Bien, primero lo primero. Hola a quienquiera que lea esto.
Antes de empezar, quisiera agradecer de todo corazón a Anbu 22, Miguel Giuliano .co, Xechu .S, Coki 13566, jean d'arc, Kirito 720, Trinity Seven, Luna, Ares sama y JL Dragneel Storm por sus reviews, que en estas épocas tan complicadas son una verdadera bendición para ayudarme a mantener el ánimo en alto. Y hablando de los mismos:
Anbu 22: me da gusto saber de ti de nuevo, y es muy bueno saber que la historia te gustó lo sufiiente omo para mandar un review largo. Yo también soy del tipo de lector que si una historia me atrapa mucho quiero saber YA cómo es que sigue. En fin, aquí está el siguiente capítulo. Que lo disfrutes y que estés bien.
Miguel Giuliano. Co: lo cierto es que el misterio no es un tema en el que estoy muy versado, pero me alegro de que transmita esa impresión. No creo superar la novela, pero gracias jajaj. Oh, la competencia Jon vs Roose, no sabes…..pero te aseguro, no sabes….. Cambiando de tema, recibo tu sugerencia (no digo que la acepte. Son cosas distintas), la verdad es que ese bebé y su madre me dieron escalofríos con su muerte en la serie; hasta para GOT eso fue fuerte. Tendrás que esperar por los planes, ya lo dije…..pero espero que valga la pena. Un saludo.
Xechu. S: ¿Tu gusto por la historia AÚN crece? Vaya, debo admitir que me sorprende saberlo, sobre todo porque los últimos capítulos son todos para preparar el terreno, por decirlo de alguna manera. Por cierto, no. No tengo un nombre para la batalla, pero tengo algunas ideas. Se aceptan sugerencias, en caso de que tengas alguna y quieras comentarla. La caballería cántabra fue en verdad una maravilla de su época, y la táctica a la que te refieres se la denomina comúnmente "circulo cántabro". No tengo la certeza, pero me parece que luego los romanos adoptaron ese tipo de jabalinas para su infantería. Las llamadas pilum o pila en plural, fueron una de las principales armas de los legionarios. De hecho, si esta suposición mía es cierta, significa que las principales armas de los soldados romanos (la pilum y la gladius) en verdad provinieron de Hispania (El primero en ser invadido. El último en ser conquistado). En cuanto al otro review, bien, es cierto que entre más mujeres, o más bien más personas, sean parte de una relación, más complicada es. No estoy nada seguro de hacer algo entre Jon y Daenerys. Es una de mis parejas favoritas, pero para esta historia al menos….sería mucho esfuerzo. No digo que no, pero….bueno, en fin, no nos adelantemos demasiado. Un abrazo y que estés bien.
Coki 13566: Es tal como has dicho…..bien, puedo entender tu manera de pensar, y desde mi punto de vista contemporáneo le veo la lógica, pero lo cierto es que en esas épocas la reputación era muy importante. Mira a Renly y a Stannis: Bastión de Tormentas era tan importante para ambos debido a que era un símbolo. Quizás Fuerte Terror no sea más importante que la victoria sobre el ejército de Jon, pero ¿qué clase de hombre sería Roose Bolton si permitiera que el hogar de su familia se perdiera? Hay algunas historias muy buenas en ese sentido: yo mismo tengo una idea para una en que Jon conoce a Rhaegar, pero aún le falta bastante para considerar siquiera empezarla. Bueno, nos vemos pronto y que estés bien.
Jean d'arc: mi estrategia es simple, pero al menos es preferible a la de la serie, o eso espero jejej. Robb como Rey y Roose como Mano….….vaya, eso sí sería un dúo peligroso. Si, viste, Walda la Gorda inspira mucha lástima. Sabes, aunque suene un poco loco, me recuerda a Sansa en la primera temporada: alguien que desea un sueño, que se trata de forzar a ver a alguien como quiere que sea, en lugar de como es. Y sí, quizás Roose no la maltrate físicamente, pero la indiferencia también duele. Sabes, sobre tu sugerencia…..no es nada mala la idea. Gracias. Que estés bien; un abrazo y un beso.
Kirito 720: hola otra vez, y como siempre, un gusto saber de ti. No, la estrategia de Jon es efectiva, PERO costosa. La batalla ya se acerca, se acerca… Bueno, por ahora no hay más que decir. Un abrazo y nos leemos pronto.
Trinity seven: hola, amigo. Bien, como ya dije, por ahora Jon se deberá conformar con Hermana Oscura, pero quién sabe. A lo mejor en el futuro….. Hay buenos fics en español de GOT. Busca a Ares sama si quieres leer alguno. En fin, un saludo y que estés bien.
Luna: Holaaaaa ¿cómo, te gusta un capítulo mío sin nuestras pelirrojas favoritas? ¡Oh por Dios, se acerca el Apocalipsis! Si, el capítulo de la batalla será LARGO. Te mando un abrazo y hasta la próxima.
Ares sama: hola, compañero, que gusto volver a leerte. Y que gusto que mis giros te parezcan espectaculares. Viniendo de un colega, significa mucho. Un saludo bien grande, y si puedes actualizar "Entre el deber y el honor" pronto, me harás más feliz todavía. Hasta la próxima.
JL Dragneel Storm: Roose mordió el anzuelo, sí, pero hay que ver si Jon tiene la fuerza para sacarlo del agua, o si lo arrastra al fondo del mar. Todos esperamos una victoria fácil, pero la guerra está llena de expectativas, y no siempre se cumplen todas. Mmm, la verdad es muy buena pregunta, pero me parece que, dado que mi historia es una mezcla entre los libros y la serie, ese es un tema complicado. Robb podría reclamar las Tierras de los Ríos para sí, como hijo de una Tully (la familia gobernante) pero Jon no tiene sangre Tully en la que apoyar su reclamo. Probablemente si se casara con Catelyn podría hacer un reclamo por medio de ella, pero debemos recordar que Catelyn dejó atrás el nombre Tully cuando se casó con Ned Stark, y quizás los Lannister usarían eso como una manera de negar la legitimidad del reclamo. También hay que tener en cuenta las reacciones de los nobles de las Tierras de los Ríos: aliado o no, Jon es un bastardo de nacimiento, y eso le debe quitar puntos ante nobles y otros personajes de poder. Como dije, me parece un tema complicado….ya tengo la manera de lidiar con él, pero falta lo suyo para que se muestre. Te reitero: muy buena pregunta. Nos vemos pronto, y que estés bien.
*En otra nota, gracias a los que siguen la historia, la tienen entre sus favoritos o tan solo la leen. Anímense a dejar un review, así se con exactitud lo que opinan de ella.
Bien, basta de hablar. Vamos a lo que a ustedes les interesa.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Jon
Jon había ordenado la preparación de todo el ejército para marchar. Una vez que estuvieron formados, lo que tomó un tiempo considerable pero no demasiado largo, despidió a Val y Garlon Norrey a la vista de miles de ojos, entre ellos los de Mors Umber y los demás Norrey. Con ellos irían Mag el Poderoso y Rog Puño de Piedra, junto con todos los mamuts y ciento ochenta gigantes.
Jon había visto partir a los jinetes y gigantes con una sensación de pesadez en su pecho, que solo era incrementada por las miradas de duda e insatisfacción en buena parte de los caudillos del Pueblo Libre y señores norteños. Jon esperaba en su interior que pudieran entender….una vez que la lucha por el Norte hubiera acabado. Era un riesgo inmenso el que estaba tomando, y no gozaba con ello. No lo tomaría si no fuera porque la recompensa era igual de grande.
Cuando los demás se hubieran perdido de vista, ocultos tras el horizonte oriental, Jon volvió al frente del resto del ejército y continuó la marcha hacia el sur. Ya habían perdido más de la mitad del día, pero aún podrían avanzar otro trecho antes de detenerse.
El resto del día el ejército siguió moviéndose hacia el sur. El tramo del Camino Real en el que se encontraban discurría no muy lejos del Lago Largo, y así fue durante los siguientes días. Aquellos del ejército con buena vista podían ver a lo lejos un destello brillante; eran las aguas del lago reflejando los pálidos rayos del sol. El destello se volvía más sencillo de ver cuando el camino se elevaba en una de las ocasionales colinas de esas tierras.
En los siguientes días, el Camino Real fue alejándose gradualmente del Lago Largo, y el ejército también. Las colinas y praderas fueron dejando paso gradualmente a una serie de bosques que se extendían a ambos lados. Jon ordenó duplicar el número de patrullas en un esfuerzo por acabar con toda posibilidad de caer en una trampa por hostigadores Bolton. Asimismo duplicó el número de tropas en torno al convoy de suministros; tenía mucha comida, pero había muchas bocas por alimentar. No podía permitirse perder suministros.
Fue en el tercer día, cuando los bosques ya eran totalmente espesos, que un explorador llegó desde el sur, con la boca de su caballo llena de espuma y el sudor corriendo por sus flancos. Solo bastó una mirada para que Jon supiera que traía noticias muy importantes con él. Sin palabras, Jon sacó a su montura del camino, seguido por su Guardia Personal y el explorador.
"¿Qué ocurrió?" preguntó el Rey, brusco y directo.
El explorador no demoró en contestar "Hemos encontrado algo en el camino, Rey. Algo…..horrible" dijo la última palabra con una mueca de asco.
Jon sintió como un escalofrío lo recorría "¿Qué fue lo que encontraron?" se forzó a preguntar.
El explorador inclinó la cabeza con pesar "Hay una niña muerta a un lado del camino. Está clavada en un poste con una lanza" uno de los dedos largos del explorador subió hasta tocar un punto por arriba de su ombligo "Justo aquí. También…. Le han arrancado la piel debajo del cuello. Toda la piel" añadió con una mueca de asco.
Jon sintió como si el aire hubiera desaparecido de sus pulmones. Sus oídos dejaron de escuchar un momento, y se vio incapaz de evitar que sus ojos se cerraran un momento.
"¿Algo más?" preguntó con un tono neutro, tratando de esconder el cúmulo de emociones que rápidamente habían aparecido en su interior para hacerse con él.
"Tenía algo entre los dientes. No sabíamos que era. No lo sacamos" dijo el hombre, su barba acariciando su cinturón cuando hablaba. Parecía enfermizo.
"¿Está muy lejos de aquí?" preguntó Jon, luchando porque su voz saliera. Una parte de sí esperaba que el mensajero respondiera negativamente.
Pero no tuvo esa fortuna "No mucho"
Y no lo fue. La marcha del ejército continuó, y en poco tiempo Jon estuvo ante una visión verdaderamente repulsiva.
Había otros exploradores que ya habían llegado allí antes; habían sacado el cuerpo y lo habían depositado en el suelo junto al poste, que estaba en gran parte cubierta con sangre seca. Demasiada sangre. La lanza mencionada ya había sido dejada a un lado. Jon alzó el puño a modo de gesto, y un coro de voces gritaron para detener la marcha. Sin más demora, el Rey en el Norte desmontó de su caballo y se acercó a la niña, seguido por la mitad de su guardia.
Al acercarse, Jon escuchó arcadas detrás de sí, seguidas del inconfundible sonido de una persona vomitando. Por encima del hombro vio que era Cedrik Flint, que se encontraba agachado derramando el contenido de su estómago en el suelo. Jon no lo culpaba; tuvo que apretar los dientes para callar sus propias náuseas.
No recordaba haberse agachado. Estaba perdido mirando a la infortunada criatura ante él. Tal como había dicho el explorador, estaba desollada casi totalmente, la visión de su carne expuesta a los elementos siendo algo nauseabundo de contemplar. Llevaba mucho tiempo muerta, tal como delataba el olor que desprendía. Su piel, la poca que le habían dejado sus asesinos, estaba tan blanca como el pelaje de Fantasma. Su cabello, de un tono casi igual a la miel, estaba revuelto y pegado entre sí con más sangre seca, algunos mechones cayendo sobre su rostro. Pero lo peor de todo eran sus ojos, que habían desaparecido, dejando en su lugar solo dos cuencas ensangrentadas. En ese vacío, Jon pudo ver todo el horror que la niña había sentido en sus momentos finales, cuando intentó aferrarse a la vida con desesperación antes de que finalmente…..se escapara de entre sus dedos.
Entre los pequeños dientes torcidos y labios ligeramente abiertos asomaba algo. En un destello de morbosa curiosidad, Jon tomó con cuidado la mandíbula de la niña y la empujó con cuidado, revelando un papel doblado dentro de su boca. Sin detenerse a pensar, Jon lo tomó entre el pulgar y el índice de la otra mano y lo retiró, antes de desplegarlo.
Mis perros devoraran la piel de las otras niñas salvajes, igual que devoraron la de esta, bastardo. Ven a ver.
Ramsay Bolton, heredero de Fuerte Terror, Señor de Hornwood y Señor de Invernalia.
Su visión se nubló por un momento, la bruma de la ira oscureciendo todo, hasta tal punto que sus pensamientos fueron acallados por un momento. Los dientes de Jon se apretaron con tanta fuerza que, de haber podido pensar, habría temido romperlos. Su ceño se frunció más de lo que nunca lo había hecho, hasta alturas de las que no hubiera creído posibles. Y sus manos…sus manos se apretaron con tanta fuerza que sintió el mordisco del dolor en sus palmas, y le costó un momento retomar el control sobre ellas para forzarlas a que se aflojaran.
Al levantarse, Jon dirigió su mirada a todos los que veían: los exploradores, su Guardia Personal, y la vanguardia del ejército. Debían ver algo que no les agradó, porque algunos bajaron la vista o la desviaron al mirarlos. Ninguna palabra se pronunció, el sonido del viento agitando las ramas de los árboles, acompañado ocasionalmente por el relincho de un caballo, siendo lo único que llenó el mundo.
"Ulre, Kyura, corten leña para hacer una pira" ordenó Jon, sin molestarse en mirar a los nombrados "Ustedes, vuelvan a sus caballos y sigan adelante. Quiero saber que más nos espera" dijo, haciendo un breve giro de la cabeza hacia los exploradores "Los demás…se acabó el descanso. Debemos seguir" dijo. No espero respuesta antes de empezar a caminar hacia su caballo.
Pero no había llegado a dar más de dos pasos hacia su montura cuando el sonido de otro caballo al galope distrajo su atención. Miró al camino y vio que por él se aproximaba una mujer de las lanzas, con un escudo colgando de la silla de montar y una espada de bronce en su cinturón.
La mujer detuvo su caballo y dio una breve mirada al cuerpo de la niña antes de mirar a Jon "Hay otro cuerpo, Rey Jon. Es el de una muchacha. A poca distancia, atado a un árbol" expresó.
Jon tuvo que usar mucha fuerza de voluntad para reprimir la maldición desesperada que quería escapar de sus labios. Sería un camino largo.
Val
Val había aprendido a cabalgar de pequeña en el caballo de su padre, un animal pequeño pero resistente. Las lecciones habían sido duras: había caído en más de una ocasión, y se había dado algunos golpes realmente dolorosos. Pero había perseverado en su cometido y ahora se veía recompensada.
Su recompensa estaba en la capacidad de resistencia en la silla de montar que tenía, muy útil en la jornada a caballo a todo galope que había tenido desde que se separó de Jon y del resto del ejército, llevándose a casi todos los gigantes y jinetes con ella.
El primer día habían seguido la costa del lago, hacia el este y, al final de la jornada, girando con suavidad hacia el sur. Esa noche habían acampado a la orilla del lago, con Val compartiendo una hoguera con Garlon Norrey y otros nueve guerreros, cinco de ellos de las montañas del Norte, y los demás de más allá del Muro.
Cuando fue lo bastante tarde, y la mayoría del campamento dormía, Val despertó a las personas más cercanas a ella y les susurró ordenes, que fueron a cumplir entre bostezos y murmullos molestos. No mucho tiempo después volvieron, acompañados por un hombre y dos gigantes, cuyas pisadas descomunales no parecían hacer el suficiente ruido para despertar al campamento, profundamente dormido tras un día de marcha largo y agotador.
"Debemos hablar. Síganme" susurró, apoyando sus palabras con un gesto de la mano. Sin esperar por sus respuestas, giró y empezó a alejarse del campamento, escuchando detrás de ella como las pisadas de los gigantes delataban su posición detrás de ella.
Cruzó a los centinelas que guardaban los límites del campamento, ignorando las miradas de intriga que dirigieron hacia ella y sus acompañantes. Siguió adelante, con la costa desnuda del lago a su derecha y el páramo inmenso y escasamente poblado de vegetación a su izquierda. Por fin, cuando considero que se había alejado lo suficiente de cualquier oído indebido, volteó y dirigió una larga mirada a sus compañeros, pudiendo distinguir sus siluetas y la mayoría de sus rasgos debido a la luz de las estrellas.
"Gracias por aceptar seguirme hasta aquí. Sé que es algo inusual, pero el asunto que discutiremos es muy importante para arriesgarnos a ser oídos, incluso por nuestros propios guerreros" le dijo al hombre en la Lengua Común, antes de alzar la vista para mirar a los gigantes y repetir sus palabras, esta vez en la Antigua Lengua.
El hombre asintió con solemnidad, al igual que uno de los gigantes, mientras que el otro se limitó a cruzar los brazos.
"Rog, Mag, él es Garlon Norrey. Después de mí, es quién está al mando de los hombres a caballo" dijo en la Antigua Lengua, al tiempo que señalaba al hombre frente a ella "Norrey, ellos son Mag el Poderoso y Rog Puño de Trueno. Son los líderes de los gigantes" explicó ahora en la Lengua Común, al tiempo que enfocaba su mirada en el hombre y hacía un gesto en dirección a los gigantes.
Luego de eso, alternando muchas veces de la Lengua Común a la Antigua Lengua y viceversa, explico con exactitud todo lo que había discutido con Jon. Los planes, las estrategias, los posibles movimientos enemigos y la forma en que responderían a ellos. Cuando terminó, la noche había avanzado bastante, pero el sueño no estaba presente en ella ni en sus acompañantes. Estos últimos aún trataban de absorber sus últimas explicaciones.
Val observó con atención las expresiones de los otros. Rog se frotaba la barbilla, pero no con aire pensativo, sino confundido. No era conocido por ser muy inteligente. Mag el Poderoso por otro lado, había captado mucho más; su ceño estaba fruncido y sus brazos cruzados, pero su rostro era una mezcla entre, enojo, aprobación y lo que parecía una pequeña cantidad de admiración.
Garlon Norrey, por otra parte…..
"¡Eso es imposible!¡Imposible!" enfatizó el montañés "¡No podemos intentar cruzar el río así!"
"Es la única forma en que podemos estar listos para actuar cuando el Rey lo necesite. La sorpresa es nuestra principal fortaleza" repitió Val, tratando una vez más de hacer que Norrey viera las cosas bajo la perspectiva que ella "Con los cambiapieles mantendremos vigilados los alrededores y tendremos ojos sobre el ejército Bolton y sobre el Rey. Casi todas las personas que viven en estas tierras han huido, por lo que es menos probable que seamos vistos"
"Bien" suspiró Norrey, su disensión no disminuyendo en lo más mínimo a juzgar por su rostro "Aún si los pequeños no nos ven, puede que haya partidas de exploradores o centinelas Bolton"
La hermana de Dalla asintió "El Rey Jon afirma que Roose Bolton es un comandante precavido, por lo que pondrá centinelas. Pero también cree que serán escasos" los brazos de Val se cruzaron a la altura de su pecho "Incluso con nada más que la infantería, Jon supera a nuestros enemigos por más de tres a uno. Bolton necesitará todas las espadas que pueda reunir para la batalla" la mayor ventaja del Pueblo Libre era su número, y tanto Jon como Bolton lo sabían bien.
"Pero aun así…es una locura tratar de cruzar el río de esa manera. Nunca se ha intentado; no sabemos si funcionará. Si vamos hacia el Puente del Agua Bellota…."
"Tendríamos que rodear por las Colinas Solitarias y luego hacer un largo trecho hacia el oeste. Perderíamos demasiado tiempo" descartó Val "Además, el Rey cree que el puente estará vigilado" si un solo hombre de Bolton los veía podría dar la alarma. La sorpresa se acabaría. Val suspiró "Basta de discutir. Le juraste lealtad al Rey, Norrey" le recordó, mirando al montañés con el ceño fruncido "Si eres un hombre de palabra, seguirás las órdenes del Rey y nos acompañaras. Si no lo haces, eres un rompejuramentos y tal vez pienses en irte" afirmó, encontrando una pizca de suficiencia al ver como el rostro de Norrey se tensó, el conflicto entre sus pensamientos y su juramento bien visible en su rostro "Es muy tarde y necesitamos descansar. Mañana tenemos un día largo" dijo, antes de repetir las mismas palabras en la Antigua Lengua. Sin decir más, Val se encaminó de vuelta al campamente, seguida por Rog y Mag. Garlon Norrey iba detrás, rezagado.
Los siguientes días fueron todos iguales. Una larga cabalgata por la cara oriental del Lago Largo, alejándose de sus aguas solo en las escasas ocasiones en que los centinelas, que viajaban sujetos a caballos o mamuts por hombres o gigantes encargados de ellos, reportaban haber visto una pequeña aldea de pescadores o una cabaña solitaria junto al lago.
Val, pese a mantenerse concentrada en el camino, mantuvo siempre un ojo sobre Garlon Norrey. El hombre se mantenía retraído en sí mismo, pero no dio señales de querer abandonarlos. Se alegraba por ello: Norrey era el líder de los hombres de los clanes, que formaban una cuarta parte de sus caballos. Si se largaba, era posible que los suyos se fueran con él. Perder un cuarto de la caballería sin siquiera haber peleado no era una perspectiva muy alentadora.
Pese a no poder ver signos de ello, Val sabía que el Lago Largo se estrechaba un poco más con cada jornada que hacían hacia el sur, hasta que, tras muchos días, finalmente hubieran dejado sus orillas atrás…..al empezar otras.
Allí donde terminaba el Lago Largo empezaba un río, el Cuchillo Blanco, y su ribera era por dónde discurría el siguiente tramo de su marcha. Los cascos de sus caballos dejaron sus marcas al recorrer día tras día el río. Los cambiapieles, que aún mandaban a sus animales por delante de ellos, no reportaron más que unas pocas granjas y cabañas solitarias, además de dos pequeñas aldeas, que fueron rodeadas sin un segundo pensamiento.
No encontraron a nadie, absolutamente a nadie. Ni una sola persona que pudiera sorprenderse con la presencia de más de dos mil caballos y casi doscientos gigantes. Era casi como si el mundo hubiera desaparecido; Val se incomodaba cada vez que pensaba en ello.
Una noche, tras haber dejado atrás la segunda aldea, los cambiapieles le informaron que hacia el sur el río se veía engrosado por un nuevo afluente que provenía del norte y el este. Y a menos de un día de distancia, se encontraba un gran meandro que se introducía con suavidad en el oeste.
"Bien" murmuró. Cuando llegó el amanecer, giró su caballo hacia el sur y prosiguió la marcha, seguida detrás por todo el ejército. Para el mediodía, el río describió una gran curva, a través de una serie de mesetas con estribaciones rocosas, que rodeó por el sur antes de seguir el mismo cauce del agua. Era casi el atardecer cuando finalmente se detuvo. Cuatro hombres de armas Umber ancianos detuvieron sus monturas junto a la de ella.
"Aquí están los vados más grandes ¿verdad?"
Los hombres intercambiaron miradas antes de que uno respondiera "Están por allá" dijo, señalando con una mano de piel arrugada hacia un punto del río, cuya orilla occidental estaba habitada por un solitario roble "Pero son intransitables. La corriente del río es demasiado rápida. No hay forma de que podamos cruzar con los caballos" le aclaró.
"Se incrementaron por las nevadas ligeras que hubo cerca del Lago Largo" añadió otro.
"Eso oí" respondió Val en un murmullo, perdida en el río y en el sonido de su flujo "Acamparemos aquí esta noche. Que los hombres cuiden bien a sus caballos, y que los alimenten bien" los necesitarían, en más de un sentido.
Val nunca se sintió cómoda confiando sus pertenencias a nadie; la desconfianza era una parte de ella misma, tan arraigada que Dalla era una de las pocas que podía penetrar esa barrera. Fue por eso que se ocupó de desensillar a su caballo, darle de beber agua e incluso le dio avena y su última manzana, una pequeña fruta escuálida y seca, pero un manjar a pesar de todo. Cuando terminó, lo soltó en un campo cercano, con hierba otoñal amarilla para acabar con cualquier hambre que al animal aún pudiera tener.
Había guardias cerca para cuidar de los animales, pero la mayor parte del campamento se mantenía cerca del río, hablando entre sí, pero sin fuego. Una hoguera podría atraer atención no deseada.
Val acababa de terminar su escueta cena cuando Garlon Norrey apareció. Sin decir palabras, Val se alejó un poco de los demás, para tener privacidad.
"Habla" dijo Val en cuanto estuvieron solos.
"Aún estamos a tiempo de evitar una estupidez. Si cabalgamos duro podremos rodear el afluente y atacar el Puente sobre el Agu…"
"No hay tiempo. Fedrya vio a través de su halcón al Rey y a su ejército: están a poco más de un día de distancia de Bolton y sus fuerzas. La lucha empezará en cualquier momento y cuando eso pasé debemos estar en la otra orilla del río" ir por el puente del Agua Bellota había dejado de ser una opción. El tiempo no estaba a su favor, y la verdad era que nunca lo había estado.
"Pero el plan…."
"¡No es mío!" chillo Val, su paciencia perdida por un instante. Se forzó a bajar la voz antes de seguir "El plan es del Rey. Él lo ordenó porque cree que puede dar resultado. Debemos confiar en él con esto" si alguien le hubiera dicho a Val que confiaría en un hombre con tanto fervor hace un par de años, lo habría golpeado con toda certeza. Ahora era diferente: Jon creía que se podía lograr, y hasta ahora Jon no había fallado.
"Hay cosas que son imposibles, y cruzar un río ancho en plena crecida es una de ellas" insistió Norrey, mirando a Val con el ceño fruncido "El plan, sea del Rey o no, es imposible" repitió, en voz alta y clara.
"Jon es bastante bueno encontrando formas de que lo imposible pase" se limitó a replicar Val.
Unir a todo el Pueblo Libre en una sola fuerza. Hacerlo cruzar el Muro sin pérdidas. Darle entrenamiento. Obtener tierras para él. Conseguirle armas de acero. Lograr paz y una alianza entre ellos y los arrodillados.
Si…Jon era bastante bueno haciendo cosas que parecerían imposibles.
El amanecer llegó, y con él momento de poner en práctica el plan de Jon. Hizo reunir a los cambiapieles y los cuestionó sobre alguna presencia cercana. Todos respondieron lo mismo: no habían visto nada, ni guerreros, ni gente de ningún tipo. Estaban, efectivamente, lejos de cualquier persona que pudiera verlos. Val asintió, satisfecha, antes de mandar que todo el ejército se reuniera. Ella misma, flanqueada por una docena de guerreros, empezó a hablar.
"Hemos hecho un largo camino, todos nosotros" empezó Val, aunque ni ella misma sabría decir si se refería al camino desde que se separó de Jon, o al que hizo desde que lo conoció "Cuando nos separamos de los demás, el Rey dijo que daríamos el golpe más devastador de todos. Y el momento de golpear está muy cerca" aseguró, sabiendo cuanta verdad había en sus palabras "En el día de hoy, atravesaremos el Cuchillo Blanco en este punto y seguiremos al oeste" anunció. La reacción fue la esperada. La mayoría de ellos se miraron con confusión ante sus palabras, ignorantes de como atravesarían un río sin puente, vados ni otro medio visible. Y algunos, los más agudos, parecieron entender algo, ya que sus rostros se torcieron en preocupación.
Miró a Mag el Poderoso y a Rog Puño de Trueno "Ya es hora. ¿Listos?" preguntó Val en la Antigua Lengua.
"Listos" dijo Mag. Rog se limitó a asentir y a gruñir en aprobación. Ambos volvieron con los suyos, y tras unos momentos más, empezaron.
Dos largas hileras de gigantes se habían formado, y se adentraron en los vados inundados. Un hombre había sido arrastrado por la rápida corriente si se alejaba mucho de la orilla. Un caballo también. Pero los gigantes y sus mamuts, con cuerpos más voluminosos y pesados, no pudieron ser arrastrados.
Los gigantes que se encontraban al norte guiaban cada uno a un mamut con sus manos. Un paso a la vez, con lentitud pero sin detenerse, avanzaron, hasta que Mag y Rog, que se encontraban a la cabeza de las columnas, estuvieron a punto de llegar al otro lado del río….y allí se detuvieron, sin salir de él. El principio de las hileras, que se ondulaban ligeramente, estaba casi en la orilla occidental. El final, a poca distancia de la orilla oriental. Aproximadamente la mitad de sus cuerpos quedaba bajo el agua, pero el resto se mantenía seco.
"¿Qué pasa?" "¿Por qué no avanzan?" "Ya casi llegan ¿por qué no siguen?" las preguntas surgieron entre los guerreros, que alternaban miradas confundidas entre los gigantes y Val.
Pese a no ser una mujer particularmente interesada en los dioses, Val se encontró murmurando una breve plegaria antes de montar su caballo "Miren con atención. Cuando llegue al otro lado, síganme" ordenó, dirigiendo una breve mirada a los hombres y mujeres que la miraban expectantes.
Guío a su caballo con tranquilidad hasta la orilla del lago, pero al tocar las aguas el animal dio un relincho, asustado. Susurró en su oído y le dio unas palmadas en el cuello, y en cuanto se tranquilizó, presionó sus talones en los flancos del animal, que se introdujo en el agua y continuó avanzando, entrando poco a poco en el río, flanqueado a cada lado por las largas hileras de gigantes.
A medida que se adentraba más y más en el río, el agua fue subiendo poco a poco. Primero cubrió las patas del caballo, luego subió a su vientre, y luego subió más todavía. Primero lamió las botas de piel de Val, antes de filtrarse entre ellas para mojar sus pies, luego cubriéndolos, y luego cubriendo sus pantorrillas, antes de seguir avanzando.
El corazón de Val latía con fuerza desde que su montura había entrado en el río, y cuando el animal soltó sus patas delanteras del lecho del río para avanzar con la pura fuerza de sus movimientos, latió todavía más rápido. Era muy consciente de la importancia del equilibrio en tales momentos, por lo que se mantuvo quieta, solo moviendo ligeramente las manos, que estaban sujetas a las riendas, para alentar al caballo a que siguiera adelante.
Habían llegado a la mitad del río, y solo la cabeza y parte del cuello del caballo se mantenían fuera del agua, al igual que los hombros y la cabeza de Val. Lo demás estaba sumergido, y su calor era lentamente robado por la frialdad emanada por el río.
Pero el caballo siguió avanzando, y poco a poco el agua fue retrocediendo, dejando a la vista más y más partes del jinete y su montura, hasta que las patas del caballo volvieron al lecho cada vez menos profundo del río y avanzó más rápido. Cuando finalmente el agua dejo la mayor parte de las patas de su montura libres, Val se permitió relajar los músculos de sus piernas, al tiempo que soltaba su miedo junto con un gran suspiro. Había logrado cruzar.
Bajó de su caballo, dando una mirada rápida a los páramos vacíos que se extendían hacia el oeste hasta donde alcanzaba la vista, antes de girar, a tiempo de ver como los primeros jinetes se sumergían en el río, copiando sus últimas acciones.
La mañana pasó, y luego paso la tarde, y con ellas pasaron los caballos y jinetes, primero docenas de ellos, luego cientos, y al final miles. Todos ellos se introducían en el río por la orilla oriental, para cruzar completamente empapados por la orilla occidental. En otras circunstancias quizás no hubieran logrado cruzarlo debido a las crecidas, pero con los gigantes y mamuts alineados en el lado norte actuando como barrera para disminuir la fuerza de las corrientes, lo lograron.
No todos cruzaron de manera perfecta. Cada tanto una corriente particularmente fuerte se escabullía entre los gigantes y sus mamuts, arrastrando a un caballo y su jinete hacia el agua. En esas ocasiones la otra hilera de gigantes era lo único que evitaba que estos desafortunados se ahogaran: mientras uno de ellos se ocupaba del jinete, otros dos salvaban al caballo.
Cuando las primeras felicitaciones vinieron a ella por su ingenio para cruzar el río, Val los corrigió con firmeza. La idea había sido de Jon; ella solo había sido la primera en probar que era una buena.
Cuando casi la mitad de los jinetes habían cruzado, finalmente llegó Garlon Norrey, con sus ropas totalmente empapados y sus ojos bajos "Pido perdón. Mi señora" murmuró en voz baja. Val se limitó a un asentimiento seco: no le resultó difícil entender por qué Norrey pedía perdón.
Cuando los jinetes terminaron de pasar, los gigantes empezaron a salir del río, con miembros pesados y rostros cansados. Pese a no haberse movido en mucho tiempo, estaban agotados.
"Ya está" gruñó Mag el Poderoso, su voz salpicada de cansancio.
"Aún no" pensó Val. Habían cruzado el río, pero no habían llegado a su destino aún.
Jon
Los últimos días de la marcha fueron los más largos que Jon podía recordar. También fueron de los peores.
Cada cierto tiempo, un nuevo cuerpo era encontrado en el camino. Cómo el primero, no eran de guerreros ni nada que se le pareciera. Niños, mujeres, bebés, en una ocasión incluso una mujer embarazada. Todos se encontraban, por las crueles manos de sus verdugos y la inclemencia de la naturaleza, en un estado más que deplorable. Ojos arrancados, dientes destrozados, rostros cubiertos de cortes, entrañas expuestas y miembros amputados. El desollamiento era el más común; difícilmente había un muerto que no tuviera alguna parte de su cuerpo en carne viva.
Algunos llevaban además mensajes con ellos, todos ellos amenazas hacia él, hacia los señores del Norte, los caudillos del Pueblo Libre, sus guerreros, y las familias de todos ellos. Cada uno de estos mensajes había sido un golpe preciso que había aumentado la furia de Jon hacia el que los había dejado. Ramsay, el bastardo de Roose Bolton.
Jon nunca hubiera creído que el odio que sentía hacia los enemigos de su familia pudiera aumentar todavía más, pero se había equivocado. Los mensajes lo habían aumentado, hasta tal punto que podía sentir como ardía en su interior, amenazando con quemar sus entrañas. El nombre del bastardo de Bolton se había grabado a fuego en su mente, y Jon ya había determinado que sería él quien lo matara. Si lo encontraba en la batalla o alguien más lo tomara prisionero, no importaba, igual que no importaba cualquier posible valor que tuviera como prisionero, o cualquier información que pudiera dar. El bastardo de Roose Bolton era un hombre muerto; solo que aún no estaba enterado de ello.
Jon no era el único cuya furia había aumentado ante la vista de los muertos en el camino: el Pueblo Libre e incluso gran parte de los norteños habían dejado más que claro la ira que sentían hacia los Bolton. Las amenazas y promesas de tortura y muerte para los Bolton ya eran una canción habitual entre los guerreros, así como entre gran parte de los caudillos y otros líderes. Algunos incluso pedían que las horas de marcha se incrementaran, para llegar antes a los Bolton.
Jon estaba preocupado. La furia y la determinación para pelear eran algo bueno, pero si se llevaban demasiado lejos conducirían a la precipitación, y eso era algo que no podía ocurrir en esos momentos. Era esa preocupación la causa de que no se hubiera explayado al explicar el contenido de los mensajes antes de arrojarlos al fuego. No se había atrevido a aumentar aún más la ira de su ejército, diciéndole que las amenazas eran también dirigidas a ellos, así como a sus hijos y al resto de sus familias. Les había dicho que eran solo para él; en cierta forma no había mentido, después de todo estaban dirigidas al bastardo.
Jon sabía que las emociones eran un mal guía en tiempos de guerra: aun recordaba cómo se había dejado llevar por las suyas al enterarse de la muerte de su familia. Su mente y su razonamiento se habían anulado casi del todo, callados por el furioso latir que su corazón había adquirido, como si quisiera salir de su pecho y darse a la fuga.
Era por eso que se había forzado a mantener su propia ira en silencio, temeroso de que, si la vocalizara, lo arrastrara a sus profundidades, hasta el punto de que su juicio se nublara y cometiera una imprudencia. Por eso se había forzado a no escuchar las promesas de venganza que se repetían con cada vez más regularidad entre su campamento. Por eso se había forzado a no hacer caso a las súplicas, escasas pero molestas, de que apretaran la marcha para llegar antes al encuentro de los Bolton. Para cuando finalmente hubieran dejado el bosque detrás y se encontraran en los páramos al sur de él, previos a las estribaciones de las colinas en las que los Bolton los esperaban, la impaciencia por la batalla ya era evidente hasta para el ojo más despistado.
Cuando finalmente había llegado el explorador informando de que había visto a los Bolton fortificando una serie de colinas ubicadas a poca distancia de su posición, Jon había ordenado detenerse y establecer un campamento. El día siguiente no había marchado, para disgusto de gran parte del ejército. Prefirió enfocarse en el envío de más exploradores para tratar de obtener más información sobre las defensas de los Bolton. Mientras esto sucedía el ejército fue puesto a trabajar en una serie de fortificaciones sencillas pero útiles para defender el campamento, además de en crear flechas y hacer una pequeña competición de tiro con arco y un combate cuerpo a cuerpo. Todas estas eran distracciones para soldados y caudillos, cuya ansia de atacar era casi tangible. Las competiciones eran además un intento más de infundir una falsa imagen a los posibles espías al servicio de sus enemigos: que los Bolton y sus aliados pensasen que no eran más que un puñado de tontos que veían la guerra cómo un juego. Con un poco de suerte, les haría cometer una imprudencia.
Jon temía un momento en particular, y ese momento llegó en la mañana del segundo día, cuando no sonaron los cuernos para informar que el campamento se levantaba y debían proseguir la marcha hacia el sur. Una pequeña multitud de caudillos del Pueblo Libre y algunos señores del Norte llegaron ante su tienda, todos con el ceño fruncido. Jon pidió que lo siguieran a una pequeña loma a pocos pasos de distancia. Desde la cima se tenía una vista perfecta del sur, donde un campo despejado de árboles y con solo unos pocos arbustos espinosos y parches de hierba otoñal amarillenta llegaba casi hasta la línea del horizonte. Al oeste, un brazo del bosque seguía su camino por varias millas, una serie de árboles de distintos tipos apretados entre sí, con sus ramas como soporte para nidos de pájaros y sus raíces a menudo sobresaliendo y formando diminutos pero molestos obstáculos, antes de volver a esconderse debajo de la tierra. Hacia el este, una serie de arroyuelos poco profundos, cuyos nacimientos estaban en los bosques detrás de ellos, corrían hacia el sur, bañando con sus aguas heladas un campo lleno de rocas y convirtiendo los espacios entre ellas en un lodo espeso y complicado de atravesar.
"De acuerdo" dijo Jon, apartando la vista de las tierras ante él para centrarla en sus acompañantes "Hablad" pidió, al tiempo que unía las manos tras la espalda.
Los señores intercambiaron miradas breves antes de que uno de ellos diera un paso adelante. La barriga de Cubo Grande se veía aún más descomunal cubierta con el cuero endurecido "¿Por qué nos hemos detenido Alteza?" preguntó. Cubo Grande podía ser poco protocolario, pero también era respetuoso. La derrota que había sufrido en combate singular contra Jon había tenido grandes consecuencias en el trato entre los dos hombres.
"Los Bolton y los Frey están tan cerca….ya se puede oler la mierda en el aire" repuso Berjen Norrey, la nariz arrugada con disgusto. Su mano temblaba cerca del cinturón del que colgaba su espada. Varios otros murmuraron o asintieron en acuerdo.
"Estamos esperando el momento adecuado para atacar" se limitó a decir Jon. Hubiera deseado poder decirles acerca de Val y los otros, pero no podía correr el riesgo de que el secreto fuera revelado antes del momento.
"¡El momento adecuado es ahora!" insistió Wull "Alteza, los hombres se impacientan cada vez más. Quieren luchar"
"Esos monstruos mataron mujeres y niños, Rey. Mujeres y niños" increpó Gavin el Mercader, con el rostro torcido en una mueca de rabia "Y ahora que están tan cerca, ahora que por fin podemos vengarlos…vos pedís que esperemos por quien sabe cuánto tiempo" dijo, su tono denotando incredulidad…y una fracción de dolor.
Jon suspiró. Las palabras Gavin eran duras pero ciertas "Sé bien lo que han hecho, Gavin. Créeme. Lo sé" no había olvidado a Robb…no creía poder hacerlo nunca. En cuanto a Arya…si es que en verdad era ella, era una cosa más por la que los Bolton y los Frey responderían "También deseo vengarme. Lo deseo mucho" y era cierto. Había pocas cosas que deseara con más pasión que la venganza "Pero estoy en la obligación de pensar en los vivos, no solo en los muertos. Todos los exploradores concuerdan en que las defensas de los Bolton son impresionantes, y en que su ejército es de más de once mil hombres. No podemos atacar una posición tan fuerte sin bajas masivas entre los nuestros" explicó, antes de que sus facciones se endurecieran "No derramaré la sangre de los nuestros más de lo necesario, ni sacrificaré vidas solo por impaciencia" todos sus movimientos, todos sus planes, todas sus estrategias y secretos, todo era para evitar que se perdieran más vidas de las necesarias.
"No tememos a la muerte Alteza, ni tememos perder la vidas por una causa justa. ¿Y cuál puede ser más justa que esta causa? Obtener justicia por el Ned, salvar a su hija, vuestra hermana" Cubo Grande señaló a Jon al mencionar a Arya "y vengar a los inocentes muertos por esos carniceros" concluyó, ganando la aprobación de todos los demás, a juzgar por sus firmes asentimientos y exclamaciones de aliento.
La reunión improvisada había atraído la atención de las personas cercanas. Jon podía sentir un bueno número de ojos sobre ellos, particularmente sobre él.
Meditó unos momentos antes de responder "Espero que no temáis a la vida, mi señor de Wull" dijo Jon, encontrando una pizca de presunción en su interior al ver como Cubo Grande relajaba las facciones de su rostro, sorprendido "Cualquiera puede morir por venganza, pero no cualquiera puede tomarla, saborearla y luego seguir viviendo" siguió, antes de detenerse un momento "Decís que debemos pelear, que nuestra causa es justa, y tenéis razón" concedió "Pero sería muy imprudente, arriesgar la victoria solamente por la impaciencia. Nuestro momento llegará; hasta entonces esperaremos" concluyo Jon, dando por finalizada la discusión, e incluso empezando a girar para marcharse.
Pero no todos los señores pensaron lo mismo "Mance habría atacado, no se habría escondido" murmuró uno de ellos, escondido él mismo entre los demás.
"Lord Eddard nunca habría dejado que crímenes como los cometidos por los Bolton quedasen impunes" gruñó por lo bajo Berjen Norrey, sus ojos esquivando los de Jon, pero su voz alcanzando los oídos del Rey.
Jon vio rojo por un momento, consecuencia de la rabia que recorrió sus venas junto con la sangre. Un momento después, su ira se desvaneció. Jon sabía bien que no estaba a la altura de su padre como un líder para el Norte, ni tampoco a la de Mance como líder del Pueblo Libre.
"Tenéis razón; ambos. Pero Mance está muerto. Mi señor padre, también" les recordó, lamentando la muerte de ambos hombres, tan diferentes y a la vez tan similares. A la mente de Jon llegó la imagen del rostro de Catelyn y del hijo de Dalla "Detrás de ellos dejaron viudas dolidas e hijos huérfanos" en la mente de Jon sonó una voz idéntica a la de Alysanne Mormont, contándole sobre el saqueo y la quema de Invernalia por parte de los Bolton "sus hogares fueron destruidos, sus pueblos quedaron desamparados y sus tierras abiertas a la devastación" para esos momentos, ya eran cientos los reunidos al pie de la loma, observando la improvisada reunión del Rey con el puñado de personajes influyentes del ejército "Yo no tengo la intención de seguir ese mismo camino"
La mano de Jon fue a la empuñadura de Hermana Oscura "Si mis decisiones nos llevan a la derrota, cargaré con la culpa y asumiré las consecuencias. Pero hasta ese momento, todos seguirán mis órdenes. De lo contrario..." Jon dejó la frase en el aire, pero su expresión hablaba a gritos: no toleraría la desobediencia ni tampoco la indisciplina. Si los norteños recordaran la llegada de Cubo Grande al campamento del Pueblo Libre, y si el Pueblo Libre aún recordara al Señor de los Huesos y su destino, entenderían de lo que era capaz.
La noche fue mala. Pese a lo agitado del día y al cansancio, el sueño eludió a Jon como una presa rápida a su cazador. Su mente nadaba en pensamientos, y estos arrastraban sus sentimientos en todas direcciones. Eran cómo un millar de agujas perforando su mente a la vez, cada una empujada por una fuerza diferente y tratando de obtener la preeminencia sobre las demás.
Estaba preocupado por la impaciencia de los señores, estaba furioso porque se atrevieran a intentar presionarlo usando la memoria de su padre, estaba asustado porque esto afectara la lucha por venir, estaba lleno de nostalgia por Catelyn y por Ygritte, estaba lleno de expectativas por su hijo o hija en el campamento, estaba lleno de odio por Roose Bolton y su bastardo, estaba lleno de dolor por la pérdida de su familia, estaba temeroso de las consecuencias si su plan saliera mal, estaba dudoso si no había pedido algo demasiado difícil para Val y los gigantes y caballos, estaba receloso sobre la verosimilitud de la maldita carta que había leído tanto tiempo antes, donde afirmaba que su hermana pequeña era la esposa del bastardo de Fuerte Terror.
Cuando finalmente llegó el momento de abandonar su pequeño catre, Jon había dormido poco, pero logró no darle importancia. Rompió su ayuno con pan, pescado frito y una diminuta cantidad de hidromiel, diluido en un pellejo con agua.
La tensión en el exterior parecía haber aumentado durante la noche. Los hombres que no estaban de guardia ni ocupados en otros deberes se dedicaban a afilar sus armas, o a revisarlas meticulosamente. Muchos dirigían miradas hacia el sur, hoscos.
Pese a parecer espesa, la tensión podía ser cortada con facilidad. Todo lo que hizo falta…... fue el repicar de un grupo de cascos de caballo a todo galope viniendo desde el sur. Jon se encontraba frente a su tienda hablando con un grupo de caudillos cuando el trío de exploradores llegaron a toda velocidad. Detrás de ellos venían muchos más, hombres y mujeres a pie que los seguían con miradas mayormente ansiosas.
"Los escucho" dijo Jon en cuanto los exploradores detuvieron a sus monturas cerca de él. Estaba rodeado por la mayor parte de su Guardia Personal, y alrededor la multitud crecía cada vez más. Los jinetes habían llamado mucha atención.
"¡Han salido de sus posiciones!" informó uno de los exploradores, la librea de Umber decorando su jubón, ligeramente tapada en la parte superior por su barba entrecana "Todo el ejército se está moviendo"
"¿Hacia dónde?" preguntó Jon, casi con temor. Procuró ignorar las miradas y los susurros de los guerreros a su alrededor.
"Hacia aquí, mi rey" respondió el segundo de los exploradores, una mujer del Pueblo Libre con una lanza con punta de hueso en la mano.
El silencio que cayó era aplastante. Casi al unísono, todas las miradas se dirigieron al Rey en el Norte y Más allá del Muro: hombres y mujeres, norteños y Pueblo Libre, esperando las palabras del hombre que los había liderado hasta ese momento.
Jon dirigió una rápida mirada por los cientos, por los miles de rostros que lo rodeaban. Un millar de pensamientos recorrieron su mente en un instante, tantos que lo abrumaron. Al siguiente su ingenió se despejo y se alzó a toda su altura "¡Prepárense para pelear!" gritó en voz alta.
Y se acabó. Bien, presiento que quieren matarme por retrasar una vez más (¿cuántas van ya?) la tan ansiada batalla entre Jon y los Bolton. Espero que sepan comprender; hay demasiado para escribir, demasiadas cosas que explicar y detallar antes de llegar al climax (el siguiente de varios) de esta historia. Quizás parezca que no, pero todo tiene una razón de ser. No es que lo escribo solo para hacerlos esperar en vano. Una vez más: espero sepan comprender.
Lo admito. Este capítulo quedó mucho más largo de lo que originalmente planeé: honestamente pensé que no pasaría de 5.500 palabras.
Otra cuestión: la batalla está casi terminada, y juro que será el siguiente capítulo. Pero, el largo que tiene más lo que falta me lleva a la certeza de que en total tendrá 20.000 palabras, o un número muy cercano. Ahora, vamos al punto. ¿Quieren que la batalla sea un solo capítulo, largo, o prefieren que la divida en varios (2, o puede que hasta 3)? Ya lo he pensado en ambos casos, pero me encantará escuchar sus opiniones. Así que ya saben, dejen un mensaje en la cajita de abajo expresando sus opiniones y preferencias. Y si también quieren añadir sugerencias, pensamientos, críticas constructivas o más, háganlo. Será muy apreciado y debidamente contestado.
Bueno, añadiendo a mi largo monólogo (más largo que esperanza de pobre), les pido una vez más que sean cuidadosos en cuanto a la propagación del virus covid-19 (o Coronavirus). Cuídense, y cuiden a sus familias y a sus comunidades. Vida hay una sola, y debemos cuidarla.
De acuerdo, ahora sí. Eso es todo. Hasta la próxima, que estén bien (sobre todo de salud. Y que sigan así).
