Bien, primero que nada, hola a quienquiera que lea esto. ¡El primer capítulo del 2020! No puedo creer que ya haya pasado medio año desde que inicie la historia. ¡Dios mío, como se va el tiempo!

Bien, quiero dar mis más sincero agradecimiento a jean d'arc, Ares-sama, Luna, fanatico z y Ryan por sus hermosos reviews, que me alegran el día cada vez que los leo. Y hablando de los mismos:

jean d'arc: me alegra que te haya gustado el capítulo. No tuve corazón para matar a Jeor como le hacen en la serie: siempre he creído que merecía más que morir a manos de sus propios hombres. Eso sí que fue cruel. Y obvio que Maege debía estar cerca para ayudarlo; quizás se llevan mal, pero "los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera" (es una cita del libro Martín Fierro). En cuanto a lo de Alys, aquí veremos más al respecto, así que tus dudas no durarán mucho más.

Ares-sama: si, me encantan tus historias. Por cierto, vi que empezaste la segunda parte de Bastardo Sin Gloria. Sos un genio, hasta ahora me gusto bastante. Y hablando de historias, me alegra que la mía te parezca un gran trabajo. Me siento honrado. En cuanto a lo de Jon….. bien, ¿Qué puedo decir? Tengo una vena sádica. Me gusta dejarlos en la duda de si Jon tendrá una mujer o varias, y cuáles serán. No des nada por sentado.

Luna: Un capítulo sin sexo? Sí. En mi defensa, había que bajar un poco la velocidad, al menos por un rato. Me alegro que te gustara, y como le dije a jean, aquí se aclaran las dudas sobre Alys. Y mi regalo de reyes es este; disculpa si no está envuelto jajajaj. P.D: ¿dejaste de verdad los zapatitos?

fanatico z: seguí preguntándote lo de Cat; falta rato para llegar ahí. Y Jon es suertudo, sí…. Pero no puedo evitar darle algo de felicidad. Su destino al final de la serie me empuja; Jon merecía mucho más. MUCHÍSIMAS GRACIAS por tus buenos deseos, y me alegro que tengas en tan buena opinión la historia. Espero seguir leyéndote.

Ryan: Sabes que vi una película con un tipo que se llamaba así. Era de guerra y estaba más buena que comer pollo con las manos… Pero ya enserio, un gusto leerte. En cuanto a tu pregunta sobre Davos, en este capítulo está la respuesta. Y respecto a lo último, no voy a darte muchos detalles, pero te prometo una cosa: NO SERA COMO EL SHOW. Espero leerte nuevamente.

También quiero dar gracias a los que siguen la historia o la tienen en favoritos. Anímense a dejar un review: será bien recibido y contestado.

Bien, ahora así. Suficiente de palabras. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Jon

Estuvo esperando un tiempo con Maege, ocasionalmente hablando con ella. Por fin, tras un tiempo, la puerta se abrió y entró Sigorn, seguido por cuatro thennitas. Entre estos venía un hombre mayor de lo que sería su padre de vivir aún. Todas sus ropas eran viejas y estaban rotas, y además eran oscuras y simples. En su rostro se veía una marca púrpura, vestigio de un golpe, pero por lo demás se veía ileso. Lo más distinguido de su aspecto era su mano izquierda, la cual tenía las primeras falanges de todos los dedos, excepto el pulgar.

"Es él" dijo Maege, respondiendo a la pregunta de Jon antes de que la formulara.

"Gracias por traerlo" le dijo Jon a Sigorn "Cierren las puertas"

"¿Quieres que nos quedemos?" preguntó Sigorn.

"Como prefieras" contestó Jon. No había daño en que más personas escucharan la plática que venía. Sigorn y sus hombres se quedaron, cerrando la puerta detrás de ellos.

Le hizo un gesto al hombre para que se acercara. Dio unos pasos adelante hasta detenerse frente a él; hincó una rodilla en tierra "Su Alteza" murmuró, con la mirada fija en las botas de Jon.

"Alzaos" le dijo. El hombre se puso de pie y miró al frente "Decidme vuestro nombre" le comandó.

"Davos Seaworth…Alteza" respondió el hombre.

"Seaworth" repitió, intentando recordar si había escuchado ese nombre entre las lecciones de clases nobles con el Maestre Luwyn "No había escuchado nunca ese nombre" reconoció.

"Es de una casa bastante nueva" reconoció el hombre "El Rey Stannis me nombró caballero y me dio algunas tierras por servicios prestados a él durante la rebelión de su hermano" explicó.

"Entiendo" dijo Jon, apenas moviendo la boca para hablar "¿Cuáles fueron esos servicios?" preguntó, genuinamente interesado.

"Llevar alimentos a la guarnición de Bastión de Tormentas durante el asedio, a través del bloqueo de la flota Redwyne" contestó Davos.

"Impresionante" concedió Jon. No sabía casi nada sobre las artes navales, pero por todo Poniente era legendario el poder de la flota del Rejo. Que un hombre fuera capaz de evitarla no era poca cosa "Asumo que, sois un contrabandista. O lo fuisteis al menos" dijo, sospechando que un hombre como Stannis Baratheon no tendría a un hombre que violara las leyes a su servicio.

Davos Seaworth se pasó la lengua por los labios en un rápido movimiento; parecía nervioso "Lo fui, Alteza" confirmó Seaworth.

"Os preguntareis porque estáis aquí ¿no?" dijo Jon. Davos asintió en silencio "Lady Maege" continuó el hijo de Ned Stark, apuntando con un dedo a la única mujer en la habitación "me ha comentado algo. Durante el motín que tuvo lugar hace poco en este castillo vos jugasteis un papel. Mientras los demás enloquecían, huían o peleaban, vos" señaló con un dedo al caballero "cubristeis a Jeor Mormont, el Comandante de los hombres de la Guardia de la Noche. Y luego tratasteis de alejarlo de la locura de la batalla" concluyó.

"Si, Su Alteza" Davos empezó, viéndose más incómodo.

"¿Por qué lo hicisteis?" preguntó. Tenía una idea, pero quería saber bien todo lo que había motivado al hombre a actuar como lo hizo antes de decidirse.

"Pensé que con el Comandante Mormont muerto, las vidas de los prisioneros estarían en un peligro mucho mayor" dijo Seaworth, encogiéndose de hombros.

"Una idea acertada" dijo Jon "¿Tenéis miedo de la muerte?" preguntó, mirando la reacción del hombre con cuidado.

"Temo como cualquiera" respondió. Pareció dudar antes de enderezar la espalda "Su Alteza, he respondido vuestras preguntas. Pero aun no entiendo lo que queréis de mí. ¿Por qué no me lo decís de una vez?" exclamó, su voz dejando traslucir un dejo de impaciencia.

"¡Cuida como le hablas! Es un rey….." empezó Sigorn con el ceño fruncido, pero se calló cuando Jon le hizo un gesto brusco con la mano.

Quizás fuera por tanto tiempo que llevaba entre el Pueblo Libre, pero no se encontró molesto por las rudas palabras de Davos Seaworth. Al contrario; le agradaron "Bien, como gustéis. Lady Maege ha sugerido que seáis recompensado por la ayuda que prestasteis a su hermano. He aceptado su sugerencia. Y puesto que aún no hicisteis un juramento de lealtad, no sois un hombre de la Guardia de la Noche. Estoy considerando liberaros de manera definitiva, a manera de agradecimiento" le contestó.

La expresión de Davos era de estupefacción "Su Alteza, yo… no puedo" el hombre apretó la mandíbula antes de seguir "No puedo abandonar a mi hijo" soltó.

Jon estaba ligeramente sorprendido. No esperaba que el hombre ante él tuviera un hijo….. y que estuviera aquí.

"Vuestro hijo también es un prisionero" declaró Maege, que como él había entendido de inmediato.

"¿Qué edad tiene vuestro hijo?" preguntó Jon.

"Acaba de cumplir su día del nombre número trece. Es escudero" respondió Davos.

"¿Escudero de quién?" inquirió ahora Jon.

"Del Rey Stannis" dijo Seaworth, tras dudar un breve momento.

Jon no pudo evitar que sus ojos se abrieran ligeramente por la sorpresa. Miro a Seaworth y no vio falsedad en sus ojos. Pero había algo extraño en todo esto. Un contrabandista elevado a señor, su hijo convertido en escudero de un rey… se estaba perdiendo de una parte de la historia. Por un momento pensó en presionar, pero luego decidió dejarlo por el momento.

"¿Vuestro hijo fue parte del motín?" preguntó Jon.

"No mi s…. Alteza" Davos se corrigió en el último momento. Por primera vez parecía en verdad preocupado "Os juro que él se mantuvo separado de la pelea y no tomó parte en ella….. Lo juro por mi honor" la última frase la dijo con un tono de voz diferente.

Una de las cosas que Jon había aprendido que era importante sobre ser rey, era el juicio. No en cuanto a crímenes, sino en torno a las personas. Había que saber discernir quienes eran sinceros y quienes eran falsos. Cuáles decían la verdad y cuáles solo buscaban una oportunidad para hacer cumplir sus ambiciones.

Ahora, viendo a los ojos de un hombre que había sido contrabandista y que luego había luchado en contra del Pueblo Libre, Jon no vio falsedad ni ambición. Pensó por un momento en el joven del que hablaba Seaworth, su hijo. Consideró las posibles consecuencias y los beneficios, y tomó su decisión.

Miró a Davos Seaworth a los ojos antes de hablar "Habéis luchado en contra de mí y los míos bajo el estandarte de Stannis Baratheon, pero dado lo que él había hecho por vos, puedo entender vuestros motivos. Esta es mi oferta, Ser Davos: podéis entrar a mi servicio si lo deseáis, siendo liberado de vuestro aprisionamiento. La misma oferta se le presentará a vuestro hijo; si uno o ambos os rehusáis os dejaré ir. Podréis quedaros en el Muro y tomar los votos de la Guardia, o iros por el camino que gustéis. En cualquier caso, requeriré un juramento. Si aceptáis entrar a mi servicio, me daréis un juramento de lealtad. Si os vais, me daréis un juramento de no alzaros en armas una vez más contra mí o contra el Pueblo Libre" Jon se recostó contra el respaldo de la silla "Esas son vuestras opciones, Ser Davos. Elegid con cuidado" concluyó, antes de hacer un gesto a Sigorn y los thennitas para que se llevaran al caballero contrabandista.

Ygritte

Habían pasado cinco días desde que Jon había regresado de tratar con los Umber. La mayor parte del día siguiente de su llegada y el placentero reencuentro que habían tenido, Jon había estado en el Castillo Negro, desde el amanecer casi hasta el anochecer. Cuando el sol ya se estaba ocultando, Jon volvió acompañado por sus guardias. Dos días más tarde un puñado de thennitas llegó ante su tienda con dos acompañantes, desde el Castillo Negro. Uno era un hombre llamado Davos, y el otro era su hijo Devan. Davos tenía canas en la barba y unas pocas hebras blancas en el cabello, mientras que Devan era poco menor que Jon. Ambos habían recibido una pequeña tienda, ropas más apropiadas para el frío cada vez más intenso y lo suficiente para vivir.

Al principio Ygritte no había sabido porque Jon lo hizo. Cuando se lo preguntó, el padre del niño que llevaba en su vientre le confesó que no estaba seguro. Jon lo había ofrecido por agradecer al hombre que había ayudado al Viejo Oso en el medio del motín, pero tenía el presentimiento de que podría haber más, aunque no estaba seguro.

"¿O sea que… estás dejando que tus instintos se hagan cargo?" no puedo evitar preguntar Ygritte cuando Jon lo dijo.

"Parece que sí" se limitó a responder él.

Era extraño que Jon se dejara guiar más por instinto que por un pensamiento verdadero, pero Ygritte no vio cuánto daño podría surgir por lo que Jon había hecho. Y no tuvo mucho tiempo para pensar en ello; había muchas cosas más importantes.

Val se encontraba preparando a las personas que irían al sur, y en más de una ocasión había tenido que acudir a Jon cuando surgía un problema particularmente complicado que requería la mano del Rey en persona. En un hecho particularmente complicado, un hombre había sido lo bastante tonto para tratar de matar a Jon. Pero su lanza de madera endurecida al fuego no era rival para el acero de Jon, y el agresor había terminado muerto en apenas un momento. Luego de eso, los problemas habían disminuido considerablemente.

Luego de que Jon volviera del Castillo Negro se había reunido con muchos caudillos pequeños del Pueblo Libre. Con algunos había tratado para obtener apoyo para enviar la ayuda prometida a los Umber. Pero con otros había discutido la entrega de las tierras prometidas en el Agasajo. Ygritte no pudo evitar notar que estos últimos solo dirigían clanes o tribus pequeñas: el más grande de estos era de apenas dos centenares de personas. Jon había logrado, tras un tiempo considerable de discusión, acordar los límites de sus aldeas y los medios por los cuales estas se las arreglarían para obtener lo necesario para sobrevivir.

Una semana después del retorno de Jon del Último Hogar una docena de clanes habían partido en dirección al oeste, guardados por pelotones de reclutas, en dirección a sus nuevos hogares. Algunos levantarían sus cabañas junto a los riachuelos y pequeños lagos, otros junto a los bosques, otros en lo alto de colinas solitarias, y uno de ellos a la entrada de lo que había resultado ser una mina abandonada que habían encontrado, aunque nadie sabía si lo que había antes en ella era bronce, hierro, o cualquier otra cosa.

Y el día anterior a la partida de estos clanes, unos cuatro millares de personas, según Jon, se habían encaminado hacia el sur. Muchos eran adultos, pero también iban unos pocos ancianos, jóvenes y niños. Incluso iban 4 gigantes. Ygritte solo recordaba el nombre de uno, pero era demasiado complicado de decir todo el tiempo, por lo que se conformó con acortarlo a Wun Wun. Entre ellos iban además, medio millar de guerreros, una mezcla entre hombres con entrenamiento y otros sin él. Pero más allá de ello, todos eran leales a Jon. Era por eso que el Rey-más-allá-del-Muro y del Norte los había elegido sobre otros: quería hombres y mujeres que no fueran capaces de poner en riesgo la alianza con la Casa Umber. Y que pudieran controlar a los otros y disuadirlos de causar problemas.

Al mando de la fuerza que iba hacia el sur estaba Val. Jon se lo había encomendado sin demora, y pese a que no estaba feliz con ello, la hermana de Dalla no había protestado. Y con ella iba Dalla, sentada en un carro tirado por un par de caballos y guardada por una docena de reclutas. Ygritte se había despedido de ambas hermanas cuando se fueron, y había notado que Val estaba claramente infeliz con el hecho de ver a Dalla entre las personas que se dirigían al sur. Un puñado de familiares de los caudillos principales irían también con Val: dos de los nietos de Ygon Oldfather, el hijo de Gerrick Sangrereal, Dormund el hijo de Tormund Matagigantes, Helmat la hija de Halleck, y otros más.

Val

Como en su primer viaje hacia el Último Hogar, Val iba sobre un caballo, una bestia greñuda pero gentil de color gris. Pero en esta ocasión el viaje resultó mucho más lento, ya que esta vez no iba como parte de un apartida de jinetes ligeros, sino como líder de millares de personas, entre las que había ancianos y niños, sin mencionar a las mujeres. La más importante de estas últimas era sin duda su hermana menor, Dalla.

Donde el viaje con solo jinetes los habría visto para el final del día cerca del bosquecillo de pinos que, según Jon, era la frontera entre el Agasajo y las tierras Umber, el viaje de una multitud que iba en su mayoría a pie los vio apenas a poco más de la mitad del trayecto. No deseando arriesgar a los débiles exigiendo más de lo que podían aguantar, Val había ordenado detenerse y montar el campamento. Comparado con el campamento principal del Pueblo Libre, en el cual decenas y decenas de miles de personas se encontraban y había cientos de gigantes y mamuts, el que veía ahora, con apenas unos pocos millares y solo 4 gigantes y un mamut viejo, le parecía pequeño y pobre.

Esa noche, con Dalla durmiendo junto a ella y bien cerca de una hoguera, Val se dedicó a pensar. En un día más, a lo sumo dos, habrían llegado a las tierras de Umber. Carroña le había prometido a Jon y ella que los esperaría junto con una partida de sus hombres para saludarlos y acompañarlos el resto del camino. No es que Val temiera verlo, pero temía la reacción de su hermana al ver al hombre que era, al fin y al cabo, su abuelo.

Dalla había estado tan entusiasmada desde que supo de él….. Val no pudo evitar sentirse algo herida; llevaban tantos años teniéndose solo una a la otra, que vislumbrar a su hermana pequeña ansiosa por alguien más la hacía sentir que había sido dejada a un lado. Una parte de Val se regañaba por pensar así, pero aun así no podía evitarlo.

Pero dejando sus sentimientos personales de lado, lo que Val en verdad temía era que Dalla se decepcionara. Su hermana era tan dulce y amable, y Carroña era… bueno, no parecía una mala persona, pero desde luego no era un ejemplo de amabilidad y cariño. El poco tiempo que había estado en su presencia le había bastado a Val para ver eso.

Pero Dalla ya se había decidido, y Val no podía evitar lo que vendría. Se tumbó cerca de Dalla y se cubrió con una manta de lana antes de irse a dormir. Al amanecer ya estaban de nuevo en camino hacia el sur.

Fue al día siguiente, cuando el sol ya había hecho la mayor parte de su recorrido por el cielo, que por fin divisaron a Mors Carroña y sus hombres, esperándolos sobre una pequeña colina rodeada de arbustos y unos pocos árboles. Sobre la colina ondeaba el estandarte de la Casa Umber: un gigante rugiente con cadenas rotas sobre campo rojo sangre.

Val desmontó al pie de la colina y se acercó caminando, mientras el resto de la gente se mantenía a distancia "Mors" saludó con tono seco, viendo al hombre que estaba en frente del grupo.

"Val" dijo el anciano. Dio un paso adelante y sus brazos se tensaron un momento antes de que se relajaran, como si hubiera querido hacer algo con ellos y se retractara en el último instante "Es bueno verte" le comentó, su único ojo reflejando lo que parecía alegría. El único ojo de Mors miró hacia el pie de la colina y escaneó a la multitud "¿Cuántos son?" preguntó.

"Según Jon, cuatro millares" le respondió Val.

"¿Trajiste todo lo necesario para seguir con lo acordado con el Rey Jon?" preguntó esta vez Mors.

"No habría venido si no fuera así" replicó Val "Tengo mineros, leñadores, herreros. Y sí, traje granjeros para ayudarte a recoger tus cosechas" explicó "También traje gigantes y un mamut" dijo, para concluir.

Mors la miró como si hubiera dicho que podía volar "¿Disculpa?" inquirió "¿Dijiste gigantes y un mamut?"

Asintió una sola vez "Cuatro gigantes, de hecho" aclaró. Mors la miró con incredulidad, y los hombres que lo acompañaban no se quedaron atrás. Uno de ellos, un viejo de barba color gris salpicada de puntos blancos, incluso resopló con burla "Si no me crees baja la colina y velos por ti mismo" le espetó en voz alta, furiosa con él.

No pudo evitar la satisfacción que la embargó al ver como el anciano retrocedía un paso de manera inconsciente.

"Bien. Bien, te creo" murmuró Mors, dirigiendo una mirada seria sobre el hombro de Val, en dirección a la multitud. El anciano dejó pasar unos momentos antes de continuar "Vamos. Aún queda algo de luz; podemos avanzar un trecho más del camino antes de que sea oscuro" dijo, al tiempo que bajaba la colina, en dirección a su caballo. Val se apresuró a seguirlo, y detrás de ellos vinieron los hombres de Umber "¿Tu hermana ha venido?" preguntó Carroña, en voz baja.

"Si" respondió. Luego de un momento decidió dar una respuesta más compleja "Está ansiosa por verte" reconoció. No se molestó en mirar la reacción de Mors, pero le pareció que el hombre alteraba su paso.

"La veré cuando acampemos" prometió Mors. A Val le pareció algo ansioso al respecto.

Un par de horas más tarde, cuando el sol casi se había ocultado, se detuvieron y empezaron a preparar el campamento, en el medio del camino. Recordando las palabras de Jon insistió en que Mors y el resto de los hombres de Umber acamparan entre el Pueblo Libre. Y siguiendo sus propios instintos, Val ordenó que se organizaran patrullas para vigilar los límites del campamento. También se aseguró de poner centinelas en una colina cercana. Cuando terminó fue en busca de Dalla; la encontró ayudando a encender el fuego. Cuando estaba ya listo, dejó que otros lo cuidaran mientras tomaba de la mano a su hermana pequeña y la guiaba en silencio. Caminaron por unos minutos, en dirección a un par de pinos viejos y con las ramas desnudas. Debajo de ellos, los hombres de Umber abrevaban sus caballos y les quitaban las sillas de montar. Uno más estaba en el piso, echando ramas pequeñas para alimentar un fuego diminuto.

En cuanto vieron que se acercaba uno de ellos se adelantó; Val lo reconoció de inmediato. Aun sujetaba a Dalla de la mano, y pudo sentir como su hermana le daba un apretón. Mors se detuvo justo en frente de ellas, y miró a Dalla con una expresión atónita. Era como si no diera crédito a lo que su único ojo le mostraba.

Un silencio se estableció entre Dalla, Mors y ella. Ninguno parecía saber cómo empezar a hablar. Pero al final fue el mayor de todos el que lo hizo.

"Tú debes de ser Dalla" dijo. A Val le pareció que había un leve temblor en su voz.

"Y tú eres Mors" le contestó Dalla. En el siguiente momento Val sintió como los dedos de su hermana pequeña se separaban de los suyos. Y en el próximo dio una zancada y envolvió sus brazos alrededor de la forma corpulenta de Carroña, sin lograr que se tocaran uno al otro debido a la anchura de la espalda del anciano "Estoy feliz de conocerte" dijo, con la cara apretada contra el jubón de lana gruesa y vasta.

Mors permaneció inmóvil por unos momentos, como una roca de forma extraña. Val consideró adelantarse y separar a su hermana pequeña del anciano, pero se detuvo cuando la mano de Carroña se alzó y se posó sobre el hombro de Dalla, donde dio unas palmadas que parecieron torpes.

"Y yo a ti" las palabras de Carroña fueron tan bajas que Val tuvo que hacer un esfuerzo para escucharlas.

Jon

"¡Ya basta!" gritó. Tras un momento, los dos muros de escudos ante él dejaron de envestir uno contra el otro y los hombres que lo componían dieron un par de pasos atrás "Muy bien hecho" los felicitó "mantener el muro de escudos es lo primordial en una batalla. Pero" dijo, al tiempo que su expresión se volvía más seria "recuerden también cual es la función que cumplen. En ataque o en defensa, no deben dejar que los deseos o el ansia los hagan olvidar cuál es la función que cumplen. Y no se confundan: la gloria de la victoria le corresponde a todo un ejército, no solo a los hombres que derramen sangre frente a frente" dijo en voz fuerte, buscando que todos lo escucharan.

Tras tanto tiempo, por fin se había acostumbrado a ser el foco de atención de miles de personas a la vez. En estos momentos, no sentía ninguna incomodidad de ser observado por miles de reclutas en todo grado de entrenamiento.

Tras tanto tiempo de entrenamiento, habían por fin terminado de enseñar los principios más básicos. Ahora los reclutas podían al menos formar una línea ordenada y reconocer las órdenes más básicas, aunque aún faltaba para que la gran mayoría fuera un ejército de verdad. A pesar de todo, tenía ya unos diez mil hombres capaces de marchar y luchar de manera unificada, lo que era un gran progreso.

"¡Rey Jon!¡Rey Jon!" una voz sacó al hijo de Ned Stark de sus pensamientos. Miró y vio que un jinete se acercaba a toda velocidad. Al acercarse más Jon vio que era una mujer de las lanzas, que detuvo su caballo enfrente de él "Vengo de parte de Ygritte. Ha ocurrido algo" declaró.

Una variedad de situaciones desfilaron por la mente de Jon, tanto buenas como malas. Pensó por un momento antes de hablar "¿Dónde está Ygritte?" preguntó.

"En la tienda de ambos; dice que vayas de inmediato. Que valdrá la pena" dijo.

Unos momentos más tarde, y tras despedirse de los reclutas, Jon tomó su caballo y se encaminó de vuelta hacia la tienda que compartía con Ygritte. Al llegar no pudo evitar notar que había dos docenas de guerreros, cuatro veces más de lo usual, esperando afuera de la tienda, todos con rostro serio. Entrego las riendas a uno.

Cuando cruzó la entrada, dedicó unos momentos a analizar lo que sus ojos veían. Ygritte estaba sentada, su barriga sobresaliendo mientras hablaba con alguien más.

Ese alguien era una muchacha de una edad muy similar a él, que estaba sentada en el piso cubierto de pieles mientras charlaba con Ygritte. La primera cosa que le llamó la atención fue la herida que tenía en la cabeza, donde su piel se abría desde el punto arriba de su ceja derecha hasta la raíz de su cabello oscuro. La segunda fueron sus ropas; estaban sucias y rotas, y eran de un tono oscuro de azul que se acercaba al negro, pero reconocía que eran de buena calidad. La herida más el aspecto demacrado y fatigado de su rostro le daban un aire enfermizo y débil.

"Ygritte" dijo, llamando la atención de ambas mujeres, que dejaron de hablar. Ygritte lo miro con un leve vestigio de una sonrisa en su rostro, pero la otra mujer lo miró con incredulidad. Fue entonces que Jon notó que había algo familiar en sus rasgos. Él ya había visto a esta chica antes, aunque no podía recordar su nombre.

"Habéis cambiado bastante, Jon Nieve. ¿O preferís Jon Stark?" le comentó la chica cuyo nombre desconocía, su rostro transformándose en uno de recelo.

Jon decidió no darle importancia a la pregunta "Puedo recordaros. Os vi en Invernalia hace tiempo, mi señora, aunque me temo que no recuerdo vuestro nombre" reconoció.

"Pasabais demasiado tiempo alejado de todo el mundo. Recuerdo eso. Estabais más cómodo en el campo de prácticas ¿eh?" dijo ella, que estaba sorprendentemente calmada "Soy Alys Karstark" se presentó.

El nombre trajo un recuerdo de hace muchos años a la mente de Jon "Bailamos una vez mientras estabais en Invernalia. Y también bailasteis con Robb" no pudo evitar notar como la mirada de Alys se tornaba más seria cuando mencionaba a su hermano. Cosa entendible, dado que Robb había decapitado al padre de la joven.

"Así es. No erais un gran bailarín" comentó en tono frío, y Jon no pudo encontrar deseo de refutarlo. Era cierto; siempre había estado más interesado en sus clases de espada que en las de baile.

"No te preocupes Jon. No creo que haya venido a pedirte otro baile" intervino Ygritte, la burla clara en sus ojos y una pequeña sonrisa en su rostro. Jon se preguntó si no notó o no le dio importancia a la frialdad que había adquirido la voz de Alys.

"Ojalá fuera por eso" replicó la joven Karstark "He venido a pediros ayuda" le dijo "Sois mi última esperanza" reconoció al final, bajando la vista.

Jon compartió una mirada con Ygritte, viendo que los ojos azules de la mujer embarazada de su hijo estaban llenos de confusión, a juego con los suyos "¿Vuestra esperanza? No sé a qué os referís. ¿Y de qué clase de ayuda habláis?" preguntó.

"Para mantenerme a salvo. Me están persiguiendo. No pueden atraparme" dijo ella, con el pánico manchando su voz.

"¿Quiénes te están persiguiendo?" preguntó Ygritte, haciendo la misma pregunta en la que Jon pensaba.

"Mi familia" respondió Alys. Respiró hondo antes de seguir "Mi tío abuelo Arnolf me ha forzado a huir del castillo de nuestra familia. Quiere casarme con su hijo Cregan para robarme mis derechos, ahora que mi padre y mis hermanos Torrhen y Eddard han muerto"

Jon sabía que, durante los malos momentos, una Casa podía verse dividida por la ambición y el deseo de poder. Aun así… "Pero….. aun tenéis un hermano. Harrion. Tras la muerte de Lord Rickard, el título de Señor debería pasar a él" dijo, haciendo un esfuerzo para recordar los nombres de los Karstark muertos por Jaime Lannister.

Alys solo negó con la cabeza "Lo último que supe de Harry fue que marchó hacia el Valle Oscuro. No recibí más noticias de él; quizás esta muerto. Si lo está, yo soy la legítima señora de Bastión Kar. Si no, soy su heredera. Es por eso que mi tío intenta capturarme"

La mente de Jon aún estaba plagada de preguntas, pero se decidió por la más obvia "¿Por qué?"

Las cejas de Alys se alzaron "Tendréis que ser más claro" le contestó la muchacha.

"¿Por qué habéis venido a mí? Entiendo que no deseéis ser forzada a casaros ni que os roben vuestros derechos, pero ¿por qué, de todas las personas que podrían hacer algo al respecto, vinisteis a mí?" dijo con calma. No tenía sentido. Si Alys hubiera sabido que era un Rey y tenía un ejército hubiera sido lógico, pese a que debería haber dudado de un hombre que era un desertor de la Guardia y que lideraba salvajes. Y si no lo sabía ¿por qué buscar la protección de un hombre de negro, cuando la Guardia no interfería en los conflictos del reino, en los que se incluían las disputas sucesorias?

"De todas las personas que podrían hacer algo al respecto…." Repitió Alys, con una mueca de amargura en el rostro "No hay nadie más. Uno de mis hermanos está desaparecido y los otros están muertos. Mi padre fue decapitado por vuestro hermano, seguro que escuchasteis al respecto" pese a que la ira en el tono de Alys no era dirigida a él, Jon no pudo evitar sentirse incómodo "pero antes mato prisioneros Lannister. Es gracioso que lo ejecutaran por ello, considerando que había ido al sur junto a mis hermanos para matar Lannisters" Alys soltó una risa, un sonido breve y amargo sin ninguna gracia "Después de lo que hizo, dudo que el Trono de Hierro esté interesado en defender mis derechos. ¿Quién más queda?" no esperó a responder su propia pregunta "Roose Bolton y su bastardo. Tendría que ser muy tonta para confiar en el padre, y he oído lo suficiente para saber que más me valdría morir que caer en manos del hijo" concluyó, escupiendo las últimas palabras con un tono que daba a entender que las creía de todo corazón.

Los siguientes momentos Jon estuvo en silencio, pensando en las palabras de Alys y tratando de discernir si había falsedad en su expresión, pero la hija de Rickard Karstark mantuvo la vista alzada, como desafiándolo a cuestionar sus palabras. Al final, el hijo de Ned Stark asintió en aceptación "Decidme esto ¿Cuándo huisteis de Bastión Kar… sabíais que era el rey del Pueblo Libre?¿Vinisteis a mí esperando que pudiera protegeros por la fuerza?" preguntó Jon.

"No. Pensé que aun erais un hombre de la Guardia. No tenía idea de que….." dejó la frase en el aire, al tiempo que hacía un gesto en

"Entonces vinisteis por un hombre de la Guardia de la Noche. ¿Por qué? Ellos no toman parte en las disputas del Reino" le informó, aunque sospechaba que Alys ya lo sabía.

"Somos parientes ¿recordáis? Stark y Karstark" Alys pronunció el nombre de cada casa con cuidado. Jon asintió; era cierto "Cuando hui de mi hogar, lo hice en pánico, en la noche, como si fuera una ladrona. Fue solo al otro día que pensé con claridad. Y me di cuenta de que solo había una dirección en la que podía ir y una persona a la que podría buscar. Una sobre la cual mi tío no podría pasar para apoderarse de mí. Un pariente. Arnolf es un anciano traidor y ambicioso, pero ni él sería tan tonto como para mataros. No hay nadie más maldito a ojos de dioses y hombres que un asesino de parientes" le recordó. Como si hiciera falta.

"¿Una sola dirección?" dijo Ygritte, con una expresión recelosa. Jon no entendió porque decidió centrarse en esa frase en particular.

"Sí. Las tierras de la Casa Karstark se ubican en el este. En tres direcciones solo hay riscos empinados y abruptos y las aguas heladas del Mar Tembloroso. La única ruta por tierra es hacia el oeste" le respondió Alys.

"Y la mayoría de los caminos pasan cerca del Fuerte Terror" amplió la explicación Jon, viendo como la realización golpeaba a Ygritte cuando mencionó la fortaleza de los Bolton "La dirección más segura es….."

"hacia el noroeste" completó Alys "Es decir, hacia aquí"

Estuvieron un instante en silencio hasta que Jon volvió a hablar "Bueno, ya sé vuestra historia, mi señora" dijo, adoptando una vez el aire formal "¿Sabéis vos la mía?"

"Vuestra Reina…" empezó Alys, solo para detenerse ante la risa burlona que salió de la boca de Ygritte.

"No soy su reina…. Soy Ygritte" dijo la mujer besada por el fuego, una mueca burlona adornando las facciones de su rostro.

"Pero…." Alys parecía, por primera vez, desconcertada "Me dijeron que erais….." sus palabras fueron cortadas una vez más por Ygritte.

"Soy la mujer de Jon…. y él es el padre de la criatura que llevo en el vientre. Pero no soy reina" dijo, subiendo ligeramente la voz mientras pronunciaba las última palabras.

Alys alternó la mirada entre Ygritte y Jon por un momento antes de seguir "Como había dicho. Ygritte" hizo un gesto con la mano a la mujer embarazada "me había relatado un poco de vuestros…. Actos más allá del Muro. No me ha dicho todos los detalles, pero si los hechos más importantes. Como os convertisteis en Rey-más-allá-del-Muro, como llegasteis a un pacto con la Guardia de la Noche para que los salv….. el Pueblo Libre cruzara el Muro y que Mors Umber está con vos" relató "He de admitir que lo último de todo es lo más…. Dudoso de creer" reconoció Alys, las hebras de cabello oscuro moviéndose cuando inclino ligeramente la cabeza.

"No os culpo. Entiendo que es difícil de creer" reconoció "Pero hay algo de lo que Ygritte no os hablado. Por medio del testamento de mi hermano Robb, del que fui informado por sus más leales vasallos, he sido legitimado y convertido en su heredero. Tras la muerte de mi hermano a manos de los Frey, he heredado también el título de Rey en el Norte" la informó.

Alys Karstark miró a Jon con una expresión inescrutable. Al final suspiró y habló "¿Y en qué posición nos encontramos ahora?… Alteza" dijo.

Jon estuvo en silencio, pensando cuidadosamente su respuesta "Vuestro Padre traicionó a mi hermano. Mi hermano lo ejecutó por ello. Y ahora ambos están muertos. ¿Podemos hacer algo para cambiar eso, mi señora?" sabía la respuesta, pero quería escucharla de la joven Karstark.

"No" reconoció Alys.

"Creo que la disputa de ambos murió con ellos, mi señora. La enemistad entre nosotros no le devolverá la vida a ninguno de ellos" tomo aire antes de seguir "Las casas Stark y Karstark están relacionadas, como habéis dicho. Habéis venido en busca de ayuda, y si aún la deseáis os la proporcionare" le prometió.

Alys Karstark entrecerró los ojos "¿Y qué deseáis a cambio?" la sospecha era clara en su voz.

Jon no se molestó en tratar de negarlo "Vuestro apoyo. Como habéis dicho, sois la cabeza visible de la Casa Karstark, que siempre han sido aliados de los Stark. Juradme lealtad como Rey, y tendréis mi apoyo para reclamar Bastión Kar y las tierras de vuestra familia" le dijo.

Alys Karstark frunció los labios por un momento "Suponiendo que lo hagáis ¿qué pasa con Arnolf y el resto de su familia?" preguntó.

"Si luchan contra mí, los castigaré de acuerdo al alcance de su traición contra la Casa Stark. En caso de que no lo hagan…. vos sois la cabeza de la Casa Karstark. A vos os corresponde decidir qué hacer con ellos" dijo encogiéndose de hombros. Le parecía la mejor opción.

Jon vio como una sonrisa se hacía presente en la cara de Alys; parecía complacida "Dadme vuestra palabra de que lo haréis. Y de que no me forzaréis a un matrimonio arreglado; ni siquiera a un compromiso" le pidió.

"Tenéis mi palabra, mi señora. Haré cuanto esté en mi mano para que recuperéis vuestro derecho de nacimiento. Y nunca os forzaré a aceptar a un hombre a vuestro lado. Lo juro en mi honor como un Stark" dijo cada frase con voz alta y clara, al tiempo que miraba a la muchacha a los ojos.

Alys Karstark cayó sobre sus rodillas e inclinó ligeramente la cabeza "Yo, Alys Karstark, doncella de Bastión Kar, juro aquí, ante los ojos de los dioses y los hombres, seros siempre leal. Dad justicia a los míos, tened piedad de mis débiles y enfermos y no me pidáis ningún servicio que me traiga deshonra, y tendréis mi apoyo. Soy vuestra para ordenar, Rey Jon Stark" dijo con voz suave.

Y con eso cerramos este capítulo. Espero que les haya gustado. La verdad es que me ha costado.

Déjenme reviews con sus comentarios, opiniones, críticas (constructivas), sugerencias y más. Serán bien recibidos.

Bien, eso es todo. Intentaré subir el próximo capítulo dentro de una semana (como siempre) pero no prometo nada (como siempre. O casi siempre). Saludos y que estén bien.