Bueno, antes que nada, hola a quienquiera que lea esto.
Quiero agradecer sinceramente a Xechu. S, Aegon I Targaryen, pablo 21, miguel Giuliano .co, jean d'arc, King of summer 245, JL Dragneel Storm, Tony Warrior, Kirito 720, coki 13566, Trinity seven, Luna y Guest por sus reviews, que me alegran el día cada vez que los leo (Sé que siempre uso la misma frase, pero es por costumbre, no una mera cortesía). Y hablando de los mismos:
Xechu. S: hola otra vez. Si viste, ya era hora de sumar más Starks a la historia. Oh, ha pasado taaaanto en el Norte, y la expresión de Sansa será digna de ver, o de leer (haré mi mejor esfuerzo porque sea así). Baelish es un intrigante, y no dudes de que tenga planes al respecto. Pero el rumbo de esos planes…¡ay! Como quisiera decirte más, pero sería demasiado spoiler. Que estés muy bien.
Aegon I Targaryen: hola my friend. Si, gracias a Dios todo fue bien en mi semana, ojala haya sido lo mismo contigo. Me da mucho gusto saber que te gusta este arco, porque la verdad es que estos capítulos son el salto inevitable hacia cosas más interesantes. Sí, ya era tiempo de que Sansa apareciera. Gracias por los buenos deseos, y ojala que tu semana también sea muy buena. Un abrazo.
Pablo 21: hola otra vez. Sí, como dije arriba, estos capítulos son un arco necesario para llegar a partes más importantes. Aquí está el siguiente, y ojalá te guste. Que estés muy bien, y saludos a Pedro (a ver si la agarras jajaj).
Miguel : hola. Empiezo con contarte esto: encontré un tráiler de Assasins Creed Valhalla en español. Si es al que creo que te referías en un review anterior, lo admito, ¡me encantó! Está tan bien hecho, y expresa a la perfección la singularidad de los pueblos nórdicos que creo, son los más parecidos a la cultura del Norte. Para ser honesto, aún estoy investigando más sobre esas fascinantes culturas en busca de rasgos que pueda añadir a la historia (de hecho, ya tuve varias ideas que son, a mí parecer, muy originales). Cambiando de tema, no puedo sino estar de acuerdo en que a Ned Stark y a sus hijos les faltó el poder que usaron sus antepasados para hacerse con el Norte. Y en cuanto al tema de la riqueza, me parece que, como en tantas otras cuestiones, Ned Stark lo descuidó porque no sería "honorable" involucrarse en esos asuntos que ante todo le correspondían a sus estandartes. Tal vez por eso se explica la diferencia entre éstos: mientras Puerto Blanco era tan rico, lugares como las montañas del Norte eran en contraste muy pobres. Cómo que en el Norte el comercio era algo así como "cada uno por su lado". Aquí verás algunas de las cosas que esperas, pero no todas. Ojala te guste. Un saludo.
Jean d'arc: ¡Hola de nuevo! Ya lo he dicho muchas veces, pero igual lo repito. Me ENCANTA escribir a un Jon diferente al de la serie, sobre todo si es más resuelto (y cada tanto me gusta darle un toque épico, aunque sin exagerar). Me alegra mucho que la primera aparición de Sansa fuera coherente; habrá tanto que ver, pero no nos adelantemos. Bueno, aquí verás un poco más de Catelyn e Ygritte. Por cierto, muy buena canción; me encantó (¿te gusta Stranger Things? A mí sí. Me miré las dos primeras temporadas, pero todavía no tuve tiempo para la tercera). Un beso y un abrazo grandote.
King Of Summer 245: hola, y disculpa sí respondo en español, pero la verdad es que no confío en el traductor de Google (yo no hablo inglés, pero lo leo con la suficiente frecuencia para entender tu mensaje). Puede que tengas razón; Sansa siempre estuvo más interesada en el Sur que en el Norte, y eso puede jugar en su contra cuando vuelva a casa. Espero que la reacción de Sansa cuando se entere de Jon valga la pena a espera para ustedes. Que tengas mucha suerte, y que salgas bien librado, junto con todos los suyos.
JL Dragneel Storm: holaaaa. Sí, tal como dijiste, Sansa solo tiene rumores. Pronto sabrá de Jon, ya verás. Baelish se merece la muerte; no creo que nadie pueda estar en desacuerdo con eso. Los hombres del Valle serían una gran adición a las fuerzas de Jon, te doy la razón, pero falta rato para considerarlo siquiera. Sobre tu duda, no. Robyn es de Jon Arryn, aunque admito que no se parece mucho a su padre. Pero sí, es de Arryn. En fin, un saludo y que estés genial.
Tony Warrior: hola una vez más; ya me estoy acostumbrando a saber de ti. Sí, Sansa en manos de los Bolton es una de las partes más dolorosas para ella; la verdad es que desde que empecé la historia decidí evitarle ese dolor. No tuve corazón para ponerla en manos de Ramsay. Aunque te concedo que aprendió mucho de esa terrible experiencia. Aunque odio a Ramsay, no por ello niego que fuera uno de los mejores villanos de la serie, por todos los motivos que dijiste y por muchos más. En verdad era un antagonista que fue plenamente desarrollado y que generaba verdadero odio hacia los espectadores de la serie. Baelish es astuto, y es especialista en poner a unos contra otros mediante engaños. Cambiando de tema, ya estamos en el camino de ver los siguientes roces entre el Norte y el Valle, pero tendrás que esperar un poco más. Tu frase no suena mal, por cierto: me gusta. Bien, acepto tu opinión sobre los prisioneros, pero como he dicho antes, tengo planes para ellos, y creo que los encontrarán muy interesantes. Ya verás. Aquí está el siguiente capítulo, y espero que haya valido la espera. VALAR DOHAERIS.
Kirito 720: gracias, gracias. Me alegra que aun encuentres gusto en las previas a la batalla. Hace tiempo que pensaba en las cabezas de Bolton y Frey como trofeos de guerra, y la verdad me siento realizado por al fin haberlo escrito. Sí, Sansa es de entre los Stark sobrevivientes, la que más padeció (aunque una parte de mí no puede evitar pensar que ella misma fue la que se metió en ese pozo. Al contarle a Cersei los planes de su padre. Al aceptar el collar de Dontos sin rechistar. Al dejarse convencer por Baelish de involucrarse con los Bolton). En fin, un abrazo y que estés muy bien.
Coki 13566: sí, Baelish probablemente usará a Sansa, igual que hace con todos a su alrededor. Tendrás que esperar a ver qué hace el Valle. Un abrazo.
Trinity Seven: Tienes razón. Se viene la batalla, se viene. Hay muchas cosas que Sansa hizo en la serie que, bajo perspectiva, se podrían ver como traición. ¿A cuál te refieres exactamente? Tengo curiosidad. En fin, que estés muy bien.
Luna: ¡Tu otra vez! ¡Holaaaaa! ¡Aquí están las frutillas, no me hagas nada jajaj! Si tú fantaseas con leer a Sansa descubriendo la nueva relación de Jon y su madre, yo hago lo mismo con el momento de escribirlo. ¡Vamos Jon! (agita un banderín con un lobo blanco bien fuerte). Sabes, tengo un boceto de una historia de Jon y Robb aliados contra los enemigos de la Casa Stark (¡que dúo serían!). Espero publicarlo algún día. ¡Bueno! ¡Un abrazo grande y hasta la próxima!
Guest: jajajajaj. Otro. ¿Qué es lo que todo mundo parece tener con el harén de pelirrojas para Jon? Aunque admito que la idea de un trío entre Jon, Catelyn y Sansa es un fantasía con la que muchos sueñan jajaj. En fin, un saludo y que estés bien.
*Bien, quiero agradecer a todos los que siguen la historia, la leen o la tienen entre sus favoritos. Particularmente a estos últimos, que han llegado a ser un centenar. Gracias a todos por considerar tan bien a esta historia.
Ahora sí, vamos a lo que los trajo hasta aquí.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Galbart
Les había tomado un día completo prepararse para partir. Hubo más dificultades de las que Galbart hubiera deseado, pero ninguna que le hubiera sorprendido.
La principal fue soportar las quejas de los miles que se quedarían detrás. Gran parte del Pueblo Libre se había mostrado intransigente en su deseo de no quedarse atrás, y no habían cedido hasta que supieron que no eran dejados atrás por capricho de Galbart, si no por órdenes del Rey.
La segunda dificultad, y la más delicada, fue decidir quiénes partirían con él y quiénes se quedarían atrás. Había tomado la mayor parte de la tarde decidir, pero al final habían llegado a un acuerdo. Aki permanecería en Bosquespeso para liderar, y vigilar, al Pueblo Libre. Wolter Werr se quedaría también, para representar al Norte. Un cuarto de los hombres de Galbart permanecerían también, dirigidos por el Maestre y el nuevo castellano.
Galbart partiría, y con él partirían el resto de sus fuerzas, así como los Mormont. Lady Jorelle iría con él, para dirigir a los hombres de la Isla del Oso y lidiar con el Rey. También iría con ellos Moran y los hombres más reticentes a aceptar al Pueblo Libre en el Norte. Si Galbart los llevaba, era porque no deseaba en absoluto dejarlos en Bosquespeso para envenenar el ambiente. La posibilidad de que el Rey pudiera acabar de una vez por todas con la molestia que estos hombres representaban también fue un motivo de peso para decidir llevarlos ante él.
En último lugar, estaba la cuestión de Asha Greyjoy. Las órdenes del Rey habían sido totalmente claras, pese a desconocer quién estaba al mando de los Hijos del Hierro en Bosquespeso: debía ser llevado, o llevada, ante él bajo cualquier circunstancia. Galbart sabía a la perfección el valor de esa mujer como rehén, y no tenía la intención de permitir que escapara, por lo que había organizado con sumo cuidado todo lo concerniente a su viaje hacia el este. La mujer Greyjoy iría cargada de cadenas, en la parte de atrás de un carro tirado por bueyes. Solo se le permitiría caminar por breves periodos, y nunca cuando acamparan. Por último, Alysanne Mormont, quién parecía haber desarrollado la creencia de que era su deber ver que la mujer Greyjoy llegara ante el Rey, viajaría en el carro con ella. Además una docena de mujeres de las lanzas, las mejores guerreras, viajarían alrededor del carro, cuidando que nadie se acercara armado a la mujer Greyjoy, ni que ésta intentara escapar.
Fue en la mañana, tras romper el ayuno con pan, pescado y agua, que Galbart se preparó con rapidez, y tras despedirse de su cuñada, maestre, castellano y Aki, montó en su caballo y salió por las nuevas puertas del castillo, en dirección al este. A su derecha cabalgaba Jorelle Mormont, con su maza colgando de su cinturón y un escudo con el oso de su casa colgando de su silla de montar. Flanqueándolos a ambos, sus estandartes colgaban flácidos de las lanzas de sus portadores.
Y detrás, amparados por el oso de Mormont, media docena de estandartes recientemente adoptados por algunos clanes del Pueblo Libre, y el guantelete de su propia casa, mil cuatrocientos guerreros marchaban. Mil lanceros a pie, cincuenta más montados, ciento cincuenta arqueros, un centenar de espadachines y otro más de soldados con hachas. Todos ellos armados con acero.
Val
Las montañas aparecieron hacia el oriente al medio día, surgiendo desde la línea del horizonte hasta convertirse en grandes observadores que se mantuvieron a su lado en todo momento. No eran las montañas más altas que Val hubiera visto; sus picos no eran rivales para los de los Colmillos Helados, ni sus laderas tan empinadas ni pobladas de grietas.
Las montañas estuvieron a su vista en todo momento, y solo los abandonaron cuando cruzaron la rama occidental del Cuchillo Blanco. Era la segunda vez que Val cruzaba ese río, y no pudo evitar pensar en las similitudes y las diferencias de ambas ocasiones.
En ambas ocasiones fue la primera de todo el ejército en cruzarlo, lo hizo a caballo, con gran urgencia, y para cumplir con lo que Jon pedía de ella.
En su segundo cruce del Cuchillo Blanco, lo hizo utilizando un antiguo puente de piedra sólida. Tampoco hubo necesidad alguna de sigilo; el cruce se realizó a plena luz del día. Y por último, no cruzaron en medio de una tierra deshabitada. Ya habían visto varias casas, campos e incluso una pequeña aldea al norte del río, y encontraron más de ellos en el sur. Pero no tenían importancia; ni siquiera se molestaron en dedicarles más de una vista ligera mientras cruzaban a todo galope cerca de ellos.
Fue en las últimas horas de la tarde que cruzaron por el castillo al que los arrodillados llamaban Cerwyn. Bien fuera porque estaban fuera del alcance de los arqueros sobre las murallas, o bien fuera porque los defensores no tenían intención de atacarlos, no hubo ningún tipo de agresión. Val respondió en los mismos términos. No salió del Camino Real, ni permitió que nadie más lo hiciera. Ignoró el castillo totalmente a ojos de otros, pero mantuvo sus ojos y oídos atentos, recordando que hubo hombres con los mismos emblemas que los estandartes que ondeaban sobre el castillo peleando en contra de ellos en la batalla. Esa noche, al acampar, Val se aseguró de que hubiera el doble de centinelas de lo usual, en prevención al castillo que ya no era distinguible, pero que no estaba demasiado lejos de su campamento. Al amanecer ya estaba de vuelta en marcha, corriendo hacia el sur.
Más montañas les esperaban al sur de Cerwyn, muy similares a las que habían cruzado al norte del río. Pero las montañas pronto dejaron lugar a las colinas, y al final éstas también quedaron atrás, dejando a la vista una estepa de apariencia interminable que se extendía en todas direcciones, salpicada por bosquecillos salvajes y pequeñas lagunas y riachuelos.
Por fin, tras días de cabalgata desenfrenada, empezaron a distinguir algo diferente. En el horizonte, la línea uniforme que se extendía en ambas direcciones se vio alterada por una figura que se elevaba hacia el cielo. Pronto ésta se vio más alterada cuando surgieron más figuras, similares a la primera. A medida que se fueron acercando, Val distinguió lo que eran: árboles. El terreno también empezó a cambiar; la tierra firme debajo de los cascos de sus caballos se fue volviendo más suave, y el polvo de su estela fue reemplazado por el lodo. Y poco a poco se empezaron a ver charcos de agua sucia, estancada, en el horizonte.
"¡Alto!" gritó Val, antes de tirar suavemente de las riendas de su caballo con una mano para detenerlo poco a poco, al tiempo que alzaba la mano libre en un puño sobre su cabeza.
"¡Alto!" "¡Alto!" "¡Alto!" una serie de voces resonaron instantes de ella, siendo la primera la de Garlon Norrey, que cabalgaba a su lado. Y poco a poco, se fueron deteniendo, hasta que la larga columna de caballos y mamuts se detuvo por completo.
Val dirigió una larga mirada al paisaje extendiéndose ante ella. Era….…..intimidante.
A menos de cien pies se extendía un bosque, pero era un bosque diferente a cualquier otro. Los árboles no estaban demasiado juntos, las ramas de éstos se extendían en todas direcciones, estaban totalmente desnudas de hojas y de ellas colgaba lo que parecía ser musgo, cayendo largamente, como cabelleras de color verdoso. La base de los troncos estaba sumergida en un agua del mismo tono que el musgo, y las zonas altas parecían tener hongos. En el agua que los rodeaba flotaban troncos podridos y lo que parecían lirios de agua, y sobre todo se extendía una densa niebla que parecía anormal para el gran tiempo que había transcurrido desde el amanecer, y tan densa que incluso parecía repeler los pálidos rayos del sol.
Val nunca había visto algo así. Y aunque odiase reconocerlo…sentía una pizca de temor asentarse en su estómago. Y odiaba sentirse de esa manera.
Val giró sobre su montura y encaró al jinete más cercano "Busca a la Osa. Dile que venga de inmediato" el lancero de barba oscura y cabeza afeitada asintió antes de girar a su montura y marchar hacia la retaguardia, apenas saliendo del Camino Real.
Val no alejó la mano de la espada en su cinturón en ningún momento, recelosa. Cuando por fin llegó la mujer Mormont, acompañada por dos de sus hombres, uno de los cuales portaba el estandarte de su familia, ya estaba impaciente.
"Cabalgaremos con una pequeña cantidad de jinetes hacia el frente. Esperaremos a que estos lacustres nos encaren, y si no lo hacen, sonaremos el cuerno para hacerles saber que estamos aquí" dijo Val, mirando a la otra mujer con firmeza.
La Osa resopló "Sin duda ya saben que estamos aquí" gruñó, pero sin oponerse a Val.
Val podría haber preguntado por qué rayos no se acercaban si así era, pero al final decidió no hacerlo "Moss, vendrás conmigo. También ustedes cinco" añadió, señalando a los jinetes más cercanos, uno de los cuales portaba un estandarte con el lobo huargo en la cima de su lanza "Garlon, tú estarás al mando en mi ausencia" dijo, mirando al montañés a su lado, que hinchó el pecho con orgullo y asintió "Si no hemos vuelto para el anochecer, lleva a los demás hacia el Norte, hasta que vuelvan a terreno seco. Monta el campamento y mantente alerta" Val se inclinó sobre su silla para acercarse más a Norrey "Si para mañana al anochecer no hemos vuelto, puedes asumir que estamos muertos. Si eso pasa, te corresponderá asegurar Foso Cailin para el Rey" susurró, temerosa de que algún lacustre pudiera oírla, si estaban tan cerca como La Osa insinuaba.
Garlon asintió, serio, pero con una mirada de inquietud en sus ojos. Con un último asentimiento, Val volvió a girar a su caballo y clavó sus talones con suavidad en sus costados, dirigiéndose hacia el sur, manteniéndose en el camino, seguida por los demás.
Diez jinetes moviéndose a través de la espesa niebla sin ver, sin saber que les espera en el siguiente tramo del camino, en medio de un lugar que no conocen, y acechados por gente de cuya lealtad no están seguros….
No era una situación con la que Val estuviera encantada.
El silencio fue creciendo gradualmente a medida que se internaban en la niebla, dejando al ejército detrás. Los relinchos y jadeos de cientos de caballos, junto con las palabras de números muy similares de hombres, se fueron apagando hasta que se encontraban solos.
La niebla no les permitía ver más allá de unos pocos pasos, y cada tanto Val inclinaba la cabeza para no rozar una rama cubierta de musgo que asomaba sobre el camino. El silencio era total, solo roto por el ruido del lodo que los caballos levantaban y el sonido de diez respiraciones. En esa quietud, Val sintió que su respiración resonaba como un grito.
Cuando por fin hubiera pasado un tiempo considerable, Val actuó.
"Alto" dijo Val. Su voz resonó con fuerza, pese a que solo había susurrado. Detuvo su caballo, y a su lado y detrás los demás hicieron lo mismo "Ya nos alejamos bastante" señaló, mirando por encima de su hombro y no viendo a nadie más que sus nueve acompañantes. El ejército estaba bloqueado de su vista por la espesa niebla "Si no nos notaron antes, lo harán ahora" dijo de manera rotunda, al tiempo que tomaba el cuerno que Moss llevaba en su cinturón y lo acercaba a sus labios, pidiendo en silencio para que los lacustres vieran sus estandartes, y quisieran hablar antes de atacar.
Un destello se vio en su periferia y Val actuó por puro instinto. Su mano soltó el cuerno y en el siguiente instante su espada estaba desenvainada y apuntando al cuello del ser que estaba ante ella. Si hubiera reaccionado un parpadeo más tarde, sería la lanza de su rival la que estaría apuntando hacia ella.
Pero no evitó que sintiera lo que sin duda era la punta de una espada presionando contra sus costillas por el otro lado. El cuerno cayó al suelo, olvidado.
"Están rodeados" dijo una voz a su izquierda, y Val observó con sorpresa como una docena de arqueros salían de la nada, con arcos listos y flechas de punta oscura apuntando directamente a ellos. Miró sobre su hombro por un instante y pudo ver que había más hombres rodeando al resto de su partida. A diferencia de ella, ellos no habían tenido tiempo de usar sus armas.
"Espero que sean los lacustres. Si no, ya estamos muertos" pensó sombríamente.
"Suelta la espada" comandó la misma voz que la primera vez, y Val notó que era el portador del arma contra sus costillas.
"Tú primero" rebatió Val. No iba a soltar su arma mientras no supiera quién era esta gente. Si debía morir, así fuera, pero no se iría como una oveja, sin poder hacer nada a cambio.
"¿Quiénes rayos son?" gruñó otra voz, similar al graznido de un cuervo.
"¿Qué te dicen los estandartes?" escupió Moss, cerca de ella. Val sintió la espada presionando un poco más fuerte contra ella, y respondió acercando más la punta de la suya al cuello del hombre ante ella.
"Los hombres que llevan los estandartes pueden ser falsos" replicó la voz, con enojo.
"También los que se ocultan y atacan en emboscadas" dijo Val, su voz goteando sarcasmo.
"Ustedes son lacustres" habló por primera vez la mujer Mormont "Decidle a Lord Reed que Maege Mormont ha vuelto" dijo La Osa, con calma "Y que trae con ella el apoyo de Jon Stark"
Wyman
Los golpes en la puerta sacaron al Señor de Puerto Blanco de sus cavilaciones.
"Adelante" dijo Wyman, al tiempo que dejaba el pergamino en su mano sobre la mesa. La puerta se abrió, y por ella entró la menor de sus nietas "Willa" saludó con una sonrisa.
"Abuelo" dijo la muchacha, con una sonrisa en su rostro. La había tenido desde que se habían rebelado contra el Trono de Hierro, y solo había crecido cuando le informó de sus intenciones en el futuro.
"¿A qué debo el inesperado placer de tu visita?" preguntó Wyman, intuyendo que la jovencita había venido a pedirle algo.
"Sé que te vas mañana hacia Invernalia, para apoyar al Lobo Blanco" inició ella, y Wyman asintió. No era ningún secreto su partida; llevaba días preparándose para ello "Y sé que Lord Locke y Lady Flint van contigo" continuó Wylla, y Wyman hizo un ruido de afirmación con la garganta. Ambos señores habían sido fáciles de persuadir "Déjame ir también a mí"
"No" negó Wyman, casi de inmediato "No. Te quedarás aquí" dijo, convencido.
"Pero abuelo….." empezó Wylla, su alegría totalmente desvanecida.
"No. No hay pero alguno que valga. Te quedarás aquí" repitió Wyman.
Wylla lo miró con enojo, sin pronunciar palabra, y al final soltó un gruñido poco femenino antes de salir de su solar, dando un portazo. Contra su determinación, Wyman sintió una pizca de orgullo. Su nieta había sacado un buen carácter. Lamentablemente no había sacado una sensatez comparable.
Wyman no llevaría a ningún miembro de su familia con él cuando fuera a ver a Jon Nieve. Más allá de la sinceridad de su lealtad a la Casa Stark, o de los motivos que hubiera detrás de sus actos, lo cierto era que no había apoyado al hijo de Ned Stark en el momento más peligroso, antes de que peleara contra los Bolton. El resto del Norte lo recordaría, y se asegurarían de que el bastardo de Lord Stark no lo olvidara.
Sabía también la imagen que daría al llegar a Invernalia cuando el castillo estuviera rodeado, o puede que incluso tomado si Jon Nieve se moviera rápido. Un oportunista, un gordo cobarde que solo se sumaría a una lucha ya ganada, conservando a sus hombres intactos mientras los de otros sangraban y morían para obtener una victoria que por simple cortesía se compartiría con él.
No podía hacer nada para cambiar eso, por lo que solo le quedaba demostrar lealtad al nuevo soberano del Norte. Ya había preparado todo, y si era afortunado, y el Rey lograba ver lo que intentaba mostrarle, bastaría para que le diera una oportunidad para demostrar que los Manderly eran leales.
Pero en caso de que no lo consiguiera, no deseaba dar la oportunidad de que una de sus nietas fuera tomada como rehén.
Unos nuevos golpes sonaron en la puerta, más pesados que los de Wylla, y Wyman presentía a quiénes pertenecían. Concedió la entrada, y tal como esperaba, su primo entró en el solar a paso firme, con su armadura brillando tras una noche siendo pulida por el niño que era su escudero. Junto a él, entró un hombre de capa escarlata manchada de polvo y rostro arrugado, con una sonrisa que aumentaba las arrugas en su rostro.
"Os lo ruego. Decidme que es cierto lo que Ser Marlon ha dicho es cierto, mi señor" exigió Robett Glover en cuanto la puerta se hubo cerrado "¿El hermano del Joven Lobo ha destruido el ejército Bolton y ha puesto su cabeza en una pica?" repitió.
Wyman asintió, al tiempo que una sonrisa nacía sin su permiso en su rostro. Aun tras tantos días, no podía evitar sentir como la alegría llenaba su pecho cada vez que lo recordaba.
Glover soltó una risa entre dientes "Dioses, con gusto habría dado un ojo por ver eso" soltó otra risa antes de volver a hablar "Entonces ¿cuándo partimos?" inquirió, sin dejar de sonreír.
"Mañana al amanecer" respondió Wyman, antes de encarar a su primo "¿El ejército ya está listo?" preguntó.
"Están acampados fuera de las puertas de la ciudad" aseguró Marlon.
El Señor de Puerto Blanco asintió, satisfecho "Recuerdas tu misión ¿verdad?" preguntó Wyman, aunque estaba seguro de que ese era el caso.
Marlon se movió hacia la pared de la derecha, donde un gran mapa del norte finamente tallado en vidrios de colores reposaba dentro de un marco de oro tallado con figuras de tritones.
"Asegurar esa fortaleza en nombre del Rey Jon" dijo Marlon, su dedo calloso por la práctica con la espada señalando un punto en el mapa.
Wyman asintió, determinado. Todos los regalos que llevaría podrían ayudar a ganarle la buena voluntad del Rey, pero estaba seguro de que reconquistar tierras norteñas en su nombre sería una declaración mucho más pronunciable de su lealtad.
Catelyn
Cuando se soltaron, Catelyn encontró su mirada con la de Ygritte. La madre de Minisa había perdido el brillo del alivio en sus ojos, reemplazado con determinación.
"Quédate aquí" dijo en voz ronca, al tiempo que le entregaba a la llorosa Minisa. Catelyn la recibió, sus brazos acomodándose en la posición adecuada por puro instinto, pero su boca abriéndose para protestar. Quería ir con Ygritte "¡Quédate aquí!" ordenó casi a los gritos la madre de la niña, sin dejarle pronunciar una palabra de disidencia. Sin decir nada, Ygritte colocó la daga en las manos de Catelyn y la obligó a cerrar los dedos en torno a la empuñadura "Cuídala. Iré por ayuda" dijo, antes de levantarse con algo de dificultad y encaminarse hacia el cuerpo de Elta, para tomar su espada y dirigir una última mirada en su dirección antes de salir de la tienda.
Catelyn quería ir con ella. Lo quería mucho. Juntas tenían mejores oportunidades, y así sabrían si la otra necesitaba ayuda. En otras circunstancias habría ignorado la petición, o más bien orden, de Ygritte y la habría acompañado, pero no lo hizo, y todo a causa de la pequeña Minisa, que aun lloraba abiertamente, asustada por los acontecimientos, al igual que Catelyn y, aunque sabía que ella nunca lo admitiría, su madre.
"Shhhhhh" arrulló, al tiempo que empezaba a mecer a la niña "Tranquila, preciosa. Tranquila" dijo, al tiempo que su voz se hacía más baja "Tu madre volverá pronto" dijo, y empezó a repetirlo al tiempo que seguía acunando a Minisa, sin saber exactamente si lo decía para el bienestar de ella o el suyo propio.
En cuanto Ygritte desapareció de la tienda, Catelyn empezó a escuchar sus gritos, pidiendo ayuda. Al poco tiempo más gritos y lo que parecían pasos corriendo a toda velocidad se escucharon, y tras un par de gritos más, que fueron mayormente inentendibles, las voces, entre ellas la de Ygritte, se callaron. Catelyn, esperando que el silencio significaba que no había más atacantes cerca y que estaban guardados por al menos alguien en la entrada, volvió su atención a Minisa, pero no soltando la daga ni alejando los ojos demasiado de la entrada de la tienda.
Minisa lloraba abiertamente cuando empezó a tratar de calmarla; sus ojos estaban cerrados con fuerza y las lágrimas escapaban por las comisuras de ellos, cayendo para flanquear la boca sin dientes que estaba abierta, en un llanto que amenazaba con romper el corazón de Catelyn. Pero persistió, y poco a poco, logró calmar los llantos de la asustada bebé, que acabó quedando callada y agotada, pero no dormida, cuando se escucharon las solapas de la tienda abriéndose. Por instinto, aferró la daga con más fuerza, jurando que si alguien se abalanzaba sobre ella y Minisa enterraría el arma en su ojo, fuera quién fuera.
Pero los recién llegados no se abalanzaron sobre ninguna. Era un grupo de mujeres, una docena al menos, que entraron con las manos sobre las armas en sus cinturones, pero sin desenvainar. Catelyn reconoció a varias de ellas; Srigda, la hija de Styr, Munda, la hija de Tormund Matagigantes, y varias de las mujeres que habían guardado la tienda y a ellas pocas horas antes, entre ellas Serei y Borthe.
"Tranquila" dijo Munda, al tiempo que alzaba las manos "Vinimos por orden de Ygritte" explicó, al tiempo que hacía un gesto con la cabeza a las demás mujeres.
Catelyn dudó por un momento, pero luego recordó quienes eran estas mujeres, y a que familias pertenecían. Eran personas que habían jurado lealtad a Jon, y nunca demostraron signos de traición. Ygritte confiaba en ellas, y eso bastaba para que ella también lo hiciera.
Asintió en silencio, y eso pareció bastar. Srigda y dos mujeres más fueron hacia la izquierda, y dos más a la derecha, revisando el lugar.
"No hay nadie más" llegó la voz de la hija de Styr.
"Assia" llamó Munda, y de inmediato una mujer surgió entre el grupo. Era joven; tendría la edad de Ygritte, o muy cercana. Una bolsa de piel colgaba de su hombro por una correa de cuero. Sin palabras, se acercó a ellas y se puso de rodillas.
"¿La bebé está ilesa?" preguntó, al tiempo que quitaba la bolsa de su hombro y la colocaba junto a ellas. Al mismo tiempo, Catelyn notó por el rabillo del ojo como otras mujeres tomaban los cadáveres y los arrastraban fuera de la tienda.
"Sí" murmuró Catelyn, dando gracias porque así fuera. Un suspiro colectivo llenó la tienda, pero antes de que pudiera pensar a que se debía, Assia volvió a hablar.
"Necesito revisarte" dijo, al tiempo que se acercaba un poco y centraba sus ojos en un punto debajo del de Catelyn "¿Es la única herida?" preguntó.
Cómo si esa fuera la señal, Catelyn fue mucho más consciente de las pulsaciones de dolor que latían desde su abdomen, costado y rostro "No" murmuró.
"Déjame verlas" pidió Assia, aunque su tono sugería que no era una petición, sino una exigencia.
Pese a dudar un poco, al final Catelyn accedió. Entregó a Minisa, que ya se había dormido, en manos de Munda, aunque nunca apartó la mirada de la bebé. Con una mueca, y algo de ayuda de Assia, se quitó la parte superior de sus ropas, hasta quedar con una delgada camisa de lana.
Lo que siguió fue una larga y dolorosa revisión. Assia palpó su costado y abdomen, al tiempo que hacía preguntas sobre las sensaciones. Cuando terminó, dictaminó que no tenía huesos rotos y que las heridas no deberían molestar mucho tiempo, pero aun así insistió en que debería evitar hacer movimientos bruscos o esfuerzos excesivos durante al menos una quincena. Le entregó una pequeña vasija de cerámica con un ungüento para ayudar a reducir la hinchazón y el dolor.
Luego de eso Assia revisó su espalda, y descubrió varios fragmentos de madera que se habían incrustado en su piel cuando fue golpeada contra uno de los soportes. Catelyn se tragó una maldición cuando empezó a quitarlos, pero para su fortuna no tuvo que soportarlo mucho tiempo.
Cuando terminó con su espalda, la joven revisó su cuello. Murmuró un par de maldiciones al ver las marcas rojas en forma de dedos en él, y aplicó con cuidado un ungüento helado para ayudar con la curación. Catelyn se sintió aliviada cuando lo hizo.
En último lugar, Assia revisó la herida en su pómulo. Dijo que podría dejar una pequeña cicatriz, pero que no necesitaba ser cerrada, antes de limpiarla con un trozo de tela húmedo.
Mientras era revisada, Catelyn mantuvo siempre un ojo en Minisa, al tiempo que interrogaba a Munda sobre lo que ocurría en el campamento. La hija de Tormund fue rápida y precisa en sus respuestas, mientras el resto de las mujeres de las lanzas intervenían ocasionalmente.
La noticia del ataque ya se había esparcido por todo el lugar. La fiesta había sido olvidada, y una multitud de personas ansiosas por noticias se había formado afuera de su tienda, aunque eran mantenidos a raya por el nutrido grupo de guerreros que la rodeaban. Las entradas del campamento estaban totalmente cerradas, las defensas habían visto duplicado el número de guardias, y los hombres al mando de su vigilancia habían sido llamados ante Ygritte para ser interrogados.
"Ygritte parece una fiera. Nunca la había visto tan enojada" murmuró Munda, con una mirada de seriedad total en su rostro.
Catelyn no estaba sorprendida. Ygritte tenía un carácter muy peligroso, y amaba a Minisa más que a nada. La amenaza a la niña, más su usual temperamento, sin duda habían llenado a Ygritte de un furor que la convertía en una persona con la que no convenía cruzarse, y menos aún oponerse.
Cuando Assia finalmente terminó de tratarla, se despidió antes de salir de la tienda, seguida por dos mujeres de las lanzas. Las demás permanecieron allí.
Al poco tiempo de que Assia se fuera, Ygritte volvió, con la espada de Elta aun en sus manos y una mirada oscura que hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Catelyn. Estaba segura de que Ygritte era incapaz de atacarla, pero esa mirada aún suscitaba el miedo en su interior.
La mirada de Ygritte fue en primer lugar a Minisa, que aun descansaba de los brazos de Munda, antes de pasar a ella, aunque sus primeras palabras no fueron dirigidas a ninguna de las dos.
"Srigda" dijo con voz algo ronca, al tiempo que su mirada iba hacia la hija de Styr "Estás al mando de los guardia que están afuera. Organiza los turnos; no menos de treinta a la vez. Desde ahora, nadie excepto Catelyn o yo puede entrar aquí con armas. Nadie" enfatizó.
"Considéralo hecho" dijo Srigda, antes de salir de la tienda, seguida por las demás. La última en salir fue Munda, que se despidió de ella con una pequeña sonrisa, antes de entregar a Minisa en los brazos de su madre, para a continuación dejarlas solas a las tres.
"Munda te contó lo que pasó" fueron las primeras palabras de Ygritte. Aunque hablaba con ella, su rostro estaba fijo en el de Minisa.
"Sí" confirmó Catelyn.
"Tiene la misma maldita boca que Tormund" comentó la joven madre, al tiempo que una de sus manos movía las pieles, para cubrir mejor a la bebé. Alzó la vista lentamente, centrándose ahora en Catelyn "No tenemos idea de quienes eran" admitió con voz sombría.
Los ojos de Catelyn se abrieron, sorprendidos. Su boca también, pero le tomó unos momentos lograr que un sonido saliera.
"Estuvieron dentro del campamento por quién sabe cuánto tiempo, entraron aquí, intentaron matarte a ti y a Minisa" empezó a enumerar, sintiendo como la incredulidad y la ira aparecían en su interior "Hay cuatro mil hombres armados en este maldito lugar" escupió, la maldición saliendo de sus labios sin que lo deseara, pero sin lamentarlo en absoluto "¿¡Y ni siquiera uno, ni uno, notó que había desconocidos entre nosotros y que eran peligrosos!?" si no gritó, fue solo por no despertar a Minisa.
Ygritte no estaba mejor que ella "Lo sé. Lo sé. Hemos puesto las cabezas en postes y ofrecido recompensa por la información, pero nadie sabe decirnos de dónde vinieron esos hombres. Oh, hay algunos que afirman haberlos visto en un momento u otro, pero al parecer no hablaban con nadie, ni decían nada" el tono de Ygritte era de frustración "Lo único de lo que podemos estar seguros es que no eran de los nuestros" dijo, convencida.
Catelyn asintió en acuerdo. Tras todo lo que había pasado, todo lo que Jon había hecho por ellos, Catelyn no veía al Pueblo Libre traicionar a su rey. E incluso si algunos mantuvieran tales deseos, se moverían contra él, no contra Ygritte o Minisa.
"Catelyn" las palabras de Ygritte la devolvieron a la realidad, y se dio cuenta de que Minisa había sido cuidadosamente depositada en el suelo por su madre, la cual se había sentado ante ella "He pensado demasiado, y quiero pedirte perdón" dijo Ygritte.
Catelyn sintió como la confusión se abría paso en su interior. ¿Por qué le pedía Ygritte perdón? No había hecho nada malo. Catelyn no podía recordar ninguna causa por la que pudiera merecer una disculpa de Ygritte.
Lo que fuera, debía ser serio, porque la mujer más joven tenían la vista fija en el suelo.
"…..no había planeado que fuera así, hubiera preferido que fuera diferente, pero ya no puedo esperar más, y por eso te pido perdón" continuó Ygritte, antes de guardar silencio y al fin alzar la vista para ver a Catelyn a los ojos.
Los ojos de Ygritte estaban totalmente determinados. Más de lo que Catelyn nunca los había visto.
No entendía nada "Ygritte, ¿de qué….." sus palabras fueron cortadas repentinamente.
Por los labios de Ygritte sobre los de ella.
Dónde se las vengo a dejar ¿eh? Casi me parece oír las maldiciones de varios dirigidas hacia mi persona (principalmente las de Luna). A veces hasta yo me sorprendo con lo malo que soy jajajaj. Bien, como siempre, quiero reviews, aunque solo sean insultos por dónde lo dejé (nomás no se metan con mi mamá. Es sagrada para mí). Pero si quieren dejar sugerencias, opiniones o más, también son bienvenidas. Y serán contestadas.
Bien, como siempre, intentaré subir el siguiente capítulo en una semana, pero no prometo nada. Que estén bien (sobre todo de salud. Y que sigan así).
