Bien, una vez más: hola a quienquiera que lea esto.
Quiero agradecer de todo corazón a Coki 13566, Aegon I Targaryen, miguel , Xechu .S, Kirito 720, jean d'arc, tony warrior, JL Dragneel Storm, Pablo 21, Luna y Trinity Seven por sus maravillosos reviews, que les juro, son una bendición y me ayudan a no bajar los brazos con esta historia. Y hablando de los reviews:
Coki 13566: hola, que gusto leerte una vez más, y tenías mucha razón al esperar que pasara algo. Es cuando el peligro parece más lejano que el riesgo es mucho mayor. Si, falta mucho para que Jon llegue a Los Gemelos. Aquí verás algo acerca de Sansa. En fin, que estés muy bien. Un abrazo.
Aegon I Targaryeen: me honra que le des privilegio a mi historia; espero seguir haciéndola digna de eso. Ah, ya entiendo a qué te referís, y me alegra que la historia no sea predecible, y me asombra que releas los capítulos tan seguido. Oh, te juro que yo también amo ver a Jon cambiando poco a poco, hasta convertirse en el Rey que el Norte merece. No veo los caminos de Ned Stark como anticuados, pero me parecen demasiado ambiguos (por ejemplo, en la serie, le parecía la mayor falta no ayudar a Robert, pero no parecía darle importancia al hecho de que le mintió a él, además de a Jon, a Catelyn y a todos sus hijos sobre la paternidad verdadera de Jon. Catelyn, Robb, Rickon, todos murieron creyendo que Jon era algo que no. Y Jon mismo creció toda la vida con una mentira. Más allá de las intenciones de Ned, me parece que estuvo muy mal al ocultar esa verdad con tanto celo). Si, si Jon cambio, Catelyn pasó de ser entrenada por el maestro Roshi a ser Súper Saiyayin jajaj. Pero enserio, que bueno que guste el personaje de Catelyn; la verdad me encariñé mucho con ella. Cambiando de tema, la verdad es que considere dejar el final abierto, pero la espera sería muy larga para ustedes y la verdad es que no tenía corazón para hacerles esto. Ahora sobre la canción, la verdad es que nunca la había escuchado, pero me parece buena, particularmente la melodía. Ojalá que tengas una gran semana. Un abrazo y que estés bien.
Miguel : hola, y gracias. Busque el argumento que dijiste, pero la verdad es que no lo encontré. Me recomiendas una página o video para informarme bien, por favor? Eso nomás. Gracias, y hasta la próxima.
Xechu .S: ya rodaron. Tres asesinos y una mujer de las lanzas. Que estés bien.
Kirito 720: Holaaaaaaaaaaaa. Me va muy bien, gracias por preguntar, espero que tú estés igual. Sí, poco a poco. La verdad creo que una de las pocas cosas buenas de la Casa Frey, es que como son muchos, se los pueden dividir entre Jon y los norteños. Jon en estos momentos está, como verás, más centrado en asegurar el Norte, pero a su debido tiempo lidiará con los Gemelos. Pero ese no es el único lugar donde hay prisioneros. Jon tiene una buena cantidad, y ya va siendo hora de que empiece a lidiar con ellos ¿no crees? Si buscas tranquilidad, creo que estás en el lugar equivocado. Como le dije a Coki, es cuando parece que no va a pasar nada, que hay que mantener la guardia en alto. Ooooh, hay tantas personas que querrían atacar a Jon y a su familia, no empecemos con la lista porque no terminamos nunca jejej. Haré un esfuerzo para que el nivel de la historia no disminuya. Un abrazo.
Jean d'arc: hola, y que gusto volver a recibir un review largo de tu parte. Los adoro. Si, Jon tiene algo de Ned Stark, pero no es su padre. Este Jon ha pasado mucho tiempo en compañía del Pueblo Libre, y debe velar por una gran cantidad de gente. Para eso a veces debe ser despiadado, puede que incluso desalmado. Eso le vendrá bien para hacerse con el resto del Norte. Jon está empezando a trazar un camino intermedio entre la piedad y la crueldad para obtener los castillos, pero aún no tiene nada seguro. Si, te juro que me encantó escribir la celebración: la idea de una fiesta libre, sin prejuicios ni máscaras de compostura, me parece un gran contraste en el universo GOT, pero un contraste que me gustaría mucho haber visto. Igual que la actitud de Catelyn; ante todo es una mujer mucho más libre ahora, o eso me gusta pensar, y como tal actuará, al menos en ocasiones. Te metí un poco de susto con la posible muerte de Catelyn? Si es así, significa que escribí bien el ataque. Sí, es cierto que Catelyn no pensó en Sansa, pero eso me parece normal en esas circunstancias. Contrariamente a lo que parece, cuando una persona está cerca de la inconsciencia (sobre todo si es a causa de un daño físico), no piensa con lógica: el miedo nubla el raciocinio. Las dos, Catelyn e Ygritte, están heridas, pero te concedo que Catelyn está peor. Juro que, cuando empecé la historia, ni yo esperaba lograr una evolución tan grande de esos tres, pero no me quejo. Me alegro, y mucho. Espero que mi Catelyn siga gustando como hasta ahora en el futuro. Por cierto, sobre la música, le pegaste. Me encanta Soda Stereo (pero es 77 no es por eso. Ni de cerca). Bueno, eso es todo; un abrazo grandote y un gran saludo. Que estés muy, pero muy bien.
Tony Warrior: bueno, bueno, bueno, que decir…..¡Naaaaaaaaaa, obvio que gracias, que más! Te sorprendí, a vos y a muchos otros jajaj. No, Ramsey no es el único que sabe de la familia de Jon. No olvides que las noticias se esparcen y existen los espías, y el hecho de que Jon sea el centro de atención, no significa que nadie sepa de su familia. La teoría de Alys es menos probable: recuerda, como dijo el que trató de matar a Catelyn, llevaban mucho tiempo esperando el momento adecuado. Y además, ¿de dónde habría sacado Alys a esos asesinos, y menos aún pagarles? Escuché la canción que me recomendaste. WOW; me fascino. Que gran orquesta. La verdad, películas como Troya, El señor de los Anillos y Corazón Valiente son las que hacen que valga la pena escuchar bandas sonoras. Viste, mi capítulo fue tal como lo describes. Empezó en llovizna, y casi terminó en tempestad. Es difícil hablar, eh? No te preocupes. A ti te pasa lo mismo que a muchos, pero tú haces el intento, y eso lo valoro muchísimo. Te agradezco la comprensión en estos tiempos tan desiguales de mi inspiración y tan pesados de mis deberes, te saludo con un gesto de la mano (soy demasiado corriente para hacer reverencia jejej). VALAR DOHAERIS.
JL Dragneel Storm: hola. Sí, Jon no será el caballero blanco en su dominación sobe el Norte. Será un lobo, como siempre debió ser. Igual que es gratificante leer a Jon matando enemigos sin piedad, lo es escribirlo, sobre todo cuando me llegan las opiniones como las tuyas. Oh, habrá consecuencias para el ataque, lo juro, y no te imaginas la reacción de Jon. No estés tan seguro de que fue Ramsay; o sea, es la opción más probable, y quizás sí fue él, pero quizás no. Bueno, un saludo y que estés muy bien.
Pablo 21: ¡hola otra vez! Es bueno saber que te gustó el capítulo. Respecto a tu petición, no te preocupes. Esta historia se termina o se termina. Primero que nada, porque no soportaría dejarlos a ustedes a medio camino. Segundo, porque me gusta demasiada para dejarla a la mitad. Y tercero, porque soy una persona insufriblemente terca, y cuando empiezo algo, lo termino sin importar nada. Ay, conozco tan bien la sensación de que una buena historia no se termina, o se actualiza cada Mundial de Fútbol, y no pretendo hacerles es a ustedes con ésta. Bueno, que estés de lo mejor y hasta la próxima.
Luna: los Bolton son unos figlios di putanna, no te voy a discutir eso. Pero tal vez, y digo tal vez, no hayan sido ellos (sonrisa enigmática). Sí, pobres nuestras pelirrojas, la pasaban tan bien (sobre todo Cat), y de golpe ¡PUM! Se les cae el techo encima. No se sació la venganza contra los Frey, se le dio un trago nomás. Cuando lleguen a los Gemelos es que empieza el asunto. Jon perdonando a un Frey? Sí, claro, cuando los elefantes vuelen (¡Fuera de aquí, Dumbo! ¡A ti nadie te llamó!) Tú reluce tu inglés, y yo hago lo mismo con mi italiano. Arrivederchi, bella donna! ¡Piú bella de tutti!
Trinity Seven: ¡sí, le acertaste! ¡Muy bien por ti!
*Bien, ahora, pasando a otro asunto, gracias a todos los que siguen la historia, la tienen entre sus favoritos, o simplemente la leen.
Ahora sí, basta de hablar. Vamos a lo que les interesa a ustedes.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Jon
Mors Umber había sido el primer aliado que Jon había obtenido tras cruzar el Muro. Jon recordaba bien como, muchas lunas atrás, pese a la larga enemistad entre su Casa y el Pueblo Libre y a la terrible situación de la Casa Stark en ese momento, Mors Umber había concedido a Jon una oportunidad de explicarse cuando otros probablemente no lo habrían hecho. Era su apoyo el que le había permitido armar a gran parte de su ejército, y sentado las bases para reclamar el Norte.
Jon no había olvidado nada, y mientras el cuerpo decapitado de Aenys Frey era llevado lejos, encaró a Carroña.
"¿Os sentís satisfecho, mi señor?" preguntó, aunque creía saber la respuesta.
"Es un buen inicio, Alteza" gruñó Mors, con una sonrisa oscura en su rostro "Pero si puedo matar más Freys, no perderé la oportunidad" aseguró, y Jon no dudó de sus palabras.
Jon asintió "Decidme, mi señor" continuó, decidiendo cambiar de cuestión "¿Cómo se encuentra vuestro hermano?" preguntó.
La pregunta era una mera cortesía, y Jon lamentó haberla pronunciado en el instante en que notó como la satisfacción abandonaba el rostro de Carroña, empezando por su único ojo.
La mirada de Mors se desvió de la de Jon "Ya despertó" gruñó. Mors descubrió los dientes, aún sin mirar a Jon, cuando soltó el resto "Parece que…..está ciego" dijo en voz más baja.
Jon parpadeó, sorprendido, antes de que su rostro se llenara de solemnidad. Cuando las palabras finalmente fueron asimiladas, no pudo evitar sentir compasión por Hother Mataputas. Muchos hombres quedaban lisiados en la guerra; era inevitable. Perdían brazos y manos, piernas y pies. Algunos perdían un ojo, pero pocos tenían la desgracia de conservar ambos y al mismo tiempo perder la vista.
"Ya veo" dijo Jon. No había sentido en decir condolencias "¿Dónde se encuentra?" preguntó.
"Su tienda está junto a la mía" respondió Mors.
Jon asintió, pensativo "Hablaré con él cuando sea posible" aseguró, antes de encaminarse de vuelta a su tienda.
Resultó que tuvieron que pasar dos días hasta que Jon estuviese listo para conversar con Mataputas. Había una serie de cuestiones que tocar con él, y necesitaba pensar en ellas con cuidado antes de reunirse con Hother. En la mañana, poco después de desayunar, se encaminó hacia el lugar, acompañado por Fantasma y su Guardia Personal.
No tardaron en acercarse a la parte del campamento en que se ubicaban las tiendas de los Umber, como delataba el estandarte con el gigante rugiente que ondeaba sobre ellas. Los hombres del Último Hogar se apartaron a ambos lados, y muchos de ellos se inclinaron ante el Rey. A la visión de Jon no escapó que algunos de ellos se mantenían apartados o escondidos detrás de otros. Como si no desearan ser vistos…
Mors lo encontró y le indicó cuál era la tienda, y Jon hizo un gesto a sus guardias para que esperaran afuera, antes de entrar acompañado por Fantasma.
La tienda era lo bastante alta para que pudiera estar parado a toda su altura, pero era pequeña. Tanto, que Jon dudó si no sería lo mejor para su lobo esperar afuera. Lo único que cabía en ella era una silla desocupada y un catre en el cuál se sentaba Hother Mataputas. Tenía aspecto miserable, con su cabeza enterrada en sus manos, y su largo cabello y barba cayendo sin vida. Jon sintió como la pena aparecía en su pecho al ver a Mataputas en tal estado. Apenas registró a las dos mujeres, una de ellas muy anciana, que se encontraban en un rincón de la tienda; solo pudo decir que eran del Pueblo Libre.
Jon tenía la intención de hablar primero, pero Mors se adelantó.
"Hermano" dijo Carroña, adelantándose a Jon y colocando una mano sobre el hombro de Mataputas, que había intentado levantarse.
"Mors….." gruñó Mataputas, y Jon pudo ver a la perfección sus ojos. Parecían normales, pero su dueño los movía en todas direcciones, buscando todo, y sin encontrar nada "¡Maldición! ¡No te veo, hermano! No te veo…." espetó. Sonaba…derrotado.
"Lo sé, Hother" dijo Mors, con un tono más ronco del habitual "Ya veremos que hacer, hermano. Pero antes…..hay alguien que desea hablar contigo" dijo.
En un alarde de confianza, Jon tomó la única silla y la colocó enfrente de Hother, antes de sentarse en ella.
"¿Quién rayos es el imbécil que decide venir a verme en estos momentos?" dijo Hother, su ceño frunciéndose y sus ojos buscando a alguien que estaba enfrente de él.
"¡Cuida como te diriges a él!" espetó en ese momento una de las mujeres en la esquina, la más joven. Por lo visto había reconocido al Rey, y estaba indignada por la forma de hablar de Hother Umber. Habría dicho más, pero Jon alzó la mano para callarla.
Hother abrió la boca para responder, pero Jon se recostó en el respaldo de la silla y se adelantó "Quien desea hablar con vos, mi señor de Umber, es Jon Stark," se presentó en voz alta "hijo de Lord Eddard Stark y hermano y heredero de Robb Stark. Legítimo señor de Invernalia, Rey en el Norte y Rey más allá del Muro" dijo, antes de mirar a las mujeres y hacerles un gesto con la mano para que salieran. Con una inclinación rápida, ambas salieron, dejando a Jon a solas con los hermanos Umber.
Era la primera vez que Jon se presentaba de tal manera. Sonaba presuntuoso y hasta un poco ridículo. No le gustaba, pero era necesario. Hother Mataputas no estaba con él. Al menos aún. Hother había peleado por los Bolton, y más allá de las razones que tuviera, Jon deseaba que fuera consciente de que dicha acción tenía consecuencias.
Hother tragó visiblemente ante la mención, y trató de levantarse "Yo…." no pudo decir más.
"No" dijo Jon "Sentaos" sus palabras, sumadas al empuje firme de la mano de Mors en su hombro, bastaron para que Mataputas desistiera de su intento.
"Sí…..Alteza" dijo el hombre herido "Bienvenido" murmuró, su tono falto de todo sentimiento. Al igual que sus siguientes palabras "Quisiera haceros una solicitud…si me lo permitís"
"Adelante" dijo Jon, ligeramente curioso.
"Quisiera pediros misericordia para mis hombres" dijo Mataputas, perdiendo el equilibrio por un momento, para recuperarlo colocando su mano a su lado, sobre el catre.
La máscara que Jon se había puesto al entrar en la tienda amenazó con caer a causa de la sorpresa. No había esperado que Mataputas pidiera eso.
"Lo que….mhm" el gruñido de dolor escapo de Mataputas cuando se estiró un poco, pero eso no bastó para callarlo "lo que hicieron…luchar contra vos…..lo hicieron bajo mi mando. Yo soy el que merece el castigo…..no ellos" concluyó, para luego empezar a jadear ligeramente, al tiempo que se llevaba una mano al costado.
Un silencio se hizo presente mientras Jon meditaba que decir. No quería ser implacable, pero tampoco quería comprometerse.
"Tendré vuestras palabras en cuenta" aseguró Jon, sin faltar a la verdad "Pero no he venido a hablar de vuestros hombres, si no de vos" continuó, cambiando de tema "Vuestro hermano me asegura que vuestro apoyo a Roose Bolton y a los Frey fue solo bajo el riesgo que habría corrido el Gran Jon de haberos negado. Asegura que no tenéis afecto alguno por ellos" comentó Jon.
La respuesta de Hother Mataputas fue la esperada "Mors dice la verdad. No siento más afecto por esos hijos de rameras que por el contenido de un orinal. Y si hubiera sentido algo así" dijo en un tono de total asco ante la idea "habría perecido cuando sus arqueros dispararon contra los Mormont y los salvajes sin que les importara una mierda que los hombres de Umber estuvieran en el medio" dijo con rabia no disimulada.
"Es comprensible" concedió Jon "Estoy aquí para averiguar si estáis dispuesto a sumaros a vuestro hermano y a jurarme lealtad como vuestro Rey" admitió Jon, haciendo énfasis en la última palabra.
Hother estaba ciego, pero Jon no. Vio a la perfección como el desconcierto se apoderaba de su expresión, antes de ser reemplazado por una expresión amarga.
"¿Para qué necesitáis a un viejo ciego?" dijo con dureza "Un ser tan inútil y acabado como ese ¿de qué os puede servir en la guerra?"
Los Umber eran gente directa y dura, y Jon no dudó en dar una respuesta acorde al hombre que había hecho la pregunta.
"De poco" reconoció Jon "Pero las guerras no duran para siempre, y cuando esta acabe, necesitaré hombres de influencia. Como vos" admitió. Pese a no ser tan afamado como su hermano, Hother Mataputas era conocido y respetado, dos cualidades a las que Jon podría darles buen uso.
"Cuando acabe esta guerra…" murmuró Hother "Decís ¿cuándo los salvajes se asienten en el Norte? ¿Cuándo reciban castillos y ocupen nuestras tierras?" inquirió. Sonaba….inconforme.
"El Norte es inmenso; hay tierras para todos. Los únicos que se asentarán en las tierras de los Umber serán aquellos que los Umber permitáis" dijo Jon, sin faltar a la verdad. No en vano se decía que el Norte era tan grande como los otros seis reinos juntos "El mundo cambia, y el Norte debe cambiar con él si pretende sobrevivir" dijo Jon. No había olvidado a su enemigo más peligroso, y tenía la certeza total de que se estaba preparando para atacar en esos momentos. Ygritte a menudo le decía que no sabía nada, pero había una cosa que si sabía: los norteños y el Pueblo Libre tenían más oportunidades de sobrevivir juntos que separados "Está en vuestras manos el aceptar o no hacerlo, mi señor, pero pasará. Podéis estar seguro"
La expresión de Mataputas era amarga, tal como el Rey esperaba. Jon suponía que había muchos como él. Los norteños se mantenían muy arraigados a sus tradiciones, y desconfiaban de los extranjeros. Jon estaba atentando contra todo al intervenir en favor del Pueblo Libre.
"¿Qué pasará si no acepto?" preguntó Mataputas con un gruñido "¿Seré ejecutado, exiliado, o asesinado?"
"No" Jon inhaló hondo antes de continuar "Imagino que vuestro hermano os ha hablado del acuerdo al que llegué para obtener su apoyo. ¿Estoy en lo correcto?" Mataputas asintió en silencio, y Mors confirmó la sospecha de Jon con un murmullo "Sí no os castigué por pelear por los Bolton, ¿cómo podría hacerlo por mantener recelos?" preguntó Jon.
Si Jon tuviera que castigar a todos los que habían mantenido recelo del Pueblo Libre en alguna ocasión, no habría un solo norteño en su ejército que saliera indemne.
"Sí. Supongo que así es" Hother tragó antes de seguir "Os agradezco la misericordia… Alteza" dijo, inclinando la cabeza, sus ojos ciegos mirando a la nada, y aun así brillando con gratitud. Pero un momento más tarde ese brillo murió, y el recelo volvió a sentirse en el aire "Pero….. ¿Qué pasara con mis hombres?" preguntó, haciendo una mueca cuando cambió de posición "¿Vais a…..indultarlos también?" concluyó.
"Lidiaré con vuestros hombres en cuánto hayamos concluido nuestro encuentro" dijo Jon, y observó como la reacción de los hermanos Umber era la esperada. Ambos intentaron disimular su incomodidad, sin éxito "Para mi fortuna, no tendré que ir muy lejos para hacerlo, ya que vuestros hombres están aquí, junto a los de vuestro hermano" comentó en un falso tono despreocupado, al tiempo que su mirada cambiaba de Hother a Mors.
Mors tragó visiblemente, y Jon observó con una pizca de perversa satisfacción como palidecía "Alteza, yo….¿cómo lo supisteis?" preguntó, atónito.
Lo había sabido hacía tiempo, cuando varios hombres de las montañas del Norte señalaron que no había hombres con los colores de Umber entre los prisioneros. La actitud de algunos de los hombres del Último Hogar cuando Jon pasó cerca de ellos hace solo unos momentos aumentó sus sospechas.
"En realidad, solo lo sospechaba" prefirió decir Jon, incapaz de evitar que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro "Vos acabáis de confirmarlo, mi señor" le informó, viendo como el único ojo de Mors se abría con realización, antes de cerrarse con rapidez.
Hother Umber murmuró una maldición por lo bajo, pero Jon lo dejó pasar. Sospechaba que iba dirigida contra Mors, no contra él.
"Mi Rey…yo…..ellos no son como los demás. ¡Fueron tan forzados como mi hermano a servir a los Bolton!" adujo, al tiempo que extendía un brazo hacia la entrada de la tienda.
Jon asintió sin pronunciar palabra, y un silencio tenso cayó una vez más sobre los tres hombres. Un silencio que Jon rompió.
"Deseo hablar con él en privado" dijo Jon, haciendo un gesto en dirección a Mataputas, pero aun mirando a Carroña "Mientras tanto, mi señor, reunid a los restos de los hombres de vuestro hermano frente a la tienda. A todos los que puedan mantenerse en pie" especificó.
Mors miró largamente a Jon, antes de dar una palmada en el hombro de su hermano a modo de despedida y una inclinación ante él, para luego salir de la tienda.
"Aún no habéis respondido a mi pregunta, mi señor" señaló Jon luego de unos momentos "¿Estáis dispuesto a jurarme lealtad como Rey?"
Hother pareció dudar por un momento, antes de alzar la barbilla "¿Si lo hago indultaréis a mis hombres?" preguntó entre jadeos.
Jon podría haber mentido, pero decidió no hacerlo "No" dijo, brusco y cortante "El destino de vuestros hombres está en mis manos y en las de ellos, no en las vuestras" aseguró. Era cierto. Quizás hubiera jurado indultar a Mataputas, pero no había hecho lo mismo con sus hombres. Y dado el largo tiempo que los hombres del Último Hogar habían luchado contra el Pueblo Libre, Jon no estaba dispuesto a dejar ir a ninguno de ellos a menos que tuviera la certeza de que no sería un problema más adelante.
Hother apretó los labios un momento antes de hablar "Cuando sepa lo que fue de mis hombres, os daré mi respuesta" gruñó. Parecía enojado.
Por un momento Jon pensó en insistir, pero decidió no hacerlo.
"Como gustéis" concedió Jon, al tiempo que se levantaba "Dentro de poco partiré de este lugar, mi señor, y cuando lo haga, vuestro hermano y todos los hombres de Umber que vinieron con él vendrán conmigo, junto con la que puede ser la única oportunidad de que me juréis lealtad" advirtió, sin faltar a la verdad. Jon aún podría morir en la guerra "Vos os quedaréis aquí, junto con muchos otros, pero depende de vos el cómo os quedáis, y cómo seréis percibido por otros. Como un nuevo aliado….o como un potencial enemigo" le recordó, antes de despedirse y salir de la tienda.
Afuera, sus Guardias cuidaban la entrada de la tienda, y Fantasma estaba con ellos. Enfrente, separados por una distancia de al menos cincuenta pasos, un puñado de soldados con los emblemas de la Casa Umber se encontraba reunido. Era un grupo pequeño; unos cuarenta hombres. Algunos hombres estaban heridos, y otros debían apoyarse en sus compañeros para mantenerse en pie. Todos estaban desarmados, a diferencia de los hombres que los rodeaban.
Una multitud se había reunido alrededor de los hombres de Mataputas, y Jon notó que muchos de ellos no eran norteños. Había hombres de los clanes y Mormont, junto con algunos de los de Carroña, pero por cada uno de ellos parecía haber tres o cuatro guerreros del Pueblo Libre.
La tensión podía sentirse en el aire. Las manos se mantenían cerca de las armas, y los hombres de Mataputas se mantenían cerca entre sí. Jon, consciente de que muchas miradas estaban sobre él, se adelantó, acompañado por Fantasma y sus Guardias. Cómo si esa fuera su señal, Carroña se adelantó hasta estar frente a él.
"¿Son todos?" preguntó Jon, mirando al hermano de Hother. Pese ser más alto, Mors pareció encogerse un poco.
"Todos los que pueden. Hay ocho más que ya habrían muerto si hubiesen sido arrastrados hasta aquí" explicó.
Hother Mataputas se había ido del Último Hogar con cuatrocientos hombres, de acuerdo a Mors. Por lo visto, solo uno de cada diez aún vivía.
Jon solo asintió en dirección a Carroña antes de encarar a los prisioneros.
"Mi nombre es Jon Stark" se presentó, aunque tenía la certeza de que muchos ya sabían quién era, ya sea porque alguien más les hubiera dicho, o por el gran lobo blanco que estaba a su lado. Su ceño se frunció, y el recelo pareció crecer entre los hombres ante él "Todos vosotros peleasteis bajo el estandarte de Roose Bolton, en abierta traición contra la Casa Stark y en rebelión contra su legítimo derecho como gobernantes del Norte" recordó, viendo con buenos ojos que muchos hombres bajaran la mirada o agacharan la cabeza ante sus palabras "Vuestros amigos y parientes, por otra parte, pelearon bajo mi estandarte, y en consideración a ese apoyo, les daré algo que no tendrán el resto de los prisioneros" afirmó Jon, observando como una serie de miradas se intercambiaban entre los prisioneros, tanto de esperanza como de preocupación "Una oportunidad" concluyó.
Los murmullos empezaron a escucharse alrededor, pero los prisioneros solo se miraron entre sí, antes de que uno diera un paso adelante. Era un hombre mayor, al menos cincuenta años, con una tira de lana manchada de sangre rodeando su frente, una más pequeña cubriendo su antebrazo derecho y el izquierdo en un cabestrillo.
"¿Qué clase de oportunidad?" preguntó con una voz inusualmente suave.
"De vivir" especificó Jon "Aquellos de vosotros que queráis volver a sus tierras ahora podrán hacerlo, a condición de respetar las disposiciones para vuestro retorno y jurar mantener la paz en todo momento" dijo Jon, ignorando a los hombres que lo rodeaban, pero escuchando sin problemas más de un resoplido enojado.
Los hombres de Hother Umber se miraron, compartiendo miradas llenas de dudas, y al mismo tiempo con una ínfima esperanza.
"¿Y podremos volver a casa? ¿Sólo…..así?" gruñó el hombre ante él. Sonaba incrédulo.
Jon asintió, solemne.
"¿Y no nos mataréis? ¿No nos daréis de comer a vuestro lobo, ni nos degollaréis, ni nos asaréis para que los salvajes nos coman?"
"¡Nosotros no comemos mierda!" espetó un lancero de rostro pintado de azul entre la multitud, con lo que ganó varias risas.
"¡Excepto tu mujer, Gerron! ¡Cuándo comparte las pieles contigo!" se burló un muchacho de rostro jovial y cota de malla desigual cubriendo sus hombros, debajo de una capa de piel. Las risas aumentaron de intensidad.
Jon no sintió la tentación de sumarse a las risas. Había asuntos más urgentes. Alzó una mano, y las risas se detuvieron casi al instante. El silencio cayó sobre todos una vez más, y Jon encaró al mismo hombre.
"Ya se ha derramado bastante sangre por ahora" declaró Jon en voz alta, y se alegró de ver que nadie afirmaba lo contrario "Vosotros" dijo, girando a la derecha y señalando con un gesto a los hombres de Mataputas "tenéis la oportunidad de vivir, si aceptáis no seguir derramando más sangre. Pero si os veis incapaces de mantener la paz…...si os resulta tan intolerable la idea de la piedad, permaneceréis prisioneros, junto con los Dustin, Ryswell y todos los demás" advirtió "Esas son vuestras opciones. Elegid, y elegid bien" concluyó.
Un silencio tenso se hizo presente. Todas las miradas estaban centradas en los hombres ante Jon.
Y entonces ocurrió. Sin previo aviso, uno de los hombres de Mataputas salió entre la multitud con paso rápido, caminando directamente hacia Jon. La mano del hijo de Ned Stark se acercó instintivamente a Hermana Oscura. Sus guardias fueron más lejos, desenvainando sus espadas, y Fantasma flexionó sus patas y mostró sus colmillos, listo para atacar.
Pero antes de que alguien pudiera gritar algo, bien sea una advertencia o una orden, el guerrero de Umber cayó de rodillas ante Jon, mirándolo a los ojos.
Jon lo examinó con cuidado. Era menor que él, pero solo por unos pocos días del nombre. Sus mejillas estaban limpias de todo rastro de vello, y su cabello castaño caía hasta su nuca. Su rostro aún conservaba algo de la redondez de la niñez, pero sus ojos oscuros eran los de un hombre.
"Os ruego, no me mantengáis prisionero. Y no me enviéis a casa" dijo en voz alta. Jon frunció el ceño, confuso, pero las siguientes palabras lo sorprendieron incluso a él "Dejadme pelear por vos" declaró.
Muchos jadeos se escucharon, principalmente de los norteños, pero Jon no pudo encontrar ningún interés por ellos. Estaba concentrado en el muchacho de rodillas.
Buscó en esos ojos oscuros algún signo de engaño o mentira, pero no vio nada. Fantasma se adelantó hasta que su boca estuvo a la misma altura del oído del joven, que cerró los ojos, aterrado, pero sin retroceder. El huargo olfateó, receloso, pero al final no gruñó, lo que era una buena señal.
"¿Por qué rayos quieres eso?" preguntó en ese momento Dormund, a un lado de Jon. El Rey en el Norte no le dio importancia a la intervención; también deseaba saber los motivos.
Los ojos del muchacho eran duros como el acero, y no se apartaron de Jon "Mi abuelo murió en la lucha. Una flecha le atravesó en la nuca" gruñó "Mi padre estaba con el Gran Jon cuando murió el Joven Lobo. Y mi hermano murió ayer, por sus heridas" se levantó con lentitud, y a pesar de ser más bajo que Jon, en ese momento pareció tan alto como un gigante "Ellos murieron a manos de los Bolton. No quiero volver a casa mientras quede un solo Bolton. Quiero verlos muertos. Dejadme verlo, y mi brazo es vuestro" dijo sin dudar.
Jon podía simpatizar con el muchacho. Él conocía bien el deseo de venganza. Mucho más de lo que nunca pensó que lo haría. Aun así…
"¡Mi Rey!" la voz de Mors Umber sacó a Jon de sus pensamientos, y observó como el hermano mayor de Hother daba un paso al frente, su único ojo fijo en él "Creo que debéis aceptarlo" declaró.
Antes de que Mors pudiera decir algo más, una docena de voces estallaron en contra de sus palabras. Varias más se escucharon al siguiente momento, éstas en apoyo de Carroña.
"¡Silencio!" gritó Jon, antes de que los gritos se elevaran a una verdadera pelea "¿Alguien más que comparta sus dedeos?" preguntó Jon, encarando al resto de los prisioneros, al tiempo que hacía un gesto en dirección al muchacho.
Por un momento nadie hizo un movimiento. Los hombres de Mataputas intercambiaron miradas entre sí, pero al final uno de ellos, un anciano con una barba totalmente blanca y manos nudosas, avanzó. Detrás de él vinieron dos muchachos no mayores que el primero. Luego se fueron acercando otros, hasta ser nada menos que trece. Solo dos eran hombres de la edad adecuada; los demás eran muy viejos, o muy jóvenes.
Todos cayeron de rodillas, y sin palabras, también lo hizo el primer muchacho. Jon hizo la misma pregunta a todos, uno por uno.
"¿Por qué queréis esto?"
Las respuestas fueron muy variadas, y al mismo tiempo muy similares.
"Por mi padre y mi hermano" "Por mi abuelo" "Por mis hijos" "Por mis hermanos" "Por mis nietos" "Por mi tío y su hijo" "Por mi padre" "Por mi abuelo y mi hermano"
Cuando el último de ellos hubo hablado, Jon dirigió su vista a Carroña.
"¿Recomendáis que los acepte a todos, mi señor?" preguntó Jon. Carroña asintió, solemne "Puesto que todos estos hombres deben lealtad al Último Hogar ¿estáis dispuesto a tomarlos bajo vuestro mando?" preguntó, añadiendo un ligero filo a sus últimas palabras.
El ojo de Carroña se entrecerró, y Jon supo que entendía a la perfección la situación. Si Jon aceptaba a esos hombres, Mors sería responsable de ellos. Y si alguno demostraba ser falso, Mors debería responder por él.
Mors inhaló profundamente "Sí, Alteza. Lo Estoy" accedió Carroña, al tiempo que asentía.
Jon no se molestó en mirar alrededor. No necesitaba hacerlo para saber que no todos estaban de acuerdo con que estos hombres se unieran a ellos. Pero un Rey no debe hacer lo que su gente desee. Debe hacer lo que su gente necesita.
"Devolvedles sus armas. Ahora son parte de nuestro ejército"
Mors
Muchos tenían al Rey por un hombre justo, y Mors mismo lo hacía. No lo había visto abusar de su autoridad, ni tomar más de lo necesario para sí mismo. Lo había visto respetar a todos los que lo rodeaban por igual, desde los grandes señores hasta los más humildes soldados. Y lo había visto pensar antes de hablar y escuchar antes de pensar.
Pero esta decisión…..debía admitir que estaba sorprendido. Muchos no habrían hecho lo que el Rey hizo, ya sea por desconfianza, o por simple enojo. Pero el Rey lo había hecho, y Mors sospechaba que su justicia había infundido fuertemente en ello. El Rey era, ante todo, una persona razonable, y la posibilidad de ganar más hombres, junto con la comprensión del deseo de éstos por vengarse de los Bolton, era un buen razonamiento.
Bueno, pero arriesgado.
Mors solo tenía un ojo, pero era suficiente para ver los riesgos que el Rey había tomado al permitir la incorporación de esos hombres de su hermano al ejército. No dudaba de que el Rey también los hubiera visto.
Jon
El primer cuerno sonó al amanecer, despertando a todo el campamento. Era el séptimo día desde la partida de Val y la vanguardia.
Según Scuritk, un cambiapieles cuyo animal era un águila, la misma que había sido usada en la batalla para dar la señal de que Val y la caballería llegarían a tiempo, la vanguardia ya estaba rodeando Invernalia, y la caballería había avanzado un gran trecho, corriendo a toda velocidad hacia el sur.
Jon había escuchado las palabras de Scuritk con mucha atención, antes de despachar a miembros de su Guardia Personal con instrucciones para los principales señores y caudillos. Debían prepararse, y preparar a sus hombres, porque partirían al día siguiente.
Jon rompió su ayuno con gachas, carne de cerdo y cerveza aguada. Pero su mente no estaba en la comida, sino en el ejército.
Doscientos guerreros más habían muerto a causa de las heridas. Sumados a los primeros, ya sumaban más de trescientas bajas luego de la batalla. Otros ochocientos hombres y mujeres habían sido mutilados en batalla, o debieron perder un miembro por amputación luego de ella. Al menos por el momento, y probablemente nunca más, estarían en condiciones de seguir peleando.
Sin embargo, otros corrieron mejor suerte. Los días de descanso y cuidados habían bastado para que dos mil cien de los heridos se recuperaran de manera considerable. Entre ellos se encontraban Cubo Grande, Tormund, Helga y Rickard Liddle. La mayoría de ellos solo habían sufrido cortes superficiales y heridas menores, y aunque no todos estaban completamente curados, si lo estaban lo suficiente para volver a tomar las armas.
"Mi Rey" una voz rompió el silencio, y la vista de Jon se enfocó en Cedrik Flint. El nieto del Viejo Flint parecía haber envejecido mucho desde la batalla. Como él, había muchos otros que habían sido forzados a crecer con la dura experiencia y las consecuencias de la misma "Rijeth y Lady Morna han llegado" informó.
"Que pasen" dijo Jon, al tiempo que dejaba su comida y se ponía en pie "Bienvenidos" dijo, al tiempo que inclinaba la cabeza ante los recién llegados.
"Alteza" dijo Rijeth, inclinándose lo más que le permitió su herida.
"Rey" dijo Morna, limitándose a un breve gesto de la cabeza.
"Os preguntaréis a que se debe mi convocatoria" comenzó Jon. Ambos asintieron en concordancia, y el hijo de Ned Stark prosiguió "Nuestro ejército partirá hacia Invernalia el día de hoy" anunció, y de inmediato vio como el rostro de uno de sus invitados y los ojos del otro eran llenados por la realización.
Morna dio un paso adelante con rapidez "Alteza. Aún hay miles de heridos que necesitan tiempo para recuperarse. Forzarlos a marchar ahora solo arriesgará cualquier recuperación que hayan logrado luego de la batalla. Cientos de ellos podrían morir por el rigor del viaje" dijo. No era necesario ver su rostro, cubierto por la máscara de arciano, para entender la seriedad de sus palabras. Su voz bastaba.
"Entiendo. Y no tengo intención alguna de mover a los heridos a riesgo de sus vidas" tan pronto como esas palabras dejaron los labios de Jon, vio como la postura de Morna se relajaba un tanto "Se quedarán aquí hasta que hayan logrado recuperarse del todo. Y tú" enfatizó, al tiempo que señalaba a la mujer "te quedaras a cargo de su cuidado" le informó.
Los hombros de Morna se tensaron, y permaneció unos momentos en silencio antes de contestar "Preferiría marchar contigo, Rey. No quiero quedarme atrás mientras otros pelean" declaró, dando una palmada al hacha corta que colgaba de su cinturón, junto a una espada.
Jon no esperaba menos. Los caudillos, así como los señores, tenían hambre de gloria, sobre todo desde que las peores consecuencias de la batalla habían pasado. La gloria se obtenía en la batalla, no cuidando a los heridos.
"Sé que no eres ese tipo de persona, Morna" dijo Jon "Pero necesito a alguien confiable aquí, para cuidar a los nuestros hasta que se recuperen" declaró, antes de que su rostro se tornara más serio "¿Entendido?" preguntó.
Los ojos de Morna se desviaron un momento antes de encontrarse con los de Jon, y debió ver en ellos que Jon no cedería, porque al final solo asintió en silencio.
"Dejaré quinientos arqueros y el doble de lanceros. Los lanceros serán heridos que ya se recuperaron" continuó Jon "También tendrás un puñado de jinetes para mantenerme informado si pasa algo, junto con carros y trineos de perros para desplazar a los que sufrieron amputaciones y a los heridos más graves" concluyó, para no dejar duda de los recursos que tendría Morna, junto con sus obligaciones.
"Sí" murmuró Morna "¿Debo vigilar también a los prisioneros?" preguntó.
Jon no dejó de notar el enojo en el tono de Morna. Muchos caudillos y señores se sentían de manera similar en lo que se refería a los prisioneros, sobre todo desde que Jon había demostrado tanta piedad con los Umber de Hother Mataputas.
"No. Vendrán conmigo" dijo Jon. No confiaba en nadie con los prisioneros. El odio de los suyos hacia ellos era muy grande, y a diferencia de muchos otros, él no veía solo el daño que les habían causado en la batalla, si no lo que podían obtener de ellos.
Morna solo asintió, y no hubo más que discutir. Jon la despidió antes de volverse hacia Rijeth.
"Quiero marchar con el ejército" espetó el sobrino de Cubo Grande en cuanto estuvieron solos. Como su tío, Rijeth Wull parecía ansioso por la batalla, y de ser posible, por el lugar más peligroso en ella.
"Estas herido. No puedes pelear en ese estado" contradijo Jon "Te quedarás aquí, y verás que mis órdenes se cumplan"
"Puedo pelear" rebatió Rijeth, con el ceño fruncido y una mirada que era a partes iguales determinada y molesta.
"No puedes ni siquiera inclinarte. ¿Crees que no me di cuenta?" dijo Jon, empezando a molestarse por la terquedad de Wull. Rijeth resopló, pero no negó sus palabras "Te quedarás aquí, verás que mis órdenes se cumplan, y me reportarás de cualquier abuso que presencies la próxima vez que nos veamos" repitió Jon "¿Entendido?" espetó, inamovible.
Wull apretó los dientes, pero al final bajó la mirada "Entendido, Alteza"
Jon suspiró "Habrá muchas más peleas" dijo en un tono más medido, al tiempo que ponía una mano en el hombro del otro hombre "Necesitaré buenos peleadores cuando llegue el momento, y no me arriesgaré a perder a uno por una herida mal cuidada. ¿De acuerdo?" preguntó.
La expresión de Wull era la de un hombre en conflicto, pero al final sus hombros cayeron "Sí, Alteza" dijo, su expresión volviéndose más suave.
No había más que decir, y unos momentos más tarde Rijeth salió de la tienda. Jon suspiró antes de empezar a prepararse para partir.
Poco tiempo después, con el sol del mediodía bañándolos de luz, el ejército, casi veinticuatro mil hombres y mujeres, junto con ciento ochenta gigantes, se encaminaba hacia el sur por el Camino Real.
En el frente, en su posición como líder, cabalgaba Jon, flanqueado por todos los miembros de Su Guardia Personal que estaban en condiciones. Y detrás, los primeros jinetes portaban una serie de trofeos.
El estandarte más grande, un gran paño de algodón y lana amarrado a una lanza larga, mostraba un campo blanco como la nieve sobre el que corría un lobo huargo del color de la ceniza. Detrás de él, humillados a él, había dos estandartes rasgados y casi deshechos durante la batalla, llevados en lanzas más pequeñas. Los estandartes de las torres gemelas azules y el hombre desollado, los únicos que no habían sido destruidos en la batalla o arrojados al fuego de las hogueras, ofrecían un espectáculo penoso junto al feroz huargo. Y junto a ellos, seguidos por una estela de moscas, las cabezas putrefactas de Roose Bolton y Aenys Frey desfilaban, en mudo testimonio del destino que le esperaba a los traidores y a los enemigos de la Casa Stark.
Sansa
Se encontraba en la cima de las murallas, gozando en solitario de la brisa fresca que provenía del norte. El Norte…..
¿Qué estaría pasando en el Norte? Había muchos rumores llegados al Valle, pero nadie podría confirmarlos.
Los Bolton habían tomado Invernalia. La Guardia de la Noche había traicionado a los Siete Reinos, instigados por los criminales y exiliados que ocupaban los puestos más importantes. Los Manderly se habían revelado contra el Trono. Los Hijos del Hierro saqueaban desde sus nuevas bases en la Ciudadela de Torrhen y Bosquespeso, arrasando todo lo que encontraban. Los lacustres atacaban todo lo que cruzaba por El Cuello, y prometían una sangrienta venganza contra los Lannister y el resto de los enemigos de la Casa Stark.
Los rumores más absurdos giraban en torno a un ejército de salvajes que había cruzado el Muro. Decían que tenían manadas de lobos y osos de las nieves peleando por ellos, que usaban águilas y cuervos para explorar, y que usaban pequeños animales como espías. Que eran más de un millón, que había decenas de miles de gigantes peleando junto a ellos y que cubrían la tierra como una horda infinita. Que los hombres devoraban a los que asesinaban y usaban las calaveras para beber, y que sus mujeres bebían la sangre de niños. Que eran dirigidos por un hechicero, o por un desertor de la Guardia, o por un embaucador, o por un monstruo mitad hombre y mitad lobo.
Sansa no podía creerlos. ¿Cómo los salvajes invadirían el Norte? El Muro indudablemente los detendría. Siempre lo había hecho. Y además, la Guardia de la Noche nunca dejaría que lo hicieran. Era lo que su padre le había dio cuando era niña.
"La Guardia de la Noche está allí, y mi tío y medio hermano son parte de ella. Ellos no permitirían a los salvajes invadir el Norte" pensó, convencida "Jamás"
"Mi señora" una voz sacó a Sansa de sus pensamientos, y observó como una sirvienta robusta y con el rostro cubierto de marcas de viruela se detenía a un par de pasos de distancia "Lady Lysa y el Lord Protector demandan vuestra presencia. Es urgente"
Con un asentimiento, Sansa giró y empezó a seguir a la sirvienta, bajando de las murallas, para luego encaminarse a la torre más grande, en cuya cima estaba el solar de Lord Baelish.
Al entrar en el solar de Baelish se sorprendió. No solo estaban su tía y el esposo de ésta, sino también los señores Royce, Corbray, Redfort y Templeton. Todos estaban de pie, y junto al primero estaba sentada la anciana Lady Waynwood.
"Mis señores" dijo con una reverencia, siendo muy consciente de que ante ella estaban los más poderosos hombres en el Valle. Todos mirando en su dirección.
Ninguno le contestó, y se sintió incómoda por ella. No hizo sino aumentar cuando todos, excepto su tía y Petyr Baelish, la miraron con distintos grados de desconfianza y suspicacia, junto con algo de molestia. Entonces, sin palabras, Royce se adelantó, su porte imponente, siendo cada onza de un guerrero. Por un efímero momento, Sansa recordó a su padre.
Royce se detuvo ante ella, mirándola firmemente a los ojos. Sansa tuvo que contener el impulso de retroceder un paso; a pesar de que sabía que el Señor de Piedra de las Runas era un hombre de honor que nunca atentaría contra una mujer, aún le tenía algo de miedo, particularmente cuando se mostraba tan serio.
"¿Cuál es tu nombre?" gruñó.
"Alayne Piedra" la mentira salió de sus labios sin dudar, como lo había hecho en cientos de ocasiones anteriores.
El ceño de Royce se profundizó "Lady Lysa ha dicho algo diferente" le informó, y Sansa sintió como su corazón daba un vuelco, aunque su rostro logró mantenerse inexpresivo. ¿Acaso su tía había dicho la verdad sobre ella? ¿La había expuesto ante estas personas, poniendo en riesgo su vida? ¿Sería capaz de algo semejante? Para su pena, la respuesta más lógica era que sí.
"Os pregunto de nuevo. ¿Cuál" enfatizó Royce "es vuestro nombre?"
Desviar la mirada ante una pregunta era descortés. Y era algo que incitaba a la sospecha. Hubiera deseado no hacerlo, pero ante la insistencia de Royce, la vista de Sansa fue hacia los ojos de Petyr. El Lord Protector del Valle le asintió con un movimiento tan leve que le costó percibirlo, y sus labios se elevaron una fracción.
Los ojos de Sansa volvieron a los de Yohn Royce, y aunque fue solo un instante, supo que el señor ya sabía que su nombre no era Alayne Piedra. Respirando hondo, Sansa hizo lo que no había hecho en mucho tiempo. Decir la verdad.
"Mi nombre es Sansa Stark"
Listo. Bien, debo admitir que la parte de Sansa es la que más me hace dudar. No solo por un nuevo punto de vista, sino porque éste pertenece a uno de los personajes más complejos de la serie. Independientemente de lo que cada quién sienta por Sansa, por favor no dejen de hacer comentarios honestos al respecto sobre su primer aparición en la historia.
Bueno, una vez más, les pido que sean cuidadosos en torno al tema del coronavirus, sin importar cuan improbable parezca que los pueda agarrar, dónde sea que vivan. Cuídense, y cuiden a los suyos. No se arriesguen; ya ha muerto demasiada gente.
Intentaré traerles el siguiente capítulo en una semana, y es muy probable que lo logre, pero aun así, no prometo nada.
Bueno, eso es todo. Saludos a todos y que estén bien, sobre todo de salud. Y que sigan así.
