Bien, primero lo primero. Hola a quienquiera que lea esto.

Quiero dar gracias especialmente a jean d'arc, XECHU.S, Kirito720, alfil94, Luna y javi30 por sus hermosos reviews, que en estos días son justamente muy bien recibidos y totalmente apreciados. Y hablando de los mismos:

jean d'arc: me alegro que la historia te siga gustando. Viste, Jon es buen también como negociador, no solo como rey. En cuanto a los gigantes, bien, la verdad es que lo hice por un pequeño deseo de darles algo de contenido, puesto que la serie dejo en ese aspecto (como en muchos, muchos otros) bastante que desear. Me gusta retratar algunas características de un pueblo que es aún más antiguo que los Primeros Hombres.

Que la conversación entre Ygritte y Catelyn te pareciera real es un verdadero alivio para mí: la verdad es que en lo que se refiere a esto estoy siempre dudoso, tratando de incursionar en un terreno tan poco acostumbrado. Lo único que puedo hacer es tratar de hacerlo lo mejor posible, y que sea lo que Dios quiera. (Y claro que Ygritte iba a ir por un medio radical y poco sutil para despertar a Catelyn. Me gusto escribir esa parte jajaj).

Y sí, el final está justo para desconcertar un poco. Pero permíteme recordarte algo: la fuerza armada de la Fe original (la que fue prohibida por Maegor el Cruel y Jaehaerys el Sabio) se caracterizaba por ser muy dura con aquellos que percibían como enemigos de la "Verdadera Fe". Los Antiguos Dioses también se cuentan entre estos enemigos.

XECHU.S: ¿Tres veces la leíste? WOW, eso sí que es gusto por algo. Gracias, me halaga mucho saberlo. En cuanto a los hermanos Stark, falta bastante para saber que fue de ellos, pero se sabrá, lo prometo.

Kirito720: cuando mi capítulo es calificado de perfecto, me siento en parte halagado, en parte presumido jejej. Por ahora todo bien con el ejército como decís vos, pero es solo la calma antes de la tormenta. En cuanto al asedio de Fuerte Terror y la batalla de los Bastardos, modestia aparte, pero sí, promete bastante.

En cuanto a lo que pasó con los Manderly, el fanatismo religioso se puede ver en todas las religiones. Y me alegro que te intrigue: ese es el propósito por el momento.

Alfil 94: es una duda muy interesante y una idea muy particular, pero en lo personal soy de la opinión de que esos "unicornios" que se menciona habitan en Skagos son rinocerontes: que bien pueden pasar por caballos rechonchos para los ojos de los ignorantes y supersticiosos.

Luna: me gusta escribir acerca de los cambios de Catelyn, particularmente si son de una boca más suelta. Vos no podes esperar ver la cara de Bolton, ¡y no puedo esperar para publicarlo!

Javi 30: gracias por considerar la historia entretenida. Y me alegra que parezca convincente la manera en que retrato a Jon y Catelyn. No falta mucho para las batallas, no vas a tener que esperar mucho.

Gracias también a quienes tienen la historia entre sus favoritos, o la siguen, o solo la leen. Anímense a dejar un comentario para saber que es lo que opinan de ella.

Bien, basta de hablar. Vamos a lo que a ustedes les importa.

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Jon

Cuando vio a las dos mujeres besadas por el fuego entrado a su tienda se sintió en parte aliviado, en parte preocupado y en parte temeroso. Su alivio era por verlas volver sin problemas; su preocupación era porque no habían estado en buenos términos en los últimos tiempos, cosa de la que él era en parte culpable; y su temor era por una parte más bien infantil de él mismo, que era bien consciente del carácter de ambas y que sabía que juntas se volvían mucho más peligrosas que separadas.

Ambas detuvieron su charla cuando lo vieron, y el no perdió tiempo en acercarse a ellas. Les dio a ambas una sonrisa pequeña e incierta, y ambas le devolvieron asentimientos breves. Tras un momento de duda decidió hablar con Catelyn primero "Pareces estar mejor. Me alegro. Estaba preocupado por ti" le dijo con sinceridad.

"Deberías darle gracia a Ygritte. Fue ella la que me obligó a levantarme. Literalmente" Jon no pudo evitar alzar una ceja ante esas palabras, y Catelyn tomó esto como un incentivo para seguir hablando "Me arrojó un cubo de agua helada" aclaró.

Una parte de Jon debía reconocer que no estaba sorprendido; la delicadeza nunca había sido una característica de la mujer embarazada de su hijo. Aun así no pudo evitar mirar a Ygritte con algo de reproche.

"Lo intenté por las buenas, pero no funcionó. Así que tuve que hacerlo por las malas" se defendió la mujer más joven, al tiempo que se encogía de hombros "Y funcionó" se jactó, al tiempo que una pequeña sonrisa orgullosa aparecía en su rostro.

Jon tuvo que luchar para no rodar los ojos ni sonreír "Y dime. ¿Todo en orden contigo y con él?" preguntó fingiendo inocencia, al tiempo que hacía un gesto al vientre hinchado de la muchacha. Tal como esperaba, Ygritte gruñó fastidiada antes de alzar el brazo y darle un golpe ligero en el hombro. Jon ya había esperado eso, y soltó una risita. Pero lo que si lo sorprendió fueran las palabras de Catelyn.

"No es una actitud muy regia, sabes" dijo la mayor de las mujeres "Hacer enojar a una mujer que transita el final de su embarazo" cuando Catelyn terminó de hablar Ygritte apuntó hacia la mujer a su lado con un dedo, al tiempo que asentía en acuerdo.

Jon no pudo más que alzar las manos en una fingida rendición, antes de sonreírle conciliador a las dos mujeres.

Luego de eso Jon y las dos mujeres entraron en un aire tranquilo, casi amistoso. Era una sensación demasiado agradable para que Jon no la disfrutara. Pero nada dura para siempre, y Jon tenía que hablar con ambas mujeres sobre un tema muy importante que los involucraba a los tres.

"Catelyn" empezó, atrayendo la mirada de la mujer mayor, que había estado sobre Ygritte momentos antes de que hablara "Supongo que recordarás lo que me comentaste antes de que hablara de la carta. El….. otro tema" refirió con vaguedad.

Tal como esperaba, una pizca de nervios se hizo presente en los ojos de Catelyn, que se desviaron rápidamente a Ygritte, antes de volver a concentrarse en él.

"Si, lo recuerdo" fue su vaga respuesta. Jon estaba satisfecho con eso; Ygritte no.

"¿De qué están hablado? Vamos díganme" dijo en tono impaciente.

La mirada de Catelyn fue hacia la de Jon y él pudo leer en sus ojos lo que quería que hiciera; hablar.

"Habló del té de la luna que Catelyn tomó, para prevenir un embarazo" decidió soltar.

"Ah" se limitó a decir Ygritte. Jon notó que se había tensado "Ya veo" en su tono no se distinguía ninguna emoción.

"¿Qué pasa con eso?" inquirió Catelyn, que parecía ansiosa por desviar la conversación hacia otra parte.

"Me hizo pensar…. Que tenemos una conversación pendiente" dijo Jon, su rostro denotando la seriedad de sus palabras.

Catelyn debió de ver algo a través de la expresión de Jon, o de sus palabras, porque de inmediato su expresión se volvió más cautelosa "No creo que sea buen momento para hab…" empezó.

"Claro que lo es" interrumpió Jon. No deseaba ser grosero con ella, pero esto era demasiado importante para seguirlo aplazando "Necesitamos hablar al respecto"

"Con Arya…" trató de discutir Catelyn, solo para ser interrumpida nuevamente.

"Ni siquiera sabemos si en verdad es Arya" dijo Jon, en parte para recordárselo a Catelyn y en parte para recordarse a sí mismo "Lo sé. Sé que estás preocupada desde que lo supiste, pero la verdad es que en este instante hay poco que podamos hacer al respecto. Además, Arya no tiene nada que ver en esto" pese a que sintió una punzada de culpa cuando vio la mueca de dolor de Catelyn, Jon no pudo evitar decir la verdad. Amaba a Arya, era su hermanita. Pero en esto, Arya no tenía nada que ver, al igual que el resto de los hermanos y hermanas de Jon. Ni siquiera Eddard Stark tenía que ver. Los sentimientos que Jon tenía por Catelyn, y que estaba seguro que ella tenía por él, solo les incumbían a ambos.

Catelyn aun parecía algo recelosa, pero antes de que Jon añadiera algo la otra persona en la habitación habló.

"Esto no va a desaparecer si no lo hablas" dijo Ygritte, mirando fijamente a Catelyn "Y tampoco se va a arreglar solo. Habla, y deja las cosas en claro" le dijo, en un tono que oscilaba entre la sugerencia y la orden. Catelyn miró a Ygritte por un momento, sus ojos suplicando para que no se pusiera de parte de Jon en esto. Pero la mirada de Ygritte no vaciló un momento, y al final Catelyn suspiró derrotada.

"Está bien" murmuró Catelyn en voz baja, pero lo bastante alto para que se oyera sin problema en la silenciosa tienda. Estuvo unos momentos en silencio antes de volver a hablar "Estoy enamorada de ti" dijo, sus ojos azules fijos en los grises de Jon.

Por un instante Jon no reaccionó, su mente aun procesando las palabras de Catelyn. Pero luego, una sonrisa apareció en su rostro, repentina y totalmente inevitable. El Rey en el Norte sintió como su corazón se agitaba y llenaba de un agradable calor que se expandió por su pecho con rapidez. Eran las palabras más hermosas que había escuchado en mucho tiempo.

"Sé que esto complica las cosas, en verdad lo sé" continuó Catelyn "Pero juro que no lo busqué. No deseo arruinar la relación que logramos en estos últimos tiempos" le dijo a Jon, antes de desviar su mirada a Ygritte "Y no deseo perderte como amiga, y mucho menos interponerme entre tú y Jon. Moriría antes de hacerlo" había una pasión en la voz de Catelyn….. Jon no dudaba de que cada una de sus palabras significaba exactamente lo que parecía "Pero esa es la verdad. Estoy enamorada de Jon"

Al ser la segunda vez que Catelyn lo decía, Jon pudo controlarse más, al menos en el exterior. Su corazón aun latía demasiado rápido, y su pecho aún se sentía lleno de una calidez no acostumbrada. Pero el Rey en el Norte y más allá del Muro logró que su sonrisa fuera más tranquila cuando se acercó a Catelyn y la tomó de su mejilla con cariño, antes de unir sus labios a los de ella en un beso.

Era algo casto, con los labios de Jon moviéndose solo un poco. No quería que Catelyn mal interpretara lo que quería decir con el beso. No era lujuria; era afecto, era cariño. Era amor.

"Y yo estoy enamorado de ti" le susurro Jon cuando terminaron el beso, su rostro aún tan cerca del de Catelyn que podía sentir su respiración.

Por un momento los ojos de Catelyn se abrieron totalmente por la sorpresa, antes de que una sonrisa, la más hermosa que Jon había visto en ella hasta el momento, se hiciera presente en su rostro. Desafortunadamente, duró muy poco tiempo. La sonrisa de Catelyn murió para ser reemplazada por una mirada preocupada, y al siguiente instante se apartó de él.

"Pero….. ¿qué pasa con Ygritte?" preguntó, su mirada dirigiéndose a la aludida por un instante antes de volver a él "¡No voy a estar a tu lado a costa de ella!¡No lo haré!" la mirada de Catelyn fue una vez más a Ygritte "¡Juro que no lo haré!" le repitió a la otra mujer.

Por un momento Jon juraría que Ygritte miró a Catelyn con absoluta adoración, antes de que su rostro se volviera inexpresivo "Dile el resto, Jon" le ordenó, y Jon se apresuró a hacerlo.

"No te pido que ignores a Ygritte para estar conmigo….. porque yo tampoco la dejaré a ella" dijo Jon a una Catelyn confundida por sus últimas palabras "Estoy enamorado de ti. Pero eso no quiere decir que he dejado de amar a Ygritte. No te dejaré ir por ella… pero tampoco la dejaré a ella por ti" continuó Jon.

Los ojos de Catelyn se entrecerraron, no con enojo sino con sospecha "¿Qué estás diciendo?" cuestionó. Jon creía que ella ya lo sabía, pero quería escucharlo de sus labios.

Una de las manos de Jon fue a coger la mano de Catelyn, mientras que la otra fue por la de Ygritte. Ambas lo miraban con cuidado, procurando no perder uno solo de sus movimientos. Llevo ambas manos a su boca y las besó con reverencia, deleitándose un momento en el calor que había en ellas, diferente y a la vez tan similar.

"Estoy diciendo que las amo a ambas, y que con ambas quiero estar" declaró Jon, y guardo silencio para concentrarse en las reacciones de ambas mujeres.

La de Ygritte fue la que Jon ya esperaba. Se mantuvo en silencio, simplemente mirando hacia la nada, aunque Jon estaba seguro de que había escuchado sus palabras a la perfección.

La de Catelyn fue una más activa. Retiró su mano con rapidez de la de Jon, al tiempo que sus ojos se abrían sorprendidos. Intentando ignorar el cosquilleo de pérdida que sintió cuando la mano de Catelyn se separó de la suya, Jon dejó ir también a Ygritte antes de hablar.

"Sé que algo muy grande lo que les estoy pidiendo; no tienen que responderme ahora. Esperaré todo el tiempo que sea necesario, y aceptaré lo que ustedes elijan" con esas palabras Jon se lamió los labios y dejó pasar unos momentos de silencio antes de hablar "Pero quiero que sepan esto: no espero que sea sencillo, pero estoy dispuesto a dar todo de mí para lograr que funcione" le dio a cada una un beso casto en los labios antes de irse.

Estaba seguro de que pensarían mejor las cosas sin él en medio.

Catelyn

En cuanto vio a Jon dirigiéndose a la salida de la tienda, sintió la súbita urgencia de detenerlo, pero su cuerpo no parecía responder; estaba entumecido por las palabras del hombre.

Jon estaba sugiriendo que Ygritte y ella lo compartieran. ¡Qué lo compartieran, como si fueran unas….! ¡Cómo si él fuera…..! ¡No, no podía ser! ¡Eso no era posible!

Catelyn miró a Ygritte; no podía ni empezar a pensar en que debía decir al respecto "Pues…." no fue capaz de llegar más lejos. Su boca no podía dar paso al torrente de ideas que había en su cabeza.

Ygritte la miró, y tras un momento resopló, sorprendiendo a Catelyn "Estás tan roja que parece que tuvieras un tomate maduro por cabeza" declaró la mujer embarazada.

Casi como si las palabras de Ygritte fueran una señal de aviso para su cuerpo, Catelyn sintió de repente un gran calor que se acumulaba en sus mejillas, orejas y frente. Por instinto se llevó una mano a la mejilla y se dio cuenta de que irradiaba un calor mucho mayor de lo normal. Respiró hondo varias veces, y cuando sintió que el calor se había reducido en su mayoría volvió a centrarse en la otra mujer.

Una sospecha se hizo presente en su cabeza, y no pudo resistirse a preguntar "¿Sabías de esto?" inquirió. ¿Era por eso que Ygritte se veía tan calmada? ¿Jon le había hablado de esto antes que a ella?

"Sí" confirmó Ygritte tras un momento "Llevo pensando en la idea de Jon desde entonces" una de las cejas de Ygritte se alzó antes de continuar "Reaccionaste peor que yo" comentó la muchacha.

Catelyn no podía creer lo que oía "¡¿Crees que debería estar saltando de alegría?! ¡¿O con una sonrisa en el rostro!?" preguntó con sarcasmo "¡¿Cómo se supone que debo reaccionar?!" escupió furiosa. Ni Catelyn sabría decir exactamente porqué estaba tan furiosa.

"No tengo idea" reconoció Ygritte, al tiempo que se encogía de hombros "Lo único de lo que estoy segura es de que Jon tiene razón en algo. Hay que pensar bien las cosas"

"¿Pensar las cosas?" repitió Catelyn "¿Estás en verdad considerando la idea de Jon?" preguntó.

"Sí. Lo estoy" reconoció Ygritte con un suspiro "La idea de compartirlo no me agrada. El solo pensamiento de que estaría compartiendo sus afectos con otra mujer es….. Desagradable"

Catelyn creía conocer lo suficiente a Ygritte para saber que tenía pensado decir una palabra muy diferente, y mucho más grosera, para describir sus sentimientos ante la situación.

"Desde que Jon me comentó que estaba enamorado de ti me he preguntado ¿por qué? ¿por qué entre tantas y tantas mujeres tuvo que elegirte a ti?" Ygritte no esperó a que Catelyn respondiera la pregunta; lo hizo ella misma "Y luego me di cuenta de que Jon no lo eligió, igual que yo no elegí enamorarme de él. Dudo que alguna vez lo entienda. Es más, creo que ni siquiera Jon lo entiende del todo"

Las palabras de la mujer embarazada llegaron profundo en su mente; tras meditarlo unos momentos, Catelyn se dio cuenta que era una pregunta cuya respuesta tampoco sabía. Un hombre enamorándose de una mujer mucho mayor, que fue la esposa de su padre, la madre de sus hermanos y hermanas, y con la que nunca tuvo una relación que pudiera describirse ni siquiera como cordial. Carecía de razón. ¿Por qué rayos Jon se enamoró de ella?

"Y luego está el hecho de que Jon podría terminar prefiriendo a una de nosotras por encima de la otra. Sé que dijo que nos ama a ambas…. Pero ¿qué pasa si con el tiempo prefiere a una sobre la otra?" concluyó Ygritte. Parecía una perspectiva aterradora para ella.

"Sería un terrible resultado. Verdaderamente terrible" reconoció Catelyn al fin "¿Crees que podrías hacerlo, Ygritte? ¿Podrías, en verdad" Catelyn hizo énfasis en esas palabras "compartir a Jon conmigo?"

Ygritte hizo un sonido con la boca, aunque Catelyn no sabría decir si era de acuerdo o no "No sería el primer hombre en tomar más de una mujer ¿sabes? Hay caudillos e incluso hombres comunes entre el Pueblo Libre que tienen más de una mujer" dijo ella, eludiendo la pregunta de Catelyn.

Catelyn sabía que Ygritte decía la verdad, pero aun así….. "Quizás el Pueblo Libre no tenga problemas, pero dudo que los norteños sean tan abiertos a aceptar esto" dijo Catelyn "Y el hecho de que sea la viuda del padre de Jon no facilitará las cosas"

"¡A la mierda con los norteños!" resopló Ygritte "Lo que decidamos debemos decidirlo por nosotras y por Jon. No por los norteños, ni por nadie" refunfuñó "Y tu matrimonio con el padre de Jon no tiene nada que ver"

Una parte de Catelyn le gritó que Ygritte tenía razón; esto no era asunto de los norteños. Pero la razón de Catelyn lo contradijo. Si era su asunto. Jon era rey; cualquier cosa que hiciera era asunto de los norteños. Era el precio por gobernar sobre ellos.

Una memoria vino de repente a la mente de Catelyn, algo que había ocurrido hacía más de un año. La mujer mayor no se resistió a contar a la otra lo que estaba en su cabeza "Mi hijo Robb también siguió sus deseos por sobre lo que era conveniente en lo que se refiere a una mujer. Como consecuencia, perdió miles de espadas y se hizo enemigo de la familia que lo asesinó. Y ahora, Jon parece estar siguiendo sus pasos" comentó en tono lúgubre.

Ygritte no respondió nada, y Catelyn no presionó el tema "Sabes, aun no respondiste mi pregunta" continuó la mujer mayor "¿Podrías compartir a Jon conmigo?

"Como le dije a él, necesito pensarlo. No estoy segura de nada aún"

El Lector

"Lord Capitán" la voz de Gufreth Rompecascos hizo que levantara la vista del libro para centrarse en él "Por allá" dijo, señalando hacia un punto hacia el norte y el este.

Rodrik Harlaw marcó con cuidado la página del libro antes de cerrarlo y guardarlo, para luego levantarse del punto de la cubierta donde estaba sentado. Siguió la línea invisible trazada por el dedo del otro Hijo del Hierro y vio, perdido en la niebla que cubría el horizonte, una forma más oscura, que a diferencia de la niebla mantenía su forma.

El Lector asintió en silencio, antes de empezar a recorrer con la vista las aguas que lo rodeaban. Sobre ellas venían el resto de los barcos que había logrado llevar con él: dieciséis. Los hombres en ellos, sumados a los suyos propios, sumaban unos mil Hijos del Hierro. Muy pocos, pero fue todo lo que pudo conseguir.

A medida que se acercaban a las costas, vio los barcoluengos que estaban anclados en los muelles. La flota del Lector era pequeña, pero la que se encontraba anclada en los muelles era aún más pequeña.

Cuando finalmente llegaron, algunos de sus hombres saltaron a los muelles con sogas para atarlas en los muelles "Escudo Gris, Lord Capitán" dijo Jorrek el Calvo, el contramaestre.

Rodrik Harlaw bajó del Canción Marina y se encaminó a la fortaleza que se veía tras las ruinas de la que fuera una pequeña aldea. Detrás de él venían media docena de hombres. Se abrió pasó entre los restos de casas, tabernas y posadas hasta llegar ante las puertas.

Las puertas del castillo estaban cerradas y el rastrillo bajado, pero Rodrik vio el reconocimiento de los guardias que había sobre ellas, que se apresuraron a dar la orden de que las abrieran para él y sus acompañantes.

En cuanto hubo traspasado las murallas, el señor de Harlaw dedicó una larga mirada al interior, tomando cuidado en detallar todo lo posible. Entre otras muchas cosas, notó que el número de hombres que sostenían el castillo era muy bajo.

El Lector se acercó al guardia más cercano "¿Dónde está el Caballero?" preguntó. Momentos más tarde, se dirigía por el camino que le habían indicado.

Cuando vio los dos guardias que había ante la puerta, supo que había llegado a su destino. No se molestó en hablarles antes de cruzar la puerta; tenía cosas más importantes que tratar en ese momento. Ninguno de los guardias hizo además de detenerlo; aunque fueran hombres del Caballero, seguían siendo hombres de Harlaw, y su autoridad sobrepasaba a la de él.

Dentro estaba el Caballero, Ser Harras Harlaw, el señor del Jardín Gris y el nuevo señor del Escudo Gris.

La sorpresa en el rostro de Harras fue evidente "¿¡Qué rayos estás haciendo aquí!?" exclamó "¡Se suponía que ibas hacia el sur con el resto de la flota!" espetó.

Cerró la puerta de un solo movimiento antes de encarar a su pariente "Vine por mi primo y el resto de los Harlaw. No puedo dejarlos morir aquí sin motivo" dijo. No tenía tiempo para delicadezas. No tenía nada de tiempo.

"¿Acaso estás loco?" preguntó el cabalero, mirándolo como si tuviera 4 cabezas "¿Morir? Estamos sentados sobre una de nuestras mejores victorias. Soy el Señor del Escudo Gris. ¡Pagué el precio del Hierro por él, maldita sea! ¡No me iré de aquí!" el Caballero no había terminado de hablar cuando el Lector tuvo suficiente.

"¡Escúchame primo!" dijo Rodrik, tomando el atrevido e inesperado movimiento de agarrar al caballero por sus ropas "¡Te dejó aquí para morir! ¡Igual que a Volmark y a los demás!" le espetó en la cara, tratando de hacerle consciente de la gravedad de la amenaza. Lo soltó con brusquedad y se dirigió a la única ventana del solar, que daba una vista excelente del este "¡Ahí afuera hay miles!¡NO!¡Decenas de miles de hombres sin duda, preparándose para recuperar estas islas!¡Y no tendrán ningún reparo en matarte a ti a cualquier otro Hijo del Hierro que encuentren en ellas para lograrlo!" dijo, deseando que su primo usara la cabeza.

Pero parecía que el nuevo señorío del Caballero había tenido un efecto desagradable en su cabeza. Y en sus oídos "¡Para hacer eso tendrán que aprender a caminar sobre el agua primero! ¡Y no son tantos! ¡Hemos matado a miles en nuestra subida por el Mander, tú lo sabes!" reclamó el caballero, y cuando Rodrik se giró a verlo vio que sus orejas se habían teñido de rojo, como ocurría cada vez que estaba molesto.

El Lector de Harlaw sacudió la cabeza con incredulidad "Pero quedan miles más que pueden pelear. Y sin duda querrán venganza por los ataques. Con los números que tienen ¿cuánto tiempo hasta que construyan barcos para cruzar hasta estas islas?" Rodrik no esperó la respuesta "¿Qué planeas hacer cuando eso pase?" inquirió, haciendo un gesto al otro hombre en la habitación para alentarlo a hablar. A explicar.

Pero Ser Harras el Caballero parecía estar ciego a la situación "Yo también tengo una flota, al igual que los demás señores. Nadie es mejor en el mar que nosotros. Si intentan cruzar los hundiremos hasta las estancias acuosas del Dios Ahogado" repuso.

"¿De qué flota estás hablando?" preguntó el Lector con incredulidad "¡Vi solo cuatro barcoluengos anclados en los muelles! La flota….. la verdadera flota… está con Ojo de Cuervo, y se dirigen al Rejo. No te van a ayudar si te atacan; al Ojo de Cuero no le importa si mueres. ¿O crees que te dejó la isla porque te considera valioso?"

"Me la dejó porque sabe que la cuidaré" insistió Ser Harras, pero Rodrik vio una chispa de duda en los ojos de su primo.

"Te la dejo porque eres peligroso para él. Si te empeñas en defender la isla hasta el fin, morirás y ya no será una amenaza para él. Y si huyes, te culparán y se burlarán de ti por haberla perdido. El Ojo de Cuervo tuvo la gloria de capturar las islas, pero dejará que tú y los otros carguen con la culpa de perderlas" dijo. Una de las virtudes de ser un fanático de los libros era la gran cantidad de información que había en ellos. Rodrik Harlaw ya había leído de circunstancias similares en otros tiempos, y sabía de lo que hablaba.

Ser Harras Harlaw sacudió la cabeza, aunque sus ojos demostraban que estaba cada vez más inseguro "Estás hablando desde el rencor, primo. Nunca te ha agradado el Ojo de Cuervo, ni mucho menos has confiado en él. Para ti siempre fue un monstruo"

"Así es" concedió el señor de Harlaw, sin molestarse en tratar de negarlo. Su desconfianza y animosidad por Euron Greyjoy no era ningún secreto en las Islas del Hierro "Y a la luz de los últimos descubrimientos, mi manera de percibirlo está más que justificada" la mirada de Harras fue hacia él, en parte recelosa y en parte curiosa "Pregunta, primo. Si en verdad tienes valor, pregunta. Así sabrás que clase de monstruo es el que se hace llamar Rey de las Islas del Hierro" lo animó. No era algo que deseara contar, pero lo haría si sirviera para abrir los ojos de Harras.

El Caballero Harlaw estuvo un largo tiempo en silencio, contemplando a su pariente, antes de hablar "¿Qué descubriste, Rodrik?" preguntó.

"El Ojo de Cuervo tenía a Pelomojado prisionero en su barco. Sin comida, ni agua, cubierto de mierda y mugre" contó, y de inmediato vio como los ojos de Harras se abrían en sorpresa, tanto que parecieron querer caer de sus cuencas.

"¿A Pelomojado? ¡¿A su propio hermano?" rugió al fin Ser Harras, antes de entrecerrar sus ojos y empezar a sacudir la cabeza con más vehemencia que antes "No puede ser, nadie es tan cruel" replicó, mirando al Lector como si estuviera loco.

"Ojo de Cruel lo es. Pelomojado estaba tan delgado que podíamos distinguir con facilidad cada uno de sus huesos, y estaba tan débil que apenas podía susurrar" contradijo el Lector.

"No puede ser cierto" dijo Harras el Caballero, aunque ahora había muchas dudas en sus ojos "Pelomojado es un sacerdote del Dios Ahogado. Ningún Hijo del Hierro sería capaz de permitir que un hombre consagrado al Dios sea tratado de manera semejante"

"Los mudos y monstruos de Euron Ojo de Cuervo no son Hijos del Hierro. ¿Nunca te preguntaste porqué Pelomojado desapareció de manera tan repentina luego de la Asamblea de Sucesión? Él dijo que iba a alzar al pueblo contra Ojo de Cuervo. Que Euron era un hombre impío y malvado" le recordó.

La lengua de Harras salió con rapidez como un animalillo, recorrió en un instante los labios del Caballero y se volvió a refugiar dentro de su boca "Quiero….. quiero habar con Pelomojado. Necesito escucharlo de él"

Rodrik sacudió la cabeza con lentitud "El cautiverio a manos de su hermano lo había debilitado demasiado. No pudimos hacer mucho por él. Pelomojado está en las estancias del Dios Ahogado" dijo, sin faltar a la verdad. Él mismo había ayudado a empujar el cuerpo con la ropa llena de piedras por la borda. Rodrik soltó un suspiro "Primo, he traído diecisiete barcoluengos. Los capitanes son mayormente Harlaws, pero también tengo al hijo menor de Drumm, al hermano menor de Baelor Blacktyde y a los hijos de Sawane Botley. Los que vinieron conmigo lo hicieron porque como yo no están dispuestos a servir a un monstruo como Euron Ojo de Cuervo o porqué le odian. O ambas"

"Hay un motivo por el cual tenía la intención de nombrarte heredero de Harlaw, Harras" continuó Rodrik "Es porque siempre pensé que tenías una buena cabeza sobre los hombros. Te pido, Harras, que la uses. Si te quedas aquí terminarás muerto, y también todos los que te siguen" el Lector tomó aire antes de seguir "Los otros y yo no podemos quedarnos mucho tiempo, o de lo contrario nos arriesgamos a que Ojo de Cuervo nos atrape o que los hombres del Dominio nos ataquen. Nos iremos lo más pronto posible, y espero que para cuando partamos vengas con nosotros" concluyó Rodrik Harlaw, antes de dirigirse a la puerta.

El emisario

La taberna era ruidosa y bulliciosa. Las goteras del techo eran abundantes, y dos de ellas caían sobre su hombro y sobre la mesa frente a él, humedeciendo todo. Pero unas gotas de agua no eran nada; eran preferibles a las oleadas de líquido transparente que caían del cielo más allá de las paredes del edificio semiruinoso.

Se llevó la taza a la boca; la cerveza era poco más que orina de caballo, pero no había nada mejor. Mordisqueó un pedazo de pan mientras contemplaba los rayos que se veían por los resquicios de las paredes, numerosos y extremadamente ruidosos. Se caló la capucha con más fuerza, procurando que ningún rasgo quedara expresamente visible. La discreción era el factor fundamental de su encargo.

La puerta se abrió y una forma se deslizó en el interior de la taberna. Las ropas estaban totalmente empapadas, y por los pliegues de la capa corrían riachuelos de agua sobre el piso embarrado y manchado de la taberna. La capucha del recién llegado estaba alzada y bien calada. En unos ojos más distraídos o menos entrenados no se habría distinguido ninguna diferencia entre esa capucha y otras, pero los ojos del observador eran agudos, y notó un punto de color carmesí diminuto que se ubicaba en un lado de la capucha, a la altura de la mejilla barbuda de su dueño.

Se levantó sin decir palabras y se dirigió a la escalera desvencijada, ignorando los posos de cerveza que quedaban en la taza que dejaba atrás. En cuanto estaba al pie de la escalera dirigió el dedo índice de su mano derecha en un movimiento fugaz al broche de hierro sin adornos que llevaba para sujetar su capa. Empezó a subir la escalera, ignorando los ruidos que producía cada vez que subía un escalón, testimonios audibles de su estado desvencijado y antiguo.

En cuanto llegó a la planta superior giró a la derecha y al llegar a la tercera puerta la abrió. Dio un rápido vistazo a la habitación, notando la cama vieja llena de heno, la única silla dura y tosca y la única ventana, con un cristal sucio y roto por el cual se introducía unas gotas ocasionales de agua que eran arrastradas por el viento, que esa noche se mostraba cambiante y caprichoso.

Al mismo tiempo que un trueno resonaba con fuerza en el exterior, la puerta se abrió un momento, pero un momento fue lo suficiente para que una persona entrara en ella antes de cerrarla, con rapidez pero con silencio.

"¿Quién te mandó?" preguntó el primer hombre en entrar, su voz baja hasta ser casi un susurro y alterada a su conveniencia.

"Un amigo mutuo y generoso" una voz debajo de la capucha respondió. No habría sabido decir si era la de un hombre o una mujer.

"Nuestro amigo tiene un amigo, y desea mandarle un regalo. Necesita un amigo de confianza para que lo vea llegar a salvo a su destino" dijo.

El otro hombre guardó silencio por un tiempo, sin moverse y sin dejarse ver por la capucha en su cabeza "¿Y dónde está ese amigo al que nuestro amigo desea enviar un regalo?" inquirió el segundo hombre en la habitación, su voz adquiriendo un ligero matiz curioso.

"En el Norte" susurró el primer hombre.

Aunque no hubo ninguna reacción del segundo hombre, el primero notó que se había tensado un poco.

"Se dice que el Norte es un lugar peligroso" comentó al final, su voz despreocupada, como si solo estuvieran hablando sobre la tempestad que se desarrollaba en el exterior.

"Nuestro amigo está verdaderamente deseoso de enviarle un regalo a su amigo. Y cómo sabrás, es muy generoso con aquellos que lo hacen feliz" dijo el primero, asegurándose de añadir una nota de codicia en su voz, como una manera sutil de ejercer influencia sobre el otro hombre.

El segundo hombre movió el peso de su cuerpo de un pie al otro "Sé lo generoso que es nuestro amigo" cambió el peso de su cuerpo al otro pie "¿Cómo es el amigo al que le debo llevar un regalo?" preguntó.

"Joven, con un hermoso perro blanco. Es un excelente cazador; me han comentado que hace poco abatió un hermoso ejemplar de ciervo. Un macho verdaderamente magnífico"

"¿Cuál es el regalo que le debo llevar a su amigo?" en cuanto esas palabras pasaron por su boca, el primer hombre supo que lo haría.

Sin decir nada, el primer hombre caminó hacia un baúl diminuto que había en la esquina más oscura de la habitación. Lo abrió, sacó la caja aún más pequeña que había en ella y se encaminó hacia el segundo hombre. Al llegar sostuvo la caja con una mano mientras la abría con la otra, permitiendo a su invitado ver perfectamente su contenido.

El contenido de la caja cambió de manos.

"¿Cuándo quiere nuestro amigo que su amigo reciba el regalo?"

"Lo más pronto posible"

"Partiré de inmediato"

Y eso es todo. Bien gente, como siempre quiero sus reviews con comentarios, opiniones, críticas, sugerencias y cualquier otra cosa que tengan en la cabeza. Serán muy apreciados y debidamente contestados.

De acuerdo, voy a hacer mi mejor intento para que el siguiente capítulo llegue en una semana, pero mis exámenes más duros están en puerta y mi tiempo de escritura prácticamente no existe. Así que ya saben: si la historia se retrasa, no es por gusto o capricho mío.

Otra cosa: como sin duda ya sabrán, en este momento hay un terrible virus en buena parte del mundo. En donde yo vivo ya se han empezado a tomar medidas debido a él. Por el momento no parece estar estrictamente cerca de mi hogar, pero aun así estoy tratando de ser cuidadoso al respecto. No puedo más que suplicarles porque hagan lo mismo: cuídense, y cuiden a sus familias y seres queridos. Y por favor, no caigan en esas tonterías de "yo no me enfermo nunca" o "A mí no me va a pasar nada". Eso nadie lo puede garantizar, y recuerden que la enfermedad no discrimina. Más vale prevenir ahora que lamentarse después. Rezaré por uds.

Saludos y que estén bien (particularmente de salud. Y que sigan así).