Bien, antes que nada hola a quienquiera que lea esto. Aquí el próximo capítulo de la historia. He decidido cambiar el formato de respuesta de los reviews que mandan.
Jean d'arc: me alegro que te gustara la forma en que relate los distintos puntos de vista. Ahora bien, en torno a Alys, tengo intención de explicar su razonamiento para ir en busca de Jon cuando se encuentren, pero por el momento no habrá avances en tu historia. Yo no estoy tan seguro de que Alys tenga mejores chances al sur; a su debido tiempo explicaré esto también.
Guest: me alegro que te haya gustado el capítulo, y aquí tienes la continuación.
Luna: No, no me dejes con la duda. ¡Cuéntame tus fantasías! Y aquí hay un pequeño avance de Thorne. Si, la historia de jean d'arc y la mía son muy diferentes, pero cada una es buena a su manera (modestia aparte al calificar mi propia historia).
A los 3 les quiero dar mis más sinceras gracias por sus hermosos reviews, que me alegran el día cada vez que los recibo.
También quiero agradecer a quienes siguen la historia o la tienen entre sus favoritos.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Jeor
Tan pronto como Tarly terminó de tartamudear, otros empezaron a mirar en su dirección. Tras meditarlo un momento, Jeor tomó su decisión.
"Quiero media docena de exploradores conmigo, con armas listas y cabezas frías. Iremos abajo" tras decir eso ignoró los murmullos y las pocas palabras directas que le aconsejaban en contra de hacerlo antes de dirigirse a la jaula.
Unos momentos más tarde estaba cruzando el frío pasaje con otros 6 hombres, todos ellos a caballo. Cruzaron dos muros cortina y cuando llegaron a la puerta esperaron un momento hasta que esta empezó a alzarse.
"No ataquen a menos que yo mismo dé la orden" ordenó con voz firme. Un coro de murmullos afirmativos le respondieron.
Al otro lado, sobre un caballo bayo y de pezuñas greñudas, los esperaba el salvaje. Visto de cerca era mucho mayor que Mormont, con un rostro cubierto de arrugas, mezcladas con un amasijo de cicatrices que le hacían parecer un mastín viejo y gruñón.
"¿Tú eres el cuervo mayor?" le preguntó tan pronto como Mormont detuvo su caballo, a unos pasos de su montura.
Mormont sabía bien cuál era el apodo que le daban los salvajes a los hombres de la Guardia de la Noche "Yo soy" le contestó.
"Mi rey desea tratar contigo. Te ofrece paso seguro hasta nuestro campamento y de vuelta. Ha dado su palabra de que nada malo te pasará" informó el hombre.
"¿Qué quiere Mance Rayder de mí?" preguntó, aunque creía saber bien lo que querría el ex-hermano de la Guardia.
El salvaje sacudió la cabeza "Mance está muerto. Desde hace lunas" le informó. Antes de que Jeor pudiera hacer o decir nada el salvaje siguió hablando "Él que me mandó a darte este mensaje es el rey Jon. Jon Nieve"
Jeor sintió como su garganta se secaba, y su primer impulso fue el de sacar su cuchillo y forzar al salvaje ante él a negar lo que acababa de decir. Jon Nieve no era un desertor. No era esa clase de hombre. No era como Mance Rayder.
Jeor ignoró la punzada que sintió al recordar como el chico casi había desertado en una ocasión anterior y había sido detenido por sus amigos y se centró en la charla actual "Dile a tu rey" se negó a pronunciar el nombre de Jon Nieve "que pensaré en su proposición y le daré una respuesta mañana" dijo, cambiando a último momento lo que iba a decir.
Pensó que el salvaje se enojaría, pero el hombre se limitó a fruncir un poco más el ceño antes de asentir "El rey Jon pensó que podrías decir eso. Dijo que tienes hasta mañana al amanecer para venir a charlar con él. Si no lo haces, atacaremos el Muro" su tono fue cambiando a medida que hablaba, hasta tornarse en uno de amenaza. Lo saludó con la cabeza antes de girar a su caballo y alejarse al galope.
"Reúnan a los oficiales en mi solar en 2 horas. Que también venga el Maestre Aemon. Necesito su consejo" y era cierto. Necesitaba su consejo más que nunca.
Sam
El solar del lord Comandante Mormont era todo menos silencioso en ese momento. Tras haber vuelto de hablar con el salvaje anciano que cabalgó solo hacia las puertas con la bandera de tregua, Mormont se había retirado a su solar luego de duplicar la guardia sobre el Muro y en las puertas. Una vez dentro había convocado a los oficiales de la Guardia de la Noche y al Maestre del Castillo Negro. Sam solo estaba ahí para ayudar al Maestre Aemon a llegar, y en caso de que lo necesitara.
"¡Les diremos que no, desde luego!¡Si nos ponemos al alcance de ellos nos matarán con toda certeza!" gritó el Primer Constructor.
"¡Debemos empezar a bloquear las puertas con hielo y piedras!¡De inmediato!" chilló aterrorizado el Primer Mayordomo.
"¡¿Qué idea de mierda es esa?!¡No podemos bloquear las puertas!¡¿Si lo hacemos como exploraremos el Norte?!" bramó Ferreo Emmett.
"¡Si no las bloquemos ellos las romperán, cruzaran el Muro y nos mataran a todos!" exclamó el Primer Mayordomo una vez más.
"¡Son solo salvajes de mierda!¡Unas cuantas flechas bien apuntadas y se dispersarán!" gritó Ser Alliser, con la voz ronca de tanto gritar.
Era impresionante la cantidad de gritos que podían venir de tan solo 4 personas. Las otras 3, es decir el Maestre Aemon, el Lord Comandante y Sam mismo, se mantenían en silencio, aunque con expresiones muy diferentes en sus rostros. Sam estaba aterrado de los gritos, y solo podía mirar en silencio a los 4 hombres vociferantes mientras suplicaba que no lo notaran ni le gritarán, mientras con un ojo miraba cada tanto al Maestre para estar seguro de que no necesitaba nada. El Lord Comandante Mormont solo miraba a sus oficiales con molestia, mientras la vena de su cuello parecía a punto de explotar, su rostro se volvía cada vez más rojo y sus manos se agarraban con fuerza a los reposabrazos de su silla, como si quisiera arrancarlos y usarlos para golpear a los hombres ante él. El único cuyo estado no se veía alterado era el Maestre Aemon, quien simplemente estaba sentado en una silla, con los ojos ciegos abiertos, escuchando y no haciendo ningún intento de hablar.
Entonces ocurrió. Se escuchó un golpe tremendo y luego "¡BASTAAA!" la voz del Lord Comandante Mormont fue tan intensa y repentina que Sam sintió como se le aflojaban las tripas, aunque afortunadamente no se cagó encima. Había creído que ver a Mormont enojado era lo más aterrador que podía ver, pero por lo visto eso no era cierto. Le aterraba más la idea de ensuciar los pantalones delante de los oficiales de la Guardia.
"Discutiendo de este modo no vamos a resolver nada" les espetó el ex señor de la Isla del Oso "lo que debemos hacer es prepararnos para cualquier posibilidad. ¿Habéis enviado las cartas, Maestre Aemon?" preguntó al anciano ciego con un tono de voz mucho menos severo que el usado para dirigirse a sus oficiales.
"Si, mi señor" respondió el Maestre con total calma "nuestros pájaros más rápidos han ido hacia el Último Hogar y otra media docena de castillos cercanos, para pedir hombres que nos ayuden a defender el Muro"
Mormont se limitó a dar un asentimiento, que Aemon no podía ver, antes de dirigirse de nuevo a él "¿Cuál es tu consejo, en esta situación?" le preguntó al anciano.
"…Mi consejo es aceptar la oferta, e ir a hablar con ellos" tan pronto como la última palabra del Maestre dejó sus labios los oficiales empezaron a hablar de nuevo, dando cada cual su opinión al mismo tiempo. Mormont les lanzó una mirada de muerte y luego de que todos se callaran volvió la vista al Maestre y le pidió que siguiera hablando "Hemos estado mandando pájaros a las Casas del Norte, y a muchas del sur durante mucho tiempo, desde que los restos de la Gran Exploración volvieron; es poco probable que si no nos enviaron ayuda lo hagan ahora. Incluso si lo hicieran, lo cierto es que tardaran en llegar aquí. Los Umber son los más cercanos y aunque el pájaro que les ha sido enviado probablemente ya este al menos a medio camino de su destino, dado la distancia que separa el Castillo Negro del Último Hogar tardarían al meno días en llegar, y eso si cabalgan duro y sin pausa. Considerando el número de guerreros que están en nuestra contra y el número de hombres que nos quedan para defender el castillo, es poco probable que aguantemos tanto tiempo. Y aún si aguantamos, debemos considerar también el apoyo que se nos podrá proporcionar; si los rumores sobre la falta de hombres para recoger las cosechas del Último Hogar son ciertos, podemos asumir que casi todos los hombres de la Casa Umber fueron al Sur con el Joven Lobo. Y de los que se quedaron muchos acompañaron a Hother Umber hacia el Sur, por lo cual debemos asumir que, aun si los Umber desean apoyarnos, el número de hombres que pueden comprometer es pequeño" el Maestre dejó pasar unos segundos para que la información se implantara en las mente de los demás hombres en la habitación, antes de volver a hablar "Este encuentro con ellos, tanto si es de utilidad como no, podría ser una oportunidad para ganar más tiempo. Tiempo que sin duda necesitamos"
La voz del Maestre Aemon siempre había sido suave y calmada, sin dejar traslucir nada. Esa voz era como una lluvia fresca, una lluvia de razón calmando los ánimos alterados de todos y devolviendo la lógica perdida en medio de la ira. Sam vio como los oficiales de la guardia relajaban los ceños fruncidos y sus hombros perdían la tensión que habían tenido desde que escucharon. Incluso Ser Alliser dejó de apretar los puños y relajó los hombros.
El Lord Comandante Mormont suspiró antes de mirar a sus oficiales "Retírense. Quiero hablar con el Maestre a solas"
Cuando Sam salió junto con los demás no pudo evitar pensar que había algo que el Lord Comandante no les había dicho. Y que era de mucha importancia.
Jon
Se encontraba dentro de su tienda, acompañado por media docena de personas: Ygritte, Catelyn, Galbart, Maege, Tormund Matagigantes y Val. Los bostezos de Tormund sonaban como el barritar de un mamut. Los había estado dando también mientras le informaba de que la puerta del Castillo Negro se había abierto poco después del amanecer para dejar salir a un pequeño grupo de hermanos negros. Jon soltó el aire que estaba conteniendo al escuchar eso; al menos ahora estaba seguro de que tenía al menos una oportunidad para que el Pueblo Libre cruzara el Muro sin hacer una matanza en el Castillo Negro.
Jon no pudo sino repasar una última en su cabeza vez todos los temas que habría que tratar con Mormont. Miro a sus acompañantes y pudo sentir la tensión en el aire. Incluso Tormund estaba más callado de lo usual, y no sonreía tanto.
No era para menos. Dentro de unos momentos, escoltado por un centenar de thennitas al mando de Sigorn, entraría al campamento Jeor Mormont. La razón de que Jon le hubiera dado una escolta tan grande era que estaba seguro de que, sin ella, Mormont no daría ni diez pasos en el campamento sin terminar con un hacha en el cráneo. Y cuando estuviera en la tienda, él y Jon discutirían lo que jamás se había hecho: un acuerdo de paz entre el Pueblo Libre y la Guardia de la Noche.
Echó una mirada rápida a cada uno de sus acompañantes: cada uno de ellos estaba aquí por una buena razón.
Galbart y Maege estaban allí para escuchar todo de primera mano, y también para que Mormont viera que su hermana estaba intacta desde que estaba en el campamento de Jon. La presencia de ambos señores en ese momento se debía también a que ambos eran los primeros norteños en jurarle lealtad, y dejarlos escuchar era una muestra de aprecio por parte de Jon. Además esto era, en cierta manera, una prueba para ambos señores: quería ver cómo reaccionarían en caso de que Mormont y él no llegaran a un acuerdo, o peor, a desenvainar las armas.
Tormund y Val, por otro lado, están ahí para escuchar y luego decir al Pueblo Libre todo lo que oigan. Ambos son lo bastante influyentes para que sus palabras tengan peso entre los demás, y es preferible que el resto del Pueblo Libre les pregunten a ellos, o a Jon mismo, que estar inventando rumores que puedan alterar los ánimos. Además, en caso de que todo termine en una pelea y la Osa y Glover se vuelvan contra él, Tormund y Val equilibraran las cosas.
Y por último, Ygritte y Catelyn. Una parte de sí mismo lamenta haberlas dejado venir. Si esto terminara en violencia una de ellas no sabe pelear, y la otra está embarazada. Definitivamente no está de acuerdo con que dos personas con esas características estén en la tienda en estos momentos. Pero ambas tienen un carácter firme, que por lo que Jon vio cuando ambas llegaron solo se hacía más fuerte cuando estaban una en compañía de la otra. Pero otra parte de sí mismo necesitaba la calma que ambas le aportaban con su sola presencia. Le haría falta cuando Jeor Mormont entrara en esa tienda.
La verdad era que esta reunión con Mormont ejercía un extraño encuentro de sensaciones dentro de Jon. Por un lado esperaba ansioso a que Mormont llegara, y por otro lo temía. Jeor Mormont había sido importante para Jon, había sido su mentor y, en cierta forma, su protector. Había llegado a respetarlo, e incluso a admirar algunos de los aspectos del Viejo Oso. Y aunque no pudiera decirlo con certeza, Jon creía que el Viejo Oso había llegado a sentir un mínimo de aprecio por él. Prueba de eso era el arma que Jon llevaba en su cintura.
Escuchó algunos gritos afuera, y uno de sus guardias dio una mirada rápida dentro de la tienda, y en cuanto lo vio hizo una pregunta con sus ojos que Jon entendió sin problemas. Le asintió sin palabras y el hombre salió. Jon solo tuvo tiempo de dar una oración rápida, pidiendo que todo saliera bien, antes de que la solapa de la tienda se abriera y entrara, escoltado por Sigorn y una docena de Thennitas, el Lord Comandante Mormont. Jon pudo ver como una momentánea incredulidad coloreaba los ojos del Viejo Oso, antes de que desapareciera, reemplazada por una determinación tan fría como el muro de hielo que estaba a apenas media legua al sur.
Estuvieron unos momentos mirándose a los ojos, el Líder del Pueblo Libre y el Líder de la Guardia de la Noche. Era una batalla, la primera batalla que mantenían, una batalla de silencio. Cada uno esperaba a que el otro empezara a hablar. La costumbre al sur del Muro dictaba que cuando alguien era invitado, como lo había sido Mormont, debía ser el primero en hablar. Pero no estaban al sur del Muro. Los modales cortesanos no existían, igual que muchas otras cosas.
Estuvieron un tiempo considerable en silencio antes de que fuera roto "Jeor" dijo una voz detrás de Jon. Era Maege.
La voz de la señora de la Isla del Oso no pareció romper la tensión que había en la tienda, pero al menos pareció servir para que los demás recordaran que podían hablar.
"Maege. Glover" dijo el Comandante Mormont, dándoles a ambos un saludo rígido con la cabeza "Nieve" gruñó, al tiempo que lo miraba con el ceño fruncido.
El uso de su nombre bastardo no pareció agradar a una persona en la tienda, y esta no dudó en decirlo "Stark" corrigió el Amo de Bosquespeso, con el ceño fruncido "y a los reyes se les da el trato de Alteza"
Jon sintió gratitud ante las palabras de Glover, pero Mormont no pareció escucharlo.
"La última vez que te vi, estabas cabalgando con Qhorin Mediamano y otros 3 hermanos negros" dijo Mormont, mirando directamente a Jon "¿Qué fue lo que les pasó?" preguntó, aunque el tono que usaba daba a entender que ya lo sabía.
"Fueron asesinados" dijo Jon, intentando que su voz no trasluciera ningún sentimiento al respecto "Todos"
"¿En tus manos?" soltó Mormont, con los labios tan apretados que Jon apenas entendió las palabras.
Jon podría haber mentido, o haber dicho que no lo sabía, pero decidió ser sincero "Solo Qhorin" le debía la verdad, tanto a la memoria de Qhorin como a Mormont.
Por primera vez la ira de Mormont fue claramente visible para todos en la tienda. Estaba furioso. Sus dientes se apretaron tanto que Jon temió que se fueran a romper, lo mismo que sus dedos por lo fuerte que los apretó al formar puños con ellos "Qhorin Mediamano era uno de los hombres más leales a la Guardia que conocí en todos mis años en el Muro" le informó, las palabras dirigidas a Jon como un insulto en toda regla.
Jon luchó contra el impulso de bajar la mirada "Ciertamente lo era" reconoció "prueba de eso es que me pidió que lo matara… para dar credibilidad a la historia de que era un cambiacapas. Su idea era que aprendiera todo lo posible sobre el ejército de Mance y que volviera al Castillo Negro con información valiosa para la guardia"
Mormont entrecerró sus ojos, mientras lo miraba directamente a los suyos. Jon no desvió la mirada, esperando que el Lord Comandante viera la sinceridad en ellos "¿Y qué fue lo que pasó, Jon Nieve?" preguntó, con el reproche manchando las palabras.
"Aprendí, Jeor Mormont. Aprendí quienes son los caudillos, que tipo de hombres son y a quienes dirigían. Aprendí de sus armas, de sus fuerzas, de sus costumbres, de su forma de ser. Aprendí la lengua Antigua y como tratar con los gigantes" le dijo Jon, con su voz controlada "Y aprendí quienes son mis enemigos, y no son ellos" dijo, al tiempo que hacía un gesto a Tormund y Val, pero refiriéndose a los miles de hombres, mujeres y niños que lo siguieron hasta la sombra del Muro.
"Y olvidaste cosas también. ¿Acaso has olvidado el propósito de la Guardia de la Noche?" preguntó Jeor Mormont.
"No. No le he olvidado. De hecho, creo que soy el único que lo ha mantenido en el tiempo reciente" dijo Jon, y antes de que Mormont pudiera objetar presionó "El juramento que hice, igual que hicisteis vos y cada hombre que viste de negro dice soy el escudo que defiende los reinos de los hombres. Bien, Lord Comandante" no pudo evitar que el título sonara despectivo en su boca "aquí hay decenas de miles de hombres que necesitan un escudo con desesperación. También hay miles de mujeres y más niños de los que puedo contar. Sé que cada uno de ellos puede parecer una amenaza para la Guardia de la Noche, pero pueden también no serlo. Sin embargo, si no cruzan esa puerta, tenga la certeza de que se convertirán en una. Una amenaza fría, muerta, sin emociones y de ojos azules"
"He escuchado del Puño de los Primeros Hombres. Cientos de hermanos muertos, la mayor parte del poder de la Guardia destruido y apenas unos pocos sobrevivientes" Jon le recordó "Pero no fue a manos del Pueblo Libre. Vos habéis visto lo que hay afuera, Lord Comandante. Sabéis bien lo que se acerca" Dejo pasar un momento antes de soltar lo demás "Si esta gente no está al sur del Muro cuando los Otros lleguen, todos van a terminar muertos. Y aunque no esperó que vos ni nadie en la Guardia derrame una lagrima por ellos, creo que si las derramaran cuando se den cuenta de que luego de morir, estas personas se levantarán con ojos azules e irán por todos ustedes" el tono de Jon estaba lleno de certeza. Sabía sin duda que eso era lo que pasaría si las personas del Pueblo Libre no cruzaban esas puertas "Y cuando hayan terminado seguirán hacia el sur y matarán más: hombres mujeres y niños, sin distinción ni compasión alguna. Los mismos que la Guardia de la Noche reclama proteger"
Tras esas palabras el silencio llenó la tienda. Todos los ojos estaban fijos en Jeor Mormont, esperando sus palabras "He perdido mucho en mi vida gracias a los salvajes" empezó, mirando a Jon a la cara "Perdí a una docena de amigos durante sus incursiones a la Isla del Oso. He visto como mataban a algunos durante los ataques. Luego de unirme a la Guardia de la Noche seguí viendo los efectos de sus ataques" Entonces Jon vio como los ojos del Lord Comandante bajaban, mientras que un suspiro cansado se abría paso desde las profundidades de su boca "Es una amarga verdad. Que ahora deba salvarlos para aumentar la posibilidad de salvar a los míos" luego de eso volvió a alzar la vista y fijó los ojos en los de Jon "Los salvajes… tienen mi permiso para pasar el Muro, Jon Nieve" cada palabra fue dicha con amargura.
Jon tuvo que hacer un gran esfuerzo para no dar un suspiro de alivio. Echó una mirada de reojo y vio que las expresiones de Catelyn, Maege y Galbart se volvían más relajadas. Ygritte y Val dieron una pequeña sonrisa, mientras que Tormund dio una total, en la que dejaba a la vista varios huecos dejados por dientes perdidos. Incluso Sigorn se mostró aliviado, aunque no sonrió.
"Pero quiero dos cosas a cambio" declaró Mormont, con lo que las sonrisas se borraron y la tensión volvió a los hombros de todas las otras personas en la tienda.
"Nómbralas" declaró Jon, antes de que alguien más pudiera decir algo que enturbiara las aguas.
"Quiero que me entregues a los hombres que envié con mi hermana y Glover. Y quiero que me devuelvas la espada que te di" dijo Mormont.
Jon había considerado todas las posibilidades del paso por el Muro. Había pensado en todas, desde las más probables hasta las más extrañas. Y entre ellas estaba la posibilidad de renunciar a Garra.
"Cuando mi pueblo esté al sur del Muro, os daré la espada y a vuestros hombres" dijo. Al menos eso le daría tiempo para hacerse a la idea de renunciar a Garra. Lo de los hombres no era un problema.
El aire se llenó de incomodidad luego de estas palabras, hasta que fue roto. Como la primera vez, la responsable fue la hermana del Lord Comandante.
"Jeor" dijo Maege "aún hay otras cosas de las que debemos hablar. El testamento del Rey Robb, para empezar. Y su voluntad sobre de su medio hermano" dijo, al tiempo que hacía un gesto en dirección a Jon.
"Es cierto" reconoció Jon "Vuestra hermana me contó que mi hermano pidió mi liberación, prometiendo a cambio entregar 200 hombres para que vistieran el negro" le recordó Jon "pero antes quiero tratar otro asunto" entonces Jon frunció el ceño "casi al mismo tiempo que uno de mis exploradores encontró a Lady Maege y al resto de su grupo, otro de ellos detectó un ejército que se aproximaba a nosotros por el oeste. Cientos de caballeros totalmente armados y un número aún mayor de soldados a pie. ¿Qué sabéis vos al respecto?" Jon cuestionó.
"Cotter Pyke me informó de que una gran flota había sido divisada por la Pájaro Negro durante una patrulla, varias leguas mar adentro. Estaban navegando hacia el norte. El barco intentó acercarse pero fue atacado por escorpiones y catapultas, por lo que se vio obligado a huir. Los hombres de la Pájaro Negro no tenían idea de quienes eran"
Jon lo miró a los ojos, intentando ver alguna pizca de falsedad o engaño en ellos, pero no vio ninguna. Eso no era una sorpresa; el Comandante de la Guardia de la Noche no era del tipo mentiroso. El último hijo de Ned Stark se limitó a asentir antes de acercarse a uno de los postes de la tienda, donde una bolsa de piel con una correa estaba colgada. La tomó y saco un estandarte de ella: un ciervo negro dentro de un corazón rojo ardiendo.
"El estandarte de batalla de Stannis Baratheon" le dijo Jon al Viejo Oso "Lo tomamos del campo de batalla, junto con muchos otros. El mismo Stannis cayó en batalla, junto con muchos de los suyos" le informó "pero aun así logramos capturar a casi trescientos de ellos; caballeros y soldados en su mayoría. Os los entregaré para que vistan el negro. Consideradlo el pago por mis votos a la Guardia"
Si Jeor Mormont estaba feliz de que el pago prometido por Robb le fuera otorgado de inmediato, con un incentivo de casi 100 hombres más, no demostró alegría "¿Ellos están de acuerdo?" preguntó.
"Considerando que muchos de los míos querían matarlos, y en buena medida aun lo quieren, deberían estar felices de tener una nueva oportunidad de vivir. Si alguno de ellos deserta tendrá que atravesar todo el Norte para escapar de los hombres que lo ahorcarían o decapitarían por deserción, y en eso me incluyo yo mismo y los míos. Y considerando que pelearon por Stannis Baratheon, quizás sean perseguidos por los Lannister si logran llegar al sur"
Jon había decidido el destino de los sobrevivientes del ejército de Stannis tras mucho deliberar. Cuando lo pensaba bien era la única opción lógica: no podía mantenerlos prisioneros para siempre, y no deseaba matarlos mientras eran prisioneros; su padre nunca lo habría aprobado. Dejarlos ir intactos tras haber matado a los suyos no era una opción, y pedir rescate por ellos no serviría de nada: no solo estaban a una distancia inmensa de sus familias, sino que no tenía medios para informar a sus familiares de que estaba dispuesto a intercambiarlos. Y aunque tuviera los medios, dudaba que sus familias en el sur confiaran en la palabra de un bastardo y rompejuramentos que además era líder de un ejército de salvajes.
"Supongo que tienes razón….. de acuerdo. Los aceptaré" dijo Mormont "¿Hay algo más?"
Entonces otra voz intervino "Si. Lo hay" Jon observó, sorprendido, como Catelyn daba un paso adelante y miraba a Lord Mormont a los ojos "Tenemos muchas personas que no saben pelear. Necesitamos un lugar para establecerlos" la mujer besada por el fuego dejó pasar unos segundos para que la cuestión se hiciera eco en las mentes de todos en la habitación "Deseamos el Agasajo" concluyó con tono cortés pero firme.
Jon tuvo que luchar contra el impulso repentino de intervenir. Lo de asentar al Pueblo Libre en el Agasajo había sido idea suya, y aunque no le molestaba que Catelyn hablara, si lo hacía la idea de dejar que ella tratara con Mormont, cuando debería ser él quien cargara con la negociación.
Jeor miró a Catelyn "Ya los he dejado cruzar el Muro. Y cuando los Otros ataquen lucharé para evitar que vayan al sur y los maten. ¿Por qué debería además darles un territorio tan extenso como el Agasajo? Territorio que si esta despoblado es casi totalmente gracias a las incursiones de los vuestros" dijo con voz firme.
Jon estaba atónito. No estaba seguro de si Mormont había visto alguna vez a Catelyn durante los años en que ella había sido Dama de Invernalia, pero tanto sí lo había hecho como si no era lo de menos. Estaba claro de que no sabía quién era la mujer que le estaba hablando. Jon le hubiera dicho, como seguramente lo hubieran hecho también Maege y Galbart, pero los tres estaban mirando a donde llevaba esto, igual que el resto de las personas en la tienda. Incluso Tormund, que tenía un don para reírse en los momentos más inoportunos, estaba inusualmente callado.
Catelyn no pareció encogerse ante el tono usado por el Lord Comandante "Por varios motivos. El primero es que no lo usáis ni le dais provecho alguno. El segundo es que, aun si no lo quisierais, no tenéis los hombres para evitar que nos asentemos en él, de una forma u otra. Os ganareis una mejor voluntad del Pueblo Libre para no causar problemas si lo entregáis para ayudarnos a sobrevivir. Y lo que es igual de valioso, os ganaréis el aprecio del Rey Jon" dijo, haciendo un gesto en su dirección.
Por un instante, Jon juraría que vio una expresión atónita en los ojos del Viejo Oso "La Guardia no toma parte en los conflictos al sur del Muro. ¿Por qué me importaría ganar el aprecio de un rey?"
Catelyn dio una sonrisa en ese momento, y por un instante Jon la vio bajo otra luz "Porque este rey sabe agradecer los gestos de aprecio. Y además, una vez que haya recuperado lo que por derecho es suyo, tendrá mucho más poder, que podrá usar para apoyar a la Guardia de la Noche cuando ataquen los Otros" dijo en un tono cortés, como para explicar algo sencillo y cierto "Y lo hará porque, a diferencia de otros hombres con poder, Jon sabe y comprende la gravedad de la amenaza que viene del Norte" concluyó.
El Lord Comandante había adquirido una expresión pensativa, y miraba en dirección a la nada. Nadie dijo nada por unos momentos, hasta que "Los salvajes tienen mi permiso para asentarse en el Agasajo" dijo Mormont, y Jon sintió la tentación de sonreír, como lo hicieron otras personas en la tienda "Enviaré cuervos a la Torre Sombría y Guardiaoriente para que sean conscientes de esto, y de los otros puntos que acordamos aquí" prometió.
Y eso era todo. Tenían el acuerdo con el Lord Comandante. Podrían cruzar al sur sin derramar sangre. Y tenían una paz, que aunque era frágil, era mejor que una guerra. Jon sintió como su corazón se aliviaba un poco, y no pudo más que enviar una breve plegaria a los Dioses Antiguos en agradecimiento.
"Entonces está acordado. ¿Algo que deseéis discutir, Lord Comandante?" hasta su voz se sintió más ligera.
"No. Sin embargo, necesitaré algo de tiempo para tratar con mis hombres y enviar mensajes a los otros castillos de la Guardia para que sean informados" dijo Mormont. Jon no esperaba menos "Mañana al amanecer abriremos las puertas para que puedan pasar" prometió.
Jon sintió un fugaz destello de impaciencia. Deseaba que el Pueblo Libre empezara a cruzar de inmediato. Pero no dijo nada; ya había ganado mucho. Quería que Mormont tuviera la sensación de al menos haber dictado uno de los términos del acuerdo.
"De acuerdo" accedió Jon. Dio unos pasos hacia adelante, hasta estar justo enfrente de Lord Mormont. Extendió la mano, la idea obvia. Tras una mirada más hacia sus ojos, Mormont contestó a su saludo. Cuando se soltaron ambos se dieron un asentimiento en silencio. Las palabras sobraban.
"Jon" la voz de Ygritte lo hizo girar la vista "Ya ha pasado el mediodía. Quizás el C… el Comandante quisiera quedarse a comer con nosotros" Jon nunca había escuchado a Ygritte tan cortés; que lo hiciera con Jeor Mormont era casi irreal.
"Gracias….. por la oferta" era evidente que Jeor estaba algo incómodo con el intercambio, en concordancia con Ygritte "Pero debo volver pronto al Castillo Negro para hacer todos los preparativos para vuestro pasaje"
Y para que los hombres que dejó atrás no pensaran que algo le había pasado.
"Sigorn se encargará de que volváis sin problemas" dijo Jon, y tras un último asentimiento por parte de Jeor salió de la tienda, con Sigorn y sus thennitas tras él.
Jon miró a Tormund y a Val "Infórmenle a todos. Díganles que preparen todas sus posesiones. Mañana cruzamos el Muro" dijo, sin darse cuenta de la sonrisa que aparecía en su cara.
Catelyn
La noche había pasado en un revuelo y ya casi terminaba; en el cielo al oriente el negro estaba dejando paso al gris, y pronto el gris dejaría paso al sol, que iluminaría un mundo cambiado para siempre.
Todas las personas capaces estaban moviéndose, reuniendo sus últimas posesiones, tapando con nieve los últimos fuegos, asegurando una última vez las posesiones que llevaban en sus carros y cerciorándose de que no estuvieran dejando nada atrás. Incluso los gigantes se veían impacientes. Por órdenes de Jon todos los reclutas habían sido reunidos y formados en la noche, con antorchas para iluminar la oscuridad. En total eran unos dos mil quinientos, todos con una singularidad; la forma de los escudos, todos los cuales eran redondos y estaban pintados con dibujos de armas, runas, mamuts, uros, morsas, alces, focas….. y lobos. Muchos lobos, pero la gran mayoría blancos.
Por orden de Jon habían sido divididos en dos fuerzas. Una de ellas, compuesta por un millar de guerreros, sería la primera en cruzar las puertas del Castillo Negro cuando se abrieran. Los otros mil quinientos cruzarían después del resto del Pueblo Libre: serían la fuerza que les cubriría la retaguardia, en caso de que fueran atacados. Pese a que los exploradores no habían reportado ninguna amenaza cerca, Jon no quería correr ningún riesgo. Había insistido en que las empalizadas se mantuvieran bien vigiladas esta noche, y que los guardias mantuvieran los ojos bien abiertos. Él mismo había hecho una ronda por los límites del campamento para estar seguro de que se llevaba a cabo.
Catelyn lo había encontrado un poco alejado de los demás, con la espada desenvainada mientras practicaba cortes, estocadas y desvíos.
"¿Qué haces?" le preguntó, aunque era un poco obvio.
Jon volteó y la contempló un momento antes de hablar "Pruebo mi espada. Trato de familiarizarme con ella" respondió.
Catelyn estaba extrañada…. Hasta que vio la espada y notó que no era Garra, sino una espada de acero normal. Jon la devolvió a su vaina antes de mirarla de nuevo. Catelyn no pudo evitar pensar en que la nueva espada no le sentaba tan bien como la antigua.
"Sabes, no lo había dicho…. Pero no estuvo mal lo que hiciste. Cuando convenciste a Mormont de que nos diera el Agasajo" le dijo él, al tiempo que una sonrisa se abría paso en su rostro.
"Gracias" dijo ella, respondiendo una sonrisa con una propia. No dedicó un pensamiento a lo irrealista que se habría visto en su antigua vida, estar charlando y sonriendo con Jon.
"Pero dime ¿por qué se lo dijiste tú? No me malentiendas, no estoy molesto, pero quiero saber porque hablaste" preguntó Jon.
Catelyn meditó un momento, intentando pensar en cómo decirlo "Pensé que ya le habías pedido demasiado a Mormont, y él no había pedido nada a cambio. Eso en sí mismo daba una imagen muy pobre de ambos, en distintos sentidos. Al presentar yo la idea, parece que me pertenece a mí, junto con lo que eso conlleva. Como dije antes, al haberme dicho que sí, Mormont gana una mejor voluntad entre el Pueblo Libre, y tú no das la impresión de depender de él para otorgar al Pueblo Libre lo necesario para su subsistencia. Y si me hubiera dicho que no, no habría afectado mucho, puesto que nadie me sigue"
Jon la miraba con abierta sorpresa, y tras un momento dejó escapar una risa "Muy bien hecho, Catelyn. Muy bien razonado. Y fue una buena idea. Gracias" al tiempo que decía lo último le puso una mano en el hombro y su sonrisa se hizo un poco más amplia.
Catelyn se demoró un momento más de lo debido en su sonrisa "De nada" en ese momento no supo por qué lo hizo, pero un súbito impulso la hizo mover la cabeza, hasta que su mejilla hizo contacto con el dorso de la mano de Jon que estaba sobre su hombro.
Estuvieron en silencio por unos momentos, pero no era un silencio incómodo. Era el silencio de dos personas que, al menos por el momento, estaban en paz consigo mismas. Y entre sí.
Cuando finalmente Catelyn retiró la mejilla y Jon retiró su mano, ambos se miraron unos segundos antes de que se escucharan unos pasos detrás. Ambos se giraron y vieron a Ygritte, que se acercaba a ellos con calma.
"Las últimas cosas ya están embaladas" les dijo a modo de saludo "Solo falta que nos abran las puertas"
"¿Todo bien contigo y con él?" le preguntó Jon señalando el vientre de Ygritte, cuya redondez era ocultada por las capas de pieles y lana. Catelyn sintió el deseo de imitar a Ygritte y rodar los ojos. Hasta a ella le empezaba a ser fastidioso.
"Te están esperando" dijo Ygritte, ignorando la pregunta de Jon "Quieren que estés al frente cuando las puertas se abran" dudó un momento antes de seguir "Yo quisiera hablar unos momentos con Cat. A solas"
Jon debió ver algo en los ojos de Ygritte, ya que su sonrisa se apagó un poco "De acuerdo" dijo Jon, y tras despedirse de ambas se marchó.
"¿Estas lista?" le preguntó Ygritte, al tiempo que se acercaba a ella.
"¿Para cruzar el Muro? Por supuesto" dijo Catelyn, desconcertada.
"No para cruzar, sino para lo que te espera al otro lado. Fue ahí donde lo perdiste todo, y ahí estarán las personas que te lo arrebataron" el rostro de Ygritte estaba serio como nunca lo había visto en el corto tiempo en que se conocían "¿Estas lista para enfrentar todo eso?"
¿Lo estaba? Catelyn no estaba segura. Pero ella no era ninguna cobarde; era la madre de un gran hombre que había sido rey. No era débil; su esposo dio testimonio de ello, así como las pruebas que enfrentó y superó luego de la muerte de Robb.
"Estoy lista para intentarlo" le dijo, sin saber que decir más que la verdad. Ygritte le sonrió y le dio un asentimiento enérgico "¿Y tú?¿Estas lista para ver la tierra de la que serás Reina?" le preguntó. Catelyn no consideraba perfecta a la mujer frente a ella, pero sabía que era fuerte, valiente y leal; era una peleadora. Estaba segura de que sería una mejor reina para Jon de lo que Jeyne Westerling lo había sido para Robb.
"Estoy ansiosa. Confieso que, cuando me imaginé cruzando el Muro, pensé hacerlo como una mujer libre. En cambio, voy a hacerlo como una reina" Ygritte dio una risita de incredulidad, al tiempo que sacudía un poco su cabeza "Vamos a prometer algo. Si tú estás conmigo durante esto de ser Reina, yo estaré a tu lado siempre que me necesites" le propuso la mujer encinta "¿Tenemos un trato, Catelyn?" le preguntó, una sonrisa en su rostro.
"Tenemos un trato, Ygritte" confirmó Catelyn, contestando su sonrisa con una propia.
Entonces una serie de cuernos de uro sonaron tras ellas; provenían del campamento. Ambas sabían que era la señal, al tiempo que sus sonrisas se apagaban hasta morir. Se miraron a los ojos por unos momentos, pero al final fue la más joven de ellas la que dijo las palabras, mientras un rayo de sol pálido iluminaba un poco más su alrededor.
"Es la hora"
Bien, y aquí termina. Admito que me emociona mucho subir este capítulo. ¿Qué tal les pareció la conversación entre Jon y Mormont?¿Y la última parte entre Catelyn e Ygritte? Sean sinceros por favor. Déjenme todos sus pensamientos y opiniones en un comentario, que será muy bien recibido. ¡El teclado no muerde, y yo tampoco!
Bien, mientras estoy publicando esto estoy asediado por los exámenes y preparándome para los finales. Así que si bien voy a hacer el intento de publicar en una semana el próximo capítulo (como he hecho hasta ahora) no puedo prometer nada.
En fin, eso es todo. Saludos y que estén bien.
