- Jeanne. – Gilles se acercó a la santa, esta estaba un poco dudosa de si hablarle, a pesar de haber dicho sobre que podrían descansar, el asunto sobre la bruja dragón seguía bastante activo y estar a su lado podría perjudicarlo de alguna forma. – Eres la verdadera Jeanne ¿cierto? Debemos hablar.
- … Lo siento Gilles, no me gustaría que salgas lastimado por hablar conmigo, eso dañaría tu imagen como mariscal.
- No importa, he esperado poder volver a hablar contigo, además no puedes ser aquella que mató al rey, esos ojos que me miran con tristeza… nadie que sea mala pondría ese tipo de mirada. – La rubia se sorprendió por unos segundos, ya después sonriendo suavemente.
- Gracias Gilles… me has apoyado cuando más lo necesitaba, durante la guerra y en los momentos más duros me brindaste tu ayuda y eso hacía que quisiera seguir adelante y no rendirme… eres una persona importante para mí, por eso no quiero que te asocies conmigo por el momento. Prometo que acabaré con esa otra yo que está destruyendo Francia, es lo menos que puedo hacer. – Jeanne sonrió sinceramente, una sonrisa que parecía brillar totalmente. Gilles bajó la mirada con resignación, soltando un suspiro.
- Muy bien… estaré esperando, siempre seré tu fiel caballero y aliado más importante.
- Eso lo sé, vendrás a ayudarme cuando más lo requiera… por ahora nos despedimos, gracias por lo de antes.
- No es nada, y no es una despedida, es un hasta luego.
- … Es cierto… nos vemos. – Jeanne se despidió de Gilles, alejándose poco a poco para reunirse con los demás, el caballero la vio irse con una sonrisa.
- … Cuídate… mi querida santa.
- Lamento la tardanza. – Jeanne regresó con el resto, Haji estaba tirado prácticamente en el suelo, con Emiya suspirando debido a la falta de resistencia física de su master, Medea riéndose de forma burlona y Martha picándolo con una vara, los demás descansaban, con Marie cerca de Siegfried.
- Bienvenida de regreso Jeanne ¿Ya terminaste de hablar? – Preguntó la reina, la rubia asintió.
- Sería mejor que nos fuéramos de una vez, Siegfried necesita descansar bien. – Comentó observando al caballero, este aún continuaba en dolor por esa herida.
- Lo siento… si no me hubiera causado esta herida antes… - Le costaba trabajo hablar, Jeanne le calló.
- Por ahora debes descansar, vayamos a un mejor sitio donde recostarlo.
- Entendido, es hora de partir. – Con sus respectivas montaduras, empezaron a alejarse para encontrar un mejor sitio donde asentarse, el peligro pasó de momento para ellos.
Para su suerte pudieron encontrarse en un fuerte abandonado donde pueden estar tranquilos, ya al entrar en el recinto abandonado, se pudo recostar a Siegfried en un sillón que estaba por ahí, Haji igualmente fue a recostarse para recuperar algo de energías.
- Por ahora descansa Nii-san, yo veré el resto. – Aconsejó Rika antes de dirigirse donde estaba el saber, ahí se encontraban Jeanne, Mash y Marie. - ¿Cómo está todo aquí?
- Master… todo bien, aunque esa herida de Siegfried está bastante mal. – Comentó la santa.
- Parece ser una maldición… no es algo que pueda curarse de forma normal... – hizo el intento de hablar el saber.
- Tengo habilidades curativas, pero no puedo hacer nada contra ello. – Comentó la Rider con algo de pena.
- Debió ser durante ese gran ataque, llegaron servants intentando destruir la ciudad y uno debió hacerme esto… por suerte otro servant logró esconderme para no morir… creo que tenía un dragón con ella… que parecía una tortuga.
- Debes referirte a mí. – Martha se acercó cuando escuchó que la llamaban. – Lo siento si no recuerdo mucho… estaba bajo el control de la bruja y creo que algunos recuerdos están confusos, pero si siento que te haya visto de algún modo.
- Si, eres tu… te agradezco el haberme salvado en esa ocasión.
- No fue nada, creo que en ese momento tenía algo de mi mentalidad despierta y te ayudé. – Sonrió Martha. – Ahora, respecto a esa herida, creo que podríamos hacer algo.
- ¿Podrías curarlo de alguna forma? – Preguntó Rika.
- Puedo, pero por mi cuenta no es suficiente, siento que hay múltiples maldiciones manteniendo la herida, necesito de alguien más.
- Aunque sea una santa, mi poder está bastante bajo, no creo ser de ayuda… - Jeanne bajó la mirada, Marie posó su mano sobre el hombro de la rubia.
- Al menos tienes buenas intenciones, si pudiéramos encontrar a otro servant que sea un santo.
- Eso es una posibilidad. – Roman apareció de repente. – La otra Jeanne fue invocada como bruja, por lo que no debe ser raro que el grial invocara a otro santo como contramedida, ya tenemos a Martha de nuestro lado, buscar a otro más voltearía la situación.
- Es verdad, hay más servants por ahí que no están bajo su control, podríamos buscarlo. – Rika asintió.
- Sería lo mejor, hay que estar juntos en todo esto, siendo más de lo que ya somos, nos ayudaría bastante. – Sonrió Marie.
- Quizás no sea lo más apropiado decir esto, pero separarnos de momento podría aumentar nuestro rango de búsqueda. – Sugirió Martha. – De ese modo podremos buscar al resto de servants invocados y con ello encontrar a otro más para curar a Siegfried.
- Bueno, somos bastantes, no estaría mal. – Rika pensó que era buena idea.
- Bueno, actualmente Francia tiene su territorio reducido drásticamente debido a ser una singularidad, por lo que no nos tomaría mucho llegar a otras ciudades. – Comentó Mash. – Si nos separamos, no tardaremos bastante en llegar hacia el otro para ayudar.
- Pues entonces que así sea, ya lo tenemos decidido. – Marie cerró la discusión con ello.
En otro lado, Haji apenas se estaba levantando, ya su cuerpo no estaba tan adolorido como antes por correr varios metros.
- ¿Se encuentra mejor master? – Preguntó Medea sin perder su sonrisa, el pelinegro estiró sus brazos.
- Mejor que antes… realmente correr no es lo mío.
- Debería corregir esa falta de actividad física, podría ser perjudicial en próximas misiones. – Sugirió Emiya mientras enarcaba su ceja.
- Lo sé... Rika es la más aficionada a los deportes, yo prefiero usar el intelecto para resolver mis problemas.
- Debería mantener un equilibrio entre ambos, un buen guerrero sabe luchar de múltiples formas. – Comentó Arturia.
- A mí no me molesta que sea débil, me hace sentir familiarizado con usted. – Mozart estaba alegre de cierta forma, Haji soltó un bufido.
- Que digas eso no me hace sentir mejor… intentaré arreglarlo una vez terminemos con esta singularidad.
- Master… hay servants cerca de aquí. – Arturia se puso seria, así como el resto de sus servants. El resto se acercó hacia ellos.
- También debieron sentirlo. – Comentó Mash. – Doctor ¿puede decir donde se localizan estos servants?
- Estoy en ello… los he encontrado, dos señales se encuentran en Thiers, no está muy lejos de aquí por lo que pueden llegar.
- No hay tiempo que perder, vamos.
Comenzaron a dirigirse hacia aquella ciudad, gracias a las monturas, no les llevó mucho tiempo, pero poco a poco vieron llamas alzándose, signo de una pelea que se llevaba a cabo.
- Las llamas se ven intensas ¿no será la otra Jeanne? – Preguntó Marie.
- No creo… las veo muy distintas, no son como las de ella. – Pensó Martha.
- Solo hay una forma de averiguarlo. – Se fueron acercando más hasta finalmente llegar a la ciudad; ahí, una gran llamarada causó que se detuvieran al instante.
- ¡Cuidado! – Mash usó su escudo para cubrir a Rika y no le alcanzaran esas llamas. – Eso estuvo cerca…
De repente una figura salió volando, rompiendo un muro de piedra y cayendo al suelo, los demás vieron de que se trataba,
- Maldición… maldita lagartija japonesa… - Aquella figura se levantó, una chica de cabellos purpuras, llevaba un vestido de una pieza color negro y blanco, detalles que resaltaban en ella era los cuernos sobre su cabeza y la cola de dragón a sus espaldas.
- Fufu~ ¿Qué pasó? ¿Ya te cansaste? – Alguien más apareció, una chica en un kimono blanco, de cabello verde pálido, igualmente con cuernos en su cabeza, veía a la otra con una sonrisa burlona. – No me digas que es todo lo que tienes que ofrecer, Elizabeth.
- Realmente me tienes harta, ahora si acabaré contigo tú, intento de acosadora.
- Eso duele ¿sabes? No soy una acosadora, solo me gusta ser devota hacia quien amo, yo, Kiyohime te demostraré que no puedes vencerme. – La chica llamada Elizabeth se lanzó hacia su contrincante, atacando con la lanza que llevaba en mano, el resto se limitó a observar.
- … Supongo que llegamos en mal momento. – Comentó Rika viendo a las dos chicas luchar.
- Debemos detenerlas, podrían ser aliadas. – Comentó Mash, ya ambos hermanos vieron el miasma cubriéndolas.
- No creo que puedan escucharnos, solo con la fuerza podremos detenerlas. – Pensó Haji.
- Pienso lo mismo, todos esos gritos me ponen nerviosos, solamente están contaminando el ambiente. – Mozart tenía sus manos en sus oídos. – Permítame ir contra ellas master.
- Yo igual ayudaré. – Martha se acercó. – No es bueno que destrocen la ciudad, alguien debe de detenerlas.
- Ya que todos están con ello, no tengo problemas en pelear también. – Marie se acercó. – Claro que no puedo pelear con los puños o tengo un arma, pero la velocidad de mi caballo de cristal podría ser de ayuda.
- Muy bien, se los encargamos a ustedes. – Sonrió Rika, los tres servants asintieron.
- ¡Lagartija mexicana!
- ¡Loca de remate! – Ambas se seguían insultando cuando de repente algo se acercó a ellas a gran velocidad, ambas lo esquivaron. - ¡Quien osa atacarme!
- Hola chicas, no deberían estar peleando aquí, no es bueno para la gente inocente que involucran. – Marie estaba sobre su caballo de cristal, y Martha sobre Tarasque con Mozart también. – Así que sean chicas buenas y llevémonos todos ¿sí?
- ¡Como si fuera a llevarme bien con ella! – Ambas se señalaron al mismo tiempo, mirándose furtivamente.
- Marie, eso no sirvió de nada. – Mozart tenía un gotón sobre su cabeza, la Rider infló sus mejillas.
- No perdía nada en intentarlo.
- Solo hay una forma de calmarlas. – Martha dirigió a Tarasque para moverse rápidamente hacia ambas, soltando un rugido, el dragón comenzó a correr, Elizabeth y Kiyohime saltando a los costados para esquivar el ataque.
- ¡Así que quieren pelear con nosotras, ya después me encargaré de ti acosadora, tengo unos cerdos malcriados que matar! – Elizabeth se puso en posición.
- Lo mismo te digo lagartija mexicana, nadie más te matará que no sea yo. – Kiyohime extendió su abanico, sacando llamas azules a su alrededor.
- ¡Ahí vienen! – Las respectivas monturas empezaron a correr, Elizabeth iba detrás de Tarasque mientras Kiyohime dirigía sus llamas hacia Marie y su caballo de cristal. – Caster, intenta debilitarla.
- Entendido Martha. – El caster comenzó a invocar instrumentos, tocando una melodía cuyas ondas eran dirigidas a la lancer, esta esquivaba velozmente las ondas con una sonrisa siniestra. – Esto es malo, no logra alcanzar.
- ¡Ese intento de música no es nada contra mí! – Elizabeth saltó para atacar encima, Martha interpuso su bastón bloqueando el ataque, en ese momento lanzó un puñetazo hacia el abdomen de la lancer. - ¡Uoorgh!
- ¡Aprovecha el momento Tarasque! – Ambos se bajaron mientras el dragón se lanzó hacia Elizabeth, girando velozmente en una tacleada que quiso debilitar a la lancer, esta bloqueó el inminente ataque, poniendo su fuerza para no volar hacia atrás.
- Estúpido… dragón… ¡Aaah! – Elizabeth logró apartarse del ataque de Tarasque, aunque estaba jadeando por el esfuerzo. – Lo hice… nadie puede derrotar a la súper idol Liz-chan…
- Buena posición. – Mozart dirigió una onda de sonido hacia Elizabeth, cayendo sobre sus rodillas, sintiendo como sus energías comenzaban a ser drenadas. – Fue útil aprovechar el momento para posicionarme detrás e inmovilizarte.
- Justo lo que necesitaba. – Martha sonrió, Haji vio el medidor de NP, listo para activarlo.
- ¡Muy bien Rider, acaba con ello! – Apretando, el brillo rodeó a la santa.
- Es hora de arrasarlo todo ¡Tarasque! – Martha dio un salto hacia atrás del dragón, dando la vuelta, golpeó con su bastón a Tarasque el cual comenzó a volar velozmente hacia Elizabeth que no podía hacer nada, la lancer solamente pudo ver como el dragón fue hacia ella, siendo golpeada de lleno.
- ¡Aaaaaaahhh! – Una explosión se llevó a cabo mientras Elizabeth voló unos metros en el aire hasta aterrizar pesadamente en el suelo. – No puede ser…
Mientras tanto, Marie seguía ocupada con Kiyohime, aquellas llamas que tomaban forma de dragón no dejaban de perseguirla, moviéndose casi a la misma velocidad que su caballo.
- Esto se hace tardado… debo librarme de esto de alguna forma. – Comenzó a pensar la Rider, Kiyohime no dejaba de dirigir el ataque hacia ella.
- No creas que puedes escapar de esas llamas, todos mis sentimientos están contenidas en ellas y esperan ansiosamente a Anchin-sama. – Empezó a reír la Berserker. El caballo dio una vuelta en curva, a pesar de ello le seguían.
- Marie. – Mash llegó a su lado subiendo al caballo, la Rider sonriendo.
- Mash, llegas a buena hora.
- No puedes hacer nada si las llamas te persiguen, no te preocupes, te protegeré con mi escudo.
- Muchas gracias, ahora puedo ir con todo. – Finalmente el caballo comenzó a galopar rectamente hacia Kiyohime.
- Así que ya no más persecuciones, como quieras, eso no cambiará nada. – Lanzó llamaradas hacia el caballo, pero estas desaparecían, la shielder se ponía enfrente para cubrirla. - ¿Eh?
- No le harás daño a Marie, ahora terminaremos esto.
- Estoy de acuerdo. – Rika vio su pantalla, activando el NP de la Rider.
- Acabemos esto con elegancia ¡Guillotine Breaker! – El caballo se cubrió de un brillo, aumentando su velocidad, Kiyohime empezó a desesperarse lanzando más llamas, pero era inútil, el caballo la golpeó con toda su fuerza.
- ¡Kyyyaaah! – La Berserker se precipitó en el suelo, ya totalmente inmóvil, ambas fueron derrotadas.
- Eso fue rápido. – Pensó Haji.
- Supongo que estaban agotadas al pelear entre ellas, al menos facilitó las cosas. – Rika comenzó a acercarse a ellas. - ¿A quién escoges Nii-san?
- … Me arrepentiré por esto, pero voy por Kiyohime, tener una Berserker me ayudará.
- Entonces voy por Liz-chan entonces. – Se acercaron a ambas. – Serán necesarias en la batalla, contaremos con ustedes ¡Realizar captura!
Ambos lanzaron los rayos hacia ellas, purificándolas y entonces desapareciendo, ya mostrándose la pantalla de captura exitosa.
- Finalmente se terminó… pero ahora, no podemos tener más de seis servants. – Haji Observó la pantalla, tenían su party completa. – Tendremos que reemplazar a alguien.
- Eso lo sé… y ellas dos son necesarias en la historia ¡Lancer! – Llamó a Proto Cu, este se acercó. – Lo lamento, pero tendrás que regresar, fue bueno que lucharas hasta ahora.
- No te preocupes master, lo entiendo, fue bueno mientras duró, espero tener otras oportunidades más adelante. – Sonrió Proto Cu, Rika apretó su icono, causando que desapareciera.
- Caster, lo mismo, gracias por luchar hasta ahora.
- Entiendo master, fue divertido, estaré esperando su regreso. – Apretó el icono de Medea, ya en ese momento ambos apretaron los iconos respectivos de Elizabeth y Kiyohime, ambas chicas aparecieron.
- Servant Lancer, me llaman Elizabeth Bathory, espero contar contigo como mi productor y ser una gran idol.
- Berserker, me conocen como Kiyohime, usted debe ser Anchin-sama… - La peliverde abrió su abanico cubriendo su boca.
- ¿Ya están calmadas? – Preguntó Rika, ambas se vieron a los ojos antes de voltearse soltando bufidos.
- Siempre y cuando me mantenga alejada de esa acosadora, estaré bien cerdita.
- No es necesario. – Kiyohime se puso detrás de Haji, abrazándolo por la espalda. – Toda la furia que tenía antes se ha ido, todo gracias a master, le confiaré mi vida y mi cuerpo de ser necesario fufu~
- Esto era lo que temía… - Haji se llevó la mano a la frente, la Berserker reía suavemente.
- No se preocupe master, prometo que respetaré su espacio, siempre y cuando solo me vea a mí, seré una gran esposa para usted.
- Resista master, pronto se acostumbrará. – Comentó Emiya con un rostro estoico, algo que podía esperar del Archer.
- Al menos ya están en paz… todo está calmado. – Mozart se pudo relajar.
- ¿Podemos preguntarles algo? – Mash se acercó a las nuevas servant. - ¿Han visto otros servants por aquí?
- ¿Uh? Bueno, además de esta loca desquiciada de aquí, no he encontrado a algún otro. – Comentó Elizabeth a la vez que insultaba a Kiyohime.
- Es una falta de respeto llamar loco a alguien, solamente buscaba a una persona con la cual pudiera darle todo mi amor, estoy feliz de por lo menos tener a alguien a mi lado, tú eres la loca por bañarte en la sangre de chicas jóvenes.
- Al menos soy más cuerda que tú, señorita "quemé a alguien dentro de una campana"
- ¿Quieres probar mis flamas?
- ¡Ya basta! – Gritó Haji. – Somos del mismo equipo ahora, así que no peleemos y vamos a colaborar ¿entendido?
- Ah, master es tan varonil, si tú lo dices, entonces no lucharé con esta lagartija mexicana. – Kiyohime se pudo calmar mientras sujetaba el brazo de Haji, Elizabeth soltó un suspiro.
- Cerdita, si me mantienes alejada de esa psicópata, no tendré problemas en ayudarlos.
- Como digas. – Afirmó Rika.
- Al final no hubo ningún santo aquí. – Mash soltó un suspiro. – Esperábamos encontrar algún servant que igual sea santo.
- No me hagan de menos. – Comentó Elizabeth con un rostro inexpresivo. – Ahora que estoy yo aquí no deberán temer nada, ya una vez acabemos con esa estúpida de Carmilla, podré empezar mi carrera en ascenso como la mejor idol que existirá en el universo.
- Así que buscan santos, da la casualidad que conozco a uno. – Comentó Kiyohime cubriendo su boca con su abanico.
- ¿En serio? – Preguntó Mash.
- Llegué a encontrarme con él en una ocasión, casi me ataca, pero vio que no formaba parte del grupo de la bruja y me dejó ir, dijo que se llamaba Giorgios.
- Conocido como Santo George, no podría ser una mejor oportunidad ¿sabes dónde está? – preguntó Roman.
- Bueno… él se fue hacia el este, por lo que debería estar por ahí.
- Muy bien, entonces ahora podríamos empezar a separarnos. – Rika vio a su hermano. – Nii-san, mis servants y yo iremos a buscar a Giorgios, tu podrías encargarte de los otros asuntos.
- No hay problema, somos varios aquí por lo que nos la arreglaremos.
- Muy bien, entonces debemos ir, si pudieras Marie.
- Entendido master. – Con su carruaje de cristal, se subió ella, así como el resto. – Cuando lleguemos les vamos a avisar, Amadeus, no causes problemas.
- Lo dices como si fuera a causarlos, nos vemos después. – Soltó un guiño el caster, de ese modo el carruaje comenzó a irse.
- ¿Qué hacemos mientras master? – Arturia se acercó a Haji.
- No creo que debamos alejarnos bastante para que Rika y los demás nos encuentren, supongo que podemos descansar de momento, Siegfried lo necesita. – Comentó el pelinegro observando al saber.
- Lo siento… solamente los estoy retrasando… - Se disculpó, Haji negó con la cabeza.
- Eres necesario para que podamos derrotar a Fafnir, no te hagas de menos, por ahora busquemos un lugar para que puedas recostarte, algo de tomar no estaría mal.
- Oh, master, si desea podríamos compartir del mismo vaso, sería muy romántico. – Kiyohime se llevó las manos a sus mejillas, imaginando todo tipo de situaciones.
- No, gracias, solo quiero agua de beber. – Respondió con un rostro inexpresivo. De momento ellos fueron a descansar, esperando que Rika y sus servants regresen pronto.
- No está muy lejos de aquí, ya siento a un servant cerca. – Comentó Jeanne mientras iban en el carruaje, Rika observaba de frente como una ciudad se alzaba frente a ellos.
- Es ahí ¿no? Por lo menos no fue tan alejado de lo que nos dijo Kiyohime-san.
- Bueno, esa psicópata fue útil esta vez. – Comentó Elizabeth. – Igual, esta ciudad podría ser una buena sede para dar un concierto.
- Deberíamos apurarnos en encontrarlo, no podemos permitir que Siegfried sufra más por esa maldición. – Comentó Jeanne decidida, Rika asintió.
- Muy bien chicas, aquí estamos. – El carruaje llegó a la ciudad, el grupo se bajó, observando la ciudad, por lo menos estaba relativamente bien, el grupo de la otra Jeanne no había llegado ahí por suerte.
- Ahora solo debemos encontrarlo… ojalá no tardemos demasiado. – Pensó Jeanne por lo bajo.
- Ustedes. – Escucharon una voz cerca de ellas, un hombre cubierto de una armadura rojiza, cabello castaño largo y portando una espada se acercó. – No intenten nada en esta ciudad, ya hay suficientes problemas afuera.
- No te preocupes, somos buenos servants, me llamo Marie Antoniette. – Se presentó la Rider.
- … Ya veo, así que no están con el enemigo, y la otra debe ser la santa, sería mejor no pronunciar su nombre, incluso hasta aquí ha llegado las noticias de la bruja dragon, y el resto…
- Soy Rika Shimamura, todos aquí son mis servants. – Se presentó la pelinaranja.
- Un master, eso sería de mucha ayuda, fui invocado de repente y estuve viajando hasta el momento hasta que supe todo lo que sucede.
- Justamente vinimos aquí porque te necesitamos, tenemos un servant que está herido debido a una fuerte maldición y solamente un santo podría removerlo, tenemos a otra santa con nosotros, entre ambos podrían hacerlo. – Comentó Jeanne.
- Lo entiendo, la gente aquí está evacuando debido al peligro, así que una vez terminen con las preparaciones, podría ir con ustedes. – Sonrió el Rider.
- Esto Giorgios-san. – Rika se dirigió hacia él. - ¿No sientes como repentinos deseos de atacarnos? Ya hemos peleado contra servants corruptos.
- No realmente, me había fijado anteriormente cuando me encontré a la Berserker, pero ella fue de otro tipo, no me siento necesariamente de esa forma. – Asintió Giorgios, Rika pudo sentirse aliviada.
- Me alegra… no me gustaría pelear en este momento, eso significa que después podrás unirte a nosotros ¿no? Tu ayuda sería buena.
- Si eso es lo que tienen en mente, no hay razón para rechazarlo. – En ese momento escucharon rugidos. – Wyverns… sería bueno que se apuraran, antes de que haya heridos.
- No es solo eso… la estoy sintiendo, ella está aquí. – Jeanne se mostró alarmada.
- Enemigos… - Kojiro se puso en posición, así como Medusa.
- ¿Te refieres a la bruja dragón? Esto no es bueno, no puedo irme aún si la gente no ha evacuado totalmente, debo de protegerlos. – Giorgios se mostraba preocupado.
- No te preocupes, te ayudaremos a luchar. – Rika se mostraba decidida, el santo sonrió.
- Eso sería bueno…
- Un momento. – Marie interrumpió. –Entiendo el fuerte deseo de proteger a la gente, eso realmente me llena de gusto, si no te importa ¿podría tomar ese deber? Quedarme aquí y ayudar a la evacuación.
- ¿Marie? – Jeanne se mostraba asombrada. La Rider soltó una pequeña risa.
- Amo a este país y su gente, como su reina tengo el deber de protegerlos y salvarlos, así que me gustaría poder tomar ese rol, si no es que a San Giorgios le importe.
- … Si así lo desea, entonces no tengo razones para negarme.
- Espera, Marie… - Jeanne quiso replicar, pero la Rider le detuvo.
- Debes entenderlo Jeanne, no tenemos mucho tiempo ya demás Siegfried necesita tener su maldición removida, mientras más rápido nos movamos, mejor ¿no?
- Es verdad, pero… - La ruler se estaba sintiendo frustrada, en ese momento vio a Rika. – Master, dígale algo, ella no puede luchar sola aquí, por lo menos deberíamos asistirla.
- Jeanne-san… no puedo hacer eso, Marie-san desea quedarse aquí y yo respeto su decisión, además no quisiera que me odie si hago lo contrario. – Observó a la reina, ambas compartieron una sonrisa. – Todo estará bien, ella volverá.
- Si… por si acaso, díganle a Amadeus que espero escucharlo tocar una vez, estaré esperando eso. – Rika asintió a su petición, la Rider invocó el carruaje con un caballo. – No deberé tardar mucho en alcanzarlos.
- Muy bien… - Rika se subió así como el resto, Jeanne volteó a ver una última vez con un rostro de preocupación, Marie le sonrió antes de que se subiera, el carruaje comenzó a irse.
- Se han ido… ya estoy sola, así como querías Sanson. – El mencionado se apareció detrás de un muro, presentándose a Marie con una sonrisa.
- Esperabas esto ¿no? – Preguntó el ejecutor, Marie le vio fijamente con una sonrisa suave.
- No quería involucrarlos, después de todo soy tu objetivo ¿no? – El Assassin empezó a reír suavemente.
- Ese fue un acto noble de tu parte, fácilmente pudiste haber huido con ellos y vivir un poco más, acabas de darme la facilidad de cortarte la cabeza.
- No me importa… no sé si realmente acabe muriendo aquí o no, pero puedo decir que realmente amé pelear por una causa justa, nunca pude hacer nada por este país cuando estuve con vida, puede que sea tarde pero ahora tengo una oportunidad de conseguirlo, y la tomaré con fuerza, así signifique que tenga que detenerte en este lugar.
- Muy bien, si deseas caminar directo a tu muerte, no soy quien para detenerte. – El Assassin sacó su espada, mirando fijamente a la Rider. – Disfrutemos juntos, como en los viejos tiempos…
- Te estoy esperando Sanson. – Marie se paró frente a él, sin dejar de sonreír. – (Parece que se termina aquí todo… gracias por darme esta oportunidad, master…)
Finalmente Elizabeth y Kiyohime se han unido, y si me mantuve a ese sistema de solo seis servants por master, como ambos comparten a Mash y cuenta como uno solo, pero ya más tarde arreglaré eso, mientras acabé el cap en ese cliffhanger ¿que pasará? Esperen al próximo cap. Saludos.
