Bueno, antes que nada lo obvio. Hola a quienquiera que lea esto.
Quiero dar mis gracias especialmente a Trinity Seven, Xechu .S, Snlikano, Aegon Targaryen, jean d'arc, JL Dragneel Storm, miguel , coki 13566, Luna y Tony warrior por sus reviews, que se han vuelto más importantes que nunca. Y hablando de los mismos:
Trinity Seven:…..lo lamento mucho. Mi más sentido pésame. En verdad, lo siento. QEPD.
Xechu .S: hola una vez más, y gracias. Baelish va a intentar generar discordia; es su naturaleza. Es como la diosa Eris pero sin tetas, y en este caso la manzana es el Norte jajaj. Espero que sigas bien. Un abrazo.
SN likano: bueno, primero que nada, gracias por seguir teniendo en buena consideración a la historia. Ahora, no te niego que hasta ahora no ha muerto un personaje que podríamos llamar principal, pero creo que todos (y por ellos me refiero a Jon y a sus pelirrojas) han sufrido algún tipo de daño, no tanto en el sentido físico como en el emocional, que a mí entender también es importante. Te agradezco por decirme la verdad (que no le tenga miedo a dar consecuencias graves a algunos personajes), y admito que el odio entre los salvajes y los norteños es grande, pero te explico mi razonamiento: todo odio está fundado en el miedo, y nada da más miedo que lo desconocido. Pese a que los dos lados han guardado un gran resentimiento, lo cierto es que pocos han en verdad conocido la otra cara de la moneda, y la guerra les ha forzado a acercarse unos a otros, incluso con la insatisfacción. Sin embargo, no niego que es un largo camino para que los dos lados olviden su resentimiento. Me arriesgo a decir que en este momento, gracias a Jon y la guerra, se han sentado los cimientos, por decirlo de alguna manera. También: la guerra no se acaba mientras quede un enemigo en pie, y Jon tiene aún varios. Volviendo al último capítulo, gracias y me alegro de haber hecho bien el encuentro en el Cuello. Un abrazo y muchos éxitos para ti también.
Aegon I Targaryen: qué onda, bien, no discutiré contigo, tienes razón. Sansa será más necesaria de lo que muchos piensan, y no solo como una ventana para ver más del sur. Sería difícil no notar las diferencias, sobre todo después de que Brynden puso una espada contra el cuello de Val jajaj. Si te gusto el final, ahora te gustará el inicio. Ha pasado tanto tiempo; me parece tan lejano el día en que publique el capítulo 17. Cómo pasa el tiempo. Ojala que hayas tenido una buena semana, y que las siguientes sean todavía mejores. Un abrazo grande.
Jean d'arc: hola. Sí, la verdad es que Kevan (el de los libros) siempre me ha dado pena a mí también; el de la serie me gustó menos, pero aun así, no creo que se mereciera un final tan horrible. Val tiene condiciones de líder, y me parece que una de ellas es la capacidad de comprender a los hombres; la ayuda a dirigirlos mejor. Sí, la verdad me costó encontrar la reacción correcta de Brynden a la noticia de que su sobrina está viva. La incredulidad era segura, pero lo de la espada me pareció un toque más audaz. Yo espero que Jon mantenga la suya cerca cuándo Brynden se entere de lo de él y Cat jajaj. Mmmmm, no me parece que Sansa esté confiando más en las personas: creo que, en ese punto, está perdida entre sus sueños de niña y la cruda verdad que ha enfrentado en los últimos tiempos. Cómo que solo está buscando algo sólido a lo que atenerse por ahora. Un abrazo grande, y saludos a la familia.
JL Dragneel Storm: ¡ciao! (es hola en italiano). Sí, la lealtad de Maege puede estar en la cuerda floja, y la cuerda puede romperse si se entera de lo de Sansa. Y sí, La Osa no es la única entre los norteños con dudas y recelos, pero tendrás que esperar a ver cómo es que termina el asunto. No te diré de Margaery o Tommen, porque sería demasiado spoiler. Lo siento. Gracias, y hasta la próxima.
Miguel : bueno, primero que nada, gracias, me costó escribirlo, sobre todo la reunión. Tus suposiciones no están del todo erradas, pero ya verás. Oye, yo no recuerdo que me hayas dicho lo de que Jon tomara concubinas de cada uno de los reinos… pero no es mala idea. Tal vez la use para otro fic. Los señores del Valle son muy honorables, y no puedo evitar pensar que eso es lo que los hace tan poco receptivos a Lysa y a Meñique. Por lo que ellos saben, ella no ayudó a Robb cuando lo necesitaba y él es poco más que un Don Nadie que llegó demasiado alto. Y sí, esa sospecha de que Sansa pudiera ser hija de Lysa y Baelish también podría existir, aún tras haberse develado. Cómo dijiste, Lysa es una versión de Cat venida a menos (agradezcan que emparejé a Jon con la buena jeje). El Lector no va al Norte: envió barcos, pero lo que buscan éstos es un kraken. Aunque, a veces encontramos cosas que no esperábamos, pero no por eso son desagradables (sonrisa enigmática). Y sí, lo que he planeado, lo he planeado por mucho tiempo. En fin, un saludo y que estés muy bien.
Coki 13566: ¿de qué necesita protección Sansa? A ver, te doy unas pistas: tiene cabello rubio, ojos verdes, se folla a su hermano gemelo y no es muy amiga de la Fe. ¿Quién es? Aguasdulces cayó en el capítulo 24. Es agua pasada, por decirlo así. La Casa Frey ya está partida en dos, o al menos sus fuerzas: les quedan dos mil hombres, y perdieron dos mil más en la batalla contra Jon (información cortesía de mí mismo y Aenys Frey). Dejemos tus suposiciones para otro momento: no nos adelantemos demasiado. Bueno, un saludo y que estés muy bien.
Luna: ¡sííííí!, ¡hay mucho fuego por ahí! ¡si una pellirroja arde, dos queman todo el campamento jajajajaJAJAJ! Me gustó la canción: creo que se te saltó un tornillo, pero me gustó (nah, es joda nomás). Baelish, Baelish. Si tú supieras lo que tengo reservado para él…..Bueno, no mires tan lejos. Un beso y un abrazo grande, y hasta la próxima.
Tony warrior: que taaal. No te molestes en tratar de hacerla breve, no te sale bien, pero me gusta mucho, mucho el resultado. Estoy bien, gracias por preguntar. Ojalá tú también, pese a las complicaciones la vida personal y laboral. Gracias por ver con buenos ojos el capítulo, y sí, la parte del final fue la que más me gustó escribir, pese a lo breve que tuve que hacerla. Todos fantaseamos con un trío (aunque algunos lo negarían si lo preguntara): te felicito por admitirlo. Oh, Jon no será como en la serie: la lealtad será recompensada, y la traición será CASTIGADA. La lucha contra el sur aún no, es como contra los Bolton, hay que preparar el terreno, pero llegará si Dios quiere. Bueno, te agradezco y te mando un abrazo. Hasta la próxima.
*Bien, ahora sí. Basta de hablar. Vamos a lo que nos trajo hasta aquí.
Disclaimer: todo lo que puedan reconocer pertenece a G.R.R. Martín. Yo solo lo uso para entretenerme y tratar de entretener a otros.
Catelyn
Lo único en lo que podía concentrarse, bien fuera que lo deseara o no, era en las sensaciones. Era consciente de la suavidad de las pieles debajo de ella, del calor que los fuegos en el interior de la tienda desprendían, del murmullo de voces a través de las paredes de la tienda. Pero todo, todo, palidecía en comparación con la más fuerte de las sensaciones. La sensación de un par de labios presionados contra los de ella.
No era la primera vez que Catelyn besaba, o era besada. Había compartido besos tentativos con niños durante su infancia. Había besado las mejillas de sus hijos cuando eran dulces e inocentes, y recibido los besos de ellos y de su esposo. De su esposo también había recibido besos apasionados. Y también de Jon.
Y aun así, tras todas esas experiencias, ésta se sentía diferente. Cómo si la mujer adulta que fuera se hubiera desvanecido, y en su lugar estuviera esa niña inexperta que había mantenido los labios firmemente unidos mientras daba besos a escondidas de su padre en los rincones poco visitados de Aguasdulces.
Sabía bien porque este beso era diferente. Lo sabía….pero en ese momento era incapaz de recordarlo. Era algo importante; pero no podía recordarlo, ni aunque su vida hubiera dependido de ello.
No podía pensar. No podía. Sabía que debía hacerlo, pero no podía. Sabía que debía alejarse, pero no podía. Su cuerpo se había revelado en su contra, negándose a seguir sus órdenes.
No supo cuánto tiempo había estado de esa forma, incapaz de controlar su cuerpo o efectuar un solo pensamiento verdadero. Podía haber sido un momento, una luna o un siglo. No lo sabía, y, en verdad, en lo más profundo de su interior, no le importaba.
Cuándo por fin fue consciente de algo, fue del nuevo grado de traición que su cuerpo había efectuado contra ella. Su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado, y sus labios empezaron a frotarse lentamente contra el otro par. Una parte de sí misma se decía que estaba mal, que era incorrecto, que no debía, pero era enterrada bajo el mar de aprobación que la inundaba.
Los labios contra los de ella se movían con cuidado, un toque suave, casi reverente, pero no por ello menos insistente. Sabían bien. Muy bien. Demasiado bien.
Catelyn nunca se había embriagado, pero en ese momento se preguntó si así era cómo se sentía. Sus miembros pesados e inútiles, su cuerpo rebelado contra sus órdenes y su mente nublada de tal forma que era incapaz de crear cualquier pensamiento coherente.
Y entonces se detuvo. Lo siguiente de lo que Catelyn fue consciente fue de cómo los otros labios se alejaban de los suyos, y fue tan abrupto que se sintió mareada. El mareo solo empeoró cuando recordó de manera repentina porque ese beso estaba mal, porque no debería haber sucedido, y sobre todo, porque no debería haberlo correspondido.
Su corazón, que había estado latiendo demasiado rápido para su tranquilidad, empezó a moverse aún más veloz, pero ahora ya no por emoción e incertidumbre, si no por temor. Temor a abrir los ojos, temor a confrontar a la mujer que sabía, por la mirada ardiente que perforaba el velo de la oscuridad que le otorgaban sus párpados, que estaba ante ella.
"Eres la mujer más fuerte del mundo: demuéstralo" una voz le susurró. Conocía esa voz, pero no se atrevió a pensar en la persona a la que pertenecía. Respiró hondo y abrió los ojos.
Ahí estaba ella. Ygritte.
Catelyn había visto a la madre de Minisa tantas veces…y sin embargo, sintió como si fuera la primera vez que en verdad lo hacía.
"¿Por qué?" murmuró Catelyn. Su voz, que pretendía ser fuerte y firme, salió débil y quebradiza.
¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué Ygritte había….la había…..había hecho eso?
Ygritte se inclinó hacia adelante, y por puro instinto, Catelyn se inclinó para alejarse de ella. La mueca de Ygritte fue breve, pero Catelyn la notó. No supo si la pequeña constricción de su pecho fue debido a ella, pero no creía que fuera debido al acercamiento de la muchacha.
"Lo hice porque quería" la calma de la voz de Ygritte atravesó a Catelyn como un cuchillo "Porque he querido hacerlo por mucho tiempo" el cuchillo se retorció, haciéndole sentir más de lo que creía poder aguantar.
Catelyn no supo que decir. Su mente no fue capaz de formular palabras, y solo atinó a esconder su rostro entre sus manos, al tiempo que sacudía la cabeza. Las esquinas de sus ojos picaron, pero se obligó a no llorar. No cuando ni siquiera estaba segura…...de cuál era el motivo de su llanto.
Sacó su rostro de entre sus manos y respiró hondo, intentando buscar en el aire frío tanto la tranquilidad como las palabras adecuadas, que parecían evitarla con toda intención.
"E-Es-Esto…." Empezó Catelyn, odiando el temblor en su voz y su incapacidad para poder expresarse correctamente. Respiró hondo una vez más y lo intentó de nuevo "Si esto se sabe…."
"Entonces a nadie le debe importar una mierda" la cortó Ygritte, el filo del enojo en sus palabras "Lo que pasa es entre nosotros. Solo entrenosotros" aclaró.
Catelyn deseó por un momento reír y a la vez llorar por la ingenuidad de las palabras de Ygritte. Solo hizo lo primero, pero fue tan falso que resultaba obvio.
"¿No les debe importar? ¡Por supuesto que les va a importar! ¡Eres la Reina de Jon, Ygritte!" exclamó, esperando que Ygritte lo discutiera, o que se empecinara en sus palabras anteriores, o que se negara tercamente a contestar. Ygritte no hizo ninguna.
"Y tú también" dijo Ygritte, y Catelyn sintió como un calor completamente ajeno a la situación en cuánto comprendió esas palabras "Jon te ama tanto como a mí. Los tres lo sabemos. Si se lo pides, sé que te llevará ante un arciano para casarse contigo. Te sentará a su lado y defenderá lo que tiene contigo ante los norteños, ante el Pueblo Libre, ¡ante quien sea!" en un rápido movimiento, las manos de Ygritte la tomaron de las mejillas. Catelyn intentó soltarse, pero sus movimientos eran pobres e indecisos, debilitados por el calor de las manos de Ygritte "Y yo también defendería lo que siento. Te amo Catelyn, esa es la verdad. Y todo aquel que no esté de acuerdo tendrá que aprender a soportarlo, porque nunca, jamás, voy a renunciar a ti"
Catelyn había sido engañada en el pasado. Se le habían hecho promesas ante dioses y aun así habían sido rotas. Se le habían hecho juramentos por todo lo que los hombres pudieran valorar, y nunca se habían cumplido. Con Ygritte, no pudo encontrar falsedad alguna. No había falsedad alguna.
"¿Y tú, Catelyn?" continuó Ygritte, mirando a Catelyn con seriedad, pero con una chispa de expectativa "¿No sientes nada por mí?" susurró.
El sentido común instó a Catelyn a decirle a Ygritte que no; no lo hacía. La instó a decirle que solo la valoraba y apreciaba como una gran amiga, como una compañera fiel que no se había apartado de ella, y que nunca podría terminar de agradecérselo.
"Yo…..yo" tenía que decir no. Por el bien de ambas, por el de Jon, por el bien de todo lo que Jon luchaba por construir, incluso por el bien de Minisa, la más inocente de todos ellos y que, de una u otra forma, se vería afectada por todo.
Pero su boca se mantuvo cerrada.
En un rápido movimiento, Ygritte se inclinó y volvió a…..ella la….ella hizo eso. Fue más rápido, más suave, y Catelyn no sintió su mente nublada en esta ocasión….no por mucho tiempo.
En cuánto se separaron Catelyn habló "Deja de hacer eso" le ordenó, aunque la debilidad de su voz le hizo sonar como una súplica "No puedo pensar cuando haces eso" dijo, sin saber si era una recriminación, o una confesión.
Ygritte separó sus manos de sus mejillas, y soltó una risita que causó un repentino y fugaz impulso en Catelyn: el impulso de ponerle morado el otro ojo. Ahí estaba ella, pasando por uno de los momentos más confusos y estremecedores en su vida, intentando darle algún sentido a lo que pasaba, e Ygritte ¡reía!
"No quiero saber lo que piensas. Quiero saber lo que sientes" Catelyn sintió un calor repentino en sus mejillas, que luego se extendió, bajando hasta su cuello. Ygritte volvió a hacer…eso, y un instante después se volvió a separar de ella "Si se siente bien, deja que pase. Pero si se siente mal….tendrás que detenerlo. Porque yo no lo voy a hacer" aseguró Ygritte, antes de volver a inclinarse hacia ella.
Los ojos de Catelyn se cerraron contra su voluntad, y se sintió abrumada por una oleada de sentimientos. Duda, temor, enojo, comprensión, deseo, incredulidad. Quería empujar a Ygritte lejos de ella. Quería levantarse y huir de allí. Quería que todo fuera como antes. Quería controlar su cuerpo. Quería poder enfocarse en una sola de las mil ideas que había en su interior….Quería estar segura de algo.
Una solitaria lágrima rodó por su mejilla. Nunca se había sentido tan pérdida.
Jon
En cuánto su tienda estuvo alzada, Jon se mantuvo en pie ante ella, observando al ejército preparar su campamento alrededor de Invernalia y esperando que llegara la confirmación de las órdenes que había dado. Los primeros en llegar ante él, como era esperado, fueron Harle el Bello y Agnar Harclay. Los líderes de su vanguardia tenían aspecto turbado.
"Mis señores" saludó Jon, al tiempo que su mirada pasaba de uno a otro.
"Mi Rey" dijo Harclay. Harle simplemente asintió en su dirección.
"¿Ha habido dificultades hasta ahora?" preguntó Jon.
"No" dijeron los dos señores a la vez. Cruzaron una mirada y parecieron llegar a un acuerdo sin palabras antes de que Harclay continuara, esta vez en solitario "Unos cuantos jinetes intentaron una salida en cuánto llegamos, pero los devolvimos al interior del castillo sin dificultad" informó. Harle esbozó una breve sonrisa ante las palabras del señor norteño.
Jon presentía que había algo más; las miradas de los dos hombres daban indicios de ello.
"Hay otra cuestión, Alteza" continuó Harclay. Jon le hizo un gesto para que siguiera, y el señor norteño inhaló hondo antes de hablar "El bastardo de Bolton está en Invernalia" soltó.
Jon se sorprendió de su capacidad de mantener la calma ante esas palabras. Simplemente asintió en silencio, su mirada dirigiéndose de manera inevitable a la fortaleza que bloqueaba el horizonte hacia el suroeste.
"¿Estáis seguro, mi señor?" preguntó Jon, buscando en los ojos de Harclay cualquier rastro de duda o mentira. No encontró nada.
"Encontramos varios cadáveres desollados esperándonos en los campos a las afueras del castillo, clavados en cruces. ¿Quién más que el bastardo de Bolton podría hacer eso?" preguntó. Tras un momento de silencio, metió una mano dentro de la capa que llevaba y sacó dos pergaminos "Los llevaban los cuervos que derribamos el mismo día en que llegamos a las afueras del castillo" explicó, al tiempo que extendía los mensajes hacia Jon.
Jon tomó los mensajes y los leyó con rapidez. Uno era para Los Riachuelos, la fortaleza de la Casa Ryswell. El otro era para Torre Túmulo, el hogar ancestral de los Dustin. Eran mensajes similares, para que esas casas reunieran a todos los hombres disponibles que tuvieran y los enviaran de inmediato a Invernalia para ayudar a defender el castillo de salvajes y traidores al Norte. Jon encontró curioso la falta de cortesía que había en las cartas. No eran peticiones, ni siquiera órdenes; eran exigencias, mezcladas con amenazas mal veladas en caso de que los destinatarios de las cartas se rehusaran a cumplir con lo que se les comandaba por medio de ellas.
Pero todo eso carecía de importancia comparado con la última línea de las cartas.
Ramsay Bolton, señor de Invernalia y Guardián del Norte.
Jon arrugo inconscientemente las cartas en sus manos, al tiempo que tragaba la maldición que intentó escapar de sus labios.
"Ya veo" dijo Jon "Decidme ¿ha habido algún intento de romper el asedio desde afuera?" era innegable que los Bolton estaban perdiendo la guerra, pero aún cabía la posibilidad de que algún señor ambicioso, o temeroso de las represalias de la Casa Stark, o que odiase en extremo al Pueblo Libre, pudiera intentar ayudarlos a salir de su difícil situación.
"No" dijo Harclay, sin dudar "Ninguno" a su lado, Harle el Bello asintió en acuerdo.
"¿Y las trampas preparadas por los Bolton?" preguntó ahora Jon "¿Habéis empezado a despejar los campos?" Jon no dudaba que, de ser necesario, podría atacar Invernalia aún si hubiera trampas cerca de las murallas, pero prefería despejar el terreno lo más posible.
"Sí, Alteza" afirmó Harclay.
"Casi siempre lo hacemos de noche, sin antorchas" añadió Harle el Bello "Así los nuestros son un blanco más difícil para los arqueros en las murallas" explicó.
Jon asintió en acuerdo. Quitar púas y rellenar pozos sin duda sería más difícil sin luz, pero era preferible a verse desangrados por los arqueros Bolton, que tendrían la protección de las almenas, una mejor posición de disparo y un mayor alcance.
"Os agradezco, mis señores" dijo Jon, asintiendo a los dos hombres ante él "No dudo de que habéis cumplido mis órdenes en todo momento, y me honra contar con vosotros entre mis fuerzas" aduló, observando como ambos hombres, Harle con más disimulo que su contraparte norteña, se deleitaban en las alabanzas "Podéis retiraros" concluyó con un gesto de agradecimiento.
"Su Alteza" "Rey" murmuraron ambos hombres, antes de alejarse con pasos largos y frentes en alto.
Jon no los observó mucho tiempo; estaba perdido en sus pensamientos.
Ramsay Bolton estaba en Invernalia. Y su hermana Arya podría estar allí también.
¿Pero en verdad sería Arya? No tenía manera de saberlo sin al menos verla, y eso era poco probable. Ramsay era un demente, pero no creía que fuera tan estúpido como para sacar a su mejor rehén al exterior. No, bien fuera o no Arya, sin duda la mantendría encerrada y bien vigilada. Si en verdad fuera Arya, no daría la posibilidad de que se creara un medio para su escape. Y si fuera una impostora, no permitiría que Jon la viera; podría reconocer a su hermanita en un instante, y al ver que no era ella ¿qué le impediría lanzar un ataque total para tomar Invernalia y la cabeza del bastardo de Bolton?
"Rey" la voz de Dormund sacó a Jon de sus cavilaciones "El ejército ya terminó de asentarse" informó con una sonrisa que era muy similar a la de su padre.
Jon asintió. La vanguardia al mando de Harclay y Harle el Bello había bastado para bloquear las puertas de Invernalia y establecer patrullas por los campos que rodeaban el castillo, pero con la llegada del ejército completo podrían rodear efectivamente todo el baluarte.
"¿Las defensas?" preguntó.
"Mi padre y su hermano ya han partido hacia el Bosque de Lobos para cortar madera para empalizadas" informó Cedrik Flint "Han llevado a dos mil quinientos hombres para acelerar el trabajo" añadió luego de un momento.
"Bien. Rogar" continuó, mirando al hijo del Burley "Que tu padre establezca partidas de centinelas en los alrededores, principalmente en las colinas y en el sur. Que sean cambiados tres veces al día. No quiero hombres cansados cuidando nuestras espaldas" ordenó Jon. Burley dio un asentimiento antes de marcharse a zancadas.
"Rey" una nueva voz intervino, y Jon observó cómo Scuritk daba un paso al frente, sus ojos verdes fijos en él por primera vez desde que habían llegado a Invernalia.
"¿Qué viste?" preguntó Jon. Scuritk era un cambiapieles, y su animal era una gran águila macho. Jon le había dado la tarea, así como a otros, de explorar a través de los ojos de su compañero los alrededores. A Scuritk se le había ordenado vigilar hacia el este, hasta llegar al Cuchillo Blanco.
"El puente sobre el río está defendido por un pequeño grupo de soldados. Ondean el estandarte con el hombre desollado" informó.
"¿Cuántos hombres?" preguntó Jon.
"Entre veinte y treinta" dijo Scuritk con un gesto despectivo.
Jon asintió, al tiempo que llevaba una mano a su barbilla, pensativo. Al parecer, su sospecha de que Roose Bolton habría protegido el puente del Agua Bellota en previsión de un ataque por su flanco oriental había sido acertada. Y su sospecha sobre que Bolton había dejado atrás a la menor cantidad de espadas posibles, también fue correcta.
"Rijeth" dijo ahora Jon, enfocando su mirada en el sobrino de Cubo Grande "Ve a buscar a Cubo Grande. Debo hablar con él; de inmediato" dijo.
"Cómo ordenéis, Alteza" declaró el hombre, antes de alejarse de allí. En cuanto se hubo alejado lo suficiente, Jon volvió a hablar.
"Siegerd. Ven conmigo; los demás, volved a sus puestos" comandó el Rey en el Norte y Más allá del Muro, antes de girar para entrar en su tienda, seguido del hijo menor de Styr.
En cuanto estuvieron en el interior, Jon sirvió dos cuernos con cerveza norteña de un barril antes de ofrecer uno a Siegerd. El hijo de Styr dio un largo trago antes de bajar su copa. Jon se contuvo de alzar una ceja; desde la muerte de su padre, Siegerd había cambiado mucho.
"Elige a una decena de hombres de confianza. Irán hacia el este, a transmitir mis órdenes a tu hermano y a Helmat" Siegerd lo miró un largo momento, antes de asentir "Deben capturar Fuerte Terror"
Jon lo había pensado detenidamente desde la victoria y la muerte de Roose Bolton, y creía que era tiempo de hacerse con esa fortaleza. El motivo del asedio a Fuerte Terror era tentar a Roose Bolton para que se alejara de Invernalia. Pero con el traidor a su hermano muerto y su ejército destruido, ya no tenía sentido seguir manteniendo el asedio de Fuerte Terror. La Casa Bolton estaba herida de muerte, y tomar su hogar ancestral sería otro golpe fatal.
"Dejaré la estrategia en manos de Sigorn y Helmat, pero deben mantener la fortaleza intacta" un castillo tan fuerte como el Fuerte Terror era algo muy valioso. Cómo baluarte, como posición estratégica, como recompensa por la lealtad de algún señor o un caudillo poderoso "Pueden repartir las armas, los caballos y el resto de las posesiones entre ellos, pero si encuentran alguna riqueza, deben traerla aquí. La necesitaremos"
"Cómo digáis, Rey" murmuró el hijo menor de Styr, antes de alzar la voz "¿Puedo tomar parte en el ataque?" preguntó Siegerd.
Jon no dudaba que Siegerd quisiera derramar sangre, y creía conocer lo suficiente a Sigorn para afirmar que él también querría hacerlo cuando se enterara de la muerte de su padre. Jon conocía bien el dolor de perder un padre, y entendía el deseo de vengarse. Fue por eso que concedió la petición de Siegerd.
"Una vez que el castillo haya caído, Sigorn y Helmat deben dejar a quinientos hombres al mando de alguien confiable para defenderlo y guiar al resto del ejército hacia aquí" concluyó Jon.
Siegerd solo tuvo tiempo de asentir antes de la llegada de Cubo Grande, seguido de su sobrino Rijeth.
"Tengo una misión para vos, mi señor" declaró Jon, en cuanto hubieran concluido las cortesías y Cubo Grande tuviera un cuerno lleno de cerveza "Hay un puñado de soldados Bolton guardando el Puente del Agua Bellota. Debéis derrotarlos y asegurar el puente" le dijo. Cómo esperaba, los ojos de Cubo Grande se iluminaron con emoción.
"Con gusto, Alteza" dijo Wull con una sonrisa, luego de dar un gran trago de cerveza "¿Cuántos Bolton hay allí?" cuestionó.
"No más de treinta hombres" dijo Jon "Os daré un centenar de jinetes para asegurar el puente" la sonrisa de Wull dio a entender que estaba satisfecho con los números que se le otorgaron "Siegerd también irá, junto con un grupo de los suyos. Llevará mis órdenes al ejército que está asediando Fuerte Terror" aclaró "Una vez que hayáis vencido, volved aquí" desde la partida de Val hacia Foso Cailin tenían menos de quinientos jinetes, y podrían necesitarlos en cualquier momento.
Horas después, con la noche ya cernida sobre todos ellos, Jon comió ante una hoguera como el resto de los suyos, flanqueado por los señores del norte y los caudillos del Pueblo Libre. Uno de ellos preguntó qué harían para tomar el castillo que se alzaba ante ellos, su negra sombra bloqueando el cielo, sin más luz que las antorchas que los defensores habían encendido para mantener a rayas a las sombras de la noche.
Jon tragó la comida en su boca antes de responder "Mañana empezaremos a crear armas de asedio, y seguiremos despejando la mayor cantidad de trampas posible" respondió, antes de dirigir una mirada a las puertas cerradas y a las torres que las guardaban. Sobre ellas colgaban flácidos los estandartes. Jon no necesitaba verlos para saber a qué casa pertenecían.
"Ya no falta mucho" se aseguró para sus adentros "Pronto quitaré los estandartes con los hombre desollados y los reemplazaré con los del lobo huargo. Los únicos que deben ondear sobre Invernalia"
Jorelle
El Bosque de los Lobos era el más grande del Norte, extendiéndose sobre colinas y valles poco profundos, desde las montañas hasta los túmulos, y desde las costas del Mar del Ocaso hasta los alrededores de Invernalia. Desde que habían partido de Bosquespeso no lo habían abandonado en ningún momento. Se habían resguardado en la noche bajo sus ramas, y habían alimentado sus hogueras con la madera obtenida de él. Habían obtenido agua y peces de los riachuelos y lagos que había cruzado casi cada día, y presas y bayas de lo profundo del bosque.
Se había mantenido alerta a cada paso del camino, su mano nunca alejada del mango de su maza, lista para usarla contra cualquier enemigo que apareciera….o contra sus más recientes aliados. No había habido necesidad de usarla….y no estaba segura de si eso tranquilizaba sus temores o simplemente los aumentaba.
La paz se había mantenido entre los norteños y salvajes a menudo, turbada solo por pequeñas riñas o peleas que terminaban con narices ensangrentadas y ocasionalmente dientes rotos. No era demasiado diferente a la marcha que había realizado años atrás con el Joven Lobo.
Jorelle se había mantenido cerca de los suyos siempre que fuera posible. Comía con ellos, marchaba con ellos y descansaba junto a ellos. En ocasiones visitaba a su hermana en el carro dónde viajaba, custodiando a la mujer Greyjoy. Por lo que Jorelle había visto en esas breves visitas, la hermana de Theon el Cambiacapas se mantenía en un silencio hosco. Aunque no hacían falta palabras para que la mujer se expresara; sus miradas lo decían todo, y poco era agradable. Alysanne pensaba igual; era una de las pocas cosas que habían discutido entre murmullos, bajo las miradas de las mujeres salvajes que también cuidaban a su prisionera más valiosa.
Fue al final del décimo día de marcha que Jorelle pudo al fin hablar con su hermana sin restricciones. Se había hecho cargo de una posición de guardia en las afueras del campamento, en una pequeña colina cubierta de pinos desnudos y con las ruinas de una pequeña casa como único testimonio de que no eran los primeros en asentarse en ese lugar.
Alysanne llegó en la parte más oscura de la noche, flanqueada por dos hombres de Mormont para igualar la compañía de Jorelle. Mientras que los que estaban con ella montando guardia eran demasiado viejos, los que vinieron con su hermana eran demasiado jóvenes. Con algunas palabras y un par de gestos, los cuatro hombres se alejaron una distancia prudente, dejando sola a las dos hermanas, codo a codo, enfrente de una hoguera que mantenía las sombras de la noche a raya.
"¿Cómo es el bastardo de Ned Stark?" la pregunta dejó los labios de Jorelle tras solo unos momentos de silencio, pero no se arrepintió de hacerla.
Jorelle observó a su hermana fruncir el ceño, no con enojo, si no con reflexión. Tras una larga espera, obtuvo su respuesta.
"Peligroso" dijo Alysanne. Pese a no decirlo en voz muy alta, la palabra pareció reverberar en el aire.
Jorelle tragó saliva. Su hermana era confiable, y la conocía lo suficiente para saber que Alysanne no confería semejante palabra a cualquiera. Aunque al mismo tiempo, esa respuesta le otorgaba aún más preguntas. ¿Peligroso para sus enemigos? ¿O para su familia? ¿Peligroso para el Norte? ¿O peligroso para todos los que lo rodeaban?
"Escuché…..que es un buen guerrero" comentó ahora, recordando las palabras de uno de los guerreros que había venido con su hermana a Bosquespeso para transmitir la noticia de la victoria contra los Bolton.
Alysanne soltó una pequeña risa, pero Jorelle se dio cuenta de que no había ninguna alegría real en ella.
"Escuché que el Joven Lobo había peleado bien en el Bosque Susurrante, cuando capturó al Materreyes" comentó Alysanne, volteando a verla al fin.
"Sí" dijo Jorelle, recordando bien esa pelea. Había sido su primera batalla, dejando de lado las incursiones de los salvajes a la Isla del Oso. Lo había hecho bien, pero el Joven Lobo…. "El Rey Robb mató a dos caballeros, y capturó a otros dos" dijo, recordando bien a su monarca.
"El Lobo Blanco venció al Joven Lobo por un gran margen" dijo Alysanne "Treinta hombres muertos, cuando menos"
Por un instante, Jorelle pensó que había escuchado mal. ¿Treinta hombres en una sola batalla? Eso era imposible; en canciones y cuentos se hablaba de guerreros que mataban decenas de enemigos, pero eso estaba lejos de la realidad. Pero de nuevo….Alysanne era confiable.
"Yo soy parte de la Guardia Personal del Rey. Estuve cerca de él durante la batalla contra los Bolton" continuó Alysanne, con la mirada pérdida "Creo que fue un desperdicio. Ese hombre no necesita protección" afirmó "La forma en que pelea…..no creo conocer a nadie que pueda igualarse a él" concluyó, al tiempo que sacudía la cabeza.
"¿Mejor que madre?" murmuró Jorelle. Su madre era la mejor peleadora de todas; una veterana de un centenar de ataques salvajes en la Isla del Oso, y nada menos que tres guerras: la guerra contra el Rey Loco, la Rebelión de Balon Greyjoy y la Guerra de los Cinco Reyes. Maege Mormont era una luchadora experimentada y el número de hombres muertos a sus manos era de decenas, quizás cientos.
"Madre no tiene ninguna posibilidad contra el Lobo Blanco" dijo Alysanne "Ninguna"
Los ojos de Jorelle se abrieron a más no poder. No podía creer que Alysanne pensara tan poco de la madre que compartían. No podía creer en la certeza que mostraba su rostro y la resignación de su voz. Pero más que nada no podía creer que lo que sacudió la voz de su hermana por unos momentos…era temor.
Jorelle no tuvo valor para pensar en la posibilidad de que su madre pensara lo mismo sobre el Lobo Blanco. El pensamiento de que Maege Mormont tuviese temor de algo…le resultaba abrumador.
Cuatro días más tarde, Jorelle finalmente tuvo oportunidad de comprobar con sus ojos la verdad que había en las palabras de Alysanne.
Se encontraba al frente, en la posición que le correspondía como la líder de los hombres de la Isla del Oso. Era una de los sesenta afortunados en ese ejército que contaba con una montura que le evitara los pesares de una larga marcha por pie propio. Que buena parte de los sesenta fueran líderes o guerreros importantes entre los salvajes, y que cabalgaran junto a ella en esos momentos, la instaba a desear poder caminar con los suyos.
Vieron a los primeros centinelas en una pendiente desde la que se debía dominar la vista en todas direcciones. Los hombres que montaban guardia llevaban jubones con el emblema del Clan Burley: un cuchillo blanco sobre una pila invertida de azur sobre un campo de plata. Aún estaban a mucha distancia de ellos cuando hicieron sonar un cuerno, que, suponía, anunciaba su llegada. El sonido emitido, largo, grave y solitario, le recordó al aullido de un lobo. Los hombres asintieron hacia Glover cuando cruzó, y algunos también sonrieron o hicieron gestos en dirección a otros. Jorelle se indignó cuándo uno de ellos, un joven con una delgada barba que cubría sus mejillas saludó, a una mujer salvaje que montaba al otro lado de la columna. Y se molestó cuándo la mujer, que no sería mucho menor que ella, le devolvió el saludo con una sonrisa cálida.
La vista que esperaba al otro lado de la pendiente era la imaginada por Jorelle.
Invernalia, tal como la recordaba de su última vez, se alzaba imponente en medio de las tierras de la Casa Stark. En medio del Norte. A su alrededor, separado de la muralla por cientos de pies de distancia, un ejército enorme, más de veinte mil hombres, quizás incluso veinticinco mil, acampaba. Junto al ejército sitiador, dos series de defensas, consistentes en hileras de estacas afiladas que se extendían por grandes distancias, los cubrían de cualquier enemigo que pudiera atacarlos por el frente o por la espalda.
"Vamos" la voz de Glover sacó a Jorelle de su estupor, y con un azuzamiento a su montura, la hija de Isla del Oso siguió al reto de los jinetes. Detrás de ellos, el resto del ejército los seguía.
A medida que se acercaban, Jorelle empezó a distinguir los estandartes. Había unos pocos gigantes de Umber, y un par de osos de Mormont, espejos de los que venían detrás de ella. También distinguió los cubos de Wull y los cardos de Norrey, junto con otros de los clanes del Norte. Pero había otros estandartes que nunca había visto, y que estaba segura de que no pertenecían a ninguna casa norteña: armas cruzadas de bronce, un cuarteado de múltiples colores, un caballo rodeado de llamas, una corona en un campo de sangre.
Una gran cantidad de personas, muchos de ellos salvajes, se agruparon para ver a su ejército llegar. A una señal de Glover, la marcha se detuvo a pocos pasos del campamento.
"Mi señora de Mormont" dijo el señor de Bosquespeso, al tiempo que miraba sobre su hombro. Sin palabras, Jorelle espoleó a su montura para acercarla a Glover "Confío en que vos y los demás veréis que nuestras tropas se asienten junto a las del Rey mientras me reporto ante Su Alteza" dijo.
Jorelle abrió la boca para protestar. ¡No se quedaría atrás! ¡Vería por cuenta propia al Lobo Blanco! Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, una voz diferente se escuchó.
"Mi señor de Glover" un hombre se adelantó entre la multitud. Su ropa era de lana y piel, al igual que el jubón de cuero que reposaba debajo de la capa de piel de lobo que cubría sus hombros y su espalda. En su cinturón reposaba una espada larga y una daga. Era joven; mucho. Pese a que era el momento menos oportuno para tales pensamientos, Jorelle se había sorprendido los rasgos afilados que se armonizaban en su rostro, que no podía ser descrito como menos que hermoso.
Las siguientes palabras atrajeron la total atención de Jorelle.
"Su Alteza" dijo el Señor de Bosquespeso, antes de desmontar y allí, ante los ojos de cientos de guerreros norteños y muchos más salvajes, hincar la rodilla en tierra.
Bueno, ¿qué decir?, ¿qué decir?...supongo que simplemente espero sus reviews, con críticas, sugerencias, preguntas, opiniones, o cualquier otra cosa que quieran comentar. Serán bien recibidos y debidamente contestados.
Pregunta: ¿creen que mi escritura ha empeorado en estos últimos capítulos? Porque empiezo a creer que así es. Es decir, no me refiero al relato en sí mismo, si no a mi manera de escribirlo. Siento que he decaído en cuanto a calidad. ¿Qué opinan uds? (y por si se lo preguntan, no tiene nada que ver con los comentarios. Solo es una idea que me surgió a mí).
Otro tema: el covid-19 ha llegado a mi localidad. Hay trece casos confirmados, y solo Dios sabe cuántos más pudieron haber sido contagiados a estas alturas. Me parece un tanto irónico que cuándo por fin las cosas se estaban normalizando (algunos negocios estaban empezando a abrir y el toque de queda se había reducido) sucediera esto, pero supongo que no tiene caso enojarse con los responsables. Yo estoy tomando las medidas a mi alcance para evitar un contagio, y les suplico que por favor hagan lo mismo. Cuídense: vida hay una sola, y no vale la pena perderla por falta de cuidado.
Bueno, intentaré traerles el siguiente capítulo en una semana, pero como siempre, no prometo nada.
Saludos a todos, y que estén bien (sobre todo de salud. Y que sigan así).
