¡Bien! ¡Henos aquí otra vez! Antes que nada, y como siempre, hola a quienquiera que lea esto.
Quiero agradecer de todo corazón a pablo 21, JL Dragneel Storm, Xechu. S, Aegon I Targaryen, Kirito 720, miguel , jean d'arc, tony warrior, coki 13566, Luna y jonsnow 1298 por sus reviews, que son una alegría y me alientan a seguir cada vez que pienso en flaquear. Y hablando de los mismos:
Pablo 21: ¡hola! ¡gracias, me pareció una buena manera de cerrar las cosas! Aquí verás un poco más de una de las cosas que pides, y ya luego sabrás de la otra. Bueno, vos estás en tu derecho a no escribir, aunque lamentaré no leerte tan seguido. Haz como mejor te parezca, y no dudo de que sigas leyendo mi historia a futuro. Un saludo (ah, y mi saludo a Vilma. Ojala que su auto rojo esté listo para llevarla a la pachanga).
JL Dragneel Storm: ¡QUE ONDAAAAA! (cómo dijo Shory en Scary Movie 1). Tus ganas serán saciadas, y espero que el tiempo que esperaste valga la pena. Oh Asha tiene muchos usos y se puede obtener mucho de un rehén como ella, pero tendrás que esperar a ver. Sí, el yuri está tan cerca…te juro, que me picaban las manos por escribir esa última escena desde hace semanas. En fin, un saludo y que estés muy, pero muy bien.
Xechu .S: holaaaaaaaa. Si, al fin; en serio ¡al fin! ¿Los atacantes hombres sin rostro? Puede ser, puede ser….¿quién lo sabe?...Bueno, yo lo sé, pero no reconozco nada ante nadie. Te agradezco mucho la recomendación; ya conozco la historia (y es de mis favoritas) pero aun así, gracias. Un saludo y muchas gracias.
Aegon I Targaryen: hola *se esconde*. Lo dejé ahí….por malo. Sinceramente no se me ocurre otra explicación; tengo una vena sádica que aparece en los peores momentos para ustedes jajaj. No sé cómo hiciste, pero si lees esto debe ser porque lograste esperar toda la semana (y espero que hayas dormido bien. La falta de sueño es más dañina de lo que muchos creemos, cuidado). Lamento escuchar que tu semana fue monótona (yo sé lo que es eso, y tampoco me agrada para nada), pero espero que esta última fuera mejor. Sinceramente, me parece que fue la actitud esperada tanto del Pueblo Libre como de los lacustres: no se conocen, y han escuchado cosas peligrosas o malas de la otra parte. Una llegada con un abrazo y beso ya sería demasiado irrisoria creo yo. En cuanto a lo de Glover, si, el marcha hacia Invernalia para compensar un poco las pérdidas de Jon en la batalla, y pronto también habrá vistas al ejército de Sigorn. Ahora que por fin se cierra el triángulo…..ay Dios, si ustedes lo esperaban con ansias, yo también, y me alegra que te guste la idea (más de una vez pensé en descuidar otros asuntos para escribir más rápido y, con suerte, publicar capítulos extra. Pero al final mi lado responsable se impuso). Por cierto, Las Reinas de Jon…¡suena genial! Espero que este capítulo te alegre un poco, y citando tus palabras "por favor cuídate" Un abrazo.
Kirito 720: hola *saluda desde atrás de un vidrio blindado*. Bien, la verdad les pasa por que a veces soy un tanto torturador jejej. Ah, y evítate las puñaladas, tengo un chaleco Kevlar; no me harás nada. Jaja (risa a lo Nelson Montz). Pero con gusto te acepto la copa. Me alegra saber que aún puedo sorprender a algunos; me hace sentir buen escritor. Oh, Invernalia verá mucha acción muy pronto, tenlo por seguro. Y varias cosas terminarán ahí, créeme. Muchas bendiciones, y que estés muy bien.
Miguel : ¡ciao! (es hola en italiano) Me encanto al tráiler de AC Valhalla; ¡y pensar que es solo obra de los fans! ¡Pero está muy bien hecho; quienes sean los autores, los felicito! Si alguna vez te decides a escribir la historia que mencionas, no dejes de avisarme. Me gustaría leerla. El Norte está en su periodo de transición, y habrá muchos guerreros marchando, peleando y muriendo hasta que efectivamente regresa a manos de los Stark. Por cierto, te concedo la razón en todo, escucha bien, en todo, lo que dijiste de Ned Stark, particularmente sobre su complejo de inferioridad. Y que idiota Jon Arryn cuando fue negligente con Robert, casi tanto como el hombre mismo. Robert era Rey, pero por Dios, parecía un niño malcriado; si le dan lo que quiere (un par de tetas, algo de beber, un torneo para entretenerse) es dócil, pero si se lo niegan chilla y patalea hasta que le concedan sus deseos. Para mí, más allá de la legitimidad de todo o los motivos que hubiera en el momento, poner a Robert en el Trono fue la cumbre de la estupidez de Jon Arryn, y una de las más grandes de Ned Stark (pero no LA más grande). Si recuerdas el nombre del fic con Ned como escudero de Tiwyn, pásamelo por favor. Sería interesante leerlo. Bueno, un gran saludo y que estés muy bien.
Jean d'arc: ¡qué taaaaal! yo soy como los videos de youtube. Dónde hay más ansia, es cuando empiezan esas molestas propagandas. Es bueno saber que te gusto la descripción de los pantanos; la verdad estaba dudoso al respecto. Sí, hay muchos señores que quieren venganza (una vez escuche que los hombre se reúnen para la guerra más de lo que nunca podrían hacerlo para la paz. Es un poco triste cuando lo analizo bien, pero me parece cierto), y Jon les dará esa venganza con el tiempo. Si, tal vez seas algo inocente, pero así me agradas jajaj. Y en cuanto a los asesinos, si, son un peligro aún muy latente. Cambiando de tema, Stranger Things me parece una de las mejores series de los últimos años, al menos en mi opinión. Tus hijos parecen tener buen gusto, y te felicito por hacerlos escuchar rock. Mucho mejor que la música de ahora, que me parece demasiado artificial (con un mezclador cualquiera parece ser un gran cantante). Volviendo a lo del Rock, me atrevo a sugerirte a ti y a tu familia una canción: se llama Sultans of Swing de la banda Dire Straits. Mi padre me la mostró hace unos meses, ¡y por Dios! ¡Qué manera de tocar! ¡Una de las mejores melodías que he escuchado! Casi no pasa un día sin que la escuche, y en cada ocasión me hace temblar de emoción con la forma en que toquen. Busca el video de youtube que dura 10 minutos y 47 segundos (Es ochentera por cierto; el video es de un concierto en 1983). Bueno, creo que eso es todo. Un abrazo grandote y un beso. Que estés muy bien, y también tu familia.
Tony Warrior: que tal. Jajajaj, si, ya sé que es broma. Gracias por la valoración del capítulo. ¿Qué decir de Catelyn e Ygritte? Creo que las palabras sobran. Bien, yendo al tema de los asesinos, no te reconoceré nada sobre su origen, pero si te concedo esto: es más probable que llegaran por mar. Después de todo, las costas del Norte son inmensas, y aunque un ejército puede ser visto, unos cuantos hombres sigilosos no. ¿Tanto te altera leer mi historia? No sé si sentirme halagado por ello o preocupado por tu salud jajaj. No te culpo por adorar a la Casa Stark; son una gran opción, más allá de los errores cometidos por algunos de sus miembros (Eddard, Robb, Sansa, Jon) en la serie. Y hablando de Jon, sí, cuando se entere de que alguien atacó a sus mujeres…..ay de quién esté cerca de él en ese momento. Te agradezco la confianza en cuanto al giro con el Valle, y espero que sea capaz de justificarla. VALAR DOHAERIS.
Coki 13566: hola, mi amigo. Habemus, habemus. ¡Dios, cómo quería escribir esa escena! No calificaría todavía a Willa como oportunista, pero sí, muchas mujeres querrán un trozo de Rey, aunque por distintos motivos. Me imagino a las posibles perseguidoras enfrentadas por Catelyn e Ygritte y temo por ellas jajaj. En fin, un abrazo y que estés muy bien.
Luna: *se esconde detrás de un escudo antibalas* ¡a mí no me acuses de asesinato jajaj! ¡Aquí está el nuevo capítulo, solo suelta el arma! Me gustaría responderte pero me cuesta entender entre tantos besos. Un beso….¡ya me contagiaste! ¡Espero que estés satisfecha! Jajajaj. Na pero ya enserio, un beso y un abrazo grande. Que estés muy bien, en verdad muy bien.
Jon Snow1298: hola, y como acostumbro decir, que gusto salud. Sí, sí, entiendo lo que dices, y es verdad que en los libros Lisa muere para esas alturas, pero en la serie la dejo viva. Ya verás porque, si tienes paciencia. Bueno, gracias por el mensaje y que estés bien. Un saludo.
*Bien, también quiero agradecer a todos los que siguen la historia, la tienen entre sus favoritos o simplemente la leen. Gracias por su apoyo, bien sea visto o solo silencioso.
Ahora sí, basta de hablar. Vamos a lo que los trajo hasta aquí.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Val
En cuánto los lacustres hubieran bajado sus arcos y alejado sus armas, Val decidió hacer lo mismo con su espada. Los hombres a cada lado de ella se alejaron con cautela, pero sin apartar la mirada de ella, listos para responder un ataque que no llegaría.
Val decidió aprovechar el pequeño respiro. Giró a su caballo y lo dirigió hacia el resto de su grupo, para detenerlo junto al de La Osa.
"¿Son lacustres?" murmuró. La había escuchado antes, pero prefería estar segura.
"Lo son" afirmó la Osa.
Val solo asintió, antes de mirar de reojo a otro de sus jinetes. Con runas tatuadas alrededor de su cuello y una banda de bronce en su antebrazo izquierdo, la mujer de las lanzas parecía mucho mayor, aunque dudaba que tuviera más edad que Dalla.
"¿Hablas la Antigua Lengua?" preguntó.
"Sí" respondió la mujer.
"Hablemos así, por ahora" instruyó Val. La mujer asintió "No confío en esta gente" murmuró, mirando de reojo las miradas de extrañeza y recelo de varios lacustres hacia ella "Si atacan, quiero que huyas. No intentes luchar" ordenó.
"No tengo miedo de pelear" escupió la joven con el ceño fruncido.
"¡No intentes pelear!" repitió Val, empezando a perder su escasa paciencia "Vuelve con los demás y diles que no se fíen de los lacustres" instruyó, y no separó sus ojos de la joven hasta que esta aceptó.
Jon había dicho que los lacustres eran sus aliados, que el tal Reed había sido amigo de su padre y uno de los primeros en afirmar que había que buscarlo para luchar por el Norte. Val creía en Jon, pero el que ese hombre y su gente estuvieran con Jon, no significaba que estuvieran con ella y el resto del Pueblo Libre. Los arrodillados, como había visto hasta ahora, eran en su mayoría gente recelosa y desconfiada. Val también lo era, y debido a ello no desmontó, ni dejó que el resto de los suyos lo hicieran.
Val luego se acercó a Moss y empezó a hablar con él, pero sin apartar la mano de la empuñadura de su espada, ni los ojos de los lacustres.
El tiempo pasó, pero la única señal verdadera de ello fue como la escasa luz que lograba atravesar las neblinas de los pantanos iba disminuyendo poco a poco, signo evidente de que la noche se acercaba.
Por fin, cuando Val empezaba a creer que pasaría la noche en su silla de montar, un hombre al que no había visto antes salió al camino, flanqueado por cuatro más. No parecía diferente al resto de los lacustres, pero algo le dijo que ese era el hombre con el que debía hablar. Las palabras de la mujer Mormont fueron toda la confirmación que necesitaba.
"Howland" dijo La Osa, con lo que Val percibió claramente como alivio y hasta alegría.
"Maege" dijo el hombre, al tiempo que se adelantaba. Val no dejó de percibir como la mirada del señor se desviaba por unos instantes de la mujer Mormont para dirigirla a ella y a los demás. Le sorprendió la falta de sorpresa de Reed al verlos. Como si nos esperara….
En cuanto La Osa desmontó para estar a la misma altura que Reed, Val decidió acercarse también al señor, pero aún sin desmontar.
Maege se tensó ante su cercanía, pero aun así habló primero.
"Lady Val, os presento a Lord Howland Reed, Señor de Atalaya de Aguasgrises" empezó Maege. Val estuvo a punto de bufar con incredulidad ante las cortesías inútiles de los arrodillados, pero la Osa continuó "Lord Reed, os presento a Lady Val"
"…..Mi señora" dijo Reed tras un momento, inclinando la cabeza a modo de saludo. Val hizo lo mismo, pero sus labios permanecieron firmemente cerrados.
"Howland" llamó Maege, obteniendo la atención del señor, así como de Val "Debemos hablar" Val mantuvo un rostro inexpresivo, aunque no puo evitar concordar con la mujer de la Isla del Oso.
Al parecer, no era la única en pensar así "Ciertamente. Hay una gran cantidad de jinetes en el límite norte de mis tierras, y muchos de ellos…están lejos de ser norteños" dijo Reed "Me gustaría saber cómo es que llegasteis a obtener tal apoyo, mi señora" añadió, antes de volverse hacia ella "Podréis hacerlo en la hospitalidad de mi castillo, tras una comida caliente y algo de descanso" dijo.
Hubo algo en Reed que incitó aún más la desconfianza de Val. No fue el tono de su voz, ni la expresión de su rostro. Eran sus ojos; no estaba segura de que había en ellos, pero ciertamente parecían guardar segundas intenciones.
"Quizás en otra ocasión" dijo, en un esfuerzo por no dejar notar su desconfianza ni en su voz ni en sus facciones "Nuestras tropas se impacientarán si demoramos demasiado" y ella no tenía intención de introducirse en estas tierras extrañas para ir a meterse bajo el techo de un lugar que nunca había visto, y que era el hogar de un hombre en el que no confiaba "Acamparemos al norte, en tierra seca. Sois bienvenido en nuestro campamento cuando lo deseéis" dónde habría cientos de espadas para cuidarle la espalda, en vez de unas pocas.
La mirada de Howland Reed se desvió hacia La Osa, y Val pudo distinguir a la perfección una conversación silenciosa entre ambos, aunque no su contenido. Al final, los ojos de Reed volvieron a ella.
"Será un honor, mi señora" accedió. Val decidió ignorar la forma en que se dirigía a ella; estaba más interesada, y secretamente aliviada, de que la reunión que debían tener se hiciera en sus términos "Mañana a la noche sería un buen momento. Si os parece bien, claro está" añadió.
Una parte de Val hubiera preferido que se reunieran en ese mismo momento en el campamento, aun cuando estuviera a medio armar. Entre más pronto empezaran a discutir sus asuntos, antes podrían llegar a un acuerdo para atacar y hacerse con Foso Cailin para Jon. Pero supuso que sería demasiado exigir para tan solo un encuentro con Reed, por lo que decidió ceder un poco.
"Esperaremos por ustedes, Lord Reed" afirmó Val.
Reed asintió, antes de volverse una vez más hacia la mujer Mormont "¿Encontraste a quién fuiste a buscar, Maege?" preguntó.
La Osa frunció el ceño por un largo momento antes de responder "Encontré a Jon Nieve" dijo con un asentimiento "Pero encontré…mucho más de lo que esperaba" añadió, en un tono tan falto de sentimiento que Val no supo decir si se alegraba de ello o no.
Val notó que algo brillaba en los ojos de Reed. Por un momento pudo jurar que era….. comprensión "Una última cuestión antes de retirarme. Maege" llamó Howland, al tiempo que el fantasma de una sonrisa adornó su rostro "Lyra está ilesa. No ha sufrido daño desde que te fuiste"
Val estaba a punto de preguntar quién era Lyra, pero se detuvo al distinguir como las facciones de la Osa se relajaban, así como sus hombros. Maege asintió hacia Howland Reed con un rostro notablemente menos serio, y Val hizo lo mismo, aunque sin alterar el suyo. Unos momentos más tarde, el señor había desaparecido en medio de los pantanos, y casi al mismo tiempo, lo hicieron sus hombres, dejando a Val y a su grupo solos una vez más.
"¿Quién es Lyra?" preguntó a La Osa, movida por la curiosidad.
La mirada de la mujer solo podría describirse como una mezcla entre seriedad y hosquedad "Mi hija" dijo, casi gruñendo, antes de girar su montura y encaminarse por el camino por el que habían llegado, seguida por sus dos hombres.
Con un suspiro, Val giró su montura y emprendió el camino de vuelta, siendo seguida por Moss y el resto de los suyos.
Ahora, debía esperar.
Lyra
Foso Cailin había sido una de las fortalezas más grandes en el Norte, o al menos eso había aprendido en sus lecciones de historia cuando era niña. Si no recordaba mal, había tenido una veintena de torres que se alzaban hacia el cielo, todas ellas rodeadas por una gran muralla de basalto que bloqueaba el único sendero conocido a través de los pantanos impenetrables que formaban el cuello. Esas defensas, combinadas con las características de las tierras que lo rodeaban, y la letalidad de las gentes que vivían en éstas, habían convertido Foso Cailin en un baluarte inexpugnable que había contenido a las hordas de invasores provenientes del sur a lo largo de muchos miles de años. Se decía que las invasiones sureñas detenidas en el Foso habían sido tantas que no podían ser contadas.
Pero el tiempo había pasado, y al igual que las personas que lo defendían, el Foso fue envejeciendo. Las murallas fueron cayendo poco a poco, aunque algunos fragmentos aún permanecían en los terrenos pantanosos de los alrededores. Los restos de las torres sufrieron un destino similar, aunque las piedras que las habían compuesto eran demasiado pequeñas para distinguirse en medio de las aguas, musgos y árboles alzados, caídos o ahogados que había en buena parte de los alrededores.
Pero aún abandonado, aún desprovisto de cuidados y perdido casi totalmente, el Foso aún era un bastión inexpugnable por el sur, e increíblemente difícil de tomar por las otras direcciones. Y Lyra, como ya se había hecho costumbre, se encontraba mirando fijamente las tres torres, tratando de encontrar una manera en que pudieran coordinar un asalto contra ellas con las fuerzas de las que disponían. Y cómo en las ocasiones anteriores, fallando estrepitosamente.
Hubiera deseado atacar; nada le hubiera gustado más que poder derribar los estandartes con los tres veces malditos hombres desollados que ondeaban desde las cimas de las torres. Pero la verdad, amarga y dura, no dejaba de recordarle el problema principal. No tenían las fuerzas necesarias. Contaban con los lacustres, sí, pero estos eran más efectivos en el hostigamiento, la emboscada y el ataque a distancia, no en el asalto directo. Y más allá de ellos, solo les quedaba una fuerza de poco más de cuatrocientos hombres, una multitud penosa formada por los pocos afortunados que habían escapado de la Boda Roja y de las persecuciones de los Frey en las Tierras de los Ríos.
En cierta forma, la joven de la Isla del Oso sabía que era inútil seguir observando desde lejos, oculta de los ojos extraños, la fortaleza. Pero por más inútil que fueran sus esfuerzos, no podía evitar seguir haciéndolo. Quizás, para evitar los pensamientos sobre lo que estaría pasando en el Norte. Pensamientos que normalmente caían en la incertidumbre y el temor sobre el destino de su madre y tres de sus cuatro hermanas.
"Mi señora" la voz suave la sacó de sus pensamientos, y Lyra miró hacia el dueño de ésta. A su derecha, oculto tras un árbol de cuyas ramas desnudas colgaban ingentes cantidades de musgo, y con un arco en sus manos, un lacustre la miraba. Estaba tan cubierto de lodo, y era tal su falta de movimiento, que le tomó un momento distinguirlo del tronco en el que estaba apoyado.
Lyra hizo un movimiento de cabeza para dar a entender que lo había escuchado. No pronunció palabra; tras tanto tiempo en el Cuello, había entendido que la verdadera riqueza de estas tierras era el silencio. Permitía cazar, pescar y atacar de manera efectiva.
"Lady Reed os convoca a Aguasgrises" dijo el hombre, apenas moviendo los labios "Dice que es urgente" su voz era tan baja que podría ser tapada por el sonido de unas ranas cercanas, que croaban mientras saltaban de un lirio de agua a otro.
Lyra frunció el ceño, antes de asentir con lentitud y alejarse casi a rastras de su posición, teniendo cuidado de no exponerse a la vista de los centinelas de las torres. Cuando al fin se hubiera alejado un trecho considerable, se puso en pie y continuó a paso más rápido.
Tiempo más tarde, mientras era llevada a la Atalaya de Aguasgrises en un pequeño bote tripulado por los lacustres, Lyra pensaba en las distintas causas de que fuera convocada por Jyana. La señora de Aguasgrises era una mujer firme y determinada, y gobernaba tanto como su esposo. Si ella había pedido que fuera al castillo, debía ser por algo serio.
Brynden "El Pez Negro"
Entró al solar de Reed y dedicó un largo momento a observar al resto de ocupantes. Howland Reed y su esposa, los señores del castillo. Lyra Mormont y Kyle Condon, los líderes no oficiales de los restos del ejército de su sobrino nieto. Y Harrion Karstark, cuya aparición, o captura, dependiendo del punto de vista de cada quién, había sido tan sorpresiva como afortunada. El joven señor de Bastión Kar debía su título al Joven Lobo, aunque considerando que este se lo había dado al ejecutar a su padre, dudaba que sintiera gratitud hacia la memoria del sobrino nieto de Brynden.
Detrás de él, la puerta fue cerrada por uno de los guardias que la custodiaban desde el exterior.
"Mis señores" murmuró Brynden, sus reflejos, afinados por los largos años de práctica y lucha, captando a la perfección la forma en que las manos de Karstark se apretaron al verlo. No era ningún secreto que el hombre no sentía ningún afecto por él. Por fortuna, solo recibió asentimientos y saludos corteses del resto de los presentes. En cuanto se hubo acercado, alguien más tomó la palabra.
"Ha ocurrido algo mis señores. Algo muy importante" empezó Howland Reed, con una expresión de gran seriedad "Un ejército ha llegado a los límites del Cuello por el Norte" informó.
Una docena de preguntas surgieron a la vez en la mente de Brynden. ¿Quiénes eran? ¿Cuántos eran? ¿Con qué propósito habían marchado hasta allí? Sin embargo, antes de que pudiera hacer alguna, Reed continuó.
"Enarbolan los estandartes de la Casa Stark, y entre ellos se encuentra Maege Mormont" concluyó.
Por un momento, Brynden sintió como la esperanza se hacía presente en su pecho. Había oído de la misión de La Osa para recabar más apoyo para continuar la lucha contra sus enemigos, pero no había puesto muchas esperanzas en ella. Quizás se había equivocado.
Los demás no parecían pensar diferente a él. Lady Reed abrió sus ojos, sorprendida. La boca de Karstark se abrió de par en par, su dueño demasiado atónito para poder controlarla correctamente. Pero la más audible fue la de Lyra Mormont; soltó un gran jadeo, antes de esbozar la sonrisa más grande que Brynden hubiera visto en ella.
"¡Lo sabía, joder!" exclamó la joven, antes de dirigir una breve mirada de suficiencia a Ser Kyle "Mi madre sería capaz de sobrevivir. Ningún maldito hombre desollado puede contra las mujeres Mormont" se jactó, antes de centrar su mirada en Reed una vez "¿Y qué esperamos para unirnos a ella y a su ejército?" preguntó con impetuosidad, la sonrisa aún en su rostro.
Brynden presentía que había mucho más, y que no todo era bueno. La expresión del señor lacustre no servía precisamente para disuadirlo de tales pensamientos.
"Mi señora…vuestra madre no está al mando del ejército. No son sus hombres. Es más, muchos de ellos no son norteños" Brynden frunció el ceño, confuso, al igual que el resto de las personas, pero antes de que pudiera pedir a Reed que se explicitara, éste continuó "Una gran parte del ejército son salvajes"
Brynden estaba sorprendido por las palabras de Reed, pero la sorpresa fue eclipsada por otra, ésta basada en la rapidez con la que las últimas palabras de Reed cambiaron el ambiente. De algo parecido a la alegría, se convirtió en una incredulidad tan espesa que podría palparse. Ser Kyle, Karstark, la joven Mormont, incluso Lady Reed miraba al señor lacustre cómo si de repente le hubieran salido alas y empezado a escupir fuego.
"¿C-Cómo habéis dicho?" preguntó Ser Kyle, su voz apenas un susurro. Un susurro que resonó en la habitación sin problemas. El resto de los presentes estaban demasiado conmocionados para encontrar sus voces.
"La mayor parte del ejército que ha llegado desde el norte está compuesto por salvajes" repitió Reed, con un tono que era a mezclas iguales preocupación y aceptación "Y es una de ellos, una mujer llamada Val, la que al parecer lo dirige" añadió.
El eco de las palabras de Lord Reed aún no se había desvanecido cuando una respiración jadeante se escuchó en el silencio del solar. Brynden observó con bien disimulada preocupación como Lyra Mormont fruncía el ceño hasta niveles preocupantes, al tiempo que su rostro se tornaba de color rojo, sin duda por la misma furia que oscureció sus ojos y dirigió su mano a la empuñadura de su maza.
"¿Estáis diciendo" habló Lyra, en un tono ronco de ira "que mi madre está aliada con salvajes?" inquirió con incredulidad. En los ojos de Lyra Mormont, Brynden vio el tipo de peligro que indicaba que la joven esperaba que el señor lacustre negara sus palabras, y que era capaz de causar mucho daño si no lo hacía. Disimuladamente la mano de Brynden fue a la empuñadura de su espada, y vio de reojo como Ser Kyle Condon hacía lo mismo.
Pero Reed no pareció amilanarse por el peligro que exudaba la joven de la Isla del Oso "Al parecer…así es"
Brynden vio sin problemas como el enojo aumentaba aún más en Lyra Mormont, pero antes de que la joven pudiera hacer o decir algo, él se le adelantó.
"¿Cómo fue que pasó eso?" preguntó. No era un hombre particularmente instruido en los norteños, pero sabía a la perfección que éstos, y particularmente los Mormont, sentían una aversión milenaria por ellos.
"Al parecer….Jon Nieve tuvo que ver con ello" afirmo Reed, ignorando la mirada de furia de la mujer Mormont a favor de mirarlo a él.
Brynden sintió algo desagradable recorriendo su espalda.
Jon Nieve. El nombre nunca le había inspirado nada remotamente alegre. Lo asociaba por puro instinto con una persona que era la viva encarnación de la traición de Ned Stark a su esposa, la sobrina de Brynden. Aún recordaba la furia que había recorrido sus venas cuándo se enteró, por una carta enviada a él por la misma dulce Cat, cómo el hijo ilegitimo de Ned Stark había estado ya viviendo en Invernalia cuando su sobrina había llegado por primera vez al que sería su nuevo hogar con su primogénito, el heredero de Stark.
¿Qué clase de hombre hacía eso? ¿Dar privilegio a su bastardo antes que a su esposa y a su heredero?
Brynden sabía que los hombres en la guerra hacen cosas que, quizás, no harían en la paz. Traicionar a sus esposas y engendrar hijos con otras mujeres era una de tales cosas. Cómo soldado, no podía culpar a Ned Stark por buscar alivio de los pesares de la lucha. Pero como un tío afectuoso, no podía encontrar perdón ni comprensión por el hombre que había causado dolor a su sobrina. Ni por él…ni por la prueba de su traición.
"Mi madre fue a buscar a Jon Nieve para informarle del testamento del Rey Robb" la voz de Lyra Mormont lo sacó de sus pensamientos "¿Cómo rayos fue que un ejército de salvajes terminó siendo parte de esa misión?" preguntó, su ira habiendo disminuido ligeramente. Muy ligeramente.
"No lo sé" reconoció Lord Reed "Sabemos muy poco, aunque…tenemos la oportunidad de cambiar eso" comentó.
Brynden entendió al instante a que se refería "Nos han invitado a hablar con ellos" afirmó, en tono de certeza. Nada más tenía sentido. Sí en verdad estaban allí como aliados, lo más lógico sería buscar la unión de sus fuerzas para lograr su objetivo…el cuál Brynden ya creía conocer.
"Si vamos a su encuentro nos matarán con toda certeza" escupió Harrion Karstark con enojo, al tiempo que cruzaba los brazos gruesos a la altura del pecho "Son salvajes" dijo, la última palabra sonando como la más vil de las maldiciones.
"Salvajes que al parecer están del mismo lado que nosotros" declaró Ser Kyle. No parecía complacido con sus propias palabras.
"No del mío" gruñó Lyra Mormont con fiereza.
"Pero sí del de vuestra madre, mi señora" replicó Ser Kyle. Lyra Mormont dio un paso hacia el frente y sacó su maza, pero ni así el caballero norteño guardó silencio "Es obvio que ella está con ellos voluntariamente. ¿O creéis que La Osa se dejó capturar por salvajes?" en su tono se denotaba una incredulidad total.
Brynden era el único presente que no era norteño, y por ende creía ser el que menos conocía a Maege Mormont. Pero había tratado con ella durante la Guerra de los 5 Reyes, y le parecía el tipo de persona que preferiría la muerte antes que el cautiverio. Lyra Mormont solo miró a Ser Kyle con mayor enojo, pero no discutió sus palabras, lo que Brynden creyó que les daba veracidad.
Tras las últimas palabras de Ser Kyle, un silencio pesado cayó sobre todos los presentes, que estaban sumidos en sus pensamientos.
Brynden por su parte, se encontró analizando la situación en la que se encontraban.
Los norteños no confiaban en los salvajes, y dudaba que los salvajes lo hicieran con los norteños. Para llegar hasta allí, los salvajes tuvieron indudablemente que abrirse paso luchando contra los Bolton, por lo que ahora eran sus enemigos tanto como los reunidos en el solar de Lord Reed. Unidos ambos tenían más posibilidades de sobrevivir, y lo cierto era que necesitaban ayuda. Por más que los norteños se disgustaran, despotricaran o declararan en contra de aliarse con salvajes, los necesitaban. Sin ellos, eran unos pocos cientos de hombres sin ninguna posibilidad de vencer a un verdadero ejército. Con ellos…...bien, quizás no estuvieran mejor, pero podrían hacer más que simples incursiones nocturnas y emboscadas a patrullas. Eso era un avance mayor al que habían tenido desde la Boda Roja.
En la otra cara de la moneda, aliarse con los salvajes les granjearía más enemigos, y eso era lo último que necesitaban. Aunque, al pensarlo bien, ¿qué más daba? Las últimas noticias llegadas del sur decían que el Árbol de los Cuervos había caído ante los Lannister, y con él la pérdida de las Tierras de los Ríos era total. Estaban en guerra contra los Tyrell y los Lannister, su cobarde sobrina en el Valle no los ayudaría nunca, los Hijos del Hierro aún conservaban la Ciudadela de Torrhen y solo los dioses sabían cuántas tierras más en el Norte, y muchas casas del más septentrional de los reinos se habían rendido o aliado a los Bolton. Si algo no les faltaba, eran enemigos.
Brynden tomó su decisión. Miró alrededor de la habitación y vio que, como él, la mayoría de los presentes estaban sumidos en sus propias cavilaciones, aunque no dudaba que eventualmente se darían cuenta de la verdad. Miró a Reed, y observó que el señor estaba observándolo, expectante.
"¿Cuándo podemos reunirnos con ellos?" preguntó el Pez Negro.
Val
Cuándo los vigías llegaron a informar que un pequeño grupo de jinetes se acercaba por el sur, supo que habían aceptado su invitación. Se alegró por ello. Envió a buscar a Garlon Norrey, a la Osa y a varios más, y mandó a un pequeño grupo de hombres para recibirlos y guiarlos a través de su campamento.
Había llegado el momento de ver si la fe que Jon tenía puesto en el tal Howland Reed era justificada o no.
Tiempo después, se encontraba en una tienda alzada especialmente en previsión de esta reunión. Un pabellón circular compuesto por pieles y lana que se alzaba cerca del centro del campamento, lo bastante grande como para que una veintena de personas entraran cómodamente en su interior. El interior era austero: un simple terreno desnudo que había sido limpiado con anterioridad, con un círculo de pequeñas piedras hecho por ellos. Dentro de él ardían una serie de troncos, que iluminaban el interior de la tienda, ayudados por una serie de velas que, encerradas en pequeñas jaulas circulares, colgaban del techo por medio de cadenas.
Cuando por fin llegaron los visitantes, la tienda estaba ocupada por una decena de personas, incluyendo a Val. Garlon Norrey y Moss Bigotes de Pez la flanqueaban, y detrás de ellos cuatro caudillos y un par de norteños montañeses también estaban presentes. A un lado de ellos, Maege Mormot se alzaba en solitario.
"Bienvenidos" habló Garlon, en cuanto las solapas se abrieron y entraron los recién llegados.
Val no se molestó porque Garlon se le adelantara; prefería dejar las cortesías a otros siempre que fuera posible. Ella prefirió guardar silencio y observar a los recién llegados.
Howland Reed fue el primero en entrar, el señor viéndose igual a su anterior encuentro. Junto a él entro un hombre alto, con una mata de cabello oscuro y una armadura de placas cubriendo sus brazos y su torso; la capa que llevaba estaba cerrada por un broche de color rojo con un diseño intrincado.
Los otros llegados fueron de un interés mucho mayor para Val. Una mujer aún más joven que ella llevaba un ceño fruncido que no vaciló cuando su mirada la recorrió a ella y a las personas junto a ella y detrás. El ceño no se suavizó hasta que vio a La Osa parada en los límites de la tienda, a igual distancia de los dos grupos. El parecido entre ambas era tan notorio que Val supo al instante quién era la joven: Lyra Mormont, la hija de Maege.
La siguiente persona que Val observó con detenimiento era un hombre adulto, un poco mayor que ella. Era alto y de constitución robusta; tenía una larga cabellera y una poblada barba oscura cubriendo su rostro alargado. Era este último el que le daba un cierto parecido con una mujer a la que Val conocía, aunque la mujer en cuestión estaba a muchos días de distancia. Y además del rostro, este hombre y la mujer en la que Val pensaba portaban el mismo sigilo: un sol blanco en un campo negro.
Por último entró un hombre con armadura de cuero y una espada larga en su cintura. Val conocía lo suficiente de los guerreros para entender que el hombre lo era, y uno bueno. Tenía cejas tupidas, era alto y de constitución delgada. Su cabello era totalmente gris, pero sus ojos era de un azul brillante que Val podía jurar haber visto en otro lugar, aunque no lo recordaba en ese momento.
"Gracias mi señor" las palabras de Reed sacaron a Val de sus pensamientos, a tiempo de ver cómo el señor hacía una leve inclinación de cabeza hacia Garlon Norrey "Mi señora" dijo Howland, al tiempo que hacía una breve reverencia hacia ella. Val solo acertó a saludarlo con un gesto silencioso "Permitid que os presente a mis acompañantes" continuó "Lady Lyra Mormont. Ser Kyle Condon. Harrion Karstark. Brynden Tully" fue nombrando, al tiempo que señalaba a sus acompañantes en el mismo orden en que Val los había visto ingresar a la tienda.
Las palabras de Reed fueron toda la confirmación que Val necesitaba. La mujer era hija de Maege, y el anciano y el hombre con el sol eran parientes de Alys Karstark y Catelyn.
"Os presento a Lady Val y a Edgar Moss" habló ahora Garlon, haciendo breves gestos con las manos hacia ella y hacia Bigotes de Pez "Mi nombre es Garlon Norrey. Soy el hijo menor de Brandon Norrey el Viejo, líder de los Norrey, de las Montañas del Norte" concluyó.
Tras esas palabras, un silencio tenso se hizo en la tienda. Val no confiaba en estas personas, y ver cómo estás mantenían las manos cerca de las armas no aliviaba su recelo. Curiosamente, la persona que más la preocupaba no era el corpulento Karstark, ni el esbelto Tully, sino Reed. El señor era bajo y con una mirada tranquila que bordeaba el aburrimiento. No parecía particularmente fuerte; Val estaba segura de que no sería un oponente temible en un enfrentamiento cara a acara. Y aun así…..tenía algo que suscitaba la prevención de Val.
"Creo que nos debéis algunas explicaciones" las palabras bruscas sacaron a Val de sus cavilaciones, y enviaron su atención desde Howland Reed hasta el tal Harrion Karstark, que miraba a La Osa con una mirada de profunda seriedad, mezclada con una mirada de exigencia.
Maege asintió, silenciosa, antes de hablar "¿Qué es lo último que sabéis de lo que pasó en el resto del Norte?" preguntó La Osa. Pese a mirar a Karstark, parecía que la pregunta estaba dirigida a todos.
"Los Bolton sostenían Invernalia, pero un gran ejército de salvajes estaba en el Norte. No sabíamos quién estaba al mando. Hasta ahora"
Val evitó un suspiro. Tomaría tiempo explicar todo.
Jon
Habían hecho un tiempo excelente, cruzando los restos quemados del campamento Bolton y adentrándose en las profundidades de las Colinas Solitarias para el final de su primer día. Cuando llegó el anochecer, su campamento se alzaba en medio de las colinas, con partidas de centinelas en los alrededores y los caballos atados en torno a los tocones de los árboles cortados para hacer hogueras. Un pequeño riachuelo en las cercanías les proporcionó toda el agua limpia que necesitaban.
Los prisioneros fueron los más perjudicados por la marcha. Era sencillo distinguirlos entre todos los demás: iban en columnas apretadas, desarmados y flanqueados por jinetes y espadachines del Pueblo Libre. Por órdenes suyas, cualquiera que no pudiera mantener el paso era ejecutado en el mismo punto dónde caía. Una decena de hombres fueron dejados en el camino al final del primer día, y Jon no dudaba de que habría más en los siguientes.
Jon sabía que era despiadado con los prisioneros, particularmente con los heridos, pero no podía ceder. Ya había insatisfacción entre los suyos por perdonar sus vidas; no se arriesgaría a convertirla en un abierto desafío en su contra por dar a sus cautivos un trato igual al que recibían sus propios guerreros.
Esa noche, recostado en su catre, Jon descansaba en cuerpo, pero no en mente. Sus pensamientos corrían rápido, más rápidos que ningún corcel, más veloces que los vientos helados que subían por el Muro antes de caer por la otra cara en su marcha hacia el sur.
Invernalia. El ejército. La Vanguardia. La caballería. Val. Garlon Norrey. Howland Reed. Foso Cailin. Arya. Sansa. Los suministros. Los aliados. Los enemigos. Su padre. El invierno. Los Caminantes Blancos. El Muro. La Guardia de la Noche. Ygritte. Catelyn. Su hijo o hija….
Pensaba tanto en ellos que dolía. Anhelaba verlos, anhelaba deleitar sus oídos con los sonidos de sus bocas. Quería conocer a su hijo o hija. Quería cargar a la criatura en sus brazos. Quería buscar en ella los parecidos con Ygritte o con él. Quería volver a sostener a Catelyn y a Ygritte en sus brazos. Quería volver a saborear sus labios. Quería sentir el calor de su piel. Quería hacerles el amor…..Quería no tener que apartarse de ellos nunca más.
"Vuelve pronto, Kyura" pensó, recordando cuando envió a la hija de Kyleg al campamento en el Agasajo para llevar noticias "Vuelve, y cuéntame de mi familia" fue su último pensamiento antes de caer dormido.
Durante los siguientes días, la marcha se mantuvo sin mayores sorpresas. En el tercero se apartaron del Camino Real para cruzar las estepas salpicadas de pequeñas colinas. Los exploradores no reportaron nada más allá de pequeñas aldeas y campos cercanos con poca o nula presencia de personas. Los atravesaron sin complicaciones.
Con cada día que se pasaba Jon sentía como la sensación de inquietud se hacía presente en su pecho de manera cada vez más insistente. Reconocía sin problemas las tierras por las que cruzaba. Había cabalgado, cazado y paseado por ellas una vida atrás en compañía de sus hermanos. Había jugado con Arya y pescado con Bran en los riachuelos, había jugado carreras de caballos con Robb en la estepa e incluso había llevado a Rickon con él durante algunos paseos. Los recuerdos eran dulces, pero al mismo tiempo llenaban su boca con la sensación de la amargura cuando recordaba que esos días no volverían. Sus hermanos estaban todos muertos.
Pero había un lugar que aún le faltaba por ver. Cuando al fin lo hizo, sintió que su boca se secaba.
Era una pendiente amplia que se extendía ante él, salpicada de parches de césped moribundo con el color bronce del otoño y guijarros sueltos con el color del basalto. Las únicas marcas del paso de los hombres eran las huellas desiguales dejadas por las ruedas de las numerosas carretas y las pocas timoneras que habían cruzado sobre ella.
"¿Rey?" la voz de Ery sacó a Jon de sus pensamientos. El Rey miró a su lado, dónde la nieta de Ygon Oldfather lo miraba con extrañeza. Fue entonces que Jon notó que inconscientemente había alzado una mano, señalando al ejército para que se detuviera "¿Qué ocurre?" insistió la mujer.
"Llegamos" murmuró Jon "¡Avancen!" gritó, al tiempo que espoleaba a su montura, subiendo con calma por la pendiente, sabiendo lo que encontraría al otro lado. Respiró hondo, buscando armarse de fuerza para la visión que lo esperaba al otro lado; sabía que lo sacudiría.
Y allí estaba, a la luz del sol del atardecer, como un sueño etéreo. Era una visión de belleza, poder y majestad. Se alzaba sobre la colina, imponente, orgullosa, resistente. Un conjunto de torres, patios, edificios, armerías y graneros, protegidos por dos murallas que se alzaban hasta el cielo, obra de hombres y, si se creían las leyenda, de gigantes.
"Invernalia" dijo Jon, sintiendo como la palabra reverberaba en su mente y en su corazón.
Y eso es todo por ahora. Bien, como digo siempre, dejen reviews con sus opiniones, críticas, sugerencias y cualquier cosa que deseen decirme o comentar. Será muy apreciado y debidamente contestado.
Ahora, sé que sin duda muchos de ustedes querrían haber visto más de Catelyn e Ygritte, o al menos de Sansa, pero lo cierto es que sentía que primero había que darle desarrollo al encuentro de Val y con Reed y las fuerzas norteñas. Es decir, no es cómo que terminen peleando lado a lado sin al menos un encuentro previo para definir las cosas.
Ahora debo comentarles algo más serio…estoy teniendo problemas con la historia. Sé el rumbo que va a tomar, y se cómo escribirlo. La cuestión es, por decirlo de alguna forma, que no estoy seguro de cuáles personajes tienen prioridad. Jon, Catelyn, Ygritte, Sansa, Kevan, El Lector. Todos tienen papeles a jugar en mi historia, y para serles sincero me temo que un capítulo no basta para que todos aparezcan. Además está el hecho de que planeo hacer aparecer a otros personajes más, y esto también serán relevantes para el progreso de la historia.
Ahora bien, mi promedio de escritura son de 5.000 a 7.000 palabras por semana (un capítulo), y la verdad es que entre mis estudios y otras obligaciones hasta eso se vuelve difícil de mantener. Aún si soy capaz de mantener dicho promedio, esa es una cantidad demasiado pequeña para que todos los personajes que nombré hagan una aparición. Por lo cual, debo hacer prioridades para no dejar atrás a ninguno de los personajes. Igual que esta vez aparecieron Val y Jon, la próxima aparecerán Catelyn e Ygritte.
En conclusión: por favor tengan paciencia, y disculpen si soy incapaz de darles el gusto a todos a la vez. Soy humano, y como tal soy imperfecto.
Bueno, la próxima semana, si Dios quiere, les traeré un nuevo capítulo. Hasta entonces, me despido y les deseo lo mejor. Que estén bien (sobre todo de salud. Y que sigan así).
