Guerra
…..
-bien, empecemos; estamos aquí reunidos para presenciar el santo matrimonio de…. Y de….. -
Estaba tan feliz que jamás me imagine que llegaría a estarlo en algún momento de mi vida, bueno no era solamente por este día, si no desde que la conocí y la dejé entrar a mi mundo gris, el cual estaba lleno de responsabilidades, estrategias, avances, retrocesos, odio y por supuesto muerte, muerte de muchas personas y sin ningún progreso. Todo eso lo cambió ella, dejándome tomar por fin la opción que tenía vagando por mí mente, claro era en un principio así, pero que gobernante no querría la paz para su pueblo, obviamente no muchos, eso lo note con el pasar de los años, pero ella me hizo tener el valor, coraje para querer hacerlo realidad y así era…
-tienen los anillos? -
-si-
-claro-
-bien, usted acepta a esta señorita como su esposa, para amarla, honrarla, respetarla, estar con ella en la buenas y en la malas, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte las separe?-
-sí, acepto-
Tenía un plan.
La verdad es que no quería seguir mintiéndole, la verdad es que siempre quise decirle, la verdad es que al terminar esta ceremonia me disponía a decirle la verdad aunque sea poco digno, poco honorable, pero no era porque no confiara en ella si no que las circunstancias no eran aptas para decirle, pero también tenía miedo y mucho, qué pensaría de mí?. Eso también quisiera saber.
Las circunstancias también eran algo que; que decir la guerra en la que estábamos metidas era una, o más bien era la razón por la cual ocultaba mi identidad, o no toda, ya que sabía que venía de aquel imperio el cual estaba en enemistad con el suyo, ella no tenía problema puesto que estaba en la misma situación, el problema es que aún no le decía que era la siguiente en la línea de sucesión para ser emperatriz de aquel país de magia y tecnología.
-y usted señorita acepta a esta mujer en Santo matrimonio para amarla, honrarla, respetarla, estar con ella en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas hasta que la muerte las separe?-
-por supuesto-
-muy bien, entonces hay alguien que se oponga a este matrimonio?, que hable ahora o que calle para siempre -
Y la otra verdad es que antes de que eso sucediera quería terminar con esta guerra, sin sentido que había iniciado hace ya un par de años.
Sabía que en ese tema no nos gustaba meternos y era entendible sólo por la razón de que todos los días era una noticia sobre muerte de ambos lados, planes frustrados, avances insignificantes pero al final eran pasos para llegar a la rendición de uno u otro, la paz no era opción para cada imperio.
Con eso en mente también no podía decirle tan fácil, digo quien en su sano juicio diría que era la siguiente emperatriz y que mis manos estaban manchadas de mucha sangre inocente o no, a alguien tan noble como ella. Por supuesto yo no tenía las suficientes agallas.
Pero hoy era el día que tenía que hacerlo por el bien de este matrimonio que solo esperaba a que no terminara en caos, rezaba a todos los dioses su perdón y su aprobación para que ella entendiera la situación y dejase su país para venir al mío.
-si es así, entonces por el poder conferido a mí, yo las declaró esposas, ahora pueden besarse-
Era tan feliz, su sonrisa y la mía solo significaba una cosa, y eso era felicidad conseguida después de tanto o eso era para mí un sueño ya hecho realidad.
Podía escuchar su risilla junto con la mía, al acercarse a mí solo unos centímetros, el roce de sus labios con los míos eran casi ya un hecho para terminar la ceremonia, ambas cerrábamos los ojos para cerrar el trato hasta que..
-Kruger! -
Alguien interrumpía en la pequeña iglesia con solo nosotros tres; el padre, ella y yo.
Se apartó sin siquiera haberme dado el beso solo para voltear a ver a la persona que había gritado aquel nombre, que por extraño que pareciera sentía que ya lo había escuchado antes.
Lo que sí veía era que estaba sorprendida antes de darme una mirada nerviosa?.
Pero antes de sacar conclusiones o decir algo aquella intrusa ya se encontraba a su lado para decirle algo, algo que me hacía sentir ahora a mi nerviosa, razón?, bueno quien se atrevería hablar mientras la miraba fijamente con podría decir sentimientos enojados?, agresivos?.
Mi corazón era el que sabía la respuesta mi mente aun no, pero también tenía que apartar la mirada porque veía que aparecía a mi lado mi fiel amiga, sirvienta y guardiana de toda la vida, la voltee a ver sorprendida también, solo para mirar de reojo a mi esposa que, al igual que yo nos sorprendíamos de la noticia, fue en ese instante que nos soltamos y nos miramos.
No dijimos nada, pues sabíamos que información nos habían dado, pero nuestras miradas podían decir muchas cosas, tantas que era asfixiante y mi corazón se sentía peor, pero no podía decir nada, ni tampoco hacer nada, las decisiones que había tomado hasta en este entonces no podía ni siquiera reclamarle hasta que escuché algo salir de aquella mujer impertinente que había entrado alterada, preocupada.
-es nuestra oportunidad hay que matarla-
Matarla?, matarme?, Hablaba de mi eso me había quedado claro porque sus ojos y su posición no era de manera pacífica y ni que decir de mi guardiana.
-Shizuru-sama.. -
Su voz me hizo reaccionar que podía hacer, la verdad es que no mucho estábamos en un país neutral que si se llegase a crear un incidente estallara la guerra en un país donde se había firmado un acuerdo de no agresión. Aunque estábamos ya en guerra era como una guerra fría sólo para molestarnos sin que se nos olvide el odio irracional.
De un momento a otro mis pensamientos llegaban a su fin puesto que lo siguiente era que mi guardiana se ponía enfrente de mí y que aquella intrusa se abalanzara en contra mía, pero esta nunca llegó a dar otro paso más, del que había dado, ya que mi esposa… ?, la sometía contra el suelo que pude escuchar cómo se quejaba aquella del dolor.
-Natsuki! Que estás haciendo!-
-cállate Nao!-
Después de ese momento reaccione esto se estaba saliendo de la manos y yo ni podía moverme porque sus ojos me miraban.
-sal de aquí-
Fue lo único que me dijo antes de que mi guardiana sin pensarlo dos veces me sacara arrastras de la iglesia.
