Fue mi error, Fue mi error.
Nunca creí que te encontraría con él en tu cama.
Fue mi error, Fue mi error.
En mi mente deseaba matarlo.
Soy un psicópata cuando me enfado.
Asi sucederá, pero diré que fue culpa tuya.
Fue mi error, Fue mi error.
Asi que supongo que tendremos que vivir con ello. (1)
• ── ◦ ◦ ── •
—Malfoy.
—No, digas nada.
—Pero...
—Déjalo sin decir.
• ── ◦ ◦ ── •
Harry hundió las manos entre los muslos, con la mirada en el suelo, esperando paciente su turno. Acababa de pasar Hermione y la chica todavía no terminaba ¿Hace cuanto que entró? Le pareció una espera eterna. Los pensamientos le llenaron la cabeza, repletos de Draco, el pensadero y los merodeadores, fue tanto el ensoñamiento, que ni se percató cuando la chica salió dando un largo suspiro.
Despertó de la introspección, primero por la voz de Hermione y luego los gritos de McGonagall.
—¡Si ella quiere serlo lo será!
Hermione sonrió a medias, al mismo tiempo en que le indicaba a Harry que le tocaba pasar por un sufrimiento similar. Antes de entrar, pudo ver como Hermione tiraba un panfleto a la basura y salía con el mentón en alto de la sala de espera.
—Minerva, no es por ser autoritaria... pero la chica no es sangre pura; ministra de magia, es un cargo demasiado importante. —Harry pegó la oreja a la puerta para oír mejor—. Es una chica brillante, eso no lo niego, por lo que en cualquier otro cargo menor del ministerio destacará.
Era consciente que las ambiciones de Hermione rozaban el cielo, sin embargo, nunca les comentó que su mayor aspiración era esa; volverse la ministra de magia. Harry la veía, demonios: ¡Si que la veía! en el podio, con una brillante sonrisa y el pin de la P.E.D.D.O encima de la chaqueta.
Entró sin tocar, recibiendo una mirada acusadora por ambas mujeres. Umbridge, se acomodó en el asiento que le quedaba minúsculo, mientras se apoyaba las manos en el regazo, tratando de lucir impasible.
—Lo siento...
—No importa, Potter. Siéntate por favor —indicó McGonagall, comprensiva. Lo veía en el gesto, la irritación ante la pelea con Umbridge—. ¿Cómo estás?
—Bien, profesora. Muchas gracias.
Harry, en realidad, se encontraba encantado de que la orientación vocacional, justo quedara en la primera hora. Todo quinto año de Gryffindor, se saltó pociones con Snape y eso fue un gran alivio. Aunque no podía quitarse de la cabeza, como era que Draco estaría lidiando con el profesor, en una sala donde el que más destacaba, en la asignatura, era Él.
—Entonces Potter, cuéntanos por favor. ¿Cuáles son tus planes a futuro?
Volvió a esconder las manos, esta ocasión dentro de los bolsillos del pantalón escolar y pensó un rato la respuesta. Llevaba todo ese periodo plateándose esa misma pregunta, sin encontrar respuesta.
El único plan futuro, que poseía, era lograr derrotar a Voldemort, impedir que se hiciera con el ministerio. Un destino que lo dejaba con un mínimo de probabilidades de supervivencia.
Harry se lo planteó una noche, cuando estuvo en el cuartel general, después de conocer la conexión que mantenía con Voldemort; concluyó en que ya lo pensaría, al llegar el momento, con la cabeza más fresca y sin el miedo de morir en cualquier instante.
—En realidad, he pensado bastante poco acerca del tema.
—Comprendo, pero al menos tendrás alguna aspiración que te sirva de motivo ¿no? —cuestionó McGonagall, rozando con sus cortas uñas el borde de una carpeta roja con el nombre de Harry en esta—. Por lo que estoy viendo en tus calificaciones tus mejores asignaturas son: Defensa contra las artes oscuras y encantamientos. Además, tengo destacar que eres un increíble buscador.
Las observaciones de McGonagall no pasaron desapercibidas por Umbridge, quien comenzó a fingir una tos para interrumpir, de cualquier modo, no le funcionó, ya que ninguno de los dos quería dejarla hablar.
—Bueno, me justa la idea de volver auror o jugador de Quidditch. —Harry soltó una risa, ante la idea—. Creo que cualquiera de esas dos opciones es agradable.
—Minerva... No deberías hacerle falsas ilusiones a...
—¡Excelente elección! Aunque para volverte auror, vas a necesitar muy buenas notas. Y lo de convertirte en jugador de Quidditch profesional; eso lo dejaría en un caso de emergencia... Dolores ¿Necesita una pastilla para la tos?
—No, no Minerva. A decir verdad, quería recordarle a Potter que la suspensión de Quidditch sigue vigente... Lo siento, querido, pero ya sabes que no puedo permitir agresiones en-.
—Si, muchas gracias por tu aporte, Dolores —dijo McGonagall, fingiendo una sonrisa. Harry no quería ni imaginarse lo tedioso que significaba lidiar con Umbridge toda la mañana—. Bueno, como iba diciendo; la idea de volverte Auror, es muy buena. Necesitaras, eso sí, excelentes resultados en casi todas tus asignaturas.
—Puedo lidiar con eso.
—Por ejemplo, un mínimo de Supera las expectativas en: encantamientos, transfiguración (si Potter, vamos a continuar viéndonos el próximo año), defensa contra las artes oscuras (asignatura con la que no tendrás problemas) —McGonagall se enderezó en el asiento y continuó—; Y el profesor Snape, en pociones solo acepta estudiantes que pasaron la prueba con un extraordinario... Si, Potter, pociones.
—Minerva, yo considero que con las notas de Potter...
—¡Son fantásticas! Harry es un increíble estudiante. Aunque es un poco inconsistente: un detalle que se puede solucionar.
La profesora le guiñó un ojo y se cruzó de brazos. Harry suprimió una sonrisa.
—¡Las notas de Potter son un desastre en mi asignatura! —exclamó Umbridge, sin poder soportar la indiferencia por mucho tiempo más—. Mira, toma un panfleto, donde podrás orientarte mejor en labores que calcen con tus aptitudes.
—Me refería a que las notas de Harry fueron EXTRAORDINARIAS, cuando lo calificó un profesor competente, Dolores —gruñó McGonagall—. ¡No te preocupes, Potter! Que vas a hacerte auror aunque tenga que hacerte clases extra todos los días, durante cuatro horas, para suprimir las carencias.
La discusión entre las mujeres reanudó, Harry no tomó panfleto y se levantó del asiento despidiéndose en voz baja. Salió del despacho haciéndole un gesto a Ron quien quería ponerse a llorar.
Harry pudo ver a Ron besando su cromo favorito de las ranas de chocolate, como si se tratara de algún amuleto de la suerte, antes de entrar asustado a la habitación con ambas mujeres, que no se soportaban ni un poco.
• ── ◦ ◦ ── •
Draco pensó, se mantuvo en silencio viendo el rostro insípido de Snape y la mueca ansiosa de Umbridge. Ambos esperaban su respuesta.
—Tienes notas excelentes en todas tus asignaturas —repitió Snape cansado—, por lo tanto, tus opciones laborales a futuro son ilimitadas. ¿Has pensado en eso?
Casi conseguía leer el pensamiento del profesor; él, en realidad, creía que con su actual condición (enferma, monstruosa) no podía aspirar a un futuro prometedor. Nada concreto y eso lo ponía de los nervios.
—Hay muy buenos puestos en el ministerio —dijo Umbridge, mostrándose interesada ante las posibilidades que Draco barajaba—: Aurores, jefes de algún departamento, e incluso ministro... Podría ser el primer Malfoy...
—Quiero volverme astrónomo.
Snape levantó una ceja, aunque continuaba con el gesto molesto. Veía en el profesor como quería terminar con Draco de una vez. A Umbridge, en cambio, toda esa ansia que ostentaba minutos anteriores se derrumbó.
—¿Cómo?
—Astrónomo, como la profesora Sinistra —determinó Draco— ¿No sabe lo que es un astrónomo?
—Oh, querido, sí que lo sé, pero es una opción algo... arriesgada —declaró Umbridge—. En el ministerio hay un departamento de ciencias mágicas, creo.
—No, no. No quiero tener que relacionarme con el ministerio. Quiero ser astrónomo. Tal vez dar clases —soy bueno explicando ¿sabe? — o investigar por cuenta propia.
Umbridge parecía querer agregar algo, pero Snape la detuvo.
—La profesora Sinistra acepta a estudiantes que reciben un mínimo de Supera las expectativas en los TIMO. También deberás tomar encantamientos, transformaciones y pociones. —Snape lo miró con el cejo fruncido—. Defensa contra las artes oscuras, tampoco estaría mal y Aritmancia. Si, Malfoy. Todas esas asignaturas. La disciplina de un astrónomo abarca muchos ámbitos, pero creo que eso ya lo sabes.
—Estoy bien con eso...
—Bueno, pero aun así podrías considerar otra opción —interrumpió Umbridge, sacando un panfleto de la apilada torre de papeles al borde de la mesa—. Léelo.
—Profesor, ¿Usted que piensa de mi elección?
El hombre dio un suspiro y se lo pensó por un segundo, mientras golpeaba con los dedos la madera oscura del escritorio. Al final, dio gran manotazo contra la mesa que retumbó y llamó la atención de los dos.2
—Es tu elección, Malfoy —contestó— si eso es lo que quieres, hazlo.
—Pero ¡Profesor!
—Profesora Umbridge, gracias por el ofrecimiento, —dijo Draco, dejando la pancarta en la mesa—pero no lo necesito. Permiso.
Salió de la oficina sin mirar atrás, le siguió Nott, quien tuvo que esperar un rato para que Umbridge acabara de replicar en fuertes gritos. Cuando el chico llegó al cuarto, pudo leer el panfleto que le ofrecieron, no obstante, solo tuvo que revisar el controversial título, para acabar dejándolo de lado.
«Trabajos para magos y brujas, que buscan un buen futuro»
Y astrónomo no constaba en la lista.
Que se fueran a la mierda. Draco quería ser astrónomo y punto.
• ── ◦ ◦ ── •
Ron leía el panfleto con angustia mientras cenaba.
—Escuchen: "Los cargos del ministerio, son ideales para todos los magos y brujas que desean ocasionar una mejora en la sociedad: El cargo de Auror es siempre el más atractivo para los jóvenes... bla bla..." Acaban por enlistar un montón de cargos, pero ¡no está el departamento de uso indebido de artículos muggles!
—Ay, Ron... —comenzó Hermione—. Supongo que no es un puesto tan cotizado.
—Me sorprende que tampoco está el puesto de magizoologo; es decir. ¡Charlie es uno, está en Rumania con Dragones! ¡y no consideran que sea importante!
—Mira, Ron, tranquilízate —dijo Harry—, aún tenemos tiempo para pensar. Por el momento hay que enfocarnos en sacar buenas notas en todo y listo... Ahora que lo pienso ¿y tus hermanos?
—¿Qué pasa con nosotros?
Los gemelos hicieron sobresaltar a los tres chicos. Fred se inclinó sobre su hermano para quitarle el panfleto vocacional y echarle una ojeada por encima.
—Oye George ¡Mira esta basura! ¿Y si nos volvemos pocioneros?
Hermione soltó un bufido antes de agregar—. Si consideramos el gran éxito del año pasado con la poción crece edad...
—Baches del oficio, Mione.
La chica rodó los ojos, antes de que los gemelos quemaran el panfleto, Ron los enfrentó furioso; pero como si fueran impermeables a las críticas, George se limitó a decir:
—Tranquilo, hermanito, por el momento, debes preocuparte en sacar buenas notas.
—¡Me dicen eso porque ustedes no tienen ni idea de que hacer! —reclamó Ron—. Séptimo año, ¡Mamá se los dijo! Están en el borde.
Ambos chicos se miraron entre ellos compartiendo una sonrisa burlona.
—No sabes de lo que hablas, hermanito —dijeron los dos al mismo tiempo—. Tenemos un plan infalible y viendo cómo van las cosas... tal vez comience a ponerse en marcha antes de lo ÉXTASIS.
—Agh... mejor ni me digan; al menos, no hagan que los expulsen.
—¡No podemos prometer cosas que no sabemos si vamos a cumplir!
Los chicos se fueron a sentar al lado habitual de la mesa, rociando a Ron con las cenizas del panfleto. El chico se quedó mirando los restos que caían sobre sus piernas.
—¿Qué les dijiste tú, Mione?
—Ministra de magia.
—¡Wow! Si te veo, eres mandona; te pega.
—No soy mandona —puntualizó Hermione—, aunque debo admitir, que me gusta que las cosas se hagan bien y, además, sé lo que es correcto y necesario para la comunidad mágica.
—Mandona y con una labia increíble.
—Ni siquiera sabes lo que es la labia.
—¡Si que lo sé! —dijo Ron, poniendo los brazos en jarras—, es la capacidad de ser mandona, sin que se note que eres mandona.
La chica suspiró derrotada. Harry los miraba divertido, hasta que sus amigos lo miraron interrogantes. Harry, termino de comer, antes de relatarles todo lo ocurrido dentro del despacho.
—¡Es una maldita! ¡Ella me dijo que por mi condición era improbable! ¿Qué condición? Como si fuera algo malo nacer en una familia normal...
—Lo que sea ... Espero que no tengamos que soportarla otro año—suspiró Harry—, porque de ser de lo contrario, tal vez sea más factible eso de tirarme de un piso diez. —Harry vio como la comida de la mesa comenzaba a escasear, se puso de pie, seguido por sus amigos—. Bueno, al fin vamos a tener algo de tiempo libre, necesito contarles a ambos algo importante.
—Uh... ¿De qué tópico es? —preguntó Ron, acomodándose la túnica.
—Snape.
—Definitivamente, nos queda tiempo libre. Vamos a la sala común.
Los tres subieron hasta la torre Gryffindor. Les gustaban ser de los primeros o los últimos en irse, para no toparse con la multitud. Entraron a la sala común vacía y se sentaron en los sofás preferidos.
Harry se dedicó a contarles todo lo sucedido durante la última sesión de Oclumancia, saltándose la participación de Draco, más que ser el conductor de Snape para que se fuera del despacho. De cualquier modo, esa era la parte sin gracia.
Los chicos escucharon atentos el relato del Harry, quien trataba de expresar la mayor cantidad de detalles que recordaba. No se le pasó casi nada, ya que supo censurar lo que ninguno de los dos sabían (como la relación de Sirius y Lupin) (¿Desde qué edad comenzaron a salir?)
—Y ahora no sé qué pensar acerca de mi papá —murmuró Harry—. Es decir, tenía estilo, pero se comportaba como un grandísimo idiota.
—Bueno, si tomamos en cuenta que el Snape de nuestra edad... qué raro se me hace pensar eso... era igual de desagradable que el actual. Yo también le hubiese dicho uno que otro insulto.
—¡Pero no lo obligas a tomar poción Multijugos que puede causarle severas repercusiones! Sirius, apoyó todo eso y ¡Ah! ¡Demonios!
Hermione se puso de pie, recordando algo; sin decir nada, se fue a una de las repisas de trofeos de Gryffindor (la que estaba dentro de la sala común) y sacó un polvoriento libro de un montón que se tambaleaba de manera peligrosa en una pila de textos del mismo grosor.
Lo abrió en el suelo, se trataba de un anuario, que abarcaba todas las generaciones de entre los años 70' a los 80'.
—Los vi hace tiempo, pero nunca se me pasó por la cabeza revisarlos —explicó Hermione, cruzándose de piernas. Por el rabillo del ojo, Harry pudo notar como Ron desviaba la vista algo sonrojado—. ¿Tu padre que generación era?
—No sé... ¿76? Creo que murió a los veinte y algo.
La chica se dispuso a buscar entre las páginas, hasta dar con la única generación que tuvo las agallas de rayar las páginas que iban a quedar para la posteridad en la sala común.
Ordenados por casa y abecedario, Harry pudo identificar un montón de caras conocidas, quedando anonadado. Las imagines eran móviles. Su padre, lucia algo mayor; sin embargo, en rasgos generales continuaba casi igual. Con el cabello alborotado y sonrisa confianzuda.
—Mira, ¡Sirius tuvo una fase gótica! —señaló Ron.
—Mas bien creo que es punk, esta otra chica esta igual —corrigió Hermione, apuntando a Marls, la chica con dotes adivinatorias—. ¡Qué chistoso! ¿Por qué Lupin y Sirius están encerrados en un corazón?
—Debe ser alguna broma... —murmuró Harry, deslizándose del sofá para tocar el anuario con las manos—. Como esta: "Reina Evans" Es preciosa...
Los chicos miraron a Lily, buscando similitudes claras en Harry con su madre. Aparte de los ojos y unos pocos reflejos pelirrojos, Harry era un clon de su padre.
—¿Hay más páginas?
—Como siete. Dedicadas a Gryffindor.
Pasaron las hojas observando como existía una plana dedicada a los merodeadores y un listado de los "méritos" destacados. Los cuatro acaparaban el folio, tratando de lucir inocentes, aunque con plumones y, por encima, dibujaron signos que demostraban lo contrario. El único que poseía una aureola era Lupin, aunque Harry acabó por enfocarse en la cola de diablillo que dibujaron.
"Los bromistas de oro: Merodeadores revelados"
Los propios integrantes nos dicen sus cuatro bromas favoritas:
1. Cuarto año: ¡Pomos que no se pueden abrir! Ese día, solo Hufflepuff se salvó porque no pudimos entrar a la sala común... ¡Aun así, no hubo clases y pudimos prepararnos más para el tedioso examen de Historia de la magia! Fue un ganar-ganar.
2. Séptimo Año; ¡Lamentamos las quemaduras! Pero debieron comprobar que los potes de bloqueador tuviera, en realidad, protector solar y no crema para pies... ¡UPS!
3. Primero: La gran broma que inició todo ¡Idea de nuestro amigo lunático y cerebro gigante al usar pelos de escaramujos! Algunos aún tiene marcas de tanto rascarse.3
4. Segundo año; ¡locura con el cabello de nuestros amigos Slytherins! y varios puntos para Gryffindor a cambio de un castigo. ¡Valió la pena!
Continuaron, con las chicas de Gryffindor. Cada una gozaba de un estilo único, quedaba discutir quien de todas era la más guapa, aunque resultaba casi imposible con esa belleza que gozaban las imágenes de los años dorados.
—Se ven como una familia ¿no creen lo mismo? —dijo Hermione—. Lucen tan cómodos juntos.
—Tampoco fueron seleccionados tantos para Gryffindor.
Las últimas dos hojas eran una fotografía grupal y la de los dos mejores estudiantes de la casa. Para sorpresa general, no fue Lupin, sino James. Que sonreía usando unos lentes sin cristales. Lily era la chica, con el larguísimo cabello trenzado.
—No puedo arrancar estas dos páginas ¿cierto?
—No... pero tal vez Sirius o Lupin tengan otro.
Los chicos se quedaron un rato viendo el resto de las casas. Snape apareció, con profundas ojeras, cabello largo y mirada perdida. El nombre se hallaba tachado, por: "Quejicus, nuestro pésame si llega a ser profesor. J.R.S.P"
—Va a sonar terrible, pero tu padre me caía de maravilla, Harry —bromeó Ron, estirándose de brazos.
—Me cae un poquito mal... —declaró el chico—. Mejor continuemos viendo. ¿Qué tal si cambiamos de anuario?
Harry sacó el siguiente, que albergaba a los estudiantes de las generaciones de los 80' hasta los 90'. Le bastó abrir una página cualquiera, para que reconocieran a Lockhart en Ravenclaw, quien gozaba de casi ocho páginas dedicadas a él. Era excesivo y, quien fuera el editor del anuario, estaba encaprichado(a) con Lockhart o era él mismo; a pesar de esto, Hermione no pudo evitar dar un suspiro embobada por los ojos azules del joven Gilderoy y el beso que lanzaba a la cámara.
Terminaron cerrando el anuario cuando comenzaron a llegar más estudiantes a la sala común. Harry vio como Hermione lo volvía a poner entre el polvo.
—Ya no sé qué pensar.
—No puedes negar que Sirius es la persona con más estilo que has conocido—puntualizó Ron, encogiéndose de hombros—, imagínate las agallas que debes de tener para usar chaqueta de cuero encima de la camisa.
—Sirius es un tema aparte. Estoy más preocupado de la percepción de mi papá.
—Bueno, tienes que tomar en cuenta que todos los actos lo cometieron los cuatro ¿no?
—Mi papá y Sirius siempre eran los más activos —juzgó Harry—. Lupin miraba a lo lejos y Peter... ese ya lo odio, de tal forma, que no necesito ponerme a analizar detalles para ódialo aún más.
—Ponlo en retrospectiva; era Snape.
—¿Y que si hubiese sido cualquier otro alumno? —cuestionó Harry. Haciendo que Ron se mordiera el labio—. Cambia la cosa ¿verdad? Eran unos abusivos. En realidad, no entiendo como mamá pudo enamorarse de alguien como mi papá.
Se preguntó como Remus lo hizo con Sirius, pero recordó que antes de enamorarse eran mejores amigos, a lo que la situación comenzó a hacerle más sentido. Al final de cuentas, resultaba más sencillo perderse en los ojos de alguien a quien no era complicado mirar con descaro.
—Los únicos que podrían contestarte seria Sirius y Lupin. Pero no vas a poder verlos hasta el verano.
Una bombilla se encendió en la cabeza de Harry, mirando a Hermione con una sonrisa, que comenzó a formar en los labios.
—¡Ni se te ocurra!
—¡En efecto!... Solo ellos.
—¡No puedes llamar a Sirius! Las chimeneas están siendo vigiladas, al menos las del colegio...
—Pero las Hogsmeade no... y tampoco la de Umbridge.
Ron comenzó a reírse, hasta que recibió la mirada acusadora de Hermione, a lo que arrugó la nariz.
—Eso es suicidio Harry, te van a expulsar si te pillan.
—¿Y si no? —cuestionó de vuelta—. Como sea, aún tengo que pensarlo.
—¡Harry!
—Déjalo, Mione —interrumpió Ron, tomando a Hermione por el hombro—. Ya es lo suficiente grande como para tomar sus propias decisiones. —El chico le guiñó un ojo levantándose del sofá—. Ahora, nosotros deberíamos verificar si están todos aquí, o se nos pasó algún listillo.
La chica se mordió el labio, mirando nerviosa a Harry.
—Tranquila, de todos modos no iba a hacerlo ahora.
—No hagas tonterías, Harry. Piensa lo que haces...
—Piénsalo, Mione. Tal vez si hablo con Sirius, Snape vuelva a darme clases de Oclumancia.
La chica suspiró y se levantó, acomodando el pin de prefecta.
—Como si de verdad te importara...
—Es un buen pretexto.
—Pero eso no justifica tu estupidez —gruñó Hermione—. Vámonos Ron.
Harry se quedó viendo la silueta de sus amigos, mientras pasaban lista con los alumnos más pequeños. Harry se escabulló a la habitación, saludó a Neville que regaba las plantas de su lado del cuarto y se lanzó encima de la cama, pensando en cómo llevar a cabo el plan que comenzaba a formar en la cabeza.
Si Hermione no lo iba a ayudar y, por lo tanto, tampoco Ron. Aun disponía de otro candidato dispuesto a hacer bastantes tonterías o, que al menos, le debía suficientes favores para cometer una locura.
• ── ◦ ◦ ── •
Esperó con ansia frente al espejo. Llamó a Draco varias veces. Cuando el sueño lo iba a vencer, pudo definir el cabello rubio al otro lado del espejo.
Harry murmuró un Mufliato y se sentó en la cama, con una sonrisa en los labios.
—¿De qué te ríes? —preguntó Draco en un tono ronco; acababa de despertar.
—Al fin me contestaste. Llevo desde ayer intentándolo.
— Creo entonces que podrás soportar la espera un poco mas ¿no? —Draco rodó los ojos, con cansancio y Harry ensanchó la sonrisa—. ¿Qué quieres? Tengo sueño.
—¿Acabas de llegar a tu habitación?
—No me jodas con una pregunta si no respondes las mías primero. ¿Qué es lo que quieres?
Harry se acostó de estómago encima de la cama, apoyando el espejo en el colchón. Entrelazó las piernas y dio un suspiro pesado.
—Contigo no se puede... ¿Cuándo vas a dejar de ser tan desagradable?
—Es parte de mí encanto, Potter. Si me llamaste para nada; voy a intentar dormir de nuevo.
—Agh... mira estoy aquí para cobrar tu favor restante.
Draco lo miró sin comprender, en parte porque trataba de contenerse ante el eminente sueño que no lo dejaba en paz, incluso trató de formular una pregunta, pero un bostezo se le quedó atrapado en los labios.
—¿Qué es lo que quieres ahora, maldito manipulador?
—No soy manipulador. Solo estoy cobrando la parte de nuestro trato —declaró Harry, encogiéndose de hombros—. "Información del mismísimo jefe de la brigada de Umbridge" ¿Te acuerdas?
—Ajá...
—Aparte, no es por ser interesado, pero quiero recordarte que en verano, te ayudé y no dije nada.
—Ajá...
—Y fui contigo a Hogsmeade sin rechistar.
—Ajá...
—¿Vas a decir solo eso?
Draco alargó un bostezo y se acomodó mejor dentro de la cama—. Mira Potter, estoy que me caigo. ¿Qué es lo que quieres? Se concreto.
El chico se relamió los labios, al mismo tiempo que Draco forzaba los parpados para mantenerlos abiertos.
—Necesito que me ayudes a ir a ver a Sirius.
Eso fue suficiente como para que Draco se pusiera alerta. El chico se sentó en la cama, y miró interrogativo a Harry, quien no dijo nada más.
—Esto hay que hablarlo en persona... ¿Puedes salir ahora?
—Yo tengo la capa, no sé tú...
—Soy prefecto, te veo en cinco minutos en la sala de menesteres, imbécil.
—Vale.
Harry vio como la figura de Draco se desvanecía en el reflejo. Volvió a meter el espejo bajo el cojín, y procurando no meter demasiado ruido, se puso las zapatillas sin cambiarse el pijama. Comprobó como todos sus compañeros de cuarto continuaban durmiendo sumidos en un profundo y conveniente sueño.
Agarró la capa, se la puso encima y salió de la habitación a puntillas. Esperó un par de minutos en el vacío corredor del séptimo piso, sitio que era custodiado por Filch hasta cierta hora de la noche. Draco apareció muy agitado (al final de cuentas, subió corriendo desde las mazmorras), con el pijama verde que lograba hacerlo ver varios kilos más delgado.
Le guiñó un ojo antes de señalar la sala. Esperó a que el lugar reaccionara en función a la necesidad de Draco, y ambos chicos entraron a la cómoda sala.
—Explícate ahora. ¿De qué se trata todo ese asunto?
Harry se vio a si mismo frente al tenue reflejo de la ventana. Dándose cuenta de que el pijama atesoraba ese extraño encanto de hacerlos ver como un par de muermos, escuálidos y desproporcionados; como los adolescentes pueden serlo.
—Mira, necesito ir a ver a Sirius, pero para eso, debo usar la chimenea de Umbridge o me voy a Hogsmeade.
—De por si todo el asunto comienza mal cuando dices que quieres ir a ver a Sirius Black —gruñó, sentándose en uno de los sofás—. Me dijiste que es tu padrino ¿no? Mira, es mi tío, y la verdad es que no tengo intención de verlo en mi vida.
—Son situaciones distintas. Sirius es... especial. Tú tienes a tus padres, yo solo tengo a Sirius.
—Es decir, que Sirius y tú ¿son cercanos? Ósea, no le tome peso en ese momento, pero es un asesino...
—¡Lo inculparon! Fue Pettigrew quien traicionó a mis padres. El único error de Sirius fue estar en el momento y lugar equivocado.
Draco se peinó el pelo hacia atrás y clavó la mirada en la desesperación de Harry. A sus ojos (los de Draco), todo ese sitio apestaba a él, al inconfundible genio y a esas ganas de hacer lo correcto.
—Hagamos que te creo... ¿Yo que tengo en este asunto?
—Puedo infiltrarme en la oficina de Umbridge solo, pero eso es suicidio. En cambio... tú puedes ir a Hogsmeade ¿no? Ella mencionó algo de una autorización y, si se la pidiera, ella ni en sueños me va a dar.
Draco sabía que las autorizaciones que Umbridge daba eran acotadas y todas las aceptadas; fueron dadas a alumnos de Slytherin.
—Me sorprende lo inteligente que eres para planear planes descabellados —sentenció Draco, cruzándose de brazos—. Vale, supongamos que acepto, ¿Qué hago yo? ¿Soy un maldito guardaespaldas? ¿Cómo te aseguras de que hay chimeneas sin vigilancia en Hogsmeade?
—Cuando fui con mis amigos a cabeza de puerco, vi una y asumo que deben existir más, al final de cuentas, ese sitio nadie lo regula; podemos meternos en esa, y llegar a donde está Sirius.
—Sigo sin comprender por qué quieres hablar con él.
Harry suspiró, se sentó al lado de Draco y subió las piernas al sofá. Draco no iba a aceptar a menos que le dieran muy buenas razones para hacerlo, y la única forma de lograr la comprensión de Draco era contarle la historia completa.
Se relamió los labios antes de comenzar a relatar todo. Desde el recuerdo que vio en la cabeza de Snape, hasta lo del pensadero. Draco escuchó atento, sin sentirse demasiado relacionado con nada de lo que contaba, aunque pronto se percató que a Harry, de verdad, que ese asunto le afectaba demasiado.
Draco jamás comprendería el dolor de Harry, respecto al constante cuestionamiento que el chico hacía. Eran millones de ¿Y sí?, que Harry se planteaba desde que se levantaba de la cama hasta que volvía a acostarse. ¿Cómo sería mi vida ahora, si mis padres nunca hubieran muerto? ¿Seriamos los tres o tendría una hermano? ¿O si ellos hubiesen muerto, pero Sirius nunca hubiese sido inculpado?
Aquellas preguntas mataban a Harry porque se hallaba al tanto de que jamás daría con una respuesta concreta; debía conformarse con acercamientos que se contradecían los unos con los otros.
Ahora todo lo que se suponía que conocía de su padre, gracias a los maravillosos testimonios de Sirius, se fue deformando hasta formar algo irreconocible. Harry veía un bosquejo emborronado, que trataba de visualizar desde distintos focos en un vago intento de volver a reconocer al héroe de un pasado.
Draco, al contrario, conocía todo lo que su familia deseaba que supiera y con eso estaba bien (o eso le gustaba creer) (al menos continuaba vivo, y para Draco eso bastaba). No le interesaba la historia previa, de ninguno de sus dos padres, porque afectaría aún más a la percepción que idealizaba de Lucius y Narcisa. Era feliz con las pocas fotos de la juventud de ambos.
—Por eso necesito ir, no puedo aguantarlo más. Quiero saber la verdad, toda la verdad. Tengo que saber la razón por la que mi padre cambió. No puedo quedarme tan ancho, sabiendo que era un maldito bully —dijo Harry, mirando a Draco a los ojos—. No puedo quedarme de brazos cruzados, porque eso sería terrible para el recuerdo que tengo de él ¿Entiendes?
—Pero nunca lo conociste, ¿Cómo puedes tener recuerdos de alguien así? Es tu padre, pero eras un bebé cuando murieron.
—Es raro ¿no? Se que ni Ron o Hermione lo entienden por esa misma razón... Ustedes conocen lo que se siente tener una familia desde nacimiento, yo me he conformado con las meras sensaciones similares que he podido recopilar a lo largo de los años. ¡Eso no es Real! ¡Por eso siempre he intentado...! —Harry se quedó un instante callado, pensando en lo que quería decir—. Siempre he intentado engañarme, para tratar de entender que es lo que siente.
En cierto punto Draco no pudo continuar sosteniendo la mirada cargada de rabia de Harry. Se quedó con los ojos clavados en el fuego eterno de la chimenea, pensando en lo que Harry quería decirle.
Lo que se sentía tener una familia.
Nunca se lo preguntó, porque eso no era algo de lo que uno solía preguntarse, al estar tan acostumbrado a eso. Era como preguntarse los sentimientos que se tienen al tomar agua. Solo lo haces, no lo piensas.
Pensaba en su madre como un refugio, calidez y amor. La mujer más hermosa que conocía. En Lucius como un héroe, al cual trataba de redimir. Un hombre que cometía errores, pero que era su padre y por eso siempre lo perdonaba.
—Está bien, te voy a ayudar —declaró Draco—. Pero no sé si eso te ayude a comprender que es lo que se siente tener una familia. Ni yo lo sé.
—No me interesa, quiero las respuestas; eso es todo.
—Entonces hagámoslo. El sábado en la entrada con la capa puesta; yo llegaré con el permiso, se lo entregaré a Filch, y saldrás conmigo del colegio —ordenó Draco—. Es probable, que tengamos un par de horas y, para que te quede claro, voy a ir dispuesto a defenderme en caso de que ese Sirius Black no sea como me lo cuentas ¿vale?
—Vale. Aunque, lo más probable es que esté con Lupin.
—¿Por qué estaría con Él? Es decir, me dijiste que eran como los mejores amigos, pero igual... es Sirius Black.
—No entiendes una mierda del asunto, Malfoy. Pero tampoco voy a repetirlo. De cualquier modo, puede que esté Lupin, por si quieres preguntarle algo en persona.
—Lo tendré en cuenta.
Draco se acercó a la puerta, al mismo tiempo en que Harry volvía a cubrirse con la capa de invisibilidad. Esperaron a que la puerta se desvaneciera antes de que ambos se fueran por caminos opuestos. Harry anticipaba el sábado con ansias y una emoción incesante, mientras Draco quería saltarse ese día de su vida. Despertar al día siguiente, habiéndolo vivido ya.
No comprendía por qué arriesgaba tanto por Harry. Era un idiota o estaba en un punto de su vida donde necesitaba experimentar la adrenalina en el estado puro, para comenzar a distanciarse del problema lobuno.
De cualquier modo, no podía negar que ese año se convirtió en el más interesante para él.
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1) It's my Bad: Nico Collins.
El proximo capitulo se viene lleno de Merodeadores, ¡Espero que esten preparados para la aparición del WolfStar como figuras paternas de Harry! Lo siento pero amo la dinamica. :D
Q&A
Pregunta AmataYume: por supuesto que me encantó volver a encontrar esta historia, ya está en lista desde la app en el celular
que puedo decir Harry tiene el mismo problema que un gato con la curiosidad, (la curiosidad mató al gato) ... y Draco se tardó en sacar a Harry del pensadero (así tal vez Snape no se habría sentido traicionado) definitivamente la decepción y traición hacía alguien en quien creias es dolorosa y difícil de olvidar y tomando en cuenta lo rencorosos que son los Slytherins, Draco terminará abrazando al lobo antes de que pase.
definitivamente necesito que Jess y Luna sean amigas (ambas serían una excelente combinación)
me gustó el lado ñoño- práctico de Draco en clases
espero que la metida de pata de Harry ayudé a qué Remus pueda terminar de conquistar al profesor Snape (suena a juego de roles de alcobaen estos momentos el bosque prohibido me suena a parque de recreación para lobos (no sé porque) siento que algo está por explotar y los únicos con el control ahí serán los hombres lobo y sus intereses románticos (tal vez ahí Harry pueda respondernos la duda de la fiera que lleva Draco)
creo que necesito saber de Jess y que Draco haga algo para ayudarla,
supongo que lo que los gemelos encontraron fue el armario, eso me hace preguntar qué tanto cambio la historia y cuántos cambiarán al bando de Draco llegado el momento.
no lo había pensado, pero que Zabini y Nott deban ganarse la confianza del lobo tiene mucho sentido (con Hermanioner fue diferente, ella lo descubrió primero) aún que me gustaría saber más de esa dinámica y como lo intentan y fallan antes de lograrlo (no creo que las serpientes se rindan, más bien son de los que cambian de estrategia para obtener lo que quieren)
psd1: creo que no me expresé bien, no creo que Harry delate a Draco hablando, me preocupa que le saquen la información de la cabeza en contra de su voluntad.
psd2: jajaja medio taradados no sería la palabra exacta para describir la dinámica de esos dos, (tarado y medio, si es más adecuado).
cómo siempre sigue escribiendo, que no te detengan!
Respuesta: Hola! Muchas gracias por comentar :D
Una gran parte de los problemas suceden por la curiosidad de Harry, si no, Pregúntale al Harry del misterio del príncipe. Creo que ni siquiera el sabe como sigue vivo JJAJA.
Uy, Snape y Draco! La dinámica entre ambos siempre ha sido unilateral, pero esta es la primera vez que Snape esta tan decepcionado de él.
Casi siento que Draco pasa por las etapas de una ruptura amorosa con su transformación XD. Ahora está comprendiéndola un poco más...
¡En realidad nunca pensé en como las dos interactuarían! Pero ahora que lo dices, ¡es cierto! Las dos son bastante similares y de seguro se llevarían bien.
La metida de pata de Harry, lo llevará a entablar una conversación clandestina con Sirius y Remus.
No quiero adelantar nada, pero solo diré que despues de los TIMOS, las cosas se van a comenzar a poner cada vez mas y más peligrosas.
Ya habrá Draco y Jessi, pero por le momento Jessi continúa comiendo en la mesa de Slytherin, el bullying ha cesado un poco y ahora esta concentrada en sus propias actividades.
¡Si! Es el armario evanescente, más que nada coloqué esto porque, mientras me releía la orden del fénix, sucede lo mismo, pero con otro estudiante. En ese momento, Harry queda solo en la sala y ve los pensamientos de Snape, pero yo decidí poner a ambos chicos en aprietos ¡Ups! (De seguro que Draco me quiere matar jaja)
Aunque por el momento me he ceñido bastante al canon, despues de los TIMOS, las cosas adoptaran un rumbo totalmente distinto; por el tema de los bandos.
A Harry le preocupa lo mismo, por eso en un principio decidió mantenerse mas alejado, pero ya en este punto y por la propia personalidad de Harry (quien nunca le toma el verdadero peso a las cosas que le suceden), es que ha bajado la guardia un poco ... ya veremos cómo afecta esto a la secuencia de acciones futuras.
¡Sigo escribiendo! Aunque a estas alturas del año ya se siente el agotamiento. Por el momento estoy redactando el especial de navidad y me dieron ganas de traer un mini capitulo para este fic!
Pregunta Murtilla: Hola!
Si el comentario iba en serio de la cama. Jurjurjur
Me imaginé leyendo la parte de las preguntas de draco difíciles con la voz de Juan Carlos bodoque. Lo ame
Definitivamente e los chiquillos no pueden perder a Sev.
Cómo fue que del armario termino en el baño?
Saludos!
Respuesta: JJAJA, Pobre Draco, pero no puedo JAJAJAJ, la voz de Bodoque queda 10/10 en esta situación.
Es el armario evanescente, pero como esta en mal estado, es que Urquhart estuvo en un limbo de apariciones del propio artefacto. Me imagino que acabó en el baño porque tenía ganas de ir, e intentó el mismo aparecerse; pero mezclado con que dentro de Hogwarts no se puede aparecer y la magia del armario; terminó dentro de un váter. Algo así como magia accidental.
Me da un poco de pena, Urquhart es un personaje gracioso de escribir en realidad, con esa actitud fanática del quidditch.
¡Muchas gracias por comentar!
