Bien, primero lo primero. Hola a quienquiera que lea esto.

Quiero dar mis más sinceras gracias a jean d'arc, Kirito720 y Luna por sus hermosos reviews, que en este tiempo son un verdadero apoyo y me alientan a no bajar los brazos y seguir con la historia. Y hablando de los mismos:

jean d'arc: ¡Me alegro que te gustara la estrategia y como fue el consejo de guerra! Me hace muy feliz saber que logré presentar algo realista y coherente. Concuerdo con vos; la falta de estrategia en las últimas temporadas de la serie es verdaderamente decepcionante. La Batalla de los Bastardos y la Batalla contra los muertos fueron épicas en cuanto a acción y lucha se refiere, pero en cuanto a estrategia y planificación dejaron bastante que desear.

Y si, Jon tendría incertidumbre y dudas. Creo que algo que a menudo todos (o al menos yo) olvidamos es que los protagonistas de GOT, pese a cualquier logró que tengan, son muy jóvenes, prácticamente niños según las tendencias actuales. La juventud viene ligado casi siempre a la falta de experiencia, y es la falta de experiencia la que hace que la gente se sienta a menudo perdida o incluso desesperada. En esta historia Jon puede ser un rey, guerrero y comandante muy bueno, pero sigue siendo un muchacho muy joven, apenas un hombre.

Y en cuanto a lo de que Catelyn liberara a Jaime Lannister por sus hijas, bien yo puedo entender el deseo de recuperar a sus hijas de los Lannister, y el miedo a que les pasara algo. Pero creo que hay algo en lo que Catelyn no pensó: más allá de las promesas de Jaime, o de Tyrion o de cualquier otro Lannister, en ese momento el gobernante era Tywin Lannister. Él era "un rey sin corona", y como vimos tanto en la serie como en el libro, no se dejaba ordenar por nadie. No creo que, si Jaime lo hubiera intentado, Tywin hubiera dejado ir a Sansa solo para honrar la promesa de su hijo. No me parece algo que el haría.

Kirito 720: me haces alzar la cabeza de orgullo cuando hablas bien de mi historia. Viste, un ataque al Fuerte Terror es algo inesperado, y justamente eso lo hace tan interesante.

Quería que Jon fuera las dos cosas: el buen estratega de los libros (como se ve cuando aconseja a Stannis marchar contra Bosquespeso) y el genial guerrero de la serie (me encantó la forma de pelear que tenía en las batallas del Castillo Negro y de los Bastardos).

Luna: No, Luna, lo siento pero aún no es el momento para ver más de esos 3. Aunque en este capítulo hay algo más, que espero te guste.

No, Cat no participó. Aún sigue….. ya sabrás. Y sí, ahora se viene la guerra. Es bueno ver que la estrategia gustó.

También quiero agradecer a quienes tienen la historia en sus favoritos, o la siguen, o simplemente la leen.

Bien, basta de hablar. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Jon

"¿Cuántos hombres enviaremos en los dos ejércitos?" preguntó Morna Máscara Blanca, sus rasgos ocultos por el objeto hecho de madera de arciano que le daba su nombre.

"¿Sabemos cuántos Hijos del Hierro retienen Bosquespeso?" inquirió Maege Mormont.

La mirada de Jon fue hacia la hija de la Señora de la Isla del Oso, Alysanne. Siendo la única de los presentes que, confiaba, pudiera darle una estimación de las fuerzas de los hijos del Hierro.

"Pues…. diría que son unos dos centenares, o un número muy cercano. Y hay dos de sus barcoluengos anclados en la costa" explicó la mujer, su mano reposando sobre el mango de la maza de guerra que colgaba de su cinturón.

"Ya veo…" murmuró pensativo, al tiempo que llevaba una mano a su barbilla. Meditó unos momentos antes de tomar su decisión "Mi señor de Glover" dijo, mirando a Galbart "vos conocéis Bosquespeso mejor que cualquiera de nosotros. Estaréis al mando del ejército para reconquistar vuestro hogar" ordenó.

Glover asintió en silencio, antes de que una sonrisa se abriera pasó en su rostro "Será un honor, y todo un placer, Alteza" afirmó, su sonrisa tornándose ansiosa.

"Los hombres que lady Jorelle dirige se os unirán en el ataque, y confío en que los hombres de los clanes también aportaran hombres para la liberación de vuestro castillo" de inmediato Bennard Norrey y Rickard Liddle dieron un paso adelante y ofrecieron sus espadas, pero Jon se negó "algunos de los clanes menores serán suficiente contribución: Werr, Faynt y algunos más. Trescientos de sus hombres, doscientos Mormont…. Y tres mil quinientos del Pueblo Libre" dirigió una mirada hacia su izquierda, donde la mayoría de los caudillos del Pueblo Libre estaban reunidos "Uno de ustedes irá con Glover, como su segundo al mando y para comandar a los miembros del Pueblo Libre. Entonces ¿alguien tiene hambre de batalla?" preguntó.

No se sorprendió cuando una docena de personas se adelantaron. La mayoría de ellos eran jóvenes, y Jon no pudo evitar preguntarse cuántos de ellos estarían ansiosos por la gloria que, pensaban, obtendrían en la victoria.

"Os daré la respuesta en otro momento. Debo pensarlo bien" dijo, y era cierto. Había muchas consideraciones a tener en cuenta antes de elegir a un caudillo para ir con Glover.

"Cuatro mil hombres entre el Pueblo Libre, los clanes y los Mormont" estaba diciendo Glover "Superaríamos a los Hijos del Hierro veinte a uno. Será más suficiente para retomar Bosquespeso" afirmó, convencido.

La afirmación de Galbart Glover fue lo último que se necesitaba para que no se plantearan objeciones.

"Bien. Ahora, en cuanto al ejército que irá hacia el este….." comenzó Jon una vez más, solo para guardar silencio cuando Alys Karstark se adelantó.

"Yo debería ir con ellos, Alteza. Me necesitarán" afirmó la doncella de Bastión Kar. Antes de que pudiera decirse otra cosa, un bufido burlón se escuchó, antes de que las miradas en la tienda se dirigieran al creador de tal sonido.

"Perdonadme, mi señora" empezó Cubo Grande, mirando a la joven Karstark como si fuera una niña que había leído demasiados cuentos "pero vos no tenéis ninguna experiencia en el uso de las armas, o en el mando de tropas. Entregaros el mando de un ejército a vos sería…." antes de que Wull pudiera añadir más, fue cortado por Alys.

"Soy muy consciente de mis capacidades militares, mi señor" lo cortó ella, mirando a Wull con una mirada helada "y es por eso que no tengo ninguna aspiración al mando de un ejército. Expresé mi deseo de ir con el ejército, no de comandarlo" luego de hablar, la mirada de Alys se desvió de la de Wull para encontrar la de Jon "Alteza, así como Lord Glover conoce bien Bosquespeso, yo hago lo mismo con Bastión Kar. Esa información puede ser valiosa si se debe tomar el castillo por asalto" Alys guardó silencio un momento antes de continuar "Pero mi presencia quizás sea suficiente para disuadir a la guarnición de que abra las puertas en paz a la hija de su antiguo señor" concluyó.

"La guarnición también podría pensar que Lady Alys es una rehén, y no abrir las puertas por temor" declaró entonces Jorgen Knott, su ceño fruncido y sus labios apretados dando a entender lo que pensaba sobre la idea de Alys.

"Piensen lo que piensen, la presencia de Lady Karstark podría facilitar la toma del castillo. Podríamos evitar perder tiempo y hombres, que sin duda serán necesarios si asediamos el Fuerte Terror" intervino entonces La Osa.

"Estoy de acuerdo" dijo entonces Sigorn, para sorpresa de Jon dando un paso adelante "Si con la presencia de….. Lady Karstark podemos tomar el castillo más fácilmente, digo que deberíamos dejarla ir" declaró. Jon podría jurar que vio un destello en los ojos de Sigorn por un instante.

Jon se frotó la barbilla, pensativo. Quería la opinión de una última persona. Giró la cabeza y encaró a Ygritte "¿Tú qué opinas?" cuestionó, queriendo escuchar la palabra de la mujer que llevaba a su hijo.

Ygritte alzó las cejas ligeramente, y luego desvió sus ojos para mirar a La Osa, luego a Sigorn, luego a Jorgen Knott y por último a la muchacha Karstark, antes de volver a posarlos en él "Digo que ella debería ir. Nada perderemos intentándolo" comentó, al tiempo que se encogía de hombros.

"Entonces está decidido. Mi señora" dijo Jon, mirando a Alys "partiréis con el ejército para asegurar Bastión Kar, antes de la marcha hacia el Fuerte Terror" la sonrisa de Alys pareció iluminar la habitación "Cuatro mil de los nuestros atacarán en Bosquespeso….. pero el Fuerte Terror requerirá una cantidad mucho mayor para poder tomar la fortaleza. Enviaremos a diez mil guerreros para tomar la sede de la Casa Bolton" declaró.

"Mañana" prosiguió Jon, antes de que alguien más pudiera hablar "Lord Flint y Lord Norrey" dijo, mirando a los dos líderes más ancianos de los clanes norteños "volverán a las montañas, acompañados de suficientes hombres para empezar a reunir al resto de los peleadores de los clanes. ¿Entendido?" ambos hombres mostraron su acuerdo "Dejarán a trescientos hombres de los clanes menores para que ayuden a Lord Glover a cruzar las montañas de manera segura, y para apoyarlo en la reconquista de Bosquespeso. Los demás deberán marchar hacia aquí para unirse a nosotros. Daremos tiempo a los ejércitos que irán hacia Bastión Kar y Bosquespeso para que puedan acercarse a sus destinos. Luego marcharemos hacia el Último Hogar, donde esperaremos a recibir cuervos o mensajeros que garanticen la toma de ambos castillos. Si los dioses están con nosotros, los Bolton se enterarán y se moverán para darnos pelea, bajo el temor de que sus aliados los abandonen si no hacen nada. Entonces marcharemos al sur, hacia Invernalia" a medida que Jon fue nombrando lugares, los señalaba en el mapa extendido frente a él. Los líderes del Pueblo Libre y de los clanes por igual se limitaban a asentir en silencio, o a murmurar un acuerdo con sus palabras. Tras contemplarlos a todos al menos una vez, Jon decidió que había sido suficiente "Entonces, si nadie tiene algo que desee discutir, ya pueden irse"

"Hay algo" saltó entonces Tormund, avanzando un paso con esa sonrisa que Jon conocía tan bien "Hoy vi un estandarte interesante ahí afuera" dijo, haciendo un gesto con la cabeza, con lo que la melena de cabello rojo ondeó por un instante "Dicen que es de los thennitas. ¿Es cierto?" preguntó, aunque la mirad que tenía daba a entender a gritos que ya lo sabía.

"Si, lo es" le confirmó Jon, con lo que la sonrisa del Matagigantes creció aún más, adquiriendo un aspecto algo demente.

"Ningún thennita es más que yo y los míos" se jactó Tormund, ganándose una mala mirada de Sigorn y una mucho más enojada de Styr "Haré uno propio para mí y mi familia" declaró entonces el hombre, con lo que Jon no pudo evitar alzar una ceja, mitad curioso y mitad divertido.

"Cómo gustes" se limitó a decir el Rey más allá del Muro y en el Norte "Lo mismo va para todos ustedes. Si gustan hacer estandartes propios, háganlo" le dijo al resto de los caudillos. No los obligaría a eso, pero tampoco se los prohibiría si lo deseaban.

"Tormund" reaccionó Ygritte en ese momento, y Jon notó la malicia de la sonrisa de la chica "ya hay un estandarte con un oso en el campamento. Tendrás que buscar otra cosa para hacer el tuyo" le dijo, y de inmediato una docena de caudillos del Pueblo Libre empezaron a reír por la insinuación de la mujer. Jon mismo no pudo evitar una pequeña sonrisa ante la burla de Ygritte hacia el hombre que se hacía llamar Marido de Osas.

Luego de la burla de Ygritte no pasó mucho hasta que todos los presentes en la tienda empezaran a irse, algunos de uno en uno, pero la mayoría acompañados. Los hombres de los clanes, así como el resto de norteños, hacían reverencias y saludaban con respeto. Los del Pueblo Libre se limitaban a saludos menos formales, asintiendo o despidiéndose con una mano.

Al final solo quedaron Jon e Ygritte. Ella también pareció darse cuenta, ya que su rostro perdió cualquier rastro de la burla que había tenido cuando se dirigió a Tormund.

"Tenemos que hablar" dijo Jon. Sabía que la conversación podría tornarse desagradable, pero era necesaria.

Ygritte lo miró por un largo momento, antes de suspirar "Si, tenemos que" concedió la mujer.

Salieron en camino a su tienda, ambos en un silencio incómodo. En un esfuerzo por obtener algo de tranquilidad, Jon pasó una mano sobre el pelaje de Fantasma, que caminaba entre ambos, sus ojos rojos fijos en Ygritte. Cuando finalmente llegaron Jon resistió el impulso de revisar a Catelyn. En su lugar se aferró a las palabras que le había dicho la bruja de los bosques que la había visto: no estaba enferma, solo agotada. Lo mejor que podían hacer para que se recuperara era dejarla descansar tranquila.

Una vez que estuvieron solos, y lo bastante alejados para estar seguros de que Catelyn no los oiría, había llegado el momento.

Ygritte le dirigió una larga mirada "Habla" lo alentó, al tiempo que hacía un gesto con la mano en su dirección.

Consciente de que no debía retrasar las cosas, Jon decidió soltarlo todo de una vez "Estoy enamorado de Catelyn" dijo, sus ojos grises no apartándose del rostro de Ygritte, queriendo ver a la perfección cada gesto de su cara.

Por un largo momento Ygritte no reaccionó, pero al final dejó escapar un suspiro. Jon pudo ver en sus ojos tristeza y algo que podría ser traición. Ambas cosas le perforaron el corazón como un cuchillo.

"Sabes, tú…. Fuiste el primer hombre que en verdad me interesó. El primero que valió en verdad la pena; nuestro hijo fue…. Es" corrigió ella "una alegría" Ygritte se encogió de hombros "Cuando te dije que arreglaras lo que sentías con Catelyn lo decía en serio, y ya lo has hecho. O al menos lo estás haciendo. No estoy enojada" Jon alzó una ceja ante eso "No mucho" corrigió Ygritte "¿Estás seguro de lo que sientes por ella?" preguntó Ygritte, sus ojos azules mirando a las profundidades de los grises.

"Si" reconoció. No estaba dispuesto a faltarle el respeto a ella al mentirle, ni a Catelyn al negar lo que había pasado entre ellos.

"¿Y en qué posición nos deja a nosotros?" murmuró la mujer, al tiempo que hacía un gesto con su barbilla hacia abajo, en dirección al vientre hinchado que poseía.

Jon dio un paso adelante, al tiempo que una de sus manos se movía hacia el vientre hinchado de la mujer besada por el fuego, mientras la otra la tomaba con gentileza del rostro "Tu eres mía y yo soy tuyo" Incapaz de resistir, Jon depositó un beso en los labios de Ygritte, saboreando esos labios cuya sensación era maravillosa, sintiendo como la mujer le contestaba, con calma pero con firmeza "Ahora y siempre" murmuró contra los labios de la mujer "¿Recuerdas?"

"¿O sea….. que estás enamorado de Catelyn y de mí?" inquirió la chica ante Jon. Las cejas de Ygritte estaban tan alzadas que casi se perdían entre la mata de cabello rojo enmarañado.

"Sí. Lo estoy. No puedo dejarte ir, ni tampoco dejarla ir a ella" le confesó Jon, tratando de expresar con todas sus fuerzas lo serio que era en sus palabras.

Jon vio como Ygritte se mordía el labio inferior por un momento antes de hablar "Yo tampoco puedo dejarte" reconoció la mujer "No serías el primer hombre libre en tener más de una mujer" comentó. Jon sabía que decía la verdad "Pero aun así ¿crees que podríamos aprender a vivir….. así?"

Jon soltó un suspiro, al tiempo que su mano iba hacia su nuca, donde se estaba acumulando la tensión "No lo sé. Nunca he escuchado de algo así al sur del Muro" reconoció "Pero sé que al menos, yo haré todo lo posible para hacerlo funcionar" le prometió. Y era cierto. Jon haría todo lo posible para que funcionara lo que quería con las dos mujeres besadas por el fuego.

"¿Y si yo no quiero intentarlo?" preguntó Ygritte.

Jon sabía que eso era una posibilidad.

"Entonces lo aceptaré. No te obligaré a nada" reconoció. No podría obligar a Ygritte a algo así; no era capaz.

"¿Y si Catelyn no quiere aceptarlo?" inquirió en esta ocasión Ygritte.

"Tampoco la obligaré a ella a nada" le aseguró.

Ygritte solo asintió brevemente ante su respuesta "Lo pensaré" le dijo a él.

Jon sintió como la esperanza nacía en su pecho, y no pudo evitar que la emoción se filtrara en su voz "¿Estás diciendo….." empezó, solo para que Ygritte lo cortara con una mirada fulminante.

"Esto diciendo que lo pensaré" le espetó la mujer "Nada más" insistió.

"Está bien" dijo Jon, no queriendo presionar a la mujer. Le dio un beso breve en los labios, y estaba por irse cuando ella lo agarró por la ropa y lo forzó a un beso más largo, que Jon contestó instintivamente.

Cuando sus labios se separaron, Ygritte lo miró, y Jon sintió que su pecho se llenaba de un calor muy agradable al ver la preocupación de su mirada "¿Cómo estás con lo de tu hermana?" inquirió Ygritte.

Jon no pudo evitar que sus ojos se abrieran de sorpresa ante el repentino cambió de tema, y por unos momentos se quedó en silencio. Cuando finalmente se recuperó, habló "No estoy seguro de que sea verdad. Puede que sea solo una mentira" repuso.

"Pero deseas que sea cierto. Te conozco, Jon. Si pudieras recuperar a tu hermana, lo harías" le dijo Ygritte, y Jon no pudo negarlo. Sabía que era cierto. Pero aun así…

"Recuperar a Arya….. sería como un sueño. Ya te he hablado de ella ¿recuerdas? Era la más cercana de mis hermanas, a la que más quise en todos los años que viví en Invernalia" dijo Jon, recordando a esa niña a la que adoraba, los recuerdos de ambos juntos trayendo una sonrisa a sus labios "Pero al mismo tiempo, la idea de que está viva… y en manos de los Bolton es…." Jon sacudió la cabeza, incapaz de encontrar una palabra para describir la sensación que lo abrumaba ante la posibilidad de que lo que la carta decía fuera totalmente cierto. Era una sensación desagradable, casi insoportable. La idea de que la vida de su hermanita estuviera en manos de los Bolton hacía que las entrañas de Jon se revolvieran y su pecho se sintiera helado, como si un Caminante Blanco hubiera enterrado una cuchilla helada en él.

"Irás a salvarla" dijo Ygritte, más como afirmación que como una pregunta.

"Me hubiera gustado tener más tiempo, para armar mejor al resto del ejército" declaró él "Los hombres de los clanes y el resto de norteños no permitirán que la hija de Ned Stark esté a merced de los Bolton. Pueden haber hecho juramentos a mí, pero eso no les impedirá tratar de salvarla" dijo Jon.

"Y tú ya no quieres esperar" añadió Ygritte.

"No. No quiero. Sería lo más sensato. Pero…" reconoció él "Si mi hermana en verdad está viva y en manos de los Bolton, la salvaré a como dé lugar"

Val

"Quiero nombrarlo" dijo Dalla, su mirada amorosa centrada en el bebé que dormía en sus brazos.

"No es así como funciona" le recordó Val.

"Se merece un nombre" debatió Dalla, mirando a su hermana.

Val no estaba en desacuerdo con su hermana. El niño necesitaba un nombre. Pero aún era tan pequeño y frágil... Val no deseaba pensar así, pero no era extraño que en los primeros años de vida los bebés murieran. El Pueblo Libre era consciente de eso, y por eso esperaban hasta que los bebés pasaran su segundo día de nombre para darles uno propio. Si el niño no tuviera nombre, sería más fácil para los padres superar su muerte. O eso se decía.

"Ya no estamos al norte del Muro" continuó Dalla "Aquí las cosas… parecen más sencillas. Muchas personas nombran a sus hijos tan pronto nacen, y los niños viven" le comentó.

No mucho después, Val se despidió de su hermana, que aún se estaba recuperando del parto, antes de retomar sus deberes.

El primero de ellos era recibir a una serie de mensajeros que la aguardaban en un pequeño salón apartado.

"De acuerdo. Los escucho" dijo, pasando la mirada por los seis hombres y las dos mujeres que la esperaban.

"Los campos del norte ya están listos. Las últimas cosechas se recogieron y están siendo traídas en carros" dijo uno de los hombres, sus hombros cubiertos por una larga melena de cabello rubio sucio. El mensajero del este informó luego de algo parecido.

"¿Qué hay de los puestos de avanzada y las patrullas al sur del río? ¿Alguna novedad?" inquirió entonces Val, mirando a los dos hombres que llevaban armas y cotas de cuero endurecido.

Quinientos guerreros habían venido con la hermana de Dalla hacia el Último Hogar. La mayoría estaban encargados de prevenir cualquier pelea entre los vasallos de Umber y los miembros del Pueblo Libre, pero unos pocos se habían unido a guerreros del Último Hogar para establecer patrullas, en caso de que viniera una amenaza.

"Ninguna. Hasta tres días al sur del Río Último no se reporta ninguna fuerza enemiga" declaró el primer hombre. Por encima de su hombro se distinguía el mango de un hacha larga. El otro hombre se limitó a asentir en silencio.

"Bien" murmuró Val, antes de dirigirse a otra la mujer junto a ellos "¿Qué tal va el trabajo en las minas? ¿Ha habido heridos mientras extraían el hierro?" Mors le había comentado que era un trabajo peligroso, particularmente por los derrumbes que ocurrían bajo tierra.

"Unos pocos. Pero nada serio" aseguró la mujer, cruzando un par de brazos gruesos como troncos de árboles "No hemos tenido nada grave hasta ahora"

"Excelente" dijo Val con voz seca. El hierro extraído de las minas era esencial para seguir forjando armas. Miró entonces a los últimos e hizo la pregunta "¿Y los bosques qué?"

"Hay muchos árboles viejos. Es difícil sacarlos de raíz, pero luego no es muy difícil llevarlos hasta aquí. Wun Wun ha sido bastante útil para eso" declaró "También hay mucha caza. Hay uros salvajes, jabalíes, ciervos, zorros, conejos. Los arroyuelos también tienen bastantes peces" informó "Podríamos obtener bastante comida de ellos" comentó.

"Solo si nos lo permiten. Recuerda que aquí somos invitados, y nada más" le espetó Val, antes de que pudiera decir más. La mirada del hombre se volvió osca, y la hermana de Dalla decidió que ya sabía suficiente "Bien, eso es todo. Váyanse, pero si surge algo nuevo avísenme de inmediato" les comandó, antes de que todos empezaran a irse. Las mujeres y uno de los hombres le hicieron un gesto de despedida con la mano, pero los demás salieron sin más.

Una vez que el último salió, Val se quedó unos momentos a solas, para darles tiempo a alejarse. Cuando salió se dirigió al patio de prácticas, no tanto por un deseo de entrenar, sino para mirar.

El patio se encontraba ocupado por medio centenar de personas, pero solo uno de cada cinco era un hombre o una mujer adultos. Los demás eran los niños que habían seguido a sus padres desde el campamento del Pueblo Libre en el norte, junto con unos pocos que eran de las tierras Umber. Casi todos los días se reunían allí para recibir un mínimo de entrenamiento de parte del maestro de armas del Último Hogar.

"¡No!" exclamó el maestro, su ceño fruncido dirigido a un niño con una mata de cabello oscuro sobre sus ojos "Tienes una espada en la mano, no un garrote. Sujétala con fuerza, pero no te aferres a ella" dijo, al tiempo que tomaba la mano derecha del niño y separaba sus dedos hasta estar en la posición correcta "De nuevo" comandó, antes de guardar silencio para observar como el niño balanceaba el arma de madera.

Val los observó en silencio, hasta que su atención se desvió hacia las columnas de humo que se alzaban desde atrás de un granero. No necesitaba preocuparse; sabía que eran humos provenientes de las fraguas.

Era extraña la forma en que funcionaban los arrodillados, pero Val no se quejaba de los resultados finales.

Luego de que la información sobre que la hermana de Jon hubiera llegado, Mors había estado casi todo el tiempo de un humor terrible. Parecía un gatosombra al que le habían robado su comida. Lo primero que había hecho luego de enviar la carta había sido reunirse en un salón a solas con los herreros de los Umber. Val no sabía lo que les había dicho, pero desde entonces los herreros trabajaban prácticamente todo el día y hasta bien entrada la noche forjando armas. El sonido de martillos y el rugido de las llamas eran una nueva melodía con la que Val y el resto del castillo se habían familiarizado.

Y luego de que los herreros Umber hubieran empezado a esforzarse más, los del Pueblo Libre lo hicieron para no dar la impresión de ser más débiles o deficientes que sus homónimos del sur. Val no sabía si alegrarse por esto o sacudir la cabeza; la estupidez a la que estos hombres llegaban por su orgullo era impresionante.

Nadie estaba seguro de cómo, pero la noticia sobre Arya Stark se había dispersado en poco tiempo por todas partes. El Pueblo Libre se había mostrado indiferente en un primer momento, pero cuando supieron que era la hermana de Jon la muchacha de la que tanto se hablaba entendieron.

Un montón de rumores se habían esparcido entonces. Algunos decían que Jon reuniría a todo el Pueblo Libre e iría hacia el sur para salvar a su hermana de inmediato. Otros aventuraban que iría por su cuenta, mataría a los hombres que la tenían prisionera y la sacaría. Estos últimos eran los más fantasiosos, ya que otorgaban a Jon una serie de poderes increíbles: reunir ejércitos de miles de lobos, derrumbar muros solo con sus puños, asesinar a mil hombres con una espada encantada. Val no sabía quienes eran los idiotas que empezaron esas historias, pero lo que si sabía era que había cientos de hombres y mujeres que ya las esparcían.

Pero en un punto Val si estaba de acuerdo con aquellos que esparcían rumores: Jon iría al sur. Solo restaba saber cuándo sería.

Kevan

Había cabalgado con toda la prisa posible, tanto que había dejado atrás los carromatos con suministros y tiendas. Sin ellos, él y sus hombres se habían visto forzados a dormir a la intemperie al anochecer y comer pescado salado y agua de los arroyuelos.

Se había movido con rapidez; la carta de Desembarco del Rey aclaraba que era imprescindible que llegara a la ciudad con toda la prisa posible, y así lo había hecho. Pero la rapidez le había costado un tiempo precioso, que podría haber usado para reunir más hombres. Podría haber llegado con un verdadero ejército, pero en cambio se vio forzado a llegar con apenas cuatrocientos caballeros, aquellos jurados directamente a él. Además de unas pocas docenas de guardias y jinetes libres y aún menos escuderos, eso era todo lo que Kevan tenía al llegar a las puertas de Desembarco del Rey.

Kevan sabía que se enfrentaría a una situación desesperada para la Casa Lannister al llegar a la capital; Cersei había causado tantos daños con su incompetencia como gobernante que resultaba casi absurdo creer que todo podría haberse hecho en el lapso de unas pocas lunas.

La suposición de Kevan se confirmó cuando vio que, extramuros de la ciudad, se alzaba un gran campamento, flanqueado por empalizadas y con patrullas de guardias alertas en las cercanías. Cuando vio como una cuña de caballeros salía de las empalizadas mientras ondeaban media docena de estandartes con la rosa dorada de los Tyrell y el cazador rojo de Tarly, Kevan supo que se avecinaban dificultades.

Cuando los caballeros se detuvieron a unos pasos de distancia, uno de ellos hizo avanzar a su caballo hasta llegar frente a Kevan. El esposo de Dorna Swyft dedicó una larga mirada al hombre mientras se acercaba: era joven, y mucho. Su cara mostraba las cicatrices dejadas por la viruela, y un cabello oscuro y de aspecto sucio caía hasta por debajo de sus hombros. Sobre su coraza de acero simple se veía un ciervo atado a un poste sobre un campo blanco.

"Mi señor, soy Ser Alyn Hunt" se presentó el hombre "vengo en nombre de Lord Randyll Tarly. Lord Tarly os invita a su tienda, para tratar con vos" le informó.

Kevan meditó unos momentos antes de dar su respuesta "Ser Alyn, informad a Lord Tarly que aprecio su invitación, pero que lamentablemente debo declinar. Se me ha informado que Su Alteza está impaciente por mi llegada. No considero correcto tener esperando a nuestro Rey" declaró.

Era solo una mentira a medias; según las cartas de Pycelle el Rey Tommen se encontraba confundido y asustado, sin su madre y sin la Reina Margaery. Sin duda el sobrino nieto de Kevan apreciaría un rostro familiar en ese momento.

"Transmitiré vuestra respuesta a Lord Tarly, Ser" contestó Alyn Hunt, con un tono de voz que daba a entender que la idea no le agradaba en lo más mínimo. Con una inclinación de cabeza, el joven caballero hizo girar a su montura y volvió por donde vino, seguido por el resto de los suyos.

No hubo dificultades para entrar a la ciudad, pero el ambiente que encontró en su interior solo sirvió para alarmar aún más a Kevan. Los hombres de la Guardia de la Ciudad se mantenían retraídos, sin alejarse por su cuenta en ningún momento y manteniéndose en grupos apretados. Por todas las calles que Kevan atravesó se podían ver grupos de hombres con expresiones hoscas en las caras, que solo se intensificaban al ver pasar a Kevan y a sus caballeros. Eran gente pequeña, como los delataban sus barbas y cabellos largos y sus ropas descuidadas. En las frentes de los hombres se veía pintada la estrella de siete puntas, el símbolo de la Fe. Eran los gorriones, de los que Kevan había sabido por medio de las cartas.

En las manos de estos hombres se veían armas de todo tipo: hachas, garrotes, cuchillos y más. Eso en sí mismo era preocupante, pero no tanto como para que Kevan no notara que no todas las lanzas eran de punta endurecida al fuego, que no todas las hachas eran para cortar madera, y que había un número inquietante de espadas de acero de buena calidad en manos de estos hombres. Kevan apretó los labios, al tiempo que maldecía en silencio a Cersei por armar a las turbas hambrientas y rencorosas de Desembarco del Rey.

Cuando llegó a las puertas de la Fortaleza Roja vio que estaban cerradas de par en par, y el rastrillo estaba bajado. Su heraldo llamó a gritos a los guardias, que le respondieron de la misma forma. Tras saber quién era el hombre a cargo de los soldados que estaban a las puertas, los hombres sobre la muralla se apresuraron a subir el rastrillo y abrir las puertas. Con un movimiento de las riendas, Kevan Lannister se aventuró al interior del castillo, seguido de cerca por sus hombres.

La vista dentro de los muros de arenisca de la Fortaleza Roja era similar a la última vez que había estado dentro. Kevan desmontó, siendo seguido por sus hombres. Mientras entregaba las riendas a un chico de establo, tres hombres con capas rojas se acercaron, con capas color carmesí ondeando tras ellos.

"Ser Kevan, bienvenido" dijo el del medio. El alivio de su voz era escuchado claramente.

"Capitán Vylarr" saludó Kevan, dando un ligero asentimiento al hombre "A partir de este momento, asumo formalmente el mando de vos y de vuestros hombres. Mis hombres se sumarán a vuestras barracas para ayudar a garantizar la continua seguridad de su Alteza" le informó, sin molestarse en bajar la voz.

"Como digáis, mi señor" repuso Vylarr sin un momento de duda. Kevan sabía que la lealtad del hombre hacia la Casa Lannister era incuestionable; era esa lealtad la que le había conseguido el puesto de capitán de los guardias Lannister en Desembarco del Rey "El Gran Maestre Pycelle me ha pedido que os informe que desea hablar con vos tan pronto como sea posible. El padre de vuestra esposa está con él, y desea asimismo hablar con vos" informó el capitán.

"Me temo que el Gran Maestre y Ser Harys tendrán que esperar. Lo primero que debo hacer es hablar con su Alteza" le respondió al capitán "¿Dónde se encuentra?"

"En sus habitaciones, vigilado por la Guardia Real" informó el capitán Vylarr. Con un gesto de despedida, Kevan se encaminó hacia los aposentos de Tommen en el Torreón de Maegor, seguido por una veintena de sus caballeros, los más leales de los que disponía.

La visita a Tommen fue tal como esperaba. El niño había estado tan alegre de ver un rostro familiar que casi había saltado en sus brazos. Kevan le había explicado las cosas con gentileza y calma pero también con firmeza, diciéndole que su madre estaba en esos momentos indispuesta para venir a verlo, pero que haría todo lo posible para que pudiera venir pronto. Concluyó diciendo que estaría a su cuidado por un tiempo, pero que no debía temer, ya que había traído muchos caballeros brillantes para cuidarlo.

Cuando finalmente se despidió del niño ya habían pasado varias horas, y se dirigió hacia un solar cercano, donde de acuerdo a las órdenes que le había dado a dos de sus hombres antes de entrar a las habitaciones de Tommen, Ser Harys Swyft y el Gran Maestre Pycelle lo estaban esperando.

Kevan Lannister quería mucho a su esposa, pero ese cariño no se había extendido a su padre. Harys Swyft, el Caballero de Trigal, era un cobarde y un adulador en todo el sentido de la palabra. El Gran Maestre Pycelle con su falsa senilidad no era una vista mucho más agradable.

Luego de los debidos saludos y cortesías, Kevan pidió que se le informara sobre todos los detalles del conflicto con la Fe, el motivo de que encarcelaran a Cersei y la situación en la ciudad. Mostró una fingida cara de sorpresa ante los cargos de incesto y adulterio contra su sobrina, aunque en verdad la veía capaz de aquello. Había que mantener las formas. Cuando terminaron de explicar, Kevan se mordió la lengua hasta el punto de hacerla sangrar para evitar que las palabras salieran de su boca. Quería una vez más maldecir la incompetencia de Cersei como gobernante, que había tenido la mayor parte de la culpa por la desastrosa situación que enfrentaba la Casa Lannister en ese momento. Quería increpar a los hombres ante él sobre qué clase de consejos daban a la sobrina de Kevan, que durante su periodo como Reina Regente no había hecho más que cometer una estupidez tras otra. Pero Kevan sabía que no sería conveniente; ya tenían muy pocos aliados, y atacar al Gran Maestre y al Caballero de Trigal arriesgaría a disminuir la lista aún más.

Cuando hubieron terminado pidió que le informaran de la situación en el resto de los Siete Reinos. Las noticias no eran nada buenas en el sur. El descontento imperaba en Dorne, y las costas del Dominio estaban siendo arrasadas por los Hijos del Hierro. Las Tierras de los Ríos estaban padeciendo hambruna como consecuencia de haber soportado lo peor de la Guerra de los Cinco Reyes. El Valle estaba en silencio, aunque había abundantes rumores de que se estaban agrupando hombres en el Nido de Águilas, Las Puertas de la Luna, Piedra de las Runas, Roble de Hierro y otra media docena de fortalezas.

"¿Y qué ocurre en el Norte?" preguntó al final Ser Kevan.

"Roose Bolton ya ha retomado Foso Cailin. Los últimos cuervos dicen que muchas casas, entre ella los Ryswell y los Dustin, le han jurado lealtad y se han unido a él en Invernalia. Se están preparando para enfrentar una nueva amenaza" informó el Gran Maestre, al tiempo que acercaba a Kevan un par de mensajes enrollados con firmeza.

"El bastardo de Ned Stark" afirmó Kevan.

"Una amenaza menor" declaró Swyft con pomposidad "Solo es un niño dirigiendo un puñado de salvajes sucios. No supone ninguna amenaza" descartó el hombre, con un gesto de la mano. Cómo había hecho muchas veces a lo largo de los años, Kevan se preguntó cómo un hombre como él podía ser padre de su esposa.

"Los rumores y los espías varían mucho, pero afirman que el hijo bastardo de Stark dirige una fuerza que oscila entre los cincuenta y los doscientos mil salvajes" graznó Pycelle, su voz denotando su edad.

"Por lo que valen tanto daría que dirigiera un millón de ellos" se burló Swyft "¿A quién han conseguido vencer para que debamos temerles? ¿A Stannis Baratheon?" dijo, una mueca burlona apareciendo en su rostro carente de barbilla.

Kevan recordó la reunión a la que su hermano Tiwyn había convocado a todos sus oficiales de manera apresurada, para informarles que dejarían de tratar de cruzar los vados defendidos por Edmure Tully, y en su lugar marcharían con rapidez hacia el este, para defender Desembarco del Rey de Stannis Baratheon. La expresión del Caballero de Trigal había sido la de un hombre que estaba a punto de ensuciar sus pantalones "Stannis Baratheon era uno de los comandantes más experimentados de Poniente, además de un guerrero curtido. Si este Jon Nieve lo venció, sin duda no es una amenaza menor"

Y eso es todo por ahora. Ojala les haya gustado, y si fue así sean tan amables de dejar un review. Y si quieren comentar algo, u opinar, o preguntar algo, háganlo con confianza. No me molesta.

Bien amigos, tengo que comentarles algo; las épocas de examen están una vez más tocando a mi puerta, y se vienen algunos de los más bravos de todos. Estoy teniendo que dedicar muchas horas de mi tiempo para prepararme para ellos. Por ende, mi tiempo para escribir la historia se ha acortado bastante. Hasta el momento no pasa nada, pero en un futuro cercano puede que la historia sufra retrasos. Si eso pasa, de antemano les pido disculpas, les ruego comprensión y les suplico paciencia. Si no pasa, alégrense; la historia sigue actualizándose regularmente.

Bien, trataré de subir el siguiente capítulo en una semana, pero no prometo nada. En serio NO LO PROMETO.

Saludos y que estén bien.