"Porque eres tan paranoica,

No seas tan paranoica,

No lo seas.

Bebé no te preocupes de eso.

Cariño, ni siquiera pienses en eso,

No te preocupes por las cosas equivocadas." 1

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Con la cabeza a gacha, luego de ver a Cho esperándolo en una banca en la entrada de Hogwarts, Harry se acercó. Como ya comenzaba a hacer calor, Cho, se había puesto una falda de cuero azul y una blusa negra; en ese momento, Harry se percató que tal vez, debía haber puesto un poco más de esfuerzo para vestirse.

Lo que se traduce como pedirle prestado ropa a Neville o Ron, porque solo se molestó en ponerse un par de pantalones raídos y una sudadera roja.

De cualquier modo, Cho se veía preciosa sin importar lo que se pusiese. Adoraba su largo cabello negro que parecía nunca enredarse y sus cuidadas uñas.

—Hola, Harry —saludó Cho, poniéndose de pie, sin demostrar ni una cuarta parte del nerviosismo de Harry.

—Hola, cho... Te ves linda —respondió Harry, levantando la mirada—. Es decir, siempre estás linda, pero...

—Da igual, Harry —interrumpió Cho, tranquilamente—, Vámonos.

Caminaron a Hogsmeade incómodos de lo que esperaban, todo porque tenían el estigma de estar en una cita, tal vez si no lo hubieran propuesto como tal, podrían entablar una conversación que no sea vergonzosa.

Tuvieron que esquivar una quaffle que dio contra un árbol a un lado suyo. El equipo de quidditch de Slytherin entrenaba ese día, y pudo reconocer a los cazadores que sonreían altaneros desde el estadio. El capitán del equipo, Urquhart, solo tuvo que murmurar un Accio para que la quaffle volviera a ellos.

—Esos imbéciles —murmuró Harry, dándole un vistazo a Cho que se reía— ¡No es divertido! Lo hicieron con intensión de volarme la cabeza.

—¡Harry, no te tomes las cosas tan a pecho! —sentenció Cho, calmando su respiración—. ¿Lo extrañas? El quidditch me refiero.

—Si... realmente me hubiese gustado que no nos hubiésemos metido en esa pelea —reconoció Harry, avanzando a paso sereno— El equipo de reemplazo es un desastre. Ginny es la mejor, ya que los bateadores ni siquiera saben cómo montarse en una escoba.

—Bueno, este año tampoco ha sido el mejor para nuestro equipo —agregó Cho—. Nos queda un partido contra Gryffindor. Lo malo es que el partido contra Slytherin lo perdimos, a pesar de que ellos no tenían a Draco como buscador —contó Cho—. Será interesante ver quien gana el último partido, sin ti ni Draco.

Estaba claro. Todos sabían que ambos eran los mejores buscadores de los cuatro equipo, y ninguno de los dos iba a jugar ese año.

—¿Te acuerdas cuando tuvimos nuestro primer partido?

Por fin tocaban un tema con el que ambos se sentían seguros. Continuaron hablando de quidditch de camino a Hogsmeade, enfrascado en una amistosa discusión sobre los equipos que tenían alguna oportunidad de enfrentar a Irlanda, ahora que Viktor se tomó un descanso indefinido.

No eran los únicos que habían optado por ese para ir a Hogsmeade; pasaban todo tipo de parejas enfrascados en sus propios dramas amorosos, ignorando totalmente la presencia del par. Era San Valentín, pero Harry por un instante deseó haberle pedido salir cualquier otro día, donde las parejas no abundaran.

Una vez en Hogsmeade pasearon un rato, viendo las coloridas vitrinas de los locales. Cho sonreía ante los productos exhibidos, aunque Harry la notaba distante, como si en realidad no le prestara atención a lo que veía.

Quisieron pasar por honeydukes, pero justo fueron encarados por un grupo de chicas de Slytherin. Pansy Parkinson, salía de la tienda con una bolsa de chuches que comenzó a repartirles a sus amigos.

—¡Sorprendente, aún estoy molesta con Daphne por habernos dejado plantadas hoy! Todo por el estúpido de Nott—exclamó Pansy, hasta que se dio media vuelta y reparó en Harry y Cho. Dio un bufido de molestia—. ¡Cho Chang! Que terrible gusto que tienes. Se que lo de Cedric fue doloroso, pero al menos él si era lindo. —Los ojos de Pansy eran tan oscuros que con suerte se podría definir su pupila. De cualquier modo, Harry pudo distinguir en ellos un brillo de astucia—. ¡Deberías buscar un chico al mismo nivel! ¿no?

Las chicas dieron unas marcadas risotadas y se alejaron, murmurando entre ellas. Harry por su parte, sujetó los hombros de Cho y ella solo atinó a quedarse viendo sus pies. A sus espaldas, pudo notar una leve mirada que le dirigió Pansy, casi parecía arrepentida, sin embargo su expresión desentonaba con la sonrisa en sus labios.

Continuaron caminando en silencio antes de que Cho le sugiriera ir a la tienda de té de Madame Tudipié, Harry aceptó percatándose de que solo por ser el día de los enamorados, los pasteles de calabaza estaban con un descuento del 20%.

Con solo entrar, Harry se sintió cada vez más fastidiado. Todo brillaba de un color rosa, con platos decorativos de gatitos y un olor a aromatizante que se entremezclaba con el café; le recordaba a la oficina de Umbridge y con eso los recuerdos de sus recurrentes castigos.

Se sentaron en la única mesa disponible, porque el lugar estaba a reventar de parejas tomadas de la mano, conversando y riendo. Cho parecía estar recuperando el color en sus mejillas. Un querubín pasaba por encima de las cabezas de todos los comensales, tirando confeti, algo que hizo reír a Chang.

A su lado, Roger Davis, el capitán del equipo de Ravenclaw se besuqueaba con su propia pareja, una chica igual de hermosa que él. Toda esa situación le cohibía con demasía, haciendo que Harry solo quisiera salir escapando de esa cafetería al instante.

Pidieron el café, y se fijó en un par de caras muy conocidas, que no eran demasiado agradables. Solo recordó el nombre del chico bien parecido de Slytherin, por la pequeña molesta charla con Pansy, era Nott uno de los insidiosos amigos de Draco; estaba con su novia (Daphne, todos sabían que se llamaba así), susurrando cosas encima de la mesa, mientras cruzaban miradas sin pudor.

Cuando los cafés fueron servidos, por fin le prestó el mínimo de atención a lo que Cho le relataba hace ya rato.

—Es un lugar agradable ¿verdad? —aseguró, dándole un sorbo a su Capuchino—, recuerdo que Cedric me trajo el año pasado, después de que lograra resolver el acertijo del huevo de oro ¿Te acuerdas?, bueno claro que lo harás, tú también tuviste que resolverlo. —Ante la mención de Cedric, a Harry se le erizó la piel, tenía que desviar el tema, si no quería que todo acabara en desgracia—. Ahí me pidió que fuera yo la de la siguiente prueba.

—Si me acuerdo, de cualquier modo esa prueba fue toda una locura —agregó Harry arrugando una servilleta—, me entró hambre ¿quieres que pidamos un par de pasteles de calabaza?

—A Cedric le encantaban los pasteles de calabaza —murmuró la chica—. Tú y él se parecen bastante, siempre me acuerdo de que Cedric abrió el huevo en el baño de prefectos ¿Por qué no eres uno? Realmente pensé que Dumbledore te daría el cargo a ti, y no al Weasley.

Harry se mordió el labio, para suprimir los malos recuerdos. Ya no quería seguir rememorando, porque si lo ponía en retrospectiva, por alguna razón todos sus años anteriores casi terminaban con el muerto.

—Ron, bueno, él también es un mago increíble ¡Igual que Hermione! —Le dio un leve sorbo a su café cortado, solo para ignorar la mirada de Cho—, los dos hacen un dúo super fuerte. Ron es más inteligente, solo que le gusta parecer "rudo", y Mione, bueno ella no busca aparentar nada.

—Si, bueno, Granger... cuando se puso todos esos litros de poción alisante se veía bonita.

—Mione es bonita siempre —aseguró Harry, volviendo a cruzar miradas con Daphne y Nott—, ahora que me acuerdo, quedé con ella para una entrevista que tengo que hacer más rato, por si quieres ir conmigo...

—¿Quedaste con Granger? —cuestionó Cho, bebiendo todo su café de golpe—, oh...

En ese punto la conversación comenzó a caer en picado. Los sutiles intentos de Harry de desviar la conversación a un tema que no fuera Cedric, no daban fruto alguno.

—Oh, Harry hace tiempo que quería preguntártelo —mencionó Cho, con los ojos llenándose de lágrimas—. ¿Cedric dijo mi nombre antes de morir?

—No... —contestó Harry incomodo, pronto pudo ver como las lágrimas comenzaban a descender por las mejillas de Cho, por lo que se apresuró a decir—: Es decir, lo alcanzó una maldición asesina, no tuvo tiempo de decir nada ¿sabes? así funciona... es decir... Cho, de verdad que no quiero hablar de Cedric ¿vale?

—Y-yo pensé que tú me comprenderías —gimoteó Cho—, que tu como lo viste... ¿S-sabes qué? Paguemos la cuenta y larguémonos.

—Cho... no era mi intención solo.

—Cla-claro ya lo comprendo ¡Lo entiendo! —respondió Cho, en un tono fuerte. El querubín de encimas de su cabeza dejó de lanzar confeti y se esfumó—, tú puedes hablar todo lo que quieras acerca de tus amigos y ¡la hermosa Granger! Pero yo NO puedo hablarte de mis problemas ¿verdad? ¡Está bien entonces! —La chica se levantó de la mesa, dejó el dinero del café encima. Con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Ve con tu preciosa amiga, si eso es lo que quieres tanto!

Todas las charlas cesaron a su alrededor, y las miradas se apuntaron a Cho que ya se dirigía a la puerta. A Harry se le colorearon las mejillas, fue a pagar la cuenta, no obstante, para cuando salió de la tienda, Cho ya se había marchado.

Se mordió el labio contrariado. No comprendía como todo se había ido al garete; Cedric era de los peores temas de conversación que Cho podría haber escogido, no le molestaba hablar acerca de él, pero ese no era el momento adecuado. Le ponía de los nervios el solo saber que ahora él quedaba como el bastardo.

Antes de irse a las tres escobas, pudo advertir a través de la ventana, las carcajadas de Daphne y su novio, y sus miradas despectivas hacia él. El chico le guiñó un ojo a modo de burla, para luego voltearse.

«Qué demonios les pasa a las chicas. ¿Por qué se pone de hablar de algo como eso si sabe que va a ponerse a llorar?» Pensó Harry, golpeando una piedra con su pie «Si yo estuviera igual, tendrían que darme Veritaserum para ponerme hablar de mis problemas ¡Y eso que tengo demasiados! Pero no se lo ando restregando a todos.»

Aunque eran la una, Hermione ya estaba sentada al fondo del bar, con Luna y Rita Skeeter, que parecía estar pasando el peor momento de su vida; estaba claro que el permanente de su pelo llevaba meses sin ser retocado, vestida con ropa más sencilla, y tenía varias uñas desgastadas. Sin embargo, ese mal aspecto, no lograba tocar ni una fibra de la empatía de Harry (bueno, en realidad, un poco), al final de cuentas ella se lo había buscado.

Le hizo un gesto a Hermione, y la muchacha respondió algo confundida.

—¡Harry! ¡Qué sorpresa! Pensé que ibas a llegar más tarde.

Harry la ignoró, dándole una mirada cansada, Hermione interpretó aquello como un "después te cuento", y en su lugar saludó a Luna con un amistoso beso en su mejilla, sin poder apartar la mirada del par de medias distintas que llevaba y su collar de cuencas de todas las formas de lo más coloridas.

—Harry, siempre es agradable verte —dijo Luna—, oh... ¿sucede algo con mi ropa? ¿Acaso tengo una mancha? Si es así, de seguro que fueron los Gnomos que ayer vi pasar por el jardín del colegio.

A mala gana y después de pedir cuatro jarras de cerveza de mantequilla, Rita comenzó a entrevistar a Harry, con Hermione interrumpiendo cada vez que la periodista buscaba desviar la conversación a temas innecesarios. Harry rememoró esa noche, en el cementerio lo mejor que pudo, relatando incluso algunos detalles que ni Hermione sabía. Sensaciones, sobre todo.

Pasó dos horas hablando y luego de que Rita le haya exprimido hasta el mínimo detalle, fue suficiente para que la mujer se levantara de la mesa, cansada de la presencia de los tres jóvenes, y se marchara para comenzar a redactar la noticia.

—Creo que entonces también es hora de que yo me vaya. —Luna se levantó del asiento, poniéndose el polerón rosado que dejó encima del respaldo de la silla—. Fue divertido el tiempo que pasamos juntos.

—¿Tan rápido? —preguntó Harry—, pero si no llevamos más de una hora ¿no?

—Harry, llevamos más de dos horas aquí, creo que incluso Madame Rosberta nos va a sacar a patadas si no le pedimos otras cervezas de mantequilla —agregó Hermione apuntando hacia atrás. La mujer terminaba de servir un par de bebidas, antes de fruncir el cejo al verlos a ellos—, aunque ¿Por qué no te quedas con nosotros? Estaba pensando en ir a caminar un rato con Harry.

—Oh, no se preocupen por mí, quedé con Neville a las cinco, y creo que ya estoy yendo algo atrasada. —Sus amigos la miraron sorprendidos ante eso ultimo—. No es nada especial... Me iba a enseñar a trasplantar un arbusto nervioso. Neville es un excelente profesor.

Con eso último, Luna se puso su cartera holográfica, se llevó entre los brazos las muestras de las ediciones de "El quisquilloso" que había traído, y salió del bar, tarareando una melodía enigmática pero muy alegre.

Hermione se levantó de la mesa, y no dejó que Harry pagara por las bebidas. Ambos amigos salieron de tres escobas en dirección al riachuelo, solo para charlar.

—No fue bien ¿verdad? —murmuró Hermione, sentándose en una roca gigante—, me refiero a la cita con Cho.

—Fue terrible, esa estúpida tienda de té —se quejó Harry, lanzando una piedra al riachuelo—, y ella va y se pone a hablar de Cedric.

—Solo quería ponerte celoso.

—¿De un muerto? ¡Por dios Mione! ¡También era mi amigo!

—O tan solo quería que la consolaras —agregó Hermione—. Cho se pasa horas en el baño llorando ¿sabes? No lo ha podido superar aun y creo que estar enamorada de ti la confunde más. —Harry rodó los ojos, y se sentó enojado en el borde del riachuelo—. Escuché, el otro día, que le contaba a su amiga, Marietta, el recuerdo que había utilizado para conjurar su patronus.

Harry se volteó un poco, intrigado. Hermione de un salto volvió al suelo, acercándose al chico.

—La noche del baile de navidad con Cedric —contó Hermione, agarrando el hombro de Harry—, tal parece que no ha podido dejar de pensar en Cedric y te ve como una especie de reemplazo.

—Pero si yo no me parezco en nada con él. ¡No soy el chico más guapo de la escuela! ¡No estoy en Hufflepuff! ¡Ni tampoco soy prefecto!

—Déjame recordarte que, si fuiste uno de los campeones, juegas quidditch y te gusta Cho.

—Ya no lo sé —contestó Harry—. Pienso que si la sigo viendo como un interés romántico, los dos vamos a terminar heridos. Ella necesita tiempo y alguien que de verdad quiera absorber los problemas de otro. —Harry se levantó del suelo, despeinando su cabello—. Lamentablemente, ya tengo suficientes problemas con los míos.

—Todas las personas necesitan desahogarse, Harry. —La mirada de Harry se volvió interrogativa—. ¿No lo entiendes? De seguro que me mencionaste en mitad de la conversación; de la forma inadecuada.

—¿Inadecuada? Solo le dije que quedé contigo y después se puso rara, a pesar de que también la invité.

—Mira todo funciona más sencillo de lo que parece; Cho solo quería ponerte celoso para ver como reaccionabas ante la mención de Cedric, ahí tal vez pudiste haberle dicho algo como: "Pero yo no te dejaré sola nunca" —comenzó Hermione—. Después, cuando le dijiste acerca de la cita que tenías conmigo, debiste decirle que tenías que ir, pero de verdad no querías porque preferías mil veces pasar tiempo con ella, sin embargo la molesta de mí misma, te estaba obligando a ir, por eso querías ir con Cho, para no despegarte de ella en ninguna circunstancia. ¿Comprendes? Ella lo hace así porque le gustas, Harry.

—¿Y porque no solo me lo dijo?

—Las mujeres no somos tan básicas como los chicos, tonto.

Harry dio un largo suspiro, con la cabeza adolorida de tanto pensar en la psicología femenina, que parecía ser una rama aparte de la psiquiatría.

—Aunque estoy orgullosa de que te hayas dado cuenta de que ella es de las que absorben y quitan —juzgó Hermione, con una sonrisa—, pero bueno, lo de ella es un tema aparte.

—Supongo...

—Oye Harry. ¿No quieres tú también desahogarte sobre algo? —tanteó Hermione—, algo que te está carcomiendo por dentro y que nos estas ocultando tanto a mi como a Ron.

Harry se mordió el labio atrapado con su amiga en ese amplio lugar sin vía de escape disponible.

—¿A qué te refieres? Siempre les cuento todo...

—¿Seguro? —Hermione sonrió, tomando las manos de Harry—. ¡Vamos, no te pongas pálido! Ya sé lo de Draco.

Harry tragó con fuerza y apartó sus manos de las de Hermione, quien rodó los ojos y se encogió de hombros.

—Es un hombre lobo... No estoy ciega, si te pones a analizarlo es bastante obvio (aunque en realidad, Pansy me terminó de confirmar mis dudas)

—¿¡Pansy?! ¿La novia de Malfoy?

—Exnovia de Draco —corrigió Hermione, riéndose—. Vamos, tenemos que hacer ese trabajo de astronomía juntas, es normal que hayamos acabado hablando más que todos los años anteriores.

—¡Tú odias a Pansy! ¡Yo odio a Pansy! Nos molestó durante nuestra abominable cita —acusó Harry, alarmando— ¿Y ahora me estás diciendo que son las mejores amigas? ¿Y qué chismorrean sobre Malfoy?

—Primero, sigo teniéndole algo de tirria, es irritante, sarcástica y clasista; segundo, no somos amigas (todavía no) y, tercero, chismorreamos sobre Draco y, —corrigió Hermione guiñándole un ojo a Harry. Quien algo enojado, se cruzó de brazos— ¡Vamos no te pongas así! Aunque eso significa que estamos en lo correcto ¡Draco es un-...!

—Si, si —Harry cubrió la boca de Hermione—, pero no lo grites.

Hermione abrazó a Harry, quien aunque tenía el cejo fruncido, respondió el contacto.

—¿Desde cuándo sabes que Malfoy es un hombre lobo? —preguntó Harry, acariciando la cabeza de su amiga.

—Me enteré el miércoles, lo estuve asimilando y ahora te lo digo. —Harry asintió y siguió enredando su dedo en un suave rizo— Pansy vino con la hipótesis, y luego de ponerlo en lógica, era lo más obvio.

—¿Por qué? ¿Cuáles fueron sus asombrosas pruebas?

—Le brillan los ojos, cicatrices en los brazos, obsesionado por los olores y desaparece, curiosamente, las noches de luna llena —enumero Hermione—, además, no es la primera vez que descubro la verdadera identidad de un hombre lobo.

—¿Malfoy tiene cicatrices en los brazos y está obsesionado por los olores?

—Si yo también me sorprendí, Pansy fue la que me contó acerca de esos detalles. Las cicatrices son por las trasformaciones, Lupin también tiene. —Hermione se separó de Harry, pensativa—. Lo de los olores... no tengo ni idea. No sé si es tema de él, o es arraigado a la licantropía.

Harry recordó la conversación en la casa de Sirius, cuando le había preguntado a Remus lo que olía. Era algo de hombres lobo, su cabeza pronto asoció las ocasiones en las que veía como Draco se aplicaba perfume en las muñecas para luego ponérselas cerca de la nariz o hundir la cabeza en el pelo de Pansy.

O lo enfermo que se sintió cuando se pegaron en el partido de quidditch, cuando Draco tenía las manos ensangrentadas con el olor de Harry.

—Viene con la enfermedad —aseguró Harry—, lo de los ojos lo vi una vez, cuando estaba en sus clases extra de astronomía. Eran como perlas brillantes.

Vieron como comenzaba a anochecer, los dos se pusieron en marcha de vuelta al colegio, guardando un silencio cómplice, que se rompió a mitad de camino.

—¿No le vamos a contar a Ron? —cuestionó Hermione, tomando a Harry de la sudadera—. Tú sabes que se va a enojar.

—De por sí, ni tú ni Pansy Debian saberlo. Dumbledore me lo pidió —explicó Harry, bajando el tono de su voz—, aunque quiera, no puedo. Si lo descubre por cuenta propia está bien, pero esto es algo de lo que no se debe enterar nadie ¿Comprendes? No por mí, por Malfoy.

—Comprendo, solo no quiero ser quien le termine diciendo a Ron, porque siempre se entera de todo a la mala —dijo Hermione, en un suspiro—, ¿Desde cuándo lo sabes tú?

—¿Recuerdas la noche cuando nos atacaron un par de lobos?

—Si.

—Draco era el blanco y Lupin era el marrón —explicó Harry, metiéndose las manos a los bolsillos—. No sé por qué, pero pude escucharlos, la conversación que mantenían, a través de los gruñidos y aullidos. Sigo preguntándome por qué.

—No me sorprende, siempre has sido el esquizofrénico —Harry rodó los ojos y Hermione luego se puso seria—, nunca había oído nada acerca de escuchar hombres lobos. Eso es nuevo. Voy a tener que investigarlo ¿Lo has vuelto a escuchar?

Harry negó con la cabeza—, no he vuelto a ver a Draco como lobo.

Hermione asintió y aceleró el paso.

—Está decidido entonces. La próxima luna llena es en un mes, vamos a seguir a Draco desde lejos, solo para asegurarnos que ese detalle, no haya sido una coincidencia ¿Vale?

—No lo sé. Dumbledore me pidió que lo dejara en paz.

—¡Harry! ¡Derrotaste un basilisco en segundo! ¡Draco no es nada comparado a esto! —exclamó la chica, ansiosa—. Nada más; tómalo como un experimento.

Suspiró y terminó encogiéndose de hombros, nunca le podía decir que no a Hermione.

—Solo desde lejos.

—Vale.

Llegaron al castillo, pero antes de entrar Hermione se volvió a detener.

—¿No me ocultas ninguna otra cosa?

Su mente llegó al instante a Lupin y Sirius, pero eso era algo de ellos, como dijo Lupin, de manada. No sabía si Hermione podía enterarse, aunque consideró que tampoco era el indicado de decírselo.

—Nada.

—Está bien.

—Dime ¿Qué chismorrean de mí?

Hermione soltó un bufido, que podía ser de molestia o risa. Todo el colegio estaba desierto, de no ser por los pocos estudiantes que merodeaban con pesados libros, a pesar de ser San Valentín.

Harry pensó que tal vez debería comenzar a prepararse para los timos, pero ese pensamiento lo aplazó cuando recordó que iba a comenzar a estudiar cuando Ron lo hiciera.

—En realidad, Pansy y yo, opinamos que la vida de Draco, últimamente, está siendo más interesante.

—Oye ¡Maté a un basilisco en segundo! ¿Te acuerdas?

—Últimamente, Harry.

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1. Paranoid_ Mr Hudson & Kanye West.

¡Hola!

Sinceramente, mientras escribía la cita de san Valentín de Cho y Harry, igual como que me daba mucho cringe, asi que tuve que detenerme un tiempo a reflexionar sobre mis decisiones de vida. Xd

The_Machine

PDTA: Amo cuando Harry le dice a Hermione "Mione"