Bien, primero que nada, hola a quienquiera que lea esto.

Quiero dar las gracias especialmente a jean d'arc (una de las suposiciones sobre Ygritte se cumple en este capítulo), alfil94 (me alegra que te encante la historia), green wolf (si, se pone más complicada la situación, pero no demasiado. Ya verás), fanatico z (y aquí se viene la guerra) y Coatl9 (¿Enserio Jon y Catelyn recuerdan a un par de adolescentes tímidos?) por sus hermosos reviews, que me alegran el día cuando los recibo.

En una nota más pequeña gracias a los que tienen la historia entre sus favoritos o la siguen. Anímense a dejar un review ¡el teclado no muerde!¡Y yo tampoco jaja!

Bien, ahora si vamos a lo que nos trajo hasta aquí.

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Jon

Marcharon durante horas en dirección al este, cruzando árboles y pequeños arroyos de aguas frías cada cierto tiempo. Tormund cabalgaba a la derecha de Jon y Tomarg a la izquierda. El sol apenas estaba saliendo cuando ellos lo hicieron del campamento, pero era más allá del mediodía cuando llegaron al punto que había elegido. Era una sección del bosque en la que los árboles eran más espesos, unidos tan cerca que en algunos puntos dos de ellos podían ser confundidos por uno solo, y la mayoría tenía ramas lo bastante gruesas como para sostener a un hombre. La nieve era lo bastante alta para ocultar las raíces que sobresalían en algunos puntos y los pequeños montículos que salpicaban el terreno. Era perfecto.

Giro la cabeza y paso la mirada por los 5.000 guerreros que lo seguían: 400 jinetes, 600 thennitas armados y protegidos con bronce, 200 pies de cuerno, otros tantos hombres de las cavernas, 900 más armados con escudos y entrenados por él o por alguien a sus órdenes, y 250 saqueadores. El resto eran del pueblo Libre, guerreros todos, pero más acostumbrados a pelear entre sí que unirse contra un enemigo común. Pelear con estrategia era algo nuevo para ellos.

Por último venían un centenar de caballos cargados con palos, pieles y sogas.

Pensó unos momentos más antes de llamar a todos los jefes. Observo con cuidado a cada uno. Styr, como Magnar, era el líder obvio de los Thenn. Uggart y Lonnel estaban al mando de los pies de cuerno y los hombres de las cavernas respectivamente. Jon mismo estaba al mando de los 900 guerreros entrenados, y para su desgracia el Llorón lideraba a los saqueadores. Por último, los hombres y mujeres del Pueblo Libre eran dirigidos por 6 personas en total: Tormund, Aki Veintehijos, Gerrick Sangrereal, Morna Máscara Blanca, Kileg de la Oreja de Madera y Soren Rompescudos. Los caballos estaban al mando de Harma Cabeza de Perro.

"De acuerdo" comenzó, consciente de que todos lo estaban escuchando "Antes que nada, ya saben por qué estamos aquí"

"Para matar a los arrodillados por sorpresa" gruñó Harma Cabeza de Perro.

"Así es" confirmó él "Pero antes debemos aclarar algo. Nuestro principal objetivo es la caballería. Con la infantería podremos tratar luego si hace falta, pero la caballería no puede salir de esta batalla de ninguna forma" dijo imprimiendo a su voz toda la seriedad posible. Los otros lo miraron con seriedad.

"¿Cuál es el plan?" preguntó Aki. Por la mirada que los otros dieron era obvio que también querían saber. Jon tomó una rama caída y respiró hondo antes de empezar a explicar.

"De acuerdo" dijo, al tiempo que hacía una marca en la nieve inmaculada ante él "Montaremos el campamento en este mismo punto, entre los árboles, pero solo una pequeña parte de las tiendas" hizo una línea curva junto a la marca "y en el este pondremos trampas ocultas"

"¿Qué clase de trampas?" preguntó Lonnel, su rostro cubierto de pintura azul observando fijamente a Jon.

"Pozos pequeños, cubiertos de nieve, y hombres hábiles con sogas escondidos en las ramas de los árboles" explicó Jon "un caballo puede fácilmente romperse una pata en uno de estos pozos. Pero es poco probable que todos caigan, así que los hombres en las ramas deben usar las sogas para sacar de sus monturas a los que no caigan en los pozos" con las monturas de sus compañeros con las patas rotas, los demás jinetes estarían más concentrados en mirar hacia abajo que arriba.

La mayoría estaba asintiendo ante la idea, y unos pocos sonreían. Tormund fue más vocal "Me gusta la idea. Los cogeremos de los huevos y los sacaremos de las sillas, JA" dijo con una sonrisa en la que faltaban varios dientes.

"¿Dónde estaremos todos mientras esto pasa?" cuestionó Morna a través de su máscara de arciano blanco.

"Tormund, tu estarás al mando de unos pocos cientos que estarán regados por el campamento. Haz muchas hogueras, que el humo sea bien visible desde lejos, pero no pongas centinelas. Tampoco habrá empalizadas; quiero que los caballeros piensen que esto es un campamento desorganizado y distraído; una presa fácil en un ataque por sorpresa. Cuando los veas debes sonar tu cuerno. El primer toque será para avisar a los que están afuera de las tiendas; que intenten crear una formación para defenderse. Tú, Morna" dijo, mirando a la mujer con mascara "estarás oculta dentro de las tiendas, junto con tus hombres. Lo mismo harán ustedes 4" comentó, señalando a Soren, Aki, Gerrick y Kileg.

"Casi dos millares de hombres en dos centenares de tiendas. Estaremos muy apretados" comentó con una mueca Gerrick Sangrereal. De inmediato los demás lo miraron, unos con fastidio y otros con expresión aburrida, como si no les sorprendiera que soltara semejante estupidez.

"No será mucho tiempo" aseguró Jon, restándole importancia al comentario "pero deben estar en silencio" dijo, teniendo cuidado de decir cada palabra con toda claridad "En caso de que envíen a explorar a alguien, no debe escuchar nada que les parezca sospechoso" los 5 jefes que estarían ocultos asintieron en comprensión, aunque Sangrereal se veía insatisfecho.

"¿Y dónde estaremos los demás?" preguntó Uggart. Jon miró al pies de cuerno por un momento antes de volver la vista a la nieve sobre la que explicaba su plan.

"Tan pronto como Tormund suene el cuerno por segunda vez Morna y los otros ocultos en las tiendas saldrán y atacarán a la caballería. Tú y Lonnel estarán ocultos en el bosque al sur este, cubiertos con pieles y nieve, y cuando escuchen el segundo cuerno saldrán y atacarán por detrás a la caballería, que para ese entonces estará concentrada en repeler a los que vengan del campamento" a medida que lo decía Jon trazaba una línea desde un punto a la derecha y la iba moviendo hasta que quedaba a separada solo por un pequeño espacio de la marca que denotaba el campamento de Tormund "ahora bien, recuerden esto" dijo, mirando a los 8 caudillos cuyas posiciones ya estaban definidas "si deben enfrentar a un soldado a caballo ataquen las piernas del animal, que no tendrán protección. En cuanto a los caballeros con armadura de acero, olviden el pecho y la cabeza. Traten de cortar debajo de la axila, detrás de la rodilla o a la altura del codo. En general son las partes que la armadura deja más descubiertas" solo algunos asintieron, pero Jon no tuvo duda de que todos estaban prestando atención a estos consejos en particular. Después de todo, ninguno había peleado contra caballeros con armadura hasta hoy.

"Styr" continuó Jon, mirando al hombre sin parpadear "tú atacarás a la infantería por el este tan pronto como la caballería haya cargado contra el campamento. El Llorón atacará por el norte al mismo tiempo" ambos hombres se miraron como si quisieran arrancarse la garganta, pero no hubo protestas, cosa por la que Jon estuvo agradecido "asegúrense de no cometer hombres en un ataque por el oeste, ni mucho menos por el sur" les ordenó a ambos.

"¿Por qué?" Sigorn, junto a su padre, hizo la pregunta obvia.

"Porque cuando se den cuenta de que la batalla está perdida intentarán huir si ven que hay un camino despejado. Persíganlos pero no muy lejos; dejen ese trabajo a nuestros jinetes. Cuando vean a nuestra caballería deben dar media vuelta y apoyarnos en contra de la caballería enemiga restante ¿entendido?" ambos hombres se veían infelices con esto. Seguramente esperaban el privilegio de saquear a los que mataran, pero no podía ser.

"Espera un momento" dijo de pronto Kileg de la Oreja de Madera "no has mencionado a los reclutas que has estado entrenando" señaló, al tiempo que una mirada desconfiada aparecía en su cara.

Todos los demás lo miraron en ese momento, con diferentes expresiones en el rostro. Algunas recelosas, otras expectantes, y unas pocas con seriedad.

"Los reclutas estarán bajo mis órdenes, como dije antes. Tan pronto como la batalla comience ellos se ubicarán en la brecha que habrá entre la caballería y la infantería para evitar que una pueda ayudar a la otra. Una vez que tanto la caballería como la infantería enemiga estén comprometidas los reclutas se separarán en tres grupos de 300 hombres cada uno. Uno estará a mi mando; lo llevaré hacia la caballería y cerraré cualquier brecha por la que pudieran escapar jinetes. El segundo grupo golpeará a la infantería por el oeste y la dejará con una sola opción para retirarse: el sur. Donde nuestra caballería los estará esperando" hubo algunas sonrisas e incluso un par de risitas al decir eso "Y el tercero se quedará en el medio, para evitar que cualquiera de uno de los grupos intente auxiliar al otro, y también como reserva, en caso de que uno de los ataques sea insuficiente y requiera refuerzos" este último comentario recibió asentimientos. Entonces Jon los despidió y cada quien fue con los suyos para empezar a prepararse, a ellos y al terreno. Lo último que todos debían hacer era asegurarse de borrar sus huellas en la nieve; no podían dejar ningún rastro que denotara que allí había más de unos pocos cientos.

Una vez solo Jon se puso a pensar, y contra su voluntad no pudo evitar una pizca de miedo ante lo que vendría en pocas horas. Este plan dependía en gran medida de la suerte y de que los jefes supieran controlar a los suyos durante la espera. Pero más que nada dependía de la naturaleza del enemigo.

Jon había crecido escuchando a muchos norteños diciendo que los caballeros eran unos imbéciles llenos de orgullo, arrogantes ante los que consideraban inferiores y demasiados confiados en cuanto a su superioridad en el campo de batalla. Alliser Thorne no hizo más que reforzar esas ideas durante el tiempo que lo conoció.

Sus lecciones de historia con el maestre Luwin daban testimonio de la forma en que era utilizada la caballería en el campo de batalla. Daemon Fuegoscuro en Prado Hierbaroja y los dos reyes en el Campo de Fuego, por citar dos ejemplos solamente. Los caballeros cargaban contra la infantería, sobre todo si esta no tuviera un fuerte muro de escudos y lanzas tras el cual protegerse. Los arqueros eran presa fácil, y la artillería más fácil todavía. Y un campamento que no parecía tener guardias ni empalizadas, con sus hombres distraídos, y sin ninguna ayuda posible a la vista…. sin duda sería un blanco muy tentador para una columna acorazada.

Y ahora, a punto de pelear por primera vez contra un ejército organizado, Jon no podía más que esperar a que la naturaleza del enemigo los condujera a la derrota y les trajera a ellos la victoria.

Catelyn

Era extraño, pero tan pronto como el hijo bastardo de su esposo se fue empezó a pensar en Ned. Se preguntó si, ahora que había encontrado a Jon, Ned la volvería a visitar en sus sueños para decirle algo más. Quizás algo con respecto a Jon.

Jon. Era extraño empezar a referirse a él de esa manera, pero quería creer que el tiempo la haría acostumbrarse.

Los pensamientos eran incontrolables en ocasiones, y esta resultó ser una de ella. De pensar en Ned empezó a pensar en Jon, y de Jon empezó a pensar en su madre, la mujer que había compartido con Ned.

Compartido. Esa realización era dolorosa de pensar, pero no por ello menos cierta. Ned había sido suyo, eso lo supo durante muchos años, pero había un pequeño fragmento de él que siempre sería de la mujer anónima con la que había tenido un hijo. ¿La habría amado? ¿Fue por eso que conservó al hijo de ambos a su lado, cuando tantos otros señores no hacían lo mismo por sus bastardos? ¿O fue porqué ella le dio un hijo que tenía todo el aspecto de Stark? Eso siempre se sintió como una humillación en su mente. Que una mujer de la que nada sabía, que probablemente era una campesina o puede que incluso una puta, fue capaz de darle a Ned en un intento lo que ella no pudo darle en cinco. Un hijo que pareciera un Stark.

Entonces Catelyn sacudió la cabeza. Ned estaba muerto, y con él todos sus secretos, todas sus esperanzas y deseos. No serviría de nada pensar en esas cosas, solo haría que el odio volviera, y en contra de Jon con toda probabilidad. Y tras tantas pérdidas, estaba cansada de odiar a Jon, que recién ahora entendía que no tenía culpa de nada.

"¿Hace mucho que se fue?" una voz la sacó de sus pensamientos. Alzó la vista y vio a la mujer de Jon. Ygritte, creía recordar que se llamaba. Ahora que la veía bien se daba cuenta de que era muy joven, de una edad cercana a Jon, a lo sumo unos pocos años mayor. Ella la miraba con el ceño fruncido y había en sus ojos azules un destello que despertó la incomodidad de Catelyn.

No supo porque, pero dudo un momento antes de poder responder "No, no hace mucho" le dijo. La mujer simplemente hizo un ruido con la nariz antes de sentarse y empezar a ponerse las botas. Debió estarla mirando, porque en cuanto se calzó las botas se levantó y la fulminó con la mirada "¿Qué?" le espetó la muchacha.

Por un momento pensó en decirle que no pasaba nada, pero sintió que no era buena idea, así que se decantó por la primera pregunta que le vino a la cabeza "¿Ya te despediste de él?" no supo porque lo preguntó. Se sintió como una intromisión en la relación de esta mujer y Jon.

"Las despedidas son para los muertos. Y Jon no lo está" dijo la pelirroja más joven, viéndola con el ceño fruncido. Catelyn dio un asentimiento en comprensión.

"¿Cómo te llamas?" se sintió tonta en el momento en que las palabras salieron de su cabeza. Era un pobre intento de seguir conversando.

El ceño fruncido de la joven se hizo más pronunciado "Ygritte" dijo en tono seco.

Ella le dio un pequeño asentimiento "Yo soy Catelyn" dijo. Supuso que si iban a vivir en la misma tienda al menos debían saber el nombre de la otra.

"Yo sé bien quién eres. Jon me habló de ti, quien eras y lo que fuiste para él cuando era niño" le contestó ella. Catelyn sintió el impulso de retroceder cuando la mano de la chica se acercó al cinturón donde llevaba una daga de hueso, pero ella no la tocó. En cambio se mordió el labio con fuerza antes de acercarse para estar frente a ella, sus rostros apenas separados por un palmo. Catelyn podría haber contado las pecas que llevaba la otra mujer en la nariz "Mi primer instinto cuando terminó de contarme fue buscarte y matarte antes de que emponzoñaras el oído de Jon con tus palabras, pero él no me lo permitió. Luego le sugerí que te ignorara, pero como habrás notado no hizo caso. A pesar de todo lo que hiciste y lo que no hiciste él desea cuidar de ti" ella se encogió de hombros cuando terminó, una expresión de enojo en su cara "¿Sabes porque es eso?"

Catelyn guardó silencio, sin saber cuál era la respuesta correcta. O quizás si la sabía, pero no se atrevía a decirla.

"Porque es un buen hombre. Sin importar si sus padres estaban casados o no, sin importar lo que nadie piense ni diga de él, sin importar lo que tú creas de él, es un buen hombre. Es un buen hombre cuando tomó una responsabilidad que no deseaba por el bien de muchas personas. Es un buen hombre cuando deja de lado sus propias emociones y deseos por el bien de los demás. Es un buen hombre porque es capaz de dejar algo muy importante para él para tender una mano a otros. Y es un buen hombre porque es capaz de mostrar con el ejemplo y nunca pedir a otros lo que no está dispuesto a hacer él mismo"

"…. Sé que es un buen hombre" las palabras salieron bajas y débiles. No fue capaz de decir más. Las palabras no aparecieron, no importa que tanto lo intentara.

"¡Sí, lo es!" reafirmó la mujer frente a ella, con tal pasión que Catelyn no dudó ni por un instante que creía totalmente lo que decía. Entonces ella acercó su cara todavía más a la suya, tan cerca que Catelyn pudo sentir su aliento contra el rostro. Sus ojos azules brillaban de ira y no se apartaron de los suyos mientras volvía a hablar "Y por eso te digo esto: si escuchó una palabra, un susurro, un solo murmullo de tu parte tratándolo mal….. si escuchó la palabra bastardo tan siquiera susurrada por tu boca….. si eso pasa te daré motivos para que lo lamentes" y con esas palabras Ygritte salió de la tienda sin mirar atrás.

Jon

El mundo se había tornado en caos. Los gritos llenaban el aire, un coro de voces seguido por millares de hombres que en diversos tonos y por diversos motivos eran parte de una cacofonía gigantesca.

Garra ascendió y cortó la carne y el músculo. Jon ni siquiera se detuvo a contemplar como el caballero caía, sino que fue hacia otro. El hombre trató de abrirle la cabeza con su maza, pero Jon se agachó a tiempo y vio como un pies de cuerno con la cara ensangrentada atacaba al caballero por atrás. Su maza de piedra golpeó a la altura del hombro; no pareció herirlo de gravedad pero fue suficiente para que el hombre se distrajera un momento, y fue todo lo que necesitó Jon para matarlo. Entonces el pies de cuerno cayó y Jon vio como una lanza salía de su espalda. Detrás de él había dos hombres armados con lanzas. Jon atacó al instante, desviando una de las lanzas y esquivando la otra. Cortó a uno a la altura del hombro y desvió la lanza del otro antes de clavar su espada en su pecho. Garra atravesó el cuero endurecido como si fuera seda. Retiró la espada y giró justo a tiempo para esquivar un corte que lo habría abierto desde la barriga hasta el cuello. Intercambió 3, 4, 5 golpes con el jinete libre hasta que vio una apertura y lanzó un golpe a la altura de la cadera. El hombre cayó de rodillas con un grito de dolor y Jon cortó su cuello en un solo golpe. Alzó la vista a tiempo para ver como Fantasma saltaba sobre un espadachín; los gritos del hombre mientras Fantasma lo mordía eran horribles.

Pasó por encima de los cadáveres para llegar al punto donde cinco de los suyos estaban luchando contra cuatro hombres con armadura completa. Vio caer a dos de ellos cortados por la espada y llegó en el instante justo para desviar la espada que habría separado la cabeza de Dormund de su cuerpo. El caballero llevaba un escudo con tres polillas; sus golpes eran fuertes pero demasiado descuidados, y luego de lanzar el segundo Jon vio una apertura y le cortó el brazo de la espada a la altura del hombro. El caballero cayó al piso y empezó a retorcerse de dolor. Dejó al hombre retorciéndose y fue a ayudar a Dormund y a los otros que habían llegado de algún lugar. Ahora eran nueve contra tres, y no tardaron en matar a dos caballeros antes de que el tercero fuera derribado y quedara inmóvil con una daga de hueso contra su cuello desprotegido, al tiempo que dos pares de brazos lo mantenían en el piso.

"Tómenlo prisionero" ordenó con voz ronca antes de seguir adelante. Cerca había dos hombres que aún estaban a caballo, cosa que parecería imposible con la batalla tan avanzada y el campo lleno de trampas contra los jinetes. Estaban rodeados por el Pueblo Libre, pero ambos lanzaban golpes de espada a diestra y siniestra. En un momento un caballo se encabritó y dio una coz en la cara a una mujer de las lanzas que se había acercado demasiado. Apretó los dientes ante eso y tomó una lanza caída. Corrió con rapidez, sabiendo que solo tendría una oportunidad para hacerlo. Clavó la lanza con todas sus fuerzas en el flanco trasero del primer caballo y se movió antes de que pudiera salir lastimado. El animal se encabritó demasiado y cayó, llevando a su jinete con él. Pero Jon no lo vio por estar ocupado con el otro jinete; se agacho para evitar un corte de la espada y llevó a Garra hacia las patas traseras del caballo. Su espada cortó la carne y el hueso y el animal cayó de lado al tiempo que emitía un relincho espantoso, cargado de dolor. Los guerreros del Pueblo Libre no tardaron en rematar a los caballos y acabar con los jinetes.

Jon tuvo un momento de descanso y lo aprovechó para recuperar el aliento. Su cabello estaba pegado por el sudor; se lo apartó con la mano libre y echó una mirada al campo de batalla. Los cuerpos lo cubrían; había caballos que relinchaban de agonía, la mayoría con sus patas atrapadas en los pozos que habían cavado horas antes o con las patas cortadas por las armas del Pueblo Libre. La sangre había teñido la nieve de rojo y por doquier se veían hombres tirados en el piso, algunos gimiendo mientras sujetaban las partes de su cuerpo heridas, muchos más totalmente quietos.

Pero había muchos más vivos, y casi la totalidad de ellos usaban las pieles y armadura de cuero del Pueblo Libre, no la armadura y cota de malla de los sureños. Unos pocos enemigos intentaban todavía pelear, pero eran rodeados diez a uno: no tenían posibilidad alguna de vencer. Jon prefería que se rindieran, pero si hiciera falta los matarían.

"¡Helga!" llamó en cuanto reconoció una cabellera oscura. La chica lo miró con ojos cansados pero satisfechos. Era una de las primeras que fueron sus reclutas; la había entrenado y le había dado un puesto de mando por sus méritos "Junta al resto de los reclutas que aún pueden pelear y llévalos hacia el este. Styr y el Llorón no están lejos, y puede que necesiten ayuda contra la infantería" con algo de suerte habrían logrado romperlos, pero en caso contrario era mejor enviarles ayuda.

Helga se limitó a asentir una vez antes de coger su escudo y empezar a llamar a gritos a los demás reclutas, que la siguieron en la dirección que Jon le había dicho.

Apenas se hubieran ido de su campo visual Jon ordenó juntar a los prisioneros que habían tomado; eran más de un centenar, la mayoría con heridas de todo tipo de gravedad. Todos estaban desarmados, y muchos tiritaban, ya fuera por miedo o por el frío. Alrededor no tardó en congregarse una multitud ansiosa por ver lo que pasaría con ellos. Jon vio muchas caras conocidas entre ellos.

"¿Dónde está Kileg?" fue su primera pregunta. El hombre de la oreja de madera no estaba a la vista.

"Está muerto. Un arrodillado le cortó la cabeza" dijo un hombre con la cara pintada. Jon no pudo evitar que su mirada se desviara a Kyura. La chica estaba cubierta de sangre pero parecía ilesa. Pero en sus ojos había un dolor que Jon atribuyó a la muerte de su padre; aun así, no derramó una lágrima. En verdad era fuerte.

"….Ya veo" dijo, guardando silencio por un momento. Miró alrededor y notó que había varias caras ausentes. De los caudillos solo estaban Morna, Soren Rompescudos y Tormund "¿Dónde están Lonnel y Uggart?¿Qué pasa con Gerrick Sangrereal y Aki veintehijos?" preguntó. Necesitaba organizarlos a todos de inmediato. No había tiempo que perder.

Varios empezaron a hablar a la vez, por lo que tuvo que darles turnos para que hablaran sin interrumpirse entre sí. Al final tuvo sus respuestas: Gerrick estaba desaparecido, Aki y Uggart estaban heridos, y Lonnel estaba muerto.

"De acuerdo. Ahora, esto es lo que haremos" dijo. Ahora que tenía la información empezaría a actuar "Soren" dijo, mirando al hombre de voz potente "quiero que tú y los tuyos vigilen a los prisioneros. No dejes que nadie escape. Pueden sernos útiles más tarde" podían serle útiles….. y su padre nunca habría aprobado matar prisioneros. A pesar de todo, aún había algo de Ned Stark en él.

"Ninguno escapará" prometió Rompescudos antes de acariciar su hacha cubierta de sangre y mirar a los prisioneros como para desafiarlos a que lo intentaran.

"Morna" dijo a la mujer que se había quitado la máscara de arciano para revelar una frente y unas mejillas perladas de sudor "dicen que tú sabes algo de curación. ¿Es cierto?" preguntó sin desviar los ojos de los de la mujer.

"Sé algo" reconoció con voz ronca. A lo mejor por los gritos que había dado en la batalla.

"Entonces ponlo en práctica. Trata a nuestros heridos. Si alguien más tiene conocimientos de ese tipo que los use" lo último lo dijo dirigiéndose a todos los que podían escucharlo "Salven a tantos como puedan" algunos dirigieron miradas a los prisioneros enemigos, que estaban arrodillados en el medio del campo "Si, también a ellos. Pero primero a los nuestros" añadió de último momento. Entre las vidas de los suyos y las de estos hombres sabía bien que elegiría.

Tomó una respiración profunda "¡Todos los demás!" exclamó, alzando la voz para estar seguro de que sería oído "Empiecen a juntar todo lo que ven alrededor, cualquier cosa que podamos usar. Divídanlos en tres montículos: en uno las armas y armaduras, en otro la ropa y cualquier cosa de valor y en el último los cadáveres. Que algunos corten árboles y preparen algunas piras grandes para quemar los cuerpos" de ninguna manera iba a dejar cuerpos atrás para que los Otros los encontraran "Y que alguien junte los estandartes; quiero verlos todos más tarde" añadió a último momento.

Estaba gratamente sorprendido de que todos se dispersaran para cumplir sus órdenes al instante. Giró y empezó a caminar hacia el este, caminando sobre las huellas que habían dejado Helga y el resto de los reclutas. Su única compañía era Fantasma, que se había acercado con ese silencio que lo caracterizaba y se había colocado a su derecha. Mientras seguía adelante miraba alrededor, a los múltiples cuerpos que cubrían el bosque, todos con nieve de color escarlata junto a las partes de sus cuerpos por las que había escapado su vida. Entre ellos había algunos que se movían ligeramente, balbuceando gemidos y súplicas de ayuda con voz débil.

Era una verdad desoladora; saber que todo esto era causa suya. Que cada hombre y mujer caídos en este campo eran a causa de su estrategia y su deseo de presentar batalla.

No. No fue deseo lo que lo hizo presentar batalla; no deseaba esto. Pero era necesario. Racionalmente sabía que era lo correcto de hacer, lo necesario para que su pueblo viviera y pudiera seguir en paz hacia el sur, lo necesario para que Ygritte y el bebé que llevaba en el vientre estuvieran a salvo. Pero eso no hacía que la sensación de culpa se disminuyera.

Su cabeza evocó la imagen de Kileg y el dolor en los ojos de Kyura. Se preguntó cuántos otros lamentarían la muerte de un padre luego de esta batalla. Cuántos habrían perdido a su madre en esta batalla. Lo opuesto era también probable; cuantos padres llorarían la pérdida de sus hijos luego de la lucha de hoy.

Vio un cadáver de un joven de cabello castaño que no sería mucho mayor que él. Llegó a su mente la imagen de Robb, y se preguntó cuántos, por lo que pasó en ese lugar, sentirían un dolor similar al que él sintió cuando se enteró de la muerte de su hermano.

Su hermano. Robb había visto muchas batallas en el sur antes de que lo mataran; había matado muchos Lannister, tanto en las tierras de los Ríos como en las del Oeste. Se preguntó si Robb también sintió algo parecido luego del Bosque Susurrante ¿o acaso fue cegado por la felicidad de la victoria? Sintió algo así cuando rompió el asedio de Aguasdulces y las aguas que rodeaban el castillo corrieron rojas con sangre ¿o acaso fue abrumado por el éxito de su estrategia?

Nunca lo sabría. Su hermano había partido a un lugar dónde no podría hablar con él.

Fantasma pareció sentir la lucha de emociones que Jon sentía; frotó su cabeza, que ya era bastante grande, contra la pierna de Jon. El hijo bastardo de Eddard Stark acarició al lobo, feliz de contar con él en estos momentos.

Siguieron caminando hasta que se escucharon los sonidos de voces más adelante; Jon redobló el paso y Fantasma lo siguió, hasta que empezaron a ver más cuerpos tirados en el piso; vio thennitas con sus armaduras de bronce. Reconoció a Valgus, uno de los saqueadores que seguían al Llorón, tendido en el suelo inmóvil. A medida que se acercaba las voces se multiplicaron hasta que pudo distinguir toda la situación.

La mayoría de los reclutas estaban formados en dos hileras que se curvaban formando un semicírculo. Unos pocos, Helga entre ellos, estaban fuera de la formación discutiendo algo. Había más hombres, thennitas entre ellos, que cerraban el círculo de una manera menos organizada que los reclutas de Jon. Estaban rodeando algo que no pudo distinguir.

Se acercó a Helga y los demás y notó que no estaban discutiendo entre sí, sino con Styr y varios de sus acólitos vestidos de bronce. Entonces vio al Magnar dar un paso amenazador al frente; de inmediato Helga y los demás llevaron las manaos a sus armas…

"¡Ya Basta!" gritó, con lo que todos giraron las cabezas en su dirección "¡Cualquiera sea la razón por la que estén discutiendo, sin importar quien tenga la razón, no se atrevan a usar las armas entre ustedes!" su voz había bajado, pero no lo bastante para que no lo oyeran con toda claridad. Los vio relajarse poco a poco y asintió satisfecho.

"Y ahora" dijo cuando estuvo a un paso de ellos "Cuéntame lo que pasó. No te guardes ningún detalle" dijo mirando a Styr. El Magnar de Thenn tenía un corte de aspecto feo en el brazo izquierdo, pero por lo demás parecía ileso.

"Tan pronto como la caballería de los arrodillados se adelantó atacamos, como dijiste" dijo, su voz cansada "Yo por el este y el Llorón por el norte. Se concentraron en atacarme más a mí, y mataron a muchos de mis hombres. Luego tus muchachos los atacaron por atrás y la pelea se igualó bastante" en este punto Styr apretó los dientes "pero estos malditos arrodillados no corrieron; se juntaron y se ocultaron tras sus escudos. Los atacamos de nuevo pero tuvimos que retroceder cuando nos mataban con sus lanzas, y por estar atrás de sus escudos juntos no los alcanzábamos" con eso se calló.

"Así estaban cuando llegue" dijo Helga, al tiempo que daba un paso adelante "Mataron a Thorvald, así que tomé el mando de sus reclutas y los formé para contenerlos si tratan de huir o atacarnos. Los otros cerraron las otras salidas. Y luego llegaste aquí" dijo la chica.

"Ya veo" dijo. Se adelantó y miró entre los escudos con cuidado, tratando de discernir algo, pero solo vio los escudos enemigos todos juntos, con lanzas sobresaliendo entre ellos "¿Cuántos hombres hay ahí?" preguntó a los muchachos que sostenían los escudos a cada lado de él.

"Dos centenares al menos" respondió uno de ellos, un joven de cabello rubio y con un pendiente de colmillo en la oreja "Quizás unas docenas más de eso" el otro joven, con una cicatriz en la frente, asintió en acuerdo.

"Gracias" les dijo a ambos antes de palmear a cada uno en la espalda y alejarse. Un máximo de 250 hombres; los superaba al menos 5 a 1, pero con ese muro de escudos perdería a muchos de sus hombres para lograrlo.

Estaba a punto de volver con Styr y los otros cuando escuchó un estruendo de caballos y al siguiente momento Harma Cabeza de Perro apareció al frente de un grupo de jinetes. Detrás de ellos venían tres carros que no había visto antes, conducidos por miembros del Pueblo Libre. Parecían muy orgullosos de sí mismos "Harma" la llamó, queriendo saber cuál era el significado de esto.

"Jon Nieve" dijo la mujer, acercando su caballo hasta estar frente a él. Jon vio sangre seca en el cuello del animal.

"¿De dónde sacaste eso?" le preguntó al tiempo que hacía un gesto hacia los carros.

"De los arrodillados" dijo, como si fuera obvio. Jon alzó una ceja y Harma entendió lo que quería saber "Estábamos esperando donde nos dijiste, pero nunca llegaron los soldados a pie que nos dijiste. Pero si vimos estos carros, así que tomé una parte de los jinetes y dejé a mi hermano a cargo de los demás, en caso de que los soldados huyendo aparecieran. Capturamos los carros y trajimos estos tres aquí mientras los demás los dejaba con órdenes de llevarlos con mi hermano"

Lo que Harma atacó debía ser el tren de suministros "¿Cuántos carros capturaste?" le preguntó. Harma desmontó antes de volver a hablar.

"Treinta y ocho" dijo la mujer "pero estos 3 tenían algo raro. Pensé que querrías verlos tú mismo" dijo.

Jon de inmediato se interesó por esto. ¿Qué podría haber en estos carros? No tardó en saberlo en cuanto vio los jarrones manchados de una sustancia negra y apestosa.

"Harma, asegúrate de que nadie acerque fuego a estos carros" si una sola chispa caía cerca de la brea sería un desastre y mataría a docenas de los suyos.

Escuchó un grito proveniente de atrás. Giró y no pudo ver la fuente, pero si vio el muro de escudos. Al otro lado de él estarían todavía los soldados enemigos, en una formación apretada, con las espaldas bien cubiertas….

La idea vino de golpe, aturdiéndolo. Jon sintió como si lo hubieran golpeado en la cara. Su respiración se detuvo. Ya sabía lo que había que hacer para completar su victoria.

"Harma" dijo a la mujer "encárgate de hacer un fuego, y enciende varias antorchas. Hazlo lo más rápido posible. Ah y enviaré a alguien por esto. Lo usaremos de inmediato" no esperó una respuesta para alejarse.

Se acercó de vuelta a Styr y Helga. Sigorn, el heredero del Magnar, se había acercado, y también varios del Pueblo Libre.

"Helga, quédate aquí y asegúrate de que los nuestros mantengan el muro de escudos. Rolf, toma algunos de los nuestros y ve al carro que me mostró Harma hace un momento y trae los jarrones que hay en él. Ten cuidado de no derramar nada, sobre todo encima de alguno de los hombres. Sigorn, busca a una docena de hombres fuertes y reúnete conmigo. Styr, trae hombres armados con hachas. Necesito que corten algo de inmediato"

"¿Qué quieres hacer?" preguntó Styr. Jon lo miró y no pudo distinguir ningún atisbo de enojo, solo curiosidad.

"Romper ese muro de escudos sin perder a más de los nuestros" respondió Jon. Fue suficiente para que todos se aprestaran a hacerle caso, con Sigorn siendo el más entusiasta, para sorpresa de Jon.

No pasó mucho tiempo hasta que un grupo de 50 hombres y mujeres estaban a su alrededor, una mezcla de thennitas y reclutas, con unos pocos saqueadores.

Los siguientes minutos Jon estuvo cerciorándose de que sus instrucciones fueran seguidas al pie de la letra. No podía haber ni un error, o las consecuencias podrían ser terribles.

Cuando estuvo todo listo volvió al muro de escudos y habló "¡Sureños, ríndanse de inmediato o afronten las consecuencias" dijo en voz alta y retumbante.

Deseaba que lo hicieran, para no tener que matarlos, pero solo recibió silbidos y burlas de los hombres detrás del muro. Evitando suspirar de frustración dio las señales. De inmediato los hombres de Harma tocaron los 4 árboles empapados de brea con las antorchas; los árboles se encendieron como si fueran de cuero viejo. Entonces los hombres al pie de uno empujaron con todas sus fuerzas el tronco que había sido serrado casi del todo. El empuje fue demasiado para el gran roble, que se inclinó con un gemido y fue a caer sobre el muro de escudos, destrozando la defensa, matando a muchos hombres e hiriendo a muchos más a juzgar por los gritos de agonía.

"¡Alto!¡Alto!" gritó una voz justo cuando Jon iba a ordenar que derribaran otro árbol "Nos rendimos, nos rendimos" exclamó con rapidez.

"Tiren las armas" ordenó Jon. De inmediato todos los hombres aún capaces de hacerlo tiraron sus armas, y muchos levantaron los brazos. Jon giró y vio a los suyos, que sonreían ante la rendición del enemigo "¡Pueblo Libre!¡La victoria es nuestra!" exclamó con fuerza, al tiempo que alzaba a Garra en su mano derecha.

Sonrió cuando los vítores llenaron el aire.

Y ahí está. Jon se demuestra no solo como un gran guerrero, sino como un buen estratega militar.

Siempre pensé que la victoria de Stannis contra los salvajes se debió en gran parte a que la sorpresa estaba de su parte. Esta vez estaba de parte de Jon y el Pueblo Libre, y ayudó a compensar la falta de armas y armaduras adecuadas.

Bien, quiero comentarios acerca de todo: la planeación, la batalla, las palabras de Ygritte a Catelyn. Digan todo lo que gusten. Me hará feliz escucharlos.

Trataré de traer el siguiente capítulo en una semana (como siempre), pero no prometo nada.

En fin, eso es todo. Nos leemos pronto. Hasta entonces que estén bien.