de victoria y esa actitud de arrogancia en ella, ya no tuvo más dudas. Rin le había declarado la guerra, y Sara, estaba dispuesta a aceptar.
Por esa noche, ya no había nada más que hacer, Rin y Sesshomaru se habían marchado y por más furiosa que se sintiera, ya estaba hecho; sin embargo, no se quedaría así. No permitiría que su "pequeña amiga" se quedara con lo que le pertenecía. Porque si, Sesshomaru era de ella y para ella. Sara estaba segura de eso. Es por eso que, sin hacer más movimientos que, tan solo darse la vuelta, soltó un suspiro.
Bankotsu, por su parte, al conocer a Sara, sabía que lo que había sucedido, no era para esperar menos que una rabieta de parte de su amiga, por lo que, verla tan tranquila, lo desconcertó por completo.
- ¿Bankotsu? – dijo al fin, la chica. El joven, la observó atento. – ¿Podrías llevarme a casa? – soltó de pronto, volviendo a sorprender al moreno.
¡Vaya que esa aptitud era nueva! Y aunque hubiera comprendido su rabieta, lo cierto es que, ver cómo es que Sara, estaba tomando todo, lo llenaba de alegría, pues, entre más rápido asimilara que Sesshomaru no sentía nada por ella, más pronto, podría ganarse su corazón. Es así que, con una sonrisa llena de alivio, le respondió.
- Si… claro que sí. Solo debo terminar de subir a mi camioneta todo el equipo. En cuanto termine nos vamos, ¿de acuerdo? – la chica asentó, y después de ver a Bankotsu alejarse, cerró los ojos.
De una cosa estaba segura, lo sucedido esa noche, no quedaría impune. Y para eso, necesitaría tiempo, pues debía ser meticulosa. Si quería aplastar a "la mosquita muerta" de su amiga, debía hacerlo con una buena estrategia. Por lo tanto, marcharse de esa fiesta era lo mejor.
Poco después, llegó Bankotsu y muy alegre se marchó junto con Sara.
Por otro lado, los que realmente disfrutaron de la fiesta, fueron; Inuyasha y Kagome. Pues, terminada su conversación, y con intenciones personales de superar lo que habían vivido esa noche, ambos se dispusieron a olvidar y seguir adelante. Y ¿qué mejor que con una compañía tan grata? Porque si, Inuyasha y Kagome, disfrutaban de estar el uno con el otro. Eran buenos amigos y su conexión, iba más allá que un buen entendimiento. Era especial.
Sí, quizás, esa noche, a ambos les habían roto el corazón pero afortunadamente, habían logrado superarlo, con; bebidas, bailes, sonrisas y mucha diversión. Y aunque tal vez, el joven peli plateado, hubiera continuado hasta el final, fue gracias a que la azabache tenía que irse, que aceptó despedirse de la fiesta. Es por eso que, sin siquiera importarles donde se encontraban sus amigos, se encaminaron al estacionamiento y juntos, se marcharon en el auto de Inuyasha.
Kagome disfrutó de poder usar la chaqueta de Inuyasha y después de despedirse, la chica, entró a su casa.
La mañana siguiente, llegó más rápido de lo esperado. Pues, justo a las siete y media de la mañana, el celular de todos los miembros de la banda, comenzó a sonar.
- ¿Sara, qué es lo que sucede? – dijo Bankotsu, siendo el primero en responder.
- ¿Solo tú? ¡Necesito que todos entren a la vídeo llamada! – dijo exigente. Afortunadamente, Inuyasha y Sesshomaru, no tardaron en responder.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué nos llamas a esta hora? – cuestionó Inuyasha aun con los ojos cerrados.
- ¿Sucedió algo? – preguntó Sesshomaru.
- ¡Si! Y algo muy bueno, por eso necesito que nos reunamos urgentemente en casa de Bankotsu.
- ¡¿Qué?! – exaltó el moreno.
- Los veo a las ocho, sean puntuales. Y, por favor vayan arreglados, tenemos una cita. – y sin decir más, la chica, cortó la llamada.
Los tres jóvenes, sin saber que estaba pasando se dirigieron una mirada. Quizás, su amiga solía ser muy mandona pero, también debían admitir que lo era cuando se trataba de algo importante para la Banda. Es así que, sin decir más, se dispusieron a ir a la reunión.
Y justo como la bella chica de ojos grandes había solicitado, sus amigos, llegaron ocho en punto de la mañana.
- Bien, aquí estamos, ¿Cuál es esa cita de la que hablaste? – adelantó Inuyasha, pues nadie lo sabía pero, él, era el que menos había dormido de todos.
- ¡Buenos días también para ti, amigo! – saludó burlona. Justo después dirigió sus ojos a Sesshomaru e intentando mantenerse tranquila, tomó aire.
- ¿Vas a decirnos o no? – insistió el joven.
- ¡Claro que sí! – e ignorando la molestia de Inuyasha, continuó. – Amigos, la cita que tenemos el día de hoy, es con nada más y nada menos que; ¡los amigos empresarios del padre de Sango!
- ¡¿Qué?! – dijeron al unísono.
- ¿Pero cómo? ¿En qué momento agendaron una cita con nosotros? ¿No se supone que apenas hoy les llamaríamos?- cuestionó Bankotsu, provocando las miradas confundidas de sus amigos, pues tanto Inuyasha como Sesshomaru, desconocían ese tema.
- ¿De qué están hablando? – intervino Sesshomaru.
- Les prometo que les contaré cada detalle pero, por ahora, debemos ir a sus oficinas, nuestra cita es a las nueve de la mañana y debemos llegar temprano.
Es así que, los jóvenes, confiando en su amiga, se dispusieron a marcharse.
Durante el camino, dentro de la camioneta de Bankotsu, Sara, les fue platicando que es lo que había sucedido en la fiesta de la noche anterior, lo que le había dicho Sango y la gran oportunidad que se les estaba presentando.
- Lamento haber llamado sin su consentimiento pero… no podía dejar pasar esta oportunidad. Debían saber que realmente estamos interesados.
- Bueno… supongo que, tienes razón. – aceptó Bankotsu, mientras continuaba manejando.
- ¡Claro que la tengo! Ahora, debemos poner todo de nuestra parte, esos hombres tienen establecimientos, si conseguimos tocar en ellos, conseguiremos nuestro objetivo mucho más rápido de lo que esperábamos.
- ¡Increíble! – exaltó Inuyasha.
- Entiendo a lo que te refieres Sara pero… -intervino Sesshomaru. – También debemos tener en cuenta, un detalle muy importante. – todos, lo observaron atentos. – El hecho de que queramos tener más presentaciones, no significa que vayamos a poner en peligro nuestra esencia. Si quieren que trabajemos para ellos, será bajo lo que somos. Una banda de Rock. – dicho eso, más la aprobación de todos, por fin, llegaron al edificio donde se reunirían con aquellos empresarios.
Afortunadamente para la banda, no fue mentira la impresión que habían dejado aquella noche de concierto pues, en efecto, a algunos de los amigos del padre de Sango, les había interesado contratarlos. ¡Y no era para menos! ¡Los jóvenes tenían talento! Además, al ser dueños de cafeterías, clubes y establecimientos de comida donde solían ofrecer entretenimiento en vivo, el contratar a la banda, era una doble oportunidad.
Es así que, después de una larga charla, donde se incluyó halagos por su presentación y felicitaciones por su talento, finalmente, se acordó un calendario, dando por terminada la reunión.
La banda "Shikon No Tama" ¡lo había conseguido! Habían logrado, dar un paso más. Ya que, ya no sería una presentación por mes, sino una vez por semana en cuatro establecimientos diferentes por los siguientes dos meses. Pues, como bien se había mencionado en la reunión, esos dos meses, serían de prueba. Si a los clientes les gustaba su show, los dueños les ofrecerían un contrato, por lo tanto, si deseaban ganarse un lugar, debían poner todo de su parte. Por el momento, les habían asignado la noche menos concurrida que era; el domingo. Esto, porque ya había presentaciones bien establecidas en cada sitio pero, aun así, a los jóvenes no le importó. Conocían la calidad de sus presentaciones, y estaban seguros de que rápidamente, conquistarían al público.
Finalmente, estrechando manos, y compartiendo sonrisas, los jóvenes, se marcharon.
Está de más decir que los cuatro amigos estaban felices y muy emocionados. En poco tiempo, habían conseguido una grandiosa oportunidad, no debían desaprovecharla. Mientras tanto, al menos ese día, se dispondrían a festejar.
- ¡Vamos, compremos unos tragos y celebremos! – propuso Inuyasha en cuanto subieron a la camioneta.
- ¡Estoy completamente de acuerdo! – secundó Sara.
- ¿Qué sucede con ustedes? Aún es muy temprano. – mencionó Bankotsu.
- ¿Temprano? Bankotsu, ya pasa de medio día. – explicó Sara.
- ¡¿Qué?! ¡Oh, no! – exaltó, comprobando la hora en su reloj.
- ¿Qué sucede amigo? – preguntó Inuyasha.
- Nada, es solo que, quería llegar al menos a la ultima hora de clases pero…
- ¿Qué dices? – intervino Sara. – ¡Bankotsu, no seas aburrido! Acabamos de estrechar nuestra mano con una grandiosa oportunidad, ¿y tú, piensas en la escuela? – e Inuyasha, en acuerdo con Sara, soltó una risita. Bankotsu por su parte, suspiró. - ¡Vamos, no seas amargado! ¡Dile Sesshomaru! – insistió la chica.
- No soy amargado, Sara. – adelantó el moreno. - Y no es que solo piense en la universidad. Claro que quiero celebrar este acontecimiento pero… preferiría hacerlo cuando estemos todos.
- Pero ya estamos todos. – replicó.
- Me refiero a Rin y Kagome. Me gustaría que estuvieran ellas también. – confesó y al instante, la expresión en el rostro de Sara, cambió. Por otro lado Inuyasha, al escuchar la idea, se emocionó.
- ¡Hey! ¡Es cierto! ¡La banda no está completa, faltan Rin y Kagome! – pero de inmediato en que terminó de hablar, la chica, intervino incómoda.
- Esperen un momento, ¿Desde cuándo Kagome y Rin se volvieron parte de la banda?
- Desde el momento en que las trajiste y se volvieron nuestras amigas. – respondió Inuyasha.
- No creo que eso sea suficiente… - insistió ella.
- Claro que no. – afirmó el moreno. – En realidad, fue porque compartieron con nosotros la emoción de nuestro primer concierto, los ensayos diarios, las ideas. Fue poco tiempo pero, creo que nos volvimos cercanos. ¿No crees lo mismo Sesshomaru? - cuestionó, dirigiendo una mirada a su amigo, quien, entendiendo a la perfección sus intenciones, sonrió por debajo.
- Si, así es… - suspiró y con eso, también secundó la idea.
- Bien… entonces, ¿Qué estamos esperando? Hablémosles por teléfono para que vengan. Les damos la noticia y después a ¡celebrar! – dijo Inuyasha, con entusiasmo, pero al momento de sacar su teléfono, Sesshomaru, intervino.
- Espera. Rin no podrá venir. Tiene servicio en el hospital toda la semana.
Y si bien, era un dato que Rin se había encargado de anunciar a sus amigos, por todas las emociones que habían vivido, está claro que se les había olvidado. Por lo que, escuchar a Sesshomaru estar tan al pendiente de los horarios de la chica, fue algo sorprendente para todos. Especialmente para Sara, pues cada vez más, confirmaba el peligro que corría. Si Sesshomaru se había tomado la molestia de recordarlo, significaba que Rin, era importante para él.
Por su parte, Inuyasha y Bankotsu, aunque también se sorprendieron, no tardaron mucho en comprenderlo. Sabían lo que sentía por la chica, así que, sin decir más, simplemente, lo aceptaron. Mientras que Sara, tratando de contener su furia, rechinó los dientes.
- Bueno… - garraspó Inuyahsa. – Entonces, la celebración se pospone para el sábado, ¿Qué dicen? – pero la única que no respondió, fue Sara.
Si, la noche anterior, se había regresado temprano a casa, justamente para tranquilizarse, para pensar, para encontrar una manera de sobrellevar lo que estaba pasando. Y aunque en sus planes, incluyó mantener la calma, con lo que acababa de suceder, se dio cuenta, de que sería más complicado de lo que había pensado. No era fácil para ella ocultar sus emociones, ya que, era una chica muy extrovertida que también, estaba enamorada. Así que, actuar como si no estuviera perdiendo al hombre que amaba, era imposible.
Después de esa conversación ya no se mencionó nada más, hasta que llegaron a casa de Bankotsu.
- Entonces, sino haremos nada este día, me iré a dormir. – bostezó Inuyasha, dirigiéndose a su auto.
- ¡Solo no olvides que tenemos ensayo el día de hoy! – adelantó Sara.
- ¿Hoy?
- Claro, nuestra primera presentación es este domingo y debemos elegir un esquema apropiado. – explicó.
- Cierto, cada uno de los dueños nos especificó el tipo de ambiente que desean con nuestra presentación. ¿Este domingo es en la cafetería? – preguntó Bankotsu.
- Según mis notas… sí. En la cafetería. – respondió la chica, después de sacar y verificarlo en su libreta. – Y según el señor Naraku, quiere canciones… "tranquilas"
- No tenemos canciones tranquilas, ¿o sí? – cuestionó Inuyasha.
- Claro que no. – respondió Sesshomaru. – Aunque… están las de Red Hot Chili Peppers.
- ¡Tienes razón! Y si buscamos en nuestro repertorio de bandas, encontraremos más. – propuso Bankotsu.
- Me parece bien. Entonces, cada uno busque canciones y en la tarde de hoy, elegimos cuales se quedan. – mencionó Sara.
- ¡Hecho! – dijo Inuyasha, dando media vuelta, pues el joven ya quería irse a dormir. Es así que, despidiéndose de todos, por fin, se marchó.
Por su parte, Sesshomaru, planeo lo mismo. Ya no tenía nada que hacer ahí, hasta la hora de ensayar, además, por lo que tenía en mente, le quedaba justo el tiempo para retirarse, así que caminando en dirección a su motocicleta, se dispuso a marcharse.
Mientras tanto, Bankotsu, viendo su oportunidad, se dirigió a Sara.
- ¡Hey Sara! – dijo, intentando ocultar sus nervios. – Ya que todos se van, ¿Te gustaría ir a comer algo? Supongo que aún no has desayunado. – pero su intención de invitarla a salir, se quedó en un intento, pues la chica, al escuchar que "todos" incluía a Sesshomaru, la hizo ignorar por completo al moreno, enfocándose solamente en el joven peli plateado.
- ¿Cómo? ¡Sesshomaru! – exaltó, dirigiéndose a él.- ¡Espera! ¿A dónde vas? – cuestionó preocupada, tomándolo de su chaqueta. Bankotsu por su parte, parado en el mismo sitio e intentando pasarse el desaire, se giró para observarlos.
Sesshomaru, quien había contemplado todo, se limitó a mirar a su amigo y simplemente, respondió.
- Yo también me voy.
- Pero, ¿A dónde? Me refiero a que… podemos tomar la propuesta de Bankotsu e ir a comer, en lo que llega la hora para el ensayo, ¿Qué dices? – pero el joven, siendo testigo del semblante de su amigo, decidió no limitarse.
- Te invitó a ti, no a mí. Si quieres ir a comer, ve con él. Yo tengo cosas que hacer. – y subiendo a su motocicleta, la encendió.
Entonces, al ver la reacción de Sesshomaru, Sara se sintió desesperada y en un último intento por detenerlo, mencionó a Rin.
- Y ¿Cómo esta Rin? – Sesshomaru, giró sus ojos a ella. - ¿Sintió mucho miedo? ¿Si llegó a tiempo? ¿Sus padres, no se molestaron?
- Esas preguntas, le corresponde responderlas a ella, ¿No lo crees?
- Creo que si…- sonrió nerviosa. – Lo siento. Sé que solo solté preguntas al azar pero, es porque, aún sigo muy sorprendida de que Rin, sea amiga de alguien como tú. – y al instante de decirlo, tanto Bankotsu como Sesshomaru, la observaron incrédulos. ¿Sara, realmente estaba consciente de lo que había dicho?
- ¿Alguien como yo? – cuestionó el joven, apagando su motocicleta. Mientras que la chica, sin darse cuenta de lo que había provocado, continuó.
- ¡Si! Ya sabes. Tú eres, la clase de chico rudo y malo. Y además, tu apariencia es… justo lo que Rin detesta en un hombre. No obstante, mi amiga nunca va a demostrarlo abiertamente porque, su personalidad es ser amable. Es por eso que, no tuvo otra opción más que, tratarte como si fuera tu amiga.
Estaba claro, Sesshomaru sabía que eran los celos de Sara quienes habían hablado por ella y quizás, en el pasado, lo hubiera dejado pasar, al fin, era parte de su personalidad el querer lucirse siempre. Sin embargo, esta vez, no lo haría, pues más que degradarlo a él, lo estaba haciendo con Rin.
Si, quizás no conocía a Rin como conocía a Sara pero, de algo estaba seguro. Rin, no fingía. Pues cuando se encontraban juntos, ella era auténtica, por lo tanto, eso de que solo era cortés por obligación… era una estupidez.
Está de más decir que, Sesshomaru se molestó, y quizás, por el aprecio que sentía hacia la chica, se habría limitado, de no ser porque Sara, continuó hablando.
- Escucha, si te digo todo esto es solo porque, me preocupa mi amiga. Y lo que quiero es que ella, no se sienta incómoda.
- Hm, ya veo. – dijo Sesshomaru, soltando aire. – Es bueno saber que te preocupas por proteger a tus amigas. – comentó. - A pesar de que, para ello, debas subestimar a uno de tus amigos.
- ¿Subestimar? ¿De qué…? Espera, ¡No! ¡No! no era mi intención, yo solo quería…
- Debo irme. – dijo entonces, arrancando su motocicleta.
- Pero… ¡Sesshomaru! – adelantó ella, intentando detenerlo. - ¿Si, comprendiste a lo que me refería, no es así?
- Perfectamente.
- Entonces, ¿Estamos bien, verdad? ¿Vas a regresar en la tarde, al ensayo? – insistió preocupada, pero el joven, dedicándole una mirada fría, respondió.
- Ensayen sin mí. Tengo algo que hacer. – y sin decir más, se marchó.
La intención de Sara era clara, deseaba poner en mal a Rin pero, desafortunadamente para ella, actuar de manera impulsiva, no le había funcionado ni en lo más mínimo, pues ese día, además de alejar a Sesshomaru y provocar que faltara al ensayo, lo había alentado aún más, para ir y ver a esa hermosa chica.
Fin del Flashback.
- ¿Te llevo a casa? – propuso el joven, mientras observaba a la hermosa chica frente a él.
- Me encantaría. Si. – respondió ella, justo detrás de un suspiro.
¿Qué significaban esas miradas? ¿Qué eran exactamente Rin y Sesshomaru? ¿Eran amigos?
Desde un principio, Sesshomaru nunca planeo ser su amigo. Era un tipo reservado y distante que solía concentrarse únicamente en su música, incluso, las chicas con las que había salido antes, no habían resultado más que la diversión de una sola noche. Con Sara, quizás había pensado diferente pero gracias a que nunca lograron avanzar, ese deseo que tuvo de tener una relación con ella, fue desapareciendo poco a poco.
Pero ahora, con Rin, estaba sucediendo de diferente manera. Pues no solo después de esa charla en la cocina de Bankotsu, le hizo crecer su interés por conocerla, sino que también, le hizo adquirir un extraño deseo de acercarse a ella. Y conforme los días fueron pasando, esa amistad que rápidamente surgió entre ambos, lo hizo entender una cosa. No deseaba su amistad, nunca la quiso. Lo que realmente deseaba de Rin, era a ella. Deseaba tocarla, tenerla, sentirla. Deseaba a Rin. Pero no solo de manera física, pues aunque no lo dijera, Sesshomaru lo sabía, esa hermosa castaña, había conquistado su corazón.
Por su parte Rin, al ser una chica con una personalidad tan cálida, se podría esperar de su parte, una respuesta positiva al desear una amistad no solo con Sesshomaru, sino con todos los demás, sin embargo, ella lo sabía. Decir que siempre quiso ser amiga de Sesshomaru, sería una mentira. Pues desde el primer momento en que lo vio, no quiso otra cosa, más que a él.
Si, lo admitía, el pensar que tal vez, Sara y el guapo guitarrista pudieron tener algo, la detuvo por un momento, pues se trataba de su amiga, pero, afortunadamente a tiempo, todo se había aclarado, dejando libre su oportunidad. Así que si, aunque saliera de su acostumbrada manera de tratar a nuevas personas, lo aceptaba. Rin, tampoco buscaba la amistad de Sesshomaru.
Entonces, estaba claro. Ninguno de los dos había planeado ser amigos ni mucho menos se habían esperado que sucediera, pero ya estaba pasando. Eran amigos, el detalle era que; ninguno de los dos quería permanecer ahí. Lo que ambos buscaban era algo más íntimo. Y si, tal vez, como amigos habría funcionado, se llevaban bien, compartían ideas y las que no, las debatían con entusiasmo, sin embargo, ya lo habían notado desde el principio, lo suyo, no era para una amistad. Pues su conexión era tal, que sabían que una amistad, no era lo ideal.
Cualquiera que los viera juntos podría darse cuenta. Rin y Sesshomaru, no podían ser amigos.
No lo dirían, eso era seguro, pero ya lo habían decidido. Ambos se conocerían y ambos, darían lo mejor de sí, para poder formalizar lo que ya no podían ocultar. Tener una relación. Es así que, después de un intercambio de intensas miradas afuera de las instalaciones del hospital, Rin y Sesshomaru, se dispusieron a marcharse.
- De acuerdo. – suspiró el joven. – Solo que, antes de que te subas, toma. – indicó, sacando de pronto, un segundo casco.
- ¡Oh! – exhaló la chica. – Así ya no me apoderare de tu casco, ¿No es así? – burló nerviosa.
- Así es. – afirmó él, pero al instante, y antes de que la chica se sintiera culpable, añadió. – Aunque, en realidad es por tu seguridad. Un casco debe quedarte a la medida. Si llegara a suceder un accidente, el que te quede grande, no te ayudará en nada. – explicó sereno. – Es por eso que, este… es más pequeño.
Y dando un par de pasos, se acercó a ella. Tomó el mechón de cabello que cubría el rostro de la chica y colocándolo detrás de su oreja, le puso el casco.
- Perfecto. – dijo, observando con satisfacción el haber hecho una correcta compra. Porque si, en ese momento, no le había mentido a Sara, cuando advirtió que no asistiría al ensayo era porque realmente tenía algo que hacer y eso era; ir a comprar un casco que Rin pudiera usar.
Por su parte, la castaña, sonrojada por el acto pero sin sospechar en lo más mínimo lo que había hecho Sesshomaru, simplemente, dejándose llevar por el momento, sonrió.
Y así, como lo habían hecho la noche anterior, Rin y Sesshomaru, subieron a la motocicleta y ya listos, por fin, se marcharon.
Con respecto al viaje, no fue como si, en tan solo una noche, Rin hubiera superado su miedo. Pero, de algo estaba segura, mientras estuviera abrazada al cuerpo de Sesshomaru, nada le sucedería. Es así que, innecesariamente rápido, llegaron a casa de Rin.
- Bien, aquí está tu casco. – indicó Rin, mostrando una juguetona sonrisa.
- Gracias. – respondió Sesshomaru, tomando en manos su casco, al mismo tiempo en que, rosando las manos de Rin, la acarició.
- En realidad, soy yo quien debe agradecer. – adelantó enseguida, después de haber desviado la mirada, pues el efecto que había provocado Sesshomaru al rosar sus manos, la había hecho enrojecer. El peli plateado, por su parte, notando esa reacción en la chica, sonrió. – Así que, muchas gracias por…
- De nada. – interrumpió. Y observando a la chica, dio un paso hacia ella. – Esta vez ya no temblaste. – dijo de pronto. Rin, lo observó. – ¿Ya no te dio miedo? – la castaña, sonrió.
- Mentiría si te dijera que no. – Sesshomaru levantó una ceja.- Lo que pasa es que… hoy me sentí más cómoda. – confesó pero al momento, el joven no comprendió. Fue así que Rin, soltó una risita. – Bueno… ya tengo que entrar. De nuevo, muchas gracias Sesshomaru, has sido muy…
- Puedes decirme todo lo que planeas el viernes. – adelantó.
- ¿El viernes? – dudo ella.
- ¿Tu servicio no dura toda la semana?
- Sí, pero…
- Entonces, hasta el final de la semana, podrás decirme todo lo que quieras. Mientras tanto, me conformaré con un simple, gracias. - y aunque tardó un momento, finalmente Rin, comprendió sus palabras.
- Eso significa que, ¿Pasarás por mí, toda la semana? – preguntó, sin poder ocultar sus sorpresa. Sesshomaru por su parte, dudó.
- A menos que no quieras…
- ¡No! bueno, sí, es solo que… no, no me gustaría abusar de tu amabilidad. – dijo sincera y el joven, después de levantar una ceja, soltó aire.
- No soy tan amable como crees.
- ¿Y ahora me lo dices? Sabes que no voy a creerte. – comentó ella.
- Quizás no. – suspiró. - Porque, al menos, contigo, es inevitable. – y sin darle tiempo de reaccionar, dio media vuelta. – Te veo mañana. – dicho eso, encendiendo su motocicleta, se marchó.
Rin lo sabía, Sesshomaru le coqueteaba y aunque su intención era ir despacio, no podía evitarlo, ¡le encantaba! Es así que, después de morderse los labios y de sonreír con satisfacción, soltó un suspiro para por fin, entrar a casa.
Comentarios de la Autora.
Si algunas de ustedes sufren por mi tardanza, créanme que no son las únicas. Mi ansiedad, estrés y perfeccionismo, me atacan a cada día que no avanzo. Así que, podría decir que, compartimos el suplicio.
En fin, les dejo el capítulo 18 de Love Song. Y aunque fue mayormente sobre el futuro de la banda, era necesario, ya que lo que pase a futuro dependerá de que conozcan estos datos. Bueno, espero que les haya gustado y me puedan compartir sus hermosos comentarios.
Les mando un fuerte abrazo. Muchas gracias por todo su apoyo.
