Bien, primero que nada. Hola a quienquiera que lea esto.

Como siempre, quiero empezar dando las gracias a todos aquellos que dejaron reviews, para ser más preciso: JL Dragneel Storm, Xechu. S, Kirito 720, jean d'arc, miguel Giuliano .co, javi 30, coki13566, Anbu 22, Luna y Trinity Seven. Y hablando de sus reviews:

JL Drganeel Storm: si, la batalla está en el aire. En este capítulo verás si Roose muerde o no, lo prometo. Pero en lo personal creo que ninguna batalla puede ser considerada llevadera, puesto que todas implican riesgo. En fin, un saludo y que estés bien.

Xechu. S: si, la batalla ya casi llega. Lo de Aníbal….Mmmmmm, quien sabe, como puede que sí, puede que no. Jajajaj disculpa pero disfruto generando intriga. Alys si desarrolla sentimientos por Sigorn, concedo eso, pero ¿son en sentido romántico o en sentido de amistad? (a diferencia de otras personas, yo soy un firme creyente de que la amistad entre un hombre y una mujer es perfectamente posible, e incluso saludable para la salud mental de los individuos). Bueno, te mando un saludo y nos vemos.

Kirito 720: que tal…..bien, por algún motivo la gente sigue dejando reviews por esta historia, eso es lo que pasó. O soy mejor de lo que creía, o es que nada más les llama la atención en estos días. Gracias por la felicitación, y si, yo también espero llegar a los 400, si Dios quiere y la gente se siente con ganas de escribir. Los Bolton parecen que mordieron el anzuelo, pero no debes dar nada por seguro. Aún tengo un par de ases bajo la manga. Estoy haciendo todo lo posible para que la batalla sea épica, lo prometo. Me conoces, lo reconozco, pero no del todo: ya verás jejej. Hasta la próxima, y que estés bien.

Jean d'arc: suena lindo dices…..si, pues ya verás. Me da gusto saber que Jon sigue agradando (y si, me pregunto que dirían las personas del Medioevo sobre el watsapp. ¡Probablemente pensarían que es una herejía u obra del diablo, y echarían los celulares a las hogueras jajajaj!). No, viste, Jon no encuentra privacidad en ningún momento: uno de los inconvenientes de ser rey. Si, el pantallazo de Alys empezó solo como un pequeño relleno, pero decidí darle más profundidad, para dar a entender que hay más que solo la guerra en la historia (aunque en estos capítulos la guerra claramente toma protagonismo). Bien, yendo al argumento que tuvimos a tres puntas con outcome 5, ahora entiendo todo. Y sí, estoy de acuerdo contigo. Por cierto: ¡jajajaj! Muy bueno el chiste sobre el cerebro de Hodor, y tan cierto….. Y sí, concuerdo contigo también en eso. Cambiando de tema, en parte, yo también admiro mucho más las batallas ganadas con ingenio en vez de fuerza. La fuerza es útil, pero se puede perder. En cambio una mente ingeniosa, no se pierde nunca. Se vienen…..¡para que decirte, lo vas a entender mejor si lo lees! Bueno, un beso y un abrazo grande. Cuídate y nos vemos pronto.

Miguel Giuliano. Co: gracias por los halagos, y espero que tu espera valga la pena. Puedo entender tu deseo de hacer esperar la Larga Noche; que en la serie durara un capítulo la batalla contra los muertos (que no me gustó casi nada, por cierto) no significa que aquí será igual. Lo prometo. Bien, gracias de nuevo. Un saludo y hasta pronto.

Javi 30: me alegro que los capítulos aun gusten, sobre todo porque son la calma antes de la verdadera tormenta. Y sí, yo concuerdo contigo, una mujer como Catelyn es muy tentadora, y la paciencia no es un don de Ygritte. Pero me parece posible que se contenga, digo, ha cambiado mucho a lo largo de la historia y considera a Jon en todo esto. Ese precisamente era el objetivo de poner a Hother en el último capítulo. Era muy necesario dejar en claro la situación en Invernalia antes de que empiece la lucha. Y si las casas del Norte gritan con el emparejamiento entre Sigorn y Alys, solo imagínate si supieran de Ygritte, Jon y Catelyn. Jajajaj muero por publicar esas reacciones. Gracias, y te mando todos los buenos deseos para ti y todos los tuyos. Un abrazo.

Coki 13566: Okaaaaay…lo admito. No entiendo la primera parte, ya lo pensé varias veces pero no lo capté. Sácame de la intriga por favor. Bien, yendo a lo demás, concuerdo contigo. Como dice el dicho: "un ejército avanza al ritmo de su estómago". La logística es muy importante. Si, la espada Fuegoscuro está con la compañía Dorada. En cuanto a tu pregunta, no te sientas mal, hasta yo tengo problemas de vez en cuando para saber que es de la serie y que de los libros. Mi historia es una mezcla de ambas, no particularmente inclinada a lo uno ni lo otro. Gracias por la sugerencia. Un abrazo y que estés bien.

Anbu 22: Hola, y un placer saber de ti. Siempre me gusta saber de gente nueva. Viste, el capítulo 29 es uno de los que más atraen hasta ahora, probablemente por la primera vez de Jon y Catelyn. Me alegra que te gustara el 30, y aquí está el 48. Ojala te guste. Que estés bien, y ojala nos volvamos a leer pronto.

Luna: ¿está buena la historia? ¿Aún sin las pelirrojas? Vaya, saber eso es un alivio viniendo de ti. Y si, en la guerra es importante avanzar. Aunque, a veces dar un paso atrás ayuda para luego dar dos adelante. Bueno, eso es todo. Un beso y que estés bien.

Trinity Seven: entiendo que quieras ver la espada Fuegoscuro…¿pero para que querría Dany a Fuegoscuro? Sí, es una reliquia de su familia, pero Dany no es una espadachina (aunque me hubiera encantado verla en la serie como una, lo juro) y no la usaría. Jon ya tiene poderes, o bueno, así al menos considero yo el poder controlar a Fantasma. Aunque me fascinó la película Arturo y la Leyenda de la Espada, me parece que darle esos poderes a Jon seria ir un poco demasiado lejos (irónico del tipo que trata de armar un trío entre Jon, Ygritte y Catelyn ¿no?). Y sí, entiendo que una relación entre esos dos levante muchas cejas, probablemente porque nunca se había visto algo así en una historia larga y compleja, pero bueno. Los comentarios son siempre bienvenidos. Un saludo y que estés bien.

*Bien, en una nota aparte, quiero dar gracias también a los que siguen la historia, la tienen entre sus favoritos, o simplemente la leen. Anímense a dejar un review, que siempre me alegran el día, y además me dejan saber que les parece la historia.

Bien, ahora sí, basta de hablar. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.

Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.

Jon

Jon siempre había sabido que la parte más peligrosa del ejército Bolton era la caballería: una mezcla entre velocidad, invulnerabilidad y maniobrabilidad. Una fuerza de soldados montados y blindados era una fuerza a tener en cuenta en una batalla, y todos los informes confirmaban que Roose Bolton tenía miles de ellos en su ejército. Jon, por su parte, tenía una caballería inferior en número y armadura a la de su oponente.

La noticia de que Bolton había salido de Invernalia había sido una de las mejores que había recibido, pero se había visto ensombrecida por el hecho de que lo esperaba en las colinas al norte del castillo de los Stark. Jon conocía esas tierras; eran paramos casi totalmente yermos, salpicados de colinas suaves. Perfectos para la caballería. Jon estaba seguro de que, pese a todo, podría vencer a los Bolton en esas tierras, pero a un gran costo.

Pero junto con la realización de que la batalla para la que había estado preparándose durante lunas ya estaba llegando, llegó otra. La salida de los Bolton abría otra posibilidad, una que había visto mientras observaba en silencio el mapa del Norte que estaba en su tienda y que lo había asaltado con la fuerza de un mamut en estampida. Lo había repasado medio centenar de veces, sin pensar en nada más. Era una apuesta peligrosa, y de salir mal estaría poniendo en riesgo muchas vidas. Pero si tuviera éxito…..la conquista del resto del Norte solo sería cuestión de tiempo.

Fue en un pequeño cabo a orillas del lago dónde Jon ordenó que se reunieran los señores del Norte y los caudillos del Pueblo Libre al mediodía, ignorando las miradas de confusión de todos los que lo veían. Confusión por el hecho de que no prosiguieran. Jon envió a Rijeth Wull, uno de sus guardias personales y el sobrino de Cubo Grande, para garantizar la asistencia de dos personas en particular. Una hilera de lanceros y espadachines rodeaban el pequeño cabo dónde los señores se reunirían con su rey.

Fueron llegando poco a poco. Algunos, como el Liddle y Tormund, llegaron acompañados de sus hijos, mientras que otros como Cubo Grande y Mors Umber llegaron con varios de sus hombres. Entre hombres y mujeres llegaron además dos gigantes: Rog Puño de Trueno y Mag el Poderoso, los líderes más importantes entre los gigantes. Jon los saludó y les instó a tener paciencia hasta que llegasen los últimos. Cuando lo hicieron, Jon respiró hondo antes de empezar a hablar, flanqueado por todos los miembros de su guardia.

"Antes que nada, quiero agradeceros a todos por estar aquí en este día" empezó Jon "Sé que muchos de ustedes se preguntan porque no hemos partido al amanecer. La razón es sencilla. Antes del amanecer, nos han llegado una serie de noticias tanto del norte como del sur" informó Jon, observando las reacciones de todos los hombres y mujeres ante él.

"¿Qué noticias?" fue Tormund quién hizo la pregunta.

"Uno de nuestros exploradores vino con la confirmación: Roose Bolton ha salido de Invernalia con todo su ejército" informó, viendo como los murmullos y las voces se alzaban ante sus palabras. Alzó una mano para pedir silencio, y al obtenerlo continuó "Nos está esperando en una serie de colinas situadas a varios días al norte del castillo"

"¿Y qué estamos esperando? ¡Partamos ya!" rugió Soren Rompescudos, una sonrisa viciosa en su rostro.

"¡Hagamos que teman a nuestras espadas!" gritó otra voz entre la multitud.

"¡Pintaremos la tierra con sangre Bolton y pasaremos sobre sus cadáveres antes de ir por Invernalia y la hija del Ned!" gritó Cubo Grande, sus palabras aplaudidas por muchos de los hombres de los clanes.

Jon alzó una mano, y los gritos no tardaron en acallarse "Ciertamente podríamos, pero ha surgido una nueva dificultad. Las noticias del norte son…menos agradables"

La alegría se apagó, y Jon pudo ver como empezaban a mostrarse signos de preocupación, sobre todo entre el Pueblo Libre.

"¿Ha habido un ataque en el campamento?" preguntó una voz, y fue como echar leña al fuego. Más voces empezaron a arrojar preguntas, algunas a gritos.

"¡¿Nuestras familias están a salvo?!" inquirió otra voz entre la multitud, en tono nervioso.

"¡¿Atacaron a nuestras familias?!" rugió otra voz con rabia.

Jon ya había tenido suficiente "¡BASTA!" gritó, con lo que todas las voces callaron "El campamento está a salvo, al igual que nuestras familias" garantizó "La noticia llegó desde el norte con un mensajero del Último Hogar…pero la información desde el este" dijo. En cuanto las primeras miradas de realización se dejaron ver, continuó "Nuestro ejército oriental sufrió una derrota en los vados del rio Último" informó con voz estoica.

"¡Imposible!" una voz gritó, y unos momentos más tarde Styr se abrió paso entre los demás líderes reunidos "¡No puede ser cierto!" dijo entre gritos.

Jon nunca había visto a Styr mostrando alguna emoción verdadera, pero antes de que pudiera decir algo, una nueva voz intervino.

"Cuida como te diriges a él" espetó Rickard Liddle, lanzando dagas a Styr con la mirada "Es tu rey" espetó. Junto a él, Helga también fulminó con la mirada al Magnar de Thenn y acercó la mano a la empuñadura de su espada.

"Suficiente. Gracias, Rickard" dijo Jon, parando cualquier discusión antes de que pudiera empezar "Es lamentable de reconocer, pero no cabe duda alguna en el mensaje. El ejército del oriente fue derrotado y detenido en los vados del Último" repitió Jon a Styr, que pareció desinflarse como un pellejo de vino que era atravesado por una daga.

Los murmullos empezaron a escucharse en el instante en que Jon guardó silencio para tomar aire. La mayoría eran hostiles, y más de un ceño fruncido se dirigió a Styr. Halleck, situado cerca del linde de la multitud reunida, también fue blanco de algunas malas miradas, que ignoró completamente.

"Pero los nuestros aprendieron de su derrota, y usaron bien ese conocimiento" continuó Jon, ajeno a los ceños fruncidos de algunos de los reunidos ante sus palabras "Y en la segunda batalla por los vados, nuestros enemigos fueron derrotados" aseguró Jon, con la sombra de una sonrisa en su rostro.

"¿Eso quiere decir que mi hijo…." empezó Styr, solo para ser interrumpido por Jon.

"Se encuentra vivo y victorioso" dijo el Rey, solo para ver como el alivio llenaba los ojos del líder de los thennitas, antes de ser sustituido por el orgullo "En estos momentos, Sigorn prosigue la marcha hacia el Fuerte Terror con el ejército" dijo Jon en voz alta, para que todos escucharan. Una serie de suspiros y algunas exclamaciones de alegría se escucharon en la multitud.

"¡Pero!" continuó Jon, imponiendo silencio con su voz "Toda victoria tiene un costo, y ésta ha costado demasiado. Nuestro ejército en el este podría dar buen uso a tropas frescas" la mirada de Jon vagó por un momento antes de enfocarse en una persona "¡Val!" y luego en otra "¡Garlon Norrey!" pronunció, su mirada fluctuando entre la hermana de Dalla y el hijo del Viejo Norrey "Acercaos" ordenó Jon, y observó cómo ambos empezaban a caminar hacia él. La multitud a ambos lados se apartó, dejando que los nombrados se acercaran al Rey con rapidez.

"Mi Rey" dijo el hijo del Norrey, al tiempo que realizaba una reverencia. Entre la multitud alguien soltó un bufido, pero Jon no se molestó en ver quién era. Tenía algo más importante de lo que ocuparse.

Val solo se limitó a asentir a manera de saludo.

Jon dio una larga mirada a ambos antes de hablar "Ambos partiréis lo más pronto posible hacia el este, llevando nuestra caballería y a casi todos los gigantes con vosotros" el eco de las palabras de Jon flotó en el aire por un instante. Al siguiente, el silencio fue destruido por medio centenar de voces diferentes.

"¡Alteza, no!" impelió Brandon Norrey en voz alta.

"¡Por favor no lo hagáis, mi Rey!" gritó Jorgen Knott, cuyo rosto se había tornado tan blanco como la nieve recién caída.

"¡No podemos deshacernos de la caballería!" gritó Harma Cabeza de Perro.

"¡¿Y sin los gigantes?!" exclamó Gerrick Sangrereal con una voz chillante que dejaba denotar la preocupación que sentía.

"¡¿Cómo venceremos a la caballería Bolton si no contamos con una fuerza montada propia?!" rugió Gunthor Burley, su barba sacudida con cada palabra.

"¡Sin gigantes y sin caballos nos atravesarán como un chorro de orina a la maldita nieve!" exclamó Doss el Ciego, su ceño fruncido y los labios apretados con enojo.

Jon los dejó seguir unos momentos, escuchando sus palabras, nacidas todas de su miedo, preocupación o disensión. Notó que solo unos pocos, entre ellos Tormund Matagigantes y Maege Mormont, guardaban silencio, sus ojos llenos de intriga.

Cuando hubo tenido suficiente, Jon miró a su derecha e hizo un gesto a Ery y Awrryk, que asintieron en respuesta. Ambos eran primos, nieta y nieto respectivamente de Ygon Oldfather, no mucho mayores que Jon y miembros de su Guardia Personal. Sin mediar palabra, ambos se encaminaron a su posición, hasta flanquear a Jon. Las voces de protesta callaron poco a poco al ver a Ery y Awrryk empezar a desplegar un mapa detrás de Jon, cada uno de ellos sosteniéndolo por un lado.

"La razón de que nos separemos de nuestra caballería y de los gigantes es sencilla: son las únicas fuerzas lo bastante veloces para poder sacar provecho de la oportunidad única que se nos presenta" informó Jon, al tiempo que daba un paso al costado, de modo que el mapa quedara plenamente visible para todos los caudillos y señores presentes: era un mapa del Norte. La mano de Jon se alzó, abarcando el centro del mapa por un momento antes de caer.

"¿Qué oportunidad, Alteza?" preguntó Maege Mormont con los brazos cruzados, observando el mapa con el ceño fruncido….hasta que jadeó, con los ojos muy abiertos. Sus brazos cayeron, colgando sin vida a sus lados "Os referís…"

Jon interrumpió a la señora de la Isla del Oso "Ahora que Roose Bolton y todo su ejército han salido del castillo" dijo, señalando a Invernalia en el mapa "estará prácticamente indefenso. Las pérdidas que ha sufrido Sigorn nos ofrecen el pretexto perfecto para enviar tropas hacia el este, para reforzarlo. Ahora bien, si estas fuerzas quieren llegar a Fuerte Terror deben cruzar necesariamente por las Colinas Solitarias" explicó, señalando ahora la serie de elevaciones suaves que ocupaban la mayor parte del territorio que separaba el Lago Largo del Fuerte Terror.

"Una vez que lleguen a las Colinas Solitarias, los gigantes y la caballería solo tendrían que girar hacia el oeste una vez más y cruzar el Cuchillo Blanco para coger a los Bolton por sorpresa y dar el más devastador golpe posible" dijo Jon "Mis señores, mis señoras, hombres y mujeres libres" dijo Jon, su mirada empezando pasando de los señores del Norte a los caudillos del Pueblo Libre con rapidez pero con intensidad "Éste plan, de realizarse de manera correcta, verá a los Bolton absolutamente derrotados. Sus aliados los abandonarán, su ejército se hará pedazos y cualquier esperanza que conserven de mantener el Norte o combatir contra nosotros" Jon hizo una pausa, al tiempo que cruzaba las manos detrás de sí "será condenada" concluyó.

Jon guardó silencio, mientras veía a señores y caudillos meditar sus palabras. El conflicto en sus rostros era claro: separarse de caballos y gigantes era peligroso, pero la oportunidad de ganar la guerra con un golpe era muy tentadora para simplemente ignorarla.

Val

No le sorprendió que Jon la llamara para una conversación en un ámbito más privado luego de que la reunión con los caudillos acabara. Tenía la sospecha de que Jon había dejado mucho que decir cuando había explicado el plan.

Cuando estaba llegando a la tienda de Jon, vio como la solapa se abría y de ella salía el mismo Norrey que Jon había llamado al frente junto con ella. Garlon, si no recordaba mal. Mientras Norrey se alejaba la vio e hizo un gesto de saludo con la cabeza que Val contestó con uno propio, antes de seguir su camino. Parecía tenso.

La Guardia Personal de Jon hizo un gesto para que se detuviera en la entrada mientras informaban a Jon de su llegada, y por un momento Val consideró simplemente ignorarlos y entrar a la tienda sin más. Pero decidió simplemente esperar. Fue mientras esperaba que Val se dio cuenta de algo; los hombres de la Guardia Personal de Jon que guardaban la tienda eran todos arrodillados: Wull, Flint, Liddle, y los demás. No había rastro de Helga, Siegerd o cualquier otro miembro del Pueblo Libre.

Por fin, luego de unos momentos, tuvo la venia para pasar, y lo hizo con pasos largos y confiados.

Era la primera vez, desde que se había unido a la marcha de Jon al sur en el Último Hogar, que entraba en su tienda. Solo había una palabra para describir el lugar donde éste vivía: escaso. Las paredes y ganchos de los postes de soporte estaban casi totalmente desnudos, salvo por varios agarres para velas. En una esquina, una pequeña pila de objetos nada interesantes yacía apoyada en contra de la pared. En otra se situaba un pequeño catre, sobre el que había un par de pieles para resguardarse del frío. Una bolsa de lana cerca de él permanecía cerrada, y contra la cabecera del catre una espada y una daga larga reposaban en sus fundas, unidas por un cinturón. Los únicos muebles además del catre eran una mesa sencilla de madera y dos sillas. En una de ellas estaba sentado Jon.

"Bienvenida, Val. Siéntate, por favor" invitó Jon con la sombra de una sonrisa, al tiempo que hacía un gesto con la mano hacia la silla vacía. Sin más gesto que un débil asentimiento con la cabeza a modo de saludo, Val tomó asiento y se recostó contra el duro respaldo de la silla.

Val esperó en silencio, tratando de discernir algo en la expresión de Jon, pero no tuvo éxito. Jon era bastante bueno en ocultar sus emociones cuando quería.

"Me mandaste llamar" le recordó Val al hombre frente a ella, cuando se dio cuenta de que no obtendría nada con solo mirarlo.

"Sí. Hay mucho de qué hablar, y me temo que tenemos poco tiempo. La caballería ya se está preparando para partir. Los gigantes, también" comentó Jon, antes de que su rostro se volviera más duro.

La lengua de Val pasó con rapidez por sus labios antes volver a esconderse "Vi salir a ese hombre Norrey de tu tienda hace unos momentos. ¿Crees que…...dará problemas?" preguntó, cambiando sus palabras en el último momento, aunque no dudaba de que Jon las entendió por lo que eran.

"No lo creo. Al menos no a ti; es conmigo con quién está molesto" afirmó Jon, con un borde afilado en su voz. Val frunció el ceño en confusión, y Jon se explicitó "Garlon vino a pedir que nombrara a otro en su lugar; dijo que prefería quedarse aquí y pelear con los Bolton. Se lo negué, por supuesto" confesó Jon.

Val se encogió de hombros, totalmente indiferente sobre las decisiones de Jon. Pero….. "Preferiría llevarme a Carroña conmigo" reconoció. Conocía a Mors, lo que era una gran diferencia en comparación con Garlon Norrey. Sería más sencillo lidiar con él.

"Lo necesito conmigo" negó Jon, al tiempo que sacudía la cabeza "Pero tú te llevaras a sus jinetes, junto con todos los demás. Conservare solo los necesarios para explorar el frente"

"Dime una cosa, Jon" pidió la mujer, al tiempo que separaba su espalda del respaldo "¿A qué estás jugando?" preguntó, en voz baja.

Una de las cejas de Jon se alzó "No sé de qué estás hablando" dijo, su voz tan baja como la de ella.

"Creo que lo sabes" replicó Val, entrecerrando ligeramente sus ojos "Cuando nos reuniste junto al lago para dar las noticias, hablaste mucho, pero dijiste…..muy poco" las últimas palabras de Val fueron menos que un suspiro, como si estuviera compartiendo un secreto. En cierto modo, creía que si lo hacía.

Una sonrisa de lado apareció de manera repentina en el rostro de Jon, que asintió, con una mirada que parecía muy satisfecha "Veo que te diste cuenta" habló, subiendo la voz solo un poco "Hablemos ahora en la Antigua Lengua. No sabemos quién está escuchando" propuso.

"¿No confías en tus guardias?" murmuró Val, siguiendo la conversación con Jon en la lengua que ella misma le había enseñado "No parecen del tipo traidor" señaló.

"No me han dado motivos para creer que lo sean. Pero prefiero no correr riesgos. Entre menos sepan, mejor. Basta con beber un trago de más, o distraerse un momento, para que la palabra incorrecta escape de la boca. Y si la palabra incorrecta cae en el oído de la persona equivocada….." Jon dejo la frase en el aire, pero Val entendió a la perfección.

"Tienes razón en lo que dijiste" siguió Jon "He dejado muchas cosas sin decir en la reunión" reconoció, antes de adquirir un aspecto más serio "Dime algo. ¿Confías en mí, Val?" preguntó, mirando fijamente a los ojos de la mujer.

"Lo hago" respondió Val, casi al instante. Era cierto. Aunque no le gustaran algunas de las decisiones que Jon había tomado, no las había cuestionado. Y eso era porque Jon se había demostrado como alguien confiable. Alguien en quién podrías poner tus esperanzas con la certeza de que las tendría en cuenta y no iría contra ellas solo por ambición personal.

"Entonces escúchame. La misión que he de encargarte es larga, difícil, y sobre todo, arriesgada. Hay una alta posibilidad de que mueras en ella, incluso si eres extremadamente cuidadosa al respecto" informó Jon, con un grado de seriedad que Val pocas veces visto "Te elegí para liderarla porque creo que eres capaz, porque eres confiable, y porque sé que lograrás mantener en secreto mis órdenes. Es totalmente imprescindible que las sigas sin dilación ni demora; es la única forma en que podrá haber una posibilidad de éxito" informó Jon, haciendo énfasis en sus palabras "¿Puedo contar contigo para esto?" preguntó sin separar sus ojos de los de ella.

"Prométeme que te asegurarás de que Dalla y mi sobrino estarán a salvo si algo me pasa" dijo Val. Ante todo, la seguridad de su hermana era lo primero para ella.

"Lo prometo" dijo Jon al instante.

"…..¿Qué tengo que hacer?" inquirió Val.

Sigorn

Los días habían pasado, y con cada uno Sigorn se encontró más y más impaciente por llegar al castillo, al igual que el resto del ejército. En su mente resonaban las órdenes que el Rey le había dado, junto con las instrucciones que debía seguir.

Detrás de él, el ejército se desplegaba como una larga serpiente que cruzaba las tierras Bolton. Sigorn debía reconocer que estaba incómodo con el hecho de que no habían encontrado ninguna resistencia, sin importar cuánto se adentraban en las tierras de sus enemigos. Campos, bosquecillos, praderas, pastizales y riachuelos: todos fueron atravesados sin ninguna resistencia. Las únicas marcas de presencia humana que cruzaron en su camino fueron algunos campos ya cosechados y pequeñas aldeas, la mayoría de las cuales eran solo un puñado de casas agrupadas en torno a un pozo del que sacar agua dulce. No había hombres en estas últimas: solo mujeres, niños y ancianos, muchos de los cuales se escondían al verlos acercarse, contemplando el paso del ejército.

Helmat compartía sus preocupaciones, y solo parecía tensarse cada vez que una partida de exploradores llegaba para informar que no había ninguna amenaza cercana.

"Según los exploradores, deberíamos llegar mañana al castillo" comentó Helmat una noche junto al fuego, mientras el ejército a su alrededor descansaba de la marcha del día.

"Sí" reconoció Sigorn, sus oídos aun recordando las palabras del último grupo de hombres que habían llegado poco después de montar el campamento "Debemos decirle a nuestros arqueros que dejen volar a los cuervos. Que el mensaje de que asediamos el castillo salga sin problemas" el Rey había sido muy específico al respecto.

"Y debemos poner muchos centinelas en los alrededores. No podemos correr riesgos en cuanto a un ataque por sorpresa" apuntó Helmat "Según los exploradores, el castillo tiene tres puertas: al este, al norte, y al suroeste. Deberíamos establecernos entre dos de ellas, para poder reaccionar con mayor rapidez si intentan algo"

"Sí" concedió Sigorn "También dicen que hay una aldea cerca del castillo. Tenemos que decidir…que haremos con ella" el Rey había sido claro en que no dañaran las tierras Karstark….pero yo no estaban en las tierras de los Karstark.

"Ignorarla" declaró Helmat "El Rey no estará feliz si atacamos aldeas, enemigas o no"

"Tal vez no todos los nuestros den prioridad al Rey sobre la posibilidad de saquear. Sobre todo los que perdieron a alguien en los vados" comentó Sigorn. La brutalidad que había ejercido con los prisioneros Bolton que habían capturado en el segundo cruce de los vados había nacido de su rabia, y no tenía motivos para dudar que había algunos en el ejército que aun sentían el mismo sentimiento quemando en su pecho, y que querrían apagar ese ardor con sangre.

Helmat no disintió.

Al día siguiente, a media mañana, fue cuando finalmente llegaron al Fuerte Terror.

Un cuerno sonó en la cima de las murallas, y de inmediato las puertas empezaron a cerrarse. Sigorn no hizo ningún intento por evitarlo; estaba demasiado lejos para poder hacer algo a tiempo.

Era una vista arrebatadora. El castillo parecía surgir de la tierra como un hongo. Oscuro, fuerte, y amenazante. Las murallas eran aún más altas que las de Bastión Kar, gruesos muros hechos de piedra solida contra la que ninguna espada u hacha podría hacer nada. La cima era dentada, como los colmillos de una bestia peligrosa preparándose para atacar. Las torres eran altas y numerosas, dominando la vista en todas direcciones. Y las puertas eran inmensas, más altas que un gigante y con gruesas planchas de acero clavadas en ellas de tal forma que parecían fundirse con la madera.

Hacia el sur, cerca de la línea del horizonte, se divisaban una serie de casas y otros edificios de piedra y madera. Y aún más lejos, siendo apenas una delgada línea que se perdía en el horizonte, se veía lo que parecía un gran reflejo brillante. Era un río, sin duda.

Fue cuando el asedio ya estaba completamente establecido, con el ejército desplegado alrededor del castillo y múltiples partidas de centinelas establecidos en los alrededores, que Sigorn vio como un pájaro negro salía volando de una de las torres. Observó como el ave se alejaba rápidamente hacia el oeste, hasta perderse de vista, un punto negro perdido en la inmensidad del cielo y la tierra.

Ahora, solo debían esperar.

El Señor de la Sanguijuela

La partida del castillo había sido más larga de lo que debería haber sido, y solo una persona era responsable: Walda la Gorda. Su esposa. Cuando se enteró de que sus parientes y su esposo partirían a la guerra contra un ejército de salvajes y traidores, la mujer había partido en su búsqueda, encontrándolo reunido con los principales oficiales del ejército, discutiendo el orden de marcha. Sin importarle los señores y caballeros reunidos, Walda se había abierto paso entre ellos solo para apretarlo con fuerza entre sus brazos gruesos y sollozar en su hombro, en una muestra colosal de estúpido sentimentalismo, incluso para ella.

Al día siguiente, tras una noche con él, Walda se limitó a darle una reverencia baja, antes de abrazarlo y susurrarle que volviera, por el bien del niño que llevaba en el vientre. Roose sintió una pizca de sorpresa; no había notado la condición de su esposa, aunque, considerando que la parte media de Walda era más que voluminosa, resultaba casi imposible de ver las señales de un embarazo en ella. Roose se limitó a darle un beso en la mejilla, con ojos brillando con falsa emoción mientras afirmaba estar muy complacido con ella. Fueron las últimas palabras que le dijo antes de montar su caballo y emprender la marcha hacia el norte.

Envió a su bastardo por delante, acompañado por sus animales y su desagradable compañía, con órdenes claras. Ramsay podía ser poco más que un animal rabioso, pero sabía cómo hacer lo que esperaba de él.

Roose no tenía intención alguna de agotar a su ejército con una larga marcha solo para poder chocar con una fuerza que lo superaba en número por más de tres a uno. Por este motivo, se había detenido en las colinas al norte de Invernalia. Había llevado con él picos, palas y hachas en abundancia, y en cuanto llegaron al lugar indicado se dispuso a preparar el terreno para enfrentar al bastardo de Stark y sus salvajes. La serie de colinas en las que situó su campamento cubrían a la perfección el Camino Real, y no podían ser evitadas sin dar un inmenso rodeo hacia el oeste. Roose amplió la capacidad defensiva del terreno cavando zanjas y pozos, y convirtiendo los páramos en una maraña de trampas destinadas a destruir cualquier formación masiva con la que los salvajes pudieran sacar provecho a sus números superiores. Todas las colinas habían sido asimismo rodeadas de hileras de trampas, que formaban pasillos estrechos, los únicos por lo que los salvajes podrían subir para combatir.

Por último, dos colinas, las más altas y pobladas de árboles, fueron rodeadas con dos hileras de zanjas con el fondo lleno de pinchos. En la cima de las colinas estarían los arqueros, que tendrían una visión clara para desangrar a los salvajes, al tiempo que podrían usar los árboles para escudarse de los proyectiles enemigos.

Con el paso de los días, las defensas fueron tomando forma, de manera lenta pero constante. Era un trabajo arduo, que causó que brotaran ríos de sudor y maldiciones de muchos cientos de hombres. En cualquier caso, la mayor parte del esfuerzo recayó en los Umber y los Hornwood, junto con los labriegos que pudieron encontrar en los campos cercanos. El hecho de que muchos de estos últimos tuvieran que ser motivados a trabajar por hombres con las espadas desnudas carecía de importancia para Roose; era solo un detalle menor.

La mayor parte de los hombres de mayor confianza fueron confiados a formar partidas de exploración o guardar el campamento, pero algunos fueron puestos a ayudar en la creación de las defensas.

Por fin, tras cinco días estacionados en las colinas y preparando defensas, un grupo de personas llegaron del norte. Bueno, quizás personas fuera un término excesivamente generoso. Eran Ramsay y su desagradable banda. Viendo a los hombres sucios y descuidados y a los perros voraces y con ojos rabiosos, Roose se preguntó no por primera vez si estos últimos no eran más astutos que los hombres. A la cabeza del grupo, con los brazos, ropas y rostro cubiertos de sangre seca, luciendo una sonrisa que era en parte satisfacción y en parte alegría, sazonada con una gran dosis de locura y salvajismo, Ramsay parecía estar en su elemento.

Muchos hombres miraban a Ramsay con distintos niveles de ascos, rechazo o repulsión disimulados en sus rostros. Roose no podía culparlos: Ramsay parecía más digno de una horca que de un título noble.

Solo le bastó una mirada a su bastardo para saber que había cumplido su trabajo. Ahora, solo debía seguir preparándose para recibir a los salvajes y al bastardo de Ned Stark.

Según todos los exploradores, los salvajes se acercaban cada día más, sin pausa ni descanso. Sus números se contaban en unos cuarenta mil hombres, siendo casi exclusivamente infantería y arqueros. Algunos gigantes también marchaban con ellos.

En un afortunado giro de la suerte a su favor, un explorador enemigo había sido capturado un día antes. Tras ser parcialmente desollado en las manos y pies, el salvaje, que llevaba la mitad del rostro teñido de azul y la otra mitad blanca a causa del terror y la sangre pérdida, había confesado entre jadeos de dolor que el Rey más allá del Muro había enviado a sus caballos y a gran parte de los gigantes hacia el este. Cuando el interrogatorio se hizo más duro, el hombre solo pudo insistir en que no sabía el motivo. Insistió en ello hasta su muerte.

Roose había meditado en profundidad sobre a dónde se podría dirigir la caballería y los gigantes enemigos, y había eliminado todas las posibilidades menos dos: Invernalia y el Fuerte Terror.

Había mandado un jinete de vuelta a Invernalia con un mensaje escrito por él mismo, advirtiendo al castellano del Fuerte Terror que podría verse atacado por el oeste.

Pero si el bastardo de Ned Stark se había desecho de su caballería para flanquear el Lago Largo y el Cuchillo Blanco para atacar Invernalia….era una maniobra audaz, digna de su hermano legítimo. Audaz…pero infructuosa.

Si los jinetes salvajes querían llegar a Invernalia, debían cruzar el Cuchillo Blanco, y con las crecidas de las aguas, el único punto de cruce era el puente de piedra cerca del Agua Bellota. Roose había dejado una pequeña guarnición en el puente de piedra que los jinetes salvajes debían tomar para llegar a Invernalia, y había debilitado la estructura del puente mucho tiempo atrás. Aún se podía usar, cierto, pero solo hacía falta dar unos cuantos golpes en los puntos adecuados para que el puente cayera, acabando con cualquier posibilidad de que los salvajes atacaran Invernalia por el este.

Esa noche, el Guardián del Norte durmió sin preocupaciones. Las defensas estaban casi completadas; ya estaba listo para recibir a los salvajes, pero luego, cuando estaban a solo un día de distancia…..se detuvieron.

En un primer momento el señor de la Casa Bolton pensó que era simplemente un alto temporal de parte de los salvajes para recabar más información por medio de partidas de exploradores, o para terminar de desplegar todo su ejército antes de ir a su encuentro. Pero al día siguiente no atacaron. Simplemente estaban quietos.

Pero aun sin atacar, los salvajes causaban daño. Daño en forma de disputas internas entre el ejército Bolton, que se veía dividido entre esperar allí a que los atacaran o atacar primero. Era una de las raras ocasiones en que tanto Roose como su bastardo deseaban esperar, aunque por motivos muy diferentes.

Cuándo, al anochecer del segundo día desde que los salvajes habían detenido, llegó un caballo agotado al campamento, Roose se encontró esperando que viniera del norte, para avisar que los salvajes por fin estaban avanzando. Pero el mensajero no venía del norte, sino desde el sur. Desde Invernalia. En los pliegues de su capa llevaba una carta con el sello roto y con su nombre escrito en el sobre.

"Llego en un cuervo desde Fuerte Terror, mi señor" dijo el hombre con voz agotada, al tiempo que extendía la carta ante el Guardián del Norte.

Fuerte Terror. La sola mención de él hizo que Roose se tensara casi imperceptiblemente. Sin palabras, cogió la carta y se retiró a la privacidad de su tienda para leerla.

Sus ojos fueron, por primera vez en años, brillando con una serie de emociones con cada línea de palabras que recorrían. Cuando terminó, Roose apenas fue capaz de controlar sus manos para evitar que la carta cayera al suelo.

Los salvajes en el este estaban asediando el Fuerte Terror. Contaban con una fuerza estimada en diez mil hombres, posiblemente más. Contaban también con varios gigantes y mamuts.

La mente del Guardián del Norte nadó en un centenar de cuestiones diferentes. ¿Cómo habían logrado cruzar los vados del Último? ¿Acaso habían descubierto una manera de cruzar el río? ¿O simplemente habían atacado sin parar, hasta que los números superiores lograran, a costa de grandes bajas, destruir o hacer retroceder a las tropas Bolton?

Por un instante, Roose consideró que la carta fuera falsa, pero lo descartó de inmediato. Había puesto sumo cuidado en que todas las vías de comunicación estuvieran administradas por hombres que debían lealtad a él, y solo a él. Ninguna de las personas por las que pasó la noticia habría tenido la osadía de transmitirle una información falsa. El Guardián del Norte dirigió una nueva mirada al mensaje en sus manos, sabiendo que era legítimo.

Debía levantar el asedio en el Fuerte Terror de inmediato, antes de que los salvajes se dieran cuenta de que la guarnición del castillo constaba de menos de un centenar de hombres. Si decidieran lanzar un asalto total perderían una gran cantidad de hombres, pero contaban con los números para permitirse eso. La guarnición del Fuerte Terror no.

Roose sabía lo bastante de estrategia para darse cuenta de su situación. Se encontraba atrapado; si marchaba al este para levantar el asedio a Fuerte Terror, dejaría el camino hacia Invernalia despejado, y si esperaba mucho tiempo allí, se arriesgaba a que el hogar de su familia cayera; si eso pasara, el daño a su causa y credibilidad sería irreparable.

No había opción; lo único que podía hacer….era un movimiento. Debía atacar al bastardo de Stark.

Y así acaba. ¿Jon cometió un error? ¿Roose Bolton fue más astuto que él? Dejen sus creencias, junto con sugerencias, opiniones, críticas y más en un review. Será muy bienvenido y debidamente contestado.

Bien, amigos, aparte de mi usual petición de que se cuiden del Coronavirus o Covid-19 (que me está preocupando en verdad, sobre todo porque los casos crecen por aquí, aunque gracias a Dios no ha llegado a mi pueblo aún) he decidido darles algunos datos acerca del capítulo de la batalla, en parte porque me siento culpable por no subirlo todavía cuando claramente todos esperan eso, y en parte porque creo que se lo han ganado. No se preocupen, no será ningún spoiler, solo unas pocas explicaciones acerca de su longitud y poco más. No habrá detalles, así que pueden leer sin preocuparse. Están en el siguiente párrafo.

Bien, el capítulo será el más largo de todos. Ya llevo casi 12.000 palabras, y aun ni empiezo el clímax. En comparación con mis capítulos usuales, que van de las 5 a las 6.000 palabras, será muuuucho más largo. Contendrá también numerosos puntos de vista, de parte de ambos bandos. Honestamente, debido a su longitud y a los estudios, temo que después de él haya un retraso en la historia. Haré todo lo posible para que no sea así, pero no prometo nada. Será lo que Dios quiera.

Bueno, no tengo más que decir por ahora. Les mando a todos mis mejores deseos. Que estén bien (sobre todo de salud. Y que sigan así).