Bien, primero lo primero. Hola a quienquiera que lea esto.
¡Wow! Lo diré de nuevo: ¡WOOW! 10 REVIEWS POR UN SOLO CAPÍTULO (sé que dos son de Luna, pero igual) Algo debo estar haciendo bien para recibir tantos.
En fin, MUCHAS E INFINITAS GRACIAS a Kirito 720, Ares – Sama, m-i-g-u-e-l- Giuliano. Co, e-n-d-e-r-s-o.-n vazques, jean d'arc, Luna, Ryan, Natsuko y froggus (¡TODOS USTEDES SON GENIALES, Y QUE NADIE LOS CONVENZA DE LO CONTRARIO!) por sus reviews. Y hablando de los mismos:
Kirito 720: que llames épico a mí capitulo es un gran halago, y me siento feliz de que lo consideres así. Me alegro que te guste el desarrollo de los personajes, y concuerdo con voz: la última temporada de la serie fue pésima. La pregunta que hiciste sobre la legitimidad es una valida y me agradó bastante (y no la considero tonta de ninguna manera), y la explicación (que es larga) es esta:
Primero te debo aclarar que en esta historia no se sabe la verdad de la madre de Jon (no estoy diciendo que sea Lyanna Stark, pero tampoco que no lo sea. A su debido tiempo se verá pero vamos por lo que se ve hasta ahora en la historia y por lo que sabemos de los libros, en los cuales NO se sabe quién es la madre de Jon. O al menos no de manera certera), pero vamos a actuar bajo el SUPUESTO de que Jon SI ES hijo de Lyanna y de Rhaegar. En este caso, como se ve en la serie, Lyanna y Rhaegar estaban casados, y por ende Jon sería legítimo desde su nacimiento. Si bien los reyes pueden dar los apellidos de sus padres o madres nobles a los bastardos, en este caso Jon no sería un bastardo (Ned habría mentido sobre su nombre, pero, de acuerdo a la ley en Poniente, me parece que no tendría la capacidad de privarlo legítimamente de él) y por ende no puede ser legitimado (la bastardía es vista a menudo como una mancha por los nobles, pero digamos no se puede limpiar una mancha que nunca existió). ¿Respondió esto tu pregunta?
Ares-sama: me alegro que te gustara el capítulo, y la escena de combate. La verdad siempre tengo dudas cuando subo una escena de lucha: como que no se si la describo bien para que los lectores puedan visualizar el combate.
Miguel guilian0 . CO: puedo entender el deseo de dar armas geniales a los seguidores de Jon, pero convengamos que el acero valyrio no es algo fácil de obtener. He estado trabajando bastante en la estructura del nuevo norte, aunque primero hay que obtener el control antes de empezar los cambios. Reino del Eterno Invierno… no suena nada mal. Sigue esperando ver a Catelyn y Jon; haré lo mejor posible para que valga la pena. Y por supuesto que sigo con el trabajo: esta historia se acaba o se acaba. De ninguna manera queda colgada.
Enderson vazques: Me da gusto saber de ti. Falta bastante para la batalla de los bastardos: al menos 4 capítulos (y probablemente más). Pero llegará. Sabes que cuando leí tu nombre me recordaste una banda de youtube que se llama Vazques Sounds. Me gustaron bastante algunos de sus temas. Te la recomiendo, en caso de que aún no la hayas oído.
Jean d'arc: viste el despliegue. Mi idea era dar a los clanes una muestra del poder que Jon ostenta (como dijo Tywin Lannister: el poder, el verdadero poder, viene no de una corona, sino de un ejército) Y claro que Catelyn sentirá culpa enfrente de Ygritte. Ella es demasiado…. Tú sabes. Gracias una vez más por tu review.
Luna: Jon es único. Tomó cientos de tribus, clanes y aldeas del norte del Muro y los unificó en un ejército "impresionante" según tus propias palabras. Tan impresionante como para poner a sus pies a cientos de norteños de un plumazo. Quería hacer mucho una escena con un tonto tratando de desafiar a Jon y siendo puesto en su lugar. Lo que la mano de Catelyn hará….. si, bien podría. O podría hacer otra cosa….. (sonrisa enigmática).
Admito que tus ideas tiene mérito, particularmente la de Catelyn matando a los Bolton. La antigua Catelyn nunca habría empuñado un arma (omitamos su charla con Jaime Lannister) pero esta…. ¿quién sabe? Lo más bello del fanfic: todo puede pasar.
Ryan: No. Ygritte cortando la garganta de Jon es llegar "un poco" lejos… pero la pelirroja más joven no se quedará de brazos cruzados así como así eh.
Natsuko: no te preocupes, no habrá harem. Amito que sería un reto interesante de hacer, pero no será en esta historia (además de que si lo hiciera no sería solo una fantasía llena de smut, como a otros les da por hacer. Yo sería más realista, mostrando también las partes complicadas de una convivencia de muchas mujeres con un solo hombre). Jon es muy Stark, en eso concordamos. Es mi historia sí, pero las sugerencias nunca las desprecio. Una pregunta curiosa: ¿Por qué no te gusta Daenerys?
froggus: me encanta que la historia parezca genial, y el ritmo de las actualizaciones es un reto que me esfuerzo por cumplir. Ciertamente Catelyn tiene mucha experiencia cuidando bebés, y sería una gran opción para cuidar del de Ygritte. En eso concordamos.
Gracias también a los que siguen la historia, la tienen en favoritos o simplemente la leen. Anímense a dejar un review que me ayude a llegar a los 200. Será muy apreciado y contestado.
Bien, basta de hablar. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme o tratar de entretener a otros.
Brynden
El río estaba helado incluso de día, y de noche parecía estarlo aún más.
Vio las luces de las hogueras a lo lejos. Se mantuvo en silencio, dejando que la corriente lo arrastrara, al tiempo que se hundía lo más posible en el agua, solo dejando la mitad de su cabeza afuera. Respiró lentamente, y abrió los ojos cuando una trucha eligió ese momento para saltar cerca de él. Por fortuna el ruido no atrajo miradas de los hombres. La falta de voces de alarma le dio a Brynden la certeza de que no lo habían visto.
No pudo resistir a dar una última mirada hacia atrás, y contempló con gesto sombrío el castillo que hasta esa noche fuera el hogar de su familia. El castillo en el que nació, donde vivió su infancia, y al que volvió en varias ocasiones. Pensó en su hermano, cuyos huesos yacían en el lecho del mismo río sobre el que estaba flotando en ese momento. Pese a todas sus peleas, en verdad le había dolido su muerte.
¿Qué pensaría Hoster si supiera que su único hijo había entregado Aguasdulces a los responsables de la muerte de su hija mayor y su nieto? Brynden estaba seguro de que estaría encolerizado y destrozado a partes iguales.
Pero aunque Edmure fuera un cobarde y no estuviera dispuesto a seguir peleando, Brynden si lo estaba. En cuanto se hubiera alejado lo suficiente del asedio, saldría del río y continuaría combatiendo a los Frey y a los Lannister. Se lo debía a su familia, era su deber y su honor.
Val
Observó con atención mientras el fragmento de metal al rojo era martillado por un herrero de rostro sudoroso y manos gruesas y callosas. Cuando el herrero se detuvo volteó el metal con un par de pinzas y apretó su agarre para mantener firme la pieza mientras nuevos golpes de martillo resonaban contra el otro lado. Por fin, cuando hubo terminado, el herrero dio una mirada y asintió en aprobación, antes de sumergir la nueva punta de lanza en un barril de agua helada que estaba a su lado. Cuando dejó de sisear al contacto con el agua, fue sacado del agua y dejado en una caja, junto a muchas otras copias idénticas.
Val encontraba particularmente interesante, y totalmente incomprensible, la creación de armas. Había visto y preguntado lo suficiente para saber cómo se hacía, pero aun así le parecía algo tan ajeno. Era casi mágico ver como en tan poco tiempo un pedazo de hierro era convertido en una punta de lanza, o en la hoja de una espada o de un hacha.
Había estado impresionada por la rapidez con la que los herreros que había traído con ella habían congeniado con sus contrapartes del Último Hogar. En el tiempo desde que habían empezado a producir armas ya había formado al menos dos centenares de espadas, y casi siete veces más lanzas. Si lo que el Maestre del castillo le había dicho era cierto, en unas lunas más habrían armado a todo el ejército del Pueblo Libre.
Salió de la herrería al sentir como su piel empezaba a sudar, causa de estar tanto tiempo cerca de tantos fuegos ardientes.
Hoy era una de esas escasas ocasiones en que no era molestada por nadie. No quería ver a Dalla, que estaba ocupada con las sobrinas nietas de Mors, las hijas del llamado Gran Jon, por lo que decidió salir a ver el lugar. No era la primera vez que lo hacía desde su retorno.
No le gustaba la sensación de estar en un castillo. No eran las personas que había en él; algunos eran mejor compañía que otros, pero nadie era particularmente desagradable con ella o con su hermana. Eran los altos muros de piedra, las puertas inmensas, las altas torres que parecían acariciar el cielo como dedos de piedra. Le causaban incomodidad.
Val había reflexionado sobre el porqué de su rechazo, y la única explicación que tenía sentido era que no estaba acostumbrada. Cuando lo conversó con su hermana, Dalla estuvo de acuerdo.
Pero aun así lo aguantaba. En parte lo hacía por Jon, porque la necesitaba en este lugar. Peo más que nada lo hacía por la felicidad de su hermana, que se había incrementado al ver el hogar del que había venido su madre. Dalla era dulce y alegre, y era esa actitud la que había hecho que se convirtiera en alguien muy bienvenida dentro del Último Hogar en tan poco tiempo. Los sirvientes la querían, al igual que los guardias y el resto de las personas. Quizás la mayoría no lo dijera con palabras, pero Val había visto pequeños gestos que la hacían pensarlo: una sonrisa, un ofrecimiento para limpiar sus habitaciones o arreglarle alguna ropa dañada, un pequeño collar o una piedra bonita de regalo. Incluso el resto de
Fue sacada de sus recuerdos por un gruñido particularmente fuerte, y se dejó guiar por su curiosidad, que la guio hasta un pequeño patio a la sombra de un granero. Había unos veinte hombres en él, la mayoría jóvenes. Una mirada más cuidadosa le hizo notar que la mayoría eran casi niños, tan jóvenes que algunos aún tenían esa redondez en las mejillas propia de los primeros años de vida.
Lo pensó un poco antes de decidirse: se acercó a los hombres y unos momentos más tarde estaba luchando contra ellos con armas de madera.
El primer oponente fue patético: lanzo un golpe que esquivó con facilidad y que lo dejó totalmente descubierto por el lado derecho. No le dio oportunidad de dar un segundo. Le dio una patada a la parte trasera de su rodilla, le golpeó la muñeca de la espada con la suya y le colocó la hoja contra el cuello.
El segundo fue un poco mejor, pero aun así no tomó mucho para que Val lo derrotara. La pelea terminó con Val presionando un pie en el pecho de su oponente, que se sujetaba la frente, donde un chichón empezaba a notarse.
Luego Val decidió intentar algo más difícil: pelear contra dos oponentes a la vez. Los dos nuevos chicos, uno con el cabello corto y el otro con una sombra de barba en su rostro pecoso, habían aprendido algo de las peleas anteriores. Se mantuvieron separados uno del otro, por lo que Val tuvo que girar la cabeza constantemente para no perder a ninguno de vista. Cuando finalmente hubo vencido a ambos, estaba mucho más cansada que antes. Entonces notó que los otros estaban mirando detrás de ella. Giró y vio que Mors estaba allí, su único ojo fijo en ella.
Recordó lo que Jon le había dicho hace tanto tiempo: que Mors Umber era un guerrero respetado en todo el Norte "Veamos de que estás hecho, Carroña" le propuso.
Mors la miró largamente antes de responder "¿Crees que tienes oportunidad contra mí?" preguntó.
"¿Crees que no?" lo desafió Val.
Fue suficiente para Mors. Con un asentimiento, se acercó a la pared en la que estaban apoyadas varias armas. Se quitó la capa de piel de oso que llevaba y tomó una espada antes de acercarse a ella.
Mors se puso a la ofensiva de inmediato. Lanzó dos golpes rápidos hacia el costado de Val, que desvió uno con su espada y se agachó justo a tiempo de esquivar el segundo. Pero antes de que pudiera empezar a pensar en represalias, Mors avanzó un paso y volvió a atacar. Val dio un paso para esquivar la estocada, pero su golpe hacia el flanco de Carroña fue detenido por la base de la espada de su oponente, que la había colocado en posición vertical, con la empuñadura apuntando hacia arriba. Luego él empujó hacia adelante, golpeando el hombro izquierdo de Val con la empuñadura de su arma. Val retrocedió de un salto para esquivar el siguiente ataque de Mors, mientras intentaba no gruñir ante la sensación de su hombro magullado.
"¿Aun crees que puedes ganar?" dijo Mors. En su único ojo se podía percibir satisfacción.
"Eso debería decírtelo yo a ti" replicó Val, furiosa. Esta vez fue ella quién atacó.
Lanzó golpes rápidos, aprovechando su altura más baja para atacar las piernas de Mors, pero este logró protegerlas con su propia espada. Luego de distraerlo con éxito, lanzó un golpe hacia su cadera y otro en dirección a su hombro. Mors bloqueó ambos y entonces Val se lanzó hacia la izquierda, tratando de aprovechar el punto ciego de Mors. Y lo logró. Pese a que Mors se alejó con rapidez, no fue lo bastante rápido para esquivar la espada de Val, que le dio un golpe en el hombro.
Val no pudo contener la sonrisa que surgió en su rostro cuando escuchó el gruñido bajó de Carroña. Cuando Mors la miró su sonrisa se volvió más engreída. Eso pareció enojar a Carroña, que cargó una vez más contra ella.
Los golpes caían a toda velocidad, tanto de ella como de Mors. Ambos daban todo en la pelea: no se contenían en nada. Val recurrió a todo lo que sabía de pelea, cada cosa que había aprendido por las buenas o por las malas a lo largo de su vida. A medida que la pelea seguía, sentía como el sudor empezaba a formarse en sus axilas y en su frente. Sus manos se entumecían alrededor de la espada, y sus brazos temblaban cuando paraba un golpe particularmente duro de la espada de Mors con la suya propia. Y aun siguió lanzando golpes en todas las direcciones posibles, tratando de encontrar un punto débil en la defensa de su oponente, o de crearlo.
El siguiente golpe que logró contra Mors fue uno mucho más pobre que el primero: apenas logró golpear la muñeca izquierda de Mors con su espada. Mors en cambio logró tocarla en dos ocasiones más: una con una patada en el pecho que la derribó y la forzó a rodar por el piso para esquivar el siguiente golpe. Y luego un roce con la espada en la parte baja de la pierna. No era demasiado malo, pero si hubiera sido acero Val habría sangrado copiosamente.
Al final ambos se vieron forzados a detenerse: el cansancio era demasiado, y tanto Mors como ella sudaban copiosamente, además de jadear como corceles luego de un feroz galope. Con un gesto de la mano, ambos bajaron las armas. Mors le dio un asentimiento breve, y Val pudo leer en él lo que Carroña quería decirle: había sido un buen oponente.
"Nada mal" reconoció Val, a regañadientes. No le gustaba halagar a la gente, nunca le había gustado. Pero debía reconocer que a pesar de su edad y de estar totalmente cegado por el lado izquierdo, Mors era en verdad un oponente temible.
"¿Te han dicho que Dalla se parece a su madre?" preguntó Mors.
Val alzó una ceja, pero asintió. Cuando era niña, la gente a menudo decía que su hermana pequeña era la imagen de su madre. Val en cambio, era más parecida a su padre, sobre todo en el color de su cabello.
"Pues tú peleas como el mayor de sus hermanos" continuó Mors. Era extraño, pero Val sintió una pequeña llama de orgullo ardiendo dentro de su pecho al escuchar esas palabras.
"¿Cómo se llamaban? Los hermanos de mi madre" dijo Val. Sabía que estaba pisando aguas peligrosas, pero decidió arriesgarse.
Mors se tensó un momento, y rehusó a encontrar su único ojo con los de Val "Jarmog y Erbund" dijo al final en voz baja "Ambos cayeron en batalla" añadió a último momento.
"No es la peor forma de morir" no pudo evitar decir "Esa es morir de hambre en invierno" añadió al final.
"Sí. Una prima mía y su esposo murieron así. Se largaron para que sus hijos pudieran tener más oportunidad de sobrevivir y nunca más volvieron" confió Mors Carroña "¿Qué hay de tu padre? Dalla me dijo que murió, pero no específico cómo"
Val no se negaría que estaba un poco sorprendida por el sendero que tomó Carroña. La forma en que el anciano mencionó a su padre le dio a entender que Mors no sentía ningún aprecio por él. No es que Val pudiera culparlo: hasta donde sabía, fue el quién robó a su única hija y la alejó para siempre.
"Salió a cazar, y terminó cazado por un gatosombra. O al menos eso fue lo que nos dijeron. Nunca encontramos su cuerpo" le sorprendió la facilidad con que salieron las palabras. Supuso que era porque hacía mucho tiempo que no hablaba de él.
Mors abrió la boca, pero antes de que pudiera hablar escucharon pasos, y giraron justo a tiempo de ver como un niño llegaba corriendo y se detenía jadeando ante ellos.
"¿Qué pasa?" gruño Carroña, impaciente "Vamos muchacho, habla" insistió tras un momento.
"Deja que tome aire al menos" le recriminó Val, sin desviar los ojos del chico sonrojado por la falta de aire.
El niño tomó aire "El… El Maestre dijo que trajera este mensaje. Dijo que era urgente" extendió un pedazo de papel enrollado. Mors se lo arrebató de un manotazo y lo abrió con sus manos grandes. Val vio como el único ojo de Carroña recorría el papel, y cuando termino la expresión de su rostro estaba dividida entre la furia y la sorpresa.
"Malditos sean los dioses" murmuró el anciano "Malditos sean todos" insistió antes de arrugar el papel en la mano con fuerza.
"¿Qué pasó?" preguntó Val. Le habría pedido la hoja de papel, pero no sabía leer.
Mors no la miró por un momento, enfocando su único ojo en el piso al tiempo que apretaba sus dientes con fuerza "Arya Stark está en Invernalia. El mensaje es para avisar de su futura boda con el Bastardo de Bolton" gruñó, su ceño fruncido ocupando la mayor parte de su rostro.
Arya Stark. A la mente de Val llegó el recuerdo de Jon mencionando a una niña con ese nombre. Una niña que era su hermana, a la que había dado por muerta. Una niña que sabía, por la forma en que Jon había hablado de ella, que el Rey más allá del Muro y del Norte quería más que a nadie.
Val solo logró pronunciar unas pocas palabras "Hay que decírselo a Jon, y de inmediato"
Ygritte
Luego de que el último líder de los clanes norteños jurara con sangre lealtad a Jon, éste fue rápido en dar órdenes. La primera fue que un total de siete postes nuevos fueran clavados detrás de los cuatro que ya estaban en pie. En la cima de cada uno fueron colgados luego los estandartes de los siete clanes de la montaña más importantes, entre ellos los de los Wull y los Flint.
Luego de eso Jon permitió que los guerreros del Pueblo Libre se dispersaran, mientras el entablaba conversación con los líderes de los clanes en privado. Tras unos momentos Jon se separó de ellos y se acercó a ella y Catelyn, que aún seguían lado a lado.
"Debo hablar con ellos. Tomará tiempo. Será mejor que vuelvan a la tienda; las veré ahí" dijo, antes de darle una rápida caricia en el vientre y una sonrisa a Catelyn, antes de alejarse.
Por un momento se enojó, y pensó en decirle que iría con él, pero luego lo pensó mejor y se contuvo. Jon era el que sabía hablar con estos sureños, no ella. Además el bebé estaba empezando a recordarle su presencia; sentía un repentino acceso de hambre.
"Vamos" le dijo a Catelyn, que se mordió el labio por un momento y miró en dirección a Jon antes de seguirla "Te has perdido de bastante" le comentó, recordando todo lo que había pasado desde que ella se fue.
"Eso parece. Vi los estandartes en los postes. Por lo visto Jon logró que Mors Umber lo apoyara" dijo Catelyn "¿Fue muy difícil?" preguntó.
"Jon dice que esperaba que lo fuera" dijo, mirando a la mujer por un momento antes de volver a mirar al frente "Val le fue de utilidad para convencer a Umber" comentó, recordando lo que Jon le había contado luego de que volviera del Último Hogar.
"Sospecho que no fue con palabras amables y mucho respeto" dijo Catelyn.
"No" le confirmó Ygritte, sonriendo ante lo ridículo que era imaginar a una Val amable "De hecho Val lo llamó cobarde y terco. Pero luego le comentó lo de su madre. Jon cree que eso fue lo que finalmente convenció a Mors Umber de que se aliara con él"
Catelyn asintió en comprensión antes de volver a hablar "Y el otro estandarte que me llamó la atención es el sol blanco en campo negro. ¿Cómo es que la Casa Karstark se alió con nosotros?" preguntó, genuinamente confundida.
"No lo hizo. Solamente Alys Karstark está con nosotros" Catelyn la miró con los ojos llenos de sorpresa, y sus pasos se ralentizaron. Ygritte ajustó su paso para no dejar a la otra mujer detrás "Fue capturada por una de nuestras partidas de exploración al este de aquí. Sola. La trajeron y dijo que estaba huyendo de su familia, que la había traicionado y robado su castillo. Le juró lealtad a Jon a cambio de que él la ayudara a recuperar Bastión Kar y no le impusiera un matrimonio" le relató, centrándose solo en los aspectos más importantes.
Un ceño fruncido apareció en el rostro de Catelyn "Sería prudente mantener un ojo abierto en torno a ella" dijo. Ygritte entendió al instante a lo que se refería.
"¿Crees que está espiando para nuestros enemigos?" sugirió. En lo personal no le parecía probable.
"Es una posibilidad. No sabemos suficiente de ella. La otra… es que busque hacerle algo a Jon" dijo, susurrando las últimas palabras, como si tuviera miedo de que fueran oídas.
Ante eso último Ygritte se detuvo completamente. Catelyn la imitó y ambas guardaron un instante de silencio "¿Crees que podría intentar matarlo?" preguntó. La idea se le había ocurrido, pero la había descartado, y por varias razones "No lleva armas encima y nunca habla con Jon a solas. Y no puede ser una espía tampoco: ¿Cómo mandaría la información, si eso fuera lo que pretende?" preguntó, con un encogimiento de hombros.
"No lo sé. Puede que se le haya ocurrido algo" admitió Catelyn, antes de que su rostro se pusiera más serio "Pero si es una asesina….."
"No tendrá chance alguna de matarlo" le aseguró Ygritte, aunque una parte muy molesta de sí misma le recordó que eso no era algo que ella pudiera asegurar.
"No debe tenerla. Ni ella ni nadie. Si Jon muere, todo está perdido" dijo Catelyn.
Ygritte era consciente con toda claridad de lo importante que era Jon. Era por su causa que tenían una alianza con una parte de los norteños, y lo que era igual de importante: era por él que el Pueblo Libre se mantenía unido. Sin Jon, los norteños se largarían, y el Pueblo Libre volvería a dividirse en todos los clanes, tribus, partidas de guerra y pequeñas aldeas que lo conformaban. Y luego de eso se dispersaría a los cuatro vientos.
"Tienes razón" reconoció "En cualquier caso, aun no te he contado todo lo que pasó mientras no estabas" le informó antes de volver a caminar en dirección a su tienda.
"¿Se unieron más casas norteñas a nosotros?" preguntó Catelyn, siguiéndola.
"No. Hubo un motín en el Castillo Negro" le comentó, y tal como suponía, los ojos de Catelyn volvieron a abrirse por la sorpresa "Un puñado de cuervos trataron de matar al Cuervo Mayor mientras Jon estaba en el Último Hogar. Pero un cuervo leal vino y nos dijo lo que pasaba. Enviamos tropas para detenerlos, y matamos a muchos antes de que los demás se rindieran" no le pareció importante dar muchos más detalles.
"¿Y el Lord Comandante Mormont?" preguntó Catelyn.
"Salió muy mal herido, y estuvo mucho tiempo dormido, viviendo solo de agua y miel. Aún está débil. Despertó hace unos cuatro días" le respondió "Eso creo" susurró. La verdad era que no estaba segura de cuánto tiempo hacía que el Cuervo Mayor había despertado. Y tampoco le importaba mucho saberlo.
"Ya veo" comentó Catelyn.
"Oh, cierto. Lo olvidaba. Durante el motín un prisionero ayudó a proteger al Cuervo Mayor luego de que cayera por sus heridas. Jon le ofreció la libertad a cambio de eso. El hombre aceptó. Jon también liberó a su hijo" le dijo, recordando a ese hombre Seaworth y a su hijo.
"Por lo visto Jon ha estado ocupado" comentó la mujer mayor.
"Tú lo has dicho. ¿Y tú? ¿Algo interesante que contar?" le preguntó Ygritte, suponiendo que en más de una luna habría pasado bastante.
"Espera a que lleguemos a la tienda. Tengo mucho que decir" dijo Catelyn. Ygritte solo alzó una ceja en interés. Le pareció que la otra mujer estaba algo incómoda, como demostraba el hecho de que sus ojos esquivaran los de Ygritte cuando trató de mirarla.
Jon
Cuando finalmente hubo terminado de establecer a los hombres de los clanes dentro del campamento, Jon emprendió el viaje de vuelta a su propia tienda. Ya era el anochecer. Caminaba con rapidez, mientras cruzaba el campamento seguido por Fantasma. Estaba ansioso por ver a Catelyn. Había quedado más que insatisfecho con el saludo lleno de propiedad que se habían dado cuando ella llegara ante él. Cuando casi hubiera llegado a su tienda ocurrió.
"Alteza" fue sacado de sus pensamientos mientras por ese título, que no se le daba a nadie más que a él en el campamento. Miró en dirección al sonido y la vio: allí, parada junto a los postes desde los que ondeaban los estandartes de las casas norteñas, estaba Alysanne Mormont. Tras un momento de duda, Jon se acercó a ella.
"Mi señora" saludó "¿A qué debo esta inesperada charla?" preguntó. No había esperado eso.
"Hay algo que debo contaros. Es algo que supe hace poco tiempo" declaró Alysanne.
"¿No puede esperar, mi señora? ¿Es algo de extrema urgencia?" preguntó Jon. Si no lo fuera, bien podría esperar un poco.
"Considero que lo es, Alteza" dijo Alysanne, con la frente en alto.
"De acuerdo, mi señora. ¿Qué es?" preguntó ahora Jon.
"Antes de recibir las noticias en torno a vos, mi hermana y yo logramos reclutar algunos hombres de otras casas para tratar de arrebatar Bosquespeso a los calamares. Tallhart, Hornwood y unos pocos Cerwyn. Sobrevivientes de la batalla a las puertas de Invernalia. Uno de ellos nos dijo algo muy interesante" Alysanne tomó aire antes de soltar el resto "Afirma que fueron los Bolton, no los calamares, los responsables de la destrucción del castillo. Llegaron afirmando ser aliados, y cuando los norteños leales a vuestra familia se distrajeron los emboscaron….. y destruyeron. Luego asaltaron el castillo, lo saquearon y le prendieron fuego" la voz de Alysanne era firme, y sus ojos se mantuvieron sobre los de Jon mientras hablaba.
Jon se sorprendió de la rapidez con la que creyó las palabras de la mujer Mormont. Quizás siempre lo hubiera sospechado en su interior, desde que Catelyn le había contado todo lo ocurrido en los Siete Reinos, tanto tiempo atrás. O quizás fuera porqué eso era algo que los Bolton harían: dar la idea de ser leales y verdaderos, solo para apuñalar por la espalda en cuanto hubiera oportunidad.
Respiró hondo, luchando por contener el grito de rabia que quería salir de su boca "Ya veo. Gracias por contármelo, mi señora" dijo Jon. Dejó pasar un momento antes de despedir a la mujer y volver a encaminarse hacia su tienda. Su impaciencia por ver a Catelyn se había desvanecido. Las imágenes de Invernalia destruida habían acabado de manera absoluta con ella.
En cuanto estuvo a un par de pasos de la entrada Fantasma se adelantó y entró, y Jon lo siguió un momento después, tras saludar a los guardias que flanqueaban la entrada. Adentro vio a Catelyn y a Ygritte, sentadas lado a lado. No pudo evitar notar que Ygritte estaba tensa. Muy tensa. Le pareció extraño: la última vez que la vio había estado mucho más relajada, por causa de la vuelta de Catelyn.
"¿Todo está bien?" no pudo evitar preguntar.
"Claro que lo está" dijo Ygritte, la primera en reaccionar. Había un filo en su voz que daba a entender que no quería hablar del tema. En otras circunstancias Jon podría haber insistido, pero las noticias sobre lo ocurrido en Invernalia tanto tiempo atrás le habían afectado bastante.
Contra su voluntad, la mente de Jon le mostró imágenes que nunca había visto, pero que en ese momento parecieron tan reales que casi podría jurar que las presenció con sus propios ojos.
Invernalia arrasada, humo elevándose al cielo desde torres y edificios mientras todo era pasto de las llamas, que inclementes devoraban por igual toda la madera que encontraban. El lugar cubierto con los cuerpos de las personas que había conocido: sirvientes, guardias, criados y todos los demás. El suelo manchado con sangre, el mismo por el que había caminado durante la mayor parte de su vida, donde había aprendido a usar una espada y un escudo, donde había dado sus primeros pasos y jugado junto a sus hermanos.
No supo cómo, pero de pronto se encontró arrodillado ante las dos mujeres, su brazo izquierdo rodeando a Catelyn y apretándola contra él, mientras el derecho hacía lo mismo con Ygritte, no apretándola con fuerza debido a esa voz en su mente recordándole que estaba embarazada.
No pudo mantener los ojos abiertos. Ambas lo conocían bien, y él a ellas, pero no se sentía capaz de dejarles ver el dolor que lo abrumaba en ese momento, ese dolor que había estado oculto durante tanto tiempo pero que en ese momento floreció y se hizo presente en las profundidades de sus ojos. Ambas estuvieron tensas por unos momentos, pero luego Jon sintió como dos manos diferentes envolvían su espalda, una de cada lado. Un momento después sintió como dos manos más se aferraban con fuerza a su ropa, como si desearan evitar que se alejara por cualquier motivo. No se alejaría. No podía. No tenía la fuerza para hacerlo, no en ese momento.
El tiempo se volvió algo insignificante, al igual que el mundo y las personas que lo habitaban. Lo único en lo que Jon podía enfocar su atención era en el calor de los dos cuerpos pegados a él, ese calor delicioso que irradiaban y lo rodeaba. Las dos suaves respiraciones que sonaban cerca de sus oídos, las dos manos que recorrían su espalda con cuidado. Todo era tan bienvenido que Jon no tenía palabras para expresarlo.
Cuando por fin se separó de ellas, vio dos pares de ojos azules que lo miraban con una preocupación idéntica.
"¿Estás bien?" preguntó Catelyn, al tiempo que alejaba sus manos de él con lentitud. Ygritte la imitó.
Las imágenes del hogar de los Stark destruido aún estaban nadando en su mente "No" reconoció, no queriendo mentirle a ninguna de las dos "Pero lo estaré. Lo prometo" dijo, alternando la mirada entre las dos.
En un rápido movimiento, Ygritte se adelantó y lo besó con fuerza, sus labios moviéndose contra los de él. Por un momento Jon se sorprendió, pero nunca había sabido resistirse a ella, y esta vez no fue la excepción. Por eso se encontró correspondiendo el beso, y cuando la lengua de Ygritte rozó sus labios abrió la boca y la encontró con la suya. Sus lenguas danzaron juntas por unos momentos, rozándose entre sí y explorando la boca del otro, hasta que Ygritte se alejó de él y lo miró.
"¿Mejor?" le preguntó. Jon solo asintió en silencio, hasta que volvió su mirada hacia Catelyn.
"¿Te incomoda ver eso?" no pudo evitar preguntar. No lo había pensado mientras besaba a Ygritte, pero la verdad era que no le incomodaba que Catelyn viera eso. No estaba seguro de porqué.
La expresión de Catelyn era indescifrable, pero cambió cuando lo escuchó preguntar eso "Claro que no. ¿Recuerdas cuando entré y los vi a ambos desnudos, tapados solo con unas pieles? Luego de ver eso ¿cómo me incomodaría un beso?" bufó, aunque Jon aun dudaba. Catelyn mantenía la vista fija en cualquier lugar menos sus ojos mientras hablaba.
"De acuerdo. Y ¿de qué hablaban antes de que llegara?" preguntó, buscando cambiar de tema.
Jon no estaba seguro de que hizo mal, porque tan pronto como preguntó Catelyn volvió a tensarse, e Ygritte no se quedó atrás. Ambas compartieron una mirada fugaz, y a Jon le pareció ver un destello de incomodidad en los ojos de las dos mujeres.
"Hablábamos de todo lo que ocurrió mientras estaba con los clanes de la montaña" dijo Catelyn de inmediato "Y por cierto ¿qué pasa con las armas qué deberíamos obtener de los Umber?" dijo de manera apresurada.
"Pues….. los herreros de los Umber y los nuestros ya están trabajando en ellas. El último reporte dice que están avanzando bien" dijo Jon. Entonces decidió cambiar de tema "¿No tuviste problemas durante el viaje?" le preguntó. Eso le interesaba mucho más que la forja de armas en ese momento.
"No. No hubo problemas" dijo Catelyn.
"¿Ni siquiera con Wull?" preguntó Ygritte, mirando a Catelyn con sospecha en sus ojos.
"No" dijo Catelyn. Hubo algo en su voz, una repentina prisa que hizo a Jon mirarla, y sintió como la sospecha se elevaba en su interior cuando la mirada de Catelyn esquivo la suya, así como la de Ygritte.
En un movimiento rápido, la mano de Jon voló hasta tomar con cuidado pero con firmeza la barbilla de Catelyn. Cuando los ojos de la mujer fueron a los suyos, no sin reticencia, Jon habló "No hubo problemas con Wull…. ¿verdad?" insistió.
"Pues… puede que… haya sido un poco difícil de tratar cuando traté de convencerlo de que se aliara con el Pueblo Libre" dijo Catelyn tras soltar un suspiro.
Jon frunció el ceño cuando esas palabras salieron de labios de Catelyn "Difícil de tratar" repitió, sin estar seguro de a qué se refería Catelyn. En su experiencia había diferentes formas en que una persona podía ser difícil de tratar. Entonces una sospecha vino a su mente, y sintió como la rabia lo inundaba "¿Te golpeó?" preguntó, y no pudo evitar que su voz se alzara ante la idea.
"¡No!" exclamó Catelyn de inmediato, sus ojos encontrando a los de Jon de inmediato.
La expresión de Ygritte dio a entender que no había sido convencida "Si lo hizo lo voy a…." Catelyn no la dejó terminar su amenaza.
"No lo hizo. No crean" dijo la mujer, al tiempo que alternaba su mirada entre Jon e Ygritte y se soltaba de la mano de Jon "ver problemas donde no los hay. Jon, ya ha costado bastante que obtuvieras la lealtad de los clanes. Pudiste haber muerto en la pelea contra Cubo Grande. No te arriesgues a perder su lealtad y la de los demás por una sospecha infundada" la mirada de Catelyn era seria, pero Jon pudo detectar el nerviosismo que había debajo de ella. Nerviosismo de que no le creyera e hiciera alguna tontería al respecto.
¿Sería capaz Hugo Wull de levantar la mano contra ella? Jon no estaba seguro. El líder de los Wull le había parecido impulsivo y peligroso, pero levantar la mano contra alguien que se sospecha que es un enemigo es una cosa, y alzarla contra la viuda de su señor y la madre de su anterior rey, es otra muy diferente.
¿Sería capaz Catelyn de ocultarle algo así? Tras tanto tiempo desde que se habían encontrado, Jon no creía que se guardaran secretos como ese. Una parte de sí mismo lo instaba a desconfiar, pero decidió ignorarla y creer en las palabras de la mujer que fuera madre de sus hermanos.
Aun así… "Si ocurre algo, dímelo ¿de acuerdo?" le pidió Jon, mirando los ojos azules de Catelyn.
"De acuerdo" murmuró Catelyn.
Y eso es todo por ahora. Sé que en este capítulo no ha habido mucho, pero debía tener lugar la transición antes de que volvamos a algo más interesante. En el próximo capítulo veremos un poco más del resto de Poniente y seguiremos con las cosas donde las dejamos en este.
Bien, dejen reviews por favor. Se aceptan sugerencias, críticas (constructivas), preguntas y más.
Trataré de subir el siguiente capítulo en una semana, pero no prometo nada.
Saludos y que estén bien.
