Bien, primero que nada, hola a quienquiera que lea esto.

Lo prometido es deuda, y yo pago las mías. Dije que cuando superara los 200 reviews habría un capítulo extra para ustedes, y honestamente hablando yo esperaba 12 reviews de 12 personas diferentes, pero no se pudo. En cuanto a outcome 5 y Luna, que dejaron más de un review cada uno, reconozco que estoy algo molesto con ambos por hacer trampa, motivo del cual demorara en subir el capítulo, cuando la historia sobrepasó los 200 reviews hace varios días. Pero, no puedo evitar estar (ligeramente) impresionado con outcome, que logró superar mis condiciones. Touche, amigo mío.

Quiero dar gracias a Xechu. S, JL Dragneel Storm, miguel Giuliano. Co, coki13566, jean d'arc, Kirito 720, javi30, outcome 5 y Luna por sus reviews, que me alegran el día cada vez que los recibo y cuando los leo (Y sí, eso incluye a los últimos dos). Y hablando de los mismos:

Xechu. S: me alegra saber que la historia te engancha, sobre todo en estos capítulos, que confieso son un poco flojos. Sé de qué clase de arma hablas, y sí, Jon podría usar algo de ese estilo, pero no serían armas muy buenas porque el vidriagon, pese a ser muy afilado, es también muy frágil, por lo que probablemente se rompería al primer contacto fuerte. Un saludo desde mi casa y muy buenos deseos. ¡ARRIBA EL ÁNIMO, SIEMPRE!

JL Dragneel Storm: primer review de tu parte. Gracias. Nadie quiere ver a los buenos metiendo la pata, pero Sigorn es joven y la juventud es a menudo inexperta y demasiado arrojada. En cualquier caso, pronto verás lo que será de Sigorn y su desempeño como comandante.

Miguel Giuliano. Co: di lo que quieras; yo mismo admito que me tienta darle a Jon un harem jajajaj. Y si, ese es el plan, Jon debe asegurar primero el norte antes de dirigirse al sur. Yo también espero hacer algo épico de la lucha de Jon contra los Bolton, aunque no puedo tener la sospecha de que lo que pensamos como "épico" es algo diferente. Y sobre tu pregunta: sí. Conozco algunos, pero la verdad es que recién están empezando y llevan meses sin actualizar. Si quieres te paso los nombres en el siguiente review.

Coki 13566: Hola, y gracias por el review. Y te lo contesto con el mismo sistema.

-No, no. Roose sigue vivo.

-Me da gusto saber que Digimon empezó bien; así les serán más fáciles las cosas a ellos y a los demás. Un buen final tras un mal inicio me parece algo más difícil que lograr.

-Alys es solo la "voz", pero ciertamente no es la única que recuerda el error de Catelyn. Pero… ¡ay! dejémoslo por ahí.

-Ah, ya entiendo jejej. No vi el video. Cuando el tiempo lo permita, creo que lo buscaré en Youtube.

-Por el momento Jon no ha hecho un espectáculo de Hermana Oscura, y no se la ha mostrado a nadie (excepto a Catelyn e Ygritte, duh). Pero se sabrá pronto de ella.

Jean d'arc: ¡Ay! ¡Me haces sonrojar! Gracias, gracias, gracias….. ¡GRACIAS TOTALES!

Tú preguntas sobre el interés de Alys. Bien, obviamente en primer lugar esta recuperar su castillo y tierras, pero aun así no es una persona tonta (sabe que no está en posición de desafiar a Jon) y tampoco desagradecida (sabe que está en deuda con Jon). Podemos decir que si Alys está con Jon es por una mezcla de conveniencia y gratitud. ¿Se entiende?

No, no hay que esperar hasta el martes, pero ¡sí!, habrá un capítulo más el martes, como siempre.

Kirito 720: Yo no engaño…. Okay, okay….. no engaño siempre. Y no te preocupes si la inspiración no está con vos últimamente: esa es caprichosa. Un día esta y al otro no. Gracias, los doscientos reviews significan mucho para mí. Gracias por ayudarme a llegar ahí.

Javi 30: el tono de alguien, una pequeña charla, son detalles menores…. Pero a veces las grandes cosas vienen de pequeñeces. Gracias, y bendiciones igualmente para ti y todos los tuyos.

-Bien, basta de hablar. Vamos a lo que les importa-

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Val

Era cerca del mediodía. Se encontraba en el salón principal del Último Hogar, comiendo con el resto de los ocupantes del castillo. Una docena de sirvientes de Umber y un número igual de mujeres que habían venido con ella estaban dispersos por el salón, dejando jarras llenas hasta el borde de agua y cerveza, y fuentes rebosantes de comida en las mesas, en las que se apiñaban sirvientes y guardias de Umber que no estaban trabajando, junto con dos centenares de hombres y mujeres libres. Val sabía que el salón no era lo bastante grande para todos los hambrientos; habría cientos de ellos que comerían afuera, contra las murallas o los muros de madera y piedra de los edificios, contra los establos, barracones, herrerías, torres.

La mesa alta estaba separada de las demás por una tarima elevada, que se podía subir por una de las escalerillas que estaban a cada lado de ellas, de 4 escalones cada una. En ella se sentaban el capitán de la guardia del castillo, el Maestre, y los miembros de la Casa Umber. Y también ella.

Dalla se había adaptado bien a la familia Umber. Se había convertido en confidente para las jóvenes hijas de Gran Jon Umber, y su presencia se había convertido en motivo de alegría para un buen número de guardias y sirvientes del Último Hogar.

Val era diferente. No era dulce ni amable como Dalla. Sus talentos verdaderos estaban en la lucha, y eran esos las que le ganaban si no el afecto, por lo menos la confianza de los guerreros. La guarnición del Último Hogar ya la conocía, y para la mayor parte de ellos se había vuelto alguien de autoridad.

Habiendo terminado de recoger las cosechas de los Umber, el aburrimiento se había vuelto parte cotidiana de la mayoría de las personas que Val había traído con ella del campamento; aun había que extraer hierro de las minas y madera de los bosques para hacer armas y alimentar los fuegos de las fraguas, pero era un trabajo que no requería las miles de personas que Val tenía a su cargo; con algunos cientos bastaba.

Jon no le había dado órdenes precisas sobre qué hacer luego de terminar de recoger el trigo, el centeno, la avena y la cebada, por lo que Val había tomado decisiones propias para mantener al Pueblo Libre ocupado. Con la ayuda de los guerreros entrenados que habían venido con ella, empezó a entrenar a los demás, junto con cualquier persona que deseara entrenar. No solo se habían sumado la mayor parte de los adultos, sino algunos hombres e incluso unas pocas mujeres de las tierras de Umber. Había pensado que Mors tendría quejas al respecto, pero para su sorpresa estuvo de acuerdo, siempre y cuando Val aceptara que los vasallos de Umber, en caso de tener que pelear, debían lealtad al Último Hogar y a su familia antes que a ella.

En cuanto a los que no eligieron entrenar, Val los puso en tareas sencillas, pero útiles: salar comida, cavar letrinas y hacer flechas. Había tomado un tiempo lograr que hicieran flechas de la manera adecuada, pero al final lo habían logrado.

La casi totalidad de las personas, en mayor o menor medida, habían estado felices de tener algo en que ocupar su tiempo, bien fuera entrenar, bien hacer flechas, bien cavar letrinas. Lo que sea antes que estar inactivos, pensando. Pese a que no se había dicho de manera evidente, la impaciencia empezaba a hacerse sentir entre el Pueblo Libre. También los hombres de Umber estaban impacientes; todos querían saber cuándo marcharían a la guerra. Porqué si de algo no había duda, es que habría guerra.

Val fue sacada de sus pensamientos por el sonido de los bancos y sillas que eran arrastrados por el piso en grandes cantidades. Alzó la vista de su plato con setas y carne con mantequilla y vio que tres mujeres habían entrado al gran salón y se dirigían directamente en su dirección. Solo le tomó un momento para reconocer a la que venía en el medio, y ligeramente adelantada a las otras: Rila. Una de las reclutas más antiguas de Jon, y una de sus guerreras de confianza. Rila se había quedado en el campamento cuando Val se llevó a cuatro millares de personas con ella en dirección al sur. No debería de estar allí. No sin un buen motivo.

Val se levantó un instante antes de que Rila y sus dos compañeras se detuvieran ante la mesa "Rila" saludó, asintiendo a la mujer de las lanzas.

"Val" contestó Rila, con una sonrisa que parecía una mueca.

Val miró a Mors, sentado a un par de sillas de distancia, y logró hacerle entender lo que quería "Síganme" dijo a las recién llegadas, al tiempo que se encaminaba a una puerta lateral.

Val cruzó la puerta y se encaminó por el pasillo iluminado solo por un par de antorchas muy separadas entre sí. Tuvo que abrir tres puertas hasta encontrar lo que buscaba; era una habitación llena de sillas, bancos y mezas destrozadas que se apilaban contra las paredes de piedra sólida. Pero era pequeña y sin ninguna ventana ni resquicio en las paredes por donde pudiera escapar la voz, y la puerta era de madera muy gruesa.

"Adentro" ordenó la hermana de Dalla.

Rila miró a las dos mujeres que la acompañaban "Monten guardia. Que no se acerque nadie" ordenó a ambas mujeres, que asintieron sin dudar.

Val aguardó mientras Rila entraba, seguida de Mors, antes de entrar ella misma y cerrar la puerta tras de sí.

"Rila, este es Mors Umber, el hombre a cargo de este castillo y de los hombres Umber" presentó Val, haciendo un gesto en dirección a Carroña "Mors, esta es Rila. Es de confianza" le aseguró al hombre. Sus acompañantes se limitaron a saludos breves "Traes un mensaje de Jon ¿verdad?" inquirió.

"Sí" confirmo Rila "El Rey me ordenó que viniera a avisarles que deben empezar los preparativos para recibirlo a él" una sonrisa apareció en la cara de Rila, esta vez genuina "y al ejército" concluyó.

El corazón de Val se aceleró, pero tuvo éxito al ocultarlo.

Mors fue una cuestión diferente "¡Por fin!" exclamó, una sonrisa rabiosa decorando su rostro antes de soltar una risotada "¡¿Cuándo llegará?" preguntó, su ojo fijo en Rila.

"Dijo que partiría siete días después que yo, y eso fue hace dos días" explicó Rila.

Val se llevó una mano a la barbilla, al tiempo que fruncía el ceño en concentración. La hermana de Dalla había hecho el viaje entre el campamento del Pueblo Libre y el Último Hogar dos veces. La primera vez le había llevado dos días y medio, pero eso había sido por cabalgar con dureza y casi sin descansar. El segundo viaje le había llevado el doble de tiempo, pero había sido porque debía marchar al ritmo de una gran multitud a pie que estaba en parte compuesta por mujeres, niños y ancianos.

Jon, por otro lado, vendría con un ejército que en su mayoría iba a pie, aunque sin tener que pensar en mujeres ni niños, lo que sin duda adelantaría la marcha.

"Es decir que le tomará un mínimo de ocho días llegar" declaró Mors, sacándola de sus cavilaciones "Si marcha con calma le tomará nueve, o a lo sumo diez días" declaró, sonando seguro.

"El Rey dice que necesita muchas provisiones para alimentar al ejército. Ordena que se envíen partidas de caza a los bosques y de pesca a los ríos, y que busquen cualquier alimento posible en estas tierras" continuó Rila, mirando directamente a Val.

Val sabía que en los bosque se podía obtener mucha comida, al igual que en el río Último, pero no se había atrevido a tomar nada de esos lugares sin el permiso de Mors. Pero ahora eso ya no era necesario: tenía el permiso de Jon. Mors estaba obligado a acatar las órdenes de Jon.

"Los clanes de la montaña vendrán con él ¿cierto?" preguntó Mors.

"Sí. Wull, Norrey, todos" reconoció Rila. Eso pareció gustarle a Mors.

"¿El Rey ha dicho algo más?" preguntó Val con el ceño fruncido.

"Que sigáis con la producción de armas, pero que ya no enviéis nada hacia el norte. Armará al ejército cuando llegue aquí" dijo Rila. La mujer de las lanzas dejo pasar unos momentos antes de continuar "También quiere que enviéis partidas de exploradores hacia el sur, para juntar información" concluyó.

Kevan

"Mis señores, en nombre del Rey Tommen os doy las más sinceras gracias por haber acudido a esta reunión no planeada con tanta rapidez" recitó Kevan al ver llegar a Mace Tyrell y a Randyll Tarly. Tuvo que hacer un esfuerzo para que la ironía no salpicara sus palabras. La rapidez con que habían llegado los señores de Altojardín y Colina Cuerno no había sido nada digno de elogio. De hecho, Kevan sospechaba que ambos hombres habían demorado intencionalmente su tiempo. Pero no era momento de señalar nada; ni siquiera de insinuarlo.

"Lord Regente, espero que el motivo de esta reunión sea algo de la mayor urgencia. Como mano del Rey, tengo muchos asuntos importantes que requieren atención" rebuznó Mace Tyrell, al tiempo que se sentaba al otro lado de la mesa, en una silla de roble tallada en forma de Mano, una muestra de absurda y huera vanidad.

Si los rumores que los sirvientes y guardias compartían eran ciertos, entre los asuntos importantes a los que se refería el señor de Altojardín estaba el posar en una serie de posturas diferentes que resaltaban el broche con forma de Mano ante un grupo de artistas traídos del Dominio para una futura estatua a tamaño natural, así como una serie de vidrieras de colores y una pintura gigante.

"La Casa Farman de Isla Bella ha mandado un cuervo reportando el avistamiento de una pequeña flota de barcoluengos de los Hijos del Hierro frente a sus costas" empezó Kevan, al tiempo que sacaba de su túnica una carta con el sello roto "dirigiéndose hacia el norte" concluyó, colocando la carta sobre la mesa con un movimiento silencioso.

De inmediato se hizo visible la diferencia abismal entre las capacidades militares de Randyll Tarly y las de Mace Tyrell. Mientras que el primero se inclinó ligeramente hacia adelante, completamente enfocado en las palabras de Kevan, el segundo simplemente lo miró con una mirada que oscilaba entre el aburrimiento y el desconcierto.

"¿Y por qué motivo eso es tan importante, mi señor?" inquirió Mace "Esos isleños siempre han navegado por el Mar del Ocaso buscando saquear. Ciertamente sus correrías no merecen la atención del Consejo Privado" concluyó en tono pomposo.

Haciendo un esfuerzo por no resoplar de incredulidad ante las palabras de Tyrell, Kevan contestó "Importa, mi señor, porque con los Hijos del Hierro dirigiéndose al sur para luchar contra la Flota de Lord Paxter, resulta casi seguro que este pequeño grupo que se ha marchado en la dirección opuesta son disidentes" Kevan se recostó en el respaldo de su silla antes de concluir "Podemos aprovechar esta disensión para acabar con la amenaza a las costas occidentales del reino. Eso dejaría nuestras manos libres para lidiar con los otros enemigos de la Corona"

Mace Tyrell no parecía impresionado "Enemigos. Phaf. ¿Qué enemigos? Los Hijos del Hierro caerán cuando se enfrenten a Redwyne, y Bastión de Tormentas y Rocadragón no tardarán en someterse cuando reconozcan que Stannis está muerto. ¿Qué deja eso? ¿Bandidos en las Tierras de los Ríos? ¿Salvajes en el Norte?" con las últimas palabras Mace resoplaba burlonamente, los rollos de grasa en su cuello moviéndose con burla evidente.

Kevan habría deseado compartir la confianza del Señor de Altojardín. Por desgracia no era así. Había momentos en los que incluso el Regente se consideraba demasiado precavido, pero no podía evitar escuchar esa voz interior que le decía que subestimar a un oponente era de idiotas.

Aún con Stannis muerto, los hombres que sostenían Bastión de Tormentas y Rocadragón en su nombre se negaban a rendirse, creyendo que la muerte de Stannis era solo una invención para forzarlos a rendirse. Y mientras que sus números eran demasiado pequeños para que supusieran una amenaza en el campo de batalla, eran suficientes para mantener los castillos. Rocadragón y Bastión de Tormentas eran símbolos, no de la causa pérdida de Stannis, sino de abierta rebeldía. Debían ser tomados pronto, antes de que su desafío impulsara a señores descontentos con la Corona a seguir su ejemplo.

Kevan tampoco estaba convencido de la victoria de Redwyne contra los Hijos del Hierro. Sí, Redwyne tenía barcos más grandes y fuertes, pero los Hijos del Hierro eran mejores marineros y sus barcos pequeños eran más maniobrables y veloces, además de superar a la flota de Redwyne en número.

Y en el Norte estaba el bastardo de Stark. Kevan sentía que, pese a las bromas de los caballeros del Dominio y el desprecio de Randyll Tarly y Mace Tyrell, el chico era una gran amenaza. Y la falta de noticias provenientes del Norte solo hacía que su inquietud creciera.

Wyman

"Adelante" pronunció entre bocados el Señor de Puerto Blanco, levantando brevemente la vista de los arenques bañados en aceite y manteca para ver a su primo entrar. Tragó lo que tenía en la boca y se limpió con la manga de su abrigo antes de hablar "¿Has escuchado los rumores?" preguntó, aunque ya suponía la respuesta.

"Sí. Y no soy el único. Las noticias se esparcen cada vez más. Mis guardias reportan que en las tabernas, en los puertos, en todas partes, se habla de la noticia que trajo ese ballenero ibbenés llegado de Guardiaoriente" dijo Marlon, la cota de malla tintineando cuando se sentó al otro lado del escritorio.

"¿Crees que sea cierto?" inquirió Wyman.

"No veo como" contestó Marlon.

"Olvida el cómo por el momento. ¿Qué pasaría si lo fuera?" insistió Wyman.

"Sabemos que es Jon Nieve el que está en el Norte con un ejército de salvajes y hombres de los clanes, y que tiene a Mors Umber con él. Reconozco que el chico me intriga. ¿Qué rayos habrá hecho y dicho para convencer a Carroña de pelear con salvajes?" preguntó Marlon. No esperó la respuesta para continuar "Pero el que la viuda de Lord Eddard esté con él me resulta más difícil de creer" concluyó el capitán de la guarnición de Puerto Blanco.

Wyman solo asintió, pensativo. A él también le había resultado difícil de creer cuando escuchó el rumor por primera vez. No tenía muchas expectativas en torno a él, pero una pequeña llama de esperanza aún se mantenía pese a todo. Si fuese cierto que Catelyn Stark aún vivía…..

Los Frey y los Bolton juraban y perjuraban que había sido el Joven Lobo el que había atacado a traición en la Boda Roja, matando a los Frey, junto con todos sus hombres. Juraban que solo se habían defendido. Pero Catelyn Stark había estado también en Los Gemelos esa noche maldita, y si el rumor de que estaba con Jon Nieve y su ejército en el norte era cierto, Wyman estaría muy ansioso de hacerle algunas preguntas a la madre del Rey Robb.

Jon

"¿En qué estás pensando?" una voz lo sacó de sus pensamientos. Apartó los ojos de Hermana Oscura para encontrar que Ygritte estaba parada enfrente de él, con ambas manos en su prominente vientre.

Jon sonrió por puro instinto. Ygritte era verdaderamente hermosa, y esa belleza solo se incrementaba por ese vientre prominente en el que estaba el hijo de ambos.

"En lo hermosa que te ves" respondió sin pensar.

Ygritte rodó los ojos, pero aun así un ligero tono de rosa se hizo presente en sus mejillas "Tengo los pies hinchados, la espalda dolorida y la sensación de estar cargando un oso. No creo que me vea particularmente hermosa" resopló.

"Lo estás; créeme" le aseguró Jon, antes de dejar la espada y levantarse para rodear la cintura ensanchada de la mujer "Eres una de las dos mujeres más hermosas que he visto en mi vida" aseguró, al tiempo que rozaba sus labios contra los de ella. No menciono el nombre de la otra, pero no hizo falta; la mujer ante él lo sabía.

Unos momentos después, ambos ya sentados en el suelo cubierto de pieles, Ygritte volvió a hablar "Aún no me has dicho en que pensabas" comentó.

"Pensaba en quien dejar a cargo del campamento mientras voy al sur" contestó, tras un momento. Y era cierto; había pensado en la persona que se quedaría a cargo antes de ser devuelto a la realidad por Ygritte "¿Todo en orden contigo y con él?" preguntó de repente, la pregunta con la que había empezado lunas atrás haciéndose presente una vez más.

Cada vez que Jon hacía la pregunta, Ygritte respondía con una mueca de fastidio, o pretendiendo no haber oído, o con un pequeño insulto. Incluso le había hecho gestos groseros en unas pocas ocasiones.

Solo que en esta ocasión no hubo nada de eso.

"Sí. Todo en orden" se limitó a responder Ygritte, dando unas palmadas suaves en su vientre.

Jon parpadeó, sorprendido por la falta de hostilidad, pero al final decidió dejarlo pasar.

En una inusual pero agradable muestra de apego, Ygritte se recostó en el piso y extendió una mano hacia Jon, que entendió de inmediato lo que ella quería. El Rey en el Norte y más allá del Muro le entregó la mano a la mujer, que la llevó hasta el vientre dentro del cual se resguardaba el niño de ambos.

"Nunca hemos hablado del nombre" comentó Ygritte en voz baja, como si estuviera contando un secreto.

Jon parpadeó "Pensé que querías esperar hasta estar segura de que nació sin problemas antes de nombrarlo" aunque ambos habían evitado el tema, Jon sabía que en lo profundo de sus corazones existía el temor latente de que su hijo no naciera sin complicaciones. No era cuestión de hechos ni de suposiciones basadas en pruebas sólidas; era solo un miedo primario. El miedo de dos personas que ante la perspectiva de la llegada de su primer vástago temían que algo no saliera bien.

"Sí, lo sé" reconoció Ygritte, su cabello extendido sobre las pieles como un camino de fuego "Pero tengo confianza en que todo irá bien. Tengo una sanadora muy buena, tengo suficiente comida y calor, y tengo a Catelyn" enumeró ella con una sonrisa "Y con todo eso conmigo, me encuentro pensando cada vez más en nombres para nuestro hijo" le contó "o hija" añadió a último momento.

Jon sonrío. Amaba a Ygritte, y le calentaba el corazón escucharla expresarse así "¿Y qué nombres has pensado para nuestro hijo o hija?" inquirió, curioso.

Ygrite suspiró, sus ojos dejando los de Jon "Si es una niña… la llamaré Minisa" confió en voz baja.

Jon sintió como su corazón aceleraba su marcha, impulsado por las palabras de Ygritte. Este era un lado de Ygritte que muy pocas personas habían visto. Un lado generoso, con un corazón lleno de afecto y el deseo de demostrarlo, no mediante palabras que se perderían en el viento, si no con gestos que quedarían grabados en el recuerdo de las personas. Jon se sentía verdaderamente afortunado cuando tenía la oportunidad de contemplar ese lado.

"Catelyn estará feliz" comentó Jon con una sonrisa. No solo feliz; estaría encantada.

"No lo hago por ella. Es solo que me gusta el nombre" repuso Ygritte, encogiéndose de hombros. Jon la miró y supo que era mentira, por lo que alzó una ceja "Promete que no se lo dirás a Catelyn" pidió Ygritte, aunque su tono se había endurecido hasta llegar a lo que parecía una exigencia "Quiero sorprenderla" dijo en voz baja.

"Prometido" dijo Jon "Minisa Stark" dijo, saboreando el nombre en sus labios, escuchando como llenaba el aire "Me gusta" sentenció en voz baja, con lo que arrancó una sonrisa un tanto engreída del rostro de Ygritte "¿Y si fuera un niño?" preguntó, su sonrisa cayendo un poco sin que el mismo se diera cuenta.

"Aun no me decido" confesó Ygritte "¡Pero tengo algunas ideas!" aseguró, la sonrisa volviendo a su rostro.

"¿Cómo cuáles?" preguntó el Rey en el Norte y más allá del Muro, ansioso por saber el nombre que llevaría su hijo.

El Rey en el Norte y su mujer estaban en un mundo propio, un mundo dónde sus deberes no existían, donde solo eran dos jóvenes con toda la vida por delante, hablando del nombre que le darían a una criatura que era prueba de su amor, y que los acercaría aún más. Era un mundo hermoso, pero frágil, y en cuanto Ygritte abrió la boca para hablar un grito incoherente desde afuera arrebato a la joven pareja de su ensoñación. El grito no había ni siquiera terminado antes de que el siguiente se escuchara.

Jon intercambió una mirada alarmada con Ygritte, y unos momentos después ambos se ponían en pie hacia el exterior seguidos de Fantasma, para saber cuál era la causa del grupo de voces que subía a cada momento, tanto en intensidad como en cantidad.

Afuera ya había una multitud reunida. Al menos cincuenta personas formaban un estrecho cerco en torno a algo que no podía distinguir, y el número parecía incrementarse con cada momento que pasaba. Los gritos llenaban el aire: algunos eran de enojo, otros de nervios, y otros más parecían de impaciencia.

Jon decidió que ya había sido suficiente. Con una orden a Fantasma, el lobo echó la cabeza hacia atrás y soltó un aullido, tan elevado como prolongado. El sonido atravesó el aire como un cuchillo, y los gritos fueron disminuyendo cuando las personas que los causaban giraron las cabezas para mirar hacia el lobo, y luego hacia su dueño.

"¡¿Qué está pasando aquí?!" gritó Jon. De inmediato varias voces se alzaron a la vez "¡Cállense!" volvió a gritar Jon, la impaciencia y la preocupación arremolinándose en su interior ante lo que sucedía "¡Uno a la vez!" exigió.

"¡Yo!¡Yo sé lo que paso!" gritó una voz masculina, surgiendo desde el interior de la multitud "¡Déjenme pasar, maldita sea!" dijo la voz entre forcejeos.

Jon se adelantó a zancadas, seguido de Ygritte y Fantasma. Mientras se acercaba a la multitud, Jon vio por el rabillo del ojo como más personas llegaban para ver qué era lo que ocurría.

La presencia del Rey y su lobo gigante fue suficiente para que la multitud se separara, y Jon se detuvo ante un hombre que al verlo cayó de rodillas, quizás por reverencia o por temor, Jon no lo sabía. Y en ese momento presentía que había algo mucho más apremiante que tratar.

Jon dedicó una larga mirada al hombre ante él. Tenía mejillas huesudas y una nariz puntiaguda, con su barba oscura salpicada de hebras grises, a juego con los ojos que miraban a Jon con una mezcla de temor y respeto "¿Quién eres tú?" preguntó Jon.

"Olkar, del Bosque Encantado" respondió el hombre "Soy de las partidas de exploración" añadió luego.

Jon sintió como sus entrañas se contraían. Tenía un terrible presentimiento "¿Y qué haces aquí, Olkar?" preguntó, su voz saliendo con tal tranquilidad que incluso a él le sorprendió.

Olkar cerró los ojos, como temiendo ver a Jon al rostro "Una de nuestras aldeas al este ha sido incendiada" dijo el hombre, bajando la cabeza.

Se escucharon jadeos y exclamaciones de sorpresa alrededor. A su lado Ygritte soltó una maldición entre dientes, pero Jon apenas la oyó.

Una de las aldeas atacada. Habían atacado una de sus aldeas. La mente de Jon se llenó en un instante de preguntas, y tuvo que tomar un momento para organizarlas de acuerdo a su importancia antes de fijar sus ojos entrecerrados en Olkar.

"Abre tus ojos y mírame" ordenó Jon, en una voz que advertía consecuencias si no obedecía. Con cierta reticencia, Olkar obedeció "Dime exactamente qué fue lo que pasó, y no omitas ningún detalle" Jon puso énfasis en las últimas palabras.

Olkar respiró hondo y habló "Estábamos explorando la zona oriental del Agasajo, al sur y al este de aquí. Habíamos acordado detenernos en una de nuestras aldeas, junto a un lago junto al que crecen manzanos y cedros…" el hombre no pudo continuar.

"¡Sé de qué lugar estás hablando!" interrumpió Jon "La aldea fue quemada, dijiste" Olkar asintió con nerviosismo "¿Qué paso con los habitantes?" preguntó, aunque sospechaba la respuesta.

"Los mataron" respondió Olkar con voz sombría.

Jon se abstuvo de cerrar los ojos, pero sintió algo helado rozando su espalda "¿A todos?" gruñó, las palabras apenas entendiéndose.

"A los que encontraron. Dejaron sus cuerpos para los cuervos y los lobos" contó Olkar "Hombres, mujeres…..niños también"

Jon giró la cabeza, intentando que la mueca de repulsión que quería salir de su rostro al pensar en el asesinato de niños no se notara. Examinó la multitud de rostros sombríos o furiosos que habían formado un cerco en torno a él y a Olkar, y en cuanto divisó a dos de ellos su razón volvió a él y supo que hacer.

"Helga, Harma" nombró, mirando a las dos mujeres que estaban separadas por unas pocas personas "¿Saben de qué lugar está hablando?" dijo, al tiempo que señalaba hacia Olkar, que aún estaba arrodillado.

Harma y Helga asintieron, la primera con rostro enojado, la otra con rostro sombrío.

"Harma, llévate a un centenar de jinetes. Exploren el área en busca de sobrevivientes, cuenta a los muertos, reúne sus cuerpos y quémalos" ordenó Jon.

"Lo haré" aseguró Harma, antes de girar y empezar a alejarse.

"Helga, prepara partidas de soldados. Cuarenta hombres como mínimo en cada una. Que vayan a las otras aldeas y que ordenen a las personas volver de inmediato al campamento" dijo Jon. Cuando Helga asintió dio una mirada alrededor antes de seguir "¡Hasta que no hayamos tratado con los atacantes, los niños y el resto de los que no puedan pelear se quedaran dentro de las empalizadas!" Jon no estaba dispuesto a darles a estos…. hombres otra oportunidad de atacar "¿Está claro?" preguntó. La mayoría de las personas asintieron en silencio "¡¿Está claro?!" gritó.

"¡Sí!¡Sí!¡Lo está!¡Está claro!" acordaron todos, muchos a gritos.

Mientras la multitud se dispersaba, Jon se acercó a Ygritte y puso una mano en su mejilla "Vuelve a la tienda. Cuando Catelyn aparezca dile lo que pasó. Volveré tan pronto pueda" le dijo, su voz a medio camino entre una orden y una súplica.

"¿A dónde vas?" preguntó la mujer, mirando directamente a los ojos de Jon.

Jon tragó saliva "Tengo que hablar con alguien" dijo "Tengo que ser yo" repitió, más para convencerse a sí mismo que a Ygritte. Y con esas palabras y un último toque a las mejillas de su mujer, Jon se alejó.

Catelyn

La noche ya había caído, y con ella había caído otra nevada. No había sido muy pesada, pero había borrado cualquier calor del día, haciendo que Catelyn tuviera que buscar una capa de piel extra para llevar. Estaba preocupada por Jon; aún no había vuelto. Las palabras de Ygritte habían anidado en su cabeza, desplazando cualquier otro pensamiento y preparando lo que se estaba volviendo un dolor de cabeza devastador.

Catelyn había estado tentada de ir en busca de Jon en el instante en que supo lo que había pasado, pero Ygritte la había detenido. Con una seriedad absoluta, la mujer embarazada le había dicho que debía dejar que Jon volviera por su propia cuenta.

El sonido de las solapas de la tienda abriéndose la hicieron levantar la vista en el momento exacto en que Jon cruzaba el umbral, con un rostro sombrío. Sombrío y muy dolorido.

Catelyn no recordaba haber envuelto sus brazos en torno a él, pero no importaba. Apretó a Jon con firmeza, ocultando el rostro en la curva entre su cuello y su hombro, y sintió como un par de brazos suaves y al mismo tiempo la rodeaban, pero con debilidad, con cansancio. Instintivamente apretó su agarre sobre él, buscando arrancar el dolor de Jon, buscando cargar ella misma con él, deseando poder cargar con él con todo su corazón.

Cuando al fin se separaron, el dolor en los ojos de Jon no había desaparecido, y Catelyn lo lamentó con todas sus fuerzas.

"Ygritte te lo contó" dijo Jon. Catelyn asintió "Es mi culpa" susurró él, antes de alejarse de ella.

Catelyn sintió un dolor atroz en su corazón; estaba segura de que así era como se sentía un cuchillo enterrándose hasta la empuñadura en el centro de su pecho. El dolor era tal que no fue capaz de decir nada cuando Jon se alejó de ella para sentarse encorvado ante el fuego, sus manos extendidas buscando calor.

No supo cuánto tiempo estuvo mirando a Jon en silencio, solo contemplando su estado y sintiendo su dolor como propio. Se sobresaltó cuando sintió como su mano era sujetada, y giró la cabeza para ver a Ygritte a su lado; era ella quién había entrelazado sus dedos con los de ella. Luego, antes que Catelyn se diera cuenta, Ygritte tiró de su mano al avanzar para encontrarse con Jon.

En cuanto ambas estuvieron junto a Jon, Ygritte bajó con precaución a causa de su vientre, y Catelyn la siguió de manera más descuidada, hasta que amabas estuvieron con sus rostros a la altura del de Jon.

"¿Dónde estuviste Jon?" preguntó Ygritte, sus labios apenas moviéndose.

"Con Vewhit" respondió Jon, sin apartar la vista del fuego.

"¿Con quién?" preguntó esta vez Catelyn, frunciendo el ceño con confusión. El nombre no le recordaba nada.

"Vewhit es el caudillo de un pequeño clan. Habitaba en la ladera de una montaña en los Colmillos Helados antes de unirse a nosotros" contó Jon "La aldea que fue atacada estaba habitada por su gente" explicó. Los ojos de Catelyn se ensancharon en comprensión "Tenía que ser yo el que le dijera lo que pasó. Porqué fue mi culpa" concluyó en un susurro.

Una vez más Catelyn sintió como el dolor habitaba su pecho al escuchar a Jon culparse por el destino de esa aldea, pero antes de poder hacer nada Ygritte habló.

"¡No sabes nada!" gritó la mujer embarazada, y cuando Catelyn la miró vio que sus ojos ardían "¡Lo que pasó no fue tu culpa, maldita sea!" exclamó también a gritos.

Fue como si los gritos de ira de Ygritte encendieran algo de Jon, porqué giró la cabeza tan rápido que asustó a Catelyn. Sus ojos se enfocaron en Ygritte, y Catelyn vio destellos en ellos. Destellos de enojo "Fue mi idea establecer esa aldea en el Agasajo, igual que las demás. Pensé que así sería más fácil que se abastecieran, y para quitar bocas que alimentar del campamento" soltó una risa amarga, al tiempo que se encogía de hombros "Al final lo logré. Los muertos no comen" murmuró entre dientes.

"No fue tu culpa" repitió Ygritte. Catelyn notó que su voz había bajado, pero no su ira "Tú no fuiste el que mató a esas personas, Jon" le aseguró, poniendo peso en cada palabra.

"Esas personas me siguieron al sur. Me confiaron su seguridad, y les fallé" contradijo Jon, sus ojos entornados.

Catelyn ya había tenido suficiente "¡Ya basta!" exclamó ella, y antes de darse cuenta uno de sus puños golpeó el suelo en una rabieta de enojo "Es suficiente. Ambos" ordenó en tono mordaz, llevando su mirada primero a Jon y luego a Ygritte.

Ambos asintieron en silencio y se fue el final, aunque Catelyn siguió viendo culpa en los ojos de Jon y enojo en los de Ygritte al ver a Jon de esa manera.

Para su interior, Catelyn no pudo evitar pensar que ambos estaban en parte equivocados y en parte no.

Jon debía haber considerado que algo así podía pasar cuando esas personas fueron enviadas lejos del campamento y el ejército; él era responsable de las vidas de esa gente… pero no de sus muertes. En ese aspecto Ygritte tenía razón; esas muertes solo eran culpa de los que las habían perpetrado.

Ygritte

Los días habían pasado rápido. Mucho. Demasiado.

Se había aferrado al pecho de Jon con fuerza al irse a dormir, y por el ligero dolor que sentía en sus nudillos al despertar, ni siquiera había aflojado su agarre en sus sueños. Abrió los ojos, y vio que Catelyn aun dormía al otro lado del padre de su hijo, pero Jon ya estaba despierto, mirándola.

"No falta mucho" susurró Jon, mirándola con una mezcla de tristeza y pena "Debería prepárame"

Ygritte sabía a qué se refería Jon; no faltaba mucho para que llegara el momento de despedirse "Quedémonos así, solo por un tiempo" susurró también, alzando la cabeza para rozar sus labios un instante contra los suyos "Por favor" suplicó. Ygritte nunca suplicaba.

Jon la miró en silencio, antes de asentir y acercarla más hacia él.

Ygritte solo lo miró, buscando grabar en sus ojos cada rasgo, cada contorno, cada detalle, cada particularidad del rostro de Jon. No fue porque temía que no volviera, porque estaba segura de que Jon volvería. Pero quería recordar su rostro. La mano de Jon se escabulló por debajo de su ropa, las puntas de sus dedos subiendo por el medio de su espalda, dejando un rastro de caricias.

Ygritte estaba tan centrada en Jon que no notó que Catelyn estaba despierta hasta que la escuchó murmurar un saludo a ambos. A diferencia de Jon, Ygritte no contestó el saludo de la otra mujer con palabras; se limitó a un gesto. Cuando la otra mano de Jon se alzó para acariciar la mejilla de Catelyn, Ygritte no sintió ninguna disconformidad con ello.

Cuando finalmente llegó el momento de levantarse, Ygritte no sintió ninguna alegría por dejar el tálamo que compartía con Jon y Catelyn. Sin palabras se terminaron de vestir. La comida ya estaba esperando por ellos en el centro de la tienda, junto a las cenizas del fuego. La carne, la avena, las hortalizas y las setas se comieron en silencio por parte de todos, que regaron la comida con cerveza muy aguada.

Catelyn fue la primera en terminar, y sin palabras se levantó y se dirigió al otro lado de la tienda, ese donde había dormido antes y que había estado desocupado en los últimos días. Cuando volvió, llevaba en las manos una capa de piel que Ygritte no tuvo problemas en reconocer.

"Hice esto para ti" dijo Catelyn al pararse al lado de ambos, al tiempo que extendía la capa ante sí, exhibiéndola a Jon.

Jon observó la capa durante unos instantes, atónito, antes de que una sonrisa se hiciera presente en su rostro. Sin decir nada se levantó y dio un beso en los labios de Catelyn.

"Es hermosa. Gracias" dijo contra los labios de Catelyn. Pese a que fue un susurro, Ygritte lo escuchó sin problemas en el silencio de la tienda.

Ygritte notó un detalle en Jon; algo que brillaba por su ausencia. Sin palabras, se levantó y dejó a Jon probarse la capa con ayuda de Catelyn. Mientras tanto Ygritte volvió al lugar donde dormían y encontró lo que había ido a buscar: la espada de Jon. La tomó con las dos manos y regresó con el padre de su hijo y Catelyn.

Con una sola mirada se formó un acuerdo tácito entre ella y Catelyn, y ambas empezaron a ayudar a Jon a prepararse. Colocaron bien su cinturón, aseguraron a él la espada y la daga, se aseguraron de que la capa y el resto de sus ropas estuvieran en orden.

Cuando terminaron ambas mujeres se alejaron un paso. Los ojos de Ygritte recorrieron la forma de Jon: sus brazos fuertes y su pecho cubiertos por el jubón, sus piernas cubiertas por sus pantalones de lana, sus hombros cubiertos por la capa de piel y lana.

Jon las atrajo hacia él y beso a Ygritte con fuerza, su lengua invadiendo la boca de la mujer embarazada. Ygritte contestó sin dudar, saboreando con reverencia los labios de Jon, y mordiendo con suavidad la lengua que invadía su boca.

Cuando se separaron, los labios de Jon fueron hacia los de Catelyn, acariciándolos con tanta reverencia como lo había hecho un momento antes con los de Ygritte. Al separarse, Jon las miró a ambas con una mirada que hizo temblar a Ygritte.

"Las amo a las dos con todo mi corazón" la voz de Jon salió ronca "Ahora y para siempre: yo soy de ustedes" las palabras de Jon rebosaban de una sola cosa: amor. Amor puro y sincero.

¡Y listo! Bien amigos, eso es todo.

Como siempre, quiero sus reviews, con sus comentarios, opiniones, sugerencias, críticas, insultos (¡que no sean contra mi madre eh!) y más.

Una cosa más: mi advertencia usual contra el Covid-19. Por favor cuídense mucho, y que Dios los cuide a ustedes y a sus familiares.

De acuerdo, trataré de subir el siguiente capítulo en una semana, pero como siempre no prometo nada.

Saludos y que estén bien.